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Edad de los Metales

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La Edad de los Metales es una de las dos grandes etapas tecnológicas en las
que tradicionalmente se ha subdividido a la Prehistoria euroasiática. Por
definición, es el periodo que siguió a la Edad de Piedra y durante el cual el ser
humano empezó a fabricar objetos de metal 1 fundido. La existencia
de procesos metalúrgicos es indispensable para establecer la adscripción de
una cultura arqueológica a esta etapa, ya que los metales nativos eran
trabajados por martilleado desde las fases iniciales del Neolítico.2 Siguiendo
este criterio, la Edad de los Metales comenzaría con las primeras evidencias
de fundición del cobre, que son del VI milenio a. C. (en Anatolia y los
montes Zagros) y acabaría con la progresiva entrada en la Historia de cada
región (en Europa esto se produjo durante el I milenio a. C.).
En Mesopotamia y Egipto coincide ya con el desarrollo de la escritura y por
tanto la metalurgia allí es plenamente histórica.34

Sepultura 43 de la Necrópolis de Varna, el primer oro trabajado del mundo.5

Los primeros indicios de metalurgia en Europa proceden del área de


los Balcanes, a mediados del V milenio a. C. y son de origen autóctono. Para el
resto del continente, las evidencias aparecen durante la segunda mitad del IV
milenio a. C., aunque su generalización y el consecuente abandono de la
piedra como elemento básico para la fabricación de artefactos solo se
materializó con la llegada del hierro. Debido a la escasez de materia prima, en
el Egipto faraónico esta sustitución nunca se llegó a producir. 2
Dado que no existen rupturas en el desarrollo de las tecnología metalúrgicas
entre la prehistoria, la protohistoria y la historia, en este artículo se incluyen
procesos que se dieron en periodos claramente históricos.
Índice

 1Europa, Oriente Medio y Asia


o 1.1El cobre
o 1.2El bronce
o 1.3El hierro
 2África
 3América
 4Contextualizando la Edad de los Metales
 5Véase también
 6Referencias
 7Enlaces externos

Europa, Oriente Medio y Asia[editar]


Véase también: Prehistoria de Europa
Esta etapa en Eurasia se ha subdividido tradicionalmente en Edad del
Cobre o Calcolítico, Edad del Bronce y Edad del Hierro. De manera
simplificada, el Calcolítico coincide en la mayor parte de Europa con la segunda
mitad del IV milenio a. C. y casi todo el III milenio; el Bronce correspondería al
II milenio a. C.; y el Hierro con el I milenio a. C., época en la que el continente
entró en la Historia.6
El cobre[editar]
Véase también: Edad del Cobre
El cobre, junto con el oro y la plata, es de los primeros metales utilizados en la
Prehistoria,7 tal vez porque, a veces, aparece en forma de pepitas de metal
nativo. El objeto de cobre más antiguo conocido hasta el momento es un
colgante oval procedente de Shanidar (Irán), que ha sido datado en niveles
correspondientes al 9500 a. C., o sea, a principio del Neolítico 8, sin embargo,
esta pieza es un caso aislado, ya que no es hasta 3000 años más tarde cuando
las piezas de cobre martillado en frío comienzan a ser habituales. En efecto, a
partir del año 6500 a. C., en varios yacimientos se han encontrado piezas
ornamentales y alfileres de cobre manufacturado a partir del martilleado en frío
del metal nativo, tanto en los Montes Zagros (Ali Kosh en Irán), como en la
meseta de Anatolia (Çatal Hüyük, Çayönü o Hacilar, en Turquía).
Varios siglos después se descubrió que el cobre podía ser extraído de diversos
minerales (malaquita, calcopirita, etc.), por medio de la fundición en hornos
especiales, en los que se insuflaba oxígeno (soplando por largos tubos o con
fuelles) para superar los 1000 °C de temperatura. El objeto de cobre fundido
más antiguo que se conoce procede de los Montes Zagros, concretamente de
Tal-i-Blis (Irán), y se data en el 4100 a. C., junto a él se hallaron hornos de
fundición, crisoles e incluso moldes.
Fundición de cobre en murales funerarios egipcios. [cita  requerida]

La técnica de fundición del cobre es relativamente sencilla, siempre que los


minerales utilizados sean carbonatos de cobre extraídos de algún yacimiento
metalífero; la clave está en que el horno alcance la temperatura adecuada, lo
cual se conseguía inyectando aire soplando o con fuelles a través de largas
toberas. Este sistema se denomina «reducción del metal». Se mezclaba el
mineral triturado, por ejemplo, malaquita (carbonato de cobre), con carbón de
leña. Con el calor las impurezas van liberándose en forma
de monóxido y dióxido de carbono, reduciendo el mineral a un cobre
relativamente puro; al alcanzar los 1000 °C, el metal se licúa depositándose en
la zona inferior del horno. Un orificio en el fondo del horno permite que el
líquido candente fluya hacia el exterior, donde se recoge en moldes; parte de la
escoria queda en el horno y las impurezas del mineral flotan en el metal
fundido, por lo que es fácil eliminarlas con un utensilio llamado escariador.
Como el cobre podía volver a fundirse muchas veces, este solía convertirse en
lingotes, a veces con una forma peculiar (como los del Mediterráneo oriental,
que recuerdan al pellejo de un animal), para luego fabricar diversos objetos por
fusión y colado en moldes. El cobre es muy maleable y dúctil, podía martillarse
en frío o en caliente, con lo que se duplicaba su consistencia y dureza. En
cualquier caso, resultaba imposible eliminar todas la impurezas del cobre, pero,
mientras que algunas eran perjudiciales, como el bismuto, que lo hace
quebradizo, otras eran beneficiosas, como el arsénico, que reduce la formación
de burbujas en su fundición, pues impide la absorción de gases a través de los
poros del molde, asegurando un producto de mejor calidad. El cobre con alto
contenido natural en plomo es más blando, lo cual puede ser una ventaja para
fabricar recipientes por medio del martilleo de una plancha en forma de disco,
curvándola en forma cóncava, para elaborar calderos o cuencos; incluso podía
ser repujado. Algunos metalurgistas consideran que estos cobres con
impurezas beneficiosas son, en realidad, «bronces naturales».

Pepita de cobre nativo.


 

Lingote de cobre del Egeo.


 

Puñalito de cobre.
 

Daga de cobre.
La técnica del cobre no tardó en difundirse por todo el Próximo Oriente,
coincidiendo con el nacimiento de las primeras civilizaciones históricas de la
zona, principalmente Sumeria y el Antiguo Egipto; pero muchos estudiosos
consideran que pudo inventarse en fechas muy parecidas en otras partes
del Viejo Mundo. Concretamente en Europa hay un avanzado núcleo calcolítico
en los Balcanes que incluye ocasionalmente objetos de cobre fundido entre sus
hallazgos del IV milenio a. C. (cultura Gulmenita) y todo parece apuntar hacia
una invención local. Durante el siguiente milenio y también con
carácter autóctono, se detectan procesos metalúrgicos en poblados fortificados
del sur de la península ibérica, como Los Millares o Vila Nova de Sao Pedro.910
Estos primeros metales se difundieron por la Europa central y mediterránea
durante el III milenio a. C., asociados al vaso campaniforme y a la cerámica
cordada.
En Asia central u oriental no puede hablarse de una Edad del Cobre con
entidad suficiente, dada su corta duración, ya que el desarrollo de la metalurgia
en lugares como la India o China comenzó realmente con el bronce.
El bronce[editar]
Véase también: Edad del Bronce
El bronce es el resultado de la aleación de cobre y estaño en una proporción
variable (en la actualidad se le añaden otros metales como el zinc o el plomo,
creando los llamados bronces complejos). La cantidad de estaño podía variar
desde un 3% en los llamados «bronces blandos», hasta un 25% en los
llamados «bronces campaniles» (a mayor cantidad de estaño, más tenacidad,
pero también menos maleabilidad): en la Prehistoria la cantidad media suele
rondar el 10% de estaño. Se supone que fueron los egipcios los primeros en
añadir estaño al cobre, al observar que este le daba mejores cualidades, como
la dureza, un punto más bajo de fusión y la perdurabilidad (ya que el estaño no
se oxida fácilmente con el aire y es resistente a la corrosión). Además el bronce
es reciclable, pudiéndose fundir varias veces para obtener nuevos objetos de
otros ya desechados. La técnica de trabajo del bronce es virtualmente idéntica
a la del cobre, por lo que no vamos a incidir en ello (la única dificultad reside en
exceder la temperatura adecuada, lo que podría provocar que el mineral se
echase a perder por oxidación). A título de comparación se pueden confrontar
el cobre puro, el cobre arsenical y el bronce (con un 10% de estaño) en la tabla
de correspondencia que muestra la dureza relativa de los metales:
Dureza relativa de los metales HB11

El empleo del bronce se inició en Mesopotamia.12 Coincidiendo con la


transición del III milenio a. C. al II en el Próximo Oriente se implantó la aleación
de bronce y se establecieron las bases de las primeras sociedades estatales
complejas, que comenzaron a generar una gran demanda de estaño. 4 Los
metalúrgicos de estas áreas, para satisfacer esta y la de otros metales
preciosos, debieron de convertirse también en exploradores (a la búsqueda de
minas) y comerciantes (que ofrecían sus productos a cambio de las preciadas
materias primas).12 Los sumerios (y sus sucesores), por ejemplo, carecían por
completo de minerales metálicos y se sospecha que los importaban de los
montes Zagros (donde se había desarrollado el imperio Elamita, con capital
en Susa) y del Cáucaso (donde abundan la malaquita y la casiterita).

Vaso de plata y bronce procedente de la región


de Lagash III milenio a. C..

Cabeza de toro en cobre, con los ojos


de nácar y lapislázuli III milenio a. C..

Punta de jabalina de bronce grabado. Misma procedencia que las


piezas anteriores.

Estatuilla de orante en bronce y oro procedente de Larsa


II milenio a. C..

Los antiguos egipcios obtenían la mayor parte del cobre de las minas de
Timna, en Aravá, junto al desierto del Néguev, aunque sus relaciones
comerciales se extendieron por algunas regiones africanas y por todo el Egeo,
penetrando en Europa (piezas de procedencia egipcia aparecen por todo este
continente evidenciando algún tipo de intercambio).
Los habitantes de Siria, Palestina, Anatolia y el Egeo dirigieron sus
expediciones hacia Europa, remontando el Danubio en busca del estaño
de Bohemia y Hungría; o bordeando el Mediterráneo hasta el sur de la
península ibérica, donde obtuvieron el cobre argárico. Es posible que siguieran
por el Atlántico hasta alcanzar las islas Británicas, en busca del cobre y el
estaño de Cornualles y el oro de Irlanda. Así, en el segundo milenio antes de
nuestra era, casi toda Europa entró en la Edad del Bronce. El bronce europeo
se caracteriza, en un principio, por una gran variedad de culturas, algunas de
las cuales comparten denominadores comunes, como la construcción de
túmulos funerarios. Sería muy tedioso citarlas todas, pero cabría destacar,
en Europa central, los complejos tecnológicos de Unetice, de los Túmulos y de
los Campos de Urnas, que, a pesar de sus evidentes diferencias, parecen
compartir cierta continuidad cultural. También habría que mencionar la ibérica
de El Argar y todas aquellas que se desarrollaron en la cornisa atlántica, cuya
idiosincrasia pervivió hasta épocas históricas.

Lúnula pectoral de oro (Irlanda).


 

Hoja de espada corta de bronce (Francia).


 

Cráneo con diadema de plata argárica (España).


 

Carro Solar de Trundholm (Dinamarca).

Por lo que respecta a Asia central, se ignora si la metalurgia del bronce fue
inventada allí independientemente o fue una importación desde Mesopotamia.
En Pakistán, la Edad del Bronce se inició con la cultura del valle del
Indo (desde mediados de III milenio hasta mediados del II milenio a. C.), que
carecía por completo de fuentes de abastecimiento mineral. De hecho, se
sospecha —por la escasez de objetos de bronce y cobre hallados en
yacimientos como Harappa o Mohenjo-Daro, y por el retraso en las fechas
respecto a otros pueblos del oeste— que —a pesar de su alto grado de
desarrollo— dependían de sus contactos con los elamitas del oeste y, a través
de ellos, con los mesopotámicos. Así parecen demostrarlo algunos objetos
procedentes del Indo encontrados en la región de Diyala, en el valle del Tigris,
y varias tablillas escritas de Larsa (datadas en el 1950 a. C.13). No es seguro,
pero parece ser que de ellos tomaron técnicas tan desarrolladas como la
utilización de moldes bivalvos, los remaches y las soldaduras para fabricar
piezas complejas e incluso el moldeo a la cera perdida, antes del 2000 a. C.

Caldero trípode ceremonial de bronce chino, del tipo «Li-ting».

El proceso peor conocido es el de China: se sabe que desde fines del IV


milenio a. C. fundían cobre arsenical, aunque las piezas eran extremadamente
raras (de hecho, no se considera una Edad del Cobre en China, sino que se
pasaría directamente del Neolítico al Bronce). Aunque la metalurgia llegó con
varios milenios de retraso al extremo Oriente se sospecha que pudo ser
inventada independientemente de la del Próximo Oriente, por la originalidad de
las técnicas, a veces muy diferentes a las de los pueblos del oeste. La primera
cultura de la Edad del Bronce es la que se denomina Erlitou, del II milenio a. C.,
relacionada con la mítica dinastía Xia (si bien, esto es muy discutible): las
antiguas leyendas chinas relatan que el primer rey de esta legendaria
dinastía, Yu el Grande (III milenio a. C.), fue un gran fundidor de calderos
trípodes ceremoniales de bronce, y agradaban tanto a los dioses que le
otorgaron la victoria sobre sus enemigos. Fuere o no cierto, aunque Erlitou sea
una cultura sin escritura, supone la transición a Historia de este país y, entre
sus creaciones, ya aparecen los prototipos de vasijas ceremoniales de bronce
utilizados durante toda la antigüedad por los chinos (sobre todo los calderos
circulares de tres patas o cuadrados de cuatro patas llamados li-ting que
servían para la carne y una innumerable variedad de vasijas para bebidas, por
ejemplo las grandes copas llamadas ku o los calderos yeou...).14
A Erlitou le sucede la época Shang (1600 a. C. - 1046 a. C.) durante la cual, en
un proceso asombroso, los chinos se pusieron a la altura de cualquier otra
región en la metalurgia del bronce.15 Las excavaciones de una de las capitales
del reino, la ciudad de Anyang, han puesto al descubierto dos grandes talleres
de fundición con hornos capaces de alcanzar temperaturas muy superiores a
las necesarias, pero también con sistemas para controlar la intensidad del
calor. Así elaboraron vasijas rituales, hachas, puñales, cascos, armas y
armaduras de gran maestría. Muchas de estas piezas estaban destinadas a las
tumbas reales de sus alrededores, ya que estas han deparado numerosos
objetos ceremoniales de bronce de depurada factura. Los calderos li-ting y las
vasijas de bebida con formas zoomorfas son las obras metalúrgicas más
originales de la antigüedad china, alcanzando su apogeo al final de la época
Shang, desde el 1300 a. C. Sus sucesores los Zhou continuaron la tradición de
los vasos rituales que, durante mucho tiempo, se pensó que estaban fabricados
por medio de la «cera perdida». Sin embargo, recientes investigaciones han
demostrado que los chinos desconocían esa técnica, y que para sus obras
maestras utilizaban complicados moldes de arcilla formados por varias partes
tan bien ensambladas que no dejaban marcas en las junturas (algunos de más
de diez piezas). No hay dos obras iguales porque los moldes se rompían para
extraer los bronces.16

Copa de bronce del tipo llamado «Ku».


 


Monedas de bronce de épocas Zhou y Xin con forma de azada.
 

Caldero trípode tipo «Li-ting» de la época Zhou.


 

Espada recta de doble filo o «jian», época Zhou (siglo IX).

Sin embargo, según parece, los objetos de bronce chinos estaban reservados a
las élites, pues se han encontrado muy pocas herramientas y muchísimas
armas y objetos de culto. Esta situación perduró hasta la generalización del
hierro.
El hierro[editar]
Véase también: Edad del Hierro

Hierro meteórico o sideral.

El hierro es el cuarto elemento más abundante en la corteza terrestre,17 sin


embargo, su utilización práctica comenzó 7000 años más tarde que el cobre y
2500 años después del bronce. Este retraso no se debe al desconocimiento de
este metal, puesto que los antiguos conocían el hierro y lo consideraban más
valioso que cualquier otra joya, pero se trataba de «hierro meteórico», es decir,
procedente de meteoritos. El hierro meteórico era conocido tanto en Eurasia
como en América (descrito más adelante).
Aunque durante milenios no hubo tecnología para trabajar minerales ferrosos,
en el III milenio a. C. parece que algunos lo consiguieron: en las ruinas
arqueológicas de Alaça Hüyük (Anatolia) aparecieron varias piezas de hierro
artificial, entre ellas un alfiler, una especie de cuchilla y una espléndida daga
con la empuñadura de oro. En el segundo milenio destacan un hacha de
combate descubierta en Ugarit y, de nuevo, una daga con la hoja de hierro y
una exquisita empuñadura de oro, que formaba parte del ajuar funerario de la
tumba de Tutankamón. Las materias primas de estos primeros herreros
debieron ser minerales como el hematites, limonita o magnetita, casi
todos óxidos de hierro que ya eran utilizados para otros fines en la Prehistoria,
por ejemplo para ayudar a eliminar impurezas de la fundición del cobre o como
colorantes. De hecho se sospecha que en los hornos de fundición de cobre y
bronce pudieron generarse pequeños residuos de hierro casi puro, a partir de
los cuales comenzaría el conocimiento de la verdadera siderurgia. Hay
antiguos hallazgos de hierro fundido por el hombre desde Siria a Azerbaiyán.
Pero ninguno revela cómo fueron obtenidos ni las técnicas usadas. No se
conservan ruinas de talleres, ni herrerías, por lo que se ignora de dónde
proceden estos objetos, o dónde «se inventaron».

Recreación pictórica de una antigua fragua de hierro.

Por textos escritos en tablillas cuneiformes se sabe que los Hititas fueron los


primeros en controlar e, incluso, monopolizar los productos de hierro fabricados
a mediados del 2º milenio. Enviaban sus objetos a los egipcios, sirios, asirios,
fenicios... Pero su producción nunca fue abundante. De hecho, muchos de los
envíos eran regalos con finalidad diplomática, pues el hierro era diez veces
más valioso que el oro y cuarenta veces más costoso que la plata. 18 Cuando el
Imperio Hitita fue destruido por los Pueblos del mar, hacia el 1200 a. C., los
herreros se dispersaron por Oriente Medio, difundiendo su tecnología: de este
modo comienza la Edad del Hierro en el Próximo Oriente.
Fabricar hierro seguía un procedimiento muy distinto al del cobre y el bronce
(para empezar el metal no se licuaba), primero porque había que conseguir
hornos con gran capacidad calórica: el mineral machacado debía estar
totalmente rodeado de carbón de leña (que se consumía en enormes
cantidades) y numerosos fuelles que, a través de toberas, insuflaban oxígeno
continuamente. El mineral debía ser precalentado en un horno y por medio de
golpes se eliminaban algunas impurezas; luego se llevaba al estado
incandescente, en un segundo horno, hasta obtener una masa
denominada hierro esponjoso, altamente impuro, por lo que volvía a ser
golpeado en caliente para refinarlo. Después de un largo y repetitivo proceso
de martilleo y calentamiento, evitando que el hierro se enfriase, se obtenía una
barra forjada, bastante pura, resistente y maleable. Para las armas y ciertas
herramientas, el hierro se templaba enfriándolo bruscamente en agua, lo que
provocaba cambios de la estructura molecular y una mejor absorción de
carbono. Los testimonios más antiguos del proceso de templado del hierro
candente se han hallado en Chipre y datan de 1100 a. C.19 Evidentemente, las
instalaciones y herramientas de los herreros eran muy diferentes a las de los
broncistas. El bronce siguió siendo un metal esencial para las antiguas
culturas, sirviendo en campos diferentes en los que no se podía o no se sabía
aplicar la tecnología del hierro.

Recreación de una antigua forja.

El hierro es más abundante que el cobre y, por supuesto, que el estaño y, una
vez dominada la técnica, más barato que el bronce. Cuando los hititas
desaparecieron y sus artesanos se dispersaron, la producción de este metal
aumentó considerablemente en todo el Próximo Oriente y los centros
siderúrgicos se extendieron hasta el Egeo, Egipto e incluso Italia por el oeste;
hacia Siria y Mesopotamia por el sur, hacia Armenia y el Cáucaso por el norte,
y hacia las grandes civilizaciones asiáticas por el este.

 Europa: la Edad del Hierro europea


comienza poco antes del año 800 a. C. y
está protagonizada por pueblos, en su
mayoría belicosos, que habitaban poblados
fuertemente protegidos por murallas y otros
sistemas defensivos. Aunque el hierro fue
profusamente empleado para herramientas
agrícolas y artesanales, aumentando la
productividad y el nivel cultural del
continente. Los artesanos de la edad del
Hierro europea conocían el hierro
carburado: las placas de metal se
trabajaban al rojo vivo, pero sin licuar,
calentándolas entre carbón de leña para
que absorbiese el carbono desprendido en
la combustión. También desarrollaron el
laminado, alternando láminas superpuestas
de hierro con más carbono, y que eran más
duras, con otras que tenían menos, y eran
más maleables, hasta formar un haz que
era forjado a unos 200 °C, cuando el metal
adquiría un color amarillo claro. El
calentamiento y martilleo continuo iba
eliminando las impurezas y mejorando la
calidad del metal hasta que acababa por
crear una hoja compacta y muy resistente,
al estar compuesto de láminas virtualmente
soldadas, microscópicas y de cualidades
físicas complementarias. Los europeos
también supieron adornar ricamente sus
joyas metálicas y sus armas, aprendiendo a
engarzar empuñaduras de madera, hueso,
marfil y, mejor aún, la técnica del nielado,
incrustando barnices o finos hilos de plata
formando complicadas filigranas.

Empuñadura decorada, La Osera, Chamartín de la


Sierra, Ávila, España
 

Torques de bronce, Arguedas, Navarra, España


 

Espada de hierro laminado, Almedinilla, Córdoba ,


España
 

Nielado de plata, Padilla de Duero, Valladolid,


España

Pilar de Hierro de Delhi.

 India: la Edad del Hierro comienza en la


India en la etapa neovédica (o «vedismo
tardío»), a comienzos del primer milenio
antes de nuestra era, fase en la que se
completa la expansión aria por el
subcontinente. A pesar de las convulsiones,
resulta paradójico que la metalurgia del
hierro se manifestase como un catalizador
de la agricultura, que adquiere toda su
relevancia a partir del año 800 a. C. gracias
a la aparición de la reja de arado y el hacha
de hierro, que permitió ganar a la selva
nuevos campos de cultivo y la expansión del
arroz y la caña de azúcar (citada en
el Átharva-veda). La plenitud de la edad del
Hierro coincide con
los majayanapadas (dieciséis reinos en las
que se consolida el sistema
de castas, 700 a. C.-300 a. C.), periodo en
el que es posible que inventasen
la soldadura autógena por forja y una
apreciadísima variante del acero
llamada wootz de la India. El wootz es un
acero muy rico en carbono y sin apenas
impurezas ni oxidantes. Los indios
comerciaban con lingotes de este material
desde el siglo V a. C., ya que poseía
cualidades portentosas, por lo que fue
solicitadísimo en todo el Índico.20 Además,
existe en Delhi un testimonio asombroso de
la habilidad metalúrgica de los indios: el
«Pilar de Hierro», el único resto de un
templo erigido durante el Imperio gupta,
columna hecha de un hierro prácticamente
puro, al 98% (casi podría decirse que es
«hierro dulce»), que ha resistido el deterioro
del tiempo gracias a una fina capa de óxido
que la protege.

 China:21 La transición entre la edad del


Bronce y la Edad del hierro es muy larga en
China, en parte debido a la inigualable
pericia de los broncistas chinos, y en parte
debido a la situación social del país. Lo
cierto es que los chinos conocían el hierro
desde la dinastía Zhou. En 1949 se
descubrieron varias espadas zhou del
principios del I milenio a. C. en las que se
habían utilizado láminas de hierro
meteórico. Poco después comenzó a
emplearse también hierro mineral. Sin
embargo, los metalúrgicos chinos usaban el
hierro para mezclarlo con el bronce por el
sistema del laminado y la soldadura
autógena por forja para fabricar espadas (a
menudo llamadas «bimetálicas» por esa
magistral combinación de bronce y hierro).
Además, los herreros chinos descubrieron
que una pátina de óxido de cromo protegía
el metal de la corrosión.
Espada bimetálica Jian de la época de los Reinos Combatientes (siglo IV a. C.).

Las armas más apreciadas eran las espadas,


que eran forjadas y laminadas con aleaciones
más duras para el filo y más maleables para la
vena central. Las espadas de hoja recta y doble
filo eran llamadas jian (propias de la nobleza
guerrera, pues eran muy caras y difíciles de
manejar), y las de hoja curva y filo simple se
denominaban dao (más baratas y versátiles, se
popularizaron entre los guerreros menos
pudientes). La efectividad de la aleación otorgó
a las «espadas Jian» un enorme prestigio, en
tanto que los «sables dao» eran muy populares,
por lo que tardaron en ser desbancados por las
armas de hierro.
A pesar de que los chinos tardaron en
adaptarse a la mecánica de la fabricación del
hierro, cuando la aceptaron lograron avances
impensables. Por ejemplo, se ha podido
constatar que en el siglo V a. C., no solo
comienzan a ser habituales las armas de hierro
(como la espada jian descubierta en Ch'ang
Sha), sino que uno de los muchos estados que
se inscribe en el periodo de las Primaveras y
Otoños, llamado Wu (a orillas del Yangzi)
descubrió la fundición del hierro: los artesanos
de Wu construyeron hornos que superaban los
1350 °C (es decir, auténticos altos hornos), en
los que el hierro se fundía hasta licuarse. No
obstante, el producto obtenido, llamado arrabio,
tenía tal cantidad de carbono (cerca del 5%, a
veces, incluso más), que resultaba demasiado
quebradizo para ser útil, por lo que después era
necesario descarburizarlo, para ello era
sometido a altas temperaturas en hornos
abiertos que liberaban los gases en forma de
óxidos de carbono: así se obtenía un hierro
fundido maleable y funcional. A partir del siglo
III a. C. la técnica se difundió hacia el norte de
modo que en la etapa siguiente, la de
los Reinos Combatientes, los objetos de hierro
son comunes, y no solo se conocen minas
datadas en esa fase, sino que
en Hebei aparecieron numerosas tumbas de
guerreros con armas de hierro, unas forjado y
otras fundido, junto a piezas ornamentales de
bronce (lo cierto es que el bronce siguió siendo
preferido por la élite, especialmente para
objetos ceremoniales como calderos o
campanas rituales).

Caldero ritual de bronce tipo yeou, para vino.


 

Campana ritual de bronce de los Reinos del Sur.


 

Cuchilla de hierro de la dinastía Qin (siglo III a. C.).


Escena de forja japonesa.

Las armas y herramientas de hierro se


generalizan a gran escala en el Primer Imperio
Han (202 a. C. – 9 d. C.), de hecho, el soberano
se apropió del monopolio del hierro fundido,
construyendo numerosos hornos en la provincia
de Henan. Los avances siguieron, hasta se
llegó a descubrir el pudelado, que los chinos
llamaron chao (un sistema que permite refinar
el arrabio en un horno especialmente diseñado,
para que la oxidación elimine el exceso de
carbono). Los chinos también aprendieron a
mezclar hierro fundido con hierro forjado para
obtener acero auténtico. De hecho, existía la
leyenda de que Liu Bang, el primer emperador
de la dinastía Han, poseía una espada de
acero, de cualidades asombrosas, fabricada por
este sistema.22

 Japón:23 Con la llegada de


invasores coreanos y chinos, la
cultura neolítica del Japón,
llamada Jomon, desapareció
dando lugar a la llamada cultura
Yayoi. Esto ocurrió en torno
al 300 a. C., y vino acompañado
de numerosos adelantos traídos
del continente, entre ellos los
metales: el hierro llegó a Japón al
mismo tiempo que el bronce. De
hecho en Japón la fase Yayoi es
también llamada «Edad del
Bronce-Hierro». La creación más
original de la
metalurgia yayoi son las
campanas rituales de bronce
(llamadas «Dôkaku»),
profusamente decoradas con
motivos abstractos e incluso
figurativos.

África[editar]
En África24 no puede decirse que existieran
ni el Calcolítico ni la Edad del Bronce en
sentido estricto, a excepción de Egipto y,
por influencia de este, la costa
mediterránea, que pudo conocer el bronce
en el II milenio a. C.. Se sospecha que
la cultura ibérica de El Argar pudo haber
influido en la llegada de la metalurgia del
bronce a la cordillera del Atlas. Sin
embargo, más allá del Sáhara estas
influencias desaparecen. Así, el África
negra conoció un desarrollo muy particular,
accediendo a la metalurgia del hierro de
manera autóctona hacia el 1800 a.C. en lo
que actualmente es el desierto de Níger,
según unos,25 o hacia el 600 a.C., según
otros, pero siempre sin pasar por las
supuestas fases previas.6

Relieve funerario de Meroe, Kush.

Además de dominar periódicamente las


regiones asiáticas de Canaán y el Sinaí,
los faraones egipcios controlaban
los territorios nubios, situados al sur de la
primera catarata del Nilo (Elefantina). Este
dominio tuvo especial relevancia al
comenzar el primer milenio, ya que indujo el
nacimiento de un estado independiente,
el país de Kush. Este reino, gobernado por
gentes de origen autóctono, fue
desplazándose hacia el sur, a medida que
la presión de las potencias mediterráneas
aumentaba, así, pasó de tener la capital
en Kerma (3ª catarata del Nilo),
a Napata (4ª catarata), desde la que,
durante un tiempo pudo dominar Egipto
(dinastía XXV, siglos VIII y VII a. C.),
brevemente, pues los asirios conquistaron
el delta; por último la capital se trasladó
a Meroe (entre la 5ª y la 6º catarata). A
diferencia del Egipto farónico (que siempre
careció de materias primas o combustible
suficiente), Meroe gozó de una importante
industria metalúrgica del hierro, desde
antes del 500 a. C., pues poseía
productivos yacimientos metalíferos al norte
y abundante madera al sur, de hecho se
conservan montañas de escorias de aquella
época. Meroe sufrió un continuo aislamiento
que le obligó a una economía casi
autárquica, hasta que la ciudad fue
destruida por los nuba en el 350 d. C.
Cartago, también se asocia a la expansión
del hierro por el norte de África; y, aunque
tenía relaciones comerciales que se
adentraban hacia el corazón del continente,
su interés nunca fue el dominio territorial,
solo la adquisición de ciertas materias
primas y esclavos. Tampoco los romanos,
tras la conquista se propusieron adentrarse
en el desierto, por lo que el resto de África
se caracterizaría por un desarrollo cultural
singular debido al aislamiento.

Guerrero abisinio.
 

Guerreros cameruneses.
 

Bronce de Benín, S. XV.


 

Bronce de Benín, S. XVI.


El hierro apareció en el África
subsahariana por primera vez en
la civilización de Nok, entre el 600 a. C. y el
200 d. C., y, desde allí se difundió hacia el
sur junto con la expansión bantú. Entonces
no solo se desarrolló la metalurgia funcional
del hierro, sino también la del bronce. La
metalurgia supuso un importante avance
productivo que favoreció el género de vida
agrícola y el aumento de la población.
Aunque en toda la mitad meridional de
África convivieron agricultores, ganaderos y
cazadores-recolectores. El aumento de
población es el causante principal de la
expansión bantú hacia el sur, lentamente,
hasta que en el primer siglo de nuestra era
todo el continente ya conocía los metales.
El bronce no solo no se abandonó sino que,
a menudo, se empleó con fines artísticos
(como ocurre por ejemplo con los bronces
de Benín).

América[editar]
En América, se desarrolló la metalurgia
del oro, la plata, el cobre y el bronce; pero,
en ningún caso, esta tecnología incidió
decisivamente en las economías
precolombinas. Las pepitas de cobre
nativo se conocían desde antiguo en varias
regiones de América, por ejemplo en la
región de los Grandes Lagos, donde
abundaban los yacimientos de cobre nativo,
desde el 4000 a. C. los pueblos locales
acostumbraban a golpearlas hasta darles
forma de punta de flecha, aunque nunca
llegaron a descubrir la fusión.
Las primeras pruebas encontradas hasta
ahora de la metalurgia del cobre
corresponden a los inicios del I milenio a.
C., en los altiplanos boliviano y peruano.
También se efectuaron aleaciones de este
metal con plata y oro a partir del 500 a.C.
en las actuales Colombia y Perú. Solo a
partir de la fase Chimú se comenzó a usar
el cobre arsenicado. El metal casi siempre
sirvió para fabricar objetos rituales o de
prestigio, siendo pocos los artefactos
utilitarios encontrados.8
En los Andes, el punto de partida de este
desarrollo tecnológico son las láminas de
oro nativo asociadas a martillos y yunques
de piedra pulimentada descubiertos en
el departamento de Apurímac,
concretamente en Huayhuaca, datados en
el 1800 a. C. Sin embargo, la primera gran
cultura metalúrgica del continente fue la
de Chavín de Huantar, que, desde, al
menos el 800 a. C. elaboraba objetos de
oro en forma de placas martilleadas y
repujadas. Incluso llegó a unir varias placas
para formar estatuillas de chapa de oro.
Más tarde, en torno al siglo
IV a. C. la cultura Moche incorporó la plata
y el cobre ya refinado a partir de
la malaquita y otros carbonatos cupríferos;
la metalurgia se enriqueció notablemente
con nuevas técnicas, como el repujado en
caliente, la incrustación de gemas y, en
especial el baño de plata y el baño de oro:
el baño de plata consistía en sumergir un
objeto de cobre en una solución de plata
pulverizada y sales corrosivas, el cobre
reaccionaba ionizándose y absorbiendo
parte de la plata, posteriormente se
calentaba el objeto para mejorar la
adherencia y se bruñía para darle brillo. El
baño de oro consistía en calentar un objeto
de cobre con polvo de oro hasta
su oxidación, esta implicaba la absorción
del polvo de oro, pero después era
necesario retirar la capa externa, oxidada,
por medio de ácido, para que el oro saliese
a la superficie, después se bruñía, también.
Un excelente ejemplo de las capacidades
metalúrgicas mochicas son las más de
400 joyas halladas en la tumba del Señor
de Sipán. Hay noticias, asimismo, de que
los mochicas usaban, a menudo, para
utensilios prácticos, un cobre con un fuerte
contenido en arsénico.

Colgante Tairona de oro a la cera


perdida. S. X-XV, Colombia.
No se conoce con seguridad cuándo y
dónde apareció el bronce auténtico
(aleación de cobre y estaño): unos
investigadores creen que su uso se inició
en los Andes centrales, en el valle del
Lurín en torno al año 850, mientras que
otros aseguran que en la cultura
Tiahuanaco ya se usaba ampliamente. Se
supone que se difundió rápidamente, de
modo que antes del año 1000 ya se había
desarrollado su tecnología en toda la
cordillera, desde Chile hasta Colombia.
Para la época Inca el uso del bronce ya se
había generalizado.8
La llamada Zona Intermedia
(entre Ecuador y Colombia) también tiene
una antigua tradición en el trabajo de los
metales, casi tanto como la de los Andes.
De hecho, allí se ubican los mayores
expertos en aleaciones metálicas de la
América precolombina: los muiscas. Estos
amerindios mezclaban plata, oro y cobre en
diversas proporciones, pero la aleación más
exitosa fue llamada tumbaga (de cobre y
oro, que añadía resistencia a las joyas, sin
perder su apariencia áurea: los muiscas,
habitantes de Colombia y Ecuador son
también los inventores del moldeo a la cera
perdida, en el primer siglo de nuestra era.

Fundidor avivando el fuego mientras retira impurezas con un

escoriador

(Códice de Medoza).

De entre todas las culturas precolombinas


de la Baja Mesoamérica,26 destacan
los mixtecos, cuyo origen es tan antiguo
que se sospecha que ya existían en
el período preclásico mesoamericano. Los
mixtecos, además de conocedores de las
técnicas antes citadas, fueron inventores de
otras como la soldadura, la filigrana,
el damasquinado, el chapado en oro..., en
fin que su orfebrería era equiparable a la
del Viejo Mundo.27 Los mixtecos también
eran expertos en la fundición de cobre y
conocían el bronce. Numerosos códices
ilustran las técnicas de fundición y
reducción de estos metales.
Sin embargo, la metalurgia no alcanzó la
importancia económica y social del Viejo
Mundo; aunque se elaboraron hachas,
azadas, mazas, lanzas y otros objetos de
bronce, eran más bien raros y no mejoraron
sensiblemente la productividad de la
mayoría de la sociedad ni la efectividad
bélica de sus ejércitos. Incluso las mazas
de guerra, que se fabricaban tanto en
piedra como en bronce eran, a menudo, de
prestigio. Los cuchillos también solían ser
ceremoniales. La tecnología usada para
fabricar estas joyas solo estaba al alcance
de las élites.
La metalurgia americana

Los americanos conocieron otros metales;


por ejemplo, el platino y el hierro.

 El platino lo usaron mezclado con


el oro: aunque nunca
consiguieron una auténtica
aleación de estos metales dado
el alto punto de fusión del platino.
El compuesto (oro blanco) se
obtenía martilleando el oro con
polvos de platino (a menudo en
caliente), hasta conseguir una
pasta uniforme a la que se podía
dar la forma y ornamentación
deseada (esta técnica sigue
usándose a escala industrial con
aleaciones que requieren
elevadísimas temperaturas de
fusión, como el tungsteno o
el titanio y recibe el nombre
de pulvimetalurgia).
 El hierro solo era conocido a
través de meteoritos y era
utilizado en forma de esquirlas,
como si fuesen lascas, por parte
de los indígenas de América del
Norte. Aunque el ejemplo más
interesante es la explotación del
meteorito mexicano llamado
«Descubridora»
(en Charcas, San Luis Potosí),
que aún conserva un trozo de
cincel precolombino de cobre
clavado. Otro uso común del
hierro precolombino es como
colorante de cerámica, una vez
pulverizado y añadido antes de la
cocción.
La conquista española de América se
explica en buena medida (aunque no única,
ni siquiera principalmente) por la diferencia
tecnológica que sitúa a la mayor parte de
los pueblos precolombinos en estadios
iniciales de la edad de los metales: pocos
dominaban la metalurgia del bronce y
ninguno la del hierro. A efectos materiales
su utillaje se mantenía en la Edad de
Piedra,28 pero, como es sabido, desde el
punto de vista cultural sociedades como la
inca, maya o mexica habían desarrollado
estructuras sociales y políticas muy
complejas, tenían un carácter totalmente
urbano y mantenían sistemas de registro
(escritos o de otro tipo), por lo que no
deberían ser estudiadas como
prehistóricas.

Contextualizando la Edad de
los Metales[editar]
Aunque la metalurgia haya sido
ampliamente definida como un gran avance
en el proceso civilizador del ser humano, lo
cierto es que en sus primeros momentos,
durante el Calcolítico, no fue más que una
innovación tecnológica relativa. Esta se
inscribiría en un conjunto de procesos de
cambio que se produjeron a partir del V
milenio a. C. en el Mediterráneo oriental y
que, todos juntos, provocaron la
denominada emergencia de las primeras
sociedades complejas. Entre ellos
estarían, además de la metalurgia, la
intensificación de la producción, nuevos
modelos de ocupación del territorio, la
especialización artesanal, el incremento de
los intercambios y la estratificación social. 9
Para Renfrew y Chapman la complejidad
social fue el resultado del incremento y
diversificación de la producción y los
intercambios. Gracias a estos se generalizó
el uso de la rueda y del carro por Europa
central y occidental. La metalurgia del cobre
se extendió a la par que el
vaso campaniforme. Así, la uniformidad y
extensión de los fenómenos
campaniforme, cordado y globular suele ser
interpretada como resultado del comercio a
larga distancia.29 Todos estos cambios
provocaron el paso del modo de
producción doméstico neolítico
(autárquico) a una serie de economías
integradas (interdependientes), dirigidas
por jefes estables, que ejercían
la coerción para apropiarse de los
excedentes de las comunidades, que en el
área mediterránea llegaron a alcanzar
niveles considerados como proto-urbanos.
A estas sociedades se les ha dado el
calificativo de pre-estatales.3031 Asimismo,
el carácter transformador de la metalurgia
probablemente debió incidir en
las mitologías calcolíticas generando
divinidades demiúrgicas y la estratificación
social se debió reflejar también en unos
panteones más jerarquizados, regidos
por deidades masculinas y guerreras, que
desplazaron a las diosas madre neolíticas.31
La mayoría de los investigadores admite
que la metalurgia pudo haber sido
inventada en varios puntos del planeta
diferentes y en periodos distintos. La
necesidad de materias primas estimuló la
exploración del mundo e incrementó el
intercambio de mercancías e ideas entre
gentes de lugares remotos.
Pero esto se produjo a partir de la
implantación del bronce, cuando la presión
comercial provocó una mayor complejidad y
extensión de las redes de intercambio, que
incluían el estaño atlántico, el ámbar báltico
y la sal centroeuropea. La generalización de
comunidades con estructuras altamente
jerarquizadas es simultánea a la aparición
de armas, elementos específicamente
creados para la guerra. A la vez
desaparecieron progresivamente el vaso
campaniforme y el megalitismo, así como
los usos funerarios correspondientes.4
Línea del tiempo de la Edad de los Metales
en el Viejo Mundo

Véase también[editar]
 Historia de la Orfebrería

Referencias[editar]
1. ↑ Real Academia
Española (ed.). «Edad».
2. ↑ Saltar a:a b Fullola, Josep Mª; Nadal,
Jordi (2005). «Introducción a la
prehistoria. La evolución de la cultura
humana». Barcelona (primera
edición) (Ed. UOC). p. 172. ISBN 84-
9788-153-2.
3. ↑ Heliodoro Núñez y Antonio
Paniagua (2001). «La Edad de los
Metales: cronología y
periodos». Instituto de Tecnologías
Educativas. Consultado el 19 de
septiembre de 2010.
4. ↑ Saltar a:a b c Fullola, Josep Mª; Nadal,
Jordi. Introducción a la prehistoria. La
evolución de la cultura humana.
pp. 184-185.
5. ↑ «La Caixa saca de un largo olvido al
enigmático pueblo tracio». Terra.
Archivado desde el original el 28 de
junio de 2012. Consultado el 9 de
mayo de 2010.
6. ↑ Saltar a:a b Fullola, Josep Mª; Nadal,
Jordi. Introducción a la prehistoria. La
evolución de la cultura humana.
p. 173.
7. ↑ «Expresiones plásticas y
manifestaciones culturales de las
épocas prehistóricas e indígenas».
RENa Ministerio del Poder Popular
para Ciencia, Tecnología e Industrias
Intermedias. 2008. Archivado
desde el original el 23 de mayo de
2012. Consultado el 19 de septiembre
de 2010.
8. ↑ Saltar a:a b c Eiroa, Jorge Juan (1996).
«La Prehistoria. La Edad de los
Metales». Madrid (primera edición)
(Ediciones Akal). p. 12. ISBN 84-7600-
981-X.
9. ↑ Saltar a:a b Delibes,
Germán; Fernández-Miranda,
Manuel (1993). «Los orígenes de la
civilización. El Calcolítico en el Viejo
Mundo». Madrid (primera edición)
(Editorial Síntesis). pp. 7-15. ISBN 84-
7738-181-X.
10. ↑ El cobre ibérico era rico en
arsénico, por lo que fue muy
apreciado en todo el Mediterráneo
antiguo.
11. ↑ No hemos puesto ejemplos de la
dureza del hierro en la tabla porque, a
diferencia del cobre o del bronce, es
muy sensible a la corrosión, siendo
virtualmente imposible hacer estudios
adecuados, ya que la mayoría de los
objetos prehistóricos de hierro están
muy deteriorados; como mucho hay
que conformarse con experimentos
de arqueometalurgia o extrapolar
datos de objetos más recientes. Por
ejemplo, el hierro fundido, pero sin
forjar (arrabio) es muy quebradizo y
oscila entre 80 HB y 120 HB, está por
tanto, por debajo del bronce. Sin
embargo, un hierro bien forjado, con
la cantidad adecuada de carbono, y
bien laminado, puede alcanzar los
300 HB (de hecho las
famosas espadas medievales
de Damasco tenían una dureza que
iba de los 250 HB a los 325 HB,
según diferentes estudios). Los
metales de hoy día tienen una dureza
controlada: pueden obtenerse desde
aceros ligeros de 120 HB, hasta los
que suelen usarse para las
herramientas profesionales, de 650
HB y los famosos cuchillos fabricados
actualmente en Solingen (Alemania)
superan los 450 HB. «Historical
Background of Damascus blades» de
Dr. John Verhoeven, metallurgist
emeritus professor, Iowa State
University Archivado el 10 de octubre
de 2004 en Wayback Machine.
y Damascus steel
12. ↑ Saltar a:a b Heliodoro Núñez y Antonio
Paniagua (2001). «La aparición de la
metalurgia y la minería». Instituto de
Tecnologías Educativas. Consultado
el 19 de septiembre de 2010.
13. ↑ Montenegro, Ángel y Solana, José
María (1986). «La formación política
de la India y sus grandes
movimientos religiosos». Gran
Historia Universal. Ángel Montenegro,
coord. (Volumen V: China e India.
Antiguos imperios orientales). ISBN 84-
7461-659-X. Páginas 222-223.
14. ↑ Montenegro, Ángel y Solana, José
María (1986). «La configuración de la
sociedad argícola china». Gran
Historia Universal. Ángel Montenegro,
coord. (Volumen V: China e India.
Antiguos imperios orientales). ISBN 84-
7461-659-X. Página 165
15. ↑ Cotterell Arthur (1984). «La China
de los Shang». Historia de las
Civilizaciones Antiguas. Volumen II:
Europa, América, China, India.
Editorial Crítica, Barcelona. ISBN 84-
7423-252-X.
16. ↑ Knauth, op. cit., 1975, páginas 114-
117
17. ↑ Jesús Peñas Cano (2001). «Hierro:
Abundancia».
EducaMadrid, Consejería de
Educación de la Comunidad de
Madrid. Consultado el 19 de
septiembre de 2010.
18. ↑ Hicks, Jim (1974). Los Hititas. Time-
Life International, Brepols Fabrieken,
N. V., Holanda. Páginas 93-94.; una
tablilla de barro con una inscripción
cuneiforme del siglo XIII a. C. dirigida
por un soberano hitita a su homónimo
asirio dice los siguiente:

En cuanto al hierro de buena


calidad acerca del cual me
escribiste, no está disponible
en mi casa de sellos de
Kizzuwatna. El momento
actual no es propicio para
producir el hierro del que te
he escrito; se producirá, pero
todavía no han terminado con
su trabajo; cuando lo
terminen te lo remitiré; de
momento te envío la hoja de
un puñal, como obsequio
para ti.

Lo cierto es que los hititas no tenían


capacidad para producir más que una
pequeña cantidad de objetos de
hierro, la mayoría de los cuales se
usaban como símbolos de prestigio,
ofrendas o regalos, y no para
herramientas o armas en cantidad
suficiente como para marcar
diferencias respecto al bronce.

19. ↑ El metal templado es elástico y


resistente a la deformación, pero no
se puede doblar, por tanto, sometido
a demasiada tensión se quiebra; por
el contrario, si el hierro se deja enfriar
lentamente es más flexible y menos
frágil, pudiendo deformarse y
abollarse, sin partirse. Los herreros
decidían, según la función del objeto
a fabricar, si necesitaba ser templado,
o era más útil sin templar.
20. ↑ El wootz de la India se convertiría
años más tarde en la materia prima
de las «espadas de Damasco»,
aunque su calidad no residía solo en
su composición, sino en el modo de
trabajarlo: a diferencia de los
europeos, los asiáticos forjaban entre
650 y 800 °C; de hacerlo a
temperatura más baja el metal se
rompería, pero entre esas cifras,
cuando el hierro está rojo púrpura,
el wootz se vuelve
extraordinariamente dúctil; una vez
forjada la espada, volvía a calentarse
a tan altas temperaturas y
se templaba sumergiéndola
súbitamente en agua helada
mezclada con aceite, y de este modo
obteniendo un acero todavía superior,
resistente a la deformación, flexible,
pero más quebradizo: II. Espadas de
Damasco
21. ↑ Ho Peng Yoke (1984). «El
desarrollo científico y tecnológico en
la antigua China». Historia de las
Civilizaciones Antiguas. Volumen II:
Europa, América, China, India.
Barcelona: Crítica. ISBN 84-7423-252-X.
22. ↑ Como es notorio, los avances en la
siderurgia china se adelantan en
muchos siglos a los de la europea.
23. ↑ Gutbrod, Karl (1987). «X. Las
antiguas culturas del este asiático:
Japón». Historia de las antiguas
culturas del Mundo. Arqueología.
Ediciones del Serbal,
Barcelona. ISBN 84-7628-038-6.
24. ↑ Gómez-Tabanera, José Manuel
(1988). «África en los inicios del
metal». Las culturas africanas.
Historia 16, Intervisa, Madrid. ISBN 84-
7679-101-1.
25. ↑ Iniesta, Ferran (1998). «Kuma.
Historia del África
negra.». Barcelona (primera edición)
(Edicions Bellaterra 2000). pp. 74-
78. ISBN 84-7290-101-7.
26. ↑ de Grinberg, Dora M. K. (Marzo de
2004). «¿Qué sabían de fundición los
antiguos habitantes de
Mesoamérica?» (Revista
Ingenierías edición). Nuevo
León, México: Facultad de Ingeniería
Mecánica y Eléctrica de la
Universidad Autónoma de Nuevo
León. ISSN 1405-0676. Archivado
desde el original el 23 de octubre de
2006. Consultado el 8 de noviembre
de 2006.
27. ↑ Vitale, Luis (1991). Historia de
nuestra América. Los pueblos
originarios. Centro de Estudios
Latinoamericanos, Santiago de Chile:
Ediciones
CELA. ISBN [[Special:BookSources/95671720
12 - Versión en PDF|9567172012 -
[http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filos
ofia_y_humanidades/vitale/obras/sys/epo/g.pdf
Versión en PDF]]]  |isbn=  incorrecto
(ayuda). Páginas 17-18.
El cronista y religioso
español Bernardino de Sahagún,
reconoció que «los mixtecas no solo
fueron los mejores orfebres de
América sino que ningún otro pueblo
los superó en el mundo». Otro
religioso español, Toribio de
Benavente "Motolinía", explicaba
asombrado que los artesanos
mixtecas que trabajaban para
los aztecas eran capaces de «fundir
un pájaro con cabeza, lengua, patas y
alas móviles y colocar cualquier
bagatela en las alas, de modo que
parecía danzar» (Knauth, Percy, op.
cit., 1975, página 139)
28. ↑ Se han hecho comparaciones entre
el armamento de los conquistadores
españoles y los indígenas
americanos, algunos con interesantes
resultados. Aunque sea un caso muy
específico, es interesante la lectura
del artículo sobre las mazas
precolombinas de la región de los
Andes por lo completo de sus datos y
por lo esclarecedor de ciertos
aspectos: Ponce, Ernesto
(2002). «Mazas prehispánicas de
metal: sur del Perú y extremo norte
de Chile» (Chungará, Revista de
Antropología Chilena, Volumen 34,
n.º 2, julio de 2002. Páginas 215-223
edición). Arica, Chile:
SciElo. ISSN 0717-7356. Consultado el
11 de noviembre de 2006.
29. ↑ Delibes, Germán; Fernández-
Miranda, Manuel. Los orígenes de la
civilización. El Calcolítico en el Viejo
Mundo. pp. 8-9,14,20.
30. ↑ Delibes, Germán; Fernández-
Miranda, Manuel. Los orígenes de la
civilización. El Calcolítico en el Viejo
Mundo. pp. 16-19.
31. ↑ Saltar a:a b Fullola, Josep Mª; Nadal,
Jordi. Introducción a la prehistoria. La
evolución de la cultura humana.
pp. 174-177.

Enlaces externos[editar]
 Tras las huellas de nuestros
orígenes: La Edad de los Metales
(Instituto de Tecnologías
Educativas, Ministerio de
Educación de España).
 Textos académicos sobre
metalurgia en Mesoamérica
Prehistoria del Viejo Mundo

Edad de Piedra Edad de los Metales

Paleolítico Mesolíti Edad del Edad del


Edad
Cobre Bronce
co Neolític del
(excepto Áfri (excepto Áfri
Epipa- o
ca ca
Hierr
Paleolíti Paleolíti leolítico o
Paleolíti subsahariana) subsahariana)
co co
co medio
inferior superior

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