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El camino del pensador

Kevin j. Aguilar

El trabajo del pensador no solo se basa en conseguir una respuesta si no platear una pregunta que
siembre una duda en la mente de las personas y que las próximas generaciones analicen su forma de
pensar para llegar a una conclusión sobre la pregunta base de su pensamiento, por eso un pensador no
construye ideas que puedan ayudar a la gente si no que construye planteamientos que hagan pensar
de manera critica a las personas que los leen, ya que la función principal del pensamiento es analizar,
comprender y aprender de aquellos que pensaron primero para conseguir una base firme para
construir su propia forma de pensar.

En algunos casos se busca comprender el pensamiento filosófico como algo físico sin saber que el
pensar de la filosofía se basa en lo metafísico por eso el concepto que se tiene sobre las bases materiales
del pensamiento son tan confusas ya que el pensamiento filosófico obra fuera de lo real, de lo contable
o de lo especifico, generando posibilidades infinitas a la hora de plantear ideas o cuestiones
problematizadoras que orienten a las nuevas generaciones al pensar de manera crítica y saber
argumentar sus propias bases de pensamiento innovando en este horizonte infinito de ideas.

Ahora en haciendo un análisis más objetivo del texto aproximándonos a la idea del ser que plantea
Heidegger podemos decir que El despliegue de la Filosofía en ciencias independientes, aunque cada
vez más decididamente relacionadas entre sí es su legítimo acabamiento. Su interés se dirige hacia la
teoría de los conceptos estructurales, siempre necesarios para el campo de objetos subordinado a ellos.
Mientras tanto, las ciencias hablan cada vez más del Ser del ente, al suponer necesariamente su campo
categorial. Como esfuerzo, como actitud incluso crítica, de asumir la finitud, Heidegger nos habla
también de la vocación de la conciencia. Esta vocación es una interpelación, un llamado de la existencia
a la existencia, con el cual el “ser” puede volver a empuñar su propio proyecto, su propia libertad, sus
propias decisiones. Esa conciencia no es teórica, analítica, sino más bien práctica. La vocación no da
noticia de finalización alguna.

Sin embargo, la filosofía dejó, desde sus inicios, en el abandono justamente este claro abierto que
antecede a la luz y al ente. Heidegger dirá que la Alétheia no se ha pensado precisamente porque en
su naturaleza está el retraerse. Por esta razón el pensamiento ahora tiene que virar su atención hacia
este horizonte inédito. Porque hay que entender ahora que la Lichtung “no sólo sería la abertura de un
mundo de la presencia, sino el claro del encubrimiento de la presencia, el claro de una salvaguardia que
está, ella misma, encubierta”. Hay que decir por último que esta voz del claro abierto, después de
haberse hecho escuchar con tal ahínco, en el mundo preplatónico, pasa luego a las sombras a realizar
un largo silencio.

En conclusión, podemos dejar en claro que los pensamientos de Heidegger ante la aclaración de la
Lichtung hace referencia a su intención de desprenderse de aquella percepción que pensaba el
fenómeno de Lichtung como iluminación intencional del Dasein, a favor de otra, de menos
compromisos para con la subjetividad humana, que la piensa como el lugar de espaciamiento de la
diferencia ontológica o el acontecimiento apropiador del ser, afinando su definición personal del ser y
de la comprensión de sus capacidades metafísicas a la hora de plantear las condiciones lineales de su
pensamiento y su percepción.

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