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1. El Equipo de Salud.
La interacción entre los diferentes actores del sistema, exige la definición de metas claras
y una aceitada relación entre sus diversos integrantes, a fin de que los mismos puedan
potenciarse y generar de ese modo un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles.
Estos equipos de ninguna manera podrán estar sujetos a moldes rígidos sino que deberán
estructurarse sobre la base de las distintas actividades a desarrollar y de acuerdo a los
programas establecidos.
Por supuesto que para alcanzar los objetivos considerados previamente, nos deberemos
ubicar en la exigencia de introducir cambios cualitativos trascendentes. Dentro de nuestro
actual sistema de salud, podemos afirmar que existe una importante subutilización de
recursos que resultarían necesarios para asegurar el logro de muchos de los fines
propuestos. El no haber podido desacralizar aún el papel hegemónico del profesional
médico en las acciones de salud, lo convierten en ejecutor excluyente de las políticas a
desarrollar dentro de ese ámbito, descreyéndose así del papel relevante que muchos
profesionales integrantes de ciencias no estrictamente vinculadas a lo biológico pueden
aportar dentro de las modernas concepciones vinculadas con el complejo fenómeno salud-
enfermedad.
Por ese motivo, en los últimos años y a pesar de no haber tenido aplicación decisiva en la
práctica, ha cobrado fuerza la idea que visualiza a toda la población como un recurso
potencial altamente comprometido con las políticas de salud. Esto nos induce a plantear la
necesidad de recursos humanos sobre la base des “necesidades de salud” y no solamente
de las “necesidades asistenciales”, que si bien mantienen una importante función, de
ninguna manera representan un factor excluyente dentro del sistema. Y hablar de
necesidades en salud, dentro de las consideraciones precedentes, implica tácitamente la
incorporación de sectores derivados de las ciencias sociales, la economía, las
comunicaciones, el derecho y muchas otras que en trabajo interdisciplinario permitan
acceder al desarrollo de programas alternativos de todos aquellos aspectos vinculados con
el desarrollo de políticas dirigidas al proceso de salud-enfermedad.
Para que estos planteos integracionistas puedan generar estrategias útiles para el logro de
los objetivos priorizados, resulta fundamental, como ya se ha señalado, la conjunción de
todos aquellos actores y componentes embarcados en un proyecto común, con criterio
horizontalizado y con identidad de compromisos, y sin que ninguno de los grupos
intervinientes pretenda hegemonizar intereses sectoriales por sobre los intereses generales
del proyecto, tal como resultaría por ejemplo la priorización de aspectos económicos por
sobre la equidad.
Es en ese contexto que el ya citado Abraam Sonnis señala que los recursos humanos no
se pueden enfocar en forma independiente, sino en forma conjunta con todos aquellos
recursos que integran la infraestructura del sistema y que la formulación de este recurso,
debe asegurar un sistema de formación y capacitación coherente con los objetivos
propuestos en la política a desarrollar.
Es a partir de este nuevo enfoque que comienzan a adquirir relevancia –entre otras-
aquellas disciplinas vinculadas con las Ciencias Sociales, y por estar estas ligadas
profundamente al desarrollo humano, aparecen en el tiempo como vertientes naturales,
incorporándose las mismas no ya como meras espectadores del proceso, sino como
imprescindibles protagonistas del mismo.
Así en los últimos años el proceso de la salud, dirigido en especial modo a los grupos
populares mas carecientes y por lo tanto mas expuestos a la influencia negativa de su
entorno, comienza a reconocer como válida la necesaria participación y consecuente
protagonismo de aquellos individuos acuciados por diferentes necesidades, a fin de poder
alcanzar la superación de su situación, recuperando para ello su capacidad de reflexión, su
autovaloración y su prestigio como elementos idóneos para su mejor integración social en
plenitud.
Este objetivo común. Es lo que diferencia los distintos sistemas y lo que le da identidad a
los mismos. De este modo, podremos desarrollar sistemas de salud, de educación de
economía, y en fin, de todos aquellos procesos vinculados con las distintas expresiones del
desarrollo social.
PLANIFICACIÓN DE LA SALUD
Planificación y Gestión
Pero como resultado de la profunda crisis y recesión de los años 30 en el siglo pasado,
que trajo aparejado un derrumbe económico financiero inédito, comenzó a cuestionarse
seriamente el beneficio de dejar la economía librada a un mercado cada vez más oligo o
monopólico. De tal forma, el economista británico John Maynard Keynes, fue quien
propició una decidida intervención del estado en las políticas encaminadas a mejorar la
crisis económica que tenía su mayor reflejo en las altas tasas de desocupación de la
población económicamente activa y su consecuente influencia negativa sobre la
productividad.(15) Se dio comienzo así a una etapa donde la Planificación con una
decidida participación del estado, comenzó a jugar un papel preponderante en el marco de
la economía. Este tipo de política, se ubicó en las antípodas del proceso anterior basado en
la libertad del mercado, oponiéndose así al libre juego que ese propio mercado establecía,
sosteniendo por el contrario la necesidad de establecer con anticipación y con intervención
decidida del estado, las acciones a implementar.
Situación de características similares a las antes señaladas se produce en la actualidad,
donde en un marco de políticas económicas financieras desarrolladas por los países
centrales y caracterizada por el alto grado de volatilidad de los mercados, ha llevado a una
crisis de características asimilables a las de los años 30, que como siempre ocurre en estas
situaciones ha impactado negativamente en especial en las clase sociales menos
favorecidas. Parálisis de las economías con quiebre de importantes empresas productivas y
financieras, la preponderancia de los grandes capitales trasnacionales, inclusive con
mayor poder de decisión que los propios estados, ha llevado entre otros factores
constitutivos de un capitalismo salvaje, al aumento de la desocupación y la pobreza
representando la cosecha final de un sistema económico sustentado férreamente en la
libertad de los mercados financieros. Esta situación de extrema gravedad, vuelve como
entonces a requerir para su modificación la presencia de un estado, que como en las
épocas de Adam Smith, se había mantenido ausente en favor del mercado libre tan
preconizado por las modernas concepciones neoliberales surgidas del Consenso de
Washington. En estas circunstancias, como entonces, otra vez el estado debe intervenir
fuertemente para evitar la profunda crisis del sistema productivo a nivel mundial.
Ante esta realidad, la Planificación en salud, debe resultar un instrumento válido para
arribar con mejores posibilidades al logro de un objetivo determinado aplicando la
racionalidad y la eficiencia pero siempre dentro de un marco que propicie como eje central
de su accionar, el logro de un mayor bienestar social de la población amparado en un
criterio de búsqueda de equidad. Estas consideraciones, nos llevan a sostener que ese
objetivo racional debe ser fijado por prioridades, meta esta que no podrá alcanzarse sin un
adecuado diagnóstico previo de la situación que debemos afrontar. Este diagnóstico,
requiere a su vez del manejo de una correcta información que nos permita imaginar con la
mayor precisión posible qué es lo que queremos modificar y sobre que elementos
deberemos accionar. De esta manera, la correcta información se convierte en una pieza
fundamental de la Planificación, información que no solo debe estar en conocimiento de
quien planifica sino también de todos aquellos agentes que de una u otra manera participan
de la misma.
La importancia de la Información.
En la actualidad, todo proyecto de desarrollo requiere como reaseguro de éxito, como ya se
ha mencionado, la posesión de un adecuado caudal de información que a su vez debe ser
compartido por los integrantes del equipo actuante. Pero si bien resulta importante el acopio
de información, no menos trascendente es que la misma sea confiable y veraz, a fin de que
el diagnóstico sanitario previo a la programación ofrezca la menor arista posible de errores
y nos permita así avanzar sobre bases firmes hacia el logro de nuestros objetivos.
De todas maneras, resulta cierto que hoy día, contamos con una gran cantidad de
indicadores que podemos y debemos aplicar, seleccionando aquellos que puedan
interesarnos de acuerdo al perfil que pretendemos darle a nuestra investigación.
Es importante señalar al respecto, que los datos que podemos extraer de la información
disponible, tienen escaso valor por si solos siendo necesario analizarlos y comprenderlos
en su internalidad para que nos sean realmente útiles. Hoy día, disponemos de un gran
volumen de información que nos brinda el acceso a la moderna tecnología, lo que puede
resultar desconcertante para quien accede a la misma en busca de elementos de juicio
que le permitan avanzar en el campo de la investigación.
Por supuesto que en cada una de estas categorías, se podrán establecen subindicadores
los que a modo de ejemplo, siempre según Ferrara mencionamos a continuación.
A) Población. (Características demográficas: estadísticas vitales: morbilidad).
Estudia las características de la población a investigar tales como la superficie del área,
el tipo de población por edad y sexo, las expectativas de vida, movimiento poblacional
(crecimiento vegetativo y migratorio). Asimismo estudia las estadísticas vitales tales
como nacimientos, defunciones, causas de las mismas, tasas de mortalidad materna y
mortalidad infantil etc. En cuanto a la morbilidad se deben analizar la magnitud de la
misma, la prevalencia con su impacto sobre las características endémicas y grado de
discapacidad de la población blanco entre otros indicadores.
B) Recursos de Salud.
Deberán analizarse aquellos elementos indicadores de los recursos disponibles ya
sean humanos, técnicos o económicos aplicados a la salud y a su vez, desagregar
algunos datos tales como la cantidad y tipo de establecimientos asistenciales
(públicos, privados o de la seguridad), el número de camas hospitalarias disponibles
según dependencia administrativa, los recursos humanos disponibles (profesionales
por especialidad, enfermeras, agentes administrativos, trabajadores sociales,
personal de servicio etc.) Otro aspecto relevante a tener en cuenta es el análisis del
gasto aplicado a salud y los recursos presupuestarios disponibles.
C) Indicadores Socioeconómicos: Alimentación (tipo y disponibilidad), vivienda
(característica de la misma, habitantes por casa y por habitación), sanitarios,
tenencia de la propiedad, barrios de emergencia etc. son algunos de los indicadores
socioeconòmicos de singular importancia en la consideración de cualquier intento
de planificación en el àrea de la salud.
D) Infraestructura.
Comprende fundamentalmente el conocimiento sobre la provisión de agua
potables; tratamiento de excretas, recolección de basura. Analizar las calles o
caminos existentes con su posibilidad de transitabilidad y porcentaje de calles
pavimentadas, mejorado o de tierra. Igualmente es importante tener en cuenta las
comunicaciones tales como vías férreas, servicio de telefonía y distintos medios de
transporte existentes.
E) Economía.
Un dato relevante es el análisis de las condiciones económicas en que vive la
población a través del nivel salarial prevalente, tasas de desocupación, trabajo
formal e informal (cobertura social, características laborales, radicación de
industrias etc.)
A estos elementos que hemos desarrollado sintéticamente, pueden agregarse una cantidad
mayor de indicadores que en muchos casos surgirán como necesidad planteada a través de
la observación del recurso humano encargado de estudiar los aspectos antes mencionados
(ver texto de referencia).
Fuentes de Información.
Aplicaciones de la Información
Cada dato estadístico, cada indicador, cada tasa y todo otro elemento que resulte útil para
elaborar un diagnóstico sanitario, esconde detrás de su fría expresión numérica una realidad
que el investigador tiene la obligación de desentrañar. Si bien es cierto que ante la misma
cifra de un indicador, dos observadores interesados pueden llegar a conclusiones
diametralmente opuestas, no es menos cierto que el Trabajador Social, por las
características propias de su disciplina despojada de intereses que lo condicionen, e
íntimamente vinculado con aquél sector de la comunidad más impiadosamente
vulnerable, debe recurrir a un examen objetivo y desapasionado de las mismas a fin de
poder encontrar una adecuada explicación al proceso que se propone analizar, y de esa
forma poder aportar alternativas viables para la solución del problema planteado.
Este manejo que hacemos de la información, reconoce diversas herramientas que apuntan
a su agrupamiento a fin de ser orientadas hacia fines determinados entre las que debemos
considerar algunas que a continuación se exponen:
Bioestadística. Comprende el área de la estadística aplicada al estudio de aquellos
aspectos vinculados con la demografía, o sea, la ciencia que estudia los fenómenos que
tienen que ver con las diversas poblaciones.
A su vez, la Bioestadística puede ser estática o dinámica. Hablamos de Bioestadística
estática cuando la información se obtiene en un momento determinado y puede brindar
datos cuali y cuantitativos o de ubicación. Un ejemplo que puede servir para ilustrar al
respecto, estaría dado por la información que nos proporciona un censo, que nos está
señalando solamente la realidad del momento en que se obtiene la muestra. Cuando la
estadística tiene la característica de ser dinámica, nos está expresando el análisis de una
ocurrencia de hechos producidos en un tiempo determinado (días, meses, años). Suele
analizar hechos vitales tales como nacimientos, muertes etc. ocurridos en un período
determinado de tiempo.
La Bioestadística a su vez, utiliza para sus fines Porcentajes, que establecen la relación
de una serie determinada con el total del universo estudiado. Un ejemplo sería la relación
de vacunados con una determinada vacuna (por ej: Sabín), con relación al total de niños
vacunados con todas las vacunas disponibles (sarampión, rubéola, hepatitis etc.).
Otra herramienta utilizada con una finalidad aplicada a la Bioestadística, es la
determinación de Índices, que reflejan la relación entre elementos similares. Un ejemplo
estaría dado cuando determinamos la cantidad de vacunados con relación a los no
vacunados.
Las Tasas a su vez, relacionan en el numerador la cantidad de ocurrencia de hechos a
investigar en una población objeto, en un tiempo determinado y para un área determinada,
sobre (denominador) el total de la población que compone el universo que nos interesa
analizar, tomando en cuenta la misma área y durante igual período de tiempo. El valor así
obtenido se multiplica por 10, 100, 1000 o 10000 según la significación del resultado
obtenido, y tiene el objeto de evitar expresiones numéricas finales que por su escasa
jerarquía deban expresarse en decimales, dificultando el análisis final del producto. Una de
las Tasas mas utilizadas universalmente, es aquella que analiza la mortalidad infantil. En
ese caso se ubica en el numerador la cantidad de niños (menores de un año) muertos en un
determinado tiempo (generalmente un año) ubicando en el denominador la cantidad de
niños nacidos vivos en la misma área en estudio y en el mismo año. Como se puede
apreciar en el numerador se ubica el hecho a investigar, y en el denominador el universo
que tomamos comparativamente en cuenta con relación al numerador. El resultado se
multiplica por mil a fin de evitar que el mismo quede expresado en decimales.
La Incidencia nos permite analizar los casos patológicos nuevos que aparecen en una
determinada población y durante un determinado período de tiempo siempre limitado.
Asimismo, esta Incidencia puede ser analizada diariamente, o lo que es más frecuente, ser
utilizada en forma mensual o anual para efectivizar un seguimiento en la producción de
casos nuevos.
Muchos de estos aspectos por los cuales diferentes intentos de Planificación han
terminado en el más estrepitoso fracaso, están dados por el hecho de haber considerado a la
misma como un instrumento de alto vuelo técnico-burocrático, quitándole la espontaneidad
de la que toda estrategia de este tipo, empezando por la que empleamos en nuestra propia
vida, debe nutrirse. Por ello, si bien todo intento planificador debe contar con un adecuado
ordenamiento de los pasos a seguir (esencia de toda Planificación), esto de ninguna manera
implica que sus etapas sean inmutables o de extrema rigidez, dado que los hechos que
producen la necesidad de cambio, tampoco son inmutables sino cambiantes.
El conocimiento de lo cotidiano, sentido y expresado por sus propios protagonistas, debe
ser internalizado de manera que podamos compartir la verdadera necesidad de modificar las
estructuras perniciosas. Los graves conflictos que inoportunamente aquejan a diversos
sectores sociales, no son un sentimiento que podamos resolver con expresiones de deseo,
sino una verdadera vivencia que solamente reconocen y sufren los que la viven y la
padecen. Por lo tanto, nuestra acción para alcanzar cierto grado de efectividad, debe
centrarse en la adopción de conductas que tiendan a modificar esta realidad y no solo a
compadecerse de ella o conformarse simplemente con su reconocimiento.
La secuencia que rige la Planificación tradicional está conformada por una etapa inicial
que constituye la fijación del Propósito u Objetivo General, que integra el cuerpo político
de la misma (o racionalidad política). Dicho componente político es en consecuencia,
quien fija en este tipo de Planificación los términos de lo que se pretende alcanzar.
Demás está decir que para que una Planificación cumpla adecuadamente con la
intencionalidad propuesta, se deberá contar como ya se ha señalado, no solo con una
información previa exhaustiva, sino también con la necesidad de unificar todos aquellos
Programas en desarrollo que apunten a un mismo objetivo. No hacerlo de esa manera
implica una indebida aplicación de recursos por superposición de los mismos, lo que traerá
aparejada la no consecución de los objetivos previstos por tratarse de proyectos comunes
confrontados en una innecesaria competencia.
Cuando los componentes tanto políticos como técnicos establecen objetivos, ya sean
generales o específicos, se tendrá por válida la necesidad de determinar prioridades u
órdenes de prelación. En el caso de establecer una prioridad, interpretamos que esta es
única y excluyente, mientras que cuando hablamos de orden de prelación estamos
queriendo significar que nos enfrentamos con varias prioridades a las cuales le iremos
asignando un orden determinado de importancia.
La última etapa del proceso planificador está compuesta por el momento operacional a
cargo del componente burocrático del sistema. En ese momento del desarrollo, se dejan de
lado aquellos aspectos vinculados con el razonamiento y el análisis de situación, para pasar
a producir hechos concretos que permitan alcanzar el objetivo de modificar una situación
precedente. Esta etapa que representa la concreción final de todo el proceso previo de
acumulación de información, planteo y análisis de estrategias, constituye el avance desde el
plano teórico conformado por las tres primeras fases del Plan, al de la ejecución formal a
través de un desarrollo actitudinal que asegure la concreción del mismo. De poco sirve un
planteo teórico de excelencia, si este va seguido por un fracaso en la ejecución del mismo.
En consecuencia, teoría y praxis deben transitar en perfecta cohesión el camino
emprendido para el logro de los objetivos propuestos.
El manejo de estas metas representa un instrumento valioso que nos permite realizar
la evaluación del programa puesto en marcha. Pero debemos dejar en claro que no todos
los objetivos pueden llegar a traducirse en metas mensurables, y es en esos casos donde
la evaluación se puede realizar a través del análisis del impacto producido por las
acciones desarrolladas. El primer método tiene un componente objetivo, el segundo,
subjetivo.
En toda Planificación, un aspecto que adquiere singular relevancia está dado por la
determinación de la Efectividad que hemos logrado imprimirle a nuestras acciones.
Para que un Plan resulte efectivo, requiere de dos componentes de medición:
A) Eficacia que mide los objetivos alcanzados con relación a los propuestos
B) Eficiencia que resulta de analizar la magnitud de los recursos que hemos tenido que
emplear para el logro del objetivo propuesto. (ya sean recursos humanos, técnicos o
económicos).
Como resulta fácilmente comprensible, para poder realizar una evaluación efectiva, es
imprescindible contar con una adecuada información previa al desarrollo de las acciones a
fin de poder obtener un margen de certeza en la medición del rendimiento y de los costos
finales.
En ese sentido, el Rendimiento nos permite medir el producto obtenido con relación a la
inversión realizada.
Producto obtenido
Rendimiento
Inversión realizada.
A su vez, el costo Medio, nos informa sobre la relación entre el costo de la inversión
realizada y el producto final alcanzado.
Costo de Inversión
Costo Medio =
Producto obtenido.
Por otra parte, este tipo de planificación por no tener un ida y vuelta entre quien planifica
y el sector social destinatario, resulta finalmente poco propicio para desarrollar políticas de
concertación
PLANIFICACION SITUACIONAL
El citado estudioso define a todo Plan como la derivación de cuatro momentos operativos:
A) Momento Explicativo que fundamentalmente es aquel en que el planificador
avanza sobre el análisis de los problemas a enfrentar y las causas que generan
dichos problemas.
B) Momento Normativo en el que se realiza el diseño de cómo debería ser la
realidad o sea el como “debe ser”.
C) Momento Estratégico donde surge la pregunta de cómo se puede alcanzar la
viabilidad del diseño normativo. Es decir, cuales son las estrategias a desplegar
para lograr el “debe ser”.
D) Momento Táctico-Operacional. que constituye el momento final del proceso
planificador. Es un momento de decisiones, ya que representa la síntesis de los tres
momentos anteriores constituyéndose en un cálculo para la acción.
Los aspectos más salientes de esta nueva manera de encarar filosófica y operacionalmente
una Planificación, se expone con mayor amplitud en el disertación que el autor realizó en
su paso por la Argentina en la Dirección Sectorial de Salud.( ver apéndice)
Para finalizar este Capítulo, debemos agregar que también se incluye dentro de las
distintas variables filosóficas de la Planificación, la llamada Planificación Estratégica a la
cual nos vamos a referir con amplitud en el Capítulo referido a la Participación Social, dado
que en esta nueva experiencia, aparece el componente participativo de la comunidad con un
fuerte protagonismo en el desarrollo estratégico de la programación.