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AGRCIVIDAD Y

VIOLENCIA
PSICOLOGIA SOCIAL

SUSTENTANTE:
MARIA GABRIELA MENDOZA
MATRICULA:
LR-20-30412
Introducción

El presente trabajo expone las definiciones más importantes de dos términos y


problemas sociales que hoy en día están presentes lamentablemente en todo el
mundo, ya que las acciones de los seres humanos en la actualidad son regidas base a
la agresión y violencia. La violencia es un problema social que consiste en todo acto
que atente contra la integridad física y psicológica, la violencia como parte de su
definición tiene a la agresión, la cual de alguna manera podemos decir que la
frustración que el estrés o la realidad de la sociedad producen agresión, pero es
importante resaltar que todo tipo de agresión cuando vuelve hacia dentro es más
peligroso para la salud, mental del individuo que cuando se exterioriza.
AGRESIVIDAD

La agresividad es un estado emocional que consiste en sentimientos de odio y deseos


de dañar a otra persona, animal u objeto. La agresión es cualquier forma de conducta
que pretende herir física y o psicológicamente a alguien. La Agresividad es un factor
del comportamiento normal puesto en acción ante determinados estados para
responder a necesidades vitales, que protegen la supervivencia de la persona y de la
especie, sin que sea necesaria la destrucción del adversario.

Ahora bien, desde un punto de vista más fisiológico, las conductas agresivas no
parecen existir una correlación directa entre genética y conductas agresivas. Más bien
sería una interacción entre factores biológicos y ambientales la que nos haría más
propensos a la agresividad. Por otro lado, pensemos que la agresión entre seres
humanos está muy regulada socialmente.

Diferentes tipos de conductas agresivas parecen tener origen en diferentes áreas


cerebrales. La amígdala, la formación hipocampal, el área septal, la corteza prefrontal
y la circunvolución del cíngulo parecen modular las conductas agresivas a través de
las conexiones con el hipotálamo medial y lateral (Haller 2014).

Se ha encontrado una disminución de la sustancia gris en sujetos especialmente


agresivos. También se ha propuesto como estimulador de las conductas agresivas la
combinación de altos niveles de testosterona y bajos niveles de cortisol. Los niveles
de serotonina también tienen un papel importante en el comportamiento agresivo, en
su manifestación y en su control.

Por otra parte, la agresividad se caracteriza por:

 Autodestructiva.
 Consecuencia de un problema emocional no resuelto.
 No realista.
 No resuelve problemas.
Además, la agresividad tiene sus objetivos, los cuales son:

 Causar daño a la víctima.


 Coacción (influir en la conducta de otras personas).
 Poder y dominio (demostrar el poder que tienes en la familia).
 Reputación e imagen (el líder a veces se muestra agresivo dentro del grupo).

Ahora bien, la agresividad puede clasificarse de muchas formas, en este informe la


estudiaremos según la clasificación de Vanzelli, este la clasifica de la siguiente
manera:

 En función de los objetivos: instrumentales y no instrumentales (si tiene un


objetivo o no).
 Del grado de control: conscientemente controlada o impulsiva.
 De su naturaleza física: Acciones físicas o afirmaciones verbales.
 En función del desplazamiento: Directa o indirecta (no se agrede al causante
de la agresión, sino que se desplaza contra un objeto).
 Función interna o externa: Autoagresión (suicidio) o heteroagresión.

Por otra parte, existen varias teorías que nos explica el porqué de la conducta
agresiva, por ahora estaremos estudiando algunas, a continuación:

Las teorías que han explicado la agresión han atravesado por distintos elementos. Por
ejemplo, el carácter intencional de la agresión, las consecuencias aversivas o
negativas para los involucrados, la diversidad de expresión del fenómeno, los
procesos individuales que la genera, los procesos sociales implicados, entre muchos
otros.

1. El determinismo biológico y teorías instintivas

Esta línea pone énfasis en el carácter distintivo de la agresividad. La explicación


viene principalmente dada por elementos que se entienden como “interiores” y
constitutivos de la persona. Es decir que, la causa de la agresión se explica
precisamente por lo que hay “dentro” de cada quien.
Lo anterior queda generalmente condensado bajo el término de “instinto”,
comprendido como facultad necesaria para la supervivencia de la especie, con lo cual,
la agresividad es definida en términos de proceso adaptativo, desarrollado como
consecuencia de la evolución. Según la lectura que se hace de esto último pueden
quedar pocas o nulas posibilidades de modificar las respuestas agresivas.

Podemos ver que esto último se corresponde con teorías cercanas tanto a la
psicológica como la biología, así como a las teorías evolucionistas, no obstante, el
término de “instinto” ha sido comprendido también de distintas formas según la teoría
que lo utiliza.

En el caso del psicoanálisis freudiano, la agresividad como instinto, o más bien


“pulsión” (que es el equivalente al “instinto” para la psique), ha sido comprendida
como una clave en la constitución de la personalidad. Es decir, que tiene funciones
importantes en la estructuración psíquica de cada sujeto, así como en sostener dicha
estructura de una forma o de otra.

2. Las explicaciones ambientalistas

Esta línea explica la agresividad como resultado del aprendizaje y varios factores
ambientales complejos. Se agrupan aquí una serie de trabajos que explican la
agresividad como consecuencia de un elemento externo que es el principal
desencadenante. Dicho de otra forma, antes de la agresión, hay otra experiencia,
relacionada con un evento ajeno a la persona: la frustración.

Esto último es conocido como la teoría de la frustración-agresión y explica que, tal


como las teorías instintivas lo propusieron, la agresividad es un fenómeno innato. No
obstante, depende en todo momento de si la frustración se genera, o no. A su vez la
frustración es generalmente definida como la consecuencia de no poder llevar a cabo
una acción tal como ha sido anticipada, y en este sentido, la agresividad sirve como
un calmante de los niveles altos de frustración.
3. El aprendizaje social

La base de las teorías que explican la agresividad por aprendizaje social es el


conductismo. En estas, se atribuye la causa de la agresividad a aquello que ha sido
asociado ante la presencia de un estímulo determinado, así como al refuerzo que ha
venido después de la acción que sigue a dicha asociación.

En otras palabras, la agresividad se explica bajo la clásica fórmula del


condicionamiento operante: ante un estímulo hay una respuesta (una conducta), y
ante esta última, hay una consecuencia, que según cómo se presenta puede generar la
repetición de la conducta, o bien, extinguirla. Y en este sentido, es posible tomar en
cuenta qué estímulos y qué refuerzos son los que desencadenan cierto tipo de
comportamiento agresivo.

Quizá la más representativa de las teorías del aprendizaje social ha sido la de Albert
Bandura, quien desarrolló la “teoría del aprendizaje vicario”, donde propone que
aprendemos ciertos comportamientos con base a los refuerzos o castigos que vemos
que reciben las otras personas, después de llevar a cabo ciertos comportamientos.

La agresividad, entonces, podría ser consecuencia de comportamientos aprendidos


por imitación, y por haber asimilado las consecuencias observadas en las conductas
ajenas.

Entre otras cosas, las teorías de Bandura han permitido separar dos procesos: por un
lado, el mecanismo por medio del cual aprendemos un comportamiento agresivo; y
por otro, el proceso por el que somos capaces, o no, de ejecutarlo. Y con esto último
se hace posible comprender por qué, o bajo qué condiciones, puede evitarse su
ejecución, más allá de que ya se ha aprendido la lógica y la función social de la
agresividad.

4. Teoría psicosocial
La teoría psicosocial ha permitido poner en relación dos dimensiones de lo humano,
que pueden resultar fundamentales para comprender la agresividad. Estas
dimensiones son, por un lado, los procesos psicológicos individuales, y por el otro,
los fenómenos sociales, que lejos de actuar de manera separada, interactúan
estrechamente, y tienen como consecuencia que ocurra un comportamiento, una
actitud, una identidad específica, etcétera.

En la misma línea, la psicología social, y en especial la de tradición


socioconstruccionista, ha puesto atención a un elemento clave en los estudios sobre la
agresividad: para poder determinar qué comportamiento es agresivo, primero tienen
que existir una serie de normas socioculturales que indiquen qué es lo que se entiende
como “agresión”, y qué no.

Y en este sentido, el comportamiento agresivo es lo que transgrede la norma


sociocultural. Lo que, es más: puede entenderse como “agresivo” un comportamiento
cuando viene de una persona en concreto, y puede no entenderse igual cuando viene
de otra.

Lo anterior permite pensar la agresión en un contexto que, al ser social, no es neutro,


sino que está sustentado en relaciones de poder y posibilidades de agencia
determinadas.

En otras palabras, y dado que la agresividad no siempre se manifiesta como una


conducta observable, es importante analizar las formas que la representan, la
manifiestan y la experimentan. Esto permite considerar que la agresividad tiene lugar
sólo cuando se establece una relación, con lo cual, difícilmente puede ser explicada
en términos individuales ni con matices homogéneos que apliquen para todas las
relaciones y experiencias.

La psicología social a partir de aquí ha explicado la agresión como una conducta


ubicada en un contexto concreto de relaciones. Así mismo las tradiciones más
clásicas la ha entendido como una conducta que causa daño de manera intencional.
Esto último nos lleva a plantear un siguiente problema, que es el de la posibilidad de
establecer diferencias entre la agresividad y la violencia.

Pues, ¿Agresividad o violencia? la agresividad ha sido traducida por muchas teorías


como “comportamiento agresivo”, lo que dicho de otra manera es la acción de
agredir. Y en este sentido, se equipará con frecuencia al concepto de “violencia”. A
partir de esto, es común encontrar que la agresividad y la violencia se presenten y
utilicen como sinónimos.

Sanmartí (2006; 2012) nos habla de la necesidad de apuntar algunas diferencias entre
ambos fenómenos. Dicha necesidad nos lleva a distinguir entre la participación de
biología y la intencionalidad de cada proceso, así como de contextualizarlos en el
entramado de las instituciones sociales que participan en su producción y
reproducción; lo que implica reconocer el carácter tanto humano como social.
Carácter que la propia respuesta adaptativa o de defensa (la agresividad) por sí misma
no tiene.

Para el mismo autor, la agresividad es una conducta que se presenta de manera


automática ante ciertos estímulos, y por lo mismo, se inhibe ante otros estímulos. Y
en este sentido, la agresividad puede ser comprendida como un proceso adaptativo y
defensivo, común a los seres vivos. Pero que no es lo mismo que la violencia. La
violencia es “agresividad alterada”, es decir, una forma de agresividad que está
cargada con significados socioculturales. Dichos significados hacen que se despliegue
ya no de manera automática, sino intencional y potencialmente dañina.

Por otra parte, existen factores que precipitan o intervienen en las conductas agresivas
entre los factores que precipitan o intervienen en las conductas agresivas podemos
señalar, entre otros, los instigadores sociales, los no sociales y los factores internos
del individuo. Los instigadores sociales incluyen detonantes como la provocación, la
percepción de ser injustamente tratado o el rechazo social.
Uno de los instigadores no sociales son las claves agresivas (imágenes u objetos
presentes en la situación que activan pensamientos agresivos). Sería el caso de la
presencia de armas en la situación. Por otro lado, encontramos estresores ambientales
como el calor, el hacinamiento o los ruidos fuertes que con frecuencia actúan como
desencadenantes de las conductas agresivas.

Hay también factores cognitivos que intervienen en las conductas agresivas. Serían
las rumiaciones, la desconexión moral o la activación de scripts o guiones (esquemas
que representan situaciones que guían la conducta agresiva). Estos scripts son
almacenes de memoria de experiencias y situaciones que se recuperan con facilidad.
También almacenan creencias sobre cómo debe ser el comportamiento normal en
determinadas circunstancias.
Violencia

La Organización Mundial de la Salud define la violencia como: El uso intencional de


la fuerza o el poder físico, de hecho, o como amenaza, contra uno mismo, otra
persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar
lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

La violencia existe desde siempre; violencia para sobrevivir, violencia para controlar
el poder, violencia para sublevarse contra la dominación, violencia física y psíquica.

Asi pues, los etólogos, en sus investigaciones sobre el comportamiento innato de los
animales, llegaron a la conclusión de que el instinto agresivo tiene un carácter de
supervivencia. Por lo tanto, la agresión existente entre los animales no es negativa
para la especie, sino un instinto necesario para su existencia.

En este mismo sentido, Charles Darwin, en su obra sobre “El origen de las especies
por medio de la selección natural”, proclamó al mono como padre del hombre,
argumentando que sus instintos de lucha por la vida le permitieron seleccionar lo
mejor de la especie y sobreponerse a la naturaleza salvaje. El mayor aporte de Darwin
a la teoría evolucionista fue descubrir que la naturaleza, en su constante lucha por la
vida, no sólo refrenaba la expansión genética de las especies, sino que, a través de esa
lucha, sobrevivían los mejores y sucumbían los menos aptos. Solamente así puede
explicarse el enfrentamiento habido entre especies y grupos sociales, apenas el
hombre entra en la historia, salvaje, impotente ante la naturaleza y en medio de una
cierta desigualdad social que, con el transcurso del tiempo, deriva en la lucha de
clases.
El hombre, desde el instante en que levantó una piedra y la arrojó contra su
adversario, utilizó un arma de defensa y sobrevivencia muchísimo antes de que el
primer trozo de sílex hubiese sido convertido en punta de lanza. “Una ojeada a la
Historia de la Humanidad -dice Sigmund Freud-, nos muestra una serie
ininterrumpida de conflictos entre una comunidad y otra u otras, entre conglomerados
mayores o menores, entre ciudades, comarcas, tribus, pueblos, Estados; conflictos que
casi invariablemente fueron decididos por el cotejo bélico de las respectivas fuerzas
(...). Al principio, en la pequeña horda humana, la mayor fuerza muscular era la que
decidía a quién debía pertenecer alguna cosa o la voluntad de qué debía llevarse a
cabo. Al poco tiempo la fuerza muscular fue reforzada y sustituida por el empleo de
herramientas: triunfó aquél que poseía las mejores armas o que sabía emplearlas con
mayor habilidad. Con la adopción de las armas, la superioridad intelectual ya
comienza a ocupar la plaza de la fuerza muscular bruta, pero el objetivo final de la
lucha sigue siendo el mismo: por el daño que se le inflige o por la aniquilación de sus
fuerzas, una de las partes contendientes ha de ser obligada a abandonar sus
pretensiones o su oposición” (Freud).

Ahora bien, dentro de las teorías que se han formulado para explicar el origen o el
porqué de la violencia humana, pueden identificarse, al menos, tres escuelas de
pensamiento cuyos principales argumentos al respecto pueden resumirse de la
siguiente manera:

Teorías biológicas: afirman que la violencia es un instinto que se desarrolla tanto


individual como colectivamente. Estas teorías desestiman el papel de la cultura, de la
moral y de la racionalidad como agentes decisivos para evitar las conductas de
agresión y violencia.

Teorías psicosociales: nos encontramos con.

a) ambientales reactivas: entienden la violencia como una respuesta reforzada


positivamente en el ambiente que rodea al organismo -a un estímulo condicionado al
que se asocian afectos aversivos -a la imitación de conductas ajenas reforzadas y a
una situación que produce bloqueo de meta;

b) socioafectivas: enfatizan la experiencia social sin negar el componente biológico y


entienden la violencia como un deseo de destrucción.

Teorías estructurales: “entienden esta [la violencia] como producto de los sistemas
políticos y económicos, de modo que la responsabilidad no la asumen los individuos,
sino la estructura social a la que pertenecen”

Factores asociados a la generación de la violencia humana

De toda esta discusión teórica y conceptual es fácil concluir que, cuando hablamos de
violencia, es imposible establecer una relación de causa y efecto. Pues lo que
podríamos entender como causa, puede, o no, tener el efecto esperado; y, por tanto, se
pierde la causalidad. En cambio, se habla de probabilidades y de factores que
favorecen el desarrollo de la violencia. De manera que “mientras más factores se
presentan simultáneamente, mayor es la probabilidad de que el fenómeno se
produzca” (Fedesarrollo, 1996).

Tipos de factores asociados o que favorecen el desarrollo de la violencia humana:


Intersecciones de la agresividad y la violencia: ¿hay tipos de
agresión?

Si es posible mirar la agresividad desde el punto de vista de los procesos por medio
de los cuales una persona se vuelve competente para la sociedad (la socialización),
también podemos poner atención a los distintos fenómenos y experiencias que son
distintas, por ejemplo, por las diferencias de clase, raza, género, condición
socioeconómica, discapacidad, etc.

En este sentido, la experiencia que provoca frustración y desencadena una conducta


agresiva, que quizá es después violenta, puede no ser desencadenante de la misma
forma en mujeres o en hombres, en niños o en adultos, en alguien de clase alta y
alguien de clase baja, etc.

Es así porque no todas las personas nos hemos socializado en relación con los
mismos recursos para vivir y manifestar tanto la frustración como la agresividad de la
misma manera. Y por la misma razón, el abordaje es también multidimensional y es
importante situarlo en el contexto relacional donde se genera.
Conclusión

En conclusiones podemos referir que, ya sabemos que la violencia es un fenómeno


social muy peligroso, y es aún más importante reconocer saber que decenas de
personas mueren a causa de acciones violentas, y es momento de pensar en reducir la
violencia. Además, la agresión es cualquier forma de conducta dirigida a dañar o
injuriar a otro ser vivo que está motivado a evitar tal trato. Así mismo se considera
agresión cualquier conducta que aun teniendo intención de provocar daño fracasa en
su objetivo. Asimismo, como paso importante para reducir los actos de violencia y
agresión es saber cómo controlarnos, saber manejar nuestros impulsos negativos que
tanto daño nos hacen.

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