Está en la página 1de 29

1

16. Obras
2ALCESTES

3La historia tiene lugar en Tesalia, en época mítica.

4Acto I

5El rey Admeto se halla gravemente enfermo y próximamente morirá. Su mujer


6Alcestes se dirige al templo para consultar a los dioses. El Oráculo dice que el rey
7morirá salvo que alguien acepte reemplazarlo. Alcestes acepta morir en lugar de
8su amado esposo.

9Acto II

10El pueblo celebra la salvación de su soberano. El rey se entera de que, para ello,
11otro ha aceptado morir en su lugar, pero no averigua quién es, hasta que llega su
12esposa y el talante entristecido de esta se lo da a entender. Entonces se niega a
13seguir viviendo si ella tiene que morir, y decide seguirla.

14Acto III

15El pueblo se lamenta de la suerte de Alcestes. Llega Hércules, amigo de los


16esposos, y al enterarse de lo que ocurre, jura que los salvará. Alcestes se dirige a
17las puertas del hades. Detrás de ella viene su esposo Admeto, para morir en su
18lugar. Ambos discuten, pretendiendo morir uno en lugar del otro. Llega incluso
19Mercurio, amenazando a los dioses del Averno. Los dioses del Olimpo,
20conmovidos por el amor conyugal, deciden perdonar a ambos. Al final, Admeto,
21Alcestes y Hércules cantan en el atrio del palacio elogios a Apolo. El pueblo lo
22celebra.

23

24Versión libre
25de
26
27FLAVIO GONZÁLEZ MELLO
28
29basada en la obra de Eurípides
30México, septiembre de 2005
31
32
33
34
35

2 1
1

1ALCESTES
2PERSONAJES (por orden de aparición):
3 1. APOLO
4 2. LA MUERTE
5 3. SIRVIENTE.
6 4. NANA.
7 5. ALCESTES, REINA DE FERAS.
8 6. ADMETO, REY DE FERAS, ESPOSO DE ALCESTES.
9 7. HERACLES.
10 8. FERES, PADRE DE ADMETO.
11 9. PERICLÍMENE, MADRE DE ADMETO.
12
13 PARTICIPACIÓN POR BLOQUES:
14
15 1. APOLO / MUERTE.
16 2. SIRVIENTE / NANA
17 2-A ALCESTES / ADMETO / MUERTE.
18 3. NANA / HERACLES / ADMETO / SIRVIENTE
19 4. ADMETO / FERES / PERICLÍMENE
20 5. SIRVIENTE / HERACLES / (NANA)
21 6. ADMETO / NANA / HERACLES / ALCESTES / (SIRVIENTE)
22
23 DISTRIBUCIÓN DE PAPELES:
24 1. ALCESTES.
25 2. ADMETO.
26 3. HERACLES.
27 4. APOLO / SIRVIENTE.
28 5. LA MUERTE / FERES.
29 6. NANA/PERICLÍMENE.

2 2
1

2 1
1

1PRIMER BLOQUE
2LOCUTOR: Hoy presentamos “Alcestes”, de Eurípides, en
3 versión libre de Flavio González Mello... Admeto, el
4 Rey de Feras, en Tesalia, todavía con un pie en la
5 juventud ve llegado el día de la muerte, el día
6 funesto al que nadie puede escapar... aunque sí: de
7 hecho él sí intentará escapar de él, con la ayuda de
8 su esposa Alcestes y la intervención de un dios al
9 que tiene limpiando sus establos...
10
11 MUGIDOS INQUIETOS DE VACAS Y BECERROS EN UN ESTABLO.
12
13APOLO: ¡Tranquilas! ¿Por qué de pronto se agitan y chillan
14 como si fueran a parir... o a ser paridas? No hay
15 eclipse ni tormenta. ¿Algún temblor estará por
16 cimbrar la tierra? ¿O un gallo trasnochado les tomó
17 el pelo —les tomó los cuernos?... ¡Ah, ya veo! Es la
18 presencia de ese extraño lo que las inquieta...
19 (FUERTE) ¡Eh, eh, eh! ¿Extraviado, o amante de lo
20 ajeno?
21MUERTE: Busco la casa de Admeto.
22APOLO: Pues llegaste a la de sus vacas. A la suya se entra
23 por... pero antes dime, ¿para qué lo quieres?
24MUERTE: No es tu asunto. ¡Quítate!
25APOLO: Sólo recibo órdenes de mi amo, y no por mucho
26 tiempo.
27MUERTE: Tu amo no puede detener mi encargo, mucho
28 menos el esclavo que alimenta a sus vacas. ¿No
29 sabes quién soy? ¡Más te vale quitarte de mi
30 camino: no vaya a ser que se me antoje llevarte a tí
31 también al pudridero!
32APOLO: Ahora te reconozco. Eres el mandadero de Hades,
33 la Muerte que le recluta nuevos súbditos. Llegas un
34 poco antes de lo previsto. ¿Qué, te urgía probar por
35 tí misma lo que se siente morir?
36
37 UNA ESPADA ES DESENVAINADA. UN ARCO ES TENSADO.
38
39MUERTE: ¿Y con ese arquito y esas flechas piensas
40 amedrentarme? ¿A mí? ¿Tú, el más insignificante
41 de los mortales?
42APOLO: Que no te engañen estas garras, ni el lodo que
43 cubre mi cara. Fíjate bien y dime si sabes quién soy.
44
45 MANOS QUE TOMAN AGUA Y LIMPIAN LA CARA.
46
47MUERTE: ¡Apolo!... Pero, ¿qué hace el hijo de Zeus
48 cuidándole las vacas a un mortal? ¿De cuándo acá
49 los dioses chapotean en el estiércol de los establos?
50APOLO: Órdenes de mi papá. Él mató a mi hijo Asclepio. Yo,

2 2
1

1 presa de la ira, le retribuí exterminando a los


2 Cíclopes que le forjan el rayo. Y en castigo me
3 mandó servir al rey de Feras. Desde entonces cuido
4 esta casa y a mi patrón Admeto. Y en retribución a
5 sus atenciones, me propuse exentarlo de morir,
6 como estaba previsto que ocurriera hoy. Embriagué
7 a las Moiras, tejedoras del destino de los hombres, y
8 logré que concedieran que Admeto se librara de esa
9 muerte prematura si hallaba a alguien dispuesto a
10 irse en su lugar. Por poco y resulta inútil mi
11 conquista: ni Feres, su anciano padre, ni
12 Periclímene, la madre que de niño tanto lo cuidó...
13 nadie quiso entrarle a la fúnebre permuta. ¡Nadie...
14 con excepción de su mujer, Alcestes, que consintió
15 en sustraerse del mundo de los vivos para que el
16 hombre al que ama pueda seguir disfrutando la luz
17 del sol!
18MUERTE: ¿Y por qué entonces me estorbas el paso, con el
19 arco desplegado, impidiéndome que cobre la cuota
20 que Alcestes, y sólo ella, estuvo dispuesta a pagar?
21APOLO: Créeme: la justicia y la sensatez están de mi lado.
22MUERTE: Sí: y también el arco y las flechas.
23APOLO: Estos me acompañan adonde vaya.
24MUERTE: ¿Me vas a expropiar también a este segundo
25 muerto?
26APOLO: ¿Qué, el otro te lo quité por la fuerza?
27MUERTE: ¿Cómo, si no, podría tu protegido andar
28 paseándose entre los vivos en vez de permanecer
29 acantonado en las colonias subterráneas, como
30 estaba decidido?
31APOLO: Te lo dije: paga peaje mandando a su mujer en su
32 lugar.
33MUERTE: ¡Y yo la tomo y me la llevo sin más retrasos!
34APOLO: ¡Pues tómala, pues! Ya que es imposible
35 convencerte.
36MUERTE: ¿Pues cómo no matar, si de eso vivo?
37APOLO: Eso que ni qué... pero, ¿por qué no retardar el cobro
38 de esta vida?
39MUERTE: Ah... Ya. Por fin asomó la liebre.
40APOLO: ¿No podría Alcestes llegar a la vejez?
41MUERTE: La muerte joven es doblemente sabrosa.
42APOLO: Pero, si muere vieja... ¡qué funerales! ¡Qué riqueza
43 en las ofrendas!
44MUERTE: ¡Ah! Así que... el que me llegue al precio, que muera
45 viejo, ¿no? Siempre hay manera de arreglarnos... El
46 que tenga para propina, que se quede otro rato: ¡de
47 ahora en adelante, al inframundo, primero los
48 pobres!
49APOLO: Déjate de demagogias. ¿Me haces o no me haces el
50 favor?

2 3
1

1MUERTE: ¡Por supuesto! Que no. Ya conoces mi modo de


2 proceder.
3APOLO: ¡Eres detestable... no sólo para los mortales: a los
4 Dioses también nos resultas repugnante!
5MUERTE: Hago lo mismo que todos: cumplir con mi trabajo.
6 Yo pepeno vivos para que dejen de serlo, así como
7 tú... le limpias el establo a las vacas de tu patrón.
8APOLO: (FASTIDIADO) ¡Sigue así de dura e intransigente!
9 Pero escúchame: un día llegará un hombre, enviado
10 por Euristeo a la tierra de los Tracios en pos de una
11 carroza jalada por caballos que se nutren de carne
12 humana. Ese fuereño se hospedará en la casa de
13 mi amo. Dices que lo único que haces es cumplir
14 con tu trabajo: bueno, ese hombre cumple doce,
15 ¡doce!, todos diferentes; y aún así abrirá un
16 paréntesis para arrebatarte a esa mujer. Y a tí,
17 carroñera despreciable, no te quedará más que
18 doblegarte ante él. Mientras tanto, ya que tanto
19 insistes, llévatela en préstamo.
20MUERTE: Podrás impresionar a los mortales con tus profecías;
21 en cuanto a mí, tus palabras no van a modificar en
22 lo más mínimo mi encargo. Ella misma ofrendó sus
23 cabellos a los dioses del inframundo y de ese modo
24 quedó inventariada en el Hades. Así que no hay
25 afrenta en confiscarla... ¡compermiso!
26
27 LOS MUGIDOS CESAN: LAS VACAS SE VAN CALMANDO.
28
29APOLO: Tampoco a las bestias les agrada la proximidad de
30 la muerte. Tan pronto como se alebrestaron, ahora
31 se tranquilizan mis terneras... Otro será el ánimo
32 que a estas horas debe privar en la casa de mi
33 patrón... de mi ex-patrón, porque esta noche termina
34 mi castigo. Ni modo, chiquitas: a partir de mañana
35 volverán a ser ordeañadas con la destreza propia de
36 los mortales.
37
38 MUGIDOS DE PROTESTA.
39
40LOCUTOR: ¿De veras se va a sacrificar Alcestes para
41 conservarle la vida a su esposo? ¿Seguirá siendo
42 tan generosa cuando se acerque la hora decisiva?...
43 Regresamos a averiguarlo.
44
45 FIN DEL PRIMER BLOQUE.
46
47SEGUNDO BLOQUE.
48LOCUTOR: Seguimos con “Alcestes”, de Eurípides... Apolo logró
49 evitar que su patrón eventual, Admeto, fuera
50 requisado por la Muerte; pero ésta no aceptó irse

2 4
1

1 con las manos vacías. La única dispuesta a


2 llenárselas es Alcestes, la esposa de Admeto, que
3 antes de enviudar prefirió dejar viudo a su marido...
4
5 ENTRA AMBIENTE DE MURMULLOS CONSTERNADOS, COMO EN UN
6 VELORIO.
7
8SIRVIENTE: (EN VOZ BAJA) Oiga, ¿usted sabe si respira la
9 patrona todavía, o ya nos abandonó?
10NANA: Pues... digamos que está viva y también muerta.
11SIRVIENTE: ¿Pues cómo?
12NANA: Su boca todavía exhala palabras, pero cada una
13 parece la última... Ya se despidió de sus hijos, y de
14 nosotros; no tuvo más fuerzas y se fue a recostar en
15 su cama.
16SIRVIENTE: Pero, ¿no hay ninguna esperanza de salvarle la
17 vida?
18NANA: ¡Shhh! Asómate y juzga por tí mismo.
19
20 UNA PUERTA ES ENTREABIERTA.
21 EL AMBIENTE DE MURMULLOS DESAPARECE. EN SU LUGAR, LLANTOS
22 DE NIÑOS.
23
24ALCESTES: (SOLLOZANDO) ¡Ay, lecho, sábanas donde desaté
25 el cinto virginal, de la mano de aquél por el que voy
26 a morir... adiós para siempre! Yo me voy y tú te
27 quedas; ya vendrá otra esposa a habitarte, a
28 navegarte como yo lo hacía de la mano de aquél por
29 el que estoy muriendo... Ya vendrá, ya vendrá otra
30 que te domine, que te mande como suyo. ¿Más
31 bella, más perfecta? No: más afortunada...
32ADMETO: ¡Regresa, no me dejes solo... invoca a los dioses
33 poderosos!
34ALCESTES: ¡Mírala! Es una piragua de dos remos, y al timón va
35 el que trafica a los muertos... ¡es Caronte, me está
36 llamando...!
37MUERTE: (SUSURRANDO) ¿Por qué te tardas? ¡Apúrate! ¡No
38 me atrases más!
39ADMETO: ¡Ay, ay, ay... qué amarga es la travesía de la que
40 estás hablando...!
41ALCESTES: (GRITA) ¡Me empuja, me empuja! ¿No lo ves? ¡A
42 donde habitan los muertos! Su mirada es como un
43 dardo que sale disparado bajo la sombra de sus
44 cejas... ¿Qué quieres de mí? ¡Déjame! ¿A qué
45 espantoso itinerario me quieres llevar?...
46 ¡Sosténganme! Mis pies ya no me obedecen. Mis
47 ojos están anocheciendo. ¡Niños, mis niños... ya no
48 tienen mamá! ¡Ojalá a ustedes sí les sea dada una
49 larga vida!
50ADMETO: ¿Te vas tú? ¿Y yo qué hago? En tus manos está

2 5
1

1 encerrada nuestra vida y nuestra muerte. ¡Sólo una


2 cosa tiene sentido y merece vivir por ella: tu amor!
3ALCESTES: Óyeme, Admeto. Te quise, te quiero. Por eso decidí,
4 antes que verte morir, verte despidiéndome en mi
5 lecho de muerte. Hubiera podido perfectamente
6 encontrar entre los habitantes de Tesalia uno a mi
7 gusto, y vivir con mi nuevo marido en una regia
8 mansión... ¡No lo quise! ¿Cómo iba a vivir lejos de
9 mis hijos, huérfanos de padre? ¿Lejos de tí mismo?
10 Preferí sacrificar mi juventud, que tanto
11 disfrutamos... ¡A tí, Admeto, te dejaron solo tus
12 propios padres: el que te dió la vida, la que te llevó
13 en su vientre... ellos, viejos, sin más descendencia
14 ni esperanzas de engendrar un nuevo hijo que
15 repusiera al perdido, habrían provocado la
16 admiración de todos muriendo en tu lugar. Tú y yo
17 podríamos seguir juntos, y estos niños no quedarían
18 huérfanos... Tú los quieres como a mí, ¿verdad?
19 Pues deja que sean ellos los que reinen en la casa
20 que fue nuestra y no les des el triste regalo de una
21 madrastra. No dudo que encuentres a una que
22 pueda ser buena; pero siempre va a preferir a sus
23 propios hijos. Y los nuestros, tan tuyos como míos,
24 van a quedar arrinconados... ¡No lo permitas! Una
25 esposa advenediza siempre repudiará a los hijos de
26 su precursora...
27ADMETO: ¡Eso no va a pasar, puedes darlo por seguro! Viva te
28 tuve por única; y única serás también cuando hayas
29 muerto. Ninguna mujer —ni la más bella, ni la más
30 rica— estrechará esta mano; ninguna mujer llamará
31 marido al que estás dejando viudo. Me bastan mis
32 hijos: quieran los dioses que a ellos sí los pueda
33 gozar. Mi luto no durará un año, sino toda la vida; a
34 tí te amaré siempre por encima de todos, por
35 encima de mi padre y mi madre que sólo me
36 quisieron en las palabras y no en los hechos como
37 tú. ¡Ésa es la mujer a la que estoy perdiendo!... Se
38 acabaron las bromas, se acabaron las fiestas: te
39 estás llevando contigo la alegría... ¡Si tuviera la voz
40 de Orfeo para encantar a los guardianes del Hades
41 y rescatarte de ahí...! Espérame de aquel lado, al
42 menos. Prepárame la recámara para compartirla
43 contigo cuando llegue el momento de saldar el pago
44 pendiente. ¡Que estos niños coloquen mi cuerpo en
45 el mismo féretro de cedro en que vas a descansar,
46 para que ni en la muerte esté lejos de tí!
47ALCESTES: ¡Ya lo oyeron, niños! Su papá les promerte que
48 nunca va a intentar nuevas nupcias, ni llevará a otra
49 mujer al hogar.
50ADMETO: Eso digo y eso cumplo.

2 6
1

1ALCESTES: ¡Hijos... me tocaba vivir, pero ahora me voy a sumir


2 en la hondura de la tierra!
3ADMETO: ¡Llévame contigo, te lo suplico, llévame contigo!
4ALCESTES: Ese lugar te correspondía. Ahora ya no: me toca
5 sólo a mí. Adiós.
6
7 LLANTOS DE DOS NIÑOS.
8
9ADMETO: Ya no oye, ya no ve... ¡Ay, niños, a ustedes también
10 los golpea la suerte! ¡Tan chicos y ya tan
11 huérfanos!... Anden: hay que organizar las exequias.
12 A todos mis súbditos ordeno que compartan el duelo
13 rapándose y vistiendo de negro. Que también las
14 crines de los caballos sean rasuradas. Que queden
15 proscritas de la ciudad los cantos de la flauta y de la
16 lira durante doce lunas. ¡Todos los honores para la
17 generosa que quiso morir en mi lugar!
18
19 PUENTE: UNA MÚSICA FÚNEBRE PRIMITIVA.
20
21LOCUTOR: Alcestes ya exhaló su último suspiro... pero nuevos
22 aires están por soplar en la casa de Admeto, con la
23 llegada de un invitado imprevisto, hijo de un Dios y
24 una mortal...
25
26 FIN DEL SEGUNDO BLOQUE.
27
28TERCER BLOQUE.
29
30LOCUTOR: Regresamos a “Alcestes”, de Eurípides... (CASI EN
31 UN SUSURRO) Admeto ya es viudo. Todos se
32 preparan para las exequias de Alcestes; nadie
33 habla, nadie se atreve a hacer el más mínimo ruido
34 que pueda romper el silencio que se ha apoderado
35 de la casa desde que... (SE INTERRUMPE)
36
37 GOLPES EN UNA PUERTA.
38
39HERACLES: (GRITANDO DESDE FUERA) ¡Feres! ¡Admeto!
40
41 GOLPES INSISTENTES.
42
43NANA: (ACERCÁNDOSE) ¿Quién está haciendo ese
44 escándalo?
45HERACLES: (CHIFLA) ¿Qué no vive nadie en esta casa?
46
47 LA PUERTA ES ABIERTA CON UN RECHINIDO.
48
49NANA: ¡Sshhhhh! Más respeto, que aquí estamos de lu—
50 (SE INTERRUMPE. GRITA ATERRORIZADA)

2 7
1

1LA PUERTA ES CERRADA BRUSCAMENTE.


2
3NANA: (GRITANDO ATERRORIZADA) ¡Un león, un león!
4
5 GOLPES A LA PUERTA.
6
7HERACLES: (DESDE FUERA) ¡Señora...!
8NANA: ¡Y habla! ¡Un león que habla! ¡Atrápenlo!
9HERACLES: ¡Cálmese, señora...! Soy...
10NANA: ¡Maten a esa bestia!
11HERACLES: (SUELTA UN GEMIDO DE FASTIDIO)
12
13 LA PUERTA ES EMBESTIDA Y DERRIBADA.
14
15NANA: (GRITA CON TERROR) ¡Me ataca! ¡Ah, me
16 muerde! ¡Ayúdenme, ayúdenme por fa--!
17HERACLES: (IMPONIENDO SU VOZ A LOS GRITOS) ¡MIRE!
18
19 UNA PESADA PIEL DE LEÓN CAE SOBRE EL SUELO.
20
21HERACLES: ¿Ve?... Ése era su león. El puro pellejo. El minino
22 que lo vestía ya pasó a mejor vida.
23NANA: (PAUSA. ENOJADA) ¡Ay, qué bárbaro! ¿Por qué te
24 pones ese disfraz horrible encima, m’hijo?
25HERACLES: Es... uno de los encarguitos que me hizo mi primo
26 Euristeo. Eran doce. Todavía me faltan cuatro.
27NANA: ¿Fieras?
28HERACLES: Encargos. Éste fue el primero de todos.
29NANA: Pero... ¿cómo hiciste para cazar a semejante
30 animal?
31HERACLES: ¡Bah! Leoncitos a mí... Lo estrangulé con estas
32 manos.
33NANA: ¡Mira nomás cómo nos dejaste la puerta! Puras
34 astillas. ¿Y ahora qué le voy a decir a mi patrón?
35HERACLÉS: ¿Por qué nadie venía a abrirme? ¿No está Admeto?
36 ¿O su papá?
37NANA: ¿Quién los busca?
38HERACLES: Dígales que Heracles viene de paso y quiere
39 saludarlos.
40NANA: ¿De paso? ¿A dónde?
41HERACLES: A conseguir la carroza de Diomedes.
42NANA: (TOMA AIRE CON SORPRESA) ¿La de las yeguas
43 carnívoras?
44HERACLES: Ésa mera.
45NANA: Te van a comer, chamaco. Dicen que se echan dos
46 mortales diarios. O sea que más o menos uno de tu
47 tamaño.
48HERACLES: ¡Bah! Yegüitas a mí...
49NANA: Pero, ¿el dueño? No va a dejar que te lleves a sus
50 bestias.

2 8
1

1HERACLES: ¿Diomedes? Voy a dárselo de desayuno a sus


2 mascotas y ya luego me las llevo, bien amansaditas
3 por el empacho.
4NANA: A ver si no eres tú el que acaba servido en el
5 almuerzo.
6HERACLES: ¿Cree que es el primer torneo en que lucho,
7 señora?
8NANA: (ESCÉPTICA) No. Se nota que no... Pero no creo
9 que en éste te sea tan fácil salir ganador. Diomedes
10 es hijo de un Dios...
11HERACLES: Ah, ¿él también?
12NANA: ¡Y qué Dios! Ares: el de la guerra...
13HERACLES: (SUSPIRA FASTIDIADO. ENTRE DIENTES) Mi
14 primo y sus caprichitos... Pues ni hablar: lucharé con
15 él...
16NANA: ¿Y no hay forma de que escurra el encargo? Digo:
17 yo por usted...
18HERACLES: Mh-mh. No puedo renunciar a ninguna de mis
19 tareas. Y cada una es más ardua que la anterior. Ya
20 me voy acostumbrando... Entonces, ¿le avisa a su
21 patrón, doña?
22NANA: ¿Ya pa’ qué? Tú mismo lo trajiste con tu escándalo.
23 Míralo...
24ADMETO: (SIN MUCHO ENTUSIASMO) Bienvenido, hijo de
25 Zeus.
26HERACLES: Recibe mis honores, señor de Feras... Pero, ¿por
27 qué la cabeza rapada? ¿Estás de luto, Admeto?
28ADMETO: Estoy por sepultar un muerto.
29HERACLES: ¡Los dioses no permitan que sea uno de tus hijos!
30ADMETO: Los que alcancé a engendrar todavía viven
31 conmigo.
32HERACLES: ¿Tu papá? Ya era grande el buen Feres...
33ADMETO: (SONRÍE CON AMARGURA) No. Tanto él como mi
34 madre siguen bien aferrados a la vida.
35HERACLES: Entonces, ¿tu mujer? ¿Alcestes murió, a pesar de
36 ser tan joven?
37ADMETO: Ella... existe... pero ya no existe: ésa es mi
38 amargura.
39HERACLES: Hablas en sombras. ¿Qué quieres decir?
40ADMETO: Este luto debió ser por mí. Pero cuando se acercó la
41 hora, ella se ofreció a morir en mi lugar...
42HERACLES: Ya veo... Y ahora está viva y al mismo tiempo ha
43 dejado de estarlo, pues consintió en morir... Eso es,
44 ¿no?...
45ADMETO: (SOLLOZA)
46HERACLES: No llores, Admeto... ¿Cuándo vence el plazo?
47 Espérate a que le toque pagar la cuota que asumió
48 y entonces sí: llórala.
49ADMETO: El señalado para morir, ya está muerto. Y el que
50 está muerto no existe más.

2 9
1

1HERACLES: Ser, y no ser... Son dos cosas distintas, Admeto.


2ADMETO: Eso piensas. Yo no. Yo pienso que pueden ser lo
3 mismo, Heracles.
4HERACLES: ¿Y por eso el luto? ¿Por alguien que todavía es?
5ADMETO: No. Es que sí hubo una muerte.
6HERACLES: ¿Quién murió?
7ADMETO: ... Una mujer...
8HERACLES: ¿Pariente? ¿Cercana? ¿O más bien, una extraña?
9ADMETO: ... Extraña. Y ahora, muy lejana.
10HERACLES: ¿Y cómo vino a perder la vida a tu casa?
11ADMETO: Al morir su padre, aquí encontró refugio su
12 orfandad.
13HERACLES: Admeto: yo pensaba acogerme a la hospitalidad que
14 siempre has ofrecido, en lo que llevaba a cabo un
15 engorroso encargo que me asignó mi primo. Pero
16 veo que llegué en mal momento. Te pido una
17 disculpa y me despido... Vámonos, gatito. (HACE
18 UN GEMIDO DE ESFUERZO AL INCLINARSE POR
19 LA PIEL DE LEÓN)
20ADMETO: ¿A dónde vas?
21HERACLES: A buscar un anfitrión menos atribulado.
22ADMETO: ¡No, no: de ninguna manera! Heracles duerme hoy
23 en esta casa.
24HERACLES: Para el que está de luto no hay nada más
25 inoportuno que la llegada imprevista de un invitado.
26 Yo lo sé perfectamente.
27ADMETO: ¡Los que mueren, que se vayan! Tú aquí te quedas.
28HERACLES: Pero es que... me da vergüenza llegar tan
29 campante, cuando mis amigos están llorando a un
30 muerto...
31ADMETO: Ya te dije: era una extraña... Además, los cuartos de
32 los huéspedes están lejos de aquí: ese criado te
33 enseñará el camino. Allá podrás estar a tus anchas,
34 con la confianza de que ni tu actividad nos distraerá,
35 ni nuestro luto ensombrecerá tu descanso. Cada
36 quien a lo suyo.
37HERACLES: ¡Pero, yo de veras...!
38ADMETO: ¡Nada! No podría permitir que durmieras en otra
39 casa, estando libre la mía... (AL SIRVIENTE) Llévalo
40 a los cuartos de los invitados y dile a los demás que
41 yo ordeno que se le atienda con todos los honores,
42 y se le sirva y se le proporcione lo que pida. Y
43 cuando lo hayan hecho, cerciórate de cerrar bien las
44 puertas del patio: no quiero que a nuestro huésped
45 lo importunen los lamentos de quienes se deshacen
46 de dolor por su muerta.
47HERACLES: Este gesto confirma tu fama: eres generoso con tus
48 huéspedes. Gracias, Admeto.
49SIRVIENTE: Este... ¿sí me permite ayudarle con su...? eh... ¿es
50 un león?

2 10
1

1HERACLES: Gracias: al bicho lo cargo yo.


2SIRVIENTE: Por aquí.
3
4 SUS PASOS SE ALEJAN.
5
6NANA: ¿Qué haces, Admeto? El dolor te agobia... ¿y tú te
7 pones de hospitalario?
8ADMETO: Por más grande que sea mi tristeza, tengo que
9 observar las reglas de la hospitalidad, nana.
10 Rechazando al huésped que llega, sólo voy a lograr
11 que caigan más desgracias sobre esta casa.
12 ¡Heracles, el que me recibió como si fuera de su
13 propia familia cuando visité las resecas tierras de
14 Argos!
15NANA: Pues si es casi como de la familia, ¿por qué le
16 ocultas el pesar que te absorbe? ¿Por qué no le
17 contaste que tu mujer acaba de morir?
18ADMETO: Si llego a mencionarlo, no hubiera querido quedarse
19 en mi casa. Y de quedarse, lo habría hecho
20 incómodo... ¿Qué clase de hospitalidad le estaría
21 ofreciendo?
22NANA: Pues le das demasiado peso a la dichosa
23 hospitalidad.
24ADMETO: Tal vez sea insensato. Pero mi casa no sabe
25 rechazar ni ofender huéspedes, nana... Ve a ver que
26 nada le falte. Yo voy a encerrarme en el cuarto que
27 hace unas horas era “nuestro” y ahora es sólo “mío”,
28 a prepararme para las exequias, y a llorar a Alcestes
29 en el lecho al que también dejó viudo.
30
31 PIES SE ALEJAN LENTAMENTE, ARRASTRANDO LOS PASOS.
32 UNA PUERTA RECHINA LENTAMENTE.
33 LA PUERTA SE CIERRA PESADAMENTE, COMO SI FUERA LA BÓVEDA DE
34 UN BANCO. EL ECO DEL PORTAZO TARDA UN MOMENTO EN
35 EXTINGUIRSE.
36
37NANA: Sí: esta casa siempre ha estado abierta a los
38 huéspedes; incluso Apolo se benefició de la
39 generosa hospitalidad de mi amo. En esas laderas
40 se veía pasear al insigne Dios tocando la zampoña,
41 con un ojo en el instrumento y el otro en el rebaño a
42 su cargo... Pero su música no sólo atraía a las
43 ovejas, sino a los ciervos, a los linces... y hasta los
44 feroces leones se acercaban amansados y se
45 sentaban ronroneantes costado a costado con los
46 corderitos, como si fueran hermanos de una misma
47 camada. Nunca las colinas de esta casa estuvieron
48 tan pobladas de rebaños... Ahora esta misma casa
49 abre sus puertas a un huésped que no sabe a
50 dónde llegó realmente, ni se imagina el profundo

2 11
1

1 dolor que acosa a su anfitrión. No sé si es sabio o


2 insensato; pero ya que así lo manda el patrón,
3 atendamos pues al recién llegado como si no pasara
4 nada, y finjamos que es la patrona quien nos
5 manda, sin enterarlo de que ella ya no manda, sino
6 es mandada por el que reina entre los muertos.
7LOCUTOR: Todo tiene sus límites... incluso la hospitalidad.
8 Averigüemos cuáles son los de la de Admeto, si es
9 que realmente los tiene.
10
11 FIN DEL TERCER BLOQUE.
12
13CUARTO BLOQUE.
14
15LOCUTOR: Asistamos al entierro de Alcestes, cerca del palacio
16 de Admeto. Los esclavos están llegando con el
17 cadáver, listo para la tumba...
18
19 MÚSICA FÚNEBRE DE RESONANCIAS PRIMITIVAS, COMO EN UNA
20 PROCESIÓN.
21 LLANTOS DE VELORIO.
22 LA MÚSICA REMATA Y CESA.
23 QUEDA EL VIENTO QUE SOPLA, Y LOS LLANTOS DE ALGUNOS
24 ASISTENTES.
25
26ADMETO: Habitantes de Feras que generosamente me
27 acompañan: gracias por estar aquí. Éste es el
28 momento de la última despedida: luego ya no habrá
29 más (LA VOZ SE LE QUIEBRA)... Tú fuiste la única:
30 tú y sólo tú, Alcestes, sin importarte que tu juventud
31 apenas estaba llegando a su mediodía, aceptaste
32 morir en mi lugar... ¡Los que me dieron la vida una
33 vez no quisieron hacerlo de nuevo! Pero tú estuviste
34 dispuesta a asumir la terrible permuta que me
35 mantiene con vida... o con este simulacro de vida:
36 una vida sin tí... una vida a medias... ¡Que lo sepa
37 Hades, el dios de la negra cabellera! ¡Y que lo sepa
38 su secuaz, el siniestro remero de la lancha en la
39 sólo hay pasaje de ida! ¡En mucho y con mucho, su
40 nueva huésped es la mujer más noble y buena que
41 jamás haya cruzado las aguas del lago de
42 Aqueronte!
43FERES: ¡Ay, Admeto... ay, Admeto!
44ADMETO: ¿Papá?... ¿A qué vienes? ¿Qué son esas quejas?
45FERES: Te acompaño en tu dolor, hijo. Yo sé lo que acabas
46 de perder: no es una esposa: es la más noble, la
47 más virtuosa de las esposas... Sé cuanto se
48 querían. Pero hay que ser fuertes... Aunque la
49 tristeza parezca insufrible, hay que seguir adelante...
50 Ándale: toma ese vestido que te trae tu madre. Lo

2 12
1

1 preparó con todo esmero para que Alcestes vaya


2 bajo tierra vestida como es debido... como merece
3 una mujer tan generosa, que prefirió inmolarse
4 antes que verme sufrir la pérdida de mi hijo
5 predilecto...
6PERICLÍMENE: (LLOROSA) ¡Tan buena, tan buena hijo...! No quiso
7 que tu papá y yo pasáramos nuestra vejez llorando
8 tu ausencia... ¡Resígnate, Admeto: nunca vas a
9 encontrar otra igual!
10FERES: Nunca. De hoy en adelante, su sacrificio servirá de
11 ejemplo a todos los esposos y esposas: éste es el
12 verdadero significado del compromiso que uno hace
13 al casarse... Créeme: será recordada siempre por
14 esto, Admeto...
15ADMETO: ¿A qué vienen? ¿Qué son esos lloros... por qué
16 todo ese moqueo dizque consternado...? Los
17 buenos sentimientos servían en otro momento,
18 cuando fui a rogarles que alguno de ustedes
19 ocupara mi lugar... Pero entonces no: ninguno de
20 los dos se compadeció en lo más mínimo. Marcaron
21 una prudente distancia y dejaron que muriera un ser
22 joven antes que inmolarse ustedes: un par de
23 viejos ... ¿Y ahora vienen a llorar sobre su
24 cadáver?... ¡Váyanse: nadie los invitó a este funeral,
25 y su presencia no es bienvenida!
26PERICLÍMENE: ¡Hijo...!
27ADMETO: ¿Todavía me llamas así? ¿Es que yo soy tu hijo?
28 ¿Puedes probarlo?
29FERES: No te pongas así, Admeto. Tu madre y yo...
30ADMETO: ¿Ah, es mi madre? Su negativa no fue muy maternal
31 que digamos... ¿De verdad fue ella la que me
32 parió?... Y tú, ¿será cierto que me engendraste?
33 Para mí que hubo un tercero ese lecho, que es a
34 quien verdaderamente podría llamar así... ¡Padre!
35 En el momento decisivo no te comportaste como tal.
36 ¡Cobarde! Tú, decrépito, caduco, que llevas ya un
37 buen trecho viviendo horas extras, no tuviste ni las
38 agallas ni el amor para morir en lugar de tu hijo; en
39 cambio, le endosas el bulto a una mujer, a una
40 extraña, que por sus acciones se ha convertido sin
41 embargo en mi padre y mi madre... ¿Qué perdías?
42 De todos modos vas a morirte cualquier día de
43 estos. ¡Y en cambio, dejaste escapar la oportunidad
44 de irte rodeado de admiración! ¡Qué honor, qué
45 gloria te hubiera dado el asumir la prueba y
46 sucumbir en lugar de tu hijo! Mi esposa y yo
47 hubiéramos disfrutado de todo lo que nos quedaba
48 aún por vivir, recordándote con gratitud y
49 veneración... Tú ya habías vivido lo que te tocaba:
50 de joven tuviste el mando real, y no corrías el riesgo

2 13
1

1 de morir sin hijos dejando tu casa a merced de


2 desconocidos: en mí veías al heredero de tu
3 grandeza y tu caudal... No podrás decir que te
4 entregaba a la muerte por negligencia a la hora de
5 cuidar tu vejez: nadie mejor que tú sabe que
6 siempre te mostré la mayor veneración y diligencia...
7 ¡y éste es el pago que me dan tú y tu mujer!
8FERES: ¡Hijo...!
9ADMETO: ¡Engendren nuevos hijos, ahora mismo, para que
10 tengan quién cuide su vejez y sus achaques, y quién
11 los amortaje y los meta en su tumba! Porque en
12 cuanto a mí, no esperen que los sepulte. Ya que me
13 dejaron morir, estoy muerto para ustedes. Si acaso
14 hubo alguien que cambiara su lugar por el mío para
15 permitirme gozar esta luz del día, ése es mi padre,
16 de ése soy hijo, y a ése lo llenaré de cuidado y
17 cariño en su vejez.
18PADRE: ¡Ya basta, Admeto! ¿Por qué insistes en
19 insultarnos? Soy tesalio, hijo de tesalio; nací libre y
20 libre he de morir. ¿Qué mal te he hecho? ¿De qué
21 te despojé?... ¡Yo te engendré, yo te crié, te nutrí de
22 niño y de adulto te hice dueño y señor de mi casa y
23 mi reino, colmándote de riquezas y de autoridad
24 sobre los demás...! Pero, ¿morir en tu lugar? ¿Por
25 qué, según qué ley, costumbre o mandato divino? Ni
26 mis antepasados ni mi pueblo han tenido nunca por
27 norma que los padres mueran en lugar de sus hijos.
28 Naciste para tí: sólo a tí te toca vivir tu destino, feliz
29 o desdichado.
30ADMETO: (DESPECTIVO) ¡Viejos!... Se la pasan pidiendo
31 morir, quejándose de qué tan insoportable es la vida
32 a esas alturas... pero cuando la muerte se acerca,
33 ya ninguno quiere irse, ¡ya la vejez no es un fardo
34 tan difícil de cargar!
35PERICLÍMENE: (SECA) Te gusta ver la luz del día... ¿crees que a
36 tus padres no? El tiempo es largo; la vida, breve; ¡y
37 es tan dulce vivir...! Deberías mostrar un poco de
38 pudor a la hora de delirar así contra la Muerte... ¡tú
39 escapaste de ella, y esta víctima es obra tuya!...
40 ¿Cobardes nosotros? ¡Tú no! ¡Dejaste que tu mujer
41 muriera en tu lugar... tú: el fuerte, el joven, el
42 hombrecito! ¡Bonita forma de escapar a la muerte!...
43 Siempre fuiste listo. No te costó trabajo convencer a
44 esa pobre para que se fuera en tu lugar y apropiarte
45 así de los años que le tocaba a ella vivir... la
46 despojaste, y de paso despojaste a tus hijos,
47 dejándolos en una orfandad tal vez peor que si
48 hubieras sido tú el que faltara... ¡Y nosotros somos
49 mezquinos... nosotros somos cobardes! Esa tumba,
50 ese cortejo tenían escrito tu nombre, y el de nadie

2 14
1

1 más.
2FERES: ¡Déjalo! Que siga vivo, ¡que dure más que Zeus, ya
3 que tanto lo desea! ¡Ése será su castigo! ¡Ojalá
4 llegue a nuestra edad recordando en cada uno de
5 sus días cómo se deshizo de la mejor esposa que
6 uno pueda imaginar con tal de prolongar esa vida
7 pusilánime!
8ADMETO: No me vas a enredar con esas falacias... Ya llegará
9 el día en que necesites un hijo; a ver dónde lo
10 encuentras...
11FERES: ¡Consíguete a muchas: ya irán muriendo en tu lugar!
12ADMETO: ¡De todos modos vas a morir... pero sin gloria!
13FERES: ¡Bah! ¿La gloria qué, si estoy muerto?
14ADMETO: Si el ejemplo de esta noble mujer no logra que lo
15 entiendas, no tiene caso que yo te lo explique...
16PERICLÍMENE: ¡Su acto no fue de nobles, sino de locos!
17ADMETO: ¡Basta... déjenme enterrar en paz a mi muerta!
18FERES: ¡Entiérrala, ya que tú la asesinaste!... Vámonos.
19PERICLÍMENE: Ya tendrás que rendirle cuentas a tus propios hijos
20 algún día...
21FERES: ¡Vámonos!
22
23 PASOS QUE SE ALEJAN POR LA GRAVA.
24
25ADMETO: (GRITÁNDOLES) ¡Y ustedes, cuando quieran
26 hacerlo ya no tendrán ningún hijo al que rendirle
27 cuentas! (PAUSA. SECO) ¿Qué esperan? ¡Las
28 exequias no pueden quedarse a medias!
29
30 REINICIAN LOS LLOROS Y LA MÚSICA FÚNEBRE.
31
32LOCUTOR: Las exequias no pueden quedarse a medias, y el
33 radioteatro tampoco. Aun faltan por ocurrir los
34 sucesos más extraordinarios, incluído un regreso de
35 entre los muertos... Mientras tanto, aquí también
36 regresamos...
37
38 FIN DEL CUARTO BLOQUE.
39
40QUINTO BLOQUE.
41
42LOCUTOR: Estamos de regreso con “Alcestes”, de Eurípides.
43 Admeto acaba de enterrar a su esposa; apenas
44 inicia el duelo que se ha propuesto guardar el resto
45 de su vida, sin imaginar que no podrá mantener el
46 juramento más que por unas cuantas horas...
47
48 AMBIENTE DE PATIO, CON PÁJAROS, GALLINAS, PATOS Y OTRAS AVES.
49 PROVENIENTES DE ALGÚN CUARTO CERCANO LLEGAN,
50 AMORTIGUADOS, SONIDOS DE FIESTA: MÚSICA, COPAS QUE CHOCAN,

2 15
1

1 GRITOS Y CANTOS INCOMPRENSIBLES DE UN HÉRCULES BORRACHO


2 Y ANIMADO.
3
4SIRVIENTE: De todas partes han venido invitados a esta casa, y
5 tú sabes que yo siempre les he servido el banquete
6 como mi patrón ordena... Pero como el recién
7 llegado, nunca habíamos tenido uno. Sin ningún
8 respeto por la amargura que reina sobre el Rey —
9 más bien aprovechándose de ella— va y viene
10 como si estuviera en su casa, y ordena, y pide, y
11 hasta derribó otra puerta porque no acudíamos a
12 una de sus solicitudes. Es uno de sus pasatiempos:
13 derribar puertas. Nosotros –sin hacer ningún alarde
14 de nuestro propio dolor, porque así lo mandó el
15 patrón— aludimos discretamente al luto que se
16 guarda en esta casa; pero él, sin importarle nada,
17 exige ser servido. Toma una copa, la llena de vino
18 hasta el borde, y bebe, y bebe, y ya ni quien lo pare:
19 lleva un rato desentonando todo el repertorio de los
20 reinos que hay desde el suyo hasta aquí,
21 creyéndose el muy afinado y el muy conocedor y el
22 muy gracioso, coronado de mirtos, mientras mi
23 patrón tiene que soportar que semejante escándalo
24 sirva de acompañamiento a su luto.
25HERACLES: (A LO LEJOS) ¡Criado!
26NANA: Fue él quien ordenó que se le dejara hacer como en
27 un día cualquiera.
28SIRVIENTE: Sí: y eso estoy haciendo: atender a esa visita
29 inoportuna y desconsiderada, a ese vagabundo
30 desleal, ladrón y fanfarrón...
31HERACLES: (A LO LEJOS) ¡Tú...! Eh... ¿Cóm’ te llamab’s...?
32 ¡Criado!
33NANA: Ándale: ve a ver qué se le ofrece. Y aunque te
34 parezca grotesco o grosero, cúmplele el capricho,
35 que ésas fueron las órdenes de Admeto.
36HERACLES: ¡CRIAAADOOO!
37SIRVIENTE: ¡Vooy!
38
39 LA PUERTA SE ABRE, AZOTANDO CON VIOLENCIA.
40
41HERACLES: (BORRACHO) ¡Aaajá: con que aquí estabas, inútil:
42 perdiendo el tiempo en cuchicheos en lugar de
43 atender a tu invitado! ¿Así tratas a los huéspedes de
44 tu patrón? ¿Con caras largas y miradas de
45 reproche?... Mír’me... ¡Mír’me!
46SIRVIENTE: (LANZA UN GEMIDO SIN AIRE, COMO SI LE
47 APRETARAN EL PESCUEZO)
48HERACLES: ¿Sss’bes quién soy?... ¿Eh? Dime: ¿ss’bes quién
49 soy?
50SIRVIENTE: (AHOGÁNDOSE) ¡He... ra... cle...!

2 16
1

1HERACLES: (LO INTERRUMPE) ¡Soy amigo de tu amo: eso soy!


2 Y tú me recibes con jeta de velorio, nomás porque
3 se murió no sé qué recogida que a tí ni te va ni te
4 viene... Mira. Ven.
5SIRVIENTE: (TOMA AIRE CON AVIDEZ, COMO SI LO
6 ACABARAN DE SOLTAR)
7HERACLES: Te voy a enseñar un’s cuant’s cosas de la vida. ¿Tú
8 sab’s cuál es el destino de los mortales...?
9SIRVIENTE: (JADEA, ANGUSTIADO)
10HERACLES: (CHASQUEA LA LENGUA) Tú n’ sab’s nada. Ni
11 intentes responder. Nada entiendes, tú. Oye, oye lo
12 que te digo: a tod’s los mortal’s les está decretada la
13 muerte, y no hay un’ solo, ¡un’!, que pueda afirmar
14 que mañan’ va ‘star vivo... ¡De veras! Es como es...
15 Así que sigue mi consejo: tú d’sfruta: tú bebe: haz-
16 tu-ya-la-ho-ra-yel-dí-a que-tien’s en las man’s, y lo
17 demás... (CHASQUEA LA LENGUA) ¡déjaselo al
18 Destino! ¡Él d’cidirá!... ¡Ah! Eso sí: venera a los
19 dioses... y sobre todo a la más grata que ninguna
20 para los mortales: a Afro— (HIPA)... Afro— (HIPA)...
21 Afro...dita, la diosa que más deleites otorga a los—
22 (HIPA) h’mbres. Y destierra toda pesadumbre que
23 no te competa: hazla a un lado. Créeme. Yo no
24 ‘ngaño. ¿Sí ‘ngaño?
25SIRVIENTE: (MURMURA UNA NEGACIÓN, NERVIOSO)
26HERACLES: ¡No ‘ngaño!... Así que, ¡fuera dolor, fuera tristeza! El
27 que tiene que morir, que viva como mortal. ¡Échate
28 una... bebe conmigo, corónate de flores como yo...!
29 ¡Ánd’le: échate una!
30
31 LICOR ES VERTIDO EN UNA COPA.
32
33SIRVIENTE: (SUSPIRA. DEGLUTE EL TRAGO. CARRASPEA)
34
35 LA COPA ES DEPOSITADA EN LA MESA.
36 MÁS LICOR ES VERTIDO EN LA COPA.
37
38HERACLES: ¡Ajá!... ¿Y ahora? ¿Qué m’ dices, eh? ¿Verdad que
39 ya no parecen tantas las penas? ¡Ss: el vino las
40 disuelve todas!... ¡Échate otra!
41SIRVIENTE: (DEGLUTE EL TRAGO. SUSPIRA, CADA VEZ MÁS
42 RECONFORTADO)
43HERACLES: (DIVERTIDO) ¡Eeeeeh! ¿’ Poco no? ¿V’s lo que te
44 digo?... ¡Ahora baja la cabeza: mírate... pelón!
45
46 LE SUELTA UN ZAPE EN LA CALVA.
47
48SIRVIENTE: Ándale, tápate esa calva ridícula con esta
49 guirnalda... ¡Eeeeh! ¡Qué diferencia! ¿No?...
50 ¡Venga: otra, pa’ celebrar!

2 17
1

1 MÁS LICOR ES VERTIDO EN LA COPA.


2
3SIRVIENTE: (CON PRONUNCIACIÓN LIGERAMENTE
4 PASTOSA) ‘S que... ‘n casa no hay motivo para
5 celebrar. ‘l contrario...
6HERACLES: ¡Y dale con eso!... Era un’ extraña. S’ murió. ¿A tí
7 qué?... (CÓMPLICE) O... ¡tú sí tenías familiaridad
8 con ella! ¿eh?
9SIRVIENTE: No no, cómo cree...
10HERACLES: ¡Cómo no: por eso la ‘xtrañas, a la ‘xtraña!... No te
11 dé pena. Conmigo puedes ser franco: ¿te... mh-jj-jj?
12 ¿A la hoy occisa?
13SIRVIENTE: ¡Ps, cómo! De veras no. Cómo cree.
14HERACLES: ¿Y entonces: a qué tanta cara larga?
15SIRVIENTE: (BORRACHO ENTRANDO EN SOLEMNIDAD) Tú
16 no sab’s la desgracia que ha pasado en esta casa.
17 T’ no sab’s.
18HERACLES: ¿Desgracias? ¿Por una recogida?
19SIRVIENTE: No era ninguna recogida.
20HERACLES: ¿Que no...?
21SIRVIENTE: No sab’s. Piensas que sab’s pero no sab’s.
22HERACLES: ¡Pero Admeto me dijo...! ¿O me mintió?
23SIRVIENTE: Se pasa, de ver’s se pasa de hospitalario el patrón...
24 “Con tal de no importunarlo”. ¡Cualquier otro ni
25 siquiera lo habría recibido! ¿El día que enterraba a
26 su ‘sposa? ¡Pf!
27HERACLES: (PAUSA. SÚBITAMENTE SERIO—Y SOBRIO) ¿Su
28 esposa? ¿Alcestes? ¿A ella estaban enterrando?
29SIRVIENTE: Psí. Mi patroncita. Por ella n’s vestimos de negro y
30 llevamos la cab’za rapada abajo de esta guirnalda.
31 Mire. Toque.
32HERACLES: ¡Pero..! ¿Y aún así me da hospedaje... sin decirme
33 nada...?
34SIRVIENTE: ¡Ts! Te digo. No quería “ser descortés”... A ver,
35 sírveme otra, pues.
36HERACLES: ¡Ay, Admeto, Admeto! ¡Qué mujer acabas de perder!
37SIRVIENTE: (BORRACHO SENTIMENTAL) No s’lo él. Tod’s.
38 Tod’s sufrimos la pérdida. ¡Era tan buena... tan
39 generosa...! (LLORA)
40HERACLES: Yo ya lo presentía. Yo ya lo presentía. ¡Claro: por
41 eso toda ese luto en la ropa, por eso toda esa
42 humedad en los ojos...! ¡“Una extraña”... pf! Era
43 claro que no podía ser así... ¡Y yo, sin imaginarme
44 nada de esto, me dejé invitar y me dejé servir y me
45 dediqué a beber y a armar fandango sin ninguna
46 consideración por la tristeza que agobia a mi amigo!
47 ¡Y coronado de mirtos...!
48
49 UNA GUIRNALDA ES ARROJADA AL SUELO.
50

2 18
1

1HERACLES: Tú también tienes la culpa. ¿Por qué no me dijiste


2 nada? ¿Por qué no me detuviste? ¡¿Eh?!
3SIRVIENTE: ¡Ss...! Yo intenté, pero...
4HERACLES: ¡Tenías que haberme dicho! ¡Alguien tenía que
5 haberme advertido!
6SIRVIENTE: (GIME, DE NUEVO AHOGÁNDOSE, AHORCADO
7 POR HERACLES)
8HERACLES: ¿Dónde está? ¿Dónde la enterraron?
9SIRVIENTE: (UN HILO DE VOZ) ... el... camino... a... La... ri...
10 sa...
11HERACLES: (REFUNFUÑA, SOLTÁNDOLO) ¡Más te vale que
12 ahora sí me estés diciendo toda la verdad!
13SIRVIENTE: (SE ALEJA, ASUSTADO, RECUPERANDO EL
14 AIRE)
15HERACLES: Brazos, tripas... ¡para qué los quiero! Éste es el
16 momento de demostrar lo que puede el hijo de
17 Alcmena. Tengo que lograr que la muerta regrese a
18 este palacio, tengo que devolverle su mujer a
19 Admeto: sólo así borraré mi vergonzosa conducta...
20 Esta tarea nadie la ordena, más que mi propia
21 conciencia. Y es la más difícil de las que he
22 enfrentado hasta hoy. Voy a hacerle una visita a la
23 Muerte; sospecho dónde puedo encontrarla: en las
24 tumbas, dándose un festín con la sangre de los que
25 ya fueron. Ya veré la manera de envolverla en mis
26 trucos, y entonces me le echaré encima, y si logro
27 encarcelarla con mis brazos, no habrá poder en el
28 inframundo que me pueda quitar esa presa. Y
29 entonces tendrá que soltar a la suya, y dejar que se
30 la restituya a Admeto... ¡Voy a recuperar a Alcestes
31 para mi amigo, así tenga que bajar al Hades a
32 arrebatársela al mismísimo gobernador de los
33 muertos!
34LOCUTOR: Heracles se echa un clavado ahí, al foso del que
35 todos quieren escapar. ¿Él sí podrá venir de vuelta?
36 ¿Y acompañado?... Regresamos con el final de
37 “Alcestes”, de Eurípides.
38
39 FIN DEL QUINTO BLOQUE.
40
41SEXTO BLOQUE.
42
43LOCUTOR: Mientras Heracles desciende al Hades en busca de
44 Alcestes, regresemos al Palacio de Admeto, por
45 cuyos pasillos se pasea sin rumbo el flamante
46 viudo...
47
48 PASOS EXTRAVIADOS RESUENAN POR UN PASILLO DE MÁRMOL.
49 UN MUEBLE CHOCA ESTREPITOSAMENTE CONTRA EL SUELO.
50

2 19
1

1ADMETO: (MOQUEANDO, DÉBIL) Malditos muebles...


2
3 UNA PUERTA ES AZOTADA.
4
5ADMETO: Malditas puertas...
6
7 UNA PATADA ROMPE UN JARRÓN.
8
9ADMETO: Malditos jarrones que adornan esta maldita casa de
10 viudo... ¡Ay, ay, ay! ¿A dónde ir? ¿Hay algún lugar
11 donde todavía pueda descansar? ¿Hay?... ¡Ay! ¡Ay!
12 ¡Sí hay! La tumba. ¿Por qué no estoy muerto? No
13 me hubieras parido, mamá. ¿Para esto? Mejor te
14 hubieras ahorrado y me hubieras ahorrado todos los
15 dolores... ¡Ah... la única vida que tiene sentido es la
16 de los que ya están muertos! ¡Eso sí estaría bien!
17 ¿Por qué no estoy allá abajo?... Donde no hay luz.
18 Aquí sí: la veo: la puedo ver. Y no me provoca nada.
19 Como si no estuviera... ¡Muerte ladina: me jugaste
20 chueco! No cambiaste un muerto por otro: nos
21 llevaste a los dos con llevarte a mi Alcestes.
22 (LLORA) ¡Alcestes...!
23NANA: (SUAVE) No hay nada que hacer, Admeto. Sé qué
24 dolor te domina; pero a la muerta ya no hay forma
25 de que la ayudes.
26ADMETO: ¡Ojalá no la hubiera conocido, ojalá no me hubiera
27 casado con ella...! ¡Dichosos los que nunca se
28 casan ni engendran prole! Ellos tienen una sola
29 vida, ellos sufren por una sola vida...
30NANA: ¡Arriba, arriba, Admeto! ¿Qué, crees que eres el
31 primero que queda viudo?
32ADMETO: (LLORA) ¡Eso es lo que más duele: quedar! ¿Por
33 qué no me eché a la fosa, al lado de Alcestes? A
34 ambos nos habría tragado el Hades, juntos
35 estaríamos cruzando las aguas de la laguna
36 Estigia... Juntos hasta el final, fieles como lo fuimos
37 hasta el final...
38NANA: Conocí a un padre al que, cuando se preparaba
39 para una vejez plácida, le tocó ver cómo
40 desaparecía su único hijo. ¡Con qué serenidad, con
41 qué resignación sobrellevó la pérdida!... Tu esposa
42 murió. Pero al hacerlo te salvó la vida... ¡Disfruta
43 entonces de semejante regalo, ya que el precio está
44 pagado!
45ADMETO: (DEJA DE LLORAR) El destino de mi esposa es
46 más feliz que el mío: estoy convencido de eso,
47 aunque las apariencias digan otra cosa. ¡Pero no
48 me dí cuenta a tiempo! Ella ya es inmune a los
49 dolores y las penas... en cambio, yo... escapé a la
50 hora funesta solamente para arrastrar una vida de

2 20
1

1 amargura... ¿Cómo voy a llegar ahora a esta casa?


2 ¿Hacia quién voy a apresurar mis pasos... quién me
3 va a estar esperando...? Los niños. Sí. Ellos van a
4 abrazar mis rodillas y a preguntarme dónde está su
5 mamá. ¿Cómo explicarles...? ¡Afuera! No puedo
6 seguir viviendo entre estos muros... Pero, ¿afuera?
7 ¿Donde todos me señalarán diciendo: “miren: ahí va
8 el que no se atrevió a morir, el hombrecito que
9 prefirió mandar a su esposa antes que acudir a la
10 cita que tenía en el Hades”?... ¡Ésa va a ser mi
11 fama! ¡Ésa es la vida que me fue regalada: vida en
12 la ignominia, para ser execrado por los demás!
13NANA: No hay remedio contra la Necesidad fatal. Ni en las
14 tabletas de Tracia donde está escrito el mensaje de
15 Orfeo, ni en las medicinas que Apolo le regaló a los
16 descendientes de su hijo Asclepio para que
17 remediaran las dolencias de los mortales... Nadie
18 tiene acceso a sus altares, y sorda es al sacrificio.
19 ¡Zeus lo decide, pero ella lo consuma! Y no sabe de
20 clemencias. Hasta los hijos de los dioses son
21 tragados por la Muerte... Ánimo, entonces. Los
22 llantos de los deudos nunca han conseguido
23 resucitar a nadie.
24
25 UNA PUERTA SE ABRE A LO LEJOS.
26 PASOS DECIDIDOS AVANZAN REVERBERANTES POR EL PASILLO.
27
28ADMETO: (MOQUEANDO, INTENTA RECOMPONERSE)
29 ¡Heracles!... ¿Necesitas algo? ¿Te atienden bien?
30 ¡A ver, tú: ayúdale a cargar su león a nuestro
31 invitado!
32HERACLES: ¡Déjate de fingimientos y mentiras amables,
33 Admeto! La amistad no se lleva con rodeos ni con
34 palabras bonitas: preferiría que si estás resentido
35 conmigo me lo echaras en cara: te doy la razón de
36 antemano. Pero yo también te reclamo: ¿por qué no
37 me dijiste que era tuya la pérdida? ¿Por qué
38 inventar que se trataba de una extraña? Dejaste que
39 me quedara y bebiera y me divirtiera en lugar de
40 darte mis condolencias e irme a alguna casa donde
41 mi presencia no se acumulara sobre los males que
42 ya le han caído a la tuya.
43ADMETO: Discúlpame, Heracles. Pero no pienses que fue por
44 falta de amistad que te oculté las cosas: te habrías
45 ido, y eso sí habría sido acumular un mal a otro. Por
46 eso preferí no enturbiar mi hospitalidad con tristezas
47 que sólo a mí me toca padecer.
48HERACLES: Pues muy mal. Eso te reclamo, precisamente. Te lo
49 reclamo... y ya no te lo reclamo, porque no vine a
50 eso. Mira: quiero pedirte un favor: que me cuides...

2 21
1

1 esto (CON UN GEMIDO DE ESFUERZO


2 DEPOSITA UN BULTO EN EL PISO).
3ADMETO: ¿Un cadáver de león?
4HERACLES: También había de esos allá... Pero no: del león sólo
5 queda el pellejo, en el que la envolví para darle un
6 poco de calor.
7
8 LA PIEL DE LEÓN CAE AL SUELO.
9
10ADMETO: ¿Una mujer?... Está temblando de frío.
11HERACLES: En el lugar de donde la saqué hace más frío que en
12 ningún otro... Quiero pedirte que me la recibas y me
13 la cuides hasta que regrese tripulando la carroza
14 jalada por los caballos antropófagos del Rey de los
15 Bistones. Pero si algo me llegara a pasar, o por
16 cualquier motivo no regresara, quédate con esta...
17 extraña para que sirva en tu casa. Me la gané en
18 una competencia, en uno de los reinos que visité
19 durante mi paseo de la mañana. Había vacas, y
20 caballos... pero ella era el premio principal. Claro
21 que había que luchar para obtenerla: por eso me
22 ves lleno de tierra. Ya estaba ahí, y ni modo que no
23 participara. Luché y gané. Así venía envuelto el
24 premiecito: con ese velo que le cubre la cara. Pero
25 despreocúpate: no es fruto de ningún rapto. Te
26 agradeceré que me la cuides... y con el tiempo tal
27 vez seas tú quien agradezca el haber aceptado.
28ADMETO: No lo tomes a desaire, Heracles, pero... preferiría
29 que se la encargaras a cualquier otro habitante de
30 Tesalia que no haya sufrido como yo en los últimos
31 días... Me pides franqueza, y eso te doy. ¿Cómo
32 podría yo cuidártela estando las cosas como están?
33 Es joven: aunque el velo le tape la cara, el talle y las
34 manos la delatan. La gente iba a hablar... dirían que
35 apenas regreso de enterrar a mi esposa y ya tengo
36 quien transforme su lecho de muerte en lecho
37 nupcial... Antes que a tu extraña, yo debo cuidar la
38 memoria de mi difunta.
39HERACLES: ¡Bah! No exageres el luto: llévalo en la justa medida.
40ADMETO: Qué fácil es dar consejos cuando no se padecen los
41 males...
42HERACLES: Si, yo sé: perdiste a una esposa única. Pero te
43 traigo el remedio: una nueva mujer... quizás un
44 renovado matrimonio...
45ADMETO: ¡Ni pensarlo! ¡Juré nunca volver a dormir con una
46 mujer!
47HERACLES: Bueno, pero ésta...
48ADMETO: ¡Con ninguna!
49HERACLES: ¿Y a la difunta eso en qué la beneficia? Ya sabes lo
50 que dicen: el muerto al pozo...

2 22
1

1ADMETO: Nunca le fui infiel mientras vivía. ¡Muera yo si


2 muerta la traiciono!
3HERACLES: Admirable. Tu fidelidad es simplemente admirable...
4 Pero ya puedes tomarte las cosas con menos
5 fanatismo. Dale la bienvenida a esta mujer que te
6 traje para mitigar un poco tus penas. Dirás que no
7 es como la otra, pero ya te irás convenciendo de
8 que entre una y otra no hay gran diferencia...
9ADMETO: Si la hubieras conocido no dirías eso.
10HERACLES: Sé perfectamente lo que digo... Bueno: fue un placer
11 haberte sacado de allá. Tú aquí te quedas: éste es
12 tu hogar.
13ALCESTES: (TIRITANDO) Gracias por traerme.
14ADMETO: (PAUSA) ¡Su voz...! ¡No es posible! ¡Es como si
15 estuviera oyéndola...! Y luego... es tan parecida a
16 ella... la misma estatura, la misma manera de
17 moverse... ¡la veo, y es Alcestes!... ¡Llévatela, por
18 favor! ¡No me tortures dejándome este remedo para
19 que me haga añorar aun más la perfección de la
20 que yo perdí!
21HERACLES: ¿Ya oíste?... No quiere que te quedes... Ándale.
22 Mira que literalmente tuve que arrancársela a su
23 dueño para traértela. ¿O no?
24ALCESTES: (TIRITANDO) Así fue.
25ADMETO: ¡Por Zeus que te engendró te lo suplico, Heracles:
26 no insistas en torturarme dejándome esa voz que
27 evoca todos mis dolores!
28HERACLES: Hazme caso, Admeto: tómala. Toma a la extraña.
29 Te vas a arrepentir toda tu vida si no la aceptas.
30ADMETO: ¿Qué clase de vida sería, si traiciono a la que bajó a
31 la tumba por mí?
32HERACLES: Admételo—¡Admítelo, Admeto! No puedes asegurar
33 que con ésta no encontrarás deleite. ¿Cómo puedes
34 asegurar eso?
35ADMETO: Dí lo que quieras: no me interesa averiguarlo.
36HERACLES: Entonces, ¿la rechazas? ¿Ni aceptas el regalo ni
37 concedes el favor?
38ADMETO: No lo pongas en esos términos, ¡es que...!
39HERACLES: Ya veo que tu dedicación a los húespedes no es tan
40 a toda prueba como se dice...
41ADMETO: No, espérate: no es mi intención ofenderte...
42HERACLES: Mírala: todavía está temblando... Ni modo: con toda
43 la pena de mi alma, voy a tener que llevarte de
44 vuelta.
45ALCESTES: ¡No! ¡No quiero regresar!
46HERACLES: ¿Qué puedo hacer? Aquí no quieren brindarte
47 hospitalidad.
48ADMETO: ¡A tí mejor que a nadie te consta que si hablamos de
49 hospitalidad...!
50HERACLES: No sabes lo que tuve que hacer para traértela,

2 23
1

1 pensando que con ella conseguiría que me


2 perdonaras por haber contaminado con mi relajo el
3 luto que guardabas por tu esposa... Pero veo que
4 recuperar tu aprecio será la más difícil de todas mis
5 tareas... Ni modo. Vamos: tengo que regresarte.
6ALCESTES: (TIRITANDO) ¡Acéptame, por favor!
7ADMETO: ... Está bien, Heracles: también ganas este torneo...
8 Puedes quedarte aquí, ya que mi amigo así me lo
9 pide; pero no será para mi dicha ni para mi
10 tranquilidad. Te agradeceré que te mantengas lejos
11 de mí, y si acaso nos cruzamos, no me saludes, no
12 me digas nada... ¡no quiero oír tu voz!... ¡Tú!
13 Muéstrale a ésta dónde puede quedarse.
14SIRVIENTE: Enseguida, patrón.
15HERACLES: ¡No no no: de ninguna manera! Te la estoy dejando
16 a tí para que la cuides: no a tus sirvientes. Ya sé
17 cómo es esta historia: juventud llama juventud.
18 Empiezan a rondarla, le dicen palabras amables, y
19 cuando uno menos se da cuenta, ya la niña terminó
20 seducida.
21ADMETO: Si eso te tranquiliza, se puede quedar con la nana.
22ALCESTES: ¿Con la nana?
23NANA: ¿Conmigo?
24HERACLES: ¡Ni pensarlo, Admeto! ¿Cómo que “la nana”? ¿A
25 qué estamos jugando?
26NANA: ¡Óigame! Tampoco, ¿eh?
27HERACLES: Tú personalmente llévala a tu cuarto, Admeto...
28ADMETO: No: eso sí olvídalo.
29HERACLES: ¡Dale la mano a la extraña y llévatela contigo! Sólo
30 así me voy tranquilo.
31ADMETO: Pues te irás intranquilo. Yo no hago eso.
32ALCESTES: (TIRITANDO) ¡No me dejes ir!
33ADMETO: ¡Ah, esa voz... esa voz...! Nunca voy a tener
34 tranquilidad con esa voz merodeándome por toda la
35 casa...
36HERACLES: ¿Es que no entiendes? ¡Te estoy pidiendo que le
37 des la mano a la extraña! ¡A la extraña, Admeto!
38ADMETO: ¡Pues ándale: ahí está!
39HERACLES: ¡Pero bien! ¡No como si estuvieras lavándole el pelo
40 a la Gorgona!
41ADMETO: ¡Está fría!
42HERACLES: Mientras no la sueltes, ya se irá calentando... Ahora
43 asómate y admira tu nueva adquisición... ¿Qué
44 esperas? ¡Levántale el velo!
45ADMETO: ¡Eso sí que no...!
46HERACLES: ¡Levántaselo! Y no olvides que el hijo de Zeus es un
47 huésped agradecido.
48ADMETO: Sólo porque insistes...
49
50 PAUSA. LUEGO, MURMULLOS DE ADMIRACIÓN.

2 24
1

1HERACLES: Entonces... ¿sigues pensando que son tan


2 diferentes?
3ADMETO: ¿Qué prodigio es éste? ¡Alcestes... es Alcestes la
4 que se escondía bajo el velo!... ¿O será algún dios
5 maligno que se está burlando de mí?
6HERACLES: No hay burla: es tu esposa.
7ADMETO: ¿De veras es ella? ¿No será un fantasma? ¿Se va a
8 desvanecer en el aire de un momento al otro?
9HERACLES: Invocar espectros no es lo mío.
10ADMETO: ¡Pero si yo mismo sellé su tumba!
11HERACLES: Ninguna lápida es capaz de detener a Heracles.
12ADMETO: ¡Entonces, eres...!
13ALCESTES: Sí, Admeto: soy Alcestes.
14ADMETO: ¡Es tu voz... es tu boca... son tus ojos, que tanto
15 extrañaba! ¡Déjame tocarte!... No estás hecha de
16 aire... ¡Alcestes... Alcestes....!
17HERACLES: ¿Ya ves? Y tú querías que se la regalara a cualquier
18 vecino...
19ADMETO: ¡Eres tan grande como tu padre, Heracles! ¡Tú, sólo
20 tú podías vencer la desgracia que se había
21 asentado sobre esta casa!... Dime, ¿cómo lograste
22 sacarla de la región donde nunca sale el sol?
23HERACLES: Te lo dije: una lucha cuerpo a cuerpo con quien se
24 proclamaba su dueña. Podemos decir que fue una
25 pelea a muerte... pero claro, el más vivo acabó
26 imponiéndose. Y éste fue mi premio, que traje desde
27 allá envuelto en esta piel... (COMO SI LLAMARA A
28 UN GATO) Bishubishubishubishu...
29 (ESFORZÁNDOSE, COMO SI LEVANTARA ALGO)
30 Aaacá arriba, bichito. Ya nos vamos a jugar en el
31 hipódromo... Óyeme bien, Admeto: es importante
32 que sea purificada de su consagración a los dioses
33 infernales durante tres días. Y luego, sigan su vida y
34 de vez en cuando acuérdense de quien les hizo este
35 regalo...
36ADMETO: ¿A dónde vas?... ¡No: tú te quedas a compartir
37 nuestra casa! ¡Eres nuestro invitado de honor!
38HERACLES: Será otro día: ahora sí tengo que hacer la tarea.
39 Diomedes me espera para darle de cenar a sus
40 yeguas; no sabe que él mismo servirá la merienda...
41 Adiós. Y disfrútense, que la próxima no habrá
42 devoluciones.
43
44 PASOS SE ALEJAN POR EL PASILLO DE MÁRMOL.
45
46ADMETO: ¡No me voy a cansar de agradecerte, hijo de Zeus!
47 ¡Suerte, y visítanos a tu regreso!
48
49 LA PUERTA SE CIERRA A LO LEJOS.
50

2 25
1

1ADMETO: ¡Tú: avisa a los ciudadanos, y a los cuatro rumbos


2 de Feras, que mando que haya coros y sacrificios
3 para festejar el regreso de Alcestes!
4LOS DEMÁS: (MURMULLOS DE APROBACIÓN)
5ADMETO: ¡Ven, ven mi amor... hay que contarnos tantas
6 cosas!
7ALCESTES: (SECA) Ahora sí me das la mano.
8ADMETO (DESCONCERTADO) ... ¿Qué pasa? El frío
9 desapareció de tu mano... pero ahora está en tu
10 voz.
11ALCESTES: ¿Así es como saldas tus promesas, Admeto?
12 “Ninguna mujer —ni la más bella, ni la más rica—
13 estrechará esta mano que quedará sin dueña...” Ni
14 siquiera dejaste pasar un mes antes de aceptar que
15 una extraña ocupara mi lugar...
16ADMETO: ¿“Una extraña”?... ¡Eras tú!
17ALCESTES: ¡Eso tú no podías saberlo! Para tí era una extraña:
18 una extraña a la que aceptaste darle techo y cobijo y
19 seguramente tu “hospitalidad” habría incluído
20 también el lecho...
21ADMETO: ¡Alcestes...! No puedo creer que... tú misma oíste
22 cómo me resistía a aceptarla... ¡a aceptarte!
23ALCESTES: Sí: férreamente. Durante algunos segundos.
24ADMETO: ¡Tú misma me suplicaste que no te dejara ir...!
25ALCESTES: ¡Y con qué facilidad accediste a mis ruegos!
26ADMETO: ¡Pero eras tú, Alcestes! ¡A tí te estaba aceptando de
27 vuelta!
28ALCESTES: ¿Y si no? ¿Si abajo del velo hubiera estado otra?...
29 Tú igual la habrías aceptado, sin importarte el luto
30 que juraste llevar toda la vida en recuerdo de la que
31 aceptó morir en tu lugar... Ya puedes soltarme.
32 (YÉNDOSE) Compermiso. Tengo que prepararme
33 para la purificación.
34
35 LOS PIES DE AMBOS SE ALEJAN POR EL PASILLO.
36
37ADMETO: (ALEJÁNDOSE) ¡Alcestes... escúchame...!
38ALCESTES: (ÍDEM) ¿Cómo? Los muertos no tienen oídos.
39
40 UNA PUERTA RETUMBA AL SER AZOTADA.
41
42SIRVIENTA: (EN PRIMER PLANO) Muchas formas de obrar
43 tienen los dioses, a cual más inaudita. Lo que
44 esperamos jamás se concreta, y un dios se divierte
45 en concretar lo inesperado.... Y en esto es en lo que
46 para todo este drama.
47
48 MÚSICA FINAL.
49
50LOCUTOR: Participaron en este radioteatro, por orden de

2 26
1

1 aparición... Ricardo Esquerra como Apolo y el


2 Sirviente... Óscar Yoldi como la Muerte y Feres...
3 Angelina Peláez como la Nana y Periclímene...
4 Dobrina Cristeva como Alcestes... Carlos Aragón
5 como Admeto... y Rodrigo Murray como Heracles...
6 Versión libre de “Alcestes” de Eurípides escrita y
7 dirigida por Flavio González Mello... (SIGUEN LOS
8 OTROS CRÉDITOS QUE SEAN NECESARIOS)
9FIN DEL RADIOTEATRO.
10
11

2 27

También podría gustarte