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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN CIVIL

MARGARITA CABELLO BLANCO


Magistrada Ponente

Bogotá, D.C., dos (2) de mayo de dos mil catorce (2014)

SC 5191-2014
Ref.: Exp. No. 11001 0203 000 2010 02075 00
Aprobado en sesión de trece de noviembre de dos mil trece

Se pronuncia la Corte sobre la demanda de exequátur


formulada por la señora CARMEN ALCIRA BRUCE SÁNCHEZ,
mediante la cual pretende que se conceda la homologación de la
sentencia proferida el 23 de junio de 1997 por la Quinta Sala de lo
Civil del Tribunal de Distrito Judicial de Rótterdam, Reino de los
Países Bajos, que declaró el divorcio del matrimonio contraído por
ella con el señor FREDDY VAN BINSBERGEN KRUIJSWIJK.

ANTECEDENTES

1. Mediante el libelo inicialista que obra a folios 14 a


16 y con fundamento en los hechos que enseguida se compendian,
la mencionada demandante solicitó que se concediera exequátur a
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la decisión judicial anteriormente identificada, con el propósito de


que surta efectos en territorio colombiano.

2. CARMEN ALCIRA BRUCE SÁNCHEZ y FREDDY


VAN BINSBERGEN KRUIJSWIJK contrajeron matrimonio el 22 de
diciembre de 1993 ante la Notaría Cincuenta del Círculo de Bogotá.
En dicha unión no se procrearon hijos y durante su vigencia “no se
adquirieron bienes que deban ser adjudicados a los esposos en
calidad de gananciales”.

3. El mencionado matrimonio “fue homologado bajo


las leyes de Holanda”.

4. La Quinta Sala de lo Civil del Tribunal de Distrito


Judicial de Rótterdam, Reino de los Países Bajos, dictó el 23 de
junio de 1997 la sentencia que declaró el divorcio del citado
matrimonio.

EL TRÁMITE

1. Admitida la demanda se ordenó correrle traslado


de ella al Ministerio Público, autoridad que manifestó que no se
opondría a las pretensiones si en el curso del proceso se lograba
acreditar la reciprocidad diplomática, o subsidiariamente la
legislativa.
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2. En auto de 1º de marzo de 2011 que decretó las


pruebas del proceso (fls. 29 y 30), se dispuso oficiar al Ministerio de
Relaciones Exteriores para que informara sobre la posible
reciprocidad, ya diplomática, ora legislativa, entre Colombia y el
Reino de los Países Bajos.

3. El Ministerio de Relaciones Exteriores en


respuesta a lo solicitado manifestó haber constatado, en relación
con la materia consultada, que revisado el archivo del Grupo
Interno de Trabajo de Tratados de la Dirección de Asuntos Jurídicos
Internacionales “no reposa tratado alguno suscrito entre la
República de Colombia y los Países Bajos”.

4. En pronunciamiento oficioso de 13 de septiembre


de 2011 (fl. 34), la Sala ordenó oficiar al Consulado de Holanda en
Colombia para que esa representación extranjera expidiera y
remitiera “copia de la legislación pertinente, alusiva al tratamiento
que ese país brinda a las sentencia foráneas”.

5. La etapa de recaudo probatorio finalizó sin que se


hubiese recibido respuesta en relación con los textos normativos
solicitados.

6. Mediante auto de 4 de marzo de 2013, además de


reconocer el vencimiento del período probatorio, se dispuso correr
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traslado común a las partes para que presentaran sus alegatos,


término que transcurrió en silencio, por lo que corresponde a la
Corte proferir la sentencia que decida la solicitud arriba
referenciada.

CONSIDERACIONES

1. El exequátur se erige en la vía idónea que el


legislador diseñó para convalidar en territorio colombiano las
sentencias judiciales y pronunciamientos afines emitidos en el
extranjero, y reconocerles efectos.

Se trata, sin duda, de un mecanismo excepcional,


puesto que el principio de la soberanía parte del supuesto
consistente en que la administración de justicia es una función
exclusiva del Estado, que además de ser independiente, carece de
subordinación a jurisdicciones foráneas, como lo ha precisado la
Corte al señalar que “las sentencias proferidas por jueces
extranjeros no surten efectos en Colombia, a menos que, con
sujeción a la legislación patria se conceda a ellas, con el lleno de
los requisitos establecidos por el artículo 694 del Código de
Procedimiento Civil, el exequátur correspondiente” (Sent. de 12 de
agosto de 1997, Exp. 6174).

2. En esa misma línea conceptual, el artículo 693 del


Código de Procedimiento Civil prescribe que “las sentencias y otras

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providencias que revistan tal carácter, pronunciadas en un país


extranjero en procesos contenciosos o de jurisdicción voluntaria,
tendrán en Colombia la fuerza que les concedan los tratados
existentes con ese país, y en su defecto la que allí se reconozca a
las proferidas en Colombia”.

De la reciprocidad en su modalidad diplomática se ha


dicho que surge “cuando entre Colombia y el país de donde
proviene la decisión judicial objeto del exequátur, se ha suscrito
tratado público que permita igual tratamiento en este Estado
extranjero a las sentencias emitidas por jueces colombianos, de
manera que como contraprestación a la fuerza que éstas tengan en
aquél, las suyas vinculen en nuestro territorio” (Sent. de 25 de
septiembre de 1996, Exp. 5524).

Y en relación con la reciprocidad legislativa, en ese


mismo pronunciamiento la Corte destacó que ella emerge al
“reconocérsele efectos jurídicos a las sentencias de los jueces
colombianos por la legislación del país de donde proviene la
decisión materia de exequátur, pues igual fuerza vinculante tendrán
las decisiones de sus jueces en el Territorio Nacional, siendo
entendido que esta forma de reciprocidad puede ser a su vez
basada en textos legales escritos o en la práctica jurisprudencial
imperante en el país del fallo objeto de exequátur”.

3. Si bien puede afirmarse, en principio, que los


fallos proferidos en el exterior que declaren el divorcio del

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matrimonio civil son susceptibles de homologarse en Colombia,


siempre que la causal que lo propició guarde afinidad con las
consagradas en la legislación doméstica colombiana, o que no se
oponga a normas de orden público –exceptuadas las de
procedimiento-, es necesario que se cumplan en su integridad las
exigencias contempladas en los artículos 694 y 695 del Código de
Procedimiento Civil.

4. Con ese antecedente es preciso destacar que


aunque la sentencia traída por la demandante con el ánimo de
obtener su reconocimiento y lograr su eficacia en Colombia es de
aquellas que declaran el divorcio de un matrimonio civil, ello, per
se, no es suficiente para conceder la pretendida homologación,
pues el actor tenía la carga de acreditar -con arreglo a lo prescrito
en el artículo 693 del Código de Procedimiento Civil- la reciprocidad
legislativa o la diplomática que permitiera convalidar el
pronunciamiento definitivo proveniente de los tribunales de
Rótterdam, y tal requerimiento no se satisfizo.

5. En armonía con lo informado por el Ministerio de


Relaciones Exteriores de Colombia según escrito visible a folio 32,
quedó debidamente acreditado que no existe tratado alguno
suscrito entre Colombia y el Reino de los Países Bajos sobre la
materia, o, dicho en otras palabras, que entre ellos no hay
reciprocidad diplomática.

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6. De otra parte, no obra ningún medio de convicción


que demuestre que entre tales dos Estados exista reciprocidad
legislativa, puesto que no hubo respuesta al oficio remitido por la
Corte para efectos de recaudar la información correspondiente.

Es del caso, además, poner de presente que en


pronunciamiento reciente de esta misma Corporación se dejó
explícito que “la parte actora no demostró que entre la República de
Colombia y el Reino de los Países Bajos existiera tratado o
convenio relativo al reconocimiento recíproco de las sentencias
judiciales proferidas en esos Estados (reciprocidad diplomática), ni
que allí se les otorguen efectos a los fallos proferidos por las
autoridades nacionales colombianas (reciprocidad legislativa).

“Efectivamente, se observa, en primer lugar, que la


Coordinadora del Grupo Interno de Trabajo de Tratados del
Ministerio de Relaciones Exteriores informó a la Corte ‘que una
vez revisados los archivos de esta Oficina, no se encontró
acuerdo bilateral sobre esa materia en particular, celebrados
entre Colombia y Países Bajos’ (fl. 79); por otra parte, se aprecia
que aun cuando no se logró la traducción oficial de los
documentos visibles a folios 80 a 82 del expediente, conforme lo
ordenado en autos de 12 de abril de 2010 y de 12 de octubre de
2011, el Cónsul General de Colombia en el Reino de los Países
Bajos manifestó que según información reportada por la Dirección
General de Legislación, Administración de Justicia y Asistencia
Jurídica del Ministerio de Justicia de dicho Estado ‘no existe

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dentro de la legislación holandesa una ley que regule la


reciprocidad en materia de exequátur para sentencias de jueces
extranjeros’” (Sent. de 19 de diciembre de 2012, Exp. 2006-01448-
00).

En el mismo sentido, véanse sentencias de 19 de


octubre de 2009, Exp. 2003-22265-2 y Exp. 2003-00065-02, de 19
de diciembre de 2012, Exp. 2006-01448-00 y de 17 de enero de
2014, Exp. 2007-01997-00.

7. Ante la situación planteada, esto es, dada la


ausencia de la reciprocidad necesaria para conceder el exequátur
solicitado, forzoso resulta concluir que la convalidación debe
negarse, como en efecto se hará en la parte resolutiva de esta
sentencia.

DECISIÓN

La Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,


administrando justicia en nombre de la República y por autoridad
de la ley, RESUELVE:

1. NEGAR la solicitud de exequátur que formuló la


señora CARMEN ALCIRA BRUCE SÁNCHEZ respecto de la
sentencia proferida el 23 de junio de 1997 por la Quinta Sala de lo
Civil del Tribunal de Distrito Judicial de Rótterdam, Reino de los

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Países Bajos, que declaró el divorcio del matrimonio contraído por


ella con el señor FREDDY VAN BINSBERGEN KRUIJSWIJK.

2. Sin costas en la actuación.

Notifíquese.

MARGARITA CABELLO BLANCO

RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

JESÚS VALL DE RUTÉN RUIZ

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