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Nacidos para Vencer - Revisado
Nacidos para Vencer - Revisado
Virgilio Zaballos
INDICE:
Introducción y situación
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INTRODUCCIÓN Y SITUACIÓN
En este nuevo tema nuestro objetivo será dar respuestas a las carencias,
debilidades y aflicciones del alma, donde tenemos la voluntad, la mente y
las emociones o sentimientos.
Estas son las áreas de nuestro ser mas atacadas por el diablo, a través del
sistema de este mundo, y las debilidades de la carne.
Es importante comprender qué es el sistema del mundo, quién lo dirige y
cómo actúa sobre el ser humano.
¿CÓMO VENCEREMOS?
Por el inconformismo hacia el mundo. “No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta” (Ro.12:2)
Por el inconformismo hacia los deseos carnales. “Como hijos
obedientes no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en
vuestra ignorancia...” (1P.1:14) “Amados, yo os ruego como a extranjeros y
peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el
alma” (1P.2:11).
Escapando y huyendo. “...habiendo huido de la corrupción que hay en el
mundo a causa de las concupiscencias”. “Los que verdaderamente habían
huido de los que viven en error... habiéndose ellos escapado de las
contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador
Jesucristo...” (2P.1:4 y 2:18-20). “Huye también de las pasiones juveniles,
y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio
invocan al Señor” (2 Tim.2:22).
Aferrándonos al Nombre de Jesús. “¿Quién es el que vence al mundo,
sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1Jn.5:5). “Torre fuerte es el
nombre del Señor; a él correrá el justo, y será levantado” (Pr.18:10).
Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y
escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el nombre del Señor, que hizo
el cielo y la tierra” (Sal.124:7-8).
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COMO FUNDAMENTAR UNA VIDA VICTORIOSA
El hombre nuevo nace como resultado del triunfo legal y actual de Jesús.
Hemos nacido de nuevo por la simiente de un vencedor. Esta es una verdad
permanente y absoluta. Sin embargo, vivimos en un mundo cambiante y
relativo. Esos esquemas tienden a afectarnos, movernos y desplazarnos de
la solidez del fundamento: JESUCRISTO.
Por ello, es necesario que afirmemos los fundamentos de una vida victoriosa
a la que Dios nos ha llamado. Todo buen fundamento debe estar basado en
la verdad. Veamos, entonces, tres verdades que garantizan una vida
victoriosa.
La verdad de LA REGENERACIÓN
La verdad de LA RENOVACIÓN
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da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará”
(Sal, 1:1-3).
De esta forma pensamos como piensa Dios; hablamos como Dios habla y
vivimos de acuerdo con la santidad de Dios. “Como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; si
no, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy
santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga
según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra
peregrinación” (1Pedro, 1:14-17). Su palabra debe afincarse, habitar y
establecerse en nosotros.
La verdad de la TRANSFORMACIÓN
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COMO VENCER LA INDIFERENCIA
Definir el concepto. ¿Qué es la indiferencia? Es un estado de ánimo no
determinado. Es una actitud vacilante, sin determinación. No combatir. Que
no prefiere una cosa a otra. Es una falta de compromiso y responsabilidad
que abarca a todas las esferas de la vida en sociedad: Familiar, laboral,
estudiantil, en lo moral y congregacional. La insumisión es un ejemplo claro
de una sociedad indiferente a los intereses globales de una nación. Es la
“cultura del pasotismo, la litrona y la rebeldía silenciosa”. Este virus de la
indiferencia ha invadido nuestra sociedad actual de una forma alarmante.
Los sistemas del mundo de hoy contienen una gran dosis de indiferencia y
apatía que debemos combatir.
DERROTANDO LA INDIFERENCIA
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Si la indiferencia es no tener preferencias por una cosa u otra: luz o
tinieblas, verdad o mentira, limpio o inmundo; (“¡Ay de los que a lo malo
dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las
tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”
Isaías, 5:20); entonces decidamos separar lo vil de lo precioso y
afirmarnos en ello. (“Por tanto, así dijo el Señor: Si te convirtieres, yo te
restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil,
serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Y
te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra
ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para
defenderte, dice el Señor. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré
de la mano de los fuertes” Jeremías, 15:19-21).
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COMO VENCER LA PASIVIDAD
Definir el concepto. ¿Qué es la pasividad? Es un estado de ánimo sin
acción. Una paralización del esfuerzo y el interés. Es no cooperar. Permite
que los demás actúen sin hacer nada. Es un espíritu de somnolencia que
adormece el alma y anestesia la energía del ser humano, conduciéndole a la
apatía y la desidia. Esta influencia ha penetrado profundamente en la
congregación occidental de nuestro tiempo.
“El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes
será prosperada” (Pr.13:4) “El deseo del perezoso le mata, porque sus
manos no quieren trabajar” (Pr.21:25).
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hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas
las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos
que dar cuenta” (Hebreos, 4:12-13).
Esta clase de vida (la vida en el Espíritu, o sea, una vida cristiana normal)
produce un aniquilamiento de la pasividad, y nos eleva a una dimensión de
vida más elevada; es la clase de vida de Dios (Zoé) que Dios nos ha dado
juntamente con Cristo.
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COMO VENCER LA PEREZA
La indiferencia conduce a la pasividad y ésta desemboca en la pereza.
La pereza es una especie de pulpo con muchos brazos para atenazar las
diferentes áreas de nuestra vida.
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4. Produce frustración. “El alma del perezoso desea, y nada alcanza;
mas el alma de los diligentes será prosperada” (Pr.13:4).
6. Produce muerte. “El deseo del perezoso le mata, porque sus manos
no quieren trabajar” (Pr.21:25)
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Tercero. Aplicarle disciplina personal. Ésta nos ayuda a mantener el
impulso inicial en una constante diaria. Ejemplo: Si necesitamos 7-8 horas
para descansar y tenemos que levantarnos a las siete de la mañana, no
debemos acostarnos más tarde de las doce de la noche. La aplicación de la
disciplina está más en decidir cuándo debemos ir a dormir que en
levantarse por la mañana. Ganamos o perdemos la batalla por la noche no
en la madrugada.
Pablo vivía esta disciplina personal de forma evidente cuando dijo: “¿No
sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno
solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel
que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona
corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera
corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea
el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que
habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”
(1Corintios,9:24-27).
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COMO VENCER EL CONFORMISMO
Definir el concepto. ¿Qué es el conformismo? Viene de la palabra
inglesa “confort”, que significa comodidad. Es una práctica que fácilmente
nos lleva a adaptarnos a cualquier circunstancia. Es hacer concesiones, es
decir, conceder el dominio a las circunstancias que nos rodean. Es una falta
de combatividad que paraliza la búsqueda, la expectativa y la visión. Una
pérdida del interés. Es dar por sentada una vida y “vivir de las rentas”.
Este enemigo nos roba las iniciativas y nos hunde en un estado de ánimo
mediocre, gris y egoísta, puesto que nos lleva a una actitud a la defensiva
para guardar lo poco que tenemos. Nos roba, además, la entrega y la
inversión de nuestra vida en el Reino de Dios, para diluirnos en el fango de
la cobardía y el temor. Jesús dijo: “El que ama su vida, la perderá; y el que
aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará” (Juan,
12:25). El Maestro fue especialmente duro con aquel siervo que había
guardado su talento por temor a perderlo. “Pero llegando también el que
había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro,
que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual
tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es
tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que
siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías
haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que
es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez
talentos” (Mateo, 25:24-30).
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cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo
haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que
queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al
premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil, 3:12-14).
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Jerusalén no lo arrojaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo habitó con los
hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy” (Jueces, 1:21, 27, 28, 29, 30,
31,33). Dios les había dicho claramente que no hiciesen concesiones al
enemigo. “Y fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos,
y desde el desierto hasta el Éufrates; porque pondré en tus manos a los
moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti. No harás alianza
con ellos, ni con sus dioses. En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan
pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo” (Exodo,
23:31-33).
Ejemplo: Uno de los valientes de David, Sama hijo de Age, nos enseña
claramente la lección de no hacer concesiones al enemigo, aunque sea un
pequeño terreno de lentejas.
“Después de éste fue Sama hijo de Age, ararita. Los filisteos se habían
reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el
pueblo había huido delante de los filisteos. El entonces se paró en medio de
aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y el Señor dio una gran
victoria” (2 Samuel, 23:11-12).
El apóstol Pablo nos muestra también lo que es una vida alejada del
conformismo y fundada en la determinación insaciable de conocerle a Él
(Jesús), y extender Su Reino. “...Y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta...” (Filipenses, 3:13-15). “Pero de ninguna cosa hago
caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi
carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar
testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos, 20:24).
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COMO VENCER LA PERMISIVIDAD
Definir el concepto. ¿Qué es la permisividad? Es el acto de dar
permiso o consentir. Es un relajamiento de los valores morales; un
decaimiento y pérdida de los principios del Reino de Dios frente a una
sociedad relajada moralmente. Es una conciencia debilitada que justifica los
actos pecaminosos en nombre de la tolerancia humanista y el engaño del
modernismo progresista. La permisividad es darle lugar al diablo, a la carne
y al sistema mundano, consciente o inconscientemente.
La operación de este enemigo (otro virus mas para la colección diría yo) en
la congregación de nuestro tiempo, nos conduce al “sin-sabor”; al
debilitamiento espiritual y de la credibilidad; a la pérdida de nuestros
objetivos de ser luz y sal de la tierra; a la vergüenza y el escarnio de la
misma sociedad por haber perdido el sabor y la función dada por Dios; y
por último somos desechados por Dios mismo. “Buena es la sal; mas si la
sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará? Ni para la tierra ni para el
muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga” (Lucas,
14:34-35). “Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás,
pues, y examinarás el camino de ellos. Todos ellos son rebeldes, porfiados,
andan chismeando; son bronce y hierro; todos ellos son corruptores. Se
quemó el fuelle, por el fuego se ha consumido el plomo; en vano fundió el
fundidor, pues la escoria no se ha arrancado. Plata desechada los llamarán,
porque el Señor los desechó” (Jeremías, 6:27-30).
Primero. Una naturaleza nueva. “Como todas las cosas que pertenecen
a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el
conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio
de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por
ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de
la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro,
1:3-4). En Cristo hemos sido hechos santos, es decir, apartados para Dios
como propiedad suya. Nuestra posición ante Dios, en Cristo, es de
santificados por la sangre de Jesús. “Mas por él estáis vosotros en Cristo
Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación,
santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría,
gloríese en el Señor” (1Co.1:30-31). “Y esto erais algunos; mas ya habéis
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sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el
nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1Co.6:11)
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El concepto de la santificación está muy deteriorado y deforme en nuestra
sociedad, sobre todo, por la tradición religiosa que arrastramos. Podemos
concretar lo que es la santidad bíblica viendo algunos ejemplos resumidos.
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COMO VENCER LA DEPRESIÓN (Primera parte)
Definir el concepto. ¿Qué es la depresión? Es un decaimiento del
ánimo y de la voluntad. Un hundimiento interior. Es un sentimiento de
vacío, soledad, melancolía, nostalgia y desgana. Una sensación de estar
metido en un pozo oscuro sin notar el fondo ni ver la superficie. Es una
especie de caída de los soportes que sostienen la actividad del alma. Es
decir, como si se hubieran aflojado las cuerdas que soportan el movimiento
emocional, intelectual y de la voluntad.
DEPRESIÓN PASAJERA
“Y le dijo: Tráeme una becerra de tres años, y una cabra de tres años, y un
carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Y tomó él todo
esto, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra;
mas no partió las aves. Y descendían aves de rapiña sobre los cuerpos
muertos, y Abram las ahuyentaba. Mas a la caída del sol sobrecogió el
sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó
sobre él”.
Vemos en este pasaje tres factores básicos que componen este tipo de
depresión. Sueño: Una somnolencia, no natural, que apaga los sentidos del
alma y el cuerpo, desgana. Temor: Un asalto de pensamientos turbadores
sobre el futuro. El temor convierte cualquier informe en negativo y
tenebroso. Oscuridad: Un apagón de las luces interiores que nos impide
ver cualquier salida a la situación.
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fueron cogidos por una depresión que contenía estos tres aspectos: sueño,
temor y oscuridad. Sueño: “Vino otra vez y los halló durmiendo, porque
los ojos de ellos estaban cargados de sueño” (Mateo, 26:43). Temor:
“Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos
pensamientos?” (Lc.24:37) “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el
primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los
discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en
medio, les dijo: Paz a vosotros” (Jn.20:19) Oscuridad: “Habiendo estado
con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí;
mas esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas” (Lc.22:53).
Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la
hora novena” (Lc.23:44).
Por la continua y cercana COMUNIÓN con Dios. “Lo que hemos visto y
oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con
nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su
Hijo Jesucristo... pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos
comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de
todo pecado” (1Juan,1:3.7). Esta fue la clave para Abrahán, y también
para los apóstoles. Su continua relación con Dios les libró de las garras de
este enemigo. Su comunión constante les llevó a una reacción inmediata
para escapar de las tinieblas.
Por una REACCIÓN rápida. “El alma de los diligentes será prosperada”
(Pr.13:4). “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en
espíritu, sirviendo al Señor” (Rom.12:11). La comunión constante con Dios
nos lleva a una vida espiritual activa que nos permita reaccionar a tiempo,
antes de ser atrapados por la boca del león. Si no lo hacemos a tiempo nos
adentramos en una depresión profunda. Mantener una vida espiritual activa
incluye entre otras muchas cosas lo siguiente: Lectura, meditación, oración,
alabanza, congregarse, arrepentimiento, etc.
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COMO VENCER LA DEPRESIÓN (Segunda parte)
En el capítulo anterior vimos algunas definiciones sobre la depresión.
Dijimos, entre otras cosas, que es “un hundimiento interior”. Es la
sensación de estar metido en un pozo y no ver salidas por ningún lado.
Diferenciamos también dos niveles de depresión, una pasajera y otra
profunda, aunque pueden darse muchas más. Ya vimos la primera, ahora
nos centraremos en la segunda.
DEPRESIÓN PROFUNDA
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Levántate y come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues, y comió
y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta
noches hasta Horeb, el monte de Dios” (1 Reyes, 19:2-8).
Job. “Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. Y exclamó Job, y
dijo: Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: Varón es
concebido. Sea aquel día sombrío, no cuide de él Dios desde arriba, ni
claridad sobre él resplandezca. Aféenlo tinieblas y sombra de muerte;
repose sobre él nublado, que lo haga horrible como día caliginoso. Ocupe
aquella noche la oscuridad; no sea contada entre los días del año, ni venga
en el número de los meses. ¡Oh, que fuera aquella noche solitaria, Que no
viniera canción alguna en ella!” (Job, 3:1-7).
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palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. Pero oponiéndose y
blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea
sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.
Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios,
la cual estaba junto a la sinagoga. Y Crispo, el principal de la sinagoga,
creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo,
creían y eran bautizados. Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche:
No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno
pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo
en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la
palabra de Dios” (Hechos, 18:5-11).
Además vemos que Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza,
incluso en la depresión profunda. “Porque no tenemos un sumo sacerdote
que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos, 4:15-16).
Todas estas personas superaron las crisis profundas de sus vidas. Cada
ejemplo de estos hombres nos enseña diferentes verdades para vencer la
depresión. Las resumiremos en tres.
Hay ocasiones en que las fuerzas no dan ni para clamar a viva voz, pero sí
podemos hacerlo desde lo hondo de nuestro ser, como vimos antes.
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“Mientras callé (confesión audible) se envejecieron mis huesos en mi gemir
(un sonido interior sin palabras) todo el día... Se volvió mi verdor (vida
dinámica) en sequedades (sin vitalidad) de verano”. (Salmo, 32:3,4). Este
gemido procede de las profundidades del espíritu, donde no hay lenguaje, ni
sonido, sino una expresión de nuestro espíritu al Espíritu de Dios. También
habrá momentos cuando necesitaremos la ayuda de otras personas que
oren por nosotros, especialmente con dones de liberación.
“Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la
nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido.
Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí,
oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me
eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el
gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente” (Salmo, 51:7-12).
Una vez que hemos dicho SÍ al Señor, debemos mantener nuestra confesión
continuamente. “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó
los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión (confesión)”
(Hebreos 4:14). De la misma forma debemos saber decir NO al mundo, a
la carne y al diablo.
Todo lo que viene de Dios es bueno y positivo para nuestras vidas. Santiago
dice que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del
Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”
(Stg.1:17). Y el apóstol Pablo nos ha dejado una expresión altamente
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significativa para los que aman a Dios. “Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados” (Romanos, 8:28).
Jesús es positivo
La palabra de Dios es positiva
El Espíritu Santo es positivo
La fe de Dios es positiva
La gracia de Dios es positiva
Revisado y actualizado
Agosto 2010
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