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EL MERCADER EN EL TEMPLO

Fue: BERNARDINO NOGARA,


El Constructor De Las Finanzas Vaticanas
El dinero del perverso Benito Mussolin, un jesuita introducido en el gobierno
italiano, fue sólo el comienzo de un colosal imperio económico que creció en poco
tiempo alrededor de la Sede Vaticana. El artífice de este milagro económico fue un
técnico en las finanzas bancarias conocido como Bernardino Nogara, un hábil
bancario que no vaciló un instante a la hora de incorporar al Vaticano en toda
clase de negocios: desde el comercio de armas a las actividades que, hasta aquel
momento, la doctrina católica había considerado como usura.
131 años de incertidumbre y dificultades habían desaparecido como por ensalmo.
La Iglesia volvía a ser rica. Las ratas abandonaron San Pedro, se pagaron los
salarios y se contrató nuevo personal. La pesadilla había quedado atrás. Sin
embargo, Pío XI consideraba que su misión no había terminado. El éxito había sido
grande, pero ahora era necesario trabajar para que nunca más se volviera a dar
una situación semejante. Habría sido muy bonito tapar las goteras e invertir el resto
de esa fabulosa cantidad de dinero en las muchas obras de caridad que dependían
de la Iglesia. Habría sido bonito, pero poco realista. El «papa rey», el primero de
una hilera de siete papas reyes que habrían de surgir, no sólo necesitaba disponer
de un Estado soberano para ser independiente, sino que debía disponer de unos
fondos suficientes que le permitieran no tener que volver a mendigar favores a
nadie.
Para administrar la fortuna obtenida a través del Tratado de Letrán, el papa creó la
Administración Especial de la Sede Vaticana (Amministrazione Speciale della
Santa Sede), al frente de la cual colocó a Bernardino Nogara. Anteriormente
habían existido en el seno de la Iglesia órganos similares: en 1887 León XIII
constituyó una comisión cuya función consistía en «guardar y administrar los
capitales de las fundaciones pías». En 1904 Pío X modificó este organismo y,
posteriormente, cambió su nombre por el de Comisión para las Obras de Religión,
ampliando su actividad a toda Italia. Sin embargo, nunca antes en los tiempos
modernos se había verificado una entrada semejante de dinero. La recién creada
administración invirtió ese dinero de forma bastante juiciosa: un tercio en acciones
de industrias italianas, otro en inmuebles y un último tercio en divisas y en oro.
La decisión del papa de crear una nueva institución para administrar este dinero en
lugar de dejarle esa tarea a alguna de las ya existentes, da a entender dos cosas.
Lo primero, que Pío XI no tenía ninguna confianza en las instituciones financieras
que existían en el Vaticano, algo que, dado el estado de cuentas que había
atravesado la Santa Sede, estaba más que justificado. La otra era que el papa
estaba dispuesto a darle un giro inédito a la administración del capital vaticano.
Otra consecuencia del Tratado de Letrán es que por primera vez el Vaticano tuvo
que hacer frente a los innumerables problemas que acarreaba ser una nación
pequeña, pero soberana. Así nació el Governatorato, órgano de gobierno del
Estado Ciudad del Vaticano, que tenía su sede en el palacio del mismo nombre y
que se ocupaba del gobierno interno del Estado: obras públicas, energía, tráfico,
correos y comunicaciones, suministros, etc. El palacio del Governatorato es un
magnífico palacio de estilo renacentista que mandó construir Pío XI en la cabecera
de la basílica de San Pedro. Aquí se encuentran las oficinas de las diez secretarías
o ministerios del gobierno civil del Vaticano: la de filatelia, numismática, correos y
telégrafos, oficina de información; monumentos, museos y galerías pontificios;
servicios técnicos, edificios, instalaciones, mantenimiento, superintendencia,
restauración y teléfonos; Radio Vaticana; servicios económicos; servicios
sanitarios; Observatorio de Castelgandolfo; estudios e investigaciones
arqueológicas; dirección de las villas pontificias de Castelgandolfo y servicio civil
de vigilancia.
21 Doménech Matilló, Rossend, Marcinkus. Las claves secretas de las finanzas vaticanas, Ediciones B, Barcelona,
1987.25 técnicos, edificios, instalaciones, mantenimiento, superintendencia, restauración y teléfonos; Radio
Vaticana; servicios económicos; servicios sanitarios; Observatorio de Castelgandolfo; estudios e investigaciones
arqueológicas; dirección de las villas pontificias de Castelgandolfo y servicio civil de vigilancia.

Bernardino Nogara, para Roma: CASI TAN BUENO COMO JESUCRISTO

Sin haber sido sacerdote ni ostentado ninguna dignidad eclesiástica, la figura de


Bernardino Nogara es, sin duda, una de las más importantes —y desconocidas—
de la historia del catolicismo, equiparable a la de santos y papas de todas las
épocas. De su infancia se sabe poco, tan sólo que se educó en una familia muy
religiosa, con varios hermanos sacerdotes y uno que fue conservador de los
Museos Vaticanos. Su profesión original era la de ingeniero, que estudió en el
Politécnico de Milán. Al finalizar sus estudios, trabajó en prospecciones de todo el
mundo.
Tras su período en la industria minera, Nogara hizo sus primeras armas en
operaciones bancarias en la delegación en Estambul de la Banca Comercial
Italiana, la Societá Commerciale d'0rientale, con rango de vicepresidente. Fue aquí
donde empezó a dar muestras de una habilidad diplomática poco común, siendo
su gestión del agrado tanto de las tropas de ocupación británicas como de los
propios turcos. Promovido por el Cardenal Eugenio Pacelli, quien posteriormente
sería elegido como el Papa Pío XII, Bernardino Nogara se trasladó a Alemania
para reorganizar y dirigir la reestructuración y saneamiento del Reichbank pues el
Banco Alemán estaba, poco menos que en la quiebra. Fue durante ese período
cuando se afianzó como banquero, realizando una serie de audaces operaciones
de ingeniería financiera que fueron la admiración de propios y extraños. 22
Nogara era un católico practicante, pues acudía a misa a diario e interrumpía su
jornada laboral para la oración del ángelus y del rosario. Muchos de los que
trabajaban a su lado creían erróneamente que era sacerdote. Además de brillante
banquero, Nogara tenía en el Vaticano fama de uommo di fiducia (hombre de
confianza), era una persona sumamente discreta y diligente a la que se le podían
encargar tareas delicadas y confidenciales. (Era un secreto a voces que había
asesorado al cardenal Gasparri en los aspectos estrictamente económicos del
Tratado de Letrán.) Además, era originario de Milán como el papa de ese
momento.
Desde que fue elegido en 1922, El papa Pío XI había intentado rodearse de un
grupo de milaneses en cuya lealtad pudiera confiar al cien por cien: el maestro de
cámara Caccia-Dominioni, y su hermano, el conde Ratti, Giuseppe Colombo y
Adelaida Coara, prominentes miembros de la organización Acción Católica. Este
favoritismo fue en aumento cuando el papa estuvo en condiciones de iniciar obras
dentro y fuera del Vaticano, cuyos contratos iban a parar casi indefectiblemente a
empresas de Milán, circunstancia que incluso fue reflejada en sus días, por el
embajador británico en el Vaticano. El arquitecto milano Giuseppe Momo recibió
los encargos de tres de las construcciones más ambiciosas de este nuevo período:
el palacio del Governatorato —del que ya hemos hablado—, la estación de
ferrocarril y el colegio etíope.
Los colaboradores de Nogara le consideraban un sujeto un poco amanerado, es
decir de apariencias delicadas. Siempre iba sobria pero impecablemente vestido y
su característica más notable era una inteligencia fuera de lo común: hablaba con
fluidez ocho idiomas, tenía una memoria fotográfica y una enorme capacidad de
cálculo mental. Típico de los homosexuales, ya que los homosexuales se les activa
el otro hemisferio, como si fuera mujer, ya que en el hombre normal, solo tiene
activo el hemisferio izquierdo.
22 Martin, Malachi, op. cit. 26

La reunión en la que Nogara accedió a hacerse cargo de la Administración


Especial de la Sede Vaticana es tal vez una de las pocas que no figuran
registradas en el calendario papal. Para aceptar, tan sólo le puso una condición al
papa Pío XI: en ningún momento tendría que atenerse a criterios doctrinales o
religiosos a la hora de realizar sus inversiones, ni habría clérigos en la institución
financiera. En esto, el cristianismo de Nogara, se fue a la cloaca, ya que a la hora
de invertir, no importaba, si el dinero, iba destinado a fabricar armas, tanques ó
aviones, para matar en la 2da guerra mundial. No importaba si el saldo de sus
inversiones, significarían 50 millones de muertos, como resultó, de su actividad
potenciadora de las finanzas de Alemania é Italia, bajo la Tutela del propio papa
Pio XII. Total en cada asistencia a misa, el propio papa de turno le lavaría la
conciencia de sus sucias maniobras financieras, para que duerma bien tranquilo.
Nogara también exigió al Vaticano, que no se le pondría ninguna traba para invertir
en cualquier país que decidiese. Una vez logrados sus propósitos, Nogara
abandonó la tradicional política económica vaticana de tener «todos los huevos en
la misma canasta» y diversificó sus inversiones en diferentes entidades bancarias,
incluidas algunas suizas y francesas, que pasaron a estar representadas en el
Grupo Bancario de la Administración Especial. Cuyo cuartel general fue ubicado en
la cuarto piso del palacio de Letrán, muy cerca de los apartamentos papales. El
trabajo de Nogara fue considerado de tan vital importancia que se convirtió en el
único funcionario del Vaticano que tenía total libertad para acceder al pontífice a
cualquier hora del día. Durante 1930, la Administración Especial operó en el
máximo secreto y con una plantilla muy reducida, que en ningún momento excedió
las dos docenas de empleados. Nogara mismo se trasladó de vivienda, fijando su
residencia en el propio Vaticano, concretamente en un apartamento que le fue
habilitado en el palacio del Governatorato.
El único propósito de la organización sería generar beneficios económicos para
restaurar el, durante tanto tiempo perdido, poder temporal de la Iglesia que alcanzó
un total de 131 años, desde su caída por Napoleón Bonaparte, en febrero 10 de
1798 hasta el 10 de febrero de 1929, que fue la ejecución del Decreto de Milán, por
la intervención de Benito Mussolini que intermedió ante el gobierno Italiano de ese
momento.23
Nogara mantuvo su puesto hasta 1954, pero siguió aconsejando al Vaticano hasta
su muerte, en 1958. El cardenal Spellman, con motivo del fallecimiento, dijo en
1959: «Después de Jesucristo, lo mejor que le ha sucedido a la Iglesia ha sido
Bernardino Nogara».24
Saquen Uds. Amigos oyentes sus deducciones, a partir de la última expresión del
Cardenal Spellman, que sería lo “Mejor” que hubiera provisto Bernardino Nogara á
la Iglesia, que no sea la manera eficiente, pero sucia, de conseguir dinero, con los
compromisos políticos secretos, con éste mundo, y de millones de muertos en la
2da Guerra Mundial, y en las subsiguientes guerras, donde se emplearon
armamentos cada vez más caros y más complejos, que significaran millones de
millones, en inversiones, que resultaran en mas millones de muertos, y en años de
guerras en distintos países del globo, ¿todo esto para que?, para que los jerarcas
papales estén revestidos de perlas y de oro y piedras preciosas, de los pies á la
cabeza, obtenidos en los saqueos á las naciones, que se dejaron engañar, por
éste poder, que aparentando religiosidad, por detrás de las cámaras, roban,
saquean, matan, secuestran, fabrican armas, arman guerras, comercian con
mujeres, con drogas, con la industria química, con la industria farmacéutica, con
las comunicaciones, con el Internet, los teléfonos de línea, con los celulares, con
los satélites de espionaje, con las armas secretas como el Haarp y el Haart,
productoras de terremotos, inundaciones, maremotos, Tsunamis huracanes y
tornados. Cuánta maldad concentrada en destruir á los hombres de a millones y
todavía tienen la desfachatez de declararse iglesia de Dios, cuando está á la vista
que son engendros de Satán, el dios de la muerte, y no de Nuestro Señor
Jesucristo, que es el Dios de la Vida.

Evidentemente para ellos: LA USURA NO ES TAN MALA


Hasta esa fecha, la Iglesia había mantenido la prohibición oficial de la usura á la
vista, pero operaba á la sombra de sus feligreses á través de las ganancias
usureras obtenidas al prestar dinero, que eran canalizadas hacia la Iglesia
mediante prestamistas no religiosos que trabajaban a comisión a cambio de
proveer por medio de préstamos bancarios, dinero del Vaticano.
Diversos concilios, como el de Nicea (325) u Orleáns (538), condenaron
severamente la práctica del préstamo con interés.
Y El III Concilio de Letrán (1179) fue mucho más lejos, decretando la excomunión
de los usureros y la prohibición de que fueran enterrados en terreno consagrado.
Así que en el momento del Tratado de Letrán, redefinieron la posición contra la
usura para pasar a ejecutar préstamos de dinero con tarifas desorbitadas.
Nogara tuvo vía libre a todo tipo de transacciones financieras, incluida la
especulación bursátil y la participación en la compra de acciones de compañías
cuyas actividades colisionaban con las enseñanzas doctrinales de la Iglesia, desde
fábricas de armamento hasta preservativos. Todo ello podía ser condenado desde
los pulpitos, pero sus ganancias, gracias a las actividades de Nogara, contribuían a
llenar las arcas de San Pedro. Con dinero de Lucifer, ¡desde luego!
Mucho de lo que sabemos de Bernardino Nogara nos ha llegado a través de su
propio puño y letra. Los llamados Diarios de Bernardino Nogara son un detallado y
minucioso registro de todas y cada una de las audiencias que mantuvo con Pío XI
entre 1931 y 1939, que fueron muchas, ya que el pontífice y el financiero tenían
por costumbre verse al menos una vez cada diez días. Para hacernos una idea de
la importancia de Nogara, baste decir que sólo había cuatro personas en el
Vaticano que se entrevistaban con el papa a ese nivel
23 Chernow, Ron, op. Cit 24 Yailop, David, En nombre de Dios, Planeta, Barcelona, 1984. 27

más a menudo que Nogara: desde luego eran: el secretario y el subsecretario de


Estado, el sustituto del secretario de Estado y el secretario del Santo Oficio ó sea
la actual Congregación para la Doctrina de la Fe, nombre de maquillaje de la
antigua oficina de la inquisición, que estuvo regida por el Cardenal Joseph
Ratzinger, que fue elegido oportunamente como el actual Papa.
Gracias a los diarios de Bernardino Nogara sabemos no sólo del contenido de
estas conversaciones, sino de la naturaleza de las inversiones y operaciones
financieras del Vaticano durante aquel período y que continuaron á partir de
entonces, con las mismas políticas de inversiones gigantescas y con jaque mates á
las economías de distintos países. Como ocurre actualmente á EUA y Europa. Ya
que el propósito del papado es una quiebra mundial que obligue á los países á
deponer el deseo de autogestión económica, para oportunamente absorberlos á
todos, hacia un solo remolino económico, para que sólo ella les marque el camino
conjunto a seguir, bajo las pautas y tutela vaticanas. De lo que daremos más
detalles enseguida.
El primer problema al que tuvo que enfrentarse Nogara al ocupar su cargo fue el
del cobro de la cantidad acordada con el gobierno italiano. Como buen financiero,
sabía que el pago inminente de una suma tan importante colocaría de forma
inmediata los presupuestos nacionales italianos, en súbita caída, 25 así que decidió
posponer el pago hasta el 1 de julio. Aun así, buena parte de la opinión pública
italiana, y no pocos políticos, temían la desestabilización económica que traería
consigo el pago de semejante suma al Vaticano. Finalmente, Bonaldo Stringher,
presidente del Banco de Italia, convenció a Nogara para que el pago se realizase
escalonadamente entre junio de 1929 y diciembre de 1930. Pese a todo, los
mercados bursátiles italianos se resintieron.
Aunque la gestión de Nogara internacionalizó las finanzas de la Sede Vaticana,
Italia continuó siendo su territorio de actuación prioritario. El Vaticano se convirtió
momentáneamente en uno de los motores de la economía italiana. Se calcula, que
tan sólo las operaciones inmobiliarias que se emprendieron en el Vaticano y sus
alrededores en 1930 generaron unos tres mil empleos directos. 26

POR EL MILAGRO DE DON DINERO:


Una de las operaciones más exitosas de
Nogara fue la compra de Italgas, compañía energética propiedad de Rinaldo
Panzarasa, que estaba pasando una aguda crisis financiera. Bajo la nueva
dirección del Vaticano, pronto las llamas de Italgas calentaron los hogares, iglesias
y burdeles de treinta y seis ciudades italianas. 27 A Italgas le siguieron la Societá
Italiana della Viscosa, La Supertessile, la Societá Meridionale Industrie Tessili y La
Cisaraion, que fueron ensambladas en una macroempresa CISA-Viscosa, que
dirigió el barón Francesco María Odesso.
Aparte de esto, Nogara y sus hombres se sentaron durante un breve período en
los consejos de administración de las compañías italianas más importantes, como
el banco-Instituto de Crédito Fondiciario, Assicurazioni Generalli (la compañía de
seguros más importante de Italia), la Societá Italiana per le Strade Ferrate
Meridionalli (que desde la nacionalización de los ferrocarriles italianos en 1907 era
un importante conjunto de industrias eléctricas y electrónicas), el Instituto Romano
di Beni Stabili (una compañía inmobiliaria), la Societá Eleptrica ed Electrochimica
della Caffaro (electricidad e industria química), la Societá per l'Industria Premolifera
(que era una petroquímica), la Societá Mineraria e Metallurgica di Pertusola (que
atendía las extracciones mineras), la Societá Adriatica di Eleptricitá (suministro
eléctrico) y Cartiere Burgo (una importante industria papelera). Para sí mismo,
Nogara se reservó la presidencia de una de las compañías constructoras de más
relieve del mundo, la Societá Genérale Immobiliare (SGI).
Pero Nogara no sólo era un hábil financiero, sino un extraordinario diplomático que
convenció al Duce [Benito Mussollini] de que la Administración Especial del
Vaticano, por muchas empresas que poseyera, venía a ser una especie de obra
social de la Iglesia, por lo que las exenciones fiscales recogidas en las cláusulas
29, 30 y 31 del concordato de Italia, debían serle aplicadas sin restricciones.
25 La cantidad acordada en el Tratado de Letrán suponía un 3,7 por 100 del presupuesto italiano de aquel ejercicio.
26 «Due giorni in Vaticano», La Stampa, 16 de noviembre de 1931. 27 Cooney, John, op. cit.28

La habilidad negociadora de Nogara frente al gobierno italiano parecía no tener


límite. Tras el quiebre de la economía bursátil de 1929, gran parte de las
inversiones vaticanas en diversas entidades bancarias —el Banco de Roma, el
Banco dello Spirito Santo y el Sardinian Land Credit principalmente— corrían un
serio peligro. Nogara consiguió vender los intereses del Vaticano de estas
entidades a un organismo gubernamental: el Istituto di Ricostruzione Indústriale
(una institución creada por el fascismo italiano [“que es solo otra manera de decir
Comunismo”] que serviría de modelo para el Instituto Nacional de Industria
español no fueron vendidas las citadas acciones, a su depreciado valor del
momento, sino por su valor original. El Vaticano obtuvo de esta operación unos
630 millones de dólares que salieron directamente del bolsillo del propio gobierno
italiano. Esos 630 millones de dólares si se equiparan con las depreciaciones
posteriores de esa moneda, sería hoy: una monstruosa cifra de millones de
dólares.
Estas nuevas concesiones financieras de Mussolini no se debían en absoluto a la
generosidad del dictador. La donación de Letrán había convertido al Vaticano en
uno de los árbitros de la economía italiana, y Mussolini, bajo el pretexto de
mantener en equilibrio á la economía vaticana, apoyó como caudillo Jesuítico y
contribuyó, al enriquecimiento ilícito del vaticano, so pretexto de saber que
cualquier inestabilidad de la Sede precipitaría en una crisis financiera á toda Italia.
Nogara era amigo personal de Mussolini, pero lo más importante de destacar es
que Mussolini era un jesuita infiltrado en las esferas políticas de Italia, a fin de
llevar adelante las estrategias de restablecimiento del poder papal, que
establecerían al papado en una firme plataforma económica, para poder gobernar
oportunamente á todos los países, como ya lo hacía en Italia.
En 1935 Italia al mando de Mussolini invadió Etiopía y Abisinia [En el Cuerno de
África]. Tres las empresas controladas por Nogara y financiadas por el Vaticano
eran: (Reggiane, Compagnia Nazionale Aeronáutica y Breda) se convirtieron en los
principales proveedores de armas y municiones del Ejército italiano. Incluso el
propio papa de turno, Pío XI financió personalmente la invasión mediante un
préstamo. Para aquel entonces, el Vaticano ya había multiplicado de forma
sorprendente el monto de la donación original de Mussolini. Anthony Burguess lo
describe de forma muy gráfica: «La velocidad a la que el Vaticano se había
enriquecido era positivamente obscena, tan artificial como una filmación a cámara
rápida en la que se ve en pocos segundos cómo una semilla de mostaza se
convierte en un gran árbol con pájaros cantando en sus ramas». 29
Nogara había edificado un impresionante edificio financiero que hacía que
verdaderos ríos de dinero fluyeran hacia Roma desde todos los rincones de Italia y
aun de Francia y Suiza. Uno de los temas en los que había puesto mayor cuidado
era en sustraer todo este monumental flujo de riquezas de la vista del escrutinio
público, que el público religioso, los miembros comunes de la Iglesia, no se
enteraran. Para ello, creó un complejo entramado de bancos y compañías de
forma que el dinero nunca iba directamente hacía el Vaticano, sino que terminaba
en depósitos secretos de bancos suizos. Sólo Bernardino Nogara, el papa y un
puñado más de personas conocían el verdadero alcance de las riquezas del
Vaticano. Los demás se tenían que contentar con conjeturar con cifras que la
mayor parte de las ocasiones estaban muy lejos de una realidad tan grave que
resultaba difícil de imaginar.
Con todo, a pesar de ser muy importante, el imperio de Nogara no iba a ser la
única fuente de financiación en este nuevo y próspero Vaticano. En Alemania,
aquel Adolf Hitler, otro jesuita, disfrazado de mero dictador, que con tan buenos
ojos había visto el acuerdo entre Mussolini y la Sede Papal: se había convertido en
canciller y estaba sumamente interesado en llegar a un acuerdo con el Vaticano.
No en vano, el que antaño fue nuncio en Alemania estaba destinado a ser pronto el
nuevo papa.
28 Burguess, Anthony, Earthly Powers, Carroll & Graf Publishers, Nueva York 1994. 29 Ibid. 29

Hitler, El Tercer Reich: y EL PAPA DE PÍO XII


Al igual que buena parte de los políticos europeos de la época, Pío XI quiso pactar
con Hitler, para apaciguar a la bestia. Ésta es la historia de los acuerdos secretos
entre Hitler y la Sede Vaticana, de una encíclica perdida que podría haber
cambiado la historia del mundo y de la muerte poco clara del papa, para variar,
que, demasiado tarde, quiso plantarle cara al mal que se había instalado en
Alemania.
Las relaciones entre el movimiento nazi y la Iglesia aparentaron no haber
empezado con buen pie. El marcado sentido pagano del que estaba teñida buena
parte de la ideología hitleriana, era similar a la ideología pagana, que encubre tras
el manto del cristianismo, que oculta la iglesia católica, así, que en conformidad
con las conductas farisaicas de los días de Cristo, éstos jerarcas papales y su
entorno se rompían sus mantos, en apariencia de escandalizados por el
manifiesto paganismo de Hitler, ocultando así el vínculo, que unía secretamente,
las fuerzas Nazis con el Poder de Roma, Ya que el Libro, Mein Kampf,
supuestamente escrito por Hitler, pero que en realidad lo escribiera otro oculto
Jesuita, para plantear a Hitler, las estrategias, concomitantes con Roma, que el
jerarca Nazi debía llevar á cabo en toda Europa, el acuerdo secreto del papado
con Hitler, planeaba dejar á éste: matar todos los Judíos de Europa, y á otras
etnias, como los Gitanos, á fin de abrir paso al dominio temporal absoluto del
papado, que de ganar Hitler, se habría de establecer en toda Europa. Así que
habría un acuerdo secreto del catolicismo, con el poder Nazi, para dominar el
Mundo, de haber ganado los alemanes, la 2da guerra mundial.
Al mismo tiempo que simulaban mirar con malos ojos las acciones alemanas, y
aparecían ante el público sonados avisos noticiosos en los diarios de la época, en
la que aparentaba oponerse á sus acciones y políticas, por parte de los jerarcas de
la Iglesia alemana al partido Nazi, y. Solo era una acción de doble juego, para que
en el caso de que los Alemanes perdieran la guerra, el papado saliera libre de
culpa y cargos, que las investigaciones, de los aliados, fueran entorpecidas, para
mantener en clandestino las maniobras vaticanas llevadas a cabo en la guerra en
complicidad con los alemanes.
En apariencias una teoría nazi, declaraba que dado que el cristianismo tenía sus
raíces en el Antiguo Testamento, quien estaba contra los judíos debía estar
igualmente contra la Iglesia católica. Los nazis invocaban «la indispensable arma
del espíritu de la sangre y de la tierra contra la peste hebrea y el cristianismo». En
una viñeta publicada en el periódico Der Stürmer, perteneciente a uno de los
órganos del partido nazi en 1934, un judío, ante la imagen de Cristo en la cruz,
dice: «... Le hemos matado, le hemos ridiculizado, pero somos defendidos todavía
por su Iglesia...». Todo esto para simular que la Iglesia católica no guardaba
ningún vínculo, con el Nazismo, ni con las ejecuciones masivas que éste iba á
realizar en los Judíos. Así los mayores mentirosos de la historia, han servido y
sirven a Satán, su señor y Rey, quien comparte su reinado con la Bestia de siete
cabezas, que es Europa sus reinos y sus papas.
En otra viñeta del mismo periódico publicada en 1939, un sacerdote católico es
presentado mientras estrecha dos grandes manos: una con la estrella judía y la
otra con la hoz y el martillo. Demostrando que la jerarquía judía estaba en sus
manos tanto como los jerarcas comunistas de la Unión de Repúblicas Soviéticas.
Siempre el papado á jugado un doble juego, cuando a ella le conviene es más atea
que lucifer, más pagana que cualquier reino terrenal, y más opositora a Cristo, que
cualquier otro poder sobre la tierra.
Mantuvieron la apariencia como de mutua de hostilidad. Prueba de ello es lo
publicado en su día en Der Gerade Weg (El Camino Recto), el semanario católico
de mayor circulación en Alemania: «Nacionalsocialismo significa enemistad con las
naciones vecinas, despotismo en los asuntos internos, guerra civil, guerra
internacional. Nacionalsocialismo significa mentiras, odio, fratricidio y miseria.
Claro que ésta misma lista invocada por el catolicismo de ésa época, habría que
adjudicársele á ella misma, la Iglesia Católica acusaba a Hitler, de conductas que
ella misma había ejecutado por siglos, todo el tiempo, y sigue ejecutando hasta
hoy. Ella seguía proclamando: Adolf Hitler predica la ley de las mentiras. Habéis
caído víctima de los engaños de alguien obsesionado con el despotismo.
Despertad». Esto era cierto en todos los sentidos, pero á su vez, en la boca de
Roma, era una mención estratégica, para vender la apariencia de oposición al
nacionalsocialismo.
Parecía en apariencia que el Gott mit uns (Dios está con nosotros) que se leía en
el emblema de los nazis no se refería al Dios de los católicos, así se ocultaba otro
propósito siniestro de la Curia de Roma, hacerle creer a los luteranos que ellos no
corrían ningún peligro, así los luteranos fueron inducidos á pertenecer como
miembros del Movimiento Alemán Cristiano, de carácter abiertamente antisemita y
nacionalista, muchos de cuyos miembros terminaron engrosando las filas del
partido nazi. Pero los luteranos dormidos en la falsa cuna de la prosperidad y
seguridad Nazi, fueron secretamente bombardeados por el católico Hitler, en su
propio territorio alemán, por la fuerza aérea alemana, mientras al pueblo le vendían
la mentira, que el bombardeo, se debía á los aviones ingleses, que de noche,
atacaban á los alemanes. Éstas son las formas mentirosas en que se mueve el
catolicismo, á lo largo de la historia presente, y que sabe ocultar, manejando la
información por medio de la desinformación. La desinformación es el arte de
propalar falsos informes, que oculten la verdad de los acontecimientos, y el
compromiso de los verdaderos responsables, y establezcan como verdad, un
conjunto de mentiras muy bien elaboradas en el terrible acto del engaño.

Así el nombramiento de Hitler, como canciller fue aplaudido por los protestantes,
mientras que los obispos católicos simulaban condenar las teorías nazis mediante
las siguientes prohibiciones:
• Los católicos no podían pertenecer al Partido Nacionalsocialista ni asistir a sus
concentraciones.
30 Der Gerade Weg, núm. 37, 11 de septiembre de 1931.
31 Encyclopedia Judaica, volumen III, McMillan, Nueva York, 1971.

• Los miembros del partido no podían recibir los sacramentos ni ser enterrados
como cristianos.
• Los nazis no podían asistir en formación a ningún acto católico, incluidos los
funerales. A consecuencia de esto, el partido católico Zentrum fue apoyado y
votado en masa por los judíos.
Si los Judíos apoyaban a Hitler ó al partido católico, les resultaba lo mismo, porque
de una u otra manera, serían exterminados.

No obstante, este panorama iba a cambiar de manera radical con el nombramiento


del arzobispo Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, como secretario de Estado del
Vaticano.
Inmediatamente después de su ordenación como obispo en 1917, Pacelli tuvo que
dejar Roma para establecerse en Alemania, donde permaneció los siguientes trece
años. Aparentemente casual, la casa de la nunciatura del prelado, se encontraba
en Munich, justo frente al edificio de aquella casa Marrón, que más tarde se
convertiría en la cuna, donde se gestaría el nacionalsocialismo.
A pesar de su mayoría protestante, Alemania contaba con una de las mayores
poblaciones del planeta de católicos. Además, la Iglesia había gozado
tradicionalmente de una amplia autonomía garantizada por una serie de
concordatos con los gobiernos regionales. Una de las principales misiones de
Pacelli en Alemania era «la imposición, a través del código de derecho canónico de
1917, de la suprema autoridad papal sobre los obispos católicos, clérigos y fieles,
en toda Alemania». Para lograr este fin, tuvo que renegociar los concordatos
existentes con los Estados regionales alemanes y propiciar una alianza entre todas
las fuerzas de la derecha alemana, con el propósito de renegociar un concordato
con la propia nación alemana que sirviera para solidificar decisivamente la
autoridad del Vaticano.
32 Cornweil, John, op. cit. 33 ornweil, John, op. cit. 34 Ibid
35 Lacroix-Riz, Annie, Le Vatican, lEurope et le Reich, de la premiere guerre mondiale a la guerre froide.Armand
Colin, Paris, tercera edición 31
CAMBIO DE TÁCTICA
A pesar de los violentos comentarios de sus correligionarios sobre temas
religiosos, el fervor fanático de Hitler no nublaba en absoluto su juicio. Sabía
perfectamente que, le gustase o no, el éxito del Tercer Reich pasaba
necesariamente por mantener buenas relaciones con el Vaticano. En la obra Mein
Kampf (Mi lucha) recuerda a sus lectores como el partido católico venció al
mismísimo Bismarck cuando éste intentó hacer una política denominada
Kulturkampf (Lucha cultural).36 En aquella época, los colegios religiosos pasaron a
ser controlados por el Estado. Los Jesuitas, ó sean la Compañía de Jesús fue
prohibida, comités laicos se hicieron cargo de las propiedades de la Iglesia y los
obispos que se resistieron a estas medidas fueron multados, arrestados o tuvieron
que exiliarse. Sin embargo, el resultado fue el contrario del esperado. La oposición
católica se unió ante la amenaza común, concretando esta alianza en la creación
de un poderoso partido católico, el Zentrum.
Hitler tenía muy claro que el nacionalsocialismo no podía permitirse el lujo de
incurrir en los mismos errores que la Kulturkampf, así que decidió incorporar el
cristianismo al texto de sus discursos, presentando a los judíos no sólo como los
enemigos de la raza aria, sino también de toda la cristiandad: valiéndose de
mentiras y subterfugios contra la raza judía declaraba:
«No importa si el judío individual es decente o no. Posee ciertas características
que le han sido dadas por la naturaleza y nunca podrá librarse de ellas. El judío es
dañino para nosotros... Mis sentimientos como cristiano me inclinan a ser un
luchador por mi Señor y Salvador. Me llevan a aquel hombre que, alguna vez
solitario y con sólo unos pocos seguidores, reconoció a los judíos como lo que
eran, y llamó a los hombres a pelear contra ellos... Como cristiano, le debo algo a
mi propio pueblo».37 Escuchen las palabras del mayor asesino de la historia, tiene
el descaro de hablar de “Sentimientos como cristiano”, ¿cuando Hitler tuvo
sentimientos de Cristianismo? ¿y quién le dijo á éste engendro de Satán? Que
asesinando a millones de judíos y gitanos, Dios estaría complacido con su obra,
tanto es el extravío mental, que le propone el catolicismo, á la gente que domina y
seduce con sus mentiras. Además, no hay que olvidar que el propio Hitler era
católico. De niño asistía a clases en un monasterio benedictino, cantaba en el coro
y, según su propio relato, soñaba con ser ordenado sacerdote. 38 Hitler nunca
renunció a su catolicismo: registró el mismo: «Soy ahora, como antes, un católico,
y siempre lo seré», le enfatizó a uno de sus generales. 39
La Iglesia, por su parte, premió esta fidelidad no excomulgándole a pesar de sus
múltiples excesos y asesinatos en masa.
Por su parte, el recién nombrado secretario de Estado, el cardenal Pacelli, estaba
igualmente interesado en mejorar las relaciones con la Alemania de Hitler. En esta
alianza, Pacelli veía dos ventajas muy importantes. Por un lado, Hitler era una
garantía de que el comunismo no fructificaría en Alemania. Un pretexto
injustificado, ya que el comunismo es otro invento, de la propia iglesia católica, a
través de la mano jesuita que desde Latinoamérica, había sido exportado á Europa
para luchar, contra los líderes de la propia iglesia católica, pues éstos los habían
deportado a Sudamérica, por pedido de España, Francia y Portugal, así que el
comunismo y múltiples formas del ateismo montado en la filosofía, la política, y la
Seudo ciencia de la evolución fueron los diversos caminos, por donde los jesuitas,
esperaban derribar al papado imperante, y después de 131 años, ellos mismos lo
hicieron resucitar al papado, con el control absoluto del los Jesuitas, los masones y
los Iluminatis. Que fueron, que son y que serán, los perversos ejércitos secretos
del papado, para llevarlo á éste, a la cúspide del dominio mundial.
El comunismo era el gran enemigo en la época del pontificado de Pío XI, quién
sostenía que «el comunismo es intrínsecamente perverso porque socava los
fundamentos de la concepción humana, divina, racional y natural de la vida misma
y porque para prevalecer necesita afirmarse en el despotismo, la brutalidad, el
látigo y la cárcel». Así que para impedir que Alemania, quede bajo la influencia
comunista, otra fuerza político-militar, fue creada á través de Hitler que se valiera
de una forma religiosa pagana, para imperar desde la mente y la conciencia del
individuo, a favor de los propósitos innobles y malditos del despotismo Alemán,
Como si ese despotismo estuviera libre de todas las maldades mencionadas contra
el comunismo, como si ellos no hubieran de practicar, tan acentuadamente, como
los jerarcas comunistas, la brutalidad, el látigo y la cárcel, sumando las cámaras de
gas, las ejecuciones en masa y el trabajo en estado de esclavitud, de la manera
más perversa.
Por supuesto, al contar con los favores del Führer, la Iglesia de Roma podría
conducir a la firma de una alianza tan ventajosa en Alemania, como el establecido
con Mussolini en Italia.
36 Hitler, Adolf, Mein Kampf, 1925. 37 Hitler's Third Reich: A Documentary History, editada por L. Snyder, Nelson
Hall, Chicago, 1981. Cita del discurso pronunciado el 12 de abril de 1922 e impreso en el Volkischer Beobachter el
22 de abril de 1922. 38 Shirer, William L., The Rise ana fall ofthe Third Reich, Simón & Schuster, Nueva York, 1960.
39 Toland, John, Adolf Hitler, Doubleday, Nueva York, 1976. Cita de Heeresadjutant bei Hitler, 1938-1943, del
general G. Ángel, 1974 32

LA POLÍTICA HACE EXTRAÑOS COMPAÑEROS DE CAMA...

El Cardenal Pacelli contaba con la ventaja que le proporcionaba su período como


nuncio en Alemania y estaba sumamente familiarizado con los entresijos políticos
de ese país. Tenía, además, múltiples contactos en el Zentrum; el más importante
de ellos era su gran amigo Ludvig Kaas, un sacerdote que llegó a presidente de
esta formación política. A través de Ludvig Kaas, El Cardenal Pacelli presionó al
partido para que negociara una alianza con Hitler. Cuando Heinrich Brüning fue
elegido canciller, El Cardenal Pacelli le sugirió que le ofreciera a Hitler un puesto
en el gabinete. Al quedar patente que el canciller no estaba dispuesto a atender
semejante sugerencia, tanto el Vaticano como el presidente de su propio partido le
retiraron su apoyo, dejando al gobierno a merced de sus enemigos.
Brüning fue finalmente sustituido por otro Jesuita: Franz von Papen, que a
instancias de Kaas convenció al presidente Hindenburg, que miraba con recelo y
desprecio a los nazis, para que llamara a Hitler para formar gobierno. Adolf Hitler
fue finalmente nombrado canciller alemán el 28 de enero de 1933. Su partido, el
nacionalsocialista, estaba en minoría, pero Hitler tardó sólo tres días en convocar
nuevas elecciones.
En la campaña electoral para las elecciones del 5 de marzo de 1933, hicieron la
pantomima de que hubiera oposición entre el nacionalsocialismo y el mundo
católico, pero esto solo era apariencia, de pura estrategia.
El 16 de febrero de 1933, en un comunicado recibido en la secretaría de Estado
del Vaticano, el nuncio papal Cesare Orsenigo decía: «La lucha electoral en
Alemania ha entrado ya en su clímax. También la religión católica es utilizada con
frecuencia por unos y otros con objetivos electorales. El Zentrum contaba
naturalmente con el apoyo de casi la totalidad del clero y los católicos y, con tal de
lograr la victoria, actuaban sin preocuparse de las declaraciones que podrían
derivarse para el catolicismo, en caso de una victoria rival».
En las elecciones del 5 de marzo, los nazis lograron diecisiete millones de votos.
Pero, con todo, la mayoría seguía rechazando a Hitler, ya que ese resultado sólo
representaba un 44%. Hitler no tenía en el Reichstag los dos tercios necesarios
para hacer su revolución y establecer la dictadura con el consentimiento del
Parlamento. Decidió entonces recurrir a un procedimiento extraordinario recogido
en la Constitución alemana y pedir al Reichstag la aprobación de una ley de plenos
poderes. Esto le conferiría a su gabinete facultades legislativas durante los
siguientes cuatro años. Esta concesión plenipotenciaria, significaría para el pueblo
alemán, la destrucción de su nación, de su patrimonio económico y ser
involucrados en el exterminio de más de 6.000.000 de judíos y más de 3.000.000
de Gitanos, Serbios y otras etnias minoritarias.
Sin embargo, se necesitaban dos tercios de la Cámara para aprobar una ley como
ésa. Para cumplir este trámite parlamentario, los nazis precisaban del apoyo del
Zentrum, que se había mantenido fuerte con un 14 % de los votos. Esta condición
propuso el cardenal Pacelli, para lograr la firma de un concordato con el Vaticano.
Kaas utilizó este compromiso, que calificó como «el éxito más grande que se haya
conseguido en cualquier país en los últimos diez años», 40 y pudo reunir los apoyos
parlamentarios que necesitaba Hitler, que de esta forma subió al poder gracias a
las gestiones secretas del Vaticano. Con una mayoría absoluta por escaso
margen, los nazis aprobaron la ley de plenos poderes, que supuso que las
relaciones entre los nazis y el Vaticano subieran a un nuevo nivel.
Para mantener las apariencias, la Iglesia alemana se vio forzada a reconsiderar su
actitud anterior hacia los nazis: «Sin desautorizar el juicio expresado en
declaraciones previas, contra ciertos errores éticos y religiosos de los Nazis, el
episcopado pretendió generar confianza en sus feligreses; declarando que: “las
prohibiciones generales y avisos” no necesitaban ser tenidos en cuenta para los
católicos, para quienes: la voz de la Iglesia era sagrada.
40 Lewy, Guenter, The Catholic Church and Nazi Germany, Da Capo Press, Nueva York,2000. 33
Al pretender darles visos de legalidad, al gobierno de Hitler: expresaron: “No es
necesario en este momento hacer reconvenciones especiales para que sean leales
al gobierno legalmente establecido y cumplir escrupulosamente los deberes de la
ciudadanía, rechazando por principio todo comportamiento ilegal o subversivo». De
esta manera, el potencial de oposición al nazismo de veintitrés millones de
católicos alemanes quedaba anulado. Como muestra del cambio de clima entre la
Iglesia y el nazismo se permitió que los católicos se afiliaran al partido y se volvió a
administrar los sacramentos a los nazis, incluso a aquellos uniformados. Queda
evidente que todas estas idas y vueltas de la Iglesia Católica alemana, no son más
que pura estrategia de confusión, para que los que registran la historia de los
acontecimientos, no capten el verdadero entramado político de la Iglesia de Roma,
para que los testimonios de la época, resulten confusos, para los historiadores, y
así surjan las múltiples versiones, que son como los muchos caminos que llevan á
un solo objetivo, á un solo punto neurálgico: o sea Roma.
El testimonio que vierten los historiadores queda así parcialmente desvirtuado,
pero a pesar de ello, es evidente que la mano sucia y negra, del Vaticano tejió y
aún teje, los abigarrados laberintos de la historia humana de los últimos siglos, en
la que ella, aparentemente siempre sale airosa, aún a pesar, de que
mundialmente, para este momento están quedando al descubiertas muchas de sus
espantosas maniobras, que han sembrado el ambiente humano con tal raigambres
de mentiras, que le es oscuro, para el observador común, desentrañar de en medio
de esa maraña, algo que tuviera forma palpable y racional, pero esto no es posible,
porque las propias profecías de Las Santas Escrituras denuncian á las estrategias
de Roma, como dirigidas personalmente por el propio Lucifer, a quién de artero y
mañoso, nadie le gana, solo el Señor de la Luz y la Verdad, le sacará la cobertura
o disfraz, con que está cubierto, y le exhibirá en toda su desnudez. Le animamos a
estudiar las profecías de Daniel y El Apocalipsis, que desnudan toda la historia
humana, desde sus albores, pasando por todos sus laberintos, y nos presenta, en
toda su fiera desnudez, las mentiras de Roma, y á su vez el poder de la Verdad de
Dios y su glorioso triunfo final.
Mantenga y no pierda la sintonía, donde nos encontraremos cada sábado de 21 a
24, á veces salimos con dificultades, debido á las maniobras de los católicos que
tiene a cargo su programa anterior, con el fin de estorbar nuestras emisiones
llegan, a desconectar las computadoras y los equipos de la presente emisora, y
nos borran los archivos de la computadora, para evitar nuestra emisión, así que le
rogamos a nuestro buen Dios que nos defienda de tales maniobras, así como
rogamos a nuestros fieles oyentes, que les interesa la verdad de Dios, que oren
ante el Creador, para que gocemos un poco más de libertad, antes que seamos
perseguidos a muerte, y podamos compartir con Uds. Los poderosos mensajes
desde Nuestro Programa, desmitificando la Biblia. Con la bendición de Dios para
Uds. Hasta la próxima.

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