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Censos registrados en cordeles con

"Amarres". Padrones Poblacionales


Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos
en los Khipu lnka

Gary Urton

Introducción

La consignación de datos censa les y tributantes constituye una de las más atestigua-
das funciones del K/11jJll - el instrumento de registro en cordeles anudados utilizado por los
lnkas. Pedro Cieza de León , por ejemplo, expresó lo siguiente con respecto al registro de
estos tipos de datos: '·

" Para muchos efectos concuerdan los orejones que en el Cuzco me dieron la
relación , que antiguamente, en tiempo de los reyes Incas, se mandaba por
todos los pueblos y provincias del Perú que los señores principales y sus
delegados supiesen cada año los hombres y mujeres que habían sido muertos
y todos los que habían nacido; porque, así para la paga de los tributos como
para saber la gente que había para la guerra y la que podía quedar por defensa
del pueblo, convenía que se tuviese ésta [cuenta]; la cual fácilmente podían
saber porque cada provincia, en fin del año , mandaba asentar en los quipos
por la cuenta de sus nudos todos los hombres que habían muerto en ella en
aquel año, y por el [con ]siguiente los que habían nacido. Y por principio del

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año que entraba venía con los quipos al Cuzco, por donde se entendía así los
que en aquel año habían nacido como los que faltaban por ser muertos" .
(CiezadeLeón, 1967 [1551] :62)
\

Unos cuarenta años después que Cieza de León escribió la citada información, Mar-
tín de Murúa brinda una relación del método censal Inka que varía en algunos aspectos de
aquello que Cieza de León entendió al respecto. y que además contiene ciertos detalles de
interés en lo concerniente a los procedimientos en sí involucrados en los conteos de pobla-
ciones locales:

"Enviaba de cinco a cinco años quipucamayos que son contadores y veedores,


que ellos llaman Tucuyricuc. Estos venían por sus provincias como gobernado-
res y visitadores, cada uno en las que le cabía, y llegado al pueblo hacía juntar
toda la gente, desde los viejos decrépitos hasta los indios niños de teta y en una
pampa o plaza, si la había, hacían estos governadores, llamados tucuyricuc,
señalar diez calles para los indios y otras diez para las indias, con mucho orden
y concie1io, en que por las edades ponían los dichos indios con mucha curiosi-
dad y concierio, como parecerá y se dirá en los capítulos siguientes. Y esto se
hacía por mandado y orden del Inga, de cinco a cinco años".
(Mutúa, 2004 [1590):204)

En su descripción, Murúa prosigue a identificar las diez categorías de edad por nom-
bre, y a explicar la manera en la cual el conteo de población era utilizado en la determinación
distributiva de la gente en trabajos y faenas -labores tributarias- para el Estado. Relaciones
adicionales referentes a la ejecución de censos locales, la evaluación y cálculo de labor
tributaria en base a estos conteos, y el papel crítico desempeñado por los Khipu en estas
operaciones, aparecen en las crónicas de José de Acosta (2002 [ 1590):349-50). Garcilaso de la
Vega (1966 [ 1609-1617]:267, 273. 274-5) y Bernabé Cobo ( 1983 [ 1653]: 194-5), entre otros.
Dado el testimonio explícito y copioso proporcionado por los cronistas españoles
respecto al papel fundamental desempeñado por el Khipu en el registro de censos y datos
tributantes en el Estado lnka, podríamos suponer que el estudio e investigación de estos
artefactos seguiría o se atendría cercanamente a las pautas marcadas por estas funciones ya
ampliamente documentadas . Ello no obstante, el hecho es que hasta tiempos recientes ha
existido un silencio vi1iualmente completo respecto a las funciones de registro censal cum-
plidas por el Khipu (véase, sin embargo, Radicati, 1979; U1ion, 2001, y Urton y Brezine, 2005).
Este vacío resulta aún más curioso al advertirse que la existencia del registro censal
en los Khipu no cejó efectivamente con el advenimiento de la conquista. Más bien, los
Khipucamayuqs (registradores y encargados de Khipu) locales continuaron manteniendo y
actualizando sus registros de cordeles anudados durante un período de tiempo de varias
décadas subsiguientes a la conquista española, principalmente para los efectos de poder
controlar o atenuar los posibles abusos de cálculo y recaudación de tributos por parte de los
españoles (Murra, 1975, 1980: 112; Platt, 2002; Urion, 1998).
En cuanto a la continuidad o vigencia de las relaciones censales lnka dentro del
mantenimiento de registros durante la época Colonial Temprana, observamos circunstancias

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como la representada por el siguiente testimonio, registrado en el transcurso de la Visita del


pueblo de Chucuito, situado al suroeste del Lago Titicaca, realizada en el año 1567:

"Testigo ... pareció don Martín Cari cacique principal de la parcialidad de


Anansaya y trujo consigo unos hilos de lana con unos nudos en ellos que
dijo ser el quipo y cuenta de los indios tributantes que en tiempo del ynga
había en esta provincia de Chucuito y que el dicho quipo es el último que se
hizo en tiempo del ynga y luego mirando por el dicho quipo y cuenta el cual
juró en forma de derecho ser cierto y verdadero hizo la declaración siguiente".
(Diez de San Miguel. 1964 [1567):64; el testigo procedió a enumerar los
totales poblacionales correspondientes a unos 13 ayllus y pueblos circun-
dantes a Chucuito ).

Por cierto, y tal como Salomon ha demostrado recientemente, el mantenimiento comu-


nitario de registros, combinando informes en formato de Khipu -y el conocimiento y capaci-
dad de leerlo- con datos escritos (alfabéticos), perduró a lo menos en una comunidad de los
Andes centrales, hasta apenas algunas decenas de años atrás (Salomon, 2004).
El propósito del presente trabajo es el de intentar enfocar y dilucidar la laguna, o
vacío, existente en el estudio e investigación del Khipu respecto a la utilización de éstos en
cuanto al registro de datos censales durante la época Pre-Hispánica Tardía y Colonial Tem-
prana. En la práctica, la utilización de Khipu para el registro de cifras poblacionales era
inseparable de su función de evaluación y cálculo tributario (Julien. 1988; Murra, 1982); sin
embargo - para los efectos del actual estudio y debido a las limitaciones de espacio- me
dedicaré aquí a encarar principalmente el aspecto de conteo censal dentro del .contexto
registra! del Khipu.

Relaciones de Khipu y Censos Coloniales: ¿ Podemos identificar correlacio-


nes entre ambos?

La interrogante que surge de manera directa como resultado del empleo del Khipu
para los efectos del registro censal en tiempos Pre-Colombinos Tardíos y Coloniales
Tempranos es: ¿Podemos identificar aquellos Khipu censales dentro del corpus de 71 8
ejemplares existentes? O bien, precisado en forma tal que pueda dirigir de manera más efec-
tiva nuestra investigación en esta materia: ¿Cómo se vería, en apariencia, un Khipu censal?
Esta última expresión nos encamina hacia la observación detallada de datos procedentes de
una época cuando padrones censales ya eran efectuados y consignados simultáneamente
en registros de Khipu y relaciones escritas españolas.
Ello, a su vez, nos conduce ~en nuestra búsqueda de posibles ejemplos de Khipu
censales- a la era Colonial Temprana e inmediatamente posterior a la Conquista, debido al
hecho de qi.¡e hasta ese momento - a partir del cual recién disponemos de documentos
españoles que testifican confirmando el contenido de los Khipu en general. y cuando se
suscita una producción de documentación colonial aparentemente derivada de la lectura
directa de Khipu específicos (véase Piirssinen and Kiviharju, 2004)-no podemos afirmar con
certeza alguna cual sería el posible contenido de Khipu alguno. Por lo tanto, desde mi punto

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de vista, la mejor estrategia a seguir, para la posible identificación de Khipu censales, es el


estudio de la apariencia y fisonomía de documentos censales producido por los españoles
(i .e.: sus dimensiones, magnitudes, organización de categorías, etc.) y -por ~nalogía- ras-
trear y buscar Khipu que posean similares magnitudes y distribuciones numéricas, cordaje y
organización de categorías, etc.
La detenninación de procurar la identificación de Khipu censales Pre-Hispánicos por
medio de analogías estructuradas a partir de documentación producida cuando datos censales
fueron consignados simultáneamente en Khipu y en documentos escritos, nos sitúa en el
período inmediato a la invasión europea de los Andes-comenzando en el año 1532-y culminan-
do aproximadamente hacia el año 1583. La elección de esta última fecha responde al hecho de
que fue aquel año cuando -en el curso del Tercer Concilio Límense- los Khipu fueron pronun-
ciados como objetos de idolatría y se decretó su destrucción (Vargas Ugarte, 1959). Si bien los
Khipu no desaparecieron por completo tras ese momento (véase Saloman, 2002, 2004 ; Mackey,
2002), de todas fonnas y a partir de entonces, la utilización del Khipu se tomó del todo clandes-
tina, y los registros de cordeles anudados dejaron de percibir la aceptación y sanción oficial de
la cual gozaban anteriorrnente, cuando la infonnación y datos en su contenido -leída e interpre-
tada por los Khipukamayuq- era cabalmente aceptada como testimonio de juicio y ley.
Habiendo detenninado un marco cronológico de aproximadamente 50 años ( 1532-1583)
en el cual rastrear en búsqueda de posibles correlaciones y concordancias entre registros
censales escritos y de KhJpu, debemos advertirnos acerca de la disyuntiva relevante planteada
entre el origen geográfico -las regiones Andinas- en el cual la gran parte de estas dos fonnas
diferentes de documentos fueron producidas, y la ubicación geográfica en la cual fueron
arqueológicamente recuperadas. Expresado más concretamente: debido a las excelentes condi-
ciones dadas en los desiert9s secos de las costas del Perú y Chile para la preservación de
restos orgánicos, la mayoría de .los Khipu existentes han llegado a nosotros como consecuen-
cia del saqueo de cementerios y yacimientos funerarios situados lo largo del Iitoral del Océano
Pacífico. Muy pocos ejemplares (exceptuando el caso de la región de Chachapoyas; véase más
adelante), provienen de hallazgos en la Sierra, donde la precipitación pluvial es abundante y
frecuente, como asimismo lo es la !!Xtrema variabilidad de temperatura y clima, todo ello creando
un entorno poco propicio para la preservación de textiles, incluyendo los Khipu .
No obstante las mencionadas condiciones ambientales desérticas y áridas caracterís-
ticas de la cost¡¡, esta región i-esultó siendo la más deseable o conveniente para el asenta-
miento de los españoles y -por consiguiente- las poblaciones nativas existentes en esas
áreas acabaron tempranamente diezmadas o desplazadas durante la etapa inicial de la Colo-
nia. En contraposición a ello -aún cuando las comunidades serranas fueron devastadas y
asoladas por epidemias y enfermedades importadas al igual que los pueblos costeros (Cook,
1992)- el desplazamiento y desahucio de la población nativa en los Andes por parte de los
españoles no llegó n.i lejanamente a aproximarse a la situación de sus congéneres de la costa.
Llegado el momento, cuando los españoles emprendieron el censo y reorganización
de los Andinos nativos - desde las postrimerías de 1540 hasta mediados de 1570-, muchas
menos comunidades nativas sobrevivían en la costa (donde eventualmente se llevaría a
cabo la mayoría de hallazgos de Khipu en los S. XIX y S. XX) que las existentes en la sierra
(región en la cual se llevarían a cabo la mayoría de los censos durante la Colonia pero donde
muy pocos Khipu sobrevivieron).

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En resumen, salvo la excepción de Chachapoyas (según constataremos llegado el


momento cuando intentemos identificar concordancias correlativas entre relatos censales
de Khipu y registros censales españoles escritos) nos hallamos, en sentido general (pero no
total), ante la incierta perspectiva de comparación de ejemplares existentes de Khipu prove-
nientes de la costa con registros censales españoles escritos provenientes de la sierra. Esta
discordancia requiere que mantengamos una pauta crítica y un escepticismo sano en rela-
ción a cualquier índole de analogías, y más aún hacia correlaciones que puedan insinuarse
dentro de este presente material.
A continuación, pasamos a otra consideración -o problema- metodológicamente bá-
sica: ¿A qué nos referimos por "correlación" y/o "concordancia" entre un (potencial) Khipu
censal y un censo español escrito? De acuerdo a la acepción más corriente, un censo signifi-
ca: "CENSO - Del lat. census. - Padrón o lista ele la población o riqueza de una nación o
pueblo" (Diccionario de la Real Academia Espaíiola, 2000). Según la lógica implícita en la
atribución del enunciado "lista de la población", el aspecto contable y concreto en un censo
podría representarse en forma de una serie de "marcas", o ''signos", de conteo; cada una de
éstas sirviendo como indicativo de un individuo dentro del conteo general 1• En la prácti ca
real, sin embargo, la mayoría de los censos se atienen al procedimiento de agrupar a las
personas en unidades sociales relativamente inclusivas. Estas pueden incluir agrupaciones
tales como "familia", "residencia", ''edad-grado", o algún otro tipo de ente asociado. Tales
prácticas requieren del desarrollo de un sistema detallado de organización de "s ignos" de
conteo a un nivel de sub-series y conjuntos ( e.g., véase Marshack, 1991 ), o bien de la utiliza-
ción de numerales abstractos para denotar la magnitud de elementos dentro de los grupos.
Los lnka amplificaron - a la vez que innovaron- sobre este último método de sistematización
en base a una versión de cordeles anudados, desarrollando durante el proceso un sofisticado
orden posicional de numeración , decimal utilizando (esencialmente) tres diferentes tipos de
nudos (Locke, 1923; Ascher and Ascher, 1997; y Urton, 1994).
Ahora bien , en cuanto a los procedimientos exactos del conteo y listado de gente - al
observarse los censos efectuados en el mundo Andino Colonial Temprano- vemos que
estos se llevaron a cabo en, por lo menos, dos formas muy diferentes, dependiendo de la
naturaleza o cariz del encuentro entre el censista y las personas censadas ( e.g., véase Céspe-
des del Castillo, 1946; y Guevara-Gil and Salomon, 1994). En ciertos casos, la gente era
convocada a concurrir a un sitio central y el censista procedía a enumerar a los reunidos a
medida que se presentaban ante él, generalmente de acuerdo a sus respectivas (y auto-
identificadas) agrupaciones familiares. Este ejempl o es similar al procedimiento descrito por
Murúa citado al inicio de este trabajo. Más adelante, veremos otro ejemplo de esta forma de
procedimiento contable, relacionado a la realización de un padrón (''registro") de los Indios
Tabalosos e indígenas vecinos, llevado a cabo en la Chachapoyas del S. XVll.
Otra modalidad de organizar censos coloniales obedecía al modelo conocido como la
"visita" . En el caso de este procedimiento, el funcionario colonial -visitador/enumerador- se
desplazaba delcasa en casa, generalmente acompañado de funcionarios locales, efectuando

A partir del trabajo llevado a cabo en la Base de Datos de Khipu (K DB - Khipu Database) , hemos
detcm1inado que el número 1 (uno), signado en Khipu por el nudo en figura-de-ocho, consti tuye el
va lor más común registrado cn estos artefactos (c. Brczine, comunicación personal , 2005).

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no sólo un recuento del número de habitantes en cada hogar, sino también identificando
cada individuo de acuerdo a su edad, estado civil y rango dentro de la unidad doméstica -
e.g., tributante, hombre/esposo, mujer/esposa, nil'io/niña, madre/padre, viudos, etc.
Es de suponer que ambas modalidades censales recién descritas produjeran alcances
y resultados significativamente diferentes entre sí a reflejarse en el recuento final del censo.
En el caso del peritaje de casa-por-casa, por ejemplo, podríamos obtener un conteo domés-
tico total de --digamos- siete habitantes . Pero dentro de este total, además de una pareja
casada con hijos, bien pueden hallarse algunos individuos dependientes pero no emparentados
(e.g., sirvientes o, en el habla Andina, yanakuna) . Sin embargo, en un censo del mismo
grupo de siete personas aglomeradas en un sitio central, los individuos dependientes tales
como viudos y yanakuna, además de hijos solteros (que pudieran estar residiendo en la casa
de sus padres), podrían ser enumerados como individuos sin filiación alguna o autónomos.
Por consiguiente, en esta última modalidad de conteo censal, se suscitaría una tendencia a
consignar una proporción mayor de individuos independientes (ls) en el censo final, mien-
tras que en la anterior modalidad de conteo casa-por-casa podría darse una proporción más
alta de enumeración de "unidades grupales" con mayor magnitud demográfica.
¿Qué suerte de alcances numéricos en los volúmenes demográficos de hogares y esta-
blecimientos domésticos -lo que anteriormente he denominado "unidades grupales"- real-
mente ocurre en los censos registrados en los Andes de la Colonia Temprana? La respuesta a
esta inteJTogante es de suma importancia ya que el alcance y la frecuencia -que en conjunto
componen aquello a lo cual me referiré como "la distribución"- de diferentes números de gente
dentro del contenido de las unidades contables censales registradas por los cencistas españo-
les, serán tomados en cuenta aquí en la estructuración de ejemplarizadores para los efectos de
intentar la construcción de magnitudes de contabilidad censal y unidades grupales Pre-Hispá-
nicas. Estos ejemplarizadores --distribuciones numéricas idealizadas o abstractas extraídas de
registros censales coloniales escritos- a su vez serán utilizados como distribuciones numéri-
cas de meta, hacia las cuales apuntaremos y referiremos durante el proceso de búsqueda de
registros numéricos correlativos, en el afán de identificar constancias y relaciones censales
Pre-Hispánicas y Coloniales Tempranas consignadas en formato de Khipu .
Es necesario establecer que tales ejemplarizadores derivados de censos coloniales
no pueden representar más que aproximaciones y, con toda probabilidad, figurarán en el lado
descendiente de la curva de tasación y cálculo poblacional razonable, debido al colapso
demográfico general ocurrido en el Nuevo Mundo, como secuela -y, en algunos casos
inclusive con anterioridad- al contacto con europeos (Cook, 1981, 1992). Sea cual fuere el
caso, el hecho concreto es que debemos de comenzar a partir de algún punto concreto en
nuestros intentos no solamente de construir estadísticas demográficas sino además de
proponer aproximaciones respecto a la posible composición que tuvieron las comunidades
en términos de la representatividad de cie1ias categorías de gente, como los tributantes,
parientes, niños, dependientes, etc. En suma, los ejemplarizadores ideales estructurados a
pa1iir de censos coloniales, pueden prestarse para determinar el alcance (o radio) y la fre-
cuencia (o distribución numérica) anticipada que podríamos perseguir en nuestro propósito
de identificar Khipu censales de origen Pre-Hispánico y Colonial Temprano.
Antes de proseguir, debo indicar que utilizaré el té1111ino "alcance" y/o ''radio" para
indicar los valores mínimos y máximos registrados en un grupo numérico; por el término

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"frecuencia" me referiré a la cantidad de incidencias de cualquier número entero dado en


comparación al número total de enteros registrado; y por "distribución" defino la configura-
ción asumida por el alcance y la frecuencia de enteros registrados en un censo.
Resumiendo, es mi parecer que los censos coloniales constituyen las únicas fuentes
de las que disponemos en nuestra tentativa de construir ejemplarizadores ideales para el
estudio de Khipu censales. Debido al hecho que los Khipu se hallan sin descifraí', al tiempo
que podríamos encontrar números de "proporciones domésticas" registrados en Khipu
(e.g., 2s, 3s, 4s, etc., y hasta 8s ó I Os en el caso de hogares familiares polígamos o extensos),
aún no podemos "leer" rótulos identificadores en cualquiera de estos Khipu. Por lo tanto, no
sabemos si el registro de un 6, por ejemplo, presente en un cordel colgante dado, se refiere a
6 personas, a 6 llamas, 6 días, o ¡lo que fuere ... !2. Sin embargo, si descubrimos cuáles números
de censos coloniales muestran tendencias hacia ciertas configuraciones en términos de su
alcance y frecuencia, o distribución , tal vez nos situaríamos en una mejor posición para
plantear y argüir que alguna secuencia numérica en particular (i.e., a diferencia de cualquier
número individual en particular) en Khipu es, por lo menos, de "semejanza censal". Esto
constituye, posiblemente, nuestra mejor esperanza a esta altura de exploración de Khipu, y
representa el tipo de investigación que procuro iniciar en este trabajo.
Por último, señalo que la fuente principal a la que recurriremos en este proyecto es la
Base de Datos (Khipu Database - KDB) que hemos desarrollado en Harvard University en el
transcurso de los últimos cuatro años (véase el website del proyecto: http: //
K.hipukamayuq.fas.harvard.edu/). La base de Datos de Khipu permite a investigadores rea-
lizar búsquedas complejas ( e.g., buscar y ubicar configuraciones, concordancias y afinida-
des numéricas, organización cromática, patrones de ordenamiento y disposición de
direccionalidad en hilado, torcido, fijado y anudado, etc.) entre los 350 ejemplares de Khipu
que hasta ahora han sido ingresados en la base de datos 3 .

Alcance y frecuencia de "Unidades Grupales" en Relaciones Coloniales de


Censo

A continuación -consciente de las consideraciones metodológicas y teóricas arriba


mencionadas- me remitiré a una apreciación global de datos censales obtenidos de diversos
conteos poblacionales de la época colonial. Los datos contenidos en los gráficos represen"
tados en la Figura 1 fueron recopilados y acopiados a partir de censos - escogidos al azar-
principalmente representativos de escrutinios del tipo "casa-por-casa" y reportados en una
seria de "visitas" -o recuentos censales-, abarcando un período de tiempo desde 1551 hasta

2 La principal excepción a esta afirmación de la cual poseo conocimiento es cuando se encuentran


números organizados en unidades calendáricas (e.g .. 365 , o grupos de periodos de tipo lunar de 29-30:
véase Urto~. 2001) o la representación de valores decimales completos (e.g., 20,300, 4000.etc ..). de
los cuales estos últimos podrían representar unidades contables en la administración decimal lnka.
3 Gracias a Carric Brezine, administradora del Khip11 Databasc, tanto por el desarrollo del KDB así
como por la producción de los gráficos de elatos censales de Khipu y coloniales, tratados en el presente
trabajo. Brezine, asimismo. propuso las pruebas de chi-cuadrado y calidad-de-cupo (v éase nota #5)
sobre las comparaciones entre datos de visita coloniales y Khip11 representados en las figuras 2-9.

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Artículos, notas y documentos

1653. Los gráficos correspondientes a las visitas se hal Jan dispuestos en agrupaciones de
índole ecológico/geográfico : sie1Ta, bosque tropical y costa. Esta división reconoce los
problemas potenciales anteriormente aludidos con respecto a diferencias en circunstancias
demográficas y en el desempeño de la actividad censal en distintas regiones d'e los Andes
centrales. Revisaremos nuevamente algunos de estos ternas tras haber proporcionado una
percepción general de las fuentes y orígenes de las visitas expuestas en la Figura 1:
De la Sierra, poseemos gráficos de datos procedentes de las siguientes fuentes:
Figura la - Valle de Los Chillos, comunidades al este de Quito, Ecuador (Landázuri , 1990
[ 1551-1559]); Figura 1b- Cajamarca, Sierra Norte del Perú (Rostworowski y Remy, 1992 [ 1571-
72/ 1578); Figura le - Huánuco, Sierra Central del Perú (011iz de Zúñiga, 1972 [ 1562]); y Figure
ld- Tiquipaya, aledaño a Cochabamba, Sierra Central de Bolivia (Gordillo y del Río, 1993
[ 1573]). Del Bosque Tropical contamos con datos provenientes de las siguientes fuentes
documentales: Figura le - Moyobamba, en la región de Chachapoyas, No11e Peruano (Riva
Herrera, 2003 [ l 653-4)); y Figura I f - Sonqo , en las yungas ("tierras bajas" ) del Oriente
Boliviano (Murra, 1991 [ 1568-1570]). En cuanto a recuentos poblacionales de la costa, dispo-
nemos de datos correspondientes a las siguientes visitas: Figura I g - Cherrepe, Val le de
Lambayeque, Costa No11e del Perú (Ramírez-H011on, 1978 [1572]); y Figura lh -Acarí , Costa
Sur del Perú (Rodríguez de los Ríos, 1973 [1593]).
Cada uno de los gráficos presentados en la Figura 1, sintetiza infonnación provenien-
te de unos tres a cinco escrutinios -principalmente del tipo casa-por-casa- efectuados
durante el proceso de visita en mención. La excepción a esto es la Figura le, el Padrón de los
Tabalosos, que fue compuesto en el transcurso de una "entrada" (penetración exploratoria)
al Bosque Nuboso Montano (Cloud Forest, Nebelwald) a lo largo del Río Mayo, en las
cercanías de Moyobamba. Durante esta entrada, los mi embros de varias tribus (i.e., los
Tabalosos, Suchiches, Guahenes, etc.) fueron convocados a un sitio central e interrogados
respecto a nombres, edades, afiliaciones domésticas y otros temas de índole censal (Riva
Herrera, 2003 [1654] ; véase más adelante) . Los gráficos presentados en la Figura I están
estructurados para representar, en el eje horizontal, los números de personas contados en
cada vivienda correspondiente al lugar o sitio escrutado en las respectivas visitas ; esta es la
medición de "unidades grupales" al cual nos referirnos anteriormente. Los ejes verticales de
los gráficos muestran el porcentaje del número total de unidades grupales -dentro de los
respectivos censos- que cuentan con ese particular valor (i .e., el número de hogares de
familia con ese valor dividido por la cantidad global de hogares).
Cabe hacer mención respecto a las razones de enfocar de manera específica en el
grupo particular de visitas incluidas en la Figura I y, específicamente, para comentar en
relación al grado en que esta selección es derivada y extraída de material registrado en los
años 1570, o posteriormente. Podría suponerse que la información más valiosa para fines de
consulta -al tratarse de reconstruir la forma que hubieran asumido los Khipu Censales Inka-
serían los censos más tempranos llevados a cabo por los españoles. Esta estrategia nos
encauzaría de manera especial hacia las actividades censales iniciadas en el año 1549 por el
presidente Vaca de Castro (Loredo, 1958; Murra, 1982; Parssinen and Kiviharju, 2004).
Al margen del detalle de que solamente unos pocos de estos documentos han logra-
do ser recuperados, el mayor problema con relación al uso de los registros censales españo-
les más antiguos - para nuestros actuales propósitos- es el hecho de que pocos de ellos

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Figura 1. Gráficos de Recuentos Coloniales de Censo

SIERRA: ·1
0.35 0.25
1
0.3
0.2 i
0.25 1

0.2 0.15 i
!
0.15
0.1 1

o.1 IAIIHll-111--IIIIA-'--- . o.os


º·º~ , _ JlJJt ac•= ---·- - - - ~
1 2 3 4 5 6 7 8

a) Valle de Chillos (1551-59)


9 10 11 12 13 14 15

b) Cajamarca (1571-78)
" --·---.. .,.
7 8 9
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10

0.45 ). - ~- - - - - - - - - - - - - '
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~¡::J!I!! : !! ,..;::"•=- :::::::::=:::Y
1 3 4 5 6 8 9 10 11 10

e) Huánuco (1562) d) Tiquipaya (1573)

BOSQUE TROPICAL:
0.25

e) Tabalosos (1 653) f) Sonqo ( 1568-70)

COSTA:
0.35

0.3
0.25

L_ _
g) Cherrepe ( 1572) h) Acarí (1593)
_J
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Artíq.1los, notas y documentos

fueron efectuados de una manera que permita contabilizar la población residente en un lugar
dado utilizando unidades contables discretas -e.g. , hogares individuales, edades, etc.- , tal
como las propias crónicas españolas sugieren fue la forma en la cual ese tipo de relaciones y
registros eran organizados en el Estado Inka (véase arriba). De manera opuesta, la mayoría de
registros censales que datan de los años 1540-1550 contiene valores colectivos y cumulativos;
es decir, contienen conteos poblacionales totales correspondientes a los pueblos controla-
dos por los encomenderos españoles, y/o los totales contados en los ay llu componentes de
las comunidades que constituían el foco principal de la actividad censal (e .g., Cook, 1978 ;
Helmer, 1955-56; Loredo, 1958 [ 1549]).
No obstante haber explorado la información comprendida en la Base de Datos de
Khipu de Harvard (KDB) en pos de secuencias numéricas inscritas en algunos de estos
tempranos registros censales de tipo colectivo-cumulativo, hasta la fecha no hemos logrado
ubicar concordancias y afinidades en su contenido. Encontrar una afinidad semejante impli-
caría, en términos reales, el hallazgo de un Khipu original que representara el registro autén-
tico y fidedigno de un censo efectuado en una comunidad en particular, llevado a cabo en la
era Pre-Hispánica, o bien en el Perú Colonial Temprano; ¡un descubrimiento indudablemente
espectacular! Es más probable que nos topemos no con un ejemplar específico de Khipu que
concuerde exactamente con algún censo en particular registrado por los españoles, sino más
bien que podamos llegar a identificar un conjunto de Khipu conteniendo secuencias numé-
ricas similares en magnitud y distribución de unidades grupales que resulten análogas a las
registradas en censos coloniales y cuyos datos estén organizados de manera tal que puedan
reflejar subdivisiones poblacionales de orden residencial, parentescos y otros. Fue esta la
forma adoptada por los procedimientos censales introducidos en los años 1570, en la época
del programa masivo de visitas y reducciones (pueblos nuevos con poblaciones reubicadas)
iniciado por el cuarto virrey del Perú, Don Francisco de Toledo (Málaga Medina, 1974;
Ramírez, 1996: 112-20). Las actividades censales, en aquel tiempo, generalmente involucraban
al funcionario colonial - visitador/enumerador- acompañado de funcionarios locales, des-
plazándose de casa en casa, efectuando un conteo del número de habitantes en cada una de
éstas y registrando información respecto a nombres, edades, rango familiar o de parentesco,
etc. (Guevara-Gil y Saloman, 1994). Estos últimos constituyen los principales registros de
censo de los cuales fueron obtenidos los datos contenidos en la Figura 1.
Dirigiéndonos ahora a los datos presentes en la Figura 1 ¿qué es lo que podemos
comentar respecto a la naturaleza de la infonnación numérica y la organización de agrupacio-
nes domésticas en los censos coloniales, en base a estos gráficos elaborados a partir de
estadísticas procedentes de diferentes regiones de los Andes centrales? Primeramente --con
la sola excepción de la unidad doméstica compuesta de 15 personas en el Valle de los Chillos
(Fig. J a) y aquella otra de 27 integrantes en Sonqo (Fig. 1f), el alcance y radio numérico de
individuos constituyendo unidades de registro en las visitas es, generalmente, entre 1 y 7; la
mayoría de unidades grupales yace en el extremo inferior de esta escala -entre 1 y 4 . En
segundo término, si consultásemos los documentos utilizados para la elaboración de estos
gráficos, comprobaríamos que los hogares o unidades domésticas de mayor magnitud den-
tro de este radio numérico (i .e., conteniendo cinco o más personas) eran aquellas que conta-
ban con un tributante masculino como jefe de familia, junto con su esposa ( o, en cie1ios
casos, dos esposas), además de uno, dos o hasta más hijos y, ocasionalmente, un individuo

162 Revista Andina


:, ..
__ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

dependiente (e.g. ,yanakuna). Tercero, aquellos individuos enumerados como autónomos o


solteros tienden a ser hombres jóvenes con edad para calificar como tributantes ( i.e., arriba
de los 17 años) o viudas y viudos sin descendencia. Mi sospecha es que gran parte de este
último tipo de individuos habitaba muy próximamente a -e interactuaban íntimamente con-
relaciones familiares y de parentesco en las poblaciones. Por último, en cuanto a diferencias
en los gráficos con respecto a regiones geográficas, o zonas ecológicas, señalaría que los
datos correspondientes a la visita de Huánuco -en la sierra central del Perú actual- son
marcadamente diferentes de los otros , en términos del reducido número de individuos solte-
ros o autónomos presentes en hogares independientes dentro de esta comunidad.
Mi conjetura respecto a la causa de esta característica peculiar en los datos de Huánuco,
es que pudiera estar relacionada a la fecha relativamente temprana de la visita que se llevó a
cabo en el año 1562. Este factor la sitúa dentro del período inmediatamente previo al inicio de
la campaña Toledana de reubicación y desplazamiento, en la cual la gente fue forzosamente
obligada a trasladarse a nuevos y diferentes asentamientos en las llamadas reducciones
instauradas por los españoles (Málaga Medina, 1974). A ello se agrega, subsiguientemente,
el alto índice de migración y evasión de estos pueblos nuevos por pa11e de muchas perso-
nas . La otra diferencia de consideración, vinculada a elementos geográficos que señalaría
entre los gráficos, es que, de manera general. los hogares y unidades domésticas a lo largo
dela región costera (Figs. 1g & h) tienden a consistir de un número menor de personas - i.e.,
entre 1-6- en comparación a las otras dos regiones. En la Sierra y en los Bosques Tropicales,
hogares y unidades domésticas por encima de 6 personas se ven registradas con mayor
frecuencia (con la excepción de Tiquipaya, en Bolivia central, Fig. 1d) . Carezco de una
explicación respecto a esta diferencia más allá de la sugerencia de que el tamaño relativamen-
te menor de los hogares y unidades domesticas en las comunidades costeras puede estar
relacionado a la anterior observación concerniente a la temprana despoblación de las comu-
nidades de la costa, debido al hecho que los españoles se establecieron -de manera inicial y
en mayor proporción- en esa región .
En resumen, al enfrentarnos con el reto de intentar el empleo de datos como los
sintetizados en la Figura I para construir "ejemplarizadores ideales" con los cuales rastrear
posibles registros censales de Khipu, debemos perseguir aquellos que contengan secuen-
cias numéricas en el radio de I a 7, y que en general exhiben una incidencia mayor de radio
numérico entre 1 a 4 en contraposición al alcance (más alto) de 5-7. No soy del parecer de que
debiéramos concentrarnos con excesivo detenimiento en establecer afinidades entre la rela-
tivamente alta proporción de unos ( 1s) visible en los gráficos de censos coloniales. a lo
menos no en el contexto de nuestra búsqueda de Khipu censales Pre-Hispanicos, ya que
este detalle podría representar tan sólo una consecuencia de las alteraciones y transforma-
ciones ocasionadas por la campaña toledana de reasentamientos en los años 1570. Esto
sugeriría que cualquier Khipu potencialmente censal que muestre aproximación al número
relativamente bajo de valores correspondientes a hogares y unidades domesticas individua-
les registrados en la visita de Huánuco de 1562. podría resultar siendo un ejemplar más
representativó del Khipu Pre-H ispánico o Colonial muy temprano.
¿Existe algún Khipu en el corpus de material conocido, que posea distribuciones simila-
res al conjunto de criterios a1Tiba señalados? Juzgando por una revisión de los Khipu registrados
por el Khipu Database Project (véase tabulación de datos en http://K.hipukamayuq.fas .harvard.edu/

Nº 42, primer semestre del 2006 163


Artículos, no-tas y documentos

DataTables.html) y los registrados por los Ascher ( 1978;http://instrnctl.cit.comell.edu/research/


quipu-ascher/), yo estimaría que podrían existir unos 50 registros censales contenidos dentro de
los cerca de 718 Khipu existentes. Por ejemplo, el estudio de tciemplares de Khipu registrados por
el proyecto KDP o por los Ascher nos pennite efectuar las comparaciones entre tjemplares del
tipo "visita" y Khipu específicos mostrados en las Figuras 2-9.

Figura 2. Valle de Chillos/ Comparación de Khipu


1
i
POSIBLE KHIPU ANALOGICO:
0.35
0.3
0.25
0.2 ,
0.15WIHíll-D------- - - - - - - - - - '

0.1 11
1
0.05 ---1!1-J,.lil-#11-J-IJl_ · a,
_.;::_il!L_.- •; ; ; : : : : : : :
...:.. :... ·
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15

Valle de Chillos (1551-1559) UR 29 - Atareo, Nazca i


1
-- -- - -- - -- - - · - - - - - ---·--~-__J

En las Figuras 2-9, los ejes horizontales de los grúficos superiores de visita/censo
muestran los números de personas registrados en las " unidades grupales" de los censos -
es decir, el número de gente por hogar/vivienda. Los ejes verticales de estos gráficos mues-
tran el porcentaje del número total de unidades grupales -dentro de los respectivos censos-
que cuentan con ese pa11icular valor (i .e., el número de hogares de familia con ese valor
dividido por el la cantidad global de hogares). En los gráficos de sugerencia analógica
ubicados debajo de cada grafico de visita/censo en las Figuras 2-9, los ejes horizontales
presentan los números registrados en nudos en los ejemplares de Khipu, mientras que los
ejes verticales registran el porcentaje del total de valores numéricos registrados en el Khipu
respectivo representados por ese número 4 •

4 En algunos casos se han excluido los valores superiores a los incluidos en los cuadros de datos en las
figuras 2-9. Por ejemplo, adicionalmente a los valores que aparecen ubicados sobre el cJe horizontal
del cuadro correspondiente al Khipu AS26A (Figura 3), existen cuatro cordeles conteniendo los
valores: 12, 13. 29 y 42. El Khipu UR40 (Figura 4) posee un cordel adicional con un valor de 21.
Otros valores adicionales son igualmente hallados en varios otros khipu. He excluido aquellos valores
significativamente mayores de los que aparecen en los khi¡m censales coloniales, fundamentándom e
en el principio de que la función primordial de estos Khipu era (en cuanto a la hipótesis aquí
propuesta) la de registrar datos censales. Otros tipos de información - tales como datos pertinentes a
obligaciones y pagos tributarios- pueden haber sido igualmente registrados , tal como era el caso en lo s
registros de censo coloniales. Finalmente, indico que el Khipu AS 100 - cuyo contenido consiste de
manera predominante en números de tipo censal, asimismo contiene grupos numéricos que Zuidema
( 1989) ha planteado como sumas de valores calcndáricos.

164 Revista Andina


__ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

Figura 3. Cajamarca / Comparaciones de Khipu

0.25 ,. ,

0.2 .•

0.15·

Cajamarca (1571-78)

POSIBLES KHIPU ANALOGICOS:


0.25 ~

0.2

0.15 ,

0 .1

0 .05

UR91 - Valle del Santa AS26A - Sin Procedencia

0.25

0.2
'
"'1----lffi--- - - - - - -----<

AS78 - Ancón (Costa Central Peruana)


L_____,

Nº 42, primer semestre del 2006 165


Artículos, notas y documentos

Figura 4. Huánuco / Comparaciones de Khipu


. !
0.2

0.15

0.1

--11111- · ID?
9 10 11

Huánuco (1562)

POSIBLES KHIPU ANALOGICOS:


0.35
, ~- - - - - - in - - - - - - - - - -- - -
0.3

0 .25
o_, ,.---------1,i,..-~--~ - - - - --
0.15

0.1

o.os

10 10

AS 13 - Sin Procedencia UR40- Nazca

0.2 ~ "''~
0.35 / , ' - - - - - -
0.181 ,i-- - B I I - = ~ . . - - , - - - - - - - - - - ' 0.3 / •
~ ::1..-f---tUHll---11ll--lR- - - - - - - - - ; 0.25 / , r - - -- -

:~íl ==.:.~:
0.12
0.1 - ------lllil-i!iilll--ll!a-- -- - - --s

0.08
0.06 -= -------·---f!---11111----111111---;
0.02 ~------r-i-----------1--_
O.O< ·' !
_ ~.=---c
.)
ol"--!!~_....,.____,~____.."'--'!!!!C.---"'~--"""--"~-"""" o - - - - - - ~- - - - - - , - - - - ,·

1
ASIOO- lca AS 169 Sin Procedencia
L

166 Revista Andina


__ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

Figura 5. Tiquipaya / Comparaciones de Khipu

0.45 1)· -- - - -- - - - - - - ----il


o~:1 )011-----'--- -- - - - - ----<]
0 .31 ...11m--- - - - - - - - - - - - - - - i!
0.251 )011--- - - - - - - - - - - -
0.21111
' ._._..__ _ _ _ _ _ _ _ _____:

~
001 :::::::::::::::::--;;:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::~

ºº!1-<)~~~!LJ·~·J!·~--~···:·.-!!!'
:,; ·;·:::· :::::.:::::::::.:::::::::.::::...?j
1 10

Tiquipaya (1573)

POSIBLES KHIPU ANALOGICOS:

0.45
o.45l .il!L- -- - - -- - - - - - -
0.4
º·'1
0.35
mi
1
U-- - - -- - - - - - - - - - '
0.35
1
0.3 " 0.3
0.25 [... 0 .25
0.2
1 - - - 1 1 1 1 1 1 - - - - - - - - - - ---'
0.2 1 )1
0.15
1 . . .-111111-=- - - - - - - - - - - '
0.15 1 )1
o., 1 Jl .....-111111-1
._ ._ __ _ _ _ _ _ ___, o.,
0.05 ¡ l. . • ... ~11 . . .11. . • . .,.f l • · · • .
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o.os
o /

UR6-Chaehapoyas UR9 - Chaehapoyas

0.45
o_,UHl-- - - - - - - ~ - -- - -
o.3s
0.3 1.:1111-- - - - - - - - - ~ - - - - - i
0.25
0.2.1 ...IIIHll-- - - - - - - - - - - - - - i
0.15
o., IAIIHIIHII-- - - - - - - - - - - - - ,
0.05

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

UR28 Atareo UR29 - Atareo

0.6 i
0.5
0.4

0.3

0.2

o.,

· · · · ·· ·· · ·- · - · · - · ·- · · ·- ·
9 10 11

UR 3 Chaehapoyas AS 130 Cercanías de Lima

Nº 42, primer semestre del 2006 167


Artículos, notas y documentos

Figura 6. Moyobamba / Comparaciones de Khipu

Moyobamba (1653)

POSIBLES KHIPU ANALOGICOS:


0.4
¡,;---,~ - - - - - - - - - - ~
0.35
1, ; - - - 1 ~ - - - - - - - - - - - - ;
0.3
o.2s 1, , ; - - - 1 • - - - - - - - - - - - - ;
0.2
0.15 IA I ~ - - - , - - -- - -- - - - - - - - ,

0.1 • -
o.os ------419-l1--.-.. .-.. .-.. . -.- ..-.. .-.. . -. -i!
9 10

AS157 - No Prov. UR23 - Atareo

Figura 7. Sonqo / Comparaciones de Khipu

POSIBLE KHIPU ANALOGICO:


0.25

0.2

0.15

0.1

Sonqo (1568-70) UR 29 - Atareo, Nazca

168 Revista Andina


_ _ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

Figura 8. Cherrepe / Comparaciones de Khipu

0.35
0.3
0.25

0 .2

0. 15

0.1
0.05

Cherrepe (1572)

POSIBLES KHIPU ANALOGICOS:


0.45
o., 1•-- - - - - - - - - - ~
0.35
0.3 1-'lll- - ~ - - - - - - - -- -
0.25 ,
_ UIIHlll~--,------- -- - - ~ -
02
o.1s
0.1 IAIIIH!l--ll!t-- ---------,

O.OS J.;'lil::!ll:Jll;:il;::,:;:Jlb= =;::11= ::Jl;:fl:Q;,


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

AS 17 - Sin Procedencia UR28 - Atareo, Nazca

UR29 - Atareo, Nazca

Nº 42 , primer semestre del 2006 169


Artí culos, notas y documentos

Figura 9. Acarí / Comparaciones de Khipu

POSIBLE KHIPU ANALOGICO:

Acarí (1593) UR 23 - Atareo, Nazca

Para los efectos de evaluar las similitudes propuestas en las fig uras 2-9, uno prec isa
observar detenidamente a las distribuciones indicadas en la relación entre los números en las
secuencias de " unidades grupales" (=ej es horizontales) y los porcentaj es del total represe n-
tado por cada un idad grupal en cada gráfico (=ej es verti cales). Muchos de los gráficos de
censos coloniales y sus propuestos Khipu analógicos son marcadamente similares . Carrie
Brezine, administradora del KDB , efectuó una serie de pruebas de chi-cuadrado y calidad-de-
cupo en base a las comparaciones entre ( censos de) visitas y Kh ipu propuestos en las
Figuras 2-9. Mi entras que muchas de las pruebas arrojaron resultados con di ferencias signi-
ficati vas entre (censos de) visitas y los Khipu (valores-p menores a .05 ), hubo unos cuantos
que no mostraron ev idencias dis ímiles (valores-p mayores a .05) 5 . Aquell os con valores-p

5 Pruebas de chi-cuadrado y ca lidad-de-cupo:

34.8 28. 1 16.6 10.6 4.1 5.8 100


4 1.4 31 12. 1 8.6 5.2 1.7 100 6.3 4 0.27437
24.7 14.3 19.8 2 1.4 9.4 5 5.4 100
2 1.4 12.5 21.4 23.2 8.9 5.4 7.2 100 1. 6 6 0.95209
22.9 22 .9 11.4 20 11 .4 5.7 5.7 100 9.499 6 0.1474 1
17.4 4.3 2 1. 7 13 8.7 8.7 26.2 100 95.53 6 o
5.5 13.7 19.2 19.2 17.8 9.6 15 100
22.9 17. 1 3 1.4 8.6 8.6 2.8 8.6 100 81.798 6 o
27.3 22.7 13.6 13.6 4.5 4 .5 13.8 100 108 6 o
25.5 15.7 15.7 17.6 7.8 5.9 11. 8 100 8 1.5 17 6 o
32 . 1 32. 1 25 7.2 3.6 o o 100 198 .54 6 o
cnso de TK] uipaya 42.3 2 1. 5 17.3 11.9 5 2 100
UR006 46 21.6 10.9 5.2 5.8 10.5 100 42.7 17 5 <. 000 1
UR009 43.8 20.2 13.5 6.7 5.6 10.2 100 36.93 1 5 <.000 1
UR028 43.5 29 14.5 4.8 o 8.2 100 31.56 5 <. 000 1

170 Revista And ina


_ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-H ispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

superiores a 0.5 pueden ser considerados estadísticamente como similares en su distribu-


ción numérica versus las visitas con las cuales fueron comparadas. Los pares similares se
encuentran, con su respectivo valor-p, li stados a continuación:
Valle de los Chillos y UR29 (0.27)
Visita de Cajamarcay UR91 (0.95) y AS26a (0.15)
Visita de Tiquipaya y UR29 (0 .24)
Padrón de Moyobamba y AS 157 (0 .14) y UR23 (0.08)
Acarí UR23 (0.11 ).
Inclusive en el caso de varias comparaciones que no pueden demostrarse
estadísticamente similares, de todas formas el radio y frecuencia numérica en muchos de los
Khipu analógicos tienden a aproximar de manera general los parámetros numéricos reporta-
dos en los registros censales coloniales. Lo que espero haber logrado demostrar en las
figuras 2-9 es que podríamos, efectivamente, ser capaces de utilizar datos censales de la
Colonia para los efectos de construir lo que he denominado "ejemplarizadores ideales",
como instrumento de búsqueda e investigación del Banco de Datos de Khipu (KDB), ade-
más de otras fue ntes, en el afán de identificar posibles Khipu censales.
A esta altura, cabe interponer un factor importante de caución. Este se refiere a la fre-
cuentemente considerable distancia geográfica que separa la ubicación donde se llevó a cabo la
visita, del sitio de procedencia o hallazgo --conociéndose este último- de su(s) Khipu analógico(s ).
Por ejemplo: si bien los gráficos de la visita de Tiquipava (Fig. 5) y aquellos correspondientes al
Khipu UR29 son estadísticamente similares, la realidad de los hechos muestra que la visita - en
este particular caso- fue registrada en una comunidad de la sierra central en la actual Bolivia,
mientras que UR29 proviene del sitio de Atareo en la costa sur del Perú. Por lo tanto, al tiempo
que no podemos imaginarnos que estos dos documentos registraron datos referentes a una
misma población (asumiendo que UR29 sea, efectivamente, un Khipu censal), la comparación
entre estos dos conjuntos de datos, de todos modos, lleva a preguntamos si la similitud de un

Núme'ro dé ,Habitá'ñtes<~ii
Fnz:t'Unidad Grup:il ,"
UR029 41.4 31 12. 1 8.6 5.2 1.7 100 6.748 0.24007
UR003 55.9 20.6 10. 1 4.6 2.5 6.3 100 22.38 5 0.00044
ASl30 37.5 16.7 16.7 12.5 8.3 8.3 100 23.69 5 0.00024
Moyo bamba 22.4 32.1 16.7 14.7 10.9 3.2 100
ASl57 23.1 34.6 15.4 11 .5 7.7 7.7 100 8.3 5 0.14022
UR023 27.8 33.3 22.2 11. 1 5.6 o 100 9.817 5 0.08059
onqo 11. 1 9.5 20.6 15.9 4.8 17.5 20.6 100
ASIOO 5.9 19.6 15.7 15.7 17.6 7.8 17.7 100 54.26 6 o
hcrrcpc 1572 32 20.3 11.3 5.5 30 .9 100
AS017 44.4 18.5 11.1 14.8 11.2 100 33.25 4 <. 000 1
UR028 43.5 29 14.5 4.8 8.2 100 25.533 4 0.00003
-
UR029 41.4 31 12. 1 8.6 6.9 100 28.846 4 <. 0001
Acarí 1593 34.2 37.6 15.4 6.8 6 100
UR023 27.8 33.3 22.2 11.1 5.6 100 7.438 4 0.11448

Nº 42, primer semestre del 2006 171


Artículos, notas y documentos

Khipu como UR29 con un grafico correspondiente a un censo colonial conocido (al margen de
su proveniencia}, constituye motivo y razón para que investiguemos detalladamente este ejem-
plar como un registro censal en potencia. Yo argumentaría que indudablemente lo es y me
propongo emprender tal investigación en la siguiente sección de este trabajo. 1
Por otra parte, igualmente observamos comparaciones entre datos de visitas y Khipu
que indican procedencias muy cercanas entre sí. Este es el caso, por ejemplo, que se presenta
en la Figura 9. Aquí encontramos un gráfico correspondiente al censo del año 1593 , realizado
en Acarí, situado en la costa sur del Perú, y que es sujeto a comparación con el Khipu poten-
cialmente analógico UR23 proveniente del sitio de Atareo, en Valle de Nazca, el cual yace dos
o tres valles más al norte de Acarí. En esta instancia, podemos imaginar que - aun cuando
ambos documentos probablemente no pertenezcan a la misma población demográfica- de
todos modos existe una fuerte posibilidad de que las poblaciones de Acarí y Atareo se halla-
ban similannente organizadas - y que esto se vería reflejado en sus respectivos censos.
Al concluir esta discusión, debemos preguntarnos: ¿Por qué razón resultaría de im-
portancia si llegásemos a determinar que algún ejemplar de Khipu en particular efectivamen-
te contiene datos censales? La mejor respuesta que yo podría dar a esta interrogante es que
la identificación de un registro censal , especialmente uno proveniente de la época anterior a
la Conquista, significaría poder acceder no sólo a auténticas cifras poblacionales - las cuales
servirían de base para iniciar el desarrollo de un estudio de la demografía Pre-Hispánica-
sino también que estos datos estarían presumiblemente expresados y exhibidos en el Khipu,
en un fonnato reflejando ténninos clasificatorios demográficos y principios organizacionales
anteriores al contacto con europeos. De esa forma, la búsqueda de Khipu censales podría
abrir el camino hacia una comprensión de las tradiciones intelectuales y tecnológicas -
además de estructuras y representaciones políticas, sociales y administrativas- Incaicas.

Censos Coloniales como modelos representativos de la organización de cate-


gorías en los Khipu (potencialmente) censales

¿Qué podríamos aprender del estudio de las visitas y su comparación con Khipu exis-
tentes, mas allá de distinguir sus potenciales similitudes numéricas y distributivas? Para enca-
rar esta interrogante, me dirijo a una comparación entre datos censales coloniales (escritos) y
un Khipu en particular - siendo esta una analogía que no se halla específicamente propuesta en
las Figuras 2-9. Me aplicaré a observar detenidamente una parte del padrón de registro de los
Tabalosos y tribus indígenas aliadas - registrado en el año 1653 en las cercanías de Moyobamba,
Chachapoyas, en el norte peruano-y en comparar esos datos con el Khipu UR29, el cual es un
ejemplar procedente de Atareo, Valle de Nazca, en el sur del Pero. En esta comparación, estoy
utilizando el material del padrón como también representando, en términos generales, una
forma ejemplarizadora de la presentación de datos en registros censales Andinos desde la
época de las visitas Toledanas (inicios de los años 1570) hasta adentrado el S. XVII. Por
consiguiente, mi intención aquí es utilizar el padrón de 1653 para propósitos ilustrativos -es
decir, para establecer ciertas categorías, relaciones y parámetros políticos, sociales y demográ-
ficos que pudieran hallarse envueltos, o codificados, en los Khipu censales. Por otra parte,
estoy sugiriendo --como ya lo hice anteriormente (ver más arriba)- que UR29 procedente de
Atareo pudiera ser, de hecho, justamente lo propuesto - un Khipu censal.

172 Revista Andina


_ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

a) El Padrón de los Tabalosos

A las 8 horas de la mañana del 7 de Octubre de 1653, un contingente de 29 soldados


españoles al mando de Martín de la Riva Herrera, Don Martín de la Riva "Cavallero del Orden
de Santiago, Corregidor y Justicia Mayor de las Provincias de Caxamarca, Govemador y Capi-
tán General Perpetuo de la ciudad de Chachapoyas y Moyobamba", partió en la que sería la
primera de cuatro expediciones - "entradas"- a los bosques y florestas en las provincias de
Lamas y Moyobamba (AGI, lima 57, #l 9-f[l654); folios lr-15v; véase asimismo la Riva Herrera,
2003 ). El término "entrada" ocurre con asiduidad en la literatura Colonial de los Andes orienta-
les. Generalmente se refiere a una expedición emprendida por militares Españoles - frecuente-
mente en compañía de Sacerdotes Católicos y otros subordinados- con el objetivo de "ingre-
sar" a las peligrosas y vedadas regiones selváticas de la cuenca superior amazónica, buscando
"pacificar", "reducir" (i.e., someter y concentrar a las poblaciones dispersas en nuevos nú-
cleos poblacionales) con fines proselitistas sobre los indios de la selva. En aquel día, Riva
Herrera y sus hombres partieron hacia el oriente de Chachapoyas, rumbo al territorio habitado
por los indios Tabalosos, Motilones, Suchiches, Guahenes y Angahuallos, en el área circun-
dante a la actual población de Lamas (Church, 1996; Schjellerup et al, 2001 ).
La zona cercana a Lamas no era totalmente desconocida para los españoles. Una
misión había sido establecida en la región 40 años atrás, tras la entrada comandada por el
Capitán Juan de Vargas Machuca en 1603-04. Además, en el transcurso de los 12 años
anteriores a la expedición de Riva Herrera, el Padre Lucas de la Cueba había residido entre
varias de las tribus indígenas (especialmente los Geberos) de la zona. A través de informa-
ción recogida del padre de la Cueba y de otros españoles que habían visitado la región, Riva
Herrera poseía conocimiento de la existencia de dos señores principales, o caciques, ente los
indios Tabalosos, el cual era más numeroso de los grupos que se proponía pacificar.
Aproximadamente una semana después de haber dejado Chachapoyas, Riva Herrera
y sus hombres establecieron contacto con los dos caciques Tabalosos, Juan Ojanasta y
Majuama. El gobernador y sus lugartenientes persuadieron a Ojanasta y Majuama a convo-
car a la población bajo su control a reunirse en un sitio sobre el Río Mayo, donde se llevaría
a cabo un recuento general de personas y un registro (padrón) de los nombres de todos los
presentes. Según parece dar a indicar el documento, los Tabalosos y sus aliados los Suchiches
y Guahenes acataron y cumplieron con este proceso de pacificación debido a que, según
señalaron, habían estado subsistiendo en un estado de guerra virtualmente constante con
otros grupos de la región - particularmente los Amasijines (AGI, lima 57 #l 9-f[J 654):6r). Por
tanto, el 16 de Octubre de 1653, unos 422 miembros de las tribus de los Tabalosos, Motilones,
Suchiches y Guahenes se reunieron en la ribera del Río Mayo para ser contados y sus
nombres consignados en un registro. Esta gente sería posteriormente "reducida" en las
nuevas poblaciones ("reducciones") de San Joseph de los Lamas y La Virgen del Rosario de
los Tabalosos.
El Padrón General de los Yndios Tabalosos comprende cuatro folios del documento
arriba citado. Los nativos presentes fueron nombrados y enumerados dentro de tres diferen-
tes agrupaciones étnicas y políticas, como sigue:
L Parci alidad (grupo sociopolítico) de los Tabalosos - aquellos sujetos al Cacique
Ojanaste;

Nº 42, primer semestre del 2006 173


Artículos, notas y documentos

II. Parcialidad de los Lamas, en la Provincia de los Tabalosos, provenientes de la ribera


opuesta del Mayo -aq uellos sujetos al Cacique Majuama;
III. Parcialidad de los Indios Suchiches y Guahenes de la Provincia de los Tabalosos,
súbditos de Tajojoa.

Para mejor poder transmitir un sentido del tipo de información registrada en este
padrón, a continuación transcribo y traduzco parte de una página de las inscripciones con-
tenidas en el primer folio (f. 11 v) del mencionado documento . Quisiera recalcar que los
números o cifras dadas en la columna ubicada a la derecha de los registros inscritos se hallan
incluidos en el documento en cuestión:

Parcialidad de los Tabalosos


- Don Juan Oxanasta casique y govemador con su esposa Ana Supuama tienen un
hijo llamado Martin y una hija llamada Maria, junto con dos niñas jóvenes llamadas
Zayta e Y scaui .... .......... ... .... ....... .. ........ .. .... ... ... ... ... ........ ............. .... ..................... 6
Aquellos sujetos a este cacique
- Pablo Chitacal Achasquín y su esposa llamada Achasquín tienen un hijo llamado
Chaguchia y una hija llamada named Cusa pi ................................ ............ ...... ..... 4
- Tussayacasi y su esposa Cho ha no tienen hijos ............. .. .... .. .... ....... ...... ........... 2
- Sinipua con dos esposas llamadas, la primera, Suagamay, y la otra Sumamuy, tiene
dos hijas llamadas Sabula y Titu y un hijo llamado Reyno .... .. ............. .... ........... 6
- Angote, Indio Soltero ... ... .. ... .......... .... .. ....................... .......... ....... ..... ... ... ... .. ... .... . 1
- etc . [con una relación de 422 nombres]

Un extracto más extenso de este documento, en español, aparece en el Cuadro 1 (para


el registro completo, véase Riva Herrera, 2003: 138-43).
¿Qué percibimos respecto a la organización de los censos coloniales observando el
Padrón General de los Yndios Tabalosos? Varios detalles y aspectos se revelan de manera
inmediata. Por lo general, el hogar o unidad doméstica del cabecilla local, o cacique, siempre
es representado en primer término en el documento. El mi smo es identificado, seguido de su
esposa (o esposas) por nombre y, seguidamente, sus hijos y cualquier otro individuo depen-
diente son listados. No es fuera de lo común que un valor numérico total correspondiente a
la composición de la unidad doméstica sea dado al término del registro de la unidad, tal como
se da en el Padrón de los Tabalosos. El recuento censal del hogar del cacique, el cual resulta
(aunque no siempre) ser el mayor dentro de la comunidad, es seguido por el registro de
información respecto a las unidades domésticas de gente subordinada a este individuo. En
algunos casos ( como en el del Padrón de los Tabalosos, véase más arriba), se halla expresada
de manera explícita en el registro que las siguientes personas pertenecen a la agrupación
correspondiente al mencionado jefe. Es común encontrar que individuos propios ( e.g., viu-
dos, viudas y huérfanos) se hallan listados al final de los registros censales, posteriom1ente
a los registros correspondientes a unidades familiares o domésticas - no obstante el hecho
de que esta particularidad no se presenta en el Padrón de los Tabalosos.

174 Revista Andina


__ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

Cuadro 1. Parcialidad de los Tabalosos (parcial)

Parcialidad de los Tabalosos


- Don Juan oxanasta casique y governador con su muger ana supuama tiene un hixo llamado 6
martín y la hixa llamada maria = con mas dos chinas llamadas zayta y yscaui
5.
i
Sujetos a este cádqÚe
·• E.

- Pablo chitacal y su muger llamada achasquín tiene un hixo nombrado chaguchia y una hixa 4
llamada cusapi
- Tussayacasi y su muger choha no tiene hixos 2
- Sinipua con dos mugeres llamadas la una suagamay la otra sumamuy tiene dos hixas llamadas 6
sabula y titu y un hixo nombrado reyno
- angote yndio so ltero 1
- Tumbasi yndio soltero 1

- Juan tussaguasi y su muger choxan~ tiene un hixo llamado, otopo=y una hixa nombrada juxanase 4
- Chw1chiba y su muger Sachu tiene una hixa llamada pualapi 3
- Unguaya y su muger susuanama tiene dos hixos el uno sin nombre y el otro llamado ~abuya 4

- Ylusi y su muger Langauya no tiene hixos 2


- suababa soltero 1
- Chifundama soltero 1

- Suamuscasi soltero 1

- Chinamote principal con dos mugeres llamadas la W1a Ynagui y la otra guaca tiene un hixo 5
llamado tuco y una hixa sin nombre
- Juan angapa y su muger Suyngaua tiene W1 hixo sin nombre 3

- Matheo suaconsa y su muger Juana tiene un hixo que se nombra asna 3

- Juacapa con tres mujgeres llamadas la una asuama y las dos [?) mansollo y esquirnpel tiene una 5
hixa llamada Ysopa

La interrogante que se plantea a continuación es ¿En qué forma figurarían y aparece-


rían en un Khipu censal, las recién mencionadas infonnaciones demográficas y principios
organizaciona1es? Yo sugiero que podrían verse algo así como el ejemplar de Khipu prove-
niente de Atareo, en el Valle de Nazca anterio1mente mencionado (Figura 1O). Una copia del
registro tabular de información en el Cuadro de datos del KDB correspondiente al ejemplar
UR29, se halla representado en el Cuadro 2. El Khipu UR29 contiene un total de 35 cordeles,

Nº 42, primer semestre del 2006 175


Artículos , notas y documentos

cada uno de los cuales detenta por lo menos un cordel subsidiario. Los 35 cordeles están
espaciadamente divididos en siete grupos de cinco cordeles por grupo.

Figura I O.

176 Revista Andina


_ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hi spán icos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

Cuadro 2. Khipu UR 29

Número de Cordel Hebra Atado ¡;; Longitud ,, Color Valor <>


1 s R 7L(8.5 /S) 22 .0 AB 7
1s 1 s u 3L(8.0/S) 24.0 MB 3
l s2 s u IE(7 .5/Z) 30.0 MB 1
2 s R 2L(9.0/S) 27.0 AB 2
2sl s u 1E(9.5/Z) 25 .0 MB 1
3 s R 2L(8.5 /S) 26.0 AB 2

3s l s u 2L(9.5/S) 25 .0 MB 2
4 s R 2L(8.5/S) 26.0 AB 2
4s l s u 1E(9.0/Z) 25.5 MB 1

5 s R 30.0 AB
5s l s u 28 .5 MB
6 s R 25 .0 AB
6s l s u 26 .5 MB
7 s R 2L(9.5/S) 27.0 AB 2
7s l s u 1E(8 .0/Z) 25 .0 MB 1

8 s R 2L(9 .5/S) 27.0 AB 2


8s l s u 29.0 MB
9 s R 2L( l 0.0/S) 27 .0 AB 2

9s l s u 28 .0 MB
10 s R 3L( l 0.0/S) 25.0 AB 3

!Os 1 s u 5L(9 .0/Z) 23.0 MB 5

11 s R 5L(9.0/S) 22 .0 AB 5

11 s 1 s u 28.0 MB
12 s u 1E(9.5/Z) 26.5 AB 1

12s 1 s u 29.0 MB
13 \ s R 1E(I0 .0/Z) 26.0 AB 1

13s l s u 2L( 10.0/S) 25 .5 MB 2

14 s R IE(I0.0/Z) 26 .0 AB 1

Nº 42, prim er semestre del 2006 177


Artí culos , notas y documentos

Número de Cor:del Hebra Atado Nudos Longitud Color ·· Valor


14s l s u IE(9.0/Z) 25.0 MB 1
15 s R 2L( l 1.0/S) 27.0 AB \ 2
15s l s u 1E(9.5/Z) 25.0 MB 1
16 s R 4L(9.0/S) 22 .0 AB 4

16sl s u 1E(8.5/Z) 24.0 MB 1


17 s R 1E(8 .5/Z) 24 .5 AB 1
17s l s u 4L(9.5/S) 24.0 MB 4
18 s R 1E(9.0/Z) 25.0 AB 1
l 8sl s u 2L( I 0.0/S) 25.0 MB 2
19 s R 1E(9.0/Z) 25.0 AB 1
19sl s u 27.0 MB
20 s R IE( I0 .0/Z) 25.0 AB 1
20s l s u 27.5 MB
21 s u 27.0 AB
2 ls l s u IE( I0.0/Z) 25 .5 1
22 s R 3L(9.5/S) 25.0 AB 3
22s l s u IE(I0.0/Z) 23.5 MB 1

23 s R 1E(! 0.5/Z) 25.0 AB 1


23s l s u 1E(9.5/Z) 24 .5 MB 1
23s2 s u O.O AB
24 s R 1E( 11.0/Z) 26.0 AB 1
24s l s u 2L(8.5/S) 25.0 MB 2
25 s R 3L( l l.5/S) 24.0 AB 3
25s l s u 1E(9 .0/Z) 24.0 MB 1
25s2 s u 0.5 KB:MB
26 s R 1E(10.5/Z) 26.5 AB 1
26sl s u 3L( l l.5/S) 28.0 MB 3
26s l s i s u 1E( I 0.0/Z) 19.5 KB:MB 1

178 Revista Andina


_ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

Numero dé co'rdel Hebra ,, ,,,,0 , ':,'.)".J


A' '
~d~s .,,. '-' • Lo~gittídI~sL

,,,,,, ' é/é
..... % %:td}~~m~···
•miv¡Ii>'r ,.

27 s R 2L(I0.5/S) 26.0 AB 2
27sl s u 4L( 10.0/S) 24 .0 MB 4
28 s R 29.0 AB
28sl s u 2L( 11.0/S) 26.0 MB 2
28s2 s u O.O KB:MB
29 s R IE(I0.0/Z) 26.0 AB 1
29sl s u 3L(l 0.5 /S) 25.5 MB 3

30 s R 2L(l l.O/S) 26.0 AB 2


30sl s u 5L(I0.5/S) 21.0 MB 5
31 s R 2L(l l.5/S) 28.0 AB 2
31 s i s u 1E(l 1.0/Z) 26.0 MB 1
32 s R 2L(l l.5/S) 27.0 AB 2
32sl s u 4L(I 1.5/S) 22.0 MB 4
33 s R 2L( 11.5/S) 25.0 AB 2

33sl s u 29.0 MB
34 s R 2L(I I.O/S) 28.0 AB 2

34sl s u 4L(l l.5/S) 23.0 MB 4


35 s R 29.0 AB

35sl s u 3L( 11.5/S) 25.0 MB 3


Total 123

Las ocho columnas del Cuadro 2 contienen la siguiente información, a partir del
extremo izquierdo del cuadro:
1) la designación de número entero ( 1, 2, 3, etc.) de cada cordel además de la indicación
de cualquier cordel(es) subsidiario(s) detentado por el cordel colgante (e.g., cordel
subsidiario # l s 1 = primer subsidiario del cordel # 1; 1s2 = segundo subsidiario del
cordel #1);
2) la direccionalidad del torcido y/o hilado final de cada cordel (la totalidad de los
cordeles en UR29 son de torcido en -S);
3) el tipo de fijación; recto o verso ( véase Urton, 2003 :70-1 ). Todos los cordeles colgan-
tes en UR29 se hallan fijados en tipo recto . Fijaciones subsidiarias no están registra-

Nº 42, primer semestre del 2006 179


Artículos, notas y documentos

das; estas, consiguientemente, se hallan rotuladas como "U" (" unknown" = "desco-
nocidas") por parte de la aplicación de ingreso de datos del KDB.
4) Una indicación del número de nudos, tipo(s) de nudo, distancia de nudo(s) en centí-
metros a partir de la cuerda primaria y la direccionalidad en el atado de nudo(s), la cual
es en Z o S.
5) la longitud, en centímetros, de cada cordel;
6) el código cromático - e.g. , AB = light brown (marrón claro); MB = medium brown
(marrón medio) ; KB = dark brown (marrón oscuro); : = mixed color (color mixto) (véase
Ascher and Ascher, 1997);
7) el valor del (los) nudo(s) interpretado de acuerdo al sistema decimal de notación
numérica posicional de los lnka (Locke, 1923 ); y
8) el valor cumulativo de grupos de cordeles determinado por el espaciamiento de los 35
cordeles de este Khipu, en siete grupos de cinco cordeles cada uno. La suma de
todos los valores registrados en este ejemplar es de 123.

Vimos anteriormente que el Khipu descrito en el Cuadro 2, ejemplar UR29 proveniente


de Atareo (Nazca), se planteaba como un posible Khipu censal analógico en tres de las
comparaciones visita-Khipu: Figuras 2, 5 y 8. Como resultado, no debería de sorprendemos
el hecho de que este ejemplar haya pasado a ser el tema central de una demostración de la
manera en la cual un Khipu podría ser organizado de una manera de "tipo censal". Sin
embargo, ¿en qué forma específica, podríamos argumentar para sustentar esta investiga-
ción? Yo señalaría los siguientes rasgos, posiblemente censales en característica, presentes
en el Khipu UR29:
Primero, sugiero que el significado esencial, o valor sociopolítico, de cada cordel era
su conexión a - o, conexión con- un tributante adulto de género masculino . De esa fom1a
habrían señalamientos de ubicación para 35 tributantes dentro de lo que yo sugeriría podría
haber constituido una población total - en el sitio donde se supone que fue recuperado este
Khipu, Atareo- de 123 individuos registrados en UR29. Los siete grupos en los cuales los
cordeles del Khipu se hallan divididos podrían quizás representar los siete grupos de paren-
tesco que constituían este registro-recuento ( e.g., un ayllu), o bien, en su defecto, cada uno
de los siete grupos podría representar un ayllu individual. Personalmente, me inclino a favor
de la primera de estas interpretaciones, al margen de no existir evidencia alguna que apunte
marcadamente hacia ello. Los subsidiarios fijados a los cordeles podrían representar indivi-
duos dependientes de uno u otro tipo (véase más abajo). Sin embargo , en estas interpreta-
ciones de cordeles y subsidiarios, inmediatamente nos topamos con problemas.
Por ejemplo, notamos que cinco de los cordeles no contienen nudos o valores numé-
ricos ( cordeles #5, 6, 21, 28 , y 35). ¿Qué es lo que representaría un cordel "vacío"? Además,
mientras que varios de los cordeles llevan un valor de dos (2), el cual podría representar una
pareja casada (i .e., un tributante masculino y su cónyuge), varios otros cordeles llevan
valores mayores, tales como tres , cinco y siete. ¿Cómo podríamos interpretar semejantes
valorizaciones mayores en términos socio-demográficos? Antes de acometer las dos
interrogantes recién planteadas, permítanme señalar que el primer cordel en el Khipu UR29
contiene el valor más alto presente en este ejemplar: siete. Yo sugiero que este cordel - al
igual que la primera inscripción en el Padrón de los Tabalosos, que describe los seis miem-

180 Revista Andina


_ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

bros de la unidad familiar del cacique- representa a la unidad familiar del cacique de este
(hipotético) grupo censal correspondiente a Atareo, compuesto de 123 personas.
La unidad doméstica del cacique habría estado compuesta por siete miembros de
familia. Adicionalmente a este grupo familiar o de parentesco, existen dos cordeles subsidia-
rios fijados al cordel #1, lo que podría indicar dos niveles de individuos subordinados o
dependientes agregados a este hogar. Quizás el subsidiario# 1 ( 1s 1) del cordel# 1 representa
a tres parientes políticos residentes en el hogar, mientras que el subsidiario #2 ( 1s2) repre-
senta a un sirviente, o yanakuna.
Las mencionadas interpretaciones nos brindan un punto de apoyo al cual asirnos
para poder intentar elucidar casos como los aducidos con anterioridad, en los cuales los
cordeles contienen algún valor equivalente a uno o cero. Esto es, un valor de cordel de
"uno" (O 1) podría representar a un tributante soltero o viudo, o a un viudo que retuvo
obligaciones de pago tributario . Un cordel de valor "cero" acompañado de un subsidiario
detentando valor numérico (tal como se ha hallado en los cordeles #21, #28 y #35) podría
representar una unidad doméstica en la cual nadie se hallaba gravado por obligaciones
tributarias ( e.g., como lo era el caso para aquellos adultos con más de 50 años de edad); en
estos casos, los valores anudados en los subsidiarios signarían el número de residentes no-
tributantes en estos hogares. Finalmente, supongo que un cordel sin valor alguno registra-
do, y detentando un subsidiario igualmente carente de valor alguno registrado, representa
un señalamiento de ubicación vacío - es decir, una unidad doméstica recordada o registrada
que alguna vez tuvo obligaciones tributarias pero que, al momento del censo, se hallaba
difunta o extinta.
Estoy consciente que este conjunto de interpretaciones es, a la vez, incompleto y
altamente especulativo. Aun así, si podemos comenzar a cotejar Khipu que exhiben magni-
tudes y distribuciones numéricas a las registradas en UR29 y yuxtaponerlas críticamente a
registros de censos coloniales como el Padrón de los Tabalosos de 1653, podríamos comen-
zar a desarrollar un inventario de posibles rotulaciones de categoría, o potenciales "traduc-
ciones", aplicables a detalles y características estructurales (e .g., cordeles colgantes y sub-
sidiarios) y simbólicas (e .g., número y color) presentes en Khipu de tipo censal. Esto podría
encaminarnos en un rumbo potencialmente productivo hacia los comienzos de la práctica de
lectura de Khipu de tipo censal que, a su vez, conduciría finalmente al desciframiento de esta
categoría de registros administrativos inkaicos.
Fue sugerido con anterioridad que el acceso a cifras censales Pre-Hispánicas podría
potencialmente despejar el campo de la demografia andina de pre-contacto europeo. En la
siguiente sección, me dedicaré a una descripción y análisis conciso de un Khipu procedente
del norte del Perú, el cual - según plantearé- podría proporcionar precisamente ese tipo de
perspectiva. El ejemplar en cuestión proviene de Chachapoyas, en los Andes septentriona-
les peruanos.

URll - ¿Representa un registro de colapso demográfico en Chachapoyas?


\

Mi interés en el tema de registros censales de Khipu comenzó a adquirir forma en


relación a trabajos de investigación realizados en ejemplares de Khipu provenientes del sitio
de Laguna de los Cóndores, en Chachapoyas. Chachapoyas fue una de las últimas regiones

Nº 42, primer semestre del 2006 181


Artículos, notas y documentos

del Perú actual en caer en posesión de los Inkas en el trancurso del avance de estos en
dirección hacia Quito, en las postrimerías del S. XV y comienzos del S. XVI (Church y von
Hagen, nd.; Schjellerup, 1997; von Hagen, 2002b). La conquista Inka de esta región parece
haber ocurrido tan sólo pocas décadas antes del arribo de los europeos a Cajam1,1rca, en 1532
(la primera entrada española a Chachapoyas se realizó en 1536; Schjellerup, 1997:78).
El sitio Chachapoyano de la Laguna de los Cóndores concitó la atención de la comu-
nidad arqueológica en el año 1996, trás reportes periodísticos sobre el descubrimiento y
saqueo de un grupo de siete cámaras funerarias ubicadas en una cornisa de piedra situada en
la pared de un acantilado a considerable altura sobre una laguna actualmente conocida como
Laguna de los Cóndores (Guillen, 1999; Lerche, 1999; von Hagen, 2002a and b; von Hagen
and Guillen, 1998). Además del hallazgo de unos 220 fardos funerarios conteniendo momias
humanas en estas cámaras, se encontraron también -entre otros bienes- 32 Khipu en un
estado general de buena conservación (Urton, 2001, 2003, 2005). Mi enfoque aquí será sobre
uno de estos ejemplares de Khipu procedente de la Laguna de los Cóndores que, según
propondré, puede representar un conteo censal a largo plazo de la población habitante de
ese territorio, que llegó a ser conocida -primeramente por los Inka y posteriormente por los
españoles- como los Chachapoya. (Kauffmann Doig and Ligabue, 2003; von Ha gen, 2002b ).
El ejemplar en cuestión es uno de un grupo de seis Khipu, liados en conjunto, como
parte de un "hato" o "atado", que fueron hallados al momento del descubrimiento de los
objetos funerarios en el gravemente alterado y saqueado sitio arqueológico de la Laguna de
los Cóndores. El conjunto de Khipu liados forma lo que denomino como la "serie 257" de
Khipu (Urton, nd.); este es uno de dos conjuntos de Khipu liados entre sí que fueron
hallados en el mencionado sitio. El ejemplar en discusión (i.e., parte de la serie 257) será
referido -en el contexto presente- como UR 11.
Para comenzar, debo expresar que propongo la siguiente interpretación de URI 1 con
algo de desasosiego. La razón de mi indecisión se debe a que la explicación aquí propuesta
implica que este Khipu fue utilizado para registrar datos poblacionales cumulativos - para el
área de Chachapoyas- abarcando un período de tiempo relativamente largo -por lo menos
de medio siglo. La mayoría de los estudiosos de la prehistoria andina, probablemente, acep-
tarían, sin mayor dificultad, la propuesta de que los contadores Inka realizaron recuentos
poblacionales relativamente sofisticados utilizando Khipu a lo largo de una serie de perío-
dos sucesivos de contabilidad censal (e.g., a lo largo de intervalos de cinco años, véase más
arriba). Sin embargo, mucha gente rechazaría la insinuación o sugerencia de que estos regis-
tros fueron mantenidos -a un nivel local- a través de períodos largos de tiempo, haciéndolos
efectivamente similares a los anales de la Europa occidental contemporánea-sin mencionar
a los Mayas de América central. No obstante, esta es precisamente la fonna en que varios de
los cronistas españoles caracterizaron los Khipu (Arellano, 1999; Ascher y Ascher, 1997) y
propondré que un segmento del Khipu URI 1 podría constituir justamente un recuento de
esa índole.
UR 11 es uno de dos Khipu que fueron desatados del conjunto liado denominado
"serie 257" en ocasión de la labor de limpieza y conservación efectuada en 1997 (A. von
Hagen, comunicación personal, 1998). UR 11 está compuesto de 176 cordeles portados en
una cuerda primaria que mide 132 cm. de longitud. La distribución global de cordeles en URI 1
consiste en dos grupos: cordeles 1-76 y 77-176. El primer grupo está constituido de cordeles

182 Revista Andina


_ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

relativamente poco espaciados entre sí, fijados a lo largo de una extensión de 27.0 cm.
Posteriormente a este punto se suscita un espacio de 5.0 cm. , trás el cual los cordeles 77-176
se hallan fijados a lo largo de una extensión de 35.0 cm. de longitud. La cuerda primaria
culmina en una "co la", o segmento terminal, de 59.5 cm. (véase Figura 11 ). La interpretación
del Khipu URI I presentada a continuación es en realidad pertinente solamente a los corde-
les 1-76; este es un grupo de hilos situados en la mitad izquierda de la Figura 1 1. El lector que
desee observar UR 1 1 detalladamente, puede ingresar al sitio web de KDB (http: //
khipukamayuq.fas.harvard.edu/) y escoger este ejemplar en la sección denominada "Cua-
dros de datos" ("Data Tables") .

Figura 11.

Nº 42 , primer semestre del 2006 183


Artículos, notas y documentos

Los cordeles 1-76 parecen hallarse organizados en varios sub-grupos, cada uno de
los cuales está compuesto de un cordel blanco precedido y/o seguido por varios cordeles
más oscuros. Más específicamente, la organización básica de los cordeles 1- 76 es de 15
conjuntos de aproximadamente 6-8 cordeles cada uno. Datos relevantes respecto a los pri-
meros cuatro de estos conjuntos se hallan representados en el Cuadro 3.

Cuadro 3. Khipu URl 1 (Parcial)

Número de Cordel Valor Cromático '


Valor de Nudo
1 W:MB -
!s i W:MB 4
1s is 1 W:MB 4
2 MB 52
3 W:MB 28 1
4 GG 15,746
5 w 15,448
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11 W:MB 214
11 s 1 KB 23
12 MB 44
13 W:AB 258
14 GG 11,532
15 w 9,547
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16 ,,; ,{ ,, ", W:MB, 2ll
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19 BL:AB 8,764 '·'

20 w 8,592

184 Revista Andina


_ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

Según se puede apreciar en el Cuadro 3, cada conjunto, o "juego" de cordeles, está


organizado en fonna de un grupo de cuatro a seis cordeles (o más) de bajo valor, seguidos de
un par de cordeles de un más alto - pero generalmente muy similar- valor. Los cinco (más o
menos) primeros cordeles son de coloración oscura o moteada, mientras que el cordel final
(i.e. , el segundo del par de cordeles de alto valor) es de color blanco, o - a partir del punto
medio de la agrupación de cordeles de 1- 76 hasta su terminación- marrón claro(= AB). Mi
hipótesis en cuanto a la función de registro de URI 1 se halla enfocada en estos valores
mayores y emparejados. No puedo aún, en el presente, explicar los valores menores . Es
posible que en el futuro hallemos que estas cifras, o figuras , representan algún tipo de
valores ancilares, o quizás correctivos, que deben ser relacionados o aplicados a los pares de
alta valorización.
El Cuadro 4 exhibe los 15 pares de cordeles de alta valorización presentes en UR 11.
Este Cuadro muestra los números de identificación de cordel colgante correspondiente a
cada par (columna izquierda), los valores de cordel provenientes de cada uno de los 15
conjuntos emparejados (columna central) y el promedio de estos valores emparejados (co-
lumna derecha) . He promediado los valores conjuntamente debido a que es mi parecer que
aquello posiblemente representado por los valores emparejados podría ser los conteos
poblacionales complementarios proporcionados, quizás, por contadores y registradores de
Khipu asentados y basados en parcialidades y mitades (moieties) en las regiones de
Chacha poyas.

Cuadro 4 . Intervalos emparejados y sus respectivos valores en el Khipu URl 1

Cordeles . ... Va)l)re s tmpare jad()S /


.. Y~lor).>romedio i

4&5 15,746 / 15,448 15 ,597


9 & 10 10,809 / 11.056 10,932
14 & 15 11,532 / 9,547 10,539
19 & 20 8,764 / 8,592 8,678
24 & 25 8,483 I 5,713 7,098
29 & 30 9,681 / 6,153 7,917
34 & 35 6,308 / 6,250 6,279
39 & 40 8,263 8,319 I 8,291
44 & 45 8,441 / 9,446 8,944
49s l & 50sl 2,220 / 2,225 2,223
54 & 55 1,500 / 1,418 1,459
59 & 60 1,316 / l,671 1,494
64 & 65 \ 2,306 2,750 / 2,528
69 & 70 2,335 / 3,111 2,723
75 & 76 2,082 / 4,527 3,305

Nº 42, primer semestre del 2006 185


Artículos, notas y documentos

Lo que resulta particularmente llamativo respecto a los valores emparejados represen-


tados en el Cuadro 4 - aparte de lo .cercano que generalmente se encuentran entre sí, y lo
diferente que son de los valores menores que los circundan (cf., Cuadro 3)- es la forma en que
decrecen, constante a la vez que precipitadamente a medida que uno se desplaza a lo largo de
la lista. El declive es desde una cifra promedio de 15,597 en el primer conjunto hasta un
promedio de 3,305 en el último -un descenso de 80% en el transcurso de 15 pasos o etapas. La
disposición de los "pasos", o etapas, es igualmente bastante regular, desplazándose en incre-
mentos de cinco cordeles entre los conjuntos emparejados (e.g., desde los cordeles 4/5 a los
cordeles 9/1 O, etc.) La hipótesis que desarrollo a continuación es que lJRl 1 constituye un
registro de la constante -y estable- disminución de algún recurso a través del área Chachapoya
durante la época Pre-Hispánica Tardía y Colonial Temprana. La interrogante es: ¿Cuál "recur-
so" podría haber disminuido en la escala (i.e., 80%) y ritmo que reflejan los 15 conjuntos de
valores en la mitad izquierda de URl 1? Sugiero que la respuesta es ... población.
En su importante y altamente informativa Tesis Doctoral sobre el área de Chachapoyas
desde los tiempos Pre-Hispánicos hasta los contemporáneos, la antropóloga danesa, Dra. Inge
Schjellerup, reunió material procedente de varias fuentes etno-históricas referente a los núme-
ros de tributantes en Chachapoyas durante los primeros 250 años posteriores al establecimien-
to de la Colonia, desde 1549 hasta 1793. Estas cifras son reproducidas en el Cuadro 5.

Cuadro 5. Tributarioss en Chachapoyas (tomado de Schjellerup, p. 39-40)

1549 17,550
1559 16,309
1583 10,699

1586 8,062

1591 7,042

1601 5,626

1608 4,000

1793 2,200

Para el periodo de mayor relevancia en el presente trabajo, el Cuadro 5 exhibe un


registro de disminución en el número de tributantes en Chachapoyas en el orden de 77.2%,
comenzando a partir de la fecha más temprana (1549) con una cuenta de 17,550 tributantes,
prosiguiendo hasta una cifra de 4,000 tributantes a inicios del S. XVII. Esto resulta consisten-
te con las cifras generales de despoblación a través de las Américas durante los primeros dos
siglos posteriores a la conquista española ( véase Cook, 1992). Según señaló Charles Gibson:

186 Revista Andina


_ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

"Hacia los años 1540, los Indios se hallaban práctica, sino totalmente, extintos
en las indias Occidentales ... En muchas áreas tropicales del continente [i.e.,
América Central] los indígenas eran escasos o totalmente inexistentes hacia el
1600, y en las áreas de la Sierra, pérdidas poblacionales de hasta un 90% no se
hallaban fuera de lo común en los inicios del S. XVII. El más meticuloso de los
estudios modernos registra una disminución demográfica en la Nueva España
desde aproximadamente 25 millones en 1519 hasta apenas algo más de I millón
en 1605. La despoblación en Sudamérica no ha sido calculada con igual preci-
sión, pero es posible que fue por lo menos igualmente severa".
(Gibson, 1966:63)

Cook ( 1981) ha señalado de manera específica que el área de Chachapoyas sufrió un


severo colapso demográfico y estancamiento económico tras la entrada española en la
región, la cual se inició en 1536 (Schjellerup, 1997:78; von Hagen, 2002:246b ). Es importante
indicar que, al igual que en toda América, la disminución demográfica no respondió única-
mente a la muerte o extinción de la población nativa (e.g. , debido a enfermedades o guerras,
etc.); más bien , fue una combinación de estos factores con la migración y abandono por
parte de la gente de sus anteriores comunidades (Pre-Hispánicas). Esto fue aparentemente
común en el área de Chachapoyas, donde (según lo señalado por Cook 1981: 185), los nativos
frecuentemente fugaban a las tien·as bajas tropicales, a lo largo de los ríos Huallaga y Ucayali ,
situadas al oriente.
Al tiempo que el porcentaje de disminución en los valores numéricos a lo largo del
Cuadro 4 es marcadamente similar a la mostrada en el Cuadro 5, la interrogante de relevancia
es si podría, o no, existir alguna base para sugerir que el índice de disminución de la anterior
pueda haber sido similar, o inclusive relacionado con el de la segunda. Es decir, ¿podrí a el
Cuadro 4 representar un registro de despoblación Chachapoyana correspondiente a un
periodo comparable a la totalidad , o a una parte del registro del Cuadro 5? En lo que a esto
respecta, sucede que poseemos un conjunto de dataciones de C' 4 correspondientes a Khipu
y material asociado hallados en el sitio de la Laguna de los Cóndores, incluyendo la fecha de
un Khipu, UR2, que se encontraba liado Uunto con UR 11) en la serie de Khipu 257.
En el año 2000, remití a la University of Arizona NSF AMS, cuatro fragmentos peque-
ños de hilos de Khipu junto con un pequeño fragmento de hilo proveniente de un textil que
fue hallado en asociación con un Khipu, para ser sometidos a datación. Es importante
señalar que las fechas y dataciones de C' 4 - correspondientes al período de tiempo cubrien-
do desde mediados a postrimerías de la expansión lnka más allá de los confines del vall e de
Cuzco (ca.mediados del S. XV d.C.) hasta aproximadamente un siglo después de la conquis-
ta europea de los Andes, comenzando en el año 1532- resultan notoriamente inciertas y
variables en términos de su conversión a años calendáricos (véase Adamska and
Michczynski , articulo en línea, nd.). La curva de calibración para fechas dentro de este radio
cronológico contiene recodos y giros que generalmente dan lugar a dos posibles alcances
de conversiones.
Las conversiones a fechas calendáricas - calibradas hasta dos sigmas- correspon-
dientes a cuatro de las muestras de C 14 procedentes de la Laguna de los Cóndores, caen o
bien entre ca. 1450-1520 d.C., o entre ca. 1570-1630 d.C. -con un factor de probabilidad de

Nº 42, primer semestre del 2006 187


Artículos, notas y documentos

95°/i'. La primera de estas proyecciones comienza aproximadamente hacia la fecha de entrada


de los lnkas en Chachapoyas (Schjellerup, 1997:74-9) y concluye unos 16 años antes de la
entrada española en la misma región; la segunda proyección de fechas abarca el período
desde la transformación del área acaecida durante la reforma toledana, a comi\:nzos de los
años 1570, hasta el establecimiento general de la administración colonial en ella. No existe
forma de escoger entre uno de estos dos radios de conversión a aquel que asegure un grado
mayor de certidumbre o seguridad.
Por un lado, el período temporal más temprano parecería ajustarse con mayor exacti-
tud en el caso de nuestras muestras, o ejemplares, debido a que estos objetos - los Khipu-
con toda seguridad constituyen un resultado de la imposición del dominio y administración
lnka en la región. Por otro lado, el alcance temporal mas tardío podría representar una datación
igualmente viable para estos Khipu, dado que una cantidad apreciable de artefactos pertene-
cientes a la era colonial fueron hallados en los restos funerarios en la Laguna de los Cóndores,
incluyendo una cruz latina de madera, abalorios de vidrio y cerámica vidriada (véase Urton,
2001 ). Nada adelantaría el tratar de escoger arbitrariamente un conjunto de fechas por sobre
el otro -de esa fomrn creando una falsa impresión de seguridad y certeza respecto a la
determinación cronológica de la fecha de producción de estos Khipu. Por lo tanto, lo que
propongo - por lo menos en forma inicial- es simplemente aceptar la totalidad temporal
abarcada por estas fechas - i.e.: desde 1450 hasta 1630- como representativa del período

6 Gracias a Warren Church por proporcionar calibraciones derivadas de lecturas de C 14 realizadas sobre
materi al proveniente de la Laguna de los Cóndores. Las ca libraciones, basadas en el programa OxCal
Calibration Program (en lín ea), están presentadas en el sigui ente cuadro:
AA-40080 414±35BP_ _ ___, ._ _ _ _. . .~ - - -j

AA-40081 403±35BP_ _ _ _
AA-40082 4 l 9±36BP
AA-40084 379±348P

1200Ca1AD 1300CalAD 1400CalAD


-
4.a!!!!!!!!!!!llllllll·~- --J

1500CalAD 1600CalAD 1700CalAD


Fecha/Datación Calibrada

Datación/Fechas de Gary Urton (de Khipu) (LCl y LC2)

AA-40080 CMA.373.LC2.002 414 +/- 35


(UR 16/ hilo de algodón)
Nota: LC2 es una tumba saqueada ubicada en la pared de un cantilado sobre la Laguna de los Cóndores

AA-40081 CMA.419.LCl.048 403 +/- 35


(UR 3/ hilo de algodón)

AA-40082 CMA.628.LCl257B 419 +/- 36


(UR 2/ hilo de fibra vegetal)

AA-40083 CMA.847.LCl.476 834 +/- 35


(UR 4/ hilo de algodón)

AA-40084 CMA.479.LCl.108 379 +/- 34


(UR 1/ fragmento de textil)

• Fechas/Datación no incluidas en la imagen

188 Revista Andina


_ _ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

general de tiempo durante el cual los ejemplares fueron producidos y comenzaron a ser
utilizados por los habitantes de la zona de la Laguna de los Cóndores.
Dadas las presentes conclusiones respecto al probable momento en el tiempo de la con-
fección de los Khipu en la Laguna de los Cóndores, incluyendo a UR 11, planteo hipotéticamente
que el registro (descendiente) de progresión numérica observado en este particular ejemplar,
podría representar una versión local -Chachapoyana- de recuentos poblacionales mantenidos,
quizás inicialmente durante la era Pre-Hispánica tardía, por administradores regionales lnka y
posterionnente--durante tiempos Coloniales Tempranos-por funcionarios coloniales españoles.
Esta hipótesis significa que deberíamos explorar cómo encajar la progresión numérica en
URl 1 (Cuadro 4) dentro de la secuencia de cifras disminuyentes de población, adaptada y coteja-
da a las fechas del calendario occidental representado en el Cuadro 5. Por consiguiente, de
acuerdo a esta hipótesis, los cordeles 1-76 del Khipu UR 11 representarían un registro de los
censos de tributantes, a más de su inexorable mengua, en la región de Chachapoyas a través de un
período comenzando poco después del censo español de 1559--cuando 16,309 tributantes fueron
anotados en esta región y cuando URJ 1 contiene una cuenta de 15,597- y abarcando hasta un
momento poco después del año 1608, cuando los españoles registraron una suma de 4,000
tributantes al tiempo que el último conjunto emparejado de cifras en URl 1 an-oja un total de 3,305.
En resumen, la hipotética construcción recién derivada sugeriría que las "contabilida-
des tributarias" de URl 1 se iniciaron alrededor del año 1570 y concluyeron hacia 1625. Este
período de tiempo, abarcando unos 55 años, coincide más o menos con el radio y alcance del
segundo de los ápices o puntos culminantes de calibración correspondientes a los ejempla-
res y muestras de C1 4 anteriormente mencionadas (i.e., 1570-1630 d.C.) . Se percibirá que la
fecha de iniciación de este hipotético recuento de población nativa, asimismo, coincide - en
rasgos generales- con el inicio de las campañas de Visitas toledanas en 1571 . A raíz de este
hecho, yo sugeriría que - si el Khipu URl 1 efectivamente resultó ser una relación censal de
la población tributaria de Chachapoyas- su propósito pudo haber sido el de controlar o
fiscalizar las cifras poblacionales españolas, siendo estas últimas las utilizadas para el cálcu-
lo del tributo en la nueva provincia colonial de Chachapoyas.
Antes de concluir esta discusión respecto a URl 1, debo mencionar algunas palabras refe-
rentes a un aspecto de la caracterización del paisaje y panorama político de Chachapoyas--durante
la época de la Pre-Conquista y la Colonial Temprana- asumida en la construcción precedente, que
--de ser probaba inc01Tecta- resquebrajaría la hipótesis ante1ionnente planteada. El tema en cues-
tión concierne a aquello que frecuentemente se ha descrito como una carencia de unidad entre los
numerosos señoríos, grupos étnicos y/o ayllus que ocuparon la región de Chachapoyas anterior-
mente a las conquistas inka y española. Nuestra mejor apreciación, hasta la fecha, es que aquella
entidad política conocida por los lnka como los "Chachapoya" fue, a lo máximo, una muy débilmen-
te integrada colección de pueblos que no reconocían autoridad centralizada o estable alguna, y que
se convocaban o confederaban sólo esporádicamente, en respuesta a amenazas externas (Church,
2006:470; Garcilaso de la Vega, 1966 [1609-17] :478-9).
De haber sido ese el caso - y, por tanto, existiendo poca o ninguna unidad interna y
1
supervisión o gobernabilidad colectiva entre las gentes de la región- sería entonces dificil el
suponer que existiría un linaje de funcionarios encargados de Khipu dentro de la misma ( e.g.,
en la Laguna de los Cóndores), la cual logró registrar censos y otros datos durante un periodo
de tiempo abarcando más de medio siglo -especialmente si el periodo en mención sucedió

Nº 42, primer semestre del 2006 189


Artículos, notas y documentos

durante la época de trastornos inmediatamente posterior a la conquista española. De no haber


existido algún nivel de supervisión y gobernabilidad administrativa antes, durante y después
de la conquista de la región por los lnka, resultaría difícil sustentar la interpretación del signifi-
cado de los números registrados en URI I que ha sido desarrollada en las páginas1precedentes.
En contraposición a la caracterización de la población de Chachapoyas como un grupo
compuesto de concentraciones o clanes sociales (ayllus) generalmente autónomos, dispersos
y mayormente desunidos, existe, paralelamente, un retrato marcadamente indicativo y amplia-
mente difundido de unidad y/o similitud estilística suficientemente coherente para permitir a
los arqueólogos el reconocimiento de estilos "Chachapoyas" de cultura material en áreas tales
como arquitectura, cerámica, e iconografía (Church, 2006:474; von Hagen, 2002a: 1O). Es asimis-
mo importante reconocer que los conceptos actuales de Chachapoyas como un lugar "remoto"
y de su población como carente de sentido alguno de unidad pueden representar una reflexión
de preconceptos, respecto a esta región, que se remontan desde los tiempos coloniales hasta
el presente, enfocados desde el punto de vista dominante y costeño (especialmente limeño).
Claramente, semejante enfoque discrepa con la descripción de parte de Garcilaso de la Vega ( o
el de su principal informante, Bias Valera) de esta región, como rápidamente unificada en la
época del avance lnka sobre ella (Garcilaso de la Vega, 1966:478-79).
No disponemos aquí del espacio para discurrir respecto a las diversas líneas de
evidencia sopesando en el aspecto del grado de unificación existente entre los grupos
étnicos en el área de Chachapoyas en tiempos Pre-Hispánicos o Coloniales Tempranos.
Solamente mencionaría que, al tiempo que ciertamente debería de mantenerse una perspecti-
va crítica respecto a cualquier estructuración que presupone un nivel alto de unidad en las
organizaciones socio-políticas pre-lnkaicas (e.g., de acuerdo a la mencionada hipótesis res-
pecto al mantenimiento a largo plazo de registros censales en los Khipu de la Laguna de los
Cóndores) , deberíamos - al mismo tiempo- resistir la aceptación sin cuestionarniento de los
puntos de vista coloniales y contemporáneos atenientes al estado de unificación de esta
región, que pudiesen estar basados mayormente en el aspecto de la lejanía de Chachapoyas
de los centros políticos, fuesen estos el Cuzco o Lima. Esta postura interpretativa nos
permitiría considerar -sin nociones preconcebidas- nuevas evidencias que pudiesen gravi-
tar sobre el terna de la cohesión política de Chachapoyas (tales como la información registra-
da en la recientemente descubierta colección de Khipu en la Laguna de los Cóndores).

Conclusiones

El presente trabajo ha encarado dos de los problemas más perplejos en el estudio de


sociedades precolombinas en los Andes: el cálculo de la magnitud de la población nativa
inmediatamente previa a -y al mismo tiempo, poco después de- la invasión europea, además
de la interpretación de los enigmáticos artefactos lnka de registros anudados, los Khipu.
Quizás resulte natural que estos dos ternas de investigación se vean unidos dentro de un
mismo contexto, debido a que el último de estos (i.e., los Khipu) siempre ha sido considerado
corno recipientes de registros de información pertinentes al anterior (i.e.; el cálculo de la
población nativa, etc.) En el presente estudio, hemos demostrado - según creo- que induda-
blemente parecería ser posible - y a la vez práctico- extraer del corpus de 718 Khipu en
existencia, un sub-conjunto de ejemplares que podrían haber sido utilizados para registrar

190 Revista Andina


__ Gary Urton: Padrones Poblacionales Pre-Hispánicos y Coloniales Tempranos en los Khipu lnka

datos censales desde tiempos Pre-Hispánicos hasta los Coloniales Tempranos. Estos datos
resultarían invalorables, auxiliándonos a construir una evaluación más precisa de la magni-
tud de la población nativa así como a adquirir una comprensión más clara respecto a la
clasificación y organización poblacional en los tiempos lnkaicos y de la Colonia Temprana.
Sin marginar el hecho de que estudios científicos de los Khipu se han venido llevando
a cabo durante aproximadamente un siglo, no pienso que sea injusto, ni exagerado, mencionar
que el estudio de la infonnación guardada dentro de la extensión de los cordeles de estos
dispositivos de registro ha comenzado - solo recientemente- a arrojar una tenue luz sobre la
Pre-Historia y los funcionamientos internos del Estado lnka. Si efectivamente deseamos conti-
nuar dedicando nuestros estudios de estos artefactos hacia este fin en el futuro, sugiero que la
manera más directa y productiva de hacerlo es enfocándonos en la fonna cómo los datos
numéricos, así como otros factores estructurales y simbólicos (e.g., variaciones en direccionalidad
de anudados y fijación , diferenciación cromática, etc. ; véase Conklin, 2002; Urton, 1994) se
hallan organizados. Estas características pueden brindamos un discernimiento y una clarivi-
dencia más penetrante, no sólo respecto a los números de las poblaciones humanas en diferen-
tes comunidades Pre-Hispánicas, sino también en cuanto a su clasificación y organización.
Esta última, a su vez, podría apo1iar indicios importantes que conduzcan al reconocimiento de
nombres, rótulos, clases y otras fonnas de identificación codificadas en los Khipu lnka.

Reconocimientos

Gracias a Alberto Miori por la traducción del presente artículo del inglés al español.
Mi agradecimiento a Noble David Cook por la invitación a presentar una versión inicial de
este artículo en el simposio "Re-evaluando la Exactitud de Recuentos Poblacionales
Amerindios Tempranos" ("Re-Evaluating the Accuracy of Early Amerindian Population
Counts" ), en las reuniones de la American Historical Association (Philadelphia, 8 de Enero
del 2006) , y por su continuo y subsiguiente apoyo a esta investigación. Gracias por los
comentarios constructivos por parte de los miembros del Andean Discussion Group en
Harvard, incluyendo a CaITie Brezine, Tom Cummins, Katherine Davis, Nenita Elphink, Jeffrey
Quilter, Lisa Trevor, y Parker Van Valkenburgh. Agradezco las lecturas y comentarios referen-
tes a anteriores versiones y borradores de este trabajo por parte de Carrie Brezine, Warren
Church, Julia Meyerson , y Adriana van Hagen . Me responsabilizo única y personalmente
por cualquier error de hecho , juicio o criterio presente en este trabajo.
Expreso mi reconocimiento y agradecimiento por el apoyo para fondos destinados al
Proyecto KDB (Khipu Data base Project) correspondientes al período 2001-2005 proporcio-
nados por otorgamientos de subvenciones por parte de la NSF (2001-03: #BCS- 0228038 ;
2003-04: #BCS-0408324) y Faculty of Arts and Sciences at Harvard University. Expreso mi
agradecido reconocimiento por aportes de fondos para investigación en colecciones de
Khipu en museos de Europa y Sudamérica proveídos parcialmente por American
Philosophical Society (verano, 2005), y MacArthur Foundation (2001-05).
\

Gary Urton
Harvard University

Nº 42, primer semestre del 2006 191


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