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La importancia de estas ideas para los laboratorios ha sido reconocida ampliamente. Ya en 1986,
Westgard y Klee, refiriéndose al aseguramiento de calidad en química, establecieron que este es el
medio para definir objetivos de calidad, sin los cuales no hay una manera objetiva de determinar si
se está alcanzando una calidad aceptable, de planificar estrategias efectivas para mejorar la
calidad, o de diseñar procedimientos que garanticen que un nivel especificado de calidad ha sido
alcanzado.
Acreditación de laboratorios.
Auditoria analítica.
La evaluación cubre dos áreas generales distintas: aspectos organizacionales y aspectos técnicos.
Los auditores deben tener la formación y el criterio suficiente para evaluar no sólo el cumplimiento
de la normativa, sino si los métodos y procedimientos establecidos por el laboratorio se ajustan al
propósito de los mismos, es decir, si las figuras de mérito (características de desempeño de los
métodos) son adecuadas al nivel de precisión y exactitud (veracidad) requeridos para que la toma
de decisión se haga con un cierto nivel de confianza. Este es un aspecto al que muchas veces no
se le presta la debida atención.
1) Las mediciones analíticas deben hacerse para satisfacer un requisito acordado (esto es, un
objetivo definido)
2) Las mediciones analíticas deben hacerse utilizando métodos y equipo que han sido probados
para asegurar que son adecuados para el propósito buscado
3) El personal que realiza las mediciones debe ser calificado y competente para realizar la tarea
4) Debe haber una evaluación rutinaria independiente del desempeño del laboratorio
5) Las mediciones realizadas en un lugar deben ser consistentes con aquellas realizadas en otra
parte
6) Las organizaciones que realizan mediciones analíticas deben tener procedimientos bien
definidos de control y aseguramiento de calidad.
El cumplimiento de estos principios garantiza las buenas prácticas y son acordes con cualquier
esquema que se utilice para evaluar la eficacia y eficiencia técnica del sistema de aseguramiento
de calidad de un laboratorio
Estas directrices contienen aspectos que son extensamente tratados por las normas mencionadas.
Así, la primera tiene que ver con que se debe demostrar que los métodos analíticos desarrollados
en el laboratorio tienen la precisión y veracidad requeridos para que los datos proporcionados sean
útiles para la toma de decisiones. Esto implica toda una gran labor de validación de los métodos de
análisis. La segunda trata de la calibración de los equipos y de la trazabilidad metrológica de las
mediciones. La tercera implica la demostración de la competencia técnica, profesional y académica
del personal, y se concreta en la existencia de programas de capacitación permanente,
certificación del personal y documentación de todo lo anterior. La cuarta exige la realización
rutinaria de auditorías para demostrar la permanencia de la validez del sistema. La quinta implica la
comparación de los datos obtenidos entre laboratorios, basada en la trazabilidad a las unidades
fundamentales del Sistema Internacional (SI), el uso de materiales de referencia certificados y la
realización de estudios interlaboratoriales. Finalmente, el sexto principio establece el uso de
técnicas estadísticas para demostrar la validez de los procedimientos y datos generados por el
laboratorio, y la necesidad de documentarlo todo, basado en el principio de que "si no lo escribió,
no lo hizo".