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Diversidad Sexual y Derechos Humanos

Módulo 3. Diversidad Sexual y Masculinidad

Violencia y sus modalidades

Para la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), es muy importante abordar el
tema de la violencia relacionada con la identidad o expresión de género, particularmente por las
consecuencias graves que se generan en la vida de las personas LGBTTTI.

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
la violencia homofóbica y transfóbica afecta de forma negativa la salud y el desarrollo psicosocial
de niños, niñas y adolescentes (Arango, 2015), causando verdaderos estragos en el desempeño
académico o en su permanencia en centros educativos, lo cual priva a las personas de su derecho
a la educación o a la salud.

En este mismo contexto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la violencia
tiene graves consecuencias y efectos perjudiciales en el derecho a la salud (OMS, 1996), declara
que la violencia constituye un grave problema de salud pública, por lo que los Estados afiliados a
dicho organismo deberán evaluar las causas de la violencia, su magnitud y las formas que habrán
de afrontarla, incorporando la perspectiva de género. Para reducir la violencia, la OMS recomienda
que deberá contarse con la participación intersectorial para su prevención. Asimismo, pide que
se promuevan investigaciones sobre el tema, con prioridad en salud pública, que resulten en
programas para su prevención con acciones coordinadas entre los distintos ámbitos de gobierno.

Para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), no es fácil tener una definición de violencia,
puesto que ni siquiera se le considera un problema de salud pública: la violencia es un fenómeno
sumamente difuso y complejo cuya definición no puede tener exactitud científica, ya que es una
cuestión de apreciación. La noción de lo que son comportamientos aceptables e inaceptables
o de lo que constituye un daño, está influida por la cultura y sometida a una continua revisión a
medida que los valores y las normas sociales evolucionan (OPS, 2002). Para la OPS, habría diversas
formas de definir la violencia dependiendo del contexto y el propósito, y cita como ejemplo que
en contexto de la obtención de justicia o intervenciones sociales diferirá enormemente, por ello
el mismo organismo considera que la dificultad para su definición es el poder abarcar el conjunto
de actos perpetrados y la subjetividad de la experiencia vivida por la víctima (OMS, 1996).

Para la OMS, la violencia es el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de
amenaza o efectivo, contra uno mismo o una misma, otra persona o un grupo o comunidad, que
cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos
del desarrollo o privaciones (OMS, 1996). Para las personas LGBTTTI esta violencia se traduce en
odio, vejaciones, trato diferenciado, repudio o franco odio o hasta la privación de la vida.

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Para profundizar en este contexto, la OPS nos da un par de definiciones que también son muy
importantes para comprender cómo se asocian el estigma, la discriminación y la violencia hacia
las personas LGBTTTI:

Violencia de género: actos o amenazas de violencia sexual, física o psicológica, perpetrados como
resultado de normas y estereotipos de género, y debidos a una dinámica de desigualdad en el
poder; incluye amenazas explícitas o actos de violencia física, bullying, acoso verbal o sexual,
tocamientos sin consentimiento, coerción y agresión sexual, y violación. Estos actos se manifiestan
con frecuencia de formas discriminatorias e influidas por el género (OMS, 1996).

Violencia homofóbica y transfóbica: es un tipo específico de violencia de género basada en la


orientación sexual real o supuesta o la identidad de género. La violencia homofóbica y transfóbica
no sólo afecta a quienes son homosexuales, bisexuales, transgénero o intersexuales, sino también
a los que son percibidos como no conformes con las normas de género prevalecientes.

La OMS distingue a la violencia en tres categorías, a saber (OMS, 1996):

a)  Violencia dirigida contra uno mismo y una misma: Comprende los comportamientos suicidas
y las autolesiones, como la automutilación. El comportamiento suicida va desde el mero
pensamiento de quitarse la vida hasta el planeamiento, la búsqueda de medios para llevarlo
a cabo, el intento de matarse y la consumación del acto.

b)  Violencia interpersonal: infringida por otro individuo o grupo pequeño de individuos. Se
divide en dos subcategorías:
• Violencia intrafamiliar o de pareja: en la mayor parte de los casos se produce entre
miembros de la familia o compañeros sentimentales, y suele acontecer en el hogar, aunque
no exclusivamente.
• Violencia comunitaria: se produce entre individuos no relacionados entre sí y que pueden
conocerse o no; acontece generalmente fuera del hogar.

c)  Violencia colectiva: infringida por grupos políticos, milicias u organizaciones terroristas o
por el mismo Estado, esta violencia es el uso instrumental de la violencia por personas que
se identifican a sí mismas como miembros de un grupo frente a otro grupo o conjunto de
individuos, con objeto de lograr objetivos políticos, económicos o sociales. Adopta diversas
formas: conflictos armados dentro de los Estados o entre ellos; genocidio, represión y otras
violaciones de los derechos humanos; terrorismo; crimen organizado.

Es muy importante dejar claro que la mayoría de las personas LGBTTTI han vivenciado alguna
de estas modalidades de violencia o bien las tres, por lo que es apremiante tomar medidas al
respecto.

En México contamos con las Normas Oficiales Mexicanas (NOM), dichas NOM son regulaciones
técnicas de observancia obligatoria para las entidades públicas y privadas del país, que sirven
para garantizar que los servicios que contratamos o los productos o servicios que adquirimos
cumplan con parámetros o determinados procesos, con el fin de proteger la vida, la seguridad
y el medio ambiente. En este sentido, existe una denominada “NOM-046-SSA2-2005. Violencia
familiar, sexual y contra las mujeres. Criterios para la prevención y atención”, la cual tiene por objeto

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establecer los criterios que las personas deben observar en la detección, prevención, atención
médica y la orientación que se proporciona a las y los usuarios de los servicios de salud en general,
y en particular a quienes se encuentren en situaciones de violencia familiar o sexual, así como
en la notificación de los casos. Esta NOM, como ya se dijo, es obligatoria para las instituciones
del Sistema Nacional de Salud, así como para los prestadores y las prestadoras de servicios de
salud de los sectores público, social y privado que componen el Sistema Nacional de Salud. Su
incumplimiento dará origen a sanción penal, civil o administrativa que corresponda, conforme a
las disposiciones legales aplicables (OMS, 1996).

De acuerdo con la justificación expresada en dicha NOM, la inequidad favorece situaciones de


maltrato y violencia hacia los grupos en condición de vulnerabilidad en función del género; se basa
en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 4.°, párrafo 1, que establece que
“el varón y la mujer son iguales ante la ley” y párrafo 4: “Toda persona tiene derecho a la protección
de la salud” (CNDH, 2017), cuyo propósito es impulsar la igualdad de oportunidades entre mujeres
y hombres, independientemente de la edad, la condición física o mental, la orientación sexual,
etcétera.

Esta NOM considera la violencia como un problema de salud pública con profundos efectos nocivos,
debido a su alta prevalencia, por lo que se convierte en una dificultad para la “consolidación efectiva
de formas de convivencia social, democrática y con pleno ejercicio de los derechos humanos”
(NOM-046-SSA2-2005, p. 3). Para dicho documento “El espectro de daños a la salud se da tanto
en lo biológico —desde retraso en el crecimiento de origen no orgánico, lesiones que causan
discapacidad parcial o total, pérdida de años de vida saludable, ITS/VIH/SIDA, hasta la muerte—,
como en lo psicológico y en lo social, pues existe un alto riesgo de perpetuación de conductas
lesivas, desintegración familiar, violencia social e improductividad” (NOM-046-SSA2-2005, p. 3).

Es muy importante que en nuestro país se reconozca que la violencia afecta a todo el tejido social
desde el ámbito público o privado a través del uso y abuso del poder, mismo que daña la dignidad
de las personas y que mediante esta norma se pretenda reducir o erradicar los índices de violencia
familiar y sexual, para lo que de acuerdo con la norma es necesario fomentar relaciones de equidad
entre las personas, mediante la construcción de una cultura basada en el reconocimiento y respeto
de los derechos humanos.

En la NOM no se menciona explícitamente a las lesbianas ni a las mujeres trans (mucho menos
a las personas gay y bisexuales, quienes deberían estar protegidas también), por lo que es
necesario que en lo futuro y durante la revisión de la misma, ésta se adecue para incluir a estos
sectores de la población en condiciones de vulnerabilidad y no sólo a las mujeres. Así podrían
perfilarse nuevas políticas públicas encaminadas a la prevención y atención integral y reparación
del daño de las personas afectadas en equidad de condiciones y sin distinción por identidad o
expresión de género.

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