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1. Ir con prisa
Por otra parte, cuando disparas caminando rápido es mucho más fácil que las fotos
salgan trepidadas. Párate, sujeta bien la cámara y dispara. Notarás la diferencia.
2. Limitarse a la calle
Cuando quieres una fotografía en blanco y negro debes componerla teniendo claro que
lo que buscas es una imagen en escala de grises. O puedes ver una escena que te atrape
y tener claro que será en blanco y negro.
Por eso no puedes ponerte a ajustar los parámetros cuando ves una escena interesante.
Para fotografiar en Modo Manual hay que ser muy experto y rápido, y aun así, a veces
tampoco da tiempo. Por eso nosotros, para fotografía callejera, solemos recomendar los
modos semimanuales como Prioridad a la Velocidad o Prioridad de Apertura.
Además de recurrir a estos modos semiautomáticos, te recomendamos tener otros
ajustes preparados, como el ISO, el modo de medición, el modo de enfoque, etc., en
función de la situación en la que te encuentres. Si cambias de zona, espacio, etc., donde
las condiciones lumínicas o las escenas sean diferentes, vuelve a ajustar los parámetros
para que cuando ocurra algo digno de capturar, estés preparado.
Para lograr fotos callejeras auténticas, tendrás que lograrlas con tu mirada única. No con
la mirada de los demás.
6. Preparar la escena
Puedes anticiparte a una escena que preveas que va a suceder, pero no puedes pedirle a
alguien que pase por un lugar y mire hacia donde tú quieras, por ejemplo. Y no es que
no lo puedas hacer, claro que puedes, solo que entonces será una foto en la calle, pero
no una fotografía de calle.
Observar la luz y utilizarla en tu favor puede ser la diferencia entre una gran foto y una
carente de interés. La luz puede cambiar por completo una escena o contar una historia
completamente diferente, por mucho que el lugar sea el mismo. Olvidarte de ella a la
hora de hacer fotografía de calle es perder más de la mitad de la fotografía por el
camino.
8. Esconderte
Fotografiar no es hacer nada malo, por lo que no existe ningún motivo por el que debas
esconderte. Es habitual tener miedo a la hora de fotografiar a extraños, pero debes saber
que en la mayoría de las ocasiones el miedo es infundado y que, rara vez, te encontrarás
con una situación problemática.
Lo peor que te puede pasar es que alguien te pida que borres la foto, en ese caso, puedes
mostrar la imagen, explicar por qué y/o para qué la haces y, si insisten en que la borres,
pues lo haces con una sonrisa y listo. Es peor no hacer ninguna foto por el miedo que
tener que borrar una sola, ¿no crees?
Otro gravísimo error, de hecho, el más importante, es hacer fotos en la calle sin ningún
propósito real. No por hacer fotos aquí y allá ya estás haciendo fotografía de calle.
Estás haciendo fotos en la calle, y ni eso, estás tomando fotos. Lo que nos diferencia de
un mono con una cámara en automático es la intención. Saber por qué, dónde, en qué
preciso instante y por qué con ese encuadre y no con otro, o con esa velocidad de
obturación determinada y no en automático. El propósito es la diferencia entre tomar
fotos y hacer fotos.
Anne Gedes dijo una vez “No hay nada peor que la imagen nítida de un concepto
difuso”. Es decir, puedes tomar una fotografía correctamente expuesta, perfectamente
enfocada y con una nitidez de infarto, que si no hay un concepto claro, no despierta
ningún tipo de emoción, ni sorprende por ningún motivo, no será una foto interesante, ni
tendrá ningún valor. Por eso no deberías limitarte a tomar fotos, sino dar un paso más y
hacer, construir o crear tu imagen.
10. No editar
El último error es creer que la foto sale lista de la cámara. Cuando tú haces una foto y
no la tomas, tienes claro qué es lo que quieres, sin embargo, rara vez la cámara captura
exactamente lo que imaginaste en tu mente. Para eso está la edición.
Sin embargo, la edición o revelado es el último paso para lograr la fotografía completa
desde el punto de vista artístico, para completar la intención que te llevó a apretar el
botón de disparo. Sin este último paso, es la cámara la que toma las decisiones, no tú.
La fotografía de calle es uno de los géneros más completos y complejos, a la vez que es
uno de los que más satisfacciones pueden llegar a dar. Además, es una maravillosa
disciplina para practicar fotografía por las distintas situaciones y retos que plantea.