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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL


TERRITORIO EN GUATEMALA

Carlos Camacho Nassar

VII
DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS


SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA
Carlos Camacho Nassar

Coordinadora de la Cooperación Danesa en Guatemala


Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Guatemala)
Misión de Verificación de las Naciones Unidas (MINUGUA)
Dependencia Presidencial de Asistencia Legal y Resolución de Conflictos sobre la Tierra
(CONTIERRA)

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

333
.3
C36 Camacho, Carlos
2003 Guía para la investigación de los conflictos sobre la tierra y el
territorio en Guatemala.-- Guatemala: FLACSO, MINUGUA,
CONTIERRA, 2003.

128 p.: 22cm (Colección : Dinámicas Agrarias en Guatemala; VII)

ISBN: 99922-66-90-2

1.- Indígenas de Guatemala 2.- Aspectos agrarios


3.- Tenencia de la tierra 4.- Estudio de casos
5.- Derechos indígenas 6.- Acuerdos de paz
7.- Pueblos indígenas 8.- Aspectos legales
9.- Conflicto (Ciencias sociales)
I.t II. Colección: Dinámicas...

Nota: para quienes posean la colección completa se sugiera la sig. Clasificación:


333.32
D56
No. 1 al 7

Diseño de portada: Juan Carlos Aguilar


Foto de portada: fotografía de archivo

ISBN: 99922-66-90-2
Este documento es parte de un conjunto de investigaciones sobre las dinámicas agrarias en
Guatemala que realizó la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (MINUGUA),
con el apoyo financiero de la Misión Dinamarca y la ejecución de la Oficina de Servicios para
Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS). El estudio se coordinó con la Dependencia Presi-
dencial de Asistencia Legal y Resolución de Conflictos sobre la Tierra (CONTIERRA) y su publicación
fue posible mediante un convenio con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Los contenidos de este texto no representan la posición oficial de FLACSO-Guatemala, de esta
Misión ni de las Naciones Unidas y corresponden exclusivamente a sus autores.

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

ÍNDICE

PRESENTACIÓN ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 9
La importancia de conocer la naturaleza de los fenómenos agrarios
para resolver sus expresiones conflictivas ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 9

I
La fisonomía de los fenómenos agrarios: características de los conflictos
sobre la tierra y el territorio ○ ○ 21 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

La tierra y el territorio ○ 25 ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

Vigencia de las concepciones y el derecho indígena sobre la tierra 32


La tierra como símbolo de estatus ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 37
Los fenómenos agrarios actuales ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 39

II
El análisis de los fenómenos agrarios ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 75
Métodos y técnicas para estudiarlos ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 75
La definición del objeto de estudio ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 76
Los métodos de investigación ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 77
Los objetivos de investigación ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 78
Los problemas de investigación ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 79
Las dimensiones de análisis ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 81
Las hipótesis de trabajo ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 85
Los tipos de investigación ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 88
Las variables y los indicadores ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 98
El desarrollo de la investigación ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 103
El estudio exploratorio ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 103

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

III
Instituciones e instrumentos para la gestión de conflictos agrarios ○ ○ ○ 111

BIBLIOGRAFÍA ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 121

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PRESENTACIÓN
La importancia de conocer la naturaleza de los fenómenos
agrarios para resolver sus expresiones conflictivas

Las investigaciones sobre conflictos y, entre ellas, las que específicamente


se refieren a los fenómenos agrarios, forman parte del ámbito discipli-
nario de la investigación aplicada a la construcción de la paz.

Investigaciones para la paz1


Conjunto de investigaciones interdisciplinarias sobre las causas y las condi-
ciones del empleo público de la fuerza y las posibilidades y límites, pacíficos,
sociales, políticos e internacionales, para que no se desarrolle el conflicto. Entre
las investigaciones para la paz están los estudios sobre la agresión, el empleo
individual de la fuerza y las ideologías militares, así como los estudios tácticos
y estratégicos sobre problemas de control del conflicto (...) la investigación
para la paz se presenta en la primera línea de las investigaciones sociológicas
sobre conflictos. (...) con la intención de desarrollar una praxiología sistemática
que asegure la paz internacional y liquide los conflictos y, con la ayuda de la
crítica de las ideologías, la crítica de la economía política, de las relaciones de
dominio y de las posibilidades sociopolíticas, psicosociales y pedagógicas de
las condiciones de socialización, conseguir la superación práctica del potencial
de violencia.

En Centroamérica, la década de 1990 significó el fin de una larga serie


de conflictos armados internos y el inicio de procesos de paz focalizados
en la puesta en marcha de mecanismos democráticos e institucionales,
permitiendo a los ciudadanos el acceso a la participación política y el
disfrute de sus derechos humanos. Sin embargo, los factores estructurales
que generaron todas las formas de exclusión (política, cultural, social,
étnica, económica) en la base de la violencia fueron, hecha la excepción
de los Acuerdos de Paz de Guatemala, sólo tangencialmente considera-
dos.
1
En adelante, todas las definiciones en recuadros que no citan una fuente específica,
corresponden al texto de Kart-Heinz Hillmann. Diccionario enciclopédico de sociología.
Barcelona: Herder, 2001.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Dentro del ámbito agrario, los fenómenos que evolucionan hacia


formas calificadas como conflictos constituyen uno de los principales
obstáculos para la reconciliación, la justicia y el desarrollo. Por ello, una
prioridad del proceso de construcción de la paz debe ser tanto su reso-
lución como la creación de un aparato institucional y en la sociedad civil,
capaz de enfrentarlos en el futuro. Pero, para ello, es preciso conocerlos
a profundidad.
La realidad agraria de Guatemala es una de las dimensiones más
sensibles de la discusión política en el país. Incluso ahora, cuando tres
lustros de transiciones democráticas y la firma de los Acuerdos de Paz
en 1996 podrían indicar una mayor apertura respecto del problema de
la tierra, esto aún no ha sido posible. La tenencia, propiedad y distribu-
ción de la tierra continúan siendo el vacío central en la discusión sobre el
desarrollo y el futuro del país. Pero, a pesar de su invisibilidad, el tema se
mantiene presente y cualquier lectura de la realidad refiere inmediata-
mente a la extrema concentración de la tierra, una de las mayores en el
planeta.
En Guatemala coexisten más de 20 grupos étnicos y lingüísticos, uno
de los cuales, el ladino, representa cerca de la mitad de la población y se
concentra principalmente en áreas urbanas. Los indígenas constituyen
la mayor parte de la población rural y experimentan cotidianamente los
mayores niveles de exclusión social en el continente. Esto es admitido
como una de las causas estructurales de la guerra que finalizó con la
firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera. Entre los acuerdos firmados
previamente, el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación
Agraria reconoce las graves desigualdades estructurales prevalecientes
en el país como causa última del enfrentamiento armado.
Por ello, 1996 constituye un hito en la historia de los indígenas y los
campesinos de Guatemala. Es el año del inicio de la reivindicación sobre
una nueva base donde se reconoce su presencia y su participación
política. Cuando se constata que casi 2000 casos de reivindicación de
derechos sobre la tierra han sido presentados desde 1997, se asiste al
afloramiento de demandas enmascaradas largo tiempo por la represión,

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la discriminación y el racismo. De allí la importancia de la tierra y de la


resolución de los conflictos respecto de su gestión y posesión en la
construcción de la paz.2

El incremento de la escasez de tierra en presencia de altas tasas de


crecimiento poblacional, posiblemente acompañada de un legado histó-
rico de discriminación y altamente desigual acceso a la tierra, determi-
nan que muchos conflictos históricos y contemporáneos tengan sus raíces
en las luchas por la tierra. Esto sugiere un rol especial para las políticas
de tierra en muchos escenarios posconflicto. La capacidad de responder
a los reclamos de tierra de mujeres y refugiados, de usar la tierra como
parte de la estrategia para proveer oportunidades económicas a los
soldados desmovilizados, y de resolver los conflictos y reclamos yuxta-
puestos de una manera legítima, incrementará las posibilidades de la
reconciliación posconflicto y hará más rápida la recuperación del sector
productivo, clave para el crecimiento económico.3

El despojo de las tierras privadas y comunales de los indígenas, la


persistencia de prácticas laborales arcaicas, la falta de servicios en el
campo, la discriminación racial y la exclusión de los indígenas de la toma
de decisiones, configuran un paisaje sociopolítico con un alto nivel de
tensión. Paralelamente, con condiciones objetivas para el surgimiento
de demandas por derechos a la tierra, derechos laborales, a los servicios
mínimos y a los niveles socioeconómicos básicos y en una realidad muy
similar a la que desencadenó el enfrentamiento armado. Esta realidad
2
Entre otros compromisos, los acuerdos pretenden diseñar y poner en marcha sistemas para
la resolución de las controversias alrededor de la tierra. Se trata de fortalecer la estructura
institucional que permita resolver, tanto en términos judiciales como extrajudiciales, los
distintos conflictos prevalecientes. Sin embargo, por lo menos para la resolución judicial de
los conflictos existen tres precondiciones: i) La creación y puesta en funcionamiento de una
jurisdicción agraria y ambiental, tal y como lo establece el Acuerdo sobre Aspectos Socioe-
conómicos y Situación Agraria; ii) el reconocimiento del derecho consuetudinario de tierras
de los pueblos indígenas; iii) el establecimiento de mecanismos que permitan la compen-
sación de derechos de tierra a particulares por acciones del Estado.
3
Klaus Deininger. Land policies for growth and poverty reduction. Washington: Oxford
University Press/World Bank, 2003. p. xli. Traducción del autor.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

ha sido frecuentemente confundida, en Guatemala, con una situación


de ingobernabilidad.
Para este texto, es preciso distinguir entre “conflictos” derivados de
la exclusión y de la justa demanda de mejores condiciones de vida y de
trabajo y procesos sociopolíticos conducentes a la anomia y, como tales,
potencialmente conflictivos. Calificar los conflictos sobre la tierra y el
territorio en Guatemala como provocadores de condiciones de ingober-
nabilidad o subversión del Estado de derecho contiene el riesgo de la
respuesta autoritaria, como ya ha ocurrido, y no contribuye en nada a la
resolución de los mismos y la construcción de la paz.
En este texto se utilizará el término “conflicto” para significar un con-
junto de fenómenos agrarios que por las particularidades de la historia
agraria guatemalteca mantienen una alta susceptibilidad de generar
tensiones locales, a veces, desembocando en violencia.

Conflicto
En ciencias sociales, denominación general para las divergencias, las tensiones,
las rivalidades, las discrepancias, las disputas y las luchas de diferente inten-
sidad entre distintas unidades sociales: entre (y dentro de) los roles sociales
(conflicto de roles), grupos sociales, organizaciones, sectores sociales, socieda-
des, Estados y entidades supraestatales (por ejemplo, sistemas de alianza,
bloques económicos).

Conflicto
Confrontación de intereses, percepciones o actitudes entre dos o más partes.
Esta confrontación no debería interpretarse de manera negativa, ya que los con-
flictos poseen aspectos positivos que permiten un desarrollo que beneficie a
todas las partes implicadas. Cuando los conflictos comportan perjuicios para
una o las diversas partes afectadas, podremos concluir que el conflicto en cues-
tión se halla deficitariamente gestionado, y que esto puede conducir a enfrenta-
mientos perniciosos. El conflicto (...) es un fenómeno presente en todas las
relaciones humanas. Los conflictos se relacionan directamente con la satisfacción
de las necesidades vitales o de cualquier otra índole.

Fuente: Eduard Vinyamata Camp. Manual de prevención y resolución de conflictos. Barcelona:


Editorial Ariel, 1999. p. 137.

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En condiciones de posguerra, cuando se pretende superar los ata-


vismos históricos que provocaron la confrontación y resolver los conflic-
tos estructurales, es importante ponderar cada hecho y sus consecuencias
actuales superando las ideologías que negaron los derechos de sectores
significativos de la población y terminaron expresándose en situaciones
de tensión y violencia. De allí que leer la realidad en clave de conflicto
signifique un desplazamiento ideológico que sustituye las realidades
estructurales por una visión de la realidad que privilegia las manifes-
taciones fenoménicas. Esto lleva a sobredimensionar las apariencias en
detrimento de los procesos que constituyen el sustrato de la fisonomía
actual de los fenómenos sociales, económicos, culturales y políticos.
Así, ante los conflictos agrarios, se construye para enfrentarlos una
lógica conflictivista que preferirá desactivarlos, calificando las movi-
lizaciones y demandas populares bajo la categoría de ingobernabilidad.
En consecuencia, un sindicato realizando agitación pública en pos de
mejoras económicas y cambios institucionales, o una organización cam-
pesina clamando por la atención de sus reivindicaciones, no se perciben
como demandas y expresiones de problemas sociales que deben aten-
derse, sino como antesala de conflictos.4
La lectura de las dinámicas sociales en clave de conflicto deriva de las
ideologías autoritarias y es particularmente riesgosa en el ámbito agrario,
donde las demandas frecuentemente se expresan bajo la figura de movi-
lizaciones colectivas que cuestionan el statu quo. Desde la óptica conflic-
tivista, estas movilizaciones constituyen signos de ingobernabilidad, no
de reivindicaciones, protestas o demandas de las ciudadanas y los ciuda-
danos. En la mayoría de los casos, las situaciones de ingobernabilidad
han aparecido cuando las autoridades gubernamentales rompen o
estrechan los espacios de negociación, asoman rasgos de intolerancia
y reducen las posibilidades de los actores sociales, de exponer y negociar
sus demandas y propuestas.5

4
Ricardo Changala. Comunicación personal, 2002.
5
Isabel Román. ¿Conciliación o conflicto? Luchas campesinas y democracia en Costa Rica.
San José: Editorial Porvenir, 1994. p. 9.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

¿Qué es un conflicto?
Conflicto es una palabra cuya definición es estrictamente académica; en la
vida cotidiana se asume a través de términos más simples como enredos, plei-
tos y problemas. Para mencionar alguna definición formal podríamos decir
que el conflicto es: Una diferencia consciente alrededor de un tema, entre
dos o más personas, cuyas aspiraciones no pueden satisfacerse al mismo
tiempo. El conflicto posee una estructura que consta de los siguientes aspectos:
Aspectos objetivos
• Personas: el conflicto desde el punto de vista social siempre involucra
dos o más personas, que asumen conscientemente la existencia efectiva
de un conflicto.
• Asunto: es el tema, o temas, alrededor del cual existen las diferencias
esenciales que separan a las personas.
• Manejo: forma en que se ha atendido o reaccionado frente al conflicto.
El manejo que se haga puede partir de una:
Reacción: es decir, enfrentar la situación a partir de un reflejo casi instintivo
de defensa, sin analizar ni cuestionarse mayor cosa sobre la situación
conflictiva. Ejemplos: lucha o huida.
Acción: actuar a partir del análisis y conforme a una estrategia, particular,
grupal o social. Desde esta perspectiva, encontramos diversos modos de
encarar el conflicto.
Aspectos subjetivos
El conflicto tiene invariablemente una dimensión humana o subjetiva que
generalmente no se visualiza. Son parte de esta dimensión:
• Las emociones y sentimientos.
• La necesidad humana de dar explicaciones, justificarse y desahogarse,
de ser respetados y de mantener la dignidad.
• El hecho de que cada quien tiene su forma de percibir de las cosas.
• Las diferencias culturales existentes entre los actores.
Todos estos factores pueden explicar muchas de las reacciones y posiciones
frente a un conflicto. Incluso, pueden ser precisamente la causa del mismo.
La no visualización y atención de estos elementos puede impedir que logremos
acuerdos satisfactorios.

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Causas del conflicto


Aunque los hechos generadores de conflictos dependen del enfoque bajo el cual
se estudie el conflicto (psicológico, sociológico, ambiental, etc.), y además atien-
den a las particularidades de cada caso concreto, podemos identificar algunas
categorías de hechos que generalmente se presentan como causas del conflicto:
• Información: cuando existen diferencias sobre las fuentes, el análisis o la
interpretación referente a un tema. Los procesos de comunicación gene-
ran malos entendidos de acuerdo con las interpretaciones que damos
desde “nuestra perspectiva” a los mensajes que se nos transmiten.
• Relaciones humanas: surgen a partir de cuestiones como la integridad,
confiabilidad, aptitud mental de las diferentes partes involucradas en
el conflicto.
• Valores: estas disputas se caracterizan porque está en juego qué es “lo
mejor” desde un punto de vista moral. Cuando las disputas se encuentran
estrechamente ligadas a valores diferentes, los conflictos suelen ser muy
intensos. Aunque los conflictos de valores pueden ser también referidos
a pequeñas diferencias sobre la interpretación de algún valor o sobre
cómo debe ser implementado.
• Estructuras de poder: cuando las estructuras sociales establecidas alre-
dedor de alguna actividad limitan las aspiraciones o necesidades de gru-
pos o de algún grupo causando roces. Si no se realiza algún cambio en
las estructuras sociales, los conflictos probablemente se repetirán una
y otra vez.
• Intereses y objetivos: muchas veces los conflictos se generan a partir de
una simple diferencia en las metas y objetivos de las partes.
• Necesidades básicas: la necesidad de amor, reconocimiento, afecto, acep-
tación, entre otras, pueden funcionar como causas subyacentes de los con-
flictos. Muchas veces encontramos que la verdadera causa del conflicto se
encuentra en la necesidad de satisfacción de alguna de estas necesidades.
• Diferencias culturales: las diferencias culturales pueden estar presentes
y deben de considerarse, la forma en que la gente percibe la situación
que la rodea siempre se encuentra culturalmente determinada.
Esta lista no es taxativa ni excluyente, se pueden encontrar muchas de estas
causas interactuando en un mismo conflicto. En realidad, lo importante es tener
el cuidado de reconocerlas ya que las causas del conflicto señalan cuáles son los
temas en juego y ayudan a determinar las alternativas de manejo que se pueden
utilizar.
Fuente: Red Mesoamericana de Manejo de Conflictos Socioambientales. Manual para el Manejo
de Conflictos Socioambientales. San José: Red Mesoamericana de Manejo de Conflictos Socio-
ambientales, 2000.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Como se dijo, para iniciar el análisis y resolución de conflictos en el


agro es preciso superar la óptica conflictivista y distinguir claramente si
se trata de un conflicto o de otra categoría de problema. Así, una de-
manda de tierra por campesinos que no la poseen y la necesitan para
subvenir a sus necesidades, al igual que la reivindicación salarial de los
trabajadores agrícolas para ser pagados en los mínimos que establece la
ley, no constituyen conflictos. Tampoco una manifestación masiva de
campesinos que demandan tierra en las calles de la ciudad. Estas expre-
siones sociales no ponen en cuestión al Estado. No cuestionan la goberna-
bilidad ni las bases estructurales de la democracia. Por el contrario, la
demanda de derechos fortalece la función pública cuando ésta posee los
mecanismos que le permiten llevar a su población a gozar de los derechos
que les confiere la ciudadanía.
Uno de los problemas recurrentes en Guatemala respecto de los con-
flictos agrarios es la ausencia de mecanismos legales capaces de resol-
verlos. Los fenómenos agrarios que trata este texto refieren a problemas
estructurales resultado, en gran parte, de la oposición entre dos derechos
sobre la tierra y el territorio. Uno, basado en los postulados del orden
jurídico occidental generado por la sociedad dominante, y otro, cons-
truido en la acumulación de prácticas consuetudinarias durante más de
un milenio de ocupación del territorio por los pueblos conquistados en
los albores del siglo XVI.
Como ya se indicó, si bien la geografía del país aparece jalonada de
“conflictos”, muchos de ellos constituyen demandas socioeconómicas de
campesinos sin tierra, trabajadores agrícolas que solicitan tierra para
retribuir sus salarios no pagados a veces durante años; o bien, se trata de
comunidades con derechos inscritos o no inscritos que son violados por
agentes externos que ocupan parte de sus tierras. Un caso similar ocurre
con los llamados “conflictos medioambientales”. Éstos, en su mayoría,
más que invasiones de áreas protegidas, son reclamos de comunidades
que, habiendo sido adjudicadas con tierra por el Estado, posteriormente

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

el mismo Estado procedió a declarar sus tierras como áreas protegidas o


bien las declaró sobre poblaciones residentes.6
Lo anterior se agrava por la inexistencia de un catastro y la insufi-
ciencia e inaccesibilidad para los pobres rurales al Registro de la Propie-
dad. El estudio de los conflictos sobre la tierra y el territorio es la condi-
ción sin la cual los fenómenos sociales y políticos agrupados bajo la
categoría de conflictos difícilmente podrán ser resueltos7 en forma soste-
nible y duradera. En ese mismo sentido, continuarán siendo obstáculos
para la paz y el desarrollo.

Considerando el carácter único de los elementos que componen la


dinámica de un conflicto, es prácticamente imposible elaborar un con-
junto común de soluciones universalmente aplicables. Sin embargo, es
posible establecer algunos apoyos para la reflexión como el análisis
del conflicto. Esto con el fin de preparar actividades focalizadas hacia
la prevención del conflicto, la construcción de la paz y la promoción
de la estabilidad estructural de la sociedad concernida. Por ello es
importante:
• Apoyar las prácticas institucionales que asignan un lugar relevante
al análisis a profundidad de la dinámica específica de los conflictos
particulares y del impacto de todas las acciones sobre ellos.
• Favorecer el diálogo permanente, la reflexión y la toma de conciencia
al nivel local con los actores gubernamentales y de la sociedad civil
con el propósito que puedan encontrarse soluciones viables y éstas
se integren a las perspectivas de los organismos de cooperación.
• Promover la pluralidad cultural, privilegiando las actividades, per-
mitiendo asociar diversos grupos étnicos y sosteniendo las acciones
de los actores que trabajan en ese sentido; contribuir a construir o a

6
Ver: Bayron Milián, Georg Grünberg y Mateo Cho. La conflictividad agraria en las tierras
bajas del norte de Guatemala: Petén y la Franja Transversal del Norte. Guatemala: FLACSO,
2002, y el análisis sobre la reserva de la biosfera Visis Cabá en Bettina Durocher. Los dos
derechos de la tierra: la cuestión agraria en el país ixil. Guatemala, FLACSO, 2002.
7
Ver: Eduard Vinyamata Camp. Manual de prevención y resolución de conflictos. Barcelona:
Editorial Ariel, 1999.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

fortalecer las interdependencias entre comunidades y evitar la po-


larización entre los grupos percibidos como ganadores y perdedo-
res.8

La primera parte de esta guía contiene una relación general sobre el


fenómeno de la “conflictividad agraria” en Guatemala. Tiene el propósito
de proveer el contexto conceptual y empírico necesario para exponer las
estrategias para su estudio. En esta primera sección se han incluido en
recuadros las descripciones de algunos conflictos considerados típicos
de las diferentes realidades que se encuentran en el país. La segunda
parte expone las principales categorías, dimensiones, métodos y técnicas
útiles para estudiar y así comprender los conflictos agrarios. Los recua-
dros contienen ejemplos aplicados a tipos específicos de conflictos o a
su generalidad. En el entendido que cada investigación y cada investiga-
dor e investigadora son distintos, esta sección únicamente está formada
por propuestas para ser adaptadas.

8
OCDE. Prévenir les conflits violents: quels moyens d’action? Paris, OCDE, 2001. pp. 35-36.
Traducción del autor.

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

I
LA FISONOMÍA DE LOS FENÓMENOS AGRARIOS:
CARACTERÍSTICAS DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y
EL TERRITORIO

Para analizar los conflictos sobre la tierra es preciso contar con un marco
conceptual y con los elementos de la historia, sociedad, cultura y geografía
que constituyen el entorno del fenómeno. Este capítulo resume los prin-
cipales conceptos y procesos históricos y sociales en la base de los con-
flictos actuales sobre la tierra y el territorio.
En Guatemala, como en otras sociedades, la tierra posee una plura-
lidad de significaciones admitiendo varias lecturas según la percepción
de quien la concibe y el papel que ésta desempeña en su vida cotidiana.
Así, la tierra para algunos puede ser un valor de cambio o un objeto de
especulación financiera, y para otros constituirse en un símbolo de sus
luchas identitarias y de su cosmogonía. Esta lectura diferencial de la
tierra incrementa su potencial de conflicto en los niveles de la polémica
política e ideológica al discutirse sobre un mismo objeto visto de manera
distinta por los actores sociales que tienen relación con él.
El concepto de sociedades duales, utilizado desde la década de 1940
para caracterizar las sociedades divididas entre una cultura dominante
de raigambre occidental y sociedades indígenas, y que se aplicó principal-
mente a Guatemala, Perú, Ecuador y Bolivia, constituye un buen instru-
mento para explicar esta diferencia de concepción respecto a la tierra.
Darcy Ribeiro,9 al caracterizar Guatemala como un espacio donde se opo-
nen pueblos testimonio con pueblos mestizos, pero que ideológicamente
se identifican como trasplantados, también se refiere a la oposición entre
dos sistemas de pensamiento que evolucionan en el marco de una

9
Darcy Ribeiro. Configuraciones histórico-culturales americanas. Bogotá: El Búho, 1982.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

dialéctica común que determina procesos de cambio social e ideológico


distintos entre los grupos sujeto de esa relación.
El universo de las ideologías y de las concepciones de la tierra no es
tan simple como la oposición entre el valor de cambio y el significado
cosmogónico. Las evoluciones diferenciales de los distintos grupos étni-
cos y culturales, y aun al interior de ellos mismos, definen un amplísimo
espectro de valoraciones sobre la tierra y el territorio, donde los tipos
básicos sólo constituyen la base del análisis para conocer sus derivaciones
regionales y locales. Las expresiones actuales de la dinámica agraria son
el resultado de los procesos de cambio histórico que, junto con la eco-
nomía y la sociedad, han producido transformaciones en las concepciones
y valoraciones de la tierra y sus recursos.
Cuando se trata sobre el problema de la tierra en Guatemala, las imá-
genes más recurrentes refieren a los niveles de concentración más altos
en el continente, a la pérdida de las tierras indígenas, a la explotación
del trabajo de los campesinos indígenas para la consolidación de las ha-
ciendas,10 y a una historia de conflictividad con cruentas expresiones.
Cada uno de estos factores no explica por sí solo la importancia de la
tierra como generadora de conflicto. Es la articulación entre estas reali-
dades y las ideologías de la propiedad lo que permite explicar la centra-
lidad y la extrema sensibilidad política que la tierra ha adquirido desde
el principio de la historia colonial guatemalteca.
Los censos agropecuarios de la segunda mitad del siglo XX demues-
tran un proceso creciente de concentración de los recursos fundiarios en
pocas manos y de reducción de las pequeñas propiedades.11 Esto conso-
lidó una estructura dicotómica que opone las haciendas agroexportado-

10
La persistencia hasta mediados del siglo XX del trabajo forzado de los indígenas para las
fincas y las obras públicas diferencia claramente a Guatemala del resto del continente, como
lo demuestra Severo Martínez Pelaez. La patria del criollo. San José: Editorial Universitaria
Centroamericana, 1970. Un desarrollo más reciente sobre el tema se encuentra en: Gustavo
Palma, Arturo Taracena y José Aylwin. Procesos agrarios en Guatemala desde el siglo XVI
a los Acuerdos de Paz. Guatemala, FLACSO: 2002.
11
Ver: Eduardo Baumeister. “Formas de acceso a la tierra y al agua en Guatemala”, en Cua-
dernos de desarrollo humano 4. Guatemala: PNUD, 2001.

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

ras, ubicadas en los mejores suelos del país, a cientos de miles de mini-
fundios en las zonas con menor potencial agropecuario12 donde fueron
reducidos los indígenas.13 Los minifundios de las regiones de refugio pro-
ducen los alimentos que consume la población y aseguran, con su mano
de obra, la producción de riqueza en el sector primario de la economía.

En los sistemas lati-minifundistas, la mano de obra asalariada de los


latifundios es asegurada por una multitud de explotaciones campe-
sinas demasiado pequeñas para emplear plenamente su mano de obra
familiar y para satisfacer sus necesidades.14

La importancia del sector agropecuario en la formación del Producto


Interno Bruto del país indica también la relevancia actual de la posesión
de la tierra en la economía guatemalteca. Por ello, cuando se habla de
concentración de la tierra, se refiere también a la concentración de la
riqueza.
Los conflictos relacionados con la tierra y el territorio, en general, no
son el producto de coyunturas. Por el contrario, aunque eclosionan al
confluir varios factores desencadenantes tienen, en la mayoría de los
casos, raíces históricas casi siempre agudizadas por la carencia de segu-
ridad jurídica y la oposición entre el derecho nacional y el derecho con-
suetudinario de tierras y gestión del territorio. Por ello, para analizar
esos conflictos en Guatemala, es preciso establecer algunas premisas de
base:
• Los conflictos relacionados con la tierra tienen una génesis multicausal
que articula factores jurídicos, económicos, políticos, laborales, étnicos
y religiosos.

12
Ver: Carlos Guzmán Böckler y Jean-Loup Herbert. Guatemala: una interpretación histórico-
social. México: Siglo Veintiuno Editores, 1970; y Santiago Bastos y Manuela Bastos. CONIC: 11
años de lucha por el recate de la cultura maya y la Madre Tierra. Guatemala: CONIC, 2003.
13
Ver: Gonzalo Aguirre Beltrán. Regiones de refugio. México: Instituto Nacional Indigenista,
1973.
14
Marcel Mazoyer y Laurence Roudart. Histoire des agricultures du monde. Du néolithique
a la crise contemporaine. Paris: Éditions du Seuil, 2002. p. 68. Traducción del autor.

21

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

• Durante la historia, las causas originales se han rearticulado, presen-


tando distintas fisonomías en cada época y acumulándose esta historia
en la conciencia colectiva de las poblaciones involucradas en los fenó-
menos agrarios. Estos, además, se insertan en el inconsciente colectivo,
muchas veces asociándose con la reivindicación o afirmación de las
identidades étnicas, políticas y culturales.
• El enfrentamiento armado de las últimas cuatro décadas del siglo pasa-
do intensificó los conflictos sobre la tierra y el territorio, o bien modi-
ficó su fisonomía al agregarse factores derivados de nuevas dinámicas
de la confrontación política. El desarraigo, la violación de los sitios
sagrados, un espacio sembrado de cementerios clandestinos, el despla-
zamiento forzado de población y la pérdida de derechos sobre la tierra
de los desarraigados, constituyen expresiones del enfrentamiento liga-
das a la tierra.
• Los procesos sociales, políticos y económicos del posconflicto, lo mis-
mo que las transformaciones dirigidas a la construcción de la paz,
contribuyen a definir nuevas características del conflicto agrario rela-
cionadas con la expresión de la reivindicación y la posibilidad del re-
curso a nuevas instancias para el reclamo de derechos.
• Una cultura patriarcal que desconoce los derechos sobre la tierra de
las mujeres, aunque la ley los reconozca, principalmente en las adjudi-
caciones de tierras nacionales o mediante programas estatales; por
ejemplo, en las fincas donde retornaron los antiguos refugiados desde
México y en las fincas adquiridas mediante financiamiento del Fondo
de Tierras.
• La inexistencia de un catastro y un registro de derechos de tierra confia-
bles son la base de la debilidad del Estado y su incapacidad de garan-
tizar seguridad jurídica sobre la tierra.

En Guatemala no se ha reconocido aún la diversidad étnica y cultural


relativa la relación de la sociedad con la tierra, al igual que respecto a la
totalidad del universo social, jurídico, económico y cultural. Esto define
un potencial de conflicto derivado de la concepción de la sociedad como
una entidad social y culturalmente homogénea, y como tal, sujeta a un
22

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

solo derecho de raigambre occidental. En relación con la tierra, esto


implica reconocer que se trata no necesariamente de un factor de pro-
ducción, y que su utilización y ocupación pueden basarse en argumentos
que remiten a sus valores simbólicos y a las identidades étnicas y cul-
turales.

La tierra y el territorio
También hay otro elemento de medular importancia para comprender
las dinámicas del espacio rural guatemalteco. Éste radica en su carácter
dual:
• Como tierra propiamente dicha; es decir, como un medio de produc-
ción cuyos derechos de posesión son susceptibles de ser cuestionados
y donde se aplican las demandas de redistribución.
• Como territorio étnico, nacional, tradicional, sagrado o comunitario;
o sea, agregando un conjunto de valores de tipo histórico, cultural e
ideológico que superan las reivindicaciones económicas y se colocan
fuera de las coyunturas políticas y sociales.

Este doble carácter le da a la tierra una particular susceptibilidad de


colocarse en una posición relevante al confluir otros factores políticos y
sociales que generan una situación de conflicto. En general, la demanda
territorial coincide con las demandas socioeconómicas, incluyendo las
laborales y la reivindicación de redistribución. Al otro extremo, no nece-
sariamente la reivindicación de tierras por razones de carencia o insufi-
ciencia coincide con la territorial.
Cuando se aplica el concepto de territorio se está haciendo referencia
al espacio vital de un pueblo o de una comunidad, englobando su memo-
ria histórica y su ámbito simbólico y de reproducción material, social y
cultural.16 De allí que se incluyan como territorios las áreas marítimas,

16
Ver: Enrique Florescano. Memoria indígena. México: 1999. Taurus.

23

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

lacustres y fluviales que constituyen el patrimonio económico y simbólico


de las sociedades que explotan esos recursos. Recientemente, en Gua-
temala, Georg Grünberg ha constatado la ampliación del territorio gari-
nagu más allá de su asentamiento terrestre hacia sus áreas de pesca,16 y
Perla Petrich ha sistematizado los criterios para este análisis estudiando
los pueblos del lago Atitlán.17
Cuando un pueblo o una comunidad reivindican un territorio, su de-
manda no termina con el logro de metas socioeconómicas. En estos casos,
la dimensión más relevante de la exclusión es la política y cultural que
se simboliza en el territorio perdido, cuyas fronteras forman parte de la
memoria colectiva. Allí el potencial de eclosión de conflictos es mayor, y
se incrementa cuando prevalecen condiciones de carencia y pobreza
rural.
Una vez caracterizado un conflicto como de tierra o de territorio, su
resolución se encauza por vías distintas:
• Cuando se trata de conflictos basados en el territorio, el Convenio 169
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ratificado por el
Congreso de la República de Guatemala en 1996, provee las bases para
su resolución, tanto judicial como no judicial. Como principios gene-
rales se pueden invocar los compromisos contenidos en el capítulo
sobre tierras del Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos
Indígenas y los artículos de la Constitución Política de la República
referidos a las tierras de las comunidades indígenas.18 Es decir, que

16
Ver: Georg Grünberg. Tierras y territorios indígenas de Guatemala. Guatemala: FLACSO,
2003.
17
Ver: Perla Petrich. Historias, historia del lago Atitlán. Guatemala: Ediciones CAEL/Muni-
k’at, 1999.
18
El artículo 67 plantea: Las tierras de las cooperativas, comunidades indígenas o cuales-
quiera otras formas de tenencia comunal o colectiva de propiedad agraria (...) gozarán
de protección especial del Estado, de asistencia crediticia y técnica preferencial, que
garanticen su posesión y desarrollo (...) las comunidades indígenas y otras que tengan
tierras que históricamente les pertenecen y que tradicionalmente han administrado en
forma especial, mantendrán ese sistema. El artículo 68 dice que mediante programas
especiales y legislación adecuada, el Estado proveerá de tierras estatales a las comunidades
indígenas que las necesiten para su desarrollo.

24

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

existe un marco normativo en la legislación que puede ser invocado


en las reivindicaciones territoriales.
• Cuando se trata de conflictos específicamente de tierras, intervienen
judicialmente la normativa definida en el Código Civil, el Registro de
la Propiedad, la Ley de Expropiaciones. También la Ley del Fondo de
Tierras cuando se trata de regularización de tierras. Los procesos no
judiciales se afincan sobre los mismos principios y los Acuerdos de
Paz, principalmente el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Si-
tuación Agraria, el Acuerdo para el Reasentamiento de las Poblaciones
Desarraigadas por el Enfrentamiento Armado y, cuando se trata de
población indígena, el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los
Pueblos Indígenas y el Convenio 169.
Artículos sobre tierras en el Convenio 169 de la OIT
Artículo 13
• Al aplicar las disposiciones de esta parte del Convenio, los gobiernos de-
berán respetar la importancia especial que para las culturas y valores
espirituales de los pueblos interesados reviste su relación con las tierras
o territorios, o con ambos, según los casos, que ocupan o utilizan de algu-
na otra manera, y en particular los aspectos colectivos de esa relación.
• La utilización del término tierras en los artículos 15 y 16 deberá incluir
el concepto de territorios, lo que cubre la totalidad del hábitat de las regio-
nes que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera.
Artículo 14
• Deberá reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y
de posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. Además, en
los casos apropiados, deberán tomarse medidas para salvaguardar el dere-
cho de los pueblos interesados a utilizar tierras que no estén exclusiva-
mente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente
acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia. A este respecto,
deberá prestarse particular atención a la situación de los pueblos nómadas
y de los agricultores itinerantes.
• Los gobiernos deberán tomar las medidas que sean necesarias para deter-
minar las tierras que los pueblos interesados ocupan tradicionalmente y
garantizar la protección efectiva de sus derechos de propiedad y posesión.

25

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

• Deberán instituirse procedimientos adecuados en el marco del sistema


jurídico nacional para solucionar las reivindicaciones de tierras formu-
ladas por los pueblos interesados.
Artículo 15
• Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes
en sus tierras deberán protegerse especialmente. Estos derechos compren-
den el derecho de esos pueblos a participar en la utilización, administración
y conservación de dichos recursos.
• En caso de que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los
recursos del subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en
las tierras, los gobiernos deberán establecer o mantener procedimientos
con miras a consultar a los pueblos interesados, a fin de determinar si los
intereses de esos pueblos serían perjudicados, y en qué medida, antes de
emprender o autorizar cualquier programa de prospección o explotación
de los recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados deberán
participar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales acti-
vidades, y percibir una indemnización equitativa por cualquier daño que
puedan sufrir como resultado de esas actividades.
Artículo 16
• A reserva de lo dispuesto en los párrafos siguientes de este artículo, los
pueblos interesados no deberán ser trasladados de las tierras que ocu-
pan.
• Cuando excepcionalmente el traslado y la reubicación de esos pueblos se
consideren necesarios, sólo deberán efectuarse con su consentimiento,
dado libremente y con pleno conocimiento de causa. Cuando no pueda
obtenerse su consentimiento, el traslado y la reubicación sólo deberá tener
lugar al término de procedimientos adecuados establecidos por la legis-
lación nacional, incluidas encuestas públicas, cuando haya lugar, en que
los pueblos interesados tengan la posibilidad de estar efectivamente repre-
sentados.
• Siempre que sea posible, estos pueblos deberán tener el derecho de regre-
sar a sus tierras tradicionales en cuanto dejen de existir la causas que motiva-
ron su traslado y reubicación.
• Cuando el retorno no sea posible, tal como se determine por acuerdo o,
en ausencia de tales acuerdos, por medio de procedimientos adecuados,
dichos pueblos deberán recibir, en todos los casos posibles, tierras cuya
calidad y cuyo estatuto jurídico sean por lo menos iguales a los de las
tierras que ocupaban anteriormente, y que les permitan subvenir a sus

26

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

necesidades y garantizar su desarrollo futuro. Cuando los pueblos intere-


sados prefieran recibir una indemnización en dinero o en especie, de-
berá concedérseles dicha indemnización con las garantías apropiadas.
• Deberá indemnizarse plenamente a las personas trasladadas y reubicadas
por cualquier pérdida o daño que hayan sufrido como consecuencia de
su desplazamiento.
Artículo 17
• Deberán respetarse las modalidades de transmisión de los derechos sobre
la tierra entre los miembros de los pueblos interesados establecidas por
dichos pueblos.
• Deberá consultarse a los pueblos interesados siempre que se considere su
capacidad de enajenar sus tierras o de transmitir de otra forma sus dere-
chos sobre estas tierras fuera de su comunidad.
• Deberá impedirse que personas extrañas a esos pueblos puedan aprove-
charse de las costumbres de esos pueblos o de su desconocimiento de las
leyes por parte de sus miembros para arrogarse la propiedad, la posesión
o el uso de las tierras pertenecientes a ellos.
Artículo 18
La ley deberá prever sanciones apropiadas contra toda intrusión no autorizada
en las tierras de los pueblos interesados o todo uso no autorizado de las mismas
por personas ajenas a ellos, y los gobiernos deberán tomar medidas para impe-
dir tales infracciones.
Artículo 19
Los programas agrarios nacionales deberán garantizar a los pueblos interesa-
dos condiciones equivalentes a las que disfruten otros sectores de la población,
a los efectos de: a) la asignación de tierras adicionales a dichos pueblos cuando
las tierras de que dispongan sean insuficientes para garantizarles los elementos
de una existencia normal o para hacer frente a su posible crecimiento numérico;
b) el otorgamiento de los medios necesarios para el desarrollo de las tierras
que dichos pueblos ya poseen.

Fuente: Convenio número 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes.
San José: OIT, 1996.

27

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Derechos relativos a la tierra de los pueblos indígenas en el


Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas

• Los derechos relativos a la tierra de los pueblos indígenas incluyen tanto


la tenencia comunal o colectiva, como la individual, los derechos de pro-
piedad, de posesión y otros derechos reales, así como el aprovechamiento
de los recursos naturales en beneficio de las comunidades, sin perjuicio de
su hábitat. Es necesario desarrollar medidas legislativas y administrativas
para el reconocimiento, titulación, protección, reivindicación, restitución
y compensación de estos derechos.
• La desprotección de los derechos relativos a la tierra y recursos naturales
de los pueblos indígenas es parte de una problemática muy amplia que
se debe, entre otras razones, a que los campesinos indígenas y no indíge-
nas difícilmente han podido legalizar sus derechos mediante titulación
y registro. Cuando excepcionalmente han podido legalizar sus derechos,
no han tenido acceso a los mecanismos legales para defenderlos. Al no
ser exclusiva de la población indígena, aunque ésta ha sido especialmente
afectada, esta problemática deberá abordarse al tratarse el tema “Aspec-
tos socioeconómicos y situación agraria”, como parte de las considera-
ciones sobre reformas en la estructura de la tenencia de la tierra.
• Sin embargo, la situación de particular desprotección y despojo de las
tierras comunales o colectivas indígenas merece una atención especial
en el marco del presente acuerdo. La Constitución de la República estable-
ce la obligación del Estado de dar protección especial a las tierras de coo-
perativas, comunales o colectivas; reconoce el derecho de las comunidades
indígenas y otras a mantener el sistema de administración de las tierras
que tengan y que históricamente les pertenecen; y contempla la obligación
del Estado de proveer de tierras estatales a las comunidades indígenas
que las necesiten para su desarrollo.
• Reconociendo la importancia especial que para las comunidades indígenas
tiene su relación con la tierra, y para fortalecer el ejercicio de sus derechos
colectivos sobre la tierra y sus recursos naturales, el gobierno se compro-
mete a adoptar directamente, cuando es de su competencia, y a promover
cuando es de la competencia del Organismo Legislativo o de las autori-
dades municipales, las medidas abajo mencionadas, entre otras, que se
aplicarán en consulta y coordinación con las comunidades indígenas
concernidas.

28

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Regularización de la tenencia de la tierra de las comunidades indíge-


nas
• El gobierno adoptará o promoverá medidas para regularizar la situación
jurídica de la posesión comunal de tierras por las comunidades que ca-
recen de títulos de propiedad, incluyendo la titulación de las tierras mu-
nicipales o nacionales con clara tradición comunal. Para ello, en cada
municipio se realizará un inventario de la situación de tenencia de la
tierra.

Tenencia de la tierra y uso y administración de los recursos natu-


rales
• Reconocer y garantizar el derecho de acceso a tierras y recursos que no
estén exclusivamente ocupados por las comunidades, pero a las que éstas
hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales
y de subsistencia (servidumbres, tales como paso, tala, acceso a manan-
tiales, etc., y aprovechamiento de recursos naturales), así como para
sus actividades espirituales.
• Reconocer y garantizar el derecho de las comunidades de participar en
el uso, administración y conservación de los recursos naturales existen-
tes en sus tierras.
• Obtener la opinión favorable de las comunidades indígenas previa la
realización de cualquier proyecto de explotación de recursos naturales
que pueda afectar la subsistencia y el modo de vida de las comunidades.
Las comunidades afectadas deberán percibir una indemnización equita-
tiva por cualquier daño que puedan sufrir como resultado de estas acti-
vidades.
• Adoptar, en cooperación con las comunidades, las medidas necesarias
para proteger y preservar el medio ambiente.

Restitución de tierras comunales y compensación de derechos


• Suspender las titulaciones supletorias para propiedades sobre las cuales
hay reclamos de derechos por las comunidades indígenas.
• Suspender los plazos de prescripción para cualquier acción de despojo
a las comunidades indígenas.
• Cuando los plazos de prescripción hayan vencido anteriormente, estable-
cer procedimientos para compensar a las comunidades despojadas con tie-
rras que se adquieran para el efecto.

29

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Adquisición de tierras para el desarrollo de las comunidades indí-


genas
• El gobierno tomará las medidas necesarias, sin afectar la pequeña propiedad
campesina, para hacer efectivo el mandato constitucional de proveer de
tierras estatales a las comunidades indígenas que las necesiten para su desa-
rrollo.

Protección jurídica de los derechos de las comunidades indígenas


• El desarrollo de normas legales que reconozcan a las comunidades indí-
genas la administración de sus tierras de acuerdo con sus normas consue-
tudinarias.
• Promover el aumento del número de juzgados para atender los asuntos
de tierras y agilizar procedimientos para la resolución de dichos asuntos.
• Instar a las facultades de ciencias jurídicas y sociales al fortalecimiento
del componente de derecho agrario en el currículo de estudio, incluyen-
do el conocimiento de las normas consuetudinarias en la materia.
• Crear servicios competentes de asesoría jurídica para los reclamos de
tierras.
• Proveer gratuitamente el servicio de intérpretes a las comunidades indí-
genas en asuntos legales.
• Promover la más amplia divulgación dentro de las comunidades indígenas
de los derechos agrarios y los recursos legales disponibles.
• Eliminar cualquier forma de discriminación de hecho o legal contra la
mujer en cuanto a facilitar el acceso a la tierra, a la vivienda, a créditos y
a participar en los proyectos de desarrollo.

Fuente: Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas. Guatemala: MINUGUA,
1995.

Vigencia de las concepciones y el derecho indígena sobre la


tierra
En Guatemala, la conquista y colonización española, lo mismo que los
períodos posteriores hasta la actualidad, a pesar de caracterizarse por
políticas dirigidas al etnocidio y la decantación de la identidad social,
étnica y cultural de los indígenas, no lograron su cometido. Los pueblos
originarios mantuvieron su cultura, sus idiomas, sus sistemas de pro-

30

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

ducción, su relación con la tierra y sus sistemas tradicionales de gestión,


administración y legislación de sus territorios.

Para la mayoría de ellos la Madre Tierra tiene un sentido profundo


como centro de su ser, su sociedad y su cosmovisión. Las invocaciones
al Corazón del Cielo y al Corazón de la Tierra no son palabras vacías
o retóricas; son parte de la base cultural configurada a lo largo de
generaciones que hicieron de la tierra su principal recurso material y
espiritual y que continúa siendo el eje de su vida social.19

Dentro de la cultura y la legalidad occidental, los indígenas guate-


maltecos conservaron la memoria de sus sistemas jurídicos y los adapta-
ron a los cambios impuestos por la deculturación y la historia, aunque
sobre bases distintas a las del derecho positivo. Su derecho está integrado
por un conjunto de normas tradicionales de carácter oral no codificadas,
socialmente aceptadas y acatadas por una comunidad determinada. Las
normas varían de una comunidad a otra, pero su esencia es la misma:
tienden a prescribir comportamientos, mientras que en derecho positivo
están orientadas a sancionarlos. El objetivo del derecho indígena es
mantener la armonía y el balance de una comunidad, por lo que se dice
que tiene una orientación colectiva (...) dentro de la concepción de dere-
cho indígena, las normas en general tienden a la reparación o resar-
cimiento del daño por parte del infractor (...)20
La resolución de los conflictos sobre la tierra es uno de los ámbitos de
actuación del derecho consuetudinario en Guatemala. Sin embargo, al
no reconocerse su práctica, se agudizan las contradicciones entre las cul-
turas jurídicas cuya asimetría jerárquica continúa privilegiando concep-
tos y leyes ajenas a la experiencia cotidiana de la mayoría de los habitantes
rurales del país.

19
Bastos y Camus. Op. cit. p. 14.
20
Guisela Mayén. “El derecho indígena y el derecho del Estado en Guatemala”, en Simona
Yagenova (compiladora). Derecho indígena en América Latina: logros y perspectivas. Gua-
temala: FLASCO, 2003. p. 162.

31

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Así como los romanos agregaron a su panteón los dioses de los pueblos
conquistados, los amerindios de Guatemala, siendo conquistados, se
infiltraron en los resquicios de la legalidad occidental y crearon formas
de derecho agrario que permitían la reivindicación de derechos ante los
juzgados ladinos. Aprendieron a escribir largos memoriales para solicitar
tierras comunales, crearon los documentos municipales simples que
adjudicaban derechos de usufructo, confiaron en la legalidad de sus ejidos
municipales, y sus alcaldes reivindicaron sus posesiones edilicias como
propiedades privadas aunque se tratara de tierras internamente
manejadas como comunales.
Los indígenas reconocen que su desconocimiento del derecho de
tierras occidental les hizo presas del despojo. En parte, por ello, escon-
dieron como tesoros sus títulos reales de propiedad, confiando en que
algún día su presentación les permitiría reclamar sus derechos. Los xincas
de Jumaytepeque ocultaron durante décadas su cédula real del siglo
XVIII y muchas comunidades mayas, cuando la violencia de los años 80
las obligó a refugiarse en México, prefirieron llevar sus títulos de pro-
piedad antes que sus bienes familiares más preciados.
También, la legislación sobre ejidos o tierras comunales emitida desde
la colonia ha buscado sustituir las normas de los pueblos originarios y
establecer un nuevo orden jurídico para facilitar su dominación (por
parte de los conquistadores, de los criollos y de sus descendientes en la
actualidad).21 Sin embargo, el derecho indígena de gestión territorial
persiste bajo distintas formas y sistemas de ejercicio prácticamente en
todo el país, tanto para la administración de tierras y bosques comu-
nales22 como para la resolución de los conflictos que se presentan entre
personas y colectividades.23

21
Braulia Thillet et al. Tierras comunales en Guatemala: un desafío para el desarrollo soste-
nible. Guatemala: FLACSO, 2003. p. 313.
22
Ver: Romeo Tiu López y Pedro García Hierro. Los bosques comunales de Totonicapán:
historia, situación jurídica y derechos indígenas. Guatemala: FLACSO/MINUGUA/CONTIERRA,
2003.
23
En Milián, Grunberg y Cho, 2002, se exponen algunos sistemas locales de resolución de
conflictos de tierra entre los q’eqchi’s.

32

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Entre los indígenas, los derechos a la tierra de las mujeres constituyen


aún un área culturalmente sensible. Si bien, la mayoría de sus tradiciones
no excluye a las mujeres ni de la herencia ni del derecho de posesión, en
la práctica, las organizaciones de mujeres han denunciado la discrimi-
nación de que son objeto respecto de los derechos de propiedad y de
toma de decisiones relativas a la gestión de sus tierras. Para ello, los
hombres argumentan su sustrato cultural y la cosmogonía maya. Esto
ocurre con particular relevancia en las fincas adquiridas con fondos pú-
blicos para retornados y beneficiarios del Fondo de Tierras. En estas
fincas, aunque las mujeres mantienen derechos de copropiedad, se cons-
tituyeron cooperativas que, en la práctica, excluyen a las mujeres de la
gestión de sus propios bienes.
El despojo de las tierras de los indígenas en Guatemala se dio princi-
palmente en tres períodos de su historia: la conquista y colonia españolas,
la revolución liberal iniciada en 1871 y el período de las dictaduras
militares después de 1954. Entre las muchas estrategias dirigidas a la
apropiación privada de las tierras comunales y de los campesinos pobres,
en el siglo pasado destacó la titulación supletoria, mediante la cual, con
la complicidad del Poder Judicial y municipalidades, era posible para
los blancos y mestizos apropiarse de tierras indígenas, aun cuando se
encontraran debidamente inscritas en el Registro de la Propiedad, como
es el caso de las 37.000 hectáreas propiedad de la Comunidad Indígena
Xinca de Jutiapa, de las que han perdido cerca de una tercera parte me-
diante ese mecanismo.

Titulación Supletoria
Principal mecanismo de despojo de las tierras xincas
Los territorios xincas tienen su origen legal y administrativo en concesiones
hechas por la corona española y el gobierno. Al fundarse el Registro General
de la Propiedad, los xincas se vieron en la necesidad de inscribir sus tierras
para cumplir con los requisitos establecidos en la normativa vigente para la
época.
Pero, pese a cumplir con esta inscripción, las comunidades xincas fueron objeto
de usurpación y despojo mediante titulaciones por parte de particulares. El pro-
cedimiento para estas titulaciones fue establecido en el decreto número 261 del

33

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

15 de septiembre de 1880. Este mecanismo legal consistía en denunciar ante el


Jefe Político o Secretario de Gobernación las tierras como baldías (aquéllas que
no estén destinados por la autoridad a un uso publico, ni pertenecen en propie-
dad, con título legítimo, a particulares o corporaciones) teniendo que comprobar
esta situación por medio de la presentación de las características generales del
terreno denunciado. Si el denunciante no hubiera podido comprobarlo como
baldío, debía presentar por lo menos tres testigos; para posteriormente publicar
con carteles en lugares públicos y en el Diario Oficial la denuncia; posterior a
este trámite se nombraba un experto medidor que verificaba las características
generales del terreno presentadas por el denunciante o los testigos; y por último,
se extendía certificado para pasar a su inscripción ante el Registro General de la
Propiedad.
Este mecanismo ha sido utilizado hasta nuestros días, ahora por medio de la
Ley de Titulación Supletoria (decreto 49-79), que en el fondo presenta las mis-
mas características (denuncia, medida y ratificación), con la variante que se
traslada la potestad de autorizar a los Juzgados de Primera Instancia del Ramo
Civil Departamentales y la ratificación corre a cargo de la municipalidad en que
se encuentre situado el inmueble.
Dado lo anterior, habría que preguntarse: i) ¿Por qué si la definición de terrenos
baldíos contenida en las citadas leyes, refiere que no se pueden titular aquéllas
que pertenezcan con título legítimo a particulares o corporaciones, el Estado
avaló titulaciones sobre terrenos inscritos y registrados a favor de comunidades
xincas?; ii) ¿Cuáles fueron las pruebas presentadas por los denunciantes para
solicitar las tierras como baldías y si éstos presentaron los testigos requeridos
por la ley?; iii) ¿Cuáles son los criterios que los funcionarios tienen para seguir
extendiendo certificaciones para inscribir las tierras denunciadas?
Éstas son algunas de las irregularidades que se presentan, siendo causa de
contradicciones en cuanto a no tomar en cuenta lo establecido en las leyes vigen-
tes, convenios, acuerdos nacionales e internacionales. Estas irregularidades se
hacen manifiestas a través de: i) titulaciones sobre propiedades plenamente
inscritas y registradas, es decir, se ha propiciado una doble titulación; ii) la
usurpación y despojo de tierras comunales indígenas, situación protegida en la
Constitución Política de la República de Guatemala; y iii) el incumplimiento de
convenios y acuerdos nacionales e internacionales, como el Convenio 169 de la
OIT y el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas.

Fuente: Carlos Camacho Nassar et al. Tierra, identidad y conflicto en Guatemala. Guatemala:
FLACSO/MINUGUA/CONTIERRA, 2003.

34

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Lo anterior indica una característica específica del problema de la


tierra en Guatemala, la importancia, inusitada en el continente, de la
dimensión jurídica. A los mayas, cinco siglos de superposición de otro
derecho les enseñó que reconocerlo y utilizarlo, constituyendo una de
las estrategias para defender sus derechos ancestrales.

La tierra como símbolo de estatus


Las concepciones sobre la tierra y su significado para los distintos grupos
sociales en un país es parte del análisis necesario para dilucidar su impor-
tancia y su papel en la conflictividad que provoca. Por ello, es importante
considerar los valores simbólicos de la tierra en relación con el estatus:
• Como símbolo del estatus adscrito: Es el caso de la acumulación his-
tórica de tierras, muchas veces ociosas, por las oligarquías tradi-
cionales. Estas tierras difícilmente se incorporan al mercado.
• Como símbolo del estatus adquirido: Se trata de las tierras adquiridas
más recientemente con fines de movilidad social vertical con el pro-
pósito de asimilarse a las oligarquías tradicionales. Muchas veces,
grandes extensiones de estas tierras se encuentran ociosas. Estas tie-
rras no se incorporan al mercado. En América Latina éste es el caso
de las haciendas adquiridas por quienes se enriquecieron con el tráfico
de drogas, la especulación financiera y el lavado de dinero.
• Como símbolo del estatus identitario: En este caso se trata no de indi-
viduos, sino de colectividades, generalmente étnicamente diferencia-
das, que relacionan su territorio con su identidad en tanto pueblo y
son, en general, manejadas por estructuras tradicionales de índole
comunitaria. Estas tierras tampoco se incorporan al mercado.

35

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Estatus
Situación, posición de una persona, que ésta asume a la vista de determinadas
características socialmente relevantes en relación con otras personas de una
sociedad. El status es, sobre todo, la expresión del aprecio social, o bien del
rango o del prestigio que se adscribe a una persona en razón de las posiciones
que ella ocupa en un sistema social. Esta valoración social está determinada,
por otra parte, por los privilegios, derechos y deberes, capacidades y atribuciones
relacionados con las posiciones o roles sociales correspondientes.

Cuando la tierra no posee esas connotaciones de estatus, se considera


un valor de cambio, y su valor simbólico se reduce al que le asigna la ley
del valor. En consecuencia, puede incorporarse al mercado como una
mercancía más.24 La importancia del criterio de concentración sobre la
línea de clase25 estriba también en el nivel de simbolización que tiene la
tierra para los terratenientes, que la consideran un signo de su poder en
tanto sector de clase. Por eso, se legitima la ociosidad de porciones de
las propiedades y su uso para la especulación financiera, independien-
temente de que exista la claridad de su potencial de subvertir las rela-
ciones prevalecientes.
Otra manifestación del estatus que funciona a escala comunal pero
generalizada en el conjunto de la sociedad, es la exclusión de derechos
de las mujeres debido al estatus patriarcal de la propiedad y la toma de
decisiones sobre la gestión de la tierra. La posición preponderante de
los hombres, tanto en la sociedad indígena como en la ladina, respecto
de su acceso a la propiedad y el poder, configura una violación de dere-
chos socialmente legitimada y persistiendo, en gran parte, por la ausencia

24
La tierra como un valor de cambio es la hipótesis sobre la que se basan políticas como la
reforma agraria por la vía del mercado e instituciones como el Fondo de Tierras, cuyo impacto
está en relación directa con la cantidad de tierra bajo esa categoría y de población rural que
la considera como objeto de intercambio. También, cuando la tierra es una reivindicación
socioeconómica, los programas de intensificación de la producción y la creación de fuentes
de empleo alternativas a la tierra, entre otras posibilidades, son capaces de disminuir los
niveles de tensión.
25
Ver: Jean Daudelin. Land and Violence in Post-Conflict Situations. Ottawa: North-South
Institute, 2002.

36

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

de instrumentos políticos, sociales y culturales que permitan a las


mujeres reclamar y hacer valer sus derechos.

Los fenómenos agrarios actuales


Las manifestaciones de la dinámica agraria en el campo guatemalteco
son tan diversas como el complejo articulado de causas que las generan.
En general, las expresiones sociales y políticas que se agrupan bajo el
concepto de conflicto no pueden reducirse a clasificaciones tipológicas
sino con propósitos operativos, tanto en el nivel del análisis como de la
definición de estrategias de resolución. Cada fenómeno agrario suscep-
tible de ser interpretado como un conflicto representa la expresión feno-
ménica de dinámicas específicas coyunturalmente localizadas en un
espacio, una estructura social y política y un decurso histórico concreto.
Conocidos estos supuestos, es posible establecer grandes grupos de con-
flictos sobre tres dimensiones de análisis:
• Las características generales de los fenómenos calificados como con-
flictos sobre la base de una tipología basada en la causalidad.
• La mayor o menor presencia de cada uno de los tipos anteriores en
cada región del país respondiendo a las particularidades históricas de
la sociogénesis de cada configuración regional.
• La manera en que se expresa social y políticamente cada fenómeno en
un momento histórico definido. Ello realizando cortes sincrónicos me-
diante los cuales es posible construir el mapa histórico de la “conflic-
tividad” y su influencia en las dinámicas políticas y del poder en cada
coyuntura.

Para la caracterización causal, las siguientes categorías representan


algunos casos comunes en Guatemala que deberían ser considerados en
una futura tipología de este tipo de fenómenos. Nótese que la mayoría
de los fenómenos descritos no son conflictos sino reclamos de derechos,
resultado de las debilidades e irregularidades del Estado en la gestión
de tierras.

37

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Los conflictos según sus causas


• Reclamo de derechos históricos sobre la tierra de comunidades indígenas.
• Titulaciones supletorias sobre tierras comunales indígenas registradas
o no, ejidos municipales y fincas privadas.
• Reclamos de comunidades sobre sus tierras comunales inscritas a nombre
de municipalidades.
• Trámites inconclusos en el Instituto Nacional de Transformación Agraria,
pérdida de expedientes y adjudicaciones superpuestas en el mismo insti-
tuto. Más recientemente, regularización de tierras inconclusa.
• Ocupación de tierras por mozos colonos y trabajadores agrícolas que
demandan tierra por salarios no pagados o por derechos históricos de
posesión.
• Declaración de áreas protegidas sobre fincas y asentamientos humanos
adjudicados por el Estado o no.
• Invasión de áreas protegidas por campesinos y finqueros.
• Ocupación de fincas por campesinos.
• Reubicación de comunidades que ocupaban áreas protegidas en zonas
donde existían derechos previos de propiedad.
• Ocupación de tierras comunales y privadas de indígenas y campesinos
por finqueros.
• Tierras irregularmente adjudicadas por el Estado.
• Problemas de inscripción en el Registro de la Propiedad incluyendo títulos
falsos, diferencias entre área inscrita y área real y superposición de propie-
dades, entre otras. Titulación de tierras sin coordenadas geográficas claras
sobre referencias efímeras (campos sembrados, árboles, edificaciones), lo
que contribuye con la superposición de títulos.
• Conflictos entre comunidades por el acceso a fuentes de agua.
• Indefinición de límites entre propiedades, comunidades, municipalidades
y departamentos.
• Problemas de sucesión hereditaria.
• Ocupación de tierras en reservas de la nación por campesinos y finqueros.
• Ocupación de tierras ociosas propiedad de la nación y adscritas al Mi-
nisterio de la Defensa Nacional.
• Cesiones de derechos realizados por municipalidades sobre tierras co-
munales.
• Adjudicaciones de tierras por el Estado donde existían derechos previos.
• Negación de los derechos de las mujeres a la propiedad y la gestión de sus
tierras.

38

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

También desde el punto de vista jurídico, los conflictos pueden clasi-


ficarse como internos y externos.26 Entre los conflictos internos, se iden-
tifican los de carácter sucesorio (herencias, legados, bienes indivisos,
pugnas entre herederos, etc.) y los de carácter societal (linderos entre
vecinos de una misma comunidad, presión por venta de derechos, etc.).
Entre los conflictos externos se identifican los de carácter social (despojo,
derechos históricos, linderos entre comunidades o individuos, posesión
de tierras tituladas, etc.) y los de carácter jurídico administrativo (adju-
dicaciones irregulares, doble adjudicación, trámite estancado, error en
inscripción, etc.)
A continuación se agregan algunos ejemplos de conflictos de acuerdo
con las causas indicadas.

• Reclamo de derechos históricos sobre la tierra de comunidades indí-


genas. En general, se trata del despojo de tierras comunales y muni-
cipales. La pérdida de las tierras ocupadas por comunidades indíge-
nas a través de la historia ha sido una constante que se acrecentó
durante el régimen liberal (1871-1945). En tiempos recientes se ha pro-
ducido por la expansión de las empresas agrícolas, la construcción de
infraestructura (instalaciones hidroeléctricas, carreteras, etc.), así
como por la explotación de los recursos mineros, petrolíferos y madere-
ros de los bosques en las áreas de expansión de la frontera agrícola,
que han sido decididas, planificadas y realizadas sin considerar los
derechos de los habitantes de las referidas comunidades (...) parte del
problema se origina en las desmembraciones que se han dado a lo
largo del tiempo, muchas de las cuales no aparecen registradas ni
tampoco se sabe cómo se produjeron. Es la tradición oral y el recono-
cimiento de los vecinos quienes evidencian los derechos de posesión.27

26
Tomado de: Bettina Durocher et al. Evaluación externa del impacto institucional de la
Dependencia Presidencial de Asistencia Legal y Resolución de Conflictos sobre la Tierra
(CONTIERRA) en la dinámica de la conflictividad sobre la tierra en Guatemala. Guatemala:
PNUD, 2003. Informe de consultoría.
27
Braulia Thillet et al. Op. cit. p. 310.

39

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

El Jaibal, San Jorge La Laguna, Sololá


La comunidad de San Jorge La Laguna, asentada en la rivera del lago Atitlán,
proviene muy probablemente de una aldea que existía antes de la conquista.
Está documentado que fue el primer “pueblo de indios” del lago y existe un
expediente de tasaciones de 1581 que hace referencia al pueblo maya kaqchikel
de San Jorge La Laguna. En aquel tiempo, la comunidad de San Jorge, cuna del
futuro municipio de Sololá, ya era un centro económico y social de interés. Desde
la época precolombina, el puerto articulaba los flujos económicos entre las tierras
cálidas y el altiplano. Era el Kaibal (mercado) más grande de la zona, donde se
intercambiaban maíz y frijol contra panela y cacao. En 1647, el pueblo de San
Jorge fue arrastrado hasta el lago por el deslave que causó el crecimiento del río
Quiskap. Temiendo otro deslave, los pobladores se reasentaron en las faldas de
las peñas, en medio de la cuesta que baja casi perpendicularmente hasta el lago.
A partir de entonces, por la falta de espacio para cultivar, los jorgeños expan-
dieron su territorio de siembra hasta la costa de Suchitepéquez. Compraron
también una tierra comunal en el municipio de San Lucas en las faldas del volcán
Tolimán.
A finales del siglo XIX, un abogado ladino de Sololá, supuestamente encargado
por la municipalidad de Sololá para ayudar los jorgeños en un trámite, pidió
posada y un pequeño terreno en la playa (como pago por sus servicios), a los
habitantes de San Jorge. El señor, dándose cuenta del valor de las tierras de la
playa, utilizó su autoridad como abogado para engañar a los pobladores y adju-
dicarse, inscribiendo en el Registro de la Propiedad, todos los terrenos de la
playa, que llamó “Finca El Jaibal”. Dicha finca quedó ociosa y fue heredada del
abuelo a los nietos, quienes fueron propietarios hasta 1959. En dicha fecha,
cuando ya se conocía el potencial turístico de la zona y se estaba abriendo la
carretera que conduce al lago, tres socios compraron 30 hectáreas de playa.
Esta compra y la construcción de la carretera significaron el traslado de decenas
de familias más al cerro de San Jorge. En 1975, los hermanos Saravia Camacho
compraron la finca El Jaibal y obligaron al traslado de treinta familias más al
cerro. En 1992, el azucarero Similiano García compró la mitad de los terrenos
de la playa.
En 1992, los pobladores se organizaron, discutieron intensamente la pérdida de
sus tierras de la playa y decidieron, en acuerdo general, ocupar El Jaibal, que
reclamaron como legítima tierra histórica del pueblo de San Jorge La Laguna. El
23 de marzo de 1992 bajaron a la playa y construyeron champitas para vivir allí,
reclamando la expropiación y recuperación de más de 270 hectáreas (seis caba-

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

llerías) de tierra que, alegan los jorgeños, les fueron despojadas. La respuesta del
poder judicial fue rápida. El 31 de marzo llegó el gobernador departamental, acom-
pañado por un despliegue de antimotines. Los kaqchikeles resistieron y no se
logró el desalojo, a pesar de las bombas lacrimógenas. Las autoridades regresa-
ron cuatro días después, antes de las cinco de la mañana, con un contingente de
antimotines reforzado con aproximadamente 700 efectivos de la Zona Militar
No. 14 de Sololá.
El 8 de abril de 1992, más de diez mil personas manifestaron frente a la Gober-
nación de Sololá. A partir de entones, se conformó la Coordinadora Comunal
de San Jorge La Laguna, que logró el apoyo del alcalde y de todos los cantones
del municipio de Sololá. Así decidieron pedir, ante el Congreso de la República,
la expropiación de la finca El Jaibal. Empezaron entonces a presentar me-
moriales que demuestran sus derechos históricos, exigiendo la expropiación
de las tierras de la playa que aún quedaban sin ser utilizadas.

Fuente: Bettina Durocher et al. Evaluación externa del impacto institucional de la Dependencia
Presidencial de Asistencia Legal y Resolución de Conflictos sobre la Tierra (CONTIERRA) en la
dinámica de la conflictividad sobre la tierra en Guatemala. Guatemala: PNUD, 2003. Informe
de consultoría.

Ejidos de San Juan Ostuncalco, departamento de Quetzaltenango


En 1825, los municipios de San Juan Ostuncalco y Concepción Chiquirichapa
poseían en común un ejido de 259 caballerías. Para 1935, San Juan Ostuncalco
otorga escritura de traspaso a favor de la municipalidad de Concepción Chiqui-
richapa de poco más de 56 caballerías de estas 259, quedándole a San Juan
Ostuncalco, como ejido, 202 caballerías aproximadamente.
Posteriormente, con el crecimiento poblacional y de sus necesidades, los ejidos
de San Juan Ostuncalco se fueron reduciendo, encontrándose a la fecha un total
de seis bosques municipales distribuidos en diferentes aldeas del municipio,
los cuales, según estudios realizados por la institución Pastoral de la Tierra,
conforman un total de 115 hectáreas, que siguen reduciéndose debido a la cons-
trucción de infraestructura.
En la actualidad se tiene conocimiento de la existencia de las siguientes tierras
municipales, con lo cual pude deducirse el proceso de desmembración sufrido
por este ejido que tuvo a tener 259 caballerías:
• Bosque El Caracol: Ubicado en el caserío Buena Vista II. Cubre un área
de 84,24 hectáreas.

41

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

• Bosque El Mirasol: Ubicado en la aldea La Victoria. Posee un área de 9,36


hectáreas.
• Bosque El Tizate: Ubicado en el caserío del mismo nombre de la aldea La
Victoria. Posee un área de 4,5 hectáreas.
• Bosque Varsovia: Ubicado en la aldea del mismo nombre. Posee un área de
7,92 hectáreas.
• Bosque Monrovia: Ubicado en la aldea del mismo nombre, con un área de
1,44 hectáreas.
• Bosque Roble Grande: También conocido como el bosque Los Espinos,
está ubicado en el caserío Roble Grande. Tiene un área aproximada de
ocho hectáreas.
Fuente: Braulia Thillet et al. Tierras municipales en Guatemala: un desafío para el desarrollo
rural sostenible. Guatemala: FLACSO, 2003. pp. 352-353.

Ejidos de Gualán
En 1799 el escribano del Cabildo de San Miguel Gualán solicitó, a nombre del
municipio, le fuera extendido el título de confirmación de sus ejidos y tierras
comunales; dicha solicitud fue respaldada con el título librado por el Juez Priva-
tivo de Tierras, en donde se registraba las siguientes extensiones:
- 38 caballerías y 176 1/3 cuerdas de tierras ejidales.
- 32 caballerías y 49 1/3 varas de tierras comunales.
El fiscal de la Audiencia de Guatemala, Piloña, sugirió a la Audiencia que se
mandara despachar el título de confirmación de sus tierras que solicitaba el
común del pueblo de Gualán. La extensión de estas tierras era de 38 caballerías
y 176 cuerdas, “que resultaron de exceso en sus ejidos, y han enterado su valor,
debiendo hacerlo también por lo correspondiente a esta gracia”. Los miembros
de la Junta Superior manifestaron que se despachara, a favor de 38 caballerías
y 176 cuerdas que correspondían al exceso de sus ejidos, para lo cual el común
debía pagar el valor correspondiente a dicha gracia. Dichos miembros eran:
Domás y Valle, presidente de la Audiencia; Robledo, oidor; Piloña, fiscal, y
Naxera, oidor. De esta disposición dio fe el escribano Martínez Zevallos, quien
también hizo constar que el 13 del mismo mes se libró y copió el título de confir-
mación de las tierras de dichos indios.
El 21 de diciembre de 1910, Jesús Morales, en representación del común del
pueblo de Gualán, expuso ante el jefe de la Sección de Tierras, Balcárcel, el título
de las tierras del común que formaba una sola pieza con el de los ejidos de
Gualán. Este título no estaba registrado porque todo el ejido ya estaba redimido,

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

con excepción de los astilleros. Los lotes redimidos sí se habían registrado. No


se había hecho el registro para que los lotes redimidos no tuvieran una doble
inscripción. Agregó Morales que las remedidas de dichos terrenos comunales
se habían retrasado por la falta de constancia de la inscripción del título, además
éste se encontraba en poder del alcalde de Gualán y no era seguro que lo presen-
tara.
Por estas razones, solicitaron a dicho jefe que por medio de la escribanía del
gobierno se les extendiera la certificación de la confirmación de las tierras del
común de Gualán. Esta certificación les había sido extendida y otorgada en
1799 y en el archivo tenía el número 301 “del antiguo departamento de Chiqui-
mula. Al día siguiente, el jefe de la sección de tierras ordenó a la escribanía del
Gobierno que extendiera la copia que se pedía”.
En el 1846 a Gualán le fue asignada una extensión de tierra, destinada a com-
pensar a campesinos indígenas que habían sido despojados de sus tierras a
manos de terratenientes locales. Pese a no mencionar la extensión de la tierra
asignada, según la reconstrucción realizada por el BOSCOM (Proyecto de forta-
lecimiento forestal municipal y comunal) fue de 135 hectáreas. En entrevistas
a autoridades municipales se les preguntó si conocían sobre esos documentos,
manifestando que en libros figuraban inscritos varios terrenos que en la actua-
lidad ya están ocupados: uno a inmediaciones de la aldea Guaranjá y otro en
Guasintepeque. Es posible que muchas de las tierras municipales hayan queda-
do en el área protegida de la Sierra de las Minas, pero ello no se sabrá hasta
que no se realicen estudios más profundos, donde pueda disponerse de mapas
catastrales u otro material que permita la reconstrucción de la ubicación y
extensión de las tierras originalmente asignadas al municipio.
Actualmente, de lo que sí se tiene certeza es que muchos habitantes no cuentan
con título de propiedad de la tierra que trabajan; afirman que esas tierras han
sido propiedad municipal y aunque no conocen documento alguno, según su
criterio no se ha necesitado de documento alguno para que se respete la propie-
dad que, en muchos casos, es de carácter comunal.

Fuente: Ibid. pp. 361-363.

• Titulaciones supletorias sobre tierras comunales indígenas registradas


o no, ejidos municipales y fincas privadas. El caso de la comunidad
indígena xinca de Jutiapa es el que involucra mayor superficie en el
país considerada como tierra comunal y donde los comuneros explotan

43

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

la tierra bajo la figura del usufructo otorgado por una junta directiva
local que responde a reglamentos debidamente aprobados por el
Estado hace más de medio siglo. Esa comunidad, como otras en similar
situación, posee títulos de propiedad legalmente inscritos en el Re-
gistro de la Propiedad, lo que convierte a la comunidad en una enti-
dad propietaria de terrenos bajo el régimen de propiedad privada (igual
que si se tratara de una sociedad anónima o una persona individual).
Sin embargo, los jueces, ignorando ese hecho, continúan aprobando
títulos supletorios sobre terrenos privados inscritos. Las motivaciones
son claramente ideológicas y racistas.
Titulaciones supletorias sobre las tierras xincas de Jutiapa
La Comunidad de Indígenas de San Cristóbal Jutiapa nació como pueblo de
indios perteneciente al corregimiento de Chiquimula de la Sierra. Su origen
está en la adjudicación de tres caballerías hecha por la corona el 8 de mayo de
1610. Luego se sumaron 97 caballerías y 132 cuerdas el 9 de febrero de 1773.
El 16 de julio de 1847 los pobladores adquirieron 143 caballerías adicionales
para sumar en el momento 11.391 hectáreas (254 cab, 17 mz). En 1890 se realizó
una nueva medición que dio una superficie de 32.704 hectáreas (730 cab y
fracción). Esta medición fue aprobada el 9 de junio de 1891. La tierra es admi-
nistrada bajo los estatutos aprobados el 4 de junio de 1930, fecha en la que la
comunidad indígena obtuvo su personería jurídica. Toda transacción sobre la
tierra debe estar apegada a los estatutos, y cuando se da, se concede el derecho
de arrendamiento, no el de propiedad.
La comunidad ha sido sistemáticamente objeto de despojo y usurpación de sus
tierras comunales por parte de abogados y terratenientes. La forma más común
de despojo ha sido por medio de la titulación supletoria. Esta figura jurídica
constituye el eje alrededor del cual se ha dado la apropiación de tierras comunales
escrituradas. En esta comunidad indígena, esa forma de titulación ha provocado
la pérdida de significativas áreas de propiedad comunal. Estas titulaciones han
sido avaladas por la municipalidad y por el juzgado del municipio.
“Mire, de estas setecientas treinta caballerías, según datos del Ministerio de
Agricultura, doscientas cincuenta y ocho tienen escritura supletoria, se han
perdido, las que titularon con abuso de poder. La comunidad no ha tenido nada
que ver con esto, ninguna junta directiva (...) ellos sólo vienen con un abogado
y con documentos y ya son dueños (...) nosotros, desde los Acuerdos de Paz,
estamos hablando, antes no podíamos abrir la boca, es ahora que tenemos esa
brecha, y todavía con miedito, porque hay aquí poderosos que tienen la tierra.”

44

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

La situación se agrava con el hecho de que la municipalidad conoce que la comu-


nidad indígena es la legítima propietaria de sus tierras. Sin embargo, hasta la
fecha, según denuncian, se siguen legalizando títulos supletorios, a pesar de
que los representantes de la comunidad han solicitado la suspensión de esa
práctica. La comunidad indígena paga el impuesto territorial de su finca, o sea,
sobre las 32.704 ha (730 cab) escrituradas, cuando estiman que ya no tienen
control sobre 11.558 ha (258 cab), es decir, sobre el 35,3% de sus tierras origi-
nales. Quienes detentan títulos supletorios también pagan ese impuesto, por lo
que se da una doble tributación sobre esas tierras.

Fuente: Carlos Camacho Nassar et al. Tierra, identidad y conflicto en Guatemala. Guatemala:
FLACSO/MINUGUA/CONTIERRA, 2003.

• Reclamos de comunidades sobre sus tierras comunales inscritas a


nombre de municipalidades. En algunos de estos casos, como en el que
se consigna aquí, el conflicto se generó al entregar la comunidad sus
títulos en custodia al municipio. En la mayoría, al hecho que la mayoría
de las tierras originalmente explotadas por comunidades bajo un
régimen de gestión y posesión local con un sustrato precolombino,
cuando no sufrieron despojo directo por blancos o ladinos, fueron
inscritas como ejidos municipales. En algunos casos, esto no represen-
ta un problema debido a que las municipalidades reconocen el carácter
comunal de las tierras y los límites de cada aldea; pero en otros, han
adjudicado tierras a foráneos o han intervenido en la gestión local.

Conflicto entre una comunidad y su municipalidad por tierra comunal


Comunidad Indígena El Pajal, Las Lomas de Chiquimulilla
Esta comunidad habita en el barrio de San Sebastián en la ciudad de Chiqui-
mulilla, cabecera del municipio del mismo nombre en el departamento de Santa
Rosa en [la zona del] pacífico de Guatemala. Está formada por cerca de 200
familias que son a la vez condueñas de un terreno comunal ubicado a cinco
kilómetros de la ciudad con una superficie de 270 hectáreas (6 cab). Su título de
propiedad comunal data de 1889 y está inscrito en el Registro de la propiedad
(números 1227 y 344, folios 215 y 76, libros 48 y 23 de Santa Rosa).
En Chiquimulilla existen dos barrios indígenas: Santiago y San Sebastián. Am-
bos poseían terrenos comunales. Los indígenas de Santiago poseían El Asti-

45

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

llero (1,5 caballerías equivalente a 67,5 hectáreas), situado en las tierras bajas del
municipio, y San Sebastián, El Pajal, que aún conservan. En la década de 1960, El
Astillero fue parcelado por el Instituto Nacional de Transformación Agraria (INTA)
y entregado a sus antiguos comuneros y otros beneficiarios. El hecho de que ambos
barrios poseyeran terrenos comunales en áreas distintas definió un sistema de
intercambio de productos basado en la complementariedad. El Astillero estaba
ocupado por bosques de especies maderables y en El Pajal crecían gramíneas que
se utilizaban para construir los techos de las viviendas. En consecuencia, San
Sebastián trocaba paja para techo por madera para construir las casas con
Santiago. Los bejucos (llamados localmente tripa vieja), que eran el otro material
de construcción de la arquitectura tradicional, se obtenían también mediante
intercambio con la finca San Bernardo, colindante con El Pajal. Las tierras no
se utilizaban para cultivo y constituían la reserva de material de construcción
para comunidades indígenas urbanas dedicadas a la agricultura en tierras pro-
pias o arrendadas y otros empleos urbanos. Hasta la década de 1960, estos barrios
indígenas se caracterizaban por sus viviendas de madera con techo de paja y
con una estructura amarrada con bejucos. En verano, los incendios frecuen-
temente afectaban gran cantidad de viviendas, y esto provocó paulatinamente
la sustitución de los techos por láminas de metal y, al parcelarse El Astillero y
perderse el sistema de intercambio de materiales, con paredes de bloques de
concreto.
Ambos terrenos, desde el siglo XIX, y antes según la memoria local, eran admi-
nistrados por un principal electo por la comunidad que permanecía un año en
su cargo, pudiendo ser reelecto. Este principal tenía a su cargo la gestión de la
tierra, la asignación de sus productos, la administración del intercambio y la
resolución de conflictos entre los comuneros. Para ello, contaba con una norma-
tiva consuetudinaria no escrita pero legitimada por la costumbre y la memoria
local. Una de las funciones del principal era la custodia de los títulos de propiedad
comunal de 1889.
A principios de la década de 1970, un principal de San Sebastián, preocupado
por los incendios y el riesgo en que ponían la integridad de los títulos de pro-
piedad, decidió depositarlos en la municipalidad de Chiquimulilla, en cuyos
archivos podrían estar protegidos. En 1980, los comuneros decidieron mejorar el
camino desde el barrio San Sebastián hasta el terreno comunal y para ello solici-
taron un préstamo de maquinaria a la Dirección General de Caminos. Recolec-
taron 17.500 quetzales y con ellos pudieron pagar combustible y salarios de los
trabajadores de caminos que, junto con su trabajo, permitió la construcción del
camino hacia el común que es mantenido por los comuneros. En 1987, la co-

46

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

munidad gestionó un proyecto de agua potable para el cual debían obtener un


derecho de paso cruzando la finca Tierra Grande Alta la que, a cambio, les solicitó
otro derecho de paso que debía inscribirse como escritura de servidumbre. Al
iniciar los trámites para esa escritura, en 1990, se percataron de que El Pajal
había sido inscrito a favor de la municipalidad durante el tiempo que ésta había
tenido sus títulos en depósito. Allí inició una lucha por la recuperación de
derechos que culminó en 1995 cuando la municipalidad les reintegró sus títulos
comunales.
Fuente: Ibid.

• Trámites inconclusos en el Instituto Nacional de Transformación


Agraria, pérdida de expedientes y adjudicaciones superpuestas en el
mismo instituto. Este tipo de situaciones se presenta principalmente
en las grandes áreas de colonización del INTA y proviene en gran parte
de problemas de gestión administrativa de la institución. La guerra
también determinó que se interrumpiera casi la totalidad de los trámi-
tes en las áreas donde los beneficiarios se vieron obligados al desplaza-
miento o los propietarios originales fueron asesinados por el ejército.

La Reynita, Sayaxché, Petén


La comunidad La Reynita está formada por 80 familias originarias de Izabal y
Las Verapaces (50% ladinos y 50% q’eqchi’s) que en 1985 se asentaron en el
lugar que les fue adjudicado por el Instituto Nacional de Transformación Agraria
(INTA). Por lo tanto, estaban seguros de que vivían en una tierra nacional que
podrían registrar a nombre de la comunidad, como les aseguraba el INTA. Sin
embargo, en 1998, o sea, más de 13 años después, apareció una dueña alegando
tener títulos registrados sobre un área de 45 manzanas de la misma tierra. Los
análisis del INTA y de CONTIERRA, en 1999, confirmaron los derechos de propiedad
de la señora, quien era la segunda propietaria de la finca, legalmente registrada.
Además, se determinó que la comunidad estaba asentada sobre dos fincas, de
las cuales una está rescindida, o sea, es propiedad de la nación, y la otra es priva-
da. En el caso de la finca privada, como era una propietaria ausentista y que
constató el nivel de desarrollo de la comunidad (agua, siembras, mercado, iglesia,
etc), ofreció su finca en venta. La CONTIERRA se encargó de convocar ambas partes
a varias reuniones de negociación. Cuando las partes se pusieron de acuerdo

47

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

sobre el precio y el modo de pago, la CONTIERRA se encargó de medir la finca, el


casco urbano y las parcelas de cada familia.
Este caso ilustra el papel protagónico del INTA en la generación de la mayoría de
los conflictos agrarios en Petén. Por el desorden y la confusión de los archivos,
técnicos y administradores llegaron a otorgar dos, y a veces tres veces, el mismo
terreno a distintos “beneficiarios”. Gran parte de esa confusión se debe a la
adjudicación de grandes fincas, sin ninguna medición o visita de terreno, desde
un escritorio de la ciudad. Y como sólo el título registrado en el Registro de la
Propiedad tiene valor, cual sea la realidad del terreno, la escritura de la dueña
tenía fuerza legal. Aquí no hubo conflicto o enfrentamiento entre la dueña y la
comunidad. Los pobladores, al enterarse que vivían sobre una tierra privada,
decidieron comprarla, sin dudar, porque están en una situación económica favo-
rable, bastante distinta a la realidad campesina del departamento.
Fuente: Durocher et al. Op. cit.

• Ocupación de tierras por mozos colonos y trabajadores agrícolas que


demandan tierra por salarios no pagados. Dentro de la misma categoría
se ubican las demandas de tierra en fincas por mozos colonos y otros
residentes que alegan otro tipo de derechos de posesión.

La toma de la finca San Francisco en Chiché, departamento de Quiché


El día 26 de marzo de 2001, 81 familias tomaron la finca San Francisco en el
municipio de Chiché. Los ocupantes están organizados en la Coordinadora Na-
cional Indígena y Campesina y reclaman las tierras en pago al trabajo que por
generaciones han estado realizando en esa finca. En 1999, los propietarios ofre-
cieron a 60 jefes de familia, a quienes consideran los trabajadores más antiguos,
30 cuerdas de tierra a cada uno. Tal ofrecimiento no fue aceptado por la escasa
cantidad de la tierra. Además, se excluyó a los colonos descendientes (hombres
jóvenes con sus familias).
Los ocupantes alegaron que los propietarios poseían cerca de 1.350 hectáreas
(30 caballerías) de tierra que colindan con el municipio de Joyabaj en Quiché y
el departamento de Chimaltenango. Los antecedentes del caso estaban en cono-
cimiento del FONTIERRAS, institución que intentó negociar la compra de la mitad
de la finca, dado que la otra mitad les pertenece a los colonos por derechos pose-
sorios. Esta negociación no llegó a buen término por el elevado precio (entre 18

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

y 25 millones de quetzales) que pidieron los propietarios. Los dirigentes expre-


saron que han tratado reiteradamente de entablar negociaciones con los pro-
pietarios de la finca, pero éstos no los toman en cuenta. Ante esto, decidieron
tomar la finca. También avisaron a las autoridades (Juez de Paz, alcalde, la PDH)
e instituciones locales como la Iglesia Católica.
Los trabajadores y trabajadoras colonos de la finca San Francisco del
municipio de Chiché del departamento de Quiché, miembros de la Coordina-
dora Nacional Indígena y Campesina (CONIC), quienes actualmente sostenemos
relación laboral con el dueño de la misma. Relación que nace hace más de 188
años, o sea, la sostuvieron nuestros abuelos y ha venido por generaciones hasta
la fecha. Durante todo ese tiempo, los propietarios de la finca nunca han cance-
lado un solo salario a los trabajadores y trabajadoras, mucho menos ninguna
otra prestación. Además, nos han hecho trabajar jornales de hasta 18 horas
diarias, particularmente a las mujeres. Toda esta situación la hemos soportado
por necesidad. En muchas oportunidades hemos reclamado nuestros derechos,
pero el finquero se ha burlado de nosotros, engañándonos, amenazándonos e
imponiéndonos castigos. En resumen, ha violado nuestros más elementales
derechos humanos, no importándole en lo más mínimo nuestras condiciones
de vida.
Por lo anteriormente expuesto, el día de hoy, 26 de marzo de 2001, hemos
decidido los 500 habitantes que vivimos en la finca San Francisco instalarnos
pacíficamente en las tierras de la misma, reclamando el derecho que nos asiste
conforme las leyes del país.

Fuente: Archivos de la Oficina Regional de la MINUGUA en Quiché, 2001, y comunicado de la


CONIC del 26 de marzo de 2001.

San Miguel Tucurú, Alta Verapaz


San Miguel Tucurú, “donde se detuvo el tiempo”, es un pequeño municipio en
el valle del Polochic, al sur de la Alta Verapaz. La gran mayoría de su población
es q’eqchi’, y en situación de extrema pobreza dada la tenencia desigual de la
tierra: 27 fincas ocupan el 76% de la tierra del municipio. Se trata de fincas de
café donde hay una población cautiva como mozos colonos, aislada en todos los
sentidos, analfabeta y monolingüe, empobrecida y silenciada. A cambio de su
trabajo, los finqueros les prestan un poco de tierra para plantar su maíz y su
frijol. Nunca recibieron el salario mínimo y no cuentan con servicios mínimos
de agua o luz, de educación o salud. Las cosas comenzaron a cambiar con la
llegada del padre Marco Tulio, que “nunca había visto tanta pobreza ni tanto

49

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

sufrimiento”, y en 1993 invitó a organizaciones del movimiento popular a conocer


la región y su problemática. Entre ellas estaba la CONIC.
Nosotros estuvimos muy de cerca con el sacerdote de San Miguel Tucurú, y él es
tan claro de decir, “por la gran puta que la gente viene aquí a la iglesia a dormir
y a mí me pone como la gran, porque yo hablando solito y la gente dormida,
pero cuando llego a su comunidad hacen su ceremonia, ellos bailan, toman su
guaro, celebran, lo viven más”. Entonces, ¿qué hace el cura? Deja la iglesia y se
va a las comunidades, y adapta sus misas a la cultura de la gente. Este sistema
de dominación de agachar la cabeza lo hemos roto, parte de la ideología, todo
ese esquema, nosotros no le quitamos la religión a la gente, pero sí les damos el
derecho de pensar ampliamente.
La CONIC elaboró una estrategia de lucha por la tierra vía la lucha laboral. En vez
de pago en efectivo se buscó la negociación, y para ello formaron sus comités y
emplazaron a diferentes fincas. En esas fechas, los hermanos Balsells Tut,
q’eqchi’s que habían estudiado en la ciudad capita, regresan al municipio, deciden
organizar un comité cívico y se acercan a la parroquia y a la CONIC: “Conjugamos
intereses y fue ahí que se hizo el plan que se llamó ‘David’ —cuenta el párroco.
Se hizo una campaña sencilla, una campaña de hormiga, pero ganamos”. Y el
Comité PUNIT empezó a trabajar activamente en proyectos de infraestructura.
En la primera gestión se construyeron once escuelas y se extendió la cobertura
de agua potable del 38% al 78%. En 1995 sale reelegido, y su programa es “entrar
a la modernidad” con la visión y la espiritualidad maya y a través de la organiza-
ción de las comunidades. El reto es lograr un cierto desarrollo integral en estas
comunidades de propiedad colectiva, donde se requiere organización, produc-
ción, infraestructura, servicios básicos y rescate cultural.

Fuente: Bastos y Camus.Op. cit. pp. 49-51.

• Declaración de áreas protegidas sobre fincas y asentamientos humanos


adjudicados por el Estado o no. Este caso se da principalmente y en
forma masiva en el departamento de Petén, pero tiene expresiones
puntuales en otras regiones del país, como Chajul, donde la Reserva
de la Biosfera Maya de Visis Cabá fue declarada sobre poblaciones
residentes que no fueron consultadas. El área protegida del lago Atitlán
también incluye áreas urbanas y zonas de ocupación y explotación
agrícola que datan de varios siglos, y para cuya gestión ambiental la
ley de áreas protegidas tiene serias limitaciones.
50

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

La Reserva de la Biosfera Visis Cabá en Chajul, Quiché


La súbita declaratoria, en julio de 1997, de un área protegida en el municipio de
Chajul generó descontento sus habitantes, que alegaron no haber sido con-
sultados. La Reserva de Biosfera Ixil Visis Cabá está ubicada dentro de los ejidos
municipales de Chajul y abarca bosques comunales sobre los cuales la población
reivindica derechos colectivos de propiedad y usufructo. Ante la eventualidad
de un control sobre las actividades extractivas del bosque, los pobladores mani-
festaron su rechazo del esquema de la reserva. La ausencia de información sobre
el concepto de área protegida contribuyó a agudizar el conflicto a tal grado que
no se vislumbra posibilidad de una negociación entre el Consejo Nacional de
Áreas Protegidas (CONAP) y los representantes de las comunidades.
La zona núcleo de la reserva Visis Cabá (cerca de 10.000 ha) no incluye ninguna
comunidad, sin embargo, es en esta zona, de bosque virgen, que muchos campe-
sinos realizan actividades extractivas, como la recolección del mimbre. La zona
modificable (otras 10.000 ha), también está considerada como de alta restricción
en términos de uso y manejo de los recursos, pues las únicas actividades
permitidas son la reintroducción de especies endémicas y la educación ambiental.
La zona modificable de Visis Cabá no abarca ningún centro de asentamiento
humano, sin embargo, corresponde al territorio agrícola y bosques comunales
de por lo menos doce aldeas colindantes con el límite exterior del anillo (zona
modificable). Es entonces una zona de producción agrícola y de extracción de
productos del bosque, esencialmente madera, leña y mimbre o varas de canasto.
En la zona de uso múltiple se encuentran 14 comunidades (Xaxboc, Vichox,
Chaxa, Santa Rosa, Vichox, Visiquichum, Juil, Visich, Xosayl, Pal, Chel, Las
Flores, Juá, Cabá). La definición del manejo permitido en la zona es más flexible,
pero hay espacio para diversas interpretaciones sobre [las actividades humanas
estables y sostenibles].
El decreto que declara protegida la reserva de la biosfera menciona una cuarta
zona (de amortiguamiento) que se encuentra alrededor de la Zona de Usos Múl-
tiples y tiene como fin primordial evitar las actividades que afecten negativa-
mente el área protegida, su delimitación y extensión. Esta zona no tiene delimita-
ción física todavía, pero obviamente abarcaría muchas comunidades de Chajul
y de Uspantán. Estos últimos vecinos no han sido consultados, ni informados
que sus tierras podrían ser zonificadas como área de amortiguamiento de una
reserva ubicada en Chajul.
Sin ninguna consulta con las comunidades que habitan la Reserva, ni con las
autoridades del gobierno local, el trámite de declaratoria se realizó rápidamente,

51

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

delegándose la administración del área en la Asociación Chajulense Val vaq


quyol. Este caso llama la atención porque significa la superposición de una legali-
dad restrictiva sobre un bosque comunal, además sagrado, sujeto a un manejo
cultural desde ya larga data y con una gran importancia simbólica para el pueblo
ixil. Las comunidades manifiestan su positiva disposición para que su espacio
de vida esté bajo un régimen de protección, pero exigen participación y respeto
de sus estructuras de poder y sus formas de gestión del territorio. Esta declara-
toria viola además el Convenio 169 de la OIT ratificado por el Congreso de Guate-
mala en 1996.

Fuente: Bettina Durocher. Los dos derechos de la tierra: la cuestión agraria en el país ixil.
Guatemala: FLACSO, 2002.

• Invasión de áreas protegidas por campesinos y finqueros. Este tipo de


casos se presenta principalmente en Petén e Izabal. “La presión demo-
gráfica creciente y el marco político y económico, se manifiestan en las
invasiones y numerosos actos ilícitos contra las áreas protegidas del
sur de Petén. Al inicio del año 2000, se registró un estimado de 1.000
familias que invadieron áreas protegidas después de la declaratoria
de las mismas, así como un total de 32 grupos de población en conflicto
con dichas áreas.”28
• Reubicación de comunidades que ocupaban áreas protegidas en zonas
donde existían derechos previos de propiedad.

El Buen Samaritano, La Libertad, Petén


Los pobladores de El Buen Samaritano presentaron su caso a la CONTIERRA el 12
de febrero de 1999. Ese día expusieron que debiendo ser reubicados por
encontrarse ocupando un área protegida, en 1997, el Consejo Nacional de Áreas
Protegidas (CONAP) les había informado sobre la existencia de tierras abandona-
das en el sur del municipio de La Libertad. Según un informe técnico del INTA,
esas tierras se encontraban libres, por lo que se estableció que podían ser legali-
zadas a favor de comunidades que debían ser reubicadas, una de ellas, El Buen
Samaritano. Las reubicaciones se efectuaron entre diciembre de 1997 y abril de
1998, pero nunca se realizó una ubicación catastral adecuada ni una investigación
a profundidad puesto que el área contenía potreros, pozos, aguadas, cercos y
una casa patronal, entre otros indicios de ocupación anterior.
28
Milián, Grünberg y Cho. Op. cit. p. 51.

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

En noviembre de 1998, casi un año después de la reubicación, apareció el señor


Alejandro Reynoso, mostrando documentos que lo acreditaban como dueño de
224 hectáreas de esa tierra, por lo que formaron una comisión de campo en la
que participó la oficina de catastro del INTA, la Procuraduría General de la Nación
y representantes comunales. Durante esa visita se comprobó que la parcela del
señor Reynoso se yuxtaponía sobre las tierras entregadas a la comunidad. El
señor Reynoso cedió su parcela a la comunidad (acta número 8-99), pero el
resto de la comunidad estaba asentada sobre cinco fincas de propiedad privada
cuyos propietarios contaban con documentación donde constaba que habían
solicitado a las autoridades que no realizaran las reubicaciones sobre sus
propiedades. Sin embargo, debido al compromiso del gobierno con las comuni-
dades para reubicarlas, estos traslados se realizaron y no se enfrentó el problema.
Entre 2000 y 2002, la CONTIERRA realizó un estudio del área que se dio a conocer
a las comunidades y finqueros involucrados.
En el acta 54-2001 la comunidad El Buen Samaritano solicitó a las instituciones
involucradas en el proceso que se respetara el acuerdo de adjudicar 22,4 hectá-
reas a cada familia. En el acta 71-2001 consta el acuerdo entre comunidades e
instituciones de trabajar únicamente con las 56 familias que se reubicaron
inicialmente. En el oficio 46-2001 la Cooperativa Americana de Remesas al
Exterior (CARE), que trabaja en legalización de tierras en Petén, solicitó una
copia del expediente a la CONTIERRA, manifestando que pretendía colaborar en
la solución del conflicto. La mesa de negociación de tierras conoció el caso el
3 de abril de 2002. Posteriormente, en el acta 1-2003 consta que los parceleros
originales cedieron a las comunidades reubicadas 770 hectáreas para la solu-
ción del conflicto. Las comunidades solicitaron a la mesa que se realizara un
geoposicionamiento del área ocupada para verificar si alcanzaba lo que los
parceleros estaban cediendo.
En el acta 3-2003 consta la presentación de los resultados del geoposiciona-
miento y que los pobladores reubicados manifestaron que únicamente recibirían
20 hectáreas de tierra por familia, o sea, menos de lo prometido al reubicarlos.
Posteriormente, la mesa propició una reunión con las partes en conflicto para
llegar a una negociación final. Se hicieron presentes vecinos de La Nueva Libertad
y El Porvenir, quienes no aceptaron la medición realizada por la mesa ya que
tenían traslapes con El Buen Samaritano. Actualmente, aunque los parceleros
proponen ceder la mitad de sus tierras, el caso continúa en conflicto, ya que las
áreas cedidas no permiten distribuir la superficie ofrecida originalmente por el
CONAP para cada familia. Tampoco están resueltos los límites con comunidades
vecinas asentadas en el mismo proceso de reubicación.

Fuente: Oficina Regional de la CONTIERRA en Petén, agosto de 2003.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

• Ocupación de fincas por campesinos. Esta categoría refiere a uno de los


temas políticamente más sensibles en la historia reciente guatemalteca.
La carencia de tierras y la pobreza por un lado, y por el otro las enormes
extensiones de tierras ociosas o subutilizadas, especialmente en sistemas
basados en la dicotomía latifundio-minifundio como en Guatemala,
constituyen las causas últimas de la toma de tierras privadas por campe-
sinos sin tierra y trabajadores no pagados por sus patronos. La situación
de guerra, las insuficiencias del Registro de la Propiedad, el despojo de
tierras y la inexistencia de un catastro también fueron el contexto para
que algunos latifundios expandieran sus límites sobre tierras comunales
o de pequeños productores, haciendo aún más complejo el entorno de
las ocupaciones de tierras. Para las organizaciones campesinas, la toma
de fincas significa una recuperación de tierras despojadas y un derecho
socioeconómico. Para los propietarios de las fincas ocupadas y los
sectores que les son afines, una violación del derecho de propiedad. Las
tomas de tierra generalmente son seguidas por desalojos ordenados
por juzgados que no investigan sobre los derechos de propiedad de quie-
nes solicitan el desalojo ni estudian los argumentos de los ocupantes.
Además, el acto mismo del desalojo generalmente implica un desme-
surado uso de fuerza por parte del Estado (cientos de policías, soldados,
fuerzas antimotines, helicópteros, camiones, equipos de comunicación,
empleados del Ministerio Público, etc.) contra, usualmente, pocas
familias campesinas. Estos hechos generan ambientes de tensión no
solamente entre los actores mismos de los hechos, sino en las comuni-
dades aledañas y a mayor escala, al nivel de las relaciones políticas
regionales y nacionales. Una demanda continua y nunca cumplida de
las organizaciones campesinas es que, previo a ordenar un desalojo, los
jueces estudien las razones de los ocupantes y exijan los títulos de
propiedad y los planos a los presuntos propietarios, lo mismo que la
verificación de si el área ocupada está realmente incluida en la propiedad
que solicita el desalojo.

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

San Luis Malacatán, San Marcos


La génesis de este conflicto radica en la entrega de una finca nacional a campe-
sinos en el tiempo de la Reforma Agraria de Jacobo Árbenz Guzmán. La finca
sobre la que los campesinos demandan derechos fue otorgada a sus padres y
abuelos antes de 1954, al aplicarse el Decreto 900 o ley de reforma agraria. En
esa época recibieron títulos de usufructo vitalicio, pero con la contrarrevolución
fueron expulsados de la finca y ésta terminó en manos de sus actuales propie-
tarios a principios de la década de 1960. En 1996, la finca fue ocupada por los
descendientes de quienes recibieron la adjudicación original y los trabajadores
de la finca. En febrero de 2002 la finca fue tomada de nuevo, esta vez con mutuas
acusaciones: de parte de los propietarios acusando a los campesinos de invasión
y del uso de fuerza sobre los trabajadores que no apoyaban la ocupación; de
parte de los ocupantes, de sobre explotación laboral y de violación de sus dere-
chos de propiedad amparándose en los títulos de reforma agraria.
Al ocupar la finca, los campesinos adujeron haber encontrado armas de alto cali-
bre que, según su argumento, fueron utilizadas por militares durante el conflicto
armado o por bandas paramilitares. Los campesinos solicitaron la presencia del
MP, la PDH y la Pastoral Social de la Diócesis de San Marcos. También solicitaron la
mediación del obispo para resolver el conflicto. La intervención de la diócesis fue
vista por los propietarios como un apoyo a los ocupantes, cuestionando la
mediación del obispo, y posteriormente desatando una campaña en su contra
bajo los argumentos que el obispo y el personal de Derechos Humanos, eran los
responsables de instigar a los campesinos a las ocupaciones de las fincas.
Una marcha en solidaridad con los ocupantes, con el obispo y el padre Juan
José Aldaz, ambos amenazados de muerte, se realizó en la parroquia de San
José El Rodeo. Delegaciones de 29 municipios, parroquias y del movimiento
social plantearon su respaldo a la acción pastoral del obispo y la diócesis en su
conjunto. En el departamento se formó una comisión especial, en la Mesa de
Resolución de Conflictos, ya existente, la cual debería coordinar con una Comi-
sión de Alto nivel formada por instituciones del gobierno y la CNOC. Sin embargo,
hasta el 12 de octubre de 2002, fecha en que las organizaciones campesinas
volvieron a plantear el caso, éste se mantenía sin resolución.

Fuente: Juan José Monterroso. Conflictividad agraria en Quetzaltenango, Sololá, Huehuete-


nango, San Marcos y Retalhuleu. Guatemala; MINUGUA, 2003. Informe de consultoría.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

El Tablero y Sacuchum, San Pedro Sacatepéquez, San Marcos


El caso de las fincas El Tablero y Sacuchum, en San Pedro Sacatepéquez, San
Marcos, muestra el nivel de enfrentamiento en que se están desenvolviendo las
relaciones en una época que debería ser de transición pacífica y fortalecimiento
del Estado de derecho. Se mantiene un reclamo de posesión de 40 caballerías a
los propietarios de Plan de Arenas y La Unión. Según los documentos de los
campesinos, ellos poseen las tierras desde 1888, pero los finqueros que se apro-
piaron de ellas tienen títulos legalizados más modernos. Las tierras han pasado
por seis propietarios y ahora el dueño quiere venderlas a 4.800 quetzales la
manzana. Los campesinos, desesperados por el desempleo y la improductividad
de sus tierras, han sembrado los terrenos de las pendientes que no estaban en
producción y cuidan el café que está en lo que reclaman como su tierra.
En los casos de El Tablero y Sacuchum se ha tratado de intervenir como organi-
zación para mediar en ese problema, pero la posición de los finqueros es no
ceder en nada, lo que ha hecho un ciclo repetitivo de choque de dos fuerzas, la
fuerza campesina y los finqueros, acompañados por el gobierno, el ejército y
otras fuerzas superiores que aparecen enfrentadas. Llevan tres años y no se
ha resuelto el conflicto (...) Las familias campesinas tratan de cultivar la tierra,
pero al final les queman y destruyen la cosecha, lo que causa pérdidas. Pero
también por el lado de los finqueros, que quieren trabajar la tierra pero no
pueden, porque hay una fuerza que está ahí metida, que no los deja trabajar.
La reacción de los finqueros y las fuerzas del Estado es especialmente dura.
En el primer desalojo del 2 de febrero de 1996, los policías quemaron los
ranchos y robaron sus pertenencias. En el segundo, la violencia llegó a cobrar
dos víctimas, un campesino y el jefe de la policía. Pero no quedó ahí la cosa: los
campesinos capturaron los planes operativos de la Policía y retuvieron como a
40 rehenes de los soldados que iban a entrar en ataque. Les quitaron docu-
mentos secretos en los que se evidenciaba la intervención del ejército. Esto lo
entregamos a (la) MINUGUA. Aparecía la movilización del ejército, aviones arti-
llados encima de la población para hacer el desalojo.

Fuente: Bastos y Camus. Op. cit. pp. 74-75.

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

• Ocupación de tierras comunales y privadas de indígenas y campesinos


por finqueros. En este caso, se trata del despojo de terrenos bajo uso
de comunidades, generalmente indígenas, por personas foráneas. En
estos casos, cuando las comunidades poseen títulos de propiedad debi-
damente inscritos, como el caso que se expone en el recuadro, esto no
es tomado en cuenta por los jueces que privilegian los argumentos de
los ocupantes ilegales. Cuando no poseen títulos de propiedad, la situa-
ción de las comunidades es aún más precaria y frecuentemente son
acusados de usurpación, que es ya una figura penal.

Jumaytepeque, Nueva Santa Rosa


La comunidad indígena de Jumaytepeque existe legalmente como tal desde que
la tierra le fue adjudicada en el siglo XVIII como propiedad comunal. Uno de
los problemas recurrentes de la comunidad es la usurpación de sus tierras por
personas que no reconocen la posesión comunal. El principal conflicto de tierra
actual es una disputa de linderos con la finca El Jute, que reclama como propias
cerca de 180 hectáreas y acusa de usurpadores a los comuneros. El área en
conflicto forma parte de la finca rústica de su pertenencia, y en el Registro de la
Propiedad no aparece ninguna desmembración indicando que este sector ha
sido cedido a los propietarios de El Jute. En la actualidad, esas tierras se en-
cuentran en litigio ante los Tribunales de Justicia por reivindicación de derechos
de propiedad. La comunidad desconfía de las autoridades judiciales que llevan
el caso y alegan que el sistema de justicia no favorece los derechos de los indígenas
pobres. Este caso, el más significativo que haya afrontado la comunidad respecto
de sus tierras ancestrales, ha seguido un proceso que demuestra las dificultades
para que los derechos de una comunidad indígena a sus tierras, aun inscritos en
el Registro de la Propiedad, sean reconocidos por el Poder judicial. En adelante
se describe la secuencia de este proceso:
• En 1997, el representante legal de la finca El Jute, presentó una solicitud
a la CONTIERRA para conciliar en un conflicto de tierras con la comunidad,
a la que acusaba de ocupar terrenos que le pertenecían.
• En 1998, el mismo representante inició una demanda judicial por reivin-
dicación de derechos de propiedad.
• En 1999, El Jute desistió de la mediación de la CONTIERRA, quedando el
conflicto en manos de los tribunales.
• El 10 de enero de 2000, el presidente de la Junta Directiva de la comunidad
presentó un memorial al Juzgado de Primera Instancia Civil del depar-

57

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

tamento de Santa Rosa exponiendo la necesidad de solicitar al Instituto


Geográfico Nacional (IGN) la definición de límites municipales, pues los linde-
ros de las fincas en cuestión coinciden con los límites entre los municipios
de Santa Rosa y Casillas.
• El 16 de marzo de 2000, el IGN informó al juez encargado del proceso que
debía realizar un estudio registral y catastral cuyos costos debían correr a
cargo de la parte solicitante.
• El 16 de mayo de 2000, el Instituto Nacional de Bosques (INAB) a solicitud
de El Jute, presentó al Ministerio Público de Cuilapa un informe de avalúo
forestal indicando que el área en litigio había sido objeto de tala y quema
de bosques naturales y reforestados por la finca y que el daño económico
ascendía a 150.641,28 quetzales.
• El 28 de mayo de 2000, la Junta Directiva de la Comunidad presentó un
memorial al Ministerio Público exponiendo que el día 26 de ese mismo
mes, el propietario de El Jute en compañía de cuatro miembros de la
Zona Militar de Cuilapa, Santa Rosa, tomaron fotografías de los comune-
ros que laboraban y realizaron disparos al aire.
• El 22 de junio de 2000, el Juez de Primera Instancia de Santa Rosa solicitó
al IGN una copia de la división entre los municipios de Casillas y Nueva
Santa Rosa.
• El 30 de julio de 2000, la Junta Directiva de la Comunidad presentó un
memorial al Juez de Paz de Nueva Santa Rosa denunciando que animales
de tiro propiedad de El Jute se encontraban en la zona en litigio causando
daños a los cultivos de café. Al mismo tiempo, denunciaron que el día 22
del mismo mes se habían llevado a cabo disparos al aire, presumible-
mente por una patrulla de la Policía Nacional Civil.
• El 14 de septiembre de 2000, en las oficinas de la CONTIERRA se llevó a cabo
una reunión de conciliación entre las partes, cuyo objetivo fue promover
el cese de las acciones violentas y la tala de árboles.
• El 23 de septiembre de 2000 la CONTIERRA visitó el área, constatando que
ésta tenía uso agrícola por comuneros que producían cultivos de sub-
sistencia y café.
• El 6 de octubre de 2000, el juez nombró un ingeniero independiente que
realizó una inspección de campo para definir el geoposicionamiento de
los linderos de la finca El Jute.

El caso continúa en los tribunales. El Jute aduce poseer un título de propiedad


(número 278, folio 378, libro 39, Santa Rosa. La comunidad, aparte de sus

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

títulos coloniales del siglo XVIII, presenta su título de propiedad registrado


(número 6931, folio104, libro 58, Santa Rosa) y como documentos de apoyo
la Constitución Política de la República (artículos 66 al 68, referentes a las
comunidades indígenas), el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y
Tribales ratificado por el Congreso de la República en 1996, el Acuerdo sobre
Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas y los estatutos de la comunidad
aprobados por Acuerdo Gubernativo el 10 de agosto de 1961 estableciendo su
derecho de gestión y administración de las tierras comunales.

Fuente: Camacho Nassar et al. Op.cit.

• Tierras irregularmente adjudicadas por el Estado, principalmente en


Petén y la Franja Transversal del Norte. Esta situación fue considerada
en los Acuerdos de Paz, donde el Estado se comprometió a recuperar
esas tierras y entregarlas a campesinos pobres.

Adjudicación irregular de tierras nacionales en Petén


“La empresa de Fomento y Desarrollo del Petén (FYDEP) distribuyó las fincas
ganaderas de 450 hectáreas o más a tres categorías de personas: empresarios y
profesionales de Guatemala y Cobán, políticos y militares con “méritos” de dife-
rentes regiones, y ganaderos medianos del oriente (Chiquimula, Jutiapa y Jala-
pa). El listado de los primeros beneficiarios del FYDEP incluye los apellidos de
famosas familias guatemaltecas como: Beltraneda, Castillo, Paiz-Bocelli, Paiz-
Macelli, Skinner-Klee, Fisher, Arriman y familiares cercanos a los generales
Spiegler, Laugerud, Arana y Mejía Víctores. También hubo muchas personas
de clase media y alta que recibieron tierras. Especialmente en el valle del Mopán,
la afluencia de militares era tan grande que se llegó a llamarlo el “Valle de las
Estrellas.
(...) un segundo hito en la conformación de la propiedad, particularmente de
las fincas de Fray Bartolomé de Las Casas y Chahal, lo constituyen las “conce-
siones” del presidente general Romeo Lucas García en la época más dura del
enfrentamiento armado. La mayor parte de esas fincas fue inscrita en el Regis-
tro de la Propiedad, otorgándoles apariencia de carácter legal y complicando
de paso cualquier cuestionamiento jurídico.”

Fuente: Milián, Grünberg y Cho. Op cit. pp. 33-34 y 38-39.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

• Problemas de inscripción en el Registro de la Propiedad incluyendo


títulos falsos, diferencias entre área inscrita y área real, y superposición
de propiedades, entre otras.

Pulay, Xonca, Río Azul y hacienda San Miguel, Nebaj


Los pobladores de las aldeas de Xoncá, Pulay y Río Azul fueron despojados de
sus tierras ancestrales iniciándose ese proceso0 en 1921, cuando el primer pro-
pietario de la hacienda San Miguel adquirió terrenos cerca de las tres aldeas e
inició el despojo de las mejores tierras vecinas. Relatan los ancianos que en esa
época los indígenas debían trabajar gratuitamente 100 días al año en las fincas
de los ladinos, además de los trabajos obligatorios, como la construcción de
carreteras. Si no cumplían con el número de días requeridos por la ley, les ponían
multas, las cuales, por carecer ellos de efectivo, tenían que pagar entregando
documentos de propiedad. Como prueba de sus alegatos, dentro de lo que ahora
se conoce como la hacienda San Miguel están las huellas de las casas de sus
abuelos. A raíz de la guerra civil tuvieron que desplazarse para buscar refugio.
Al regresar a su comunidad, después de la firma de los Acuerdos de Paz, encontra-
ron sus tierras ocupadas por otras personas.
Los estudios registrales preliminares informan de una falta de claridad en cuanto
a la extensión de la propiedad. La finca tiene escrituras registradas para 4 caballe-
rías, el plano aparece con 2 caballerías, 51 manzanas y, físicamente, la exten-
sión apropiada tiene un área de 7 caballerías. La CONTIERRA explicó la necesidad
de realizar un geoposicionamiento para establecer el área exacta de la finca. Los
dueños manifestaron estar de acuerdo pero dudaron de la voluntad de las comu-
nidades de permitir tal medida. En febrero de 2002, los habitantes de las aldeas
ocuparon la finca reivindicando derechos históricos, posesión municipal y apro-
piación de tierras comunales y ejidales.
El 8 de mayo, la jueza de Instancia Penal de Nebaj emitió una orden de desalojo.
La orden, que debía ser ejecutada el 14 de mayo por la Policía Nacional Civil,
tenía prevista la llegada de fuerzas especiales de la comisaría departamental.
Los estudios de la CONTIERRA informaban, extraoficialmente, que gran parte de
la finca estaba asentada en ejidos municipales El 9 de mayo, la CONTIERRA hizo
entrega del estudio histórico y registral de las comunidades Pulay, Xoncá, Río
Azul y la hacienda San Miguel. Dada la inminencia del desalojo, el Comité Pro
Tierra estuvo realizando gestiones ante la jueza, solicitando la revocatoria de
su decisión, argumentando los resultados del estudio.
El 8 de julio, la CONTIERRA presentó los resultados preliminares de la investigación
técnica, registral y catastral relacionada con el conflicto. Según sus conclusiones,

60

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

las tres aldeas están muy adentro de los ejidos municipales y no hay manera de
ubicar exactamente la finca porque los planos carecen de referencias técnicas,
pero la ubicación geográfica aproximada de la finca queda dentro de los ejidos
de Nebaj. La CONTIERRA recomendó que antes de tomar cualquier acción para
solucionar el conflicto se realizara el geoposicionamiento para dilucidar la exten-
sión real de la finca y la ubicación física y cartográfica. Con los resultados del
geoposicionamiento se podrá entonces establecer si hay, o no, ocupación de la
finca San Miguel.
Es un hecho que gran parte de la finca está dentro de los ejidos municipales de
Nebaj. Sin embargo, no ha habido ninguna desmembración de dicho ejido en la
zona de la finca. Estas contradicciones, desafortunadamente, no tienen influencia
en la lógica del Código Penal, el que reconoce dos tipos de actores: los propietarios
y los usurpadores. Sobran, en este caso, los hechos que indican discrepancias
entre la extensión titulada y la extensión en posesión. Técnicamente sería sencillo
averiguar la realidad del terreno y contrastar con los documentos. El caso es un
claro ejemplo de la injusticia que se comete al dar primacía al supuesto derecho
de propiedad del poseedor actual sin examinar la legitimidad de los títulos
alegados y las posibles acciones fraudulentas cometidas hace muchos años,
cuando la tierra fue expropiada a sus ocupantes históricos.

Fuente: Durocher et al. Op.cit.

• Conflictos entre comunidades por el acceso a fuentes de agua. Estas


situaciones se provocan y se agravan por la inexistencia de una ley de
aguas que considere la prioridad social de su uso y gestión. Tampoco
se reconocen los sistemas de gestión consuetudinaria del agua por las
comunidades indígenas. Muchos de los conflictos intercomunales de
tierras incluyen el acceso a manantiales, ríos o mantos freáticos impor-
tantes para consumo humano o riego de cultivos.
• Indefinición de límites entre propiedades, comunidades, municipali-
dades y departamentos.

61

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Nuevo San Francisco, San Francisco, Petén


Los habitantes de Nuevo San Francisco, todos q’eqchi’s, se asentaron en 1987.
Con la ayuda de la PDH, hicieron una solicitud de adjudicación al INTA, que les
informó que la finca en cuestión tenía muchos años de estar rescindida por no
pago del dueño. Los funcionarios del INTA afirmaron, al ver la vegetación de
bosque virgen, que se les adjudicaría, porque obviamente era una tierra aban-
donada. Hoy en día la comunidad está atravesada por la carretera, pero cuando
llegaron era una tierra sin acceso, en medio de la selva. En 1992 llegó un supuesto
dueño a reclamar sus derechos sobre la misma tierra. Los pobladores de San
Francisco fueron al INTA para percatarse de que los funcionarios de dicha insti-
tución habían reactivado los derechos del finquero, a pesar del compromiso de
adjudicar la finca a la comunidad. En 1998, el Ministerio Público emitió la orden
de desalojo de la comunidad. Cuando llegó el rumor de desalojo hasta la comu-
nidad, mandaron algunos representantes al Juzgado para confirmar la noticia.
Les contestaron que no había ninguna orden de desalojo contra ellos y que podían
regresar a su aldea. Ante la duda y la desconfianza hacia el Organismo Judicial,
la comunidad fue a pedir apoyo a la CONTIERRA. Se confirmó la orden del Ministerio
Público, pero con la intervención y los buenos oficios de la CONTIERRA se logró
detener el desalojo e iniciar un diálogo con el finquero, quien decidió vender la
finca. Las partes se reunieron varias veces en las oficinas de la CONTIERRA, hasta
entenderse sobre el precio de 52.500 quetzales por caballería, que se gestionaron
a través del Fideicomiso del Fondo de Tierras. Antes de comprar la finca, la
comunidad explicó a los funcionarios del Fondo que querían la finca con los
linderos delimitados, pero les contestaron que no estaba en su mandato realizar
tal pedido. Una vez comprada la finca, los pobladores de Nuevo San Francisco
empezaron a tener problemas con varios vecinos que no estuvieron de acuerdo
con los límites de cada parte. Llamaron otra vez a la CONTIERRA para negociar los
linderos con los vecinos. Se logró una primera conciliación con uno. Sin embargo,
relación al lindero con el otro vecino, las mediciones que realizaron los funciona-
rios de la CONTIERRA no coinciden con el lindero que ellos consideran justo.
En este caso, el INTA adjudicó un terreno con promesa de regularización, antes
de percatarse que estaban asentados en una propiedad privada. Luego, el Fon-
do de Tierras, sin verificar la verdadera ubicación física del terreno en venta,
financia su compra. El FONTIERRAS, que pide varios requisitos a los grupos campe-
sinos que desean adquirir tierras, no exige de los finqueros que, por lo menos,
tengan claridad sobre la ubicación exacta de su propiedad. O sea, se compra
una finca en papel, sin linderos delimitados. El caso es un buen ejemplo de la
realidad agraria petenera, donde muchas de las tierras tituladas y registradas

62

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

(aproximadamente una cuarta parte del área departamental), están en manos


de propietarios ausentistas, cuyas fincas corresponden, en muchos casos, a las
tierras irregularmente adjudicadas a militares, empresarios y políticos durante
la época del FYDEP.

Fuente: Ibid.

Argueta, Barreneché y La Esperanza


Una de las causas de este conflicto es el no reconocimiento de la adscripción
política y administrativa de Barreneché y La Esperanza por sus pobladores, que
reclaman su pertenencia a Totonicapán. Pero otros factores confluyen: i) la opo-
sición entre el derecho consuetudinario maya y el derecho estatal; ii) la ruptura
de las estructuras tradicionales de gestión territorial, y iii) la competencia por
el uso del bosque comunal.
Estas aldeas fueron fundadas por inmigrantes k’iche’s de Totonicapán que llega-
ron a su actual emplazamiento en Sololá en 1882. En 1941 el gobierno de Ubico
estableció que Argueta, junto con Barreneché y La Esperanza pasaban a Sololá.
Esto fue aceptado por Argueta, pero no por las otras aldeas, y se iniciaron las
tensiones intercomunitarias. En 1951, el gobierno estableció un nuevo límite
departamental, con el que Barreneché y La Esperanza pasaban a Totonicapán,
pero no se concretó físicamente. El espacio en disputa es el bosque comunal
que compartían las aldeas antes de 1941 y ahora explotan Barreneché y La Espe-
ranza. Este bosque tiene un significado simbólico y económico de importancia
(leña, industria de muebles, pastoreo, etc.) por lo que su posesión y la prohibición
de acceso a una de las partes produce conflicto. Durante el enfrentamiento
armado, la estructura y estrategia militar aplicada en el área agravó la dinámica
del conflicto. Algunos de sus hitos recientes más importantes son:
• En 1968, ante la construcción de un mercado en Barreneché, Argueta
reacciona negativamente, ya que con ello Barreneché y La Esperanza deja-
rían de asistir a su mercado.
• En 1979, hubo un intento de delimitación de mojones por parte de Argueta.
Totonicapán protestó argumentando que Argueta quería anexar territorio
en disputa a Sololá.
• En 1984, Totonicapán acusa a Argueta de denunciar a los pobladores de
Barreneché como guerrilleros.
• En 1997, el Instituto Geográfico Militar se pronunció indicando que la
tierra en disputa nunca fue ni registral ni administrativamente de Toto-
nicapán. Las tensiones se intensificaron y a mediados de ese año, un

63

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

enfrentamiento provocó nueve muertos en Barreneché y más de 40 heri-


dos.
• En 2001 se formó una mesa de negociaciones.
• En 2003 el gobierno plantea resolver el problema comprando una finca
de 90 hectáreas colindante con Argueta a través del FONTIERRAS. Esta
solución significa para Argueta renunciar a sus derechos sobre el bosque
comunal y adquirir una deuda para comprar el nuevo terreno.

No se trata simplemente de un conflicto de tierras, sino de algo más complejo,


una pugna por el territorio en el que intervienen factores económicos, políticos
y culturales. La intervención del Estado ha contribuido a intensificar los con-
flictos en las distintas etapas que ha participado:
• Desde el punto de vista local ha tomado decisiones concernientes a la
jurisdicción departamental, sin consultar a las partes.
• No ha considerado en su análisis para la toma de decisiones los factores
de derecho y gestión consuetudinaria del territorio.
• Falta de credibilidad de las instituciones del Estado, por la historia reciente
de represión, para realizar un papel de mediación efectivo.
• El Estado no cuenta con el marco jurídico para dar solución a estos pro-
blemas.
• La presencia e intervención del Fondo de Tierras caracterizando este caso
como un problema de demanda de tierra, sin considerarlo como un caso
de derecho territorial.

El fondo de la disputa continúa sin abordarse. La relación entre la gestión terri-


torial de las autoridades tradicionales de Totonicapán y los límites jurisdic-
cionales de los departamentos sigue siendo un espacio de análisis excluido de
las propuestas de resolución del conflicto. La oposición entre la concepción del
derecho consuetudinario de tierras y el derecho estatal también. Este caso, proba-
blemente uno de los que podría sentar jurisprudencia al respecto, se ha deriva-
do hacia un problema de acceso a la tierra, que si se resuelve de esa manera, lo
será sólo de forma coyuntural y las causas estructurales del conflicto continuarán
vigentes.

Fuente: Camacho Nassar et al.Op. cit.

• Ocupación de tierras del Estado por campesinos y finqueros en reservas


de la nación y adscritas a instituciones. En esta categoría, destacan los
64

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

problemas relacionados con tierras nacionales adscritas al Ministerio


de la Defensa Nacional. En la Zona Militar 20 de Santa Cruz de Quiché,
durante la guerra, el ejército forzó a los campesinos en su periferia a
que le vendieran sus terrenos por precios muy inferiores a su valor.
Este problema fue resuelto y el Estado, reconociendo su responsabilidad,
indemnizó a las personas despojadas. En Chimaltenango, el ejército
invadió los terrenos de una escuela secundaria para ampliar su base
militar y se negó a devolverlos exigiendo una indemnización por parte
del Estado. Después de importantes movilizaciones de la población,
devolvieron los terrenos a la escuela. En Suchitepéquez mantenían tie-
rras ociosas que habían sido despojadas a campesinos desde la década
de 1930, y luego terminaron adscritas al Ministerio de la Defensa Nacio-
nal. En este caso, después de una significativa presión de las organi-
zaciones campesinas, también entregaron la mayoría de la tierra. Casos
similares existen en otras regiones del país.
Ocupación de la finca El Maguey
La finca El Maguey es propiedad del Estado y se encuentra adscrita al Ministerio
de la Defensa Nacional. Está ubicada a cerca de 20 kilómetros de la capital de
Guatemala en el municipio de Fraijanes y cuenta con carretera pavimentada,
electricidad y otros servicios. En los alrededores de la finca se construyen
actualmente varios barrios residenciales para familias de altos y medios ingresos,
de tal manera que la finca tiene una alta renta diferencial. La finca tiene una
superficie de cerca de 200 hectáreas, su topografía es quebrada, está parcial-
mente ocupada por bosques de pino, potreros y áreas en barbecho. No se observa
una ocupación productiva del terreno excepto en las áreas que los ocupantes
actuales han venido cultivando. Esta finca, en las últimas cuatro décadas, ha
sido reivindicada por un grupo de campesinos sin tierra de la vecindad que
recientemente han constituido la Empresa Campesina Asociativa (ECA) San Anto-
nio, entidad con personería jurídica que les representa. El grupo ha trabajado
en la finca arrendando parcelas de cultivo durante décadas y solicitado les adjudi-
quen la tierra argumentando que el ejército no la utiliza.

65

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

La ocupación del 2 de junio de 2002


Ese día, 85 familias ocuparon la finca largamente reivindicada argumentando,
entre otras razones, que según el artículo 8 de la Ley del Fondo de Tierras,30 la
finca debía ingresar al patrimonio del FONTIERRAS y ser adjudicada a campesinos
sin tierra. Poco después de ocupar la tierra, el subteniente Eduardo Morales
llegó al mando de 20 soldados del destacamento militar de la finca El Pino exigién-
doles su retiro inmediato. También recibieron la visita de Gabriela García, del
Instituto de Previsión Militar (IPM), quien les indicó que la finca pertenece al
Ministerio de la Defensa y el camino que han tomado no es el correcto (...)
nadie es superior a la ley, por lo que (...) si se empieza con ilegalidades y conflic-
tos no van a lograr nada (...) También les indicó que la finca no estaba abando-
nada y que desde 2000 había un proyecto forestal con el fin de generar recursos
al IPM para pagar los gastos de pensiones militares. Los campesinos contestaron
que conocían de la existencia de un proyecto para la finca, pero que se trataba
de un conjunto de viviendas para altos oficiales del ejército. Los días subsi-
guientes, los ocupantes fueron hostigados por patrullas militares, camiones
llenos de hombres armados y frecuentes agresiones verbales y amenazas. Los
campesinos solicitaron apoyo al Comité de Unidad Campesina (CUC) y presen-
taron su caso en la MINUGUA, la CONTIERRA, la PDH y el FONTIERRAS.

El período entre junio de 2002 y marzo de 2003


Durante estos nueve meses, los campesinos se mantuvieron ocupando un
sector de la finca donde construyeron viviendas de madera, una escuela, un
sistema de agua potable e iniciaron cultivos de maíz, frijoles y hortalizas
destinadas al mercado, principalmente tomates. El grupo continuó enviando
memoriales y visitando oficinas del gobierno para solicitar la adjudicación de la
finca. El ejército mantuvo una actitud de hostigamiento cotidiano. Los ocupantes
no se relacionaron con ninguna de las organizaciones campesinas nacionales o
regionales (hecha la excepción del contacto puntual con el CUC al momento de la
toma de tierras) no tomaron ninguna otra medida ni se expandieron a la totalidad
del terreno.

30
Artículo 8: Bienes inmuebles y otros recursos disponibles. Para el cumplimiento de sus
fines, según lo estipula la presente ley, [el] FONTIERRAS tendrá disponibilidad sobre los
siguientes bienes inmuebles y recursos: a) las fincas rústicas con vocación agropecuaria,
forestal e hidrobiológica inscritas en el Registro de la Propiedad a favor del Estado, que
no estén destinadas a proyectos comprobados de educación, investigación, servicio u otros
fines de beneficio social. Se exceptúan las áreas declaradas como reas protegidas y las de
reserva nacional (...)

66

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

El Acuerdo Gubernativo del 7 de abril de 2003


Ese día fue promulgado el Acuerdo Gubernativo número 223-2003 que res-
cinde la adscripción de la finca al Ministerio de la Defensa Nacional y la adju-
dica a la ECA San Antonio. Este acuerdo fue publicado el 9 de abril.

Los sucesos del 11 de abril de 2003


En esa fecha, una fiscal del Ministerio Público acompañada por un fuerte
contingente de soldados y policías se presentó a la finca expresando que tenía
en su poder una orden de desalojo que no mostró. Los ocupantes le entregaron
el diario oficial con el Acuerdo 223-2003, pero la fiscal se negó a considerarlo y
dio órdenes a los soldados para demoler la escuela, las viviendas, y destruir los
cultivos y sistemas de riego. Según los campesinos, los soldados saquearon las
viviendas robando animales domésticos, ropa, electrodomésticos y herramientas
de labranza. Los campesinos fueron desalojados de la finca que fue puesta bajo
vigilancia armada del ejército en clara violación al Acuerdo 223-2003. El grupo
construyó precarias viviendas en la entrada de la finca con troncos, plásticos y
algunos materiales que lograron rescatar después de los actos vandálicos del
ejército. También lograron rescatar los pupitres de la escuela destruida con espe-
cial saña por los soldados, quienes además quemaron los libros y cuadernos de
los escolares.
“El 11 de abril a las 11 de la mañana, 200 soldados de la Zona Militar Guardia de
Honor y del Mariscal Zavala, algunos de ellos vestidos de particular y acom-
pañados de 400 policías nacionales y antimotines, desalojaron brutalmente a
dicha comunidad, en presencia de niños, niñas, mujeres, hombres y ancianos,
destruyeron sus viviendas, cultivos de tomate, frijol, rábano, pimienta, lechuga
y un vivero de pino, así como la destrucción de 100 quintales de abono y la
escuela de la comunidad, este desalojo fue realizado en presencia de la PDH y
con una maquinaria pesada, el monto de pérdida asciende a Q472.000,00.”31
El grupo presentó su denuncia a un diputado del área quien les dijo que espera-
ran un tiempo y el asunto se resolvería a su favor. Por ello no hicieron ninguna
denuncia pública.

El Acuerdo Gubernativo del 30 de abril de 2003


Ese día fue promulgado el Acuerdo Gubernativo número 246-2003 que deroga
el 223-2003 y devuelve la finca al Ministerio de la Defensa Nacional. A partir
de allí, los campesinos inician sus denuncias públicas sobre el atropello que

31
Comunicado del Comité de Unidad Campesina (CUC) del 9 de julio de 2003.

67

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

sufrieron y se relacionan con el movimiento campesino nacional solicitando


apoyo.

El 9 de julio de 2003
Ese día, a las 11:00 horas, con el apoyo del CUC, la finca fue tomada de nuevo por
los campesinos. A las 11:30, doce soldados fuertemente armados llegaron a la
toma y les conminaron a retirarse. Después del mediodía, cerca de 70 soldados
pertrechados para la guerra sitiaron a las familias y un oficial les exigió se
retiraran de inmediato. A las 16:30, un equipo de auxiliares de la PDH acudió a
la finca y se firmó un acta que, entre otros contenidos, permitía a los campesi-
nos cruzar el cerco militar para recoger agua.
El 10 de julio por la mañana, un coronel desconoció el acta del día anterior y no
permitió que se abastecieran de agua. Al día siguiente colocaron morteros en el
cerco apuntando hacia las chozas de los ocupantes. El 14 de julio un oficial distri-
buyó máscaras antiguas y bombas lacrimógenas a sus soldados que continuaban
sitiando la comunidad.

Fuente: Archivos de la Asesoría sobre Política Económica y Desarrollo Rural de MINUGUA, Guate-
mala, 2003.

• Adjudicaciones y cesiones de derechos de tierras por el Estado y las


municipalidades donde existían derechos previos, incluyendo de co-
munidades.

Finca convertida en Polo de Desarrollo


Chacaj, municipio de Nentón, Huehuetenango
Durante el enfrentamiento armado interno, los pobladores de la aldea Chacal,
acusados de pertenecer a la guerrilla y por ello perseguidos por el ejército,
debieron refugiarse en México. Años después, regresaron a Guatemala ampa-
rados en los Acuerdos del 8 de octubre de 1992 como retornados.
Al huir a México, el Estado declaró sus tierras en abandono, y en ellas el ejército
asentó un grupo de patrulleros de autodefensa civil bajo el esquema de aldea
modelo. Estos PAC ocuparon predios en el casco urbano y allí se establecieron
con sus familias. Al retornar los propietarios originales, intentaron reclamar
sus tierras y se inició un enfrentamiento con los nuevos propietarios que cuen-
tan con el apoyo del ejército y de los comisionados militares que mantienen ame-
nazada a la población retornada.

68

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Otro problema relacionado es que las tierras están inscritas a nombre de la


nación y algunos lotes están adscritos al Ministerio de Agricultura, Ganadería
y Alimentación y al antiguo INTA.
Ante esta situación, el Foro de Tierras de Huehuetenango ha estado promo-
viendo y acompañando un proceso de negociación y siguiendo la regularización
de tierras a cargo del FONTIERRAS.

Fuente: Monterroso. Op. cit.

• Negación de los derechos de las mujeres a la propiedad y a la toma de


decisiones sobre sus bienes territoriales. Este caso se da principalmen-
te en las tierras que fueron adquiridas por el Estado para asentar a los
refugiados que regresaron a Guatemala amparados en los Acuerdos del
8 de octubre de 1992 y entre los beneficiarios y beneficiarias del Fondo
de Tierras. En ambos casos, aunque existe la copropiedad de la tierra
para los hombres y las mujeres que mantienen una relación legali-
zada o no, la posterior constitución de cooperativas para la gestión
productiva excluyó a las mujeres como socias. Por ello, aunque conser-
van derechos de propiedad, éstos no se reflejan en capacidad de toma
de decisiones sobre sus propios bienes fundiarios.

Como ya se ha mencionado, la diversidad regional en Guatemala deri-


va de distintas evoluciones locales que han provocado que algunos con-
flictos caractericen más a ciertas zonas que a otras y algunos son específi-
cos de una región. El cuadro siguiente presenta las principales expresiones
de conflictividad agraria por región.

69

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Principales expresiones de la dinámica agraria por región

Regiones Tipos de conflictos principales

Petén y la Franja Transversal del Norte -Superposición de áreas protegidas


naturales o culturales sobre adjudi-
caciones previas.
-Adjudicaciones irregulares de tierra,
algunas de las cuales dieron lugar a un
nuevo latifundismo.
-Ocupación de áreas protegidas por
campesinos o finqueros.
-Adjudicaciones inconclusas por el
INTA y FYDEP.
-Ocupación de tierras en áreas fron-
terizas y en la zona de adyacencia con
Belice.
-Reclamos de derechos en ejidos mu-
nicipales.
-Usurpación de tierras de desplaza-
dos o refugiados.

Alta y Baja Verapaz -Reclamos históricos de comunida-


des indígenas sobre tierras comuna-
les perdidas durante la expansión
cafetalera.
-Reclamos de tierra como compen-
sación por trabajo no pagado a mo-
zos colonos.
-Reclamo de derechos de posesión
por comunidades ubicadas en fincas
privadas, en parte habitadas por mo-
zos colonos.
-Ocupación de fincas privadas.

Región oriental -Reclamos de derechos históricos a


tierras comunales perdidas.
-Reclamo de tierras comunales titu-
ladas (xincas principalmente).

70

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

-Titulaciones supletorias sobre tie-


rras comunales tituladas.
-Derechos de comunidades respecto
de tierras municipales y objeto de
titulación supletoria.
-Doble registro de tierras y adjudi-
caciones superpuestas.
-Ocupación de fincas privadas.
-Presencia de comunidades o fincas
en áreas protegidas por superposición
de éstas sobre zonas tituladas o po-
seídas.
-Ocupación de áreas protegidas.

Altiplano -Reclamo de derechos históricos so-


bre tierras comunales y territorios
étnicos.
-Adjudicaciones de tierras sobre te-
rritorios municipales o comunales.
-Superposición de derechos en las
áreas donde se fundaron aldeas mo-
delo en la década de 1980.
-Ocupación de tierras poseídas por
desplazados internos y refugiados.
-Indefinición de límites municipa-
les, departamentales y comunales.
-Declaración de áreas protegidas o
con restricciones de uso sobre asen-
tamientos humanos.

Occidente -Reclamo de derechos históricos so-


bre tierras comunales y territorios ét-
nicos.
-Indefinición de límites municipales,
departamentales y comunales.
-Adjudicaciones de tierra inconclusas.

71

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Costa sur -Adjudicaciones de tierra inconclusas.


-Arrendamientos en áreas de reserva.
-Ocupación de áreas de reserva por
campesinos y finqueros.
-Ocupación de fincas privadas.
-Reclamo de tierra como compensa-
ción por trabajo no pagado a trabaja-
dores agrícolas.

Zonas de retorno (Petén, Alta Vera- -Indefinición de linderos de las fin-


paz, Huehuetenango, Ixcán, Costa cas adquiridas para retornados.
sur)

Fuente: Taller con los funcionarios de las regionales de la CONTIERRA, abril de 2003.

72

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

II
EL ANÁLISIS DE LOS FENÓMENOS AGRARIOS.
MÉTODOS Y TÉCNICAS PARA ESTUDIARLOS

Ya se ha mencionado que para lograr soluciones sostenibles a los hechos


agrarios ubicados en el ámbito de la conflictividad social, política, jurídica
o económica, el supuesto de base es la comprensión del fenómeno. No
es posible resolver conflictos con los niveles de complejidad que presenta
la cuestión agraria en Guatemala, sin un previo y profundo conocimiento
de sus causas estructurales y sus relaciones internas y externas, tanto
durante su historia como en sus expresiones actuales. No basta con
técnicas de negociación y conciliación. Por el contrario, la aplicación de
estas técnicas con un conocimiento insuficiente o fragmentario del pro-
blema sobre el que inciden puede incrementar los niveles de conflicti-
vidad y convertirse en un nuevo factor capaz de producir interferencias
y nuevos conflictos.
Para subsanar ese problema de orden conceptual y metodológico, se
presentan estos lineamientos de investigación que permite a los investi-
gadores:
Primero: Mantener la misma línea teórica a lo largo del proceso de
investigación, ya que todas las partes de la guía se desprenden de los
conceptos y se ajustan a los principios teóricos que se han elaborado
para la investigación, por ello, tienen la misma orientación. Segundo:
Reducir el campo de la observación a las exigencias que genera el
problema. Tercero: Registrar sólo aquellos hechos que deban ser regis-
trados.32
Cuando se estudian fenómenos agrupados en la misma categoría,
conflictividad en este caso, y se conoce su singularidad, se corren los
riesgos de generalización e individuación. No debe olvidarse que todos

32
Ricardo Pozas. Guía general cualitativa para la investigación-acción autogestionaria de
los pueblos indígenas. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1989. p. 50.

73

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

comparten las características comunes que les confiere su evolución en


la misma formación económico-social, pero que la historia asimétrica y
segmentaria de esta misma formación les asigna condiciones específicas.
La correlación de factores y su combinación concreta han construido un
escenario sumamente diverso y, con ello, el riesgo de la monografía con-
siste en enmascarar los grandes procesos en que se inscriben las manifes-
taciones específicas llamadas conflictos. Por lo tanto, es preciso definir
un método común de investigación y conservar sistemas, categorías y
dimensiones de análisis capaces de confluir en un modelo de interpre-
tación pertinente.
La investigación científica es un proceso que tiene como finalidad
lograr un conocimiento objetivo, es decir, verdadero, sobre determina-
dos aspectos de la realidad, a fin de utilizarlo para guiar la práctica
transformadora (...)33
Los estudios de este tipo pueden definirse como investigaciones apli-
cadas. Es decir, se realizan con el objetivo de contribuir a la resolución
de los conflictos. Además, se ubican en un contexto políticamente ines-
table que exige aportar en un corto plazo los elementos de toma de deci-
siones que permitirán incidir sobre la realidad, transformándola y condu-
ciéndola a una condición “no conflictiva”.

La definición del objeto de estudio


Para iniciar el análisis de un fenómeno agrario calificado como conflicto
es preciso construirlo como un objeto de estudio. Con esto se quiere decir
que es necesario establecer los parámetros conceptuales en los que se
enmarcará el estudio, lo mismo que los límites sociales, espaciales y tem-
porales en los que se desenvolverá la investigación. De otra manera, es
difícil evitar la dispersión de la investigación y no puede garantizarse la
recolección de los datos pertinentes para resolver las interrogantes que se
postulan los investigadores.

33
Raúl Rojas Soriano. Métodos para la investigación social. Una proposición dialéctica.
México: Plaza y Janés, 2002. p. 9.

74

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Por ejemplo, para estudiar un conflicto intercomunitario, donde tres


aldeas compiten por el aprovechamiento de una fuente de agua, primero
se debe aclarar si el diferendo concierne únicamente a la distribución de
agua o también involucra la posesión del terreno donde se encuentra el
manto freático. Si éste es el caso, hay un conflicto que puede estudiarse.
Pero debe profundizarse en el análisis para conocer si se trata de una
disputa por un terreno cuyo único significado es su potencial de agua y
como tal, constituye un valor de cambio relacionado con las necesidades
locales, o si se trata de un área sobre la cual uno de los actores del conflicto
reclama un derecho anterior y distinto a la sola necesidad de agua. Si
éste es el caso, el objeto de estudio se define como el análisis de una
disputa territorial entre aldeas por la posesión de territorios locales que
de manera contingente eclosiona como conflicto por la necesidad de agua.
Esto excluye de partida tanto el estudio de otras líneas hipotéticas del
conflicto como los datos que, aunque relevantes en otros casos, en éste
no aportan informaciones útiles para interpretar el problema; por ejem-
plo, la educación local, las infraestructuras comunales, las estadísticas
de producción. Sin embargo, sí serán relevantes los sistemas locales de
gestión de los terrenos comunales.

Los métodos de investigación


Cuando se habla de métodos se está haciendo referencia al conjunto de
procedimientos lógicos que constituyen el camino para resolver las inte-
rrogantes alrededor del objeto de estudio.
Método
Procedimiento sistemático en el desarrollo de problemas, cuestiones y enun-
ciados (hipótesis) de la ciencia, así como de sus contrastaciones empíricas me-
diante el examen de la realidad.

El proceso de la investigación se inicia con la definición clara del objeto


de estudio, es decir, del sector de la realidad que se estudiará. Luego se
procederá a problematizar el objeto, o sea, se plantearán las interrogan-
tes que el estudio pretende resolver. Después, se postularán las hipó-

75

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

tesis de trabajo, se seleccionarán las dimensiones, variables e indicadores


adecuados para describir y explicar el objeto de estudio y, finalmente, se
procederá a diseñar las técnicas e instrumentos de investigación que se
aplicarán en el terreno. El análisis de la información recabada se realizará
regresando a las hipótesis y los problemas de investigación.
“El método es un hilo conductor que orienta el trabajo científico y
que debe adecuarse a la complejidad del objeto de estudio, así como a
las exigencias particulares de la investigación y del contexto histórico-
social en el que se realiza (...) por ello, el diseño de investigación es una
guía que se revisa, se ajusta, de acuerdo con las características que impone
la realidad concreta. Esto nos obliga a materializar una conocida frase, y
decir que el investigador propone y la realidad dispone, determina en
cierta medida (según cada circunstancia histórica concreta).”34

Los objetivos de investigación


Las investigaciones aplicadas tienen, en general, objetivos relacionados
con un producto concreto, lo que se pretende lograr mediante el estudio.
Los objetivos de la investigación “son los puntos de referencia o señala-
mientos que guían el desarrollo de una investigación y a cuyo logro se
dirigen todos los esfuerzos.”35
Para este tipo de estudios, el objetivo general de la investigación será
el conocimiento del conflicto bajo estudio y, más específicamente, de
sus causas estructurales. De allí se derivarán objetivos específicos con el
fin de focalizar esfuerzos hacia características relevantes del objeto de
estudio. Estos objetivos pueden posteriormente desplegarse en los pro-
blemas de investigación.

Objetivo general
Conocer las causas que han generado que alrededor del terreno “Vizcaya” se
haya producido el conflicto que enfrenta a las comunidades de San Vicente y
San Rafael.

34
Ibid. pp. 17-22.
35
Ibid. p. 81.

76

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Dependiendo de las características del conflicto bajo estudio se da el


énfasis del objetivo general. Si se trata de un diferendo intercomunal
con expresiones de violencia física, el objetivo tenderá a explicarse ese
tipo de manifestación.

En todo caso debe tenerse presente que los objetivos cumplen una fun-
ción metodológica en tanto que sirven de guía para orientar la reali-
zación del trabajo, lo cual permitirá avanzar de manera más rápida.
Así, se evitará que nos perdamos constantemente en la búsqueda del
conocimiento científico.36

Los problemas de investigación


Después de definir el objeto de estudio, el siguiente paso es definir los
problemas de investigación cuyo abordaje es indispensable para resol-
verlo. Bronislaw Malinowski llamaba a estos “problemas preliminares”,
e indicaba que “las ideas preconcebidas son perniciosas en cualquier
tipo de trabajo científico, pero aventurar problemas preliminares es la
principal cualidad de un científico, y esos problemas se revelan por pri-
mera vez al observador a partir de sus estudios teóricos.”37

La forma más sencilla de concretar el problema es mediante la formu-


lación de preguntas, las cuales tienen la virtud metodológica de pre-
cisar qué se quiere investigar para evitar la dispersión y el riesgo de
perdernos de los elementos ideológicos y políticos prevalecientes en el
lugar de trabajo, de las formación y práctica profesional de los inves-
tigadores y de su imaginación creativa.38

Los problemas de investigación son las interrogantes que se hace el o


la investigadora para poderse explicar la realidad ante la que se en-
36
Ibid. p. 43.
37
Bronislaw Malinowski. Los argonautas del pacífico occidental. Barcelona: Península, 1986.
p. 22.
38
Rojas Soriano. Op. cit. pp. 51-52.

77

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

cuentra. Por eso, se formulan como preguntas. Por ejemplo, en distintos


casos, podrían postularse las siguientes interrogaciones:
Problemas de investigación
Disputa de límites entre aldeas
• ¿Existen diferencias étnicas y culturales entre los habitantes de las aldeas
que disputan?
• ¿Cuáles son las razones por las que este conflicto estuvo enmascarado
hasta ahora?
• ¿Hubo oposición de bandos entre las aldeas durante la guerra?
• ¿Cuáles son los argumentos que esgrimen las aldeas para sustentar sus
reclamaciones?
• ¿Por qué, en este caso, las autoridades tradicionales no dirigen la reivin-
dicación de tierra?
• ¿Quién o quiénes, entre los agentes externos, se han involucrado en este
conflicto?
• ¿Cuál es el papel que juega la municipalidad en este conflicto?

Problemas de investigación
Disputa de tierras entre una comunidad y un finquero que ha
ocupado tierras comunales
• ¿Cuáles son las tierras que la comunidad reclama como suyas?
• ¿Cuál es la historia de la finca?
• ¿Cuándo ocurrió la ocupación de las tierras comunales?
• ¿Cuál es el argumento legal para esa ocupación?
• ¿Existe una historia de reclamos de derechos por parte de la comunidad?
• ¿Existen títulos de propiedad y de qué tipo en manos de las partes en
conflicto?

Problemas de investigación
Disputa por la ocupación de un área protegida por campesinos
• ¿Quién llegó primero, los campesinos o el área protegida?
• ¿Fueron adjudicados los ocupantes por alguna institución del Estado?
• ¿Existen documentos gubernamentales o municipales legitimando el
asentamiento?
• ¿Cuál es la superficie ocupada y qué porcentaje del área protegida
representa?

78

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

• ¿Cuántos años de ocupación tienen los campesinos?


• ¿Cuál es el uso del suelo en el área ocupada?
• ¿Cómo es la relación de los campesinos con las instituciones y organiza-
ciones del sector ambiental?

Problemas de investigación
Disputa entre una comunidad y su municipalidad
por tierras comunales
• ¿Cuál es el origen de las tierras reclamadas como comunales?
• ¿Existen ejidos municipales en este municipio?
• ¿Cuál es la relación entre las tierras comunales y los ejidos, si existen?
• ¿Cuál es la superficie y el uso de las tierras en disputa?
• ¿Existen sistemas de adjudicación para el usufructo de esas tierras, tanto
por parte de la comunidad como de la municipalidad?
• ¿Cuándo surge el problema y por qué?
• ¿Cuál es la historia de las relaciones entre la comunidad y la municipali-
dad?
• ¿Existe una relación entre la historia del reclamo y la pertenencia política
de las corporaciones municipales?

Las dimensiones de análisis


Dimensión
Respecto de un sistema de conceptos científicos o un planteamiento de un pro-
blema, aspecto delimitado y establecido de la producción o del ámbito cualita-
tivo de un fenómeno social. En los análisis macro sociológicos se distingue, por
ejemplo, entre dimensiones políticas, económicas, culturales o pedagógicas.

La realidad, construida como un objeto de estudio, se compone de


dimensiones de análisis. Es decir, que siguiendo el método definido para
resolver las interrogantes que se plantean las y los investigadores, se
procede a segmentar la realidad en los conjuntos de conceptos comunes
que mejor contribuyen al conocimiento del problema que se estudia. En
el caso del análisis de los conflictos agrarios, las dimensiones típicas
para su estudio son las siguientes:

79

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Las dimensiones para el estudio de los


conflictos sobre la tierra y el territorio
• Espacial. Se trata del área geográfica objeto del diferendo (uso, estatus
jurídico presunto y reclamado, etc.).
• Social y cultural. Se refiere a la o las comunidades involucradas y organi-
zaciones sociales que participan (locales, municipales, regionales y nacio-
nales).
• Histórica. Los procesos que, en el tiempo, dieron al caso su fisonomía
actual.
• Política e ideológica. El mapa de actores políticos y sociales y sus argumen-
taciones respecto del problema.
• Jurídica. El análisis jurídico incluyendo las normas del derecho occidental
aplicables y las del derecho consuetudinario de tierras legitimado por las
poblaciones involucradas en el conflicto.

Cada una de las dimensiones se desagrega en componentes o grupos


de variables mediante las cuales se profundiza en el conocimiento del
objeto de estudio. Los cuadros siguientes presentan el despliegue de las
dimensiones propuestas:

La dimensión espacial
El espacio es un concepto de alta complejidad, ya que en él confluyen prácti-
camente la totalidad de los fenómenos sociales y económicos. La vida cotidiana
de las sociedades se realiza sobre un espacio geográfico, así como su historia
oral y escrita. No es posible separar los actos sociales e individuales de su di-
mensión espacial. Las categorías más relevantes del espacio como objeto de
estudio con relación a conflictos, son las siguientes:
• El valor histórico. Esto se refiere a su relación con la identidad étnica,
cultural y local de una sociedad o un grupo específico. Puede figurar en
su memoria oral o desempeñar un importante papel en su historia es-
crita. Aquí se incluye la presencia de edificios históricos y ruinas arqueo-
lógicas. Tiene una estrecha relación con la siguiente categoría.
• El valor simbólico. Esto refiere a carácter de signo o símbolo de la identidad
cultural, religiosa, espiritual y social de una sociedad determinada. En esta
categoría se incluye el carácter sagrado del espacio, cuando funciona so-
cialmente como una relación entre el microcosmos y el macrocosmos. Algu-
nos edificios y sitios arqueológicos se pueden analizar bajo esta categoría.

80

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

• El valor económico. Aquí, la principal referencia está constituida por los


recursos naturales (suelos agrícolas, potenciales forestales, minerales va-
liosos, agua) o bien por instalaciones y equipamientos (sistemas de riego,
caminos, puentes, represas, etc.).
• El medio de vida. Esta categoría incluye las anteriores y es característica
de pueblos con economías itinerantes (pastores, agricultores de roza y
quema, cazadores-recolectores). Se caracteriza por concebir espacios
como propios sin que éstos sean necesariamente objeto de ocupación per-
manente (por ejemplo, las áreas de barbecho largo en sociedades de
agricultura migratoria, nómadas o seminómadas)

La dimensión social y cultural


Las relaciones sociales, tanto entre sociedades, grupos o personas que se
enfrentan como al interior de cada grupo antagónico, constituyen una de las
dimensiones de mayor importancia en el análisis de conflictos. Las siguientes
categorías destacan en este ámbito.
• La estructura de la sociedad. La configuración interna de cada sociedad
en pugna es importante porque tiene relación con sus estrategias de
operación del conflicto. Sistemas de especialización ocupacional, grupos
de interés y sistemas de estatus, modos locales de resolución de conflictos
y, tal vez, lo más importante en conflictos de larga data, la relación entre
la estructura actual de la sociedad y el conflicto como parte de su historia.
• Los sistemas de poder local. Las formas en que se ejerce la autoridad, la
relación entre las formas localmente legitimadas y el poder nacional o
regional. Las tensiones internas, la articulación entre formas tradicio-
nales (sistemas de cargos, por ejemplo) y formas modernas de organiza-
ción y su ligamen con los sistemas locales de resolución de conflictos
son los aspectos de mayor relevancia.
• Los procesos de cambio social. Las sociedades cambian, pero lo hacen
en forma distinta unas de otras en directa dependencia con su historia y
sus realidades contemporáneas. Es posible que en la misma sociedad, los
procesos de cambio alcancen únicamente un grupo mientras otros con-
tinúan manteniendo las formas anteriores. Esto es relevante porque per-
mite elaborar un análisis sobre el universo de las percepciones, pero a través
de una perspectiva basada en la sociología del cambio social.

81

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

La dimensión temporal
Al igual que la espacial, la dimensión temporal es de una gran relevancia y
frecuentemente es relegada en los estudios que minimizan los factores causales
de los conflictos. Todos los fenómenos sociales son el producto de una concate-
nación de hechos históricos que les dan su fisonomía actual. En consecuencia,
todas las expresiones calificadas como conflicto tienen su génesis en un pro-
ceso de corta o larga data, pero siempre en un decurso histórico y no pueden ser
explicadas más que utilizando el recurso del análisis diacrónico. Aquí es impor-
tante analizar las siguientes categorías.
• La secuencia de los hechos desde el punto de vista émico, es decir, según
como los hechos y sus relaciones históricas son vistos por la o las
sociedades involucradas en el conflicto.
• La secuencia de los hechos desde el punto de vista ético. O sea, desde el
punto de vista externo cuando hay actores exógenos o endógenos en el
conflicto que asumen como suya una percepción distinta de la local-
mente legitimada.
• La historia oficial. Es decir, la secuencia de los hechos según los documentos
contenidos en archivos nacionales, estudios publicados, decretos de go-
bierno, leyes y textos escolares, entre otros.
• Las correlaciones, acuerdos y contradicciones entre las distintas percepcio-
nes de la evolución de los hechos y su relación con el conflicto según época y
versión.

La dimensión ideológica
Cuando se habla de ideologías, se hace referencia a proyecciones imaginarias de
relaciones reales. El concepto remite al hecho de que la realidad es interpretada
de manera que no se expresa su realidad objetiva, sino una lectura de ella por
parte de la persona, la comunidad o la sociedad que la realiza. Sobre la misma
realidad pueden construirse varias lecturas que, muchas veces, responderán a
los grandes lineamientos de la costumbre, las doctrinas políticas y religiosas y
las interpretaciones generales de la realidad. Las ideologías permean con sus
significados la totalidad de las percepciones políticas. Por ello es importante
incorporarlas en los estudios sobre conflictos. Aquí es importante sistematizar
los siguientes temas.
• El mapa de percepciones del conflicto. Para ello, es preciso inquirir a los
grupos más relevantes dentro del problema sobre sus causas y realidades.
Una vez localizadas las diferentes lecturas, estudiar la manera en que sus

82

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

elementos coinciden o se oponen y establecer la relación de los grupos


que esgrimen una u otra versión con categorías de cultura, clase, etnia,
origen, edad, etc.
• Sistematizar cada una de las lecturas de la realidad de acuerdo con su
sustrato ideológico general y establecer su relación con el manejo político
del conflicto.

La dimensión jurídica
Una de las dimensiones más relevantes está constituida por la historia y reali-
dad jurídica del fenómeno calificado como conflicto. Esta dimensión muchas
veces ha ocupado el lugar más importante, enmascarando el problema y haciendo
que se pierda la posibilidad de un análisis integral. Tal vez, esta dimensión apa-
rece frecuentemente como el eje de los conflictos por la utilización que se hace
del derecho para legitimar el despojo de quienes no tienen acceso a la justicia,
en países donde esto aún no se ha logrado. En este ámbito, los temas a considerar
son los siguientes.
• La vigencia de sistemas de derecho consuetudinario, particularmente
sobre la tierra, el territorio, su gestión y usufructo.
• La vigencia del derecho nacional y de los conceptos sobre la tierra que
expresa.
• La existencia de formas tradicionales de resolución de conflictos sobre
la tierra.
• La oposición entre los dos derechos.
• La matriz de relaciones entre el derecho consuetudinario y el derecho
nacional dominante, incluyendo sus complementariedades y oposiciones
en todos los ámbitos relacionados con el fenómeno bajo estudio.

Mediante el recurso a los grupos de variables contenidos en las dimen-


siones indicadas, se perfila el objeto de estudio. En general, sirven para
contestar las interrogantes iniciales. Las hipótesis constituyen el siguiente
paso de la investigación y tienen ese mismo propósito.

Las hipótesis de trabajo


En la investigación, cuando se pretende explicar un fenómeno social, en
este caso, uno que se califica como conflicto, es decir, como un hecho en
el cual se oponen distintos grupos, personas o sociedades, se está frente

83

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

a un proceso que debe culminar con una explicación estructural del objeto
de estudio. De otra manera, difícilmente podrá abordarse de manera
responsable su resolución y el conflicto podrá derivar hacia mayores nive-
les de tensión o incrementará su ámbito de dispersión en la geografía o
la estructura social.
Para explicar un hecho social existen instrumentos de pensamiento.
Uno de los principales está constituido por la formulación de hipótesis.
Las hipótesis constituyen intentos de explicación de los fenómenos bajo
estudio. En general, se pueden formular una vez que se ha logrado una
aproximación inicial al problema, ya sea a través de un estudio explo-
ratorio que incluye trabajo de campo, de la investigación bibliográfica o
de entrevistas en el terreno.
A medida que avanzamos en la elaboración del problema surgen
algunas respuestas tentativas o explicaciones preliminares del pro-
blema (hipótesis de trabajo) que sirven como hilos conductores que
orientan el desarrollo del planteamiento del problema y la formulación
de hipótesis más precisas y mejor estructuradas.39
En un orden secuencial, las hipótesis pueden corresponder a los pro-
blemas de investigación, ya que prefiguran una respuesta a cada proble-
ma; y también es preciso alimentarse de las dimensiones del fenómeno,
de manera que se dirijan hacia una explicación integral.

Hipótesis
“Conjetura”, “suposición”. Concepto de teoría de la ciencia; enunciado con el que
se intenta explicar lo observado en la realidad material o sociocultural, teniendo
en cuenta su formación, sus causas o consecuencias o su relación con otros fenó-
menos. La hipótesis no es una explicación segura, sino que sólo expresa una
suposición provisional (hasta que se produzca una eventual refutación). A una
hipótesis le compete: a) que se refiera a la realidad, es decir, que se trate de una
expresión de contenido empírico acerca de una realidad explicable, que, gracias
a unos hechos controlables y observables, pueda ser comprobada, y b) que pre-
sente una información, o sea, que de las informaciones contenidas se puedan
sacar deducciones lógicas.

39
Ibid.p. 55.

84

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Hipótesis de trabajo
Suposición de un conjunto de factores causales relacionados para explicar un
fenómeno analizado, todavía no comprobado o confirmado.

Los siguientes son ejemplos de hipótesis adecuadas a cada uno de los


casos sobre los que se desglosaron problemas de investigación.
Hipótesis de trabajo
Disputa de límites entre aldeas
• El conflicto deriva de una oposición entre grupos étnicos y lingüísticos
cuyo origen está en la inmigración del grupo X al territorio ocupado por
el grupo.
• La relación del grupo dominante y con gobierno y el ejército determinó
que durante el siglo XX el conflicto no fuera denunciado por el grupo X.
• Las autoridades tradicionales perdieron su legitimidad debido a los
procesos de cambio relacionados con la industrialización del área, y por
eso son los jóvenes alfabetizados quienes dirigen las luchas.

Hipótesis de trabajo
Disputa de tierras entre una comunidad y un finquero que
ha ocupado tierras comunales
• El finquero desconocía los límites del terreno comunal debido a que se
trataba de áreas de uso ceremonial esporádico y por ello no tenían signos
evidentes de ocupación productiva.
• La comunidad, hasta una época reciente, mantuvo una relación de depen-
dencia económica con el finquero, ya que trabajaban en su finca de café.
Por ello, había valorado su salario sobre la pérdida de la tierra. La crisis de
precios del café provoca el reclamo directamente.

Hipótesis de trabajo
Disputa por la ocupación de un área protegida por campesinos
• Los campesinos se asentaron antes de la declaratoria del área protegida
y fueron apoyados por el gobierno dentro de sus políticas de colonización
agrícola.
• Los campesinos fueron adjudicados por el gobierno.
• Los campesinos responden a una consigna de ocupación de áreas protegidas
con el propósito de reivindicar otras tierras más productivas y accesibles.

85

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Hipótesis de trabajo
Disputa entre una comunidad y su municipalidad
por tierras comunales
• La comunidad perdió sus tierras porque durante el conflicto armado, la
municipalidad inscribió los títulos comunales a su nombre.
• Los terrenos comunales en este municipio fueron transformados en ejidos,
y su administración y adjudicación pasó a manos de la municipalidad.
• El conflicto estalla debido a que la municipalidad piensa vender los terrenos
a personas externas a la comunidad.

Como puede observarse, las hipótesis pueden considerarse alterna-


tivas de respuesta a los problemas de investigación. Una vez esbozado el
cuerpo de hipótesis, es mucho más fácil definir los métodos, técnicas e
instrumentos de investigación que permitirán valorar su corrección y
contestar así las interrogantes postuladas al principio.

Los tipos de investigación


En general, la investigación corresponde a tres tipos básicos de estudio:
los estudios exploratorios, los descriptivos y las investigaciones a profun-
didad. En el caso del análisis de los conflictos agrarios, se seguirá una
secuencia, cuyo primer paso es el estudio exploratorio y con él, se defi-
nirán las etapas posteriores y se valorará la necesidad de describir o
profundizar el fenómeno objeto de atención.
• Los estudios exploratorios o de acercamiento a la realidad social. Su
propósito es recabar información para reconocer, ubicar y definir
problemas; fundamentar hipótesis, recoger ideas o sugerencias que
permitan afinar la metodología, depurar estrategias, etcétera, para
formular con mayor exactitud el esquema de investigación definitivo.
• Los estudios descriptivos. Su objetivo central es obtener un panorama
más preciso de la magnitud del problema o situación, jerarquizar
los problemas, derivar elementos de juicio para estructurar políticas
o estrategias operativas, conocer las variables que se asocian y
señalar los lineamientos para la prueba de las hipótesis.

86

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

• Los estudios que implican la prueba de hipótesis explicativas y pre-


dictivas. Su fin primordial es determinar las causas esenciales de los
fenómenos y establecer predicciones, en términos de tendencias, sobre
los procesos sociales.40

Como ya se mencionó, las dinámicas agrarias de Guatemala se carac-


terizan por su singularidad. En consecuencia, la mayor parte de los
estudios que se realiza en ese ámbito pueden considerarse estudios de
caso. Estos estudios deben realizarse bajo una perspectiva local pero
inscrita en los procesos nacionales y regionales que configuraron el espa-
cio tal como es ahora.
Estudio de casos
En el estudio de casos, la representatividad de los resultados de la investigación
debe valorarse con mucha precaución, a causa de la individualidad específica
del caso y de las pocas posibilidades de comparación.

Para explicarse los problemas con los que se enfrenta la investigación,


es preciso un abordaje inicial de carácter descriptivo, tanto a nivel local
como regional y nacional. Está claro que el estudio de los conflictos no
se resuelve mediante la descripción. Sin embargo, es preciso contar con
un contexto básico de situación a todos los niveles.

Investigación descriptiva
Descripción, registro sin supuestos teóricos de propiedades o de relaciones
entre propiedades de un objeto científicamente relevante, que normalmente
llegan a tener interés para la ciencia porque se presentan de forma regular, en
variaciones y combinaciones periódicas, o en una relación espacial o temporal
llamativa.

El estudio de cualquier realidad social precisa de localizarla en el eje


de su temporalidad, así como los hechos sociales tienen un escenario
geográfico, ocurren en un tiempo determinado y provienen de otros he-
chos ocurridos anteriormente. Por ello, el tiempo es determinante en la

40
Ibid. pp. 41-42.

87

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

investigación de conflictos. Aun así, los estudios de tipo sincrónico, o


sea, aquellos que se caracterizan por ubicarse en un momento temporal
determinado y agotar el análisis de esa coyuntura, en ocasiones son de
gran utilidad.

La investigación diacrónica
Se mencionó la importancia de la etiología de los conflictos. Ésta sólo
puede conocerse mediante el recurso a los análisis diacrónicos; es decir,
aquellos que incursionan en el conjunto de causas y sus relaciones que,
durante la historia, se articularon para dar al fenómeno bajo estudio la
fisonomía que lo hace ser calificado como conflicto. Este tipo de investi-
gación es el más adecuado para la explicación de los conflictos y permite
superar las carencias estructurales de los estudios puramente descrip-
tivos o sincrónicos.

Investigación longitudinal
Estudio longitudinal o análisis diacrónico. Trabajo de investigación de
larga duración, que se realiza por lo general usando diversos métodos, y
con el que se estudia repetidas veces un determinado problema (...) la
investigación longitudinal sirve para descubrir los procesos de trans-
formación sociocultural: cambio de estructuras sociales, orientaciones
ideológicas, valores, actitudes, opiniones y formas de interacción, etc.

La secuencia para la investigación de un conflicto agrario es la si-


guiente:
• Presentación y discusión inicial sobre el caso. Decisión sobre si se con-
sidera un objeto de estudio o no.
• Investigación exploratoria (incluye estudios documentales y trabajo
de campo).
• Investigación a profundidad (se trata ya del análisis longitudinal del
conflicto).

88

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Las técnicas de investigación


Las técnicas de investigación constituyen el despliegue instrumental que
permite dilucidar las interrogantes y resolver las hipótesis mediante un
contraste de las postulaciones del estudio con la realidad empírica. Las
técnicas también corresponden a un proceso de investigación y pueden
dividirse en:
• Técnicas de gabinete.
• Técnicas de terreno.

LAS TÉCNICAS DE GABINETE


Las técnicas de gabinete están constituidas por el conjunto de instru-
mentos de análisis que se realiza sobre la base de documentos o infor-
maciones secundarias. Son un basamento indispensable para obtener
los datos de contexto que permiten construir el abanico conceptual de la
investigación y las técnicas de campo que se utilizarán en etapas ulterio-
res.
En general, las investigaciones pasan por una etapa de análisis docu-
mental al principio y continúan con la investigación de terreno. A partir
de los datos obtenidos en el campo, se obtienen pistas que permiten
ubicar nuevas informaciones escritas y profundizar en su análisis. La
investigación de gabinete está presente a lo largo de todos los estudios.
Para estudiar conflictos agrarios, es importante recurrir a las siguien-
tes técnicas de gabinete:

• Análisis documental: se trata del estudio de la documentación existente


sobre el caso que se analiza. Aquí se incluyen tanto los estudios espe-
cíficos sobre el fenómeno como las informaciones sobre el contexto
social, histórico, económico, cultural y político en que se desenvuelven
los hechos que se analizan. Las fuentes principales son las instituciones
del Estado, las bibliotecas, las hemerotecas, los archivos municipales,
parroquiales, departamentales y nacionales.
• Análisis jurídico: Se trata del estudio del problema desde el punto de
vista de su dimensión legal. Para ello, es preciso relevar los argumentos

89

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

de las partes y analizar su justificación legal. Esto, al mismo tiempo


que se elabora el marco jurídico en que se desenvuelve el problema y
su evolución a través del tiempo. Este análisis incluye la sistematiza-
ción de las oposiciones entre el derecho nacional y el derecho consue-
tudinario que se aplica en el territorio bajo estudio.
• Análisis registral y catastral: Siendo una parte del estudio documental,
se despliega específicamente sobre el ámbito del problema en el
Registro de la Propiedad. Se trata de la recopilación y sistematización
de la totalidad de los datos existentes en los registros y que conciernen
a todos los actos jurídicos sobre las tierras en conflicto desde que éstas
aparecen registradas. Esto incluye también todos los planos y mapas
disponibles en el registro y los archivos nacionales y su contraste con
los documentos registrales.

LAS TÉCNICAS DE TERRENO


Éstas se dividen convencionalmente en las que se utilizan para relevar
información cualitativa y las que permiten conocer los datos cuantitativos
del problema objeto de estudio. La investigación cualitativa es uno de
los instrumentos de mayor importancia cuando se trata de operar polí-
tica y culturalmente sobre realidades sociales caracterizadas por la pre-
sencia de conflictos en ellas. Es necesario conocer los modos de interpre-
tación de la realidad que tienen sus actores directos e indirectos, porque
con relación a ellos es que reaccionarán ante cualquier estímulo externo
o interno. Para ello, se presentan como ejemplos las siguientes técnicas
de carácter cualitativo:

Historia oral
(Del inglés «oral history»). Procedimiento de investigación utilizado sobre todo
en la historia de las sociedades para complementar las fuentes escritas, que
consiste en entrevistar a personas que han vivido directamente el período que
interesa estudiar.

90

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Relevar la historia de un conflicto tal y como la perciben sus protago-


nistas es uno de los instrumentos centrales para conocer las percepciones
locales sobre la génesis, características y tendencias del conflicto. La cons-
trucción de historia oral precisa de una correcta selección de fuentes.
Para ello es importante referirse a:
• Líderes tradicionales de la comunidad (involucrados en los sistemas
de cargos o bien, personas reconocidas por su relevancia política).
• Líderes religiosos.
• Historiadores locales o personas reconocidas en la comunidad por su
conocimiento de la historia.
• Activistas del conflicto.
• Autoridades locales y funcionarios.

En todos los casos se deben seleccionar muestras de juicio de entre-


vistados asegurando una equidad de género, grupo étnico y posiciones
ante el conflicto.
Para construir la historia oral de un conflicto agrario es conveniente
estar en posesión previa de los datos objetivamente verificables con-
cernientes al caso (Acuerdos Gubernativos, leyes, cronologías publicadas,
etc.), de manera que se disponga de los elementos de contextos necesarios
para preguntar. No debe olvidarse que se trata tanto de construir una
cronología de hechos como de conocer la manera en que se concibe e
interpreta la historia del conflicto entre sus actores. Éste es un dato inva-
luable para los posteriores procesos de resolución.
Cuando se realizan las entrevistas para sistematizar la historia o las
historias orales de un conflicto, se precisa de una guía temática para ase-
gurar que los principales hitos del problema sean interpretados por el
entrevistado. Se trata de una guía nemotécnica, o sea, de un recordatorio
temático. Su objetivo final es construir una matriz que contraste las
percepciones según cada actor y localice los puntos de conflicto en la
interpretación del fenómeno que pueden obstaculizar su resolución.
Una de las dificultades más comunes cuando se realizan las entrevistas
es el establecimiento de las fechas en que ocurrieron los hechos que rela-

91

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

tan los entrevistados. Frecuentemente, es posible definir secuencias his-


tóricas y relaciones causales, pero es difícil ubicar hechos locales en rela-
ción con los acontecimientos nacionales relacionados. Esto es de parti-
cular relevancia porque muchas veces, hechos jurídicos y políticos de la
sociedad dominante tienen un impacto directo sobre los problemas
locales y es preciso establecer la relación claramente. Para facilitar la
construcción de estas relaciones es importante que los investigadores se
provean de un cuadro con fechas de hitos relevantes para la población:
una inauguración de puente o carretera, la construcción del edificio mu-
nicipal, un golpe de Estado, etc. Así, puede preguntarse: ¿esto fue antes
o después de la elección de don José como alcalde? o ¿la carretera ya
existía cuando pasó lo que me cuenta? o ¿ya estaba el general X cuando
persiguieron a don Pedro o fue con el general anterior?
Ejemplo de temas de entrevista para relevar la historia oral de un
caso donde una municipalidad se apropia de tierras comunales
• Circunstancias y fechas de fundación de la comunidad.
• Origen de las tierras comunales (cesión, adjudicación, compra, etc.).
• Uso de las tierras comunales durante su historia (si hubo cambios, ¿cuáles
fueron y por qué?)
• Administración y gestión de las tierras comunales.
• Relación de las tierras comunales con el Estado.
• Relación con la municipalidad (principales acontecimientos).
• Origen del conflicto.
• Historia del conflicto.
• Actualidad del conflicto.

La entrevista para relevar datos de la historia oral es una entrevista


focalizada, que es uno de los tipos de entrevista que pueden realizarse.
Entrevista
(Del inglés interview). Método de recolección de datos mediante el contacto
directo entre un entrevistador y unos entrevistados (encuestados, sujetos de
experimentación). Sus posibles variantes son la entrevista exploradora, impro-
visada (útil para la apertura de un campo de exploración), la entrevista foca-
lizada, centrada (con un determinado objeto de investigación en el punto de
mira), la entrevista narrativa (se motiva al entrevistado para que explique sus

92

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

experiencias personales o la historia de su vida), la entrevista intensiva y, en


coincidencia con la entrevista clínica, la entrevista en profundidad (en psico-
logía clínica y en investigación motivacional se detectan, con ayuda de la psico-
logía profunda, los complejos y motivaciones subconscientes). En la entrevista
parcialmente estandarizada, el entrevistador se guía por un catálogo de frases
prevista que hace de hilo conductor de la entrevista y que consta de frases
clave y frases eventuales.

Tanto para la historia oral como para estudiar la actualidad de un con-


flicto y sus dinámicas sociopolíticas, puede ser pertinente el recurso a las
entrevistas grupales, tanto a nivel de grupos específicos de interlocutores
que se presentan ante el investigador (comités locales, por ejemplo) como
de grupos focales donde se diseña el tipo de personas con las que se quiere
realizar la entrevista con el propósito de obtener datos más consistentes
o, por lo menos, localmente validados y contrastados.

Entrevista en grupo
En las investigaciones sociológicas empíricas, método especial de entrevista,
en la que, para ahorrar costes, varias personas en un mismo lugar son entrevis-
tadas al mismo tiempo. La entrevista de grupo, utilizando un cuestionario, es
apropiada sobre todo para las encuestas a grupos o agregados sociales ya exis-
tentes, por ejemplo, clases escolares, equipos deportivos y participantes en
determinadas celebraciones.

Las entrevistas de grupo tienen además la ventaja que permiten validar


datos específicos sobre la marcha si el grupo es representativo de la
comunidad y, al mismo tiempo, evaluar las capacidades de análisis de
su propio problema que existen en la realidad local. Otra de las técnicas
más comúnmente utilizadas para relevar percepciones locales del espacio
es el dibujo de mapas por los miembros de la comunidad.

93

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

El auto mapeo
Esta técnica tiene como propósito relevar las percepciones locales del espacio
objeto de disputa. Pretende analizar la concepción territorial de cada uno de los
actores relevantes y contrastarlas unas con otras. El paso siguiente es establecer
las relaciones entre la geografía percibida por los actores del conflicto y los mapas
reales. Para ello es preciso realizar un trabajo de adecuación de escalas e hitos
geográficos.
La técnica a utilizar es dibujar el territorio de la comunidad con cada uno de
los actores involucrados. Puede realizarse como un complemento de la entre-
vista de grupo o a escala individual con informantes clave. Es importante que
los mapas indiquen los hitos principales: ríos, cerros, aldeas, caminos. Tam-
bién, los usos del suelo, los cultivos, bosques y cuerpos de agua, que frecuente-
mente juegan un papel importante en las disputas territoriales.

LAS TÉCNICAS CUANTITATIVAS


Las técnicas cuantitativas se utilizan generalmente para obtener infor-
maciones básicas sobre la realidad que se estudia. Así las variables e
indicadores que, por su naturaleza, son empíricamente verificables, son
susceptibles de ser registrados y sistematizados mediante técnicas de
este tipo. Los siguientes son ejemplos de ellas.

• Para el relevamiento de los datos geográficos y la ubicación de las


coordenadas espaciales del problema es preciso un trabajo topográfico
en el campo. Ésta es una delicada labor por la sensibilidad del tema.
En consecuencia, en todos los casos, cuando se miden terrenos en
disputa, esto debe hacerse con la presencia y la opinión de las partes
involucradas. Si algún sector no es objeto de acuerdo entre las partes,
debe dejarse la sección para otro momento y continuarse con la medi-
ción donde existe consenso. Los topógrafos deben guiarse por las
instrucciones de la comunidad independientemente de los datos catas-
trales en su poder que, en el terreno, constituyen sólo una parte del
contexto del estudio.
• Para relevar los datos de la comunidad referentes a su dimensión
empírica (población, distribución y tenencia de la tierra, recursos, usos

94

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

del suelo, economía y estructuras formales de poder, entre otros), se


utilizan cuestionarios.
Cuestionario
Instrumento indispensable en la investigación social empírica para la obtención
de entrevistas estandarizadas. El cuestionario se basa en una serie de preguntas
escritas de encuesta o de test que, teniendo en cuenta los hábitos lingüísticos de
los encuestados, provienen de las preguntas que se plantean el programa o la
investigación.

En general, existen dos tipos de investigación mediante cuestionario:


• El censo: se trata de la aplicación de cuestionarios a la totalidad del
universo de investigación. Si se estudia un fenómeno en el que se invo-
lucran tres comunidades habitadas por 5.000 familias, se aplica un
cuestionario o boleta censal a cada familia. De esta manera se dispone
de todos los datos y no se necesita hacer inferencias o medir los por-
centajes de error posibles. Cuando se trata de este tipo de estudios, el
equipo de investigación evalúa si precisa de un censo para su estudio
y si dispone de los recursos para realizarlo (recursos humanos, tiempo,
recursos técnicos y financieros). Cuando no se puede censar la pobla-
ción bajo estudio o esto no se considera indispensable, se recurre a la
encuesta.
• La encuesta es también un cuestionario estructurado para sistematizar
datos de la realidad empírica. Se aplica a una muestra del universo
total de la investigación. Esta muestra puede seleccionarse de acuerdo
con juicios del equipo de investigación (por el rol de los entrevistados
o únicamente a las familias de un sector considerado relevante, por
ejemplo) o mediante técnicas de análisis aleatorio, es decir, al azar.
Para ello, es preciso disponer de los datos básicos de la población bajo
estudio (número, localización, residencia, tipo de inserción laboral)
para diseñar la muestra aleatoria sobre la que se realizará la encuesta.

95

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Encuesta
(Del francés, enquite, «indagación», «pesquisa»). Técnica, en ciencias sociales,
de recolección de datos, características, propiedades y acontecimientos (por
ejemplo, encuesta sociológica, encuesta a los campesinos, encuesta a los po-
bres.) En comparación con otras técnicas de recogida de datos de las investi-
gaciones sociales empíricas, la encuesta no parte de hipótesis específicas, sino
que intenta más bien explicar descriptivamente la situación.

Las variables y los indicadores


Las dimensiones generales del análisis indicadas, para ser operacionales
en el análisis y los procesos de resolución precisan de concretarse en
variables e indicadores que permitan ponderar la importancia del fenó-
meno objeto de estudio. Las siguientes variables permiten una apro-
ximación detallada al problema:
• Aspectos geográficos y sociales: superficie concernida y población (nú-
mero de familias y habitantes). Caracterización de la población (cam-
pesinos residentes, mozos colonos, desplazados internos, ex patru-
lleros civiles, grupo étnico y lingüístico, etc.) en una categoría si se
trata de un solo grupo reclamante, y en el número necesario si varios
grupos son actores del problema.
• Relaciones de poder: Incidencia del conflicto en la arquitectura política
local y de mayor nivel dependiendo de la articulación de los actores
con otros niveles sociales y políticos y su nivel de influencia. Analizar
la dinámica de los grupos en posiciones antagónicas respecto del re-
clamo y las redes de alianzas actuales y potenciales a manera de pro-
yección de escenarios.
• Aspectos jurídicos e institucionales: estado de los procesos judiciales
si existen y caracterización de los actores institucionales o de la socie-
dad civil que participan tanto en el conflicto en sí, como en su análisis
y proceso de resolución o transformación.
• Manifestaciones del conflicto: Describir cuáles son las expresiones
específicas del conflicto.
• Vactores del conflicto. Organizaciones o instituciones que ofrecen la
asesoría. Proceso y resultados de la asesoría.

96

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

• Valoración de los mecanismos alternativos de resolución de conflictos.


Evaluación del estado de situación de los recursos y procedimientos
judiciales y extrajudiciales en curso o finalizados. Legitimidad jurídica
y social de las soluciones logradas mediante vías no judiciales;
sostenibilidad de éstas.

El proceso de análisis de los presuntos conflictos de tierra tiene el


propósito de resolverlos, pero para ello es preciso definir sus caracterís-
ticas y dimensiones. También el significado político que tiene a todos
los niveles de la estructura social, desde las comunidades locales sujeto
del problema hasta la sociedad nacional que se ve afectada por la preva-
lencia de estos fenómenos. El proceso de resolución, entonces, pasa por
un análisis estructural del conflicto buscando dilucidar las relaciones
que le dieron la fisonomía que tiene actualmente, en el momento en que
se inicia su resolución, y superar las visiones aparenciales de la realidad
que no permiten más que respuestas contingentes y no sostenibles en el
largo plazo.

97

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Dimensiones Variables Indicadores

Antecedentes y contexto del conflicto

Social y cultural Población ❖Distribución de la población según grupo


etnolingüístico.
❖Número de familias involucradas directa-
mente en el conflicto.
❖Número de familias involucradas indirec-
tamente en el conflicto.

Simbólica Significación del ❖Ubicación y superficie del área concernida


espacio según significación mágica, religiosa, histó-
rica, política.

Económica Producción ❖Tipo de actividad productiva.


❖Uso actual del suelo.
❖Otras actividades no agropecuarias.

Tenencia y distribución ❖Distribución de la tierra según tenencia


de la tierra (propia, arrendada, ocupada, prestada, usu-
fructo, etc.).
❖Distribución de la tierra según estatus (co-
munal, municipal, individual, estatal, etc.).
❖Distribución de la tierra según forma de
obtención (herencia, compra, adjudicación,
ocupación, usucapión).
❖Distribución de la tierra según tamaño.
❖Distribución de la tierra según género del
explotante.
❖Distribución de la tierra según pertenencia
étnica del explotante.

Espacial Superficies ❖ Número de hectáreas en disputa según


tenencia.
❖ Número de hectáreas en disputa según
estatus.
❖ Número de hectáreas en disputa según uso.
❖ Número de hectáreas en disputa según género.
❖ Número de hectáreas en disputa según etnia.

98

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Localización ❖Ubicación geográfica y localización sobre


mapa de los terrenos en disputa indicando
las características de cada zona según los
indicadores espacialmente aplicables.

Descripción física ❖Relieve del área en disputa.


❖Zona de vida donde se ubica el área.
❖Recursos naturales del área en disputa
(agua, minerales, bosque).
❖Infraestructuras del área en disputa (insta-
laciones, equipamientos, caminos, puentes).
❖Distancia a la cabecera municipal.
❖Tipo de vías de acceso.

Asentamiento humano ❖Tipos de asentamiento humano donde habi-


tan los actores de la disputa.
❖Servicios con que cuentan los habitantes.
❖Número de viviendas según tipo y estado.
❖Año de fundación del o de los asentamien-
tos en el área.

Política Organización social ❖Formas predominantes de organización


social (comités, organizaciones tradicionales
religiosas o civiles, cooperativas, resabios de
las patrullas de autodefensa civil, etc.).

Estructuras de poder local ❖Sistemas de poder político local (occidental,


indígena, relaciones entre ambos, sistema
de cargos).
❖Formas de elección de representantes
(elección, linajes, cargos, consenso, etc.).
❖Redes de poder local y articulación de éstas
con el exterior.
❖Partidos políticos y su relación con el poder
en relación con el conflicto.
Legal y jurídica Estatus jurídico del terreno ❖Tipo de estatus del terreno y de los terrenos
en disputa del área inmediata.

Limitaciones de la pro- ❖Tipo de limitación del terreno en disputa


piedad (restricciones de uso).

99

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

Derecho consuetudinario ❖Formas de acceso a la tierra.


❖Gestión y administración de tierras.
❖Tenencia y uso de la tierra.
❖Participación de los pobladores.
❖Formas locales de resolución de conflictos
agrarios.

Histórica Mecanismos de acceso a ❖Tipo o tipos de mecanismo según área o


la tierra áreas en disputa (cédula real, herencia,
titulación supletoria, concesión y donación,
documento privado, adjudicación del Es-
tado, etc.).

Génesis y desarrollo del ❖Descripción de desarrollo de los aconteci-


conflicto mientos según eje (ver gráfico para presen-
tación de procesos).

Expresiones actuales del conflicto


Sociales y políticas Manifestaciones del ❖Tipo de manifestación.
conflicto

Culturales Manifestaciones del ❖Tipo de manifestación.


conflicto
Económicas Manifestaciones del ❖Tipo de manifestación.
conflicto

Étnicas Manifestaciones del ❖Tipo de manifestación.


conflicto
Genéricas Manifestaciones del ❖Tipo de manifestación.
conflicto
Dinámica social y Ubicación de las partes ❖Descripción de los actores según tipo y
política del con- características.
flicto ❖Jerarquización de los actores.

Intereses en juego ❖Descripción de los intereses en juego según


actor.
❖Jerarquización de los intereses (relaciones
de secuencia y subordinación.

100

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Posiciones ❖Descripción de las posiciones en juego


según actor.
❖Jerarquización de las posiciones (relaciones
de secuencia y subordinación).
Intervención Historia ❖Descripción de la actuación de las insti-
institucional tuciones del Estado (incluyendo gobiernos
locales e instituciones descentralizadas) en
el conflicto durante su historia.

El desarrollo de la investigación
Cuando una persona, una comunidad o un grupo social presenta un con-
flicto agrario, expone una posición sobre él que, obviamente, se opone a
la que concibe la otra o las otras partes involucradas. Bajo este supuesto
el proceso se inicia. El primer paso es valorar el caso y definir si debe
estudiarse para lanzar el proceso de resolución alternativa del conflicto
o si debe remitirse a instancias judiciales o de otro tipo. Una vez tomada
esa decisión, se inicia la investigación del caso.

El estudio exploratorio
Éste se inicia con los datos recabados durante el primer contacto, la de-
nuncia, y los documentos aportados por los denunciantes. Tiene como
objetivo construir una aproximación general al problema. La investiga-
ción exploratoria que, según sus resultados, puede constituirse en la etapa
final del estudio, debe considerar las principales dimensiones del pro-
blema y pretende una explicación integral.

Estudio piloto
Estudio previo, exploratorio, investigación preliminar; nombre que dan las
ciencias sociales a una investigación en ocasiones necesaria para la preparación
de una investigación estandarizada de mayor envergadura; especialmente en
campos problemáticos hasta ahora poco investigados, gracias al estudio piloto
y con ayuda de técnicas de investigación no estandarizadas (por ejemplo,
entrevista intensiva, discusión de grupo y observación activa), se puede obtener
una visión general de los aspectos, conjuntos de datos y características rela-
cionadas con el objeto de la investigación.

101

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

La investigación exploratoria también permite recabar los criterios y


datos necesarios para continuar los estudios. El siguiente es un ejemplo
de una guía para un estudio exploratorio de conflictos de tierra.
Guía cualitativa para el estudio
exploratorio de conflictos de tierra en Guatemala
Esta boleta es una guía general para describir y analizar conflictos agrarios en
Guatemala. En general, los fenómenos sociales y políticos llamados conflictos
suponen el enfrentamiento de grupos sociales con diferentes percepciones sobre
un hecho específico y los procesos históricos que llevaron a darle su fisonomía
actual. Por esa razón, es conveniente aplicar esta guía a los diferentes prota-
gonistas del conflicto por separado.
Esta guía, dependiendo de las circunstancias de cada caso, puede ser aplicada
a informantes clave en forma de entrevista individual o colectiva.

I. Antecedentes y contexto
1. Origen de las comunidades involucradas en el conflicto
Hitos importantes en el proceso de desarrollo social de la comunidad (en este
tema, es importante especificar y desarrollar aquellos momentos en la historia
en los cuales la comunidad ha tenido que enfrentar conflictos derivados o rela-
cionados con la tierra).

1.1 Período colonial español (1524-1821).

1.2 Período republicano hasta la Reforma Liberal (1821-1871).

1.3 Período de la Reforma Liberal hasta la Revolución de 1944 (1871-1944).

1.4 Período de la Revolución Democrática (1944-1954).

1.5 Período de la contrarrevolución y el enfrentamiento armado interno (1954-


1996).

1.6 Período desde la firma de los Acuerdos de Paz a la actualidad.

102

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

2. Caracterización del conflicto


En este apartado se describe el conflicto tal y como lo relatan los y las entre-
vistadas. Su importancia radica en que permite relevar las percepciones del
conflicto en cada grupo involucrado. Se debe tratar de dirigir la entrevista hacia
una relación de los estadios de formación del conflicto con los hitos de la historia
local mencionados en la pregunta anterior.

2.1 Causas que originan el conflicto (¿Cómo y por qué ocurre el conflicto? ¿Cuán-
do se inicia y quién, quiénes o qué lo provoca?).

2.2 Principales episodios en el desarrollo del conflicto (enfrentamientos, inter-


venciones de actores externos, disposiciones legales, problemas sociales, cam-
bios socioeconómicos relacionados, etc.).

2.3 Aspectos jurídicos relacionados con el conflicto (argumentos legales esgri-


midos por el o los entrevistados y su percepción sobre los de los antagonistas).

2.4 Aspectos políticos y sociales relacionados con el conflicto (efectos sobre


las dinámicas sociales cotidianas, incluyendo relaciones entre personas, fami-
lias y grupos; sobre mujeres y jóvenes, manifestaciones en el nivel de la estruc-
tura política y de poder local).

2.5 Aspectos étnicos y culturales (manifestaciones del conflicto que poseen


una dimensión étnica o cultural, tanto al nivel de los actores antagónicos como
al interior de cada uno de ellos)

2.6 Aspectos ideológicos (relación de percepciones locales respecto del


conflicto, papel de la religión y la cosmovisión, sistemas simbólicos enfrenta-
dos, sitios sagrados, sistemas de significación adscritos al espacio en disputa).

2.7 Aspectos institucionales (intervención del Estado, de los gobiernos locales


y autoridades locales, títulos y documentos del registro de propiedades u otras
instituciones, catastro)

103

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

3. Dimensiones del conflicto


Este apartado tiene como propósito establecer la magnitud del conflicto en
términos de su importancia proporcional en su región y en relación con otros
conflictos de similares características.

3.1 Estructura social (estimar la población involucrada en el conflicto tanto


directa como indirectamente describiendo los criterios utilizados para definir
la participación indirecta).

3.2 Impacto espacial (superficie en disputa en relación con la superficie total


de la y las comunidades u otros actores involucrados en el diferendo, caracte-
rísticas del área en conflicto: usos, potenciales, recursos naturales, renta dife-
rencial y absoluta, valores históricos y simbólicos).

3.3 Procesos temporales (secuencia de los principales acontecimientos del con-


flicto tal y como son analizados por sus protagonistas).

4. Caracterización de los actores del conflicto


En este tema se pretende describir los actores sociales relacionados con el
conflicto, tanto directa (personas, comunidades, instituciones o grupos de dis-
tinto tipo), como indirectamente (actores políticos y sociales, instituciones,
organizaciones y personas). Se trata de relevar las percepciones sobre el uni-
verso social y político por parte de los involucrados con el propósito de construir
un mapa político del conflicto.

4.1 Actores endógenos directamente involucrados con el conflicto (se refiere a


las partes enfrentadas en el ámbito local).

4.2 Actores exógenos directamente involucrados con el conflicto (se refiere a


partes directamente enfrentadas pero que no pertenecen al ámbito local).

4.3 Actores endógenos indirectamente involucrados en el conflicto (se refiere


a personas, instituciones o grupos en el espacio social del conflicto que no son
protagonistas directos pero se relacionan política, económica o socialmente).

4.4 Actores exógenos indirectamente involucrados con el conflicto (se refiere


a personas, instituciones o grupos en ámbitos distintos del local que no son
protagonistas directos pero se relacionan política, económica o socialmente).

104

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

5. Manifestaciones actuales del conflicto


Aquí el propósito es describir la manera en que el conflicto se ha hecho evidente.
Se trata de caracterizar las expresiones sociales de la conflictividad: tensión,
reclamos legales, toma de terrenos, violencia verbal o física, alianzas extraco-
munitarias y protestas, entre otras.

5.1 Expresiones no evidentes del conflicto (percepciones de la población res-


pecto de las tensiones sociales prevalecientes, temor, ansiedad, agresividad,
desconfianza).

5.2 Expresiones evidentes del conflicto (manifestaciones públicas, violencia


verbal o físicas y demandas institucionales, entre otras).

6. Comunicación entre los actores del conflicto


Describir la forma en que los y las entrevistadas perciben la comunicación
con los otros actores del conflicto, tanto endógenos como exógenos.

7. Valoración del eje del conflicto


Este apartado pretende evaluar si la tierra constituye el eje central del conflicto
o uno subordinado. También se pretende establecer el árbol de conflictos esta-
bleciendo los problemas centrales y sus derivados.

La guía cualitativa que antecede se complementa con los datos cuan-


titativos de la comunidad, cuyos aspectos generales se encuentran en la
guía que se presenta a continuación.
Guía cuantitativa para el estudio
exploratorio de conflictos de tierra en Guatemala

1. Población involucrada en el conflicto (en este apartado se indica la po-


blación directa e indirectamente afectada por el conflicto diferenciando las par-
tes)

105

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

2. Dimensión espacial del conflicto

2.1 Ubicación exacta del área en disputa (caserío, municipio, departamento,


mapa de la zona disputada).

2.2 Superficie disputada y superficie total a disposición de las partes.

2.3 Usos del suelo en el área bajo disputa.

2.4 Recursos naturales en el área bajo disputa.

3. Características del asentamiento humano en el área

3.1 Patrón de asentamiento.

3.2. Servicios públicos en el área.

3.3 Redes de servicio.

3.4 Gobierno local.

4. Características socioeconómicas

4.1 Principales actividades económicas.

4.2 Características de la producción agropecuaria (gestión, tenencia y distribu-


ción de la tierra; principales cultivos, comercialización).

4.3. Características de las actividades no agropecuarias (tipo, generación de em-


pleo).

Al finalizar la fase de recolección de los datos se inicia el análisis de la


información utilizando instrumentos de sistematización: matrices, cua-
dros y gráficos, principalmente. Para iniciar el análisis comparativo sobre
las posiciones de los actores que se enfrentan en el conflicto o mantienen
distintas percepciones puede utilizarse una matriz cualitativa:

106

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

Criterios de análisis Percepciones del actor 1 Percepciones del actor 2

1. Historia
1.1 Período colonial español
1.2 Período republicano
1.3 Período de la Reforma
Liberal
1.4 Período de la Revolución
Democrática
1.5 Período de la contrarre-
volución y el enfrentamiento
armado interno
1.6 Período desde la firma
de los Acuerdos de Paz a la
actualidad
2. Caracterización del conflicto
2.1 Causas que originan el
conflicto
2.2 Principales episodios en
el desarrollo del conflicto
2.3 Aspectos jurídicos rela-
cionados con el conflicto
2.4 Aspectos políticos y so-
ciales relacionados con el
conflicto
2.5 Aspectos étnicos y cultu-
rales
2.6 Aspectos ideológicos
adscritos al espacio en
disputa
3. Dimensiones del conflicto
3.1 Estructura social
3.2 Impacto espacial
3.3 Procesos temporales
4. Caracterización de los actores del conflicto
4.1 Actores endógenos
4.2 Actores exógenos direc-
tos

107

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

4.3 Actores endógenos


indirectos
4.4 Actores exógenos
indirectos
5. Manifestaciones actuales del conflicto
5.1 Expresiones no evidentes
del conflicto

5.2 Expresiones evidentes del


conflicto
6. Comunicación entre los actores del conflicto
7. Valoración del eje del conflicto

En la investigación exploratoria pueden utilizarse otros instrumentos


de análisis. Aquí se han consignado los principales y que se encuentran
al alcance de la mayoría de los equipos de investigación. Otras técnicas
como las encuestas actitudinales, de gran utilidad para medir la etiología
de las tensiones y el potencial de conflicto, precisan de un despliegue de
recursos generalmente fuera de las posibilidades de la instituciones
guatemaltecas.
La fase ulterior de la investigación, es decir, el estudio a profundidad
del conflicto, recurre a las mismas técnicas privilegiando los censos, en-
cuestas y entrevistas a profundidad. Para ello, se precisa de un tiempo
de investigación mayor y la asignación de recursos humanos específicos
para el análisis de un caso.

108

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

III
INSTITUCIONES E INSTRUMENTOS PARA LA GESTIÓN DE
CONFLICTOS AGRARIOS

Como se indicó al principio, la realidad agraria del país y sus conflictos


son considerados por los Acuerdos de Paz firmados en 1996 como uno
de los ejes más relevantes para la generación del conflicto y para la supe-
ración de éstos en la construcción de la paz. Por ello, los Acuerdos estable-
cen que “Guatemala requiere de una reforma del marco jurídico del agro
y de un desarrollo institucional en el área rural que permita poner fin a
la desprotección y el despojo que han afectado a los campesinos y, en
particular, a los pueblos indígenas; que permita la plena integración de
la población campesina a la economía nacional; y que regule el uso de la
tierra en forma eficiente y ecológicamente sostenible de acuerdo con las
necesidades del desarrollo”.41 Al respecto, acordaron, entre otros, los
siguientes compromisos:

Reforma legal
• Promover una reforma legal que establezca un marco jurídico seguro,
simple y accesible a toda la población con relación a la tenencia de la
tierra. Dicha reforma deberá simplificar los procedimientos de titulación
y registro del derecho de propiedad y demás derechos reales, así como
simplificar los trámites y procedimientos administrativos y judiciales.
• Proteger las tierras ejidales y municipales, en particular limitando estric-
tamente y de manera pormenorizada los casos en que se puedan enaje-
nar o entregar por cualquier título a particulares.
• En cuanto a tierras comunales, normar la participación de las comuni-
dades para asegurar que sean éstas las que tomen las decisiones refe-
rentes a sus tierras.

Resolución expedita de los conflictos de tierra


• Establecer y aplicar procedimientos judiciales o no judiciales ágiles para
dirimir los litigios sobre tierra y otros recursos naturales (en particular

41
En el compromiso 37 del Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria.

109

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

arreglo directo y conciliación), teniendo en cuenta los compromisos del


Acuerdo sobre Reasentamiento de las Poblaciones Desarraigadas por el
Enfrentamiento Armado y el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los
Pueblos Indígenas. Además, establecer procedimientos que permitan:
• Definir fórmulas compensatorias en caso de litigios y reclamos de tierra
en los que agricultores, campesinos y comunidades en situación de extre-
ma pobreza han resultado o resultaren desposeídos por causas no impu-
tables a ellos.
• Restituir o compensar, según el caso al Estado, las municipalidades, comu-
nidades o personas cuyas tierras hayan sido usurpadas, o que con abuso de
autoridad hayan sido adjudicadas de manera anómala o injustificada.
• Regularizar la titulación de las tierras de las comunidades indígenas y de
los beneficiarios del Instituto Nacional de Transformación Agraria que
poseen legítimamente las tierras otorgadas.

Institucionalidad
• Para 1997, haber puesto en marcha una dependencia presidencial de asis-
tencia legal y resolución de conflictos sobre la tierra con cobertura nacional
y con funciones de asesoría y asistencia legal a los campesinos y trabajadores
agrícolas para hacer valer plenamente sus derechos y, entre otras, las si-
guientes:
• Asesorar y dar asistencia legal a los campesinos y trabajadores agrícolas
y/o a sus organizaciones cuando así lo soliciten.
• Intervenir en controversias sobre tierras a solicitud de parte para lograr
soluciones justas y expeditas.
• En el caso de litigios judiciales, otorgar asesoría y asistencia legal gra-
tuita a los campesinos y/o sus organizaciones que lo soliciten.
• Recibir denuncias sobre abusos que se cometan en contra de las comu-
nidades, de las organizaciones campesinas y de los campesinos indivi-
duales y hacerlas del conocimiento de la Procuraduría de los Derechos
Humanos y/o de cualquier otro mecanismo de verificación nacional o in-
ternacional.

Fuente: Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria, Guatemala, 1996.

110

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

El proceso de paz ha generado un conjunto de mecanismos dirigidos


a la resolución no judicial de los conflictos agrarios:
• La Dependencia Presidencial de Asistencia Legal y Resolución de Con-
flictos sobre la Tierra (CONTIERRA), creada en 1997 en el marco del cum-
plimiento de los compromisos del Acuerdo sobre Aspectos Socioeco-
nómicos y Situación Agraria.42
• Las mesas regionales, departamentales y municipales de resolución
de conflictos de tierra, fundadas por iniciativa del gobierno y de organi-
zaciones de la sociedad civil. En estos espacios se reúnen represen-
tantes gubernamentales y de la sociedad civil (campesinos, indígenas,
sector privado, organizaciones no gubernamentales) alrededor del
objetivo de mitigar y resolver la conflictividad sobre la tierra.
• La Unidad Presidencial de Resolución de Conflictos (UPRECO),43 a cargo
de atender el conjunto de la “conflictividad” en el país y a la que han
correspondido algunos de los conflictos de tierra considerados paradig-
máticos por sus alcances políticos y sociales. Esta instancia “puede
intervenir como mediadora de oficio o cuando se le requiera en la bús-
queda de la solución a los conflictos entre sectores de la sociedad y
entre éstos y el Estado”.44
42
Respecto de la institucionalidad para la resolución de conflictos de tierra, los acuerdos com-
prometen al gobierno a: ii) Para 1997, haber puesto en marcha una dependencia presidencial
de asistencia legal y resolución de conflictos sobre la tierra con cobertura nacional y con
funciones de asesoría y asistencia legal a los campesinos y trabajadores agrícolas para hacer
valer plenamente sus derechos y, entre otras, las siguientes: asesorar y dar asistencia legal
a los campesinos y trabajadores agrícolas y/o a sus organizaciones cuando así lo soliciten;
intervenir en controversias sobre tierras a solicitud de parte para lograr soluciones justas y
expeditas; en el caso de litigios judiciales, otorgar asesoría y asistencia legal gratuita a los
campesinos y/o sus organizaciones que lo soliciten; recibir denuncias sobre abusos que se
cometan en contra de las comunidades, de las organizaciones campesinas y de los campesinos
individuales y hacerlas del conocimiento de la Procuraduría de los Derechos Humanos y/o
de cualquier otro mecanismo de verificación nacional o internacional.
43
Creada mediante el Acuerdo Gubernativo 172-2001, reformado con el Acuerdo Gubernativo
32-2003 y compuesta por las Secretarías de Coordinación Ejecutiva de la Presidencia (SCEP),
Análisis Estratégico (SAE), Paz (SEPAZ), Asuntos Agrarios (SAAG) y Planificación y Programación
(SEGEPLAN) y la Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en Materia
de Derechos Humanos (COPREDEH).
44
Fundación ProPaz. Recomendaciones para fortalecer la UPRECO. Guatemala: Fundación
ProPaz, 2003. p. 1. Mimeo.

111

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

A mediados de 1997,45 el Gobierno de Guatemala constituyó la


Dependencia Presidencial de Asistencia Legal y Resolución de Conflictos
sobre la Tierra (CONTIERRA), que tiene como función principal, facilitar y
apoyar; a petición de parte, la solución conciliatoria y jurídica de aquellas
situaciones en donde uno o varios interesados pugnan simultáneamente
por el derecho de posesión o propiedad de la tierra. Uno de los principales
obstáculos que enfrenta la Dependencia está constituido por la profunda
complejidad de los conflictos que debe contribuir a resolver y la escasa
experiencia existente en ese ámbito, tanto a nivel conceptual como meto-
dológico e instrumental. La mayor parte de los métodos de resolución de
conflictos que se aplican en la actualidad y sobre los que existe una oferta
de capacitación, han sido concebidos y experimentados en el contexto de
otras realidades, y difícilmente su aplicación en el área rural guatemal-
teca puede resultar en soluciones realmente sostenibles.
Frecuentemente, la Dependencia participa en el análisis y resolución
de conflictos entre municipalidades, aunque el Código Municipal esta-
blece los procedimientos para dirimir este tipo de diferendos.

Artículos en el Código Municipal relacionados


con los conflictos territoriales entre municipios
Artículo 24. Conflicto de límites entre distritos municipales. Los conflictos
derivados de la falta de definición en los límites existentes entre dos o más mu-
nicipios serán sometidos, por los Concejos Municipales afectados, a conocimiento
del Ministerio de Gobernación, que dispondrá de un plazo de seis (6) meses, a
partir de la recepción del expediente, para recabar los antecedentes que aquellos
deberán proporcionarle y el dictamen del Instituto Geográfico Nacional, completar
los estudios, informaciones, diligencias y demás medidas que sean necesarias,
con base en las cuales emitirá opinión, y lo elevará a conocimiento del Presidente
de la República, para que, si así lo considera, presente a consideración del
Congreso de la República la iniciativa de ley correspondiente, para su conoci-
miento y resolución.
Artículo 25. Conflicto de límites jurisdiccionales entre comunidades. Los con-
flictos de límites que existan o surjan entre comunidades de un mismo municipio

45
Mediante el Acuerdo Gubernativo número 452-97 del 15 de julio de 1997.

112

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

serán resueltos con mediación del Concejo Municipal, tomando en cuenta las
posiciones de cada una de las partes en conflicto, en coordinación con las auto-
ridades reconocidas por las comunidades, promoviendo la participación de las
comunidades afectadas y la conciliación entre las mismas.

Fuente: Código municipal, Guatemala, 2002.

Junto con la CONTIERRA, desde 1997 se han constituido espacios regio-


nales de resolución de conflictos sobre la tierra, de los cuales, los siguien-
tes son los más relevantes:
• Mesa de negociación para resolución de conflictos de tierra de Alta
Verapaz. Este espacio comenzó a funcionar el 9 de septiembre de 1997.
Después de seis años de funcionamiento, la Mesa se ha fortalecido
logrando un importante nivel de credibilidad en su área de trabajo.
Desde el punto de vista de sus integrantes, destacan dos características:
autonomía funcional respecto de organizaciones e instituciones exter-
nas y búsqueda de alternativas a la problemática agraria, más allá de la
resolución en sí de los conflictos. La Mesa está formada por institucio-
nes y personas de reconocido prestigio local. Se reúne para atender los
casos asumiendo el papel de un tercero activo, es decir, facilitando la
conciliación entre las partes en conflicto y recibiendo a quienes solicitan
ser atendidos. Las sesiones son públicas y se utiliza el idioma q’eqchi’,
con traducción al español, lo que contribuye a la legitimación del
espacio entre los campesinos indígenas.46 En general, la Mesa recibe
los siguientes tipos de casos: i) conflictos laborales, ii) demandas de
tierra, iii) regularización, iv) problemas con terrenos baldíos.

46
“Se respeta la cultura y las costumbres de las comunidades y los particulares. Es frecuente
que cuando las comunidades q’eqchi’s tienen algún problema, acuden en grupos muy
numerosos. Por lo general cuando se trata de defender los derechos históricos están presentes
los padres y los abuelos. Para comprobar que han vivido en estas tierras, recurren a ellos
para que testifiquen.” Ver Isabel Aguilar Umaña. La Mesa de Alta Verapaz. Una alternativa
de solución a los conflictos de tierra en Guatemala. Guatemala, OEA-PROPAZ, agosto, 2000.

113

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

• Foro de Tierras de Huehuetenango. El Foro funciona desde principios


de 1999. En esta Mesa no participa el movimiento indígena y cam-
pesino, lo que constituye una fuerte limitación para su trabajo. El Foro
inició con una etapa de educación, formación y unificación de criterios,
obteniendo una importante participación de todos sus miembros. Sin
embargo, el entusiasmo inicial decayó debido, entre otros factores, a
los frecuentes cambios de personal de las instituciones participantes
y a la carga de trabajo de los funcionarios, que además participan en
otros espacios de diálogo y concertación en el Departamento. Una vez
que los casos se presentan al Foro, el primer paso es una caracteriza-
ción del caso. Luego, convocan a cada una de las partes por separado,
con el propósito de conocer su punto de vista sobre el problema y las
posibles soluciones que propone.
• Mesa de negociación de conflictos de tierra de Izabal. Esta Mesa fue
fundada en octubre de 2000, ante las demandas de las comunidades
y del Comité de Unidad Campesina (CUC) a la gobernación departa-
mental con el propósito de abrir un espacio de diálogo permanente en
el que se presentase la problemática de tierras del departamento para
buscar soluciones consensuadas. La Mesa surgió como un compromiso
del gobierno con el sector campesino de Izabal. En esta etapa la coor-
dinación del espacio estaba a cargo de la gobernación y las solicitudes
de intervención eran presentadas a la gobernadora departamental que
las trasladaba a la Mesa. En la actualidad, las personas acuden direc-
tamente. Ahora la Mesa cuenta con recursos propios y se presenta
como una instancia independiente de la gobernación, logrando una
mayor participación de sus miembros. Recientemente, la Mesa aprobó
un reglamento interno que establece su autonomía e independencia.
• Mesa de negociación para la resolución de conflictos de tierra de San
Benito, Petén. Esta Mesa se constituyó a iniciativa de la CONTIERRA, el 6 de
noviembre de 2001 y está integrada por la CONTIERRA, la Pastoral Social, el
MAGA, Defensores de la Naturaleza, la UTJ/Catastro, la COPREDEH y la PDH.
• Mesa de negociación para la resolución de conflictos de Sayaxché,
Petén. La Mesa se fundó en noviembre de 2000. Poco antes, PROSELVA
había presentado un caso ante la CONTIERRA que convocó a otras instan-

114

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

cias para discutir el problema y sus vías de solución. Allí comenzó a


legitimarse el espacio de participación actualmente integrado por la
CONTIERRA, la CONIC, el CNOC, la CONAP, la PROSELVA, Pastoral Social, el
MAGA, IDEA, la SAE y el Consejo Indígena Q’eqchi’. La Mesa trabaja sobre
la base de reuniones periódicas y una agenda ajustada a la conveniencia
de sus integrantes. Se ha logrado un buen nivel de participación,
coordinación y apoyo a todos los niveles, incluyendo el logístico. La
Mesa de Sayaxché trabaja en una de las zonas donde los conflictos, en
gran parte, derivan del asentamiento de comunidades campesinas en
áreas declaradas como protegidas.
• Mesa de diálogo de conflictos de tierra de Poptún, Petén Sur. El pro-
ceso de constitución de la Mesa de Poptún fue largo, en gran parte
debido a las dificultades para lograr la participación de todos los secto-
res involucrados en el tema. Su antecedente inmediato es una iniciativa
de coordinación interinstitucional que, en agosto de 2000, pretendió
abordar la conflictividad de una manera global y definió focalizar su
trabajo en la problemática agraria. A inicios de 2001, algunas institu-
ciones del gobierno y la Asociación del Pueblo Maya Elías Manuel
iniciaron la constitución de un espacio de diálogo agrario que no pudo
culminarse y se redujo a una coordinación intersectorial. En octubre
de 2001 se inició un nuevo esfuerzo, que decidió avanzar hacia la crea-
ción de la Mesa de diálogo de conflictos de tierra de la zona sur de
Petén. El 16 de enero de 2002 se estableció la Mesa.
• Mesa de concertación sobre conflictos de tierra del área ixil. Esta Mesa,
cuyo antecedente más inmediato es la Comisión de Tierras de ERIPAZ,
que funcionó durante el año 2000, fue constituida, a iniciativa de la
CONTIERRA, en agosto de 2001. La Mesa se define a sí misma como un
espacio interinstitucional de carácter participativo y multidiscipli-
nario, cuyas funciones y competencias se centran en compartir
información sobre los conflictos de tierras, analizar las situaciones,
proponer mecanismos de solución e intervenir oportuna y eficazmen-
te en su resolución.47 La Mesa se concibe también como un espacio
47
Mesa de concertación sobre conflictos de tierra en el área ixil. Documento de Constitución.
Nebaj, 2001, p. 1.

115

DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

intercultural, porque se origina en el contexto de respeto a la diver-


sidad de identidades culturales individuales y colectivas, cuyo recono-
cimiento de las diferencias fortalece las relaciones entre todos los par-
ticipantes.”48 En principio, el ámbito de trabajo de la Mesa está cons-
tituido por los tres municipios ixiles pero no excluye su intervención
en áreas vecinas, a solicitud expresa de alguno de sus miembros. La
Mesa es coordinada desde ERIPAZ, por tanto, son los tres alcaldes mu-
nicipales ixiles, de manera personal o a través de sus representantes
oficiales, quienes desempeñan la dirección de la mesa.49

Junto con esas instancias, las auxiliaturas departamentales de la Pro-


curaduría de Derechos Humanos, las Pastorales de la Tierra, las munici-
palidades, las gobernaciones departamentales, el Fondo de Tierras y el
catastro nacional, entre otros, han participado activamente en el análisis
y la resolución de los conflictos a todos los niveles. Sin embargo, en
general, su capacidad institucional es limitada, máxime cuando no se
dispone de los instrumentos jurídicos necesarios para abordar la mayoría
de los problemas actuales.
Resumiendo los conceptos mencionados, es importante resaltar que
los problemas agrarios no pueden leerse en clave de conflicto y deben
ser excluidos del análisis genérico de “conflictividad”. Por el contrario,
deben ser analizados en relación con sus causas y en el entendido que
éstas se articulan diferentemente en cada caso. Por ello, una precondición
para profundizar en los fenómenos agrarios de Guatemala es comprender
su singularidad.
Uno de los factores que incrementa la tensión política alrededor de la
tierra está constituido por publicaciones y declaraciones que imputan a
los campesinos y los indígenas la subversión del Estado de derecho y la
propiedad privada, aduciendo que violan permanentemente la Consti-
tución Política de la República y pretenden la destrucción del orden esta-

48
Ibid. p. 2.
49
Mesa de concertación sobre conflictos de tierra en el área ixil. Reglamento de la Mesa de
Concertación. Nebaj, 2001, artículo 17.hg.

116

GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

blecido. Este argumento pretende polarizar el problema difuminando


las expresiones estructurales en un presunto movimiento contestatario
que lesiona la reivindicación legítima y el derecho ciudadano a la atención
de sus demandas por parte del Estado.
Una historia agraria de por sí conflictiva, una legislación insuficiente y
punitiva hacia los más desfavorecidos, y las insuficiencias en el registro y
catastro de derechos fundiarios, han configurado una geografía cuyo rasgo
más evidente es la yuxtaposición de derechos y sistemas jurídicos. Tal
realidad provoca reclamos de derechos y ambigüedades en su definición
que desembocan en los llamados conflictos de tierra. Para resolverlos, el
primer paso es comprenderlos. Luego, emprender acciones técnicas (el
catastro, por ejemplo) y cambios legales capaces de responder a la comple-
jidad de una sociedad agraria en la que coexisten distintas concepciones
del derecho sobre tierras.
Los Acuerdos de Paz contienen compromisos que definen estrategias
concretas capaces de contribuir a la resolución de los conflictos sobre la
tierra y el territorio. Los más relevantes entre éstos se refieren a los dere-
chos a la tierra y gestión del territorio de las comunidades indígenas. No
obstante, los cambios legales necesarios para cumplir estos compromisos,
de alguna manera, subvierten las coordenadas ideológicas de algunos
sectores de la sociedad guatemalteca, para quienes este proceso pone en
cuestión el estatu quo. Por ello, construir los instrumentos judiciales y
no judiciales que permitan la resolución de los conflictos sobre la tierra
implica el concurso de todos los sectores de la sociedad comprometidos
con el proceso de paz.

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

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GUÍA PARA LA INVESTIGACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOBRE LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN GUATEMALA

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DINÁMICAS AGRARIAS EN GUATEMALA VII

La presente edición de Guía para la investigación de los conflictos sobre la


tierra y el territorio de Guatemala se terminó de imprimir en los talleres de
Magna Terra editores
(5ta. avenida 4-75, zona 2. Tel.: 238-0175, 250-1031, 251-4298)
en noviembre de 2003. El tiro sobre bond 80 gramos es de 1000 ejemplares.

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