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¿Qué es la Agroecología?

El término agroecología a llegado a significar muchas cosas, definidas a


groso modo, la agroecología a menudo incorpora ideas sobre un enfoque de la agricultura más
ligado al medio ambiente y más sensible socialmente; centrada no sólo en la producción sino
también en la sostenibilidad ecológica del sistema de producción. A esto podría llamarse el uso
«normativo» o «prescriptivo» del término agroecología, Bases teóricas de la agroecología 18
Agroecología: Bases científicas para una agricultura sustentable porque implica un número de
características sobre la sociedad y la producción que van mucho más allá de los límites del predio
agrícola. En un sentido más restringido, la agroecología se refiere al estudio de fenómenos
netamente ecológicos dentro del campo de cultivo, tales como relaciones depredador/presa, o
competencia de cultivo/maleza. Visión ecológica En el corazón de la agroecología está la idea que
un campo de cultivo es un ecosistema dentro del cual los procesos ecológicos que ocurren en
otras formaciones vegetales, tales como ciclos de nutrientes, interacción de depredador/presa,
competencia, comensalía y cambios sucesionales, también se dan. La agroecología se centra en las
relaciones ecológicas en el campo y su propósito es iluminar la forma, la dinámica y las funciones
de esta relación. En algunos trabajos sobre agroecología está implícita la idea que por medio del
conocimiento de estos procesos y relaciones los sistemas agroecológicos pueden ser
administrados mejor, con menores impactos negativos en el medio ambiente y la sociedad, más
sostenidamente y con menor uso de insumos externos. Como resultado, un número de
investigadores de las ciencias agrícolas y de áreas afines, han comenzado a considerar el predio
agrícola como un tipo especial de ecosistema -un agroecosistema- y a formalizar el análisis del
conjunto de procesos e interacciones que intervienen en un sistema de cultivos. El marco analítico
subyacente le debe mucho a la teoría de sistemas y a los intentos teóricos y prácticos hechos para
integrar los numerosos factores que afectan la agricultura

La perspectiva social Los agroecosistemas tienen varios grados de resiliencia y de estabilidad, pero
estos no están estrictamente determinados por factores de origen biótico o ambiental. Factores
sociales, tales como el colapso en los precios del mercado o cambios en la tenencia de las tierras,
pueden destruir los sistemas agrícolas tan decisivamente como una sequía, explosiones de plagas
o la disminución de los nutrientes en el suelo. Por otra parte, las decisiones que asignan energía y
recursos materiales pueden aumentar la resiliencia y recuperación de un ecosistema dañado.
Aunque la administración humana de los ecosistemas con fines de producción agrícola a menudo
ha alterado en forma dramática la estructura, la diversidad, los patrones de flujo de energía y de
nutrientes, y los mecanismos de control de poblaciones bióticas en los predios agrícolas, estos
procesos todavía funcionan y pueden ser explorados experimentalmente. La magnitud de las
diferencias de la función ecológica entre un ecosistema natural y uno agrícola depende en gran
medida de la intensidad y frecuencia de las perturbaciones naturales y humanas que se hacen
sentir en el ecosistema. El resultado de la interacción entre características endógenas, tanto
biológicas como ambientales en el predio agrícola y de factores exógenos tanto sociales como
económicos, generan la estructura particular del agroecosistema. Por esta razón, a menudo es
necesaria una perspectiva más amplia para explicar un sistema de producción que está en
observación. Un sistema agrícola difiere en varios aspectos fundamentales de un sistema
ecológico «natural» tanto en su estructura como en su función. Los agroecosistemas 19 son
ecosistemas semi-domesticados que se ubican en un gradiente entre una serie de ecosistemas que
han sufrido un mínimo de impacto humano, como es el caso de ciudades. Odum (1984) describe 4
características principales de los agroecosistemas: 1. Los agroecosistemas requieren fuentes
auxiliares de energía, que pueden ser humana, animal y combustible para aumentar la
productividad de organismos específicos. 2. La diversidad puede ser muy reducida en comparación
con la de otros ecosistemas. 3. Los animales y plantas que dominan son seleccionados
artificialmente y no por selección natural. 4. Los controles del sistema son, en su mayoría, externos
y no internos ya que se ejercen por medio de retroalimentación del subsistema. El modelo de
Odum se basa principalmente en la agricultura moderna del tipo que se encuentra en los Estados
Unidos. Hay, sin embargo, muchos tipos de sistemas agrícolas, especialmente en los trópicos, que
no corresponden a esta definición. Particularmente las preguntas de diversidad y selección natural
utilizadas en agriculturas complejas donde un sin número de plantas y animales semi-
domesticados y silvestres figuran en el sistema de producción, son sospechosas. Conklin (1956),
por ejemplo, describió agroecosistemas tradicionales en Filipinas que incluían más de 600 especies
de plantas cultivadas y manejadas. Aunque esta agricultura no era tan diversa como la de algunos
bosques tropicales, era definitivamente más multiforme que muchos otros ecosistemas locales.
Los sistemas agrícolas son una interacción compleja entre procesos sociales externos e internos, y
entre procesos biológicos y ambientales. Estos pueden entenderse espacialmente a nivel de
terreno agrícola, pero a menudo también incluyen una dimensión temporal. El grado de control
externo versus control interno puede reflejar intensidad de administración a lo largo del tiempo, el
que puede ser mucho más variable que el supuesto de Odum. En sistemas de roza, tumba y
quema, por ejemplo, los controles externos tienden a disminuir en los períodos posteriores de
barbecho. El modelo de agroecosistema de Odum marca un punto de partida interesante para la
comprensión de la agricultura desde una perspectiva de los sistemas ecológicos, pero no puede
abarcar la diversidad y complejidad de muchos agroecosistemas que se desarrollaron en las
sociedades no occidentales, especialmente en los trópicos húmedos. Más aún, la falta de atención
que el modelo pone en las determinantes sociales de la agricultura tiene como resultado un
modelo con un poder explicativo limitado. Los sistemas agrícolas son artefactos humanos y las
determinantes de la agricultura no terminan en los límites de los campos. Las estrategias agrícolas
no sólo responden a presiones del medio ambiente, presiones bióticas y del proceso de cultivo,
sino que también reflejan estrategias humanas de subsistencia y condiciones económicas (Ellen
1982). Factores tales como disponibilidad de mano de obra, acceso y condiciones de los créditos,
subsidios, riesgos percibidos, información sobre precios, obligaciones de parentesco, tamaño de la
familia y acceso a otro tipo de sustento, son a menudo críticas para la comprensión de la lógica de
un sistema de agricultura. En especial cuando se analizan las situaciones de los pequeños
campesinos fuera de los Estados Unidos y Europa, el análisis de la simple maximización de las
cosechas en sistemas de monocultivo se hace menos útil para la comprensión del comportamiento
del campesino y de sus opciones agronómicas (Scott 197
Agroecología
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Verduras y plantas ornamentales provenientes de la agricultura sostenible

La agroecología es «la ciencia, el movimiento y la práctica»1 de la aplicación de


los procesos ecológicos en los sistemas de producción agrícola, pecuaria y
forestal, así como en los sistemas alimentarios. La agroecología se basa en la
aplicación de principios que combinan valores ecológicos y sociales, cuya
aplicación se adapta a distintos contextos socio-ecológicos y también a distintas
escalas, desde la muy pequeña para el autoconsumo hasta la gran escala,
incluyendo el nivel de paisaje. La agroecología tiene como principio fundamental la
diversificación biológica y a partir de ella es posible el restablecimiento y
fortalecimiento de las funciones ecológicas que mantienen la resiliencia ecológica
y social de los sistemas productivos. Los procesos ecológicos y sociales que
desencadena la producción agroecológica la posicionan como una estrategia para
el cambio transformativo en la alimentación sustentable, 2 incluyendo en crisis
contemporáneas como pandemias.3

Índice

 1Bases de creación
 2Fundamentos de aplicación
 3Principios agroecológicos
 4Véase también
 5Referencias
 6Bibliografía
 7Enlaces externos

Bases de creación[editar]
Miguel A. Altieri

Uno de los principales teóricos de la Agroecología ha sido el investigador


chileno Miguel Altieri,4 que trabaja en la Universidad de Berkeley y actualmente
también codirector del Centro Latinoamericano de Investigaciones Agroecológicas
(CELIA). Miguel Altieri es uno de los fundadores del Centro Latinoamericano de
Desarrollo Sustentable (CLADES), marco en el cual se desarrollaron las bases
sobre las que se ha ido fundamentado este nuevo enfoque científico; también uno
de los co-fundadores de la Sociedad Científica Latino Americana de Agroecología
(SOCLA).
Muchos agrónomos y ecólogos comprometidos con las áreas de investigación de
América Latina, han buscado construir un modelo alternativo de desarrollo, a partir
de una evaluación crítica de los impactos causados por la Revolución verde. El
marco científico que elaboraron, alternativo al modelo hegemónico (fundamentado
en el uso de paquetes tecnológicos), ofrece a los diversos actores sociales ya
comprometidos con las prácticas del tipo agroecológico en Latinoamérica, un
marco teórico de referencia para pensar alternativas a la agricultura dominante.
La agroecología plantea desde su nacimiento la necesidad de un enfoque múltiple,
que hace gala de una visión holística, integrando ideas y métodos de varias
disciplinas; muy en la línea de la teoría general de sistemas que el
austriaco Ludwig von Bertalanffy desarrolló, en los años veinte del pasado siglo,
para las ciencias biológicas. Es decir, que los procedimientos analíticos de
investigación aplicados por las ciencias, de los cuales la agronomía es un claro
ejemplo, son en exceso reduccionistas, puesto que tienden a despreciar las
interacciones que se producen entre las partes que constituyen el objeto de
estudio. Tal reducción sólo sería posible si no existiesen interacciones, o si éstas
fueran tan débiles que pudiésemos despreciarlas por su escasa influencia.
Junto a la visión holística veamos qué otros elementos han colaborado en la
gestación de esta ciencia. Según Susanna Hecht,5 la Agroecología incorpora un
enfoque de la agricultura más ligado al medioambiente y más sensible
socialmente; centrado no sólo en la producción sino también en la sostenibilidad
ecológica del sistema de producción. Respecto a la agronomía clásica en la
agroecología se introducen tres elementos que resultan claves: la preocupación
medioambiental, el enfoque ecológico y la preocupación social.
La preocupación ambientalista surge a raíz de la constatación de los efectos que
sobre el medioambiente está produciendo la generalización de un modelo de
agricultura química, que se fundamenta en el uso intensivo del terreno de cultivo,
en una alta incorporación de insumos y, por tanto, de energía. La visión ecológica
se basa en considerar los terrenos de cultivo como unos ecosistemas, dentro de
los cuales también tienen lugar los procesos ecológicos que suceden en las
formaciones vegetales no cultivadas. Si para la ecología el objeto de estudio es el
ecosistema, para la agroecología su objeto ha de ser el agrosistema —o
agroecosistema—; el cual puede ser definido como un conjunto de componentes
físicos y sociales, unidos o relacionados de manera tal que forman una unidad, un
todo cuyo objetivo básico no es otro que la producción de alimentos de manera
sustentable. Esta visión interesa especialmente a la creciente agricultura
ecológica, convirtiéndose así la Agroecología en el referente de quienes practican
ese modo de producir alimentos. La perspectiva social, económica, política y
cultural, se incorpora en la agroecología al constatar que en la agricultura los
factores socioeconómicos y políticos, influyen decisivamente en las estrategias y
decisiones de los agricultores.
Igualmente en la definición de esta nueva ciencia influyeron de manera importante
los trabajos desarrollados desde las perspectivas de la Antropología y la
Geografía, para describir y analizar las prácticas agrícolas de los pueblos
indígenas y los campesinos tradicionales y, en especial, para desentrañar cuál era
la lógica que se aplicaba en estos agrosistemas, basándose para ello en la
recuperación de la tradición oral.6 Los sistemas tradicionales mostraban una
preocupación por el uso de los recursos para la subsistencia no centrándose en
exclusiva dentro del campo de cultivo, sino manejando a la perfección las
interacciones dentro del propio.

Fundamentos de aplicación[editar]
Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación
acreditada.
Este aviso fue puesto el 1 de agosto de 2019.

El enfoque de la agricultura convencional siempre ha buscado incrementar la


producción de cosechas agrícolas sin considerar las consecuencias posteriores
sobre el ambiente en el que se practica. Así ocurre, por ejemplo, con la labranza
intensiva del suelo, práctica de monocultivo, uso indiscriminado
de fertilizantes sintéticos, el control químico de plaga y arvenses, uso intensivo de
agua de pozos profundos para la agricultura y la manipulación genética, entre
otras prácticas de la agricultura moderna.
Los agroecologistas no siempre están de acuerdo acerca de lo que la
agroecología es o debería ser, a largo plazo. Diferentes definiciones del término
agroecología se pueden distinguir en gran medida por la especificidad con la que
se define el término «ecología»; así, la agroecología es definida por la OCDE
como «el estudio de la relación de los cultivos agrícolas y el medio ambiente». Y
es de las que más se adecua en todos los enfoques a lo que es la agroecología. 7
Estas son prácticas promovidas y aplicadas bajo el enfoque de la agricultura
tradicional. No se debe descuidar y negar que la aplicación de las prácticas e
innovaciones tecnológicas convencionales incremente la producción agrícola, pero
tampoco se puede negar que su práctica en actividades agrícolas deteriora los
recursos naturales en forma considerable y ocasionalmente irreversible.
El deterioro de la cubierta vegetal, la erosión del suelo (eólica, hídrica, de
fertilidad), el incremento de la salinidad de los suelos, disminución considerable de
los mantos freáticos, la pérdida de diversidad agrícola biológica y genética, la
resistencia constante de plagas y enfermedades agrícolas, el azolve de presas, las
inundaciones naturales, la eutrofización de lagos y la contaminación del aire, son
algunas de las múltiples consecuencias de la agricultura basada en agroquímicos
y en el uso de grandes cantidades de energía.
Ante los múltiples factores negativos de la agricultura convencional, emerge la
concepción de la agroecología, y la tecnología de la agricultura ecológica, que
promueve la producción agrícola conservando los recursos naturales elementales
de la producción de alimentos tales como el suelo, agua y biodiversidad. Estas
acciones se basan en el respeto a las comunidades rurales (quienes aportan el
material genético mejor adaptado a las condiciones locales) y a los principios
éticos y humanos en la realización de estas actividades.
La agricultura ecológica, como puesta en práctica de la ciencia agroecológica,
puede ser altamente productiva y a su vez sostenible en producción y
conservación a largo plazo con la finalidad de poder solventar el abastecimiento
de alimentos a una creciente población humana. En esta perspectiva, el diseño y
manejo de agroecosistemas sostenibles no puede ni debe abandonar las prácticas
convencionales sino que debe considerar las prácticas tradicionales para justificar
su sostenimiento. Se trata de diseñar científicamente nuevas concepciones y
tecnologías agrícolas, sobre la base de los métodos y conocimientos ecológicos
actuales y los principios tradicionales de conservación de los recursos naturales
que muchas comunidades rurales tienen y en las que cubren sus necesidades
alimentarias sin requerir grandes insumos externos en su ciclo productivo. En
concordancia con esto Gliessman menciona que La agroecología debe integrar
ciencia, tecnología y práctica, y los movimientos para el cambio social. 8
Los países europeos, seguidos por otros altamente industrializados tales como
Estados Unidos y Australia, han implementados algunos principios agroecológicos
en sus políticas de desarrollo agrícola pero no han sido de mucho impacto debido
a empresas fabricantes de semillas transgénicas, agrotóxicos y demás
componentes químicos orientados a la práctica de la agricultura convencional a
gran escala tales como Monsanto, Río Tinto Alcan, entre otras, han ejercido
mucha presión para promocionar un modelo de agricultura industrializada
convencional de alto impacto ambiental, y pese a que se ha comprobado la
nocividad de sus productos para el ser humano y para los suelos, incluso con
prohibiciones de distribución en países como Francia, aún continúan expendiendo
sus productos altamente tóxicos en países de Asia y Latinoamérica, donde
actualmente las tendencias agroecológicas están tomando nueva fuerza,
oponiendo resistencia al uso de estos productos que en muchos países como
Paraguay, están poniendo en peligro de extinción semillas originarias y milenarias
de la región del Mato Grosso y la Cuenca del Río Paraná.

Principios agroecológicos[editar]
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acreditada.
Este aviso fue puesto el 1 de agosto de 2019.

La agroecología no facilita recetas, ni paquetes técnicos, ni normas, ni


prescripciones. Se basa en la aplicación de cinco principios básicos 9
: reciclaje, eficacia, diversidad, regulación y sinergias. La elección de las prácticas
de gestión y de las tecnologías para la aplicación de estos principios es siempre
específica al lugar, determinada por un contexto socioecológico concreto. La falta
de normas y sistemas de certificación diferencia a la agroecología de la agricultura
orgánica.
Adaptabilidad: que consiste en no modificar el sitio de cultivo para tratar de
satisfacer las necesidades de las especies, sino, usar una estrategia de
adaptación del potencial biológico y genético de estas a las condiciones del lugar.
Reciclaje natural: para asegurar condiciones de suelo favorables aumentando la
actividad biótica, la disponibilidad y aporte de nutrientes y la retención de
humedad, a través del manejo de la materia orgánica, reciclado de biomasa y
aumento de la cobertura.
Preservación: para asegurar mucho más la salud del agroecosistema en su
totalidad, que el producto de un sistema de cultivo en particular. Aumentando las
interacciones biológicas y las sinergias entre los componentes de la biodiversidad
promoviendo procesos y servicios ecológicos claves.
Racionalidad tecnológica: para eliminar progresivamente el uso de insumos
externos sintéticos que tienen el potencial de dañar el ambiente, e ir hacia el uso
de insumos de origen natural y fuentes renovables de energía, tanto para el aporte
nutricional como para el manejo de plagas, enfermedades y arvenses.

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