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¿Qué es la Filosofía?

El hombre que no tiene ningún barniz de Filosofía, va por la vida prisionero de los prejuicios que
derivan de la "opinión de la mayoría", de las creencias habituales en su tiempo y en su país, y de
las que se han desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su
razón.
Bertrand Russell, “Los problemas de la filosofía” (1912) Cap.15, trad. De Joaquín Xirau

Introducción: ¿Quién y qué pregunta? ¿Quién y qué responde?


El presente trabajo surge como un encargo universitario, es decir, como una tarea. Se me
ha solicitado que elabore un ensayo respondiendo a la pregunta ¿Qué es la filosofía?.
Se nos ha dicho, con justa razón, que un buen ensayo filosófico es modesto y señala
pequeños puntos de vista; pero los señala clara y directamente y ofrece razones para sostenerlos.
Sin embargo, abarcar la pregunta “¿Qué es la filosofía?” nunca me ha resultado una empresa
modesta, pués ni las mentes más brillantes de la historia han logrado responder esta pregunta de
manera completa y concreta. Al menos a mi parecer, todas las respuestas parecen o bien
limitadas a cierto aspecto (no total), o bien demasiado abstractas.1
Marcar la dificultad de la empresa no es una excusa trivial para eludir el problema, sino
más bien para advertir a quien lea estas líneas que no espere una respuesta definitiva y final.
Quizás en esto vaya parte de la resolución de este embrollo, ya que las preguntas sin respuestas
(o sin respuestas inmediatas y definitivas) son probablemente la marca registrada de la disciplina
en cuestión.
Dice el refrán que lo perfecto es enemigo de lo bueno. Lo que permitirá la modestia
requerida y los pequeños puntos de vista será, justamente la búsqueda de una respuesta, aunque
no absoluta ni definitiva, que sea lo suficientemente buena. Ahora bien, vale la pregunta ¿lo
suficientemente bueno para qué?, y es lo que intentaré responder a continuación.
Uno de los motivos de la temática de este encargo, es que, ya que la materia que lo
requiere se encuentra en el último año del cursado de la carrera, se supone que su resolución,
aunque no brillante, pueda sustentarse en una perspectiva lo suficientemente amplia para ser
válida. Dicho sencillamente, se supone que me han enseñado las suficientes variantes y caras de
la filosofía como para poder tener una visión más o menos completa. Entonces, podríamos
sostener que una respuesta lo suficientemente buena sería aquella que logre condensar la
perspectiva de la filosofía que mi cursado me haya generado. El problema es que esta perspectiva
vino acompañada de un posicionamiento que hace que escriba el ensayo desde un punto de vista
completamente subjetivo, por lo que una respuesta “lo suficientemente buena” será para mí muy
diferente a resumir los aprendizajes de estos últimos años (al menos de manera explícita).
Mi perspectiva se basa en que creo que la filosofía ocupa menos lugar en la esfera pública
del que debería (o al menos muy diferente). Considero que por diversos motivos y circunstancias,

1 Con esto no quiero decir, como se verá más adelante, que no fueran buenas respuestas, ni que fueran
inútiles. Simplemente me refiero a que nadie ha dado una respuesta definitiva.
esta disciplina se ha alejado del plano práctico, cotidiano, mundano, humano. Y, antes que buscar
culpables, lo que me resulta importante es religarla a dicho plano. Por lo tanto, una respuesta “lo
suficientemente buena” para mi, será aquella que muestre la importancia práctica de la Filosofía.
Si lo que nos rige en este razonamiento es el sentido práctico, me permito asumir que, en
general, cuando alguien pregunta por algo, suele estar involucrada la necesidad. Es decir, cuando
preguntamos acerca de algún asunto es porque queremos saber su implicancia en la vida propia o
la ajena. Por supuesto, hay quienes hemos desarrollado un gusto particular por la pregunta, pero
eso también se debe a las consecuencias que sus respuestas (o las propias preguntas) puedan
tener. También hay preguntas con respuestas situacionales, o sin respuestas claras (como quizás
sea la que motiva este ensayo), sin embargo esto no cambia la motivación de las preguntas, ni
mucho menos su utilidad, ya que una pregunta sin respuesta puede, muchas veces, resolver más
de una necesidad). En suma, lo que quiero decir es que a la larga o a la corta, toda pregunta está
motivada por una necesidad práctica. Me costaría creerle a quién me dijera seriamente que
pregunta y se preocupa por asuntos sin una razón práctica final.
Además, las preguntas no aparecen abajo de una piedra. Toda pregunta está hecha por
alguien. Por lo cual, resulta importante explicar, no sólo en qué sentido respondo (es decir, en qué
sentido interpreto la pregunta)2, sino también a quién le respondo.
Entonces me pregunto quién querría saber qué es la filosofía y por qué. Esto da lugar a
muchas respuestas. Pero, en este caso, por lo mencionado anteriormente, mi respuesta se
enfocará en contestarle a quien lo pregunte para saber cuánto espacio debe tener la filosofía en
su vida, en un plan de estudio de secundaria, en una junta directiva. A quien pregunta, ante tanta
multiplicidad de saberes disponibles, porque tiene que elegirse la filosofía por sobre otros.

La filosofía como caja de herramientas:


Para dar una respuesta propositiva, creo que podemos pensar en la filosofía como una
caja de herramientas.
La filosofía, como disciplina, tiene una infinidad de variantes, vertientes, enfoques. Cuando
se habla de filosofía, se puede estar hablando de muchas disciplinas como la ética, la política, la
estética, la antropología, el lenguaje, la religión; también podemos estar hablando de diferentes
corrientes, como la filosofía analítica, la filosofía continental. Ante semejante amplitud, como
mencioné en la introducción, elaborar una definición total me resulta entre difícil e imposible, lo
que me llevó a preguntarme qué punto en común puedo encontrar (por supuesto, bajo el enfoque
práctico que señalé al principio).
Si hay algo que han compartido los diferentes espacios de estudio de filosofía que
atravesé, es el método. Con más o menos matices, lo que de fondo hacemos es leer los
pensamientos esbozados por diversos pensadores a raíz de una determinada temática y a
intérpretes especialistas en cada autor en cuestión. Así, al estudiar Ética leímos a los pensadores

2 Cuál es la finalidad práctica detrás de la pregunta.


del estoicismo, a John Stuart Mill, a Jean-Jaques Rousseau y algunos de sus respectivos
intérpretes; al estudiar política leímos a Platón, a Aristóteles, a John Locke, a Marx, a Gramsci y
sus respectivos intérpretes; al estudiar filosofía medieval leímos a San Agustín de Hipona, a
Boecio, a Guillermo de Ockham, a Escoto Eriúgena y sus respectivos intérpretes; y lo mismo
puedo desarrollar de cada una de las materias estrictamente filosóficas que he cursado. Vale
aclarar que no nos limitamos a la simple lectura, sino que se buscaba comprender las líneas
argumentativas, las motivaciones, las consecuencias, las fortalezas y debilidades de lo leído.
Creo poder afirmar entonces que, a la hora de estudiar filosofía, de fondo lo que se estudia
es el pensamiento. Cómo, cuándo y por qué se desarrollaron las ideas a través de la historia de la
humanidad. Lo que hacemos es leer los textos que esbozan los pensamientos de diferentes
autores, a veces en un orden histórico, a veces en un orden temático, buscando comprender
cómo se instrumentan sus pensamientos, sobre qué argumentos se sostienen, qué contextos los
motivan y qué implicancias tiene, o tuvo, en la vida de las personas. Ojo, con esto no estoy
diciendo que la filosofía sea un método de estudio, pero sí que su estudio (o al menos su
enseñanza) tiene un método.
Si esto es así, podemos decir que quien estudia filosofía (en el nivel que sea), estudia el
razonamiento humano y lo que este tiene para decir respecto a diversos temas. Por ello, cada
libro de filosofía que leemos nos habilita, además de su contenido explícito, una mirada a un
modelo de pensamiento. Así, podemos considerar que cada pensador o intérprete estudiado, es
una herramienta nueva, tanto para entender una temática en particular, como para entender y
desarrollar diversas maneras de pensar.
Por esto es que me permito definir a la filosofía como una caja de herramientas, cuyo
desarrollo nos facilita, a modo de utensilios, diferentes razonamientos y maneras de razonar, para
afrontar multiples situaciones. Así como en una caja de herramientas hay algunas que son de uso
general y sería muy extraño que falten (como los martillos, los destornilladores, alguna que otra
llave inglesa), hay otras que estarán, o no, dependendiendo del nivel de expertise y enfoque que
su portador posea (no encontramos lo mismo en la caja de herramientas de una casa particular
que en la de un estudiante técnico) , o de la aplicación que cada cual pretenda (no es lo mismo lo
que hallamos en la caja de un plomero, que en la de un electricista).
Así como hay diferentes niveles para el estudio de la lengua, la matemática, la física, la
química o la historia, los hay también para el estudio de la filosofía. Cada nivel nos aporta
diferentes herramientas para poner en nuestra caja.

Aclaraciones:
La intención en lo que resta del trabajo será mostrar, a grosso modo, cuáles son las
herramientas que el estudio de la disciplina brinda y cómo pueden utilizarse. Por ello, me resulta
imprescindible dejar sentado que hablaré desde una perspectiva e intuición personal, ya que no es
un aspecto que haya estudiado en profundidad aún. Es decir, intentaré esbozar algunas
propuestas desde la experiencia personal. Mi intención será, al menos, persuadirlos de indagar
más en el asunto.
La segunda aclaración que haré, es que las propuestas de usos y posibilidades de la
filosofía serán abordadas desde los programas y métodos presentes en las curriculas vigentes.
Sin embargo, creo que si estos se orientaran al fin práctico planteado más arriba, las posibilidades
se expandirían sensiblemente.
Como última aclaración, y quizás la más importante, quisiera decir que dejaré un poco de
lado (al menos de manera directa) el aspecto de la filosofía ligado a lo espiritual, a lo emocional, a
las angustias existenciales, etc. ya que lo considero suficientemente difundido y aceptado. En
general, se sabe el rol que la filosofía puede ocupar a la hora de lidiar con dudas existenciales,
aspectos espirituales, angustias. Mi intención en el presente ensayo es, justamente, sugerir que la
utilidad de la filosofía no se limita únicamente a esos problemas (que considero fundamentales
para la vida de las personas, y que por supuesto a la larga repercuten en su accionar, en su
rendimiento laboral, etc.), sino que también es capaz de ofrecer soluciones en ámbitos más
explícitamente prácticos.

Herramientas básicas:
Al menos en Argentina, el primer lugar donde tenemos contacto académico con la filosofía
es el secundario. Allí (en el secundario) se supone que se nos brinda de una serie de
conocimientos, no tan rudimentarios como en la escuela primaria, para prepararnos ya sea para
una carrera universitaria/terciaria, o para la vida laboral.
Así como tenemos una mirada acerca de fundamentos de física, química, biología y
aritmética, tenemos una mirada de los fundamentos de la filosofía. Ya sea a partir de manuales,
como a partir de la lectura de algunos autores, en el secundario tenemos contacto superficial con
algunas ideas filosóficas y, en general, se busca entender un poco de qué se ocupa esta
disciplina.
Esto hace que, además de las temáticas puntuales que puedan abordarse, se ponga un
especial foco en la duda, en la pregunta, en el des-acostumbrarnos del mundo. La búsqueda de
los fundamentos nos permite evitar los dogmatismos, ya que en esta primera aproximación damos
con que las preguntas filosóficas clásicas, suelen apuntar a ciertos aspectos que se dan (o daban)
por sentados, por lo que nos habilitan cuestionamientos que previamente creíamos imposibles.
Nos ayuda a entender mejor lo que sea que nos toque aprender, ya que nos invita a no quedarnos
solamente con prescripciones docentes, sino a indagar de dónde vienen dichas prescripciones,
por lo que buscaremos entender los procesos y razonamientos que llevan a ellas y el
conocimiento será más completo y afianzado. Nos permite desarrollar nuevos y mejores métodos,
ya que, en esta búsqueda de fundamentos y antidogmatismo, a partir de la pregunta y el análisis,
podemos encontrar maneras más eficientes y/o eficaces de hacer las cosas, o, al menos,
entender por qué se nos proponen los métodos que se nos proponen. Por motivos similares, nos
estimula la creatividad, ya que, ante todo lo mencionado, el barniz filosófico nos conecta con
nuestras actividades de un modo que nos lleva a involucrarnos; y, entre el análisis que la mirada
filosófica requiere y este estar involucrados, se generan muchos estímulos para desarrollar
nuevas ideas.
Por último, el estudio de diferentes estructuras y secuencias de pensamiento ayuda a
clarificar los pensamientos propios, a ordenarlos y, por lo tanto, a pensar mejor. Además, este
estudio, nos habilita a analizar y entender el pensamiento ajeno de mejor manera.

Un paso más allá:


Una vez superado el secundario, ya sea para enfrentar el mundo laboral o para transitar
una instancia más de estudios, contar con lo mencionado en el apartado anterior puede resultar
de suma utilidad3. Pero tenemos la posibilidad de profundizar mucho más en el estudio de la
filosofía.
La profundización de los aspectos marcados en el apartado anterior resultarán, a mi
entender, de gran utilidad para cualquier profesión. Pero, a su vez, dada la basta diversidad de
ramas de la filosofía y la amplia cantidad de temáticas que abarca, me cuesta pensar en alguna
carrera o disciplina que no tenga un ámbito de incidencia filosófica. Por ejemplo, el estudio de la
Bioética4, sería un gran aporte para la formación de un médico; el estudio de sociología o de
filosofía del lenguaje, serían excelentes herramientas para comunicadores, o especialistas en
marketing; el estudio de ética y antropología, sería muy provechoso para los licenciados en
recursos humanos.
La incorporación de conocimientos acerca de estas disciplinas le brindaría a los
profesionales mencionados herramientas para realizar mejor sus especialidades. Ya que, a mi
parecer, les aportaría un conocimiento más profundo de su campo de trabajo, de sus herramientas
y los individuos con los que tienen que trabajar. Por ejemplo, entender el funcionamiento del
lenguaje, sus variantes y fundamentos, amplía las posibilidades de quien se avoca a la
comunicación; entender qué, o quién, es el ser humano y que lo caracteriza, haría mucho más
fácil la tarea de un publicista.

¿Por qué un especialista?


Si llegado este punto he logrado convencer a quien esté leyendo esto de que el estudio de
la filosofía, y sus ramas, puede resultar un aporte significativo en el ámbito práctico y laboral de
diversas tareas, aún quedaría pendiente la pregunta de qué puede aportar un profesional de la
filosofía más allá de la docencia5.

3 Aclaro que, como en toda disciplina, se requiere de la voluntad y el enfoque del alumno para captar o
desarrollar el uso de dichas herramientas.
4 La bioética es la rama de la ética dedicada al estudio de los principios para la conducta más apropiada del
ser humano con respecto a la vida, tanto de la vida humana como del resto de seres vivos, así como al
ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables para la misma.
5 Es decir, más allá de enseñar estas disciplinas a los demás.
Mi respuesta va de la mano a lo expresado en el apartado anterior. Además de llevar a un
punto aún más profundo el estudio del pensamiento en general y las herramientas que de esto
derivan (que ya he mencionado 6), resultaría imposible e impráctico que las demás
especializaciones profundicen, tanto en la filosofía en general como en sus disciplinas específicas,
de la manera en que lo hace la carrera de filosofía. No sólo por el hecho de dedicarse
exclusivamente a ello, sino también porque el estudio simultáneo de estas disciplinas permite
establecer relaciones que de otro modo sería muy difícil establecer y entender, contextualmente
hablando, mucho mejor el objeto de estudio. Por ejemplo, se comprende mucho mejor la
antropología de Platón, si se conoce su ética; se entiende mucho mejor la concepción del lenguaje
de Locke, si se conoce el empirismo inglés; se comprende mucho mejor la antropología de
Heidegger, si se ha estudiado Nietzsche.
Por todo esto, considero que la sumatoria de herramientas (tanto generales como
específicas) con las que cuenta un especialista en filosofía, pueden resultar en un aporte
significativo en la toma de decisiones de diferentes tipos de empresas. Por ejemplo, cuando un
laboratorio decide en qué y cómo invertirá sus fondos de investigación; o cuando una empresa de
dispositivos electrónicos piensa sus futuros productos; o cuando una empresa diseña los
procedimientos institucionales internos y externos.

En suma:
En un mundo donde el conocimiento disponible se acrecienta constantemente y a una
velocidad nunca antes pensada, creo que el uso del tiempo dedicado al estudio de cada cosa
exige, cada vez más, una justificación.
A mi entender, la respuesta práctica a la pregunta “¿Qué es la filosofía?” es entenderla
como una caja de herramientas, una colección de recursos que nos habilitan la resolución de
diferentes problemas tanto específicos de esta disciplina, como generales y propios de otras. Es
una disciplina cuyo estudio nos permite un mejor entendimiento del pensamiento, tanto propio
como ajeno, así sea en general, o aplicado a diferentes ámbitos.
A lo largo de la formación académica de una persona, el estudio de la filosofía resulta
entonces realmente importante, y la presencia de ésta (a través de sus especialistas) en
diferentes ámbitos, puede aportar ideas y soluciones significativas.

6 El antidogmatismo, el desarrollo de la creatividad, la mejoría en la capacidad de procesar la información,


el mayor poder de comprensión del pensamiento ajeno, la mejor elaboración del propio, etc.

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