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Sentidos y significados de la vida de los jóvenes

Jesús Andrés Vela. SJ

NUEVOS ESPACIOS DE SOCIALIZACIÓN

En nuestra sociedad, estos procesos de AC y MV se realizan en nuevos espacios de


socialización caracterizados por la polivalencia, lo pasajero, los conflictos, el protagonismo
del arte (música) como forma de expresión; los adelantos tecnológicos (Internet) como
maneras de construcción de situaciones de interacción virtual, y los medios de
comunicación social como agentes de construcción de identidades sociales y culturales.

Sinteticemos en cinco procesos las modificaciones socioculturales que están ocurriendo:

1. Un redimensionamiento de las instituciones y los circuitos de ejercicio de lo público;


pérdida de peso de los organismos locales y nacionales en beneficio de los
conglomerados empresariales de alcance transnacional.

2. La reformulación de los patrones de asentamiento y de convivencia urbanos.

3. El predominio de lo propio, debido a la importancia de los bienes y mensajes


procedentes de una economía y una cultura globalizada sobre los generales de la
ciudad y la nación a las cuales se pertenece.

4. Redefinición del sentido de pertenencia e identidad, por la participación en


comunidades internacionales o desterritorializadas de consumidores.

5. Pasaje del ciudadano como representante de una opinión pública al ciudadano como
consumidor, interesado en disfrutar una cierta calidad de vida. En vez de formas
críticas o políticas de participación, se prefieren las formas de participación para
necesidades del barrio o de su profesión, para el goce de espectáculos masivos en los
que los colores, el sonido, prevalecen sobre la idea o el razonamiento de los problemas.

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En este sentido, prevalece una condición postmoderna, que llamamos descentración e n la que se
plantean otros perfiles que conducen a una refundamentación de la convivencia social.

Coexisten en nuestra sociedad una pluralidad de referentes que ponen de manifiesto, por un lado de
desmitificación de sus fundamentos como el marxismo, la teología de la liberación, las teorías de la
Dependencia y, por otro lado, se buscan nuevas razones y principios fundamentados en paradigmas
nuevos.

Cobran nueva importancia y sentido los diálogos entre experiencias sociales y pastorales nuevas, que
buscan algún nivel de articulación discursiva (teórica) y operativa: se abre una época caracterizada por
la demanda de consenso y concertaciones.

Estamos siendo testigos, y protagonistas, de un estallido de propuestas y de actores: minorías étnicas,


grupos juveniles, de mujeres, niños de la calle, reinsertos a la vida civil, usuarios de servicios públicos,
deudores de vivienda, campesinos sin tierra, profesores, nuevas sectas y manifestaciones religiosas,
redes de paz, grupos culturales, grupos de defensa de los derechos humanos, ambientalistas.

Se van dando procesos de apertura y reconocimiento a las diferentes cotidianidades y particulares


formas de enfrentar los diferentes desafíos que presenta la realidad. Muchos movimientos sociales
actuales extraen su inspiración de cuestiones no relacionadas con su situación de clase, reconociendo la
pluralidad de sus luchas sociales y, por lo tanto, la gran variedad de objetivos y de acción. A esto se
añade la descentración en la lectura y en el manejo de la información, en el análisis y valoración de la
coyuntura, manifestando las diversas formas de aproximaciones y comprender el contexto y sus
relaciones.

Se da una ruptura con la lógica dialéctica y con los tradicionales análisis de coyuntura. Ahora entran a
jugar aspectos como lo subjetivo, la cotidianidad, el acontecimiento. La gente está más interesada en
dar cuenta de los momentos específicos, contextuales y significativos de sus prácticas, que en explicitar
las interrelaciones entre las fuerzas sociales, los imaginaciones e intereses en juego y el proyecto social
que está en construcción.

Esta descentración pone de manifiesto que cada lectura de un conjunto social posee una lectura,
comprensión, valoración y expresión de su entorno y contexto social, que puede ser análogo a otro,
pero que de ninguna manera puede ser reducido a un único denominador común.

El saber y metodología social se manifiesta hoy como un saber descentrado, caracterizado por la
pluralización y fragmentación. Esta diversidad da la apariencia de impedir la constitución de un
discurso social y pastoral. En realidad, podemos identificar entrecruzamientos, integraciones, como
también contraposiciones.

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¿COMO CREAR UN DISCURSO COHERENTE?

Para crear un discurso coherente, debemos tener en cuenta las siguientes variables:

 El discurso tiene que ser poli céntrico: las propuestas hoy no giran en torno a un
solo eje: Rotan, se estructuran y desarrolla en torno a múltiples y variados centros de
interés y de intencionalidad.

 El discurso teje puentes entre ambientes múltiples y diversos. Hay que


identificar los diferentes ambientes en los que se mueven las personas y establecer
conexiones entre ellos. Estos ambientes diversos son espacios en los que hay que
interactuar y transitar, interrelacionarse y tejer puentes. Para eso es esencial crear un
organismo con capacidad para realizar un permanente tránsito por lo diferentes ambientes,
que la persona cotidianamente maneja, y que promueve esta reflexión e interrelación.

Para realizar esto, debe quedar claro que tenemos que cambiar los criterios metodológicos,
para permitir entrar a diversos espacios, operar en múltiples momentos y manejar una serie
de informaciones de diferente calidad y procedencia.

CONSTRUIR, DESDE EL AQUÍ Y AHORA, UNA RED DE SENTIDO QUE


BRINDE A LOS SUJETOS, Y AL PROCESO MISMO, IDENTIDAD Y
PERTENENCIA EN LOS DIFERENTES MOMENTOS Y ESPACIOS EN LOS QUE
TRANSCURRE SU VIDA Y SE DESARROLLA SU ACCIÓN SOCIAL O
PASTORAL.

Lo nuevo consiste en la necesidad que se experimenta, explícita o implícitamente, hoy de


dar sentido a los acontecimientos de la vida. Esta es una necesidad relacionada con la
identidad y la pertenencia y atada al presente. Hay que abordar la cotidianidad, la
subjetividad, las necesidades de pertenencia para trabajarlas, desmontando lo obvio,
descubriendo las diferentes vetas de sentido que se encuentran en el quehacer cotidiano, en
la interacción con el otro, en los acuerdos y diálogos, en el trabajo solidario.

En estos desarrollos se construye la identidad y el sentido del proceso con sus componentes
y etapas. Los proyectos sociales y pastorales no escapan a esta necesidad permanente de
descubrir sus sentidos, sus identidades y pertenencias orgánicas a nuevos tipos de
sociedades. Quizás esto no se tenía en cuenta hace diez o quince años, donde las metas y
objetivos estaban definitivamente construidos, o las identidades estaban predeterminadas
por intereses y opciones de clase, donde la pertenencia era un modelo organizativo.

El nuevo discurso
Asume el acontecimiento
Como detonador de
Procesos formativos y de acción.

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La dimensión del tiempo se movió: el pasado, la historia, se acortó el ayer y el futuro, la
utopía a realizar, debe hacerse hoy o mañana; de lo contrario pierde vigencia o puede ser
anulada por algún acontecimiento nuevo o impredecible. Cambia, entonces, la perspectiva
de los proceso. La gente está preocupada por la sobrevivencia hoy, por los acontecimientos
de hoy. Por eso, hay que aprender a manejar la dimensión del presente, del ahora, del ya.

Estábamos acostumbrados a manejar la historia, los antecedentes de luchas y opresiones,


las memorias de los pueblos. Se hacían planes de largo plazo, se planeaban los pasos y
estrategias a seguir en la construcción de un modelo de sociedad. En concreto, nos
encasillábamos en las dimensiones del pasado y del futuro, dos tiempos en los que la vida
fue o será, pero no es, desconociendo la dimensión del presente, del acontecimiento ahora.

Nos enfrentamos con una unidad de tiempo exigente: el hoy, con un modulador que le da
tono, el acontecimiento de ese hoy con toda su intensidad y frecuencia. Esto pone otra
dimensión en los procesos educativos y planificadores; el situarlos en el aquí y ahora en la
epifanía de los singular y en un campo de acción incierto.

No se trata de abandonar las dimensiones del pasado, de la historia y del proyecto hacia el
futuro. Sino de encuadrarlas en el presente y en el acontecimiento, en la medida en que éste
posea valor para los sujetos que participan en el proceso de formación y planificación. Son
acontecimientos que originan búsquedas, construcción de sentido y significados, son
motivos dinamizadores que provocan transformaciones, nuevas actitudes y
comportamientos, conocimientos, valores y creencias en los participantes en los procesos.

Es necesario señalar que el sólo vivir cotidiano o el acontecimiento vivido, aunque sea
significativo, como tal, no nos dan la dimensión pedagógica suficiente para relanzar la
acción: es necesario conceptualizarlo, intercomunicarlo con otros acontecimientos y
enriquecerlo con la reflexión común del grupo, para llegar a la comprensión (Verstanding)
que nos lleve a la transformación de nuestra realidad histórica.

Sólo así los acontecimientos del presente nos desafían a dar las respuestas correctas, a
buscar caminos para acceder a soluciones de vida; porque, además de desubicarnos, nos
ponen en contacto con distintas experiencias y conceptualizaciones del presente, nos
ayudan a comprender significaciones y sentidos que nos ayudan a tomar las decisiones
correctas.

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