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Salud Mental en Tiempos de Pandemia

A finales del año 2019, un nuevo virus apareció en una provincia de China,

causando

alarma e incertidumbre entre los habitantes, pues todo lo relacionado a él, era desconocido.

A medida que pasaron las semanas, el virus ahora conocido como COVID-19, fue

propagándose por todo el país y posteriormente por todo el mundo.

Frente a ello, la emoción predominante entre las personas fue el miedo. Miedo por

no

tener respuestas sobre el virus; por el creciente número de pacientes y muertes de los

infectados; por la desinformación en las redes sociales y medios de comunicación,

ocasionando desorden y caos entre los habitantes, así como la confusión del cuidado de la

salud frente al COVID-19.

En una situación como la que se vive por la pandemia, el miedo incrementa

los niveles de estrés y ansiedad en las personas sanas e intensifica los síntomas en aquellos

con trastornos mentales preexistentes, pues al ser diagnosticados o tener sospechas de estar

infectados con COVID-19, llegan a experimentar intensas emociones y reacciones

conductuales tales como aburrimiento, soledad, insomnio, rabia, entre otros; que con la

suficiente exposición de esas condiciones pueden llegar a convertirse en trastornos

depresivos, ataques de pánico, trastorno de estrés post traumático, síntomas psicóticos y

suicidio (Ramírez, Castro, Lerma, Yela y Escobar, 2020).

El impacto del coronavirus llevó a la humanidad a refugiarse en sus hogares;


trabajando y estudiando desde casa, siendo los miembros de su familia las únicas personas

con quien se relacionarían durante mucho tiempo por el temor al contagio y la prohibición

para salir de casa, dictaminada por el gobierno de cada país.

En otros casos, muchas personas perdieron su empleo y viven con incertidumbre,

intentando mostrarse calmados para no preocupar a las personas de su alrededor, quienes tal

vez a causa de la pandemia presentaron complicaciones de sus enfermedades físicas y/o

mentales que no podían ser tratadas por falta de dinero o temor de acudir a centros de

atención médica.

Según un estudio realizado con población española, los miedos más comunes que se

vincularon al coronavirus fueron el temor a la contaminación, enfermar y morir, así como la

pérdida de trabajo, de ingresos y temores al aislamiento social. Esto se presentó en más del

20% de la población; siendo las mujeres quienes presentaron mayor prevalencia por ser

más vulnerables a padecer miedos y fobias (Sandín, Valiente, García-Escalera y Chorot,

2020).

También, se evidenció la presencia de factores de riesgo como la intolerancia a la

incertidumbre y la exposición a medios de comunicación, los cuales poseen gran poder

predictivo sobre los miedos mencionados. La consecuencia de esto ha sido evidenciada en

la aparición y/o reforzamiento de los trastornos emocionales, de ansiedad y del sueño, lo

que lleva a las personas que experimentan un elevado grado de intensidad requieran

intervención psicológica. Sin embargo, a causa del confinamiento, se vio limitada también

la disponibilidad de acudir a intervenciones psicológicas para mantener el cuidado de la

salud mental (Sandín, Valiente, García-Escalera y Chorot, 2020; Huarcaya-Victoria, 2020).

Pero, es imposible no querer buscar un lado positivo a las situaciones que se


presentan; puesto que, incluso en medio de una pandemia mundial, las personas han

logrado percibir y valorar ciertos aspectos positivos frente a las adversidades. Entre ellas se

encuentra el valor de las actividades al aire libre, el interés en otras personas y las

relaciones interpersonales, el interesarse más por el futuro y disfrutar del tiempo

compartido en familia (Sandín, Valiente, García-Escalera y Chorot, 2020).

Entonces, ¿qué se puede hacer frente a ello?

Dentro de ese contexto, Lluch (2020) recomienda identificar las cosas buenas que

tenemos en nuestra vida diaria, valorando y tomando consciencia de las pequeñas cosas de

cada día; no sentirnos culpables por la situación, debido a que las circunstancias no

dependen de nosotros; dejar de esconder como nos sentimos, es bueno reír, llorar o

enojarse, pero hay que controlar la intensidad y la duración de estas emociones, hacer cosas

para relajarse y divertirse, intentando tener momentos alegres; resolver situaciones a

medida que las tengamos, disminuyendo los niveles de estrés. Sin embargo, no esperemos

hacer las cosas de un momento a otro porqué nos daría el efecto contrario; hay que ser

previsores; cuidar nuestras relaciones interpersonales, buscando formas de mantener

contacto con el entorno sin la necesidad de exponerse al contagio.

Del mismo modo, Ramírez, Castro, Lerma, Yela y Escobar (2020); realizaron una

serie de recomendaciones para enfrentar el estrés ocasionado por la pandemia. Entre ellas

está tratar de continuar con las rutinas habituales, manteniéndose ocupado y concentrándose

en las actividades diarias; distribuyendo el tiempo para comer, hacer ejercicio y descansar.

También recomiendan mantenerse en contacto con familia y amigos; evitar saturarse de

información sobre la pandemia; prestar atención a la información sobre cómo permanecer

saludable y seguro, evitando el consumo de alcohol y drogas; y en caso de preocupación y


miedo difícil de controlar, tratar de hablar con un especialista de la salud mental sobre sus

sentimientos.

La presentación de situaciones inesperadas nos lleva a emitir diversas respuestas,

que,

si bien en un inicio pueden no ser visualizadas y recibidas de manera adecuada, es trabajo

de cada uno buscar la manera de adaptarse a estos cambios, ya sea con el apoyo de las

personas que nos rodean o con la ayuda de un profesional de la salud mental. Recordemos

que en esta lucha no estamos solos, y que en momentos como estos debemos mantenernos

alerta a las señales de que algo en nuestra salud mental y/o de las personas que nos rodean,

no va bien. No dejemos pasar más tiempo.

Referencias

Huarcaya-Victoria, J. (2020). Consideraciones sobre la salud mental en la pandemia de

COVID-19. Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, 37(2),

327-324. Recuperado de https://doi.org/10.17843/rpmesp.2020.372.5419

Lluch-Canut, M.T. (2020) (Coord.). Decálogos de Salud Mental Positiva adaptados a

diferentes situaciones y/o personas afectadas por circunstancias de la pandemia de

Coronavirus COVID-19. Barcelona: Colección OMADO, Recuperado de

https://www.binasss.sa.cr/bibliotecas/bhp/covid/pandemiaCOVID-19.pdf

Ramírez, J., Castro, D., Lerma, C., Yela, F. y Escobar, F. (2021). SciELO, 1(1), 2-21.

Recuperado de https://preprints.scielo.org/index.php/scielo/preprint/view/303/358

Sandín, B., Valiente, R.M., García-Escalera, J. y Chorot, P. (2020). Impacto psicológico de

la pandemia de COVID-19: Efectos negativos y positivos en la población española


asociados al periodo de confinamiento nacional. Psicopatología y Psicología

Clínica, 25(1), 1-22. Recuperado de 10.5944/rppc.27569.

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