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CARTA DEL TRABAJO ITALIANO (1927)

(CARTA DEL LAVORO, GRAN CONSIGLIO DEL FASCISMO)

I. La Nación es un organismo que tiene fines, vida y medios de acción superiores, en


potencia y duración, a los individuos divididos o agrupados que la componen. Es una
unidad moral, política y económica, que se realiza integralmente dentro del Estado
Fascista.

II. El trabajo en todas sus formas organizadas y ejecutivas, intelectuales, técnicas,


manuales, es un deber social, desde este punto de vista y solamente bajo este
aspecto, está tutelado por el Estado. Desde el punto de vista nacional, el conjunto
de la producción es unitario; sus finalidades son unitarias y se resumen en el
bienestar de los individuos y en el desarrollo de la potencialidad nacional.

III. La organización sindical o profesional es libre. Pero solamente el Sindicato,


legalmente reconocido y sometido al control del Estado, tiene derecho a representar
legalmente toda la categoría de patronos o de trabajadores por la cual está
constituido: a tutelar sus intereses frente al Estado y a las demás asociaciones
profesionales; a estipular contratos colectivos de trabajo, obligatorios para todos los
pertenecientes a la categoría; imponerles contribuciones y ejercitar, respecto a ellos,
funciones delegadas de interés público.

IV. En el contrato colectivo de trabajo es la expresión concreta de la solidaridad entre


los varios factores de la producción, mediante la conciliación de los intereses
opuestos de los patronos y de los trabajadores, y su subordinación a los intereses
superiores de la producción.

V. La Magistratura del Trabajo es el órgano con el cual el Estado interviene para


arreglar las controversias del trabajo, sea por lo que se refiere a la observancia de
los pactos y demás normas existentes, sea a la determinación de nuevas
condiciones de trabajo.

VI. Las asociaciones profesionales legalmente reconocidas garantizan la igualdad


jurídica entre los patronos y los trabajadores, mantienen la disciplina de la
producción y del trabajo y fomentan su perfeccionamiento. Las Corporaciones
constituyen la organización unitaria de las fuerzas de la producción y representan
integralmente sus intereses. En virtud de esta representación integral, siendo los
intereses de la producción intereses nacionales, las Corporaciones están
reconocidas por la ley como órganos del Estado. Como representantes de los
intereses unitarios de la producción, las Corporaciones pueden emanar normas
obligatorias sobre la disciplina de las relaciones de trabajo, así como sobre la
coordinación de la producción, siempre que las asociaciones confederadas les
hayan otorgado los poderes necesarios. Las asociaciones profesionales legalmente
reconocidas garantizan la igualdad jurídica entre los patronos y los trabajadores,
mantienen la disciplina de la producción y del trabajo y fomentan su
perfeccionamiento. Las Corporaciones constituyen la organización unitaria de las
fuerzas de la producción y representan integralmente sus intereses. En virtud de esta
representación integral, siendo los intereses de la producción intereses nacionales,
las Corporaciones están reconocidas por la ley como órganos del Estado. Como
representantes de los intereses unitarios de la producción, las Corporaciones
pueden emanar normas obligatorias sobre la disciplina de las relaciones de trabajo,
así como sobre la coordinación de la producción, siempre que las asociaciones
confederadas les hayan otorgado los poderes necesarios.
VII. El Estado corporativo considera la iniciativa privada en el campo de la producción
como el medio más eficaz y más útil para el interés de la Nación. Siendo la
organización privada de la producción una función de interés nacional, el organizador
de la empresa es responsable frente al Estado de la orientación de la producción.
De la colaboración de las fuerzas productivas deriva la reciprocidad de derechos y
deberes entre ellas. El trabajador en general, sea técnico, empleado u obrero, es un
colaborador activo de la empresa económica, cuya dirección está a cargo del
patrono, que es el responsable.

VIII. Las asociaciones profesionales de patronos tienen la obligación de fomentar con


todos los medios, el aumento de la producción, su perfeccionamiento y la reducción
del coste. Las representaciones de quienes ejercen una profesión liberal o un arte y
las asociaciones de empleados públicos, contribuyen en la tutela de los intereses del
arte, de la ciencia y de las letras, y en el perfeccionamiento de la producción y en la
consecución de los fines morales del ordenamiento corporativo.

IX. La intervención del Estado en la producción, económica se verifica solamente


cuando falte o sea insuficiente la iniciativa privada o cuando estén en juego intereses
políticos del Estado. Dicha intervención puede asumir la forma de control, del
fomento y de la gestión directa.

X. En las controversias colectivas del trabajo, no se puede dar lugar a la acción judicial
sin que antes el órgano corporativo no haya intentado la conciliación. En las
controversias individuales concernientes a la interpretación y la aplicación de los
contratos colectivos de trabajo, las asociaciones profesionales tienen, facultad para
intervenir en pro de la conciliación. Para semejantes controversias, la competencia
pasa a la magistratura ordinaria, complementada con asesores designados por las
asociaciones profesionales interesadas.

XI. Las asociaciones profesionales tienen la obligación de regular, mediante contratos


colectivos, las relaciones del trabajo entre las categorías de los patronos y de los
trabajadores por ellas representadas. El contrato colectivo de trabajo se estipula
entré asociaciones de primer grado, bajo la guía y el control de las organizaciones
centrales, salvo la facultad de substitución por parte de la asociación de grado
superior, en los casos previstos por la ley y por los estatutos. So pena de nulidad,
cada contrato colectivo de trabajo debe contener normas precisas sobre las
relaciones disciplinarias, sobre el período de aprendizaje, sobre la cuantía y pago de
la retribución y el horario de trabajo.

XII. La acción del sindicato, la obra conciliadora de los órganos corporativos y el fallo de
la Magistratura del trabajo garantizan la proporción del salario conforme a las
necesidades normales de la vida, a las posibilidades de la producción y al
rendimiento del trabajo. La determinación del salario no está supeditada a ninguna
norma general y está confiada al acuerdo de las partes en los contratos colectivos.

XIII. Los datos obtenidos por las Administraciones públicas, por el Instituto central de
estadística y por las asociaciones profesionales legalmente reconocidas, respecto a
las condiciones de la producción y del trabajo, a la situación, del mercado monetario
y a las variaciones del tenor de vida de los prestadores de obra, coordenados y
elaborados por el Ministerio de Corporaciones, sugerirán el criterio para armonizar
entre ellas los intereses de las diferentes categorías y clases y los de éstas con el
interés superior de la producción.

XIV. La retribución debe ser asignada en la forma más conforme con las exigencias del
trabajador y de la empresa. Cuando la retribución se fije a destajo, y la liquidación
de los destajos se haga por periodos superiores a la quincena, tienen que ser
concedidos anticipos quincenales o semanales de adecuada cuantía. El trabajo
nocturno, no comprendido en regulares turnos periódicos, se retribuye con el
aumento de un tanto por ciento respecto al trabajo diurno. Cuando el trabajo se
retribuya a destajo, las tarifas de destajo deben determinarse de modo que el obrero
laborioso, de normal capacidad de trabajo, pueda conseguir una ganancia mínima
además del sueldo base.

XV. El prestador de obra tiene derecho al descanso semanal en coincidencia con los
domingos. Los contratos colectivos aplicarán tal principio teniendo en cuenta las
normas de leyes existentes, las exigencias técnicas de la empresa, y, en los límites
de dichas exigencias, procurarán al mismo tiempo que se respeten las festividades
civiles y religiosas según las tradiciones locales. El horario de trabajo tendrá que ser
intensa y escrupulosamente observado por el prestador de obra.

XVI. Después de un año de ininterrumpido servicio, el prestador de obra en las empresas


de trabajo continuo, tiene derecho a un periodo anual de vacaciones retribuido.

XVII. En las empresas de trabajo continuo, el trabajador, en caso de cese en las relaciones
de trabajo, por despido sin culpa, tiene derecho a una indemnización proporcionada
a los años de servicio. Dicha indemnización también es debida en caso de muerte
del trabajador.

XVIII. En las empresas de trabajo continuo, el traspaso del negocio no rescinde el contrato
de trabajo, y el personal adicto a tal empresa conserva sus derechos frente al nuevo
titular. Asimismo, la enfermedad del trabajador, si no pasa de una determinada
duración, no rescinde el contrato de trabajo. La llamada al servicio militar o al de la
Milicia Voluntaria de Seguridad Nacional (MVSN), no es causa de despido.

XIX. Las infracciones de la disciplina y los actos que perturben la marcha normal del
negocio, cometidos por los trabajadores, están castigados según la gravedad de la
falta, con multas, con suspensión del trabajo y, en los casos más gravea con
inmediato despido sin indemnización.

XX. El prestador de obra recién entrado en una empresa, está sujeto a un período de
prueba, durante la cual es recíproco el derecho a la rescisión del contrato, sin más
que el pago de la retribución por el tiempo en que efectivamente se prestó el trabajo.

XXI. El contrato colectivo del trabajo también extiende sus beneficios y su disciplina a los
que trabajan a domicilio. El Estado dictará varias normas para asegurar la policía y
la higiene del trabajo a domicilio.

XXII. El Estado precisa y controla el fenómeno de la ocupación y de la desocupación de


los trabajadores, índice general de las condiciones de la producción y del trabajo

XXIII. Las oficinas de colocación están constituidas sobre una base igual y bajo el control
de los órganos corporativos del Estado. Los patronos tienen la obligación de asumir
los prestadores de obra por mediación de dichas oficinas. Tienen la Facultad de
escoger entre los inscritos en las listas, prefiriendo a los que pertenezcan al Partido
y a los Sindicatos Fascistas, según la antigüedad de inscripción.

XXIV. Las asociaciones profesionales tienen la obligación de seleccionar los trabajadores


a fin de elevar cada vez más su capacidad técnica y su valor moral.

XXV. Los órganos corporativos vigilan para que las leyes sobre la prevención de
infortunios y sobre la policía del trabajo sean observadas por los individuos sujetos
a las asociaciones conectadas.

XXVI. La previsión es una alta manifestación del principio de colaboración. El patrono y el


prestador de obra deben contribuir proporcionalmente en los gastos. El Estado,
mediante loa órganos corporativos y las asociaciones profesionales, procurará
coordinar y unificar lo más posible el sistema y los institutos de previsión.

XXVII. El Estado fascista propone:

1) El perfeccionamiento del seguro contra los infortunios;


2} El mejoramiento y la extensión del seguro-de maternidad;
3) El seguro contra las enfermedades profesionales y contra la tuberculosis, como
tránsito hacía el seguro general contra todas las enfermedades;
4) El perfeccionamiento del seguro contra la desocupación involuntaria.
5) La adopción de especiales formas de seguros-dótales para los jóvenes
trabajadores.

XXVIII. Incumbe a las asociaciones de trabajadores la tutela de sus representados en las


gestiones administrativas y judiciales, referentes al seguro contra infortunios y a los
seguros sociales. En los contratos colectivos de trabajo quedará establecida, cuando
técnicamente sea posible, la constitución de cajas mutuas para enfermedad con la
contribución de los patronos y de los prestadores de obra y cuya administración
estará a cargo de representantes de ambos y bajo la vigilancia de los órganos
corporativos.

XXIX. La asistencia a sus representados, sean o no socios, es un derecho y un deber de


las asociaciones profesionales. Estas deben ejercitar directamente sus funciones de
asistencia y no pueden delegarlas en otras entidades o institutos, como no sea por
objetivos de índole general, que excedan de los intereses de cada categoría.

XXX. La educación y la instrucción de sus representados, socios y no socios,


especialmente la instrucción profesional, es uno de los principales deberes de las
asociaciones profesionales. Estas deben secundar la acción de las Obras
Nacionales relativas al post-trabajo y a las demás iniciativas de educación.

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