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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

MEDIACIÓN EN EL PROCESO PENAL

I. CONFLICTOS.
II. RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN EL AMBITO PENAL.
III. LA MEDIACIÓN.
IV. DIFERENCIAS ENTRE MEDIACIÓN PENAL Y MEDIACIÓN CIVIL.
V. LA MEDIACIÓN COMO MÉTODO ALTERNATIVO DE
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN EL PROCESO PENAL.
 MEDIACIÓN Y POLÍTICA CRIMINAL.
 LA REPARACIÓN COMO FIN DE LA MEDIACIÓN O
CONCILIACIÓN.
 NATURALEZA DE LA REPARACIÓN.
 MODELOS DE REPARACIÓN
VI. DERECHO COMPARADO.

CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA

1
INTRODUCCIÓN

Hablar de Medios Alternos de Resolución de Conflictos, estamos hablando


necesariamente de cambios de paradigmas fundamentales en la administración de
justicia”, además que dichos medios se han venido imponiendo en las diferentes
legislaciones del mundo, fundamentados en formas de negociación directa o
asistida, tales como la mediación o el arbitraje, en el que las partes tienen la
oportunidad de fijar el procedimiento y reglas aplicables a la solución de
diferencias.
Entre las bondades de dichos Medios, que permiten al ciudadano involucrarse en
la administración de justicia, además, amplía la oferta de formas de resolver
diferentes tipos de conflictos de manera más adecuada a la naturaleza de las
partes y los problemas.
Los referidos Medios Alternativos, no pueden ni pretender sustituir a los tribunales
ordinarios, vitales para el desarrollo de la sociedad. Por el contrario, la idea es
complementar el sistema administración de justicia ofreciendo procedimientos
alternativos”, pero en vista de lo poco conocidos que son en el país, el máximo
tribunal del país, como cabeza de la justicia, trabaja arduamente en la formulación
de políticas que contribuyan a mejorar la situación actual en este tema.
El objetivo es inculcar en todos los países latinoamericanos que además del
judicial, existen otros tres mecanismos o instancias básicas de resolución de
conflictos jurídicos. La resolución de un conflicto, al menos teóricamente, puede
ser un asunto exclusivo de los afectados, o bien exigir la participación de un
tercero que puede intervenir en el mismo dotado de mayor o menor poder. De esta
forma, a veces, son los propios sujetos que se ven envueltos en el conflicto
quienes procuran resolverlo sin necesidad de acudir a una tercera instancia
(negociación); mientras que en otras ocasiones (o, con mayor frecuencia, cuando
la negociación no ha llevado a un acuerdo) se recurre a la ayuda de un tercero a
quien no se reconoce, ahora este mecanismo tan usado en el ámbito civil, lo
veremos en el ámbito penal, es el objeto de nuestro trabajo.

2
MEDIACIÓN EN EL PROCESO PENAL

I. CONFLICTOS.

La palabra conflicto es ambigua y móvil; según el contexto puede tener diversas


interpretaciones, pero es frecuentemente utilizada la definición que de tal concepto
dan Hocker y Wilmant: "el conflicto es una interacción de personas
interdependientes, quienes perciben metas incompatibles e interferencia de unos a
otros para lograr tales metas". También se puede recurrir a la definición de Adam
Curle: "hay conflicto cuando un individuo, una comunidad, una nación o incluso un
bloque internacional desean algo que no puede ser conseguido a menos que sea
a costa de otro individuo o grupo que también lo desea".
La resolución de los conflictos es, pues, aquella rama de las ciencias políticas que
pretende dirimir los antagonismos que se susciten tanto en el orden local como en
el global, sin excluir la violencia como uno de sus métodos; fundamentando su
análisis en el ámbito social del lugar donde se produce el conflicto. Ésta
especialidad se concentra principalmente en:
· La necesidad de hallar salidas constructivas al conflicto.
· Valorar las formas comunitarias tradicionales.
· Trascender los límites marcados por el derecho y la psicología.
· Canalizar el uso de la violencia.
· Tener una respuesta efectiva frente a la guerra.
· Establecer proyectos derivados de los resultados de las investigaciones llevadas
a cabo en el lugar del conflicto1.
La resolución de conflictos como rama de las ciencias políticas aparece para
resolver las muy frecuentes exigencias que los estados hacen en pro de la
autodeterminación y de la búsqueda del reconocimiento de su propia identidad en
una determinada comunidad. Así, la resolución de los conflictos hoy en día exige

1
Ezeizabarrena, Javier El Sistema Jurídico Español y Mexicano Mexico UNAM. 1999 P.93

3
la toma de decisiones de manejo interno con planteamientos y puntos específicos
que den prioridad a la construcción de estructuras políticas sólidas que cuenten
con la intervención específica de los actores del conflicto.
Es inherente a la naturaleza humana levantar barreras frente a los procesos que
consideran que no poseen sustentación legal, que son sumamente novedosos,
que no tienen utilidad práctica, que no entienden, o que sencillamente cambian
patrones de conducta sumamente arraigados.

II. LA SOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN EL ÁMBITO PENAL.

Los tribunales procuran resolver el conflicto surgido a consecuencia del hecho


punible, para contribuir a restaurar la armonía social. En todo caso, al proceso
penal se le reconoce el carácter de medida extrema de la política criminal.
Este principio para resolver un problema de carácter penal tiene su origen en
varios documentos de dimensión internacional sobre derechos humanos que han
adoptado nuevas formas distintas al juicio. Así se pronuncia la Declaración Sobre
los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del Abuso
de Poder  de la ONU en el numeral 7 : "Se utilizarán, cuando proceda,
mecanismos oficiosos para la solución de controversias, incluidos la mediación, el
arbitraje y las prácticas de justicia consuetudinaria o autóctonas, a fin de facilitar la
conciliación y la reparación en favor de las víctimas". Por su parte la
recomendación No.R85 11 del comité de ministro de los estados miembros del
consejo de Europa recomendó "examinar las posibles ventajas de mediación y de
conciliación".
La solución a los problemas de conductas personales que el derecho penal da con
el juicio tiene como consecuencia una pena, la cual hoy día se aprecia como la no
mejor forma de obtener la paz jurídica o solución del conflicto de acuerdo a la
opinión más actualizada, dándole la doctrina internacional mayor aceptación a
aquellas soluciones alternativas al juicio que hagan innecesaria la imposición de
una pena o de la sentencia definitiva.

4
La posición alemana, al respeto señala que entre los fines del proceso está la
obtención de la paz jurídica, y en igual sentido, se expresa la doctrina
latinoamericana, las cuales sostienen que la recuperación de la paz jurídica no se
adquiere solo con una pena sino, más bien, cuando el daño ha sido reparado.
Por otro lado, se ha indicado que la víctima en lo que generalmente está
interesada es en la reparación y no en la imposición de una pena al imputado.
Todo esto, en cierta forma, no es más que un rechazo o por lo menos una
intención para disminuir el uso de la sanción penal, lo cual a su vez es una
exigencia del derecho penal mínimo y del principio de ultima ratio.
El jurista de Costa Rica, Javier Llobet Rodríguez señala que en la actualidad
existe una tendencia en el derecho comparado a darle relevancia a la conciliación
entre el autor de un hecho delitual y la víctima como premisa para sobreseer la
causa penal.
Entendiéndose que con tal esquema de resolver el conflicto se promueve la
reparación y con ello se tiene un efecto resocializante, ya que se obliga al autor a
enfrentarse a las consecuencias de su hecho y a conocer los intereses legítimos
de la víctima, siendo importante destacar que tal reparación puede ser un acto
simbólico con lo cual también se ven la cara autor-víctima en un diálogo frente a
su problema2.
Algunos tratadista han querido ubicar la aplicación del principio de oportunidad
como una figura jurídica de solución del conflicto alternativa al juicio, sin embargo
el principio de oportunidad lo que supone es la facultad discrecional que tiene el
ministerio público de poner o no poner en práctica la persecución penal por falta
de interés y por razones de política criminal.
En esta institución a diferencia de las otras señaladas, no se le exige al imputado
que haga algo a cambio del sobreseimiento de la causa, aquí no hay un cara a
cara entre autor-víctima que exprese una conciliación propiamente dicha como en

2
Garrido Jhon Nuevas soluciones al conflicto penal: alternativas al juicio en la Rep. Dominicana En Derecho
Penal Online (revista electrónica de doctrina y jurisprudencia en línea). 2007. Disponible en Internet: http://
www.derechopenalonline.com).

5
las demás figuras jurídicas, por lo que no se trata entonces de una solución que
produzca la paz social.
Al contrario lo que hay es la falta de importancia de ese conflicto debido a su poca
dañosidad al bien jurídico tutelado o porque no compromete gravemente el interés
público, así como la falta también de relevancia con relación a otros hechos de
mayor importancia, los cuales se deban juzgar primero en el país o en el
extranjero.
En consecuencia, de lo que se trata es de aquellas formas de solución del
conflicto que parten de la conciliación imputado-víctima, las cuales si llegan a un
acuerdo al respeto, suponen una forma de reparación del daño, no ya en el
sentido del derecho civil, sino de la búsqueda de la paz jurídica a través del
derecho penal.
CONCILIACIÓN EN EL ÁMBITO DE PROTECCIÓN FRENTE A LA VIOLENCIA
FAMILIAR
La conciliación también ha sido utilizada como un mecanismo alternativo orientado
a la solución de problemas familiares, que tiene por objeto la solución del conflicto
y la promoción del fortalecimiento de los lazos familiares entre cónyuges, padres y
familiares.
En este caso la citación al agresor se efectúa bajo apercibimiento de ser
denunciado por delito de resistencia o desobediencia a la autoridad, a fin de
obligarlo a comparecer.
Sin embargo, en el proceso de conciliación las partes son libres de arribar o no a
un acuerdo, pues finalmente de ellas depende el resultado de la conciliación.
Si se llega a un acuerdo éste tendrá el mismo efecto que la sentencia que tiene la
autoridad de cosa juzgada y por ello el incumplimiento de la conciliación concede
al Fiscal el derecho de recurrir al Juez de Familia, para exigir judicialmente su
ejecución.
En lo que respecta a este tipo de conciliación no hay obligación por parte del fiscal
de formular una propuesta conciliatoria, a diferencia de lo que sucede con la

6
conciliación judicial donde formular la propuesta constituye una obligación del
conciliador

III. LA MEDIACIÓN.

En principio se debe decir que no existe una mediación penal en sí misma, existe
sí, una mediación aplicada al campo del derecho penal. La mediación es el
proceso mediante el cual las partes que se encuentran confrontadas buscan la
solución al conflicto por sus propios medios, pero con la asistencia de un tercero
que es neutral y ajeno al conflicto, que únicamente facilita la comunicación entre
ellos y que maneja los elementos esenciales de la negociación para ayudarlos a
construir un acuerdo que satisfaga sus intereses, es decir, justo, posible y
verificable3.
En un procedimiento de mediación, un tercero neutral, el mediador, ayuda a las partes a
solucionar su controversia de manera mutuamente satisfactoria Cualquier acuerdo al que
lleguen las partes se formaliza en un contrato.
La experiencia muestra que los litigios en materia de propiedad intelectual suelen culminar
en un acuerdo. La mediación es un modo eficaz y económico de alcanzar ese resultado
manteniendo, y en ocasiones mejorando, la relación entre las partes.
Las características principales de la mediación son:
• La mediación es un procedimiento no obligatorio controlado por las partes
En una mediación, no se puede imponer una decisión a las partes. A diferencia del arbitro
o el juez, el mediador no toma decisiones. La función del mediador consiste en ayudar a
que las partes lleguen a un acuerdo sobre la solución de la controversia.
Es más, aun cuando las partes hayan convenido en someter una controversia a la
mediación, no están obligadas a continuar el procedimiento de mediación tras la
primera reunión si consideran que la continuación del procedimiento va en contra
de sus intereses.

3
Matul, Francisco. Módulo de métodos alternativos de resolución de conflictos aplicados a la función
policial. Madrid editorial Reus. 2002. P. 80.

7
No obstante, cuando han decidido recurrirá la mediación, las partes suelen participar
activamente en la misma.
Si deciden someter la controversia a mediación, las partes deciden con el mediador cómo
se llevará a cabo el procedimiento.
• La mediación es un procedimiento confidencial En una mediación, no se puede obligar
a las partes a divulgar información que deseen mantener confidencial. Cuando, a los fines
de solucionar la controversia, una parte opta por divulgar información confidencial o
reconoce ciertos hechos, en virtud del Reglamento de Mediación de la OMPI, esa
información no podrá ser divulgada fuera del contexto de la mediación, incluso si se lleva
el caso ante los tribunales o se somete a arbitraje.
En virtud del Reglamento de Mediación de la OMPl, la existencia y el resultado de la
mediación son también confidenciales.
El carácter confidencial de la mediación permite a las partes negociar de manera más libre
y productiva, sin temor a la publicidad.
• La mediación es un procedimiento basado en los intereses de las partes

IV. DIFERENCIAS ENTRE MEDIACIÓN PENAL Y MEDIACIÓN CIVIL.

Las técnicas de utilización son absolutamente diferentes y también lo es el


abordaje del conflicto.
En el ámbito penal no podemos soslayar que estamos hablando de una posible
infracción al orden jurídico que supuestamente es un delito (que se esta
investigando);  lo que seguramente en el ámbito de confidencialidad las mismas
partes  reconocen.

V. LA MEDIACIÓN COMO MÉTODO ALTERNATIVO DE RESOLUCIÓN


DE CONFLICTOS EN EL PROCESO PENAL.

Es evidente, que en éste nuevo siglo, la criminalidad ocupa los más amplios
espacios del pensar y del quehacer público y de las preocupaciones y demandas

8
sociales más sentidas y reiteradas. Esta aseveración se ha repetido
constantemente.
En ella no hay nada novedoso; tampoco hay novedad en las formas y métodos
para comprender y combatir a la criminalidad. Lo nuevo, realmente, lo
encontramos en las manifestaciones, dimensiones, ámbitos y circunstancias de la
criminalidad moderna.
Nos dice Julio Alconada4 que quien haya vivido durante los últimos treinta o
cuarenta años, notará el cambio en su entorno. La criminalidad se ha hecho parte
de nuestras vidas, de lo cotidiano; hemos aprendido, paulatinamente, a vivir con
ella. Esta circunstancia resulta en sí misma, funesta.
Al incorporar los esquemas de la antisocialidad, en nuestras vidas de relación, lo
único que logramos es su tolerancia y, a veces, su justificación.
Es como acostumbrarse a vivir en medio de una guerra; hay generaciones de
países completos que así comprenden la vida. Sus decisiones, sus ambiciones,
sus retos, sus sueños e incluso lo más trivial, se asume en esa circunstancia
anormal y se convierte en forma de vida, aceptada con plena conformidad.
La capacidad de asombro y de indignación se anulan; los sistemas individuales y
colectivos de alerta, se adecuan a esa circunstancia emergente y abandonan su
real sentido de desarrollo humano y social. Las muestras de esto se encuentran,
entre otras formas, al encarar las noticias por cualquier medio: lo político, lo
económico, la educación o la salud, al lado de otros temas trascendentales, se
pierden, ante la "nota roja", la del “sensacionalismo”, la nota de la “criminalidad”.
Hoy se asume a la criminalidad como algo consustancial a la vida en comunidad.
Son generaciones "de guerra", que lo primero que deben aprender es que se
puede revertir el fenómeno de la incidencia y que deben alertarse e indignarse
ante ella y disminuir sensiblemente los niveles de tolerancia.-

4
Julio Alconada Resolución De Conflictos Y Mediación Penal Buenos Aires. Dirección Nacional de Política
Criminal del Ministerio de Justicia de la Nación,2005. P.16

9
El fenómeno se "siente", se percibe y genera, junto a la realidad criminológica, la
"ideologización" del tema y su consiguiente "psicologisación"; esto es, el tema
criminal es asumido por el rejuego político de las sociedades y se convierte en
"bandera política", en causa eficiente de crítica y confrontación de las oposiciones
políticas hacia los gobiernos en funciones. Se radicalizan las posiciones y se
empieza a actuar desde las legislaturas o Parlamentos, con espasmos o
respuestas cada vez más estridentes o al menos, extravagantes.

 MEDIACIÓN Y POLÍTICA CRIMINAL.


La política criminal es lo que estudiosos del tema han denominado: “el conjunto de
mecanismos que utiliza el Estado para hacer frente o para dar respuesta al
fenómeno criminal”. Se trata entonces de las formas en las que el estado trata de
darle una respuesta efectiva al delito, tarea en la que la sociedad misma debe
jugar un papel más preponderante.
De tales aseveraciones de desprende que es la política criminal la que se encarga
de establecer los criterios para definir un conflicto social como crimen o delito, esto
concretamente se da en dos momentos, el primero que es el de su formulación
que es precisamente el momento sociopolítico en el cual se establecen las
conductas como delitos, y el segundo momento denominado configuración, que es
la aplicación de aquéllas figuras a casos concretos, es la materialización del
primer momento.
Los intereses sociales, políticos, nacionales e incluso internacionales, van
marcando las pautas para definir ciertas conductas como delitos así como la forma
en que se plantea su solución o su forma de tratamiento. Esto significa que el tipo
de respuestas no siempre ha sido la misma ante ciertos hechos, un ejemplo de
ello lo constituye cómo en tiempos anteriores se castigaba el adulterio, el cual en
muchas legislaciones ha desaparecido, o por ejemplo que el tema de la pena
muerte en muchos países desarrollados ya no se discuta, en gran parte por el
enorme desarrollo que ha tenido el trema de los derechos humanos.

10
Para hacer una breve análisis comparativo, y de esa forma ilustrar mejor las ideas,
se pueden mencionar dos ejemplos muy diferenciados de modelos de política
criminal. El primero es el modelo autoritario, el cual se manifiesta en que el Estado
no restringe el uso del poder penal a los casos verdaderamente graves y sanciona
como delitos conductas de escasa relevancia social o persigue hechos que
pueden resolverse de mejor manera a través respuestas no penales. En este
punto adquieren especial relevancia los métodos alternativos de resolución de
conflictos que, en muchas ocasiones, brindan una respuesta más efectiva y
permiten que los recursos humanos y materiales del sistema de administración de
justicia se orienten hacia aquellos de mayor gravedad.
Otra expresión de un modelo de política criminal autoritaria es cuando la
persecución delictiva se orienta a perseguir a personas con características
predefinidas como tatuajes, extracción social, formas de vestir, conductas
sexuales, opción política o religiosa etcétera, lo cual no sino la manifestación de
un derecho penal de autor, en lugar de ocuparse de hechos externos que lesionen
bienes jurídicos de trascendencia social: la vida, la integridad física, la libertad, el
medio ambiente, etcétera, el cual es más coherente con una sociedad democrática
en donde se aplica un derecho penal del hecho, independientemente de la
persona que haya ejecutado una conducta que lesione bienes fundamentales.
La idea esencial de un modelo autoritario de política criminal, es aquél que
corresponde a un paradigma de “orden”, en el que todos los derechos y garantías
son supeditadas a respetar el orden impuesto, con lo que se han dado un
sinnúmero de violaciones de derechos humanos.
Las manifestaciones más concretas de un modelo autoritario son:
La falta de transparencia en el ejercicio del poder penal. El poder penal del Estado
es el derecho de castigar y/o restringir los derechos de los ciudadanos a través de
medidas violentas.
La existencia de un poder penal oculto. El cual se puede observar en aquellas
acciones de limpieza social, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y

11
altos índices de impunidad en el que la corrupción y la ingerencia del crimen
organizado tienen mucho que ver.
El segundo modelo es el denominado modelo democrático, en este caso, se
debería partir de normas constitucionales para configurar un modelo de política
criminal, efectivo, pero con irrestricto respecto a los derechos humanos, en un
modelo que no conciba al Estado como un fin, sino como un medio que permita el
desarrollo social, la seguridad, la justicia y finalmente la paz.
En eso orden de ideas, Maihofer señala que: “Con ello al Estado le está asignada,
en relación a la persona, no una misión de dominio, sino de servicio; también toda
la autoridad del Estado sobre la persona ha de estar por ello fundamentada y
justificada en el servicio a la persona”5.
De aquí resulta un concepto instrumental de Estado, este ya no se presenta “como
un portador de un contenido trascendente, sino como una forma de
organización”(4) con un sentido específico, proteger a los habitantes de un país y
sus derechos fundamentales.
La política criminal no se puede apartar de este sentido, y el modelo ideal debe
también tener como fin la protección de la persona, fundamentalmente, a través de
dos mecanismos: a través de la prohibición de determinadas conductas con
amenaza de pena, siempre y cuando la amenaza vea efectivo cumplimiento,
porque de esta manera las personas se abstienen de realizar ciertos
comportamientos que lesionan bienes jurídicos fundamentales; y a través de las
penas, porque el Estado al ejercer con exclusividad la reacción frente al delito
previene la venganza individual o colectiva, protegiendo al mismo inculpado de
reacciones informales, arbitrarias, injustas o desproporcionadas.
De manera que en contraposición del modelo anterior, podemos citar como
principios rectores o fundamentales de un modelo democrático de política criminal,
los siguientes:
La transparencia en el ejercicio del poder penal, esto es la proscripción y lucha
contra el sistema penal oculto.
5
Werner Maihofer.  Rechtsstaat und menschliche Würde, 1968. Pág. 44

12
La restricción del uso del poder penal a los casos verdaderamente graves.
El irrestricto respeto al principio de legalidad, es decir, que no se pueden castigar
las conductas que no estén calificadas como delito por ley anterior a su
realización.
La limitación del derecho penal a las conductas lesivas de bienes jurídicos: nadie
puede ser perseguido por sus formas de ser o de pensar.
El reconocimiento de los principios de juicio previo y presunción de inocencia.
El trato humanitario a los presos.
Esto sin dejar de mencionar que la política criminal debe ser una que presente
opciones diversas para el tratamiento de diversos delitos, y en ello es
precisamente donde se configura la presencia de la mediación y conciliación en el
derecho penal, pues con ella se busca que los casos que no son de relevancia
social alta, sean tratados de forma distinta, aún por los mismos afectados e
interesados.
Diversos estudios estadísticos dan cuenta del gran porcentaje de casos de escasa
relevancia social que ingresan a diario el sistema de justicia penal, los cuales a la
larga, saturan el sistema y no se puede ser efectivo ni con ellos, ni con los de
impacto social.
No es justificable que el Estado siga gastando enormes cantidades de dinero en
perseguir delitos cuyos actores principales son dos personas que no logran
ponerse de acuerdo en situaciones que únicamente les afectan a ellos y cuyo
interés concreto es obtener una reparación, por lo regular pecuniaria, ante la
conducta lesiva ejecutada por el acusado.

 LA REPARACIÓN COMO FIN DE LA MEDIACIÓN O CONCILIACIÓN

La ley adjetiva penal de Guatemala (como en muchos otros países), contempla


varias salidas político criminalmente democráticas para no desarrollar todo un
proceso penal, en las cuales los intereses de las víctimas se ven mayormente
favorecidos, algunos de ellos son:

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 El criterio de oportunidad
 La suspensión condicional de la persecución penal
 El procedimiento abreviado
La base primordial de ellos es que la víctima haya recibido una reparación ante el
daño sufrido, es un requisito sine qua non, en el cual se alcanza beneficios como
la economía procesal en el más amplio sentido de la palabra pero además, se
logra la satisfacción de un interés concreto de la víctima.
La reparación consiste en la satisfacción completa de una ofensa, daño o injuria.
Es importante comprender que tanto “la mediación” como la “la conciliación” son
métodos por los cuales se pretende llegar a un “acuerdo” entre las partes
(consenso), los cuales deben llevar un contenido concreto que es “la reparación”,
es decir la satisfacción de los intereses de la víctima producidos por una ofensa o
un daño ocasionados por el victimario mediante su conducta criminalizada.
En el proyecto Alternativo sobre reparación penal, se define la reparación como la
compensación de las consecuencias del hecho, mediante una prestación
voluntaria del autor que sirve al reestablecimiento de la paz jurídica 6.

 NATURALEZA DE LA REPARACIÓN
No existe unanimidad en cuanto a la naturaleza de la reparación dentro del campo
del Derecho Penal. Dependiendo del enfoque con el que se aborde el tema, así
podremos observar una naturaleza distinta asignada a la reparación. Veamos
algunos enfoques.
1. Desde el punto de vista victimológico
Se propugna por el interés del Estado en mejorar la condición o posición en que la
víctima ha quedado.
Así, lo más importante no es el reestablecimiento de la relación víctima - victimario
sino primordialmente, la obligatoriedad del Estado a intervenir prestando ayuda a
la víctima.

6
Proyecto alternativo AE – WGW, realizado por un grupo de profesores de derecho penal de Alemania,
Austria y Suiza

14
Este punto de vista surge con fundamento en la finalidad del Estado, cuya
legitimidad se alega esencialmente en la necesidad de brindar a la sociedad la
protección de sus derechos y de sus bienes; situación que no cumple a cabalidad
cuando se produce un delito contra las personas.

2. Desde el punto de vista resocializador


Es factible distinguir desde este punto de vista a la reparación como un medio
ideal para sustituir a la cárcel como respuesta al delito y como mecanismo para
evitar la desocialización que esta causa. En muchas de las Constituciones de
Latinoamérica, se plantea la resocilización del privado de libertad, como un fin de
esa privación.
El ideal resocializador indica que la reparación es un mecanismo que
necesariamente implica una confrontación del victimario con el daño causado a la
víctima, situación que le permite internalizar el daño producido y el hecho de llegar
a un acuerdo de reparación supone el alcance de esta finalidad que se ha
comprobado no produce la cárcel.
Así, la reparación vista desde el punto de vista resocializador, es una medida
terapéutica que impuesta obligatoriamente por el juez puede producir mejores
resultados que la misma cárcel7.

3. Desde el punto de vista abolicionista


Se contempla a la reparación como el objeto y fin primordial de toda intervención
social para tratar de resolver los conflictos cualesquiera que sean. No simpatizan
por la intervención coercitiva del Estado para imponer decisiones que en nada
ayuda a la víctima del delito ni al infractor; consecuentemente es concebida la
reparación como el único y legítimo objetivo que debe perseguirse ante el
surgimiento de un conflicto social criminalizado actualmente

7
ELENA LARRAURI PIJOAN. La Reparación. Penas Alternativas a la Prisión. Guatemala. 2006. p. 172.

15
Los principales críticos de la corriente abolicionista señalan, entre otras, que
tienen que ver concretamente con la reparación como única consecuencia de la
comisión de un delito:
- Los conflictos criminalizados pueden ser diversos; por lo tanto hay algunos en los
que es aceptable la reparación como medida justa de resolver el conflicto; pero así
mismo hay algunos otros cuya gravedad y complejidad hacen inaceptable la
reparación como único mecanismo para resolver el mismo. Verbigracia los delitos
contra la vida, los delito sexuales contra menores de edad, entre otros.
- Al desaparecer toda forma coercitiva del Estado para dirimir los conflictos
criminalizados y dejarse a la sociedad la resolución de éstos, no existe garantía
alguna de que la sociedad no va a utilizar mecanismos más violentos para la
solución de dichos conflictos que la violencia estatal regulada hoy en día.
No obstante, incluso algunos críticos del abolicionismo, reconocen en la propuesta
abolicionista una naturaleza interesante de la reparación: una alternativa a
cualquier clase de coerción penal y no solamente a la cárcel; es decir que se le
atribuye una naturaleza total y absolutamente independiente de la pena y no como
una pena más.

4. Desde del punto de vista de la penología.


Quienes consideran a la reparación con un carácter de pena o consecuencia
jurídica del delito, también consideran algunos puntos de vista distintos.

 MODELOS DE REPARACIÓN
Aún cuando existen muchos modelos de reparación, en este apartado nos
enfocaremos en los que nos interesan en esta ponencia:
La reparación como producto de la sentencia judicial. El cual no necesita
explicaciones.
La reparación como producto de procesos de mediación o conciliación. Este
modelo principalmente de uso europeo, contrario al anterior, contempla la

16
reparación como producto de un proceso voluntario en el que las partes se ponen
de acuerdo en la forma de reparar el daño ocasionado por el acto antijurídico.
Por lo general, todos los casos penales que permiten la suspensión de la pena,
pueden ser derivados por el fiscal, siempre que la partes consientan, a los centro
de mediación.
En los centros de mediación las partes, con la ayuda de un mediador, pueden
arribar a un acuerdo de reparación del cual pueden retrotraerse en el término de
una semana. El acuerdo se plasma por escrito y se pone en conocimiento del
fiscal para que se abstenga de ejercitar la acción penal. El acuerdo de reparación
alcanzado no consta a efecto de antecedentes penales.
Este modelo contiene su mejor virtud en el hecho de que la reparación se obtiene
como producto de un proceso de mediación o conciliación al cual se le da mucha
importancia por permitir al ofensor confrontar el daño y, a la víctima expresar sus
sentimientos y comprender los del otro.
La regulación de la reparación en el marco jurídico guatemalteco. Hemos decidido
abordar, aunque de manera somera, las diversas ópticas desde las que puede
observarse la reparación dentro del campo del Derecho Penal para distinguir las
diversas opiniones sobre la naturaleza de la reparación. Para el qué hacer del
juez, podemos decir que las distintas formas de naturaleza atribuidas a la
reparación le proporcionan un amplio espectro de las utilidades que puede tener la
reparación. Asimismo planteamos los dos grandes modelos (justicia penal y
justicia reparadora) a través de los cuales se puede obtener la reparación dentro
del campo penal. Es necesario ahora puntualizar los distintos usos que se permite
la legislación guatemalteca y la forma que permite su alcance dentro del campo
del derecho penal.

1. Como responsabilidad civil derivada del delito


De acuerdo al principio de responsabilidad penal, toda persona responsable
penalmente de un delito o falta lo es también civilmente”.

17
El responsable de un delito doloso o culposo, está obligado a reparar a la víctima
los años o perjuicios que le haya causado.”
Se establece que la reparación debe ser solicitada formalmente, en la vía penal,
por la persona legitimada para reclamar los daños o perjuicios ocasionados.
Queda a discreción del titular reclamar los daños y perjuicios dentro del proceso
penal o mediante una causa distinta en un proceso civil ante dicha jurisdicción.
Asimismo, se establece la facultad de que el actor civil, una vez formalizada su
participación dentro del proceso penal, renuncie o abandone dicha acción.
La responsabilidad civil es, sin embargo, independiente a la responsabilidad penal.
De tal suerte que la sentencia puede ser incluso absolutoria en el ámbito penal
pero condenatoria en cuanto a la responsabilidad civil.
La exención de responsabilidad penal no libera de la responsabilidad civil, a no ser
que el juez así lo estimare atendiendo a las circunstancias especiales del caso”.
Por ser producto de una sentencia judicial, la reparación impuesta como condena
en responsabilidades civiles debe cumplir con todas las formalidades que una
sentencia condenatoria en materia civil requiere y, si se ejercita dentro del proceso
penal, debe respetarse el debido proceso para que dicha condena sea válida.
Esta regulación es la más tradicional y, debiera dejarse únicamente para aquellos
casos en los que no es factible aplicar la mediación y la conciliación penal, o bien
cuando éstas han fracasado.

2. La reparación como anticipación al juicio

Una de las formas de reparación contempladas actualmente en nuestra legislación


es la de reparar como mecanismo de evitar el juicio. Este consiste en un
mecanismo por medio del cual se le permite al supuesto victimario poder llegar a
un acuerdo de reparación con la víctima como medio de evitar el desarrollo propio
del juicio que podría terminar con una eventual sentencia condenatoria.
Esta modalidad la encontramos en el procedimiento específico regulado para los
delitos de acción privada dentro del código procesal penal. A este tipo de

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reparación se le conoce con el nombre de reparación privada, no tanto porque
corresponde a delitos de acción privada, sino porque la reparación es un producto
de la voluntariedad de las partes y no un producto judicial.

3. La reparación como medio de evitar la persecución penal.


Este tipo de reparación, al igual que la anterior, es de carácter privado toda vez
que es producto de un acuerdo entre las partes y no un producto de una sentencia
judicial.
A diferencia de la modalidad anterior se puede señalar el hecho que su
fundamento principal es la desjudicialización toda vez que se plantea como un
mecanismo de evitar el desarrollo de un proceso penal común (para delito o falta,
según el caso) por casos en los que la reparación es el interés más fuerte que el
interés común que se le suele atribuir a los delitos de acción pública.
Este mecanismo es, quizá, el más cercano al modelo europeo de justicia
reparadora, toda vez que prioriza la solución del conflicto mediante la satisfacción
del interés de la víctima y del victimario, antes que el interés del Estado en retribuir
o castigar una conducta prohibida.
Debe tenerse presente en todo momento que el fin perseguido con esta modalidad
es obtener la restauración de la paz jurídica mediante la reparación; en
consecuencia no es ninguna limitante el hecho que este acuerdo se haya
alcanzado directamente por las partes (método de negociación), con la ayuda de
un tercero ajeno (método de mediación), o mediante la ayuda del Fiscal o Juez,
directamente en el proceso de mediación o conciliación.

4. El acuerdo de reparación alcanzado por la negociación y la mediación.


Suele suceder en las comunidades que las personas acudan al Fiscal para hacerle
saber de la existencia de un conflicto, que puede revestir las características de un
delito o falta, y la existencia de un acuerdo logrado ya sea directamente entre las
partes o bien con la ayuda de un tercero de la comunidad. La idea central es darle

19
una formalidad especial al acuerdo y de alguna manera darle certeza jurídica al
mismo.
En los casos en que las partes acuden ante la o el funcionario de justicia a poner
en su conocimiento la existencia de un conflicto criminalizado y el acuerdo al que
ellos mismos han arribado directamente o con la ayuda de un tercero, se debe
conocer el acuerdo para determinar que no se viola ningún derecho humano
fundamental ni disposiciones constitucionales; y si se enmarca dentro de los
delitos a los que es factible aplicar un mecanismos de salida al proceso penal
común.
Es importante tener presente nuevamente los delitos a los que les es factible la
aplicación de un mecanismo de salida al proceso penal común, por lo que es
conveniente que la o el funcionario tenga claro dicho marco.
Por otro lado es también importante señalar que los conflictos sometidos a
conocimiento del juez de paz que se solucionan mediante un acuerdo de
reparación negociada directamente por las partes o con ayuda de un mediador
natural (líder comunitario, sacerdote, pastor evangélico, comadrona, etc.) debe
también ser incorporado mediante acta al proceso y no restársele la validez plena
que éste tiene, salvo que este viole derechos humanos fundamentales.

Contenido de la reparación
Uno de los puntos principales que la o el funcionario de justicia debe tener
presente al momento de realizar el proceso de mediación o conciliación penal, es
que su fin principal es el reestablecimiento de la paz social. De tal manera que la
reparación se constituye en un mecanismo por medio del cual se pretende
alcanzar el fin mencionado y no es en sí misma el fin básico del proceso de
mediación o conciliación penal.
De lo contrario estaríamos refiriéndonos a un conflicto de carácter civil y no de
carácter penal, pues en el conflicto penal debe tenerse en cuenta que existe un
interés público y no solamente el interés privado de la víctima.

20
Los procesos de mediación y conciliación en el ámbito civil o mercantil están
orientados y concentrados hacia el acuerdo de reparación, mientras que los
procesos de mediación y conciliación penal se debe poner más énfasis en la
empatía, es decir en la mutua comprensión entre víctima y victimario, en el
reestablecimiento de la víctima, en la asunción de responsabilidades por parte del
infractor y, en la reparación.
La reparación constituye sólo una finalidad más del proceso de mediación y
conciliación penal; pero no se circunscribe a éste. De lo contrario, no habría más
que la privatización del conflicto y no habría atención al interés público de
reestablecer la paz social. Por ejemplo, en una falta contra la propiedad por el
hurto de cierto bien de escaso valor, no se debe orientar el proceso de conciliación
exclusivamente al proceso de reparación, pues con pagar el valor de lo
supuestamente hurtado se satisface el interés privado de la víctima. Debe
buscarse un proceso de mutua comprensión entre víctima y victimario para
reestablecer la paz social.
Al respecto cabe apuntar que en investigaciones realizadas se ha demostrado que
los acuerdos de reparación son menos importantes para las víctimas de delitos
que la oportunidad de hablar directamente con el ofensor para explicar cómo se
sintieron en relación al crimen y cómo les afectó.
Teniendo como marco general lo anterior, es función del juez de paz tratar de
orientar a las partes a un proceso de mutua comprensión que facilitará además la
construcción de un acuerdo de reparación.
Para efectos de la construcción del acuerdo es conveniente que la y el funcionario
de justicia recuerde algunas disposiciones que nuestro marco legal aporta con
relación al contenido de la reparación. Veamos algunas de ellas.
La restitución consiste en devolver o re-entregar un bien a la persona que fue
desposeída del mismo. Esta es una forma de reparar el daño que puede ser
visualizada como una posibilidad de alcanzar un acuerdo de reparación.
Deben considerarse como contenido el acuerdo de reparación también
prestaciones de carácter no material, tal el caso de las disculpas a la víctima,

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disculpas públicas, entre otras. No existe otro límite para el contenido del acuerdo
de reparación que el respeto a los derechos fundamentales de la persona.

Consecuencias jurídicas de la reparación


Uno de los aspectos fundamentales que no debe olvidarse es que, aún cuando la
mediación o conciliación es un proceso autónomo con respecto al proceso penal
iniciado por delito o falta, es indispensable darle finalización formal al proceso
penal que motivó la audiencia de conciliación.
Por ello es conveniente tomar en cuenta los institutos jurídicos previstos en
nuestra legislación para poder dar finalización formal al proceso penal por delito o
falta que se solucionó mediante el acuerdo de reparación dentro de la audiencia
de conciliación.
En el caso de un delito al que le es aplicable un criterio de oportunidad, el juez
debe tener presente que además del acuerdo entre las partes debe contar siempre
con la aprobación del Ministerio Público (fiscal o síndico municipal) para poder
aprobar el criterio de oportunidad. Una vez aprobado el criterio de oportunidad se
produce el archivo del expediente y así debe dictarse en el auto correspondiente.
Consecuentemente, en caso de arribar a un acuerdo de reparación que pone fin al
conflicto, únicamente se propone que se documente en acta judicial que debe
revestir todas las formalidades legales, con el fin de que sea un título ejecutivo
efectivo en caso de incumplimiento.
En cuanto a los acuerdos que las partes negociaron directamente o con ayuda de
un mediador natural y que son sometidos al juez de paz para su documentación,
una vez comprobado que se refiere a delitos sobre los que la ley permite un
mecanismo de salida al proceso penal común, o a delitos de acción privada y
acción mixta (dependiente de instancia particular), y una vez revisado que el
contenido del acuerdo no viola ningún derecho humano fundamental, debe
igualmente homologarse.

22
VI. DERECHO COMPARADO.

En México, en el mes de junio de 1993, fue creada la Fundación CENAVID, como


respuesta a la preocupación que representaba para los más desprotegidos de la
sociedad: los niños y las mujeres víctimas de delitos tales como, violencia física,
moral o sexual.
La lucha se centra principalmente en obtener las soluciones para este tipo de
agresiones, pero surge la duda sobre la existencia de criterios objetivos que
determinen cuándo procede iniciar una averiguación previa frente a denuncias de
hechos tipificados como delitos en general y, de manera particular, para los casos
de violencia.
Se ha podido comprobar, la gran cantidad de casos de víctimas que lograron
sobrevivir, pero que tuvieron dificultades para lograr levantar una denuncia, o que
fracasaron en su intento.
En el caso puntual del Centro de Atención para Víctimas del Delito (CENAVID),
que es una sociedad civil conformada en una Organización No Gubernamental
(ONG), sin fines de lucro, tendencia políticas, ni creencias religiosas específicas,
que brinda atención en consulta externa a víctimas de violencia sexual, maltrato
dentro del hogar y abuso de menores. Cuenta con talleres de auto-ayuda y
capacitación para todos los interesados en el tema, como asimismo, se han
desarrollado proyectos de investigación con la información recabada a través de
cinco años de servicio
En 1995, se inició una investigación muy profunda sobre RESOLUCIONES
ALTERNATIVAS DE DISPUTAS (Jalisco, México), y a partir de allí, se elaboró un
proyecto que fue presentado ante la Agencia de Desarrollo Internacional de los
Estados Unidos de Norteamérica (USAID), en el cual se propuso desarrollar la
cultura de la MEDIACIÓN en la sociedad civil del Estado, el cual culminó en el
mes de Septiembre de 1997, con la suscripción de un convenio de colaboración
en el cual USAID canalizó una partida presupuestaria para la apertura del primer

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“CENTRO DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS”, en Jalisco, siendo pioneros en
la implantación de las resoluciones alternativas de controversias en México.
En la LEGISLACIÓN GUATEMALTECA tenemos en el artículo 477 del C. P. P.,
segundo párrafo, establece que una vez admitida la querella, el tribunal convocará
a una audiencia de conciliación remitiendo al querellado una copia de la
acusación. Esta audiencia, añade el artículo en mención, será celebrada ante el
tribunal quien dará la oportunidad para que querellante y querellado dialoguen
libremente en busca de un acuerdo. El resultado de la audiencia constará en acta
y se consignará lo que las partes soliciten.
Nótense dos elementos importantes en esta modalidad. El primero de ellos es que
la reparación se produce en un momento procesal en el que ya se encuentra
plasmada la acusación en contra del procesado. Ello se evidencia con que el
tribunal ya ha admitido para su trámite la querella. Consecuentemente, el
fundamento principal de la medida no es tanto la desjudicialización del caso sino la
oportunidad que se le da al imputado de evitar la estigmatización en el juicio y la
eventual imposición de una pena por un delito donde el interés específicamente
vulnerado es de carácter privado y no público.
Nuestro Código Procesal Penal regula en el artículo 477 que en este tipo de
delitos, previo a acudir a la audiencia de conciliación, las apartes podrán someter
su conflicto al conocimiento de centros de conciliación y mediación, para que se
pueda construir un acuerdo de reparación. En caso de no obtenerse un acuerdo
de reparación dentro de los treinta días siguientes, las partes pueden accionar
nuevamente en la vía jurisdiccional.
No solo ante los centros de mediación y conciliación es factible desarrollar un
proceso para lograr alcanzar un acuerdo de reparación por delitos de acción
privada; sino también ante los Jueces de Paz. El artículo 552 Bis del C. P. P.
establece como competencia de los jueces de paz comunitarios: “…b) podrán
celebrar audiencias de conciliación y aprobar acuerdos entre las partes en los
casos de delitos de acción privada y de acción pública dependientes de instancia
particular.”

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No obstante que tal disposición está referida como competencia concreta de los
jueces de paz comunitarios, al hacer una interpretación correcta de los principios
constitucionales podremos asegurar que los jueces de paz en general tienen la
misma facultad pues de lo contrario se estaría violentando el principio de igualdad
para las personas pues tanto derecho tienen los habitantes de las comunidades
donde hay juzgados de paz comunitarios a resolver este tipo de conflictos
mediante la conciliación, como los habitantes de los municipios donde lo que hay
es un juez de paz con la misma categoría de los juzgados de paz comunitarios.

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CONCLUSIONES
 Es fundamental e imprescindible, plantear y planear una estrategia para el
desarrollo eficaz de mecanismos de RAC, que permitan que el impacto sea
positivo en la sociedad, en los abogados, en los magistrados, en los fiscales
y en los profesionales de otras disciplinas distintas a la jurídica
(v.gr.médicos forenses, psicólogos, etc.).

 Es necesario otorgar una mayor participación a la sociedad en la toma de


decisiones y en la solución de conflictos propios del comportamiento
humanos de nuestra actualidad. Esto lleva y permite a la sociedad a tomar
el poder en la solución de sus propios conflictos, en caso de tener la
voluntad de dirimirlos. Esto producirá una relevante reforma y
modernización de la Justicia.
 Incluye toda forma de resolver conflictos sin pasar por la autoridad judicial
(sin ingreso propiamente dicho al proceso), el uso de la fuerza o el
abandono del conflicto por la propia burocracia judicial.- La función tutelar
del Estado, en la protección de los derechos de sus habitantes, no termina
con la organización del Poder Judicial eficiente, sino que requiere ofrecer y
apoyar otras formas de solución de conflictos que pueden resultar, de
acuerdo con la naturaleza del conflicto, más efectivos y menos costosos en
términos económicos y afectivos, rápidos con relación al tiempo empleado
en su solución (proceso judicial), convenientes en cuanto pueden impedir la
recurrencia del conflicto y socialmente más valiosos, ya que posibilitan la
relación futura de las partes.
 No es privatizar la Justicia, sino que el Estado ofrece apoyo entregando los
mecanismos alternativos a la decisión judicial, integrando así, las
necesidades del Estado para con la sociedad. Esto significa en otras
palabras, la posibilidad de acceder con el menor costo posible, a un
procedimiento efectivo no necesariamente judicial, de tutela de los propios
derechos de los individuos que forman parte de un todo: la sociedad.

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BIBLIOGRAFÍA

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UNAM. 1999
 Garrido Jhon Nuevas soluciones al conflicto penal: alternativas al juicio en
la Rep. Dominicana En Derecho Penal Online (revista electrónica de
doctrina y jurisprudencia en línea). 2007. Disponible en Internet: http://
www.derechopenalonline.com).
 Matul, Francisco. Módulo de métodos alternativos de resolución de
conflictos aplicados a la función policial. Madrid editorial Reus. 2002. P. 80.
 Julio Alconada Resolución De Conflictos Y Mediación Penal Buenos Aires.
Dirección Nacional de Política Criminal del Ministerio de Justicia de la
Nación,2005.
 Werner Maihofer.  Rechtsstaat und menschliche Würde, 1968. Pág. 44
 Proyecto alternativo AE – WGW, realizado por un grupo de profesores de
derecho penal de Alemania, Austria y Suiza
 Larrauri Pijoan Elena La Reparación. Penas Alternativas a la Prisión.
Guatemala. 2006.
 San Martín Castro Cesar Derecho Procesal Penal Lima. Editorial Grijley.
1999.

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