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Fragmento de “El pensamiento filosófico y político de Paulo Freire y su propuesta pedagógica.


De Mario Di Bella
(…)Freire no era comunista, ni en su juventud ni en sus últimos años. Freire era social cristiano
políticamente hablando, era católico perteneciente al sector de la Iglesia (muy fuerte en Brasil)
llamado “teología de la liberación” impulsado en los años 60 por monseñor Helder Camara, obispo
de Olinda. Actualmente dicho movimiento religioso tiene su mayor referente en el teólogo brasileño
Leonardo Boff. Freire pertenecía al Movimiento Social Cristiano, hoy aliado al Partido Trabalhista
del expresidente Lula. En la Argentina estaba muy ligado al peronismo no burocrático, al peronismo
renovador, al peronismo de la Juventud Peronista de fines de los 60 y principios delos 70, y a los
distintos sectores políticos aliados circunstancial o permanentemente a ese sector político (Partido
Intransigente, Democracia Cristiana, Partido Socialista Popular, Partido Comunista, etc.) y a lo que
fue el Movimiento de Curas del Tercer Mundo, cuyo mayor exponente fue el Padre Carlos Mugica.
El ideal político de Freire era un socialismo cristiano con características nacionales y
latinoamericanas.
(…)Dicho esto cabe señalar que Freire no odiaba a los ricos por el simple hecho de tener dinero, ni
siquiera los odiaba, ni tampoco propone agudizar la lucha de clases para “suprimir” la burguesía.
Freire está comprometido con los pobres y con los oprimidos (con los “condenados de la tierra”
como diría Franz Fanon) pero no odia a los ricos, mucho menos por el hecho de tener dinero.
(…) Freire considera, siguiendo a Marx, que la lucha de clases existe, está, no es que se la
tienen que crear, es una realidad (dentro de la economía capitalista de hoy se la llama “la puja
distributiva”). Marx decía, en la Europa del siglo XIX que esa lucha de clases se daba entre la
burguesía (propietaria de los medios de producción y acumulación del capital) y el
proletariado (que nada tiene más que vender su fuerza de trabajo). “Clase” desde el punto de
vista lógico significa “conjunto”. Bueno, esos conjuntos (clases) del siglo XIX hoy han
mutado, no son los mismos, mucho menos en la América Latina de fines del siglo XX y
principios del XXI. En primer lugar, ni Freire, ni tampoco lo hacía Marx, identifican
necesariamente lucha de clases con revolución violenta. La lucha de clases puede adoptar
desde la forma de resistencia pasiva y pacífica (al estilo de Ganhdi contra el Imperio Británico)
como una rebelión popular. Pero el no propone agudizarla sino resolverla dialécticamente. El
dice que no es partidario del lema sostenido por la “enfermedad infantil del izquierdismo” de
que “cuanto más explotados estemos mejor”. Los “izquierdistas” que sostienen esto
consideran que, de ese modo, los oprimidos se rebelarán más pronto por eso agudizan las
contradicciones. La experiencia de lucha de los pueblos señala, por el contrario, que las
mayores conquistas revolucionarias de los oprimidos las lograron aquellos que habían
conseguido reivindicaciones anteriores y tenían más conciencia de las posibilidades de
cambio. Los que padecen de la “enfermedad infantil del izquierdismo” (la expresión es del
revolucionario ruso Lenín, no de Freire) apuestan al todo o nada. Y siempre pierden, y se
quedan con nada. En cambio, aquellos que apuestan las fichas que deben apostar en el
momento indicado, muchas veces ganaron.
(…)Ahora bien, ¿eso significa que Freire diga que la lucha es hoy entre la burguesía y el
proletariado? No. No es un marxista ortodoxo dogmático ni mucho menos. La lucha de clases
(conjuntos) es entre opresores y oprimidos. De un lado los opresores: la red financiera global
y las oligarquías nativas (Sociedad Rural en la Argentina) junto a la gran burguesía financiera
nativa (Asociación de Bancos dela Argentina, en nuestro país) de los países de Latinoamérica.
Y por el otro: clases populares (clase obrera, desocupados, empleados no calificados, pueblos
originarios) clases medias bajas, pequeño y medio empresariado (Pymes), pequeño productor
rural (el chacarero), pequeño y mediano comerciante. Vemos que la contradicción burguesía-
proletariado del siglo XIX en Europa ha desplazado su eje y se vuelve secundaria ante la
contradicción principal de hoy: Imperio versus pueblos de América latina. El problema
principal de hoy no es que el dueño de un tallercito explote a sus obreros (cosa que hay que
evitar, por supuesto), el problema principal es que la red financiera global del Imperio nos
explota a todos.

(…) los temas de Freire que serán evaluados, es decir, concepciones mecanicistas de la
historia, desproblematización del futuro, etc, todo ello ligado a una propuesta pedagógica que
es, a la vez, ética y política.

Mario Di Bella

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