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Sabattini, Luciano Adrián.

“Una propuesta de defensa de la presencia del griego antiguo y del latín en las
universidades iberoamericanas”. Circe, de clásicos y modernos 20/ 1. (enero-junio 2016).
DOI: http://dx.doi.org/10.19137/circe-2016-200105

Una propuesta de defensa


de la presencia del griego
antiguo y del latín en las
universidades iberoamericanas

Luciano Adrián Sabattini [Conicet - Universidad Nacional del Sur]


[luciano.sabattini@uns.edu.ar]

Resumen: En un contexto iberoamericano que, por un


lado, pretende quitar los estudios de griego antiguo y
de latín de las universidades, y que, por otro, continúa
defendiéndolos mediante argumentos eurocéntricos,
proponemos una defensa de los mismos comprometida
con el pluralismo y la multiculturalidad de Iberoamérica,
intentando demostrar que quitarlos implica negar una
parte importante de nuestra identidad y subyugarnos a
la cultura occidental hegemónica, pero que defenderlos
con los argumentos tradicionales implica contribuir a la
Introducción
colonización cultural de nuestra región y dar un argu-
mento a favor de su ausencia de los planes de nuestras
n el presente trabajo

E
universidades.

Palabras clave: Iberoamérica - eurocentrismo - tradi-


propondremos una de-
ción clásica - griego antiguo - latín fensa de los estudios de
griego antiguo y latín en
A proposal to defend the presence of Ancient Greek
and Latin in Iberoamerican universities
Iberoamérica para evi-
denciar que constituyen
Abstract: Facing an iberoamerican context that, on the
one hand, pretends to remove the Ancient Greek and un importante capítulo
Latin studies in our universities, while, on the other,
continues to defend them with eurocentric arguments,
en el proceso de la emancipación de
we propose a defense based on a committed iberomeri- nuestro continente, y que, de soste-
can pluralism and multiculturalism, trying to prove that
removing them implies denying an important part of our nerse las defensas tradicionales de los
identity and subjugating ourselves to the hegemonic
Western culture, but also that defending them by the
mismos, no solo contribuiremos con
traditional arguments implies contributing to the cultural la colonización cultural de nuestra re-
colonization of our region and giving an argument in
favor of their absence of the curricula of our universities. gión sino también con la justificación
Keywords: Ibero-America - eurocentrism - classical
de quienes pretenden negar la necesi-
tradition - Ancient Greek - Latin dad de estos estudios.

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El estudio del griego la tradición desde dentro. Nos resulta
antiguo y del latín en las evidente, entonces, la necesidad de la
universidades iberoamericanas presencia de estudios de griego anti-
como espacio institucional guo y latín en nuestros planes. Esto se
contrahegemónico1 debe a que Occidente eligió a las len-
guas y culturas griega y romana como
s una realidad insoslayable que su fuente, origen y fundamento, y se

E nuestros planes de estudio po-


seen materias que siguen una di-
visión histórica hegeliana2. Esto es, el
las ha apropiado siguiendo una auto-
proclamada “tradición clásica”7, que
ha cumplido una importante misión
conjunto de los saberes humanísticos en el desarrollo del eurocentrismo8.
son situados en los distintos períodos
de la historia occidental3. De aquí que nal histórico encerrado en la vieja Europa.
podamos hablar de un criterio euro- [...] América cae fuera del terreno donde,
hasta ahora, ha tenido lugar la historia uni-
céntrico4 por el que se idearon estos versal. Todo cuanto viene ocurriendo en
planes5. ella no es más que un eco del Viejo Mundo
Podríamos seguir sosteniendo este y la expresión de una vitalidad ajena. En
criterio. En ese caso, pretenderíamos cuanto país del futuro, aquí no nos intere-
sa; pues, en el aspecto histórico, el objeto
seguir siendo una periferia de Occi- de nuestra atención nos viene dado por lo
dente6, continuando o cuestionando que ha sido y por lo que es. En filosofía, en
cambio, no nos ocupamos ni de lo que ha
1 La palabra se usa aquí como contraposición sido ni tampoco de lo que será, sino de lo
de –o resistencia a– lo ‘hegemónico’, que en que es y es eternamente; nos ocupamos de
el caso que nos ocupa es el pensamiento de la razón, y con esto tenemos ya bastante
que los saberes griegos antiguos y romanos que hacer.” (Hegel 1971: 110).
son la base de lo que se ha dado en llamar 7 La tradición clásica es una selección esco-
“cultura occidental”. gida por la cultura occidental y en muchos
2 En los planes de estudios de las carreras casos no hay una influencia directa de los
humanísticas se hace evidente el esquema saberes griegos antiguos y romanos en ella;
“Antiguo-Medieval-Moderno-Contempo- cfr. Highet (1954: 7-8). Enrique Dus-
ráneo” propio de una concepción histórica sel da cuenta del carácter indirecto de la
hegeliana, como puede constatarse en la influencia griega en particular, que tiene
estructura de su obra Filosofía de la historia lugar especialmente después de la caída de
(Hegel 1971). Bizancio; cfr. Dussel (1993: 43). Por otro
3 Para una definición de la expresión “cultura lado, hay otras apropiaciones de los saberes
occidental”, cfr. Romero (1953: 8-13). griegos y romanos antiguos, como el Im-
perio Bizantino, en el que, a diferencia de
4 Para analizar la noción de eurocentrismo, Occidente, hubo una continuidad histórica
cfr. Dussel (1993: 43-45). y cultural en la lengua y en la educación;
5 Cfr. Grosfoguel (2013: 34-35). cfr. Tovar (1990: 41-42), Cavarnos (1995:
6 Es decir, aceptando frases como la siguien- 56-57), y a través de la tradición bizantina,
te: “América es el país del futuro en el que, Moscú, conocida como la “Tercera Roma”;
en los tiempos que van a venir –acaso en cfr. Maier (1974: 12-13).
la contienda entre América del Norte y la 8 Cfr. Dussel (1993: 43, n. 6). La lengua la-
del Sur–, debe revelarse la trascendencia de tina, con su supervivencia en Europa, ha
la historia universal; es un país de ilusiones contribuido con el desarrollo de la tradi-
para todos aquellos a quienes hastía el arse- ción clásica, al ser considerada una lengua

68 Luciano Adrián Sabattini / Una propuesta de defensa de la presencia del griego antiguo y del latín...
Parte de dicho proceso es, por ejem- Nosotros en particular creemos
plo, el diálogo que vienen sosteniendo que debemos romper con el criterio
históricamente los filósofos occidenta- eurocéntrico11. Debe en efecto haber
les con las lenguas y culturas mencio- una “descolonización epistémica” de
nadas9. En ese caso, entonces, la discu- nuestras universidades12. Pero, en ese
sión sobre la necesidad del estudio del caso, si se quisiera realizar un plan de
griego antiguo y del latín se reduce a estudios de Humanidades vinculado
una mera cuestión sobre su contenido con nuestra identidad iberoamerica-
y su método de enseñanza10. na, ¿cómo debemos pensar la necesi-
dad de la presencia del griego antiguo
de prestigio cultural; cfr. Highet (1954:
13). Por su parte, tras la dominación ro- y del latín en ellas? Así formulada,
mana, el griego “se convirtió en el medio la pregunta incumbe a los planes de
de expresión elegante de la aristocracia y estudio de las carreras humanísticas
su enseñanza fue obligatoria en la educa- iberoamericanas: ¿qué elementos ex-
ción de las familias patricias, confiada ge-
neralmente a un maestro griego llamado portados por Occidente a Iberoamé-
litterator” (Tovar 1990: 33). Ese prestigio rica persisten en cuanto elementos
como lengua de cultura ha contribuido culturales identitarios13 de al menos
a su polimorfía y a su conservación en el
tiempo: “Nunca existió una única forma o
dialecto aceptado unánimemente por todos histórico-políticos que deberían postularse,
los griegos, ni siquiera la koiné (común), a b) acciones pedagógicas concretas con que
pesar de su amplia difusión geográfica. La deberían corresponderse, lo que incluye
diferenciación entre una lengua escrita y su lugar en el plan de estudio y su forma
una forma hablada no es patrimonio ex- de articulación con el resto de los espacios
clusivo del griego, también existe en árabe curriculares de cada carrera, además del
con mucho mayor rigidez. La existencia de método de enseñanza propiamente dicho.
una lengua fija e inalterable, tomada como Esta discusión, por demás importante, la
modelo lingüístico, ha sido una de las cau- dejaremos para otro momento.
sas de la conservación durante siglos de la 11 Es decir, aceptando que en Iberoamérica
lengua griega” (Tovar 1990: 308). confluyen diversas realidades culturales
9 Para observar cómo operan estos diálogos que refutan de forma absoluta las hipótesis
en el pensamiento de los filósofos occiden- hegelianas sobre la región.
tales, sugerimos consultar las principales 12 Cfr. Grosfoguel (2013: 55).
obras de filosofía alemana, francesa e ita- 13 Estos elementos, en la medida en que
liana. Aquí citamos un pequeño número continúan imponiéndose a quienes no los
de ejemplos: cfr. Nietzsche (1969: 92-94), poseen, son, como mínimo, hegemónicos.
Heidegger (1994: 179-246; 1997a; 1997b), “En el curso del despliegue de esas carac-
Hegel (1995: 267-268), Kierkegaard terísticas del poder actual, se fueron con-
(2000: 201-209; 2010: 113-114, 146-148, figurando las nuevas identidades sociales
152-156), Kant (2009: 6, 154-157, 245, de la colonialidad –indios, negros, acei-
399), Agamben (2012: 54-56), Foucault tunados, amarillos, blancos, mestizos– y
(2014: 22-38). Debo agradecer estas citas las geoculturales del colonialismo, como
a la inestimable colaboración de mi amigo América, África, Lejano Oriente, Cercano
Miguel Ángel Razuc, estudiante avanzado Oriente –ambas últimas, Asia, más tarde–,
de Licenciatura en Filosofía de la Universi- Occidente o Europa –Europa occidental
dad Nacional del Sur. después–. Y las relaciones intersubjetivas
10 La cuestión del método de enseñanza nos correspondientes, en las cuales se fueron
parece crucial, que incluye: a) presupuestos fundiendo las experiencias del colonialis-

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una cultura de entre todas las del con- quirieron notoriedad mundial16
tinente, para postular la necesidad de y enriquecieron su acervo léxico
la presencia de griego antiguo y latín gracias al contacto con las cul-
en un plan de estudios de una carrera turas originarias y africanas17),
humanística de una universidad de la constituyen un elemento identita-
región14? rio de la mayor parte de la pobla-
ción iberoamericana. Son lenguas
1. Los idiomas español y portugués, romances, cuyo origen, allende las
con sus diferentes variedades re- influencias de otras lenguas18, está
gionales15 (que en esta región ad- en el latín hablado evolucionado
a lo largo de los siglos posteriores
mo y de la colonialidad con las necesidades a la caída del Imperio Romano de
del capitalismo, se fueron configurando Occidente19. A través del tiempo,
como un nuevo universo de relaciones in-
tersubjetivas de dominación bajo hegemo- da; cfr. Instituto Cervantes (2014: 7-9).
nía eurocentrada. Ese específico universo Por otra parte, en Brasil se hallan más de
es el que será después denominado moder- 180.000.000 hablantes (cfr. Müller de
nidad” (Quijano 2014: 68). Oliveira y Dornelles 2007), y “en las zo-
14 Iberoamérica en efecto se ha apropiado nas de frontera, sobre todo en Misiones, se
de elementos culturales de Occidente, ha dan formas híbridas de portugués y español
recibido una aculturación. Estos son los (el llamado “portuñol”) y hay hablantes de
elementos por los que acaso podrían pro- portugués como primera lengua” (Symeo-
barse hipótesis como las hegelianas, pero es nidis 2008: 188).
interesante que en órdenes no materiales, 16 La población hispanohablante fuera de Es-
como sostiene Rodolfo Kusch, haya habi- paña es casi diez veces superior a la pobla-
do un proceso inverso de fagocitación; cfr. ción española; cfr. Instituto Cervantes
Kusch (1999: 135-138). Esta directiva de (2014: 7, 10). La población lusoparlante en
Kusch es imprescindible para no caer en la Brasil, por otro lado, es veinte veces supe-
trampa en que cayeron muchos pensadores rior a la de Portugal; cfr. Poeira (2001: 49),
iberoamericanos de los siglos XIX y XX, Alcantara de Beldi (2007: 201).
que consiste en “dejar pasar” la contradic-
ción entre las raíces materiales provenien- 17 Para observar la influencia de las lenguas
tes de la cultura occidental, por un lado, y de las poblaciones americanas originarias
la identidad iberoamericana y su modo de en el español y el portugués, cfr. Sanz Juez
apropiación de dichas raíces, por otro, y (1997). Para ver la influencia de las lenguas
aceptar a partir de allí los presupuestos his- africanas, cfr. Álvarez López y Coll (eds.)
tórico-políticos hegelianos. Es lo que hace, (2012).
por ejemplo, Alberdi (1977; 1998). Debo 18 Por ejemplo, el árabe; cfr. Machado
esta sagaz observación a mi amigo Miguel (1997), Penny (2001: 239-244).
Razuc. En este trabajo, intentamos no caer 19 “Tras la disolución del Imperio Romano,
en la trampa mencionada. el latín vulgar se fragmentó en una serie de
15 Sin contar las Antillas Neerlandesas, Aru- dialectos que llegaron a constituirse en len-
ba, Belice, Islas Caimán, Islas Vírgenes guas independientes en la primera mitad de
estadounidenses, Jamaica, Trinidad y To- la Edad Media. Estas lenguas procedentes
bago, y Brasil, en los países de Iberoamé- de la lingua romana fueron llamadas por su
rica el 89,73% de la población es hablante origen lenguas románicas: el italiano, ha-
de una variante del castellano. En Brasil se blado en Italia; el sardo, en Cerdeña; en la
cuentan además 460.018 hablantes nativos Península Pirenaica el español, el portugués
y 96.000 hablantes de competencia limita- y el catalán; en Francia, el francés y el pro-

70 Luciano Adrián Sabattini / Una propuesta de defensa de la presencia del griego antiguo y del latín...
se reintrodujeron en ellas muchos de los vocabularios de estas acti-
vocablos del latín escrito (cultis- vidades posee acepciones griegas
mos) y, mediante éste, del griego y/o latinas24.
antiguo (helenismos)20.
3. La identidad inmigrante (o des-
2. Un sinfín de actividades (modos cendiente de inmigrantes) de una
de producción, trabajo e inter- parte mayoritaria de la población,
cambio21, de saber, de pensar y cuyas colectividades instituidas
hacer arte, religión, derecho, po- se adscriben a una identidad na-
lítica22) promovidas, de manera cional y/o a una regional25. Las
violenta o no, desde los inicios de culturas europeas occidentales y
la colonización hispano-lusitana orientales, así como las asiáticas
hasta la actualidad23. Gran parte meso-orientales, han trazado de-
terminadas relaciones con las cul-
venzal; en la región de los Alpes occiden-
turas de Grecia y Roma antiguas,
tales, el reto-romano y en Rumania, el ru- especialmente las primeras, que
mano. Las lenguas románicas representan las consideran de alguna manera
la continuación ininterrumpida del latín; parte de su historia como su fuen-
en cierta manera, los dialectos medievales
y modernos del latín” (Caballero et al.
te y origen26.
1999: 27).
20 La tradición latina en efecto ha promovido 24 Muchas figuras del derecho, al estar toma-
el uso de los cultismos y los helenismos; das del derecho romano o medieval occi-
cfr. Penny (2001: 233-237), Osório (2003: dental, se expresan en latín (ad honorem,
167-178), Bergua Cavero (2004: 11), Da casus belli, de iure). Las mismas palabras
Silva (2010). con que denominamos determinados siste-
21 Para observar las influencias mercanti- mas de gobierno son griegas (democracia,
listas coloniales, cfr. Solís Manjárrez monarquía, oligarquía, tiranía, demagogia);
(1969: 200-209). Para observar el proceso la sistemática de las plantas en biología y las
de industrialización en Iberoamérica, cfr. denominaciones de los animales en zoolo-
Astori (1980: 1386-1400). Es curioso que gía se expresa en latín y griego mediado
los economistas liberales hayan hecho una por la tradición latina (Drosera glandulige-
dura crítica al mercantilismo español, segu- ra, Myrmecophaga tridactyla); muchos tér-
ramente en función de sus loas al aperturis- minos de medicina son griegos (estómago,
mo económico. páncreas, esófago, peritonitis). De la misma
22 Cfr. Highet (1954: 12). manera, en lógica las falacias se nombran
en latín (ad verecundiam, ad populum); la
23 Estas actividades podían antes caracte- misma filosofía occidental, como ya men-
rizarse como “coloniales”, puesto que se cionamos, reinterpreta conceptos de las
mantuvieron a través del tiempo bajo lenguas y las culturas griega y latina.
determinadas formas desde la colonia
hispano-lusitana; una vez conseguida la 25 Para observar el impacto de las migraciones
independencia política en muchas regiones europeas en Iberoamérica durante el perío-
de Iberoamérica, los estados conformados do colonial, cfr. Pérez (2012). Para analizar
se dejaron influenciar por otras potencias las migraciones europeas y de otros países
occidentales, sobre todo Francia, Inglaterra en el Cono Sur de América, cfr. Silva et al.
o Estados Unidos de América. Ejemplo de (eds.) (1990).
ello es la postura de Alberdi (1977: 69-70; 26 Para ver sólo un ejemplo de cómo las cultu-
1998: 53). ras europeas y meso-orientales se relacio-

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La pretensión por parte de Occi- presencia, no con actitud subordina-
dente de establecer lazos culturales da (considerándonos así apéndice de
con Iberoamérica en una relación Occidente), sino con actitud sobera-
dominante-dominado27 nos obliga a na e involucrada con la emancipación
interactuar con sus modos de saber28. iberoamericana y con el conocimiento
No podemos permanecer ajenos a una de una porción de su identidad y de su
posible interacción, como pretenden historia que se halla presente en el con-
quienes no consideran necesaria la tinente desde hace 520 años.
presencia de estos estudios en el ámbi- Podemos incluso ir más lejos: po-
to académico. Eso implica renegar de demos emprender la búsqueda de un
una parte sustancial de nuestra identi- sistema educativo que siga criterios de
dad y de nuestra soberanía intelectual, pertenencia cultural30 para las forma-
ya que, sin referentes iberoamericanos ciones primaria, secundaria, terciaria
conscientes de la relación que Occi- y universitaria, implementando de
dente intenta trazar con Grecia antigua forma obligatoria el estudio de la len-
y Roma y con Iberoamérica, nuestras gua a la que cada persona se adscribe
investigaciones respecto de esas cultu- culturalmente y las lenguas antiguas
ras estarán siempre basadas en los es- o modernas que la han constituido.
pecialistas occidentales29. Ahora bien, En una instancia optativa, el de las
tampoco podemos establecer la nece- lenguas tanto antiguas o modernas
sidad de su presencia a la luz de una de su preferencia, priorizando las que
concepción eurocéntrica, como viene permitan dialogar con las otras cultu-
haciéndose hasta ahora, porque de ras de nuestro continente, así como
ese modo la enseñanza de las lenguas las lenguas antiguas y modernas que
griega clásica y latina continuaría en su han confluido de una forma u otra en
condición presente de saber colonial su constitución.
y la posición que la declara innecesa- Así, el estudio del griego antiguo y
ria encontraría un buen argumento del latín en Iberoamérica funcionará
para justificar su prédica. Podemos, no como saber descolonizador siempre
obstante, establecer la necesidad de su que podamos despojarlo del euro-

naron con la lengua y la cultura de Grecia 30 No decimos esto con un criterio segrega-
antigua y Roma, cfr. Tovar (1990: 80-81). cionista, es decir, con el criterio de separar
27 Cfr. Grosfoguel (2013: 51-53). a las personas por motivos de pertenencia
cultural, sino con el criterio pluralista de
28 Cfr. Salazar-Bondy (1968: 122-123, 132). que cada persona tiene derecho a conocer,
29 Si nosotros nos negamos al saber de la Gre- fundamentalmente, su identidad cultural;
cia y de la Roma antiguas, todo lo que co- por lo tanto, el sistema educativo no tiene
nozcamos por ellas será un conocimiento derecho a homogeneizar de la misma ma-
mediado, y mediado por Occidente, espe- nera que tampoco tiene derecho a separar.
cialmente, por España. Pero también los in- Sostenemos algo similar a lo que sucede
vestigadores aceptarán sin más lo que diga con el guaraní en el sistema educativo pa-
un Companion de Oxford o Cambridge que raguayo; cfr. Rivarola (2000: 25). Para la
ofrecen también traducciones de los textos discusión en torno a este tipo de educación,
de estas culturas. cfr. Küper y López Bascuas (1999).

72 Luciano Adrián Sabattini / Una propuesta de defensa de la presencia del griego antiguo y del latín...
centrismo y vincularlo con elementos cidente e Iberoamérica32. Una de
culturales identitarios que persisten las implicaciones, por tanto, de la
en nuestro continente, aunque expor- adopción de un punto de vista no
tados de Occidente a Iberoamérica. eurocéntrico para los estudios del
griego antiguo y del latín, es que el
Implicaciones del estudio estudiante accederá al estudio de
del griego antiguo y del latín la tradición clásica, ya no como
desde un punto de vista no continuación de una línea recta
eurocéntrico trazada entre la “cultura clásica
grecolatina” y su propia persona,

E
1. l estudiante podrá acceder a sino como estudio crítico de la
los textos griegos antiguos y apropiación occidental de las cul-
latinos sin necesidad de un turas griega antigua y romana y de
intermediario occidental. De esta su consolidación como elemento
manera, presentará aproximacio- cultural susceptible de proyección
nes hermenéuticas y traducciones universal bajo la concepción his-
propias, irrumpiendo como com- tórica eurocéntrica33. Así, el estu-
petencia (no sólo como importa- dio del griego antiguo y del latín
dor) en el mercado occidental de resulta necesario para dialogar
hermeneutas y traductores31. con Occidente de igual a igual, en
calidad de nuevo intérprete de las
2. A su vez, podrá conocer qué ele-
culturas griega antigua y romana,
mentos del griego antiguo y del
desnaturalizando la relación que
latín persisten en las variaciones
americanas del español y el por-
tugués, adquiriendo mayor cono- 32 Esto daría pie a una aún inédita Historia de
los estudios clásicos en Iberoamérica o His-
cimiento de ambos idiomas y de toria del desarrollo de la tradición clásica
su modo de apropiación de los en Iberoamérica.
latinismos y helenismos en ellos 33 Este estudio, de concretarse, tendría alcan-
presentes. ces históricos, literarios y filosóficos. En el
terreno filosófico podríamos incluso pen-
3. Podrá observar a) el tipo de rela- sar en la aparición futura de una Crítica de
ción entre Occidente y las culturas la razón clasicista. Por otro lado, este euro-
centrismo, en cuanto construido a partir de
griega antigua y romana, y b) el
una Grecia autopoiética, da paso a hablar
tipo de relación entre Iberoaméri- de un helenocentrismo; cfr. Dussel (1993:
ca y ellas en cuanto que se trata de 44). Ahora bien, el helenocentrismo no se
una relación mediada por Occi- sostiene en la postulación de toda la conti-
nuidad histórica de Grecia como origen de
dente. Esta es una arista muy im-
la cultura occidental, sino que se sostiene
portante de la relación entre Oc- por cuatro pilares: a) centrificación en Ate-
nas para la lengua y cultura, b) centrifica-
31 Usamos aquí el término ‘competencia’ en ción del platonismo para la historia de la
su sentido mercantil, que es el elemento de filosofía, c) centrificación de la Edad Anti-
expansión de la cultura occidental más efi- gua para la historia, d) centrificación de la
ciente. Cfr. Stiglitz (2002: 6-7). época clásica para el arte.

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Occidente traza con Iberoamérica 2. El diálogo (no con actitud propia
y con las culturas griega antigua y de subordinados ni de apéndices)
romana. La línea histórica traza- con las culturas hegemónicas que
da por Occidente, con ello, se nos se han apropiado de Grecia anti-
evidenciará como tal. gua y Roma, por ejemplo los dis-
4. Complementariamente, esta des- tintos centros autoproclamados
naturalización permitirá observar de Occidente o Rusia, que tam-
las relaciones que otras culturas bién interpreta a estas culturas,
han trazado con los helenos anti- aunque de otra manera35; tenemos
guos y los romanos, como las cul- que ser conscientes para esto de
turas de Europa Oriental y Medio que su apropiación de Grecia an-
Oriente y las culturas regionales tigua y de Roma es una más entre
de Occidente, permitiendo la muchas posibles36.
comprensión de su realidad histó-
35 Podemos observar cómo los rusos interpre-
rica y actual y del lugar que Occi- taban a la cultura griega en el siglo XIX a
dente les asignó en la concepción través de estas palabras, provenientes de un
eurocéntrica34. comunicado imperial de 1871 del Ministe-
rio de Instrucción Pública: “Los pueblos de
Europa occidental, que no están unidos a los
Bajo este punto de vista, los profe- griegos ni por lazos de parentesco religioso,
sores debemos entonces asumir como ni por sentimientos de amistad, y que están
tarea: lejos de interesarse como nosotros por el
destino futuro del Oriente ortodoxo, don-
de la nación griega ocupa todavía un lugar
1. El diálogo directo con las culturas importante, esos pueblos estudian la lengua
griega antigua y romana a través con celo […]. ¡Y nosotros hasta el presente
del desarrollo de disciplinas como descuidamos esos estudios, que serían un
filología, arqueología, papirología y poderoso instrumento para elevar el nivel de
nuestra civilización y para fortificar las natu-
epigrafía, así como los saberes de- rales simpatías que nos unen a los griegos!
rivados de ellas, como por ejemplo […]. El griego antiguo no puede ser consi-
historia y filosofía, en Iberoamérica. derado completamente como una lengua
muerta, como lo es la lengua latina. Con el
progreso de la civilización entre los griegos
34 Bizancio es justamente un ejemplo de cómo contemporáneos, su lengua literaria, como
un imperio antaño poderoso y pujante re- también la utilizada en sus informaciones
cibió de parte de Occidente un lugar pau- periodísticas, se aproxima mucho al griego
pérrimo en la historiografía; cfr. Maier antiguo. Quienes conocen éste no pueden
(1974: 4-5). Emblemática, en este sentido, tener dificultad en leer las obras escritas en
es la postura hegeliana al respecto; cfr. griego moderno” (Tovar 1990: 263).
Hegel (1971: 361-363). Esta concepción 36 En este sentido debemos interpretar las pa-
se ha hecho eco en Argentina, ha incluido labras de Horacio Cárdenas: “El hombre en
también a la Grecia posbizantina, y así lo este mundo americano posee una particular
denuncia Mario Ritacco, Doctor en Ar- vivencia de ‘lo clásico’, diferente y más dra-
queología por la Universidad de Atenas, a mática que la de un europeo corriente, sea
cargo del Lectorado de Griego Moderno francés o italiano. Esclarecer y hacer patente
en la Universidad Nacional del Sur (Bahía esta disparidad vivencial entre el europeo y
Blanca, Argentina); cfr. Ritacco (2013: 3). el hombre de América frente al mundo clási-

74 Luciano Adrián Sabattini / Una propuesta de defensa de la presencia del griego antiguo y del latín...
3. El diálogo con culturas no hege- ejemplo las comunidades ais-
mónicas que también se procla- ladas grecoparlantes de Medio
man herederas de las culturas Oriente y Europa37, los griegos
griega antigua y romana, por modernos38, las distintas comu-
nidades donde se hablan lenguas
co, es plantear el problema en una instancia romances39 y los rumanos40, con-
más profunda que la meramente erudita de tactándonos con culturas opri-
quienes se desvelan por rastrear las huellas midas por el yugo de las culturas
del clasicismo entre nosotros o la muy con-
vencional y mezquina de las ‘humanidades
hegemónicas, para la reivindica-
modernas’” (Cárdenas 1977: 51). En efecto, ción mutua.
“para un europeo, tanto por la circunstancia
de la cercanía geográfica o el peso de la his-
toria, ‘lo clásico’ se le aparece en una espon-
tánea y familiar continuidad” (Cárdenas 37 Por ejemplo, el grecánico en la región de
1977: 52). En consecuencia, “asumir ante lo Calabria en Italia (Condemi 1987), el grie-
clásico antiguo una conducta semejante a la go salentino en la región de Apulia (Tondi
de un europeo, es embargar su ánimo con 1935) o el romeica en el nordeste de Tur-
un gesto gratuito de vivencias prestadas. Y quía, que presenta grandes similitudes con
gratuito es todo aquello que en nuestra vida el griego antiguo (Sitaridou 2013).
no nos pertenece por entero” (Cárdenas 38 Encontramos similitudes entre el pensa-
1977: 53). Ronchi March, prologando el miento histórico, filosófico y político de la
texto citado, expone la postura de Cárde- Grecia posbizantina y el iberoamericano,
nas: “El pasado que se ha heredado debe especialmente en su abordaje de la identi-
ser conquistado o interpretado por cada co- dad y soberanía regional y nacional. En los
munidad de modo nuevo, para poseerlo en dos casos hubo presencia de actores sociales
verdad, y que para ello el concepto griego de colonizadores, como el turco y el occidental
paideia, entendido y aplicado debidamente, para Grecia y el español/portugués y el occi-
es acaso el único medio que pueda recondu- dental para Iberoamérica; cfr. Tovar (1990:
cir al hombre hispanoamericano a su autén- 353-358), Dussel (1993: 46-47). Podemos
tico ser” (Cárdenas 1977: 12). Cárdenas, comparar, por ejemplo, las obras de Peri-
en nuestra opinión, ha formulado de forma cles Giannopoulos (Γιαννοπουλος 2003) o
magistral la pregunta por la necesidad de de Ion Dragoumis (Δραγουμης 1991) con
la presencia en Iberoamérica de los saberes las de Carlos Astrada (Astrada 1948).
griegos y romanos antiguos, pero debemos Por otro lado, el pueblo heleno evidencia la
realizar algunas críticas: a) la “familiar conti- continuidad lingüística, histórica y cultural
nuidad” del europeo con “lo clásico antiguo” respecto de sus antepasados, tan negada in-
es producto de una construcción que debe- cluso en fechas recientes por los clasicistas.
mos desnaturalizar, b) el estudio iberoameri-
cano de Grecia y de Roma antiguas no debe 39 No estamos hablando aquí de “España”,
tomar necesariamente la forma de “apropia- “Portugal” o “Italia” como países-periferias
ción”, c) no hay un solo “ser” iberoamerica- de Occidente, sino de las regiones de esos
no perteneciente a la cultura occidental; no países que son sub-periferias hablantes
podemos decir que haya siquiera un “ser”, de variedades regionales o incluso otros
término que remonta al pensamiento de As- idiomas como galego, catalán, sardo, entre
trada, influenciado por Heidegger. ¿No otros.
será que existe una pluralidad de realidades 40 El rumano es una lengua romance, con
que trasciende aquella cultura occidental he- algunos elementos eslavos, que conserva
redada y persistente en nuestra región? No- casos gramaticales al igual que el latín. Res-
sotros oponemos una erótica a esta idea de pecto de la historia del pueblo rumano, cfr.
“apropiación”, que constituiría una tanática. Georgescu (1991).

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Conclusiones y preguntas tal cosa, cómo podrá el hombre ibe-
finales roamericano convertir el estudio de
las culturas de Grecia y de Roma (en
or lo expuesto, se hace muy toda su continuidad histórica) en una

P necesaria la formación de do-


centes e investigadores con
conocimiento del griego antiguo y
erótica42? Y además: ¿cómo debería
ser el aprendizaje del griego antiguo y
del latín para empezar a cumplir con
del latín y comprometidos con el plu- las tareas señaladas43?
ralismo y con la multiculturalidad
propia de Iberoamérica. La falta de
compromiso con estas banderas es la
subyugación al eurocentrismo, y por
consiguiente, la inminente aparición
de posturas negadoras de los estudios
que aquí nos ocupan. Pero la nega- tales fenómenos, el mundo en sí mismo lo
ción de los mismos equivale a negar que se manifiesta y sólo el ser puro lo ver-
a) una porción de nuestra identidad, dadero. La dialéctica de Zenón capta, pues,
b) el diálogo no obsecuente con las las determinaciones que van implícitas en
el mismo contenido; pero puede ser llama-
culturas hegemónicas que se las han da también dialéctica subjetiva en cuanto
apropiado y c) el diálogo fraterno con que corre a cargo del sujeto pensante y en
las culturas oprimidas herederas de cuanto que lo uno, sin este movimiento de
Grecia y Roma antiguas. la dialéctica, no es más que intensidad abs-
tracta” (Hegel 1995: 258). Aquí vemos que
A partir de estas consideraciones Hegel “captura” las filosofías jónica, pitagó-
podemos preguntarnos: ¿en qué me- rica y eléata y las condiciona a su visión de
dida la apropiación de las culturas la historia de la filosofía, haciendo que las
griega antigua y romana constituye categorías de dichas filosofías “pasen por el
filtro” hegeliano. Otro tanto podemos decir
una tanática41, y, si es que constituye respecto de la “superación de la metafísica”
que postula Heidegger (1994: 63-89).
41 Por tanática entendemos la inclusión de la
línea histórica de una cultura en otra, que 42 La palabra erótica está tomada de la expre-
trasciende a la autodefinición histórica de sión de Sontag (2008: 27), al hablar de la
la cultura incluida (a veces negando otros necesidad de una erótica del arte. Enten-
períodos de su historia e incluso bajo la for- demos por tal el establecimiento, a través
ma de diálogo), en oposición a erótica. En de diversos canales de comunicación mu-
la filosofía occidental e iberoamericana, se tua, de un diálogo intercultural, soberano
ha hecho tanática pensando que esto impli- y enriquecedor para las dos o más culturas
caba una “superación” con respecto a la tra- dialogantes. La interculturalidad, definida
dición anterior, ejemplificada en pensado- por Fornet Betancourt (2003: 178), es
res como Hegel o Heidegger. En Hegel, “aquella postura o disposición por la que
por ejemplo, leemos: “Dejando a un lado el ser humano se capacita para… y se habi-
a los jonios, quienes aún no concebían lo túa a vivir “sus” referencias identitarias en
absoluto como pensamiento, y a los pitagó- relación con los llamados “otros”, es decir,
ricos, nos encontramos con el ser puro de compartiéndolas en convivencia con ellos”.
los eléatas y con la dialéctica, que destruye 43 Esta pregunta se refiere al contenido del es-
y supera todas las relaciones finitas: para pacio curricular y al método de enseñanza
los eléatas, el pensamiento es el proceso de de las lenguas en el sentido ya especificado.

76 Luciano Adrián Sabattini / Una propuesta de defensa de la presencia del griego antiguo y del latín...
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