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Crisis del capitalismo

En 1907 se desató la primera de las seis grandes depresiones que han sacudido
al mundo. Los orígenes se han dado en E.U., Europa y Japón.

El capitalismo está en crisis. Esta es una de las frases más recurrentes por
estos días, cuando los más poderosos bancos se debaten entre cerrar,
fusionarse o solicitar salvavidas, los gobiernos del llamado primer mundo
estructuran millonarios paquetes de ayuda y las bolsas presentan una
volatilidad sin precedentes.

Pero a pesar del complicado momento que se vive, este es sólo el más reciente
capítulo en la historia del sistema económico que mayores riquezas ha
generado, pero que cada vez que entra en crisis lleva a la bancarrota a miles de
compañías y por ende a millones de personas.

Estos seis momentos se 0inician a partir de 1907 en Estados Unidos; cien años
después, este mismo país es el detonante de la nueva crisis, en esta ocasión
debido al desmoronamiento del sector hipotecario.

Situaciones tan extremas han generado creativas soluciones que todos esperan
se pongan en práctica en esta oportunidad.

1907: a partir del cobre

Tras el terremoto de San Francisco, en abril de 1906, desde Nueva York se


empiezan a desembolsar grandes cantidades de dinero para contribuir a la
reconstrucción de las ciudades afectadas en el Oeste.
Esta situación se da al mismo tiempo que el precio del cobre sufre fuertes
fluctuaciones, en un momento en que es la principal materia prima para
ampliar la red eléctrica del país.

Así se inició un efecto dominó que abocó a la gente a retirar su dinero de las
cuentas bancarias, dada la progresiva pérdida de confianza en el sistema, esto
desencadena una fuerte depresión económica que afecta a todas las industrias
existentes.

Según el escritor Philippe Gilles, las tasas de interés se incrementan en más de


35%, mientras que los salarios disminuyen 15%, en promedio.

El mal momento se extiende como pólvora y pronto las economías de


Alemania y del imperio británico se empiezan a ver afectadas, en especial sus
industrias de transporte marítimo y confecciones.

El primer estamento en tomar acción es el Departamento del Tesoro de


Estados Unidos, que le inyecta al sistema financiero, cerca de US$230
millones en noviembre de 1907. Los banqueros JP. Morgan y John
Rockefeller juegan un papel preponderante al comprar bancos e inyectar
liquidez.

Se sientan las bases de la Reserva Federal y retorna la calma a la economía.

1929: tiempo de Crash y New Deal

Culminada la Primera Guerra Mundial, en 1918, el planeta vivió un período


de bonanza liderada por Estados Unidos, que empezó a estructurar su
denominado estilo de vida americano, basado en buena parte en la
especulación bursátil.

La compra de acciones a finales de los años 20 creció a tasas del 90%, los
ciudadanos acostumbraban a solicitar créditos en los bancos para invertir ese
dinero en la bolsa.
El 24 de octubre de 1929 se da el crash, la desconfianza llevó a los
inversionistas a vender seis millones de acciones; para el 29 del mismo mes
las ventas alcanzaron los 16 millones.

La gente empezó a cerrar sus cuentas de ahorros y 4.300 bancos tuvieron que
cerrar entre 1929 y 1933, ante la pérdida de clientes y la imposibilidad de
muchos de pagar sus créditos.

La cascada de acontecimientos afectó a la economía real de todo el mundo,


provocando unos 12,8 millones de despidos, especialmente en Estados Unidos
y Europa, y una caída del 69% en el comercio internacional.

Este momento, conocido como la Gran Depresión, fue en buena parte el


responsable de la elección como presidente de E.U. del demócrata Franklin D.
Roosevelt, quien al llegar a la Casa Blanca lanzó en 1933 el New Deal (Nuevo
Trato), una serie de medidas que buscaban revitalizar la economía, entre las
que se encontraban la devaluación del dólar en 59% y un fuerte
intervencionismo estatal.

Dos años más tarde nacen la seguridad social y el derecho sindical, pero sólo a
partir de los años 40 la economía mundial retoma un ciclo de prosperidad.

1987: la banca da el primer campanazo

La destorcida de la economía se volvió a evidenciar en octubre. En esta


ocasión fue el 19 cuando el pánico de millones de inversionistas provocó una
de las mayores caídas en la historia del Dow Jones, al descender 22,6%. A
esto se le denominó el Lunes Negro. Se calcula que sólo en esa jornada se
esfumaron US$500 mil millones.

Aunque los analistas no coinciden en sus apreciaciones sobre las causas de


esta crisis, muchos señalan las coincidencias con la que se vive en la
actualidad.
Para ese año, se presentaban cinco años consecutivos de ganancias bursátiles,
el dólar vivía una fuerte  depreciación y los precios del petróleo y otras
materias primas alcanzaban cotizaciones históricas al alza. América Latina no
era terreno fecundo para los inversionistas.

 El Lunes Negro desencadenó la reducción en los tipos de interés, el cierre de


unos 650 bancos y medidas gubernamentales encaminadas a recuperar la
confianza del público.

En Estados Unidos, el Federal Deposit Insurance Corporation, lanzó


salvavidas a 900 establecimientos privados, gracias a partidas por US$70 mil
millones. El mundo entendió que a la economía le había llegado la
globalización.

 Sólo en 2001 se conoció que esta crisis les costó a los  contribuyentes el 3,6%
del Producto Interno Bruto.

1990: pesadilla nipona

Con  tasas de interés de 2,5%, Japón pasaba por un gran  momento económico
a finales de los 90, bajo el viejo principio de dejar hacer, dejar pasar. La fiebre
nipona por adquirir activos había traspasado las fronteras del archipiélago,
pero tras un crecimiento sostenido de 5,2% en los 70 y de 3,8% en los 80, en
el 90  llegó la denominada década perdida de la economía japonesa. Ante
presiones internacionales como la Guerra del Golfo, las tasas de interés tienen
que subir hasta 4,75%, lo que hace estallar la burbuja inmobiliaria.

La segunda economía más grande del mundo pasa de contar con  605 bancos
en 1991 a 411 en 2006. El número de grandes bancos se reduce de 22 a 8 y el
crecimiento anual promedio no pasó de 1,6%, entre 1990 y 2002. El
desempleo pasó de 2% a 5,5% y los precios inmobiliarios cayeron.
Ante la crisis, el gobierno de Japón destinó en 1998 el 20% del PIB a
fortalecer los bancos, la tercera parte fue para nacionalizar y capitalizar dos
bancos, el LTCB y el JCB, otra tercera parte para garantizar los depósitos de
los bancos quebrados.

Las tasas de interés llegaron al 0%, y  en marzo de 2006 se incrementaron al


0,25%.

1990: el turno es para Europa

Los vasos comunicantes de la economía entrelazaban a buena parte de los


mercados del mundo, de ahí que la situación en Japón generara efectos en
otras latitudes. De todas las regiones, Europa fue la que sufrió en mayor
proporción el enfriamiento de la economía nipona.

Los bancos fueron los grandes damnificados. En España, por ejemplo, una de
las principales entidades financieras, Banesto, se declaró en bancarrota. Los
malos resultados también tocaron a los cuatro principales bancos británicos:
Barclays, National Westminster (Natwest), Midland y Lloyds.

Los gobiernos ibérico y galo toman medidas, entre las que se destacan la venta
de los bancos estatales, la intervención y la recapitalización de las
instituciones con problemas financieros.

Este fue el primer paso para consolidar gigantes como el Banco Santander o el
HSBC, que absorbieron a otras entidades con problemas financieros, después
de que en 1994 se decide venderlas.

Superada la crisis, en España los noventa es uno de sus períodos de mayor


prosperidad económica que atrae a millones de migrantes.

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