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Ante los recientes y numerosos accidentes provocados por los rayos en diferentes lugares de

nuestro país, con amplia repercusión pública sobre todo a raíz de los producidos en la costa
atlántica, es conveniente difundir una serie de recomendaciones a tener en cuenta ante la
eventual presencia de tormentas con actividad eléctrica.
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) advierte que, a pesar de que nada puede
garantizar la inmunidad de las personas o de las cosas ante los peligros de los rayos, pueden
tomarse determinados recaudos para disminuir el riesgo personal de ser impactado por el
mismo.
Se estima que a diario se producen en todo el mundo más de 8 millones de rayos. Por lo tanto,
el riesgo de muerte por fulguración no puede descartarse, sobre todo para aquellas personas
que se encuentran expuestas al aire libre durante gran parte de su tiempo. Aunque no existen
estadísticas globales, se calcula que en Argentina se producen alrededor de 50 muertes al año
por este motivo.
La morbimortalidad por caída de rayos es mayor en el medio rural. El 52% de las personas
fallecidas se dedicaban a actividades laborales o recreativas al aire libre.
Las tormentas eléctricas son fenómenos meteorológicos que se caracterizan por la presencia
de rayos y truenos en la atmósfera terrestre. Se originan en las nubes
llamadas cumulonimbus y generalmente van acompañadas de vientos fuertes y  lluvia copiosa,
a veces con granizo o nieve, o incluso sin precipitación.
El rayo es una poderosa descarga electroestática natural producida durante una tormenta 
eléctrica. La descarga eléctrica precipitada del rayo es acompañada por la emisión de luz, el
relámpago, causada por el paso de corriente eléctrica que ioniza las moléculas de aire.
También por el sonido del trueno, desarrollado por la onda de choque. La corriente eléctrica
que pasa a través de la atmósfera calienta y expande rápidamente el aire, produciendo el ruido
característico del trueno. Como la velocidad de la luz es superior a la del sonido, el trueno se
escucha después de ver el relámpago.
Existen varios tipos de rayos, los que se producen entre las nubes, inter-nube o dentro de ellas,
intra-nube; o el llamado rayo tierra-nube o el bifurcado, etc. El rayo más conocido y que causa
más daño para la vida y la propiedad, es el rayo nube-tierra.
Las centellas si bien son a menudo mencionadas, son fenómenos muy poco conocidos, y se las
describe como bolas de luz o de fuego, esferas luminosas y brillantes de varios centímetros o
varios metros, que viajan a través de un conductor. Como es el caso por ejemplo, paralelo o a lo
largo de un alambrado en el campo.
Daños de los rayos
La intensidad de la descarga eléctrica es muy variable, pero casi siempre muy atemorizante,
pudiendo producir desde incendios en casas y bosques, hasta quemaduras y muerte de
animales y humanos.
Normas de precaución ante tormentas eléctricas
La mayoría de las fuentes consultadas coinciden en las siguientes medidas precautorias:

 Como el rayo tiende a dirigirse a cualquier objeto elevado, ya sea un edificio o un árbol,
en virtud de que las cargas eléctricas se acumulan en los puntos más altos, la mejor
protección la constituyen "los pararrayos".
 Se recomienda evitar salidas innecesarias o permanecer la menor cantidad de tiempo
fuera de los hogares. Si esto no es posible, procurar refugiarse en una casa u otra
construcción que esté protegida contra rayos, manteniéndose alejado de puertas y
ventanas. Éstas deben permanecer cerradas. Dentro de la casa, la mayor seguridad se
encuentra en la cama sobre todo si es de madera.
 Si fuera posible, buscar refugios bajo tierra, tales como subterráneos, túneles, cavernas,
etc. En calles de ciudades que estén escudadas por la edificación circundante,
preferentemente deteniéndose junto a un muro de un edificio alto.
 Guarecerse en automóviles, trenes o embarcaciones cerradas y en otros vehículos con
techos y carrocerías metálicas. Es seguro protegerse dentro de un coche, con la llave de
contacto quitada, la radio desconectada y las puertas y ventanillas bien cerradas, pues el
coche se comporta como una “caja de Faraday” y en caso de impacto por rayo los
ocupantes no sufrirían ninguna descarga. Debe evitarse tocar las partes metálicas del
auto, incluso al salir de un vehículo que ha recibido una descarga eléctrica.

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