Está en la página 1de 349

_1l1fl">~-'w*^'

ELEMENTOS
DE

MATEMÁTICAS, POR

D. A M B R O S I O MOYA,
DOCTOR EN LA FACULTAD DE CIENCIAS Y CATEDRÁTICO DE MATEMÁTICAS
EN EL INSTITUTO DEL NOVICIADO.

Antiguo Catedrático de Matemáticas en los Institutos de Logroño y Murcia,


en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Valencia,
en el Colegio Real de S. Pablo de la misma ciudad
y en los dos Institutos de Madrid,
exprofesor de Geometría descriptiva y de Mecánica racional
en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, ete. _

SEGUNDA EDICIÓN.

TOMO II.

GEOMETRÍA Y TRIGONOMETRÍA.
Q

o =
** =
«*
o — =
zo = =
UJ - — -
= 09
—i í ^ ^
—rO
ü. meo O —_
o. ^sa
= o
MADRID: V) =
<E =
IMPRENTA DE SEGUNDO MARTÍNEZ, UJ — • "
Travesía de San Mateo, 12. > =
Z =

1876.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


4
ESCUELA ESPECIAL DE INGENIEROS DE MONTES
i
Bl B L I O T E C A

Grupo N.°

Esta obra es propiedad de su a u t o r :


las prescripciones legales están satis-
fechas; y todos los ejemplares legíti-
mos llevan u n a contraseña.

(P
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
ÍNDICE.

GEOMETRÍA.
BÁGHNA.S.

NOCIONES Í» RE LIMINARFS ••• 3

PRIMERA PARTE.
LIBRO PRIMERO-

CAPÍTULO I.—Líneas rectas 9


§• L°—Propiedades de la línea recta 9
» 2. -Rectas perpendiculares y oblicuas 17
» 3. -Rectas paralelas ••• 27
* 4- -Rectas proporcionales 34
» 5. Rectas transversales 42
CAPITXJLo II.—Circunferencias de circulo 50
§• 1* ~~~Propiedaies de la circunferencia •• 50
* *• "^Tangencias de rectas y circunferencias • 57
» ó. —^Rectas perpendiculares, oblicuas y pélelas en la
circunferencia •• 63
* "*• ~~Medida de los ángulos •• 67
» o. -^Rectas proporcionales en la circunferencia 75
Ejercicios del libro primero •• 81

LIBRO SEGUNDO.
CAPÍTULO I._Polígonos 83
§. 1.°-—2Y¿ángulos ••-... 83
* ^-^Cuadriláteros ..... 99
* '¿^Polígonos en general ••• 106
* ¿"^Areas de los polígonos • •. 115
* '^C°*nparacion de las áreas de los polígonos. 122
» o. —DiVision de áreas •• 126

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— VI —
PÁGINAS.

CAPÍTULO II.—Circulo 132


§. 1.°—Propiedades del circulo 132
» 2.°—Polígonos regulares en el círculo 137
» 3.°—Medida de la circunferencia . 143
» 4.°—Áreas circulares 149
Ejercicios del libro segundo 154

SEGUNDA PARTE.

LIBRO PRIMERO.

CAPÍTULO L—Rectas y planos 157


§. 1.°—Propiedades de la recta y el plano 157
» 2.°—Rectas perpendiculares, oblicuas y paralelas al
plano 162
» 3.°—Planos paralelos 171
» 4,°—Ángulos diedros 177
» 5.°—Planos perpendiculares 183
» 6.°—Ángulos poliedros 189
CAPÍTULO II.—Superficies curvas 200
§. l.ü—Superficies curvas en general 200
» 2.°—Superficies cónicas de revolución 203
» 3.°—Superficies cilindricas de revolución 208
» 4.°—Superficie esférica 213
» 5.°—Triángulos esféricos 221
Ejercicios correspondientes al libro tercero 228

LIBRO SEGUNDO.
CAPÍTULO I.—Poliedros 231
§. 1.°—Pirámides 231
» 2.°—Prismas 238
» 3.°—Áreas y volúmenes de los poliedros 244
» 4.°—Semejanza y simetría de poliedros 255
CAPÍTULO II.—Cuerpos redondos 265
§. \.°—Cono 265
» 2.°—Cilindro 273
» 3.°—Esfera 279
Ejercicios correspondientes al libro cuarto 288

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— Vil —

TRIGONOMETRÍA.
PÁGINAS.

NOCIONES PRELIMINARES 293

TRIGONOMETRÍA RECTILÍNEA.
CAPÍTULO I.—Fórmulas trigonométricas 299
§. 1.°—Representación algebraica de las lineas trigonomé-
tricas 299
» 2.°—Fórmulas trigonométricas fundamentales 304
» . 3.°—Fórmulas trigonométricas derivadas 310
CAPÍTULO II.—-Tablas trigonométricas 315
§. 1.°—Construcción de las tablas 315
» 2.°—Uso de las tablas 322
CAPÍTULO III.—Resolución de triángulos 325
§. 1.°—Relación entre los lados y los ángulos de los trián-
gulos rectilíneos 325
» 2.°—Resolución de triángulos rectángulos 328
» 3.°—Resolución de triángulos oblicuángulos 330
Ejemplos de aplicaciones prácticas de la trigonome-
tría rectilínea 336
Ejercicios de trigonometría rectilínea 343

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


ERRATAS
DE LAS FIGURAS DE GEOMETRÍA. QUE DESDE LUEGO
. DEBE CORREGIR EL LECTOR.

JlátTBAS.

¿5 Entre Ay B falta My y entre A' y B' falta M'.


56 La O situada entre P y P' debe ser O'.
57 O debe ser O', O' debe ser O", O" debe ser O.
109 Es inútil la recta tangente á la circunferencia O'.
118 La letra situada entre D y N debe ser B.
Id. Falta la recta CN.
134 En el centro del cuadrado falta la O.
157 Falta la recta OE.
161 Faltan las rectas OH y OK.
164 En el extremo de la recta CB prolongada falta la B'.
236 La S del ve'rtice del tetraedro debe ser S'.
262 La B superior debe ser B'.
263 En los centros de las secciones paralelas á las bases
falta la O'.
269 La B inferior debe ser B'.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


mmt^A

GEOMETRÍA.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
GEOMETRÍA.

NOCIONES PRELIMINARES.

1. GEOMETRÍA (VOZ derivada de -yn tierra y impov medida) es


la ciencia que trata de la extensión.
Su OBJETO es la extensión en sus varios conceptos de posición,
figura y magnitud. Su FIN es la exacta y breve resolución de todas
las cuestiones relativas á la extensión. Sus MEDIOS son la superpo-
sición, las construcciones gráficas y el cálculo.
2. EXTENSIÓN es toda parte determinada del espacio. (Tomo I.
Introducción I, II y III.)
Toda extensión se concibe como esencialmente limitada,
penetrable y movible; y cada una se distingue de las otras en
su posición, en su figura ó en su magnitud.
Su POSICIÓN es el modo de estar: estado, situación ó actitud
particular en el espacio.
Su FiGUitA es el modo de ser: carácter 6 aspecto particular
debido á la estructura, formación ó construcción. Se llaman
también figuras, en sentido gráfico, los dibujos auxiliares, que
se construyen para facilitar las investigaciones geométricas:
por eso las construcciones gráficas se comprenden entre los
medios de que se vale la geometría para lograr su fin.
Su MAGNITUD es la cantidad de espacio que contiene. Esta can-
tidad está, como todas, determinada por un número; y este nú-
mero se obtiene, como todos, mediante un cálculo: por eso el
cálculo se comprende entre los medios de la geometría.
3. Las extensiones que tengan la misma figura y la misma
magnitud son iguales, y pueden coincidir en una sola, haciendo
(en virtud de su movilidad) que tengan además la misma posi-
ción. Esta coincidencia por justaposicion es la condición de la
igualdad geome'trica (Arit. 38): por eso la superposición es el
primer medio de investigación en- geometría.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


_ 4 —
Las extensiones que tengan la misma figura y distinta mag-
nitud se llaman semejantes, y las que tengan distinta figura y
la misma magnitud se llaman equivalentes.
4. DIMENSIONES de una extensión son su largo, su ancho y su
grueso. El largo se denomina longitud, el ancho latitud, y el
grueso profundidad ó altura. Estas tres dimensiones son siempre
necesarias simultáneamente para la existencia de los cuerpos,
pues todo cuerpo tiene siempre algo de largo, algo de ancho y
algo de grueso; pero no son las tres de simultánea necesidad
para la existencia geométrica de la extensión, pues se conciben
extensiones con dos solas dimensiones, como el solar de un edi-
ficio y la cabida de un campo, y otras con una sola dimensión,
como la longitud de un camino, la anchura de un rio y la profun-
didad de un pozo. De aquí se infiere que la extensión puede ser
de tres clases: con tres dimensiones, con dos y con una.
CUERPO GEOMÉTRICO es toda extensión con las tres dimensiones.
El lugar que ocupa un cuerpo físico es un cuerpo geométrico.
Puede concebirse un número infinito de cuerpos en el espacio.
SUPERFICIE es toda extensión con dos solas dimensiones- Los
límites que separan á cada cuerpo del resto del espacio y el
lugar de la separación de dos partes contiguas de un mismo
cuerpo son superficies. Puede concebirse un número infinito de
superficies en el interior de todo cuerpo.
LÍNEA es toda extensión con una sola dimensión. Los lími-
tes que terminan las superficies, el lugar de la separación de
dos partes contiguas de una misma superficie y la intersección
de dos superficies que se cortan, son líneas. Puede concebirse
un número infinito de líneas en toda superficie.
PUNTO es el límite elemental de la extensión. Los límites ó
extremos de las líneas, el lugar de la separación de dos partes
contiguas de una misma línea y la intersección de dos líneas
que se cortan, son puntos. Puede concebirse un número infinito
de puntos en toda línea.
Los conceptos anteriores se forman por abstracción sucesiva:
el cuerpo físico, prescindiendo de su materia, da el cuerpo geo-
métrico; prescindiendo en este de su grueso, profundidad ó altu-
ra, resulta la superficie; prescindiendo en esta de ¿u latitud,
resulta la línea; y prescindiendo en esta de su longitud, resulta
el punto, que es el término final de esta abstracción sucesiva.
5. Del análisis anterior se infieren los siguientes principios
generales sobre la composición de la extensión: 1.° Todo cuerpo
se concibe compuesto de capas delgadísimas superpuestas, ó
intervalos infinitamente delgados consecutivos comprendidos

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 5—
ntre superficies que cada una sirve de límite común á dos in-
tervalos contiguos, y estos son los elementos geométricos del
cuerpo. 2.° Toda superficie se concibe, compuesta de tiras estre-
chísimas, ó intervalos consecutivos infinitamente estrechos com-
prendidos entre líneas que cada una sirve de límite común á
dos intervalos contiguos, y estos son los elementos de la super-
ficie. 3.° Toda línea se concibe compuesta de intervalos conse-
cutivos infinitamente cortos comprendidos entre puntos que
cada uno sirve de límite común á dos intervalos contiguos, y
estos son los elementos de la línea. 4.° Todo punto se concibe
simple, indivisible, sin partes, sirviéndose de límite á sí mismo,
y por tanto es el límite elemental de la extensión.
6. Los principios anteriores conducen naturalmente á las
siguientes consideraciones sobre la generación de la extensión.
Un punto, que no tiene dimensión alguna, puede ir tomando
en el espacio diversas posiciones consecutivas, según una ley
cualquiera, en virtud de la movilidad inherente átodo objeto
geométrico, y originará una extensión con una sola dimensión,
es decir, una línea; pues cada dos posiciones consecutivas, que
estarán infinitamente próximas, limitarán un elemento lineal, y
la continuidad de estos elementos consecutivos constituirá la
línea. Las diversas leyes que pueden regir el movimiento del
punto generador originarán las diversas clases de líneas.
Una línea, que tiene una sola dimensión, puede ir tomando
en el espacio diversas posiciones consecutivas, cambiando, no
sólo de nosicion, sino de magnitud y de figura, según determi-
nada ley, y originará una extensión con dos dimensiones, es
decir, una superficie; pues cada dos posiciones consecutivas, que
estarán infinitamente próximas, limitarán un elemento superfi-
cial, y la continuidad de estos elementos consecutivos consti-
tuirá la superficie. Las diversas leyes que pueden regir los
cambios de posición, de figura y de magnitud de la línea gene-
ratriz, originarán las diversas clases de superficies.
Una superficie, que tiene dos dimensiones, puede ir variando
de posición, de figura ó de magnitud, según determinada ley, y
originará ana extensión con tres dimensiones, es decir, un cuer-
po, que podrá ser de tantas clases distintas, como leyes diversas
puedan regir las variaciones de la superficie generatriz.
Pero si un cuerpo, que tiene tres dimensiones, varía de
posición, de figura ó de magnitud, originará otro nuevo cuerpo,
que tendrá también tres dimensiones como el primero, y no ya
una dimensión más que el objeto generador, como en los tres
casos anteriores.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 6—
De todo lo expuesto resulta que no hay objeto geonie'trico
que tenga más de tres dimensiones, si bien los hay que tengan
menos; y que no hay más objetos geométricos que cuerpos, su-
perficies, líneas y puntos, á los cuales se pueden aplicar los
conceptos generales de posición, figura y magnitud.
7. DEL PONTO.—El punto no tiene magnitud ni figura alguna,
y por tanto (3), todos los puntos son iguales: sólo se distinguen
unos de otros en su posición, y cuando esta es la misma coinci-
den en uno solo.
La representación gráfica del punto es una pequeña señal,
que no afecte figura alguna ni magnitud apreciable, como el
Fig. l. punto de la escritura común, y para mayor pre-
cisión cuando está aislado, se marca por la
intersección de dos rayitas que se corten. Para
A- designarle se coloca una letra á su lado y con
el nombre de esta se distingue. Así se dice
(fig. 1) el punto A, el punto B, el punto O.
8. D E LAS LÍNEAS.—Hay líneas de infinitas clases, según la
infinidad de leyes que pueden regir las variaciones de posición
"Fig. 2. del punto generador, y estas diversas
JV, .« clases se distinguen por la figura, sin
atender á la posición ni á la magnitud.
Su representación gráfica es un trazo con-
tinuo muy delgado que se considera con
una sola dimensión, y se designa con las
letras de sus puntos más notables. Así se
dice (fig. 2), la línea AB, la línea CDE?,
la línea 'QHYKL, la línea MNP.
La primera clasificación de las líneas
las divide en rectas y curvas.
RECTA es la Urna más corta entre dos cualesquiera de sus pun-
tos, como A B. Un hilo tirante, hecha abstracción de su grueso,
ofrece una imagen de la recta.
CURVA es la línea que no tiene recta ninguna parte apreciable,
como CDEF. La naturaleza ofrece multitud de ejemplos de
líneas curvas, principalmente en los reinos animal y vegetal.
Se suele llamar LÍNEA quebrada la continuidad de varias
rectas limitadas y en posiciones diferentes, como GfSYKZ;
las rectas limitadas que la componen se llaman sus lados.
También suele llamarse línea mixta toda continuidad de recta
y curva, como MNP.
9 . D E LAS SUPERFICIES.—Hay superficies de infinitas clases,
según la infinidad de leyes á que pueden obedecer las variacio-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
_ 7 -
„-«, a p o s i c i ó n , de figura y de magnitud de sus líneas genera-
t ces^S) y estas diversas clases se distinguen por la figura, sin
atender á la posición ni á la magnitud. Se representan gráfica-
mente por medio de las líneas que las limitan, ó bien por sus
generatrices y demás líneas principales.
La primera clasificación de las superficies las divide en
planas y curvas.
SUPERFICIE PLANA, Ó PLANO es una superficie a la cual se adapta
exactamente una recta aplicada á ella en cualquier sentido. La su-
perficie libre del agua tranquila, en un estanque ó lago pequeño,
ofrece una imagen de superficie plana.
SUPERFICIE CURVA es toda superficie que no tiene plana ninguna
parte apreciahle. La naturaleza ofrece multitud de ejemplos do
superficies curvas.
Se suele llamar superficie quebrada la continuidad de varios
planos limitados y en posiciones diferentes; estos planos limi-
tados que la componen se llaman sus caras. También suele lla-
marse superficie mixta toda continuidad de plana y curva.
10. D E LOS CUERPOS.—Hay cuerpos de infinitas clases, según
la infinidad de superficies que pueden limitarlos, y estas diver-
sas clases se distinguen por la figura, sin atender á la posición
ni á la magnitud. Su representación gráfica y su clasificación se
reducen á las de las superficies que los limitan.
11. Según lo expuesto, la geometría debe dividirse en tres
partes, atendido su objeto; una que trate de las líneas, otra de
ías superficies, y otra de los cuerpos. Mas como las propiedades
de los cuerpos dependen esencialmente de las que tengan sus
respectivas superficies, y al mismo tiempo, las de cualquier
línea sólo pueden fijarse con respecto á la superficie en que se
supone construida, resulta que la clasificación de las superfi-
cies sirve de fundamento á la división de la geometría.
Clasificadas las superficies (9) en planas y curvas ó no planas, la
geometría se divide en dos partes: plana y no plana ó del espacio.
LA GEOMETRÍA PLANA trata de la extensión cuyos puntos están
todos en un mismo plano.
LA GEOMETRÍA DEL ESPACIO trata de la extensión cuyos puntos
no están iodos en un mismo plano.
Además, la geometría se divide, atendiendo á su fin y á sus
medios, en elemental y superior. La geometría elemental, según
se indicó (Tomo I. Int. V.), sólo hace uso de procedimientos par-
ticulares, y se limita al estudio de las líneas más simples, de las
superficies más sencillas originadas por aquellas líneas, y de los
cuerpos terminados por estas superficies: la geometría superior

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


—8 _
;mplea siempre procedimientos generales subordinados á un sis.
tema, y se extiende al estudio completo de las teorías generales
*obre generación, comparación y determinación de la extensión.
Aquí se trata sólo de la elemental, que se divide en des partes:
la primera comprende los elementos de la geometr ía plana, la
segunda los de la geometría del espacio, y cada una está dividi-
da en dos libros, que se subdividen en capítulos, como se vé en
el siguiente cuadro.

GEOMETRÍA ELEMENTAL-

1.a parte.—Plana. 2. a parte.—Del espacio.

Libro \.°=Lineas. Libro 1.°== Superficies.


Cap. l.°=Líneas rectas. Cap. l.°=Planos y rectas.
Cap. 2.°—Circunferencias Cap. 2.°=Superficies cóni-
de círculo. ca, cilindrica y
esférica.
Libro 2.°=Bspacios cerrados
por lineas. Libro 2.°=Cuerpos.
Cap. l.°=Polígonos. Cap. l.°=Poliedros.
Cap. 2.°=Círculo. | Cap. 2.c—Cuerpos redondos

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


PRIMERA PARTE.
(GEOMETRÍA PLANA.)

LIBRO PRIMERO.

(LÍNEAS.)

CAPÍTULO I.

LÍNEAS RECTAS.
g 1.° Propiedades de la línea recta.

12. La definición de línea recta (8) es su propiedad funda-


mental, y de ella se infieren las demás, por el siguiente
Teorema.—Dos puntos determinan la posición de una recta.
Es decir, por dos puntos A y B pigr- 3.
|fig. 3) puede pasar siempre una
recta AB, pero nunca dos ó más
rectas distintas.
En efecto. 1.° El punto A
puede considerarse (6) como el
generador de una línea recta, la
cual pasará evidentemente por A>
y tendrá una posición tal como AC.
Ahora, esta recta A O puede girar alrededor del punto A, y de
este modo, ir tomando las posiciones A i), AB, etc., hasta que
llegue á pasar por el punto B; y como en su movimiento no ha
dejado de pasar por A, resulta que en esta posición pasará por A
y por B. Lo que demuestra la primera parte del teorema.
2.° Otra recta que pase por los mismos dos puntos AjB,
coincidirá con la recta anterior desde A hasta B; pues cada una
de ellas ha de ser la más corta entre estos dos puntos, y la más
corta tiene que ser necesariamente única. Además, un punto
cualquiera H de la segunda tiene que estar situado en la pri-
mera; pues de lo contrario, girando la segunda alrededor de A,
hasta que H se situase en la primera, resultaría lógicamente el
siguiente absurdo: coincidirían ambas rectas desde A hasta H,
por tener comunes estos dos puntos, y á la vez, dejarían de

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 10 -
coincidir desde A hasta B, por haber cambiado de posición todos
los puntos de la segunda, excepto A: luego las rectas que tengan
dos puntos comunes, coinciden en una sola. Lo que demuestra
la segunda parte del teorema.
Corolarios.—1.° Por un punto pueden pasar infinitas rectas.
Pues dicho punto y cada uno de los otros infinitos del espacio
determinan una recta.
2.° Dos rectas distintas no pueden tener común más que un punto.
Púas cuando tengan dos, coinciden en una sola recta.
3.° La intersección de dos redases un punto. Pues siendo dis-
tintas, no pueden tener más que un punto común.
4.° Todas las rectas son esencialmente adaptables por justaposi-
cion. Pues todas las que tengan dos puntos comunes, coinciden
en una sola.
Escolio.—La idea abstracta de la posición de una recta se ex-
presa con la palabra dirección: así se dice que varios puntos es-
tán en una misma dirección cuando están situados en una misma
recta; y en su virtud, el teorema anterior se puede enunciar de
este otro modo. Dos puntos determinan la dirección de una recta.
13. Todas las precedentes propiedades de la recta se refieren
á su posición ó modo de estar; las relativas á su figura ó modo
de ser se deducen de las anteriores y de las nociones expues-
tas (5 y 6) sobre la composición y generación de las lineas,
constituyendo los siguientes
Corolarios.—1.° loda recta se compone de elementos lineales
que tienen nm misma dirección. Pues los dos puntos contiguos,
que limitan y determinan cada elemento, pertenecen á la mis-
ma recta.
2.° La línea recta es esencialmente ilimitada. Pues la continui-
dad de elementos lineales en la misma dirección, ni admite lí-
mite alguno finito, ni puede originar línea cerrada.
3.° Todas las líneas rectas tienen la misma figura. Pues todas
las que tengan la misma posición, coinciden en una sola.
Escolio.—Resulta de lo expuesto que no hay más que una
clase de líneas rectas; todas son semejantes; y consideradas en
su completa integridad, sólo pueden distinguirse linas de otras
en la posición, único atributo diferente en las distintas rectas
ilimitadas. Pero estas mismas circunstancias permiten que so
llame también una recta toda porción limitada de cualquier
recta indefinida; y por tanto, las diversas rectas limitadas se
distinguen en la posición y en la magnitud.
Antes de tratar de la magnitud de las rectas, es necesario
indicar los modos de representarlas.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 12 -
Por último, las alineaciones rectilíneas más largas que las
cuerdas, se marcan en el terreno por medio de piquetes ó jalo-
nes, clavados en los extremos de la línea y en algunos puntos
intermedios, de modo que se hallen todos en la misma visual:
así las trazan los agrimensores y topógrafos.
15. La magnitud relativa de una recta limitada se llama su
longitud, y constituye la distancia entre sus extremos: así, pues,
la distancia entre dos puntos es la longitud de la recta que los une.
Como toda recta limitada es parte de la recta ilimitada que
determina su dirección, la longitud de aquella puede aumentarse
ó disminuirse, alejando ó aproximando sus extremos.
Prolongar una recta es aumentar su longitud conservando su
misma dirección. Las rectas limitadas son todas prolongables
indefinidamente.
La magnitud de una recta, ó sea su longitud, ó bien la dis-
tancia entre dos puntos, se determina midiéndola.
16. MEDICIÓN DE LAS RECTAS.—Medir una recta, como medir
cualquier cantidad (Arit. 3 y 96), es hallar el valor numérico de
su magnitud; y este valor numérico no es mas que el número de
veces que contiene á otra magnitud constante de su misma
naturaleza, tomada por unidad.
La unidad para medir líneas, llamada por lo mismo unidad
lineal, es (Arit. 226) el metro con sus múltiplos y divisores; y
el modo general de medir una recta es, colocar sobre ella, desde
uno de sus extremos, todas las veces consecutivas posibles la
unidad lineal; si queda algún resto, menor necesariamente que
dicha unidad, se coloca sobre él uno de los divisores de esta, y
así se continúa hasta que no quede resto alguno, ó quede un
resto inapreciable.
Para medir una recta trazada en el papel, se toma su longi-
tud con el compás (*), y se lleva sobre el borde de una regla
dividida en decímetros, centímetros y milímetros numerados; y
otras veces se coloca dicha regla, cuyos bordes suelen estar
achaflanados para mayor precisión, de modo que su borde se
ajuste á la recta que se quiere medir: la numeración de las divi-
siones de la regla indica en ambos casos el número concreto
que expresa la medida buscada.
' Las rectas de mayor longitud, como las que se ofrecen co-
munmente en las artes y oficios, se miden con un metro de boj,
de ballena, 6 de metal, compuesto de diez piezas articuladas,
de á decímetro cada una, divididas en centímetros y milíme-

(*) Se omite la descripción del compás^ por igual razón que la de la regla.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 13 -
* • y otras veces se emplea una regla de dos 6 tres metros de
larga, dividida en decímetros y centímetros.
Las distancias sobre el terreno, como las que se ofrecen co-
munmente en agrimensura y topografía, se miden con una ca-
dena de un decámetro ó dos de larga, 6 con una cinta barnizada,
dividida en metros, decímetros y centímetros.
Aunque la operación de medir rectas se realiza con tal fre-
cuencia y prontitud en casi todas las artes y los oficios, que pare-
ce tan sencilla como fácil de ejecutar; si los resultados se
exigen con gran rigor, como requieren la geodesia, la astrono-
mía, la óptica y otras ciencias, se nace la operación más difi-
cultosa de todas las pertenecientes á las matemáticas aplicadas:
por lo cual, sus métodos distan mucho de ser elementales, y
sólo conserva este carácter un medio ingeniosísimo, atribuido á
un español apellidado Nuñez, y que se describe en la siguiente
17. TEORÍA DEL. NONTUS.—Sea una regla AB (fig. 5—1.a) di-
vidida en milímetros; y OD otra que pudiendo resbalar á lo largo
de la primera, tiene de longitud 9 milí-
metros, y está dividida en 10 partes
iguales: esta segunda se llama especial-
mente nonius. Cada parte del nonius
será 0,9 de milímetro, y por tanto, las
divisiones 1 de la regla y del nonius dis-
tarán entre sí 0,1 de milímetro, las di-
visiones 2 distarán 0,2 de milímetro, las
divisiones 3 distarán 0,3 de milímetro, y
así sucesivamente.
Si se quiere apreciar una distancia
menor que un milímetro, como la com-
prendida entre el punto P y la divi-
sión 11, se correrá el nonius resbalando
sobre la regla, hasta que su extremo D
enrase con P. Este movimiento habrá
hecho cambiar las posiciones relativas
de las divisiones del nonius y la regla
(fig. 5—2."), pero siempre habrá dos
que sensiblemente coincidan. Admitien-
do que estas sean la 7 del nonius y l a 9
de la regla, resultará que la 8 del nonius y la 10 de la regla dis-
Ü T n o l d G ^ l í m e t r o ' l a 9 d e l nonius J la 11 de la regla dista-
ñZJJl 5 " ü m e t r o » I ^ 10 del nonius C P y la 12 de la regla
t i f T A A 6 m , l i m e t r o ' l u e g ° entre los puntos P y 11 de la
regla hay 0,7 de milímetro.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 14 -
Se vé, pues, que el número de décimas de milímetro com-
prendidas entre P y la división 11 de la regla es precisamente
el mismo número 7 de la división de coincidencia del nonius.
La disposición anterior ni es exclusiva para la división de la
regla en milímetros, pues del mismo modo se obtendrían las
décimas de otra división cualquiera, ni tampoco el nonius se
limita á dar las décimas de la menor división de la regla, pues
apreciará las vigésimas, cuando su magnitud sea 19 divisiones
de la regla, y esté dividido en 20 partes iguales. En general, el
nonius se reduce á una magnitud igual á cualquier número de
divisiones de la regla, que se divide en una parte más; y aprecia
la diferencia entre una de sus divisiones y la menor de la regla.
Su fórmula general es la siguiente: si D es la menor división
de la regla, d la del nonius, y n el número de divisiones de este,
se tendrá (»—l)D~nd, 6 sea nD—D=nd, ó bien nI>~nd=J),
6 %[D—d)=D, de donde resulta D—d—— .
n
De aquí se infiere que la aproximación de un nonius será
tanto mayor, cuanto mayor S3a el número n de sus divisiones,
y cuanto menor sea el valor D de cada división de la regla.
18. Las magnitudes da las rectas, después de medidas y
expresadas por sus valores respectivos, pueden someterse al
cálculo por simples operaciones aritméticas; pero los mismos
resultados se pueden obtener también por procedimientos grá-
ficos, independientes en la forma de las reglas del cálculo nu-
mérico, como se vé en las siguientes cuestiones.
Problema I.—Sumar dos ó más rectas dadas.
Sean, en primer lugar, las dos rectas dadas M y N (fig. 6).
Fig. 6- Sobre una recta indefinida se
lleva con el compás una distancia
i —• 1 A B igual á M, y á su continuación
, M t otra B O igual á N: la distancia A C
es evidentemente la suma pedida.
7 g n La de tres rectas dadas se ob-
tendrá sumando dos de ellas y
agregando á esta suma la otra recta. Y en general, se sumarán
varias rectas dadas llevando sucesivamente sobre una recta
indefinida las longitudes respectivas de los sumandos.
Problema II.—Hallar la diferencia entre dos rectas dadas.
Sean las dos rectas dadas ACjN (fig. 6).
Sobre la mayor A O, y desde uno de sus extremos C, se lleva
una distancia igual á la menor N'. la distancia A B es evidente-
mente la diferencia pedida.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 15 -
biema III.—Hallar una recta múltiple de otra dada.
T?ste problema es el caso particular de la adición de varias
t s iguales; y se resuelve evidentemente llevando sobre una
cta ilimitada tantas veces consecutivas la longitud de la recta
dada, como veces baya de contenerla su múltiple.
Problema IV.—Hallar una parte alícuota de una longitud dada.
Aunaue la geometría tenga medios, teóricamente exactos,
para dividir las rectas en partes iguales, como se verá más ade-
lante, puede resolverse este problema por tanteo con el compás,
y obtener resultados tan aproximados como pueden exigirse de
las construcciones gráficas. En las artes se emplea comunmente
este medio para la división de las rectas.
Problema V.—Hallar la máxima medida común de dos rectas
dadas, y la razón numérica de sus magnitudes.
Sean las dos rectas AB y CD (flg. 7), siendo AB<CD. La
primera cuestión es análoga esencialmente á la investigación
aritmética del m. c. d. de dos números, y se
apoya en los dos principios siguientes:
1.° Si AB es parte alícuota de CD, A B es la *• T
máxima medida común de AB y CD.—2.° Si AB j
no es parte alícuota de CD, por lo cual AB se _[
compondrá de h veces AB más un resto R menor I
F
que AB, la máxima medida común de A B y CD |
será la misma de TI y AB. Pues se tendrá gL
CD=h X A B-\-R: toda parte alícuota de CD y
AB, lo será de hxAB, y por consiguiente de
CD—hxAB, que es igual á R; y toda parte
alícuota de RjAB, lo será de JiX AB, y por
consiguiente de h XAB-\~R, que es igual á CD.
Luego las mismas partes alícuotas tienen co-
munes AB y CD que R y AB; por consiguiente "
la mayor de ellas, que es la máxima medida
común, también será la misma para unas que para otras.
En virtud de lo expuesto, se llevarán todas las veces conse-
cutivas posibles, primero AB sobre CD, que la contendrá por
ejemplo, 2 veces y el resto ED, después el resto ED sobre AB,
que le contendrá 3 veces y el resto FB; en seguida este resto
FB sobre el anterior ED, que le contendrá 1 vez y el resto GD;
después este resto GD sobre FB, que para terminar, se supone
que le contiene 4 veces exactamente. Si GD no fuese parte alí-
cuota de FB se continuaría la operación hasta llegar á un resto
parte alícuota de su anterior; y el último seria la máxima me-
dida común buscada, que en el caso actual lo es GD.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 16 —
Para determinar la razón numérica de las dos longitudes da-
das, se observará que de los trámites seguidos en la operación
anterior, resultan las igualdades que se ven á la izquierda, y
CD=2AB+ED por sustitucio- ED=áGD+GD=hGD.
AB=2ED+FB nes sucesivas AB=3x5GD+áGD=19 GD.
ED=FB-\-GD originan las de
FB=4GD la derecha. CD-2xl9GD+5GD=43 GD.
Así la medida común GD está contenida 19 veces en la recta
AB y 43 veces en la recta QD; luego la razón de estas rectas es
la misma de los números 19 y 43.
Escolio.—I n operación anterior no se termina hasta encon-
trar un resto, que sea parte alícuota del precedente; y se conci-
be la posibilidad de que ninguno satisfaga á esta condición, por
pequeño que sea: en cuyo caso las rectas dadas no tienen medi-
da alguna común, son por tanto inconmensurables y la opera-
ción resultará teóricamente interminable; por mas que en la
práctica, disminuyendo sucesivamente los restos, dejen muy
pronto de ser materialmente apreciables. La medida escrupu-
losa de las dos rectas, con el nonius 6 cualquier otro medio de
obtener la mayor aproximación posible, dará la razón aproxi-
mada de las longitudes propuestas.
19. Toda línea quebrada, curva ó mixta, que no pueda ser
cortada por una recta en más de dos puntos se llama convexa.
Las líneas quebradas AHGFE
"' ' y ABCDE (flg. 8) sen convexas;
H 3^ a pero GE ABC y CDEF no lo son.
K
Si dos líneas convexas terminan

/"Vt \ \ en los mismos extrsmos, como
v
" > \ ÁBCDE y AHGFE, una de ellas
ft
está envuelta por la otra, y se dis-
tinguen en que las prolongaciones
B
de los lados de la envuelta encuen-
tran á la envolvente.
Teorema.—Toda línea quebrada convexa envuelta por otra, es
menor que la envolvente.
En efecto. Prolongando los lados de la envuelta hasta que
corten á la envolvente; como es la línea más corta entre dos
puntos la recta que los une, se AB+BM<AH+HM
tendrán las desigualdades del B C~\- CN<BM+MQ+ GN
margen; que sumadas ordenada- CD+DO<CN-\-NO
mente y simplificando después, | DE<C.DO-\-OF-{• FE
dan por resultado AB-\-BC+QD+J)E<AH+HG+GF-\-FE.
Como se quería demostrar.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 17 -

c j^ # o Rectas perpendiculares r oblicuas.

Expuestas ya las propiedades de la línea recta, bajo los tres


conceptos de posición, figura y magnitud, procede ahora expo-
las que resulten de la combinación de dos rectas distintas.
Ya se ha visto (12. Cor. 2.°) que dos rectas distintas no pue-
den tener común más que un punto; por consiguiente, podrán
tener un solo punto común 6 ningún punto común. En el primer^
caso se dice que dichas rectas se cortan, encuentran 6 concurren,
y el punto común se llama su punto de intersección, de encuentro
ó de concurso. En general, las líneas que cortan á otras se
llaman secantes de estas.
20. Si dos rectas indefinidas se cortan, dividen al plano ili-
mitado que las contiene en cuatro partes, y cada una de estas
partes, ilimitadas también, constituye un ángulo. En su virtud,
ÁNGULO es la extensión comprendida entre dos rectas que con-
curren en un punto.
LADOS de un ángulo son las dos recías que le forman.
VÉRTICK de un ángulo es el punto común de sus dos lados.
Un ángulo se designa con tres letras; una de cada lado y la
del ve'rtice, colocando esta siempre entre las otras dos. Así los
ángulos de la figura 9 se designan AB O ó CBA, DBF ó FED,
FEQ ó QEF, DEQ 6 QED. A veces basta para designarle una
letra sola ó u n número, F i o . 9>
colocados cerca del vér-
tice, dentro del ángulo si
hay varios con el mismo
vértice, y fuera si el án-
gulo está aislado. Así los
primeros tres ángulos an-
teriores se pueden desig-
nar B, 1, a, en vez de
ABC, DEF, FEQ.
Se concibe la generación del ángulo por el movimiento de
una recta que, estando adaptada primero sobre otra recta fija,
gira alrededor de uno de sus puntos, como el brazo de un com-
pás que se abre. Así el ángulo B resultará construido por su
lado BA si, estando primeramente sobrepuesto al otro lado B O,
gira alrededor del vértice B, hasta tomar la posición que tiene.
, e s t a r o t acion, el lado móvil BA forma con el lado fijo B (7 un
ángulo, que va creciendo de un modo continuo, y cuya magnitud
va determinando las diversas posiciones sucesivas del primero.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 18 -
De lo expuesto se infiere que la magnitud de un ángulo
determina la posición relativa de sus dos lados, es independien-
te de la longitud de estos, y sólo varía cuando se cambia la
dirección de los mismos.
21. Dos ángulos son iguales cuando superpuestos conve-
nientemente coinciden; es decir, siempre que teniendo el mismo
ve'rtice y un lado común, coincidan los otros dos lados. Así los
ángulos B y 1 serán iguales si, sobreponiendo aquel á este, de
modo que el ve'rtice B caiga sobre el ve'rtice B, y el lado B C
sobre el BF, cae también el lado BA sobre BD.
^ Si dos ángulos ay\ están colocados de modo que tengan el
mismo vértice B, un lado común BF, y los otros dos lados BD
y EG situados á una y otra parte del lado común, se llaman
ángulos consecutivos, y tienen por suma el ángulo DEG que
forman los lados no comunes. De aquí resulta que el ángulo a
es la diferencia de los ángulos DEG y 1, así como el ángulo 1 es
la diferencia de los ángulos DBG y a.
La suma PMQ (fig. 10) de dos ángulos consecutivos iguales
Fiar. io. PMN y NMQ, es el duplo de uno de
ellos, y este será mitad de dicha suma.
La recta que divide un ángulo en otros
dos iguales, se llama bisectriz del pri-
mero. Así la bisectriz de PMQ es MN.
En general, la suma de tres, cuatro,
cinco, etc. ángulos consecutivos iguales
será el triplo, cuadruplo, quíntuplo, etc.
de uno de ellos; y este será la tercera,
cuarta, quinta, etc. parte de dicha suma.
De todo lo cual resulta que los ángulos son verdaderas can-
tidades geométricas, cuyo estudio es indispensable para com-
prender las diversas relaciones de posición de las rectas.
2 2 . Los cuatro ángulos formados por dos rectas BD y EC
(fig. 11) que se cortan, considera-
s 11#
' dos dos á dos reciben las siguien-
tes denominaciones:
ÁNGULOS ADYACENTES son dos
ángulos consecutivos, cuyos lados no
comunes son prolongaciones opuestas
uno de otro. Como BAO y CAD,
CAD y DAB, DAE y EABS EAB y BAC.
ÁNGULOS OPUESTOS POR EL VÉRTICE son dos ángulos cuyos lados
respectivos son prolongaciones opuestas. Como BAC y DAE ó
BAEy DAC.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 19 -
Tn, Anotaos adyacentes iguales se llaman ÁNGULOS KECTOS
o j o n m BBC (ÜS. 12).
Si una recia forma con otra ángulos ad-
yacentes iguales, ósea rectos, la primera se
llama PERPENDICULAR á la segunda.
Si una recta forma con otra ángulos ad-
yacentes desiguales, la primera se llama
OBLICUA á la segunda.
Así, siendo BBA^=BBC, la recta BB
es perpendicular & AC; y siendo HFE
y HFG desiguales, la recta EF es obli-
cua á.EG.
2 3 . Teorema.—Un punto de una recta determina una perpen-
dicular á dicha recta. Es decir, por un punto A de una recta B O
(fig. 13) puede siempre pasar una perpendicular á esta recta, pero
nunca dos ó más perpendiculares distintas. (En el mismo plano.)
En efecto. 1.° Suponiendo que una
recta AE, adaptada primeramente so-
bre A B, gira alrededor del punto A, para
engendrar el ángulo B A E; este ángulo,
que será nulo al principio, irá creciendo
de un modo continuo, á la vez que su ad-
yacente EA C, irá disminuyendo continua-
mente también, hasta hacerse nulo, cuan-
do la recta móvil llegue á colocarse sobre
AC. Por consiguiente, entre las posicio-
nes sucesivas de la recta AE habrá una AB, que forme los dos
ángulos adyacentes BAB=BAC. Luego por el punto A de la
recta BC pasa una perpendicular AB á dicha recta.
2.° Otra recta cualquiera A 31, que pase por A, formará con
BC los ángulos MAB menor que BAB, y MAC mayor que BAC;
y como es DAB=BAC, resultará que los dos ángulos adyacen-
tes MA B, MAC son desiguales. Luego toda recta AM, que pase
por A, distinta de AB, es oblicua á BC.
Corolario.—Todos los ángulos rectos son iguales. Pues si ABjC
y BEF (fig. 14) son ángulos rectos, Fig-. 14.
colocando este sobre aquel de modo
que sus vértices coincidan, y el lado
EFse adapte ABC; el lado EB se
adaptará á B A, por ser ambos ahora
perpendiculares á la misma recta BC
en el mismo punto B: luego los dos E G
E
ángulos coinciden, y por tanto son iguales.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 20 —
Escolio.—Es muy importante esta propiedad del ángulo rec-
to; pues su magnitud constante sirve de tipo para apreciar la3
de los otros ángulos.
ÁNGULO AGUDO es todo ángulo menor que un recto.
ÁNGULO OBTUSO es todo ángulo mayor que un recto.
ÁNGULOS COMPLEMENTARIOS, Ó complemento uno de otro, son
dos ángulos cuya suma es un ángulo recto. Dos ángulos que tengan
el mismo complemento, <5 complementos iguales, serán eviden-
temente iguales.
ÁNGULOS SUPLEMENTARIOS, Ó suplemento uno de otro, son dos
ángulos cuya suma es igual á dos ángulos rectos. Dos ángulos que
tengan el mismo suplemento, ó suplementos iguales, serán evi-
dentemente iguales.
24. Teorema.—Los ángulos adyacentes son suplementarios.
Sean los dos ángulos adyacentes ABEj EBQ (fig. 15): se va
á demostrar que su suma es igual á dos rectos.
En efecto. Si BE fuese perpendicular á AQ, el teorema seria
evidente, pues los dos ángulos adya-
centes serian rectos.
Si BE es oblicua á A Q, los ángulos
ABEj EBQ son desiguales, y el ma-
yor de ellos A B i? contendrá á la per-
— pendicular B D, que le dividirá en los
A B
** dos ángulos 42?I> y-Di?!?, y se tendrán
. ' . ... \ABE=ABD+DBE\ ,
las dos igualdades \ E B Q - D B 0 _ D B E]> <lue sumadas or-
denadamente dan ABE-\- EBO=ABD+DBG=2 ángulos rectos.
Reciproco.—Si dos ángulos consecutivos son suplementos, serán
adyacentes.
En efecto. Si dichos ángulos son ABEj EBQ, la prolonga-
ción de A B debe formar con BE un ángulo igual al suplemento
de ABE, que según la hipótesis es EBQ: luego la recta B Q es
la prolongación de A B, y por tanto los ángulos ABEj EB Q son
adyacentes.
^Corolarios.—1.° La suma de todos los ángulos consecutivos,
Fig. 16. formados á un mismo lado de una recta,
es igual á dos rectos. Pues si los ángu-
los son ABF, FBE, EBD y D3Q
(fig. 16), su suma será evidentemente
la misma de los dos ángulos adyacen-
u
* tes A B F~\-FBQ = 2 ángulos rectos.
2.° La suma de todos los ángulos consecutivos, formados alre-
dedor de un punto, es igual á cuatro rectos. Pues si dichos ángulos

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 21 -
son AOB, BOC, COD, D OB, EOF yFOA (ñg. 17), prolongando
uno de sus lados, A O por ejemplo,
la recta A A' descompondrá dicha
suma en las dos sumas parciales
AOB + BOC+COD + DOA' y
AOF+FOE-\-EOA', cada una de
las cuales es igual á dos rectos: lúe-
go la suma total es cuatro rectos.
3.° Los ángulos opuestos por el vértice son iguales. Porque
tienen igual suplemento: pues si di- pi g . is.
chos ángulos son BAO y DAE
(ñg. 18) ambos tienen por suplemento
uno de sus dos ángulos adyacentes
BAE 6 CAE; y si estos son los
opuestos, ambos tendrán por suple-
mento uno de aquellos.
4.° Si es recto uno de los cuatro án-
gulos formados por dos rectas que se
cortan, los otros tres son también rectos. Pues si dichas rectas
son FE y GI (ñg. 19), de ser recto el ángulo FOG, por ejem-
plo, resulta que su opuesto EOI tam- P i s e 19.
bién lo será; y sus dos adyacentes
G
GOE y FO I, suplementos del pri-
mero, también serán rectos.
5.° Si una recta es perpendicular á
otra, la segunda es también perpendicu-
lar á la primera. Pues si la recta GI
forma con FE ángulos rectos, los mis-
mos ángulos forma la FE con la GI. *
o.° Zas bisectrices de dos ángulos adyacentes son perpendicular
res. Pues si dichos ángulos son AMO y CMB y sus bisectrices
son EM y ME(ñg. 20); como la suma de dichos
igual á dos rectos, la de sus mita- Fig
des será igual á un recto, y se ten-
drá EMC+CME=EME=\ recto:
luego EMQB perpendicular á ME.
'•° Las bisectrices de dos ángulos
opuestos por el vértice son prolonga-
ciones opuestas. Pues si dichos án-
gulos son AMO y BMD, tendrán
el mismo ángulo adyacente BMC, « „
dlCular
e s a l a de este ME, en el mismo p u n t o s .

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


25. Teorema.— Un punto exteriora una recta determina una
perpendicular á dicha recta. Es decir, por el punto A exterior á
la recta BC (fíg. 21) puede pasar siempre una perpendicular
Fig. 21. á dicha recta, pero nunca dos ó más per-
pendiculares distintas á la misma recta.
u En efecto. 1.° Doblando el plano de la
figura por la recta BC, el punto A tomará
la posición A', y uniendo estos dos puntos
por la recta A A', resultarán los ángu-
los adyacentes AOC y A'OC, que serán
iguales, porque coinciden al doblar la
figura por B C: y por tanto, la recta BC
es perpendicular á AA'. Luego por el punto A, exterior á la
recta BC, pasa una perpendicular A A' á dicha recta.
2.° Otra recta cualquiera A O' que pase por A y corte á BC,
no podrá pasar por A'; pues por A y A' no puede pasar recta
alguna distinta de A A'; y por tanto, la prolongación O'A" no
podrá coincidir con O' A': pero siendo iguales los ángulos A O' C
y A' O'C, pues coinciden al doblar la figura por B C, serán des-
iguales los ángulos adyacentes A O'C y A" O'C. Luego toda
recta AA", que pase por A, distinta de A A', es oblicua á BC.
Corolario.—Un punto cualquiera determina una perpendicular
á cualquier recta. Pues así se verifica cuando el punto es de la
recta (23) y cuando no pertenece á ella, como se acaba de ver.
26. TRAZADO DE PERPENDICULARES.—Las rectas perpendicu-
lares son de uso continuo en las artes de construcción, y además
son necesarias para casi todas las mediciones geométricas.
Las perpendiculares se trazan en el papel con el auxilio de
la escuadra; instrumento reducido, en su parte esencial, á dos
bordes rectilíneos que forman ángulo recto: suele construirse
de metal ó de madera, y de las formas que indica la fig. 22.
Para trazar la perpendicular á una recta dada, por un punto
dado en ella 6 fuera de ella, se ajusta el borde de una regla á la
recta dada (fig. 22), se aplica contra este borde uno de los lados
de la escuadra, y se hace que esta resbale sobre la regla, que se
Fig. 22. conserva fija, hasta que el otro la-
do pase por el punto dado: en esta
posición el segundo lado de la es-
cuadra sirve de regla para trazar la
perpendicular pedida. La exactitud
de esta operación depende del es-
mero con que se ejecute y de la
buena construcción de la escuadra.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 23 —
Se comprueba la buena construcción de una escuadra,
ífler 23) trazando con ella una perpendicular á una recta por un
punto cualquiera; y haciéndola girar sobre dicha perpendicular,
hasta colocarla en la posición Fi£. 23.
contraria, se traza otra perpen-
dicular á la misma recta por el
mismo punto: si ambas perpen-
diculares coinciden, la escuadra
está bien construida; pues la
menor oblicuidad apreciable de
sus dos lados, se haria así muy
sensible, por resultar duplicada.
Para trazar perpendiculares en cuadros grandes, pavimen-
tos, paredes, etc., se emplean escuadras grandes de hierro, como
las'qu e usan los carpinteros, picapedreros, etc.
Por último, las alineaciones perpendiculares se marcan en el
terreno con la escuadra de agrimensor (fig. 24); instrumento re-
ducido en su esencia á dos ranuras ó pínulas dispuestas perpen-
dicularmente una á otra, para dirigir las Fig. 24.
visuales que marcan dichas alineaciones, 4
como se indica al margen.
Se comprueba esta escuadra, marcando
con ella la perpendicular A B á la alinea-
ción A C, y después haciéndola girar sobre
su pié, hasta que la ranura dirigida en
la primera alineación lo esté en la segun-
da : si entonces la segunda ranura queda
dirigida en la primera alineación, la es-
cuadra está bien construida.
2 7 . Si los diversos puntos de una recta ilimitada se une,
por medio de otras rectas limitadas, con un punto exterior á la
primera, todas ellas serán oblicuas á esta, excepto una que será
la perpendicular determinada por el punto exterior; el punto en
que cada una encuentra á la recta primera se llama ñ\xpié sobre
esta recta; y sus longitudes respectivas se subordinan al siguiente
Teorema.—^' una perpendicular y varias oblicuas á una recta,
concurren en un punto exterior á esta, v se hallan limitadas vor
dicha recta y dicho punió:
1.° -Laperpendicular es menor que todas las oblicuas.
2. Las oblicuas, cuyos pies equidisten del de la perpendicular,
son iguales.
3.° La oblicua, cuyo pié diste más del de la perpendicular,
c es la
mayor. '

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 24 —
Sean la recta AB (fig. 25), el punto exterior JV, la perpendicu-
lar NM, las oblicuas NO y NE cuyos pié» (7 y E equidistan del
de la perpendicular M, y la oblicua ND cuyo pié dista más de M
que el de la oblicua NE: se va á demostrar; 1.° que NMes me-
nor que una oblicua cualquiera NC; 2.° que NO es igual á 2V.#;
y 3.° que ND es mayor que NE.
En efecto. 1.° Doblando el plano de la figura por la recta AB,
el punto N se colocará en N'; mientras que los puntos situados
en la recta A B conservarán sus res-
pectivas posiciones primitivas; la
perpendicular NM tomará la posi-
ción N'M, y la oblicua NCía posi-
ción NC, y se tendrá MN'=MN
y CNr=ON: pero NMN' es una
recta (24. Recip.), pues los ángulos
\* consecutivos NMB y N' MB, son
N
' suplementos, por ser -el primero
recto y coincidir con el segundo al doblarse la figura; y como la
recta NMN'=2NM es menor que la quebrada N CN'—2NC,
tomando sus mitades, se tendrá NM<C NO.
2.° Doblando el plano de la figura por la recta NM, la recta
MB caerá sobre MA, por la igualdad de los ángulos rectos
NMB y NMA; y como por hipótesis se tiene ME—MO, el punto
Ecaerá en C; luego las rectas NEy NO que tienen así sus ex-
tremos comunes habrán coincidido, y se tendrá NE=NO.
3.° Tomando la distancia MO=ME resultará NO=NE y
la cuestión seiá demostrar que es NDyNO. Doblando el plano
de la figura por la recta AB, se colocarán el punto iVen N, y
la oblicua ON en CN como antes, y además la oblicua DN
tomará la posición DN', siendo DN=DN: pero la línea que-
brada NCN'=20N es (19. Teor.) menor que la envolvente
NDN'=2DN; luego tomando sus mitades resulta NC<ND.
Reciproco.—Si una perpendicular y varias oblicuas á una rec-
ta, concurren en un punto exterior á esta, y están limitadas por dicha
recta y dicho punto:
1.° la menor de todas ellas es la perpendicular.
2.° Las oblicuas iguales tienen sus pies equidistantes del de la
perpendicular.
3.° La oblicua mayor tiene su pié más distante del de la per-
pendicular.
En efecto. 1.° Si la menor de todas ellas es NM, esta será
perpendicular á AB; pues si fuese oblicua, otra distinta seria
perpendicular, y esta seria la menor de todas, que nó MN.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 25 -
o o Si las oblicuas NC y # i ? son iguales, también serán
• AIPS las distancias MCy ME; pues si fuese MC> Maseria
Tc> NE, 7 si fuese MC<MEseria 2\T<7< tftf.
3 ° Si la oblicua iVT? es mayor que NE, también será
MV>ME; pues si fuese MD=ME seria ND=NE, y si fuese
MD/3IE seria. ND<NE.
Corolario.—Desde un punto exterior á una recta no es posible
trazar á esta más de dos oblicuas iguales, y estas han de estar á dis-
tinto lado de la perpendicular. Pues sus pie's deben equidistar del
de la perpendicular, y esto exige que estén á distinto lado, para
que no se confundan en una sola.
Escolio.—Las distancias entre un punto exterior á una recta
y los diversos puntos de esta varían con su oblicuidad á dicha
recta, y la menor de todas es la perpendicular; en cuya virtud,
Se llama distancia de un punto á una recta, la longitud de
la perpendicular á esta recta, trazada desde aquel punto y com-
prendida entre el mismo y el pié de dicha perpendicular.
2 8 . Teorema.—Todo punto M de la perpendicular C D á una
recta AB en su punto medio C, equidista de los extremos A yB de
esta recta (fíg. 26) (*).
En efecto. Por ser CA=CB, según la hipótesis, las rectas
MA y MB serán oblicuas á A B, cuyos pies
equidistarán del de la perpendicular D O;
luego se tendrá MA=MB.
Reciproco.—Todo punto M equidistante de
los extremos A y B de una recta AB, está en la
perpendicular C D á esta recta, determinada por
su punto medio C.
En efecto. Por ser MA=MB, según la
hipótesis, estas dos rectas serán oblicuas
iguales, trazadas desde el punto M á la recta AB,j sus pies
AjB equidistarán del de la perpendicular D N trabada desde
el mismo punto M; luego el pié O de esta perpendicular es
el punto medio de AB;\ por tanto, el punto M está en dicha
perpendicular.
( ) Muchas 7eoes, como ahora, por abreviar la exposición y facilitar la
inteligencia de algunas proposiciones, se incluye en los enunciados la indica-
ción de las figuras que han de servir despees para explicarlas: y en tales casos
conviene enunciar primero la proposición omitiendo dichas indicaciones, y
aplicar después el enunciado á la representación gráfica de ou objeto. A i el
caso presente se desenvuelve en esta forma: Tocio punto de la perpendicular á
una secta en su punto medio, equidista de los extremos de esta. Saa M un punto
cualquiera de la perpendicular BIST á la recta i B en su punto medio O: se
va á demostrar que M equidista de A y de B. En efecto. Po- ser, etc.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 26 -
Corolario.—Si una recta DC tiene dos puntos M y N, cada uno
de los cuales equidiste de los extremos A y B de otra recta A B, la
primera es perpendicular á la segunda en su punto medio C. Pues
la perpendicular á la recta A B en su punto medio O pasará por
My por iV, y teniendo así con D (7 dos puntos comunes, coinci-
dirá con ella.
Escolio.—Resulta, pues, que todos los puntos de la perpen-
dicular á una recta en su punto medio equidistan de los extre-
mos de esta; y sólo ellos, entre todos los puntos del mismo pla-
no, tienen dicha propiedad: lo cual se expresa diciendo: La per-
pendicular á una recta en su punto medio es el LUGAR GEOMÉTRICO
de los puntos del plano equidistantes de los extremos de aquella.
En general, se llama lugar geométrico el conjunto de todos
los puntos que tienen una propiedad común. Así el lugar geomé-
trico de los puntos equidistantes de dos puntos fijos es la perpen-
dicular á la recta que los une, en el punto medio de esta recta.
39. Teorema.—Todo punto M de la bisectriz AD de un ángulo
P AQ, equidista de los lados AP y AQ de este ángulo (fig. 27).
En efecto. Las distancias del punto Má los lados AP y AQ
Fio . 27 son las longitudes respectivas de las per-
pendiculares MB y MO á dichos lados
7|\ (27. Esc); y para probar que son iguales,
/ \ basta doblar el plano de la figura por la
/ ..JJ \ bisectriz AD; entonces, la recta AQ, caerá
/ \ t sobren/', por ser DAQ = DAP como mi-
A-v. ^^A tades de PA Q; y por tanto, las dos per-
/ M \ pendiculares MB y MO, trazadas desde
p } un punto M á la3 dos rectas AP j AQ
que han coincidido, tendrán que coincidir
" • también; luego se tendrá MB—3I0.
Recíproco.—Todo punto M interior á un ángulo PAQ y equi-
distante de sus dos lados AP y AQ, está en la bisectriz AD de
dicho ángulo.
En efecto. Doblando el plano de la figura por la bisectriz del
ángulo B MO, que forman las dos distancias iguales por hipó-
tesis MB y MO, estas dos rectas coincidirán, y sus extremos B
y C se confundirán en un solo punto: los ángulos en B y en O,
iguales por rectos, quedarán sobrepuestos y también coincidi-
rán; por lo cual, las rectas B A y O A se cortarán en un punto A
de la bisectriz del ángulo BMC; luego dicha bisectriz es la
recta MA. Pero los ángulos BAM y CAiftambion han coinci-
dido; luego la recta A M es también la bisectriz del ángulo BAO;
por consiguiente, el punto Jf está en dicha bisectriz.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 27 —-
Si uM recta tiene
larios.—1° d°s Pantos M y N , cada
C
°j°los erales equidiste de los dos lados de un ángulo P AQ, dicha
ñJ,1tí> e
la bisectriz de este ángulo. Pues la bisectriz de dicho án-
gulo teniendo que pasar por M y por N, será MN.
2 ° La bisectriz de un ángulo es el lugar geométrico de los pun-
'interiores á dicho ángulo y equidistantes de sus dos lados. Pues
todos sus puntos y solamente ellos, entre los del mismo plano,
tienen dicha propiedad.
3 o El lugar geométrico de los puntos equidistantes de dos rectas
ilimitadas que se corten, se compone de las dos bisectrices, perpen-
diculares entre sí, de los cuatro ángulos que forman dichas rectas {*).

§. 3 . ° — R e c t a s p a r a l e l a s .
3 0 . Las rectas situadas en un mismo plano, y que por mucho
que se prolonguen no se encuentran, se llaman PARALELAS.
Su existencia se demuestra por el siguiente
Teorema.—Dos recias AB y CD (fíg. ^perpendiculares áotra
recta MN, son paralelas.
En efecto. Las dos rectas ABjODno se.pueden encontrar
por más que se prolonguen; pues si se Fig. 28.
encontraran, desde el punto de encuentro L .M I?
se podrian trazar des perpendiculares á la
recta MN, lo cual (25) es imposible. F
Escolio.—Si en vez de ser perpendicu- fl ___——-—D
' ~~Ñ
lares á JlO/las dos rectas AB y CD, fuesen
una perpendicular AB y otra oblicua EF, '
estas dos rectas no serian paralelas; lo cual origina el siguiente
Postulado.—Una perpendicular y una oblicua á una misma
recta, prolongadas si es preciso, se encuentran necesariamente.
31. Teorema.—Un punió N exterior á una recta A B determina
una paralela CD á esta recta. Es decir, por dicho punto puedo
siempre pasar una paralela á dicha recta, pero nunca dos 6 más
paralelas distintas á la misma recta.
En efecto. 1.° Trazando por el punto N una perpendicular
NMá la recta AB, y luego por el mismo punto N una perpen-
dicular CD á la anterior NM, resultará (30. Teor.) que CD es
paralela á AB y pasa por N.

( ) Los lugares geométricos se establecen generalmente demostrando dos


proposiciones: una directa y su recíproca, ó una directa y su contraria. Así
los anteriores, establecidos demostrando las directas y sus recíprocas, se suelen
establecer también demostrando las mismas directas y sus contrarias; pero se
considera preferible el primer mátodo, y por eso se ha empleado aquí.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 28 —
2.° Por el punto iVno se puede trazar (25) más que una sola
perpendicular NM á la recta A B, ni más que otra sola (23) per-
pendicular CD á 31N'. luego por dicho punto no se puede trazar
más que una sola paralela CD á la recta AB', pues otra recta
cualquiera JZF que pase por Tisera oblicua á MN, y prolonga-
da, si es preciso (30. Post.), encontrará á la perpendicular AB.
Corolarios.—1.° Si una recta encuentra á otra, también encon-
trará á toda paralela á esta otra. Pues de lo contrario, las dos pri-
meras serian paralelas á la tercera, trazadas por su punto común.
2.° Zas rectas paralelas tienen sus perpendiculares comunes. Es
decir, si AB j CD son paralelas y MNes perpendicular á AB,
también lo será á CD. Pues cortando JfiVá AB, también corta-
rá á CD, y trazando por el punto de intersección N la perpen-
dicular á MN, será paralela & AB y coincidirá con CD.
3.° Dos rectas paralelas á una tercera son paralelas entre sí.
Pues toda recta perpendicular á la tercera, lo será también á la
primera y á la segunda; y siendo estas perpendiculares á una
misma recta, serán paralelas.
4.° Si dos rectas son paralelas, sus perpendiculares respectivas
son también paralelas. Pues teniendo las primeras sus perpendi-
culares comunes, serán las segundas perpendiculares á una
misma recta.
5.° Si dos rectas se cortan, sus perpendiculares respectivas tam-
bién se cortan. Pues si las segundas fuesen paralelas, también lo
serian las primeras.
32. Siempre que dos rectas cualesquiera AB y CD (fig. 29)
Fig-, 29. estén cortadas en puntos distintos, por
una secante común MU, resultarán for-
mados ocho ángulos, de los cuales ten-
drán cuatro su vértice en un punto de in-
tersección y cuatro en el otro.
Los cuatro ángulos 3, 4, 5, 6, com-
prendidos entre dichas dos rectas se lla-
man internos, y los otros cuatro 1, 2, 7,8,
se llaman externos.
Se llaman correspondientes dos ángulos situados al mismo
lado de la secante, uno interno y otro externo, y de distinto
vértice: tales son i y 5, 2 y 6, 3 y 7, 4 y 8.
Se llaman alternos dos ángulos situados á distinto lado de la
secante, ambos internos ó ambos externos, y de distinto vérti-
ce: tales son 1 y 7, 2 y 8, 3 y 5, 4 y 6.
Así, pues, cada uno de los ocho ángulos tendrá en su mismo
vértice, dos adyacentes y uno opuesto; y en el otro vértice, uno

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 29 —
otro correspondiente, otro interno 6 externo del mismo
Stode'la secante, y otro opuesto al anterior. Dos de ellos cua-
lesquiera, cuando las dos rectas sean paralelas, son iguales 6
suplementos, como se ve' á continuación.
33 Teorema.—Los ángulos alternos internos AEF y DFE
formados por dos paralelas A B y O D (fig. 30) con una secante
MN, son iguales.
En efecto. Trazando por el punto medio O ¿e EF la perpen-
dicular PQ á las dos paralelas (31. Cor. ?,°), y haciendo girar
la parte OFQ de la figura, en su Fig. 30.
mismo plano, alrededor del punto O,
hasta que OF coincida con OE; el
punto F coincidirá con E, por ser
OF=OE; la recta OQ coincidirá
con OP, por ser iguales (24. Cor. 3.°)
los ángulos EOPjFOQ; luego la
perpendicular FQ á la recta O Q TX/
desde el punto F coincidirá (25) '
con la perpendicular EP á la recta OP desde el punto E: por
consiguiente, los ángulos OFQ y OEP, cuyos lados han coin-
cidido, serán necesariamente iguales.
Los otros dos ángulos alternos internos BEF y CFE son
también iguales, como suplementos de los dos anteriores.
Recíproco.—Dos rectas AB y OD que formen con una secante
MN ángulos alternos internos AEF y DFE iguales, son paralelas.
En efecto. Si por el punto i? se trazase la paralela á la recta
AB, esta paralela, según el teorema directo, formaría con EF,
un ángulo alberno del AEFé igual á este, y por tanto igual á
DFE, según la hipótesis; luego dicha paralela coincide con FD,
y por tanto, las rectas AB y OD son paralelas.
Corolarios.—Si dos rectas paralelas AB y OD están cortadas
por una secante MN:
1.° los ángulos alternos externos son iguales. Pues se tiene
BEM=AEFj DFE^CFN; por opuestos; y AEF=DFE, por
alternos internos; luego resulta BEM=CFN. De igual modo se
demuestra que es AEM^DFN.
2.° Los ángulos correspondientes son iguales. Pues se tiene
OFN=DFE, por opuestos; y DFE=AEF, por alternos; luego
resulta OFN=AEF. De igual modo se demuestra que son
BEM=DFE, AEM=OFE, BEF=DFN.
3.° Los ángulos internos del mismo lado de la secante son suple-
mentos. Pues se tiene CFE+DFE=2 ángulos rectos, por ad-
yacentes; y DFE=AEF, por alternos; luego de aquí resulta

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 30 -
J
CFE rAEF=2 ángulos rectos. De igual modo se demuestra
que es BEF-{-DFE=2 ángulos rectos.
4.° Los ángulos externos del mismo lado de la secante son suple-
mentos. Pues so tiene AEM-\-AEF=2 ángulos rectos, por ad-
yacentes; y AEF—CFN, por correspondientes; luego resulta
AE M-\-C FN=1 ángulos rectos. De igual modo se demuestra
que es BEM-\-DFN=2 ángulos rectos.
Recíprocos.—Dos rectas A B ^ C D , cortadas por una secante
MN, son paralelas:
1.° Si los ángulos alternos externos son iguales.
2.° Si los ángulos correspondientes son iguales.
3.° Si los ángulos internos del mismo lado de la secante son su-
plementos.
4.° Si los ángulos externos del mismo lado de la secante son su-
plementos.
Pues en todos estos casos serán iguales los ángulos alternos
internos, y por tanto, las rectas serán paralelas.
Escolio.—Siendo verdaderas una proposición y su recíproca,
lo son igualmente sus contrarias. Por consiguiente:
Si dos rectas no son paralelas, los ángulos que formen con
una secante no satisfarán á las condiciones anteriores; y si los
ángulos formados por dos rectas cortadas por una secante no sa-
tisfacen á dichas condiciones, aquellas rectas no serán paralelas.
Un caso particular de esta conclusión es el siguiente célebre
POSTULADO DE EUCLIDES.—Guando dos rectas forman con una
transversal dos ángulos internos de un mismo lado, cuya suma no es
dos ángulos rectos, dichas dos rectas se encuentran del lado de la
secante en que esta suma es menor.
En este postulado se halla comprendido el expuesto (30),
que sirve de fundamento á las conclusiones anteriores.
3 4 . Teorema.—Dos rectas paralelas AC y B D (fig. 31) limi-
tadas por otras dos paralelas AB y CD, son iguales.
Fig.. 3^ En efecto. Trazando la recta BC,
y haciendo girar alrededor de su
r
; ÍL punto medio O la parte C D B de la
/ \ v / figura, en su mismo plano, hasta
/ \ s / que OC coincida con OB; el pun-
/ \ / to C coincidirá con B, por ser
A í¡
OC=OB; la recta OD tomará la
dirección d e B A , por ser iguales (33) los ángulos OCD y OBA;
y la recta BD tomará la dirección de CA, por ser OBD—OCA,
como ángulos alternos internos también, pero entre las paralelas
AC y BD con la misma secante BC; luego el punto D, intersec-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 31 —
• de C D y B D, coincidirá con el punto A, intersección de B A
Cl
°CA: I>or consiguiente, las rectas C A y D B, que han coincidi-
do serán necesariamente iguales.
Las otras dos rectas paralelas AB y CD, limitadas por las
anteriores, también han coincidido, y son también iguales.
Corolarios. 1.° Dos rectas paralelas son equidistantes; es decir,
todos los puntos de una recta equidistan, de su paralela. Pues toman-
do en una de ellas dos puntos arbitra- Fig _ 3 2
rios CjD (fig. 32) y trazando por ellos
las perpendiculares CA y DB á la otra, —
estas perpendiculares medirán las dis-
tancias (27. Esc.) de los puntos de la
primera á la segunda; serán paralelas, —
como perpendiculares á una misma -1 *•
recta AB; y estando limitadas por otras dos paralelas AB j CD,
serán iguales.
2.° Si una recta tiene dos puntos GyJ) equidistantes de otra recta
AB, y al mismo lado de ella, la primera recta es paralela á la se-
gunda. Pues si por el punto Cae trazase la paralela ala recta AB,
esta paralela, según el teorema precedente, cortaría á la perpen-
dicular BD á una distancia del punto B igual á A O, y por tanto
igual á BD; luego dicha paralela coincide con CD; y las rectas
AB y CD son paralelas. '
3.° El lugar geométrico de los puntos situados á igual distancia
de una recta dada, es el sistema de dos paralelas á esta recta, una á
cada lado y ambas á la misma distancia de ella. Pues todos los
puntos de ambas paralelas, y solamente ellos, entre los del mis-
mo plano, tienen dicha propiedad.
35. TRAZADO DE PARALELAS.—Son de uso frecuente las rec-
tas paralelas en las artes; y forman con las perpendiculares las
combinaciones más perfectas en la construcion de figuras rec-
tilíneas. Se trazan generalmente con el auxilio de la misma
escuadra que sirve para trazar perpendiculares.
Para trazar la paralela á una recta dada A B, por un punto
dado C fuera de esta, se pueden adoptar varios métodos.
1.° Se traza por el punto dado C una perpendicular CA á la
recta dada AB, y luego otra perpendicular CD á la anterior:
esta^última es (30) la paralela pedida.
2- Se traza por C una perpendicular £74 á la recta dada AB,
y después otra perpendicular BD á la misma recta AB por cual-
quiera de sus puntos B; se toma en la segunda una longitud BD
igual a la de la primera A C, y por los puntos C y D se traza la
recta t D, q u e será (34. Cor. 1.°) la paralela pedida.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 32 —
3.° Se adapta á la recta dada AB (fig. 33 1.a) un lado de la
escuadra; al otro lado de esta se aplica el borde de una regla,
que se conserva luego fija; y se hace resbalar la escuadra á lo
Fig. 33.

largo de la regla hasta que su primer lado AB pase por el


punto dado C: en esta posición dicho lado sirve de regla para
trazar la recta GD, que será (30. Teor.) la paralela pedida.
También se pueden colocar la escuadra y la regla en las
posiciones 2. a y 3. a de la misma figura, y resulta que OD es
(30. Cor. Kecip. 2.°) la paralela pedida. La 3. a disposición sirve
también para trazar perpendiculares; pues en todas las posicio-
nes de la escuadra es uno de sus lados perpendicular al otro;
y por tanto, resultará DN perpendicular á AB.
4.° Muchas veces en las aVtes, para trazar la paralela á una
recta dada, se marcan por un trazo continuo los puntos equidis-
tantes de esta recta, haciendo resbalar á lo largo de ella una per-
pendicular de longitud constante, que suele llamarse escantillón.
36. Teorema.— Si dos ángulos tienen sus lados respectiva-
mente paralelos, son iguales ó suplementos.
En efecto. 1.° Sean los dos ángulos ABC y DEF (fig. 34)
Figj 3í,, cuyos lados paralelos BA y ED,
así como BCj EF, están dirigidos
en el mismo sentido. Prolongando
/ un lado D E de uno de ellos hasta
que corte á un lado del otro en un
/ ~7% — punto G, se tiene: D EF—B G P,
/ / per correspondientes siendo para-
B /ft 'G l e l a s EF y B0 y secante DG;
y también DGC—ABO, por correspondientes siendo paralelas
AB y D G y secante BO; luego resulta DEF—AB C.
2.° Sean los dos ángulos ABCj HEG, cuyos lados parale-
los BA y EG, así como B Oj EH, están dirigidos en sentido
contrario. Prolongando ambos lados de cualquiera de ellos,
HEQ por ejemplo, en sentido contrario, se tiene el ángulo

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 33 —
T)FF que es igual á HEG como su opuesto por el vértice, y
también igual á ABC, por tener sus lados paralelos y dirigidos
en el mismo sentido: luego resulta EEG=ABC.
3 ° Sean los dos ángulos ABC y DEH, cuyos lados parale-
los BA y KD están dirigidos en el mismo sentido, mientras que
los otros dos BC y EH están dirigidos en sentido contrario.
Prolongando en sentido contrario un lado de cualquiera de ellos,
por ejemplo HE, se tiene el ángulo DBF, que es igual á ABC
por lo expuesto antes, y suplemento del RED por ser su adya-
cente: luego resulta que ABC y DEHson suplementos.
Los tres casos anteriores se comprenden en el siguiente
RESUMEN.—DOS ángulos, cuyos lados sean respectivamente pa-
ralelos, son iguales si ambos lados del uno están dirigidos en el mis-
mo sentido que sus paralelos del otro, 6 en sentido contrario que
estos; y son suplementos si un lado del uno está dirigido en el mismo
sentido que su paralelo, y el otro en sentido contrario.
37. Teorema.—Si dos ángulos tienen sus lados respectivamen-
te perpendiculares, son iguales ó suplementos.
En efecto. 1.° Sean los dos ángulos ABCyDEF{ñg. 85), agu-
dos ambos y cuyos lados BA y ED p¡g. 35.
son perpendiculares, así como BC M
y E F. Trazando por el vértice de
uno de ellos E, las rectas EM y EN
respectivamente paralelas á los la- •*•
dos BA y 2?(7 del otro, y en el mis-
mo sentido, dichas dos rectas serán
(31. Cor. 2.°) perpendiculares res-
pectivamente á ED y EF, y los án- B C
gulos DEM y FEN serán rectos: en su virtud, será MEN=DEF,
por tener ambo3 el mismo complemento FEM, y MEN=ABC,
por tener sus lados respectivamente paralelos y en el mismo
sentido: luego resulta ABC—DEF.
2.° Cuando los dos ángulos sean obtusos, se demuestra su
igualdad por la de sus respectivos suplementos, que serán agudos.
3.° Sean los dos ángulos ABC y DEG uno agudo y otro ob-
tuso. Prolongando en sentido contrario un lado de cualquiera de
ellos, por ejemplo E G, se tiene el ángulo DEF, que es igual á
ABC, por lo expuesto antes, y suplemento del DE G por ser su
adyacente; luego resulta que ABC y DBG son suplementos.
Los tres casos anteriores se comprenden en el siguiente
RESUMEN.—DOS ángulos, cuyos lados sean respectivamente per-
pendiculares, son iguales si ambos son agudos óambos obtusos; y son
suplementos si uno es agudo y otro obtuso.

8
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 34 -

§. 41.°—Rectas proporcionales.
38. La consideración de las diversas posiciones relativas de
las rectas en un plano origina las teorías de perpendiculares,
oblicuas y paralelas: la comparación de sus magnitudes relativas
origina la teoría de las rectas proporcionales.
Su definición está comprendida en la de cantidades propor-
cionales en general (Arit. 250); y en su virtud, son proporcio-
nales las rectas cuyos valores numéricos, referidos á una unidad
común, forman proporción ó igualdad fraccionaria.
Debe advertirse que, en obsequio á la brevedad, se designan
comunmente las rectas mismas en vez de sus valores, y resultan
locuciones viciosas muy frecuentes en el lenguaje geométrico,
pero que no producen confusión alguna después de esta adver-
tencia. Así se dice el producto de dos lineas, que en rigor no tiene
sentido propio, y significa siempre el producto de los números
que expresan sus longitudes referidas á la misma unidad lineal.
39. Teorema.—Siempre que varias paralelas AA', BB'.... GG'
corten á dos rectas cualesquiera A G y A' G' (fíg. 36):
I.° A dos partes iguales cualesquiera AB y EF de la primera,
corresponden otras dos también iguales A'B' y E'F' de la segunda.
2° A la suma EG de dos partes cualesquiera AB j GD de la
primera, corresponde la suma E' G' de las dos partes A'B' y C D'
correspondientes de la segunda.
Las rectas pueden tener las dos posiciones que representa la
figura, pero la demostración es la misma para ambas.
En efecto. 1.° Trazando
A' My E'N paralelas á AG,
se tendrá: A'M—AB, por
paralelas comprendidas en-
tre paralelas; E' N=EF, por
la misma razón; y como es
AB=EF, por hipótesis, re-
sulta ArM—E'N. Haciendo
ahora que la parte A'MB' de
la figura resbale en su plano á lo largo de lá recta A' Gf', hasta
que el punto A' coincida con Er, A'M coincidirá con E' N, por
ser iguales los ángulos correspondientes MA'B' y NE' F'\ y el
punto M coincidirá con N', por ser A'M—E'N: además, siendo
iguales los ángulos A' MB' y E' NF', por tener sus lados para-
lelos y en el mismo sentido, caerá MB' sobre NF\j el punto B'
coincidirá con F'. Luego resulta A'B'—E'F'.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 35¡ -
2 o Como por hipótesis es B Gh=AB~\-CD; siesBF=ABt
¿ PQ—CD; y según lo demostrado ante3, se tendrá E'F'=AfB'
Tp'G'^C'D': luego resulta E'G'—A' B'-\-C D'.
Corolarios.—1.° Si varias paralelas cortan & dos rectas cuales-
quiera las partes de una de estas son directamente proporcionales á
sus correspondientes de la otra. Pues dichas partes satisfacen,
según el teorema precedente, á las dos condiciones necesarias y
suficientes para ello (Arit. 255).
2.° Si dos rectas paralelas BC y D E (fig. 37) cortan á los dos
lados de un ángulo A, los dividen en partes directamente propor-
cionales. Pues suponiendo trazada Fig. 37.
por el ve'rtice A la recta paralela
á BC, en cualquiera de las dos
disposiciones que puede tener la
figura, el corolario precedente dará
AD AB AB_AQ AB^AC
DB~ EC AD~AEJDB EC
Estas tres proporciones, demostra-
das aquí directamente, son tres for- B,
mas distintas de una sola proporción, pues de cualquiera de
ellas se deducen las otras dos, por medio de las transforma-
ciones expuestas (Arit. 144).
3.° Recíprocamente. Si dos rectas BC y D E cortan á los dos
lados de un ángulo A en parles directamente proporcionales, dichas
dos rectas son paralelas. Pues la paralela á BC trazada por D
cortará á la recta A C en un punto X, que dará la proporción
AB AC AB AC
A~D~Á~X; y s i e i l d o A~D~A~E p o r hipótesis, resulta AX—AE',
luego la paralela á BC trazada por el punto D es DE.
4 0 . Las propiedades anteriores facilitan la resolución grá-
fica de las siguientes cuestiones.
Problema 1.—Dividir una recta dada M (fig. 38) en partes
proporcionales á otras rectas dadas, a, b, c.
Se traza un ángulo cualquiera O; partiendo del vértice se to-
man en uno de sus lados las distan- Fig. 38.
cias consecutivas OA'=a, A'B'=b,
B
'G'=c, y en el otro lado la distan-
cia OC=zM: se traza la recta CC, y
sus paralelas BB\ A A' dividen
r
á la recta OC=Men partes propor-
cionales á las rectas dadas a, b, c.
Pues se tendrá AB BC
OA'~A'B~BrC'' <f

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 36 -
Problema II.—Dividir una recta dada AB (fíg. 39)en determi-
nado número de garles iguales. Por ejemplo, en 7.
Figr. 39. Por uno de sus extremos A se
traza una recta indefinida, y sobre
ella se toman siete distancias con-
secutivas iguales; por el último
punto de división 7 se traza la recta
IB, y las paralelas á esta recta»
trazadas por los otros puntos de
división, cortarán á la recta AB en
7 partes iguales, como á Al.
Problema HI.— Rallar la cuarta proporcional i tres rectas
dadas, a, b y c ¡fig. 40). Es decir, hallar et
Fig. 40.
término ¡e de la proporción -7-=—.
Se traza un ángulo cualquiera O; par-
tiendo del vértice se toman en uno de sus
lados las distancias O A—a, OB=b; en el
otro lado se toma la distancia OC~c;
se traza la recta AC y su paralela BV;
AD OC
y resulta OD=x. Pues se tiene 7rñ~ jyjy
Problema IV.— Hallar la tercera proporcional á dos rectas
a h
dadas a y b. Es decir, hallar el término x de la proporción 'T=z~~-
Es el caso particular del problema anterior en que sea c~b.
Escolio.—Los cuatro problemas anteriores se pueden resolver
sin necesidad de construcciones gráficas, midiendo las rectas
que sirven de datos, y operando con los números que expresen
sus valores referidos á la misma unidad, según las reglas arit-
méticas correspondientes. Estos dos modos de resolver proble-
mas geométricos motivan la división de estos en gráficos y nu-
méricos: I03 primeros son construcciones, que tienen por fin
general figuras; y los segundos son cálculos, que tienen por fin
general fórmulas. Aquellos versan generalmente sobre la posi-
ción y la figura; estos, sobre la magnitud: sin embargo, la ínti-
ma relación de estos conceptos hace que muchas veces la posi-
ción admita determinación numérica, y la magnitud admita
determinación gráfica, como se ha visto antes.
41. Teorema.—Dos paralelas CE y BD comprendidas entró-
los lados de un ángulo A (fig. 41) son directamente proporcionales i
las distancias A O y AB de sus intersecciones con un mismo lado
id ángulo al vértice de este.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 37 -
Las rectas pueden tener las dos posiciones que representa la
fia, p e r 0 i a demostración es la misma para ambas.
En efecto. Trazando la recta BF Fi«r. 41.
paralela á AE, estas dos paralelas
cortan á los lados del ángulo C,
AC CE
y (39. Cor. 2.°) se tiene JJ= -^ ;
pero siendo EF=ED, por paralelas
comprendidas entre paralelas (34),
AC CE
•e tiene jp- BJ)> 4
Escolio. Del mismo modo se demostraría directamente la
AE CE ( u e a n, o r a ,. . AE AC
=
proporción ¿p- =~»~ñ BD
» l resulta AD I¿yde
la demostrada antes.
Sirve de fundamento esta propiedad á la construcción y al
uso de los compases de reducción y de proporción.
42. COMPÁS DB BEDJCCION (fig. 42). Consta de dos ramas
iguales MQ, y NP, que Figt 42i
terminan en puntas,
tienen una ranura lon-
gitudinal cada una, y
están unidas por un
tornillo de presión, cu-
yo eje, que es el mismo
del compás, puede resbalar en las citadas ranuras, sólo cuando el
compás está cerrado, y fijarse á diversas distancias de las puntas.
Su uso general es obtener una parte alícuota de una distan-
cia dada. Así, por ejemplo, para tener el tercio de una recta H,
se empieza por cerrar el compás, de modo que sus dos rama»
e3tén exactamente superpuestas, y en esta posición se hace
resbalar el eje O en las ranuras unidas, hasta que la distan-
cia OP sea el tercio de ON; esto lo facilitan divisiones traza-
das en una de las ramas, por su coincidencia con la que tien©
una lengüeta unida al eje y que con él recorre la ranura; enton-
ces se oprime el tornillo de presión, se abre el compás, se toma
la distancia H con las puntas M y N, y la que haya entre las
otras puntas ¿> y Q es el tercio de H. Pues según está dispuesto
el instrumento, son OM=ON y OP = OQ, y la proporción
Bvidpnto 0M °X
OQ~=-0P% hace (39. Cor. 3.°) que las rectas MN yPQ
sean paralelas; por lo cual (41), resulta - £ | OP
MN ON

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 38 -
43. COMPÁS DE PROPORCIÓN (fig. 43). Consta de dos reglas
Fig. 43. iguales O A y OB, unidas en uno de sus
O extremos por un eje O, en el que concur-
ren los bordes interiores de amba3 reglas,
que están divididos ambos en igual núme-
ro de partes iguales, y que girando alrede-
dor de O pueden formar un ángulo cual-
quiera desde cero hasta dos rectos: además,
en las caras de ambas reglas hay varios
sistemas de rectas concurrentes en el cen-
tro, bajo igual inclinación cada dos con
los referidos bordes, y cuya aplicación no es de este lugar.
El uso más común del compás de proporción es dividir una
recta dada en partes proporcionales á números dados. Si se
quiere, por ejemplo, hallar una recta que tenga con otra dada la
razón de 3 á 10, se abre el compás hasta que la distancia com-
prendida entre las divisiones 10 de los bordes interiores sea igual
á la recta dada; y la que haya entonces entre las divisiones 3 será
la pedida. Pues según está construido el instrumento, las rectas
que unen los puntos de división equidistantes del centro son
paralelas, y por tanto, proporcionales á los números de la gra-
duación de dichos puntos. De un modo análogo se puede dividir
una recta dada en cualquier número de partes iguales.
Para dividir una recta en dos partes que tengan una razón
dada, por ejemplo la de 3 á 5, se abrirá el compás hasta que las
divisiones 3 + 5 = 8 de los bordes interiores comprendan una
distancia igual á la dada; y las que haya entonces entre las di-
visiones 3, y entre la divisiones 5, serán las pedidas. De un
modo análogo se puede dividir una recta dada en cualquier
número de partes proporcionales á otros tantos números dados.
44. El mismo principio suministra el medio de evitar en la
práctica la confusión que resultaría de dividir una recta peque-
ña en gran número de partes iguales, por los métodos preceden-
tes. Así, por ejemplo, si se quiere dividirla recta AB
(fig. 44) en diez partes iguales, se traza por uno de sus
A B extremos la recta AC, poco oblicua para que las inter-
S[—-j secciones resulten más precisas, y sobre ella se mar-
% i can 10 distancias consecutivas iguales, se une el
AH extremo C de la última con el otro extremo B de la
%J recta dada, y por los otros nueve puntos de división
¿rj s e trazan paralelas á AB. Resultará, pues, que las
M nueve paralelas tendrán de longitud 1, 2, 3, 4 9
¿SI décimas de AB, según lo indica su numeración.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 39 -
De este medio se hace uso ventajoso en la construcción de
lag escalas llamadas de tranversales.
recta
E«CALA es un<* dividida en partes iguales, para medir las
distancias sobre el papel. Cada parte de la escala sirve de uni-
dad de medida y representa una unidad lineal, como legua, mi-
lla, vara, pié, kilómetro, metro, etc.
En la construcción de cartas o mapas, en el levantamiento de
i os en los dibujos y diseños de casi todas las artes se em-
plean escalas, para referir á ellas la magnitud de las líneas del
plano ó dibujo, y conocer así la del objeto que representa.
Para construir una escala con una unidad dada, se traza una
ota i Xffíg- 45)» sobre ella se marcan las distancias consecuti-
vas AB, BC, GD, etc. iguales á la unidad dada, y por los puntos
de división se trazan sus perpendiculares AA', BO, Cl, D2, etc.;
en una de estas perpendiculares se marcan diez distancias con-
Fig. 45.

X 0 r a 3 4
s 5H
9l
5o. f+
TJH- '
^ -. -•-}
/
1M-.-A» \
%"¿L v - ' ,
J' 7\
V t>
4 " ¿K .•'-\\%\ ~
J•
í¿- T H MIHI Í 1 % ,
* -U-Ul-l-U.l
^ 9i7Gf43JLÍ]i
s

secutivas iguales, y por los puntos de división se trazan diez


paralelas á la recta AX: se divide AB en diez partes iguales, el
primer punto de división se une con A' por la oblicua A'9, y por
los otros se trazan paralelas á esta oblicua; y por último, se
numeran correlativamente las perpendiculares, las oblicuas y
las paralelas á la recta A X, como se vé en la figura. La primera
numeración corresponde á las unidades, la segunda á las déci-
mas y la tercera á las cente'simas de la unidad dada AB.
El uso general de las escalas es: 1.° Hallar la longitud de
una línea dada; y 2.° Hallar una línea de una longitud dada.
Para medir con la escala una recta dada, se toma esta con el
compás y se coloca sobre una de las paralelas á AX, de modo
que un extremo se halle en una perpendicular y el otro en una
oblicua: entonces el número de la perpendicular es las unida-
des, el de la oblicua las décimas y el de la paralela las centé-
simas, de la medida buscada. Así, la distancia MN limitada
por la perpendicular 2, la oblicua 5 y la paralela 7, tendrá
por valor 2 unidades, 5 décimas y 7 centésimas, es decir, 2,57.
61 m , s m o m o d o
la expresión de la distancia PQ será 4,63.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 40 -
Para tomar en la escala una longitud que tenga un valo
dado, se colocan las dos puntas del compás sobre la parale!
& AX, cuyo número sea el de las centésimas del valor dado, uns
punta en la oblicua cuyo número sea el de las décimas, y la otr?
en la perpendicular cuyo número sea el de las unidades. Así,
la distancia cuyo valor sea 3,78 se tomará con el compás, colo-
cando sus dos puntas en la paralela 8, una en la oblicua 7 y
otra en la perpendicular 3; es decir, una en R y otra en S. Del
mismo modo la distancia cuyo valor sea 1,24 será FE.
45. Teorema.—Si varias rectas O A, OB, 0 0 , OD (fig. 46),
concurrentes en un punto, cortan á dos paralelas AD y A'D', las
partes de estas son directamente proporcionales.
Las rectas pueden tener las dos posiciones que representa la
ñgura, pero la demostración es la misma en ambos casos.
En efecto. Según lo expuesto (41. Teor.) se tienen las propor-
Fig. 46. AB OB BC 0B_
cíones A'B'~OB' B'C': ~0B'
AB_ B O o r
de donde resulta -rr—^'ñrp}\ P hi
A'B1'
PJL-9JL
misma razón se tiene
CD OC BC CD
y 7*77v=007.que
CD' dan r
B'C ~C'Dn
AB BC CD
luego resulta
A'B'~B'C'~C'D''
Recíproco.—Si varias rectas A A', BB', C C , DD', cortan á
dos paralelas AD y A'D' en partes directamente proporcionales, las
primeras concurren todas en un punto.
En efecto. No siendo iguales AB y A'B', las rectas A A' y BB'
no serán paralelas, y prolongadas se cortarán en un punto O;
trazando la recta OC cortará á A'D' en un punto X, que dará la
. AB BC ,. AB BC ,. ,
proporción j¡jr= -¡pj; y como se tiene -JT^^^TQI por hipó-
tesis, resulta B'X=£" C'\ luego la recta C C prolongada pasa
por O. Lo mismo se demostrará de DD' y de todas las que
pudiera haber en igual caso.
Escolio.—El teorema precedente facilita otro medio de divi-
dir una recta en partes proporcionales á otras rectas dadas, más
cómodo á veces que los anterioras. Si la recta dada es A' D\ se
traza su paralela AD; en esta se marcan las distancias AB,BC,
CD, iguales á las rectas dadas; se trazan las rectas A A' y DD',
que prolongadas se encontrarán en un punto O, y por último,
las rectas OB y OC dividirán á A'D' en las partes pedidas.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 41 -
De un modo análogo se puede dividir una recta en cualquier
número de partes iguales.
4 6 . Si dos rectas ABjA'B' (fíg. 47), comprendidas entre los
dos lados de un ángulo, forman con Figr. 47.
uno de ellos ángulos interiores
iguales OAB y OA'B' ó bien OBA
v OB'A', siendo estos ángulos en
la primera posición alternos inter-
nos y en la segunda correspondien-
t e s / y a se sabe (33. Kecíp.) que
dichas dos rectas AB y A'B' son
paralelas. Tues bien, si dos rectas
AB Y A"B", comprendidas como las anteriores entre los dos
lados de un ángulo, forman también ángulos interiores iguales
OAB y OA"B" 6 bien OBA y OB" A", pero no con el mismo
sino con distinto lado del ángulo O, dichas rectas AB y A"B" se
llaman antipar alelas.
Debe notarse que si la parte OA" B" de la figura se invierte
de modo que O A" tome la posición O A' y OB" la posición OB',
la igualdad de los ángulos alternos internos ó correspondientes
hará que las rectas AB y A' B' sean paralelas.
4 7 . Teorema.—Si los dos lados de un ángulo O se cortan por
dos rectas antiparalelas AB y A " B " , quedan divididos en partes
inversamente proporcionales. Es decir, se tendrá la proporción
O A __ O A"
OB ~~OBrr'
En efecto. Inyirtiendo la parte OA"B" de la figura del modo
antes indicado, para que tome la posición OA'B', las rectas AB
y A' B' serán paralelas, y según lo expuesto (39. Cor. 2.°) se ten-
A . , OA " OA'
ara la proporción -QD = Q^ ', y sustituyendo O A' y OB' por
OA OA"
sus iguales OA"j OB", resulta „ D __„ .
OB OB
Reciproco.— Si dos rectas AB y A " B " cortan á los dos lados
un án
9ulo O en partes inversamente proporcionales, dichas dos
rectas son antiparalelas.
En efecto. La antiparalela á A B trazada por el punto A" cor-
OA a lOA^ A
° Gn UU punt0 X que
,?ará la ProP°rcion
~OB~~"o~X ' y c o m o se tiene
~OB~ = 'OBr' P ° r hipótesis, re ~
= 0 j f f ; lue
? i5 " e ° la antiparalela á AB trazada por el
punto A" es A" B".

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


_ 42 -

§. » . ° — R e c t a s t r a n s v e r s a l e s (*)•

48. Se llama transversal toda recta que corta á otras. Si estas


son paralelas suele aquella llamarse secante: la palabra trans-
versal designa más particularmente la recta secante á otras
rectas no paralelas.
Una transversal abe de tres rectas AB,AC,BC (fig. 48), que
se corten dos á dos en puntos distintos A, B, O, determina
Fig. 48. en cada una de ellas dos partes ó
segmentos comprendidos entre los
puntos a, b, c de intersección con
la transversal y sus intersecciones
mutuas. Así en la recta AB los dos
segmentos son cA y cB, en BC
son aB y aO y en AC&on b 6'y bA.
Cada uno de estos seis segmentos
tiene sus extremos comunes con
dos de los otros; pero hay dos grupos de á tres segmentos con dis-
tintos extremos, que son Ab, Be, O a uno, y a B, b O, cA otro.
49. Teorema.—Si tres rectas AB, A O, BC que se cortan, son
cortadas por una transversal ac, los productos de los dos grupos de
segmentos separados son iguales. Es decir, se tendrá la igualdad
Ab.Bc. Ca—aB.bO.cA.
En las dos posiciones que puede tener la transversal y que
representa la figura, la demostración es la misma.
En efecto. Trazando CB paralela á AB se tiene (4i): en el
aB cB
ángulo Bac, la proporción —77=777?; y en el ángulo Abe, la pro-
co JJ O
bC DC
porción T T = — 7 ; que multiplicándolas ordenadamente dan
0A C A.

' , . =—7- ; v uquitando denominadores resulta por r fin


aO .bA cA "
aB.bC .cA=cB.aC.bA; equivalente á la que se quería demostrar.
Recíproco.—Si en tres rectas AB, AO, BC que se cortan, se
toman tres puntos c, b, a, uno en cada una, de modo que los produc-
tos de los segmentos separados sean iguales, dichos tres puntos están
en línea recta.

(*) El contenido de este § suele omitirse en loa estudios generales de se»


ganda enseñanza, pero no debe faltar por completo en un tratado de geo-
metría, por elemental qno sea, pues sirve de fundamento á las modernas teo-
rías geométricas, que brotan ya lozanas por todas las rama3 de la ciencia,
ofreciendo copiosos y sazonados frutos.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 43 -
En efecto. La recta determinada por a y b cortará á AB
punto x, y según el teorema directo se tendrá la igual-
un
dad Ab Bx. Ca=aB.bC.xA; pero también se tiene, por hipóte-,
• Ah Bc.Ca=aB.bC.cA\j dividiendo ordenadamente estas
S I S , A O . J>

igualdades resulta ^ = f j : l 0 ° U a l 6 X Í g 6 q U e B6a * * = * ' •


^Dues si fuese Bx > ó < Be, seria xA < ó > cA, y la proporción
ultima no podría verificarse: luego el punto x coincide con el
punto c; y por tanto, los tres puntos a, b, c, están en línea recta.
: 50. Teorema.—A" tres rectas AB, AC, BO se cortan (flg. 49) y
los puntos de intersección de cada dos de ellas se unen con un punto
Cualquiera O, por rectas Aa, Bb, Ce pig. 49.
éue corten á la tercera, los productos
je los segmentos separados son igua-
les. Es decir, se tendrá la igualdad
Ab.Bc.Ca=aA. bC .cA.
En efecto. Considerando á Ce,
como transversal de AB, Bb, Ab,
pe tendrá cA.bC.OB—Ob. Ac.cB;
y considerada Aa como transversal
de BC, Bb, Cb, se tendrá Ob.Ac.aB—Ca. OB.Ab: multiplican-
do ordenadamente estas dos igualdades y reduciendo, resulta
cA.bC. aB—Ab. Be. Ca; equivalente á la que se quería demostrar.
Reciproco.—Si tres rectas AB, AC, BC, se cortan, y por los
puntos de intersección de cada dos de ellas se trazan rectas que cor-
ten á la tercera, de modo que los productos de los segmentos separá-
baos sean iguales, dichas tres rectas concurren en un mismo punto.
| , En efecto. Si O es el punto común de Aay Bb, la recta CO
encontrará á AB en un punto *, y el teorema directo dará
aB.bC.xA—Ab.Bx.Ca; pero se tiene aB.bC.cA=Ab.Bc.Ca,
por hipótesis; y de estas igualdades resulta —r=-^- : lo cual
cA Be
exige que sea xA=cA; pues xA>6<cA daría Bx<ó>Bc:
luego el punto x coincide con el punto c, y por tanto, las tres
rectas Aa, Bb, Ce concurren en un punto O.
51. Se llama ratón anarmónica de cuatro puntos situados en
una recta, el cociente de
Fig 5
las razones de las distan- x ._ ' °'
Y
cías de dos cualesquiera A C B D
á e
fí nZ á lZ°tT03 d0S - A s í ' P° r eÍemPlo> los cuatro puntos A, O,
o* u lüg. 50) situados en la recta X 7, dan las siguientes razo-
ÁB
nes anarmónicas — • 2-L JLL . J ? £ AB
CB ' D-B ' BC ' DC * ~CJ : ~C~D'

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 44 -
Estas razones se designan respectivamente por (ABCD),
{ACBD), (BDAC): cómoda notación que expresa la razón de las
distancias del tercer punto al primero y al segundo, dividida por
la razón de las distancias del cu arto punto al primero y al segundo.
De lo expuesto se infieren las siguientes propiedades:
1.a Con los mismos cuatro puntos, combinados de todos los
modos posibles, se pueden formar veinticuatro razones anarmó-
nicas, de las cuales, solamente seis son distintas; y cuando no
se designa una determinada, se entiende cualquiera de ella3.
2.a La razón anarmónica de cuatro puntos no varía permu-
tando dos de estos, si á la vez se permutan los otros dos; pues
, „ r t r i CA VA CA.DB AC.BD AC BC . _ _ , _ ,
ABCD :
^ ^CB '• TB = CB7DA=Ab~BC=AD BB^CDA^
a
3. Dados tres puntos cualesquiera en una recta ilimita-
da, se puede determinar en esta el cuarto punto, de modo que
la razón anarmónica de los cuatro tenga un valor dado v;
pues dada la posición de los tres puntos A, B, D, la igualdad
CA DA , ,. CA DA
1TB '' ~DB~'(>' n
~CBt=L'°'~DB ' c u y o s e S u n d o m i e m "
bro es conocido, dará la razón de las dos partes en que se ha
de dividir AB por el punto buscado C.
Se da en gensral el nombre de haz, á un sistema cualquiera
de rectas concurrentes en un punto: este se llama el centro
del haz, y dichas rectas sus radios.
53. Teorema.—Si un haz de cuatro rectas O A, O B, 0 0 , OD,
se corta por dos transversales AD y A'D' (fig. 51), la razón anarmó-
nica de los cuatro puntos A, B, C, D de intersección con la primera,
es igual á la razón anarmónica de los cuatro puntos A', B', O', D'
de intersección con la segunda. Es decir, se tendrá la igualdad
{DCBA) = {D'C'B'A').
En efecto. Trazando por el punto (71a recta Cmn (fig. 51)
v. paralela al radio OD, se tendrá (41)
*l*'bl- BD DO AD DO , , ,
ETí—;r~
BC Cm »AC T7í—-?;—
Cn » de donde resulta
BD AD Cn , , . Innnlx Cn
BC '-AC^Crn-' óhienlDCBA)^ ;
y trazando por C la recta C'm'n' para-
lela á OD se tendrá del mismo modo
[D'C'B'A')—?-,. Pero también (45)
Cn C'iC ,
se tiene -^—=• ,•; luego resulta por
\ fin (DCBA) = [D'C'B'A').

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 45 —
53 Teorema..—Si dos haces de cuatro rectas OA, OB, OC, OD
O'A' O'B', O ' C , O'D' (flg. 52) tienen una razón anarmónica
%ual, y un radio común O O', ios tres F i f r . 52,
puntos r, s, * ^ intersección de los
otros tádios correspondientes toma-
dos dos á dos, están en línea recta.
En efecto. Designando respecti-
vamente por i», t, t' los puntos de
intersección de la recta r s con los
radios 0 0', OD, O'D', se tendrá,
según la hipótesis, y conforme al
teorema anterior [q r s t) = {qrs t'); y por tanto, V coincide
con t: luego los tres puntos r, s, t están en una recta.
54. Teorema.—Si cuatro punios de una recta A, B, C, D tie-
nen con cuatro de otra recta A, B', C , D' (fig. 53) una razón anar-
mónica igual, y un punto común A, las tres pigl# 53>
rectas BB', C C , D D ' que determinan los
otros puntos correspondientes tomados dos á
dos, concurren en un punto.
En efecto. Si es O el punto de concurso
de BB' y de CC; designando por x el
punto de intersección de la recta OD'
con AC se tendrá (52) la igualdad
{A'B'C'D')={ABCx); y como por hipó-
tesis se tiene (A'B'C'D')=[ABCD), re-
sulta [ABCx)={ABCD};jyoT tanto, el
punto x coincide con el punto D, y la
recta DD' pasa también por O: luego las tres rectas BB', CC,
DD' concurren en un punto.
55. Se dice que cuatro puntos A, C, B, D (ñg. 50) de una
recta forman un sistema armónico siempre que el valor absoluto
de su razón anarmónica es la anidad; de modo que se tenga
14»/»™ T ,-u. CA DA , . ^ , OA DA .
[A BCD)=l, o bien -JJJ: — = 1 , que equivale a ^j = - ^ , j
significa que el segmento mayor A D está dividido en tres par-
tes, tales que el producto de las dos extremas A Cj BD es igual
al producto de la parte media BC por el segmento entero AD.
. b a l d a d anterior se llama proporción armónica, y cuando
existe se dice que los puntos O y D son conjugados armónicos
especto á A y B; mas como la misma proporción armónica se
puede escribir en la forma i 2 = | 2 resulta que los puntos
y son también conjugados armónicos respecto á C y D.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 46 —
Se llama haz armónico todo haz de cuatro rectas O A, 00,
OB, 02) (fíg. 54) que determine en
una transversal cualquiera A D cua-
tro puntos A, C, B, D en sistema
armónico; y se dice entonces que
los radios 00y OD son conjuga-
dos armónicos respecto á O A y OB,
y que estos son conjugados armó-
nicos respecto á aquellos.
De las definiciones anteriores se
infieren las propiedades siguientes:
1.a Si en el plano de un ángulo AOB se toma un punto
cualquiera C, por el cual se trazan varias transversales como
ACB, y se determina en cada una el punto D conjugado armó-
nico de C respecto á A y B, el lugar geométrico de estos puntos
D será el radio OD conjugado armónico de 00 respecto á O A
y OB. De modo que si la transversal AD gira alrededor del
punto O, su conjugado D recorre la recta fija OD. Por esta pro-
piedad la recta OD se llama la polar del punto C, y este punto
C se llama el polo de la recta OD.
2.a El segmento medio C B es el menor de todos, pues su
producto por el mayor A D tiene que ser igual al de los otros
dos, para que exista la proporción armónica.
3. a De los dos puntos conjugados armónicos respecto á A y B,
el uno C está entre estos dos puntos, más próximo á B que á A;
y el otro D está fuera de AB, más próximo también á B que á A;
es decir, se halla en el segmento ilimitado B Y (fig. 50). Si C es-
tuviese más próximo á A que á B, estaría D en el segmento ilimi-
tado A X Por consiguiente, CjD están siempre al mismo lado
del punto medio de la distancia A B.
4.a Si el punto O coincide con uno de los puntos A ó B, tam-
bién D coincide con el mismo punto; pues de ser CA=0 en la
proporción armónica, resulta D4=0; así como de ser OB=§
resulta DB=0.
5.a Si O fuese el punto medio de AB, se tendría QA—OB y la
, . OA DA DBA-AB , , „ AB
proporción armónica pjy= JfW^—ñT#—> s e reduce a 0= — ;
lo cual exige que no siendo AB=0 sea DB— oo.
Recíprocamente al segmento DB = oo, cuando AB no S3a
cero, corresponde cualquiera de los dos segmentos OA=CB.
56. Teorema.—En todo haz armónico OA, OC, OB, OD
cualquier transversal A'D' paralela á uno de los radios OD, está di-
vidida por los otros tres radios en dos segmentos iguales A'C y O'B'.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 47 -
efecto. El sistema armónico A'B'C'D' tiene el cuarto
to en el infinito, puesto que A'D' es paralela á OD; y según
¡^expuesto antes, su conjugado armónico C debe ser el punto
pdio de la distancia A'B'.
Reciproco.—Un haz de cuatro rectas OA, 0 0 , OB, OD, será
'nico siempre que una paralela A'B'C'D' á uno de los r&-
a
J. ' gst¿ ¿ividida por los otros tres en dos parles iguales.
t<?
En efecto. Siendo C el punto medio de A'B', los tres pun-
A' B' C, con otro punto D' situado á una distancia infinita
n la misma recta, formarán un sistema armónico; y el haz que
d'vide armónicamente á la transversal particular A'D', dividi-
' de teual modo (52) á otra transversal cualquiera AD: por
consiguiente, es un haz armónico.
Corolarios.—1.° Si un haz armónico tiene dos radios conjuga-
dos 0 0 y OD perpendiculares, estos radios son las bisectrices de los
Ángulos que forman los otros dos radios O A y OB. Pues cualquier
transversal A'D', perpendicular á 00, es paralela á OD; y en su
virtud será 0'A,= C'B'; por lo cual, será 00 bisectriz del án-
gulo AOB, porque los ángulos AOC y COB resultarán iguales.
2.° Los dos lados de un ángulo cualquiera, la bisectriz del mis-
mo y la de su adyacente, forman un haz armónico. Pues toda trans-
versal paralela á esta última quedará dividida por las otras tres
en dos partes iguales.
57. Si en cada uno de los radios de un haz cualquiera O se
marcan dos puntos A y A', B y B', F¡ ? # 55,
etc., (fig. 55) de modo que se tenga o
OA _0B 00 _ _
OA7~OB7'~00'~ =r
' siendo
r un número cualquiera, se dice que a > ¡\ \\ \ \ •/ -
los dos sistemas de puntos ABCDB A ^ f T ^ vr \ t /
y A'B'O'D'E' son homotéticos; / »¡ ¡ \ \ ~ /\°
el punto O, se llama el centro y el A \ / J SA {Jh%.
número r la razón de homotecia. JT ti V ^ jt*c %
Dos sistemas homotéticos pueden estar al mismo ó á dis-
tinto lado del centro: en el primer caso se llaman homote'ticos
directos y en el segundo inversos. En ambos los puntos A y A\
J'•& , etc., situados en el mismo radio se llaman homólogos.
. s i s t e m a s de puntos son homotéticos inversos, pueden
converhrse e n d i r e c t o s , con sólo hacer que uno de ellos gire al-
or del centro, hasta que uno de sus puntos se coloque en la
prolongación de su radio respectivo; y en su virtud, se obten-
drán todos los sistemas homotéticos á un sistema dado, haciendo
que r tenga todos los valores posibles desde O á oo.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 48 —
58. Teorema.— Una recta AB (fíg. 55) limitada por dos pun-
tos cualesquiera de un sistema, y otra recta A ' B ' limitada por los
puntos homólogos de un sistema homotético al primero, son parale-
las y tienen la razón r de homotecia.
En efecto. Las rectas AB y A'JB' dividen á los radios O A y
OB en la misma razón r, y por tanto (39. Cor. 3.°) son parale-
. . , • 4. AB OA OB
las; en su virtud se tiene -TTW^777-, == nn,=?•
Corolarios.—1.° Si tres puntos A, M, B de un sistema están
en linea recta, los homólogos A', M', B' de otro sistema homotético
al primero, también están en linea recta. Pues siendo AM paralela
á A'M' y MB á M'B', como las primeras forman una sola recta
las segundas también formarán otra sola recta.
2.° Lafigurahomotética de una recta es otra recta paralela á la
primera. Pues si en la primera se toman tres puntos cualesqtiie-
ra, sus homólogos se hallarán en otra recta paralela á aquella.
Estas dos rectas limitadas por puntos homólogos se llaman
rectas homologas.
3.° Si una recta pasa per el centro de homotecia su homologa
coincide con ella. Pue3 ha de pasar también por dicho centro y
ha de ser paralela.
4.° El ángulo formado por dos rectas es igual al que forman sus
homologas. Pues tendrán sus lados respectivamente paralelos,
ambos en el mismo sentido ó ambos en sentidos contrarios.
59. Teorema.—Dos sistemas de puntos serán homotéticos,
siempre que haya en su plano dos puntos P y P' (fig. 56) tales que
las distancias de uno de ellos á los diversos puntes del primer sis-
tema, y las del otro á los diversos pantos del segundo sistema, sean
respectivamente paralelas y tengan una misma razón r.
En efecto. Si las rectas PA y P'Af son paralelas en el mis-
m o sen
Fio-. 56. ttdo ¡7 s u r^zon es r, las rectas que
unan sus extremos, prolongadas se encontrarán
L n ,OP PA OA
en un punto O y será -0~p,=jr^f=:'QA,=r;
por 1Q cual, el punto O resultará siempre el
mismo, cualquiera que sea el par de puntos
homólogos A y A' que se considere: luego los
dos sistemas son homote'ticos directos y tienen
el punto O por centro y el número r por
razón de homotecia.
Si las rectas PA y P'A" son paralelas en
sentido contrario y su razón es r, las rectas
A A" y PP' se cortarán en un punto O' y

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


' , . &f_—.~L—=~———r: el punto O' será siempre el
se tendrá QTp'-()'A" P'A" * *
• mo cualquiera que sea el par de puntos homólogos A y A"
mlS
íiue se Lr, Q ;Hprpc, v
consumí j los dos sistemas serán homotéticos inversos,
teniendo O' por centro y r por razón de homotecia.
e n Teorema.—Dos sistemas S y S' (fig. 57) homotéticos á un
tercero S" *<>* homotéticos entre sí.
En efecto. Sean A" y 5 ' dos
puntos cualesquiera del sistema A s£¿$r'\ °
# " ¿ ' y # ' s u s homólogos del sis- *• - l ~^-^ v--
tema ^ ' J A T Í los homólogos de
aquellos en ¿1 sistema S. Siendo
homotéticos los sistemas S y S",
las rectas AB y A"B" serán para-
lelas y tendrán la razón de horao-
tecia r\ y siendo también homotéticos los sistemas Sr y *S"', las
rectas A' B' y A" B" serán también paralelas y tendrán la
razón de homotecia r': luego las rectas AB j A'B' son paralela®
AB A'B' r
y tienen la razón constante ~7,,n„ '• TTTñTi = ~ • Por consi-
guiente, los sistemas S j S' son homotéticos.
Corolarios.—1.° Si un sistema S" es homotético directo de otros
dos sistemas S y S', estos dos serán homotéticos directos. Pues las
rectas homologas A"B" j AB serán paralelas en si mismo sen-
tido, así como A"B" y A'B'; luego ABj A'B' también lo seráru
2.° Si S" es homotético inverso con cada uno de los sistemas
S y S \ estos dos serán homotéticos directos. Por una razón análoga
á la anterior.
3.° Si S " es homotético directo con uno de los sistemas S, y
homotético inverso con otro de los sistemas S', estos dos serán homo-
téticos inversos.
4.° Los tres centres de homotecia O, O', O " de tres sistemas
homotéticos están en línea recta. Pues la recta O' O" considerada
como perteneciente al sistema S tiene por homologa en el siste-
ma S' esta recta misma, puesto que pasa por el centro de
ftomotecia O" de S y de S": esta recta considerada como perte-
* X a 9" S p1 uS et esmt oa S' 6 S t a m b i e n e l l a m i s m a s u a p ó l o g a en el
d p o?? , '' ^ e pasa por O' centro de homotecia de ,9' y
e ¿ mego esta recta O'O" pasa por el centro O de homote-
cia de los sistemas S v S'
teci ' " S1S . a s ü o n iotéticos inversos, cuya razón de homo-
a U
honint • ' s e Ihiman simetrías respecto al centro de
motecia, que entonces toma el nombre de centro de simetría.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 50 -
De lo expuesto se infieren los siguientes:
Corolarios.—1.° Si tres puntos E, A, B (fig. 58) están en línea,
recta, sus simétricos E', A', B' respecto á,
un punto O, también están en linea recta.
2° Dos rectas simétricas AB y A'B',
respecto á un punto son iguales, paralelas y
en sentido contrario.
3.° Si una recta D O pasa por el centro
de simetría, su simétrica D' O tiene su mis-
ma dirección, y sentido contrario.
4.° Dos ángulos ABC y A'B'C simé-
tricos, respecto á un punto, son iguales.
5.° Dos sistemas simétricos, con res-
pecto á un punto, son iguales. Pues cam-
biando de posición á uno de ellos, para que sean homoteticoí
directos (57) coinciden ambos en uno solo.
62. Dos sistemas de puntos son semejantes siempre que un(
de ellos sea igual á cualquier sistema homotetico del otro; y lt
razón de homotecia en este caso toma el nombre de razón de se
mejanza. En su virtud, se infieren de lo expuesto los siguientes
Corolarios.—1.° Todas las rectas son semejantes. Pues cual-
quiera de ellas puede ser homotética de otra sin más que coló
•arlas paralelamente.
2.° Dos ángulos semejantes son iguales. Pues todo ángulo ho
motético de otro es igual á este.

CAPÍTULO II.

CIRCUNFERENCIAS DE CÍRCULO.

§. 1 . ° — P r o p i e d a d e s de l a c i r c u n f e r e n c i a .

63. CIRCUNFERENCIA DE CÍRCULO es una línea curva cerradi


y plana, cuyos puntos equidistan de otro de su mismo plano. Es e
lugar geome'trico de los puntos de un plano situados á igua
distancia de un punto fijo.
CÍRCULO es la parte de plano limitada por la circunferencia.
CENTRO de un círculo y de su circunferencia es el punto di
iirculo equidistante de todos los de la circunferencia.
RADIO es toda recta limitada por el centro y la circunferencia
CUERDA es toda rectalimitada por dos puntos de la circunferencia
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- Si -
BrÁitBTRu „ toda cuerda que pasa por el centro.
es yna parte cualquiera de la circunferencia.
La curva ACDBEA (flg. 59) representa una circunferencia:
O es su centro; O A, OC, OD son radios; CD, AB, C^soncuer-
. . £•$ QE son diámetros; AC,DBE,
BE A son arcos.
Una circunferencia se designa por su
centro, si está sola; por su radio, cuando
varias'tienen el mismo centro; y en ge-
neral por los puntos de la curva.
De las definiciones anteriores se in-
fieren los siguientes:
Corolarios.—1.° Cada circunferencia tiene infinitos radios
todos iguales. Pues uniendo cada punto de la circunferencia con
el centro se tiene un radio, cuya longitud es la distancia del cen-
tro á la circunferencia.
2.° Cada circunferencia tiene infinitos diámetros todos igua-
les. Pues cada uno es duplo de un radio.
3.° Zas circunferencias de igual radio son iguales. Pues bastará
superponerlas, de modo que sus centros coincidan, para que la
igualdad de sus radios haga que se confundan en una sola.
4.° ios arcos de igual radio son adaptables por justaposicion.
Pues superponiéndolos, de modo que tengan el mismo centro,
todos los puntos del uno quedarán sobre el otro, por la igualdad
de sus radios.
5.° Un punto del plano de una circunferencia será interior ó
exterior, según que su distancia al centro sea menor 6 mayor que el
radio. Pues todo punto interior dista del centro una longitud
menor que el radio, y todo punto exterior dista del centro una
longitud mayor que el radio.
6.° Una circunferencia está determinada de posición y de mag-
nitud en su plano siempre que lo estén la posición de su centro y la
magnitud de su radio. Pues todas las que tengan el mismo centro
e igual radio coinciden en una sola.
Escolio.—Dos circunferencias de igual radio y el mismo
centro estando superpuestas, pueden girar independientes alre-
exci°r ' 6 Sü C e U t r o C o m m i s i n dejar de coincidir. Esta propiedad
t i e n e T r 6 ^ c i r c u n f e r e n c i a de círculo es análoga á la que
*n,-««M- n e * r e c t a de poder resbalar sobre otra, sin dejar de
coincidir ambas en una sola.
la geomettA'ZAD° DE C I R C U N F E R E N CIAS.—En las aplicaciones de
como línea" r ^ t * ^ n e c e s a r i o e l t r a z a r circunferencias 6 arcos
c a3
; y puede decirse que estas dos líneas son las

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 52 —
únicas usuales en las construcciones gráficas, auxiliándose mu-
tuamente en sus propias cuestiones, y sirviendo de auxiliares
indispensables en las relativas á otras líneas.
Para trazar una circunferencia sobre el papel, se toma con el,
compás la longitud del radio, y colocando una de sus puntas en,
el centro, se hace girar la otra armada del lápiz ó tiralíneas,
apoyada constantemente en el papel, sin que la, abertura, del
compás varíe, ni la primera punta salga del centro.
Cuando los radios excedan del alcance del compás, se supl$
este por una regla, que lleva al canto dos puntas: una fija para
colocarla en el centro, y otra en una abrazadera movible á lo
largo de la regla, para tomar la longitud del radio, fijándose á, la,
regla después por un tornillo de presión.
Para trazar circunferencias en el terreno se suple el compás
por la cadena, la cinta ó la cuerda tensa y de longitud constante.
En general las circunferencias se trazan sobre, un plano fijo,
girando el radio alrededor del centro; pero también pueden tra-
zarse permaneciendo fijo el radio y girando el plano alrededor
del centro, como una rueda. De este mpdo las trazan los tor-
neros, los alfareros y otros.
P r o b l e m a . — Trazar una circunferencia igual á otra ciada.
Se toma para la primera un radio igual al de la segunda, según
lo expuesto (63. Cor. 3.°).
6 5 . Teorema.—Tres puntos que no estén en línea recta deter-
minan una circunferencia de círculo. Es decir, por tres puntos
A, B, C (fig. 60) que no estén en una recta puede pasar siempre
Fig. ÜO. una circunferencia de círculo ABOBA; pero
nunca dos ó más circunferencias distintas.
W/^"—"^>y En efecto. 1.° Uniendo los tres puntos por
"//! \ las dos rectas AB y BC que se cortan, sus per-
pendiculares PJSy FG en sus puntos medios
D y F también se encontrarán (31. Cor. o.°)
en un punto O interior al ángulo ABC.
Este punto O, por pertenecer á la recta DE,
equidista de A y de B; y por pertenecer á la
recta FG equidista de B y de C; luego equidista de los tres pun-
tos A, B, C. Por consiguiente, la circunferencia que tenga su
centro en el punto O y su radio igual á cualquiera de las tres
distancias iguales O A, OB, OC, pasará por los tres puntos
A, B, V. Lo que demuestra la primera parte del teorema.
2.° Cada una de las dos rectas AB y BC tiene una sola per-
pendicular en su único punto msdio, y estas dos perpendicu-
lares se cortan en un solo punto O; luego en el plano de la figura

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 53 -
•ote un solo punto equidistante de los tres puntos A, B, O.
t » r consiguiente, todas las circunferencias que pasen por es-
to* tres puntos tendrán un mismo centro O y un mismo rá-
di" QA. p o r lo cual coincidirán en una sola. Ló que demuestra
la segunda parte del teorema.
C rolarlos.—1.° Una circunferencia no puede tener tres puntos
i{nea recta. Pues si los tres puntos A, B, O estuviesen en una
recta, las perpendiculares DEj FQ serian parálelas (30. Teor.)
y no habría un punto O equidistante dé aquellos tros.
* Admitiendo que las rectas paralelas fee encuentran en el infi-
nito se puede considerar toda recta como un arco de círculo de
radio infinito, y cuyo.centro se halla eñ el extremo de cualquier
perpendicular ilimitada á dicha recta.
2.° Una recta y una circunferencia no pueden tener anas de dos
punios comunes. Pue3 la circunferencia ño puBde tener tres pun-
tos en línea recta.
3.° La circunferencia és una línea convexa limitada en todas
direcciones. Pues no puede ser cortada por una recta en más de
dos puntos, y estos la limitan én la dirección de dicha recta.
4.° Dos circunferencias distintas no pueden tener más de des
puntos comunes. Pues si tuvieran tres coincidirían en una sola.
5.° Por un punto pueden pasar infinitas circunferencias. Pues
dicho punto y cada dos de los otros infinitos del espacio deter-
minan una circunferencia.
Flg
6.° Por dos puntos pueden pasar infinitas - 6L
circunferencias. Pues cada uno de los otros
del espacio determina con dichos dos una
circunferencia.
Escolio.—Todas las circunferencias que
pasan por dos puntos fijos A y B (fig. 61)
en un plano, tienen sus centros O, O', O",
O'", etc. en la perpendicular ala recta AB
que une aquellos dos puntos (28. Esc.)
trazada por su punto medio; y dicha
recta limitada por los dos puntos A y B
comunes á todas las circunferencias in-
dicadas es una cuerda común de todas ellas.
e
r *,/ °reina.—-El diámetro es la mayor cuerda de una cir-
cunferencia y divide á esta en dos arcos iguales.
CD
la suma' OcXoD^^ V?**™ < * * ' ^ e s m e n o r 4™
t™»v.™ , - r u z / ae ios radios que terminan en sus dos ex-
e Sta 8 U m a d e d S r á i i 3 e s
e s u l Í aque
resulta ' a u el
B ^diámetro
' es mayor° que° cualquier ^ U a l oá ut oD *m«*»d*«* ,

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 34 —
2.® Si se dobla el plano de la circunferencia por un diámetro
AB, la parte AmB caerá sobre AnB confundiéndose con ella;
pues teniendo el mismo centro y el mismo radio (63. Cor. 4.°)
quedan superpuestas, y como sus extremos AjB son los mia-
mos y no han variado de posición, dichas dos partes coinciden;
en una sola y por tanto son iguales.
Corolario.—Una cuerda cualquiera CD, que no sea diámetro
divide á la circunferencia en dos arcos desiguales CmD y CnD.
Pues trazando el diámetro COE, resulta CnD mayor que la
semicircunferencia CnE, y CmD menor que la otra semicircun-
ferencia CmE.
Escolio.—Dos puntos cualesquiera de una circunferencia pué-
den ser extremos comunes de una cuerda y de un arco, y esta
mutua dependencia se expresa diciendo que se corresponden el
arco y la cuerda, ó que la cuerda subtiende al arco.
Cada arco CmD está subtendido por una cuerda única CDr
que es la sola recta limitada por los mismos extremos de aquel;
pero cada cuerda CD subtiende dos arcos CmDj CnD, am-
bos limitados por los mismos extremos de aquella, y entre los
dos componen la circunferencia entera. Estos dos arcos, cuando
no son semicircunferencias, son desiguales, como se ha visto
antes; y siempre que se habla del arco subtendido por una
cuerda, se entiende el menor de los dos, á no ser que se advierta
lo contrario.
Problema.—Dividir una circunferencia dada en dos partes
iguales.
Se traza uno cualquiera de sus diámetros.
67. Teorema.—En la misma ó en iguales circunferencias:
1.° Dos arcos iguales están subtendidos por cuerdas iguales.
2.° Un arco mayor que otro está subten-
dido por mayor cuerda que este otro.
En efecto. 1.° Siendo iguales los arcos
AmB y CnD (fig. 62), superpuestos con-
venientemente coincidirán en todos sus
puntos, y teniendo entonces los extremos
comunes, sus cuerdas respectivas ABj
CD tendrán también comunes sus extre-
mos y coincidirán en una sola. Luego es-
tas dos cuerdas son iguales.
2.° Siendo el arco AmB mayor que
fnD, tendrá el primero una parte AmB igual al segundo, y las
tuerdas respectivas A B y CD serán iguales, quedando la cues-
tión reducida á demostrar que la cuerda AE es mayor que la
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
AB Para esto se trazará el radio BO que cortará á la
#Ue
A ABen un punto F, por estar el punto B á distinto lade
*U!f- *L í-uerda que el centro 0; y trazando también el radio OS,
t e n d r á n las dosdesigualdades¿i^2?>¿2?y OF+FE>OB,
86
madas ordenadamente, observando que AF+FE es AB
^OFXFB es OB, dan AE+OB>AB+OB, y suprimiendo en
J
\ primer miembro OB y en el segundo OB que son iguale»
L r radios, resulta por fin AB>AB.
Reciproco.—En la misma ó en iguales circunferencias:
1 o Cuerdas iguales subtienden arcos iguales.
2 o Una cuerda mayor que otra subtiende mayor arco que esta otra.
En efecto. 1.° Si los arcos no fuesen iguales, las cuerdas qut
los subtienden tampoco lo serian, según el teorema directo.
2 a Si el primer arco no fuese mayor que el segundo, seria
iírual 6 menor: en el primer caso las cuerdas serian iguales,
según el teorema directo, y en el segundo caso la primera cuer-
da seria menor que la segunda; siendo uno y otro contrario á la
hipótesis: luego el primer arco es mayor que el segundo.
Escolió.—Las propiedades anteriores se refieren á arcos me-
nores que la semicircunferencia. Cuando se refieran á arco»
mayores, las segundas conclusiones se cambian, y resulta qu«
el mayor arco subtiende menor cuerda, y recíprocamente, la ma-
yor cuerda subtiende menor arco.
Problema.—Trazar un arco igual á otro dado.
Con el radio del arco dado se traza un arco indefinido, y
tomando con el compás la cuerda del primero, se colocan sus
extremos sobre el segundo: el arco que ellos limitan es igual al
dado (67. Recíp.)
68. Según acaba de verse, colocando los extremos de cuer-
das iguales sobre una circunferencia, se marcan en ella arco»
iguales; y por este medio, que suple á la superposición directa
de los arcos, se puede efectuar gráficamente la adición, sustrac-
ción, multiplicación y división de los arcos de igual radio, come-
queda expuesto (18) para las rectas.
También se puede de igual modo hallar la máxima medid*
común de dos arcos de igual radio, y la razón numérica de sus mag-
nitudes, como se hizo allí para dos rectas; y observaciones idén-
as conducirán al caso de ser dos arcos inconmensurables.
arco ' M ^ D I C I ° N DE L 0 S ARCOS.—-La operación de medir um
ó se&\ T.Ce á d e t e r minar el valor numérico de su magnitud,
nuedp n u m e r o d e veces que contiene á su unidad; pero no 8»
núes * H d i r e c t amente, como la medición de una recta (16);
P es siendo rectilínea la unidad lineal (el metro con sus múlti-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


—S G -
plos y divisores) no puede adaptarse á los «reos, que son esen-
cialmente curvilíneos. Este inconveniente sólo puede salvarse
de dos modos: ó rectificando la curva, es decir, hallando una recta
de su misma longitud, para medirla después; ó adoptando en ca*i%
caso una unidad curvilínea adecuada; y ambos medios presea-
tan dificultades tan graves, como la que habían de evitar.
En vista de todo lo expuesto, se refiere la magnitud de cada
arco á la de su circunferencia respectiva, para tener así el valor
numérico de cada uno, entre todos los de igual radio; y después
se comparan los de arcos que tengan radios distintos.
Para apreciar las magnitudes relativas de todos los arcos del
mismo radio, es decir, de una misma circunferencia, se adopta
como unidad principal la cuarta parte de la circunferencia, que
se denomina cuadrante: se divide el cuadrante en 90 partes igua-
les, llamadas grados; cada grado se subdivide en 60 minutos, y
cada minuto en 60 segundos. La circunferencia queda así dividi-
da en 360 grados, ó en 21600 minutos, ó en 1296000 segundos.
70. La operación de medir un arco se reduce ahora á deter-
minar el número de grados, minutos y segundos que contiene;
y se consigue sin dificultad, adaptándole á su circunferencia
entera, dividida previamente.
Esta circunferencia de comparación suele estar dividida
en medios grados; y para apreciar los minutos se emplea el
nonius circular AB (fig. 63) que abraza 29 divisiones de la cir-
Figr. 63. cunferencia, y está dividido en 30 partes igua-
les; por lo cual (17) apreciará la trigésima parte
de una división de la circunferencia; y como
esta división vale medio grado ó 30 minutos,
la aproximación será 1 minuto. Para los casos
más comunes y frecuentes basta dicha aproxi-
mación: pero en operaciones geodésicas y as-
tronómicas, que exigen gran rigor, se emplean
medios mucho más delicados, y con auxilio d«
fuertes lentes se aprecian en las circunferen-
cias divididas, que son de conveniente tamaño,
hasta las décimas de segundo.
De este modo, la magnitud de cada arco se
expresa por su valor numérico en grados, minu-
A tos y segundos, y suele llamarse su graduación.
Los grados se designan con el índice °, los minutos con ', y loa
segundos con ". Así el arco que tenga por graduación 28 grados,
25 minutos y 48 segundos se expresa 28° 25' 48". Lo cual está
conforme coa lo expuesto (Arit. 230).
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 87 -
•»i Conocida la graduación de un arco, se obtiene su razo»
- 11 circunferencia de que hace parte, dividiendo «fu graduación
* o«00- pero cuidando de valuar ambos números en unidades
?or . ' ¿ i i a razón del arco antes citado 28° 25' 4 8 " á su cir-
S p r e n c i a entera, como es 28° 25'48''=102348''y también es

360°=1296000", será ^ g 6 m - 36000 •


Las magnitudes de los arcos, después de medidas y expresa-
das por sus respectivos valorss numéricos, pueden someterse á
todas las operaciones del cálculojpor las reglas aritméticas; y de
este modo, cuando no se obtienen resultados exactos, se pueden,
lograr con toda la aproximación apetecible; mientras que las
construcciones gráficas, por esmeradamente que se ejecuten,
han de resentirse siempre de la imperfección de los instrumentos.
Así para dividir en 3 partes iguales el mismo arco anterior,
bastará dividir por 3 el número complejo 28° 25' 48", y el co-
ciente 9o 28' 36" será el valor de la tercera parte del arco dado.

8. &.°—Tangencias de r e c t a » y circunferencias*
72. Una recta y una circunferencia no pueden tener más de
dos puntos comunes (65. Cor. 2.°); y en su virtud, podrán tener
dos puntos comunes, uno solo, ó ningún punto común.
Si tienen dos puntos comunes A y B (fig. 64), son secantes un*
á otra: la circunferencia que- Pig% Q^
da dividida en dos arcos si-
tuados á distinto lado de la
recta; y esta queda dividida
en tres partes, dos exteriores
ilimitadas, y una interior li-
mitada A B, que es una cuer-
da de la circunferencia.
Si tienen un solo punto
-común A, se llaman tangentes
una a otra, y el punto común se denomina punto de tangencia 6

itecfo. La tangente DE puede mirarse como el límite de las
posiciones de la secante AB, que gira alrededor de uno de sus
H Í ^ ! 0 ! d e i n t e r s e c c i o n A, de modo que el otro B vaya á conftin-
dirse coi TU el primero; pues en el instante en que el punto B llegue
con \ . i r s e C o n ^ » l a recta AB tendrá un solo punto común
U

a la circunferencia. Continuando la rotación, la tangente AB


, „ „ „ „ a , S í ; r s e cante AB', y el nuevo punto de intersección B'
aparece a distinto lado de A en la circunferencia.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 58 -
También puede mirarse la circunferencia tangente O' come
•1 límite de las posiciones de la circunferencia secante O, que
gira alrededor de uno de sus puntos de intersección A, de modo
que el otro B vaya á confundirse con el primero; y si la rotación
continúa, la tangente O' vuelve á ser secante O", y el nuevo
punto de intersección B' aparece á distinto lado de A en la recta,
para volver á confundirse con A en la posición O'", tangente en
«1 mismo punto y á distinto lado de la recta.
Si no tienen punto alguno común la recta y la circunferencia,
serán exteriores una á otra. «
Tales son las tres únicas diferentes posiciones relativas de
una recta y una circunferencia en un plano.
73. Teorema.—Una recta y una circunferencia en un plano:
1.° Si son exteriores, la distancia del centro de la circunferencia
i la recta es mayor que el radio.
2.° Si son tangentes, dicha distancia es igual al radio.
3.° Si son secantes, dicha distancia es menor que el radio.
* En efecto. 1.° Si la recta AB (flg. 65) es exterior á la cir-
cunferencia O, todos los puntos de la pri-
mera serán exteriores á la segunda, y
entre ellos el pié B de su perpendicular
trazada desde el centro O. Luego la dis-
tancia del centro O á la recta exterior A B
es mayor que el radio.
2.° Si la recta A O es tangente á la
tircunferencia O, tendrá el solo punto de tangencia C, común
eon ella, y todo3 los demás serán exteriores; por lo cual el
más próximo de todos ellos al centro O será C; lo que le con-
vierte en el pié de la perpendicular O O á la tangente trazada
desde el centro O. Luego la distancia del centro O á la tangen-
te A O es igual al radio.
3.° Si la recta A E es secante á la circunferencia O, tendrá
eon ella dos puntos comunes D y B que limitarán una cuerda
DE, la cual tendrá todos sus otros puntos interiores, que por lo
mismo distarán del centro una longitud menor que el radio; y
entre ell03 el más próximo será el pié F de la perpendicular
OF trazada desde el centro á dicha secante. Luego la distancia
del centro O á la secante AE es menor que el radio.
Reciproco.—Unarecta y una circunferencia en un plano:
1.° Si la distancia del centro de la circunferencia á la recta es
mayor que el radio, son exteriores.
2.° Si dicha distancia es igual al radio, son tangentes.
3.* Si dicha distancia es menor que el radio, son secantes.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 59 —
efecto. 1.° Si la distancia del centro O á la recta AB ti
eme el radio, dicha recta será exterior á la circunferencia:
inay0r
-f u e S e tangente su distancia al centro seria igual al radio,
P u e S SI el te0 rema directo 2.°; y si fuese secante, su distancia al
Seg
To seria menor que el radio, según el teorema directo 3.°
Ce
<> o Si la distancia del centro O á la recta A O es igual al radio,
ha recta será tangente á la circunferencia: pues si fuera exte-
-1 r dicha distancia seria mayor que el radio, y menor que éste
8i°fuera secante, según el teorema directo 1.° y 3.°
^ ° Si la distancia del centro O á la recta A B es menor que
1 radio dicha recta será secante á la circunferencia; pues si
f ra exterior 6 tangente, dicha distancia seria respectivamente
mayor 6 igual que el radio, según el teorema directo 1.° y 2.°
74 Escolio.—La demostración del recíproco precedente es
en su esencia idéntica á las de otros varios anteriores (27,67),
aue todas se subordinan á un mismo método, muy usado en
geometría, y que, para evitar su frecuente repetición, conviene
consignar en la regla general siguiente:
Siempre que haciendo todas las hipótesis posibles sobre el mismo
sujeto, en una ó varias proposiciones, resulten lógicamente conclusio-
nes distintas, que cada una excluya todas las demás, las proposicio-
nes reciprocas son todas ciertas.
75. Dos circunferencias no pueden tener más de dos puntos
•omunes (65. Cor. 4.°); y en su virtud, podrán tener dos puntos
comunes, uno solo, 6 ningún punto común.
Si tienen dos puntos comunes AjB (flg. 66), se dice que se
cortan, y se llaman secantes la una Fig. 66.
i la otra. Cada una de ellas tiene
un arco interior á la otra; y su cuer-
da común AB es perpendicular
(65. Esc.) á la recta 0 0' que une
los centros, y queda dividida por
esta en dos partes iguales.
Si tienen un solo punto común A,
•e dice que se tocan, y se llaman tan- _
f * " U n a a °tra, denominando punto de tangencia ó de con-
oto al punto común. La circunferencia O" tangente á O en el
J.no puede mirarse como el límite de las posiciones de la
punt n H n C Í a S e c a n t e °'» <lue S i r a alrededor de uno de su»
4irse°S l n t e y s e c c i on A, de modo que el otro B vaya á confun-
i c " vr P r i m e r o ' P u e s e n e l instante que el punto B llegue
1
ir con A, las circunferencias O y O" tendrán un solo
omun. Continuando la rotación la circunferencia tan-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 60 -
geiite O", vuelve á ser secante O'" y el nuevo punto de inter-
sección B' aparece á distinto lado de A en la circunferencia O,
paré, volver á confundirse con A en la posición 01V tangente en
el mismo punto A.
En todas las referidas posiciones de circunferencias secantes,
la recta de los centros pasa por el punto medio de la cuerda co-
mún AB, y por tanto los dos puntos A y B no podrán coincidir
en uno solo para convertir las circunferencias en tangentes, más
que en la misma recta de los centros: así, pues, si dos circunfe-
rencias son tangentes, su punto de tangencia está en lá 'recta de
los centros ó en su prolongación, según que su contacto sea ex-
terior como el de O y O" ó interior como el de O y 01V.
Si las dos circunferencias no tienen punto alguno común,
ó serán exteriores la una á la otra ó estará la más pequeña den-
tro de la mayor.
Tales son las cinCo únicas diferentes posiciones relativas d*e
dos circunferencias situadas en un plano.
76. Teorema.—Dos circunferencias situadas én Wn plano:
1.° Si son exteriores sin tener punto alguno éóntun, la distancia
de los centros es mayor que la suma de los radios.
2.° Si son tangentes éxteriormente, dicha distancia és i$ual a~ h
suma de los radios.
3.° Si son secantes, dicha distancia es menor que la iuma dé los
radios, y mayor que la diferencia de los mismos.
4.° Si sen tangentes interiormente, dicha distancia és iffuúl á la
diferencia de los radios.
5.° Si la más pequeña está dentro de la mayot, sin que Pingan
punto alguno común, dicha distancia és menor que la diferencia di
los radios.
En efecto. 1.° La recta de los centros 0 0' (ñg. 67) cortará á
Figr. 07. Fig. 68.

las dos circunferencias en los puntos Aj A' comprendidos entre


O y O'; y por tanto, se tendrá O 0'=LOA-\-AA'+0' A'; de donde
resulta 00'>OA+0'A'.
2.° El punto de tangencia A (ñg. 68) está en la recta de los cen-
tros 00' comprendido entre O y O'; y por tanto, se tendrá
OQ'=OA+0'A.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 61 -
o Los dos puntos comunes están cada uno á un lado de la
3
; HPVS centros, y uniendo uno de.ellos B (flg. 69) con loados
recta o.y lvo
F i ? . 69. Fiff- 70. Figr. 71.

ntros Oy O' se tendrá 00'<OB-\-0'B. Pero también se tiene


n'OA-O'By OB, de donde restando O'B resulta 0 O ' > OB—O'B.
4 ó El punto de tangencia A (flg. 70) está en la prolongación
de la recta de los centros 0 0', y se tendrá O O ' + 0 ' A = Q A , de.
donde, restando O'A, resulta O'0=0A— O'A.
5.° La recta de los centros 00' (fig. 71) prolongada, cort,a
á las dos circunferencias en los puntos A' y A exteriores á O Q\
y se tendrá 0 O ' + 0 ' A ' - \ - A ' A = 0 A , óhien O 0'=0A—O'A'—A1 A,
de donde resulta 00<OA— O'A'.
Recíproco.—Dos circunferencias situadas en un plano:
1.° Si. la distancia de los centros es mayor que la suma- de los
radios, son exteriores sin tener punto alguno común.
2° Si dicha distancia es igual á la suma de los radios, son tan-
gentes exteriormente.
3.° Si dicha distancia es menor que la suma y mayor que la dife-
rencia de los radios, son secantes.
4.° Si dicha distancia es igual á la diferencia de los radios, son
tangentes interiormente.
o.° Si dicha distancia es menor que la diferencia de los radios,
la menor está dentro de la mayor sin tener punto alguno común.
Pues hechas en el teorema diitecto todas las hipótesis posi-
bles sobre la posición relativa de las dos circunferencias, resulta
una conclusión distinta para cada una, y por tanto, estas recí-
procas entran en la regla general consignada (74).
Escolio.—La comparación de los valores numéricos de los
radios con el de la distancia de los centros revela en cada caso
a posición relativa de dos circunferencias en un plano. Así ex-
presando por R y r los radios y por D dicha distancia, cuando
. ' r = 4 , Z)=5 las circunferencias se cortarán, porque se
tiene D<R+r
á la vez que D^>R—r; y cuando sean R— 7,
r = 4 .D=í* i •
'. °> *as circunferencias serán' tangentes interiormente,
porque se tiene 2 ) = ^ — ^

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


62 -
El empleo de circunferencias y arcos que se corten, permito
resolver gráficamente con la regla y el compás, todos los proble-
mas resueltos antes con la escuadra, como se vé á continuacio».
77. Problema.—Trazar por un punto dado C (fig. 72) la per-
pendicular á una recta dada AB.
1.° Si el punto dado está en la
recta, se toman en esta á los dos la-
dos de C dos distancias iguales O A
y CB; y con otra mayor que estas
por radio, haciendo centro en lo»
puntos A y B, se trazan sucesiva-
mente dos arcos que se cortarán
en i) y en i ) ' , por ser la distan-
tía de los centros menor que la suma de los radios y mayor
que su diferencia, que es cero: la recta CD ó CD' es la perpen-
dicular pedida (28).
2.° Si el punto dado C está fuera do la recta, se hace centro
•n dos puntos cualesquiera A y B de esta recta, y con radios
iguales á sus distancias al punto C se trazan dos arcos que se
cortarán (76. Recíp. 3.°) en dos puntos, uno el dado C y otro D:
la recta CD que pasa por ellos es la perpendicular pedida (28).
78. Problema.—Trazar la perpendicular á una recta en su
punto medio.
Haciendo centro en sus dos extremos con un mismo radio
mayor que la mitad de la recta dada se trazan dos arcos que se
cortarán (76. Recíp. 3.° ) en dos puntos: la recta que los une es
la perpendicular pedida (28).
Escolio.—El problema anterior comprende entre otros lo*
dos siguientes:
Dividir una recta en dos partes iguales.
Trazar una circunferencia sobre una recta dada como diámetro.
Pues se reducen á determinar el punto medio de una recta dada.
79. Problema.—Trazar la circunferencia que pase por tres
puntos dados A, B, C (fig. 60).
Haciendo centro en los dos puntos A y B con un mismo radio
mayor que la mitad de su distancia, se trazan arcos que se cor-
tarán en dos puntos, que determinan la recta DE. Haciendo cen-
tro en los dos puntos B y C con un mismo radio también mayor
que la mitad de su distancia, se trazan igualmente otros arcos
que se cortarán en otros dos puntos que determinan la recta FQ:
el punto Q en que esta recta corte á la anterior será el centro, y
su distancia á cualquiera de los tres puntos dados será el radio
de la circunferencia pedida (65).

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 63 —
_ E 1 problema anterior comprende entre otros los

*0SHaUaTeUentro de una circunferencia ya trazada.


Hallar el centro de un arco.
mbos se reducen á tomar tres puntos en la curva dada
y apHcar la resolución anterior.

g 3 # .__ilecta9 perpendiculares, oblicuas y para-


lelas en la circunferencia»
«O Teorema.—El diámetro perpendicular á una cuerda divide
' stav á los dos arcos que subtiende en dos partes iguales.
En efecto. Si el diámetro MN (fig. 73) es perpendicular á la
«uerda AB, los radios O A y OB serán oblicuos
iguales, cuyos pies A y B equidistarán del pie' O
de la perpendicular OC, y se tendrá AC=BC.
Luego la cuerda AB queda dividida por el diá-
metro perpendicular MN en dos partes iguales.
Además, teniendo el diámetro MN dos pun-
tos O y C equidistantes de A y de B, los tendrá
todos (28); y en su virtud las cuerdas MA y MB
serán iguales, así como (67. Recíp.) los arcos
MA y MB que subtienden. Por razones idénticas serán iguales
las cuerdas NA y NB, como también los arcos NA y NB qu«
subtienden. Luego los arcos A MB y A NB quedan divididos en
dos partes iguales por el diámetro MN.
Escolio.—Según la demostración anterior, la recta MN satis-
face simultáneamente á cinco condiciones: pasa por el centro O,
por el punto medio C de ia cuerda AB, por el punto medio Mdel
arco AMB, por el punto medio N del arco ANB, y es perpen-
dicular á la cuerda A B; pero dos solas de estas cinco bastan para
determinarla, pues por dos puntos no puede pasar más recta que
una sola, y por un punto no se puede trazar á una recta más
que una sola perpendicular; luego toda recta sujeta á dos
cualesquiera de las cinco condiciones citadas, satisfará nece-
sariamente á las otras tres.
De aquí surgen diez enunciados distintos (las diez combina-
ciones binarias de las cinco condiciones), uno de los cuales es el
eorema demostrado antes, y con igual facilidad se demuestran
ios otros nueve, como se vé en el siguiente.
centr pe^PendicV/^ar & una cuerda en su punto medio, pasa por el
*%erda v ^ ^ ^°S ^artes iffwales <*los arcos subtendidos por dicha
ues dicha perpendicular es el lugar geométrico de lo*

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 64 —
puntos equidistantes de los extremos de la cuerda, y pasará por
el centro que equidista de dichos extremos, y por los puntos me-
dios de los arcos subtendidos por la cuerda, que también equi-
distan de los extremos de esta.
Corolario.—El lugar geométrico de los puntos medios de todas
las cuerdas paralelas entre sí, es el diámetro perpendicular á ellas.
Pues cada una tendrá su punto medio en dicho diámetro, que
será perpendicular á todas ellas.
81. Problema.—Dividir un arco dadoÁ.Ben dos partes iguales.
Se traza la perpendicular en el punto medio (78) á la cuerda
del arco dado, y esta perpendicular CD dividirá al arco en dos
partes iguales (80).
En la construcción puede omitirse el trazar la cuerda, ope-
rando en sus extremos A y B, que son los mismos del arco.
82". Teorema.—En la misma, ó en iguales circunferencias:
1.° Dos cuerdas iguales, equidistan del centro.
2.° Una cuerdamayor que otra, dista del centromenos que esta otra.
En efecto. 1.° Si las cuerdas AB y CD (fig. 7<f) son iguales»
sus perpendiculares OF y O H trazadas
desde el centro O, miden las distancian de
este centro á dichas cuerdas. Haciendo
girar la cuerda CD con el arco que sub-
tiende alrededor del centro O, hasta que el
punto C coincida con B, el ar"co CD no
dejará (63. Esc.) de coincidir con la cir-
cunferencia, y su igualdad con el arco AB,
pues están ambos subtendidos por cuerdas
iguales (6-7. Recíp.), hará que el punto D
coincida con A; luego los extremos de amba3 cuerdas han coin-
cidido, y por tanto sus puntos medios Fj üTcoinciden también.
Por consiguiente, las distancias OFy OH, cuyos extremos han
coincidido, serán iguales.
2.° Si la cuerda AE es mayor que CD, la perpendicular OGf
á la primera será menor qus la OH ó, la segunda, trazadas am-
bas desde el centro O. Pues llevando, como antes, el arco O C á la
posición AB, las distancias OFj OH serán iguales; pero se tiene
OFyOPyOQ, por ser OP parte de OF, y por ser OG perpen-
dicular á la recta AE y OP oblicua, trazadas ambas desde el
punto O. Luego resulta OG<OH.
Reciproco.—En la misma ó en iguales circunferencias:
1.° Las cuerdas equidistantes del centro son iguales.
2.° La cuerda menos distante del centro que otra, es mayor que esta.
Se demuestra por la regla general consignada (74).

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 65
fl3 T e o r e m a . - r o ^ «cía AB (fig 75) perpendicular á un
/ ' r>G en su extremo exterior O, es tan- Fig-. 75.
Z ,n este v***> * la circunferencia. 3* « A.
ge
fn electo Uniendo con el centro O los

rt£> que resulten serán todas oblicuas


" d i c h a recta, y por tanto mayores que la
perpendicular OC; luego sus extremos 2>
d taran del centro O una longitud mayor que el radio: por con-
.1S • * \*>d.
sigmente «a Dor KJUI.5.°), todos los puntos
«• ;, r de la recta AB son ex-
, • n á<ii Qi* circunferencia,
tenores «-^ excepto C que, esta en
. dicha curva,
R e c i p r o c o . — ^ ^ ^Cífí!! ^ B tangente a una circunferencia, es
perpendicular al radio que termina en el punto de contacto C.
En efecto. Si la recta Ai? tiene el solo punto O común con la
circunferencia, siendo esta (65. Cor. 3.°) convexa y limitada en
todos sentidos, los demás puntos de la recta AB serán exterio-
res* y por tanto sus distancias al centro serán todas mayores
que el radio OC; luego la más corta de todas las rectas traza-
das desde el punto O á los de la recta .ái?es OC, que por lo
mismo (27. Kecíp. í.°) será perpendicular á AB; é inversamente,
AB será perpendicular al radio OC en su extremo C.
Corolarios.—1.° Un punto de una circunferencia determina una
tangente á la misma. Es decir, por dicho punto puede siempre
pasar una tangente á dicha circunferencia, pero nunca dos ó más
tangentes distintas. Pues dicho punto determina la perpendicu-
lar única al único radio que en el mismo punto termina.
2.° Toda tangente á una circunferencia, es parelela á las cuerdas
que el diámetro terminado en el punto de tangencia divide en dos par-
tes iguales. Pues así la tangente como las cuerdas (80. Cor.j, son
todas perpendiculares á dicho diámetro.
84. Problema.—Trazar por un punto dado una recta tangente
á una circunferencia dada.
Hay que distinguir dos casos: que el punto dado esté en la
circunferencia, y que este' fuera de ella. Si fuese interior, el
problema seria imposible.
l
-° Si el punto dado A está en la
circunferencia (fig. 76), basta (83)
trazar la perpendicular A Z a l radio
O A para resolver el problema.
Sl
/• el punto dado 5 es exte-
rior, s e traza la recta BOE; con el
Zt° •*A y í? ntt0en *•"*»»<*
arco indefinido Oi); S obre este arco,

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 66 —
á partir del punto O, se coloca una cuerda OD igual al diáme-
tro FE; y el punto C en que dicha cuerda corta á la circunferen-
cia es el punto de contacto: la recta BO es la tangente pedida.
Pues pasando por el centro del arco OD y por el punto medio
de su cuerda, será perpendicular á esta en el punto C, que es
el extremo del radio O C.
Escolio.—Se puede hacer la misma construcción al otro lado
de la recta BO, y obtener la tangente BC'\ por lo cual el pro-
blema tiene dos soluciones.
85. Teorema.—Los arcos de una circunferencia comprendidos
entre dos rectas paralelas son iguales.
Hay que distinguir tres casos: que las dos paralelas sean se-
cantes, una secante y otra tangente, ó ambas tangentes.
En efecto. 1.° Si las paralelas son las secantes AB y CD
Figr. 77. (fig. 77), trazando el diámetro MN perpen-
£ jyj JJ/ dicular á las dos, su extremo M será (80) el
punto medio del arco A MB subtendido por
la cuerda AB, y á la vez será el punto medio
del arco CMD subtendido por la cuerda CD:
en su virtud, se tendrán las igualdades:
arco AM= arcoBM y arco CM=zxzoDM,
—(í/ w -Q— y restando ordenadamente la primera de la
segunda, resulta arcoA(7=arco2?i).
2.° Si las paralelas son la secante AB y la tangente A'B ,
el diámetro MN determinado por el punto de tangencia será
(83. Recíp.) perpendicular ala tangente A'B' y ásu paralela AB:
luego divide al arco AMB subtendido por la cuerda AB en dos
partes iguales, y por tanto resulta arco AM~ arco BM.
3.° Si las paralelas son las tangentes A'B' y CD', los do3
radios OMj ONrespectivamente perpendiculares á ellas, for-
marán el diámetro MN (31. Cor. 2.°): luego los arcos MCN y
MDN son (66) semicircunferencias, y por tanto iguales.
86. Problema.—Trazar por un punto dado C (fig. 78) lapara-
lela á una recta dada AB.
Haciendo centro en un punto cual-
c
y^ ^ " y ,,, quiera O, más próximo á la recta dada que
/ \ al punto dado, y con el radio O C, se traza
/ o ] el arco A CB al mismo lado de la recta da-
V / da; se toma el arco B D igual al arco A C,
A
"B y la recta CD es la paralela pedida. Pues
la paralela á la recta A B trazada por el punto C, cortará á la cir-
cunferencia O en otro punto D tal que sea arco 2? ¿) = arco AC,
luego se confundirá con la recta CD.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 67 —
0
R j,. —Medida d e lo» á n g u l o s .
llama arco correspondiente á un ángulo, el arco com-
8>
d-d entre los lados de dicho ángulo y cuyo centro está en
prendido m i g m 0 ^s{ e\ a rco correspondiente al ángulo AOB
Cl
Tf«Tfig- ~>% y e l correspondiente ÍBOCesBC.
63
TT no-ulo O' puede tener infinitos arcos correspondientes
"L £g< de radios distintos O'i?, O'e, O'e': pero cada arco
a t i e n e un solo ángulo correspon- ^ 7g>
diente ¿>0'^- Su mutua dependen-
cia facilita la resolución de las dos
siguientes cuestiones inversas.
Problema l.—Trazar el arco cor-
respondiente á un ángulo dado.
Se hace centro en el ve'rtice O',
y con un radio arbitrario O'e, se
traza el arco de comprendido entre
sus lados O'D y O'E.
Problema II.—Construir el ángulo correspondiente á un arco dado.
Se traza por el centro O' del arco dado de y por uno de sus
extremos ¿ u n a recta ¿O', y por el mismo centro O' y el otro
extremo e se traza otra recta O'e: el ángulo dO'e que forman
estas dos rectas es el pedido.
88. Teorema.—Trazando con igual radio los arcos correspon-
dientes á varios ángulos:
1.° Si dos ángulos son iguales, sus arcos correspondientes tam-
bién son iguales.
2.° Si un ángulo es la suma de otros dos, el arco correspondiente
al primero es la suma de los arcos correspondientes á los últimos.
En efecto. 1.° Si los dos ángulos AOB y DO'E,son iguales,
sobrepuestos convenientemente coincidirán; y teniendo entonces
sus arcos correspondientes el mismo centro, el mismo radio y
sus extremos comunes, coincidirán también, y por tanto serán
iguales. Lo que demuestra la primera parte del teorema.
*-° Si los ángulos BOCy D O'E son desiguales, colocando el
t,unao en AOB al lado del primero, para que sean consecuti-
v o cv]el á n g u l A 0 C s e r a l a s u m a d e l o s d o s á D u l o s D0 E
° s ' y
B(J- P e r TC°a rABG 6S e v i d e n t e m e n t e
C S AB y DE s o n
la suma de los arcos AB y
rádi' 0 ° ° ^uales' como arcos de ^ u a l
ABC^ C o r r e s P ° n d i e n t e s á dos ángulos iguales; luego el arco
DE C ^ rr c f pondiente al ángulo A O C, es la suma de los arcos
BOf' \ ' C O r r e s P ° n d i e i i t e s á l o s ángulos sumandos DO'E y
" ' ° q u e n u e s t r a la segunda parte del teorema.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 68 -
Corolarios.—L° Dos ángulos cualesquiera son directamente pro-
porcionales á sus arcos correspondientes trazados con igual radio.
Pues, según el teorema anterior, satisfacen á las condiciones
(Arit. 255) necesarias y suficientes para ello.
2.° Todo ángulo tiene la misma medida que su arco correspon-
diente, siempre que se tome por unidad angular el ángulo cuyo
arco correspondiente sea la unidad de arcos. Pues designando
por A un ángulo, por A' la unidad angular, y por aya' sus res-
pectivos arcos correspondientes trazados con igual radio, se
A a
tendrá la igualdad —— = — r , cuyo primer miembro es la medi-
A. (o
da del ángulo A, y el segundo la de su arco correspondiente a.
Escolio.—El último corolario suele enunciarse con más bre-
vedad, aunque con menos precisión, diciendo por medida en vez
de la misma medida que, y resulta que la forma usual de su enun-
ciado es: Todo ángulo tiene por medida su arco correspondiente. Lo
cual quiere decir, como se ha visto, que el valor numérico de un
ángulo es igual al valor numérico de su arco correspondiente,
pero de ningún modo significa que una cantidad se mida con
otra de distinta naturaleza.
89. Xa propiedad anterior facilita la resolución de muchas
cuestiones sobre los ángulos como las siguientes.
Problema I.—Construir un ángulo igual á otro dado.
Se traza el arco correspondiente al ángulo dado (87. Prob. I),
se traza un arco igual al anterior (67. Prob.), y se construye el
ángulo correspondiente á este arco (87. Prob. II). Así dado el
ángulo O' (fig. 79) y la recta A O, se construirá en uno de sus
puntos O un ángulo igual al dado, trazando en este su arco
correspondiente D B, y con el mismo radio haciendo centro en O,
se traza el arco A B igual al anterior; y trazando la recta BO,
se tiene el ángulo pedido A O B.
Problema II.—Sumar dos 6 más ángulos dados.
Eepitiendo el problema anterior, se construyen con uñ mismo
vértice ángulos consecutivos iguales á los sumandos dados, y se
obtiene la suma pedida.
Problema III.—Restar un ángulo de otro.
Se construye dentro del mayor AOC, en su mismo vértice y
con uno de sus lados, un ángulo AOB igual al menor DO'E: el
ángulo BO O es la diferencia buscada.
Problema IV.—Dividir un ángulo dado en dos partes iguales.
Se traza su arco correspondiente, se divide este arco en dos
partes iguales (81) y la recta que una el punto medio con el vér-
tice es la bisetriz del ángulo.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 69 -
MeniSrtf • Hallar la máxima medida común de dos ángulos,
vZ7azon numérica de sus magnitudes.
o. t azan con igual radio sus arcos correspondientes, y se
n estos del modo expuesto (68). Observaciones id'énti-
OÍ>er a
- i„ a manifestadas allí conducirán al caso de ser dos ángulos
cas a i« s luaxx
inconmensurables. ' . .
90 La construcción de ángulos iguales, suministra el medio
de trazar rectas paralelas, como se vé á continuación.
Problema I.—Trazar por un punto dado, la paralela á una rec-
Haciendo centro en el punto dado C (fig. 80), y con un radio
mavor que su distancia á la recta dada AB, se traza el arco in-
definido BD, y c o n e l m i s m o radio CB, haciendo centro en B,
se traza el arco A C, se toma en el primero F Í - 80.
una parte BD igual al segundo, y la recta ^
CD es la paralela pedida. Pues trazando —-jz. r~•
la recta BClos ángulos CBAjBCJ) al- / \ ^ /
ternos internos, son iguales por serlo sus _[ \ , y
arcos correspondientes. A B
Problema II.—Por un punto dado fuera de una recta, traiar
otra que forme con aquella un ángulo dado.
En un punto cualquiera i f d e la recta dada .4 2? (fig. 81), se
construye un ángulo AMC igual al j i ^ g^
dado P; y por el punto dado H se
traza la paralela á MC. El proble-
ma, como se ve', tiene las dos solu-
ciones» HX y El.
91. La misma propiedad ex-
puesta (88), es el fundamento de la
medida de los ángulos. Los que tie-
nen su vértice en el centro de la
circunferencia, se llaman ángulos centrales, y resulta que: La
medida de un ánpulo central es el arco comprendido entre sus lados.
^ Los ángulos que no tienen su vértice en el centro, se llaman
ángulos excéntricos: entre ellos merece especial atención el que
teniendo su vértice en la circunferencia, está for- F i j . 82.
mado por dos cuerdas, y se denomina ángulo ins-
sit / S t á d e t e < m i n a d o Por su vértice B (fig. 82)
uado en l a circunferencia, y los puntos A
q u e l o Ss qUUne6 l da i. vCi od ret aa nl s u s l a d o s : l a c u e r d a AC
se 11 ° ' círculo en dos partes que
Se V ent S y e n u n o d e e l l 0 S e s t á i n s
crito '¿Tangulc
J * ABC;
° ' en el otro está inscrito "el

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 70 -
ángulo ADO y también el ABC y elAFC. Las medidas de
todos ellos tienen con los arcos comprendidos entre sus lados
relaciones muy sencillas, como se vé á continuación.
92. Teorema.—Todo ángulo inscrito tiene por medida la mitad
del arco comprendido entre sus lados.
Hay que distinguir tres casos: que el centro esté en uno de
los lados, que esté dentro del ángulo, y que esté fuera del mismo.
En efecto. 1.° Si el centro O está en uno de los lados del
ángulo ABC (fíg. 83), dicho lado será un diámetro, y trazando
otro diámetro DE paralelo al otro lado AB dsl ángulo, se
g g F i g . 83. tendrán los ángulos ABC y DOCiguales por
correspondientes: luego el ángulo inscrito ABC
tiene la misma medida que el central DOC, es
decir, el arco DC. Pero los ángulos DOC j
EOB son iguales por opuestos, y como ambos
son centrales, serán iguales los arcos DCy BE
que tienen por medidas respectivas. Además, los
arcos BE y AD son iguales (85) por compren-
didos entre rectas paralelas; luego los arcos AD
y D C son iguales. Por consiguiente, el arco D C,
medida del ángulo AB C es mitad del arco AD C
que sus lados comprenden.
2.a Si el centro O está dentro del ángulo A BC
(fíg. 84), este se descompondrá por el diámetro
BD en dos ángulos ABD y CBD, comprendi-
dos en el primer caso; luego su medida será la
suma de las medidas de estos, que son las mi-
Fig. 85. tades respectivas de los arcos AD y DC, ó sea
la mitad de la suma AD-\-DC=AC; es decir, la
mitad del arco comprendido entre sus lados.
3.° Si el centro O está fuera del ángulo ABC
(fíg. 85), este será la diferencia entre los ángu-
los ABD y DB C; luego su medida será la dife-
rencia de las de estos, que son las mitades res-
pectivas de los arcos AD y CD; ó sea la mitad
de la diferencia AD—CD = AC; es decir, la
mitad del arco comprendido entre sus lados.
Corolarios.—1.° Todos los ángulos inscritos en el mismo seg-
mento son iguales. Pues tienen la misma medida.
2.° Todos los ángulos inscritos en un semicírculo son ángulos
rectos. Pues tienen por medida un cuadrante.
3.° Todo ángulo inscrito en un segmento será agudo, recto
% obtuso según que dicho segmento sea mayor, igual ó menor que un
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 71 -
Pues el arco comprendido entre sus lados será res-
semicírculo,nte menor, igual ó mayor que la semicircunferencia,
pectiva >ngU¡0S inscritos en distinto segmento de los dos en que
o LOS <*""
j* MviJe A un círculo son suplementos. Pues la suma de
cueraa utww
una medidas es la semicircunferencia.
SU FSA
& ^£¡"ánffulo ^S' 86 ^' formado P°r u m t<M3ente V una
cuerda, tiene por medida ' la mitad' del" arco Fiar. 86.
^"comprendido entre sus lados. Pues tra-
:nná0A C paralela &FB, el ángulo FBA
es igual Á BAO por alternos, y como
este es inscrito, tiene por medida la mi-
tad del arco BC\ pero este arco y el ÁB
son iguales (85), luego la medida de FBA
s la mitad del arco AB comprendido entre sus dos lados.
go ^ / ángulo formado por una cuerda y la prolongación de otra
tiene por medida la semisuma de los arcos subtendidos por dichas
cuerdas. Pues será suplemento del que las cuerdas formen.
93. El teorema anterior sirve de fundamento á la resolución
de las cuestiones siguientes.
Problema I.—Trazar la perpendicular á una recia AB (fig. 87)
en uno de sus extremos A sin prolongarla.
Haciendo centro en un punto exterior O más próximo al
extremo A en que se ha de trazar la per- Fig. 87.
pendicular que al otro, con el radio O A se
traza una circunferencia, que cortará á la
recta dada en el punto B; se traza el diá- \
metro BO, y la recta O A es la perpen- /
dicular pedida. Pues el ángulo QAB está /
inscrito en un semicírculo. "~~—"' "7A
Problema II.—Trazar por un punto dado la tangente A una cir-
cunferencia dada.
Si el punto está en la circunferencia, se traza el radio termi-
minado en dicho punto, y su perpendicular en el mismo, traza-
da por el problema anterior, es la tangente pedida.
Si el punto dado A es exterior (fig. 88), se traza sobre la recta
A u, como diámetro, la circunferencia O', Fig. 88.
que cortará á la dada (76. Recíp. 3.e) en dos
Puntos M y X; C a d a u n o d e e s t o s tos
unido con el dado A determina la tangente
Cin i t r a z a n d o los radios 031 j ON, A
inscritos en semicí r c u i o s . El problema tie- •(
ne
' P u e s ' d o s eluciones en este caso.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


72
Problema III.—Sobre una recta dada construir un segmento ca-
paz de un ángulo dado. Es decir, que todos los ángulos inscritos
en dicho segmento sean iguales al ángulo dado.
En uno de los extremos A de la recta dada AB (fig. 89), se
construye el ángulo BAC igual al dado M; por dicho punto A
se traza la perpendicular AO á la recta
A C; por el punto medio D de A B se traza
su perpendicular DO, que cortará á la
anterior (31. Cor. 5.°) en un punto O; y
haciendo centro en este punto con el radio
O A se traza una circunferencia: el seg-
mento AHB es el pedido. Pues todos los ángulos inscritos en
él tendrán por medida la mitad del arco AKB, que es la misma
del ángulo BA C igual al dado.
94. Teorema.—Todo ángulo cuyo vértice es interior á la cir-
cunferencia tiene por medida la semisuma de los arcos comprendido
entre sus lados y las prolongaciones de estos.
En efecto. Si el ángulo es AMB (fig. 90), su medida será la
Fig. 90.
mitad del arco A B comprendido entre sus lados
más la mitad del arco CD comprendido entre las
prolongaciones de los mismos; pues trazando la
recta DEparalela á CA, resulta el ángulo BDE
inscrito é igual al propuesto; la medida de BDE
es la mitad BE, ó bien la mitad de AB más la
mitad de AE; pero AE (85) es igual á CD,
luego dicha medida será la mitad de AB más
la mitad de CD.
Escolio.—El teorema anterior comprende como caso particu-
lar el del ángulo central; pues prolongando sus lados forman el
opuesto por el ve'rtice, cuya medida es igual á la del propuesto;
y por tanto la de este equivale á la semisuma de ambas.
95. Teorema.—Todo ángulo cuyo vértice es exterior á la cir-
cunferencia secante ó tangente á sus lados, tiene por medida la sem
diferencia de los arcos que estos lados comprenden.
Fig 91. En efecto. 1.° Si el ángulo está formado por
^ las dos secantes AM y BM (fig. 91), trazando
la recta CE, paralela á DB, se tendrá el ángulo
inscrito A CE igual al propuesto; la medida
de AGE es la mitad del arco. AE, ó bien la mi-
tad de A B menos la mitad de B E; pero el arco
BE(&5) es igual á CD; luego la medida del án-
gulo Mes la mitad del arco AB menos la mitad
delareo CD.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


¡ó

« P1 ángulo está formado por la tangente Fi<r 92.


2.° L secante MB (ñg. 92), trazando por el
MF
M
VAI y recta ¿ * paralela á CJ?, se tendrá el
P
? ¿ i * igual al propuesto; pero la medida
Tf í i Fes la mitad del arco A B, ó bien la mitad
f tn AB menos la mitad de BE, que es igual
/ ^ luego la medida del ángulo M es la mi-
tad del arco A * menos la mitad del arco AC.
3 ° Si el ángulo está formado por las dos tan-
gentes MA y MB (flg. 93), trazando por i la recta
AE paralela á MB, se tendrá el ángulo FAE
ieual al propuesto, y que tiene por medida la mi-
tad del arco AE, ó sea la mitad de A,EB menos
la mitad de BE, pero el arco BE es igual á BA;
luego la medida del ángulo M, es la mitad del
arco AEB, menos la mitad del arco BA.
Escolio.—Si un ángulo constante M va to-
mando todas las posiciones posibles en un plano,
de modo que sus lados pasen siempre por dos pantos fijos AjB
(flg. 89), el lugar geométrico de todas las posiciones del vértice,
será el arco AHB del segmento capaz del mismo ángulo, puesto
que si alguna posición del vértice fuese interior ó exterior á di-
cho arco, la medida del ángulo AHB seria respectivamente
mayor ó menor que la del ángulo constante.
La propiedad anterior suministra el siguiente medio de trazar
una circunferencia ó un arco por puntos, cuando no es posible
trazarlo por movimiento continuo, á causa de la excesiva longi-
tud de su radio. Sean A, BjG {ñg. 94) los tres puntos que deter-
Fisr. 9á.

minan la circunferencia pedida: se unen por las dos rectas Ai? y


cunfp11 puntos A
J tfeon radios iguales, se trazan dos cir-
rene ias e n l a s
una - 1 ' cuales se llevan divisiones iguales q'a y qa',
los punto S ' y ° t yr at ráa z°at nr ° d e l a S r e c t a S A B y 0B' á p a r t i r d e
ters ' L-^ ^'- d o los radios correspondientes, su in-
SUDO 30010 ^ SGrá U n p u n t o d e l a
circunferencia pedida. Pues
I niendo que el ángulo A B C gira, de modo que sus lados se

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 74 -
apoyen siempre en los puntos A y C, la misma desviación angu_
lar que tenga el lado B O tendrá el AB en el mismo sentido, para
que la magnitud del ángulo B permanezca constante. Así
pues, cuando el lado A B tome la dirección A a, el lado CB toma-
rá la dirección O a', y el punto B estará en M. \
96. La medición directa de los ángulos se funda en el priifl
cipio expuesto (88. Cor. 2.°) por las siguientes consideraciones]
Adoptado el cuadrante como unidad principal de arco (89), sf
adopta el ángulo recto, que es su correspondiente, como unidad
principal de ángulo: esta unidad se divide como aquella, er
noventa partes iguales, y á cada parte corresponde el arco de un
grado, resultando que el ángulo recto tiene noventa grados. S(
divide el ángulo de un grado en sesenta partes iguales, y cada
una de estas en otras sesenta, resultando que una de aquellas
corresponde á un minuto y una de estas á un segundo. De este
modo los ángulos se miden por grados, minutos y segundos,
como los arcos, atribuyendo á cada ángulo la graduación de su
arco correspondiente. Su determinación se funda en el siguiente
Teorema.—Todos los arcos correspondientes á un mismo ángulo
tienen igual graduación.
Fte. 95. En efecto. Si A B y A' B' (flg. 95) son dos
arcos correspondientes al ángulo MON;
trazando por O la perpendicular OP al
lado OM resultará el ángulo recto MOP,
cuyos arcos correspondientes de radios
iguales á los anteriores serán los cuadran-
tes A Q y A' C; y se tendrá (88. Cor. I.8)
MO¥ MON A'B' AB A'B'
Jy por tanto
MOP _MOP~ A'C ' *"* "" AO~A'C
pero AQ vale noventa grados de la circunferencia OAj A'C
otros tantos de la circunferencia O A'; luego AB y A'B' valen
igual número de grados de sus respectivas circunferencias.
97. MEDICIÓN DE LOS ÁNGULOS.—Los ángulos y los arcos se
miden con el auxilio de circunferencias graduadas.
Los ángulos trazados sobre el papel se miden con el semi-
círculo graduado (fíg. 96), que consiste en una semicircunferen-
cia AHB dividida en grados y medios
grados, numerados de cinco en cinco ó de
diez en diez, unida á su diámetro AB, en el
cual está marcado el centro O. También se
emplea para ello, y es preferible por su ma-
yor precisión, el transportador; instrumen-
to análogo al anterior, pero más perfeccío-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
o» aduacion, que la tiene sobre una circunferencia en-
nado en su g ^ c u y 0 b o r d e recorre un nonius circtilar (fig. 63)
tera llama a ^ ^ d ' i a m e t r a l 5 q u e puede girar alrededor del centro;
unidoaun comprende veintinueve divisiones del limbo,
dicho ^ ? £ f j 0 e n treinta partes iguales (17), aproxima minutos.
^ 6 S " a X edir un ángulo, se coloca encima el transportador, de
J a r a u e s u C entro O esté sobre el ve'rtice, y el cero de su divi-
xaodo qu ^ ^ ^ ^ d g l á n g U i o ; entonces el otro lado O O cor-
t 1 0 ' al limbo en un punto cuya graduación es la del ángulo.
T> construir un ángulo de una graduación dada, se marca
1 centro del transportador, el punto cero de su limbo y la divi-
C
. de
sion J este
„of0mK>
que teñirá
i*«6 la <
graduación
= dada; las rectas -*
que unen el
uunto á los dos últimos son los lados del ángulo pedido.
P
Para medir un arco de cualquier radio, se traza su ángulo
correspondiente y se mide este ángulo.
Para construir con un radio dado un arco de una graduación
dada, se construye el ángulo de la misma graduación, y luego
su arco correspondiente con el radio dado.
Los ángulos formados por alineaciones en el terreno, ó por
visuales dirigidas desde un punto del mismo, se miden con el
grafómetro; instrumento reducido á un transportador con dos
brazos diametrales, y una alidada ó un anteojo en cada uno para
dirigir las visuales, y se coloca sobre un trípode que le sostiene.

§. S».°—-Rectas p r o p o r c i o n a l e s e n l a
circunferencia.

98. Teorema.—Si dos cuerdas de una misma circunferencia


se cortan, sus partes son recíprocamente proporcionales.
En efecto. Sean las dos cuerdas AB j CD (fig. 97) que se
cortan en el punto E; las rectas A O y BD,
que unen sus extremos serán antiparalelas con
respecto al ángulo ABO, pues los ángulos B
y O son iguales por tener la misma medida, que
es la mitad del arco AD: y se tendrá (47)
la proporción ?A^BD
BO EB'
prono ? r ° ? ° — ^ dos rectas se cortan en partes recíprocamente
a
es, sus extremos están en una misma circunferencia.
Sn efecto. Si exí«*ta i« - • ¿E ED
i '*
1 existe
la proporción —f=rT»> I a s rectas ACj
los á n g u b r ^ r ? 1 6 1 ^ C ° n r e s P e c t 0 a l á n S u l ° A BG> J Por tanto
J ¿ serán iguales; luego trazando sobre la recta

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


AD el segmento capaz del ángulo C, su arco contendrá (95. Es<»|
los puntos Oy B además de A y J).
Corolario.—La distancia de un punto de la circunferencia á n
diámetro, es media proporcional entre los dos segmentos de este dü
metro. Pues en el teorema anterior, siendo diámetro una de 1J¡
cuerdas, divide á la otra en dos partes iguales. j
9 9 . Problema.—Bailar la media proporcional entre dos rec%
dadas a y b.
Fig. 98. Se describe una semicircunferencia cuj
fít diámetro sea la suma de ambas MP-\-í*¡
¿J (fig. 98), y la perpendicular P Q será la reclj
M IB U pedida, según el corolario anterior. '¡
100. Teorema -Si dos secantes E A y E B (fig. 99) á una cit,
conferencia, concurren en un punto exterior, son inversamente pri
por dónales á sus segmentos externos, í
Fig. 99. En efecto. Trazando las rectas AB y DQ
resultan los ángulos A y ECD, iguales por ten^j
la misma medida, que es la mitad del arco BCQ
y por tanto dichas rectas son antiparalelas resl
E A E
. i . , r, , , , . Q
pecto al ángulo E; luego se tendrá ñ~h~ ^rñ-
Escolio.—Este teorema y el anterior se cona
prenden en uno solo, cuyo enunciado es:
Si desde cualquier punto del plano de una city
cunferencia se trazan dos secantes á esta, las distancias de dicho pui
to á las cuatro de intersección son recíprocamente proporcionalei
Es decir, los productos de las situadas en cada secante son igualet
Reciproco.—Si en cada lado de un ángulo hay dos puntos talé
que sus distancias al vértice sean recíprocamente proporcionalei
dichos cuatro puntos están en una circunferencia.
Se demuestra del mismo modo que el recíproco anterior. ..
101. Teorema—Si una secante y una tangente á la misma cit
cunferencia concurren en un punto exterior, la tangente es medi
proporcional entre la secante entera y su segmento externo. .
Fig. 100. En efecto. Trazando las rectas FA y F¡
(fig. 100), los ángulos A y BFE son iguale*
por tener la misma medida; las rectas BFj A.
son, pues, antiparalelas respecto al ángulo J?
EB EF -v •
y se tiene ^ = W -
Recíproco.—Si un punto de un lado de un án-
gulo dista del vértice E la media proporcional E F
entre las distancias E A. y EB de dos puntos A. y I

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 77 -
„ in rirrunferencia que pase por dichos tres puntos es
tangente en ¥ al loa EB EF

En efecto. La p r o p o r c i ó n - ^ = -gj, revela que las rectas BB


antiparalelas respecto al ángulo E, y por tanto los dos
y A F son ^ ^ ^ iguales; luego la circunferencia tangente
ángulos ^ 5 ^ ^ ^ ^ e p a g e p o r ^ S eg U n la construcción
e
,V^»Üpnto capaz de un ángulo dudo, pasará también por B.
¡02 Escolio - S i una recta AB (flg. 101) se divide en dos
tales que una de ellas sea media proporcional entre la
P r
t T la recta entera, se dice que está dividida en media y
°ex?reía razón: lo que motiva el siguiente
biema Dividir una recta dada en media y extrema razón.
En uno de sus extremos A se traza la perpendicular A O igual
á la mitad de la recta dada; se traza la Ffc. 101.
recta BC, en ella se toma la distancia f^~
CD=CA, y luego BX^BD: el punto X ^ \ 0 .
divide á la recta AB en media y extrema \ >\^ D
razón. Pues trazando la circunferencia \^ ¡ y ^ . _
DAD'y prolongandoB0 se tendrá (101) "--; - ^ ' x ^ -
BJ>' AB , * ., ,. BD'—AB AB—BD
la proporción -^= = ^---j, de donde resulta — j - ^ — = — — —
BD AX . , e AB BX
6 sea
TB=~BX ' i™ e q m v a l e á Tx = 7x*
103. Problema.—Trazar la tangente común á dos circunferen-
cias dadas.
Si las dos circunferencias son exteriores y de radios desiguales
oj O (fíg. 102), se traza en la prime- p¡ g# 102.
ra un radio om, y en la segunda el
diámetro paralelo MM', cuyos extre-
mos se unen con el del radio ante-
rior por las rectas Mm y M'm, hasta
que encuentren á la recta de los cen-
tros en los puntos Tj F; y trazan-
do por estos puntos tangentes FA y
TB a una de ellas, resultarán también

tangentes á la otra. p u e s se tendrá « = - £ £ > , y trazando los


rádi 0( '
t J OA perpendiculares á la tangente FA, resultará
o1 oa
•— = . m ,„ om oa
OT O A ' q u e comparada con la anterior, da 7777=777- ,
nú0 om
[ =°a, resulta por fin OM=OA: luego el punto A

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 78 —
pertenece á la circunferencia O, y la recta FA perpendicular al
radio O A en su extremo será tangente á la circunferencia O.
Escolio.—El problema anterior tiene cuatro soluciones en
general: dos tangentes exteriores a A y IB, y otras dos interio-
res a'A' y ¥Bf. Las primeras se cortan en un punto de la recta
de los centros situado del lado de la circunferencia menor, y li
segundas en otro punto de la misma recta comprendido enti
las dos circunferencias. Las diversas posiciones relativas de el
tas originan los cambios siguientes:
1.° Si las dos circunferencias son tai
gentes exteriormente, las dos tangentj
interiores se confunden en una sola peí
pendicular á la recta de los centros, y so|
hay tres tangentes comunes (fig. 103). i
2.° Si las circunferencias son secanteij
no liay más tangentes comunes que id
dos exteriores (fig. 104).
3.° Si las circunferencias son tangeij
tes interiormente, las dos tangentes e$
teriores se confunden en una sola perpe^
dicular á la recta de los centros, y sol
hay una tangente común. '
Si una de las circunferencias es interior á la otra, sin teñe,
punto alguno común, no hay recta alguna tangente á ambas.
Si el punto de concurso de las tangentes exteriores está muj
lejano, es preferible á la anterior la construcción siguiente.
En el centro O (fig. 105) de
la circunferencia mayor, con radie
igual á la diferencia de los de las
dos circunferencias dadas, se traza
otra circunferencia auxiliar, y poi
el centro o de la menor, una tan-
gente oí; se trazan los radios OT y
o T perpendiculares á ot, y la recta
TT' que une sus extremos será una
tangente común exterior. Pues siendo tTigual y paralela á oT\
será TT' paralela á to; y como esta es perpendicular á Ot, será
TTf perpendicular á OT, y por tanto á su paralela o T'\ luego
TT' es tangente á las dos circunferencias.
Idéntica construcción con la tangente o t' daría la otra tan-
gente común exterior. Las dos interiores se obtienen de un modo
análogo, trazando en O la circunferencia auxiliar con un radio
igual á la suma de los radios de las propuestas.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 79 —
• cunferencias dadas son iguales, sus dos tangentes
gi las c i r i o r e á s o n paralelas á la recta de los centros, y las
comunes ex c o r t a n e n e i punto medio de esta línea.
dos interio b l e m a > Trazar una circunferencia que pase por dos
104
puntos' dados
J¿cA Ayv B v, sea tangente á una recta dada MN (fig. 106).
cor_
la recta AB que Fi*. 106.
Se traza
tara e n g e n e r a l á ^ i V en un punto
/?: s e halla la media proporcional
entre^y^yselleva/°b;ela
recta dada de C á T: por T se traza
la TO perpendicular á M N, J por
el punto medio J) de ¿2? la 0 0 '
perpendicular á esta recta; el punto
O, común á estas dos perpendicu- M'
lares será el centro de la circunferencia pedida. Pues será tan-
gente en Té. la recta MN (83), pasando por los puntos A y B.
Escolio. La media proporcional entre CA y CB puesta sobre
la recta dada de O á T', da otra circunferencia 0', tangente á la
recta dada en T', J que pasa por los dos puntos dados A y B;
y por tanto, el problema en general tiene dos soluciones.
Si la recta AB fuese paralela á MN, el punto de tangencia
seria la intersección de la perpendicular á A B en su punto medio
con la recta dada MN, y el problema tendría una sola solución.
Si los puntos A y B no están situados al mismo lado de la
recta MN, el problema es imposible.
105. Problema.—Tratar una circunferencia^ que pase por dos
puntos dados A. y B, y sea tangente á otra Fig-. 107.
circunferencia dada O (fig. 107).
Por A y B se traza una circunferencia
cualquiera O' que corte á la dada en dos
puntos O y D, se trazan las rectas BA y
D 0, y por su intersección M se traza una
tangente ME á la circunferencia dada;
se traza la perpendicular OE á dicba
tangente y el punto O" en que encuen-
tre á la perpendicular á AB en su punto
medio, es el centro de la circunferencia
buscada. Pues será tangente en E á la
circunferencia dada pasando por A y B toda vez que
se
tiene ^^.ME MO ME , , , JIM J/2>
vv
Mft HTh ÍFVT— ITF^> de donde resulta - . „ el
i/5 J O ' ÜSfD i/¿7 MB' y
^untoüfes (100. Recíp común á la tangente ME y á las se
;a
ntes MA y MD.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 80 —
Escolio.—Si por M se traza la otra tangente ME' á la circun-
ferencia dada O, se tendrá otra solución del problema en la cir-
cunferencia O".
Si los puntos dados A y B equidistasen de O, las rectas BA
y D G serian paralelas, y trazando entonces las dos tangentes á:
la circunferencia dada que fuesen paralelas á la recta ÁB se ob-
tendrían las dos soluciones del problema. ¡
Si los puntos A y B no son ambos exteriores 6 ambos inte-
riores á la circunferencia dada, el problema es imposible.
106. Teorema.—Si cuatro puntos A, C, B, D (flg. 108), for-
man un sistema armónico, toda circunferen-
cia que fase por C y D corta á la que tiene
por diámetro AB ORTOGONALMENTE. ES
decir, que los radios OEy O'E son res-
pectivamente tangentes á O' y O. \
En efecto. La igualdad ^r-^=-^-^ da*!
CB DB
OC_OE
OÉ~OD' p u e s se tiene CA= OA-\-0C, DA = DO-\-OA
OB=OB—OC=OA •OC, DB=DO—OB=DO—0A; lo cual\
prueba que la circunferencia O' es tangente en E al radio OE,\
y que O es tangente en E á O'E.
Reciproco.—Si dos circunferencias se cortan ortogonalmente,
dividen armónicamente á toda recta que pase por el centro de
una de ellas. Pues siendo recto el ángulo OEO', el radio O'E es í
. , , - , „ , , , 00 OE -CA DA
tangente al circulo O, y (i 01) resulta -7^=7-^ que da 777,=77^. .
1G7. Teorema.—Dos circunferencias cualesquiera situadas en
un plano son homotéticas.
En efecto. Si las circunferencias son O y O' (flg. 109), trazando
Fig. 109. la recta de los centros O'OS, y la que une
los extremos de dos radios paralelos, en el
mismo ó en contrario sentido, se cortarán
en un punto S 6 S',y en ambos casos sé
, , , SA SO
a otra secante
'SA1 SO' y para
cualquiera SB' trazada por el punto S, se
tendrá - ^ - = - ^ 1 ; luego el punto S es el centro de homotecifl
SB' SO i
délas dos circunferencias. Lo mismo se dirá de S'. \
Escolio.—Resulta de lo expuesto que todas las circunferen-|
cias son semejantes, y no hay más que una clase de circunfe*
rencias de círculo.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
~ 81 —

EJERCICIOS
CORRESPONDIENTES AL LIBRO PRIMERO.

t r a r que I a distancia de u n p u n t o cualquiera do u n a recta al


*• ,. ^ i a misma e3 la semidiferencia de las distancias de dicho punto
punto medio ae ia u"
¡i los ex re- ^ ^ ^ vértice de u n ángulo se t r a z a u n a recta interior
2. ^ JJem ^ ^ ^ bisectriz u n ángulo igual á la semidiferencia de I03

A n rnCVfo™ a C o n l o 8 l a d O S . d l P . r Í m e r 0 - ' . .
3 Demostrar que dos rectas simétricas respecto a u n eje son iguales.
i Demostrar que dos ángulos simétricos respecto á u n eje son iguales.
-' Demostrar que si dos rectas iguales están comprendidas entre dos para-
lelas v se cortan, los segmentos contiguos á la misma paralela son iguales.
6 Hallar el lugar geométrico de los puntos medios da las rectas limitadas
por un punto común y una recta cualquiera.
7. Hallar el lugar geométrico de los puntos cuyas distancias á do3 rectas
fijas tienen constante su suma ó su diferencia.
8. Demostrar que si dos ángulos tienen sua lados respectivamente paralelos
ó perpendiculares, sus bisectrices son paralelas ó perpendiculares.
9. Dar bola por tabla en el juego del b i l l a r ; ó sea hallar el camino más
corto para ir de un punto á otro tocando en u n a recta fija.
10. Demostrar que la menor y la mayor de todas las rectas comprendidas
entre un punto y una circunferencia pasan por el centro.
11. Si una recta de longitud constante se mueve do modo que siendo siem-
pre paralela á sí misma uno de sus extremos describe u n a circunferencia;
¿cuál es el lugar geométrico del otro extremo?
12. ¿Cuál es el lugar geométrico de los puntos medios de las rectas com-
prendidas entre un punto y una circunferencia?
13. Hallar la posición de la cuerda menor que se puedo trazar por n n p u n t o
interior á una circunferencia.
14. Demostrar quería menor y la mayor de las rectas comprendidas entre
dos circunferencias pasan por los centros de ambas.
15. ¿Cuál es el lugar geométrico de los puntos medios de todas las cuerdas
iguales de una circunferencia?
• ¿Cuál es el lugar geométrico de los puntos medios de todas las cnerdas
de nn círculo concurrentes en un punto?
es el lucí U1!? c i r c u ° f e r e n c i a rueda dentro de otra fija y de radio doble; ¿cuál
ugar geométrico de todas las posiciones de u n p u n t o de la primera?
un r'¿di T T ^ o c i r c u n f o r e n c i a : 1.° Que pase por dos puntos dados y tenga
recta dad *' °'' 2"° < ^ u e p a s e í ) o r ^os puntos dados y tenga su centro en u n a
t e n f - a u n r ' W * ^ c i r c u n í e r e n ' ; i » dada: 3.° Q u é p a s e por un punto dado,
dada: i." Qi ' ! ' y s o a tangente á u n a recta dada ó á otra circunferencia
u n a circunfe 6 ^ ^ UU- ^ ^ d a d o y s e a t a n " e n t e á f l o s r e c t a s < ° á « n a recta y
su centro en ^ ^ ^ ó á < i o s circunferencias dadas: 5." Que tenga u n radio dado,
<5 i otra circunf** r e C t - a Ó á u n a circunferencia dada y eea tangente á otra recta
rencia dada: G.° Que pase por un punto dado, y sea tangente

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 82 —
en otro punto dado á una recta ó una circunferencia dada: 7.° Que sea tan.
gente á dos rectas dadas y á una de estas en un punto dado: 8.° Que sea tan-
gente á una recta y á una circunferencia dadas, y á esta en un punto dado.
19. Por uno de los puntos de intersección de dos circunferencias trazar la
secante común, que tenga su punto medio en dicha intersección.
20. Trazar por un punto dado una recta que forme ángulos iguales con
otras dos rectas dadas. «.,
21. Trazar una recta de longitud dada, que esté comprendida entre dos recj
tas dadas, y qu9 sea paralela á otra recta dada.
22. Trazar una recta de longitud dada, comprendida entre dos circunferen.
cías dada3, y paralela á una recta dada.
23. Dadas tre3 rectas concurrentes en un punto, trazar otra que resulte di-
vidida por aquellas en dos partes iguales.
24. Por un punto exterior á una circunferencia trazar una secante cuyc
segmento externo sea igual al interno.
25. Trazar á una circunferencia una tangente que forme un ángulo dadc
con una recta dada.
26. Trazar por un punto una secante á una circunferencia cuyo segmente
interno tenga una longitud dada.
27. Trazar una secante común á dos circunferencias dadas, y cuyos seg'
mentos internos tengan longitudes dadas.
28. Trazar una circunferencia tangente á otras dos circunferencias dada¡
y á una de estas en un punto dado.
29. Por un punto exterior á una circunferencia trazar una secante cuya par
te interna sea media proporcional entre la secante entera y la parte externa
30. Demostrar que las cuerdas comunes á una circunferencia fija y á todaj
las que pasen por dos puntos dados concurren en un punto.
31. Trazar una circunferencia que pase por dos puntos dados y divida ei
do3 partes iguales á otra circunferencia dada.
32. Por un punto dado entre dos rectas dadas, trazar otra que esté divididí
por dicho punto en partes que tengan una razón dada.
33. Dados dos puntos en una circunferencia, determinar otro en la mismí
cuyas distancias á los dos primeros tengan una razón dada.
34. Hallar el punto exterior á una circunferencia dada tal que la suma di
las dos tangentes trazadas desde dicho punto á dicha circunferencia sea igua
á la secante entera que pasa por este punto y el centro.
35. Dadas tres rectas concurrentes en un punto, trazar por otro punto dad<
una secante tal que sus segmentos tengan una razón dada.
36. Trazar por un punto dado una circunferencia *tangente á dos rec
tas dadas.
37. Trazar por un punto dado una circunferencia tangente á una recta 3
á una circunferencia dadas.
38. Trazar por un punto dado una circunferencia tangente á dos circun
ferencias dadas.
39. Trazar una circunferencia tangente á dos rectas y á una circunferen
cia dadas.
40. Trazar una circunferencia tangente á una recta y á do3 circunferen'
cías dadas.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


LIBRO SEGUNDO.

ESPACIOS LIMITADOS POR LÍNEAS.)

CAPÍTULO I.

POLÍGONOS.

§. %»°—Triángulos.

108 Se llama triángulo toda extensión plana limitada por tres


rectas que se cortan dos á dos.
La parte de cada recta comprendida entre las <otras dos se
llama un lado del triángulo. Cada uno de los ángulos formados
por dos lados consecutivos es un ángulo del triángulo; y los vér-
tices de estos ángulos son los vértices del triángulo. Así ABC
(flg. 110) representa un triángulo cuyos lados son A B, BG, O A;
sus ángulos son BA C, AB C, ACB; y sus vértices son A, B, O.
Cada lado del triángulo tiene dos án- FÍ!? m
gulos contiguos y uno opuesto. Los án-
gulos se designan con las tres primeras
letras mayúsculas del alfabeto, que se su-
ponen puestas en sus vértices, y los lados
opuestos con las respectivas minúsculas.
Así el lado AB se llama c, su ángulo -^
opuesto C, sus ángulos contiguos AjB,y los lados opuestos á
estos ángulos a y b.
Base de un triángulo, en general, es uno cualquiera de sus
lados AC, y altura su distancia BD al vértice opuesto.
109. Teorema.—En todo triángulo un lado cualquiera es me-
nor que la suma de los otros dos y mayor que su diferencia.
En efecto. La primera parte de este teorema es evidente,
A*ns ^ d e f i nÁBÍ C Í OAB
n d e l í n e a recta
> P u e s s e t i e n e B° < A C+&B,
in*-»A ' <2C-}-AC; 6 sea, conforme á la notación
indicada; a^b-X-r b/ , /a „ i J , •,
La » < ~\-c> £ < « + £ .
rior -D „&U parte es u n a
consecuencia numérica de la ante-
di il« « ! S u p o n i e n d o que sea c > b > a, la última desigualdad
£¡¡¿Tc>bLT a > c~*> ytambie»b > «-«. yla p- úl -
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 84 —
Escolio.—La demostración anterior prueba que si tres canti-
dades a, í, c, satisfacen á la condición de ser cada una de ella3
menor que la suma de las otras dos, satisfacen también nece-
sariamente á la condición de ser cada una de ellas mayor que la
diferencia de las otras dos; pues no son en realidad más que dos
formas distintas de una misma relación cuantitativa.
Existiendo esta relación entre las magnitudes de los tres la-
dos de todo triángulo, resulta que tres longitudes completa-
mente arbitrarias no son siempre adecuadas para lados de un
triángulo; pues si dos de ellas son 7 metros y 3 metros, su su-
ma 10 metros y su diferencia 4 metros son los límites que han
de comprender necesariamente á la tercera.
La misma propiedad revela: 1.° Que pueden existir triángu-
los con sus tres lados iguales, cualquiera que sea la magnitud di
estos. 2.° Que pueden existir triángulos con dos lados igualen
siempre que el tercero sea menor que el duplo de uno de log
iguales. 3.° Que pueden existir triángulos con los tres ladc
desiguales, siempre que satisfagan á la citada condición general^
De aquí resulta la siguiente división de los triángulos con rea
pecto á sus lados: EQUILÁTEROS, que tienen sus tres lados igualei\
ISÓSCELES, que tienen dos lados iguales; y ESCALENOS, que tie%
sus tres lados desiguales.
En los triángulos isósceles el lado desigual se llama ¡5<¡
el vértice opuesto vértice, y la distancia del ve'rtice á la ty
altura del triángulo isósceles.
110. Teorema.—En todo triángulo la suma de los tres ánguloi
es igual á dos ángulos rectos.
En efecto. Sea un triángulo cualquiera ABO (fig. 111). Tra-
zando por uno de sus vértices C la pa-
ralela DE á su lado opuesto AB, se
tiene(34. Cor. 1.°) DCA+ACB+BCE=2
ángulos rectos: pero también se tiene
D CA—OAB por alternos, y BCE—CBA
por la misma razón; luego resulta
CAB+ ACB-\-GBA — 2 ángulos rectos.
Corolarios.—1.° Un ángulo de un triángulo es igual al su-
plemento de la suma de los otros dos. Pues la suma de los tres lia
de ser igual á dos ángulos rectos. ^
2.° Si un triángulo tiene un ángulo recto, los otros dos son cotn-^
plementarios. Pues la suma de estos ha de sor igual á un rectoj
3.° Si un triángulo tiene un ángulo obtuso, los otros dos so*¡
agudos, y cada uno de ellos es menor que el complemento del otroÁ
Pues la suma de ambos ha de ser menor que un recto.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 85 —
__E1 teorema precedente manifiesta que tres ángulos
Escolio. a r b i t r a r i o s no son siempre adecuados para la
completamente^ ^ . ^ ^ p u e g s i d o s d e e l l o s s o n 85 o y 6 0 O j e l
formación e ^ ^ n e c e sariamente 25°, para que la suma de los
tercero haw ^ ^ ^ ^ ¿ e d o s á n g u l o g rectos<
treS
T misma Propiedad revela: 1.° Que pueden existir trián-
sus tres ángulos agudos, sin más condición que el
gulos co ^ ^ precedentes corolarios; 2.° Que pueden existir
primero^ ^ ^ ^ ángulo recto, sin más condición que el se-
t n a n g u ^ ^ ^ ^ ^ 0 ^ ^ p u e d e n existir triángulos con un
^ UI1 1° obtuso, sin más condición que el corolario tercero. De
aIlg
^ sulta la' siguiente división de los triángulos con respecto
' -. 'nffulos: ACUTÁNGULOS, que tienen sus tres ángulos agudos;
RECTÁNGULOS, que tienen un ángulo recto; O¿TUSÁNGULOS , que
lidien un ángulo obtuso.
En los triángulos rectángulos el lado opuesto al ángulo recto
se llama hipotenusa, y los otros dos catetos.
Los triángulos acutángulos y los obtusángulos se suelen
comprender bajo la denominación de oblicuángulos.
111. Teorema.—En todo triángulo isósceles los ángulos opues-
tos á los lados iguales son iguales.
En efecto. Si en el triángulo AOB (fig. 112)
uniendo el vértice O con el punto medio D de la
base AB, la recta D C tendrá los dos puntos DjC
equidistantes de A y de B, y (28. Cor.) los ángulos
CDAj CDB serán iguales por rectos. Doblando
ahora el plano de la figura por la recta DC, el seg-
mento DB se adaptará sobre DA, y como son igua-
les el punto B coincidirá con A: en su virtud, las
rectas CB y C A coincidirán también; y por tanto,
los ángulos CBD j CAD coincidirán;*luego estos
ángulos son iguales.
orolanos—.\.° Todo triángulo equilátero es también equián-
gulo: es decir, tiene sus tres ángulos iguales. Pues será un
trmngulo isósceles, con la base igual á los otros lados.
partes ^ ° tHáng%l° Rósceles la altura divide á la base en dos
%9
mnJ .*i V es la bisectriz del ángulo opuesto. Pues en la de-
S°guíof¿ n r P r cederite ' CD e s l a a l t u r a D A e s i g u a l á DB y
' ' los

Escolio I T y D0B S ° n ^ u a l e s -
cuatro c ' ñ • • a l t u r a ^D del triángulo isósceles satisface á
medio B de ^T™' P & S a p o r e l v é r t i c e c* P a s a P o r e l P u n t o
del ángulo e * i ^ GS P er P en< *icular á esta base y es bisectriz
y
értice. Dos de estas condiciones bastan para

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 8G —
determinarla; pues por dos puntos no se puede trazar más qUe
una recta, por un punto no se puede trazar más que tina per.
pendicular á una recta, y un ángulo tiene una sola bisectriz*
luego toda recta que satisfaga dos de las cuatro condiciones
indicadas, satisfará necesariamente las otras dos.
Un triángulo isósceles puede ser á la vez rectángulo: enton-
ces la hipotenusa es la base, el ve'rtice es el del ángulo recto,
los catetos son los lados iguales, y los ángulos agudos son ambos
semirectos: su altura le divide en otros dos triángulos, también
rectángulos é isósceles.
112. Teorema.—En un triángulo cualquiera, al mayor lado
está opuesto el mayor ángulo.
En efecto. Si en el triángulo ACB (flg. 113) es AC>CB, el
Fio- 113 * punto O estará fuera de la perpendicular
al lado AB en su punto medio, y al mismo
lado de ella que el punto B; por lo cual
cortará al lado A O en un punto E, y las
oblicuas EA y EB serán (27. 2.°) igua-
les: el triángulo A EB será isósceles, y por
tanto, los ángulos EBD y EAD serán
iguales. Luego el ángulo CBD, evidentemente mayor que su
parte EBD, es también mayor que EAD.
Corolarios.—1.° Si un triángulo tiene dos ángulos iguales, el
triángulo es isósceles.
2.° En un triángulo cualquiera, á mayor ángulo está opuesto
mayor lado.
Estos dos corolarios, recíprocos de los dos teoremas prece-
dentes, están comprendidos en la regla expuesta (74).
113. Teorema.—Dos triángulos son iguales, siempre que ten-
gan sus tres lados respectivamente iguales.
Si los dos triángulos ABC y A'B' O' (ñg. 114) tie-
nen AB=A'B', AC=A'C y BC=B'C,
superpuestos coincidirán y, por consi-
guiente, serán iguales. Pues poniendo el
A'B'C sobre el ABC, de modo que A1 C
coincida con su igual A O, y que los pun-
tos B' y B estén al mismo lado de dicha
A c
recta; por ser B'A'=BA los puntos Br y
B se hallarán en la circunferencia que se describiera con el
radio AB desde el centro A; y por ser B' Of=BO los puntos B'
y B estarán en la circunferencia que se describiera con el radio
OB desde el centro O; pero dos circunferencias no pueden tener
más que un punto común al mismo lado de la recta de los cen-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
tro los puntos B' y B coinciden. Por consiguiente, los
tros, | ue &^ ABC y A'B'C, que han coincidido, son iguales,
dos tria g- ^jjn triángulo está determinado siempre que se co-
COr
° ^.s tres lados. Pues todo3 los triángulos que tengan los
nozcan i a ( j o á > serán iguales, según el teorema precedente,
mismos eja3L__Qonstruir m triángulo, dados siis tres lados
h c (fig- H5).
*' En una recta indefinida se toma una longitud AB igual á c;
con un radio igual á 5, haciendo Fiír. n5.
centro en i , se traza un arco de a ¿ c
círculo; con un radío igual a a, ha-
ciendo centro en # , se traza otro
arco de círculo, que cortara al pri-
mero; pues si los tres lados dados
satisfacen las condiciones (109) ne-
cesarias para formar triángulo, la
distancia de los centros AB será
menor que la suma de los radios y mayor que su diferencia.
Uniendo dicha intersección C con AjB, resulta el triángulo
AOB, que es el pedido: pues se tiene AB=c, AC=b, BC=a.
Escolio.—Los dos arcos que se cortan en O tienen otro punto
de intersección en C, y el triángulo A O'B satisface también al
problema; pero esta solución es igual á la anterior, según el
teorema precedente. Sin embargo, los dos triángulos A CB y
A O'B tienen sus elementos colocados en orden inverso, y sólo
pueden coincidir doblando el plano de la figura por la recta AB.
En este caso se dice que los dos triángulos son simétricos ó
iguales por simetría. Los vértices C y C están en la misma per-
pendicular al lado común AB, á igual distancia de él, y uno á
cada lado del mismo.
El problema anterior comprende los dos siguientes casos
particulares:
L Sobre un recta dada construir un triángulo equilátero.
• Construir un triángulo isósceles, dados la base y uno de los
otros lados.
orema
- — ^ o s lr^n9%l°s son iguales, siempre que ten-
"*Pectív*mente iguales dos lados y el ángulo comprendido.
6 n l 0 S tv[
foMAJh^A'»' ^^losABCj A'B'C (fig.113) s e
a „r,„-_ . ' AC=A'C y el ángulo A igual al ángulo A',
guio A' c ° d t r i á n ^ u l ° A'B'C al ABC, de modo que el án-
A'Q' ten£»aVUClda ° ° n S U Í g U a l A* e s d e c i r ' q u e l 0 S l a d o s A'B' y
re S ec vaineil e
A C su re- 0 . ^ ^ t las mismas direcciones que AB y
spectrva igualdad hará que el punto B' coincida con B,

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 88 —
y el C con C; y los dos triángulos, que tendrán entonces los mis-
mos ve'rtices, habrán coincidido; por consiguiente serán iguales.
Corolario.—Un triángulo está determinado, cuando se conocen
dos de sus lados y el ángulo comprendido por ellos. Pues todos los
que tengan estos mismos elementos serán iguales.
Problema.—Construir un triángulo, dados dos de sus lados a
y b, y el ángulo que comprenden C (fig. 116).
Se construye un ángulo MCN=C; sobre uno de sus lados se
Fig-. no. toma una longitud CB = a,j sobre
a ¿ c c el otro CA = b; se trázala recta AB,
y el triángulo A CB es el pedido.
Escolio.—Tomando la longitud a
sobre la recta CM, y la longitud b
sobre CN, se obtendría un triángu-
lo igual al anterior; mas para que
A/ ~~ \ E ambos coincidieran seria necesario
-• / M j[\ volver uno de ellos del revés.
El problema anterior comprende como casos particulares los
dos siguientes:
1.° Construir un triángulo isósceles, dado el ángulo en el vér-
tice, y uno de los lados iguales.
2.° Construir un triángulo rectángulo, dados sus catetos.
115. Teorema.—Dos triángulos son iguales, siempre que ten-
gan respectivamente iguales un lado y los dos ángulos contiguos.
En efecto. Si los triángulos ABC y A'B'C (fig. 113) tienen
AC—A' Cr, el ángulo A igual al ángulo A', y el ángulo C igual
al ángulo C; superponiéndolos de modo que el lado A'C coin-
cida con su igual A C; el lado A'B' tomará la dirección AB, por
ser iguales los ángulos A y A'; y el lado C'B' tomará la direc-
ción CB, por ser iguales los ángalos C y C. El punto B' que
debe caer sobre AB j sobre CB, se hallará en su intersección B.
Luego los dos triángulos ABC y A'B'C habrán coincidido, y
por consiguiente serán iguales.
Corolarios.—1.° Un triángulo está determinado cuando se co-
nocen uno de sus lados y los dos ángulos contiguos. Pues todos los
que tengan estos mismos elementos serán iguales.
2.° Un triángulo está determinado cuando se conocen uno de sus
lados y dos cualesquiera de sus ángulos. Pues conociendo dos án-
gulos de un triángulo está conocido el tercero (110. Cor. 1.°).
Problema.—Construir un triángulo, dados uno de sus lados c,
y los dos ángulos continuosA. # B (fig. 117).
Sobre una recta indefinida se toma una longitud AB=c, y
en sus dos extremos se construyen los ángulos CAB y CBA,

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


spectivamente iguales á los da- Fip;. 117.
Are las rectas que asi resulten se
C e n t r a r á n en un punto C, y el
triánguloi^e3elPedií;0- ,
Escolio.-Construyendo el án-
gulo A en el punto B, y el ángulo B
fn el p u n t o s , resultaría un trian-
gulo igual al anterior; pero seria
necesario volver uno del revés para
oue ambos coincidieran.
Si los dos ángulos dados no fueran los contiguos al lado
nocido uno de ellos por lo menos lo seria, siendo el otro el
opuesto; y como siempre que se conozcan dos ángulos de u n
triángulo, está determinado el tercero, puede tener el problema
anterior este enunciado más general: Construir un triángulo,
dados uno de sus lados y dos de sus ángulos.
Para que el triángulo sea posible con estos datos, debe ser la
suma de los dos ángulos dados menor que dos ángulos rectos;
pues si los dos ángulos dados A y B fuesen suplementarios, las
rectas ACy 2?GYserian (33. Cor. Recíp. 3.°) paralelas. Con mayor
razón seria imposible el problema, si la suma de dichos dos án"
gulos fuese mayor que dos ángulos rectos.
El problema anterior comprende como casos particulares los
cuatro siguientes:
1.° Construir un triángulo isósceles, dados la base y uno de los
ángulos contiguos á ella.
2.° Construir un triángulo isósceles, dados la base y el ángulo
en el vértice.
3.° Construir un triángulo rectángulo, dados la hipotenusa y un
ángulo agudo.
4. Construir un triángulo rectángulo, dados %n cateto y un
ángulo agudo.
116. Problema.—Construir un triángulo, dados dos de sus
tados zyb,yel ángulo opuesto á uno de ellos A (fig. 118).
Se construye un ángulo MAN igual al dado A; sobre uno de sus
'ados s e toma la longitud AC=-.b;
conelradio a, haciendo centro en C,
^ describe un arco, que cortará en

«„„„ „ J „ ' Ul "endo cada uno de


g u i o s ABC X A ntrt ,. ,.
qU6 satisfacen
al problema. '

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 90 —
Corolario. — Un triángulo no está completamente determinado
cuando se conocen dos de sus lados y el ángulo opuesto á uno de es
Pues con los mismos tres elementos habrá en algunos casos dos
triángulos desiguales, y en otros será imposible la existencia
del triángulo, como se vé á continuación.
Escolio.—Trazando desde el punto O la perpendicular CD á
la recta A N, pueden ocurrir los casos siguientes:
1.° Si el lado dado a fuese menor que la perpendicular CD,
el arco no cortaría á la recta AN, y el triángulo pedido seria
imposible.
2.° Si a fuese igual á dicha perpendicular, el referido arco
seria tangente en D á la recta AN, y el problema tendría por
única solución el triángulo rectángulo A CD.
3.° Si a es mayor que CD y menor que A O, el problema ten-
drá dos soluciones distintas, como se ha visto en la resolución
del problema anterior.
4.° Si a fuese igual á A C, el referido arco cortaria á la recta
A N en los puntos AjN, y el problema tendría por única solu-
ción el triángulo A CN.
5.° Si a fuese mayor que A C, el arco ya citado cortaría á la
recta AN en dos puntos B" y iVá distinto lado de A; y el pro-
blema tendría por única solución el triángulo ACN; pues A GB"
en vez de contener al ángulo dado MAN, contiene á su suple-
mento MAN'.
6.° Si el ángulo dado es obtuso ó recto, el problema no puede
tener más que una solución.
117. Teorema.—Dos triángulos rectángulos son iguales, siem-
pre que tengan respectivamente iguales la hipotenusa y un cateto.
En efecto. Si los dos triángulos AB C, A'B'C (flg. 119) tie-
nen rectos los ángulos A y A', y además B C—B'C y AB—A'B',
Ffc. 119. superponiéndolos de modo que los catetos
iguales AB y A' B' coincidan, los otros ca-
tetos AC y A' C tendrán la misma direc-
ción, y los puntos C y C coincidirán,
porque siendo iguales las oblicuas BC y
B' B'C, sus pies equidistarán del déla per-
pendicular BA: luego los dos triángulos cuyos vértices han
coincidido son iguales.
Corolario.—Un triángulo rectángulo está determinado cuando
su conocen su hipotenusa y uno de sus catetos. Pues todos los que
tengan comunes estos elementos son iguales.
Problema.—Construir un triángulo rectángulo conociendo sv,
hipotenusa a y un cateto b (fig. 120).

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 91 —
oblema es el caso particular del inmediato anterior,
ES
f p í > r á n gulo dado es recto. Se Fia-. 120.
^ ^ l como aquel trazando dos

' í forman un ángulo igual al da-


T amando sobre una de ellas una
toxLritnd AC=h J i z a n d o con cen-
n C y el r á d i o a u n a r c o ' *l ue
cortará la recta AMen los puntos
B y B'. Los triángulos A CB y ¿ 0 5 '
t'sfacen al problema; son iguales seg:m el teorema precedente,
su coincidencia exige que se vuelva uno del reve's.
118 Escolio.—Los cuatro últimos teoremas constituyen la
teoría de la igualdad de triángulos; muy útil en las demostra-
ciones como se verá en lo sucesivo; puesto que dos triángulos
iguales ABC J A'2?'C" satisfacen á seis condiciones, que son:
Para los lados a = a', b = V, c—c'\
Para los ángulos A—A', B=B\ C=C'.
Cada caso de igualdad contiene tres de estas condiciones, y
arguye que se verifican también necesariamente las otras tres.
Lo cual permite resolver el siguiente
Problema.—Construir un triángulo igual á otro dado.
Se toman como datos les tres lados del triángulo dado, ó dos
lados y un ángulo, ó un lado y dos ángulos; y con ellos se cons-
truye un triángulo, según lo expuesto antes (113.114. llS.Prob.)
A la misma teoría pertenecen, como consecuencias inmedia-
tas, los siguientes
Corolarios.—1.° Dos triángulos rectángulos son iguales, siem-
pre que tengan respectivamente iguales la hipotenusa y un ángulo
agudo. Pues los otros dos ángulos agudos serán también igua-
les, por complementos de los primeros, y el caso se reduce á dos
triángulos que tienen iguales sus tres ángulos y un lado.
2.° Dos triángulos isósceles son iguales, siempre que tengan
respectivamente iguales un lado y un ángulo. Pues determinado
un ángulo de un triángulo isósceles, lo están los otros dos, que
serán mitades del suplemento del primero, cuando este sea el
ángulo en el vértice; ó uno igual y otro suplemento del duplo
primero, cuando este sea un ángulo en la base; y ambos ca-
sos se reducen al caso general antes citado.
fíu °S ir^n^os isósceles rectángulos son iguales, siempre
n an lUS temsas
boa ^ ^P° iguales ó un cateto igual. Pues en am-
, S t e n a r á n sus tres ángulos respectivamente iguales, y
estaran comprendidos en el caso general citado.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 92 —
4.° Dos triángulos equiláteros son iguales, siempre que tengan
un lado igual. Pues siendo equiángulos, se hallan comprendidos
en el mismo caso citado.
119. Teorema.—Sidos triángulos ABC y abe (fig. 121) lie-
nen sus
Fiff 121 tres ángulos respectivamente igua-
les, los lados opuestos son directamente pro-
porcionales.
En efecto. Colocando el triángulo abe
sobre el ABC, de modo que los ángulos
iguales C y c coincidan y los otros ángu-
los iguales se correspondan, el lado a b to-
mará la posición A'B' paralela á AB (33. Cor. Eecíp. 2.°), puesto
que los ángulos O A'B' y A son iguales. En su virtud (39. Cor. 2.°)
, 3 ,CA CB CA AB , CA CB CA AB
setendra- 7 - r ,== 7 r 7 r;y-=-n=- rr ^7, obien—=—r- Jy — = — r -
CA' CB'J CA' A'B' ca cb ca ab
Corolario.—Los tres ángulos de un triángulo no bastan para
determinarle. Pues todas las paralelas á un lado de un triángulo,
forman con los otros dos, triángulos desiguales que tienen sus
tres ángulos respectivamenta iguales. La determinación de un
triángulo exige, pues, que se conozca por lo menos un lado.
Escolio.—Los triángulos ABC y abe, que tienen sus ángulos
respectivamente iguales y los lados opuestos directamente pro-
porcionales, son desiguales en magnitud, pero iguales en figura,
puesto que en la conveniente posición son homotéticos (62).
En su virtud, dichos triángulos se llaman semejantes; los lados
opuestos á los ángulos iguales son lados homólogos, y los vérti-
ces de aquellos son vértices homólogos: el teorema anterior puede
tener este otro enunciado: Los triángulos que tengan sus ángulos
respectivamente iguales, son semejantes.
Los lado3 homólogos son precisamente los proporcionales, y
su razón se llama razón de la semejanza.
120. Teorema.—Dos triángulos son semejantes, siempre que
tengan un ángulo igual formado por lados proporcionales.
En efecto. Si en los dos triángulos ABCj abe (fig. 121) son
CA CB
iguales los ángulos C y c, y además se tiene — = — - : to-
mando sobre CA una longitud CAf=ca, y trazando por A' la
recta A'B' paralela á AB, se tendrá (39. Cor. 2.°) la proporción
CA CB
n \7~ 7Tñ7' cuyos tres primeros términos son iguales á los de
la anterior, y resulta CB'=cb. Los dos triángulos A'CB' y acb,
son, pues, iguales (114); pero el primero es (119. Esc.) seme-
jante al ACB, luego el segundo también lo será.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 93 -
Teorema.—Dos triángulos son semejantes, siempre que
121. lados directamente proporcionales
^ n e f e c t o T s i ~ e n los dos triángulos ¿ C B y acb (fig. 121) se
GA __——-tomando CA'=ca, y trazando por A'
tiene -^¿^ cb ab 'J
cta A'B\ paralela á AB, se tendrá (33 y 41) la serie de
CA CB AB .
razones ^Jf == CB7 = AW '' q U e c o m P a r a d a c o n l a a Q t e r i o r
rene los mismos numeradores y los primeros denominadores
" ales p 0 r construcción, luego resulta CB'=cb y AB — ab. En
su virtud, los dos triángulos A'CB1 y acb son (113) iguales;
ñero el primero es (119. Esc.) semejante al ABC; luego el se-
gundo también lo será.
122. Teorema. — Dos triángulos rectángulos son semejantes,
siempre que tengan proporcionales la hipotenusa y un cateto.
En efecto. Si en los dos triángulos ABC y abe (fig. 121) fue-
sen rectos los ángulos en A y a y se tuviera la proporción
CB CA
_ — = — — , tomando CA'=ca, y trazando la recta A'B' para-
cb ca
CB CA
lela &AB, se tendría 7Tñ7=~¡ñ~7T'f proporción que comparada
con la anterior, prueba que es CA'—ca; y por tanto, los trián-
gulos A'BC y abe son (117) iguales; pero el primero es seme-
jante al ABO, luego también lo será el segundo.
123. Problema.— Construir un triángulo semejante á otro
dado, conociendo un lado, d la razón de la semejanza.
1.° Para construir sobre ab (fig. 121), como lado homólogo
de AB, el triángulo abe semejante al ABC, se construye en su
extremo a un ángulo igual al A, y en b otro igual al B, y el
triángulo que resulte será (119. Esc.) el pedido.
También se podría trazar en el punto a el ángulo bac=A, lle-
var sobre ac la cuarta proporcional á AB, AC y a b, y trazando la
recta cb resultaría el mismo triángulo abe pedido (120).
Se podría también hallar, además de la cuarta proporcional
anterior, otra cuarta proporcional á AB, BC y ab, y construir
el triángulo abc con ellas y el lado dado ab (121).
2
- Para construir el triángulo abe semejante al ABC, dada
a razón de la semejanza — , se puede emplear cualquiera de
construcciones anteriores, hallando pre'viamente la longi-
m
tud ab nnv i o v, . AB .
yui ia proporción — = ——. Pero generalmente se pre-
onsuruir el triángulo homotetico, del siguiente modo:

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 94 —
Se unen los tres vértices AB C con un punto cualquiera O
Pigr. 122. por las tres rectas AO, BO, CO (fig. 122);
se toma en una de estas la longitud OA'
^ que tenga con O A la misma razón de m á
n; se traban las rectas A'B', A'C y B'C,
paralelas á AB, AC y B C, y resulta el trián-
gulo A'B'C, semejante al propuesto.
124. Escolio.—Los cuatro rütimos teoremas constituyen la
teoría de la semejanza de triángulos, muy fecunda en aplicacio-
nes, como se verá después; y consiste en que dos triángulos se-
mejantes ABC y A'B'C' satisfacen á cinco condiciones, que son:
a b e
Para los lados —r~i7=~~r-
a o c
Para los ángulos A=A', B=B', C=C'.
Cada caso de semejanza contiene dos de estas condiciones, y
arguye que se verifican también necesariamente las otras tres.
A la misma teoría pertenecen los siguientes:
Corolarios.—1.* Dos triángulos son semejantes, siempre que
.tengan sus lados respectivamente paralelos ó perpendiculares. Pues
sus ángulos homólogos A y A', By Bf, C y C serán (36 y 37)
iguales ó suplementos, y satisfarán á una de estas tres relaciones:
1.a A-t-A'=2rectos, B+-B'~2vectos, C-hC=2rectos.
2.a A~A\ B+B'~2 rectos, C-{~C '=2 rectos.
3. a A~A\ .B=5',yportanto(110)(7=í7'.
En la primera la suma de los ángulos de los dos triángulos
es 6 rectos; en la segunda dicha suma excede á 4 rectos; luego
la tercera es,la única posible.
2.° Dos triángulos rectángulos son semejantes, siempre que ten-
gan proporcionales la hipotenusa y un cateto.
3.° Dos triángulos rectángulos son semejantes, siempre que ten-
gan un ángulo agudo igual.
4.° Dos triángulos isósceles son semejantes, siempre que tengan
igual el ángulo en el vértice, ó igual uno de los de la base.
5.° Los triángulos isósceles rectángulos son todos semejantes.
6.° Los triángulos equiláteros son todos semejantes.
125. La semejanza de los triángulos facilita la determina-
ción de distancias inaccesibles, como se vé á continuación.
Problema I.—Calcular la distancia AB (fig. 123) inaccesible
por un extremo B.
1.° Se elige un tercer punto C accesible y se mide la distan-
cia AC, que se llama la base de la operación; se miden des-
pués con el grafómetro los ángulos CAB y A CB, y se tendrán
conocidos en el triángulo ABC un lado AC y los dos ángulos
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 9o —
Se construye ahora en el papel un triángulo abe,
contigo0;5' c gobre u n a recta p.^ ^
Seme3
! f tenga de longitud tantas
" k r d e " L i a como unidades li-
P
v ten-a AC, 1 el número de
^Sdeelcalaquetenga^esel
número de unidades lineales que
+• AB V'ies la semejanza de
^ t r i á n g u l o s ABO y abe da la
ac _ab__
proporción JQ—¿g-
2 o Se traza por A la A O perpendicular á AB; por un punto
A ' d e l a ^ C se traza A1 B perpendicular á AC, de modo que
corte á la OB en su parte accesible, y la semejanza de los trián-
AO A'B'
gulos ABC y A'B'C dará AB~—^~—. Midiendo las tres
distancias AC, A'Cj A''B', se tendrá por la expresión anterior
la medida de AB.
Problema II.—Calcula^ la distancia AB totalmente inaccesible.
1.° Se marca la base accesible CD y desde sus extremos se
miden los ángulos ACB, ACD, ABO y ADB (fig. 124). En el
triángulo A CD se tendrán conoci- Fio . 1 2 4
dos el lado CD y los dos ángulos
contiguos, y el problema anterior
dará el valor de A C: en el triángulo
BCD se tendrán conocidos también
el lado CD y los dos ángulos con-
tiguos, lo cual facilitará igualmen-
te el valor de CB; y en el triángulo
ABC se conocerán ahora los dos la-
dos A C y B C y el ángulo compren-
dido ACB: construyendo, pues, los triángulos semejantes acd
y bed, se tendrá el valor de ab, que representa el de AB.
2
-° Se traza la CH, perpendicular á A O (fig. 125), y la DE,
perpendicular áDB:en ellas se to-
Fio:. 125.
^ a n EC y HD', partes alícuotas
B
guales **BCJED;VOTC'JD' se
y
tTc n' ^'Perpendiculares !N. /
y HD, que corten á HA y HB
\ \ B( / /
te I K P W ' 7 s e r a l ami
s m a par-
\
\
\
V .xjw
V

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 96 -
126. Los triángulos semejantes tienen otras muchas aplica-
ciones prácticas, entre las cuales debe indicarse el levanta-
miento de planos: operación que se reduce á representar en el
papel la posición mutua de los diversos puntos notables de un
terreno. Para ello, en general, se marcan en el plano dos puntoa
que representan otros dos del terreno; se determina la posicioii
de un tercer punto, que con los dos primeros forma un triángu-
lo, y se construye en el plano el triángulo semejante; y la posi-j
cion de todos los otros puntos se determina del mismo modo. .:
Además, dicha teoría tiene numerosas aplicaciones tedricasJ
y suministra muchas relaciones numéricas, como las siguientes;
127. Teorema.—La perpendicular á la hipotenusa desde el
vértice opuesto, divide al triángulo rectángulo en otros dos semejan*
tes al total y semejantes entre si.
En efecto. Si en el triángulo rectángulo ABO (flg. 126) si
traza la AD perpendicular á la hipotenusa B
desde el vértice opuesto A, es verificará que:
1.° Los triángulos AB C j BAO son ambos
rectángulos, el primero en A y el segundo en D,
y además tienen el ángulo común O', luego tie-
nen dos ángulos iguales, y los terceros ángulos
también serán iguales; por consiguiente (119)
son semejantes.
2.° Los triángulos ABO y DBA son ambos
rectángulos, el primero en A y el segundo en D, y además tie-
nen el ángulo común B; luego tienen dos ángulos iguales, y
por tanto son semejantes.
3.° Los triángulos DA O y DB A son ambos rectángulos en
D, y además tienen complementarios los ángulos BAD y DA O,
cuya suma es el ángulo recto BAO así como los ángulos B j 0
que son los dos agudos del triángulo rectángulo BAO; luego
tienen sus tres ángulos respectivamente iguales, y por tanto
son semejantes.
Corolarios.—1.° La perpendicular A D « media proporcional
entre los dos segmentos BD y OD de la hipotenusa. Pues comparan-
BD AD
do los dos triángulos parciales ABD y CAD se tiene — = ^ .
2.° Cada cateto es media proporcional entre la hipotenusa y el
segmento contiguo. Pues comparando el triángulo total con el
BO AB
parcial ABD se tiene Tj¡=~ñf):> y comparando el triangulo to-
BO AC
tal con el parcial ACD se tiene — ^ = ^ „ .

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 97 -
r „ ^adrados de los catetos son directamente proporcionales
o o JjOS CUiUM •*<"
Pipilos
1 de la hipotenusa. Pues las dos ultimas proporcio-
d los seyvw' —2
mP—BO. BDlAC =BC.DC; y dividiendo ordena-
nesdani¿?- _a ^
damente estas dos igualdades resulta J = ¡ = ^ .
j. o gl cuadrado de la hipotenusa es igual á la suma de los cita-
dos de los catetos. Pues las mismas dos igualdades anteriores
-j-^2__^Q,3~D J AC —BC.DC, sumadas ordenadamente dan
TB^ITC^BCÍBD+DC^TC.
Escolio.—Be llama proyección de un punto A sobre una recta
M V (fig. 127) e l P ie ' a d e l a P e r P e n d i c u l a r
á esta recta, trazada desde aquel punto.
La proyección de una recta limitada AB,
sobre otra MN, es la distancia al com-
prendida entre las proyecciones de los
extremos A y B de la primera sobre la M—£-
secunda. En su virtud, los corolarios 1.°, 2.° y 3.°, que preceden,
admiten estos otros enunciados :
1.° La perpendicular es media proporcional entre las proyeccio-
nes de los dos catetos sobre la hipotenusa.
2.° Cada cateto es media proporcional entre su proyección sobre
la hipotenusa y esta misma hipotenusa.
3.° Los cuadrados de los catetos son directamente proporcionales
á sus proyecciones sobre la hipotenusa.
El primero es el mismo consignado (98. Cor.) bajo otra forma,
y origina la misma resolución del problema expjftesto (99); pues
bastaria trazar las cuerdas suplementarias QM y QN (fig. 98)
para tener el triángulo MQN, rectángulo en Q por estar el án-
gulo MQN inscrito en un semicírculo, y la recta QP será per-
pendicular á la hipotenusa MN.
El segundo admite este otro enunciado: Toda cuerda AM es
media proporcional entre su proyección MC (fig. 73) sobre el diáme-
tro MN que pasa por uno de sus extremos, y este mismo diámetro:
lo que suministra la siguiente resolución del citado problema.
Sobre una recta indefinida se toma una longitud MN igual á la
mayor de las dos rectas dadas, y sobre ella otra MC igual á la
enor: sobre MN, como diámetro, se traza una semicircun-
rencia, por Q s e traza la perpendicular CA á dicho diámetro,
la A v ^ - ^ e s la media proporcional pedida. Pues trazando
reS
° ' f e 1 t r í á n g u l o MAN rectángulo en A, que d a l a
proporción ^£~MA
MA MC'

7
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 98 -
El cuarto facilita un medio práctico para trazar perpendicu-
lares. Pues con tres reatas a, 6, c que satisfagan á la condición
a* = b* -He5, se construye siempre un triángulo, que tiene recto e]
ángulo opuesto al lado mayor a. Así, para trazar por A (ñg. 126
la perpendicular á A B, se toma sobre esta una longitud A B =J
unidades de una longitud arbitraria; con centro en A y un radio
igual á 4 unidades se traza un arco; con centro en B y un radio
igual á 5 unidades se traza otro arco, que cortará al anterior
(76. Eecíp. 3.°) en un punto C; y uniendo este punto con A, la
recta CA será la perpendicular á AB. Pues el triángulo ABC
será rectángulo en A, porque sus lados 2?C=5, AC=4, AB=3
satisfacen á la condición 52=45-f-32.
La misma propiedad sirve para trazar perpendiculares en el
terreno; pues si clavando en A un piquete, y otro en B á 3 metros
del anterior, se toma una cuerda de 12 metros, cuyos extremos
se sujetan al piquete A, y dando la vuelta por el piquete B,
se pone tensa con otro piquete C unido á la división 7 me-
tros, de modo que el triángulo ABC tenga sus lados AB = 3
metros, AC—i metros, BC=5 metros; este triángulo será rec-
tángulo en A.
Toda cuerda así dividida en tres partes, cuyas longitudes sa-
tisfagan á dicha condición, forma una escuadra, que sirve para
trazar perpendiculares en los parques, jardines, etc.
El mismo corolario cuarto facilita el cálculo de un lado de
un triángulo rectángulo, cuando se conocen los otros dos: pues
de a a =¿ 2 +c 2 resulta: a = Vp + c\ S=VV—c 2 , c=Va»—i*.
128. Teoremít.—En todo triángulo oblicuángulo el cuadrado
de un lado es igual á la suma de los cuadrados de los otros dos,
más ó menos, según que el ángulo opuesto al primero sea obtuso
6 agudo, el duplo del producto de uno de estos por la proyección
del otro sobre él.
En efecto. En los dos casos el triángulo es ABC (fig. 128), la
Fisr. 128. proyección de A C sobre B C es CD,
y el triángulo rectángulo ADB da
AB =BD -\-AD ; pero en el pri-
mero es BD = BC-\-CD que da
Jb*=Bl?+CD*+2BC .CD;yen
el segundo es BD = BC—CD que
da BD2= BC%C~D^-~ 2BC.CB;
» B y sustituyendo en la igualdad pri-
mera se tendrá Á1?=J¡C%+CD*±2B C. CD+A~ff: pero el trián-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 99 —
y 2 2
/.•«'turulo ADCdn CD +AD =AC ; luego resulta por fin
-—ÍSBC% ' AC±2BC.CD: correspondiendo el signo + al
¿Kn^ulo obtnsangulo, y el signo - al acatándolo.
° rios. 1.° El cuadrado de un lado de un triángulo es
iaual ó menor que la suma de los cuadrados de los otros dos
lltos 'según que el- ángulo opuesto al primero sea obtuso, recto ó
do Según el teorema precedente y el corolario 4.° anterior.
2 ° Recíproco.— Un ángulo de un triángulo es obtuso, recto ó
udo según que el cuadrado de su lado opuesto sea mayor, igual
menor que la suma de los cuadrados de los otros dos. Pues se halla
comprendido en la regla general (74).
129. Teorema.—La bisectriz de un ángulo de un triángulo
divide al lado opuesto en segmentos directamente proporcionales á
los lados contiguos.
En efecto. Si en el triángulo ABC (fíg. 129) se traza la AD
bisectriz del ángulo A, y por los otros dos
ve'rtices las perpendiculares BD y CEk
esta bisectriz, los dos triángulos rectán-
gulos BDF y CEF, que tienen iguales los
ángulos en F, como opuestos por el vértice
serán (i24. Cor. 3.°) semejantes; y se tendrá A
la proporción 7 7 ^ - = ; pero los triángulos rectángulos ABD
y ACE, que tienen iguales los ángulos en A, como mitades del
ABO, son también semejantes, y se tendrá la proporción
BD_AB BF AB
g0 resulta
'CE'Tc'' P o r fin 'c~F = AC'

§. ».°— Cuadriláteros.
130. Se llama CUADRILÁTERO toda extensión plana limitada
por cuatro rectas.
Dichas cuatro rectas, los ángulos que forman y los vértices
de estos ángulos, son los lados, los ángulos y los vértices del
cuadrilátero. Así AB CD (fíg. 130) representa un K < r 130
cuadrilátero, cuyos lados son AB, B C, CD, DA.
7 a r e c t a Á0 imitada por dos vértices que no
están en un mismo lado, se llama diagonal.
un cuadrilátero puede tener, como A'B'C'D',
exterior ° ° n ** a b e r t u r a v u e l t a M c i a e l
tonces ' q U e S e l l a m a a n gulo entrante; y en-
tro l a d o ^ i n i S I n a r e c t a P u e d e cortar á los cua-
' ' M n a e c e sidad de prolongar ninguno

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 100 —
de ellos. Cuando un cuadrilátero no tiene ángulo entrante'
ninguna recta puede cortar más que á dos de sus lados, si no se
prolonga ninguno de ellos; y entonces se dice que el cuadrilá-
tero es convexo.
Los cuadriláteros convexos tienen sus cuatro ángulos salien-
tes y sus dos diagonales interiores: los no convexos tienen UL
ángulo entrante y una diagonal exterior. En geometría elemen-
tal, cuando se habla de cuadriláteros, se trata sólo de los con-
vexos, á no ser que se indique expresamente lo contrario.
131. Teorema.—En todo cuadrilátero la suma de sus cuatro
ángulos es igual á cuatro ángulos rectos.
En efecto. Trazando una de sus diagonales AC (fig 130) que-
da el cuadrilátero descompuesto en los dos triángulos ABCj
ADC, cuyos seis ángulos componen los cuatro del cuadrilátero,
y por tanto, la suma de aquellos es igual á la suma de estos;
pero la suma de los tres ángulos de cada triángulo es igual á
dos ángulos rectos; luego la suma de los seis ángulos de los dos
triángulos es igual á cuatro rectos. Por consiguiente, la suma de
los ángulos del cuadrilátero es igual á cuatro ángulos rectos.
Corolarios.—1.° Dados tres ángulos de un cuadrilátero esto
conocido el cuarto. Pues restando de cuatro rectos la suma de lo^
tres primeros, resultará el cuarto.
2.° Si dos ángulos de un cuadrilátero son suplementarios, los
otros dos también lo son. Pues valiendo dos rectos la suma de los
dos primeros, la de los dos segundos valdrá otros dos rectos.
132. Teorema.—Todo cuadrilátero está determinado siempre
que lo estén los dos triángulos que le componen.
En efecto. Si los dos triángulos ABC y ADC, que componen
el cuadrilátero ABCD (fig. 130), están determinados, serán co-
nocidos los tres ángulos y los tres lados de cada uno de ellos; y
en su virtud, lo serán también los siguientes: los cuatro lados
AB, B C, CD, DA del cuadrilátero, que lo son á la vez de los
triángulos; los ángulos A BC y A D C, que también son de los
triángulos; los ángulos BAD y BCD, que son sumas de dos
ángulos de los triángulos; la diagonal A C, que es lado comuu
de los mismos, y por fin la otra diagonal BD, que pertenece ni
triángulo ABD, en el que se conocea dos lados AB y AD y el
ángulo comprendido. Luego conociendo los elementos de los
dos triángulos quedan determinados todos los del cuadrilátero
Corolarios.—1.° Un cuadrilátero A B C D (fig. 130) está deter-
minado cuando se conocen sus cuatro lados y una de sus diagonales
AC. Pues los dos triángulos ABC y ADC que le componen es-
tán determinados cada uno por sus tres lados.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 101 —
TT cuadrilátero ABCD está determinado cuando se conocen
^ lados y uno de sus ángulos B. Pues entonces el trian-
*uS CUfí(j e s tá determinado por dos lados y el ángulo compren-
g 10
v? 1 aue determina la diagonal AC; y en su virtud, el otro
? •'°'a-°lo ADC está determinado por sus tres lados.
t n a
f -gn cuadrilátero ABCD está determinado cuando se conoz-
tresde sus lados AB, BC, CD, y los dos ángulos ABO y BCD
Cm
comprenden. P i e s el triángulo ABC está entonces detenni-
^ d o ñor dos lados y el ángulo comprendido, lo cual determina
¡^diagonal A O J el ángulo A CD=B CD—B CA; y en su virtud,
1 tro triángulo A CD está determinado también por dos lados
ACj CD y el ángulo comprendido.
A. ° Un cuadrilátero ABCD está determinado cuando se conocen
dos de sus lados consecutivos AB y BC y tres de sus ángulos. Pues
el cuarto ángulo se halla también determinado (131. Cor. 1.°); el
triángulo ABC lo está por dos lados y el ángulo comprendido,
lo cual determina los ángulos BAC, BCAj la diagonal A C; y
el otro triángulo ADC está determinado por un lado A C y los
dos ángulos contiguos D A C y DCA, que son las diferencias
entre los del cuadrilátero y los del triángulo anterior.
5.° Un cuadrilátero A B C D w t ó determinado cuando se conoce
uno de sus lados AB y los ángulos ABC, BAD, ABD, BAC
que forma con sus dos contiguos AD, BC y con las dos diagonales
AC, BD. Pues el triángulo ABC está determinado por un lado
AB y los dos ángulos contiguos, lo cual determina la diagonal
AC: del mismo modo, el triángulo ABD, que está determinado
por un lado AB y los dos ángulos contiguos, determina el lado
AD; y el triángulo ADC resulta determinado por dos lados
AC y AD y el ángulo comprendido CAD.
Escolio.—La determinación de un cuadrilátero exige por lo
visto 5 datos; y cada uno de los corolarios precedentes origina
un caso de igualdad de cuadriláteros en la forma siguiente: dos
cuadriláteros son iguales siempre que tengan:
1-° Sus cuatro lados respectivamente iguales y una diagonal
homologa igual.
Sus cuatro lados respectivamente iguales y un ángulo
homólogo igual.
Tres de sus lados respectivamente iguales y los dos án-
gulos que forman iguales también.
03
lados contiguos yJ tres ángulos homólogos respecti-
vamente i g u a l e S i
«•" n lado y los ángulos que forma con sus dos contiguos
as dos diagonales respectivamente iguales.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 102 —
133. Los cuadriláteros se dividen en tres clases: trapezoides
trapecios y paralelógramos.
TRAPEZOIDE es el cuadrilátero que no tiene lados paralelos: com0
ABCD (fig. 130). Sus propiedades generales son las precedentes.
134. TRAPECIO es el cuadrilátero que tiene dos lados paralelos
y los otros dos no: como ABCD (fig. 131). Los lados paralelos A&
Fig. 131. j DCse llaman sus lases, y la distancia
EF entre las bases su altura. Los dos án-
gulos AjD contiguos á un mismo lado
de los no paralelos son suplementarios,
lo mismo que B y C.
Si uno de estos ángulos A es recto,
otro D también lo es, y el trapecio se llj
ma entonces rectangular.
Si los dos ángulos A y B contiguos
una misma base son iguales, los otrc
dos C y D contiguos á la otra base SQ
también iguales, como suplementos de i(
anteriores: los lados ADjBC no paralelos, son iguales; pu
prolongándolos hasta su encuentro en un punto O los triangule
DOCy AOB serán isósceles y se tendrá OD=OCj OA=0
de donde resulta OD—OA=OC—OB, ó sea AD=BC; y en esti
caso el trapecio se llama isósceles ó simétrico. "
Si por el punto medio de la altura EF se traza la recta GR
paralela á las bases, cortará á los dos lados no paralelos AD y BC
y á la diagonal BC en sus puntos medios (39. Cor. 1.°) y se tendrá
' r AB Trr CD AB+OD
lrL=r—-i LH——JT-, y por tanto GH= x • La recta GE
paralela á las bases, equidistante de ellas é igual á su semisuma,
como se acaba de ver, se llama la paralela media; y resulta que
En todo trapecio la paralela media es igual á la semisuma de las
dos bases.
135. PARALELÓGRAMO es el cuadrilátero que tiene sus lados pa-
ralelos dos á dos: como ABCD (fig. 132). Sus lados opuestos AB
y CD, así como AD y BC, son iguales
(34), por paralelas comprendidas entre
paralelas. Sus ángulos opuestos BAD y
BCD, así como ABCj ADC, son iguales
(36) por tener sus lados paralelos y en
~B sentido contrario. Los dos ángulos conti-
guos á un mismo lado, como DAB y CB A ó bien ABC y BCD,
son suplementarios (33. Cor. 3.°) por internos del mismo lado
de la secante.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 103 —
de un paralelógramo es uno cualquiera de sus lados, y
l í r a es la distancia entre la base y el lado opuesto.
su
* U l q u i e r a de sus dos diagonales divide al paralelógramo en
^ " n ^ u l o s iguales por tener sus tres lados respectivamente
d S
° lesV* 3 )' y en s u v i r t u d ' r e s u l t a <l u e :
lgu
i , ,0 paralelógramo se compone de dos triángulos iguales, que
• n ¿a misma base y misma altura que el paralelógramo.
^ 1 3 6 - Teorema.—Todo cuadrilátero A B C D (fig. 132) cuyos
lados opuestos sean iguales, es un paralelógramo.
En efecto. Trazando una diagonal AC, los triángulos ABO
4£>¿7, que tienen el lado AO común, AD=BCy AB=CD por
hipótesis, serán (113) iguales; y por tanto, los ángulos homólo-
gos BAC J ACD serán iguales, y como son alternos internos
entre las rectas A B y CD y su secante A C, resulta (33. Recíp.)
que AB y OD son paralelas: igualmente, los ángulos homólogos
DAOy AGB son iguales, y como son alternos internos entre las
rectas AD y OB y su secante AC, resulta que AD y BO son
también paralelas; luego el cuadrilátero AB OD tiene sus lados
paralelos dos á dos, y por tanto, es un paralelógramo.
Escolio.—El teorema anterior es el recíproco del consignado
(34), supuesta la precedente definición de paralelógramo, y
facilita la resolución de las siguientes cuestiones:
Problema I.—Construir un paralelógramo conociendo uno de sus
ángulos A y los lados m y n que le forman (fig. 133).
Se construye un ángulo MAN=A, y sobre sus lados se
toman las longitudes AB=m y A D=n; y 133
con centro en B y el radio n se traza un
arco, y con centro en i? y el radio m se T / /^
traza otro arco, que cortará al anterior en
un punto O, porque la distancia BD de
los centros satisface (76. Recíp. 3.°) á la
condición necesaria para ello; y uniendo la B M
el punto O con B y con D por las rectas CB y OD, resulta el
paralelógramo pedido. Pues será un cuadrilátero cuyos lados
opuestos son iguales.
Problema II.—Trazar por el punto B la paralela á la recta A D .
raza
por B una recta cualquiera MA que corte á la dada;
marca en esta un punto cualquiera D; y después se prosigue
ausma construcción anterior sin trazar la recta DO, y resul-
tara la 5(7paralela kAD.
dos l do T e o r e m a - — T o d o cuadrilátero A B C D (fig. 132) que tenga
3
°^Ueslos A-B y DC iguales y paralelos, es un paraleló-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 104 —
En efecto- Trazando la diogonal AC, los triángulos ACB
y ACD tendrán el lado AC común, AB=DC-por hipótesis, y los
ángulos ACD y CAB iguales por alternos internos: luego estos
triángulos (114) son iguales: en su virtud, los ángulos homó-
logos DAC y ACB son iguales, y por tanto (33. Recíp.) las rec-
tas AD y B C son paralelas. Por consiguiente, el cuadrilátero es
un paralelógramo.
138. Teorema.—Las dos diagonales de todo paralelógramo se
cortan mutuamente en dos partes iguales.
En efecto. Si es O (fíg. 132) su punto de intersección, los
triángulos AOB y COD tendrán los ángulos OBA y ODC
iguales por alternos internos, OAB y OCD iguales por la mis-
ma razón, y AB — CD por lados opuestos del paralelógramo;
luego dichos dos triángulos (115) son iguales; y por tanto re-
sulta AO^OCj 0D=0B.
Recíproco.—Si las dos diagonales de un cuadrilátero se cortan
mutuamente encartes iguales, el cuadrilátero es paralelógramo.
Pues siendo ahora A 0=0C y 0D=0B por hipótesis, y los
ángulos en O iguales como opuestos por el vértice, los triángu-
los AOB y DOCserán (114) iguales; y sus ángulos homólogos
OBA y 01) C también lo serán; luego las rectas A B y CD serán
iguales y paralelas, y por tanto, el cuadrilátero ABCD será un
paralelógramo.
139. Los paralelógramos se dividen en romboides, rombos,
rectángulos y cuadrados.
ROMBOIDE es el paralelógramo que tiene desiguales los lados que
forman cada ángulo y los ángulos contiguos á cada lado: como
ABCD{ñg. 132).
ROMBO es el paralelógramo que tiene iguales todos sus lados,
y desiguales los ángulos contiguos á cada
Fi?. 134..
lado: c o m o E F G H (fíg. 131). De la igual-
H
dad de lados resulta el paralelismo de los
E^ < — -^- i ^~> G opuestos, pues siendo estos iguales (136)
el cuadrilátero es paralelógramo.
F
RECTÁNGULO es el paralelógramo que
tiene todos sus ángulos iguales, y desiguales
*-' 'l""^ Te"''T«* l°s todos que forman cada ángulo: como
T
s LMNP. Cada uno de sus ángulos será
!\ / recto (131), y de aquí la denominación de
i/\ ft
rectángulo que se le da.
CUADRADO es el paralelógramo que tiene
todos w¿sus lados^iguales, y lodos sus ángulos también iguales: como
QRST. Reúne las propiedades del rombo y del rectángulo.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 105 —
o r e m a . — L a s diagonales de un paralelógramo son:
i4
°M el romboide, desiguales y oblicuas.
o'o En el rombo, desiguales y perpendiculares.
o'o En el rectángulo, iguales y oblicuas.
A o En el cuadrado, iguales y perpendiculares.
' e f eC to. El punto de intersección de las dos diagonales de
ualquier paralelógramo es (138) el punto medio de ambas, y
en su virtud resulta que:
i ° En el romboide (fig. 132) se tiene OA—OC por mitades de
la diagonal, á la vez que BA y BC son desiguales; luego B O es
oblicua (28) á O A. Además, los triángulos ABB y ABG, que
tienen el lado común AB, y AD=BC$or lados opuestos del
paralelógramo, pero los ángulos comprendidos DABj CBA
desiguales por hipótesis, no pueden ser iguales, y sus terceros
lados BDjACson desiguales.
2.° En el rombo (fig. 134) se tiene OE—OQ por mitades da
EG, ala vez que HE—HGpor hipótesis; luego HO es (28) per-
pendicular á EG. Además, los triángulos EHFjEGF, que tie-
nen el lado común EF, y EH=FG por lados opuestos del parale-
lógramo, pero los ángulos comprendidos FES y FEG desiguales
por hipótesis, no pueden ser iguales, y sus terceros lados HFj
EG son desiguales.
3.° En el rectángulo se tiene OL=0 ¿Vpor mitades de LN, á
la vez que P Ny PL son desiguales por hipótesis; luego la recta
PO es oblicua á LN, Además, los triángulos PLM y NML,
que tienen el lado común LM, LP=MN^ox lados opuestos del
paralelógramo, y los ángulos comprendidos PLM y NML
iguales por hipótesis, serán iguales, y sus terceros lados LN j
PM son iguales.
4-° En el cuadrado se tiene O Q=OS, á la vez que TQ=TS;
luego QS y TR son perpendiculares. Además, los triángulos
rectángulos TQR y SM Q, que tienen iguales sus catetos, serán
iguales, y también sus hipotenusas TU y Q S.
41. La determinación y la construcción de cada una de estas
clases de paralelógramos, se reduce (133) á la del triángulo que
16 ai
o*ve de mitad; y en su virtud:
d 'i A r o m koide está determinado cuando se conozcan sus
rT ° S "* e* ^ n ^ u ^° comprendido; ó uno de sus lados, una de
dos j l a g 0 D J e l ángulo que formen; ó uno de sus lados y las
, , »=onales; ó las dos diagonales y el ángulo que formen; ó
u ñ a d " - 1 ° S ^ ° S ^ u & u l ° s 1ne forme con las dos diagonales; ó
diae-on-1° i y 3 ° s ángulos que forme con los dos lados; 6 una
J os ángulos que forme con la otra y con un lado.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


/ — 106 -
2.° Un rombo está determinado cuando se conozca su lado «
uno dé sus ángulos; ó su lado y una de las diagonales; ó las do<¡
diagonales; ó una diagonal y el ángulo opuesto. «
3.° Un rectángulo está determinado cuando se conozcan sr
dos lados; ó un lado y la diagonal; ó un lado y el ángulo q^
forma con una diagonal; ó la diagonal y el ángulo que fornj
con un lado; ó la longitud común de ambas diagonales y
ángulo que estas formen.
4.° Un cuadrado está determinado cuando se conozca su lac
ó su diagonal.
La construcción del paraleló gramo respectivo en cada ui¡
de los casos anteriores, se reduce al trazado de ángulos iguales
otros dados, y rectas perpendiculares ó paralelas á otras dada

§. 3.°—Polígonos.
142. Se llama POLÍGONO toda extensiónplana limitada por recta
Estas rectas limitadas, los ángulos que cada una forma c
sus dos inmediatas, y los vértices de estos ángulos, se llarai
respectivamente lados, ángulos y vértices del polígono.
Los polígonos se clasifican y denominan según el número
sus lados: el de tres lados se llama triángulo, el de cuat:
cuadrilátero, el de cinco pentágono, el de seis exágono, el de sieti
eptágono, el de ocho octógono, el de nueve eneágono, el de diez de
gono, el de once endecágono, el de doce dodecágono, el de quin
pentedecágono, y en general los demás, sin sujetarse á especial
nomenclatura, se llaman sencillamente polígonos de trece, de
catorce, de diez y seis, etc. lados.
Diagonal de un polígono es la recta comprendida entre
dos vértices no contiguos á un mismo lado. Desde cada vérti-
ce de un polígono se pueden trazar tantas diagonales como
vértices tenga menos tres; pues desde un vértice á cada uno de
los otros habrá una diagonal, excepto al mismo vértice y á los
dos contiguos. Así, pues, si un polígono tiene n lados, tendrá
n—3 diagonales concurrentes en cada uno de sus vértices, y
como el número total de sus vértices es n y cada diagonal cor-
responde á dos de ellos, se infiere que el número total de diago-
n («—3)
nales de un polígono de n lados es —¡r—. De aquí resulta que
un triángulo no tiene diagonal alguna; un cuadrilátero tiene dos,
sin que por cada vértice pase más que una; un pentágono tiene
cinco, y concurren dos en cada vértice; un exágono tiene nueve,
y concurren tres en cada vértice; etc.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 107 —
UNO de un polígono es la línea quebrada y cerrada que
^ ° > T s lados. PERÍMETRO es el valor numérico del contorno.
forma ufónos cuyo contorno es una línea convexa se llaman
• estos polígonos tienen todos sus ángulos salientes y
cowoe -^ d - a g 0 n a ¡ e s interiores. Los triángulos, los trapecios y
í° paraleiógramos son polígonos convexos.
° T os polígonos no convexos tienen por contorno una línea no
-exa que puede ser cortada por una recta en más de dos
ntos: estos polígonos tienen por lo menos un ángulo entrante
una diagonal exterior. Cuando se habla de polígonos, se trata
dp lo^ convexos, si no se expresa terminantemente lo contrario.
" Un polígono es equilátero si todos sus lados son iguales; y
eauiánoulo si lo son todos sus ángulos: el que sea á la vez equi-
látero y equiángulo se llama polígono regular. Así el rombo es
polígono equilátero; el rectángulo es polígono equiángulo; y
son polígonos regulares el triángulo equilátero y el cuadrado.
i 4 3 . Teorema.—La suma de todos los ángulos de un polígono
es igual á tantas veces dos ángulos rectos como lados menos dos ten-
ga el polígono.
En efecto. Si el polígono tiene n lados -(fig. 135), trazando
todas las diagonales concurrentes en un FÍS. 185.
vértice, le dividirán en n—2 triángulos;
pues cada uno de estos estará formado
por dos diagonales y un lado del polígo-
no, excepto los dos extremos, que lo es-
tarán por una diagonal y dos lados del
polígono. La suma de los ángulos de todos estos triángulos for-
ma cabalmente la suma de los ángulos del polígono; y como la
de los tres ángulos de cada triángulo equivale á dos ángulos
rectos, la de todos los ángulos de los triángulos equivaldrá á
tantas veces dos ángulos rectos como triángulos haya. Luego
la suma de los ángulos del polígono será igual á tantas veces
dos ángulos rectos como lados menos dos tenga el polígono.
Escolio.—Si es n el número de lados de un polígono, la suma
de todos sus ángulos tendrá por expresión 2(n—2) ó bien 2w—4,
adoptando como unidad el ángulo recto. Así, la suma de los
ángulos de un pentágono es seis ángulos rectos, la de los ángu-
os del exágono es ocho rectos, la del eptágono es diez, etc.
ectprocamente, siempre que se conozca la suma de los
lad •°í> ' U n P°^£ o n o ? s e podrá determinar el número de sus
tad d' ^ Cu ^ nc * 0 dicha suma sea veinte ángulos rectos, la mi-
dos- 1 ° 6 n ^ m e r o ' diez, expresa los lados del polígono menos
' U e g 0 e l Polígono tiene 10-1-2=12 lados ó es el dodecágono.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 108 —
Corolario.—La suma de los ángulos exteriores a, b, c, etc., .. ,
resultan prolongando todos los lados de un polígono en el m>
sentido (fig. 136), es constante é igual á cuatro ángulos rectos. P
la suma de un ángulo exterior a y su
yacente interior FAB es igual á dos á a .
gulos rectos; luego la suma de todos los
ángulos interiores y exteriores es igual á
tantas veces dos rectos como vértices 6
lados tenga el polífono; pero esta suma
excede á la de los ángulos interiores en
cuatro ángulos rectos; por consiguiente, la suma de los ángulos
exteriores es igual á cuatro ángulos rectos.
Escolio.—Un polígono convexo no puede tener más de tres
ángulos interiores agudos, pues de lo contrario resultarían más
de tres ángulos exteriores obtusos, y la suma de estos seria ma-
yor que cuatro ángulos rectos.
144. Teorema.—Un polígono está determinado, siempre que lo
estén todos los triángulos que le componen.
En efecto. El polígono ABCDBF (fig. 135) está compuesto
de los triángulos ABC, ACD, A DE, AEF, y si cada uno de
estos triángulos está determinado, en sus elementos y en su or-
den, para formar el polígono; por estarlo el primero, quedarán
determinados los lados AB y BO del polígono, así como el
ángulo ABC; por estarlo el segundo, lo estarán el lado CD del
polígono y su ángulo BCD, que es la suma de un ángulo BC A
del primero y otro A CD del segundo. Continuando de este modo
se verá que quedan determinados todos los lados y todos los
ángulos del polígono; y este, por tanto, quedará determinado.
Corolarios.—1.° Un polígono ABCDEF está determinado,
siempre que se conozcan iodos sus lados y todas las diagonales A
AD, AE, etc. concurrentes en un mismo vértice. Pues todos los
triángulos ABC, ACD, ADE, etc., estarán determinados por
sus tres lados cada uno.
2.° Un polígono ABCDEF está determinado, siempre que se
conozcan todos sus lados y todos sus ángulos consecutivos, except
los tres últimos, DEF, EFA, FAB. Pues el primer triángulo
AB Cesta determinado por el ángulo B y los lados que le for-
man; el segundo AOD lo está por el ángulo ACD y los lados
que le forman; y todos los siguientes lo están del mismo modo,
excepto el último que lo está por sus tres lados.
3.° Un polígono ABCDEF está determinado, siempre que se
conozcan uno de sus lados y todos los ángulos que este lado form
con los lados y las diagonales concurrentes en sus extremos. Pues

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— IUO —
do cada ve'rtice del polígono queda determinado direc-
(j e estemo - triángulo formado con el lado AB y los dos
tamente por ^
" los contiguos a el.
angm _ datos necesarios y suficientes para determinar
Tí* Q C 01 í ^ * •" • *
•'o-ono admiten numerosas variaciones; pero siempre en un
un
F ° ° J,, «lados el número de datos que le determinen debe ser
TlOll^OnO lio '* A . TT T 1 -,r
o _^3 Cada caso origina otro de igualdad de polígonos, de un
do análogo al expuesto (132. Esc.) en los cuadriláteros.
m
*45 problema.—Construir un polígono igual á otro dado.
1 a solución- Se descompone el polígono dado en triángulos,
i ' -,as diagonales concurrentes en uno de sus vértices; y se
construyen otros tantos triángulos respectivamente iguales y
colocados en el mismo orden. ^
2. a solución. Se traza una serie de lados y ángulos alternados
respectivamente iguales á los del polígono propuesto.
3. a solución. Se unen dos vértices cualesquiera del polígono
dado con todos los demás, y se construyen triángulos respecti-
vamente iguales á los que resulten y en el mismo orden.
Escolio.—Cada caso de igualdad de polígonos origina una so-
lución del problema anterior, que también puede resolverse del
siguiente modo: se traza por los vértices del polígono dado un
sistema de rectas paralelas iguales y en el mismo sentido: sus
extremos son los vértices del polígono pedido.
148. Los polígonos que tienen sus ángulos respectivamente
iguales, formados por lados directamente proporcionales, se lla-
man polígonos semejantes.
Dichos lados son homólogos, así como los ángulos que forman
y los vértices de estos. Con tales condiciones, aunque sean
desiguales en magnitud, serán iguales en figura, y en la conve-
niente posición son homotéticos (57).
Cada caso general de igualdad de polígonos tiene otro corres-
pondiente de la semejanza, y su fundamento es el siguiente
Teorema.—Dos polígonos A B C D E F y
abcdef (fig. 137) compuestos de igual nú-
mero de triángulos semejantes y colocados en
el mismo orden, son semejantes.
En efecto. Los ángulos B y b son igua-
if,. P ° r homólogos de los triángulos se-
mejantes ABO y abe; el ángulo C es igual >T>
C por sumas de ángulos homólogos de ,^~ ¡
"ángulos semejantes; y cada ángulo del F \ /
n S6rá i g u a l á s u h o m ó l
otro ° °g° del \ /
Por una de las dos razones anteriores. A^

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 110 -

Los triángulos semejantes ABC y abe dan — = — - = — - •


ab ac be '
y los triángulos ACJ) y acd, ADF y adf, DFEjdfe dan
AC_CD_AD AD_DF_AF DF_DE__EF
ac cd ad ad ~df~ af' ~df~de~~ef'
de todo lo cual, y suprimiendo la3 razones comunes, resulta
AB _BC _ CD _DE_EF _FA
ab be ~ cd ~ de ~ ef ~~fa '
Luego los dos polígonos tienen sus ángulos respectivamente
iguales y sus lados directamente proporcionales.
Reciproco.—Dos polígonos semejantes pueden descomponerse en
igual número de triángulos respectivamente semejantes y colocados
en igual orden.
En efecto. Sean dos polígonos semejantes ABC DE y abede
Fig-. 133. ( n g- 138); uniendo un punto O interior al
'primero con los extremos de un lado A B,
se tendrá el triángulo AOB, y constru-
yendo sobre a b un triángulo a o b seme-
jante á este y situado del mismo modo,
se unen los puntos Ojo con los demás
vértices de sus respectivos polígonos,
y quedarán estos descompuestos en igual
número de triángulos, que son respecti-
vamente semejantes. Pues AOB y aob
son semejantes por construcción, y dan
OB_AB AI v A AB BC
ob ab y como la semejanza de los polígonos da ab be
OB BC
resulta . además, el ángulo OBC, diferencia de los
ob be
ángulos ABC y ABO, que son respectivamente iguales á los
ángulos abe y abo, es igual al ángulo obc, diferencia de estos
dos: luego los triángulos OBC y obc son semejantes (120).
De ser semejantes los triángulos OBC y obc, se deduce igual-
mente la semejanza de los triángulos OCD y ocd; y así sucesi-
vamente. Luego los triángulos en que se han descompuesto I03
dos polígonos son respectivamente semejantes.
Escolio.—Los dos puntos Ojo que unidos á los extremos de
los lados homólogos AB y ab forman los triángulos semejantes
AOB, aob, situados de igual modo en ambos polígonos, son
puntos homólogos; y la demostración precedente manifiesta que
dos puntos homólogos cualesquiera pueden ser los centros de
descomposición de dos polígonos semejantes en igual número
de triángulos semejantes y situados de igual modo.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— iil —
to O fuese exterior á su polígono, el homólogo o seria
£ielpun a i g u V 0 > j habría que mirar ambos polígonos
también e x ..oS d e triángulos aditivos y sustractivos.
como comp ^Q Q c o i n c i d a con uno de los vértices A, el
^^oo coincidirá con el ve'rtice homólogo a; y en este caso
homo ° 8 ^ o n o g e descompondrá en n—2 triángulos, suponiendo
cada po^e ^ l a ( j Q g . y c o m o la semejanza de cada par de trián-
qU
l l exige dos condiciones (124), la de dos polígonos exige
oT-li condiciones; mientras que su igualdad exige 2n—3; es de-
• na condición más, pues ¿os polígonos iguales son dos polí-
C1
'o-- semejantes cuya razón de semejanza es la unidad.
<47 problema.—Construir un polígono semejante á otro dado,
conociendo un lado ó la razón de la semejanza.
1 ° Se descompone el polígono dado en sus triángulos ABC,
ACD ADB (figs. 137 y 138), y se construye una se'rie de trián-
gulos abe, acd, ade, semejantes y en igual orden.
2.° Tara construir el polígono semejante á otro dado cuando
se conoce la razón de la semejanza, el método preferible es cons-
truir el polígono homotético al dado, uniendo todos los vértices
de este con un punto cualquiera por medio de rectas, y tomando
en estas segmentos que tengan con ellas la razón de la semejan-
za, como se efectuó (123. 2.°) en los triángulos semejantes.
Escolio.—En las propiedades de las figuras homotéticas se
funda la construcción del instrumento llamado pantógrafo.
Consiste en dos reglas OB y BA (fig. 139) unidas en un extremo
común B por un eje que las permi-
te formar todos los ángulos desde
cero á 180°; otras dos reglas Cay
aD unidas igualmente en a, lo están
también á las anteriores por los
ejes C y D\ estas cuatro reglas re-
sultan dispuestas de modo que los
puntos O, a y A estén en línea rec-
ta, y que los brazos aC y BD sean
iguales, así como aD y BC; por lo cual aCBD es un paraleló-
gramo, y las rectas a C y AB son paralelas: los triángulos OCa

y OBA son semejantes y dan la proporción - ^ = ^ | ; J como


se vé , V e C a r ^ e n todas las posiciones que tomen las reglas,
te A el a r a B l e n t e <lue fijando el punto O, y siguiendo con el pun-
de otr fi» ° r n ° d e u n a **£ u r a ' e^ punto a recorrerá el contorno
m» r.» & ? r a s e m e Jante, siendo la razón de la semejanza la mis-
m
* razón de O Cá 0 5 .

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 112 —
148. Teorema.—La razón de dos rectas homologas cualesquiera
MNí/mn en dos polígonos semejantes ABC DE t/abcde (fig. 140),
es igual á la razón de la semejanza.
En efecto. Siendo MN ymn dos rectas homologas, sus extre
mos My m, Ny n son puntos homólogo^
y los triángulos MAB y mab son sentí
jantes; luego los ángulos ABMy abm soi
iguales,
6 Jy además se tiene —,- = —— ,\
mb al \
Igualmente los triángulos semejante!
NAB y nab darán la igualdad de los án-
gulos ABN y abn.y además ——=—~~i
s J J
nb al
MB NB
por consiguiente, se tiene — • = ——
mb nb
y á la yez el ángulo MBN diferencia entre ABN y ABM
será igual al ángulo mbn diferencia entre abn y abm; luegj
los triángulos MBN y mbn son semejantes (120), y dan
MN MB _ . , MB AB . MN AB
• =—r-. Pero siendo = — - , resula = — , que eá
mn mb mb ab mn ab
la razón de la semejanza.
149. Teorema.—La razón de los perímetros de dos polígonos
semejantes es la misma razón de la semejanza.
En efecto. Siendo ABOBE y abcde dos polígonos semejan*
. .. AB BC OD DE EA , , , ,. .. .AaL
tes, se tiene = = = =• , de donde (Antm. 146)
ab be cd de- ea á
resulta A B^B 0+C D^D B±BA-A B
!
ab-\-bc-\- cd-+- de -\-ca ab' \
Escolio.—La semejanza de polígonos tiene importantes aplM
cationes, y una es el levantamiento de planos, indicado ya (126)
y reducido á marcar polígonos en el terreno, para trazar otros se-»
mejantes en el papel. La razón de la semejanza, en este caso, sd
llama la escala del plano: por lo cual, si un kilómetro del terreno
está representado en el papel por un metro, se dice que el plana
está en la escala de uno por mil, y cada distancia del plano re-
presenta
Fig.otra
141.mil veces mayor en el terreno.
150. Si desde C todos los ve'rtices de un polígono ABOBE
"~7X recta (fig. 141) se trazan perpendiculares á una
MN, y cada una se prolonga una
\ \? B / / m* cantidad igual á su longitud; uniendo
"A / los extremos correspondientes, resultará
A
¡l otro polígono A' B'C'D'E', que tendrá
todos
Biblioteca Universitaria sus elementos
UPM- E.T.S.I. Montes iguales á los del pri-1
- i 13 -
„ el plano de la figura por ia recta MN coinci-
meto; y ^ ^ " " " ^ o n o s ; pues los dos extremos de cada perpen-
jirán am o^p ^ o n g ¿ u c c i O I l j tendrán que coincidir. Dos polí-
dicular, segu^ c o n d i c i ( m e 3 s e ñaman simétricos; y cuando tienen
fonOS.c-0n que indica la Ugura, la recta MN se llama su eje de
V
°tría En dicha posiftion, los polígonos simétricos tienen por
a t i c e s 'puntos simétricos, por lados rectas simétricas, que son
vuales v forman ángulo* simétricos, que también son iguales;
1?
l u s vértices están unidos por diagonales simétricas, también
guales. Sin embargo, los polígonos simétricos en general sólo
p'ueden coincidir doblando su plano por el eje de simetría.
151 Teorema.—Dos polígonos compuestos de elementos igua-
les colocados en orden inverso, pueden siempre tomar posiciones
convenientes para tener un eje de simetría.
En efecto. Si en el plano de uno de los polígonos ABCDE
se traza una recta cualquiera MN, y las perpendiculares á esta
recta desde todos los vértices de aquel polígono, se prolongan
cantidades respectivamente iguales, el polígono A'B'Q'D'E',
oue forman los extremos de las prolongaciones, será el simétri-
co del primero, y tendrá todos sus elementos iguales á los de
aquel, aunque dispuestos en orden inverso. Luego el polígono
A' B'C!D' E' es igual al segundo polígono del enunciado, y por
tanto este puede llevarse á coincidir con aquel; y cuando tenga
su misma posición, los dos polígonos propuestos tendrán un eje
de simetría en la recta MN.
Escoiio.—Los polígonos simétricos, aunque por su posición
relativa no tengan eje de simetría, conservan el nombre de si-
métricos, porque tienen la simetría en su figura, que los hace
adaptables por superposición, con sólo invertir uno de los dos,
ó sea volverle del revés: cuando tengan eje de simetría, además
de la simetría de figura tienen la simetría de posición.
Toda recta que divide una figura plana en dos partes simé-
tricas, es decir,- superponibles girando una de ellas alrededor
de dicha recta, es un eje de simetría de dicha figura. Así, por
ejemplo, son ejes de simetría:
En el triángulo isósceles, su altura; pues le divide en dos
"ángulos rectángulos simétricos con respecto á dicha altura.
11 e l t r
iángulo equilátero, sus tres alturas; por la misma
razón anterior.
el trapecio isósceles, la recta que une los puntos medios
,. ^ a s bases; pues i e divide en dos trapecios rectangulares
í l ^ L - 0 8 C O n r e s P e cto á dicha recta. Por esta causa se llama
también trapecio simétrico.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 114 —
En el rectángulo, las dos rectas que unen los puntos medio*
de los lados opuestos. (.
En el rombo, las dos diagonales. -
En el cuadrado, las dos rectas que unen los puntos medio»
de los lados opuestos, y las dos diagonales. .,
152. Teorema.—Unpolígono regular está determinado, cuando,
se conoce el número de sus lados y la magnitud de uno de ellos. ....j
En efecto. Conocido un lado, se conocen todos, porque SOB¡¡
iguale. ; y sabiendo el número de lados, se sabe (143) el valor de y
suma de todos sus ángulos, que dividida por el número de elloaS
da el valor de cada ángulo, por ser todos ellos también iguales.]
Luego el polígono (144. Cor. 2.°) está determinado.
Corolario.—Un polígono regular está determinado, siempre qi
se conozca su lado y su ángulo. Pues son conocidos entonces
dos sus lados y todos sus ángulos.
153. Teorema.—Dos polígonos regulares de igual número*
lados son semejantes.
En efecto. Los ángulos de ambos polígonos son iguales, pue
el valor de cada uno depende sólo del número de lados, que
el mismo en ambos; y los lados son evidentemente proporcioi
les, porque son iguales los de cada polígono.
154. Teorema.—Las bisectrices de todos los ángulos de ud
polígono regular concurren en un punto. 4
Sea un polígono regular ABC (ñg. 142), y las bisectrice|
Fi°- 142 ^e l ° s ángulos A y B las rectas A O y B 0 |
que concurren en el punto O: se va á de-
mostrar que las bisectrices de los otros
ángulos concurren también en el punto O.
En efecto. Trazando la recta OC resulta
el triángulo BOC, que es igual al AOB,
porque tienen: A B=B C por lados del po-
lígono, BO común, y los ángulos ABO y CBO iguales por mi
tades del ABC: luego el ángulo OCB es igual á OBA; y como
este es mitad del ángulo total B, el O CB será mitad de BC D;
por consiguiente, C O es la bisectriz del ángulo B CB.
Del mismo modo se demostrará que todas las rectas OD,
OB, etc., que unen el punto O con los vértices de los otros án-
gulos, son las bisectrices de estos. Luego todas las bisectrices
de los ángulos del polígono concurren en el punto O.
Corolarios.—1.° Todo polígono regular tiene un punto equi-
distante de todos sus lados. Pues el punto de concurso de las bisec-
trices de todos los ángulos, por hallarse en la primera de ellas.
equidista de los dos primeros lados; por hallarse en la segunda
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 115 -
de segundo y tercero; por hallarse en la tercera,
equidia ^ t . e r c e ro y cuarto, y así sucesivamente.
e( ul ls
i . 21 punto de un polígono regular equidistante de
^fS - lados se llama centro del polígono, y la distancia igual
í ° de el centro á los lados, apotema del polígono.
e
olario 2.°—Todos los vértices de un polígono regular equi-
distan de su centro. Pues los triángulos ^1 OB, BOC, COD, etc.,
todos iguales, por tener un lado igual AB=BC=CD= etc.
como lados del polígono, y también tienen los ángulos con-
tiguos iguales, como mitades de los del polígono.
"Escolio. La distancia igual desde el centro á los vértices de
un polígono regular se llama radio del polígono.
Corolario 3.°—Las apotemas de un polígono regular son bisec-
trices de los ángulos que forman los radios; y los radios son bisec-
trices de los ángulos que forman las apotemas. Pues los triángulos
rectángulos AMO y BMO son iguales, por tener un cateto co-
mún MO, é iguales las hipotenusas A O y B O; luego los ángulos
A03Iy B031 son iguales. Y los triángulos rectángulos 31 AO
y NAO son iguales por tener la hipotenusa O A común, y los
ángulos en A iguales por mitades del ángulo BAF del polígono;
luego los ángulos MOA y N O A son iguales.
155. Escolio.—Se llama ángulo en el centro de un polígono
regular el ángulo AOB que forman do3 radios consecutivos: es
evidentemente igual al ángulo 3I0N qu.e forman dos apotemas
consecutivas, y por tanto, es suplemento (37. 3.°) del án-
gulo 31AN del polígono. Así, pues, siendo ;i el número de lados
de un polígono regular, y adoptando por unidad de ángulos
el ángulo recto, el valor del ángulo en el centro del polígono
. 4 4
sera — , y 2 el del ángulo del polígono.
n n
%• 4L°—Áreas de l o s polígonos*
156. Se llama área la magnitud relativa de una superficie
limitada. Esta magnitud se halla midiendo dicha superficie.
Medir una superficie es hallar el valor nume'rico de su mag-
nitud, es decir, determinar el número de veces que contiene á su
unidad respectiva.
•La unidad para medir superficies, llamada unidad superficial,
es el cuadrado que tiene por lado la unidad lineal. Si la unidad
uea es el metro, la unidad superficial es el cuadrado que tiene
por lado un metro, y se llama metro cuadrado. Por esto las uni-
es superficial^ se llaman también unidades cuadradas.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 116 -
Las superficies no se miden directamente con unidades cua
dradas^ como se miden las rectas (16) por superposición de uni
dades lineales; las áreas se determinan por las relaciones nu
me'ricas que ligan á determinadas líneas, y estas son las qn,
realmente se miden, como se verá después.
157. Teorema.—Los rectángulos de igual base;
1.° Si tienen alturas iguales, son iguales.
2.° Si la altura de uno es igual á la suma de las alturas de otros,
dos, el primero es igual á la suma de los otros dos.
En efecto. L° Si los dos rectángulos ABCDj EFGII{ñg. H3
Fijf. 143. cuyas bases AB y EF son iguales, tie-
R¡ S n e n también iguales las alturas ADj EM
fí superponiéndolos coincidirán ! evidente
mente, y por tanto serán igualas.
2.° Si los tres rectángulos ABRR
fi EF GJI, MNP Q cuyas bases A B, EF, J i |
son iguales, tienen sus alturas AS, Eli
p MQ, sujetas á la condición AS=EE-\-MQ
el rectángulo primero será igual á la-sumí
i de los otros dos; pues tomando sobre Ah
Mi J$ u n a p a r t e AD—EH, la otra parte JD,{
será gual á MQ, según la hipótesis; y trazando la recta DG pa
ralela á AB, quedará el rectángulo primero descompuesta
en dos ABGD y DGRS iguales respectivamente á EFGH]
MN P Q, por tener igual base é igual altura. Luego result;
ABRS=EFGH-\~MNP Q.
Corolarios.—1.° los rectángulos de igual base son directamente
proporcionales á sus alturas. Pues según el teorema anterior s.i
tisfacen (Arit. 255) á las condiciones necesarias para ello.
2.° Los rectángulos de igual altura son directamente proporcio
nales á sus bases. Pues tomando en un rectángulo la altura po
base, resulta la base por altura.
3.° Dos rectángulos cualesqidera son directamente proporciona
les d los productos respectivos de su base por su altura. Por e
principio de las razones compuestas (Arit. 258.), que admit¡
aquí la siguiente demostración:
Sean a y b la base y la altura de un rectángulo R, y a' y V la
respectivas á otro rectángulo R': construyendo otro rectángul»
R" con la base b del primero y la altura a' del segundo se ten
drá: entre el primero y el tercero, por tener igual base, -^77= —r
R" B
entre el tercero y el segundo, por tener igual altura, —- =-ff?
R B

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 117 -
• Tcando ordenadamente estas dos proporciones y supri-
^ e n d o factores comunes, resulta ~=-^r .
i _ rpeorema.—El área de un rectángulo es igual al producto
^súbase per su altura.
En efecto. Sean b y ala base y altura de un rectángulo B,
v l el lado del cuadrado C: como el cuadrado es un rectángulo
• le lados iguales, se tendrá la proporción — = - ^ - . El primer
miembro expresa el número de veces que el rectángulo R con-
tiene al cuadrado C, ó sea el área de R, si C es la unidad su-
perficial; entonces l es la unidad lineal, y se tiene P=l; luego
expresando por A el área del rectángulo R resulta A=ab.
Corolario.—El área del cuadrado es igual al cuadrado de su
lado. Pues el producto de la base por la altura en un cuadrado
es la segunda potencia ó el cuadrado de su lado.
Escolio.—El corolario anterior es la causa de que se llame-
cuadrado la segunda potencia; y el teorema precedente motiva
que á veces se llame rectángulo el producto de dos factores.
159. Las anteriores propiedades facilitan la resolución de
las siguientes cuestiones:
Problema I.—Dado un rectángulo, construir otro equivalente
que tenga uno de sus lados de longitud dada.
Se baila la cuarta proporcional al lado conocido del rectán-
gulo pedido y á los dos del dado, y se tendrá el segundo lado de
aquel; pues en la proporción que formen los cuatro, los produc-
tos de los términos opuestos serán las áreas de ambos.
Problema II.—Construir el cuadrado equivalente á un rectán-
gulo dado.
Se llalla la media proporcional entre los dos lados del rec-
tángulo dado, y se tendrá el lado del cuadrado pedido; pues sus
áreas serán iguales.
Problema III.—Construir un rectángulo equivalente á un cua-
drado dado, y que la suma de sus dos lados sea una recia dada.
Sobre la suma dada AB como diámetro se construye una
^circunferencia (fig. 144); se traza la recta CD paralela á AB,
y que diste de ella una longitud B C igual Fi?. 14*.
aliado del cuadrado dado; por la intersec-
ción I) de ambas se traza la DP perpen-
pp a l d i á m e t ™ ; y los segmentos PA
fi-f T>SOn l 0 S l a d o s d e l r e c t á n g u l ° P e " i !
GIOO. Pues la suma de ambos es la dada, A " P
y su producto es (99) i g u a l al área del cuadrado dado

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— US —
Escolio.— Se llama en general cuadratura de una superficie
limitada el cuadrado equivalente á la misma. Así el problema \\
anterior se propone hallar la cuadratura del rectángulo.
El problema III anterior será posible siempre que el lado del
cuadrado dado sea menor que la mitad de la suma dada; pues
entonces la recta C D cortará necesariamente á la semicircu n ,
ferencia. Si [¿icho lado es igual á la citada mitad de la suma
dada, el rectángulo pedido es el mismo cuadrado dado. Si dicho
lado es mayor que la citada mitad, el problema es imposible;
pues la recta CD no puede cortar á la semicircunferencia.
160. Teorema.—Todo paralelógramo es equivalente á un rec*¡
tángnlo de su misma base y su, misma altura. '.¡I
En efecto. Sea un paralelógramo cualquiera ABC D (fíg. 145):
Fig-, 145. trazando por los extremos de la base las perpen-
D c T E diculares AF j BE hasta que encuentren al
1 lado opuesto, se tendrá el rectángulo A BEF de
\ la misma base y la misma altura que el parale-
lógramo ABCD. Si del trapecio ABED, como
minuendo común se resta el triángulo BE O,
queda el paralelógramo, y restando el trián-
\ guio ADFquedn, el rectángulo; pero estos dos
A- í> triángulos rectángulos son iguales, por tener las
hipotenusas AD y BC iguales como lados opuestos del parale-
lógramo, y los catetos AF y BE también iguales como lados
opuestos del rectángulo. Luego el rectángulo y el paralelógra-
mo son equivalentes. ,
Corolarios.—1.° El área de un paralelógramo es igual alprÁ
dudo de su base por su altura. Pues equivale á la de un rectáa
guio de igual base y altura, que es el producto de estos dos fad
tores. Expresando por A el área de un paralelógramo que tengj
por base b y por altura a, se tiene A=ab. í
2.° Dos paralelo'gramos de igual base é igual altura son equiv^
lentes. Pues cada uno de ellos es equivalente al rectángulo di
su base igual y su altura igual á las de ambos. i
3.° Dos paralelo'gramos son directamente proporcionales á sú
alturas si tienen igual base, á sus bases si tienen igual altura, y]
los productos de sus bases por sus alturas si las tienen ambas dif^
rentes. Pues todas estas relaciones se verifican en dos rectáng\|
los equivalentes á los dos paralelógramos, por tener respectiva^
mente igual base é igual altura. j
4.° El área de un triángulo es igual á la mitad del produce ,
de su base por su altura. Pues siendo mitad (135) del paraleló-
gramo que tenga su misma base y su misma altura, su área
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 119 -
mitad del producto de la base por la altura. Expresando
sera a ^ ^ ^ ua triángulo que tenga la altura a y la base b

se tendrá A=-¿r « °-
- o pos triángulos de igual base éigual altura son equivalentes.
' c a ¿ a uno de eilos es mitad de un paralelógramo de su
• ma base y su misma altura, y siendo estos equivalentes,
también lo serán sus mitades.
' « ° Dos triángulos son directamente proporcionales á sus altu-
ras si tienen igual lase, á sus bases si tienen igual altura, y á los
productos respectivos de su base por su altura, si tienen ambas dis-
tintas. Por las mismas razones anteriores.
Escolio.—La cuadratura de un paralelógramo se obtiene, ha-
llando la media proporcional entre su base y su altura; pues
siendo x esta media se tendrá a b=x2. La de un triángulo se
obtiene hallando la media proporcional entre su base y la mitad
de su altura, ó entre la mitad de la base y la altura; pues será
la mitad del área del paralelógramo de igual base y altura.
161. Teorema.—El área de un trapecio es igual al producto
de su altura por la semisum,a de sus bases.
En efecto. Sea un trapecio cualquiera ABOD (flg. 131 j : tra-
zando una de sus diagonales BD queda dividido en dos trián-
gulos desiguales ABD y BOD, que tienen la misma altura EF
del trapecio, y por bases respectivas la mismas AB y CD del tra-
. _., , . . AB.EF . ,. , CD.EF
pecio. El área del primero es —— , y la del segundo es — - — ;
¿ ¿
, , ,, . AB.EF+CD.EF AB+CD „„
luego la del trapecio es ¡r = .EF.
Expresando por A el área de un trapecio que tenga por altura a y
B+b
por bases 5 y b, se tendrá A=-7r— .a.
<¿
Corolario.—El área de un trapecio es igual al producto de su
altura por la paralela media. Pues esta recta es (134) igual á la
semisuma de las bases.
Escolio.—La cuadratura de un trapecio se obtiene, hallando
la media proporcional entre la altura y la semisuma de las ba-
ses, ó entre la altura y la paralela media.
• Teorema.—El área de un polígono regular es igual á la
t. **' Producto de su perímetro por su apotema.
En efecto. Trazando los radios del polígono regular ABC'DE'F
5n^a R e d a r á descompuesto en los triángulos AOB,
j - ^ e t c - ' <lue tienen por bases los lados AB, B C, etc. del po-
igono, y por altura común la longitud de la apotema OM.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


Í ¿o -
La suma de las áreas de estos triángulas, que será el área
del polígono, es la mitad del producto de la suma de los lados
AB, BO, etc., por la apotema OM\ es decir, la mitad del pro-
ducto del perímetro por la apotema. Expresando por A el áreaj
de un polígono regular, cuyo perímetro sea p y su apotema a, SQ
tendrá A—— na.
2
Escolio.—La cuadratura de un polígono regular se obtiene,
hallando la media proporcional entre la apotema y el semiperíJ
metro del mismo.
163. El área de un polígono cualquiera se puede obteneji
descomponiendo el polígono en triángulos, calculando separar!
damente el área de cada uno de estos, y sumando después todaíl
estas áreas parciales.
Dicha descomposición del polígono en triángulos se puede
efectuar de muchos modos, y suele ser conveniente realizarla
uniendo todos los vértices con un mismo punto del polígono:
entonces cada triángulo tiene por base un lado del polígono, y
sus alturas son las perpendiculares trazadas- desde el punto á
los lados del polígono. Comunmente se efectúa esta descompo-
sición eligiendo para dicho punto uno de los vértices del polí-
gono; es decir, traaando las diagonales concurrentes en un mis-
mo vértice.
En general, el área de un polígono cualquiera se determina
descomponiéndole en partes, cuyas áreas respectivas se obten-
gan fácilmente, y sumándolas después. El siguiente método es
muy cómodo en la práctica.
Se traza la mayor diagonal MN del polígono propuesto
MABCNDE (flg. 140]. y trazando perpendiculares á esta dia-
Fi~ 148 gonal desde los vértices queda descom-
puesto el polígono en triángulos y en tra-
pecios rectangulares. Se miden dichas
perpendiculares y las distancias mutuas
entre sus pies respectivos, y se tendrán
todos los elementos necesarios para cal-
cular las áreas parciales cuya suma es el
pedida, como se vé á continuación: MAa— — Ma. Aa;

ABba=Lab[Aa-\-Bb), BOcb=~bc[Bb+-Cc), C^e-jcN'.Ce,

Dyd=- dS\Dd, DEed-~de{Dd-\-Ee), BMe—±eM.Ee.


2 2 a
La suma de estas expresiones es el área total.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
j e 0 C urrir en la práctica que el interior del polígono sea
.1 i .. entonces
inaccesible: ^ t r . n i ' c a se
<SP. envuelve
RTivnplvp. el
«I npoli
nlí- F i ^ . 147.
jyono dado por un rectángulo MNPQ, % ^ S T I P
tñ<r 147); se halla el área de este y la
comprendida entre los dos perímetros; se
resta la segunda de la primera, y resulta
la pedida.
164. Problema.—Trasformar un polígono dado en otro equi-
valente que tenga un lado menos.
Sea el polígono ABOBE (fig. 148): trazando una diagonal
AC, tal que una de las partes en que le Fie. 148.
descomponga sea triángulo ABC, se tra-
za la BH paralela á, AC hasta que en-
cuentre á la prolongación de D C en H,
y se une este punto con A por la recta
AH: el polígono AHDE es equivalente
al propuesto y tiene un lado menos. Pues
los dos triángulos ABC y AHC son equi-
valentes por tener la misma base A C y
sus vértices en la paralela BU á dicha
base; y quitando el primero al polígono
propuesto y sustituyéndole por el se-
gundo resulta el hallado.
Si el polígono dado ABOBE no fuese convexo, como se vé
en el segundo caso de la figura, la misma construcción anterior
dará el polígono AHDE, equivalente al propuesto y con un
lado menos; pues los triángulos A CB y A CH son equivalentes
por tener la misma base AC y sus vértices en la paralela BHá
dicha base; y si al polígono ACDE se le quita el primero de
dichos triángulos, resulta el polígono dado, y quitándole el
segundo resulta el polígono pedido.
Corolario.—Para trasformar un polígono dado en triangulo
equivalente, se somete al problema anterior todas las veces con-
secutivas posibles. Pues en cada construcción resultará su polí-
gono equivalente con un lado menos, y estas construcciones
podrán repetirse mientras el polígono resultante tenga alguna
diagonal: de modo que sólo cuando resulte un triángulo, único
polígono que carece de diagonales, la aplicación del problema
anterior será imposible, v la serie de reducciones sucesivas
habrá terminado.
scolio.—La cuadratura de un polígono cualquiera se obtie-
e, rasfonnaudole primero en triángulo equivalente, y,después
este (160. Esc.) en cuadrado.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


§. 5 . ° — C o m p a r a c i ó n d e l a s á r e a s d e l o s
polígonos.
165. Teorema.—La razón de las áreas de dos polígonos sema
jantes es el cuadrado de la razón de la semejanza. \
Este teorema se demuestra primero en el caso particular dé
ser triángulos los polígonos, y después se generaliza.
En efecto. Si los dos triángulos A B C y abc (fíg. 149) son
semejantes, tomando en ellos por bases dos la^
dos homólogos AB y ab, sus alturas serán lagjj
perpendiculares CD y cd á dichas hases, sus!
áreas respectivas serán — AB.CD y — ab.cd,y,
, ^ , , AB.CD AB CD ,
la razón de estas áreas sera — — . — .1
ab.cd ab cd \
Pero los triángulos parciales ACD y acd, serneil
jantes por ser rectángulos y tener los ángulos É
CD A C n
y a iguales, dan la proporción —- = — ; y los triángulos totale^
AC AB , , CD AB . |
dan — = —, , de las cuales resulta — r = — r ; sustituyendo
ac ab cd ab
AB* 'i
en la razón de las áreas, la convierte en — g - , que es el cuadra- i
ab' !
do de la razón de la semejanza. j
Sean ahora dos polígonos semejantes cualesquiera P y pr-
estos polígonos se pueden descomponer en el mismo número^
de triángulos respectivamente semejantes y en los que la razonj
de la semejanza, igual á la de los polígonos, será la de dos \%-"
dos homólogos de estos AB y ab; y en su virtud, representando
por T, T\ T" los triángulos que componen el polígono P
y por ty t', t" los triángulos que componen el polígono p,
, , T AB* T AB% T" AJ?
se tendrá -=•=?, ~¡r=-z^., -^-—-^zj ; J por tanto,
ab ah
" J'K —
.,./., . T-\-T'A-T"A- AB2 , P AB2
(Arit. 146) sera -TT^rrirrT = - = r y í luego ~=z^-
Corolario.—Las áreas de los polígonos regulares del mismo nú-
mero de lados son directamente proporcionales á los cuadrados de
sus apotemas y de sus radios. Pues siendo dichos polígonos seme-
jantes (153), y líneas homologas las apotemas y ios radios, la
razón de estas líneas será la razón de la semejanza, cuyo cua-
drado será la razón de los cuadrados de las mismas líneas.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 123 —
lien se puede demostrar este principio por la fórmula
. " ¿ e i polígono regular, pues siendo p, a, r el perímetro,
ar
t e m a y el radio de uno de ellos, jp', a', r' los de su seme-
• + el área del primero será— p a, y la del segundo — p' a',
A pa p a ^ ,
q u e divididas dan — = — = — . _ . Pero la semejanza de

los mismos polígonos da p - = - T , y P°r tanto, -¿r=-¿ñ •


a r A a2 r2
y como es V = ^ resulta - = _ = _ . ^
i i P AB
Escolio.— De la igualdad anterior resulta = V —•
cb ' p
Lo cual manifiesta que para ampliar ó reducir un polígono en
una razón dada, la escala de ampliación ó de reducción de cada
lado es igual á la raíz cuadrada de la razón dada. Así, para re-
ducir un polígono á su centésima parte, se reduce cada lado á
su de'cima parte; y para duplicar un polígono se multiplica su
lado por V 2. En esto se funda la resolución del siguiente
Problema.—Construir el polígono X que sea semejante á v.n
polígono dado P, y equivalente á otro también dado Q.
Se hallan los lados a y o de los cuadrados equivalentes
(164. Esc.) álos polígonos dados P y Q; se determina la cuarta
proporcional xú, a, b, y un lado p del polígono P; sobre x, como
lado homólogo áp, se construye (147) un polígono X semejante
á P, y se tendrá el pedido. Pues de la construcción resulta
a > . a? p2 p2 P a2 P
T = _ , ó b i e n _ = _ , J C O m O S e t i e i l 0 _ = = _ x y _ = _ ,
resulta X equivalente á Q.
166. Teorema.—Dos triángulos que tengan un ángulo igual
ó suplementario son directamente proporcionales á los productos de
los lados que forman dichos ángulos.
En efecto. Dos triángulos ABC y ADB{ñg. 150) que tengan
un ángulo A igual ó suplementario se Fio . 150
podrán colocar de modo que los ángulos
iguales coincidan y los suplementarios
sean adyacentes: en ambos casos, trazan-
do la recta BE, se tendrá que los Irián-
Z"10* ABC y ABE, cuyas bases .4 C y A E ..
n
están en una recta, y sus vértices opues- *' >
tos coinciden, tendrán la misma altura y darán (160. Cor. 6.°) la
proporción ^ - _ £ = r _ ^ . : análogamente, los triángulos ABE

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 124 -
y A DE, cuyas bases AB y A D están en una recta, y sus ve'rtices
ABE AB
opuestos coinciden, tendrán la misma altura Y darán -7-777-=-7-= •
AJJh AD'
multiplicando ordenadamente las dos igualdades anteriores 3
ABC AO.AB
suprimiendo el factor común ABE resulta —nFrr,:=:~m—7-^ •
ABE AE.AD
167. Teorema.— El cuadradot construido sobre la hipotenusa
de un triángulo rectángulo equivale á la suma de los cuadrados,
construidos sobre los catetos.
En efecto. Sea el triángulo ABC rectángulo en A (fig. 151),
y los cuadrados construidos sobre sus tres
lados ABDE,A CFG, BCHK:las recta*
AE y AG serán prolongaciones de A C\
A B por ser rectos los ángulos que formas!
Trazando la perpendicular AQ á la hipo
tenusay las rectas AKy D C, el triángulj
ABK tendrá la misma base B K que é
rectángulo BKQP y también la mismi
altura por tener su ve'rtice A en la rectt
Q P paralela á B K; luego será equivalente
el triángulo ABK á la mitad del rectání
guio BKQP. Análogamente, el triángulo BCD que tiene 1|
misma base B D que el cuadrado ABDEy su misma altura poí
tener su vértice C en la recta EA será equivalente á la mitad d|
diclio cuadrado: pero los dos triángulos ABK y DBCson igua
les por tener un ángulo igual formado por lados iguales, q;
son: el ángulo ABK igual á CBI) por estar compuestos de ni
ángulo recto y del ángulo ABC; el lado BKigual al BCpo<
lados de un mismo cuadrado, y el lado AB igual al B D por 1%
misma razón: luego el rectángulo BKQP y. el cuadrado ABD ¿j
son equivalentes. \
Del mismo modo trazando las rectas AE y BF, se demuesij
t r a q u e el rectángulo CHQP y el cuadrado A CFG son equij)
valentes. i
Luego el cuadrado BCEK suma de ios dos rectángulojj
BKQP y CHQP es equivalente á la suma de los dos cuadra^
dos AB BE y ACFG. i
Corolarios.—1.° Los cuadrados construidos sobre la hipotenusa
y los catetos son directamente proporcionales á la hipotenusa
y á las proyecciones de los catetos sobre la hipotenusa. Puoí
teniendo igual altura los rectángulos BKQP, CHQP y B CHA
x , ,BCHK BC BCHK BC , , . BCHK BKQP i
Se t e n d r a
BKQP=BP' CHQP=CP> ° b l G U - f l C ^ - f l ^
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 12o -

BCE^_J¿Z--——; y sustituyendo los cuadrados en vez de los


~~B~G GP
, BCHK ABDE ACFG
rectángulos equivalentes resulta - — ^ — j - ^ - .
o o v* sobre los tres lados de mi triángulo rectángulo como
' foomólogos, se construyen polígonos semejantes, el construido
, 7 re la hipotenusa equivale á la suma de los construidos sobre los
catetos. Pues designando estos polígonos por M, iV, S, se tendrá
S M N S
M ^ A A A U +
de
'Z-—-^——2> donde resulta __ • <f==^ >pe™
1 ^ - kC" i?C A2?-f-AC 5 C
'127. Cor. 4.°) se tiene BC—AB" A-AO", luego resulta S=3f-}-N.
Escolio.—Se puede demostrar también el teorema que prece-
de del siguiente modo que patentiza la descomposición efectiva
del cuadrado construido sobre 1?. hipotenusa en partes adapta-
bles á los cuadrados construidos sobre los catetos.
Si el triángulo ABO {ñg. 152) es rectángulo en A, sobre la
hipotenusa B Ose construye el cuadrado B OD E, Fi<?. 152.
y desde los vértices D y E se trazan las perpen-
diculares DFy EG al lado AB, y por los vérti-
ces O y Elns perpendiculares OK y EH á DF.
Los cuatro triángulos rectángulos ABC,
KDC, RED, GEB, son iguales por tener igua-
les la hipotenusa y un ángulo agudo; por lo cual
EGFffj A CKF sen los cuadrados construidos
sobre los catetos AB y A O.
Si del cuadrado BODE se quita el triángulo CED para
ponerle el CAB, y el triángulo DHE para ponerle el B GE, re-
sulta la figura ACKHEGque es precisamente la suma de los
cuadrados construidos sobre los dos catetos.
Este principio, conocido con el nombre de teorema de Pi~
tágoras, es idéntico en la esencia al consignado (127. Cor. 4.°):
difieren sólo en su forma expositiva, y son origen fecundísimo
en aplicaciones, como las siguientes.
168. P r o b l e m a I.—Dados das polígonos semejantes, construir
otro semejante á ellos y equivalente á su suma ó á su diferencia.
!• Si los polígonos son cuadrados, siendo a y 5 los lados de
los conocidos, y a>b, se hallará el lado x del cuadrado equiva-
lente á la suma, construyendo el triángulo rectángulo que tenga
por catetos a y b: pues se tendrá x2=a2-\-b2. El lado y del cuadra-
fio equivalente á la diferen cía se hallará construvendo el trian-
t e o rectángulo que tenga por hipotenusa a y por un cateto b:
Pues se tendrá a^P+y*, de donde resulta y*=v?—b\

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 126 -
2.° Si fuesen dos polígonos semejantes cualesquiera A y JB,
siendo a y b dos lados homólogos y a>b, el lado x homólogo
del polígono semejante X=A-\-B será la hipotenusa del trián-
gulo rectángulo cuyos catetos sean a y b; y el lado y homólogo
del polígono Y=A—B será un cateto del triángulo rectángulo
cuya hipotenusa sea a y el otro cateto b.
Problema II.—Construir un polígono semejante á otro dado y
cuyas áreas tengan la razón de dos rectas dadas m p .
1.° Si el jioiígono dado es un cuadrado cuyo lado sea a, el
lado x del cuadrado pedido se hallará por la construccün si-
guiente.
Sobre una recta indeñnida se toman las distancias conse-
cutivas AB j BO, que tengan la razón de
s
* °" m á n ffig. 153); se construye sobre AC
como diámetro una semicircunferencia; se
traza la recta BD perpendicular á AC, y
por el punto B las rectas BA y B C: sobre
BA, prolongada si es necesario, se toma
P G BB=a; y trazando la EQ paralela á AC,
se tendrá BG=x. Pues prolongando BB hasta F, resulta

127. Cor. 3.° = - , = - 7 7 ^ ó bien — = . — . = -7^=— .


n
BG
2.° Si fuese uno cualquiera él polígono dado P, sifíndo^» uno
de sus lados, se hallará el homólogo x del polígono pedido X,
por la misma construcción anterior, sustituyendo el lado p del
P »2
polígono al lado a del cuadrado. Pues se tiene — = —- , y como
.A £
p'1 m P m
sera por
r la construcción —-3 = — , resulta —•-? = — .
x n X n
Escolio.—El caso particular del problema anterior en que
sea n=2m se resuelve por medio del teorema de Pitágoras,
tomando para x la diagonal del cuadrado que tenga por lado
el conocido a ó p. Pues se tendrá x2=ai-t-a2=2aí; y por tanto,
a2 1 m ni
x% ~ 2 ~~2m~~ n

§. 6.°—División de á r e a s .
169. Las fórmulas que expresan las áreas de los polígonos y
las relaciones que establece su comparación, facilitan la resolu-
ción de muchas cuestiones frecuentes en la práctica, sobre divi-
sión de superficies: tales son los siguientes:

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— \n —
blema I-—Dividir un triángulo en partes proporcionales á
¿lados, por rectas concurrentes en cualquiera de sus vértices.
nuM
a- e i triángulo ABC (fíg. 154) se quiere dividir entres partes
proporcionales á los números 3, 5, 8, por P i g . 134.
A - rectas concurrentes en el ve'rtice A, "
- divide el lado opuesto BC en tres par-
- CD, D E> EB, proporcionales (40. Pro-
blema í.°) á los números 3, 5, 8; y trazan-
do las rectas ADyAE, queda resuelto el
uroblema. Pues los triángulos CAD, DAE, EAB, que tienen el
mismo ve'rtice A y sus lados opuestos en la recta B C, tomando
estas por bases, tendrán la misma altara, y serán (160. Cor. 6.°]
proporcionales á sus bases.
Escolio.—El problema anterior comprende como caso parti-
cular la división de un triángulo en un número dado de partes
equivalentes, por rectas concurrentes en un vértice, cuya reso-
lución consiste en dividir BG en partes iguales.
Problema II.—Dividir un triángulo en dos parles que tengan
una razón dada, por una paralela á cualquiera de sus lados.
Si el triángulo ABO (fig. 155) se quiere dividir en dos partes
AMN y MBCN, cuyas áreas tengan la
razón de m á n, por la recta MN paralela
al lado BC\ se halla (168. Prob. II.) el
lado x de un cuadrado que tenga con el
construido sobre AB la razón de m á m-^-n,
S3 toma la distancia AM=x, y la rec-
ta MN paralela á BO resuelve el problema. Pues siendo
AM' m
=r«——— > la semejanza de los triángulos AMN y ABC
m Tn
AB ~'
/4/>rtN J AMN A~M* X. AMN m
{t62) da y Se t i e n e Óbl6H
ABlTjf' ABC^^Ü^
AMN m • , , . , „ ÁMN m
q U 8 d a ( A n t 144
AMN+MBCN^m-fn' i MBCÑ=^-
Escolio.—En el caso particular de ser m—n, el triángulo
AMN y el trapecio MBCN serán equivalentes; y por tanto,
— 2
AM
el triángnlo AMN será la mitad de AB G\ lo que da _4
AB" *
luego A ufes (165. Esc.) la diagonal del cuadrado cuyo lado sea
la mitad de AB. Así, pues, trazando la recta DE perpendicular
a AB en su punto medio D é igual á su mitad, y trazando el
arco EM con el radio A E y su centro en A, se tendrá el punto M.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 128 —
Problema III.—Dividir un triángulo en tres partes proporcio-
nales á tres números dados m, n, p, por medio de rectas que unan
sus fres vértices con un punto interior.
La cuestión se reduce á determinar el punto interior. Así,
pues, si el triángulo A 3 O (fig. 156) se quiere dividir por las rec-
tas O A, OB, 0 0, en tres partes que satisfagan á las condi,
AOB m AOB m AOC n ,. . , \
cicnes r= = = ;seálYldeBÍ
Toc l¡"' Toc J' -Bóc I
en dos partes BD y DC que tengan (40. Prob. I.) la razoij
F V ig6 de m á n; A C se divide en otras dos par;
tes A Bj EO que tengan la razón de m kp\
yf^- y vi i? en otras dos AF y FB que ten-
F / / \ _ gan la razón do n á p; se unen los puntos
^C' \ ^e división D, E, F, con los vértices
y, ^ I I I l _ ¿ _ J \ A G opuestos, y las tres rectas AD, BE, CI
n
concurrirán en un punto interior O, qué
BD m
es el buscado. Pues siendo —•—- = — , y también (160. Cor. 6.°]
I) d n "
ADB BD ODB BD ADB ODB
-i DO DO ' asi como —-^—^
OD 0~= DO
••••-,' ^resulta
olAil
" Ai> O ODO '
ADB —ODB ADB , , ¿05 m ;
que da iAnt. ,44) — - — = — , 0 \>*n-¿-^ T ;
y del mismo modo resultará r, ^ ••=—' 2/ 777777" —; de cu-
5 0 0 p B 00 p
vas tres proporciones cada una es consecuencia de las otras dos,
Escolio.—En el caso particular de ser m=n=p, serán equi-
valentes las tres partes del triángulo propxiesto, y los pun-
tos D, E, Toserán los puntos medios de los lados.
Problema IV.—Dividir un triángulo en tres partes proporcio-
nales á tres números dados por medio de tres rectas concurrentes e%
un punto dado en su interior.
Si el triángulo ABC (ftg. 157) se quiere dividir en tres par-
Fig., 157# tes proporcionales á los números
^ m, n, p, por rectas concurrentes
\ en el punto interior O, la primera
1
i \ línea divisoria puede ser dada <5
/ \ \ ,., elegida libremente, tal como OX,
/ / <">)|\"\-N y l a s otras dos se determinan de]
/ / /'! \ . \ \ modo siguiente: se halla el área A
/ ¡/ I \ ^ \ NN del triángulo dado; se divide A,
E n X D B 3? que es un número, en tres partes
a, a', a" (Arit. 147) proporcionales á los números m, n, p; se
traza la recta OD perpendicular á B O, y se toma la distancia
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 129 -

r. t-pno-a por valor el cociente a : — OD; se traza la rec-


éis', q u e i B U o" r .1
. « g u paralela E Y; la recta O Y será la segunda divisoria.
ta
ios triángulos OEC y O YC son equivalentes porque tie-
la m i s m a D a s e ^ ^ y están comprendidos entre esta y su
^ lela YE: luego si al triángulo XOE=a se le quita el OEC
pal
?;> iñade
y se 13 <<" el O YO, resulta el cuadrilátero OXCY=a. Del
{
ismo modo, tomando XF—a' :-^-OD, trazando la recta OB, y
paralela FZ, la recta O Z será la otra divisoria.
Escolio.—En el caso particular de ser m=n—p, las distan-
cias XEy XFserán iguales, y además serán a=a'=a"=-Á.
Problema V.—Dividir un trapecio en dos partes proporciona-
les á dos números dados, por tina paralela á sus bases.
Si el trapecio ABOD (fig. 158) se quiere dividir, por la rec-
ta EF paralela á sus bases, en dos par-
.tes AB FE y EFCD, que tengan la razón
de m á w; la cuestión se reducirá á deter-
minar la longitud de la divisoria EF;
pues tomando dicha longitud en A G so-
bre la base mayor, trazando GF, parale-
la á ADy luego FE paralela á AB, queda
resuelto el problema. Para hallar dicha
longitud, se vé que prolongando los la-
dos AD y £0 hasta su encuentro en O, t- x -N ¡
S
los triángulos semejantes AOB, EOF, ^-Víí
n n n , AOB I"¿* EOF EF* , . ,
D C aan =
' pTTñ
E0T = 5 y T~ñr<
D0 = '-=^>' a e d o n d e resulta
líP ° DO
AOB—EOF A~B1—E1F EOF—D 00 É^—DO^
EOF =" j p J EOF ~ B ? '
que por tener los mismos denominadores dan
AOB—EOF ~AB*—~EF2 AS FE ~AB*—~EF%
EF—DQ EtLD EF-_DC-

mo ha r'« .o ^ ^ «t TB^—EF^ m
ü a ü e áep
° 1 ™ ^ = - , resulta _ , ¿=-r, que da
:2
¿^ Xn—£p Xn-EF^Xm—DC^Xm, ó bien EF"ln+*)

= " i I 2 X « + ^ x f f i j y por fin g /, = \/^^+^JX f f l


»¿4-w

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 130 —
Escolio.—En el caso particular de ser m=n, los dos trape-:
cios parciales serán equivalentes, y para hallar EF se tendrá
E~fx2m = AB^Xm-{-DC2xm, queda EF%=^-{AB%-\-D~C'Í)Í
y se construye del modo siguiente:
Se traza la i? ü?" perpendicular á AB é igual á DC; se traza
l&AH, y la perpendicular M N=AM=MH á la recta AH en su
punto medio M\ y la AN=AQ será la longitud buscada EF.
Pues según la construcción se tiene:
. A rr\2 2 2 2
TTTV TTP-'TTT? *~TT? n A H \ AH AB-\-DC
AN —AM-j-MN=2AM =2( -g-J = - o - = s

Problema VI.—Dividir un trapecio en partes proporcionales


números dados, por medio de rectas que corten á sus bases.
Si el trapecio ABCD (fig. 159) se quiere dividir en tres pac-
tes ANMD, NQPM, QBCP, propor
cionales á los números m,n,p, por dos
rectas MN y P Q que corten á sus bases;
se dividen ambas bases en tres partes que
sean proporcionales á los mismos tres nú-
meros, y las rectas MN y PQ que unen
A K • ^ ü
los respectivos puntos de división, son las
divisorias buscadas. Pues los tres trapecios parciales, que tie-
nen la misma altura, son proporcionales á las semisumas de sus
bases; y como estas sumas son
M n
AB CD
A N+DM=- m-\-n-\-p
, „ , [A B+CD), N Q+M P=-—r—rz[ m-\-n-{-p ± )
p
QB-{-CP= \AB-\~CD), se ve' que las sumas de dichas
m-\-nA~p
bases son proporcionales á los niímeros m, n,p; luego los tra!
pecios parciales también lo son.
Escolio.—En el caso particular de sevm—n—p, las partéj
son equivalentes, y la cuestión se reduce á dividir las bases éi|
partes iguales. i
Problema VII.—Dividir un polígono cualquiera en partes pro-
porcionales á números dados, por medio de líneas quebradas concur
rentes en dos vértices del mismo.
Si el polígono ABCDEFG (fig. 160) se quiere dividir el
cuatro partes proporcionales á los núme
ros m, n,p, q, por medio de líneas que
bradas concurrentes en los vértices A y h
se trazan por todos los demás las recta;
paralelas Bb, Ce, Dd, Ff, Og, limitada
por el contorno del polígono, y se dividí
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 131 -
cuatro partes proporcionales á m, n, p, q, que
cada u t ¿ í l S el mismo orden; se unen los puntos de división
sigan e . e n t e S e n t r e sí y con los ve'rtices AjE, y las líneas
corre~p resulten son las divisorias que resuelven el pro-
°^Ue Pues los triángulos extremos y los trapecios interme-
A-6 iiedan divididos en partes proporcionales á los números
A°ÁS T l a s s u m a s ^ e e s t a s partes análogas serán también pro-
porcionales á los mismos números.
Escolio. En el caso particular de que las partes hayan de
eauivalentes, la cuestión se reduce á dividir las - paralelas
auxiliares en igual número de partes iguales.
Problema "VIII. — Dividir un polígono cualquiera en partes
/proporcionales á números dados, por medio de rectas concurrentes
en un punto interior del mismo.
Si se quiere dividir el polígono ABCDEF{ftg. 161) en par-
tes proporcionales á ciertos núme- Fiff# 1 6 L
ros dados, m,n,p, etc.; la primera
línea divisoria puede ser dada ó ele-
gida libremente,. tal como OX, y
1R3 demás se determinan del modo
siguiente :
Se halla el área A del polígono
dado, y se divide este número A en
partes a, a', a", etc., proporciona-
les á los números m, n,p, etc.; se traza la recta O P perpendicu-
lar á AF, y se toma la distancia XG, que tenga por valor el
cociente a: j OP; se traza la recta O A y su paralela GI; la
recta O / s e r á la segunda divisoria, según lo expuesto en el pre-
cedente problema IV. Del mismo modo se irán determinando las
demás divisorias hasta la última.
Escolio.—El caso particular de ser equivalentes las partes
no presenta variación notable en el me'todo anterior.
La construcción gráfica que dicho método exige, puede
ofrecer en general el caso de que la recta GI no encuentre al
a o AB; como sucedería empezando á la inversa la resolución
e problema anterior; pues siendo la última parte equivalente
al triángulo XOH, la recta EK paralela á OF encuentra al la-
o FE en el punto K de su prolongación; y el triángulo OFK,
^avalente á O FU, no es todo él interior al polígono dado; pero
razando la recta OEj su paralela KZ, resulta el triángulo OEZ,
quivalente á OEK, y la parte buscada es el pentágono OXFEZ.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 132 —

CAPÍTULO II.

CÍRCULO.

§. 1 . ° — P r o p i e d a d e s d e l c í r c u l o .

170. Siendo el círculo (63) la extensión plana limitada por


su circunferencia, las propiedades de aquel dependen necesaria
y únicam'ente de las de esta. El centro, el radio, el diámetro y
las cuerdas son las mismas para ambos, y se llaman indiferente-
mente del círculo 6 de la circunferencia: de aquí dimana el que
frecuentemente se atribuyan al círculo propiedades de la circun-
ferencia y viceversa.
De las propiedades de la circunferencia expuestas (63) se
infieren los siguientes
Corolarios. — 1.° Cada círculo tiene infinitos radios, todos
iguales.
2.° Cada círculo tiene infinitos diámetros, todos iguales.
3.° Los círculos de igual radio son iguales.
4.° Un círculo está determinado de magnitud y deposición en su
plano, siempre que lo estén la magnihid de su radio y la posición de
su centro.
Escolio.—Dos círculos de igual radio y el mismo centro, es-
tando superpuestos, pueden girar independientes alrededor de
su centro común sin dejar de coincidir. Esta propiedad es exclu-
siva del círculo entre todas las figuras planas.
171. En general, para que un círculo esté determinado, es
necesario y suficiente que lo este' su circunferencia, y de aquí
resultan los siguientes
Corolarios.—1.° Un círculo está determinado por tres puntos
de su circunferencia.
2.° El diámetro divide al círculo en dos partes iguales; y recí-
procamente , toda recta que divide al círculo en dos partes iguales
es un diámetro.
3.° Para construir un círculo igual á otro dado, se toma un radio
igual al de este.
4.° Para dividir un círculo en dos partes iguales, ss traza vno
cualquiera de sus diámetros.
Escolio.—De lo expuesto (107) se infiere que todos los circo
los son semejantes, y que sólo hay una clase de círculos.
El círculo es una figura simétrica, y tiene por ejes de sime
tría todos sus diámetros.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- i3a -
Se dice que está inscrito en un círculo, el polígono que
1
' i o s s u S vértices en la circunferencia; y que está circuns-
tiene ^ círculo, el polígono que tiene todos sus lados tangen-
Cr%
°' la circunferencia. En el primer caso el círculo está circuns-
te a
? , polígono , y en el segundo inscrito en él.
^Teorema.—Todo triángulo ABO (flg. 162) es inscribible y cir-
wnscribille al circulo.
En efecto. I.° Los tres vértices A, B, O del triángulo son tres
puntos que no están en línea recta, Fifr . 162 .
por lo cual ( 6 5 ) determinan una ^ - ^ c
circunferencia de círculo, cuyo cen-
tro se halla en la intersección O de
las perpendiculares á los tres lados,
trazadas por sus puntos medios; y
en dicho círculo estará inscrito el
triángulo.
2.° Los tres lados del triángulo,
estando limitado cada uno por los otros dos, comprenden en su
interior una circunferencia de círculo tangente á los tres, cuyo
centro se halla (29. Cor. 2.°) en la intersección O' de las bisec-
trices de los tres ángulos; y á dicho círculo estará circunscrito
el triángulo.
Corolarios.—1.° Las perpendiculares á los lados de un irián-
giMo en sus puntos medios, concurren en un mismo punto, que es el
centro del circulo circunscrito.
2° las bisectrices de los ángulos de un triángulo, concurren en
un mismo punto, que es el centro del círculo inscrito.
Escolio.—El teorema precedente confirma el valor constante
de la suma de los tres ángulos de un triángulo, según se demos-
tró (110); pues la suma de las medidas de los tres ángulos ins-
critos A, B, C en el círculo O es (92) la mitad de su circunfe-
rencia; y la suma de las medidaá de los mismos tres ángu-
los A, B, C circunscritos al círculo O', es también (95. 3.°) la
mitad de su circunferencia. Del mismo teorema anterior surgen
las dos cuestiones siguientes :
Problema I.—Inscribir un círculo en un triángulo.
Si el triángulo es ABC, se trazan las bisectrices de dos de
sus ángulos, y su punto común O' es el centro: el radio es la
distancia O'D de dicho punto á uno de los lados.
roblema II.—Circunscribir un círculo á un triángulo.
bi el triángulo es ABC, se trazan las perpendiculares á dos
os, en sus puntos medios, y su intersección O es el centro; el
0 es la
distancia O C de dicho punto á uno de los vértices.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 134 —
173. Los cuadriláteros no son todos, como los triángulos
inscribibles y circunscribibles : unos son inscribibles, otros CÍR
cunscribibles, otros ambas cosas y otros ninguna de ellas. - .'3
Teorema.—Para que un cuadrilátero A B O D (fíg. 163) .-
inscribible en un circulo, es necesario y suficiente que sus áng\
opuestos sean suplementarios.
En efecto. 1.° Si el cuadrilátero ABOD está inscrito en
„. ,.„ círculo O, sus ángulos opuestos A y O i
Fig-. 163. ' ° ,. n . ± .
nen por medidas respectivas las mitades
los arcos DCB y DAB, que componen
circunferencia entera; luego la suma de a
bos ángulos tiene por medida la semú
cunferencia. Idéntica demostración, ó
expuesto ( 1 3 1 . Cor. 2.°), hará ver que s
suplementos los otros dos ángulos B j D del cuadrilátero.
2.° Si el cuadrilátero AB'CD tiene el ve'rtiee B' fuera de
circunferencia que pasa por los otros tres, uniendo con el p\
t o C e l punto B intersección del lado B'A con dicha eircunfer
cía, el cuadrilátero ABOD estará inscrito, y el ángulo AJ
será suplemento del ángulo D; pero el ángulo ABC es n
yor (92 y 95) que el ángulo B'; luego este no puede ser supie=-
mentó del ángulo D. Análoga seria la demostración si el punto B'
fuese interior á la circunferencia.
Corolarios.—1.° Para que un trapecio A B C D (fíg. 131) sea ins-
cribible, es necesario y suficiente que sea simétrico. Pues han de
ser suplementos los ángulos opuestos D y B, y como D y A
también lo son (33. Cor. 3.°), serán iguales A y B, así como D y 0.
2.° Para que un paralelógramo sea inscribible, es necesario y
suficiente que sea rectángulo. Pues han de ser suplementos sus
ángulos opuestos, y como además (135) han de ser iguales, tie-
nen que ser rectos.
174. Teorema.—Para que un cuadrilátero ABOD (fíg. 164)
sea circunscribible á un círculo, es necesario y suficiente que las
sumas A B + C D y BC-j-AD de sus lados opuestos sean iguales.
En efecto. 1.° Si el cuadrilítero ABOD está circunscrito al
círculo O, los puntos de tangencia m, n,
Fig-. I6é. p} Q equidistarán del centro O, que se ha-
llará á la vez en las bisectrices A O, BO, CO
y D O de los cuatro ángulos del cuadriláte-
r o , y por igualdad de triángulos se ten-
drá AQ=AP,BQ=Bm, Cn=Cm, Dn=J)P,
que sumadas ordenadamente dan la igual-
dad AB+CD=BC+AD.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 135 —
o qí el cuadrilátero AB'OD tiene el lado AB' exterior á la
tenencia tangente á los otros tres, trazando la tangente AB
cirC
. , ^rcunferencia, el cuadrilátero ABCD estará circuns-
á
fC v se tendrá BC~\-AD=AB-\-CD, que añadiendo á los dos
cr
! ° ^ r 0 S la misma distancia BB', se cambia en B'C-{-AB
r
^ABJr°I)JrBBr; per
° e l t r i á n ^ u l ° ABB' da
¿B-\-BB'>AB',
f~ so AB'-\-CB no puede ser igual á B'C-\-AD. Análoga seria
i demostración si el lado AB' fuera secante á la circunferencia.
Corolarios.—1.° Para que un paralelo'gramo sea circunscribidle,
necesario y suficiente que sea rombo. Pues sólo teniendo sus
cuatro lados iguales, podrán serlo las sumas de los opuestos.
2 o El cuadrado es el único cuadrilátero inscribible y circuns-
cribidle al circulo. Pues sólo él satisface á los dos teoremas pre-
cedentes.
175. En general, la condición necesaria y suficiente para
que un polígono cualquiera sea inscribible en un círculo, es que
tenga un punto equidistante de todos sus vértices; y para ser
circunscribióle, que tenga un punto equidistante de todos sus
lados. La primera condición exige que las perpendiculares á
todos sus lados, en sus respectivos puntos medios, concurran en
un punto, que será el centro del círculo circunscrito: la segunda
exige que las bisectrices de todos sus ángulos concurran en un
punto, que será el centro del círculo inscrito.
Teorema.—Todo polígono regular es inscribible y circunscri-
bible al círculo.
En efecto. Según lo expuesto (154), el centro de un polígono
regular equidista de todos los vértices y de todos los lados; por
consiguiente, sirve de centro común al círculo circunscrito y al
inscrito en el mismo polígono.
Corolarios.—1.° El radio de un polígono regular es el radio de
su círculo circunscrito.
2.° La apotema de un polígono regular es el radio de su círculo
inscrito.
Escolio.—La propiedad anterior sirve de fundamento á la ge-
neración, formación ó construcción de los polígonos regulares,
por medio del siguiente
l"6. Teorema.—Si la circunferencia de un círculo se divide
en cualquier número de partes iguales; trazando las cuerdas de estos
eos, resulta un polígono regular inscrito; y trazando tangentes en
puntos de división, ó en los puntos medios de dichos arcos, re-
o.ru polígono regular circunscrito del mismo número de lados.
n efecto. Sea la circunferencia O (fig. 165) dividida en u
partes iguales.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 136 —
1.° Trazando las cuerdas AB, BC, CD, etc.; 'como subtien-
den arcos iguales, serán iguales; y « •

es
más, los ángulos ABC, BCD, etc., qm
son inscritos y comprenden entre sus ladqj
igual número de aquellos arcos iguales
serán también iguales: luego el polígono
s AB CD tiene todos sus lados iguales y
m ^i todos sus ángulos también iguales.
2,° Trazando tangentes por los puntos
de división, los triángulos AmB, BNQ,
CPD, etc., serán iguales (115), porque tie-
nen iguales los lados AB, BC, CD, etc., por
cuerdas de arcos iguales, y los ángulos con-
tiguos á dichos lados, iguales también , por tener medidas igua-
les (92. Cor. 5.°); y en su virtud todos los ángulos m, N, P, etc.
serán iguales; y además, siendo Am = mB=BN=NC~Cp
—.PD—etc, se tendrá mN—NP—skc: luego el polígono mNP...
tiene todos sus ángulos iguales y todos sus lados también
iguales.
Los puntos medios R, S, etc. de los arcos iguales BC, CD, etc.
dividen también á la circunferencia en n partes iguales, y por
tanto las tangentes A'B', B'C, CD' etc. forman otro polígono
regular circunscrito de n lados. Este polígono tiene sus lados
paralelos á los del polígono inscrito ABCD , y sus vértices
en las prolongaciones de los radios del mismo; pues dos de estos
lados BC y B'C son perpendiculares á la misma recta OR, y
además dos tangentes sucesivas C'B' y CD' se deben cortar en
la dirección de OC, bisectriz del ángulo ROS.
Escolio.—-Para construir un polígono regular de un número
de lados determinado, sin que la longitud de estos se determine,
basta dividir una circunferencia cualquiera en tantas partes
iguales como lados baya de tener el polígono, y unir los puntos
consecutivos de división; ó trazar por estos puntos tangentes á
dicha circunferencia.
177. Problema.—Construir un polígono regular, conociendo el
número de sus lados y la longitud de estos.
Se traza una circunferencia cualquiera, que se divide en tan-
tas partes iguales como lados haya de tener el polígono pedido;
y uniendo los puntos consecutivos de división, ó trazando tan-
gentes en los mismos puntos á dicha circunferencia, se tendrá
un polígono semejante al buscado; tal como abcd (fig. 166):
sobre un lado de este, prolongándole si es' preciso, se toma la
longitud dada am: por el punto m se traza la recta mB paralela

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 137 —
O a basta que encuentre al radio Oh prolongado si es
al radio tomando en todos los radios Fi?. 166.
preciso; . i < n i a l e s á 0B,se tendrán los

"tice°s X l C,D,E,F,G del polígono
ve
^' p' a e S el polígono abcd será
semejante nlAB GD por tener sus an-
illos iguales y sus lados proporcionales;
y por tanto será regular; y como uno de
\ g lados AB tiene la longitud dada, re-
Julta que el polígono ABC... satisface á
todas las condiciones del problema.

®.°—S*oIág©aios r e g u l a r e s e n e l c í r c u l o .
178. Si una circunferencia está dividida en cualquier núme-
ro m de partes iguales, y los puntos de división consecutivos se
unen de uno en uno por medio de rectas, resulta un polígono
convexo regular inscrito de m lados: si el número m es par y
los puntos de división se unen correlativamente de dos en dos,
resulta otro polígono convexo regular inscrito de un número de
lados mitad de m; y si n es factor de m y los puntos de división
se unen de n en n, resulta otro polígono convexo regular ins-
crito , cuyo número de lados es m: n.
Pero si á partir de uno de los puntos de división se unen su-
cesivamente tomándolos de p en p, siendo p menor que m y pri-
mos entre sí estos dos números, habrá que pasar por todos los
puntos de división antes de volver al primero; y entonces resul-
tará formado un polígono regular de m lados que podrá ser con-
vexo ó no, y que en el segundo caso se llama estrellado. Si la
construcción del polígono anterior se efectúa en orden inverso,
se verá que los m puntos están unidos de m—p en m—p; por con-
siguiente, la unión de los m puntos de p en p origina el mismo
polígono que la unión de los mismos puntos de m—p en m—p.
De igual modo, si q es otro número menor que m y primo
con este, se formará otro polígono regular de m lados uniendo
os puntos de división de q en q ó de m—q en m—q. Por consi-
guiente , puede haber tantos polígonos regulares de m lados ins-
n os en u n
círculo, como números primos con m haya menores
q e m; y como el polígono dado por uno de estos números p es
^ s m o <lue el dado por m—p, resulta que :
V tantos polígonos regulares desemejantes de m lados, como
m—1
números primos con m haya desde 1 hasta
~2~'
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 138 -
Así, pues, hay una sola clase de triángulos equiláteros, ni
sola clase de cuadrados y una sola clase de exágonos reguj
res. Pero hay dos clases de pentágonos regulares : uno convej
que resulta uniendo los puntos de división de uno en uno, y o|
estrellado, que resulta uniendo dichos puntos de dos en dos. Hi
dos heptágonos estrellados, un solo decágono estrellado, el
179. Problema.—En un círculo dado inscribir un cuadral
Si el círculo dado es O (flg. 167); se trazan dos diámetros p«
Fig-. 167. pendiculares ACjBD, y uniendo sus e
G tremos resulta el cuadrado pedido ABO.
\ Pues sus cuatro lados son iguales, p
St] cuerdas de arcos iguales; y sus cuatro á
I gulos son rectos, por hallarse inscritos
B semicírculos.
Corolarios.—1.° La razón del lado del cuadrado á su radio es
vi . Pues el triángulo A OB rectángulo en O da (127. Cor. 4.°)
AB =AO -\-BO —-2R , expresando por R el radio, de donde
resulta AB=RV~2~
2.° La apotema del cuadrado es igual á la mitad de su lado.
Pues siendo AB=MN, resulta M0=ON——AB.
3.° El lado de un cuadrado circunscrito á un círculo es igual al
diámetro de este. Pues su apotema es el radio.
180. Problema.—En un círculo dado inscribir un exágono
regular.
Suponiendo el problema resuelto, sea ABCDEF (fig. 168)
el exágono pedido. Dos radios con-
secutivos O A y OB forman con el
lado que comprenden un triángulo
OAB que es isósceles, y por tanto
tiene iguales sus ángulos en A y en 2?,
cada uno de los cuales es mitad de
un ángulo del polígono; pero cada
uno de estos ángulos tiene por va-
0 4 8
D *• lor ( 1 5 5 ) la mitad de 2———-J,
4 4 , .
que es—; y el ángulo en el centro O tiene por valor-r también;
luego el triángulo AOB es equiángulo, y en su virtud equilá-
tero. Por consiguiente:
Para inscribir un exágono regular en un círculo, basta llevar
sucesivamente sobre la circunferencia como cuerda una longitud
igual al radio, y unir los puntos consecutivos de división.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 139 —
larios.—1-° SI lado del exágono regular es igual á su rá-
C0
D,lf.q el triángulo equilátero AB O da AB—A O.
dio. rúen , ., i y—
9 ° la rason del lado del triangulo equilátero á su radio es V 3.
""" t r a z ando las cuerdas A C, CE y EA, se tiene el triángulo
U
ilátero inscrito; y del triángulo rectángulo ACD rosulta

3 o M radio del triángulo equilátero es el duplo de la apotema.


Pues el cuadrilátero ABCO, que tiene sus cuatro lados iguales,
es un rombo, y por tanto da OG=GB.
4#° La razón de la semejanza de los triángulos equiláteros cir-
cunscrito ¿inscrito en un mismo circulo es 2. Pues trazando tan-
oentes en los puntos 2?, D, F resulta el triángulo circuns-
crito PQR semejante al inscrito A CE, siendo sus apotemas
respectivas OB y OGr, cuya razón es 2.
181. Problema.—En un circulo dado inscribir un decágono
regular.
Suponiendo una circunferencia dividida en diez partes igua-
les ; si se unen los puntos de división con- j ^ ^
secutivos, se obtendrá el decágono regular
convexo ABCDEFGHIK (fig. 169); y
uniéndolos de tres en tres, resulta el de-
cágono regular estrellado ADGKCFIBEH. j
Hay que determinar, pues, los lados AB
y AD de estos dos polígonos.
El primero AB forma con los radios con-
secutivos OA y OB un triángulo OAB isós-
celes , por tener iguales sus ángulos en A
y en B, cada uno de los cuales es mitad de
un. ángulo del polígono; y como cada uno de estos tiene (155)
T r, 4 s 4
por valor ¿—-¡Q-=— , cada uno de aquellos valdrá -g-: pero el
ángulo en el centro O tiene por valor JQ = J', luego este ángulo
es mitad de cada uno de los anteriores.
El otro lado AD forma con los radios consecutivos O A y OD
tri
angulo A OD isósceles, por tener iguales sus ángulos en A
y en D; pero como el otro ángulo A OD es triple del A O B, ten-
a
P o r v a lor Y , por lo cual cada uno de los otros valdrá y : luego
"ángulo ABM es isósceles por tener iguales los ángulos
y en M; el triángulo AMO es también isósceles,' por tener
iguales los ángulos en A y en 0; y el triángulo ODM es tam-
isosceles, p o r tener iguales los ángulos en O y en M: luego
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 140 —
resulta AB=AM—MO y también MJ)=DO=OB. Pero siendo
A O AB
la recta AMbisectriz del ángulo A, se tiene (129) ~7Tlü-—irr~
UM MB
OB O M
ó bien jyü—Yrñ' Luego la recta AB diyide al radio OB en me-
dia^ extrema razón (102): por consiguiente;
1.° Para inscribir un decágono regular convexo en un circule
se lleva sucesivamente sobre la circunferencia como cuerda el se¿
mentó mayor del radio dividido en media y extrema razón, y se unt
los puntos consecutivos de división.
2.° Para inscribir en un círculo un decágono regular estrellad*
se lleva sucesivamente sobre la circunferencia como cuerda una lo\
gitud igual á la suma del radio y el segmento mayor del mismo d
vidido en media y extrema razón:
Corolarios.—1.° El lado del decágono regular convexo es igu
al segmento mayor de su radio dividido en media y extrema razo:
Pues del análisis anterior resulta que AB=OM es media pn
porcional entre OB y MB.
2.° El radio del decágono regular estrellado es igual á la suma
de su radio con el segmento mayor del mismo dividido en media %
extrema razón. Pues del análisis anterior resulta que AB se com-
pone de MD=OB más MA—AB.
3.° La razón del lado del decágono regular á su radio eé
•jí i / 5 — l J ó Y\y 5+1) según que sea convexo ó estrellado.
Pues de lo expuesto resulta AB = 0Bx3IB = R{R—AB)
=B?—RxAB, ó bien AB<¿-\-RxAB = R%, que da (Alg. 88¡
^=-f ± \/f^ = -|( 1± l/¥)=f(\/5 T l).
Y agregando el radio positivo y negativo resulta
AB^{V^l±2)=^(VJ±l).
Escolio.—Dividida una circunferencia el
diez partes iguales, y uniendo los puntos
de división de dos en dos, resulta (fig. 170
el pentágono regular convexo ABOBE; 3
uniéndolos de cuatro en cuatro resulta e
pentágono regular estrellado ACEBB.
182. Problema.—Inscribir en un círcu
!>""--—^" c lo dado un pentedecágono regular.
Sean AB el lado del exágono y AO el del decágono regula
res inscritos en el círculo O (fig. 171): el arco BC=AB—AO
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 141 -

j _£.;---- de la circunferencia; y por tanto, la cuerda BC


ser&"ñ 10 15
' l lado del polígono buscado. Por consiguiente :
SCr
p -a inscribir en un círculo un pentedecágono regular convexo,
lleva sucesivamente sobre la circunferen- Fiff> 171 ,
S
• como cuerda la del arco en que excede el
° hiendido por el lado del exágono al subten-
dido por el lado del decágono regular convexo,
•nscritos ambos en el mismo círculo, y se
unen los puntos de división consecutivos.
Escolio.—Dividida una circunferencia en quince partes igua-
les se obtendrán tres pentedecágonos estrellados, uniendo los
puntos de división de dos en dos, de cuatro en cuatro y de siete
en siete.
183. Problema.—Conocido el valor del lado de un. polígono
regular inscrito en un círculo, hallar el valor del lado del polígono
regular inscrito en el mismo círculo y que tenga doble número de
lados que el primero.
Sean l el valor del lado dado A B (flg. 172) y R el radio del
círculo: trazando el diámetro C D perpen- F i g . 172.
dicular á AB, la recta A O será el lado cuyo
valor l' se busca.
Según lo expuesto ( 1 2 7 . Cor. 2.°), la
cuerda A O es media proporcional entre su
proyección CE sobre el diámetro CD y es-
te mismo diámetro; por lo cual se tendrá
"ACi=CDxCE Ó bien r*=2R(R—OE).
Pero en el triángulo rectángulo OAE se

1
tiene OE•= VTO'-TE = \ / «L-i^-iVÍS2—P. Por consi-

guiente, resulta l'=V -V/4^22-—l2


R[2R—V4i¿
Si se toma por radio la unidad lineal, la fórmula anterior se

reduce á V — V 2—V4—l2. '.


Escolio.—Conociendo el valor del lado de un polígono regu-
lar de «-lados inscrito en un círculo, la fórmula precedente dará
los valores.sucesivos de los lados, y por consiguiente de les pe-
rímetros, de los polígonos regulares de 2n, 4», 8n, 16n, etc.
lados inscritos en el mismo círculo. Los resultados obtenidos
partiendo del exágono cuyo lado es 1, y efectuando los cálculos
necesarios, B o n l o s siguientes:

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 142 —
Número de lados. Semiperímotros.

6 3,0000000
12 ' . . ' 3,1058285
24 .' '. 3,1326286
48 . . . . . ' 3,1393502
96 3,1410319
192 3,1414524
384- 3,1415576
768 ] 3.H1583Í
1536 3,1415904
3072 3,1415921

184. Problema.—Conocido el valor del lado de un polígono


regular inscrito en un círculo, hallar el valor del lado del polígono
semejante circunscrito al mismo círculo.
Sean l el valor del lado dado AB (fíg, 172) y R el radio del
círculo: trazando la tangente FG paralela á A B y comprendida
entre los radios O A y OB prolongados, dicha tangente FG será
el lado cuyo valor L se busca.
Los triángulos isósceles semejantes FOO y AOB, cuyas al-
FG CO L R
turas son OO y OB, dan la proporción -¡-=— ™ ó bien -r=7r^;
pero (183) se tiene O E—-^\/4.R2—P, quetrasforma la anterior
L R 21R , r 21
en-,- =— •. Luego resulta Z = , o L— •
2 V4JP—P VíR'—P \/4~P
tomando por radio la unidad lineal.
Escolio.—Conociendo los valores de los lados de los polígo-
nos regulares de n, 2n, 4w, 8n, etc. lados inscritos en un círcu-
lo, la fórmula precedente dará los valores de los lados y por
consiguiente de los perímetros, de los polígonos semejantes cir-
cunscritos al mismo círculo. Los resultados obtenidos partiendo
del exágono cuyo lado es 1, son los siguientes:
Número de lados. Semipcrímetros.

6 3,4611015
12 3,2153903
24 3,(596549
48 3.1460862
96 3,1427146
192 3,1418730
384 3,1416630
768 3,1416101
15r.6 3,1415975
3072 3,1415937

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 143 —
Problema.—Dados el radio y la apotema de un polígono
1
hallar el radio y la apotema de otro polígono regular, que
regm ¡ r .m0 perímetro y doble número de lados que el primero
ten9 ado
aSean AB ¿ ^ 'el l J ^ e l c e n t r o d e l primer polígono (flg. 173)
e l a r c o AGS con centro en Fiir 173
t"oyendo ° - "
con S r
, , o ¿ o, y después la perpendicular O (7 .<^f:\>fc,
llVdoAB, se tendrá que OC es el radio A / ^ f f f f — ¿ ^ B
^ J r y O G la apotema dada a. Trazando / \ \d 7 7^\
ahora las cuerdas CA y C J , y uniendo sus ^ \ / ^
puntos medios Z> y J?, la recta D#, para- o
1 la á 4i? é ig u a ^ ^ s u itiitad, será el lado del segundo polígono;
• como el ángulo D OE es mitad del AOB, que es el ángulo
en el centro del polígono primero, el punto O será también el
centro del polígono segundo, y se tendrá que OD es el radio
pedido r' y OF1& apotema pedida a'.
De la construcción anterior resulta que F es el punto medio
i i
de CG; y por tanto, se tiene OF=-^[OG-\-OC) ó b i e n a ' = — [a-\-r):
fórmula que da a' cuando se conozcan ajr.
El triángulo rectángulo ODC (127. Cor. 2.°) da~OD"=OCxOF
ó bien r'—Vra'; fórmula que da r' cuando se conozcan r j a'.
Escolio.—La inspección de la figura manifiesta que O . f e s
mayor que O G, y que OD es menor que OC; y la inspección de
las fórmulas revela que a' es (Arit. 148. Esc.) la media diferen-
cial entre ajr,j que r' es (Arit. 149. Cor.) la media proporcio-
nal entre r y a1. Por consiguiente:
Cuando se pasa de un polígono regular á otro isoperímetro de
doble número de lados, la apotema aumenta y el radio disminuye; y
su diferencia puede ser menor que cualquier cantidad asignable por
pequeña que esta sea.

3.°—Medida de la circunferencia.

186. La operación de medir una línea curva, como se in-


dicó (69), no se puede efectuar directamente, porque la unidad
lineal es rectilínea y no puede adaptarse á los arcos de ninguna
curva. Pero este inconveniente se salva buscando la relación nu-
mérica exacta ó aproximada que la longitud de la curva tenga
con la de una recta conocida; tal es el medio que se emplea para
medir la circunferencia de círculo, fundándose en los siguien-
tes lemas:

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


_ 144 —
L e m a 1.°—La circunferencia de un círculo cualquiera, es niai/o*
gue el perímetro de cualquier polígono convexo inscrito, y menor
tyue el de cualquier polígono circunscrito.
En efecto. La circunferencia es una línea convexa cerradaí
envuelta por el perímetro de cualquier polígono circunscrito
por tanto (19) es menor que dicho perímetro. Pero á la vez
misma circunferencia envuelve al contorno de todo polígo:
convexo inscrito, y por la misma razón es mayor que este.
L e m a 2.°—Una circunferencia cualquiera, es el límite supt
de los perímetros de los polígonos regulares inscritos, y el infA
de los circunscritos, cuyo número de lados crece indejínidar/it
En efecto, k medida que el número de lados de un políg
regular inscrito se duplica, el perímetro crece y se aproxiH
la circunferencia, que en el límite puede considerarse comu
contorno de un polígono regular de su mismo radio y de un n
mero infinito de lados. De igual modo, á medida que el númei
de lados de un polígono regular circunscrito se duplica, el p
rímetro disminuye y se va aproximando de cada vez más á
circunferencia, con la cual se confundirla cuando el número ™.
sus lados fuera infinito. Pero la razón de los perímetros de dol
polígonos regulares semejantes, uno inscrito y otro circunscriba
es (149) la razón de sus radios ó de sus apotemas; y como estaq
tienden á ser iguales á medida que el número de lados crece^
en el límite será dicha razón igual á la unidad.
En virtud de lo expuesto, el círculo puede considerarse coi
un polígono regular, cuyo radio es igual á la apotema.
187. Teorema.—La razón de dos circunferencias cualesquiet
es igual a la razón de sus radios.
En efecto. Sean Cj C las longitudes de dos circunferencia
cuyos radios respectivos son RjR'; inscribiendo en la primea
un polígono regular cualquiera, y en la segunda otro del mism^
número de lados, estos dos polígonos (153 ) serán semejantes T
tendrán por radios R y R'; siendo P y P' sus perímetros, sq
P R ¡
tendrá ~ñ~==~^ñr ^ ( l u e subsistirá siempre que ambos polígonos
tengan igual número de lados, aunque este número crezca in-
definidamente. Pero entonces los perímetros P y P' tienden háci«¡
C R j
sus límites respectivos Cy C, y en el límite se tendrá -^ = jz*
Corolario.—La razón de la circunferencia al diámetro es un nm
mero constante. Pues la proporción anterior se puede cambiar en
OC C C
-5 =-^7 y en — = r - T - , Que es la misma en todos los círculos.
K iC ¿li ¿R
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 145 -
. El número que expresa la razón constante de la
ESC
ferencia al diámetro se representa por la letra griega TÚ;
C r( U
* - ninensurable y no se puede obtener exactamente, pero
63 1B
puedeA« anicular
c<u con
^ toda la aproximación apetecible. Se tiene
se

la fórmula -^ñ =n, que se puede trasformar en estas otras


O
C=^2nR J ^ = = : " 9 _ '•> * a s c u a i e s traducidas al lenguaje vul-
gar originan las dos reglas siguientes:
I a Para hallar ia longitud de una circunferencia, se multiplica
la longitud de su diámetro por el número TC.
o a Para hallar la longitud del radio de un círculo, se divide
la longitud de la semicircunferencia por el número TÚ.
188. Problema.—Calcular la razón de la circunferencia al
diámetro.
La fórmula obtenida antes ^=ñ^ manifiesta que para obte-
ner el número TC se pueden seguir dos métodos: 1.° Calcular la
longitud de la circunferencia, suponiendo conocida la del radio:
este se llama método de los perímetros. 2.° Calcular la longitud
del radio, suponiendo conocida la de la circunferencia : este se
llama método de los isoperí metros.
189. Método de los perímetros.—Si en la fórmula prece-
C 1
cedente TC—¿r-^ se hace R—\ , resulta TZ=—-C; luego el mírnero TÚ
es igual á la longitud de la semicircunferencia, cuyo radio es 1;
y por tanto , el semiperímetro de cualquier polígono inscrito es
un valor de TÚ aproximado por defecto, así como el semiperíme-
tro de cualquier polígono circunscrito es otro valor de TÚ apro-
ximado por exceso. Luego calculando sucesivamente, del modo
indicado (177 y 178), los semiperímetros de los polígonos re-
gulares inscritos de 6, 12, 24, 48, etc. lados, y los semiperíme-
tros de los polígonos semejantes circunscritos, se irán teniendo
pares de valores aproximados por defecto y por exceso cada vez
más próximos al número TÚ.
Así por ejemplo, llegando hasta los polígonos regulares de
2
lados, se tiene para valores de los semiperímetros: en el
inscrito 3,1415921, y en el circunscrito 3,1415937; luego TC está
comprendido entre estos dos números, y se tiene TÚ=3,141592
dn err r
° por defecto menor que una millonésima.
e método de los perímetros es muy sencillo en teoría, pero
rabajoso en la práctica; es el seguido por Arquímedes,
contro la primera razón de la circunferencia al diámetro:
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 146 —
partió del exágono regular inscrito, y continuando hasta les
polígonos inscrito y circunscrito de 96 lados, halló que it estaba
comprendido entre los números 3-|-~r y 3 + ^ ; este último nú-
í 22
mero, ó sea 3-{—=-==-=•, es un valor de it con un error por exceso
menor que media centésima, el cual basta en casi todas las apli-
caciones usuales á las artes y oficios.
Otro valor más aproximado de it se debe á Adriano Meció
355
que es rrr-; notable por la disposición de las cifras con que se
expresa, y por su grande aproximación, con tan pocas cifras
pues tiene un error por exceso menor que media millonésima
190. Método de los isoperímetros.—Si en la misma fór-
1 1
muía antes citada se hace (7=2, resulta TC=-=T- Ó bien——R
K n
1
luego el número — es igual á la longitud del radio de la circun-
ferencia igual á 2; y por tanto, la apotema a y el radio r de todo
polígono regular, cuyo perímetro sea igual á 2 , serán dos valo-
res aproximados por defecto y por exceso de •—; puesto que las
dos circunferencias inscrita y circunscrita á dicho polígono se-
rán la primera menor y la segunda mayor que 2; por lo cual, sus
radios a y r comprenderán al radio R de la circunferencia
igual á 2.
Considerando ahora el cuadrado que tenga por lado -5-, su
perímetro será 2, su apotema será a=-r y su radio será r=-¡y 2;
y empleando las dos fórmulas obtenidas (179), se irán calcu-
lando sucesivamente los radios y las apotemas de los polígono*
regulares isoperímetros de 8 , 16, 32, etc. lados. En la serie su-
cesiva de estos valores, cualquiera de ellos, desde el tercero en
adelante, será alternativamente medio aritmético y medio geo-
métrico entre los dos que le preceden: los de lugar impar (apo-
temas) irán creciendo, y los de lugar par (radios) irán decre-
ciendo continuamente, pero siempre comprenden entre unos y

otros el valor constante — , que es el límite superior de los pri-


meros y el inferior de les segundos; y observando que a'=-j- es
es la media aritmética entre O y - y , así como r ' = — V 2 es la
media geométrica entre -y y—,-resulta que:

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 147 -

El número —•' es el limite de la serie cuyos dos f rimeros térmi-

nos son O 2 / v , y ios siguientes son cada uno alternativamente la


media aritmética 6 la media geométrica entre los dos que preceden.
Calculados los te'rminos de esta se'rie hasta llegar al polígo-
no de 2048 lados, se obtienen los resultados siguientes :

Número de lados. Apotemas. Radios.

0,2500000 0,3533534
0,3266407
0,3142087 0.3203644
0,3162867 0,3188217
64 ....... 0,3180541 0,3184377
128 0,3182459 0,3183418
256 0,3185938 0,3183178
512 0,3183058 0,3183H8
0,3183088 0,3183103
2048 0.3183095 . . . . 0,3183099

Resulta, pues, que el valor de — es 0,318309 con un error por


defecto menor que una millonésima; por consiguiente, divi-
diendo la unidad por dicho valor, se obtiene para el de ir el nú-
mero 3,141592 con un error por defecto menor que una millo-
nésima: este valor de ir es el mismo hallado antes por el método
de los perímetros.
191. Los dos métodos anteriores, expuestos en su mayor
sencillez, admiten numerosas é importantes modificaciones, que
abrevian sus trámites, para obtener con más facilidad valores
de ir mucho más aproximados que los obtenidos anteriormente;
y aun hay otros métodos más breves y expeditos, pero extraños
á los elementos, para hallar con gran número de cifras exactas
el valor de ir, que se ha llegado á obtener con ciento cuarenta
cifras decimales exactas. A continuación se expone dicho valor
y el de su logaritmo con veinte cifras decimales:
ir=3,14159265358979323846
log. ir=0,49714987269413385435
Estos valores permiten resolver, con las fórmulas antes ob-
tenidas, multitud de cuestiones prácticas, como los siguientes
Ejemplos.—1.° El diámetro de un duro es veinte líneas:¿cuál es
la longitud, de su circunferencia?
La fórmula 0=2 KR, haciendo en ella TT=3,14 y i2=10, da
para la circunferencia pedida, ¿7=2x3,14x10=62,8, con un error
menor que una centésima de línea.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 148 —
2.° ¿Cuál es el radio del meridiano terrestre? .
Siendo la longitud del cuadrante del meridiano 10.000.000 de
metros, la semicircunferencia será 20.000.000 de metros, que
dividido por 7r=3,l415927 da i¡5=6366197 metros, con un error
menor que un metro.
3.° Siendo el radio del ecuador terrestre 6376984 metros; ¿cuánto
anda por hora cada punto de su circunferencia en el movimiento de
rotación de la tierra?
La circunferencia del ecuador, según la fórmula C=2KR,
tendrá 40067738 metros, que es el camino recorrido por cada uno
de sus puntos en 24 horas; y dividiendo aquel número por este,
resulta 1669489 metros, que es el número pedido.
192. Teorema.—Zas longitudes de los arcos de igual gradicación
en círculos distintos, son directamente proporcionales á sus radios.
En efecto. La semicircunferencia de un círculo de radio R es
el arco de 180° del mismo círculo; y como la longitud de este
arco es TZR, la longitud del arco de 1° en el mismo círculo

sera y^r; por consiguiente, la longitud l del arco de n gra-

dos en el círculo de radio R será l=To?r '• del mismo modo la


longitud V de otro arco de igual graduación n en un círculo de
TZR' n
radio R' será ¥== . Dividiendo ordenadamente las dos
180
l R
igualdades anteriores, resulta la proporción —}y =—ñr •
Escolio.—La fórmula general anterior que liga las tres can-
tidades l, n, R, sirve para determinar una cualquiera de ellas,
cuando son conocidas las otras dos, como S3 Vé á continuación.
Ejemplos.—1.° La diferencia de longitudes entre dos puntos
del ecuador es 5° 17'. ¿Cuánto distan estos puntos en kilómetros,
siendo el radio del ecuador 6377 kilómetros?
17 317
Siendo en este caso n=o-¡r^r = -^r- y .#=6377, se tendrá
bu oü
7TX6377X317
1=—V.VK—™— =5S8 kilómetros.
180 X o0
2.° ¿ Cuál es el arco de un círculo, cuya longitud es igual al radio?
180°
Siendo ahora l=R, se tendrá n~ • =57° 17' 44" ,8.
3.° Hallar el radio del círculo, en que el arco de 20° tenga de
longitud un metro.
180 9
Siendo ahora 1=1 y «=20, se tendrá R= ^ - = — =2,865.
J
71X20 K

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- l-iy —

§. 4 L ° — Á r e a s c i r c u l a r e s »

193. Se llama SECTOR CIRCULAR Ó SECTOR DE CÍRCULO toda


parle de un círculo comprendida entre iin arco cualquiera y dos
radios del mismo.
Resulta de aquí que cada sector está determinado en un
círculo por su correspondiente arco; y además es evidente que
en el mismo círculo ó en círculos iguales:
1.° Los sectores que tengan arcos iguales, son iguales.
2.° Si el arco de un sector es la suma de los arcos de otros dos,
el primer sector será la suma de los otros dos sectores.
3.° Los sectores de igual radio son directamente proporcionales
á sus arcos respectivos (Arit, 255).
194. Se llama línea quebrada regular toda línea quebrada
plana, cuyos lados sean iguales, y cuyos extremos equidisten de
un punto del mismo plano.
Se llama sector poligonal regular toda extensión plana limi-
tada por una línea quebrada regular y sus radios extremos. El
punto equidistante de los vértices, que también equidista de los
lados, se llama centro del sector, y su distancia común á todos
los lados apotema.
Un razonamiento idéntico al empleado (160) probará que:
El área de un sector poligonal regular es igual á la mitad del
producto de su línea quebrada regular por la apotema.
Expresando, pues, por A el área de u n sector poligonal re-
gular, por p el perímetro de su línea quebrada regular y por a
i
su apotema, se tendrá A=-¿r pa.
Escolio.—La cuadratura de u n sector poligonal regular se
obtiene hallando la media proporcional entre la apotema y el
semiperímetro de su línea quebrada regular.
195. Si el arco AB de un sector circular OAB (fíg. 174) se
divide en cualquier número de partes
iguales, y se unen los puntos de división
consecutivos, resulta un sector poligonal
regular OACDB inscrito en el sector cir-
cular; y trazando tangentes paralelas á
los lados del sector poligonal inscrito, re-
sulta otro sector poligonal regular OA'C'D'B' circunscrito al
mismo sector circular. Se vé claramente que en todo sector cir-
cular se pueden inscribir y circunscribir sectores poligonales
regulares de cualquier número de lados; y resulta que:

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 150 —
1.° Un sector circular cualquiera es mayor que iodos los secto-
res poligonales regulares inscritos en el mismo y menor que todos
los circunscritos.
2.° Un sector circular cualquiera es el limite superior de los
sectores poligonales regulares inscritos, y el limite inferior de los
circunscritos, cuyo número de lados crece indefinidamente.
196. Teorema.—El área de un sector circular es igual á la
mitad del producto de su arco por su radio.
En efecto. El área del sector circular OAB es el límite de
las áreas de los sectores poligonales regulares inscritos en el
mismo, como OACDB, y cuyo número de lados crece indefini-
damente. En su virtud, expresando por l la longitud del arco AB
del sector cuyo radio es OA=B; si se inscribe en el mismo un
sector poligonal regular, cuya apotema sea O S=a y el perímetro
de su línea quebrada regular ACDB=p, su área será — pa. Pero
creciendo indefinidamente el número de lados de este sector
poligonal, su área tiende hacia el área A del sector circular, y al
mismo tiempo p tiende hacia l y a hacia B. Luego en el límite
i
se tiene A= y IB.
Escolio.—La cuadratura de un sector circular se obtiene,
hallando la media proporcional entre el semiperímetro de su.
línea quebrada regular y el radio.
197. Los sectores circulares de radios distintos y cuyos ar-
cos tienen igual graduación, es decir, que tienen igual ángulo
en el centro, se llaman semejantes. En estos sectores (186) la
razón de sus radios es igual á la de sus arcos; y se demuestra
fácilmente que es también igual á la de sus cuerdas, y en gene-
ral á la de dos líneas homologas cualesquiera; lo que constituye
la razón de la semejanza. De lo cual se deduce el siguiente
Corolario.—La razón de las áreas de dos sectores circulares se-
mejantes es el cuadrado de la razón de la semejanza. Pues siendo
l i
las áreas de dichos sectores A— -glBy A'= -r- V B', se tiene
A IB == l B er0 , a . n , A I B
-r>—iT5/
A i a !7'X"5"/'
i -te P * semejanza de los sectores da —
t =K—;
A B?
luego resulta — = — .
198. Teorema.—El área de \m círculo es igual á la mitad del
producto de su circunferencia por su radio.
En efecto. El semicírculo es un sector circular cuyo arco es
la semicircunferencia; y por tanto, el área de un semicírculo
será la mitad del producto del radio por la semicircunferencia.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 151 —
por consiguiente, el área del círculo es el producto del radio
por la semicircunferencia, ó bien la mitad del producto de la
circunferencia por el radio. Expresando por A el ár*ea de un
círculo, por O su circunferencia y por R su radio, se tendrá
¿,-1-CR. Fórmula que da una de las cantidades A, C, R, cuan-
do sean conocidas las oteas dos.
Escolio.—La cuadratura de un círculo se obtiene hallando la
media proporcional entre la semicircunferencia y el radio.
Corolario.—La razón de las áreas de dos circuios es el cuadrado
i i
de la razón de sus radios. Pues siendo A=jCR y A'= ^ CR'
las áreas de dos círculos, cuyas circunferencias son Cy C y
sus radios R y R', dividiéndolas ordenadamente, se tiene
A CR O R , O R A R2
= = X ; y s i e n d 0
^ r¥' ^ ^ " ^ ^ T , resulta ^ = ^ 1 -
A C2
También resulta de este corolario " H — T ^ J y siendo los.diá-
R D
metros D y D' duplos de los radios R y R', se tendrá •rp=j7, »
, R2 D2 A D2
que da ~ñ7i~jp~o > y resulta ~n==jyí' En general se deduce que
Zas áreas de los círculos son proporcionales á los cuadrados de
sus lineas homologas.
En los círculos son líneas homologas, los radios, los diáme-
tros, las circunferencias, los arcos de igual graduación, las cuer-
das de estos arcos, las distancias de estas cuerdas al centro, etc.
i
199. Si en la fórmula obtenida anteriormente A=-r- C R se
sustituye el valor C=2TZR, obtenido (181. Esc.) para la circun-
ferencia C, la fórmula del área del círculo se cambia en A=nR2

•VI.
ó e n i 2 = y —, que traducidas al lenguaje vulgar dan las dos
reglas siguientes:
1. a Para hallar el área de un circulo de radio dado, semulti-
plica el cuadrado del radio por el número n.
2. a Para hallar la longitud del radio de un círculo de área dada,
se divide dicha área por el número ny se extrae la raíz cuadrada
del cociente.
Ejemplos.—1.° Hallar el área del fondo de un estanque circu-
lar de tres metros de diámetro.
La fórmula precedente da l=Tr(2,5) 2 =3,14159x6,25-19, ni2 6349,
"on un error menor que un centímetro cuadrado.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 152 -
2.° • Hallar el radio del circulo cuya área es 100 me/ros cuadrados,

La fórmula 100=TCÍ? 2 da R=\/ — = 5 , m 6 4 , con un error me


ñor que un centímetro. ¡
200. Es fácil ahora resolver las siguientes cuestiones. \
Problema I.—Trazar un circulo cuya área tenga con la de oUk
círculo dado la razón de m á n.
Sean R el radio del círculo dado y x el del pedido ; se teij
.-•• - x1 tn \
drá — = — ; y la cuestión queda reducida á buscar el lado x m
Jx tí j
un cuadrado, que tenga con otro dado i?2 la razón de m á di
cuestión resuelta ya (165. Prob. II). j
Problema II.— Construir un círculo equivalente á la suma ói
la diferencia de otros dos círculos dados. \
Sean R y R' los radios de los dos círculos dados y x el de
pedido. En el primer caso se tendrá a¡2=R2-\-R'!>, y la cuestioj
se reduce á hallar el lado x del cuadrado equivalente á la sumj
R"*-{-R'2 de otros dos cuadrados dados (165. Prob. I). En el se
gundo caso se tendrá x^—E1—Rn, y la cuestión se reduce á h$
llar el lado x del cuadrado equivalente á la diferencia R?—R'* <3j
otros dos cuadrados dados. ¡
201. Si se Compara la expresión del área del sector circii
i i í
lar -r- IR con la del círculo y CR, se vé claramente q u e : í
La razón de un sector circular al círculo entero es la mism\
razón de su arco á la circunferencia. \
Así pues, expresando por n el número de grados del arco, di
un sector circular, la razón de este arco á la circunferencu
n I
será r^r; y por tanto, el área del sector se obtendrá multiplicand<
por esta razón el área del círculo, que es TTÜ!2. Por consiguiente
el área del sector que tenga el radio R y el arco de n grados!
r.R2n ,
será A— „ : fórmula que determina una cualquiera de las cao¡
tidades A, R, n, cuando sean conocidas las otras dos, y resuelva
los tres problemas siguientes. ':i
1.° Conociendo la longitud del radio y la graduación del arco <4
un sector circular, hallar su área. \
2.° Conociendo el área de un sector circular y la longitud de sí
radio, hallar la graduación de su arco. i
3.° Conociendo el área de un sector circular y la graduación d¡
su arco, hallar su radio.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 153 —
202. Teorema.—El área de un segmento circular es igual á la
mitad del producto del radio por la diferencia entre el arco y la mi-
tad de li cuerda del arco duplo.
En efecto. Sea el segmento circular A ND (fig. 175), es decir,
la parte de círculo comprendida entre el Fij. 175.
arco A ND y su cuerda A D; trazando los
radios O A y OD, y desde el extremo A de A
uno de ellos la perpendicular A CB al otro,
se ve' que dicho segmento es el exceso del
sector O AND sobre el triángulo OAD,
i
cuyas áreas respectivas son: -j- OD X arco A D y -j-ODxAC
=—ODx-^-AB; luego resulta para valor del área del segmento
A~ODxa,?coAD—Í-ODX\AB=\-OD[MIOAD—~AB).
Corolario. La razón de las áreas de dos segmentos circulares
semejantes, es el cuadrado de la razón de sus radios. Pues expre-
sando por S y por T él sector y el triángulo, cuya diferencia es
el primer segmento, y por /S" y T' el sector y el triángulo, cuya
diferencia es el segundo segmento; serán semejantes los secto-
res S y S' así como los triángulos Ty T'; y por tanto, si R y R'
son los dos radios, se tendrá - ^ = -r—, — = — , que da

gi — j " —/¿' 2 ' J a


1 u í resulta -„. „,—-57^.
Se llama también segmento circular la parte de círculo com-
prendida entre dos cuerdas paralelas y los arcos que estas inter-
cepten : se distinguen de los anteriores, llamándolos segmentos
de dos bases, que son las dos cuerdas: el área de un segmento
de dos bases es evidentemente la diferencia entre las áreas de
dos segmentos de una base, siendo esta cada una de las bases
de aquel.
Escolio.—Comparadas ya, en los varios casos particulares
examinados, las áreas de los polígonos semejantes y las áreas do
las figuras circulares semejantes, se ha visto que siempre la ra-
zón de estas áreas es el cuadrado de la razón de la semejanza; ó
bien, son directamente proporcionales á los cuadrados de sus
líneas homologas. De aquí resulta el siguiente
C o r o l a r i o — S i sobre los tres lados de un triángulo rectángulo
se construyen semicírculos 6cualesquiera otros sectores 6segmentos
circulares semejantes, el construido sobre la hipotenusa será equi-
valente á la suma de los construidos sobre los catetos. Por la misma
razón expuesta (164. Cor. 2.°).

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 154 —
203. Se llama corona circular la extensión plana compren-
dida entre dos circunferencias concéntrica? O A y Oa (fig.'176).
Fi<r. 176. Su área es evidentemente la diferencia de las
áreas de los dos círculos que dichas circun-
ferencias limitan. Así, haciendo OA—Rt
Oa = r, el área de la corona será
•x I¿2~K r2= 7t (R 2 ~r 2 ) = ir (R-L. r) (R— r),
ó bien 'r.R+T.r) {R—r) = -j (2it£-f2nr) (R~r),
cuya traducción al lenguaje vulgar es:
El área de la corona circular es igual á la mitad del producto
de la suma de sus circunferencias por la diferencia de sus radios.
204. Se llama trapecio circular la extensión plana limitada
por dos arcos semejantes concéntricos y los radios que los ter-
minan; como ABab. Su área es evidentemente la diferencia en-
tre las áreas de los dos sectores concéntricos, cuyos arces son
las bases AB y ah del trapecio. Así, pues, designando por A y a
las dos bases, por R y r los dos radios y por n la graduación de
ambas bases, la expresión del área del trapecio circular será
ttR^n r:r2n nn nn (izRn tzrn\

•rzRn A •nm a
y como es 0^7= ñr y oSñ — o" » resulta para expresión del
área de d^cho trapecio -^ {A-\-e) (R—r), cuya traducción es:
El área del trapecio circular es igual á la semistima de sus la-
ses por la diferencia de sus radios.

EJERCICIOS

CORRESPONDIENTES AL LIBRO SEGUNDO.

1. Demostrar que el perímetro de un triangulo es mayor que la suma de


sus tres medianas (rectas que unen cada vórtice con el punto medio del lado
opuesto) y menor que el doble de esta suma.
2. Demostrar que las tres alturas de un triángulo (distancias de los vértices
á sus lados opuestos) concurren en un mismo punto.
3. Demostrar que las tres medianas de un triángulo concurren en un
mismo punto situado á la tercera parte de cada ana de ellas á partir del lado
respectivo.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 15o —
4. Demostrar que u n ángulo ¿e un triángulo es recto, agudo ú obtuso,
^errUn que la mediana concurrente en el vértice de este ángulo sea igual, ma-
yor ó menor que la mitad del lado opuesto.
5. Demostrar que si en u n triángulo rectángulo, uno de los ángulos agudos
e 3 ¿oble que el otro, la hipotenusa es doble del cateto menor.
6. Demostrar que t o i a recta interior á u n paralelógramo y que pase por la
intersección de sus diagonales, queda dividida por este p u n t o en dos partes
iguales, y divide al paralelógramo en dos cuadriláteros iguales.
7. Demostrar que las rectas que unen sucesivamente los puntos medios de
los lados de u n cuadrilátero, forman u n paralelógramo.
8. Demostrar que la intersección de las rectas que unen los puntos medios
Je los lados opuestos de un cuadrilátero es el p u n t o medio de la recta que
une los puntos medios de las dos diaconales.
9. Demostrar qu>i si por cualquier punto de la base de u n triángulo isósce-
les se trazan paralelas á los otros dos lados, so forma un paralelógramo cuyo
perímetro ei constante.
10. Construir u n triángulo cuando se d a n :
1.° Los pies de las tres a l t u r a s .
2." Una altura, u n ángulo y el perímetro.
3.° Dos ángulos y la suma de dos lados.
4.° Dos ángulos y el perímetro.
5." Dos ángulos y u n a a l t u r a .
tí.° Un lado, u n ángulo y una a l t u r a .
11. Demostrar que en todo triángulo rectángulo el diámetro del círculo
inscrito es igual al exceso de la suma de los dos catetos sobre la hipotenusa.
12. Demostrar que si los tres lados de un triángulo forman respectivamente
ángulos iguales con les tres lados de otro triángulo, los dos triángulos son
semejantes.
13. Inscribir u n cuadrado en u n t r i á n g u l o .
14. Demostrar que en todo triángulo la distancia del centro del círculo cir-
cunscrito á uno de los lados es igual á la mitad de la recta que une el vértice
opuesto al p u n t o de encuentro de las alturas.
15. Demostrar que en todo cuadrilátero la suma de los cuadrados de las
diagonales es doble de la suma de los cuadradoa de las rectas que unen loe
p a n t o s medios de los lados opuestos.
16. Demostrar que en todo trapecio la suma de los cuadrados de las diago-
nales es igual á la suma de los cuadrados de los lados no paralelos, más el du-
plo del producto de las bases.
17. Siendo h y c los catetos de u n t r i á n g u l o rectángulo, y h la perpen-
dicular á la hipotenusa desde el vértice opuesto, demostrar la igualdad

-.2 5 o" *
h* 62 c2
18. Dadas las longitudes de dos cuerdas paralelas de u n mismo círculo y la
distancia entre ellas, hallar el radio de dicho círculo.
19. Demostrar que en todo triángulo la suma de las distancias del centro
del círculo circunscrito á los tres lados es igu&l á la suma de los radios de los
círculos inscritc y circunscrito.
20. Construir un cuadrado conociendo la suma ó la diferencia de su diago-
n a l y su lado.
21. Construir un cuadrilátero inscribible, dados sus cuatro lados.
22. Construir u n trapecio, dadas las dos diagonales y los dos lado3 no
paralelos.
23. Demostrar que se puede formar pavimento con triángulos equiláteros,

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 156 -
también con cuadrados, y también con exágonos regulares; pero que no i
puede formar con pentágonos regulares ni con polígonos regulares de mi
de seis lados.
24. Demostrar que se puede formar pavimento uniendo cuadrados
octógonos regulares de igual lado, uniendo también triángulos equiláter<
y dodecágonos regularos de igual lado, y uniendo también pentágonos
decágonos regulares de igual lado.
25. Demostrar que todo polígono equilátero inscrito en un círculo es regula
26. Demostrar que todo polígono equiángulo circunscrito á un círculo <
regular.
27. Demostrar que la suma de la3 distancias de un punto interior de un p<
lígono regular á los » lados de este polígono es igual á n veces la apotema.
28. Demostrar que dos diagonales de un pentágono regular se dividen mt
tnamente en media y extrema razón.
29. Dada la apotema del decágono regular, hallar su lado y su radio.
30. Determinar los valores del radio y de la apotema del triángulo equil<
tero, cuadrado, pentágono, exágono, decágono y dodecágono regulares, U
mando por unidad el lado del polígono respectivo.
31. Hallar el valor de la apotema del pentágono, exágono, decágono
dodecágono regulares, tomando por unidad el radio respectivo.
32. Hallar el área de un triángulo en función de sus tres lados.
33. Dadas las tres alturas de un triángulo hallar su área.
3i. Hallar el área del dodecágono regular en función de su radio.
33. Demostrar que trazando semicírculos sobre los tres lados de un triái
guio rectángulo la suma de las dos lúnulas equivale al área del triángulo dad<
39. Demostrar que el octógono regular inscrito en un círculo es equivalen]
ai rectángulo construido con los lados de los cuadrados inscrito y circunscrit<
37. Demostrar que el exágono regular inscrito en un círculo equivale á 1<
tres cuartos del exágono regular circunscrito, y su área es media proporcions
entre las áreas de los triángulos equiláteros inscrito y circunscrito.
38. Demostrar que el área del trapecio circular es igual á su altur
(diferencia de los radios) por el arco medio (concéntrico á las bases y oquidií
tante de ellas).
39. Inscribir en un círculo dado un rectángulo de área dada.
40. Dividir un círculo en partes proporcionales á números dados; 1.°, pe
medio de radios; 2.°, por medio de circunferencias concéntricas.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


SEGUNDA PARTE.
(GEOMETRÍA DEL ESPACIO.)

' LIBRO PRIMERO,

(SUPERFICIES.)

CAPÍTULO I.

R E C T A S Y PLANOS.

g. %.°—Propiedades de l a r e c t a y el p l a n o
es* e l e s p a c i o .

205. La definición de superficie plana ó plano (9) es su pro-


piedad fundamental, y de ella se infieren los siguientes
Corolarios.—1.° Si una recta tiene dos de sus puntos en un
plano, está toda ella situada en el mismo plano. Pue3 la recta que
determinan dichos dos puntos quedará aplicada sobre el plano y
se adaptará exactamente á él.
2.° Una recta exterior á un plano no puede tener con este más
que un punto común. Pues si tuviera dos, coincidiría con él.
3.° La intersección de una recta con un plano es un punto. Pues
sólo pueden tener un punto común la recta y el plano.
Escolio.—Kesulta de lo expuesto que una recta y un plano
pueden tener tres clases de posiciones distintas : ó tienen dos
puntos comunes, en cuyo caso está la recta situada en el plano,
y tiene todos sus puntos comunes con él; ó tienen un solo punto
común, en cuyo caso se cortan, y el punto de intersección suele
llamarse pié de la recta sobre el plano; ó no tienen punto alguno
común, en cuyo caso se llaman paralelos.
Las demás propiedades del plano se deducen de las anterio-
res por medio del siguiente
206. Teorema.—Tres puntos que no estén en línea recta deter-
minan la posición de un plano.
Es decir, por tres puntos A, B, O (fig. 177), que no estén en
línea recta, puede pasar siempre un plano, pero nunca dos ó más
planos distintos.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 158 —
En efecto. 1.° Dos de dichos tres puntos, A j B por ejem-
Fig. 177. Pl°> determinan la recta AB, que puede
Kl
¿Í considerarse (6) como la generatriz de un
plano, el cual pasará evidentemente por 4
y por B. Ahora este plano, girando al-
_ rededor de la recta A B, irá pasando por
todos los puntos del espacio, y en una de
sus posiciones llegará á pasar por el punto C; pero en su movi-
miento giratorio no ha dejado de pasar por A y por B, luego en
dicha posición pasará por A, por B y por C. Lo que demuestra
la primera parte del teorema.
2.° Otro plano que pase por los mismos tres puntos A, B, C,
coincidirá con el plano anterior en las tres rectas AB, AC, BC;
pues cada una de ellas debe estar situada á la vez en ambos pla-
nos. Además un punto cualquiera II del segundo plano tiene que
estar situado también en el primero; pues trazando por e'l una
recta que corte á dos de las anteriores en los puntos M y JV;
estos dos puntos, por pertenecer á dichas rectas, estarán situados
en ambos planos; la recta que ellos determinan estará también
situada en ambos planos, y el punto H que pertenece á esta
recta, también se hallará en ambos planos. Y como lo mismo
puede decirse de todos los puntos del segundo plano, resulta que
el segundo plano y el primero coinciden en uno solo. Lo que de-
muestra la segunda parte del teorema.
Corolarios.—1.° Por %n punto pueden pasar infinitos planos.
Pues dicho punto y cada dos de los otroa infinitos del espacio
determinan en general un plano.
2.° Por dos puntos pueden pasar infinitos planos. Pues dichos
dos puntos y cada uno de los otros infinitos del espacio deter-
minan en general un plano.
3.° Dos rectas que se cortan determinan un plano. Pues dichas
dos rectas están determinadas por su punto común y otro punto
de cada una.
4.° Dos recias paralelas determinan un plano. Pues se hallan
determinadas por dos puntos de la una y un punto de la otra.
5.° Una recta y un punto exterior determinan un plano. Pues la
recta está determinada por dos puntos, y el punto exterior es
el tercero para componer los tres puntos.
6.° La intersección de dos planos es una recta. Pues todos sus
puntos comunes han de estar en la misma dirección.
7.° Todos los planos son esencial/nenie adaptables por justaposi-
cion. Pues todos los que tengan tres puntos comunes, que no
estén en línea recta, coinciden en uno solo.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 159 —
g o La superficie plana es esencialmente ilimitada. Pues La de
contener en cualquier sentido y en toda su extensión á la línea
recta, que es esencialmente ilimitada.
9.° Todos los plomas ilimitados tienen la misma figura. Pues
todos los que tengan la misma posición coinciden en uno solo.
Escolio.—De aquí resulta que sólo hay una clase de superfi-
cies planas; todas son semejantes; y consideradas en su com-
pleta integridad, sólo pueden distinguirse unas de otras en la po-
sición, único atributo diferente en los distintos planos ilimitados.
Pero estas mismas circunstancias permiten que se llame también
un plano toda porción limitada de cualquier plano indefinido; y
por tanto, los diversos planos limitados se distinguen, no sólo
en la posición, sino en la figura que los limita y en la magnitud
que este límite comprende.
La propiedad consignada en el teorema anterior tiene innu-
merables aplicaciones prácticas. Los muebles de tres pies tienen
estabilidad en un suelo desigual, y no cojean como los de cuatro,
porque el plano que los sostiene queda siempre determinado por
tres puntos de a¿>oyo : la misma razón motiva el que se monten
sobre trípodes los objetos y aparatos, que han de permanecer es-
tables y sin balancear sobre un suelo cualquiera: por la misma
causa las hojas de las puertas, balcones y ventanas, y las tapas
de las cajas, pudiendo girar alrededor de sus quicios, goznes ó
visagras, que son rectas determinadas por dos puntos , quedan
fijas de posición sujetándolas por un tercer punto , como pasa-
dor, pestillo, cerrojo , etc.
2 0 7 . Los corolarios anteriores 3.°, 4.° y 5.° sirven de funda-
mento á ]a generación del plano; pues si una recta cualquiera,
apoyándose en dos rectas fijas que se corten, resbala á lo lar-
go de estas , se hallará siempre situada en el plano que dichas
rectas determinan, porque siempre tendrá dos puntos en dicho
plano. En su virtud, si la recta móvil dejase la huella de cada
una de sus posiciones sucesivas, la reunión de todas ellas for-
marla el plano de que se trata. Las dos rectas fijas se llaman di-
rectrices y la recta móvil generatriz, en la formación del plano.
Análogamente, con dos rectas directrices paralelas y una
generatriz, que apoyada en las dos primeras resbale á lo largo
de ellas, se construye también el plano que aquellas determinan.
También con una sola recta y un punto exterior fijos, como
directores, y una recta generatriz, que pasando siempre por el
punto director resbale á lo largo de la directriz, se construye el
plano que la recta y el punto fijos determinan.
Be este análisis resultan los siguientes

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 100 —
Corolarios.—1.° El lugar geométrico de todas las rectas, que
corten á otras dos rectas fijas, es el plano determinado por estas.
2.° El lugar geométrico de todas las rectas, que corten á dos rec-
tas paralelas, es el plano que estas paralelas determinan.
3.° El lugar geométrico de todas las rectas paralelas á una direc-
ción determinada, que corten á una recta fija, es el plano que ¿¿¿¡j
recta y aquella dirección determinen.
4.° El lugar geométrico de todas las rectas, que pasando por un-
punto fijo corten á una recta fija, es el plano determinado por esté,
punto y esta recta. \
Cada uno de estos principios origina un modo de generación
del plano; y estos diversos modos se realizan frecuentemente
en las artes de construcción. Los tejeros vierten el barro prepa-
rado para baldosas, baldosines y tejas planas, colmando losj
moldes que rellenan por presión, y después quitan el sobrante'
con una regla generatriz , cuyo canto hacen resbalar sobre los^
bordes del molde como rectas directrices. Los carpinteros dan
cortes planos en las maderas, haciendo que la sierra siga dos
rectas fijas que se corten ó sean paralelas, trazadas de antemano
como directrices. Los picapedreros labran superficies planas,
trazando de antemano dos rectas fijas como directrices, y apo-
yando sobre ellas el canto de una regla que sirve de generatriz.
Los albañiles construyen los tabiques y techos planos, trazando
primero directrices paralelas que llaman las maestras, y sobre
ellas hacen resbalar el canto de una regla que sirve de genera-
triz. Los soladores y otros muchos emplean procedimientos
análogos, para formar superficies planas, fundados todos en las
propiedades anteriores.
2 0 8 . Representación del plano.—Las superficies planas,
en su totalidad ilimitada, no admiten fácilmente una representa-»
cion sencilla y elemental; en su virtud, se consideran limitadas*
por un contorno cualquiera, y este contorno es el que se repre-
senta gráficamente; pero aun así se ofrecen graves dificultades^
para representar objetes situados de cualquier modo en el espa-*
ció, que tiene tres dimensiones, sobre un cuadro plano que sólo-
tiene dos: lo cual constituye, bajo conceptos distintos, el objeto
de dos ciencias muy importantes: la Geometría descriptiva y la
Perspectiva', cuyas teorías se fundan en la Geometría elemental
del espacio, que á su vez necesitaría del auxilio de las citadas,
representaciones.
Para salvar tan grave dificultad se atiende sólo á lo que prác-
ticamente enseña la costumbre de mirar los objetos de la natu-
raleza, por los principios intuitivos dsl dibujo natural, en cuya

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 161 -
drtud, parece que se cortan muchas rectas que no tienen punto
. jo-uno común, las perpendiculares parecen oblicuas, las parale-
las parecen convergentes, los círculos no parecen redondos, etc.
por tedo lo cual, se conviene en considerar á cada plano limitado
por un rectángulo, que se representa por un paralelógramo, y
se designa con la3 letras de sus vértices opuestos: cuando está
aislado, basta una sola letra para designarle. Además, se con-
viene en trazar de puntos redondos las líneas que están situa-
das detrás de superficies , que las ocultarían á la vista si estas
fuesen opacas, y se trazan llenas y continuas las que no están
en aquel caso.
Así AB ó P representa un plano (fig. 178), QD una recta
situada en él, EF una recta que le corta
en el punto R, que es el pié de la recta so-
bre el plano, GEy KL dos rectas para-
lelas al plano, CD y EF dos rectas que
no tienen punto alguno común, y MN la
paralela á QD que pasa por el punto R.
210. Si dos rectas están situadas de un modo cualquiera en
el espacio, y por una de ellas se hace pasar un plano que con-
tenga también un punto de la otra; podrá ocurrir que esta se-
gunda recta este' toda entera contenida en dicho plano, ó que
corte á este en aquel punto. En el primer caso, las dos rectas
e.stán situadas en un mismo plano, y sólo pueden tener dos po-
siciones : cortarse ó ser paralelas. En el segundo caso, las dos
rectas no se hallan en el mismo plano, como CD y EF, ni puede
haber plano alguno que las contenga á ambas; pues si le hu-
biera, por contener á la recta CDj al punto R debería coincidir
(206. 5.°) con el plano anterior AB; y este, por hipótesis, no con-
tiene á la recta EF; por consiguiente, dichas dos rectas no pue -
den cortarse ni ser paralelas : estas rectas, que ni se cortan ni
son paralelas, se distinguen de las otras diciendo que se cruzan.
Así, pues, dos rectas en el espacio pueden tener tres clases
de posiciones distintas: ó se cortan como EFj M N, ó son pa-
ralelas como MNj CD,ó se cruzan como CD y EF.
El ángulo de dos rectas en el espacio se aprecia como en
geometría plana, cuando ambas se hallan en un mismo plnno:
cuando se cruzan, como CD y EF, se aprecia su ángulo por
el ER N que una de ellas EF forma con la paralela M N á la
otra, trazada por un punto R de la primera.
En todos los casos'se llaman perpendiculares las rectas cuyo
ángulo es recto, y chilenas las rectas cuyo ángulo "no es recto,
aunque no tengan punto alguno común.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 162 —

§. 2 . ° — R e c t a s p e r p e n d i c u l a r e s , o b l i c u a s
y p a r a l e l a s al p l a n o .
Si vMa recta es perpendicular ó, todas las que están situadas en un
plano, se dice que la recta y el plano son perpendiculares entre sí, Ó
uno áotro. Si una recta y un plano, prolongados si es necesario, se
cortan, y no son perpendiculares, se llaman oblicuos. Si una recta y
un plano no se pueden encontrar, por más que se prolonguen, se lla-
man paralelos.
La existencia de rectas y planos perpendiculares entre sí se
patentiza por el siguiente
211. Teorema.—Un punto determina la recta perpendicular á
un plano. Es decir, por un punto cualquiera puede siempre pasar
una recta perpendicular á un plano, pero nunca dos ó más per-
pendiculares distintas al mismo plano.
En la demostración hay que distinguir dos casos: que el
punto este' fuera del plano, y que esté situado en el plano.
1.° Sea el punto A exterior al plano P (fig. 179). Las distan-
cias del punto A á los diversos puntos de
dicho plano varían con la posición de estos
puntos, pues entre dos cualesquiera de ellas
A B y A C será mayor la que se aparte más
de la perpendicular AD á la recta BD, que
pasa por sus pies B y C (27. 3.°). Esta dis-
tancia variable puede crecer indefinida-
mente, pero no puede disminuir más que
hasta cierto límite; puesto que el punto A
está fuera del plano; y en su virtud, hay
necesariamente una distancia mínima, la
cual tiene una posición única; pues dos distancias iguales A E
y AG formarán el triángulo isósceles EA Q, cuya altura AFea
menor que cada una de ellas.
Ahora esta recta única de longitud mínima AR es perpen-
dicular á una recta cualquiera B O situada en el plano; pues tra-
zando por su pié R la paralela JTXá B C, resultará que Ai? es
la mínima distancia desde el punto A á todos los de la recta HK,
que están situados en el plano P; por lo cual, será AR perpen-
dicular á la recta HK, y por consiguiente (210) á su paralela BC
Y como lo mismo se podría decir de las demás rectas situadas en
el plano, resulta que por el punto A, exterior al plano P, puede
pasar una recta A R perpendicular á todas las que estén situa-
das en dicho plano.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 163 -
además dicha recta es la única que satisface á tal condición;
mies otra cualquiera que pase por el punto A, por ejemplo AB,
será oblicua al plano P, pues el triángulo ABR, rectángulo
en R, prueba que el ángulo ABR es agudo.
2° Sea el punto R' situado en el plano P': colocando sobre
este plano el P de modo que ambos planos se confundan en uno
solo, y el punto R coincida con R', la recta R A en su nueva
posición será perpendicular al plano P'; luego por el punto R',
situado en el plano P', puede pasar una recta R' A' perpendicu-
lar á dicho plano.
Además dicha recta es la única que satisface á tal condición;
pues otra cualquiera que pase por el punto R', por ejemplo R'B',
será oblicua al plano P'; porque el plano que pasa por las dos
rectas RA' y RBf cortará al P' en una recta ST, que será per-
pendicular á A'R', y por tanto (23), oblicua á R'B'; luego es
oblicua al plano P'.
Corolarios.—1.° Las oblicuas á un plano desde un punto exte-
rior, cuyos pies equidisten del de la perpendicular, son iguales.
Pues si dichas oblicuas al plano P (fig. 180) son AB y A O, y la
perpendicular es A R, los triángulos ARB y ARO rectángulos
en R serán iguales; por tener iguales los dos j ^ . igo.
catetos; y por tanto, sus hipotenusas AB
y A O serán iguales.
2.° Entre dos oblicuas á unplano desde un
punto exterior, la que tenga su piernas distan-
te del de la perpendicular es la mayor. Pues
si dichas oblicuas son AC y AD; tomando R E—RC, se ten-
drá AE=A C; y como por geometría plana ( 2 7 . 3.°) ha de ser
A D > A E, resulta A D > A C.
Recíproco.—Si una perpendicular y varias oblicuas á un plano
concurren en un punto exterior á este, y están limitadas por dicho
plano y dicho punto;
1.° La perpendicular es la menor de todas ellas.
2.° Las oblicuas iguales tienen sus pies equidistantes del de la
perpendicular.
3.° La oblicua mayor tiene su pié más distante del de la perpen-
dicular.
Pues estos recíprocos están comprendidos en la regla general
consignada (74).
Escolio.—La distancia de un punto á un plano es la longitud
de la perpendicular á este plano, trazada desde aquel punto, y
comprendida entre ambos. En geometría generalmente distancia
quiere decir mínima distancia.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 164 —
También resulta de las propiedades anteriores este principio;-
El lugar geométrico de los pies de las oblicuas iguales, trazada»
desde un punto exterior A á un plano P, es una circunferencia BEG
situada en dicho plano, y cuyo centro es el pié R, de la perpendicv,*-
lar AR al mismo plano trazada desde dicho punto exterior.
Esta propiedad suministra el siguiente medio práctico para
determinar la perpendicular á un plano desde un punto exterior.
Se apoya en el punto A un extremo de un hilo inextensible, ó de
una regla, que tenga en el otro extremo un lápiz; y en tres posi-
ciones distintas AB, A C, A D,de la regla ó el hilo tenso, se mar-
can tres puntos B, C, D en el plano; se halla el centro R de la
circunferencia que pase por estos tres puntos, y la recta A R es
la perpendicular buscada.
212. Teorema.—Un punto determina un plano perpendicular
á una recta. Es decir, por un punto cualquiera puede siempre
pasar un plano perpendicular á una recta, pero nunca dos ó
más planos distintos perpendiculares á la misma recta.
En la demostración hay que distinguir dos casos: que el
punto esté en la recta y que esté fuera de ella.
1.° Sea el punto A situado en la recta MN (fig. 181). Trasla-
Fi?. 181. dando á esta figura el plano P' y su
perpendicular A'R' de la figura 179,
hasta que la recta AfR' coincida
con MA, y el punto R' se confunda
con A; entonces el plano P', en su
nueva posición P, será un plano
perpendicular á la recta MN en el
punto A; luego por este punto pue-
de pasar un plano P perpendicular
á la recta MN. Además, este plano es el único que satisface á di-
chas condiciones; pues otro cualquiera Q, que pase por el mismo
punto A, cortará al anterior en una recta BC, que pasará por A;
y otro plano oualquiera que pase por MNj corte á la recta B O,
cortará á los dos planos P y Q en las rectas AI) y AB, que pa-
sarán también por el punto A. Pero la AD será perpendicular á
MN, por ser esta perpendicular al plano P; luego la .4 i? es
oblicua á MN; j por consiguiente, el plano Q, que contiene á
la primera, es oblicuo á la segunda.
2.° Sea el punto A' situado fuera de la recta MN. Trazando
en el plano que determinan la recta MN y el punto A', la per-
pendicular A'B' á la MN, el plano P' perpendicular á MN en
el punto 2?', contendrá á la recta B' A' y pasará por el punto A1'.
luego por el punto A puede pasar un plano P' perpendicular á

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 165 —
ía recta MN. Además, este plano es el único que satisfaced
dichas condiciones; pues otro cualquiera Qr, que pase por el
mismo punto Ar, cortará al anterior en una recta HK, que pa-
sará por A'; y el plano quo pase por A' y por MN cortará á los
dos pianos P' y Q' en las rectos A'B' y A'C; pero la recta A'B'
es perpendicular á la MN, luego la recta A'C es oblicua á la
misma MN; y por consiguiente, el plano Q', que contiene á
la primera, es oblicuo á la segunda.
Corolarios.—1.° El lugar geométrico de todas las perpendicu-
lares á una recta, trazadas por un punto cualquiera, es el plano
perpendicular á la misma recta, y que pase por ti mismo punto.
Pues si el punto A está situado en la recta MN, toda perpendi-
cular AD á MN, trazada por el punto A, debe estar contenida
en el plano P, porque este plano debe cortar al plano MAÍ) en
una perpendicular á MN. Y si el punto A' está situado fuera de
la recta MN, siendo HK una perpendicular cualquiera á MN
trazada por A', y siendo B' la intersección de MN con el plano P\
que pasa por A' y es perpendicular á MN; la paralela R S á HK,
trazada por B', será perpendicular á MN (310); y según el caso
anterior se hallará situada en el plano P; por consiguiente, su
paralela HK también se hallará en este plano.
2.° El lugar geométrico de los puntos del espacio equidistantes
de los extremos de una recta, ss el plano perpendicular á esta recta
en su punto medio. Pues en un plano cualquiera MNA' que pase
por dicha recta MN, el lugar geométrico da los puntos equidis-
tantes de los extremos Mj iVes (28. Esc.) la perpendicular B'A'
trazada en este plano á la recta MN en su punto medio B'; y se
acaba de ver que el lugar geométrico de todas estas perpendi-
culares es el plano P'.
213. Teorema.—Si una recta es perpendicular á dos que se
corten, situadas en un plano, es perpendicular á este plano.
Sea la recta AR perpendicular á dos rectas BC y BD que se
cortan, situadas en el plano P (fíg. 182), se va á demostrar que
AR es perpendicular al plano P.
En efecto. El plano que pase por B y sea perpendicular á la
recta AR, contiene (212. Cor. 1.°) á las i%. 182.
dos rectas BC j BD perpendiculares á A)
AR y que pasan por el punto B; luego ,,_— -j —^
este plano coincide con el plano P; por \
consiguiente, la recta A R es perpendicu- j
lar al plano P.
214. Las propiedades anteriores sirven de fundamento á la
resolución práctica de las siguientes cuestiones.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 166 —
P r o b l e m a I.—Por un punto dado en un plano tratar la perpen- '
dicular á este plano.
Se resuelve prácticamente este problema con el auxilio de la
doble escuadra, formada de dos escuadras ordinarias unidas por
uno de sus lados. Para trazar con ella la perpendicular al plano
P en el punto R (fíg. 180) se coloca dicha escuadra sobre el
plano, de modo que dos de sus lados coincidan con el plano, y
su punto común esté sobre el punto R: la recta RA, que deter-
mina entonces el tercer lado de la escuadra, es la perpendicular
pedida; puesto que es perpendicular á dos rectas R B y RC si-
tuadas en el plano.
También se puede resolver este problema, señalando en el
plano tres puntos B, C, D, equidistantes de R, y fijando en ellos
los extremos de tres cordones ó reglas iguales BA, CA, EA,
que se reúnen por los otros extremos en un punto A: este punto
equidista de B, C y D, y determina la perpendicular pedida AR.
P r o b l e m a II.—Por un punto dado fuera de un plano trazar la
perpendicular á este plano.
Se puede resolver este problema con el auxilio de la doble
escuadra, hacie'ndola recorrer el plano, apoyada en dos de sus
lados, hasta que el tercero pase por el punto exterior dado:
entonces este tercer lado determina la perpendicular pedida.
Pero en general se emplea el procedimiento expuesto (211. Esc).
P r o b l e m a III.—Por un punto R dado en una recta AR trazar el
plano perpendicular á esta recta.
Se hacen pasar dos planes ARB y ARO por la recta da-
da AR; en cada uno de ellos se traza por el punto dado R ia
perpendicular á la recta dada, y por estas dos rectas RB y RC
sé hace pasar un plano P, que es el pedido; pues contiene dos
perpendiculares á la recta dada en el punto dado.
Este piocedimiento emplean los carpinteros y picapedreros
para dar cortes perpendiculares á las aristas rectilíneas.
P r o b l e m a IV.—Por un puntos dado fuera de una recia AR,
trazar el plano perpendicular á esta recta.
Por la recta y el punto se hace pasar un plano ARD ; en este
plano se traza por el punto i?la perpendicular ER á la recta dada;
por el pié R de esta perpendicular se traza otra perpendicular
cualquiera R C á la misma recta dada AR, j por las dos perpen-
diculares RE y RC se hace pasar un plano P, que es el pedido.
215. Teorema.—Si desde un punto A exterior á un plano P
(fig. 183) se trazan una perpendicular AR y u,na oblicua AQ á dicho
plano, y se unen los pies llyQde estas dos rectas, la perpendicular BC
trazada en el plano á la recta R Q es perpendicular á la oblicua AQ.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 167 ~
En efecto. La recta BC es perpendicular á R Q, por construc-
ción; y es también perpendicular á Ali, FÍS
por ser esta perpendicular al plano P,
en que está situada BC; luego BC es
perpendicular al plano ARQ, (213), y
por consiguiente, á la recta A Q, situada
en este plano.
Recíproco.—Si desde un punto A exterior á un plano P se trazan
a,na perpendicular AR á dicho plano y una oblicua AQal mismo,
pero perpendicular á una recta BC situada en el plano P, esta recta
BC es perpendicular ala RQ que une los pies de las dos primeras.
En efecto. Siendo la BC perpendicular á A Q por construc-
ción, y sie'ndolo también á Afí per ser esta perpendicular al pla-
no P en que está situada aquella, será la, BC perpendicular al
plano QAR, y por consiguiente, lo será también á la recta RQ,
situada en este plano.
Escolio.—Cualquiera de los dos enunciados anteriores, así el
directo como el recíproco, se llama comunmente teorema de las
¿res perpendiculares.
216. Del análisis expuesto (210) sobre las diversas posicio-
nes relativas de dos rectas en el espacio se infiere que, para ser
paralelas dos rectas situadas en el espacio, no basta que prolon-
gadas indefinidamente no se encuentren; pues tampoco se en-
cuentran las que se cruzan: es necesario además que este'n situa-
das ambas en un plano. También resulta que lo mismo en el
plano (31) que en el espacio, un punto exterior á una recta de-
termina una paralela á esta recta; pues ambas han de estar
contenidas (206. Cor. 4.°) en el plano que determinan la pri-
mera y el punto exterior, y en este plano el punto exterior de-
termina dicha paralela.
217. Teorema.—Dos rectas AB y CD paralelas á una ter-
cera E F (fíg. 184) son paralelas entre sí.
En efecto. Si por la primera AB y un punto Cde la segunda
se hace pasar un plano ABC, este plano no
podrá cortar á la tercera EF, pues (208. 2.°)
la primera y la tercera son paralelas ; si por
la tercera EFj el mismo punto C de la se-
gunda se hace pasar otro plano EFC, tam-
poco este plano podrá cortar á la primera;
luego la intersección de ambos planos no podrá cortar ni á la
primera AB ni á la tercera EF: y como dicha intersección está
en un mismo plano con cada una de dichas rectas, será paralela
a ambas. Pero por el punto C no se puede trazar más que una

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— LfiS -
sola paralela 01) á la recta EF; luego CD es necesariamea{|
la intersección de los dos planos referidos, y por consiguient
la rec^a CD es paralela á AB.
218. Teorema.—Dos ángulos que tengan sus lados respectii
menté paralelos son iguales ó suplementos.
En efecto. 1.° Sean los dos ángulos CAE y DBF (fig.
cuyos lados paralelos ACy BD, así como AEj BF, están di
gidos en el mismo sentido. Tomando las distancias AC=¡
y AE=BF, y trazando las rectas AE, CD, EF, CE y DF, se tei
drá que, por ser A Cigual y paralela á BD (137), será AB igu]
y paralela á CD: por ser AE igual y paralela á BF, será ^é|
igual y paralela á ^2^; luego será CD igual y paralela á iS'.F:;
por tanto, resulta que CE es igual y paralela á DF. Los triaj
gulos ACEy BDF tendrán, pues, sus tres lados respectivi
mente iguales; luego los ángulos CAE? DBF son iguales.
2.° Los ángulos CAE y GBH, que tienen sus lados paralen
dirigidos en sencido contrario, son también iguales; por ser'
QBH—DBF como opuestos por el vértice.
3.° Los ángulos CAE j DBH, que tienen dos lados paralelo^
dirigidos en el mismo sentido y los otros des en sentido contra»
rio , son suplementos; por ser DBH suplemento de DBF, que eigj
su adyacente. ;
219. Teorema.—Las rectas paralelas tienen sus planos perpem
diculares comunes. Es decir, si AB y CD son paralelas (fig. 185}^
y el plano P es perpendicular á la primera A 3, también lo ser4
á la segunda CD.
En efecto. El áángulo de una recta cualquiera EF situada
en el plano P con cualquiera de las dos pa-
Fig. 185.
ralelas AB ó CD, es el mismo que forma
0
f P con la paralela á ellas QH trazada por uno

l cualquiera de sus puntos G; pero el ángulo


de AB con EF es recto, por ser AB perpen-
dicular al plano P ; luego el ángulo de EF
con CD es también recto ; y como lo mismo
se podría decir de cualquier otra recta situada en el plano P,
resulta que CD es perpendicular á este plano.
Recíproco.—Las rectas perpendiculares á un mismo plano son
paralelas.
En efecto. Si AB y CD son ambas perpendiculares al plano P,
y por un punto C de la segunda se traza la paralela á la prime-
ra; esta paralela será perpendicular al plano P, según el teorema
directo; y como por el punto C no pasa más que una perpendi-
cular CD á dicho plnno, resulta que esta es paralela á AB.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 169 -
220. Problema.—Por un punto dado trazar la paralela á una
recta dada.
Primera resolución.—Se hace pasar un plano por la recta y el
punto dados, y en este plano se traza la paralela á la recta dada.
Segunda resolución.—Se traza por el punto dado un plano
perpendicular á la recta dada, y por el mismo punto una recta
perpendicular á dicho plano, y esta será la pedida.
221. Teorema.—Toda recta paralela á otra situada e¡tun plano
es paralela á este plano, ó está situada en el mismo.
En efecto. Si AB es una recta paralela á otra CD situada en
el plano P (fig. 186 en dos posiciones), el plano ABDC que
ambas paralelas determinan, ó* no Fig. 186.
tendrá con el plano P más puntos
comunes que los de la recta CD, ó >'
se confundirá con él; en el primer \y
caso la recta AB que np puede cor- \ Y
tar al plano P más que en un punto . A
de la CD, intersección de los dos
\ A ' B\
planos citados, y á la cual es para-
V \ D \\
lela, será también paralela al plano U
P; y en el segundo caso, la recta AB está situada en el plano P.
Corolarios.—1.° Si dos rectas son paralelas, todo plano que
pase por la primera es paralelo á la segunda, ó pasa también por
ella. Pues la segunda es paralela á la primera, que está situada
en dicho plano.
2.° Si una recta A B M paralela á un plano V, y por ella pasa
olro plano A B D C que corte áV, su intersección CD es paralela
á AB. Pues las dos rectas AB Y CD están en un mismo plano
ABDC, y no se pueden encontrar porque la primera es paralela
al plano P, que contiene á la segunda.
3.° Para que una recia situada en un plano, y otra recta para-
lela al mismo plano, sean paralelas entre si, es necesario y suficiente
que ambas estén en un mismo plano. Pues sin esta condición no
pueden ser.paralelas, y con ella, la recta situada en el plar.o
primero será la intersección de este con el segundo.
222. Teorema.—Si una recta es paralela á un plano, toda para-
lela á dicha recta es paralela á dicho plano, ó está situada en el mismo.
En efecto. Si una resta cualquiera Xes paralela al plano p,
toda recta AB paralela á X será también paralela al plano P, ó
estará situada en él (fig. 186 en sus dos posiciones). Pues hacien-
do pasar un plano por Xj por AB, la intersección de este plano
con P será una paralela á X, también paralela á A B, puesto
que X y AB son paralelas; luego dicha intersección podrá ser

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 170 -
la CD paralela á A B, y por tanto á X; y podrá ser la mism
recta AB, que también es paralela á X: por consiguiente, l
recta AB es paralela al plano P, ó se halla situada en este plañe
Corolarios.—1.° Si dos rectas sonparalelas, iodo plano paralel
á una de ellas es paralelo á la otra. Pues esta será paralela al plan<i
2.° Si iln piano corta á una recta, cortará también á todas ti
paralelas á ella. Pues si no encontrase á una de estas, seria para
lelo á ella, y tendría que serlo también á la primera.
3.° Si una recta es paralela á un plano, y por un punto de este i
traza una paralela á aquella, esta paralela se halla toda entera «1
tuada en el plano. Pues teniendo un punto común con este, ü
puede ser paralela al mismo. '
4.° La intersección de dos planos paralelos á una, misma recta i
paralela á esta recta. Pues si pOT un punto común á los dos plano
se traza la paralela á dicha recta, esta paralela debe estar situad
en cada tino de dichos planos, y por tanto, es su intersección.
5.° La intersección de dos planos, cada uno de los cuales pase por'
una de dos rectas paralelas, es paralela á estas rectas. Por la misma*
razón anterior. 1
6.° Si una recta A B w perpendicular á un plano P (fig. 187)}í
Fig. 187. toda recia perpendicular á AB es paralem
al plano P, ó está situada en este plano. Puesij
toda perpendicular CD á la recta AB eaá
uno cualquiera de sus puntos E, tendráj
situada en el plano P (212. Cor. 1.°) stt¡
paralela FQ trazada por el pié B de dicha1"
perpendicular, y por tanto, la CD será paralela (231) á está'
plano ó estará situada en el mismo. >.
7.° Toda recia CD paralela á un plano P, es perpendicular á-
cualquier perpendicular AB al mismo plano. Pues la FG, trazada^
por B paralelamente á CD, estará situada en el plano P, y será*
perpendicular á AB; luego su paralela CD también lo será.
2 2 3 . Teorema.—Las rectas paralelas AC y BD, comprendida*
entre una recta AB y un plano Pparalelos (fig. 186), son iguales.
En efecto. El plano ABDC, determinado por las dos parale-
las AC y BD, corta al plano P en una recta CD paralela á A3\
(221. Cor. 2.°); luego el cuadrilátero ABDC tiene sus lados
opuestos paralelos, y por tanto, es paralelógramo; por consi-
guiente, resulta AC=BD.
Corolarios.—1.° Una recta y un plano paralelos son equidista»"
tes: es decir, todos los puntos de una recta equidistan de su plano
paralelo. Pues si las dos rectas AC y BD en el teorema anterior
son perpendiculares al plano P, lo serán también á CD y á su

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 171 —
alela AB, y medirán las distancias do los dos puntos A y B
r>a
a l ulano P-
2 ° Si u%a re°ta tiene dos puntos equidistantes de un plano y al
mismo lado de este, será paralela á dicho plano. Pues será paralela
á la recta que pase en el plano por los pie's de dichas distancias.

§. 3 . ° — P l a n o s p a r a l e l o s .
224- Los planes que no se encuentran por mucho qiie se prolon-
guen se llaman paralelos.
Es evidente que si dos planos son paralelos, toda recta si-
tuada en uno de ellos es paralela al otro.
La existencia de planos paralelos se demuestra por el siguiente
Teorema.—Dos planos P y Q perpendiculares á una misma
recta A B (fig. 188) son paralelos.
En efecto. Estos dos planos no pueden tener punto alguno
común; pues si lo tuvieran, se podrían trazar desde P Í ? . ísg.
dicho punto dos planos perpendiculares á una ^ ~ _ .
misma recta AB, lo cual (212) es imposible. V^1¡T\
Problema.—Por un punto exterior á un plano ^
trazar otro plano paralelo al primero.
Si el punto dado es A y el plano es Q, se traza
por dicho punto A una recta AB perpendicular al
plano Q, y un plano P perpendicular á esta recta:
este plano P será el pedido. Pues ambos planos
serán perpendiculares á una misma recta AB.
Corolario.—Un punto exterior á un plano determina otro plano
paralelo al primero. Pues la construcción anterior revela que
siempre es posible trazar por A una perpendicular única A B al
plano Q, y un plano perpendicular imico P á dicha recta en el
mismo punto A.
225. Teorema.—Zas intersecciones AB y CD de dos planos
paralelos VyQ con un tercer plano R (fig. 189) son recias paralelas.
En efecto. Las dos rectas AB y CD están en un mismo pla-
no R. y no pueden encontrarse, porque está cada -pig. 189.
una en uno de los planos paralelos P y Q ; luego
dichas dos rectas son paralelas.
Corolarios.—1.° Para que dos rectas situadas
en planos paralelos sean paralelas entre sí, es ne-
cesario y suficiente que estén en un mismo plano.
Pues sin esta condición no pueden ser paralelas;
7 con ella, serán las intersecciones del plano
que las contiene con los dos planos paralelos.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 172 —
2.° Si dos planos son paralelos, toda recta perpendicular á UH<
de ellos es perpendicular al otro. Es decir, los planos paralelos ti,
nen sus perpendiculares comunes. Pues si dichos planos son P y
(flg. 188) y la recta AB es perpendicular al primero, también
será al segundo ; porque toda recta BD situada en el seguncfc
será paralela al primero , y tendrá en él una paralela AC, q
pase por A ; luego toda recta BD del segundo plano es perpea
dicular á la recta AB.
3.° Dos planos paralelos á o'ao tercero son paralelos entr<¿ $ij
Pues ambos serán perpendiculares á cualquier recta perpen^
dicular al tercero.
2 2 6 . Teoreaia.—Si dos planos son paralelos, toda recta pat^
lela á uno de ellos es paralela al otro, ó está situada en este.
En efecto. Sean P y P' dos planos paralelos y R una recta
paralela á P ; todo plano que pase por R cortará al plano P es
una recta R! que será paralela al plano P' y también á la recta i |
(221. Cor. 2.°); pero la recta R será, según esto, paralela á \s¡¡
recta R', que á su vez es paralela al plano P; por consiguientes
será paralela (222) á este plano, ó estará situada en el m i s m a
Corolarios.—1.° El lugar geométrico de todas las paralelas á *a>%
plano trazadas por un punto exterior al mismo, es el plano paraleló,
al primero que pasa por dicho punto. Pues cada una de dichas pa-
ralelas debe ostar contenida en el segundo plano, y este por. la
mismo no puede tener punto alguno común con el primero. ,!>$
2.° Si dos rectas que se cortan, son respectivamente paralelas &
otras dos que también se corten, el plano determinado por las dot
primeras es paralelo al determinado por las dos segundas. Pues cada
una de aquellas es paralela (221) al plano determinado por estas.
Escolio.—Las propiedades anteriores justifican el siguiente
método para trazar por un punto ti plano paralelo á Giroplano dada;
Se trazan por el punto dado dos rectas cualesquiera paralen
las al plano dado, y el plano que determinan es el pedido.
227. Teorema.—Las paralelas AB y CD comprendidas entt*
dos planos ptaralelos P y Q (fig. 190) son iguales.
En efecto. El plano ABDO determinado por estas dos para-
Fig. 190. Mas corta á los planos P j Q (225) en las rectas
paralelas ACjBD; luego el cuadrilátero ABDG
es un paralelógramo, y resulta AB—CD.
Corolarios.—1.° Dos planos paralelos son equi-
distantes: es decir: Todos los pimíos de un plaM
equidistan de su paralelo. Pues si las dos rectas AS
y CD, en el teorema anterior, son perpendiculares
al plano P, también lo serán al plano Q, y P 0 1

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 173 -
tanto, medirán las distancias de dos puntos cualesquiera de
u n 0 de ellos al otro.
2.* Si un plano tiene tres puntos, que no estén en línea recta,
equidistantes de otro plano, y al mismo lado de este, el primer plano
es paralelo al segundo. Pues dichos tres puntos del primer plano
determinan dos rectas que se cortan y son (223. Cor. 2.°) para-
lelas al segundo plano.
228. Teorema.—Si ¿res planos paralelos cortan á dos rectas
cualesquiera, las dividen en parles directamente proporcionales.
Sean los tres planos P, P', P", que cortan á des rectas cua-
lesquiera A B y GD en las partes A E, EB, CFy FD (flg. 1911;
AE CF
se va á demostrar la proporción ~jfñ~-p'jy
En efecto. Trazando por el punto G la recta GE paralela
á AB, cortará á los planos P' y P" en los Fig. 491.
puntos Gy II, tales que las rectas FGj DR } \_
serán paralelas, como intersecciones del
plano DCH con los dos paralelos P' y P";
por lo cual se tendrá (39. Cor. 2.°) la pro-
. CG CF
porción TTo-— "KTTJ : pero también se tiene
¡227) las igualdades AE=CG y EB=GH;
\ AE GF
luego resulta YB~TD'
Corolario.—Si dos planos paralelos cor-
tan á los dos lados de un ángulo, los dividen en partes directamente
proporcionales. Pues el plano de dicho ángulo cortará á IOP dos
planos paralelos en dos rectas paralelas, y resulta el caso exa-
minado en geometría^plana (39. Cor. 2.°).
229. Se llama proyección de un punto sobre un plano, el pié
de la perpendicular trazada desde el punto al plano; y proyección
de una línea cualquiera sobre un plano el lugar geométrico de
las proyecciones de los diversos puntos de la línea. Así las pro-
yecciones de los puntos A, B, C, sobre el plano P (fig. 192)
son a, b, c, y la proyección de la línea ABGD es la línea abed.
Las lincas Aa, Bb, etc., que unen cada punto Fig. 162.
con su proyección, se llaman lineas proyectantes:
el conjunto de todas las líneas proyectantes de una
línea cualquiera, se llama superficie 'proyectante;
j el plano P en que se proyecta, se llama plano
de proyección. .. V^T—r—'^
Estas proyecciones se llaman ortogonales, por \.¿(J*- \ i\
ser las líneas proyectantes perpendiculares ul plano * \_JH^_«¿A

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 174 —
de proyección P ; y así se distinguen de otras clases de proyec-
ciones en que las líneas proyectantes son oblicuas al plano de
proyección, unas veces paralelas á una dirección dada, otras
concurrentes en un punto determinado, etc. Aquí se trata sólo
de proyecciones ortogonales.
La proyección de un punto es evidentemente otro punto.
230. Teorema.—La proyección de una recta AB sobre un
plano P (fig. 193) es otra recta, a b .
( En efecto. Todas las líneas proyectantes Aa, etc. de los
Fig-. 193. diversos puntos de la recta AB, son paralelas
(219. Recíp.); la superficie proyectante que for-
man es (206. Cor. 3.°) el plano determinado por
las rectas A B y a b; y la intersección de este plano
proyectante con el de proyección P será la pro-
yección ai de dicha recta, y como la intersección
de dos planos es una recta, resulta que la proyec-
ción de una recta sobre un plano es otra recta.
Corolarios.—1.° Zas proyecciones de dos rectas paralelas sobre
un mismo plano son otras dos rectas paralelas. Pues siendo también
paralelas sus líneas proyectantes, tendrán que ser paralelos
(226. Cor. 2.°) sus dos planos proyectantes; y por tanto (225),
sus dos proyecciones serán rectas paralelas.
2.° • Los proyecciones de una misma recta sobre planos paralelos
son recias paralelas. Pues el plano proyectante será el mismo y
cortará á los planos de proyección, según rectas paralelas.
Escolio.—Si la recta-A B es perpendicular al plano de pro-
yecion P, su plano proyectante se reduce á la recta misma,
cuya proyección es entonces un punto: el pié de dicha recta
sobre el plano P.
Si la recta AB es paralela al plano de proyección P, su pro-
yección AB será paralela (221. Cor. 2.°) á la misma recta; y
como el cuadrilátero ABba será entonces paralelógramo, la
recta y su proyección tendrán igual longitud.
Ahora se puede enunciar con precisión y brevedad el teore-
ma de las tres perpendiculares (215) y su recíproco del modo
siguiente:
La proyección de un ángulo recto, sobre un plano que pase por
uno de sus lados, es también ángulo recto. Recíprocamente, un án-
gulo será recto; siempre que su proyección sobre un plano que pase
por uno de sus lados sea ángulo recto.
Los enunciados anteriores son susceptibles de mayor gene-
ralización, tomando en el sentido expuesto (210) la significa-
ción de rectas perpendiculares, y entonces resulta que:

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 175 —
Si dos retías son perpendiculares, sus proyecciones sobre un
miaño paralelo á una de ellas, son también perpendiculares; y recí-
procamente.
2 3 1 . Teorema.—El ángulo agudo A B a que una recta AB,
oiUcua á un plano P (ñg. 194), forma con su proyección Bu sobre
dicho plano, es menor que el ángulo ABC que la misma recta for-
ma con otra cualquiera B C, que pase por su pié en dicho plano.
En efecto. Trazando la línea proyectante Aa, tomando la
distancia BC=Ba y trazando la recta AC,
los dos triángulos ABa y ABC'tienen el
lado AB común, Ba—BC por construc-
ción, y Aa<AC por ser Aa perpendicular
y AC oblicua al plano P; luego dichos
triángulos tienen dos lados respectiva-
mente iguales y el tercero desigual, y por tanto, el ángulo ABa
opuesto á A a es menor que el ángulo ABC opuesto é. AC.
Escolio.—Si la recta BC gira en el plano P alrededor del
punto B, el punto C describirá en dicho plano la circunferencia
de radio Ba y centro B; la oblicua AC crecerá de un modo conti-
nuo desde que su pié sea a hasta que sea a', y decrecerá después
hasta volver á la posición Aa. En su virtud, el ángulo variable
ABC será el mínimo cuando 67esté en a, y el máximo cuando
C esté en a'. Foresto queda justificada la definición siguiente:
Se llama ángulo de una recta con un plano el ángulo agudo que
dicha recta forma con su proyección sobre el plano.
Cuando la recta AB sea perpendicular al plano P, coincidi-
rán con ella la perpendicular Aa y la oblicua AC, que formarán
ángulos rectos con todas las posiciones de la recta A C; y por
tanto, el ángulo que forma con el plano P es recto.
Cuando la r e c t a l B sea paralela al plano P, será paralela
(230. Esc.) á su proyección Ba; y por tanto, el ángulo que en-
tonces forma con el plano es nulo.
Corolarios.—1.° El ángulo de una recta con un plano es com-
plemento del ángulo de la misma recta con una perpendicular al
•mismoplano. Pues ABa es complemento de BAa.
2.° Zas rectas paralelas forman ángulos iguales con un mismo
plano 6 con planos paralelos. Pues en ambos casos las proyeccio-
nes de dichas rectas serán paralelas.
Problema.—Medir el ángulo que una oblicua AB al plano P
forma con este plano.
Primera resolución.—Por un punto A de AB se traza la per-
pendicular A a al plano P; se unen los puntos B y a, y se mide
el ángulo ABa, que es el pedido.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 176 —
Segunda resolucian.—Se traza como antes ia recta A a, se mide!
el ángulo BAa, y su complemento es el pedido. ;¡
3 3 2 . Teorema.—Dos rectas que se cruzan tienen siempre una
perpendicular común que las encuentra á amias; y es la más corfá
distancia entre dichas dos rectas.
1.° Sean AB y CD (fíg. 195) dos rectas que se*
cruzan; es decir, que no pueden estar si-*
tuadas en un mismo plano; trazando por
un punto cualquiera D de la segunda la!
paralela DE á la primera, el plano P que
pase por las dos rectas CD y DE que se*
cortan, será paralelo (221) á la recta AB\)
y trazando por un punto cualquiera A de la primera la perpen4
dicular Aa al plano P, la paralela ab á la recta ED será la proJ
yeccion (230. Esc.) de AB sobre el plano P. Ahora, para que1
una recta sea perpendicular común á AB y á CD es necesario!
que sea perpendicular al plano P; pb.es PSÍ lo será á CD, que
está en dicho plano, y á AB, que es paralela al mismo; míen-,
tras que ninguna oblicua ni paralela al plano P puede llenar'
ambas condiciones. Además, para que una perpendicular al
plano P encuentre á la recta AB, es necesario que tenga su pié
en la proyección ab, que es el lugar geométrico, de los pies dé.
las perpendiculares al plano P, que encuentran á AB; y para»
que encuentre también á la recta CD, es necesario que pase por
un punto de esta recta, que sólo tiene común con ab el punto M.
Luego existe una sola perpendicular común MN, que encuentre
á las dos rectas AB y CD.
2.° Esta perpendicular común MNea menor que otra recta.
cualquiera AC, comprendida entre un punto A de AB y otro Q)
de CD; pues trazada la línea proyectante Aa, se tiene Aa<^AC,
y también Aa—MN; luego resulta MN<^AC.
Problema.—Hallar la mínima distancia entre dos r*ectas AB'
// 01) que se cruzan (flg. 195).
Se traza por una de ellas CD un plano P paralelo á la otra AB',
se proyecta esta sobre dicho plano en ab, y por el punto Min-
tersección de CD con ab se traza la perpendicular MN&\ plano P:
la longitud MN comprendida entre las dos rectas dadas es la
mínima distancia pedida.
Escolio.—En la resolución práctica del problema anterior,
suele atenderse sólo á la longitud de la mínima distancia, pres-
cindiendo de su posición; y entonces basta trazar por cada una
de las dos rectas dadas un plano paralelo á la otra, y hallar la
distancia entre ambos planos.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 177 -

§. 4L'°—Aasgulos diedros.

233. ÁNGULO DIEDRO Ó simplemente diedro, es la extensión


comprendida entre dos planos que concurren en una recta.
CABÁS de un diedro son los dos planos que le forman.
ARISTA de un diedro es la recta común de sus dos caras.
Un ángulo diedro se designa con cuatro letras; una de cada
cara y las dos de la arista, colocando siempre estas entre las
otras dos. Así los ángulos diedros de la figura 196 se designan
PABQ, RCDS, SODT, BCDT. Cuando un diedro está ais-
lado, basta para designarle indicar su arista.
Se concibe la generación del ángulo diedro por el movimiento
de un plano que, estando adaptado á otro Fi(r> M6>
fijo, gira alrededor de una recta común á
ambos, como un libro que se abre. Así
el diedro AB resultará construido por sii
cara P, que, estando primeramente sobre-
puesta á la otra cara Q,, gira alrededor de
la arista AB , hasta tomar la posición que
tiene. En esta rotación, la cara móvil P
forma con la fija Q un ángulo diedro, que
va creciendo de un modo continuo, y cuya
magnitud va determinando las diversas
posiciones sucesivas del plano P.
De aquí se infiere que, la magnitud de un ángulo diedro de-
termina la posición relativa de sus dos caras , es independiente
de la magnitud de estas, y sólo varía cuando la posición rela-
tiva de ambas se cambia.
234. Dos diedros son iguales cuando superpuestos conve-
nientemente coinciden; es decir, siempre que, teniendo la misma
arista y una cara común, coincidan las otras dos caras.
Si dos diedros R CD S y SCD T están colocados de modo que
tengan la misma arista CD, una cara común S, y las otras dos
caras R y Tá distinto lado de la cara común, se llaman diedros
consecutivos; y tienen por suma el diedro RCDT, que forman
las caras no comunes R y T.
De aquí resulta que el diedro RCDS es la diferencia de los
diedros RCDT y SCDT.
La suma de dos diedros consecutivos iguales es el duplo de
uno de ellos, y este es mitad de dicha suma. El plano que divide
un ángulo diedro en otros dos iguales, se llama plano bisector
del primero.
12
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 178 —
En general, la suma de t r e s , cuatro, etc. diedros consecuti-
vos iguales será el ¿ripio, cuadruplo, etc. de uno de ellos; y esto
será la tercera, cuarta, etc. parte de dicha suma.
De todo lo expuesto resulta que, los ángulos diedros son ver-
daderas cantidades geométricas, indispensables para determi-
dar las diversas relaciones de posición de los planos.
235. Los cuatro diedros formados por dos planos PR y Q$
(figura 197) que se cortan, considerados dos á dos, se distinguen
con las siguientes denominaciones:
DIEDROS ADYACENTES son dos diedros con-
secutivos cuyas_caras no comunes son prolon-
gaciones opuestas. Como PAB Q, y QABR.
DIEDROS OPUESTOS POR LA ARISTA son dos
diedros cuyas caras respectivas son prolonga-
ciones opuestas. Como PAB Sj QABR.
Los diedros adyacentes iguales se llaman DIEDROS RECTOS.
Si un plano forma con otro ángulos diedros adyacentes igua-
les, ó sea diedros rectos, el primer plano se llama perpendicular
al segundo ; y si aquel forma con este ángulos adyacentes des-
iguales, el primero se llama oblicuo al segundo.
Las propiedades fundamentales de los planos perpendicula-
res y oblicuos son idénticas á las de las rectas perpendiculares
y oblicuas, y sus demostraciones esencialmente las mismas ex-
puestas en geometría plana (23 y 24) para dichas rectas; por lo
cual, se omitirán aquí dichas demostraciones.
236. Teorema.— Una recta situada en un plano determina oiro
plano perpendicular al primero. Es decir, por la recta AB situada
en un plano P (fig. 198) puede siempre pasar un plano Q per-
pendicular al primero; pero nunca dos ó más planos distintos
perpendiculares á P. Por razones análogas á las expuestas (23).
Corolario.—Todos los ángulos diedros rec-
tos son iguales. Por razones idénticas á las
expuestas (23. Cor.)
Escolio.—Ángulo diedro agud* es todo
diedro menor que un recto. Ángulo diedro
obtuso es todo diedro mayor que un recto.
Diedros complementarios son dos diedros cuya suma es un diedro
recto. Diedros suplementarios son dos diedros cuya suma es igual
á dos diedros rectos.
Dos diedros que tengan igual comíplemento ó igual suple-
mento son evidentemente iguales.
237. Teorema.—Los diedros adyacentes son suplementarios.
Por razones idénticas á las expuestas (24).

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 179 -
Reciproco.—Si dos diedros consecutivos sen suplementos, serán
adyacentes.
Corolarios.—1.° La suma de todos los diedros consecutivos,
míe se puedan formar á un mismo lado de un plano cualquiera, es
igual á dos diedros rectos.
2.° La suma de todos los diedros consecutivos, formados alrede-
dor de una recta, es iguala cuatro diedros rectos.
3.° Los diedros opuestos por la arista son iguales.
4.° Si es recto uno de los cuatro diedros formados por dos pla-
nos que se cortan, los otros tres son también rectos.
5.° Si un plano es perpendicular á otro, el segundo es también
perpendicular al primero.
6.° los planos bisectores de dos diedros adyacentes son perpen-
diculares.
7.° Los planos bisectores de dos diedros opuestos por la arista
son prolongaciones opuestas de un mismo plano.
238. Se llama ángulo plano correspondiente á un diedro, el án-
gulo rectilíneo formado por dos perpendiculares á la arista, en
un mismo punto de esta y una en cada cara. Así, el ángulo
plano correspondiente al diedro PABQ es el rectilíneo paq
(fig. 199), y el correspondiente al
Fig-. 199.
diedro QABR es qar, siendo ap,
a ar
1 J perpendiculares á la aris-
ta AB en el mismo punto a, y si-
tuadas respectivamente en las ca-
ras P, Qy R.
Un diedro CD puede tener infini-
tos ángulos planos correspondien-
tes MCN, men, m' c'n', etc., y to-
dos ellos son iguales, por tener sus
lados respectivamente paralelos (218)'y dirigidos en el mismo
sentido. Pero cada ángulo plano men tiene un solo diedro cor-
respondiente CD, que es el formado por los dos planos MT) y ND,
que determinan cada uno de sus lados me y nc con la perpendi-
cular CD á ambos que pasa por su punto común c. La mutua
dependencia entre un diedro y su ángulo plano correspondiente
permite resolver las dos siguientes cuestiones inversas.
Problema I.— Trazar el ángulo plano correspondiente á un
diedro dado CD.
Por un punto cualquiera c de su arista se traza en la cara
MD la recta cm perpendicular á CD ; por el mismo punto c se
traza en la otra cara ND la recta en perpendicular á la misma
arista CD, y el ángulo men es el pedido.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 180 —
Problema II.—Construir el ángulo diedro correspondiente
ángulo plano dado mcn.
Por el vértice c del ángulo dado se traza la perpendicular ui
al plano de dicho ángulo; por esta recta y m se hace pasar3
plano MD; por la misma recta CD y la en se hace pasar oti
plano ND, y estos dos planos MD y ND forman el diedro pedid<j
239. Teorema.—Si dos ángulos diedros son iguales, sus ángu
los planos correspondientes también son iguales; y si un diedro es
suma de otros dos, su, ángulo plano correspondiente es también
suma de los ángulos planos correspondientes á los otros dos diedr
En efecto. Si el diedro RAB Q es igual al diedro CD (fíg. 199!
superpuestos coincidirán, y sus ángulos planos correspondien
tes raq y mcn coincidirán también, si sus vértices aje ¿oij¡
ciden, ó tendrán sus lados paralelos como mcn y m'c'nf,É
dichos vértices no coinciden, pero en ambos casos serán igua«
dichos ángulos planos. 'i
2.° Si el diedro PABQ, es la suma de los diedros RÁB\
y PABR, el ángulo plano paq correspondiente al primero sea
la suma de los ángulos planos raq y par correspondientes á,l|
segundos; pues las tres rectas ap, aq y ar, perpendiculares raj
recta AB en un mismo punto a, se hallan en un mismo plano!
forman ángulos consecutivos que dan paq = raq-{-par. í
Corolarios.—1.° Dos ángulos diedros cualesquiera son direi
tamenteproporcionales asios ángulos planos correspondientes. Pu
según el teorema anterior, satisfacen (Arit. 255) á las condici|
nes necesarias y suficientes para ello.
2.° Todo ángulo diedro tiene la misma medida que su ángu't
plano correspondiente; siempre que se tome por unidad de diedro
el que tenga por ángulo plano correspondiente la unidad de áí
gulos planos. Por una razón análoga á la expuesta (88. Cor. 2.?j
3.° Todo ángulo diedro recto tiene por ángulo plano correspo
diente un ángulo plano recto; y recíprocamente. Todo ángtilo pla
recto tiene por diedro correspondiente icn diedro recto. Pues si d
diedros adyacentes son iguales, sus ángulos planos correspoí
dientes también lo son, y recíprocamente.
Escolio.—Así como se dice por abreviar la medida de un át
guio es su arco correspondiente, se dice también por igual razo
la medida de un diedro es su, ángulo plano correspondiente: lo cu
quiere decir que, el valor numérico de un diedro es igual al vale
numérico de su ángulo plano correspondiente.
340. La proporcionalidad de les ángulos diedros con su
ángulos planos correspondientes facilita la demostración <J
numerosas propiedades de los ángulos diedros, análogas á. 1*
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 181 —
i .mostradas en geometría plana para los ángulos rectilíneos,
. j a resolución de muchas cuestiones sobre los ángulos diedros,
como se ve' á continuación.
Teorema.—El plano disector de un ángulo diedro, es el lugar
díométrico de los puntos interiores á dicho ángulo y equidistantes de
SKS caras. Por razones idénticas á las expuestas (29. Cor. 2.°).
Corolario.—Si xm plano tiene tres puntos, cada uno de los cua-
les equidiste de las dos caras de un ángulo diedro, sin estar en una
paralela á la arista, dicho plano es el Usectcr de este diedro.
Teorema.—De los ángulos diedros formados por dos planos
paralelos cortados por otro secante: l.°, los diedros alternos, inter-
nos ó externos, son iguales; 2.°, los diedros correspondientes son
iguales; S.°, los diedros internos ó externos del mismo lado del
plano secante son suplementos; y recíprocamente. Por razones
ide'nticas á las expuestas (33).
Corolario.—Los diedros que tienen sus caras respectivamente
paralelas son iguales (¡suplementos.
Problemas.—I. Construir un ángulo diedro igual á otro dado.
II. Sumar dos ó más ángulos diedros dados.
III. Restar un diedro de otro.
IV. Dividir un diedro dado en dos partes iguales.
V. Hallar la máxima medida común de dos ángulos diedros y la
razón numérica de sus magnitudes.
Se resuelven por procedimientos análogos á los expues-
tos (89), aplicados á los respectivos ángulos planos corres-
pondientes á los diedros dados.
241. Teorema.—Si por un punto A de la arista de un die-
dro A B (fig. 200) se traza una perpendicular á cada cara, que esté
situada al mismo lado de ella que la otra cara del diedro, estas dos
perpendiculares A C y A D ' forman un ángulo C'AD', suple-
mento del ángulo plano CAD correspondiente á dicho diedro.
En efecto. Por ser las cuatro rectas A C, AD, Fig. 200.
AC j AD', perpendiculares á la recta AB en .
:
un mismo punto A, se hallarán situadas en el *^y^\^c!
plano perpendicular á dicha arista en dicho ../ \ j , "
punto; pero además AC es perpendicular á AC, y "'
AD'áAD; luego se tendrá CAC'+DAD'=2 rectos
ó bien CAD+DAC'±CAD+CAD'=2 rectos, «W
y como es CAD+DAC'+CAD'=C'AD', resulta ¡ / — v
CAD+0'AD'=2 rectos. ' ¿
Corolario.—Si los lados de un ángulo rectilíneo c b d son res-
pectivamente perpendiculares á las caras de un diedro AB, el pri-
uero y el ángulo plano correspondiente al segundo son iguales 4

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 182 —
suplementos. Pues los ángulos cbd y C'AD' tendrán sus lado»
respectivamente paralelos; por lo cual (218) serán iguales \
suplementos. T
Escolio.—En el teorema anterior, si el diedro AB es agudo^
el ángulo C'AD', que forman las perpendiculares á las caras, es
obtuso; y al contrario, si el diedro AB es obtuso el ángulo
C'AD' es agudo y estará dentro de dicho diedro. Por consi-
guiente, en el corolario que precede, si el punto b es interior al
diedro AB, el ángulo cbd será suplemento del CAD.
2 4 2 . Teorema.—Si por un punió A de una cara P de un die-
dro MN (fig. 201) se trazan varias rectas que corten á la arista M N,
la que forma ángulo mayor con la otra cara Q es la perpendicu-
lar AB á dicha arista MN.
Sea AO otra recta cualquiera trazada por el punto A en el
plano P y que corte á MN; si a es la proyección del punto A
sobre el plano Q, aB y a O serán las proyecciones de AB y AC
sobre el mismo plano Q; y se va á demostrar que el ángulo ABa
es mayor que el ángulo ACa.
En efecto. La recta aB es perpendicular á MN, por el teore-
Fig-. 201. ma de las tres perpendiculares; per tanto, es me-
nor que la oblicua A G: tomando en esta una
distancia aD=aB y trazando la recta AD, los
triángulos rectángulos en ABa y A Da serán
iguales, por tener un cateto común A a y los otros
dos iguales por construcción; luego el ángulo
ABa es igual al ángulo A Da. Pero este ángulo
ADa es suplemento de su adyacente ADC, y co-
mo este es (110. Cor. 1.°) suplemento de la suma
de los dos ángulos ACD y CAD, resulta ADa = ACD-j-CAD:
luego el ángulo A Da es mayor que el ángulo ACa; y el ABa
igual al primero también será mayor que ACa.
Escolio.—El ángulo ABa es el ángulo plano correspondiente
ai diedro MN, puesto que sus dos lados son perpendiculares á
la arista MN en un mismo punto B; resulta de cortar el die-
dro MN por un plano perpendicular á su arista y que pase poi
el punto B, puesto que MN es perpendicular á dos rectas BA
y Ba situadas en dicho plano; y el ángulo ACa resulta de cortai
el mismo diedro ifiVpor un plano oblicuo á su arista y que
pase por el punto C: en su virtud, el teorema anterior puede
enunciarse de este otro modo:
El ángulo rectilíneo que resulta de cortar un diedro por un
plano cualquiera, es el máximo, cuando el plano sea perpendicular
á la arista.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 183 —

§. S » * ° — P l a n o s p e r p e n d i c u l a r e s »

2 4 3 . Dada ya la definición de plano perpendicular á otro


'235), y consignados los principios fundamentales de su teoría,
en lo que tiene de análoga á la de las rectas perpendiculares,
procede ahora examinar las demás propiedades de los planos
perpendiculares.
Teorema.—Si dos planos P y Q son perpendiculares (fig. 202),
toda recta AB trazada en uno de ellos Q, y que sea perpendiciüar
d la intersección C D , es perpendicular al otro plano P.
En efecto. El ángulo plano correspondiente al diedro PCDQ
debe ser recto; y para construirle en el Firr> 202>
punto B, donde ya se tiene uno de sus la-
dos BA, habrá que trazar en el plano P la
recta 2?i? perpendicular á CD; luego AB es
perpendicular á BE, y como también lo era
á CD, resulta (213) que AB es perpendicu-
lar al plano P.
2 4 4 . Teorema.—Si una recta-Á-B es perpendicular á un pla-
no P , todo plano Q que pase por esta recta, es perpendicular al
plano P.
En efecto. Trazando por el punto B en el plano P la perpen-
dicular BE á la intersección CD de ambos planos, el ángulo ABE
será recto por ser AB perpendicular al plano P; y como este
ángulo es el ángulo plano del diedro PCDQ, resulta que este
diedro es recto: luego el plano Q es perpendicular al plano P.
Corolario.—Si un plano Q es paralelo á una recta X perpen-
dicular á otro plano P , el plano Q es perpendicular al plano P. Pues
trazando en el plano Q una recta A B paralela á X, esta recta AB
será perpendicular al plano P y resultará el plano Q en las con-
diciones del teorema anterior.
2 4 5 . Teorema.—Si dos planos P y Q son perpendiculares, y
por un punto B de su intersección se traza la recta BA perpendicu-
lar al primero P , esta recta se hallará situada en el segundo Q.
En efecto. Si por el mismo punto B se traza en el plano Q la
perpendicular á la intersección CD, será perpendicular al pla-
no P (243. Teor.); luego se confundirá con BA, pues por el
punto B no pasa más que una sola perpendicular al plano P;
por consiguiente, dicha recta BA se halla situada en el plano Q.
Corolario.—Si dos planos son perpendiculares, toda recta per-
pendicular á tino de ellos está situada en el otro, ó es paralela á este
otro. Pues si el pié de dicha recta está en la intersección de ana-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 184 —
bos planos, será el caso del teorema anterior; y si el pié de dij
cha perpendicular no está en dicha intersección, la referida peri
pendicular será paralela á la del caso anterior, por lo cual
será paralela al plano que contiene á aquella. jj
2 4 6 . Teorema.—Si dos planos P y Q son perpendiculares 4,
otro plano R (fig. 203), la intersección AB de los dos primeros eé
perpendicular al tercero.
En efecto. Si por un punto cualquiera de la intersección AB
se
Fig. 203. traza una perpendicular al plano R, esta
perpendicular se hallará en cada uno de
los dos planos P y Q, que son perpendicu-
lares al plano R; luego dicha perpendicu-
lar coincidirá con la intersección AB; y po^
tanto, esta será perpendicular al plano R^
Corolario.— Un plano perpendicular á otros dos que se cortanj
es perpendicular á la intersección de estos. Pues si la recta AB eé
perpendicular al plano R, este lo será á aquella. -\
Escolio.—Si los planos Pj Q, además de ser perpendiculares
al plano R, fuesen perpendiculares entre sí, cada uno de los tres
planos será perpendicular á los* otros dos ; la intersección de doái
cualesquiera de ellos será perpendicular al tercero, y las treai
intersecciones serán perpendiculares entre sí.
2 4 7 . Teoreira.—Una recta oblicua 6 paralela á un plano P
determina otro plano perpendicular al primero: es decir, por un«j|
recta oblicua ó paralel i á un plano, puede siempre pasar otrd
plano perpendicular al primero; pero nunca dos ó más planoá
distintos perpendiculares al mismo.
En efecto. 1.° Trazando por un punto A de dicha recta AB
(fig. 193) una perpendicular A a al plano P, las dos rectas A 3
y Aa determinarán otro plano que será perpendicular al primea
ro, por contener una recta A a perpendicular á él: con lo cual
queda demostrada la primera parte.
2.° Si por dicha recta AB oblicua ó paralela al plano P
pudieran pasar dos planos perpendiculares á este, la intersec-
ción de tales dos planos seria perpendicular y no oblicua ni
paralela al plano P, como se ha supuesto: con lo cual queda
demostrada la segunda parte.
Escolio.—El teorema precedente y el consignado antes (236)
manifiestan que, una recta cualquiera determina un plano per-
pendicular á otro cualquiera, si aquella recta no es perpendicu-
lar á este plano: si lo es, tcdo plano que la contenga es perpen-
dicular al propuesto, y necesita otra condición más para estar
determinado.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 18o —
problema.—Por una recta situada en un plano, ó que sea obli-
cua ó paralela al mismo, trazar el plano perpendicular al primero.
Por un punto de la recta dada se traza una perpendicular al
plano dado ; y el plano que pase por esta perpendicular y por la
recta dada es el plano pedido.
2 4 8 . Entre las numerosas aplicaciones especulativas y prác-
ticas que tienen las propiedades de las rectas y planos perpen-
diculares, oblicuos y paralelos, es acaso la principal la deter-
minación de las direcciones verticales y horizontales.
Se llama línea vertical de un punto, la dirección que tiene en
aquel punto la GRAVEDAD. Esta es la fuerza que atrae todos los
cuerpos hacia el centro de la tierra, la describe en su caída un
cuerpo abandonado á su propio peso; y la determina el hilo de
la plomada (*) en su estado de equilibrio. En las artes, la línea
vertical se llama línea de aplomo. »
Por un punto dado puede siempre pasar una vertical y nada
más que una; pues no hay más que una recta que pa3e por dicho
punto y por el centro de la tierra; y los extremos de la vertical
de un lugar, prolongada en ambos sentidos hasta la esfera ce-
leste, son el zenit y el nadir de aquel lugar.
Aunque todas las líneas verticales concurren hacia el centro
de la tierra, las que se consideran en la superficie de esta, á
corta distancia unas de otras, se miran como paralelas.
249. Se llama PLANO VERTICAL todo plano que pasa por una
recta vertical. Los lienzos de pared y las hojas de puertas y ven-
tanas son generalmente planos verticales: el meridiano es en
cada lugar un plano vertical.
Por un punto pueden pasar infinitos planos verticales: todos
los que pasen por la vertical de aquel punto.
La intersección de dos planos verticales es una recta vertical;
pues siendo cada uno de ellos paralelo á la dirección de la plo-
mada, su intersección también lo será (222. Cor. 4.°).
Dos puntos que no estén en la misma vertical determinan
un plano vertical: el que pase por la recta que los une y por la
vertical de uno de ellos.
Para trazar un plano vertical, se toman como directrices dos
rectas, de las cuales sea vertical una, por lo menos. De este
medio se valen los albañiles, para construir las paredes y los ta-
biques verticales, tomando como directrices dos rectas vertica-
les, que marcan con reglones fijos en la dirección de la plomadt.
( ) La plomada no es más que un poso cualquiera (bola de plomo, por ejem-
plo , de donda toma su nombre) auapandido libremente de un punto fijo por
medio de un hilo flexible.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 186 —
El meridiano de un lugar se determina, haciendo pasar un
plano por la vertical del mismo punto y por el polo más próximo.
250. Se llama PLANO HORIZONTAL todo plano perpendicular á
una recta vertical. Los suelos y los techos de las habitaciones, la
cara superior de las mesas y otros muebles, son en general pla-
nos horizontales. El mejor ejemplo de plano horizontal le pre-
senta la superficie libre del agua tranquila, en un estanque ó de-
pósito de corta extensión: la superficie del mar, aun supuesta
en calma completa. no puede considerarse como plana, porque
participa de la curvatura de la tierra; pero una pequeña parte
de ella determina en cada lugar la posición del plano horizontal.
El horizonte racional y el sensible son planos horizontales.
Por un punto puede siempre pasar un plano horizontal y
nada más que uno: el único plano perpendicular en aquel punto
á la vertical del mismo. •
Admitiendo que las diversas líneas verticales entre límites
poco lejanos son rectas paralelas, resulta que los diversos pla-
nos horizontales dentro de dichos límites son planos paralelos,
por ser perpendiculares á rectas paralelas.
251. Se llama RECTA HORIZONTAL toda recta situada en un pla-
no horizontal. Las rectas trazadas en los pisos y en los techos áe
las habitaciones, y las que separan las hiladas de piedras ó
ladrillos en las edificaciones, son rectas horizontales.
Por un punto pueden pasar infinitas horizontales: todas las
trazadas por dicho punto en el plano horizontal del mismo.
Toda recta horizontal es perpendicular á la vertical; y recí-
procamente, toda perpendicular á una recta vertical es una recta
horizontal. Pero aunque toda recta vertical es perpendicular á
la horizontal, su recíproca no es cierta; pues la perpendicular á
una recta horizontal puede ser vertical, inclinada, ú horizontal.
Las líneas y los planos perpendiculares á la vertical se lla-
man horizontales, porque son paralelos al horizonte. Son también
paralelos á la superficie libre de todo líquido tranquilo; y como
esta superficie se denomina el nivel del líquido, suelen llamarse
en las artes líneas y superficies de nivel. Por esta misma razón se
llaman niveles, todo3 los instrumentos destinados á determinar
la posición de una recta ó de un plano horizontal.
252. Los niveles comunmente usados se pueden roducir á
t r e s ; el de albañil, el de aire y el de agua.
1.° El nivel de albañil se compone de dos reglas iguales de
madera, ensambladas en ángulo recto y unidas por un travesano
que forma con ellas triángulo isósceles, de cuyo vértice pende
una plomada. Colocado este instrumento sobre una regla, cuando

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 187 —
ei hilo de la plomada pase por el punto medio del travesano, el
borde de la regla estará horizontal, porque será perpendicular
á la vertical que marca la plomada.
2.° El nivel de aire consiste en un tubito de vidrio herméti-
camente cerrado y lleno de espíritu de vino con un poco de aire,
que forma una burbuja: dicho tubito está forrado de latón , ex-
cepto en su parte media superior, para que se vea la burbuja, y
se halla unido á una regla , también de latón, paralela al eje de
dicho tubo. El fundamento de su construcción es el siguiente
principio de hidrostática: si dosjluidos de distinta densidad, e' in-
capaces de mezclarse, están contenidos en un mismo vaso, el más
ligero ocupa la parte superior; así pues, colocado este nivel sobre
una regla, cuando la burbuja se halle en medio de la longitud
del tubo, sus dos extremos estarán á igual altura y el borde de
dicha regla será horizontal, pues formará una línea de nivel.
3.° El nivel de agua es un tubo de latón, como de un metro
de largo, con dos codillos en sus extremos, á los cuales se unen
dos tubos de cristal de mayor anchura, formando en su totali-
dad un tubo de brazos comunicantes, colocado sobre un trípode.
Su fundamento es este otro principio de hidrostática: iodo liqui-
do homogéneo contenido en un tubo de brazos comunicantes, sube á
igual altura en ambos brazos; así pues, echando agua tinturada,
para distinguir mejor sus bordes, la visual rasante por la super-
ficie libre del líquido en ambos tubos de cristal será una línea
de nivel, y determinará una horizontal.
Para trazar un plano horizontal, se toman como directrices
dos rectas horizontales que se corten. De este modo se coloca
horizontal el tablero de una mesa de billar; y de igual medio se
valen los soladores, colocando primero en los suelos dos filas
horizontales ó cintas, que sirven de directrices para comprobar
después todo el solado con la regla apoyada en dichas cintas.
2 5 3 . De lo expuesto se infiere que, toda recta perpendicular
á un plano horizontal es una línea vertical, y toda recta perpen-
dicular á un plano vertical es una horizontal: que todo plano
perpendicular á una recta vertical es un plano horizontal, y que
todo plano perpendicular á una recta horizontal es un plano ver-
tical: pero aunque todo plano perpendicular á un plano hori-
zontal es un plano vertical, todo plano perpendicular á un plano
vertical no es plano horizontal; pues no basta una sola recta ho-
rizontal para determinar un plano horizontal, este necesita dos
horizontales que se corten, para estar determinado.
La proyección de un punto, de una recta ó de cualquier
figura sobre un plano horizontal se llama proyección horizontal

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 188 -
de dicho punto, recta ó figura; y la proyección de cada uno de
ellos sobre un plano vertical se llama su proyección vertical.
254. Las rectas y los planos que no son verticales ni hori-
zontales se llaman inclinados al horizonte 6 solo inclinados.
La inclinación de una recta al horizonte es el ángulo que esta
recta forma con el plano horizontal. Esta inclinación se mide por
el ángulo que la recta forma con su proyección horizontal (231):
el ángulo que una recta inclinada forma con su proyección ver-
tical, es complemento de su inclinación al horizonte, y se mide
por el que la recta inclinada forma con una vertical que la corte.
La inclinación de un plano al horizonte es el ángulo diedro que
este plano forma con el plano horizontal. Esta inclinación se mide
por el ángulo plano correspondiente á dicho diedro; y es com-
plemento del ángulo que la vertical forma con dicho plano in-
clinado. La inclinación de u n plano al horizonte se puede medir
también por el ángulo que una perpendicular al plano inclinado
forme con la recta vertical (241. Cor.).
Por un punto dado en un plano inclinado se puede siempre
trazar nna recta horizontal situada en dicho plano inclinado,
pero nada más que una; pues esta será la intersección única
del plano inclinado con el único plano horizontal que pasa por
el punto dado.
Todas las rectas horizontales que pueden trazarse en un
mismo plano inclinado son paralelas; pues son las interseccio-
nes de dicho plano inclinado con diversos planos horizontales,
y siendo todos estos paralelos, sus intersecciones con el plano
inclinado serán rectas paralelas.
255. Se llama LÍNEA DE MÁXIMA PENDIENTE de un plano in-
clinado, toda recta de dicho plano que sea perpendicular auna hori-
zontal del mismo; porque, según lo expuesto (242), si el plano Q,
(figura 201) es horizontal, de todas las rectas que en el plano
inclinado P pueden trazarse por el punto A, la más inclinada
al horizonte será la AB, perpendicular á la horizontal MN de
dicho plano inclinado.
Todas las líneas de máxima pendiente de un mismo plano
inclinado son rectas paralelas; pues todas son perpendiculares á
las horizontales del mismo plano, que son paralelas todas.
La dirección de las líneas de máxima pendiente de un plano
inclinado se halla, determinando con un nivel una recta hori-
zontal de dicho plano, y trazando después en el mismo una
perpendicular á dicha horizontal. También la determina el hilo
de la plomada en su estado de equilibrio sobre el plano inclina-
do, y la describe en su caida uu cuerpo abandonado á su propio

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


neso sobre el mismo plano. Las filas de canales en los tejados
gon generalmente paralelas á la línea de máxima pendiente, y
el curso natural de la3 aguas en colinas y vertientes marca en
los terrenos las líneas de máxima pendiente de los mismos.
La inclinación al horizonte de una línea de máxima pen-
diente de un plano inclinado, es igual á la inclinación al hori-
zonte del mismo plano; pues ambas inclinaciones tienen por
medida el ángulo que la recta inclinada forma con su proyec-
jion horizontal.
Todo plano inclinado P (fíg. 201) está determinado por su linea
ie máxima pendiente AB. Pues ha de pasar por esta línea AB y
por una horizontal MN que sea perpendicular á la misma. Esta
horizontal perpendicular á AB es única para cada punto 2?;
pues por B pasa un solo plano horizonts.1 Q; y en este plano,
qxie contiene todas las horizontales que pasan por B, sólo puede
trazarse una perpendicular MN, que corte á la oblicua AB, y
será, según el teorema de las tres perpendiculares, la perpen-
dicular ABa, que es la proyección horizontal de AB.
Para construir un plano inclinado se toman como direc-
trices una de sus horizontales y una de sus líneas de máxima
pendiente.

§. 6 . ° — Á n g u l o s poliedros*

.256.—Se llama ÁNGULO POLIEDRO la extensión comprendida por


tres ó más ángulos rectilíneos situados en planos distintos, que tie-
nen todos un.mismo vértice y cada dos de ellos un lado común. Di-
chos ángulos rectilíneos se llaman caras, sus lados aristas, y el
punto común de las aristas vértice del ángulo poliedro.
El conjunto de las caras de un ángulo poliedro forma una
superficie quebrada, que se llama superficie del ángulo poliedro.
Un ángulo poliedro se designa por la letra del ve'rtice y otra
letra de cada una de las aristas. Así S ABC DE (fíg. 204) repre-
senta un ángulo poliedro, cuyas caras son ASB, BSC, OSD,
DSE, ESA; sus aristas son SA, SB, SC, SD, SE; P i ( r . 204.
y su ve'rtice es S. Si un ángulo poliedro está aisla-'
do, basta para designarle la letra del vértice.
Todo ángulo poliedro está determinado por la
posición relativa de sus caras y aristas, indepen-
dientemente de la longitud de estas.
El plano determinado por dos aristas no si- A
tuadas en la misma cara de un ángulo poliedro, se /
llama plano diagonal del ángulo poliedro.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 190 -
Un ángulo poliedro se llama convexo siempre que su superfi-
cie no pueda ser cortada por una recta más que en dos puntos.
Este ángulo poliedro tiene todos sus ángulos diedros salientes
y todos sus planos diagonales interiores; si se corta por un
plano secante á todas las aristas, la sección es un polígono con-
vexo ; y si él plano de una cualquiera de sus caras se prolonga,
queda todo el,ángulo poliedro al mismo lado de este plano. Nin-
gún ángulo poliedro puede tener menos de tres caras.
2 5 7 . Se llama TRIEDRO el ángulo poliedro de tres caras.
Todo ángulo triedro tiene, pues, tres caras ó ángulos planos,
tres aristas, y tres ángulos diedros formados en dichas tres
r.ristas por dichas tres caras.
Todo ángulo triedro es necesariamente convexo; puos no
tiene plano alguno diagonal, y su sección por un plano' que
corte á las tres aristas es un triángulo.
Si tres rectas AA',. BB' y CC se cortan en un punto S
(fig. 205), y no están situadas en el mismo plano, forman ocho
triedros; pues dichas tres rectas determinan tres
planos, que se cortan los tres en el punto S: el
primero divide el espacio en dos partes; el se-
gundo, que corta al primero, divide cada una de
dichas dos partes en otras dos, y resultan cuatro
ángulos diedros; y el tercero, que corta á los dos
anteriores, divide á cada uno de los cuatro die-
dros en dos triedros; por lo cual, resultan ocho
ángulos triedros.
Estos ocho triedros tienen sus caras y sus diedros iguales ó
suplementarios; pues los primeros han de ser ángulos opuestos
por el vértice ó adyacentes, y los segundos han de ser también
diedros opuestos por la arista ó adyacentes; pero en general, nin-
guno de los ocho es igual á otro de los mismos. Pues los que ten-
gan algún ángulo suplementario, no pueden evidentemente ser
iguales en general; y los que tengan todos sus ángulos igua-
les, tendrán por caras ángulos opuestos por el vértice, siendo
sus diedros opuestos por la arista; lo cual exige que los triedros
tengan sus aristas en prolongaciones opuestas, y estos triedros
tampoco son iguales en general, como se vé á continuación.
2 5 8 . Teorema.—Dos triedros SABO y S A ' B ' C (fig. 205),
que tienen sus aristas en prolongaciones opuestas, son desiguales
en general.
En efecto. Para ver directamente si dos objetos geométricos
son iguales ó desiguales, hay que ensayar su superposición de
todos los modos posibles. En el caso presente dichos modos po-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 191 —
'bles se reducen á dos: puesto que si dos caras iguales cuales-
quiera, como ASB y A'SB', han de coincidir, podrá esto suceder
cayendo SA' sobre SA, y SB' sobre SB, ó cayendo S'A' sobre
SS y SB' sobre SA, conservando los demás elementos de
ambos triedros sus respectivas posiciones relativas.
l.o Si el triedro SA' B' C gira 180° alrededor de un eje per-
pendicular al plano ASB en el punto S, las aristas S'A' y SB',
que en este movimiento no saldrán del plano que las contiene,
se colocarán respectivamente sobre SA y SB; pero la arista SC
se quedará siempre á distinto lado del plano ASB que la aris-
ta S C. Luego el triedro SA' B' C en su nueva posición no puede
coincidir con el triedro SABC
2.° Si el triedro SA'B'C gira 180° al rededor de la bisec-
triz del ángulo ASB', la arista SA' se adaptará sobre SB,
y la arista SB' sobre SA; además la arista SC quedará ahora
al mismo lado del plano ASB que la arista SC; pero siendo
desiguales en general los diedros SA' y SB, la cara C'* S A' no
coincidirá con CSB. Luego el triedro SA'B'C" en su nueva
posición no puede coincidir con SABC.
Por consiguiente, la coincidencia de los dos triedros no se
verifica en general de ninguno de los dos modos posibles de
sobreponerlos, y por tanto, son desiguales.
Escolio.—Dos triedros como SABC y SA'B'C que tengan
respectivamente iguales sus caras y sus diedros, pero que no
pueden coincidir, tienen dichas caras colocadas en orden inver-
so; pues si las tuvieran en igual orden, podrían coincidir por
superposición, y serian iguales; pero no tenie'ndolas en igual
orden, han de tenerlas en orden inverso; porque siendo tres sola-
mente, no admiten más que estos dos modos de colocación. Los
triedros que están en este segundo caso se llaman simétricos.
Corolarios.—1.° Dos triedros simétricos son iguales, si cada
uno tiene dos diedros iguales. Pues en el segundo caso de la de-
mostración anterior, si el diedro SA fuese igual á SB, también
el diedro SA' seria igual á SB, y el triedro SA' B' C en su nue-
va posición tendría la cara CSA' sobre CSB, y la cara CSB
sobre CSA; por lo cual, coincidirían los dos triedros, y en su
virtud, serian iguales.
2.° Dos ángulos poliedros que tengan sus aristas en prolongacio-
nes opuestas son simétricos; es decir, tienen todos sus elementos
respectivamente iguales, pero dispuestos en orden inverso, y
no pueden coincidir. Pues trazando planos diagonales por una
misma arista, quedan ambos descompuestos en igual mímero
de triedros respectivamente sime'tricos do3 á dos.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 192 -
259. Teorema.—En todo triedro, una cualquiera de sus carag
es menor que la suma de las otras dos, y mayor que su diferencia.
Sea el triedro S (fíg. 206); suponiendo que la mayor de las
tres caras es A SB, la primera parte del teorema se reduce á
demostrar la desigualdad A SB < A SC+ CSB.
En efecto. Formando en la cara ASB el ángulo ASD — ASC;
Pie-.:oo. trazando la recta AB que corte á las aristas SÁ
s y SB; tomando la distancia SC=SD, y tra-t
k, zando las rectas O A y CB; los triángulos ASÓ
y ASD serán iguales por tener un lado común SA,
los lados SC y SB iguales, y los ángulos com-
prendidos iguales, por construcción; luego se tie-
ne AC=AD: pero en el triángulo ABO se tiene AB
6ae&AD4-DB<AC+CB, y por tanto, DB<CB.~
En su virtud, los triángulos SDB y S CB, que tie-í
nen un lado común SB, los lados SD y S C iguales, y el terceí
lado del primero DB menor que el tercer lado CB del segundo,
tendrán el ángulo DSB del primero menor que el ángulo CSB
del segundo; y agregando al primero el ángulo ASD, y su igual
A S C al segundo, resulta por fin A SB < A S (7+ CSB.
La segunda parte del teorema es una consecuencia aritme'-
tica de la primera (109. E s c ) ; y en su virtud, la menor de las*
caras de un triedro es mayor que la diferencia de las otras dos^
Corolario.—Una cara cualquiera de un ángulo poliedro es me-
nor que la suma de todas las otras. Pues descomponiéndole en
triedros por medio de planos diagonales, que pasen por una de
las aristas de dicha cara, resulta evidente su demostración.
Escolio.—La propiedad anterior de los triedros es análoga á
la de los triángulos (109), y sirve de fundamento, como aquella,
á otras varias análogas también, como la siguiente:
2G0. Teorema.—Si un triedro tiene dos diedros iguales, sus
caras opuestas son iguales; y si tiene un diedro mayor que otro, léj
cara opuesta al primero es mayor que la opuesta al segundo. "
En efecto. 1.° Sea el triedro SABC (fíg. 207 1.°) cuyos die-
dros S A y SB se suponen iguales.
Prolongando sus tres aristas en sen-
tido contrario, resultará el triedro
sime'trico SA'B'C, que según lo
expuesto (258. Cor. 1.°), será igual
al propuesto; y por tanto, la cara
C'SA' es igual á CSB; pero A'SC
es siempre igual á ASC, luego las
caras BSC y ASC son iguales.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


i 03 —
c
2 íáe.i el triedro SABC (fig. 207.2. a ), cuyo diedro ¿M se su-
ne mayor que el SB. Trazando por SA un plano que forme
con la cara ASB un diedro igual al SB, dicho plano cortará á
la cara BSCen una recta SD que formará con SAyS-B el trie-
dro SABB, cuyos diedros £-4 y SB serán iguales, y por tanto,
sus caras DSA y DSB también serán iguales. Pero en el tria-
dro SA CD se tiene AS D-\-DSC> ASO; luego BSD4-DSO,
óbienBSOASC.
Recíproco.—Si un ángulo triedro tiene dos caras iguales, los
diedros opuestos son también iguales; y si tiene una cara mayor que
otra, el diedro opuesto á la primera es mayor que el diedro
opuesto á la segunda.
Fues este recíproco se halla comprendido en la regla general
consignada (74).
2 6 1 . Teorema.—La suma de todas las caras de un ángulo
poliedro convexo es menor que cuatro rectos.
Sea S un ángulo poliedro cualquiera formado por las n cara.s
ASB, BSC, etc. (flg. 204); expresando por S la suma de es-
tas n caras, y adoptando por unidad el ángulo recto, se va á
demostrar la desigualdad S < 4.
En efecto. La sección producida en la superficie del án-
gulo poliedro ^ p o r un plano que corte á todas sus aristas, será
un polígono convexo ABO de n lados, que formarán con
las aristas n triedros, cuyos ve'rtices A, B, C, etc., serán ,loá
mismos de dicho polígono. En cada uno de estos triedros la,
suma de dos caras (259) es mayor que la tercera, y por tanto,
en el triedro B, se tendrá SBA-hSBC>ABC; en el trie-
dro O, se tendrá SO B-\-SODy BOD; en el triedro D, se tendrá
SDC-\-SDEyODE, etc.; luego la suma de los n ángulos de!
polígono ABC... es menor que la suma de los ángulos en las
bases de los triángulos ASB, BSO, etc., que tienen por ve'rtice
común el punto S. La suma de los n ángulos de dicho polí-
gono (143. Esc.) es 2n—4, y expresando por B la suma de los
ángulos en dichas bases, se tendrá 2«—4<T2?: pero la suma
de los ángulos de los n triángulos tiene (110) por valor 2«,
y será S+B~2n, ó bien S=2n—B; y como ha de ser By2n—4,
resulta S<2n—2« f 4, ó sea # < 4 .
Corolario.—La suma de las tres caras de cualquier triedro es
menor que cuatro rectos. Pues todo triedro es un ángulo poliedro
necesariamente (257) convexo.
262. Se llaman TRIEDROS SUPLEMENTARIOS dos triedros tales
que los ángulos planos de cada uno de ellos y los diedros del otro
sean suplementos.
13

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 104 -
Cuando se dice que un ángulo rectilíneo y un ángulo diedj
son suplementarios, quiere decirse que el primero es suplemenj
del ángulo plano correspondiente al segundo, ó bien que"
suma de sus graduaciones es 180°.
La existencia de triedros suplementarios se demuestra
medio del siguiente
Teorema.—Todo ángulo triedro tiene otro triedro suplemental
Sea un triedro cualquiera S (fíg. 208); trazando por el.véi
tres rectas SA', SB', SC, respectivamente perpendiculares á $
tres caras CSB, CSAjBSA, formarán otro triedro SA'B'(¡
suplementario del primero. |
En efecto. Siendo SA' perpendicular al plano BSC, lo
también á las dos rectas SB y SC; y
la misma razón será SB' perpendict
á SA y S C; luego SC es perpendicular]
las dos rectas SA' y /Si?'; y por tanto, «
sulta SC perpendicular al plano A'SB
Del mismo modo se demuestra que ]
recta SB es perpendicular al plano A'SO
y que la recta SA es perpendicular al plano B' SC. Por eons
guíente, si las aristas del segundo triedro son respectivamenl
perpendiculares á las caras del primero, las aristas del primj
triedro son también perpendiculares respectivamente alas cari
•del segundo.
Considerando ahora el diedro SC, las rectas SA' y SB' so
perpendiculares á su arista en un mismo punto S, y según 1
consignado (241), el ángulo rectilíneo A'SB' será súplemenos
del diedro S C, Del mismo modo se demostrará que el ánguj
rectilíneo A'SC es suplemento del diedro SB; y que el ángu|
rectilíneo B'SC es suplemento del diedro S A. Luego las irfl
caras del triedro SA'B' C son respectivamente suplementos d
los tres diedros del triedro SABC.
Si ahora se consideran separadamente los tres diedros dí
triedro SA'B'C, se demostrará de igual modo, que tienen p$
suplementos respectivos las caras del triedro SABC. Por consj
guíente, los dos triedros SABC y SA'B' C son suplementarios
Escolio.—Expresando por A, B, C los valores nume'ricos d
los tres diedros de un triedro;, por a, b, c los de sus caras respec
tivaroente opuestas, y por A', B', C, a', b', c' los correspon
dientes al triedro suplementario; tomando el ángulo recto p$
unidad, se tendrán las relaciones siguientes:
a'=2—A, b'^2—B, c'=2—C
A'=2—a, B'=2—b, C'=2—c.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 195 —
263. Teorema.—La, fuma de los tres diedros de %n triedro es
mayor que dos rectos y menor que seis.
En efecto. Adoptando la misma notación del escolio prece-
dente se tiene A-\-a'=2, B-\-b'=2, 0-\-e'—2; y sumando
estas tres igualdades resultará A-\-B + C-\-{a'-hb'+c')=Q,
ó bien A-\-B-t-C—6—[a'+b'+c'). Tero <t'+b'-\-c' es la suma de
las tres caras de un triedro, cuyo valor (261. Cor.) es mayor
q U e 0 y menor que 4; luego se tendrán por fin las dos desigual-
dades A+B+C<6 y 4+i?+02.
264. Problema.—Resolver un triedro dadas sus tres caras;
es decir, dadas las tres caras de un triedro S (fig. 209), hallar sus
tres diedros.
Se toman distancias iguales SA, SB, SC sobre las tres aris-
tas; se traza el triángulo ABC', se traza el
ángulo plano MD N correspondiente á uno
de sus diedros SB, cuyos lados cortarán
á las rectas AB f BO, porque los ángu-
los SBA y SB O son agudos, por ser án-
gulos en la base de los triángulos isósce-
les A SB y BSC; se unen los puntos M
y Ar, y siendo conocidos los tres lados del
triángulo MI>N, se tendrá conocido el
ángulo MDN, que es el buscado.
Este triángulo se puede construir gráfi-
camente del siguiente modo.
Se trazan los tres ángulos consecutivos asb, bsc, esa' igua-
les respectivamente á las tres caras del triedro dado, y en su
mismo orden; se toman las distancias sa=sb=sc=sa'=SA; se
trazan las rectas ab, be y ca'; y los triángulos asb, bsc, csa<
serán respectivamente iguales á las caras limitadas del triedro;
las rectas ab, be, ca' serán los lados del triángulo ABO, que se
podrá construir aparte en a"be. Se toma bd=BD, y por el pun-
to ¿ s e traza la perpendicular mnnsb; se toma bm'=bm; se
traza m'n, y el triángulo m'bn será igual al triángulo MBN.
Por último, con los lados m'n, mfd'—:nd, nd!—nd se cons-
truye el triángulo on'd'n, que será igual á MDN, y el án-
gulo d' será el pedido.
De un modo análogo se obtienen los ángulos planos corres-
pondientes á los otros dos diedros SA y SC del triedro propuesto.
Escolio.—La construcción precedente es general, se aplica
de igual modo á todos los valores que puedan tener las tres
caras dadas, mientras su suma sea menor que cuatro rectos, y
conduce siempre necesariamente á una solución única.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 196 -
Corolarios.—1.° AS^ dos triedros tienen sus caras respectivame%
te iguales; serán iguales, si sus caras están dispuestas en el misri
orden; y simétricos, si tienen dichas caras en orden inverso. Pues ej
el primer caso serán adaptables por superposición, y en el sd
gundo nó (258). .-i
2.° Un triedro está determinado siempre que se conozcan sus tré
caras. Pues también S3 pueden conocer sus tres diedros.
2 6 5 . Problema.—Resolver un triedro, dadas dos caras y 4
diedro comprendido. i
Si las dos caras dadas son ASB y BSC (flg. 209); se tomaj
como antes las distancias SA=SB=SC; se construyen los trian
gulos ABC y MDN; y siendo conocidos en este líltimo lo¡
lados DM y DN y el ángulo comprendido, será conocido í
lado MN, y se podrá determinar gráficamente la cara incó|
nita ASCdel siguiente modo:
Se trazan dos ángulos consecutivos asb y bsc iguales respec-
tivamente á las do3 caras dadas del triedro ; se toman las dis-
tancias sa=sb=sc; se toma bd=BD y se traza la recta mn per-
pendicular á s b, todo como en el caso anterior. Se construye
aparte un triángulo m"d'fn" con los lados m"d"=md, n"d"=nd
y el ángulo d" que ssa la medida del diedro dado SB; y este
triángulo será igual al MDN. Se construye ahora el triángu*]
lo bnm' con los Jados bn, bn'=bm y m' n—m"n"; y este trian-,
guio será igual al MBN. Sobre la recta bm' prolongada se toma-
ba"=ba y se traza la recta a"c; y el triángulo a"bc será igual
al triángulo ABC. Por xíltimo, construyendo el triángulo sea'
con los lados se, sa'—sc y ca'=ca", se tendrá la cara pedida
del triedro propuesto.
Después de conocidas las tres caras del triedro propuesto, se
pueden determinar los dos diedros restantes, por la construcción'
del problema anterior. 1
Escolio.—Esta construcción es también general, se aplica:
igualmente á todos los valores que puedan tener los tres datos,.
y conduce siempre necesariamente á una solución única 'para
cada caso particular.
Corolarios.—1.° Si dos triedros tienen dos caras respectiva-
mente iguales é igual el diedro comprendido; serán iguales, si tienen
estos tres elementos en el mismo orden, y simétricos si los tienen en
orden inverso. Pues en el primer caso tendrán sus tres caras en'
el mismo orden, y en el segundo en orden inverso.
2.° Un triedro está determinado siempre que se conozcan dos de
sus caras y el diedro comprendido. Pues también se pueden cono-
cer sus otros tres elementos.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 197 -
266. Problema.—Resolver un triedlo, dada,* dos caras y el
diedro opuesto á una de ellas.
Sea el triedro S (fig. 210); las dos caras dadas ASBjBSC,
y el diedro conocido SC: se va á determinar primero la tercer
cara ASO, y el problema se reducirá entonces al primero.
Por un punto O de la arista opuesta á la cara que se busca,
se traza la perpendicular OP á di-
cha cara; en esta se traza la PD per-
pendicular á la arista SC del diedro
conocido; y se traza la OD, que será
también perpendicular á SC, por el
teorema de las tres perpendiculares:
el ángulo ODP será la medida del
diedro dado.
Si por el punto O se traza un pla-
no perpendicular á la arista S£, sus intersecciones con las. tres
caras serán las rectas O A y OC perpendiculares á SB, y la
recta A J que cortará en Ek la prolongación de SP; y trazando
la recta OüTres\iltará que AC es perpendicular á SP y á Olí,
pues el plano OSE, que es perpendicular á los planos ASC
y OAC, por contener á sus respectivas perpendiculares OP
y SO, lo será á su intersección AC, y esta lo será á las rec-
tas ES y HO situadas en dicho plano. Tomando ahora en la
prolongación de SE la distancia EO'=EO, y trazando la rec-
ta AO', el triángulo AHO' será igual al triángulo AEO; por
consiguiente , si en el plano ASC, en que están la arista SCy
el punto C, se conociese la dirección de CA y el punto O1, tra-
bando desde este punto como centro y con el radio O A un arco
de círculo, su intersección con AC daria el punto A; y en su vir-
tud, se tendrá la cara ASC que se quería determinar.
La operación necesaria para ello se puede ejecutar gráfica-
mente del siguiente modo:
Se trazan los dos ángulos consecutivos a'si y isc respecti-
vamente iguales á las dos caras dadas; se toma so=SO y se
traza odp perpendicular ksc; se construye el ángulo qdp, cuya
medida sea la del diedro dado; se toma dq=doj se traza qp
perpendicular á dp : el triángulo qdp será igual al ODP, y es-
tará ya determinada la posición del punto P y la recta SP.
Trazando ahora pr perpendicular á sp, é igual á pq, el trián-
gulo psr será igual al triángulo PSO; y trazando rh perpen-
dicular á sr, el triángulo srh será igual al triángulo S O H. Por
último, trazando por h la recta ca perpendicular á sh, toman-
do ho'=Jir, y haciendo centro en o' con un radio igual á la per-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 198 —
pendicular oa' trazada desde o á la recta sa', se traza un arcó
de círculo que cortará á la recta ca en el punto a, y trazando laj
recta sa resulta la cara buscada ase. ,J
Después de conocer las tres caras del triedro propuesto, ayí
pueden determinar los dos diedros restantes por la construcción^
del problema primero.
Escolio.—Esta construcción es también general, y se aplica «
igualmente á todos los valores que puedan tener los tres datos;^
si bien cuando los ángulos ASB y BSO sean obtusos, las per- v
pendiculares o a' ú od no encentrarán á las rectas sa' ó se sino?»
á sus prolongaciones, lo que no introduce modificación algu-V;
na importante. Pero el arco cuya intersección con la recta ceftii,
determina el punto a, puede cortar á dicha recta en dos puntos, >
ser su tangente, ó no cortarla; y por consiguiente, puede tener
este problema dos soluciones, una sola, ó ninguna.
Corolario.— Un triedro no está determinado en general, cuando se
conozcan dos de sus caras y el diedro opuesto á una de ellas. Pues en
este caso, con los mismos tres datos puede haber dos triedros,
uno solo, ó ninguno.
267. Problema.—Resolver un triedro dados sus tres diedros.
Los suplementos de los tres datos serán las caras del triedro
suplementario, y este se resolverá por el método expuesto (264); \
así se conocerán sus tres diedros, cuyos suplementos serán las
caras del triedro propuesto.
Corolarios.—1.° Si dos triedros tienen sus tres diedros respec-
tivamente iguales; serán iguales, si los tienen dispuestos en el mismo
orden, y simétricos si los tienen en orden inverso. Pues en ambos
casos tendrán también sus tres caras respectivamente iguales;
en el primero, dispuestas de igual modo, y en el segundo do un
modo inverso.
2.° Un triedro está determinado siempre que se conozcan sus tres
diedros. Pues también se pueden conocer sus tres caras.
268. Problema.—Resolver %n triedro dada una cara y los dos
diedros contiguos.
Los suplementos de los tres datos serán un diedro y las dos
caras que le forman del triedro suplementario, y resuelto este
por el método expuesto (265); se conocerán los otros dos dic-
dros y la tercer cara, cuyos suplementos serán las dos caras y
el diedro incógnitos del triedro propuesto.
Corolarios.—1.° Si dos triedros tienen respectivamente iguales
una cara y los dos diedros contiguos; serán igtiales, si tienen estos
tres elementos dispuestos en el mismo orden, y simétricos si los tie-
nen en orden inverso.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— iíiíf —
o ° Un triedro está determinado siempre que se conozca una de
us caras y los dos diedros contiguos. Pues también se pueden co-
nocer sus otros tres elementos.
269. Problema.—Resolver un triedro dados dos diedros y la
cara opuesta á uno de ellos.
Los suplementos de los tres datos serán dos caras y el diedro
opuesto á una de ellas en el triedro suplementario; y este se re-
solverá por el método expuesto (266); así se conocerán la otra
cara y los dos diedros restantes, cuyos suplementos serán el
diedro y las dos caras incógnitas del triedro propuesto.
Escolio.—Cuando dos triedros tengan respectivamente igua-
les dos caras y el diedro opuesto á una de ellas, ó dos diedros y
la cara opuesta á uno de ellos, no puede asegurarse que sean
ó no iguales; pues con los mismos tres elementos habrá en al-
gunos casos dos triedros desiguales, y en otros será imposible la
existencia del triedro : lo mismo que sucede con los triángulos
rectilíneos (116), que tengan respectivamente iguales dos lados
y el ángulo opuesto á uno de ellos.
Corolario.— Un triedro no está determinado en general cuando se
conozcan dos de sus diedros y la cara opuesta á uno de ellos. Pues en
este caso con los mismos tres datos puede haber dos triedros,
uno solo, ó ninguno.
2 7 0 . Las propiedades de los ángulos poliedros se fundan en
las de los triedros, del mismo mudo que las de los polígonos se
fundan en las de los triángulos; porque todo ángulo poliedro se
descompone en el menor número posible de triedros por medio
de los planos diagonales concurrentes en una arista, así como
todo polígono se descompone en el menor número posible de
triángulos, por las diagonales concurrentes en un vértice.
Si dos ángulos poliedros tienen todos sus elementos iguales
y dispuestos en igual orden, se podrán descomponer en igual
número de triedros respectivamente iguales y dispuestos de
igual modo; por lo cual dichos ángulos poliedros serán iguales.
Pero si tienen todos sus elementos respectivamente iguales y
dispuestos en orden inverso, se descompondrán los dos ángulos
poliedros en igual número de triedros simétricos, dispuestos
en orden inverso; y en tal caso los ángulos poliedros se llaman
también simétricos: tales son dos ángulos poliedros cuyas aris-
tas sean prolongaciones opuestas; sus caras serán respectiva-
mente iguales, como opuestas por el vértice, y sus diedros tam-
bién, como opuestos por la arista.
Un ángulo poliedro se llama regular siempre que tenga todas
sus caras iguales y todos sus diedros también iguales.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
~ *200 -

CAPÍTULO II.

SUPERFICIES CURVAS.

§. 1.°—Superficies c u r v a s e n g e n e r a l .

371. Los principios generales consignados (5 y 6) sobre l a


composición y la generación de las superficies, permiten consi-
derar á cada una de ellas como el lugar geome'trico de todas las
posiciones sucesivas de una línea generatriz, que cambia en el
espacio de posición, y puede cambiar también de figura, según
una ley determinada y continua. La diversidad de generatrices
y de modos de generación origina la clasificación y la definición
de las diversas superficies.
Todas las superficies que admiten por generatriz la línea
recta se llaman regladas, porque se las puede aplicar el canto de
una regla en la dirección de la generatriz rectilínea, que pasa
por cada uno de sus puntos.
Analizando la generación de las superficies regladas, se re-
conoce fácilmente que, segunda ley del movimiento, podrá
ocurrir que cada dos posiciones consecutivas de la recta genera-
triz estén situadas en un mismo plano (210), ó' que se crucen.
En el primer caso, la superficie está compuesta de elementos
planos, y puede considerarse como una superficie quebrada de
caras infinitamente estrechas: cada una de estas caras puede
adaptarse al plano de su inmediata, girando alrededor de la
generatriz qtie las separa, y de este modo quedar toda la super-
ficie extendida sobre un plano sin pliegue ni rotura alguna. En
el segundo caso, los elementos de la superficie no son planos,
ni esta puede extenderse sobre un plano sin arrugarse ni rom-
perse. Las superficies regladas que tienen la primera condición
m llaman desarrolladles; las otras se llaman alaveadas.
372. Las superficies desarrollabas se dividen en dos clases,
según que las posiciones consecutivas de su recta generatriz,
que han de estar en un plano, se corten ó sean paralelas. La
primera comprende como caso particular, aquel en que todas las
generatrices pasan por un punto fijo; y las superficies que satis-
fagan á esta condición se llaman superficies cónicas: el punto
común á todas las generatrices se llama vértice, cúspide ó centro
de la superficie cónica, y esta se compone de dos hojas simétri-
cas opuestas, separadas por el vértice, como dos ángulos polie-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 201 -
(Iros cuyas aristas sean prolongaciones opuestas. La segunda
consta de todas las superficies desarrollables en que las genera-
trices rectilíneas son paralelas, y se comprenden todas en la
denominación de superficies cilindricas.
Todas las superficies cónicas se conciben engendradas por
una generatriz rectilínea, que pase constantemente por el vér-
tice, y recorre una directriz fija: el plano es el caso particular
de una superficie cónica cuya directriz sea una recta. Todas las
superficies cilindricas se conciben engendradas por una genera-
triz rectilínea, que permaneciendo constantemente paralela á
una dirección determinada, se apoye en una directriz fija: el
plano también es el caso particular de una superficie cilindrica
cuya directriz sea una recta; y en general, las superficies cilin-
dricas son el caso particular de las superficies cónicas en que el
vértice se halla infinitamente lejos de la directriz.
2 7 3 . Entre los diversos movimientos que puede tener la
generatriz de una superficie, hay uno que merece particular
atención: tal es su rotación alrededor de una recta fija, que se
llama eje. En este movimiento se supone cada punto de la ge-
neratriz invariablemente unido al eje, y gira alrededor de este
sin que varíe su distancia al mismo: la ley geométrica de este
movimiento es que, cada punto de la generatriz describe una
circunferencia cuyo plano es perpendicular al eje. cuyo centro
está en el eje, y cuyo radio es la distancia de dicho punto al eje;
puesto que dicha distancia, en todas las posiciones del punto
que se considere, es invariable de longitud y permanece siempre
perpendicular al eje. Las superficies engendradas de este modo
se llaman superficies de revohcion. Tales son las superficies de
los cuerpos torneados ó construidos al torno, y casi todas las de
los objetos de alfarería y de loza.
Es propiedad general de todas ellas, á la vez que su carácter
distintivo, el que todos los planos perpendiculares al eje dan
por intersecciones circunferencias de círculo, que se llaman pa-
ralelos; y que todos los planos que pasen por el eje, dan inter-
secciones iguales, que se llaman meridianos.
Las superficies de revolución se subdividen con arreglo á la
naturaleza de sus meridianos. Si el meridiano es una recta que
corte al eje, resulta una superficie cónica de revolución. Si el me-
ridiano es una recta paralela al eje, resulta una superficie cilin-
drica de revolución. Si el meridiano es una circunferencia de
círculo, cuyo centro esté en el eje, la superficie de revolución
que resulta se llama superficie esférica. Estas tres son las únicas
superficies curvas de que trata la geometría elemental.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 202 —
2 7 4 , Dos superficies se llaman secantes, siempre que se p©
r.etran ó atraviesan mutuamente, de modo que cada una que^j
dividida por la otra en dos partes situadas á distinto lado á
esta: la línea que separa estas partes se halla á la vez en amblj
superficies, es el lugar geométrico de sus puntos comunes, y q
llama su intersección. Cuando una de estas superficies es planÉ
la intersección se llama sección plana de la otra superficie. i
Dos superficies se llaman tangentes, siempre que tengan d
punto ó una línea común, sin ser secantes en ellos: el punto]
la línea comunes á dos superficies tangentes se llama puntoi
linea de tangencia 6 de contacto. 1!
Si dos superficies tangentes son cortadas por un plano, qij
pase por uno de sus puntos de tangencia, las intersecciones pnj
ducidas en ambas serán dos líneas que no pueden tener m j
punto coman que el citado, en las inmediaciones de este; pue
si tuvieran más puntos comunes, estos puntos perteneeeriaa|
también á las dos superficies; lo que es contrario al supuestos
en su virtud, dichas dos intersecciones son líneas tangentes;!
Así pues, si un plano P y una superficie curva «5? (fíg. 211)|
soa
Fig-, 211. tangentes en un punto M; trazando'
por este punto un plano secante, cortará¡j
á la superficie S en una curva AMB y al
plano tangente P en una recta A'MB'; es*
tas dos intersecciones serán tangentes ea
el punto M, pues sólo tendrán este punto-I
común. Del mismo modo, si por dicho!
punto M pasa otro plano secante, que corte á la superficie SH
en una línea CMD, y al plano P en la recta G'D', también se-|
rán tangentes en el punto Mestas dos intersecciones; y en ge-
neral todos los pknos secantes que pasen por el punto M, cor-
tarán á la superficie Sjé. su plano tangente P en una curva j'j
una recta, que serán tangentes en el punto M. Por consiguiente,!
el plano tangente P á la superficie curva S en el punto M, es eW
lugar geométrico de todas las rectas tangentes en el punto M á«
las diferentes líneas curvas que resulten de cortar la superfi-i
cié S por planos secantes que pasen por el mismo punto M.
Pero dos rectas que se corten bastan para determinar la po-ij
sicion de un plano ; por consiguiente,
Para determinar el plano tangente á una superficie curva en it»$\
punto dado, se trazan dos planos secantes á esta superficie que pasen
por el punto dado, en cada uno de estos planos se traza una recta
tangente en el mismo punto dado á la curva de interjección, y por
estas dos rectas tangentes se hace pasar un plano, que es el pedido.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 203 -
Se llama normal á una superficie S en un punto M, la perpen-
dicular MN al plano P tangente á dicha superficie en dicho
punto. Esta normal es evidentemente perpendicular á todas las
rectas tangentes AB, CD, etc., á las diversas curvas que en la
superficie S pasen por M.
El plino tangente á una superficie curva, puede dejar á esta
toda entera situada á uno de sus lados, y entonces sólo tienen
de común ambas superficies el punto ó la linca de tangencia;
pero también pueden ser tangentes en un punto y secantes en
una línea, lo que sucederá cuando el plano tangente no deje á
uno de sus lados la superficie curva toda entera.
275. La intersección de dos superficies curvas puede ser en
algunos casos particulares una línea recta, y en otros una curva
plana; pero en general, dicha intersección es una línea curva,
que no tiene todos sus puntos en un mismo plano: esta clase de
líneas se distingue con la denominación de curtas de doble cur-
vatura, sin duda porque participan de la curvatura de las dos
superficies á que pertenecen como intersección mutua. Tal es,
por ejemplo, la curva llamada hélice, que forma el borde ó arista
de la rosca en los tornillos y tuercas.
Una línea cualquiera situada de cualquier modo en el espacio
se puede considerar siempre como la intersección de dos super-
ficies convenientes, y bajo este aspecto general, se analizan y
determinan sus diversas propiedades.

§. ? S » 0 — S u p e r f i c i e s c ó n i c a s d e r e v o l u c i ó n .

276. Toda superficie cónica de revolución (273) está engen-


drada por una recta SA (fig. 212) que gira alrededor de un eje
fijo SO, al que corta en un punto S; y de esta definición se de-
ducen todas las propiedades de esta clase de superficies.
Las generatrices forman con el eje un ángulo constante
ASO~JBSO=CSO en cada superficie cónica de revolución; y esto
ángulo suele llamarse el ángulo cónico de la superficie.
Si desde un punto cualquiera A de la generatriz AS se traza
la perpendicular AO al eje, en la rotación no perderá esta per-
pendicularidad y engendrará (212. Cor, 1.°) un plano perpen-
dicular al eje en el punto O; y en general, cada punto A' de
la generatriz describirá una circunferencia de radio A' O', cuyo
centro está en O', y cuyo plano es perpendicular al eje SO'.
277. Teorema.—En las superficies cónicas de revolución, toda
sección plana perpendicular al eje, es una circunferencia de circu^
lo, cuyo centro está en el eje.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 204 —
En efecto. Si la curva ABC (fig. 212) es una sección plaiui
perpendicular al eje en el punto O; toman,
do varios puntos cualesquiera de ella A, £t Q
y trazando las rectas A O, BO, CO, estas se-
rán perpendiculares al eje, por estar situa-
das en un plano perpendicular, al mismo;
trazando las generatrices SA, SB, SC, loS
triángulos SO A, SOB, SOC, rectángulos
eu O, serán iguales, por tener el cateto SO
común, y los ángulos en S iguales por la
definición de la superficie; luego las reca-
tas AO, BO, CO son iguales. Por coosM
guíente, la intersección es una curva plaxu^
que tiene todos sus puntos á igual distancia del punto O.
Corolario.—En las superficies cónicas de revolución, las secci$r
nes planas perpendiculares al eje son circunferencias proporcional^
á las distancias de sus planos al vértice. Pues sus radios AO y A'Q^
son (39. Cor. 2.°) directamente proporcionales á las distan-
cias SO y S'ü'.
Escolio.—Toda superficie cónica de revolución se puede con-
cebir engendrada de dos modos distintos : 1.° por una recta ge-
neratriz SA que recorre una circunferencia directriz ABC, y pasa
constantemente por un mismo punto S, situado en la perpen-
dicular O S al plano de dicha directriz, en el centro de la misma;
2.° por una circunferencia genera-triz ABC que se mueva para-
lelamente á sí misma, de modo que su centro O recorra una
recta 00' perpendicular al plano do la circunferencia genera-
triz , y cuyo radio sea siempre proporcional á la distancia del
centro á un punto fijo S de la directriz.
278. Teorema.—Dos superficies cónicas de revolución cuyos
ángtúos cónicos sean iguales, son superponíales.
En efecto. Sus circunferencias directrices, equidistantes de
los vértices, serán iguales en ambas, por el corolario anterior;
luego colocando dichas superficies de modo que sus ejes coin-
cidan, y sus vértices se confundan en un mismo punto, dichas
circunferencias directrices coincidirán también; y por tanto, las
generatrices, que han de pasar por los vértices y apoyarse en
dichas circunferencias, también coincidirán.
Corolarios.—1.° Una superficie cónica de revolución está de-
terminada por su eje y el ángulo cónico. Pues el eje determina la
posición délos planos de las circunferencias directrices, que
han de ser perpendiculares al mismo, y la de los centros de es-
tas circunferencias, que han de estar situados en el mismo: y el

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- ¿05 -
- g u i o cónico determina la razón que debe haber entre los ra-
dios de las citadas circunferencias y sus distancias al vértice; y
O or tanto, la posición del vértice y la longitud de dichos radios.
2.° El lugar geométrico de las rectas que, pasando por un punto
fijo S de una recta S O , forman con esta un ángulo constante, es la
superficie cónica de revolución, cuyo vértice es dicho punto, cuyo
eje es dicha recta y cuyo ángulo cónico es dicho ángulo constante.
Pues toda recta que pase por el vértice S, si es interior á la su-
perficie cónica, forma con el eje un ángulo menor que el citado,
y mayor si es exterior.
Escolio.—Si dos superficies cónicas de esta especie coinciden,
pueden girar independientemente alrededor de su eje común, en
el mismo ó en contrario sentido, sin dejar de coincidir; pero la
coincidencia dejará de subsistir en cuanto una de ellas resbale
á lo largo de dicho eje. Las llaves ó grifos de salida de fluidos
son ejemplos de dos superficies cónicas de igual ángulo cónico
y un eje común: resbalan una en otra j coinciden, mientras gire
la llave alrededor de su eje; pero se separan y dejan de coinci-
dir, si la llave resbala á lo largo del eje.
27». Teorema.—Todo plano secante á una superficie cónica de
revolución, que pase por el vértice, la corta en dos generatrices.
En efecto. Dicho plano cortará á una sección plana ABa
(fig. 213) perpendicular al eje, en dos pun-
tos A y B: pues si no cortase á ninguna de
dichas secciones, no cortarla á la superfi-
cie ; y si cortase á una de las secciones en
tres puntos, coincidiría con el plano de es-
t a , y no pasaría por el vértice. Si por di-
chos dos puntos A y B se trazan las rectas
\Sy BS, que pasen por el vértice, estas
rectas se hallarán situadas á la vez, en la
superficie cónica, según su definición, y
en el plano secante, por tener dos puntos
en el mismo: luego el plano secante corta
á la superficie cónica en dichas dos generatrices.
Escolio.—Para que el plano anterior corte á la superficie có-
nica, es necesario que corte á una sección de la misma perpen-
dicular al eje; y esto exige que forme con dicho eje un ángulo
menor que el ángulo cónico ASO. Si aquel ángulo es nulo, el
plano secante pasará por el eje, y cortará á la superficie en dos
generatrices opuestas, que constituirán el meridiano de la su-
perficie cónica de revolución, y formarán entro sí un ángulo
duplo del ángulo cónico: á medida que aquel ángulo va ere-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 206 —
ciendo, dichas dos generatrices se van aproximando, y cuando
sea igual al ángulo cónico, las dos intersecciones se confunden
en una sola. Si el ángulo del plano con el eje es mayor que e i
ángulo cónico , no tendrán más punto común que el vértice, el
plano y la superficie cónica.
2 8 0 . Problema.—Trazar un plano tangente á una superficie
cónica, por un punto dado en ella.
Examinando el caso anterior en que la superficie cónica y el
plano que pasa por su vértice tienen una sola generatriz co-
mún SA (fig. 213), se reconoce que dicho plano es el límite de
las posiciones que puede tomar el plano secante A SB, girando
alrededor de una de las intersecciones SA, de modo que la
otra 3B vaya á confundirse con la primera. Considerando ahora
una curva cualquiera A'B' trazada en la superficie cónica y que
corte á las dos generatrices SA y SB en los puntos A' y B'; la
recta A'B' secante á dicha curva estará situada en el plano se-
cante, y se convertirá on tangente á la misma curva, cuando la
generatriz móvil SB llegue á confundirse con SA; es decir,
cuando el plano secante móvil llegue á su posición límite; luego
este plano límite contiene á la tangente A' T. Del mismo modo
se verá que dicho plano límite contiene las tangentes á todas
las curvas trazadas en la superficie cónica en los puntos que es-
tas curvas cortan á la generatriz SA. Por consiguiente, este
plano límite es el plano tangente á la superficie cónica en todos
los puntos de la generatriz SA; y en su virtud, resulta que
Para resolver el problema propuesto, se traza por el punto
dado A la generatriz SA, la sección AB perpendicular al eje, y
la tangente AT á esta sección; por esta tangente y aquella ge-
neratriz se hace pasar un plano, y este es el pedido.
Corolario.—Por un punto de la superficie cónica de revolución
se puede trazar siempre un plano tangente á la misma y nada más
que uno. Pues la construcción anterior es siempre posible en sus
diversos trámites y conduce á una solución tínica.
2 8 1 . Problema.—Trazar un plano tangente á una superficie
cónica de revolución, por un punto exterior.
Se traza por el punto exterior E un plano EA O (fig. 213) per-
pendicular al eje, y se tendrá la circunferencia O: en este piano
se trazan á esta circunferencia las dos tangentes ET y Et por el
punto dado E; por los puntos A y a do estas dos tangencias se
trazan las dos generatrices SA y Sa de la superficie cónica; y
por cada una de estas dos generatrices y el punto dado i? se hac?
pasar un plano, que será el pedido. Pues cada uno de ellos pasa
por el punto dado Ej es tangente á la superficie cónica.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 207 —
Corolario.—Por un punto exterior á la superficie cónica de re-
volución se pueden trazar siempre dos planos tangentes á la misma.
Pues la construcción anterior es siempre posible, y conduce ne-
cesariamente á dos soluciones.
Escolio.—Los planos tangentes á una superficie cónica por
un punto exterior, se. cortan en la recta que une dicho punto con
el ve'rtice; pues han de pasar por el vértice y por dicho punto.
2 8 2 . El plano tangente á una superficie cónica de revolución
deja á cada uno de sus lado3 una de las hojas de esta superficie;
y se concibe al otro lado del mismo plano otra superficie tan-
gente de la misma clase, de tal modo dispuesta que los dos vér-
tices coincidan, y las dos generatrices de tangencia se confundan
en una sola. Si en esta posición se suprime el plano tangente
común, sólo quedarán las dos superficies cónicas tangentes, que
tendrán por generatriz común de tangencia la misma que cada
una tenia con el plano suprimido, y á la cual cortarán sus ejes
en un mismo punto.
Si estas dos superficies giran alrededor de sus ejes respecti-
vos, no dejarán de ser tangentes, conservando siempre fija la
posición del plano tangente común. Esta propiedad se aplica
ventajosamente en maquinaria á la trasmisión de movimiento.
Dos superficies cónicas del mismo vértice pueden ser tangen-
tes exterior ó interiormente; y se vé con facilidad que, el ángulo
de los ejes en el primer caso es igual á la suma de los ángulos
cónicos, y á la diferencia en el segundo.
2 8 3 . Las superficies cónicas son todas desarrollabas (272),
y el procedimiento general para obtener su desarrollo se funda
en las siguientes consideraciones. Si a, b, c, d, etc. Iñg. 214),
representan porciones sucesivas de
una superficie cónica, cuyo vértice
es S, comprendidas entre genera-
trices bastante próximas para que
cada una pueda mirarse como pla-
na: se concibe que girando el plano
a alrededor de la generatriz que le
separa del plano b, se adapte á la
prolongación de este y formen am-
bos un solo plano a + ¿; que girando este también alrededor de
la generatriz que le separa del plano c, se adapte á la prolonga-
ción de este plano; y continuando así, quedará la superficie
cónica desarrollada en un plano por una serie de giros alrede-
dor de ejes concurrentes en un punto, que conservan después
este mismo punto común; y por tanto, los puntos de la super-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 208 —
ficie cónica que disten igualmente del ve'rtice, quedarán en el
desarrollo á igual distancia del mismo, y formarán un arco de
círculo que tendrá su centro en el vértice, y cuyo radio será la
distancia indicada.
Pero en una superficie cónica de revolución toda sección pla-
na perpendicular al eje tiene sus puntos á igual distancia del
vértice, puesto que el eje es perpendicular al plano de esta sec-
ción circular en su centro; luego el desarrollo de esta sección
será un arco de círculo que tenga el vértice por centro, y la
generatriz por radio.
Así, pues, para tener el desarrollo de la superficie cónica de
revolución comprendida entre el vértice y la sección AB C per-
pendicular al eje, se construirá un sector circular cuyo radio
sea la longitud SC de la generatriz, y cuyo arco CD tenga igual
longitud que la circunferencia AB O rectificada.
Escolio.—Es fácil calcular la razón del arco CD á su circun-,
ferencia entera; pues siendo este arco igual en longitud á la cir-
cunferencia ABC, cuyo radio es OC, se tendrá CD—IT: OC; pero
la circunferencia entera de dicho arco tiene por valor 2irSC;
luego la razón del arco CD á su circunferencia entera es la de
OC ú, SC. Esta relación manifiesta que el arco CD es siempre
menor que una circunferencia, porque OCes siempre menor que¡
SC;y que se aproximará tanto más á dicho límite, cuanto más
se aproxime OC á SC, es decir, cuanto mayor sea el ángulo có-
nico ASO, cuyo límite superiores un ángulo recto. Cuando este
ángulo valga 30°, el ángulo A SC valdrá 60, el triángulo isósce-
les ASC será equilátero, y O A será la mitad de SC; por lo cual
el arco CD será una semicircunferencia.

§. í$.°—Superficies c i l i n d r i c a s de r e v o l u c i ó n .

2 8 4 . Toda superficie cilindrica de revolución está engen-,


drada por una recta A A' (fíg. 215) que gira alrededor de un eje
fijo 00' paralelo á dicha recta; y de esta definición se deducen
todas laá propiedades de esta clase de superficies.
Si desde un punto cualquiera A de la generatriz A A' se traza
la perpendicular A O al eje, en la rotación no dejará de serlo, y
engendrará un plano perpendicular al eje en el punto O; por
consiguiente, cada punto A' de la generatriz describirá una cir-
cunferencia, de radio O' A', cuyo centro está en O', y cuyo plano
es perpendicular al eje 0 0'.
Se llama sección recta de una superficie cilindrica toda sección
plana perpendicular al eje.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


285. Teorema,.—En las superficies cilindricas de revoi¿cic>i
toda sección, recia es una circunferencia de circulo, cuyo centro está
en el eje.
En efecto. Sea la curva ABC (fig. 215) la sección producida
i-a la superficie cilindrica por un plano perpen- Fig-. 215.
dicular al eje en el punto O; tomando varios pun-
tos cualesquiera A, B, C en es^a curva, y unie'n-
dolos con O, las rectas AO, BO, VO, serán per- A'f
pendiculares al eje, por hallarse en un plano

perpendicular al mismo; á la vez son perpen-
diculares á las generatrices respectivas AA', BB', ¿£.::Jup:..::
CC, y miden las distancias de estas generatrices ~
al eje: pero estas distancias son iguales según la
definición de la superficie; luego las rectas AO, BO, CO son
iguales. Por consiguiente, la intersección es una curva plana
que tiene todos sus puntos á igual distancia del punto O.
Corolario.—En las superficies cilindricas de revolución toa <
las secciones rectas son circunferencias iguales. Pues todas tienen
por radio la distancia constante de las generatrices al eje.
Escolio.—Toda superficie cilindrica de revolución se puede
concebir engendrada de dos modos distintos : 1.° por una recta
generatriz A A' que se mueve paralelamente á sí misma apoyada
en una circunferencia directriz ABC, cuyo plano es perpendicu-
lar á la dirección constante de la generatriz ; 2.° por una circun-
ferencia generatriz ABC, de radio constante., que se mueve
paralelamente á sí misma, de modo que su centro O recorra,
una recta OOr, como directriz, perpendicular al plano de la cir
cunferencia generatriz.
El radio común de todas las secciones rectas de una superficie
cilindrica de revolución se llama radio de la superficie cilindrica.
286. Teorema.—Dos superficies cilindricas de revolución de
H-lcl} radio son svperponibles.
.af,án efecto. Sus circunferencias directrices serán iguales, por
íener igual radio; colocándolas de modo que sus ejes coincidan,
dichas circunferencias coincidirán también; y por tanto, las ge-
neratrices, que son perpendiculares al plano de estas circunfe-
rencias, coincidirán: luego ambas superficies coinciden.
Corolarios.—1.° Una superficie cilindrica de revolución está
determinada por su eje y su radio. Pues el eje determina: la direc-
ción de las generatrices , paralelas al mismo; la posición de los
planos de las circunferencias directrices, perpendiculares al mis-
mo; y la de los centros de estas circunferencias, situados en el
uiismo: el radio determina la magnitud de estas directrices.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— álO —
2.° El lugar geométrico de los puntos del espacio situados á unt
distancia constante de una recta Jija, es la superficie cilindrica di
revolución, cuyo eje es dicha recta, y cuyo radio es dicha distancia
Pues todos los puntos de esta superficie están á dicha distaací
del eje; los interiores distan menos, y los exteriores más.
Escolio.—Se debe observar que si dos superficies cilindrica
de esta especie coinciden, se pueden mover independientemení
sin dejar de coincidir, de dos modos distintos: ó girando alredf
dor de su eje común, en el mismo ó en contrario sentido, ó r «
balando á lo largo de sus generatrices comunes.
Esta propiedad tiene numerosas é importantes aplicación^
las tapas cilindricas de las cajas redondas, los pistones de algí
nos instrumentos músicos de viento, los tubos de los anteojo
terrestres y gemelos de teatro, los émbolos de las bombas, sq
ejemplos de estas aplicaciones.
287. Teorema.—Todo plano secante á una superficie cilin-
drica de revolución, paralelo al eje, la corta en dos generatrices
En efecto. Dicho plano cortará á una sección recta ABC
(fig. 216) en dos puntos A y 2?; pues
si no cortase á ninguna sección rec
t a , no cortaría á la superficie; y s
cortase á una sección recta en trei
puntos, coincidiría con el plano d<
esta y no seria paralelo al eje, sin(
perpendicular. Si por dichos dos
puntos A j B se trazan las parala
las al eje A A' y BBf, estas rectas s(
hallarán situadas á la vez en la superficie cilindrica, según sv
definición, y en el plano secante (222. Cor. 3.°), que es paralele
al eje: luego el plano secante corta á la superficie cilindrica er
dichas dos generatrices.
Escolio.—Para que el plano anterior corte á la superficien^i-
líndrica, es necesario que corte á una sección recta; y esto esje,*
que diste del eje una cantidad menor que el radio. Si esta canti-
dad es nula, el plano secante pasará por el eje, y su intersección
con la superficie serán dos generatrices opuestas como BB'y CC-
que constituyen el meridiano de la superficie cilindrica de revo-
lución: á medida que el plano secante se va separando del eje,
dichas dos generatrices se van aproximando, y cuando aquella
distancia sea igual al radio, las dos generatrices se confunden
en una sola. Si la distancia del plano al eje es mayor que el ra-
dio, no tendrán punto alguno común el plano y la superficie ci-
lindrica, siendo cada una de estas superficies exterior á la otra.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 2H --
288. Problema.—Trazar un plano tangente á una superficie
ilíndrica por un punto dado en ella.
Examinando el caso anterior en que el plano y la superficie
cilindrica tienen una sola generatriz común A A' (fig. 216), se
reconoce que dicho plano es el límite de las posiciones que pue-
de tomar el plano secante AA'BB\ girando alrededor de una d3
Jas intersecciones AA', de modo que la otra BB' vaya á confun-
dirse cen la primera. Considerando ahora una curva cualquie-
ra A'B' trazada en la superficie cilindrica y que corte á las dos
generatrices AA' y BB' en los puntos A' y B''; la recta A'B' se-
cante á dicha curva estará situada en el plano secante, y se
convertirá en tangente á la curva A' B', cuando la generatriz
móvil BB' llegue á confundirse con AA'; es decir, cuando el
plano secante móvil llegue á su posición límite; luego este plano
límite contiene á la tangente A' T. Del mismo modo se verá que
dicho plano límite contiene las tangentes á todas las curvas
trazadas en la superficie cilindrica en los puntos que estas cur-
vas cortan á la generatriz AC. Por consiguiente, este plano
límite es el plano tangente á la superficie cilindrica en todos
¡os puntos de la generatriz AA'\ y en su virtud, resulta que
Para resolver el problema propuesto se traza por el punto
dado A la generatriz A A', la sección recta AB y la. tangente á
esta sección A T; y por esta tangente y aquella generatriz se
hace pasar un plano, que es el pedido.
Corolario.—Por %n punto de la superficie cilindrica de revolu-
ción se puede trazar siempre un plano tangente á la misma y nada
más que uno. Pues la construcción anterior es siempre posible
«n sus diversos trámites, y conduce á una solución única.
2 8 9 . Problema.—Trazar un plano tangente á una superficie
'••ilíndrica de revolución por un punto exterior.
Se traza por dicho punto i ? u n plano EAB (fig. 216) perpen-
dicular á las generatrices; en este plano se trazan á la sección
recta AB las dos tangentes ET j Et; por los puntos de estas
dos tangencias A y a se trazan las dos generatrices A Ar y aa';
y por cada una de estas generatrices y el punto dado E se hace
pasar un plano, que será el pedido. Pues cada uno de ellos pasa
por el punto dado E y es tangente á la superficie, por contener
la generatriz y la tangente respectiva á la sección recta.
Corolario.—Por un punto exterior á la superficie cilindrica de
revolución se pueden trazar siempre dos planos tangentes á la misma.
Pues la construcción anterior es siempre posible, y conduce ne-
cesariamente á dos soluciones originadas por las dos tangentes
•»' la Circunferencia A B C por el punto E.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


2iü2
Escolio —Los planos tangentes á una superficie cilíndric:,
por un punto exterior, se cortan en la paralela EEf á las gene-
ratrices de la superficie cilindrica, que pasa por dicho punto;
pues cada uno de los dos planos tangentes ha de contener una
generatriz, y la paralela á esta trazada por su punto común se
hallará en ambos planos.
290. El plano tangente á una superficie cilindrica de revo-
lución deja toda entera esta superficie á uno de sus lados ; y se
concibe otra superficie tangente de la misma clase al otro lado
del mismo plano, de tal modo dispuesta, que las dos generatri-
ces de tangencia coincidan. Si en esta posición se suprime el
plano tangente común, sólo quedarán las dos superficies cilin-
dricas tengentes, que tendrán por generatriz común de tangen-
cia la misma que cada una tenia con el plano, y á la cual serán
paralelos sus ejes. Cortadas ambas por un placo perpendicular
á ambos ejes, las secciones rectas que resulten serán dos circun-
ferencias tangentes, que tendrán una recta tangente común, si-
tuada en el plano tangente común á las dos superficies.
Si estas dos superficies giran alrededor de sus ejes respecti-
vos, no dejarán de ser tangentes, conservando siempre fija la
posicicn del plano tangente común. Esta propiedad tiene nu-
merosas aplicaciones en las artes, y principalmente en maqui-
naria á la trasmisión de movimientos.
Pueden ser tangentes dos superficies cilindricas exterior 6
interiormente, como las circunferencias que las sirven de sec-
ciones rectas; y por medio de estas, se vé claramente que la dis-
tancia de los ejes es igual á la suma de los radios en el primer
caso, y á la diferencia en el segundo.
291. I-as superficies cilindricas son todas desarrollables
(272), y el procedimiento general para obtener su desarrollo se
funda en las siguientes consideraciones. Si a, b, c, d, etc.,
(figura 217) representan partes sucesivas de una superficie ci-
lindrica, comprendidas entre generatrices bastante próximas,
217. para que cada una de ellas pueda
mirarse como plana; se concibe que
girando el plano a alrededor de la
generatriz que le sopara del pla-
no b, se adapte á la prolongación
de esie, y formen ambos un solo
plano a-\-b; este ahora puede girar
Jü también alrededor de la generatriz
a#í «¿ que le separa del plano c, hasta
que adaptándose á la prolongación de este, formen un solo pla-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 213 —
nu a-hb+c; y continuando así resultará que toda la superficie
cilindrica quedará desarrollada. Esta trasformacion consiste en
una serie de giros alrededor de ejes paralelos que conservan des-
pués su paralelismo; y por tanto, las secciones rectas, que son
perpendiculares á la dirección común de dichos ejes, deben con-
servar esta perpendicularidad; para lo cual tienen que desarro-
llaras en rectas perpendiculares á dichos ejes, que son las aristas.
Así, pues, para tener el desarrollo de la superficie cilindrica
comprendida entre las dos secciones rectas AB y A' B' (fig. 217),
se construirá un rectángulo BB'C'C cuya altura BB' sea la dis-
tancia entre las dos secciones rectas, y su base BGsea la circun-
ferencia AB rectificada, longitud de una de las secciones rectas.

§. 4 1 . ° — S u p e r f i c i e esférica.

2 9 2 . Toda superficie esférica está engendrada (273) por una


semicircunferencia PAP' (fig. 218), que gira alrededor de su
diámetro PP'.
Esfera es el cuerpo limitado por la superficie esférica.
Se llama comunmente esfera á la super- • -pig. 218.
ficie esférica, para mayor brevedad, como v
se llama muchas veces círculo á la circun- g ¿É^^j'5lrX «;
ferencia de círculo por la misma razón. La /"" ~\K^í' \
definición precedente es el fundamento de , /.---'' _ ¡/ |~~"~N| < ,
todas las propiedades de esta clase de su- N<^"~'ffiN ^ - ^ 1
perficies. Y2*7 P \ j * /
En este movimiento de rotación, el cen- X ^ ^ \L~S
tro O de la semicircunferencia generatriz Y'
permanece fijo, por estar en el eje PP'; y cada punto de dicha
generatriz, en cualquiera de sus posiciones, está siempre á igual
distancia de dicho centro ; lo cual autoriza esta- otra definición,
análoga á la de circunferencia de círculo.
¡Superficie esférica es la superficie que tiene todos sus puntos á
ipual distancia de otro punto fijo; por lo cual, la superficie esférica
es el lugar geométrico de los puntos equidistantes de otro fijo.
El centro de la semicircunferencia generatriz es el centro de
la superficie esférica. Radio es toda recta limitada por el centro
y la superficie esférica. Diámetro es toda recta que pasa por el
centro y está limitada por la superficie esférica.
De las definiciones anteriores se infieren los siguientes
Corolarios.—I.° Cada superficie esférica tiene infinitos radios
fodos iguales. Pues cada uno mide la distancia del centro á la
superficie esférica.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— ¿14 -
2.* Cada superficie esférica tiene infinitos diámetros lodos igua-
les. Pues cada uno es duplo de un radio. .j
3.° Las superficies esféricas de igual radio son iguales. Pues ¿
bastará que sus centros coincidan, para que la igualdad d3 »ug
radios haga que se confundan en una sola. l\
4.° Un punto del espacio será interior ó exterior á una superfioi4
esférica, según que su distancia al centro sea menor 6 mayor q*¿e él
radio. Pues todo punto interior está situado á una distancia defei
centro menor que el radio, y á otra mayor el exterior. A
5.° Una superficie esférica está determinada de posición y dé
magnitud, siempre que lo estén la posición del centro en el espacial
y la longitud de su radio. Pues todas las que tengan el misaur
centro é igual radio coinciden en una sola.
Escolio.—Dos superficies esféricas que tengan igual radio
el mismo centro, pueden girar independientemente alrededor dé-
su centro común, sin dejar de coincidir.
2 9 3 . Teorema.—Toda sección plana de la superficie esférica
es una circunferencia de círculo.
En efecto. La sección es una curva plana, por estar en el
plano secante; y sus puntos, por estar en la superficie esfe'rica,
equidistan del centro de esta superficie; pero (211. Esc.) el lugar
geométrico de los puntos de un plano equidistantes de un punto
fijo, es una circuníerencia de círculo; luego toda sección plana
de la superficie esférica es una circunferencia de círculo.
Escolio.—Si el plano secante ABC (fig. 218) pasa por el cen-
tro O de la esfera, este mismo punto es el centro de la sección
ABC, cuyo radio es el mismo O A de la esfera.
Si el plano secante no pasa por el punto O, el centro O' de la
sección A'B' C es la proyección del centro O de ]a esfera sobre el \
plano secante. El radio B'0'~r de la sección es cateto del trian- !
guio rectángulo OB' O', cuya hipotenusa OB' es el radio R de
la esfera, y el otro cateto es la distancia d del centro ds la esfera
al plano secante; y por tanto, se tiene r 2 = ü52—d2.
Este análisis presenta dos clases de secciones planas de Ja.-
estera: una, las que tienen su centro en el mismo de la esfera y '
su radio igual al de esta, son las mayores en cada esfera, y por <
eso se llaman círculos máximos; y ctra, las que no tienen su cen- '
tro en el de la esfera, sus radios son menores que el de la es-
fera, van decreciendo á medida que sus planos se apartan del •
centro de la esfera, y por eso se llaman círculos menores.
Corolarios.—1.° Los círculos menores equidistantes del centro
de la esfera son iguales. Pues siendo R y d iguales para todos
ellos, también lo será r.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 2iS -
-¿.° Dedo* circuios menores desiguales, el mayor dista menos
del centro de la esfera; y recíprocamente. Pues en la fórmula ante-
rior á mayor valor de r corresponde menor valor de d, y al con-
trario, mientras R sea constante.
3.° Dos puntos de la superficie esférica determinan una circun-
ferencia máxima. Pues por ellos y el centro lia de pasar el plano
que la contenga.
i.° Para determinar una circunferencia menor son necesarios
tres punios. Pues son los que necesita el plano que la contenga
para estar determinado.
5.° Dos circunferencias máximas de una misma superficie esfé-
rica se dividen mutuamente en dos partes iguales. Pues pasando
por el centro de la esfera los planos de ambas, su intersección
común será un diámetro.
6.° Una recta no puede cortar á una superficie esférica en más
de dos puntos. Pues dicha recta no puede tener más de dos pun-
tos comunes con la circunferencia máxima situada en el plano
que pasa por la recta y el centro de la esfera.
7.° Cualquier diámetro de una esfera puede ser sti eje de revo-
lución. Pues todas las circunferencias máximas de una mismo
esfera tienen el mismo centro é igual radio, y girando alrededor
de cualquiera de sus diámetros engendran la misma esfera.
8.° Toda circunferencia máxima divide á la superficie esférica
en dos partes iguales. Pues separadas las das partes, invertida
una de ellas, y colocada sobre la otra de modo que sus circunfe-
rencias enteras coincidan, las dos superficies coincidirán, para
que sus puntos no disten desigualmente del centro. Cada una de
estas dos partes iguales se llama hemisferio.
2 9 4 . Se llaman polos de una circunferencia A' C en la super-
ficie esférica, los extremos del diámetro PP' perpendicular ai
plano de dicha circunferencia. De esta definición resultan las
siguientes propiedades :
1. a El centro O' de una circunferencia menor cualquiera
A'B'C\ sus polos P y P', y el centro O de la esfera, estañen
la misma perpendicular al plano de dicha circunferencia. 2. a Dos
circunferencias paralelas ABO y \'B'C tienen los mismos po-
los. 3. a Toda circunferencia que pase por los polos de otra, tiene
su plano perpendicular al de esta otra.
295. Teorema.—Todos los punios de una circunferencia en
nna superficie esfé-ica equidistan de cada uno de sus polos.
En efecto. Las distancias PA', PB', PC (fig. 218) serán
oblicuas al plano A'B'C", cuyos pie's equidistan del de la per-
pendieukr PO'\ por consiguiente, serán igualos.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 216 —
Corolarios.—1.° Los arcos PA', P B ' , P C comprendidoseutr{
una circunferencia cualquiera y súpolo son iguales. Pues sus cuep.-
das PA', PB', PC son iguales.
2.° Toda circunferencia máxima equidista de sus dos polos. Pm
(211. Esc.) es uno de los lugares geométricos de los puntoi
equidistantes de ambos polos. í
Escolio.—Cuando se habla en singular del polo de una CÍR
cunferencia menor, se entiende el más inmediato, mientras n¿
se advierta lo contrario. *' i,
La distancia rectilínea PA' desde un punto cualquiera A' dp
una circunferencia á su polo, se llama distancia polar de estfl
circunferencia; y la, longitud del arco de circunferencia máxi;
nía PAf comprendido entre dicha circunferencia y su polo, sé
llama radio esférico de la misma circunferencia: en general, ]Á
longitud del arco de circunferencia máxima que une dos puntosa
se llama distancia esférica. '.i
El radio esférico de una circunferencia máxima es igual á u n |
cuadrante de la misma, y su distancia polar es el lado del cuaJ
drado inscrito en la misma. >,
Se pueden trazar circunferencias sobre una superficie esférica|
con un compás de brazos curvos, wara evitar el inconveniente dejj
la convexidad de esta superficie, tomando con él la distancia»
polar, poniendo la punta fija en el polo, y girando la otra aire-I
dedor de esta. Para describir una circunferencia máxima, se^
toma por distancia polar la cuerda del cuadrante. ^
Se llama ángulo de dos curvas que tienen un punto común, elj
ángulo de sus tangentes rectilíneas en dicho punto. Cuándo laS'j
dos curvas son arcos de circunferencia máxima de una misma ;
esfera, el ángulo curvilíneo se llama ángulo esférico. Así, pues^í
el ángulo de dos arcos de circunferencia máxima que se corte»]
en la superficie esférica, es el mismo que forman sus tangentes 1
respectivas en su punto común ; y como estas tangentes están;
en los planos de sus arcos respectivos, y son perpendiculares al;
radio que termina eniel punto de tangencia, forman el ánguloj
plano correspondiente al ángulo diedro, cuyas caras son di-.-
chos dos planos. *
2 9 6 . Teorema.—El ángulo B P C de dos arcos de circunferen-
cia máxima P B y PC tiene por medida el arco BC é círculo má-
ximo descrito desde su vértice P como polo, y comprendido entre sus
liaos; y también el arco menor de circunferencia máxima p p ' com-
prendido entre los polos de sus dos lados [fi.%. 218).
En efecto. 1.° Los arcos PO y PB son cuadrantes, los ángu-
los POC y PQB son ractos, y el ángulo GOB es el ángulo plano
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 217 —
correspondiente al diedro formado por los planos de las circun
fírencias PC y PB; pero este ángulo diedro tiene la misma me-
dida que el ángulo esférico CPB; luego el arco CB es la medida
del ángulo CPB.
2.° Tomando en la circunferencia CBA, desde los puntos C
y B, en el mismo sentido, los cuadrantes Cp y Bp'; el a r c o ^ y
es evidentemente igual al arco CB. Pero la recta Op es perpen-
dicular á OC, por ser Cp un cuadrante; y también es perpendicu-
lar á OP, por estar en el plano CBA; luego es perpendicular al
plano PCP', y por tanto, esíe arco tiene por polo el punto p. Del
mismo modo se demuestra que el arco PBP' tiene por polo el
punto p'\ luego pf es la medida del ángulo CPB.
Corolarios.—1.° El lugar geométrico de los polos de la¿ cir-
cunferencias máximas que forman un mismo ángulo con otra circun-
ferencia máxima dada, se compone ds dos circunferencias que tienen
los mismos polos que la dada.
2.° Para que dos circunferencias máximas sean perpendiculares,
es necesario y suficiente que cada una tenga su polo en la otra.
297. Teorema.—Todo plano P perpendicular á un radio O A
en su extremo> A , es tangente á la superficie esférica O (fig. 219); y
recíprocamente, todo plano P tangente á la superficie esférica, es
perpendicular al radio O A q:;e termina en el punto de contacto,
En efecto. 1.° Un punto cualquiera B del plano P distinto
de A, estará en una oblicua OB al plano P, y se pi ?# 2 i 9
tendrá OBy O A; luego el punto B será exterior á
la esfera; y como lo mismo se podrá decir de los , j/.-3T\
demás puntos del plano P, excepto el punto A, /<3íH3^V
resulta que el plano P y la superficie esférica no 7 • r ~ ' ü i f ^ Y
tienen más punto común que C, y por consiguien- \ /] / y
te, son tangentes. ' V \ / ¡ "J~s\
2.° Si P es un plano tangente á la superficie. ?\fe¡ A \
esférica en el punto A; todos los demás puntos B ^—— J — s
de este plano serán exteriores á la esfera, y se tendrá OBy O A;
luego O A, que es la mínima distancia del centro O al plano P,
será perpendicular á este plano.
Corolario.—Por un punto de la superficie esférica, se puede siem-
pre trazar un plano tangente á esta superficie, y nada más que uno.
Pues en este punto termina un radio único, y á este no se le pue-
de trazar más que un plano perpendicular único en su extremo.
298. Si se quisiera trazar un plano tangente á una esfera
por un punto exterior E (fig. 219), se observará que un plano
cualquiera, que pase por el centro y dicho punto exterior, corta-
r>i á la esfera en una circunferencia máxima A M'A', y trazando
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
por E la tangente EM á esta circunferencia, será una recta dd
plano buscado; pero á la vez que la semicircunferencia A MjA
girando alrededor de su eje EA, engendra la superficie esférica
Ja tangente EM engendra una superficie cónica de revolucidfl
que tiene común con la esfera, la circunferencia MM'M" q u J
describe el punto de tangencia M. Además, en todo punto M<
esta circunferencia, la superficie cónica y la esfera tienen el mi(
mo plano tangente; pues la generatriz EM, y la tangente M\
la circunferencia MM'M", que determinan el plano tangente
M á la superficie cónica (280) están situados ambos en el plaí
tangente á la esfera; por consiguiente, resulta que
Por un punió exterior ó, una superficie esférica se pueden trat
infinitos planos tangentes á la misma superficie.
Además, siendo las tangentes EM, EM', EM", las genei
trices de la superficie cónica citada, serán todas iguales; y poj;
tanto, las tangentes á la esfera, concurrentes en un punto exte-
rior, son i guale 3. Siempre que una superficie esférica y otra
cónica tengan, como las anteriores, sus meridianas tangentes^
se dice que la primera está inscrita en la segunda, ó que la se-*
gunda está circunscrita á la primera. i
Si el punto E se aleja indefinidamente en la.recta OE, ldj
superficie cónica tiende á convertirse en cilindrica, y el lug«¡j
geométrico de sus puntos de contacto con la esférica tienden |
ser la circunferencia máxima perpendicular á la dirección oA
de las generatrices.
2 9 9 . Teorema.—La intersección de dos superficies esféricas
es una circunferencia ds. círculo, cuyo plano es perpendicular á l»
linea de los centros, y cuyo centro está en esta linea,
En efecto. La intersección de las dos superficies esféricas O
y O' (fig. 220) es la circunferencia engen-
drada por la rotación, alrededor de la línea
de los centros 00', del punto común B á
las dos circunferencias que resultan de cor*
tar las dos superficies esféricas por un pla-
no cualquiera que pase por 00'.
Escolio.—Si dos superficies esféricas tienen un solo punto co-
mún, se llaman tangentes y el punto común punto de tangencia.
Este punto está situado en la línea de los centros, y en él tienen
ambas superficies el plano tangente común.
Las posiciones relativas de dos superficies esféricas son ciu-
co, como las de dos circunferencias en un plano; y las relacio-
nes ^ntre sus radios R y r y la distancia de ios centros D en cada
una de ellas son las siguientes :
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 219 -
Si son exteriores, sin punto alguno común, DyR-\-r.
Si son tan-gentes exteriorinente, D=R-\-r.
Si son secantes, R-\-ry Z>> R—r•.
Si son tangentes interiormente, D=R—r.
Si una es interior á la otra, D<^R—r.
Sus recíprocas son ciertas por la regla general (^4).
300. Teorema.—Cuatro puntos no situados en un mismo plano
determinan una superficie esférica. Es decir, por cuatro puntos
AH B, C, D (fig. 221) no situados en un mismo plano, puede siem-
pre pasar una superficie esférica, pero nunca dos ó más superfi-
cies esféricas distintas.
En efecto. 1.° Todo panto equidistante de .4 , B y C debe ha-
llarse en la perpendicular EF&l plano ABO, Fisr. 221.
trazada por el centro i?del círculo circuns- ^ »^^
crito al triángulo ABC; porque esta perpen- ^-jO__„_ _ / G > ? °
dicular es el lugar geométrico (211. Esc.) !i ~">^<fK /
de los puntos equidistantes de A, BjC: \~~~~^J^ /
debe bailarse también en la perpendicu- B
lar GH al plano ACD trazada por el centro G del círculo cir-
cunscrito al triángulo A CD , por la misma razón. Ahora el
plano perpendicular á la recta .1 C en su punto medio K es el
lugar geométrico de los puntos equidistantes de A y C , y debe
contener á EFy á GH, que equidistan de los mismos dos pun-
tos ; luego EF y GH están en un plano: además, esce plano corta
al plano ABC en la recta EK'y al plano ACD en la recta G£,
que se cortan; luego sus perpendiculares EFy GH situadas en
un mismo plano también se cortarán; y su intersección O equi-
distará de los cuatro puntos A, B, C y D.
2.° Como las dos rectas EF y Gil, que han de contener el
centro, no pueden tener más que un punto común, resulta que no
hay más que un punto O equidistante de A, B, C, D; y con un
solo radio y un solo centro no puede haber más que una sola
superficie esférica.
Corolario.—Dos superficies esféricas que tengan comunes cuatro
puntos no situados en un mismo plano, coinciden. Pues tendrán el
mismo centro y el mismo radio.
301. Problema.—Hallar el céfiro de ana esfera impenetra-
ble dada.
Desde un punto P de la superficie dada como polo con una
distancia polar arbitraria PA (fig. 222) se traza la circunferen-
cia AB C; se marcan en ella tres puntos A, B, C, y tomando con
el compás las tres distancias rectilíneas AB, BC,CA, se cons-
truye aparte en un p]?>no el triángulo abe, que tenga por lados
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 220
dichas tres distancias; se determina el centro d del círculo c«
F i g . 222. cunscrito á este triángulo, y suri
su
dio «¿será igual al radio A,
círculo ABC. Se traza ahora la'
pendicular pp' á da por el punto]
y con un radio igual á la distane
polar PA, que sirvió para traa
la circunferencia ABC, con cent
en a se traza un arco que corte¡
dicha perpendicular en p: así;|
el triángulo apd igual á APD. Por fin, trazando ap' perpel
dicular á ap, resulta pp'=PP', diámetro de la esfera dada. ¡
Escolio.—Comunmente se resuelve el problema anterior i
la práctica por medio de un inskumento especial llamado a
ferómetro. Este instrumento da el radio AD — r de la circííjj
ferencia AB C, y la distancia PD — h; con cuyos datos se efectiU
en un plano la construcción gráfica anterior, salva la sola difdjt
rencia de determinar el punto p, tomando dp = h, en vez de trtn
zar el arco desde el punto a; pero teniendo dichos datos, es pr#|
ferible á la construcción gráfica el cálculo siguiente:
Siendo R el radio incógnito de la esfera, el triángulo re
tángulo PAP1 da (127. Cor. 1.°) I i > 2 = PDxPP', ó biefl
r»=*(2A-A);quedaií=-|r=i.(A-hTJ.
3 0 2 . Problema.—Trazar en una superficie esférica la circuk
Jerencia máxima que pasa por dos puntos dados A | / B (fig. 223$
Wig. 22J. L a verdadera incógnita del problema es el p&i
lo P de la circunferencia podida, pues la distancijj
polar ha de ser la cuerda del cuadrante; por col
siguiente, se hallará dicho polo trazando desde
dos puntos dados como centros, y con una dists
cia polar igual á la diagonal del cuadrado cona
truidc sobre el radio de la esfera dada, dos arcos
cuya intersección será el polo buscado P.
3 0 3 . Problema.— Trazar en una superficie esférica por un
punto dado C un arco de circunferencia máxima perpendicular á
otra circunferencia máxima dada AB.
El polo P' del arco pedido debe hallarse (296. Cor. 2.°) en
la circunferencia dada AB, y á una distancia esfe'rica del punto
dado C igual á un cuadrante: se obtendrá, pues, trazando desde
el punto dado O como polo, con una distancia polar igual á la
cuerda del cuadrante, un arco que corte á la circunferencia
dada, y esta intersección P' será el polo buscado.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
§. 5 » . ° — T r i á n g u l o s e s f é r i c o s .

304. Se llama POLÍGONO ESFÉRICO la parte de superficie es^


Cérica comprendida entre muchos arcos de circunferencia máxima.
Estos arcos limitados, los ángulos que cada uno forma con
BUS dos inmediatos, y los vértices de estos ángulos, se llaman
respectivamente lados, ángulos y vértices del .polígono esférico.
Diagonal de un polígono esférico es el arco de circunferencia
máxima comprendido entre dos vértices que no estén en el mis-
mo lado. Contorno de un polígono esférico es la línea cerrada que
forman sus lados. Perímetro es el valor numérico del contorno.
Si el contorno es una línea convexa, el polígono se llama con-
vexo: estos polígonos tienen todos sus ángulos salientes, todos
sus arcos diagonales interiores, y si uno de sus lados se prolon-
ga deja todo el polígono en el mismo hemisferio.
Así ABCDE{ñg. 2,24) representa un polígono esférico, cu-
yos lados son los arcos de circunferencia máxi- Fí<?. 224.
ma de una misma esfera AB, BC, CD, DE, EA;
sus vértices A, B, C, D, E; sus ángulos ABC,
BCD, CDJ^DEA.
De las definiciones anteriores se deducen los
siguientes
Corolarios.—1.° Cada lado de un polígono es-
férico es menor que una semicircunferencia máxi-
ma. Pue3 si AB, por ejemplo, fuese mayor que
una semicircunferencia, tomando un punto M entre A y B, tal
que A M sea media circunferencia, el lfido contiguo A E prolon-
gado (293. Cor. 5.°) pasaría por el punto M, y el polígono no
quedaria todo entero en uno de los dos hemisferios en que esta
circunferencia máxima divide á la esfera.
2.° El contorno de un polígono esférico convexo no puede ser cor-
tado por una circunferencia máxima en más de dos puntos. Pues si
3e cortase en tres, dos de ellos se hallarían en distinto hemisfe-
rio de los dos en que dividiría á la esfera el lado prolongado que
contenga al segundo.
305. Si todos los vértices de un polígono esférico convexo
ABC DE (fig. 224) se unen con el cent.ro de la esfera por los ra-
dios O A, OB,OC, OD, OE, resultará formado un ángulo po-
liedro convexo, cuyo vértice estará en el centro O, cuyas caras
AOB, AOC tendrán la misma medida que los lados corres-
pondientes AB, BC... del polígono esférico, y cuyos ángulos
diedros O A, OB tendrán la misma medida (295. Esc.) que

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


_ 222 ~
los ángulos esférico» -i, B, C del mismo polígono. Por con
siguiente, todas Jas propiedades de los ángulos poliedros se po
drán traducir en propiedades análogas de los polígonos esféricos
reemplazando las palabras caras y ángulo diedro por lado y ángu\
esférico; é inversamente, todas las propiedades de los polígona
esféricos se podrán traducir en propiedades análogas de los ai
gulos poliedros, haciendo la traducción inversa. Así
La suma de todos los lados de un polígono esférico convexo es MÍ
ñor que una circunferencia máxima; pues (261) La suma de todú
las caras de un ángulo poliedro convexo es menor que cuatro recto^
Un lado cualquiera de un polígono esférico es menor que la surk
de todos los otros; pues (£59. Cor.) Una cara cualquiera de uñé»
guio poliedro es menor que la suma de todas las otras. >
'
Si las aristas del ángulo poliedro ABCDE se prolongan e:
sentido contrario, se forma el ángulo poliedro simétrico, al cut
corresponde en la misma esfera otro polígono esférico; y esto
dos polígonos que tienen sus vértices diametralrnente opuestos^;
y corresponden á dos ángulos poliedros simétricos, se llamaá
polígonos esféricos simétricos; y resulta (258. Cor. 2.°j que •;''-
Dos polígonos esféricos simétricos tienen sus lados respectiva-'^
mente iguales y tamlien sus ángulos; pero están dispuestos en órdeé'i
inverso y en general no pueden coincidir por superposición.
3 0 6 . El polígono esférico de menor número de lados es
triángulo esférico; su definición general es la parte de superfeik-
esferica limitada por tres arcos de circunferencia máxima, á lo cuaíi
se agrega menores que una semicircunferencia, para que todi
triángulo esférico sea convexo. Así ABC - (fig. 225) es un tria:
Fie. 225. Su^° esférico cuyos lados AB, AC, BC son menoreí
que media circunferencia. La parte BACB' C'\
de superficie esférica, que le falta para componerj
un hemisferio, seria también triángulo esférioOjj
admitiendo lados mayores que media circunferen^
cía; pero no seria convexo, tendría un ángulo M\
mayor que dos rectos, y algunos otros inconve^
nientes: en todo caso, sus elementos dependen di
los del otro triángulo convexo ABC, que tiene 1
mismos vértices, y determinado este lo está el otro.
Los triángulos esféricos se llaman isósceles, equiláteros y re&\
tángulos en los mismos casos que los rectilíneos. j
Uniendo los tres vértices de un triángulo esférico ABC coú
el centro de la esfera, resulta el triedro correspondiente; y pro-
longándolos en sentido contrario, determinan el triedra simé-
trico Á'B' C: de su comparación se deducen los siguientes

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


Corolarios.—1.' Dos triángulos esféricos simétricos son des
¡guales en general (258).
2° Pos triángulos esféricos isósceles son iguales (258. Cor.).
3.° En todo triángulo esférico uno cualquiera de sus lados es
menor que la suma de los otros dos y r/iayor que su diferencia (259,.
4.° Si un triángulo esférico tiene dos diedros iguales es isósceles:
y si tiene nn ángulo mayor que otro, el lado opv.ssio al primero es
mayor que el opuesto al segundo (260). Sus recíprocos son igual-
mente ciertos, por estar comprendidos en la regla (74).
5.° La suma de los tres lados de un triángulo esférico es menar
que una circunferencia máxima (261. Cor.).
6 ° La suma de los tres ángv.los de un triángulo esférico es mayor
que dos rectos y menor que seis (263).
7.° Dos triángulos esféricos serán iguales, siempre que tengín
respectivamente iguales y en el mismo orden: 1.° sus tres lados;
2.a dos lados y el ángulo comprendido; 3.° Sus tres ángulos; 4.° un
laio y los dos ángulos contiguos. Serán simétricos si en los casos
anteriores tienen sus citados elementos iguales en orden inverso
(264. 2 6 5 . 2 6 7 . 2 6 8 . Cor.).
Escolio. — Se podrían también resolver gráficamente los
triángulos esféricos por las construcciones gráficas expuestas
(264, 2 6 5 . 266.); pero es preferible resolverlos por medio del
cálculo, lo que constituye el objeto de la Trigonometría esférica.
En general, las propiedades de los triángulos esféricos se de-
muestran directamente como en el caso que sigue:
La suma de los arcos DB y D C , que uncí un punto D interior de
nn triángulo esférico A B C á los extremos de uno de sus lados BC,
es menor que la suma de los otros dos lados AB y A C (fig. 226).
En efecto. Prolongando el arco BD basta que encuentre al
arco AC en E, se tiene BE ó sea
BD+DE<BA+AE y también
DC<D'E-\-EC\ sumando estas
dos desigualdades y reduciendo,
resulta B D 4- D C < B A -f- A C.
3 0 7 . Se llama triángulo polar de
un triángulo esférico AB C (fig. 226)
otro triángulo A'B' C cuyos vértices
son respectivamente los polos de los
lados del primero, situados al mismo lado de ellos que sus
vértices opuestos. Así, siendo ABC un triángulo esférico y
A'B'C su triángulo polar; / . ' s e r á el polo de B O que esté al
mismo lado de este arco que su vértice opuesto A ; v lo mismo
sucede con los puntos B' y C.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— ±th. —
Teorema.—Si ?*» triángulo esférico A ' B ' C es el IrlánguÚ
polar de otro A B C , el segundo es también el polar del primero
En efecto. Por ser C el polo de AB, las distancias esféricas
O'A y G'B serán cuadrantes: por ser B' el polo de AC, las di»J
tancias esféricas B'A y i?'Cseián cuadrantes, y por ser A1 el pojJ
de BC, las distancias esfe'ricas A'B y A'C también serán cut¡!
drantes; pero siendo cuadrantes las distancias esféricas C'j(
y B'A, el punto A será el polo del arco B'C, siendo cuadrante!
C B y A'B será B el polo de A'C, y siéndolo también B'C y A'QÍ
será C él polo de AB: luego los tres vértices del triángulo ABC
son respectivamente polos de los tres lados de su triángula
polar A'B'C. Además, puesto que C es el polo de AB, situadd
al mismo lado de este arco que el punto C, la distancia esféri-
ca CC será menor que un cuadrante; y por tanto, C será el poiq
de A'B', situado al mismo lado de este arco que el punto C";.,lj
mismo puede decirse de B y de A: luego el triángulo ABC esm
triángulo polar de A'B'C.
Corolarios.—1.° Los dos triedros O AB C y O A.'B'Gr corres-
pondientes á los dos triángulos polares ABC y A ' B ' C , son suple-
mentarios. Pues siendo rectos los ángulos COA y C'OB, la
recta OC será perpendicular al plano A OB, y por igual razój
OB' y OA' serán perpendiculares respectivamente á los pla-
nos AOC y BO C.
2.° Si dos triángulos esféricos A B C y A ' B ' C son polares imt
de otro, son suplementarios. Pues siendo suplementarios sus trie-
dros correspondientes, ellos también lo serán.
Escolio.—El último corolario se puede demostrar directa-
mente del siguiente modo: Prolongando los dos lados del án-
gulo A, si es preciso, basta que encuentren al arco B' C, en a,
y e, la medida del ángulo A es el arco de; pero se tiene evi-
dentemente de—B'eA-dC—B'C, y como los arcos B'e y dQ'
son cuadrantes, por ser B' polo de AC j C polo de AB, resulta
de 6 sea A=180°—B'C. Del mismo modo se demostrarán latí
igualdades 5=180°—A'C, C—180o—A'B'.
Se probará del mismo modo, prolongando el arco BC hasta
que encuentre á los arcos A'B' y A'C, que es A'=180°—BC;
así como las igualdades B'=\m°<-A C y C'=180°—AB.
3 0 8 . Teorema.—La línea más corla que se puede trazar de
un punto á otro en una superficie esférica, es el arco de circunferen-
cia máxima que los une, menor que media circunferencia.
En efecto. Sean los dos puntos Aj B (tíg. 227), AMB el arco
de circunferencia máxima que los une, menor que la semicircun-
ferencia, y ACDEB una curva cualquiera trazada entre los

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


225
misinos dos puntos sobre la superficie esférica. Tomando varios
puntos en esta línea, y uniéndolos sucesivamente por arcos
j e circunferencia máxima AC, CD, DE y EB, resultará un
polígono esférico, en el que (259. Cor.)
S e tendrá AMB<AC+CD-\-DE-\-EB.
Ahora, si los puntos O, D, E de la cur-
va A CDEB se toman bastante próximos,
para que cada parte de la línea pueda
considerarse como un arco de circunferen-
cia máxima, la suma de todos estos se podrá tornar como si fue-
ra la longitud de dicha curva, y siempre será mayor que el
arco A MB. Luego este arco es menor que todas las demás líneas
que se puedan trazar en la superficie esférica entre el punto A
y el punto B.
Escolio.—Atendiendo á la propiedad anterior, se llama dis-
tancia esférica, es decir, mínima distancia esférica, el arco de cir-
cunferencia máxima comprendido entre dos puntos y menorque
Ja semicircunferencia.
309. Teorema.—Si desde un punto A de la superficie esférica
se trazan á una circunferencia « « . W ' M M N , el arco AB perpendicu-
lar y menor que un cuadrante, y otros varios oblicuos AC. AI),
AE (fig. 22S). se verifica que :
1.° El arco perpendicular AB es el menor de todos.
2.° Dos arcos oblicuos AC y A D , cuyos pies equidistan del pié
del arco perpendicular AB, son iguales.
3.° El arco A E , cuyo pié dista más que el de AC del pié del
arco perpendicular AB, es mayor que AC.
En efecto. Prolongando el arco perpendicular AB una canti-
dad igual A'B, y trazando los arcos A'D y A'E, se tendrá:
1.° Los dos triángulos esféricos ABD
y A'BD tienen los ángulos en B iguales
por rectos, el lado BD común, y los lados
AB j A'B iguales por construcción; luego
dichos triángulos serán iguales ó simétri-
cos (simétricos por tener sus elementos
en orden inverso); y será A D—A'D: pero
en el triángulo ADA' se tiene A D-\-A'D > A A' ó de otro modo,
2AD>2AB, óbien AB<AD.
2.° Los dos triángulos ABC y ABD tienen iguales los ángu-
los en B por rectos, el lado AB común, y los lados BC y BD
iguales por hipótesis; luego dichos dos triángulos son iguales
ó simétricos (simétricos también, pues los iguales ñon ABC
y A'BD); luego resulta A 0=A D.
15
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 226 —
3.° Los triángulos ABE y A'B E tienen dos lados i g u i
AB—A'B, un lado común BE, y el ángulo comprendido reé
luego los terceros lados son iguales, y se tiene AE=A' E\ pi
el triángulo ABA' (306. Esc.) ±nAE+A'E>ADA-A'D, lué
resulta, 2ÁE>2AD, ó bien AE>AD.
Los recíprocos son ciertos, por estar comprendidos en la re-
gla general (74). •
Corolarios.—1.° La linea más corta que se puede trazar desit
uu punto A á una circunferencia máxima MN en la superficie es-
férica, es el arco AB perpendicular á la primera y menor que m
cuadrante. Pues de todas las líneas que se puedan trazar, des-
de dicho plinto á dicha circunferencia, los arcos de circunferen-
cia máxima son los menores* entre los mismos extremos, y de
todos estos arcos el menor es AB.
Por esta razón el arco AB se llama distancia esférica de un
punto á una circunferencia máxima.
2.° El lugar geométrico de los puntos de la superficie esférica
equidistantes de dos puntos dados en ella, es la circunferencia máxi-
ma perpendicular en su punto medio al arco de circunferencia máxi-
ma que los une.
3.° El lugar geométrico de los puntos de la superficie esférici
equidistantes de dos circunferencias máximas es la circunferencia
máxima bisectriz del ángulo esférico que forman las dos primeras
4.° Dos triángulos esféricos rectángulos son iguales ó simétricos¡
si tienen respectivamente iguales: I.° la hipotenusa y un ángulo obli-
cuo; 2.° la hipotenusa y un cateto.
Se demuestran como sus análogos de Geometría plana.
310. Las propiedades anteriores permiten resolver gráfica-
mente en la superficie esférica con el compás de brazos curvos
numerosas cuestiones como las siguientes:
P r o b l e m a I.—Trazar un arco de circunferencia máxima perpen
dicular á otro dado CD en su punto medio (fig. 228).
Desde los pntos O y D como polos, con la misma abertura de
compás, arbitraria poro mayor que la mitad de la distancia es-
férica CD, se trazan dos arcos que se corten en A y Á', y después
se traza (302) el arco de circunferencia máxima que pase
por A y por A'.
Escolio.—La misma construcción anterior sirve evidente-
mente para resolver este otro problema.
Dividir un arco dado de cualquier circunferencia móMma e*
dos partes iguales.
El arco A A divide también en dos partes iguales á todos los
arcos de circunferencias menores cuyos extremos sean Cj D.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 2*7 —
problema II.—Hallar el polo de la circunferencia menor que
pase por tres puntos cxialesquiera A, B , C, siíudados en una super-
ficie esférica (fig. 229).
Se unen dichos tres puntos por dos arces de circunferencia
máxima ABj AC; se divide cada uno de Fig. 229.
estos arcos en dos partes iguales por otros
dos de circunferencia máxima PDvPJ?,
y el punto P donde estos se cortan es el polo
buscado. Pues equidista de los tres puntos
A,ByC.
Obtenido el polo P , se hace centro en él con una abertura de
compás PA, y se traza la circunferencia que pasa por los tres
puntos dados.
Problema III.—Por un punto A de un arco de circunferencia
máxima A B, trazar otro arco de circunferencia máxima, que for-
me con el primero un ángulo dudo (fig. 230).
Se traza en un plano el ángulo MON igual al dado, y tam-
bién su arco correspondiente 11 N con un radio Fig. 230.
igual al de la esfera: este arco será igual al de
circunferencia máxima que mida en la superficie
esférica el ángulo pedido.
Ahora, desde el punto A como polo, se traza
en la superficie esférica un arco de circunferen-
cia máxima B C; en seguida, con una abertura
de compás igual á MN, siendo polo B, se traza
un arco que corte al anterior en un punto O;
por último, se traza el arco de circunferencia máxima que pasa
por A y por C, y este resuelve el problema.
P r o b l e m a IV.—Por un punto dado en la superficie esférica tra-
zar un arco de circunferencia máxima tangente á una circunferencia
menor dada (fig. 231).
1.° Si el punto dado A está en la misma circunferencia dada,
se traza por dicho punto el arco de circun-
ferencia máxima BA que sea perpendicu-
lar al radio esférico PA correspondiente
en su extremo A, y dicho arco perpendicu-
lar será el pedido.
2.° Si el punto dado B es exterior á la
circunferencia dada; es decir, se halla entre esta circunferencia
y su polo más lejano; se halla el polo P más próximo de la cir-
cunferencia dada, y con un radio esférico doble del de esta se
traza otra circunferencia CC; con polo en B y una abertura de
compás BP se traza el arco CPC, que corte á la circunferencia

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 228 —
anterior en los puntos C y C; se trazan los arcos de circunfe-
rencia máxima CAPj C'A'P, que cortarán á la circunferencia
dada en los puntosM y A'; y por último , los arcos de circunfe-
rencia máxima que pasen por el punto dado B y cada uno de los
puntos A y A' son los que resuelven el problema. Este, como se
yé, tiene dos soluciones.

EJERCICIOS

CORRESPONDIENTES AL LIBRO TERCERO, Ó SEA PRIMERO


DE LA SEGUNDA PARTE.

1. Por un punto dado en el espacio tirar una recta que encuentre á otras
dos rectas dadas, que se cruzan.
2. Por un punto dado en el espacio tirar una recta que encuentre a un»
circunferencia dada y á otra recta dada, que no estén en el mismo plano.
3. En un plano dado y por uno de sus puntos trazar una recta perpendicu-
larmente á otra cualquiera dada en el espacio.
4¡. Dados un plano P y dos puntos exteriores A y B al mismo lado de dicho
plano, hallar en este un punto tal que la suma de sus distancias á los puntos
A y B sea un mínimo.
5. Dados un plano P y dos puntos A y B á distinto lado de dicho plano,
hallar en este un punto tal que la diferencia de sus distancias á los puntos A
y B sea un máximo.
6. Dados en el espacio ¿os puntos AjBy una recta B cualquiera, hallar
el punto de la recta que está equidistante de A y B.
7. Dados on el espacio un plano P y tres puntos A, B y O cualesquiera,
hallar el punto del plano que esté equidistante de A, B y C.
8. Demostrar que por un punto dado se puede tirar un plano paralelo a
dos rectas dadas cualesquiera, y nada más que uno.
9. Hallar una recta que sea paralela á otra dada y encuentre á otras dos
rectas dadas, que se cruzan.
10. Demostrar que dos rectas paralelas á un mismo plano y que encuentra»
ambas á otras dos rectas cualesquiera, no están generalmente en un mis-
mo plano.
11. Demostrar que si por una diagonal de un paralelógramo se tira un
plano cualquiera, los extremos de la otra diagonal equidistan de dicho plano.
12. Demostrar que el plano paralelo á dos rectas que se cruzan, trazado por
el punto medio de su mínima distancia, pa3a por los puntos medios de lar rec-
tas qve unen un punto de la primera con otro de la segunda.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 229 —
13. Demostrar que si una recta es paralela á un plano, su mínima distan-
cia á todas las rectas del plano, que no soa sus paralelas, es constante.
14. Entro dos rectas cualesquiera dadas en el espacio, tirar otra recta para-
lela á un plano dado, y que tenga una longitud dada.
15. Hallar el lugar geométrico de los puntos medios de las rectas iguales,
que tengan sus extremos en dos rectas que se cruzan perpendicularmento.
16. Demostrar que si por un punto del espacio se tiran dos paralelas
á un plano P, y por el mismo punto dos planos respectivamente perpendi-
cularas á dichas dos rectas, la intersección de estos dos planos es perpen-
dicular al plano P .
17. Demostrar que si un punto del espacio se proyecta sobre dos planos
que se corten, la3 perpendiculares á su intersección trazadas desde dichas
proyecciones, concurren en un punto de dicha intersección.
11. Demostrar que si las proyecciones de uua línea sobre dos planos que se
corten son líneas rectas, la línea proyectada también es recta.
19. Demostrar qué si una recta forma ángulos iguales con las dos caras
de un ángulo diedro, sus intersecciones con ambas caras equidistan de la
arista; y recíprocamente.
20. áCuál es el lugar geomérico de los puntos del espacio equidistantes da
dos rectas que se cortan?
21. Demostrar que dos ángulos diedros, cuyas aristas son paralelas y sus
caras respectivamente perpendiculares, son iguales ó suplementos.
22. Hallar en una recta dada un punto tal que la suma de sus distancias á
dos planos dados que se cortan sea un mínimo.
23. Demostrar que los planos bisectores de los tres diedros de un triedro, se
cortan en una misma recta.—¿Cuál es el lugar geométrico de los puntos equi-
distantes de las tres caras de un ángulo triedro?
2í. Demostrar que los planos perpendiculares á las caras de un triedro
trazados por las bisectrices de estas C(ira3, se cortan en una misma recta.—
¿Cuál es el lugar geométrico de los puntos equidistantes de las tres aris-
tas de un triedro?
25. Demostrar que los planos perpendiculares á las caras de un triedro
trazados por las aristas opuestas, se cortan en una, misma recta.
26. Demostrar que los tres planos que pasan por las bisectrices de las caras
de un triedro y su3 aristas opuestas, se cortan en una misma recta.
27. Demostrar que si en el plano de cada cara de un ángulo triedro, y por
su vértice, se traza una perpendicular á la arista opuesta, las tre3 perpendicu-
lares están en el mismo plano.
28. Demostrar que todo plano perpendicular & una de las aristas de un
triedro rectángulo, corta á este triedro en un triángulo rectángulo.
29. Hallar el lugar geométrico de los puntos del espacio situados á la dis-
tancia a de un punto A, y á la distancia b de UH punto B.
30. Por una recta dada en el espacio tirar un plano tangente á una super-
ficie esférica dada.
31. Por una recta dada tirar un plano que corte á una superficie esférica
dada en una circunferencia de radio dado.
32. Demostrar que si tres superficies esféricas Fe cortan dos á dos, los pla-
nos de las tres intersecciones se cortan en una misma recta perpendicular al
plano que pasa por los tres centros.
33. Hallar el lugar geométrico de los centros de las secciones de una super-
ficie esférica dada por todos los planos secantes que pasan por una recta dada
6 por un punto dado.
31. Dados los radios de dos secciones planas paralelas de una superficie
esférica y la distr.ncia de estas secciones, hallar el radio de la esfera.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 230 —
35. Hallar la mínima y la máxima distancia de un punto dado, ó de una
recta dada, ó de un plano dado, á una superficie esférica dada.
36. Demostrar que si desde un punto de la superficie esférica como polo, se
traza una circunferencia con un radio esférico igual al tercio ó al quinto do.
un cuadrante, el radio de la circunferencia obtenida es la mitad del radio de la
esfera, ó el segmento mayor de este radio dividido en media y extrema razón.
37. Demostrar que si desde un punto del espacio se tiran varias secantes
á una superficie esférica, el producto de las distancias de este punto á las dos
intersecciones de cada secante con la esfera, es constante.
38. Hallar por una construcción gráfica la distancia de los centros de d«s
esferas impenetrables fijas.
39. dCuál es la condición para que cuatro puntos de la superficie esférica
estén en un mismo plano?
40. Construir una superficie esférica con nn radio dado:
1." Que pase por tres puntos dados.
2.a Que pase por dos puntos dados y sea tangente á un plano dado ó a una
superficie esférica dada.
3." Que pase por un punto dado y sea tangente á dos planos dados ó á dos
superficies esféricas dadas.
á.° Que pase por un punto dado y sea tangentj á un plano dr.do y á una
superficie esféricas dada.
5.° Que sea tangente á tres planos dados ó á tres superficies epféricas dadas.
Q.° Que se-* tangente á dos planos y á una superficie esférica dados.
7." Que sea tangente á un plano y á dos superficies esféricas dados.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


LIBRO CUARTO,

CUERPOS GEOMÉTRICOS.)

C A P Í T U L O I.

POLIEDROS.

§. 1 . ° — P i r á m i d e s .

311. Se llama CUERPO POLIEDRO Ó simplemente POLIEDRO iodo


cuerpo terminado por planos.
Estos planos se limitan mutuamente dos á dos y determinan
las caras, aristas, vértices, ángulos diedros y ángulos poliedros del
cuerpo poliedro. Las rectas limitadas por dos vértices cuales-
quiera, no situados en una misma cara del cuerpo poliedro,
son sus diagonales.
Los poliedros se clasifican y denominan por el número de sus
caras, como los polígonos por el de sus lados. El poliedro que
tiene cuatro caras se llama tetraedro; y de un modo análogo los
nombres penlaedro, exaedro, octaedro, dodecaedro, icosaedro, desig-
nan respectivamente un poliedro que tiene cinco, seis, ocho, doce,
veinte caras.
El conjunto de las caras de un poliedro forma una superficie
quebrada, cerrada por todas partes, que constituye la superficie
del poliedro.
Un poliedro se llama convexo siempre que su superficie no •
puede ser cortada por una recta en más de dos puntos. Todo po-
liedro convexo tiene salientes todos sus ángulos diedros y po-
liedros, todas sus diagonales son interiores, y prolongando el
plano de una cualquiera de sus caras, queda el poliedro todo en-
tero á un mismo lado de este plano; puesto que todo plano que
pase por cualquier recta secante al poliedro, cortará, necesaria-
mente á la superficie de este en un polígono convexo, cuyo con-
torno será cortado por dicha recta secante en los mismos puntos
de intersección de esta con la superficie del poliedro.
En Geometría elemental se trata sólo de poliedros convexos,
mientras no se indique expresamente otra cosa.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 232 —
312. Se llama PIBÁMIDE el poliedro que tenga por caras un p0l
ligono cualquiera y varios triángulos con un vértice común. ¿
Es el espacio comprendido dentro de un ángulo poliedro $
cortado por un plano ABCDE (flg. 204) que sea secante \
todas las aristas. %
La cara poligonal AB CDE se llama base, las triangular«|
caras laterales, el vértice común de estas vértice ó cúspide, la*
aristas concurrentes en el vértice aristas laterales, y la distancia
desde el vértice á la base altura de la pirámide. J
Las pirámides se clasifican y denominan por el número da
sus caras laterales, que es igual necesariamente al número dé
lados del polígono que forma su base. Si la base es triángulo^
cuadrilátero, pentágono, exágono, etc., la pirámide se llama]
triangular, cuadrangular, pentagonal, exagonal, etc. I
El plano que pasa por dos aristas laterales de caras distinta^
se llama plano diagonal de la pirámide. Cada plano diagonal de
una pirámide está determinado también por el vértice y una
diagonal de la base.
Todos los ángulos poliedros de una pirámide, excepto el for-
mado en el vértice de esta, son triedros; pues sólo concurren á
formarle dos caras laterales contiguas y la base.
313. Una pirámide se llama regular siempre que su base
ABCDE (fig. 232) sea un polígono regular, cuyo centro esté
en el pié P de la altura.
La altura SP de la pirámide regular recibe él
nombre particular de eje.
Las aristas laterales SA, SB, SC\... de toda pi-
rámide regular son necesariamente iguales, como
oblicuas al plano de la base concurrentes en el
vértice, y cuyos pies equidistan del pié de la
altura (211. Cor. 1.°).
Las caras laterales de toda pirámide regular
,;
son triángulos isósceles iguales; pues sus bases
son iguales, como lados del polígono regular que sirve de base
á la pirámide.
Se llama apotema de una pirámide regular, la altura SQ, de
una cualquiera de sus caras laterales.
Todos los ángulos triedros de una pirámide regular son
iguales, por tener iguales sus caras; y por tanto, los ángulos
diedros de estos triedros son respectivamente iguales. De aquí
resulta que las caras laterales de una pirámide regular forman
«ntre sí ángulos diedros consecutivos iguales; y que todas ellas
están igualmente inclinadas con respecto á la base.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 233 —
314. Toda pirámide triangular ABCD (fig. 233) tiene cuatro
taras, tres laterales y la base; por lo cual es un
tetraedro: y reciprocamente, todo tetraedro es
una pirámide triangular, pues teniendo cuatro
caras, cada una de ellas cortará á las otras tres, y
las cuatro serán triangulares.
De aquí resulta que se puede tomar para base
del tetraedro una cualquiera de sus caras, y el
vértice será entonces el punto común de las otras
:
tres, que será el vértice opuesto á la base. Tiene, "
pues, un tetraedro cuatro vértices; tres en una cara y el opuesto
á esta: tiene seis aristas; tres en una cara y tres concurrentes en el
vértice opuesto: cada arista encuentra á cuatro de las otras, y se
cruza con la restante, que se llama su opuesta, como A O y D B.
No tiene el tetraedro diagonal alguna, de lo que también ca-
recen sus caras, por ser triángulos; ni contiene tampoco plano
diagonal alguno. Por lo cual, no se puede descomponer en po-
liedros más simples, y es entre los poliedros, lo que el triángulo
entre los polígonos. Así como en el plano ce fija la posición de
un punto, refiriéndole á otros dos puntos dados, que forman con
el primero un triángulo; de igual modo se fija la posición de un
punto en el espacio, refiriéndole á otros tres puntos dados , que
forman con el primero un tetraedro.
Si en una pirámide SABCD E (fig. 232) se trazan los planos
diagonales ASC, A SD... que pasen por una misma arista, que-
dará dividida en tantos tetraedros como caras laterales tenga
menos dos, pues la base quedará dividida en tantos triángulos
como lados tenga menos dos: cada uno de dichos tetraedros ten-
drá por base uno de estos triángulos, y su vértice opuesto será
el de la pirámide S, por lo cual todos ellos tendrán la misma
altura que la pirámide.
315. Teorema.—Un tetraedro está determinado siempre que se
conozcan los siguientes elementos y el orden en que estén colocados.
1.° Tres de sus caras.
2.° Dos caras y el diedro que forman.
3.° Una cara y los tres diedros contiguos.
4.° Una arista y los seis diedros.
5.° Sus cuatro vértices.
En efecto. 1.° Conociendo tres caras BAC, CAD, DAB,
(fig. 233), se conoce el triedro que ellas forman A (264. Cor. 2.°);
y en su virtud, se conocerán en cada uno de los otros tres trie-
dros dos caras y el diedro comprendido, con lo cual se conocen
todos los elementos del tetraedro.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 234 —
2.° Conociendo dos caras BAO, BAD y el diedro que for-
man AB, se conocen los dos triedros A y B á que dicho diedro
pertenece (265. Cor. 2.°); y en su virtud, se conocerán en cada
uno de los otros dos triedros C y D una cara y los dos diedroi
contiguos, con lo cual se conocen todos los elementos del t«¡
traedro. .
3.° Conociendo una cara B A D y los tres diedros contiguo*
AB, AD, BD, se conocerán los tres triedros A, B, D de que dichf
cara forma parte (268. Cor. 2.°); y en su virtud, se conocerán eg
el otro triedro C sus tres diedros, con lo cual se conocen todojj
los elementos del tetraedro. ¡j
4.° Conociendo los seis diedros, se conocen (267. Cor. 2.°) 1Q¿
cuatro triedros del tetraedro, y por tanto, todos sus ángulos plai
nos y diedros; y conociendo además una arista A B, se conocerá!
las dos caras BAO y BAD á que esta pertenece, y luego las otras
dos, con lo cual se conocen todos los elementos del tetraedrq
5.° Conociendo la posición relativa de los cuatro vértices
todas sus aristas serán conocidas; y por tanto, todas sus caraa
lo cual incluye este caso en el primero. ,
Escolio.—A cada uno de los casos precedentes correspondí
otro análogo de igualdad de tetraedros, así como cada uno de loi
casos de determinación de triángulos corresponde á otro análogí
de igualdad de los mismos.
316. Problema.—Dado un tetraedro, hallar su altura.
Este problema se puede resolver mecánicamente, con u\
aparato análogo á la talla con que se mide la estatura de la¡
personas, comprendiéndola entre dos planos paralelos que *
pueden aproximar ó separar, y cuya distancia se aprecia en un¡
escala perpendicular á los dos planos; pero también se pued
obtener por una construcción gráfica, del modo siguiente:
Sea el tetraedo ABCD y su altura AP (%. 234); desde e
T\g. 234. pié P de la altura se trazan las perpen
diculares PQ y PR á las aristas BD y CD
se trazan las rectas AQ j AR, que serái
respectivamente perpendiculares á los la
dos 2? 2) y CD, según el teorema de lai
tres perpendiculares. Si ahora se adapti
al plano de la base la cara ABD, girand<
alrededor de su base BD, la recta AQ que
dará perpendicular á BD, y por tanto, e\
la prolongación de PQ; por la misma ia
zon, adaptando la cara A CD al plano d
la base del tetraedro, girando alrededor de CD, la recta Al

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 235 —
quedará en Ja prolongación de PR: por último, si el trián-
gulo APR se adapta también al plano de la base del tetraedro,
(airando alrededor de la recta PR, la altura AP quedará perpen-
dicular á dicha recta, y su magnitud se obtendrá evidentemente
efectuando los referidos giros.
Para ello se construye en un plano cualquiera un trián-
gulo bcd igual á la base BCD del tetraedro dado; contiguos
á él se construyen los triángulos Ida y cda' respectivamente
¡guales á las caras BDA y CDA del tetraedro; por los punto a
y af se trazan las rectas ap y a'p, perpendiculares ibdy cd, que
se encontrarán en p, y se tendrá aq=AQ, arr = AR, pq=PQ,
pr=PR, y además el cuadrilátero p q dr será igual á PQDR, por
tener iguales los dos lados antes citados y los tres ángulos con-
tiguos. Ahora, trazando por p la p a" perpendicular á pr, y cor-
tándola por un arco trazado desde el centro r con el radio ra', el
triángulo rpa" será igual á RPA; y por tanto, pa" es la longi-
tud de la altura buscada AP.
Escolio.—En la construcción anterior se ha supuesto que el
pié P de la altura estaba dentro de la base BCD; cuando esté
fuera, aunque siempre en su mismo plano, su situación no in-
troduce variación alguna esencial en los trámites de la operación.
317. Teorema.— Una pirámide está determinada siempre que
lo estén todos los tetraedros qtte la componen, y el orden de la
colocación de estos.
En efecto. La pirámide SABCDE{ñ.g. 232) está compuesta
de los tetraedros SABC, SACD, SADE, y si cada uno de estos
está determinado en sus elementos y en su orden para formar
la pirámide; por estarlo el primero, quedarán determinadas las
caras laterales A SB y BS C de la pirámide, así como los die-
dros SB, ABj BC; por estarlo el segundo lo estará la cara CSD,
el diedro CD y el diedro SC, suma de un diedro del primero y
otro del segundo; y continuando de este modo se verá que que-
dan determinadas todas las caras y todos los diedros de la pirá-
mide, y en su virtud, todas las aristas y los ángulos poliedros;
por lo cual, queda la pirámide determinada.
Corolarios.—1.° Una pirámide está determinada, siempre qne
se conozcan su base y dos caras laterales contiguas, así como el orden
en que estén dispuestas. Pues todos los tetraedros que la compo-
nen estarán determinados por sus cuatro vértices.
2.° Una pirámide regular está determinada, siempre que se co-
nozran su base y su altura; ó su base y su arista lateral; ó su altura,
su arista lateral y el número de lados de la base. Pues en todos
estos casos están determinados los tetraedros que la forman.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 236 -
Escolio.—Se puede obtener la altura de una pirámide dada ;
determinando la de uno de los tetraedros que la componen y(
tienen su misma altura, por el procedimiento expuesto (316). "<
Cuando la pirámide es regular, se simplifica mucho el proce-
dimiento gráfico para hallar su altura, puesto que se conoce el
pié P de la altura (fig. 234); por lo cual, se reduce la operación
á construir el triángulo rectángulo RPA, del que se conoce la?
hipotenusa RA y el cateto RP, que es el radio de la base de la!
pirámide. Este mismo triángulo sirve para hallar la arista late*'
ral; cuando se conozcan la altura de la pirámide y el radio de siü
base; así como para hallar el radio de su base, cuando se co-1
nozcan su arista lateral y su altura.
A los casos precedentes de determinación de pirámides cor^
responden otros análogos de igualdad de pirámides. '' •,'
318. Teorema.—Si una pirámide se corta por un plano partó
lelo á su base; y
1.° Sus aristas laterales y su altura quedan divididas en parteé
directamente proporcionales.
2.° La sección es un polígono semejante á la base.
Sea la pirámide S ABC BE cortada por
el plano A'B'C'B'E' paralelo á su base
(fig. 235). Este plano corta á las aristas la-
terales y á la altura SP en los puntos A'ti
B'', C", P'; y como dos planos paralelos
cortan (228. Cor.) en partes directamente
proporcionales á cada dos rectas concurren-
tes en un punto, se tendrá la serie de razones iguales siguiente:
SA _SB __SC _ SP_
SA'~SB~"SC'~ SP''
2.° Los polígonos ABOBE y A'B'C'B'E' tienen sus lados
paralelos dos á dos (225) y dirigidos en el mismo sentido; luego
los ángulos que forman (218) son respectivamente iguales.
Además dicho naralelismo hace que sean semejantes los trián-
gulos ASB j~A'S'B', BSC y B'S'C, CSD y C'S'B' etc.;
, , AB SB SB BQ , AB BC •
y se tendrá j r j ^ ^ i , SB'^Wc7' qUG d a
TB^M1
BC CD
del mismo se demostraría que también se tiene •n,n~=ñrfy»
. . 1+ AB BC CB
y asi sucesivamente; luego resulta 77^7= nrñi—m m
A. JJ JS (y O JJ
Por consiguiente, la base y la sección, que tienen sus ángu-
los respectivamente iguales y sus lados homólogos proporcio-
nales, son semejantes.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
237 -
Corolario. En toda pirámide, la base y las secciones paralelas
,¡ ella son proporcionales á los cuadrados de sus distancias al 'cer-
dee Pues la semejanza de los triángulos ASB y A'SB' da
ÁB SA . , SA SP AB SP
7ñ>=SA" J S
A'B' ° SA^SP7 resulta
A^B'^SP1' per
° Se "
ABOBE _~AB2 ABOBE Sp
165) g
ne A'B'C'D'E'-jTp' ° ArB'C'D>E'~-j¿,r
319. Teorema.—Si dos pirámides de igual altura se cortan
vor planos paralelos á sus bases y equidistantes de ellas, las seccio-
nes son proporcionales á las bases.
En efecto. Sean las dos pirámides SABCDEy S'FGH, cu-
yas alturas SPjS'Q (fig. 236) son iguales; si en estas alturas
se toman las distancias Pp=Qq, jpig. 236.
y por los puntos p y q se tiran
planos paralelos á las bases res-
pectivas, resultarán las secciones
abe de y fgk, que, según lo ex-
puesto antes, darán (318. Cor.
ABCDE __SP FGH
~~^dT--Jp-^ fgh

por
r consiguiente, resulta . 7
° abede
Corolario.—Si dos pirámides de igual altura y bases equivalen-
tes se cortan por planos paralelos á las bases y equidistantes de ellas,
las secciones son equivalentes. Pues siendo la unidad la razón ds
las bases, también lo será la de las secciones.
320. Siempre que una pirámide SAB ODE (fig. 135) se corta
por un plano que pase entre el vértice y la base, queda dividida
en dos partes: una SA'B'C'D' E' que contiene el vértice de la
total, es otra pirámide con igual número de caras y se llama
pirámide deficiente; y otra ABODE A'B'C D'E' que contiene la
base de la pirámide total, se llama tronco de pirámide ó pirámide
truncada, y está comprendida entre dos polígonos de igual nii-
mero de lados, que se llaman bases del tronco. Si el plano secante
es paralelo á la base, el tronco se llama pirámide truncada de bases
paralelas. La pirámide total, la deficiente y el tronco están liga-
dos por relaciones que permiten resolver el siguiente
Problema.—Dada una pirámide truncada de bases paralelas,
hallar su altura, la de la pirámide total, y la de la deficiente.
La altura PP' del tronco se puede hallar gráficamente (313)
por ser la del tetraedro A'ABE; y después se obtienen los valo-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 238 -
res numéricos de las otras dos por el siguiente cálculo. La ba^
menor del tronco dado dividirá (318. 1.°) la altura y las ariati
laterales de la pirámide total en partes directamente proporci^
SA SP SA ABñ
nales y se tendrá •^m—TTññ P e r o también se tiene -7717— " =M
1
o A o r oA A 2rí
SP AB j
luego resulta -ñT¡}—lñrñ,i <V^e se puede trasformar (Arit. I44;
SP—SP' AB—A'B' bU1Ml
, „n PP'.ABX
Cor. l.°j en ~~SP— AB *
v ™resulta SP=»<-=AB-Am
SP—SP' AB—A'B' , „„, P P ' . ^ I
—S¥~=—A~B~ y r e S l Ü t a ^ =AB-
En la pirámide regular truncada de bases paralelas se llana
apotema, por analogía y por abreviar los enunciados en que entrij
la distancia entre los puntos medios de los lados paralelos de la
caras laterales, y es la altura de estos trapecios simétricos.

§. S 5 . " — C r i s m a s .
321. Se llama PRISMA %% poliedro que tiene por cavan varios p<i¿\
rale logramos unidos á dos polígonos iguales y paralelos.
Así ABCDEA'B'C'D'E' (flg. 237) representa un prisma!
Fi¡?. 237. cuyas caras son los paralelógramos AB', BC'^
CJ)', BE', EA', unidos por los dos polígonos!
iguales y paralelos ABOBE y A'B'C'D'E\
Estas dos caras poligonales se llaman bases del;
prisma; las otras caras laterales; la distancia en-'j
tre las dos bases altura, y las aristas que uneas
los vértices de ambas bases aristas laterales. 4
El plano que pasa por dos aristas laterales de
caras distintas se llama plano diagonal del pria-j
ma. Cada plano diagonal de un prisma está determinado tarujr
bien por dos diagonales paralelas de ambas bases. f
Los prismas so clasifican y denominan por el número de suajj
caras laterales, que es igual necesariamente al número de ladoaf-
de sus bases. Si las bases son triángulos, cuadriláteros, pentá-^
gones, etc., se llama triangular, cuad. angular, pentagonal, etc. . \
Si en un prisma se trazan los planos diagonales que pasaal
por una arista lateral A A', queda dividido en tantos prismaa;
triangulares como caras laterales tenga menos dos, pues cada'
base quedará dividida en tantos triángulos como lados tenga
menos dos; cada uno de estos prismas triangulares tendrá por.
bases dos correspondientes de dichos triángulos, por lo cual
todos ellos tendrán la misma altura que el prisma total.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 239 —
Se concibe la generación de un prisma del modo siguiente:
Construido un polígono plano cualquiera AB CDE; por uno
de sus vértices A se tira la recta A A' exterior al plano de dicho
polígono, y por un punto Cualquiera A' de esta recta se tira un
plano paralelo al primero; por los otros vértices B, C, D, E se
trazan las rectas BB', CC, DD',EE' paralelas á AA', hasta
que encuentren al segundo plano; y los planos que determinan
cada dos consecutivas de estas rectas, limitan un prisma, con
los dos planos paralelos anteriores. Puesto que las rectas
BB', CC, DD', EE' son todas iguales á A A', las caras que
ellas determinan son paralelógramos, y los dos polígonos para-
lelos ABOBE y A'B'C'D'E' son iguales, por tener sus lado»
iguales y paralelos.
Todos los ángulos poliedros de un prisma son triedros, for-
mados por dos caras laterales y una base.
322. Un prisma se llama recio siempre que sus aristas late-
rales sean perpendiculares á las bases; cuando esto no sucede el
prisma se llama oblicuo.
En el prisma recto todas las aristas laterales son iguales á la
altura, y las caras laterales son rectángulos. En el prisma obli-
cuo, la altura es menor que la arista lateral; y se puede deter-
minar gráficamente (316), por ser la del tetraedro que tuviera
por ba^e el triángulo AB C y por vértice el punto B'.
Se llama prisma regular todo prisma recto cuyas bases sean
polígonos regulares. Su altura recibe el nombre particular
de eje.
En todo prisma regular los ángulos triedros son iguales, por
tener iguales sus caras; y por tanto, sus ángulos diedros son res-
pectivamente iguales. De aquí resulta que las caras laterales de
un prisma regular forman entre sí ángulos diedros consecutivos
iguales, y todas ellas son perpendiculares á la base.
Teorema.—Los prismas rectos que tengan igual base é igual
altura, son iguales.
En efecto. Superponiéndolos de modo que sus bases inferio-
res coincidan, sus aristas laterales tomarán dos á dos la misma
dirección (211), y como todas ellas son iguales á la altura del
prisma, las bases superiores coincidirán también; luego los dos
prismas, que tienen todos sus vértices comunes, habrán coinci-
dido y serán iguales.
3 2 3 . Entre los prismas cuadrangulares merece particular
atención el que tiene por bases paralelógramos; todas sus caras,
pues, son paralelógramos, y se distingue con el nombro de para-
lelepípedo: tiene seis caras, doce aristas y ocho vértices.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— ¿40 —
IJB paralelepípedo puede ser recto ú oblicuo lo mismo qu«
otro cualquier prisma.
Si un paralelepípedo recto tiene por base un rectángulo,
todas sus caras serán rectángulos, y toma el nombre de parale-
lepípedo rectángulo; porque todos sus ángulos planos, diedros ¿
triedros son rectos; de lo cual resulta que cada arista es perpen-
dicular á las dos caras que la limitan.
Se llama cubo el paralelepípedo rectángulo cuyas bases j
caras laterales son cuadrados; estos cuadrados son necesaria,,
mente iguales, puesto que cada dos tienen un lado común.
Las dimensiones de un paralelepípedo rectángulo son las lon-
gitudes de sus tres aristas contiguas ó concurrentes en un mis-
mo vértice.
De las definiciones anteriores resulta que un paralelepípedo
rectángulo está determinado, siempre que se conozcan sus tres
dimensiones, y que un cubo está determinado siempre que se
conozca su arista.
324. Teorema.—En todo paralelepípedo dos caras opuestas so%
iguales y paralelas.
En efecto. Sea un paralelepípedo cualquiera A G (fig. 238);
Fig. 238- sus bases ABCD y El GE son paralelógramos
iguales y paralelos, por la definición de paralele-
pípedo; por lo cual, este teorema se reduce á de-
mostrar que dos caras laterales opuestas ABFh
y DCGH son iguales y paralelas.
Desde luego las rectas ABjDC son iguales v
paralelas, como lados opuestos del paralelógra-
mo AB CD; JÍEJ DH son también iguales y pa-
ralelas, como lados opuestos del paralejógra-
mo ADHE\ luego (218) los dos ángulos BAE y ODH son
'guales y están situados en planos paralelos. Por consiguien-
te (141. I.°), los dos paralelógramos ABFE y DCGH son igua-
les y paralelos.
Corolarios.—1.° Todo plano que corte d un parelelepípedo en
dos caras opuestas, da por sección un paralelógramo. Pues si el
plano P QRS encuentra á las dos caras opuestas AF y DG del
paralelepípedo AG, los lados opuestos PQ j SE así como QR
y PS serán paralelos, como intersecciones de dos planos pa-
ralelos con el plano secante, y formarán un paralelógramo.
2.° Se puede tomar siempre para bases de un paralelepípedo dos
caras opuestas cualesquiera del mismo. Pues un paralelepípedo no
es más que un prisma de seis caras, en el cual dos caras opues-
t a s cualesquiera son iguales y paralelas.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 241 -
Escolio.—Se puede construir un. paralelepípedo siempre que
.# den sus tres aristas, es decir, las que forman uno de sus trie-
dros, como vi 2?, AD y AE, trazando por el extremo de cada una
un plano paralelo á las otras dos: así trazando por E el plano
paralelo á B AD, por D el plano paralelo á BAEj por B el pla-
no paralelo á DAE, el poliedro limitado por dichos seis planos
será un paralelepípedo, cuyas tres aristas concurrentes en cada
vértice serán iguales á AB, ADy AE. De aquí resulta que en
todo paralelepípedo, los triedros opuestos son simétricos..
Cuando son rombos las seis caras de un paralelepípedo, este
recibe el nombre especial de romboedro, usado frecuentemente en
cristalografía, que los divida en dos clases: romboedro agudo y
romboedro obtuso: el primero tiene dos triedros opuestos forma-
dos por tres ángulos agudos de los rombos, y todos los demás
triedros están formados por dos ángulos obtusos y uno agudo:
el segundo tiene dos triedros opuestos formados por dos ángulos
obtusos y uno agudo de los rombos, y los demás triedros están
formados por dos ángulos agudos y uno obtuso. En ambos rom-
boedros la recta que une los vértices de los triedros opuestos,
que los caracterizan, se llama eje.
El cubo es un romboedro en que los rombos que le sirven de
caras son cuadrados; por lo cual, es el límite entre los romboe-
dros agudos y los obtusos.
325. Teorema.—En todo paralelepípedo las cuatro diagonales
se cortan mutuamente en partes iguales.
En efecto. Sea el paralelepípedo AG j sus cuatro diagona-
les AQ, CE, BHj DFlñg. 239). Siendo iguales y paralelas las
dos rectas AE y OG, el CUPdrilá- -p. 2 3 ?
tero ACQE será un paralelógra- ^
mo, cuyas dos diagonales AG y CE /n\>N
se cortarán (138) mutuamente en •/ j ^ ^ V ^ x
su punto medio O: por la misma F;f"'^--A," V ^-:\--"'rx'
razón el cuadrilátero AB GH será \%%''-^'^í\X^^=
también un paralelógramo cuyas \!í * ^ * \ \ ~ V T / C
diagonales AG y BE se cortarán , X ¿ ¿ ^ ' ^ ^ ^ /
mutuamente en dos partes iguales; &• ^~ *""*'»
*s decir, en O, punto medio de AG: por último el cuadrüá-
terc BDHFsevA, también un paralelógramo, cuyas diagonales
BHjDFse cortarán en partes iguales en elpunto O. Por con-
siguiente, las cuatro diagonales se cortan en u n mismo punto
que divide á cada una de ellas en dos partes iguales.
El punto medio O de las cuatro diagonales de un parelele-
pípedo se llama centro del paralelepípedo.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
Corolarios.—1.° Tada recta M N limitada en la superficie de %>,
paralelepípedo, y que pase por el centro O, queda dividida por este
plinto en dos partes iguales. Pues el plano que determinan est»
recta y una diagonal AG, corta á las dos caras opuestas Affy J¡Q
en las rectas paralelas AMjGN; y por tanto, los triángulos
A OMj GON serán iguales, y darán O31= ON.
2.° Las cuatro diagonales de un paralelepípedo rectángulo son
iguales. Pues todos los paralelógramos considerados en la de-
mostración del teorema anterior serán- rectángulos; y sus diago-
nales, que son las mismas del paralelepípedo, serán (140. 3.°)
todas iguales.
3.° El cuadrado de la diagonal de un paralelepípedo rectángulo <
igual á la suma de los cuadrados de sus tres dimensiones. Pues cuat
do sea rectángulo en A el triángulo HAB, dará {127. Cor. ,4j¡
• 9 9 ———9
BE =AB +-AH , pero siendo también rectángulo en D el trií!
guio ADH, dará A^*^U?+LW^Al?+'AE*; por coüi
guíente, resulta BH'=AB'-\~AD +-AE .
4.° El cuadrado de la diagonal de un cubo es igual al tripl
del cuadrado de su arista. Pues en el corolario anterior será
AB=AD=AE, y por tanto BH%^~AB%.
326. Teorema.—Un prisma está determinado siempre que i
conozca una de sus bases y una de sus aristas laterales en posición]
en magnitud. \
En efecto. Según lo expuesto (321) en la generación d
prisma, trazando un plano paralelo á la base conocida, por,*
extremo de la arista lateral dada, y trazando por todos los veril
ees de aquella rectas paralelas á esta arista, sus intersección*
con dicho plano determinarán los vértices de la otra base; <x¡
lo cual quedarán determinados todos los vértices del prisma;^
por tanto, lo estarán las aristas que estos limitan, las caras J
mitadas por estas aristas, y los diedros formados per estas caraj
Corolarios.—1.° Un prisma está determinado siempre que i
conozcan una de sus bases, una de sus caras laterales y el diedro f
estas forman. Pues entonces se conocerá una de las bases y li
dos aristas laterales que dicha cara contiene.
2.° Uu prisma está determinado siempre que se conozca una
SÍÍS bases y dos caras laterales contiguas. Pues entonces se conocí
rá, además de la base, la arista que sirve de intersección á dich|j¡
dos caras laterales. >
Escolio.—Los tres casos anteriores de determinación de uj
prisma originan los tres siguientes de igualdad de prismas:
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— áia —
1/ Dos prismas son iguales siempre que tengan sus bases iguales
y tina arista igual, dispuesta de igual modo.
2.° DoS prismas son iguales Siempre que tengan iguales sus bases,
nna de sas caras laterales, el diedro que forman, y la disposición en
qve están colocadas.
3.° Dos prismas son iguales siempre que tengan iguales sus bases,
dos caras laterales contiguas y la disposición en que están colocadas.
327. Teorema.—En todo prisma las secciones planas paralelas
son polígonos iguales.
En efecto. Los lados de ambas secciones situados en la mis-
ma cara lateral serán rectas paralelas, como intersecciones de
dos planos paralelos cortados por otro tercero; y las mismas
rectas serán iguales, como paralelas comprendidas entre para-
lelas. Luego las dos secciones tienen sus ángulos iguales (218)
respectivamente y sus lados respectivamente iguales.
Corolario.—Toda secóion de un prisma por un plano paralelo á
la base es un polígono igual á la base. Pues los planos de la base
r de la sección son paralelos.
Escolio.—Se llánia sección recta de un prisma el polígono
determinado en el mismo por un plano perpendicular á sus aris-
tas laterales. Un prisma tiene infinitas secciones rectas, pero
todas son iguales, por ser paralelas.
Se llama prisma truncado la porción de un prisma compren-
dida entre sus caras laterales y dos planos no paralelos que las
corten á todas ellas.
3 2 8 . Teorema.—Todo prisma oblicuo es equivalente á un pris-
ma recto que tenga por base la sección recta del primero y por al-
tura su arista lateral.
En efecto. Sea el prisma oblicuo AR(ñg. 240), y su sección
recta A'C; prolongando todas las aristas FÍ» 240.
laterales del prisma, de modo que se tenga E / ié'
A'F'=B' G'=CH'z=D'K' = E'L' = AF,
resultará el prisma recto A'H', cuya base es E"
la sección recta del prisma oblicuo y cuya
altura es igual á la arista lateral AF.
Ahora, el espacio comprendido entre la
base inferior A'C del prisma recto y la su-
perior FH del prisma oblicuo es común á
¡os dos prismas, cuya equivalencia quedará
demostrada, si se patentiza la igualdad de
los dos prismas truncados A C y FH'; pero esta igualdad resulta
inmediatamente de la superposición directa de estos dos polie-
dros, haciendo resbalar el segundo á lo largo de las aristas
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 244 —
laterales, basta que su base .Füf coincida con su igual A C; nii
entonces la otra base del segundo F'H' babrá coincidido coa
otra del primero A' C, por la igualdad relativa de sus aristas11
3 2 9 . Teorema. — Tado plano diagonal de un par alele vípefo
divide á este en dos prismas triangulares equivalentes.
En efecto. Sea un pa~alelepípedo cualquiera AG y su pl a $
diagonal AEGC (fig. 241); este plano divide al paralelepípj
Fig. 2ái. en los dos prismas triangulares ABCEFQ%
ACDEGH, cuya equivalencia se va á demostré
Trazando una sección recta P QRS del para-
lelepípedo, esta sección será (324. Cor. 1.°) u n
paralelógramo, y los dos triángulos iguales PQR
y P S R en que la diagonal PR le divide, son res-
pectivamente las secciones rectas de dichos pris-
mas triangulares. Pero el primero de ellos es
equivalente á un prismn recto que tenga por
base P QRj por altura A E; á la vez que el segundo equivale al
prisma recto que tenga por base PSRj por altura AE\ y como
estos dos prismas rectos (3¡?2. Teor.) son iguales, los dos pris-
mas triangulares referidos son equivalentes, y cada uno de ellos
equivaldrá á la mitad del paralelepípedo.

§. 3 . ° — Á r e a s y v o l ú m e n e s d o l o s p o l i e d r o s .

330. Área de un cuerpo es el valor nume'rico de su superfi-


cie; es decir, el número que expresa su magnitud, tomando como
unidad el cuadrado que tenga por lado la unidad lineal. Siendo
polígonos todas las caras de un poliedro, el área de este se ob-
tendrá determinando separadamente el área de cada una de suo
caras y sumándolas después todas ellas. Así, pues, la determi-
nación del área de un poliedro es en general un problema re-
sucito ya en la Geometría plana; pero aquí se trata sólo de
obtener, en los casos particulares más comunes, fórmulas par-
ticulares para cada uno, á fin de que abrevien y simplifiquen el
procedimiento general antes indicado.
Se llama área lateral de una pirámide ó de un prisma, la anwn
de las áreas de sus caras laterales respectivas.
331. Teorema.— El área lateral de una pirámide regular
es igual á la mitad del producto del perímetro de su base por
su apotema.
En efecto. Si la pirámide regular es S ABC DE (fig. 232), los
triángulos isósceles iguales ASB, BSC , que forman su su-
perficie lateral, tienen por bases respectivas los lados AB, BC —

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 245 —
je la base de la pirámide, y por altura su apotema SQ; por lo
cual, el área de cada uno será la mitad del producto de su base
respectiva por la apotema, y la suma de todas estas áreas será
la mitad del producto de la suma de dichas bases AB, _BC...
por la apotema S Q, ó sea la mitad del perímetro de la base de
la pirámide por la apotema.
Así, pues, siendo p el perímetro de la base, y a la apote-
ma, el área lateral A de una pirámide regular será A =¿-?p a.
Fórmula que da el valor de una de las tres cantidades A, p, a,
cuando sean conocidas las otras dos.
Corolario.—El área total de una pirámide regular es igual al
producto del perímetro de su base por la semisuma da las dos apote-
mas, la de la pirámide y la de su base. Pues el área total se
compone del área lateral y del área de la base: la primera es
igual á la mitad del producto del perímetro de la base por la
apotema de la pirámide, y la segunda (162) es igual á la mitad
del producto del mismo perímetro por la apotema de la base.
332. Teorema.—El área lateral de un tronco de pirámide re-
gular de bases paralelas, es igual al producto de la semisuma de los
perímetros de sus dos bases por su apotema.
En efecto. Si dicho tronco fuese AD' (fig. 235), los trapecios
isósceles é iguales ABB'A', BOG'B' que forman su área
lateral, tienen respectivamente por bases los lados paralelos AB
y A'B', BC y B'C de las bases del tronco, y por altura su
apotema común; y por tanto, la suma de las áreas de estos tra-
pecios, que es la pedida, será igual al producto de la semisuma
de los lados de ambas bases por la apotema, ó sea la semisuma
de los perímetros de las dos bases del tronco por la apotema.
333. Teorema.—El área lateral de un prisma es igual al pro-
ducto del perímetro de su sección recta por su arista lateral.
En efecto. Si el prisma os AH (fig. 240) y su sección recta
es A'O', los lados A'B', B'C de esta sección recta son las
alturas de los paralelógramos que forman la superficie lateral
¿el prisma, y las bases de estos paralelógramos son las aristas
laterales iguales AF, BG ; por lo cual, el área de cada cara
será el producto de una arista lateral por el lado respectivo de
la sección, y la suma de todas estas ¿reas será el producto de la
suma de dichos lados A'B', B' O' por la arista AF, ó sea el
perímetro de la sección recta del prisma por su arista lateral.
Corolarios.—1.° El área lateral de un prisma recto es igual
al producto del perímetro de su base por su altura. Pues la base es
una sección recta del prisma, y su altura es la arista lateral.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— á4£> —
2.° El área total de un prisma recto es igual al producto del
perímetro de su base por la suma de la apotema de esta y la altura
del prisma. Pues- el área total se compone del área lateral y clej
duplo del área de la base: la primera es el producto del períme-
tro de la base por la arista lateral del prisma, y la segunda es e]
producto del mismo perímetro por la apotema de la base.
334. Se llama volumen la magnitud relativa de un cuerpo
determinado. Esta magnitud se halla midiéndola; operación que
se llama comunmente medir volúmenes. Medir un volumen es
hallar el valor numérico de su magnitud; es decir, determinar
el número de veces que contiene á su unidad respectiva.
La unidad para medir volúmenes, llamada unidad de volu-
men, es el cubo que tiene por arista la unidad lineal. Si la uni-
dad lineal es el metro, la unidad de volumen es el cubo que
tiene por arista un metro, y se llama metro cúbico. Por esto las
unidades de volumen se llaman también unidades cúbicas.
Los volúmenes de los cuerpos en general no se miden direc-
tamente con unidades cúbicas; se determinan por las relaciones
numéricas que ligan á determinadas líneas, y estas son las que
realmente se miden, como se verá á continuación.
335. Teorema.—Los paralelepípedos rectángulos de igual base:
1.° Si tienen alturas iguales, son iguales.
2.° Si la altura de uno es igual á la suma de las alturas de otros
dos, el primero es igual á la suma de los otros dos.
En efecto. 1.° Si los dos paralelepípedos rectángulos AD
y GM(ñg. 242) tienen sus bases AB y GE iguales, y además
sus alturas AC y GL son también iguales, dichos
dos paralelepípedos serán iguales, por ser prismas
rectos de igual base é igual altura.
2.° Si los tres paralelepípedos rectángu-
los AF, GM j NR tienen sus bases AB, GE
y NP iguales, y sus alturas AE, GL y NQ sa-
tisfacen á la condición AE~GL-\-NQ, el parale-
lepípedo primero será igual á la suma de los
•*• otros dos; pues tomando sobre su altura AE una
fTT- t\ML parte AC-=GL, la otra parte CE será igual
" á NQ, según la hipótesis; y trazando el plano CP
paralelo á la base AB, quedará el paralelepípedo
A descompuesto en dos AD y OF, iguales respecti-
vamente á GM y NR, por tener igual base é igual
|ML_J\ altura. Luego resulta A F= GM+NR.
\ \j Corolarios.—1.° Los paralelepípedos rectángu-
it
los: de igual base son directamente proporcionales c

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


ws alturas. Pues según el teorema anterior, satisfacen (Arit. 255}
á las condiciones necesarias para ello.
2.° Dos paralelepípedos rectángulos que tengan dos dimensiones
comunes, son directamente proporcionales á sus terceras dimensiones.
Pues tomando estas por alturas, las dos primeras determina-
rán las bases, y los paralelepípedos tendrán bases iguales.
3.° Dos paralelepípedos rectángulos que tengan una dimensión
común, son directamente proporcionales á los productos de sus otras
ios dimensiones. Por el principio de las razones compuesta?
|Arit. 258), que admite aquí la siguiente demostración.
Sean a, b, c las tres dimensiones de un paralelepípedo rec-
tángulo P, j a b' c' las de otro P' que tiene común con el ante-
rior la dimensión a; un tercer paralelepípedo P" puede tener
por dimensiones a b c', y teniendo este dos dimensiones comunes
P c P" b
con cada uno de aquellos, dará las proporciones 7577=-, pj =p,
P be
que multiplicadas, simplificando después, dan ~p¡~Tr~r
4.° Dos paralelepípedos rectángulos cualesquiera, son directa-
mente proporcióneles á los productos de sus tres dimensiones. Por
el principio citado, que admite la siguiente demostración.
Sean a, b, c las tres dimensiones de un paralelepípedo rec-
tángulo P, y a', b', & las de otro P'\ un tercer paralelepípedo P"
puede tener por dimensiones a, b', c', y teniendo este una común
con el primero y dos con el segundo, dará las proporciones
P be P" a P abe
P1~'~brc','F =
'ár ' que multi
Plicadas dan
'p~YF&'
Escolio.—Como el producto de dos dimensiones de un para-
lelepípedo rectángulo, es la expresión del área de la cara que
tiene por lados dichas dos dimensiones; tomando la tercera por
altura, el último corolario podrá tener este otro enunciado:
Dos paralelepípedos rectángulos cualesquiera, son directamente
proporcionales á los productos respectivos de su base por su altura.
336. Teorema.—El volumen de un paralelepípedo rectángulo
es igual al producto de sus tres dimensiones.
En efecto. Sean a, b, c las tres dimensiones de un paralelepí-
pedo rectángulo R, y l la arista del cubo C; como este cubo es
un paralelepípedo rectángulo de aristas iguales, se tendrá la
R abe , ,
proporción — =——. El primer miembro expresa el numero de
veces que el paralelepípedo R contiene al cubo O, ó sea el volu-
men de R, si Ces la unidad de volumen; pero entonces l es la
"nidad lineal, y se tiene P=\; luego expresando por V el volú-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 248 —
m^n del paralelepípedo rectángulo Zí, resulta Y—abe. Fórmula
queda el valor de una de las cuatro cantidades V, a, b, c, cuando
sean conocidas las otras tres.
Corolario.—El volumen de un cubo es igual al cubo de su arista.
Pues el producto de las tres dimensiones de un cubo es la ter-
cera potencia, ó el cubo, de su arista.
Escolio.—El corolario anterior es la causa de que se llaine
cubo la tercera potencia. El teorema precedente supone que las
tres dimensiones del paralelepípedo rectángulo están medidas
con una misma- unidad, siendo esta á la vez la arista del cubo
que sirve de unidad de volumen; por lo cual, dicho teorema ad-
mite el siguiente conciso enunciado.
El volunten de un paralelepípedo rectángulo es igual al producto
de su base por su altura. Es decir, el número que expresa el vo-
lumen del paralelepípedo, es el producto del número que expresa
el área de su base, por el número que expresa la .longitud de su
altura, tomando por unidades de área y de volumen el cuadrado
y el cubo que tengan por lado la unidad lineal.
337. Teorema.—Dos paralelepípedos de igual base é igual al-
tara, son equivalentes.
En la demostración de este teorema conviene distinguir dos)
casos: que teniendo la misma base los paralelepípedos, tengan
dos caras laterales situadas en un mismo plano, y que tengan
todas sus caras laterales situadas en planos distintos.
i.° Sean, los dos paralelepípedos AG y AK(fig. 243 1.a), que
tienen la misma base AC, sus caras supe-
riores situadas en un mismo plano PF, y
además las caras laterales AF y AM si-
tuadas también en un mismo plano. Es-
tos paralelepípedos tendrán además, por
su generación propia, las caras DGjDN
situadas también en un mismo plano; y
en su virtud, la recta LMestará en la dirección EF, y P N en
la dirección HG. Ahora, los prismas triangulares AELDHP y
BFMQGN son iguales (326. Esc), porque sus bases EL A y FMB
son triángulos iguales, por tener dos lados iguales é igual el
ángulo comprendido, y además las caras AHy BG son iguales,
así como AP y BN, estando además dispuestas de igual modo.
Pero si del poliedro total, que es un prisma cuya base es el tra-
pecio A BFL, se quita el primer prisma triangular, resulta el
paralelepípedo AG, y quitando el segundo prisma triangular
resulta el paralelepípedo A 2V; luego estos dos paralelepípedo*
son equivalentes.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 240 -
2.° Sean los paralelepípedos AG y AN (tig. ¡243 "¿.a¡ que
tienen la misma base AG, sus caras
superiores situadas en un mismo
plano GL, y todas sus caras latera-
les situadas en planos distintos.
Prolongando los planos AM y DN,
así como AE y BG, formarán el
tercer paralelepípedo A S, que ten-
drá la misma tase que los dos an-
terigres, y se hallará con cada uno
de ellos en el caso primero; por lo cual será equivalente á cada
uno de ellos; y estos, en su virtud, serán equivalentes entre sí.
Corolarios.—1.° Todo paralelepípedo oblicuo es equivalente á
otro recto de su misma base y su misma altura. Pues se hallan com-
prendidos en el teorema anterior.
2.° Tcdc paralelepípedo recto, cuya base sea un paralelógramo, es
equivalente á otro paralelepípedo rectángulo de su misma altura y
base equivalente. Pues si el primero es AG (fig. 244) y su base AG:
trazando por los puntos A y B los pla-
nos A P y BQ perpendiculares á la aris-
ta A B, resultará el paralelelípedo rectán-
gulo A Q, que tendrá común con el anterior
la cara A D; y considerada esta cara como
base común de ambos paralelepípedos, se
hallarán estos en el caso primero del teorema anterior.
3.° El volumen de un, paralelepípedo cualquiera es igual al
producto de su base por su altura. Pues equivale al de un parale-
lepípedo rectángulo de igual altura y base equivalente.
338. Teorema.—Todo prisma triangular es mitad de un para-
lelepípedo de su r.iisma altura y doble base.
En efecto. Sea el prisma triangular ABCEFG (fig. 241).
Trazando en su base las rectas AD y CD respectivamente para-
lelas á BC y BA, se tendrá el paralelógramo BU doblo déla
base A B O del prisma triangular propuesto; y tirando por el
punto 1) la recta DEigual y paralela á AE, las rectas EG y EE
completarán el paralelepípedo BE, que tiene la misma altura
que el prisma propuesto y doble base. La cara A G del prisma
triangular es un plano diagonal del paralelepípedo, y por
tanto (329) le divide en dos prismas triangulares equivalentes,
y cada uno de ellos será mitad de dicho paralelepípedo.
Corolarios.—1.° El volumen de un prisma triangular es igual al
producto de su base por su altura. Pues siendo mitad del parale-
lepípedo que tiene su misma altura y doble base, tendrá por va-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
250 —
lumen la mitad del producto de estos dos factores, ó sea el pro-
ducto de su base por su altura.
2.° El volumen de un prisma cualquiera es igual al producto de '
su base por su altura. Pues descomponiéndole (321) en prismas
triangulares, por los planos diagonales que pasen por una de suaff
aristas laterales, el volumen del prisma total será la suma de los*'
volúmenes de estos prismas triangulares, y dicha suma será,
igual al producto de la altura por la suma de los triángulos que;
componen la base del prisma propuesto; es decir, el producto de,
la altura por la base de este prisma. :
3.° Todo prisma es equivalente á un paralelepípedo rectángulo ie '
igual altura y base equivalente. Pues los volúmenes de ambos¡;
son productos de factores iguales. , ¡
•i.0 Dos prismas cualesquiera de igual altura y bases equivale%-l
tes, son equivalentes. Pues el producto que expresa el volunten
de cada uno, se compone de factores iguales.
5.° Dos prismas son directamente proporcionales; á sus alturas,
si tienen bases equivalentes; á sus bases, si tienen igual altura; y á
los productos de sus bases por sus alturas, si tienen ambas diferentes.
Pues todas estas relaciones se verifican en dos paralelepípe-
dos equivalentes á dichos prismas, porque tengan igual base ¿.
igual altura.
339. Teorema.—Dos tetraedros de igual altura y bases equi-
valentes son equivalentes.
En efecto. Si los dos tetraedros ÁB OD y EFGH(flg. 245)
. 245. tienen alturas iguales y bases equi-
valentes, dividiendo su altura co-
mún en cualquier número de partes
iguales, y tirando por los puntos de
división planos paralelos á sus be-
ses, las secciones equidistantes de
ellas serán (319. Cor.) equivalentes.
Tomando estas secciones como ba-
ses , y construyendo prismas inter-
nos en ambos tetraedros; estos prismas serán respectivamente
equivalen oes, por tener bases equivalentes é igual altura; y por
tanto, las sumas de dichos prismas en cada tetraedro serán igua-
les. Pero á medida que las alturas se dividan en mayor número
de partes iguales, las sumas de dichos prismas se irán aproxi-
mando á los tetraedros; y en el límite dichas sumas se confun-
dirán con los tetraedros respectivos; pero aquellas somas aon
siempre equivalentes, luego sus límites, que son I03 tetraedros
también serán equivalentes.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 2ol -
340- Teorema.—Todo tetraedro es el tercio de un prisma de
su- yiisma base y su misma altura.
Jín efecto. Sea el tetraedro EABC (fig. 246). Trazando por
dos vértices A y C de su base las paralelas AD y CF fig. 2$.
á la arista BE, y por el punto -fi'el plano EFD pa-
ralelo á la base, resultará un prisma triangular con
la misma base y la misma altura que el tetraedro
propuesto: este prisma se compone de dicho te-
traedro y de la pirámide cuadrangular EA CFD.
Si en esta pirámide se traza el plano diago-
nal ED C, quedará dividida en los dos tetraedros
EADO y EDFC, los cuales son equivalentes por-
que sus bases DAC j DFC son (135) iguales, y su altura, que
es la distancia del punto E al plano A F, es la misma para ambos.
Por otra parte, si en el tetraedro EDFC se mira como base la
cara DFE, su altura será la misma del prisma, y este tetraedro
será equivalente al propuesto, por tener ambos igual altura, que
es la del prisma, y bases iguales, que son las dos del prisma;
luego los tres tetraedros en que el prisma se descompone son
equivalentes; y por tanto, el propuesto, que es uno de ellos, será
el tercio del prisma.
Corolarios.—1.° El volumen de un tetraedro es iffíial al tercio
del producto de su lase por su altura. Pues siendo el tercio del
prisma de igual base é igual altura, su volumen será también el
tercio del de este prisma.
2.° El volumen de una pirámide cualquiera es igual al tercio del
'producto de su base por su altura. Pues descompuesta en tetraedros,
por planos diagonales que pasen por una de sus aristas latera-
les, su volumen será la suma de los volúmenes de estos tetrae-
dros, y esta suma será el producto de la altura por la suma de
los triángulos que componen la base de la pirámide; es decir, el
tercio del producto de la altura por la base de la pirámide.
3.° Todxpirámide es equivalente al tercio de un prisma de igual
altura y base equivalente. Pues el volumen de aquella es el tercio
del volumen de este.
4.° Dos pirámides cualesquiera de igual altura y bases equiva-
lentes, son equivalentes. Pues los productos que expresan sus vo-
lúmenes respectivos, se componen de factores iguales.
9,° Dos pirámides son directamente proporcionales; á sus altu-
ras, si tienen bases equivalentes; á sus bases, si tienen igual altura;
y á los productos de sus bases por sus alturas, si tienen ambas dife-
rentes. Pues todas estas relaciones se verifican en dos prismas
triplos dfi dichas pirámides, por tener igual base é igual altura.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 252 —
341. Teorema.—Todo tronco de tetraedro de bases paralelas ex
equivalente á la suma de tres tetraedros, que tenjar por altura común
la misma del tronco, y por bases respectivas las dos del tronco y la
media proporcional entre ambas.
En efecto. Sea ti tronco ABJBEF[ñg. 247). Trazando un
Fi<* 247 plano por los tres vértices E, A, C y otra
por E, A, F quedará el tronco dividido efl
los tres tetraedros EABC, EADF jBACF,
El primero tiene por base la mayor ABC
del tronco, y por altura la misma del
tronco, puesto que su vértice E se halUl
8r en la base menor del mismo: el segundtj
tiene por base la menor DBF del tronco, y por altura la misma
de este, pues su vértice A se halla en la base mayor del mismo:
el tercero que tiene por vértice el punto E, y por base el trián-
gulo AFC, será equivalente á otro tetraedro que tenga su mis-
ma base AFC y su vértice en el punto G, intersección de la
recta E G, paralela á dicha base, con un lado B C de la base
mayor del tronco; y este último tetraedro GAFO tendrá una de
sus caras A GC en la base mayor del tronco, y su vértice opues-
to Fen la base menor del mismo; por lo cual tendrá, pues, la
misma altura que el tronco, y por base el triángulo AGC: resta
sólo demostrar ahora que esta base es media proporcional entre
las dos del tronco.
Para ello se traza por el punto G la paralela GE al lado AB;
y el triángulo GHC será igual al DEJ] per tener un lado igual
y los ángulos contiguos iguales: ahora, los dos triángulos AB 0
y AGC que tienen un ángulo común C, darán (166) la proporción
ABC ACxBC BC .,
. =-—-——- = •—— ; de igual modo los triángulos AGC
A G -^ A O X CrC/ GO
y HGC que tienen el ángulo común C, darán la proporción
AGC ACxGC AC , r.t nnBC AC
~HGC = HCxGl^^C ; p e r o s e t i e n e ( 3 9 ' G o r - 2 - ] W=HC*
ABC AGC
luego resulta -. p'?y==~rf77ñ • Luego el triángulo AGC es me-
dio proporcional entre los dos triángulos que sirven de bases al
tronco, y este, por tanto, resulta equivalente á los tres tetrae-
dros del enunciado.
Corolarios.—1.° El volumen, de un tronco de tetraedro de bases
paralelas es igual al tercio del producto de su altura por la suma de
sus dos bases y una media proporcional entre ellas. Pues según el
teorema anterior, designando por A la altura del tronco, y por B
y b las áreas de sus dos basas; los tres tetraedos á cuya suma
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 253 —

equivale tendrán por vohímenes -j-BA, -j bA y -j-AV Bb,


y expresando por F el volumen de dicho tronco, se tiene
F—t^-H+v/iT).
En las aplicaciones prácticas de este caso, en vez de darse
las dos bases, se da una de ellas B y la ra-íon de la semejanza
l b l2 P
de ambas -y , y se tiene -ñ~ 77» c\ne da b = B. -yj-, y resulta
==

BA i " l , P

2.° El volúmm de cualquier tronco de pirámide de bases parale-


las, es igual al tercio del producto de su altura por la suma de sus
bases y de una media proporcional entre ellas. Pues si el tronco de
pirámide es Ad (fíg. 236), la pirámide deficiente será Sabcde,
y construyendo un tetraedro S'FGÜde igual altura que la pirá-
mide total y base equivalente á la de esta, cortándole por un
plano fgh que diste del ve'rtice la longitud S'q—Sp, el tetrae-
dro deficiente y el tetraedro total serán (337. Cor. 4.°) respec-
tivamente equivalentes á las pirámides deficiente y total; y por
tanto, el tronco de pirámide y el de tetraedro también serán

equivalentes; pero el volumen de este es -ñ\B-+-b-{-V Bb);


luego el volumen V del tronco de pirámide tendrá por expresión
*'=-Q-( B + b + VTÍ).
3 4 2 . Teorema.—Todo tronco de prisma triangular equivale á
la suma de tres tetraedros, que tienen por base COT/IVAI una del tronco
y por alturas las distancias á esta base de los tres vértices de la otra.
En efecto. Sea el prisma truncado AF{ñg. 248); es decir, la
parte de un prisma triangular comprendida entre Pi^.2ts.
la base ABC y un plano DEF oblicuo á la misma;
se va á demostrar que este tronco equivale á tres
tetraedros, que tengan por base común la ABC del
tronco, y por ve'rtices los tres plintos D, E, Fáe la
otra base del tronco. * 'ñ
En efecto. Tirando los planos ABC y DEC,
quedará el tranco descompuesto en los tres tetrae-
dros EABC, EACF y EADF: el primero ya
tiene las condiciones del enunciado: el segundo es equivalente
al BACF, por tener la misma base A CF é igual altura, pues
sus vértices B j Ese hallan en la recta B Eparalela á dicha
ba?e; y este tetraedro tiene también las condiciones del 3nnn-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- á5i -
ciado : el tercero EADF es equivalente al BADF, por tener la
misma base é igual altura, y este es equivalente al BA D C por
tener igual altura y bases equivalentes ADF y ADC: pero este
último llena también las condiciones del enunciado, luego el
prisma triangular truncado AB CDBFes equivalente á la suma
de los tres tetraedros BABC, EABOy FABC.
Corolarios.—1.° El volumen de un prisma triangular truncado
es igual al tercio del producto de su base por la suma de las distan-
cias á esta base de los tres vértices de la otra. Pues designando
por a, a', a" dichas tres alturas y por B la base, los tres tetrae-
dros, cuya suma equivale á dicho tronco, tendrán por volúmenes
i i i

-^Ba, -jBa', -jBa", y para el volumen V del tronco se ten-

drá V=-3-B(a-\-a'-i-a").
2.° M volumen de un tronco de prisma triangular es igual al
producto de su sección recta por la media aritmética entte sus tres
aristas laterales. Pues dicha sección recta descompone al prisma
en otros dos prismas truncados, que tienen por base común la
sección recta; y las distancias á esta base de los ve'rtices de la
otra, se confunden con las aristas laterales.
3.° El volumen de un prisma iriangidar es igual al producto de
su, sección ractapor una de las aristas laterales. Pues siendo iguales
las tres aristas laterales, su media aritmética será una de ellas.
3 4 3 . El volumen de un poliedro cualquiera se puede obte-
ner descomponiendo el poliedro en partes, cuyos volúmenes par-
ciales se puedan determinar por las reglas anteriores, calculando
separadamente el volumen de cada una de ellas y sumando des-
pués estos volúmenes parciales.
Dicha descomposición del poliedro se puede efectuar de mu-
chos modos, y suele preferirse efectuarla desde un punto inte-
rior, trazando rectas desde este á todos los vértices de aquel;
entonces queda el poliedro descompuesto en pirámides que tie-
nen por bases las caras del poliedro, y por alturas las distan-
cias del punto interior á dichas caras.
Si el poliedro tuviera un punto interior equidistante de todas
sus caras, se tomaría este por vértice común de todas las pirá-
mides, que tendrían entonces por altura común la distancia de
dicho vértice á cualquiera de las caras, y el volumen del polie-
dro seria entonces el tercio del producto de su área total por di-
cha distancia.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 255 -

3 ¿f,"—Stewtfejaíixí» y stmtetria d » poftlbdrtmw

3»? 4. Dos j u n t o s A y A' son simétricos respecto á un cen-


tro O, siempre que la recta A A1 que los une Fi.?. 249.
tenga el punto O por punto medio (fig. 249;. Xp^i
Dos puntos A y A' son simétricos respec- f p
to á un eje XI, siempre que la recta A A' •-- "
que los une sea perpendicular á dicho eje
v tenga en el mismo su punto medio O.
Dos puntos A y A' son simétricos respecto á un plano P siem-
pre que la línea A A' que los une sea perpendicular á este plano
y tenga en el mismo su punto medio O.
Dos figuras son simétricas respecto á un centro, á un eje ó á
un plano, siempre que sus puntos sean simétricos do* á dos con
respecto al centro, al eje ó al plano.
Dos puntos simétricos pertenecientes á dos figuras simétricas,
se llaman homólogos.
Se infiere de las anteriores definiciones el siguiente
Corolario.—Dos figuras simétricas respecto á un eje, son igua-
les; pues basta que una de ellas gire alrededor de dicho eje 180°,
para que coincida con la otra.
Por esta razón la simetría respecto á un eje se convierte
siempre en igualdad, y no exige más estudio especial.
3 4 5 . Teorema.—Si dos figuras F' y F'f son simétricas de una
misma figura F, respecto á dos centros de simetría diferentes O y O
'figura 250), son iguales.
En efecto. Si A es un punto cualquiera de la figura F, A' sv
homólogo de la figura F' respecto al cen- FÍS. 250.
tro O', y A" su homólogo de la figura F"
respecto al centro O'; O será el punto me- A'
(i
dio de A A' y O' el de A A"; luego la rec- 0,
ta A'A" es paralela á 0 0' y de longitud
" 1 '
>*4
doble; por consiguiente, todos los puntos de A A" p
la figura F' distarán de sus homólogos en la figura F" el duplo
de O O', y estarán situados en una paralela á esta recta. Por
consiguiente, la figura F" no es más que la figura F' trasladada
paralelamente á O O'una distancia doble de OOr.
Corolario.—La posición del centro de simetría no influye ni en la
forma ni en la posición de una figura simétrica de otra dada, fües
toda figura F" simétrica de F será igual á otra cualquiera F'
simétrica de esta, sea laque quiérala posición de los centros de
simetría O y O'

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— áo6 —
346. Teorema.—Si dosfigurasF yF" son simétricas respecto
á un plano P, se puede siempre situarlas de modo que sean simétricas
respecto á un centro O elegido arbitrariamente en este plano; y reci-
procamente, si dosfigurasF y F' son simétricas con respecto á un
centro O se puede siempre situarlas de modo que sean simétricas res-
pecto á un plano cualquiera P que pase por O.
En efecto. Considerando una figura F, un plano P y un punto
cualquiera O de ests plano; si F' es la figura simétrica de ^res-
pecto al punto 0, y F" es la figura simétrica de F respecto al
plano P; el teorema directo y el recíproco quedarán demostrados
á la yez, patentizando que las figuras F' y F" son simétricas res-
pecto á la perpendicular 0 O al plano P en el punto O.
Para esto, sean A, A', A" tres puntos homólogos de las fígit-
ras F, F' y F", y sea O' el punto en que la recta A A" corta al
plano P\ siendo O el punto medio de A A' y O" el ele A A", la
recta A' A" será paralela á O O', y por tanto, perpendicular á O'C;
además 00 que es paralela á AA", y pasa por el punto medio
de A A', pasará por el punto medio Cde A'A". Por consiguiente,
los puntos A' y A" son simétricos respecto ala recta 00.
Corolarios.—1.° Dosfigurassimétricas de una mismafiguraF
respecto aplanas distintos P y Q son iguales. Pues cada una de
ellas es simétrica de F respecto á un centro cualquiera.
Estas dos figuras, que son iguales, no tendrán en general posi-
ciones análogas; las tienen cuando los planos P y Q son paralelos.
2.° Unafiguracualquiera no tiene más que otra sola figura si-
métrica. Pues todas sus figuras simétricas respecto á un punto
cualquiera, ó á un plano cualquiera de simetría, son iguales en-
tre sí, y sólo se distinguen en la diversa posición.
Escc'io.—El teorema precedente permite referir la simetría
respecto á un centro, á la simetría respecto á un plano, lo cual
autoriza para elegir en cada caso el sistema que facilite más la
investigación correspondiente. En general la simetría respectó á
un centro simplifica las demostraciones, porque el cambio
de centro de simetría (345) no cambia la posición de la ¿gura
simétrica.
347. Teorema.—La figura simétrica de una recta es otra recia.
En efecto. Si se toma un punto cualquiera de la recta para
centro de simetría, lo que en nada cambiará el resultado, se
obtiene evidentemente la recta misma para su figura simétrica.
Corolarios.—1.° La distancia entre dos puntos, es igual á la
distancia entre sus simétricos. Pues si se toma por centre de sime-
tría el punto medio de la recta que une los dos puntos, se vé que
estos dos puntos no hacen más que cambiar de posición.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 257 -
2.° El ángulo de dos rectas es igual al ángulo de sus simétricas.
pues tomando por centro de simetría el vértice de este ángulo,
las rectas simétricas forman el ángulo opuesto por el vértice.
3 4 8 . Para la mejor inteligencia de las propiedades relativas
ala simetría, conviene distinguir bien la posición dedos rectas
simétricas respecto á un centro y respecto á un plano.
Así por ejemplo, si ab es una recta (fig. 251), cuya recta simé-
trica respecto al centro O se quisiere fijar de posición; se to-
mará desde luego la recta simétrica de ab Fig. 251.
respectó á su punto medio o, que será la \ T \ a J f - " ¿
recta ba, pues el punto a tendrá su simé- ^ K ¡
trico en b, y b tendrá su simétrico en a; ¿j pTs,\
y para pasar del centro o al centro O, bas- ^ ^ j r> ^ ^
tara (345) trasladar los puntos a y b para- /£ &'"-' \ A
lelamente á o O distancias a V y ba' dobles de o O; de este modo
resulta la recta a'V para simétrica de ab; rectas que son parale-
las, en sentido contrario, y equidistantes del centro de simetría.
Si O A es una recta, cuya recta simétrica respecto al plano P
se quiere fijar de posición, se tomará desde luego la recta simé-
trica de O A respecto al punto O en que corta al plano P, que
será su prolongación O A', y bastará (346) hacer que esta rec-
ta O A' gire 1S0° alrededor de la perpendicular 00 al plano P en
el punto O, para tener la recta O A", que es la pedida: resulta,
pues, que dos rectas simétricas respecto á un plano forman con él
ángulos iguales, y le corlan en un mismo punto.
349. Teorema.—La figura simétrica de un plano es otro plano.
En efecto. Si se toma un punto cualquiera del piano mismo
para su centro de simetría, resulta evidentemente el mismo pla-
no para su figura simétrica.
Corolarios.—1.° La figura simétrica de un polígono plano ea
otro polígono igual al primero. Pues en primer lugar, será polí-
gono plano según el teorema anterior, y además será igual al
primero, porque tienen ambos respectivamente iguales sus la-
dos y sus ángulos.
2.° El ángulo de dos'planoses igual al ángulo de sus simétricos.
Pues tomando por centro de simetría un punto de la arista del
diedro primero, los planos simétricos de sus caras forman el
diedro opuesto por la arista.
Escolio.—Por un examen análogo al expuesto (348) resulta
que dos planos simétricos respecto á un centro, son paralelos, y equi-
distan del centro de simetría; y que dos planos simétricos respecto á
¿MÍ plano, forman ángulos iguales con el plano de simetría, y le cor-
tan en una misma recta.
17

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


3 5 0 . Teorema.—Dos poliedros simétricos tienen iguales *«•
caras homologas y sus diedros homólogos, y tienen simétricos ¿«j
ángulos poliedros homólogos.
En efecto. La igualdad de las caras homologas y de los die-
dros homólogos es consecuencia de los dos corolarios anterio-
res. La simetría de los ángulos poliedros homólogos se patentiza
construyendo el ángulo poliedro A' homólogo de A, siendoe]
centro de simetría el vértice de este; así resulta que el ángul0
poliedro A' es el opuesto por el vértice al ángulo poliedro A; y
por tanto (258. Cor. 2.°), estos ángulos poliedros son simétricos.
Corolarios.—1.° Dos tetraedros simétricos son equivalente».
Pues tomando por centro de simetría un vértice del primero, re-
sultará el segundo opuesto por el vértice homólogo; sus bases
son iguales (349. Cor. 1.°) y sus alturas también (347. Cor. l.°)¡
luego sus volúmenes serán iguales.
2.° Dos poliedros simétricos son equivalentes. Pues descompo-
niéndolos por medio de planos simétricos, resultarán ambos
formados por igual número de tetraedros simétricos.
Escolio.—Los dos prismas triangulares en que se divide un
paralelepípedo por cualquiera de sus planos diagonales, son
evidentemente simétricos respecto al centro del paralelepípedo,
y por eso son equivalentes.
351. Los poliedros que tienen igual número de ángulos die-
dros respectivamente iguales, formados por carp.s respectiva-
mente semejantes é igualmente dispuestas, se llaman poliedros
semejantes. Las aristas de los diedros iguales se llaman homolo-
gas, sus extremos vértices homólogos, los polígonos que tienen
estos vértices caras homologas, y los planos que aquellas aristas
determinen planos diagonales homólogos. Eesulta, pues, que
Las aristas homologas de dos poliedros semejantes son directa-
mente proporcionales. Pues son lados homólogos de los polígonos
semejantes, que constituyen las caras homologas de dichos polie-
dros; y estas caras semejantes tienen la misma razón de la se-
mejanza, porque en cada poliedro una misma arista pertenece á
dos caras contiguas homologas. La existencia de poliedros se-
mejantes se demuestra por el siguiente
3 5 2 . Teorema.—Si una pirámide cualquiera se corta pomn
plano, la pirámide deficiente es semejante á la total.
En efecto. Sea la pirámide SABODE (fig. 235) cortada por
el plano A'B' O' D'E' paralelo á la base; la pirámide total y la
deficiente tienen común el ángulo poliedro en el vértice S, 7 P o r
tanto, son iguales en ambas los ángulos diedros cuyas aristas
son las laterales de ambas pirámides; los otros ángulos diedros

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 259 —
s o n también iguales por correspondientes (240) entre cada cara
lateral como plano secante, y la base y la sección como planos
paralelos. Además, las bases son polígonos semejantes (318),
v las caras laterales homologas ASB y A'SB', BSC y B'SC, etc.,
también lo son (119). Luego estas pirámides reúnen los carac-
teres de los poliedras semejantes.
Corolario.—Si un tetraedro se corta por un plano paralelo á
cualquiera de sus caras, el tetraedro parcial es semejante al total.
Pues todo tetraedro es una pirámide en que cualquiera de sus
caras sirve de base.
353. Teorema.—Pos tetraedros son semejantes, siempre que
tengan un diedro igual formado por caras respectivamente semejan-
tes, y de igual modo dispuestas.
En efecto. Sean los dos tetraedros SABC -y sabe (fig. 252),
que tienen los diedros SA y sa iguales, y las caras SAB y sah
semejantes, así como SAO y sac, estando Fi?. 252.
dispuestas además del mismo modo. Si A;
sobre la arista SA se toma una distan- /J\
cía Sa'—sa, y por el punto a ' s e tira el ° " ^ - r
plano a'b'c' paralelo á la base AB C, re-
sultará el tetraedro parcial Sa' b' c', seme- ti*"
jante al total SABC; por esta misma razón los triángulos Sa'b'
y Sa'c' son respectivamente semejantes á SAB y SAC; pero
estos lo son por hipótesis á sab y sac; luego los primeros son
semejantes á los últimos, y como tienen un lado igual Sa'=sa
por construcción, resultan aquellos respectivamente iguales á
estos. Luego son iguales sabe y Sa'b'c' (315, 2.° E s c ) , y como
este es semejante al SABC, aquel también lo será.
Escolio.—A cada uno de los casos de igualdad de tetraedros
indicados (315. Esc.) corresponde otro de semejanza, cuya de-
mostración se funda en aquel, como se ha visto en la del teorema
precedente.
354. Teorema.—Dos poliedros compuestos de igual número de
tetraedros respectivamente semejantes y colocados del mismo modo
son semejantes.
En efecto. Según la hipótesis del teorema, todos los diedros
homólogos serán iguales; porque habrán de ser, ó diedros homó-
logos de tetraedros semejantes, ó sumas de diedros que estén en
el mismo caso. De un modo análogo, las caras homologas de am-
bos poliedros serán polígonos semejantes; pues habrán de ser, ó
caras homologas de tetraedros semejantes, ó sumas de triángu-
los que estén en aquel caso; y como estas caras están dispuestas
de igual modo, resulta que ambos poliedros son semejantes.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 260 -
Reciproco.—Dos poliedros semejantes se pueden descomponer
igual número de tetraedros respectivamente semejantes y dispuest
de igual modo.
En efecto. Descomponiendo ambos poliedros en tetraedros
cuyas aristas sean aristas homologas de los mismos poliedros <1
diagonales homologas de estos, el número de estas aristas será
el mismo y su disposición igual en ambos poliedros; luego el
número de tetraedros parciales es el mismo en ambos, y están
dispuestos del mismo modo. Además los ángulos diedros de estos
tetraedros, ó son diedros homólogos de los poliedros, o restos de
disminuir diedros iguales á los que este'n en aquel caso; p 0 r
cuya razón, los tetraedros parciales correspondientes tendrán sus
diedros respectivamente iguales. Por último, las caras de estos
tetraedros, ó son caras homologas de los poliedros, ó triángulos
homólogos de dichas caras, ó tienen por lados diagonales homo-
logas de dichos poliedros, y en todos estos casos son triángulos
semejantes; luego los tetraedros son respectivamente semejantes.
Escolio.—Dos puntos M y m pertenecientes á dos poliedros
semejantes P y p (fig. 252), serán homólogos siempre que uniendo
uno de ellos M á tres vértices A, B, O de su poliedro P, y el
otro m á los vértices homólogos A', B', C del suyo p, resulten
dos tetraedros MABOy mA'B'C semejantes y dispuestos de
igual modo en ambos poliedros. Rectas homologas en dos polie-
dros semejantes son las distancias entre puntos homólogos.
3 5 5 . Teorema.—En dos poliedros semejantes, la razón de dos
rectas homologas es igual á la razón de la semejanza de las caras ho-
mologas.
En efecto. Si M N y m n son rectas homologas en los polie-
dros semejantes P y p, (fig. 253) uniendo sus extremos con los
Fig. 253. vértices A, B, O y a, d, c resultarán los te-
traedros homólogos MABQ y makci NABO
a
' y nabc, cuya semejanza arguye necesaria-
mente la de las caras MA C j mac, NA 0
y nac, así como la igualdad de los diedros
MA CN y m a en diferencias entre los die-
dros iguales MAGB y NACB, macby nach
luego los tetraedros MNAO y mnac son
semejantes, por tener un diedro igual for-
mado por caras respectivamente semejan-
tes y dispuestas de igual modo. Por consi-
guiente, las aristas homologas de estos tetraedros serán directa
J , MN AC AB
mente proporcionales v se tendrá = =~rr-
i r
-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
mn ac ao
— 261 -
Corolario.—La ratón de las áreas de dos poliedros semejantes,
igual al cuadrado de la razón de la semejanza de sus caras homo-
loaos- Pues si C,C',C" son las áreas de las caras de un po-
liedro, y c, c', c" sus homologas del otro, 3iendo Zy l dos
O Z2 C Z2 O" Z2
lados homólogos, se tendrá— = - ^ - , — = — , — = —

C+C'+C" Z2 ' .
=
de donde resulta •c + c , + c „ ~f'
Este corolario puede enunciarse también del siguiente modo:
Las áreas de dos poliedros semejantes son directamente propor-
cionales á los cuadrados de sus líneas homologas.
356. Teorema.—La razón de los volúmenes de dos poliedros
semejantes es igual al cubo de la razón de la semejanza de sus caras
homologas.
En la demostración de este teorema conviene distinguir dos
casos: que los poliedros sean tetraedros, y que sean dos" polie-
dros cualesquiera.
En efecto. 1.° Sean los dos tetraedos semejantes SABO
y s'abc (fig. 252); por su misma semejanza podrán siempre
superponerse de modo que tengan el mismo vértice S, en la
misma dirección sus aristas laterales, y sus bases paralelas. El
ABCxSP
primero tendrá por expresión de su volumen V=
o
abcXsp
y el segundo v——~ •-• : la razón de estos volúmenes sera
V ABCxSP „ . . , „ ABC ¿FP 2 ,
_=— _ p e r o Atambién
v n
se tiene 318. Cor.) —;—= -• lue-
v abexsp ' abe ~~2'
sp
lx V SP* SP AB l4 F AB*
go resulta — = = ; ; y como e s — = — - , resulta vpor fin — = — - .
v o^ sp ab' v T3
1
sp al
2.° Sean ahora dos poliedros semejantes P y P' que tengan
por aristas homologas L y l. Expresando por T, T, T" los
tetraedros en que se descompone el primero, y por t, £', t"
los tetraedros homólogos en3 que se descompone el segundo, se
T T T z mrr T
tendrál —t - : 3 de donde resulta
7' T3' t"
T+T '+T". l3 p T
3 ó bien
M-f-W".... T' ~F~'V
Escolio.—Este último teorema puede enunciarse también del
siguiente modo:

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 262 —
Los volúmenes de los poliedros semejantes son directamente
perdónales á los cubos de sus líneas homologas.
De la fórmula que expresa esta relación se deduce tambie
L_
l -v/z.
Y p'
lo cual indica que para ampliar ó reducir un políj

dro en una razón dada, la escala de ampliación ó reducción <j


las aristas de este poliedro ha de ser igual á la raiz cúbica de J
razón dada. Por ejemplo, si el volumen del nuevo poliedro del
ser la milésima parte del poliedro dado, habrá que hacer si
aristas diez veces menores que sus homologas del poliedro dad*
257. POLIEDRO REGULAR es un poliedro cuijas caras son pol
gonos regulares iguales, y cuyos ángulos diedros son también toé
iguales.
La existencia de estos poliedros se funda en el siguien
Teorema.—Los poliedros regulares convexos son cinco y no pue-
den ser más.
En efecto. La suma de las caras de un ángulo poliedro con-
vexo (261) ha de ser menor que cuatro ángulos rectos; y el
número de ellas no puede ser menor de tres. Examinando, pues,
cuáles y cuántos ángulos de polígono regular pueden satisfacer
á dichas condiciones, quedará determinado cuántos pueden ser
los poliedros regulares.
El polígono regular de menor número de lados es el trián-
gulo equilátero, cuyo ángulo vale 60°: así, pues, siendo las caras
del poliedro triángulos equiláteros, se podrán
Fig-, 254.
reunir alrededor de un punto, para formar án-
gulo poliedro convexo, tres de estos triángu-
los; originándose de este modo el tetraedro re-
gular ABOD (fig. 254), limitado por cuatro
triángulos equiláteros, y que tiene cuatro ve'rti-
' ees y seis aristas.
También se podrán reunir alrededor de un punto , para
formar ángulo poliedro convexo, cuatro triángulos equiláteros;
Fig. 255. porque la suma de sus cuatro ángulos es 2-10°; y de
este modo resulta el octaedro regular ABC D EF
B (fig. 255), limitado por ocho triángulos equiláte-
ros, y que tiene seis ve'rtices y doce aristas.
También se podrán reunir cinco triángulos
equiláteros alrededor de un punto, para formar
ángulo poliedro convexo; pues la suma de los
cinco ángulos será 300 °, menor aun que cuatro
rectos; y de este modo resulta el icosaedro regu-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 263 -
. . /fig. 256), limitado por veinte triángulos equiláteros, y que
t¡ene doce ve'rtices y treinta aristas. Pero
con seis ángulos de triángulo equilátero,
c u y a suma es 360°, no se puede formar
ángulo poliedro, pues los seis triángulos
reunidos alrededor de un punto, quedarían
formando un mismo plano; y reuniendo más
de seis ángulos de triángulo equilátero, con
mayor razón será imposible formar ángu-
lo poliedro.
Sigue inmediatamente al triángulo equilátero el cuadrado, en
el orden de los polígonos regulares, y como el ángulo de un
cuadrado vale un recto, se podrá formar ángulo poliedro reunien-
do alrededor de un punto tres ángulos de cua- Fte. 257.
drado: así se forma el exaedro regular ó cu-
bo AJS (fig. 257), limitado por seis cuadrados, y
que tiene ocho vértices y doce aristas. Pero con
A
cuatro ó más ángulos de cuadrado no se puede
formar ángulo poliedro, por lo cual no liay más \í
poliedro regular que tenga por caras cuadrados que el exaedro.
Sigue al cuadro el pentágono regular, cuyo ángulo vale 108°,
y por tanto, se podrá formar ángulo poliedro reuniendo alrede-
dor de un punto tres ángulos de pentágono regular, cuya suma
es 324°: así se forma el dodecaedro regular (fig. 258), limitado
por doce pentágonos regulares, y que tiene
veinte ve'rtices y treinta aristas. Pero cua-
tro ó más ángulos de pentágono regular no
pueden formar ángulo poliedro, porque su
suma es mayor que cuatro rectos; y en
su virtud, no hay más poliedro regular que
tenga por caras pentágonos que el dode-
caedro.
Después del pentágono sigue el exágono
regular, cuyo ángulo vale 120°; y reuniendo tres de estos ángu-
los, su suma vale cabalmente cuatro rectos; por lo cual no es po-
sible formar ángulo poliedro que tenga por caras exágonos re-
gulares; y como cuantos más lados tenga un polígono regular
tanto más vale (155) su ángulo, resulta que no se pueden formar
más poliedros regulares que los cinco ya mencionados.
358. Problema.—Construir un poliedro regular dada su arista1.
La construcción del tetraedro regular y la del cubo no pre-
sentan dificultad alguna (315 y 322». E s c ) ; por lo cual, se aplica
este problema á los otros tres poliedros regulares.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 2Gi.—
OCTAEDRO REGULAR. Tomando un cuadrado BCD E(ftg. 255^
del lado dado a, se traza por su centro O la perpendicular Ap
á su plano, y se toma en ella, á ambos lados, las distancia?
OA = OF—OB — OC, que todas son el radio del cuadrado cuyo
lado es a, v'cuvo valor es —— ', J uniendo los puntos A v p
y/2
con B, C, D y E, resulta el octaedro regular. Pues la 3 ocho
aristas AB, BC, CF..... son iguales entre sí, y su valor es

Se ; vé, pues, que tres rectas iguales perpendiculares entre sí


AF, 3D, CE, en su punto medio común O, tienen por extremos
los seis vértices de un octaedro regular.
DODECAEDRO REGULAR. Teniendo un pentágono regular
ABCD E (fig. 258), cuyo lado sea 0, se forma con otros dos igua^
les unidos á los lados AB y AB, un ángulo triedro en A, que
teniendo sus tres caras iguales, tendrá también iguales sus tres
diedros: los tres lados B A, BCjB Gforman otro triedro B igual
íil triedro .4 por tener un diedro igual formado por caras iguales.
Del mismo modo se pueden formar en todos los vértices del pen-
tágono ÁBQBE, con pentágonos iguales á este, triedros igua-
les á A, y se tendrá construida la mitad del dodecaedro.
Construyendo igualmente la otra mitad, y uniendo las dos de
modo que los ángulos salientes de una se adapten á los entran-
tes de otra, se tendrá el dodecaedro regular.
. ICOSAEDRO REGULAR. Se toma un pentágono regular ABOBE
(figura 256), cuyo lado sea a; en su centro O se levanta una
perpendicular OF, y.en el plano que esta y el radio OB deter-
minan , se construye el triángulo rectángulo B O F, cuya hipo-
tenusa sea BF=r.a. Las aristas FA, FB, FC, FD, FE serán igua-
les á a, y por tanto, la pirámide pentagonal que forman tendrá
por caras laterales cinco triángulos equiláteros iguales é igual-
mente inclinados entre sí.
Ahora, en cada uno de los vértices C y D del triángulo FQ D
se coloca el vértice de una pirámide idéntica á la anterior, de
modo que las dos nuevas pirámides tengan con aquella las caras
comunes FCD y FB C, FCD y FDE, y entre sí las caras co-
munes FCD y CDG: así se tendrá construida la mitad del
icosaedro-.
Contrayendo igualmente la otra mitad, y uniéndolas de modo
que los ángulos salientes de una se adapten á los entrantes de
otra, se tendrá el icosaedro regular.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 26o -

CAPÍTULO II.

CUERPOS REDONDOS.

§. 1 . ° — C o n o .

Bajo la denominación de cuerpos redondos comprende la Geo-


metría elemental los cuerpos limitados por una superficie cónica,
cilindrica ó esférica, aunque lo estén también por el plano. Su
significación no equivale á la de cuerpos de revolución; es decir,
engendrados por la rotación de una figura plana alrededor de un eje
situado en su plano; pues aquella deja excluidos á muchos de estos
cuerpos, y en cambio comprende al cono y cilindro oblicuos,
que no son cuerpos de revolución. ,
Dicha denominación, aunque algo vaga, se conserva por su
antigüedad, y porque no es enteramente impropia; pues todos
los cuerpos á que se aplica tienen un sistema, por lo menos, de
secciones paralelas circulares, y en este sentido son redondos
todos ello«.
Los cuerpos redondos son tres: cono, cilindro y esfera.
359. Se llama CONO el cuerpo limitado por una superficie có-
nica y un plano que corte á todas sus generatrices. Este plano limi-
tado por la superficie cónica, se llama la base del cono: el vértice
de la superficie y la distancia de este vértice á la base, se llaman
vértice y altura del cono.
Si la base de un cono es un círculo, el cono se llama circular,
y la recta que une el vértice con el centro de la base se llama eje
del cono. Siempre que el eje sea perpendicular á la base, el cono
se llama recto; y siempre que el eje sea oblicuo á la base, el cono
se llama oblicuo.
Resulta, pues, que el cono recto circular SABC{ñg. 213)
está limitado por una superficie cónica de revolución (276) y
un plano perpendicular á su eje; y en su virtud, es un cuerpo de
revolución, engendrado por un triángulo rectángulo SO A que
gira alrededor de uno de sus catetos £ 0 . En este movimiento,
eLcateto fijo SO es el eje del cono y determina su altura; el
cateto móvil O A describe la base del cono y constituye el radio
do esta base; y l a hipotenusa SA describe la superficie cónica de
revolución y se llama lado ó apotema del cono.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 266 —
El eje del cono de revolución es un eje de simetría; todos los
planos que pasen por el eje, que son los planos meridianos, son
planos de simetría; y considerando la superficie cónica en sus
dos hojas, el vértice es un centro de simetría.
De lo expuesto se infieren los siguientes
Corolarios.—1.° Si un cono de revolución se corta por un plano
paralelo á su iase, la sección es un círculo. Pues el plano secante
será perpendicular aleje, y su sección con la superficie cóni-
ca (277) será una circunferencia.
2.° Si un cono de revolución se corta por un plano que pase per el¡
eje, la sección esun triángulo isósceles, duplo del triángulo genera^
dor del cono. Pues el plano secante contendrá dos posicioneai|
opuestas del triángulo generador. <¡
Estas propiedades facilitan la resolución del siguiente, <
Problema.—Dado un cono de revolución, hallar su altura.
Se halla (79. Esc.) el centro O de la base, con lo cual se ten-
drá el radio O A de la misma; y se construye en cualquier plano
un triángulo rectángulo que «tenga este radio por cateto y el
lado SA del cono dado por hipotenusa: el otro cateto de este
triángulo es la altura pedida.
3 6 0 . Un cono de revolución está determinado, siempre que
lo esté su triángulo generador; y como este es un triángulo rec-
tángulo, estará determinado siempre que se conozcan sus dos
catetos, uu cateto y la hipotenusa, un cateto y un ángulo agu-
do, ó la hipotenusa y un ángulo agudo; por consiguiente,
Un cono de revolución está determinado siempre que se conozca:
i.° su altura y el radio de su base; 2.° su altura y su lado; 3.° el
radio de su base y su lado; 4.° el radio de su base y el ángulo cónico;
5.° su altura y el ángulo cónico; 6.° su, lado y su ángulo cónico.
A cada uno de estos casos de determinación del cono corres-
ponde otro análogo de igualdad de conos, y todos tienen demos-
traciones análogas á la del siguiente
Teorema.—Dos conos de revolución son iguales, siempre que
tengan igual altura y bases iguales.
En efecto. Superponiéndolos de modo que sus bases coinci-
dan, los centros de estas bases coincidirán también; los ejes de
los conos, que son perpendiculares á las bases en su centro, tam-
bién coincidirán; y.como las alturas de ambos conos son iguales,
sus vértices se confundirán en uno solo. Los lados de ambos
conos, que son rectas limitadas por el vértice y la circunferencia
de la base, tendrán dos á dos sus extremos comunes, y formarán
una sola superficie cónica: por consiguiente, los dos conos ha-'
brán coincidido en uno solo, y por tanto, serán iguales.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 267 —
Escolio.—La igualdad de los conos en el teorema anterior re-
sulta de que, según la hipótesis, han de tener iguales sus trián-
gulos generadores, y siempre que esto se verifique, los dos conos
serán iguales necesariamente. Por esta razón todos los casos de
igualdad de conos de revolución se reducen al siguiente:
Dos conos de revolución son iguales, siempre que tengan igualeSx
sus triángulos generadores.
3 6 1 . Dos conos de revolución son semejantes, siempre que lo
sean sus triángulos generadores; y en su virtud, serán puntos
homólogos los vértices y los centros de las bases; rectas homolo-
gas, las alturas, los lados y los radios de las bases; y las circun-
ferencias de estas bases serán también líneas homologas. De las
relaciones que existen entre estas líneas resultan los siguientes
Corolarios.—L° Si un cono de revolución se corta por un plano
paralelo á la base, el cono deficiente es semejante al total. Pues sus
triángulos generadores SO A y SO'A' son semejantes.
2.° Las líneas homologas en los conos semejantes tienen la razón
de la semejanza. Pues los lados, las alturas y los radios de las
bases son directamente proporcionales, como lados homólogos
de los triángulos generadores; y las circunferencias de las bases
son (187) directamente proporcionales á sus radios.
3.° Las bases de los conos semejantes son directamente 'proporcio-
nales á los cuadrados de sus alturas y á los enmadrados de sus lados.
Pues dichas bases son (198. Cor.) proporcionales á los cuadra-
dos de sus radios, y estos lo son á las alturas y á los lados.
Este corolario admite el enunciado siguiente:
La razón de las bases de dos conos semejantes es el cuadrado de la
razón de la semejanza.
4.° En todo cono de revolución la base y las secciones paralelas á
ella son proporcionales á los cuadrados de sus distancias al vértice.
Pues estas distancias son las alturas de los conos deficientes se-
mejantes, cuyas bases son dichas secciones.
5.° Si dos conos de revolución de igual altura se corlan per pla-
nos paralelos á sus bases y equidistantes de ellas, las secciones son
directamente proporcionales á las bases. Pues las distancias de las
secciones á los vértices son iguales en ambos conos, y la razón
de los cuadrados de estas distancias será la misma en ambos.
363. Siempre que un cono se corta por un plano paralelo á
su base, la parte comprendida entre la base y la sección se lla-
ma tronco de cono de bases parale las; y la parte del lado del cono
contenida en el tronco se llama lado del tronco: las relaciones que
ligan el tronco de cono con el cono total y el deficiente permi-
ten resolver el siguiente

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 268 —
Problema,—Dado un tronco de cono de revolución de bases para-
::
lelas, hallar su altura, la del cono total y la del deficiente. " '"
1
FÍR.259. La altura 00' (fig. 259) del tronco AB se de-
,i\S termina por construcción del modo siguiente:
/¡\ Se hallan los centros O y O' de las dos bases
del tronco, para trazar un diámetro en cada una;
y después se construye en cualquier plano un
triángulo rectángulo, que tenga un cateto igual á
la diferencia P A de los radios, y la hipotenusa
igual aliado A A' del tronco; el otro cateto es la
altura del tronco, pues PA' es iguala 00'.
También se pueden obtener gráficamente la altura total SO
y la deficiente SO', después de hallada la del tronco 00', sin:
más que construir un trapecio simétrico ABB'A', cuya al-
tura 00' sea la del tronco, y sus bases AB y A'B' los dos diá-
metros; y prolongando hasta su encuentro S los lados no parale-
los de este trapecio, resulta la altura total SO y la deficiente SO'.
Pero es preferible obtenerlas por el siguiente cálculo: por la seme-
SO OA
janza de los triángulos SO A y SO'A' se tiene "^—Tyjh q u e da
SO—SO' OA—O'A' , J , ,A „ „ OA{SO—S'0')
SO OA ' de donde
— resulta S0=- OA—O'A1
SO—SO' OA—O'A' , , , ^ nrxt OA'(SO—SO'
SO' OA' ' de donde resulta SO'z OA—O'A1 '
3 6 3 . Teorema.—El área lateral de un cono de revolución es
igual á li mitad del producto de la circunferencia de su base por
su lado.
En efecto. El área lateral del cono es la medida de su super-
ficie curva ; y como esta es una superficie cónica de revolución,
que según lo expuesto (283) se puede extender sobre un plano
conservando su misma magnitud, y tiene por desarrollo un sec-
tor circular, el área de este sector será igual al área lateral del
cono: pero el área del sector (196) es la mitad del producto
de su arco por su radio, y como el arco de dicho sector (283)
tiene la misma longitud que la circunferencia de la base del
cono, y el radio del sector es igual al lado del cono, resulta que
el área lateral del cono es igual á la mitad del producto de la
circunferencia de su base por el lado.
Así, expresando por L el lado del cono y por Cía circunfe-
rencia de su pase, su área lateral A tendrá per valor Az=z-^-OL.
Fórmula que da el valor de una de las cantidades A, O, L,
cuando se conozcan los de las otras dos.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 269 -
Expresando por R el radio de la base del cono, la circunfe-
rencia será C=2TCR, y el área anterior será A=nRL.
Corolarios.—].° La razón de las áreas laterales de dos conos
de revolución semejantes, es el cuadrado de la razón de la semejanza,.
Pues si A y A' son las áreas de dichos conos, RjR' los radios
T r, i ¿ ± A >A ' K R L R L

de sus bases, y L y L sus lados; se tendrá -—=-- Pf -•=:-——;


A TZR L R L
y como la semejanza de los cono^ ó de sus triángulos generadores,
R L n. RL L1 , A L *
da - = £ 7 , o bien ^ 7 J , = Z ^ resulta - p = — .
2.° Las áreas laterales de dos conos semejantes son directamente
proporcionales á las áreas de sus bases. Pues la ra/on de estas es
(358. Cor. 3.°) también el cuadrado de la razón de la semejanza.
3.° La razón de las áreas totales de dos conos semejantes, es
igual á la razón de las áreas laterales, ó de las bases, de los mismos.
Pues lns áreas totales son sumas de las áreas laterales con las
áreas de las bases respectivas; y expresando por TjT' las pri-
meras, por L y L' las segundas, por B y B' las terceras,
L B 1 L-\-B B T B
se tiene -jV=-^,, que da ¿,,g,= •$,» ó sea ^r= ~^.
4.° El área total de un cono de revolución es igual al producto
de la circunferencia de su base por la semisuma del radio de la base
y el lado. Pues el área total se compone del área lateral y del
área de la base: la primera es -KRL y la segunda iti?2, cuya suma
R+L
es KRL+TIR?=TZRIR±L)=2KR -~—.
Escolio. Cuando el lado de un cono de revolución es igual
al diámetro de su base, el cono se llama equilátero; entonces el
desarrollo de su superficie lateral (283. Esc.) es un semicírculo
de doble radio que la base, y por consiguiente,
El área lateral de un cono equilátero es doble del área de la base.,
y los dos tercios del á,rea total.
364. Teorema.—El área lateral de un [tronco de cono de revo-
lución de bases paralelas, es igual al producto de su lado por la
semisuma de las circunferencias de sus bases.
En efecto. El área lateral del tronco de cono AB' (fig. 259) es
la diferencia de las áreas laterales de los conos SA B, SA'B'; la
primera equivale al sector circular que tenga por radio S A, y la
segunda al sector circular cuyo radio sea SA': luego la del tronco
equivaldrá al trapecio circular que resulta por diferencia de am-
bos sectores; pero el área de este trapecio (204) es el producto
de su altura A A' por la semisuma de sus bases; y como su altu-
ra A A' es igual al lado del tronco, y sus bases tienen igual Ion-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 270 —
gitud que las circunferencias de las bases del tronco, resulta que
el área lateral del tronco es igual al producto de su lado por la
semisuma de las circunferencias de sus bases.
Así, expresando por L el lado del tronco, por C j C las cii
cunferencias de sus bases, su área lateral A tendrá por expresioj
C-\-C
A — L.—ñ—• Fórmula que da una de las cuatro cantidj
des A, L, C, C, cuando sean conocidas las otras tres.
Expresando por R y r los radios de Jas bases del tronco, \
expresión anterior se cambiará en A=-xL{R-±-r).
Escolio.—La ttltima fórmula se puede escribir también baj
. n R+r R+r •
esta otra forma: A~- 2 r.—-—x¿,ycomo —^— es la medi
J
R-\-r
diferencial entre Ji y r, 2r—~— será la circunferencia. niedij
diferencial entre 2TZR y 2 r r , la cual estará situada (283) en 1¡
superficie lateral del tronco á igual distancia de las dos bases,;
en su virtud se tendrá que,
El área lateral de un tronco de cono de revolución de bases parÁ
lelas, es igual al producto de su lado, por la circunferencia de l
sección equidistante de sus dos bases.
Esta misma expresión puede aplicarse evidentemente al conc
entero, considerado como un tronco cuya base menor es cero,
:
y entonces resulta que
El área lateral del ceno de revolución es igual al producto de si
lado, por la circunferencia de la sección equidistante del vertid
y de la base.
Otra forma muy conveniente puede darse también á la ex*
presión del área del tronco de cono, por medio del siguiente \
3 6 5 . Teorema.—El área lateral de un tronco de cono de revo-
lución de bases paralelas, es igual al producto de su altura, por li
circunferencia que tenga por radio la perpendicular trazada en U
sección meridiana al lado del tronco en su punto medio, y compren^
dida entre este punió y él eje. '
En efecto. Sea ABB'A' la sección meridiana del tronco
(figura 260); trazando por el punto medio Cdel lado A A' la rec-
ta CO perpendicular á A A', y CE per-
pendicular al eje, y por el punto A1 la
recta A'D perpendicular á AR, los trián-
gulos CEO y A'DA serán semejan-
tes, por tener sus lados respectivamente
. . . , , AA' CO
perpendiculares, y darxan n~~r~K;

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 271 —
y suponiendo trazadas las circunferencias cuyos radios sean
lue se tiene
CO y CE se tendrá (187) •Q^ — ^Q^* g°

A^—^Ví ; de donde resulta AA'X2KCE = A'Dx2xCO.


AD ¿TZ L Ja
El área lateral del tronco de cono, que es igual, como se
ha visto, al primer miembro de esta igualdad, será también
igual al segundo, y resulta por fin para su valor A'Dx2itC O,
6 bien FGx2nCO, que es la tesis del enunciado.
Corolario.—El área lateral de un cono de revolución, es igual al
praducto de su altura, por la circunferencia que tenga por radio la
perpendicular trazada en la sección meridiana al lado del cono en
su punto medio, y comprendida entre este punto y el eje. Pues el
cono puede mirarse como un tronco cuya base menor es cero.
2 6 6 . Si una pirámide tiene por vértice el mismo de \vn cono
dado, y por base un polígono inscrito 6 circunssrito al círculo
que sirve de base al mismo cono, se dice que la pirámide está
inscrita ó circunscrita á diclio cono. En el primer caso, las
aristas laterales de la pirámide están situadas en la superficie
cónica, toda la pirámide es interior al cono, y se dice que este
está inscrito á aquella. En el segundo caso, las caras laterales
de la pirámide son tangentes á la superficie cónica, todo el cono
es interior á la pirámide, y se dice que escá inscrito en esta.
De aquí resultan los siguientes
Corolarios.—1.° Toda pirámide regular es inscribible y cir-
cunscribióle á un cono de revolución. Pues trazando en. la base de
la pirámide los círculos circunscrito é inscrito, y construyendo
los conos que tengan estos círculos per bases y por vértice el
mismo de la pirámide, resultarán los conos de revolución cir-
cunscrito é inscrito en la pirámide.
2.° Todo cono de revolución es el límite superior de las pirámi-
des regulares inscritas y el límite inferior de las circunscritas al
mismo, cuyo número de caras aumenta indefinidamente. Pues el
círculo inscrito que sirve de base al cono es (198) el límite de
los polígonos regulares que sirven de bases á las pirámides.
367. Teorema.—El volumen de un cono de revolución es igual
al tercio del producto de su base por su altura.
En efecto. El volumen del cono es el límite de ios volúme-
nes de las pirámides inscritas en el mismo, cuyo número de
caras aumenta indefinidamente. Pero el volumen de cada una de
estas pirámides (340. Cor. 2.°) es el tercio del producto de su
base por su altura: las bases son polígonos que tienen por límite
el círculo que sirve de base al cono; la altura es constante para

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


todas las pirámides y para el cono; luego en el límite el volúnv
de la pirámide se convertirá en el del cono, y será igual al t?
cío del producto de su base por su altura. Así, pues, expresan^
por 7 el volumen del cono, por B el área de su base, y por A i
BA <
altura, se tendrá 7 = —^-.
Llamando R al radio de la base B> será B=T:R2, y por tan!
TIR-A }
la fórmula anterior se cambia en V=—.5—. Formula que da uj
de las cantidades V, A, R, cuando sean conocidas las otras dq
Corolario.—La razón de los volúmenes de dos conos de ret
l%cion semejantes es igual al cubo de la razón de la semeja/ni
Pues si F y V son los volúmenes de dichos dos conos, R y j
los radios de sus bases, y A y A1 sus alturas respectivas; se
J . Tr nR*A Tr TtR'*A' , V R*A
tendrá V~—^— , 7'=—^—•;luego ; luego f^^ñj,
V R<•"A' ; y
como
por la

R A
- R* A\
6 i e n wi~~7n
semejanza de los conos se tiene 5-, '"I 7 '» °* k
ñ,—77
, B?A A3 V A3
que
IFA'^AJ*' r e s u l t a V~A'~r
Este mismo corolario puede tener el siguiente enunciado: ;
Los volúmenes de dos conos de revolución semejantes son direct
mente proporcionales á los culos de sm lineas homologas.
3 6 8 . Teorema.—El volumen de un tronco de cono de revolución
de lases paralelas, es igual al tercio del producto de su altura por la
suma de sus bases y %ma media proporcional entre ellas.
En efecto. Considerando las pirámides regulares inscritas en
el cono total, cortadas por el plano de la base menor del tronco
de cono, el volumen de este será el límite de los volúmenes de
los troncos de aquellas, cuando el número de sus caras aumenta
indefinidamente; y como estos troncos de pirámide tienen por
bases polígonos regulares inscritos en los círculos que sirven de
bases al tronco de cono, y la altura común de todos ellos es la
misma, resulta que en el límite el volumen del tronco de cono
tendrá por expresión (341. Cor. 2.°) el tercio del producto de la
altura por la suma de las bases y una media proporcional entre
ellas. Así expresando por 7 el volumen del tronco de cono,
por B y b las áreas de sus bases y por A su altura, se ten
dra 7 = 4 {-B-^b+\/Bb).
Llamando R y r á los radios de las bases B y b, la fórmula
A TCA
anterior se cambia en 7 = -^•{'nR2'h-nr24-7:Rr)——{Ri-{-r2-\-Rr)-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- ¿7:* —
369. Entre las aplicaciones usuales de los principios ante-
riores, merece especial mención el aforo de los toneles ó avalúo
de su cabida, que se efectúa del modo siguiente:
Considerado el tonel O'O" (fig. 261), cuya altura es 0'0"=A
y los radios A O—R y A'0'=A"0"—r, como la su- -piz. 261.
ma de dos troncos de cono iguales unidos por su
TzA
base mayor, su volumen será V= -¿r (R*-j-r'J-{-Rr);
pero de este modo se comete un error por defecto
que no debe despreciarse, pues equivale al volu-
men engendrado por la rotación de los segmen-
tos AmA' y AnA" alrededor del eje del tonel. Si
para evitarlo se modifica la fórmula anterior
TZA
cambiando Rr en R'\ se tendrá F ~ ~ ( 2 ^ 2 + J ' s ) ; pero el error
KAR2 TZARV KAR n
por exceso — ^—=——(/£—r) es mayor en general
que el cometido antes por defecto.
La fórmula que mejor satisface á la forma general de los
toneles comunes es F=^-r[2^ 2 +r 2 ——(ig 2 —r 2 )].

i;. ®.°— C i l i n d r o .

370. Se IVama CILINDRO al cuerpo limitado por una superficie


cilindrica y dos planos paralelos que corten á todas sus generatrices.
Estos planos limitados por la superficie cilindrica se llaman las
bases del cilindro, y la distancia entre ellas altura del cilindro.
De lo expuesto (2851 resulta que las dos bases de un cilindro
son necesariamente iguales.
Si las bases de un cilindro son círculos, el cilindro se llama
circular, y ia recta que une los centros de ambas bases se llama
eje del cilindro. Siempre que el eje sea perpendicular á las bases,
el cilindro se llama recto, y oblicuo en caso contrario.
Resulta, pues, que el cilindro recto circular A O' (fig. 215)
está limitado por una superficie cilindrica de revolución (284)
y dos planos perpendiculares á su eje; y en su virtud, es un cuer-
po de revolución engendrado por un rectángulo O A A'O', que
gira alrededor de uno de sus lados 00'. En este movimiento el
lado fijo es el eje del cilindro y determina su altura; los dos la-
dos contiguos describen las bases del cilindro y constituyen el
radio de este; y el lado opuesto describe la superficie cilindrica
de revolución y se llama lado del cilindro.
18
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
_ 274 -
El eje del cilindro de revolución es un eje de simetría; todos
los planos que pasen por el eje, que son los planos meridianos
son planos de simetría; y además el plano paralelo á las bases y
equidistante de ambas es otro plano de simetría.
De las definiciones anteriores se infieren los siguientes
Corolarios.—1.° Si un cilindro de revolución se corta por un
plano paralelo á su base, la sección es un círculo. Pues el plano se-
cante será perpendicular al eje, y su sección con la superficie
cilindrica es (285) una circunferencia.
2.° Si un cilindro de revolución se corla por un plano que pase
por el eje, la sección es un rectángulo duplo del generador del ci-
lindro. Pues el plano secante contendrá dos posicioiies opuestas
del rectángulo generador.
3.° La altura de un cilindro de revolución es igual á su lado.
Pues son lados opuestos de un rectángulo.
3 7 1 . Un cilindro recto está determinado, siempre que lo este'
su rectángulo generador, y como este estará determinado siem-
pre que se conozcan sus dos lados, resulta que
Un cilindro de revolución está determinado, siempre que se co-
nozcan su altura y su radio.
Lo que origina el siguiente caso de igualdad de cilindros.
Teorema.—Dos cilindros de revolución son iguales, siempre que
tengan igual altura é igual base.
En efecto. Superponiéndolos de modo que una base del uno
coincida con otra del otro, los centros de estas bases coincidirán
también; los ejes de los cilindros, que son perpendiculares a las
bases en su centro, también coincidirán; siendo iguales las altu-
ras de ambos cilindros, los ejes lo serán también, y tendrán co-
munes sus otros extremos; y las otras bases de ambos cilindros,
que lian de ser perpendiculares en su extremo á los ejes que han
coincidido, coincidirán igualmente. Los lados de ambos cilindros,
que son rectas paralelas al eje limitadas por las circunferencias
de ambas bases, tendrán dos á dos sus extremos comunes y for-
marán una sola superficie cilindrica: por consiguiente, los dos
cilindros, que han coincidido en uno solo, serán iguales.
Escolio.—La igualdad de los dos cilindros en el teorema an-
terior resulta de ser iguales sus rectángulos generadores; y
siempre que esto se verifique, los dos cilindros serán iguales ne-
cesariamente. Por esta razón todos los casos de igualdad de ci-
lindros de revolución, que pudieran derivarse de los diversos
caso3 de igualdad de rectángulos, se reducen al siguiente:
Dos cilindros de revolución son iguala, siempre que tengan igua-
les sus rectángulos generadores.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 275 -
3 7 2 . Dos cilindros de revolución son semejantes, siempre que
lo sean sus rectángulos generadores; y en su virtud, son puntos
homólogos los centros de las bases; son rectas homologas las
alturas, los lados y los radios; y las circunferencias de las bases
respectivas son también líneas homologas. Las relaciones que
existen entre estas líneas motivan los siguientes
Corolarios.—1.° Si un cilindro de revolución se corta por un
plano paralelo ásu base, ninguno de los cilindros parciales es seme-
jante al total; ni aquellos lo serán entre sí, como no sean iguales.
Pues sus rectángulos generadores no son semejantes, ni pueden
serlo más que los dos parciales, cuando sean iguales.
2.° Las líneas homologas en los cilindros se/nejantes tienen la
razón de la semejanza. Fues los lados, las alturas y los radios de
las bases son directamente proporcionales, como lados homólo-
gos de los rectángulos generadores; y las circunferencias de las
bases son también proporcionales á sus radios.
3.° Las bases de los cilindros semejantes son directamente pro-
porcionales á los cuadrados de sus alturas 6 de sus lados. Pues di-
chas bases son círculos proporcionales á los cuadrados de sus
radios, y estos lo son á las alturas ó á los lados.
Este corolario puede enunciarse también del siguiente modo:
La razón de las bases de dos cilindros semejantes es el cuadrado
de la razón de la semejanza.
3 7 3 . Teorema.—El área lateral de un cilindro de revolución
es igual al producto de la circunferencia de su base por su lado.
En efecto. El área lateral del cilindro es la medida de su su-
perficie curva; y como esta es una superficie cilindrica de revo-
lución, que según lo expuesto (291) se puede extender sobre un
plano conservando su misma magnitud, y tiene por desarrollo un
rectángulo, el área de este rectángulo será igual al área lateral
del cilindro: pero el área del rectángulo es el producto de su
base por su altura; y como la base de dicho rectángulo tiene la
misma longitud que la circunferencia de la base del cilindro, y
la altura del rectángulo es igual al lado del cilindro, resulta que
el área lateral del cilindro es igual al producto de la circunfe-
rencia de su base por su lado.
Así, expresando por L el lado del cilindro y por Q la circun-
ferencia de su base, su área lateral A tendrá por valor A = CL.
Si es R el radio de la base del cilindro, la expresión del ár°a
anterior será A = 2tiRL. Fórmula que da una de las cantida-
des A, E, L, cuando sean conocidas las otras dos.
Corolarios.—1.° La razón de las áreas laterales de dos cilindros
de revolución semejantes es el cuadrado de la razón de la semejanza.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 276 -
2.° Las áreas laterales de dos cilindros semejantes son directa
mente proporcionales á las áreas de sus bases.
3.° La razón de las áreas totales de dos cilindros semejantes es
igual á la razón de las áreas laterales, ó de las bases, de los mismos.
Se demuestran del mismo modo expuesto para sus análogos
del cono (363. Cor. 1.°, 2.°, 3.°).
4.° El área total de un cilindro de revolución es igual al producto
de la circunferencia de su base por la suma del radio y el lado. Pues
el área total es la suma del área lateral y de las áreas de ambas
bases: la primera e$2¡zRL y cada una de las otras es fruí2; la
total será, pues, la suma 2nRLJr2 KR2 = 2T:R(R-{-L}.
374. Si un prisma tiene la misma altura que un cilindro
dado, y por bases polígonos inscritos ó circunscritos á los círcu-
los que sirvan de bases al mismo cilindro, se dice que el prisma
está inscrito ó circunscrito á dicho cilindro. En el primer caso
las aristas laterales del prisma están situadas en la superficie
cilindrica, todo el prisma es interior al cilindro, y se dice que este
está circunscrito á aquel. En el segundo caso las caras laterales
del prisma son tangentes á la superficie cilindrica, todo el cili^
dro es interior al prisma, y se dice que aquel está inscrito i
este. De aquí resultan los siguientes •
Corolarios.—1.° Todo prisma regular es inscribible y circun
cribible á un cilindro de revolución. ,
2.° Todo cilindro de revolución es el límite superior de los prí
mas regulares inscritos y el inferior de los circunscritos al misn%
cuyo número de caras aumenta indefinidamente. ''
Por razones análogas á las expuestas (366. Cor.).
375. Teorema.—El volumen de un cilindro de revolución e.
igual al producto de su base por su altura.
En efecto. El volumen del cilindro es el limite de los volúme-
nes de los prismas inscritos en el mismo, cuyo número de caras
aumenta indefinidamente. Pero el volumen de cada uno de estos
prismas (338. Cor. 2.°) es el producto de su base por su altura;
las bases son polígonos que tienen por límite el círculo que sirve
de base al cilindro; la altura es constante para todos los prismas
y para el cilindro; luego en el límite, el volumen del prisma se
convertirá en el del cilindro, y será igual al producto de su base
por su altura.
Así, pues, expresando por F e l volumen del cilindro, por B
el área de su base y por A su altura, se tendrá V = B A.
Llamando i? al radio de la base B, la fórmula anterior se
cambia en V-—TZR*A. Fórmula que da una de las cantidades
F, R, A, cuando sean conocidas las otras dos.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 277 —
Corolario.—La razón de los volúmenes de dos cilindros de revo-
lución semejantes, es igual al cubo de la razón de la semejanza.
Pues si Vj V son los volúmenes de dichos cilindros, Ry R' los
radios de sus bases, y A y A' sus alturas, so tendrá V=izR'iA,
V R3A
V'—itR^A', luego — = • - 2 , ; y como por la semejanza de
R A R Á
-u- * *
los cilindros se tiene ~»7 = "77 » ° bien fí7s~~7ñ > <lue da

R2A A* F
_ ^ l

Este mismo corolario puede enunciarse del siguiente modo:


Los volúmenes de dos cilindros de revolución semejantes, son
directamente proporcionales á los cubos de sus líneas homologas.
' Escolio.—Si un cono y un cilindro de revolución ambos, AO'B
y AA'B'B (fig. 262). tienen igual base é igual altura, el volu-
men del primero será el tercio del volumen del segundo, como
lo demuestran las precedentes fórmulas de sus j , ^ 262.
volúmenes respectivos. Así, pues, el rectángu- ^ ^,
lo AA'0'0 engendra el cilindro; una de sus mi-
tades, el triángulo AO'O, engendra un cono, cuyo
volumen es el tercio del volumen del cilindro an-
terior; y la otra mitad del rectángulo, el trián-
gulo AO'A', engendrará á la vez un cuerpo de
revolución, cuyo volumen será los dos tercios del
mismo cilindro. * "
3 7 6 . El cilindro y el cono oblicuos tienen propiedades aná-
logas á las del cilindro y cono rectos, aunque tienen además
ofcras esencialmente distintas; pueden ser ejemplo de las pri-
meras las siguientes:
Taorema.—loda sección L'W paralela á la base de un cono 6 de
un cilindro oblicuos (fig. 263), es un círculo cuyo centro está en eleje.
En efecto. Si la intersección O' del plano secante con el eje
se une con dos puntos cualesquiera A' y B' de la sección, las
rectas O'A' y O'B' serán iguales: pues en el cono, la evidente
semejanza de los triángulos SO A y SO'A', SOB y SO'B' dará
SO _ OA SO OB OA OB
sv—oTAr ' Jor=WF'Jportant0 W&TWB''
quesien
"
do OA=OB por hipótesis da O'A'—O'B'; y en el cilindro, son
OA—O'A' y OB = 0'B', por paralelas comprendidas entre
paralelas, y por tanto resulta A'O^O'B'.
377. Se llama plano principal en el cilindro y en el cono
oblicuos, la sección plana AHB que pasa por el eje, y es perpen-
dicular á la base: su intersección con el plano de la base es la

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 278 —
proyección ÁB del eje HO sobre dicha base, y forma con el eje
un ángulo HOB, que mide la inclinación del eje con la base:
toda recta trazada en el plano principal antiparalela á la inter-
sección de este con la base, formará con el eje un ángulo suple-
mentario del que forme dicha intersección: y todo plano perpen-
dicular al principal, que pase por una recta antiparalela á la
intersección referida, se llama plano antiparalelo á la base, y
tiene, entre otras, la propiedad siguiente:
Teorema.—Toda sección antiparalela á la base de un cono, ó de
un cilindro oblicuos, es un círculo.
En efecto. Sea CnD la sección antiparalela a l a b a s e AB:
trazando por un punto cualquiera n de dicha sección un plano
paralelo á la base, la sección será un círculo A'nB', cuyo plano
cortará al anterior en la recta mn, perpendicular al plano prin-
cipal (246), y por tanto, á las dos rectas CD j A'B' (212. Cor. 1.°).
Por ser mn perpendicular al diámetro A'B' de la sección circu-
—2
lar A'nB', se tiene mn —A'mXn-B' ; y por ser antiparalelas
A'B' y CD, serán semejantes los triángulos mCA' y mB'í),
, , B'm Cm , ,
y darán -=¡— = — — , de donde resulta B'm.A'm = Cm.DM:
Dm A'm '
• 2
luego sera mn =Cm. Dm; lo cual indica que mn es media pro-
Fig. 263. porcional entre Cm y Dm. Pero si
•Jí¡! P ^ £ ~ ? ~ 3 ^ e n e l p l a n 0 CnD se traza una cir-
/¡\ í ¡ cunferencia cuyo diámetro sea C D,
c ¡ t y una perpendicular á este diámetro
/"\\ ¿_ / per el punto m, hasta que encuentre
A
/ C Í Z ¿ Z ! S / B / & dicha circunferencia, su longitud
/ / / B será media proporcional entre Cm
í^.zilf.~~^J„ y Dm, es decir, la misma mn: luego
A el punto n pertenece á dicha circun-
ferencia; y como lo mismo puede demostrarse de todos los demás
puntos de la curva CnD, esta será una circunferencia.
Escolio.—Considerando en el cono y en el cilindro oblicuos
pirámides y prismas oblicuos inscritos ó circunscritos, el mismo
método empleado (367, 368, 375) demostrará que
MI volumen de un cono cualquiera es igual al tercio del producto
de su base por su altura.
El volumen de todo tronco de cono de bases paralelas es igual al
tercio del producto de su altura por la suma de sus bases y una me-
dia proporcional entre ellas.
El volumen de un cilindro cualquiera es igual al producto de sn
base por su altura.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 279 -

§. »."—Esfera.

378. ESFEHA es el cuerpo limitado por la superficie esférica-


De aquí se infiere que todas las propiedades de la esfera depen-
den necesaria y exclusivamente de las propiedades de la super-
ficie esférica. El centro, el diámetro y todos los elementos son
comunes para la superficie y para el cuerpo; y en su virtud
La esfera es un cuerpo de revolución engendrado por un semi-
círculo, que gira alrededor de su diámetro.
El centro de la esfera es centro de simetría; todos los diáme^
tros son ejes de simetría; y todos los planos que pasen por el
centro son planos de simetría.
Corolarios.—1.° Toda sección plana de una esfera es un circulo.
Pues todo plano secante da por intersección con la superficie es-
férica (293) una circunferencia,
2.° Una esfera está determinada, siempre que lo e¿ié su centro y
su radio.
3.° Dos esferas son iguales, siempre que tengan igual radio.
4.° Dos esferas cualesquiera son semejantes.
5.° Las líneas homologas de dos esferas cualesquiera son direc-
tamente proporcionales.
379. Se llama 'zona esférica la parte de la superficie de una
esfera comprendida entre dos circunferencias paralelas. Estas
circunferencias se llaman bases de la zona; y la distancia entre
los planos de estas bases se llama altura do la zona. Toda zona
esférica está engendrada por un ar¿o del semicírculo generador
de la esfera: pues mientras el semicírculo PAP' engendra la
esfera O (fig. 218), el arco A A' de este semicírculo describe una
•zona, cuyas bases son las circunferencias AQ y A'C, y cuya
altura es O O', distancia entre los planos de dichas bases, y á la
vez proyección de su arco generador A A' sobre el eje P P'.
Si uno de los planos de las bases de una zona es tangente á
la esfera, la base respectiva se reduce á un punto; entonces la
zona no tiene más que una base y se llama casquete esférico. Así
el arco P A' del semicírculo generador describe un casquete es-
férico, cuya base única es la circunferencia A'C, y cuya altura
es P O', proyección del arco generador A'P sobre el eje PP\
Si en el arco generador de una zona se inscribe una línea que-
brada que tenga los mismos extremos, y cuyo ntimero de lados
aumente indefinidamente, el área descrita por dicha línea que-
brada tendrá por límite el área de la zona. En su virtud, la de-
terminación de esta se funda en el siguiente

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


__ 280 -
Lema.— Si una línea quebrada regular A B C D (fig. 264} gira
Fi%. 264. alrededor de un eje P P ' que pasa por su cen
<iTr-Trp=~-.,iVp tro O, en su plano, y no ¿a corta, describe uno.
»/Z\ I I i > área igual al producto de la circunferencia
//; s'\ j ¡ inscrita en la linea quebrada por la proyección
m"--~.\\ ! j de esta línea sobre el eje.
s>
A"Br < y o Í T * En efecto. La línea quebrada puede te-
ner tres clases de lados: uno CD que sea paralelo al eje; otro»
oblicuos al eje como BC, y otros que tengan un extremo en el
eje como A B. El primero CD describe el área lateral de un ci-
lindro de revolución cuyo radio es Or, y su altura CD = C'D';
que es su proyección sobre el eje P P ' ; y su área (373) será
2nOr x C'D'. El segundo BC, j todos los que este'n en su caso,
describe el área lateral de un tronco de cono de revolución de
bases paralelas, cuya altura es B'C, proyección de BC sobre
el eje, y cuyo lado es BC, que tiene por perpendicular en su
punto medio q la recta qO~rO; y por tanto (365) su área
es 2v:qO . B'C. El tercero AB describe el área lateral de un
cono de revolución, cuya altura es A B', su lado es A B y la per-
pendicular á este lado en su punto medio p, es pO — qO = r O;
su área es 2np OxAB'. Por consiguiente, el área descrita por la
iínea quebrada ABCD será 2trrO[CD'-{-B'C'+AB')=2izrO. AD1.
Teorema.—El área de una zona esférica es igual al producto de
su altura por la circunferencia máxima.
En efecto. La zona es el límite del área descrita por una línea
quebrada regular inscrita en su arco generador, cuando el nú-
mero de lados aumente indefinidamente. Así, pues , si A es el
área de una zona, P la proyección de su arco generador sobre el
eje, que es su altura, y R el radio del arco generador, que es el
mismo de la esfera; á medida que el área descrita por la línea
quebrada tiende hacia A, mientras la proyección de dicha línea
sobre el eje es constante e' igual á P, el radio de la circunferen-
cia inscrita tiende hacia R; por consiguiente, en el límite se
tendm A — P x 2*R.
Corolarios.—1.° Las áreas de las zonas de una misma esfera son
proporcionales á sus alturas. Pues si A y A' son las áreas de dos
zonas de una misma esfera de radio R, y sus alturas son Pj P',
A P
se tendrá A = P. 2 izR, A'— P'.2TIR; luego — = •—.
2.° Todo casquete esférico es equivalente al círculo que tenga por
radio la cuerda de su arco generador. Pues si el arco generador
esPA' (fig. 218), el área del casquete será PO'.2TZPO=PO'.KPP'
—rtPO'.PP', ó bien (127. Cor. 2.°) por último * PA '2.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 281 -
380. Teorema.—El área de la esfera es igual al producto de
su diámetro por su circunferencia máxima.
En efecto. La superficie esfe'rica puede considerarse como
una zona esférica cuya altura es el diámetro , y cuya área será
el producto del diámetro por la circunferencia máxima. Y tam-
bién se puede considerar compuesta de dos hemisferios, que
serán casquetes iguales cuya altura es el radio; y el área de cada
uno será el producto del radio por la circunferencia máxima;
luego la suma de ambos será el producto del diámetro por la cir-
cunferencia máxima. Así, pues, siendo R el radio de una esfera,
su área total A tendrá por expresión A^=2RX2TIR = 4:T:R2.
Corolarios.—1.° El área de la esfera es cuadruplo de su circu-
lo máximo. Pues la primera es 4irR* y la segunda nR*.
2.° Zas áreas de dos esferas son proporcionales á los cuadrados
de sus radios ó de sus diámetros. Pues siendo T~y V los volúmenes i ? )
de dos esferas cuyos radios sean R y R', se tendrá F = 4 i r # 2 ,
T„ , „,, , , 7 ánR2 R- L i . V 4 £ 2 [2Rf
V =AnR », lo que da - ^ ¿ - ^ - ; y también - - = — _ ( — .
3 8 1 . Se llama huso esférico la parte de superficie esfe'rica
comprendida entre dos semicircunferencias máximas: el ángulo
esférico ACB ó AC'B de estas dos semicircunferencias se llama
el ángulo del huso. De aquí se infieren los siguientes
Corolarios.—1.° En, una misma esfera, ó en esferas iguales,
dos husos que tengan igual ángulo son iguales.
2.° En la misma esfera ó en esferas iguales, un huso es igual á
¿a suma de otros dos, si el ángulo del primero es igual á la suma de
los ángulos de los últimos.
3.° Dos husos cualesquiera de una misma esfera, 6 de esferas
iguales, son directamente proporcionales á sus ángulos. Pues satis-
facen á las condiciones (Arit. 255) necesarias para ello.
Para determinar el área del huso, se antepone el siguiente
Teorema.—Dos triángulos esféricos simétricos son equivalentes.
En efecto. Sean los dos triángulos esféricos ABC y A'B'C
(figura 265). Determinando el polo P de la circunferencia que
paaa por los tres puntos A, B y C, los tres
arcos de círculo máximo PA, PB y PC
serán iguales (295.); trazando el diáme-
tro POP', y los arcos de círculo máximo
P'A', P'B' y P'C, serán respectivamente
iguales á los anteriores, por medir ángulos
opuestos por el vértice. Ahora, los trián-
gulos PAB y P'A'B' son simétricos é isós-
celes; por consiguiente, son iguales: en

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 282 -
igual caso están los triángulos PAC y P'A'C, así como PB
y P'B'C: luego el triángulo ABC, que es la suma de PA
PAC y PBCes equivalente al triángulo A'B'C, que es la sum
de P'A'B', P'A'C y />'£' C".
Si el polo P fuese exterior al triángulo ABC, este y su sii»
trico, en vez de sumas de tres triángulos isósceles serian difá
rencias entre uno de estos y la suma de los otros dos. ^
Corolario.—Si dos semicircunferencias máximas AC A' y BCI
se cortan en el mismo hemisferio, la suma de dos triángulos opu*i
tos ACB y A'CB' es igual al huso cuyo ángulo O es el gue tient
opuesto por el vértice ambos triángulos. Pues el triángulo ABn
es equivalente al A'CB' por ser simétricos, y este último com¡¡
pone con el A'CB' el huso cuyo ángulo esférico es C. j¡
3 8 2 . Teorema.—Tomando por unidad de ángulos el áng%h
recto, y por unidad de áreas la del triángulo trirectángulo; el áret
de un huso es igual al doble de la medida de su ángulo esférica,
En efecto. Si A y A' son las medidas de los ángulos de dos
husos de una misma esfera, y Hy II' las áreas de dichos usos(
H A
se tendrá ~jp=-T7~- ^ e r o s* Af es la unidad de ángulo esférico;
es decir, el ángulo recto, H' será la cuarta parte de la esferaj
es decir, el doble del triángulo trirectángulo; y por tantdí
H A
será H'=2; por consiguiente, se tendrá — = y , de dondí
resulta H~2A.-
Escolió.—Representando por a el valor en grados del ángul<J
del huso, por r el radio de la esfera en metros, y por x el área
del uso en metros cuadrados; como el ángulo recto tiene 90°, j
el triángulo trirectángulo es la octava parte -r ^ r 2 del área &t
ce x
la es f era 4 ^ r 2 , se tendrá A—— y E-- , por consiguiente,
90 \Tirí
, a . '
la fórmula anterior dará para el área del huso x=-^r~rt.
3 8 3 . Teorema.—Tomando por unidad de ángulos el ángulo
recto, y por unidad de áreas la del triángulo trirectángulo; el are»
de un triángulo esférico es igual á la suma de las medidas de Í « *
tres ángulos menos 2 unidades. ••
En efecto. Si el triángulo propuesto es ABC (fig. 265); coro*
pletando la circunferencia ABA'B' y prolongando los otros do»
lados hasta que encuentren á la circunferencia anterior, se ten-
drá ABC+BCA'=husoA, ABC-hACB'=huso B, ABC+A'GB'
=huso C. La suma de los primeros miembros, compone la semi-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 283 -
esfera más el duplo del triángulo A BC; y como el área déla
semiesfera es 4, y las áreas de los tres husos son 2A, 2B y 2 C,
expresando por x el área del triángulo propuesto, se tendrá
4j-2#=»2¿+2#-f-2C, de donde resulta cs=A-\-B-\-C—2.
Escolio.—Si r es el valor en metros del radio de la esfera,
a, 6, Y las graduaciones de los tres ángulos del triángulo, y x'
es el área de este en metros cuadrados,
a é Y &'
:ie tendrá A = — , S——~, G—-~ , x=- . de donde resulta
yO 90 »0 y-irr 3 '
_ ¿2
a 4 _ 6 4 - Y _ 1 8 0 ^Xr.r
180
Si los ángulos se aprecian por el valor lineal de sus arcos
correspondientes, en la circunferencia cuyo radio es la unidad,
designando A', B', C los valores de los ángulos A, B, Gdel
.. , , , ¿ 4' 24' 2B' „ 2C
triangulo propuesto, se tendrá A—~— = , 2?= , (]•=• ;
| T 7[ TI 7T
2
lo que da A+B+C—2— — [A'+B'+C— TT). Tero siendo 1 el
radio de la esfera, el triángulo trirectángulo será -¿r , y se
x" 2x"
tendrá x'= -—=•——, siendo x" el área del triángulo en este sis-
tema de unidades; luego resulta x"=A'-\-B'-\-C'—TC.
El número abstracto A'-\~B'-\-C'—TT se llama exceso esférico
del triángulo propuesto.
Corolario.—Tomando el ángulo recto por unidad de ángulos, y el
triángulo trirectángulo por unidad de áreas, el área de un polígono
esférico de n lados es igual á la suma de las medidas de todos sus án-
tulos menos 2(n—2}. Pues descomponiendo el polígono en trián-
|ulos esfe'ricos, por arcos de círculo máximos diagonales con-
currentes en un mismo vértice, bastará aplicar la fórmula pre-
cedente á cMa uno de estos n—2 triángulos esfe'ricos, para
• * ' ' 1 ° 1 ' dicho resultado.
Se llama sector esférico el cuerpo engendrado por la ro-
tación de un sector circular alrededor de un eje, que pase por su
centro en su plano y no corte á su arco. La zona descrita por el
arco del sector circular se llama la base del sector esfe'rico.
Si en el sector circular, generador de un sector esférico, se
inscribe un sector poligonal regular, cuyo número de lados
aumente indefinidamente, el volumen descrito por dicho sector
poligonal tendrá por límite el volumen del sector esfírico. En
su virtud, la determinación del volumen de un sector esférico
se funda en el siguiente
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 234 —
JLema.—Si un triángulo girx alrededor de un eje exterior á él, J
que pase por su vértice en su plano, engendra un volumen igual 4
producto del área que describe la base por el tercio de la altura. \
Las diversas posiciones relativas del triángulo respecto a
eje se comprenden todas en tres casos distintos: 1.° que la basé
tenga un extremo en el eje; 2.° que la base prolongada encuení
tre al eje; 3.° que la base sea paralela al eje. ;
1.° Sea el triángulo ABC (fig. 266;, que tiene su vértice A
el eje, y su base BC tiene un extremo
en el eje; la altura CD puede ser interioj
ó" exterior al triángulo A BC (1. a y 2. a po!
sicion), y el volumen engendrado por esifl
será la suma ó la diferencia de los cono)
engendrados por los triángulos rectánguj
los AOD y BCD. Á la vez el cilindi-o en¡
gendrado por la rotación del rectángula
ABB'A', es la suma ó la diferencia de loj
cilindros engendrados por los rectángtl
los ABC A', BDCB': pero cada uno di
aquellos conos es respectivamente el teí
ció de cada uno de estos cilindros; luego en ambas posición©
el volumen engendrado por el triángulo ABC es el tercio dé
cilindro que engendra el rectángulo ABB'A', y se tieai

Vol. ABC = \-TZCD^.ABZ= y nCD. CB.AD; y como se tiejj


ne GD.AB~BC.AE, por ser estos dos productos formas dis«
tintas del doble del área del triángulo propuesto, la expresioi
anterior se cambiará en -r TI CD .BC.AE. Ahora, TTCD . 2? (7 ©i
el área lateral del cono descrito por B CD, que es el área descrjjb
por la base BC del triángulo propuesto en su rotación alrededo
AE ,¡
del eje ^ái?; luego resulta Vol. ABC=áreaBC -¿-• j
o "1
2.° Sea el triángulo ABC [fig. 267), cuya base &B prolongad!
encuentra al eje en el punto D. Este triángulo es la diferencia)
de los triángulos ACD y ABD, y por tanto, el volumen quj
engendre será la diferencia de los 7oltfij
Fig. 267. menes engendrados por estos dos, qu^
están en el primer caso, se tendrá '-
AE AE
Vol. A56'=áreaD6\-K área£i?.-7r
o o
AE AE
^ =!áreaDC—área, BD)-^~= aven BC.-Ó'
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 285 -
3.° Sea, por último, el triángulo A BC (fig. 268), cuya base BC
es paralela al eje. El volumen que engen-
Fig. 268.
dra este triángulo es la suma (1. a posición)
a
ó la diferencia (2. posición) de los volú- E_
menes engendrados por los triángulos
ABE y ACE: pero el volumen engendra-
do por el triángulo es dos tercios del cilin-
dro que engendra el rectángulo AB'BE
3 7 5 . E s c ) , y el volumen engendrado por
el triángulo ACE es dos tercios del cilindro
que engendra el rectángulo AC'CE. Luego
en ambas posiciones el volumen engen-
drado por el triángulo ABC es dos tercies
del cilindro que engendra el rectángulo B'C'CB; y por tanto,
se tiene Vol. ABC = -j KAEXBC—- TZAE.AE.BC; pero
2-KSZAE. BC expresa el área lateral del cilindro engendrado
por el rectángulo B'C'CB, que es la descrita por la base BC del
AE
triángulo propuesto; luego resulta Vol. ABC—:.vea,B C. —¡r-
á
Corolario.—El volumen engendrado por un sector poligonal re-
gular A B C D (fig. 264) que gira alrededor de un eje P P ' exterior al
mismo que pase por su centro en su plano, es igual, al producto del
área que describa la línea quebrada que le sirva de base por el tercio
de la apotema. Pues descompuesto el sector en triángulos por
medio de sus radios, el volumen que engendre el sector será la
svima de los volúmenes engendrados por los triángulos que le
componen; y expresando por a la apotema se tendrá:
Yol. AOB=é,Te&,ABX Yol. BOC=ÍTe*BC.-¿r-
3
a
VoT. COD= área CD. -^- ; y sumando estas igualdades resulta

Vol. OABCB={áveaAB'\-áTehBC-^áre3LCJ))-^=áTeaABCD. ~.
o o
3 8 5 . Teorema.—El volumen de un sector esférico, es igual al
producto del área de la zona que le sirve de base, por el tercio del
radio de la esfera.
En efecto. El volumen del sector esférico es el límite de los
volúmenes engendrados por los sectores poligonales regulares
inscritos en el sector circular correspondiente, cuando el número
de lados de las bases aumenta indefinidamente. Así, pues, si V
es el volumen del sector esférico, A el área de la zona que le
sirve de base, y R el radio de la esfera; á medida que el volú-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 286 -
men descrito por el sector poligonal tiende hacia V, el área des
crita por su base tiende hacia A, y la apotema tionde hacia R
n
por consiguiente, en el límite ge tendrá V=?A ~- .
Corolarios.—1.° En la misma esfera, ó en esferas tóales, doi
sectores esféricos cualesquiera son directamente proporcijkles'á l<u
zonas que les sirven de bases. Pues si V y V son dos sectores
cujrs bases tienen las áreas A y A' en una esfera de radio R, s<
R R t V A
tendrá V=A.-^- y P ' = J / . — , lo que da~•— — .
¿5 o VA.
2.° Dos sectores esféricos cuijas bases tengan igual altura, en la
misma esfera, den esferas iguales, sen equivalentes. Pues los recto-
res son proporcionales á las zonas respectivas, y las áreas de es-
tas zonas son proporcionales á sus alturas; por consiguiente,
siendo estas alturas iguales, serán equivalentes las 'zonas, y
tambien los sectores serán equivalentes.
386. Teorema.—El volumen de la esfera es igual al producto
de su área por el tercio de su radio.
En efecto. La esfera puede considerarse como un sector es-
férico, cuyo sector circular generador es un semicírculo; y este
sector esférico tendrá por base la superficie total de la esfera.
Y también se ^uede considerar compuesta de dos mitades, cada
una de las cuales será un sector que tenga por base un hemisfe-
rio, y el volumen de cada uno será el producto de la mitad del
área d»i la esfera por el tercio del radio; por consiguiente, la
suma de ambos será el producto del área de la esfera por el ter-
c;o del radio. Así, pues, siendo R el radio de una esfera, su volú-
R 4
men Vtendrá por expresión V=4:7zR2.-~ = — TZR*. Fórmula
que da una de las cantidades V6 R, cuando sea conocida la otra.
Designando por D el diámetro, será D = 2R, DZ = &R*.
y V~*B>.
Corolarios.—Los volúmenes de dos esferas son directamente pro-
porcionales á los cubos de sus radios, y de sus diámetros. Pues sien-
do V y V los volúmenes de dos esferas de radios Ry Rr y diá-
metros D y D\ se tendrá F= * nR^-nD* y Y'~ ~TzR'*~~r.D'\
V R* D3
lo que da ~f7=jr3^-p7?
387. Se llama segmento esférico la porción de esfera com-
prendida entre dos planos paralelos y la zona esférica que limi-
tan. La determinación de su volumen se funda en. el siguiente

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 287 -
Lema.—El volumen engendrado por un segmento circular que
aira alrededor de un diámetro exterior al mismo, es equivalente al
sexto del cilindro cuyo radio sea la cuerda del segmento, y su altura
la proyección de esta cuerda sobre el eje.
En efecto. Sea el segmento circular AMB (flg. 269), que es la
diferencia entre el sector AOB y el triángu- p ¡ . , 2w.
lo isósceles AOB', el volumen que engen-
dre por su rotación alrededor del eje PP', Xif'^^^X
será igual á la diferencia de los volúmenes / E¡\—A^^A.
engendrados por el sector AOB y el trian- / ¡ \ ¿ / ' ! \
guio AOB. Pero siendo A'B' la proyección f {?—$ 75/"T
de AB sobre PP' y 00 la altura del triángulo AOB, se tendrá
Secfc. Esf. AOB=zona AMB.— =~T:0A X A'B1, y también
00 2 —2
Vo\. AOB=áTen AB.—=j-n 00 X A'B', cuya diferencia es

Yol. AMB—~TZ{0A2~0C¿)A'B'. Pero el triángulo rectán-

gulo OCA da O A -OO —AO —~AB , que sustituido en la


i — 2
expresión anterior da Vol. AMB=-r nAB .A'B'.
Teorema.—El volumen de un segmento esférico es equivalente*
volumen de una esfera que tenga por diámetro la altura del segmen-
to, más la semisuma de dos cilindros que tengan por altura común la
del segmento y por bases respectivas las dos del segmento. /-"
En efecto. Un segmento esfe'rico de dos bases resaJta/ engen-
drado por un trapecio rectangular mistilíneo como A'iu JB'A '
(figura 269), que gira alrededor del diámetro PP'; y es la suma
de los volúmenes engendrados en la misma rotación por el
segmento circular AMB y el trapecio rectangular rectilíneo
A'ABB': pero se tiene Vol. AMB=-¿TZAB .A'B', y también

Vol. A'A B B''=•- TI A'B''{A^A'^+BB'^l- A A'xBB'); luego

V o l . S e g . E s . = Y 7 r A'B'[AI? +2AA'^-{-2BJ^ -}-2AAXBB');


y como el triángulo rectángulo AEB da AB =AE -\-BE
= A^'^-\~{BB' — AA'Y^A^B'1 + 'BB;2-\-TA^—,¿BB'.AA',
sustituyendo este valor en la expresión anterior resultará
Vol. Seg. E s . = ^ - 7 t A Ü ' i F B ' ^ d B B - 2 - f - 3 ^ ) y por último
Vol.Seg. Es.= j T t l ^ V y ^ ^ ' ^ ' ^ ' + ^ ^ ^ X v l ' ^ ' ) -

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 288 -
Si el segmento esférico que se considera tiene una ¡sola base
io que equivale á suponer que los puntos A y A' coincidan,con
el extremo P del diámetro PP', la expresión anterior se reduce á
Vol. Seg. ES.— TZAIF^J TZJB^XA'B'.
Escolio.—En este caso particular de tener el segmento esférico
una sola base, se puede expresar su volumen Fen función de su
altura A y del radío R de la esfera. Pues la fórmula anterior se
i i 2
convierte en F=— T:A3-1-— itBB' X.A; y como se tiene (127.
Cor. 2.°) &B'*=:A{2R—A), resulta V~ * nAz+ I d ^ i - . 4 ) ,
i
que se reduce á V=TZ.PÍR— y 4).

EJERCICIOS
CORRESPONDIENTES AL LIBRO CUARTO, Ó SEA SEGUNDO
DE LA SEGUNDA PARTE.

6
e
' l . . ""Or ;? que los planos perpendiculares á las seis aristas de un tetrae-
dro en dé fl 'Latos medios, se encuentran en un mismo punto.
2. Demostrar que los planos bisectores de los seis diedros de un tetraedro,
se encuentran en un mismo punto.
3. Demostrar que las cuatro perpendiculares á las caras de un tetraedro en
el centro del círculo circunscrito á cada una, se encuentran on un mismo
punto.
4. Demostrar que las cuatro rectas que unen los vértices de un tetraedro
con la intersección de las medianas de las caras opuestas, se encuentran en
un mismo punto situado á la cuarta parte de cada una de ellas, á contar deede
la cara respectiva.
5. Demostrar que las tres rectas que unen los puntos medios de las aristas
opuestas de un tetraedro, se cortan mutuamente en partes iguales.
6. Hallar en el interior de un tetraedro dado un punto que unido á los
cuatro vértices, descomponga el primer tetraedro en otros cuatro tetraedros
equivalentes.
7. Demostrar que si dos tetraedros tienen un ángulo triedro igual, son
directamente proporcionales & los productos respectivos de las aristas que
forman dicho triedlo. Q
8. Demostrar qu¥*-el plano bisecfcor de un ángulo diedro de un tetraedro,
divide la arista opuesta en dos partes proporcionales á las caras que forman
dicho diedro.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 280 —
9. Demostrar que el plano que pase por u n a arista de u n tetraedro y el
punto medio de su opuesta, divide al tetraedro primero en otros dos tetraedro?
equivalentes.
10. Demostrar que todo plano que pase por los puntos medios de dos aris-
tas opuestas de u n tetraedro, divide á este en dos partes equivalentes.
11. H a l l a r l a diferencia e n t r e los volúmenes de un tronco de pirámide de
bnses paralelas, y u n prisma de igual a l t a r a y cuya base sea la semisuma de
las bases del tronco de pirámide.
1?. Demostrar que el volumen de u n tronco de paralelepípedo cualquiera.
es el producto de su sección recta por la media aritmética de las cuatro aristas
laterales.
13. Dividir un tetraedro en dos partos equivalentes por u n piano paralelo
á u n a de su3 caras.
14. Cortar u n cubo por u n plano de modo que la sección sea u n exágono
regular.
15. Comprobar geométricamente la fórmula que da el cubo de la suma, ó de
la diferencia, de dos cantidades.
lt¡. T i r a r por un p u n t o dado un plano que divida en dos partes equivalen-
tes á u n pai^alelepípedo dado.
17. Demostrar que en todo prisma t r i a n g u l a r , u n a cara lateral cualquiera
es menor que la suma de las otras dos, y mayor q u e su diferencia.
18. Demostrar que de todo3 los prismas c u a d r a n g l a r e s de igual área, el
cubo e3 el de mayor volumen; y entre todos los d e igual volumen, el cubo es
el de menor área, ^á
19. Cortar u n prisma t r i a n g u l a r por u n plano, de modo que la seq^^fcsea
semejante á u n triángulo dado. VS
20. H a l l a r dos rectos que tengan la misma razón que dos cubos dado3.
21. Demostrar que el tetraedro cuyos vértices sean las intersecciones de las
tres medianas de cada cara de otvo tetraedro cualquiera, es semejante al simé-
trico de este.
22. H a l l a r el área lateral, la total y el volumen de ;.a ceno equPAtero en
función de su lado. «iu'1.,"
23. Dividir el área lateral de un cono de revolución en n partok *.\f /valen-
tes, por medio de planos paralelos á su base.
24. H a l l a r la razón do los volúmenes de dos cilindros de revolución, que
tengan igual área lateral; y la ra2on de las áreas laterales de dos cilindros de
revolución, que tengan igual volumen.
25. H a l l a r la razón de los volúmenes engendrados por u n paralelógramo,
que gira sucesivamente alrededor de sus dos lados contiguos.
23. H a l l a r los radios de las bases de u n tronco de cono de revolución, dadas
su altura, su lado y su área ó su volumen.
27. E n t r e todos los conos de revolución que tengan u n mismo lado, ¿cuál
tiene el máximo volumen?
28. E n t r e todos los conos 6 todos los cilindros que tengan igual área total,
¿qué cono 6 que cilindro tiene el máximo volumen?; y entre todos los conos ó
todo3 los cilindros de igual volumen, ¿qué cono ó qué cilindro tiene Ir. mínima
área total?
29. Inscribir en u n a esfera u n cono de revolución, cuya área lateral sea
equivalente á la del casquete esférico que tenga igual base.
:B0. Demostrar que si u n a semicircunferencia dividida en tres partee
iguales gira alrededor de su diámetro, la zona engendrada por el arco del
medio es equivalente á la suma de los casquetes engendrados por los arcos ex-
tremos.
19

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 290 -
31. Demostrar que el casquete esférico que una esfera fija intercepta
otra esfera da radio variable, cuya superficie pase siempre por el centro de
primera, tiene una área constante.
32. Determinar en el círculo generador de una esfera la posición del ai
¡generador de una zona, dada la cuerda de esto arco y la altura de la zona.
33. Dividir una zona esférica dada en media y extrema razón, por un pía
paralelo 4 sus bases.
34. Colocar sobre una esfera dada un casquete esférico, cuya área sea doble
de la engendrada por la cuerda del arco generador del casquete.
35. Cortar una esfera por un plano tal que el área de la sección sea igual i
la diferencia de los dos casquetes en que dicho plano divide á la superficie
esférica.
3:5. Cortar una esfera dada por nn plano tal que la razón del segmento
esférico de una base, al sector esférico limitado por el mismo casquete,
sea dada.
37. Demostrar que los volúmenes do un cono, de una esfera y de nn oilu
dro son proporcionales á los números 1, 2, 3, siempre que el cono y el cilij
dro tengan SUB bases iguales al círculo máximo de la esfera y por altura^
diámetro de esta.
38. Demostrar que ol área total ó el volumen del cilindro equilátero inscrito
ó circunscrito á una esfera, es la media proporcional ontre el área ó el volumen
de esta esfera, y el área tobal ó el volumen del cono equilátero inscrito ó cir-
cunscrito á la misma.
39. Inscribir ó circunscribir á una esfera dada un cono ó un cilindro, cuya
área total ó el volumen ten^a una razón dada con el área ó el volumen
de la esfera.
10. Calcular los tres lados do un triángulo, cuando se conocen los volúme-
nes que engendra este triángulo, al girar sucesivamente alrededor de cada
uno de dichos lados.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


TRIGONOMETRÍA.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
TRIGONOMETRÍA.

NOCIONES PRELIMINARES.

1. TRIGONOMETRÍA (VOZ derivada de zpiyiúvov triángulo y


fiexpov medida) es la ciencia que trata de resolver los triángulos por
medio del cálculo.
Resolver un triángulo es hallar los valores de sus lados y de
sus ángulos, en todos los distintos casos posibles en que se co-
nozcan los datos necesarios y suficientes, para que el triángulo
esté determinado.
La Geometría suministra medios gráficos para construir un
triángulo, siempre que se conozcan tres partes de las seis que le
constituyen; tres lados y tres ángulos, llamados comunmente
los seis elementos del triángulo; con tal de que entre los datos
haya un lado, por lo menos, si el triángulo es rectilíneo (li3
á 118. Prob.), ó satisfagan á otras condiciones, si el triángulo es
esférico (306. Esc); pero las construcciones gráficas adolecen
siempre del error inherente á la imperfección de los instrumen-
tos; y en general, nunca revelan el grado de aproximación obte-
nido. Así, pues, cuando las tres partes conocidas se dan por sus
valores numéricos, es necesario recurrir al cálculo, para obtoner
las incógnitas con toda la aproximación que se quiera ó que se
necesite.
Para ello hay que determinar las relaciones que ligan entre
sí los lados y los ángulos de un triángulo, someterlas á las
combinaciones del cálculo algebraico, y obtener de este modo las
fórmulas que consignan sus leyes generales, á fin de someter á
estas leyes todos los casos particulares que puedan ocurrir. En
su virtud, resulta que,
El OBJETO de la Trigonometría en general le constiüiyen las fór-
mulas trigonométricas. Su FIN es 'la más acertada aplicación de di-
chas fórmulas. Sus MEDIOS son el cálculo algebraico y las cons-
trucciones gráficas.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 294 —
La resolución de los triángulos, que fué sin duda el primitivo
fin de la Trigonometría, no es más que la principal aplicacioi
práctica de su fin general. Las fórmulas que constituyen su
objeto general, aplicable ventajosamente á trascendentales inJ
vestigaciones analíticas, se obtienen por la consideración dej
círculo, y se llaman funciones circulares. \
2. La dificultad de establecer relaciones directas entre l o |
valores de los lados y los de los ángulos de un triángulo restilí*
neo, ha hecho necesario el sustituir primero los ángulos por sui
arcos correspondientes, y después estos por ciertas rectas liga!
das á ellos con tal dependencia, que estén siempre determina!
das cuando se den los arcos, y recíprocamente, que dadas di*
chas líneas, los arcos queden determinados. Estas rectas se lla^
man líneas trigonométricas, y son las siguientes: j
SENO de un arco es la distancia de %n extremo del are» al diámt$
tro que pasa por el otro extremo. Así, el seno del arca AM (fig. \\<
es MP ó AC: iguales evidentemente por '
la igualdad de los triángulos reetángu-,
los MP O y A GO, que tienen iguales la$;'
hipotenusas y el ángulo común O.
TANGENTE de un arco es la parte de la,
tangente ilimitada de dicho arco en %no áj\
sus extremos, comprendida entre el punto <¡t
tangencia y la prolongación del radio q%t\
pasa por el otro extremo. Así, la tangen-te1
del arco A M es A T ó MD: iguales pop 1»
igualdad de los triángulos OAT y OMU.
SECANTE de un arco es la distancia a\l
extremo de la tangente al centro. Así, la secante del arco AM
es OT ú OD : iguales por la igualdad de los triángulos QAT<
y C MD. I
SBNOVERSO de un arco es la distancia del pié. del seno al origen}
del arco. Así, el senoverso del arco AM es PA ó CM; i g u a l a
por la igualdad de las diferencias OM—OCy OA—OP.
COSENO, COTANGENTE, COSECANTE y COSENOVERSO de un. arco \
son respectivamente el seno, tangente, secante y senoverso del coWr'
plemento de dicho arco. Así, siendo BM el complemento de Aü, \
el coseno de Gilíes MQ, ó su igual BE, la cotangente de .4 V,í
es BS ó su igual MF, la cosecante e3 OS 6 su igual OF,j el
cosenoverso QB ó su igual EM.
De estas ocho líneas trigonométricas, solamente cuatro $&
usan generalmente: el seno, el coseno, la tangente y la cotan-
gente. Únicamente de ellas se hará uso en esta obra.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 29o —
3. Cada una de estas cuatro líneas trigonome'tricas está de-
terminada cuando se dé el arco. Pues si bien el arco AM tiene
dos senos MP y AC, dos tangentes ATj MD, dos cosenos
MQ y BE y dos cotangentes BS y MF; sin embargo, estas
dos líneas trigonométricas de cada clase que tiene un mismo
arco, son iguales en magnitud, como se ha visto antes, y para
evitar ambigüedades y dudas respecto á su posición, se estable-
cen los siguientes convenios :
1.° Se toma por origen común de los arcos un punto fijo de
la circunferencia, que suele ser el extremo A de la derecha del
diámetro horizontal, suponiendo vertical el plano de dicha cir-
cunferencia. Los arcos positivos se cuentan en el sentido AMB,
y los negativos en sentido contrario.
2.° Los senos y las tangentes son siempre perpendiculares
al diámetro que determina el origen A de los arcos.
3.° Se toma como origen de los complementos el extremo B
del cuadrante positivo AB; los complementos de los arcos po-
sitivos se toman en el sentido BM,j los de los arcos negativos
en el sentido contrario.
4.° Las cotangentes y los cosenos son siempre perpendicula-
res á las tangentes y los senos.
5.° Se consideran como positivas todas las líneas trigonomé-
tricas de un arco positivo menor que un cuadrante, y como nega-
tivas las que tengan posiciones contrarias á las de las positivas,
ó se conciban originadas por generación contraria que estas.
Así, serán positivos los senos y las tangentes situados sobre el
diámetro que termina en el origen A de los arcos, y negativos
los senos y tangentes situados debajo del mismo diámetro:
serán positivos los cosenos y cotangentes situados á la dere-
cha del diámetro que termina en el origen B de los complemen-
tos, y negativos los cosenos y cotangentes situados á la izquier-
da del mismo diámetro.
Con estas limitaciones ya no cabe duda ni ambigüedad algu-
na en la determinación de cada una de las cuatro líneas trigo-
nométricas de un arco dado cualquiera. Si el arco es AM, su seno
es 31P únicamente; su coseno MQ, ó su igual OP, que es siem-
pre la distancia del piéV del seno al centro O, única también; su
tangente única es A T y su cotangente única BS. Por consi-
guiente, dado un arco, está determinada cada una de sus líneas
trigonométricas.
4. Falta ahora resolver la cuestión inversa, es decir, dada
una línea trigonométrica determinar su arco; lo que origina los
cuatro problemas siguientes:

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


296
Problema I.—Zteafo ¿¿ Í<?^O hallar el arco.
1.° Si el seno dado es positivo, se toma su longitud sobre el
radio OB (fíg. 2), á partir del centro 0, y por su extremo Q &
Fi<?. 2. traza la MM' paralela á AA'; el punto £
,. en que corta á la circunferencia determinj
s'. 3í /r, el arco AM, que es el buscado; pues su sen<
M — T \ M i / P es igual á la longitud dada OQ. Peiy(
X~o1
/ \ " / la recta MM' corta también á la circuá
/ /
4L / ferencia en el punto M', y resulta adema
^ \ P , del arco A M otro arco positivo A BMf, q
// \\ /
r M
/ , \ /// tiene el mismo seno.
¿~$L Se ve', pues, que el seno no determini
'^-¿r^\ completamente el arco; pues á cada se:
\ V corresponden dos arcos. Estos dos arco:
AM y AM' que resultan para un mismo seno O Q — 3fP=M'P'
son suplementarios; puesto que AM y A'M' son iguales (85); y
es fácil distinguir en cada caso particular cuál de aqellos es el
conveniente.
2.° Si el seno dado es negativo, se hace la misma construc-'
cion por la parte inferior del diámetro A A', y conduce á ide'nti-
cas conclusiones.
Problema II.—Dado el coseno hallar el arco.
1.° Si el coseno dado es positivo, se toma su longitud sobre-'
el radio O A, á partir del centro O, y por su extremo P se traza
la MM'" perpendicular á O A: el punto M en que corte á la
circunferencia determina el arco MA que es el pedido; pues su.
coseno OP es igual á la longitud dada. Pero la recta MM"' corfcai
á la circunferencia en otro punto M'", y resulta otro arco posi-
tivo ABA' M'", que tiene el mismo coseno OP. Por consiguiente,
el coseno no determina completamente el arce; pero ios dos
arcos AM y ABA'M'" que tienen el mismo coseno, componen
entre ambos la circunferencia entera, y es fácil distinguir en
cada caso particular cuál de ellos es el conveniente.
2.° Si el coseno dado es negativo, se hace idéntica cons-
trucción a l a izquierda del diámetro BB', y conduce á las mis'.'
mas conclusiones.
Problema III.—Dada la tangente hallar el arco.
•''*1.° Si la tangente dada es positiva, se toma su longitud sobre'
la tangente ilimitada A. T en el origen A de los arcos, á partir del.
punto A, y su extremo TÜQ une con el centro por la recta TQ,"
el punto M, intersección de esta recta con la circunferencia
determina el arco AM, que es el buscado; pues su tangente AT
es igual á la longitud dada. Pero la recta T O encuentra también

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 297 —
á la circunferencia en otro punto M", y resulta otro arco positi-
vo ABM", que tiene la misma tangente; luego la tangente no
determina por completo el arco; pero los dos arcos AM y ABM",
que tienen la misma tangente, son el uno suplemento negativo
del otro; puesto que AM y A' M" son iguales; y es fácil distin-
guir en cada caso cuál es el conveniente.
2.° Si la tangente dada es negativa, se hace la misma cons-
trucción por debajo del diámetro A A', y conduce á conclusiones
ide'nticas.
P r o b l e m a IV.—Bada la cotangente hallar el arco.
1.° Si la cotangente dada es positiva, se toma su longitud
sobre la tangente ilimitada B S en el origen B de los comple-
mentos, á partir del punto B, y su extremo S se une con el cen-
tro O por la recta SO: el punto M, intersección de esta recta con
la circunferencia, determina el arco A M que es el pedido; pues
su cotangente BS es igual á la longitud dada. Pero la recta SO
corta además á la circunferencia en el punto M" y resulta otro
arco positivo AB M" que tiene la misma cotangente: luego la
cotangente no determina por completo el arco; pero los dos arcos
que tienen igual cotangente son los mismos que tienen igual
tangente, y se distinguen como se lia visto antes.
2.° Si la cotangente dada es negativa, se hace la misma cons-
trucción á la izquierda del diámetro B B'', y conduce á idénticas
conclusiones.
Se vé, pues, que á cada línea trigonométrica corresponden
dos arcos, uno siempre menor que un cuadrante, y otro, en el
seno, mayor que un cuadrante y menor que dos, en la tangente
y en la cotangente mayor que dos y menor que tres, y en el
coseno mayor que tres y menor que cuatro. Pero siendo cada án-
gulo de un triángulo menor que dos rectos, sus arcos correspon-
dientes serán menores que la semicircunferencia, y no habrá
ambigüedad más que en el caso del seno, cuando se trate de re-
solver un triángulo.
Mas como las fórmulas de la Trigonometría, ó sean las funcio-
nes circulares, no se limitan á la resolución de triángulos, sino
que se hacen extensivas á numerosas cuestiones importantes, en
que se consideran arcos mayores que la semicircunferencia y
aún que la circunferencia entera; pues en general los arcos pus-
den variar desde cero hasta el infinito positivo ó negativo, es
necesario examinar las leyes cuantitativas de las líneas trigono-
métricas, bajo todos sus conceptos algebraicos de valor, cuali-
dad, relación y modalidad, como verdaderas cantidades que son,
con todas las propiedades y atributos, de tales.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 298 -
5. Las diversas fórmulas que origina el cálculo de las líneas
trigonométricas bajo todos los eonceptos indicados, sin perjuicio;
de su eficaz auxilio en muchas investigaciones numéricas, y d«;
su trascendental aplicación á las más altas teorías del análisis
matemático, se dirigen á dos fines prácticos de inmediata utili-n
dad en las aplicaciones de la Geometría: la resolución de lo^
triángulos rectilíneos y la resolución de los triángulos esféricos.;
Por esta razón la Trigonometría se divide en dos partes, Trigo-
nometría rectilínea y Trigonometría esférica; la primera trata de La,
resolución de los triángulos rectilíneos y la aegunda de la de los
triángulos esféricos.
Aquí se tratará sólo de la primera.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


PRIMERA PARTE.
(TRIGONOMETRÍA RECTILÍNEA.)

CAPÍTULO PRIMERO.

FÓRMULAS TRIGONOMÉTRICAS.

¡5. f,° — R e p r e s e n t a c i ó n a l g e b r a i c a de l a s l í n e a s
trigonométricas.

6. Las cuatro líneas trigonométricas usuales, seno, tangente,


coseno y cotangente, se indican abreviadamente por sen, tg,
eos y cot. Así, expresando por a un arco cualquiera, sus cuatro
líneas trigonorae'tricas tienen por expresiones respectivas
sen a, tg a, eos 0, cot a.
Se concibe la generación de las líneas trigonométricas, por
la variación continua de su magnitud, cuando el arco crece de
UB saodo continuo desde cero positiva ó negativamente.
Tomando el punto A (fig. 2) por origen de los arcos, y expre-
sando por r el radio O A de la circunferencia, es evidente que
si el arco AM es cero, es decir, que su extremo M coincide con
su origen A, y desde este valor nulo crece positivamente has-
ta 90°, su seno MP crecerá positivamente desde cero basta el
radio BO; la tangente AT crecerá también positivamente desde
cero hasta el infinito; y al contrario, el coseno OP disminuye
positivamente desde el radio OA hasta cero, y la cotangente
BS disminuye positivamente desde el infinito hasta cero.
Si el arco continúa creciendo de 90° á 180°, el seno M'Pf si-
gue siendo positivo, pero disminuye desde el radio BO hasta
cero; la tangente AT se hace negativa, y va disminuyendo ne-
gativamente desde el infinito negativo hasta cero; el coseno OP1
se hace negativo, y crece negativamente desde cero hasta —r;
la cotangente BS' se hace negativa, y crece negativamente des-
de cero hasta —00 .
Prosiguiendo el arco su aumento continuo desde 180° hasta
270°, el seno M"P' se hace negativo, y crece negativamente des-
de cero hasta —r; la tangente A T se vuelve positiva y crece po-
sitivamente desde cero hasta el infinito; el coseno OP' sigue

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 300 —
vsiendo negativo, y decrece negativamente desde — r hasta cero;
la cotangente BS se vuelve positiva, y decrece positivamente
desde el infinito hasta cero.
Continuando el arco en su aumento sucesivo desde 270° has-
ta 360°, el seno subsiste negativo, y disminuye negativamente
desde — r hasta cero; la tangente se vuelve negativa, y decrece
negativamente desde — oo hasta cero; el coseno se vuelve positi-
vo, y crece positivamente desde cero hasta r; la cotangente se
vuelve negativa y crece negativamente desde cero hasta infinito.
Así, pues, para los arcos 0 o , 90°, 180°, 270° y 360°, se tiene:
sen 0°=0, tg 0°=0, eos 0°=r, cot 0°=roo
sen 90°=r, tg 9 0 ° = x , eos 90°=0, cot 90°=0
sen 180°=0, tg 180°=0, eos l§Q°=r, cot 180 c =—x
sen 2!0°=—r, tg 270°=—oo , eos 270°=:0, cot 270°=0
sen 360°=0, tg 360°=0, eos 360°=r, cot 380°=oo
Si se supone que el arco siga creciendo, se hará mayor que
una circunferencia, y las líneas trigonométricas se irán repro-
duciendo con los mismos valores y los mismos signos que ten-
gan las del exceso del arco sobre una circunferencia. En gene-
ral, es evidente que agregando á un arco un número entero de
circunferencias, sus líneas trigonométricas permanecen las mis-
mas; y también se vé fácilmente que, agregando á un arco un
número impar de semicircunferencias, sus líneas trigonométri-
cas conservan los mismos valores absolutos; pero el seno y el
coseno cambian de signo, mientras la tangente y la cotangente
conservan el mismo que tenían.
7. Si el arco AM, nulo en el principio, crece negativamente
desde cero en sentido contrario á la generación positiva, su ex-
tremo M'" irá tomando diversas posiciones en la circunferen-
cia, y sus líneas trigonométricas serán las mismas del arco po-
sitivo que tenga los mismos extremos. Así, por ejemplo, el arco
negativo AM'", tiene las mismas líneas trigonométricas en va-
lor y en signo qne el arco positivo ABA'M'". Esto permite re-
ferir las líneas trigonométricas de un arco negativo, á las de
otro arco positivo. Conviene, pues, para el cálculo, determinar
las relaciones de las líneas trigonométricas de dos arcos, qua
tengnn igual valor absoluto y signo distinto.
Para ello, sea AM"' un arco negativo cualquiera — a. Tra-
zando su seno M'"P, y prolongándole hasta su intersección con
la circunferencia en M, el arco positivo AM tendrá el mismo va-
lor absoluto que el negativo A M'"', y su seno MP también ten-
drá el mismo valor absoluto que M'"P, aunque de signos con-
trarios. Por consiguiente, se tiene siín (— a) = — sen a.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 301
También las tangentes A T y AT délos arcos a j — a son
¡guales y de signo contrario, luego resulta tg (— a) = — tg a.
Los dos arcos AM y AM'", iguales y de signo contrario, tie-
nen el mismo coseno OP, luego resulta eos (— a) — eos a.
?or último, la cotangente del arco —a es B S' igual y de
signo contrario que BS; y se tiene cot (— a ) = — cot a.
Resulta, pues, que las líneas trigonométricas de un arco ne-
gativo son iguales y de contrario signo que las del arco igual
positivo, excepto el coseno que es igual y del mismo signo.
8. Con igual facilidad se reconoce que las líneas trigonome'-
tricas del complemento de un arco; bien sea el arco positivo A31
cuyo complemento aditivo es B3Í, ó el arco positivo AM' cuyo
complemento sustractivo es B M'; son en el primer caso todas
positivas, y en el segundo negativas, excepto el sene. Pues de
las mismas definiciones de coseno y cotangente, resulta:
sen (90o—a)=cos a, tg (90o—a) = c o t a
eos (90°—a)=sen a, cot (90°—a) = t g a
sen (96°-f a)=cos (—a)=cos a, tg (90°+«)=cot(—a)=—cot a
eos (90°+aJ=sen (—(2)=—sen a, . cot (90°-f-a)=tg (—«)=—tg a
Del mismo modo se patentiza que los senos de dos arcos su-
plementarios son iguales; y los cosenos tangentes y cotangentes
iguales y de signo contrario. Pues siendo el suplemento de a el
arco 180° — a = 90° + (90o—a) se tiene :
sen (90°+(90°—fl))=eos (—(90o—a))=cos (90 o —a)-sen a
tg (90°+(90°—a))=cot (—(90o—«))=—cot (90o—«)=—tg a
ees (90°-H90°—«))=sen (—(90o—«))=—sen (90o—a)=—eos a
cot (90°+(90°—a))=tg (—(90o—«))==—tg (90o—a) =—cot a
9. Del análisis precedente resulta, que:
1.° El seno y el coseno varían desde + r á — r; y cambian
de signo al pasar por cero.
2.° La tangente y la cotangente varían desde -f- oo hasta — ce ;
y cambian de signo al pasar por cero, ó por el infinito. El valor
infinito de estas dos líneas debe tomarse con el doble signo =fc;
porque la tangente de 90° es á la vez el límite de las tangentes
positivas de los arcos que crecen desde cero á 90°, y el de las
tangentes negativas de los arcos que decrecen desde 180° á 90°,
y análoga razón puede alegarse para la tangente de 270°, la co-
tangente de cero y la de 180°.
3.° Tomando el radio por unidad, todo número positivo ó ne-
gativo que no sea mayor que 1, puede sor considerado como el
valor del seno ó del coseno de un arco; y todo número real,
positivo ó negativo, puede ser el valor de la tangente ó de la co-
tangente de un arco.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 302 -
4.° Para sustituir una línea trigonométrica de un arco
cualquiera positivo ó negativo por la de otro arco positivo que
no exceda de 90°, se restan del arco dado todas las circunfe-
rencias que contenga, y quedará un arco menor que una cir-
cunferencia, cuya línea trigonométrica se sustituirá por la del
arco que le corresponda en las fórmulas precedentes. Así, pop
ejemplo, si se pide el seno de 1403°, se dividirá este número por
360, y se hallará el resto 323°; luego será 3en 1403 = sen 323°;
se restará 180 de 323, y se tendrá el resto 143, lo que dará
sen 323° = — sen 143°, se hallará el suplemento de 143°, que
es 37°, lo que dará sen 143° = sen 37°: luego resulta por fia
sen 1403 = — sen 37°.
iO. También resulta de lo expuesto que hay un número in-
finito de arcos diferentes que tengan una misma línea trigono-
métrica; lo cual conduce á la siguiente investigación:
Dada una línea trigonométrica cualquiera, determinar los arcos
que la corresponden.
Esta cuestión se divide en los cuatro problemas siguientes:
P r o b l e m a I.—Hallar los arcos que tengan un mismo seno.
Sea b un seno dado; expresando por x uno de los arcos que tie-
nen este seno, se tendrá; sen x=b, y también sen (180°—#)=&.
Si O Q (fig. 2) representa la longitud del seno b, trazando por Q
la paralela al diámetro A A', las intersecciones M y M' serán los
extremos de todos los arcos positivos ó negativos, que teniendo
su origen en A tengan el seno b; y recíprocamente, todos los ar-
cos que tengan el seno b, deben terminar en uno de los dos pun-
tos M6 M'.
Designando por a el menor arco positivo A M de todos los que
tengan el seno b, y porTCla semicircunferencia, los arcos posi-
tivos terminados en M serán a, 2Tr-f-a, 47t-j-a, etc.
El arco A Mf será TC—a, y los arcos positivos terminados en el
punto M' serán n—a, 3-rt — a, STC—a, etc.
Los arcos negativos AB'M y AB'Mr tienen por valores
absolutos 2 « — a y it-f-a; aumentados con un número cualquiera
de circunferencia, y tomando con signo contrario los resultados,
tendrán también el seno b los arcos de estas otras dos series:
2ir-f-a, 4r-f-a, 6ir-f-a, etc.
7t — a, 3TT — a, 57r — a, etc.
Comparando los arcos de la primera y de la tercera serie, se
vé que están formados del arco a añadido á un múltiplo par po-
sitivo ó negativo de la semicircunferencia: los de la segunda y
cuarta se forman restando el arco a de un múltiplo impar posi-
tivo 6 negativo de la semicircunferencia. En su virtud, se pueden

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 303 -
comprender todos los arcos que tengan el mismo seno dado en
las dos fórmulas 2ktt-\~a y 2{k-\-l)n—x
siendo Aun entero cualquiera positivo, negativo, ó cero.
Si el seno dado b es negativo, se lleva su longitud desde O
á Q,', se traza la recta M"M'" paralela al diámetro A A', y los
puntos en que encuentre á la circunferencia, serán los extre-
mos de los arcos que teniendo su origen en A tengan el seno
dado; los cuales siendo a el más pequeño AB M" de los positivos
estarán representados en las cuatro series siguientes:
a, a-f-2ir, a-f-4it, etc.
3ir—a, 5T:—a, 7~—a, etc.
—2it + a, —4r. + a, —6it + a, etc.
ir—a, —T: — a, —3ir— a, etc.
y es evidente que todos ellos están comprendidos en las mismas
dos fórmulas anteriores.
Escolio.—Eesulta de lo expuesto que si se expresa por x un
arco cualquiera y por k un entero cualquiera, se tiene siempre
sen (2kr:-\-x)=sen. x; lo cual indica que sen x no cambia
cuando x aumenta ó disminuye una circunferencia 6 2it: esta
propiedad se expresa diciendo que sen x es una función periódica
de a?, cuyo período es 2 TU. Además también (8) se debe tener
sen (7i-t-a;) = sen (90°-t-90°-}-#) = eos (90°4-a?) = — sen x;
lo cual indica que sen x no hace más que cambiar de signo,
cuando x aumenta ó disminuye el semiperíodo «.
De un modo análogo se vé que eos x es una función periódica
de x, cuyo período es 2 ir, y que no hace más que cambiar de
signo, cuando x aumenta ó disminuye el semiperíodo «.
Igualmente tg x y cot x son funciones periódicas de x, cuyo
período es ir, y no hacen más que cambiar de signo, cuando x
aumenta ó disminuye el semiperíodo.
Problema II.—Hallar los arcos que tienen el mismo coseno.
Si b es un coseno positivo, se tomará OP = b, se trazará
la MM'" perpendicular al diámetro A A', y todos los arcos posi-
tivos ó negativos que, teniendo su origen en el punto A, termi-
nen en los puntos M ó M"r tendrán el coseno b; y recíprocamen-
te, todo arco que tenga el coseno b y su origen en A, terminará
en uno de los dos puntos M 6 M'".
Designando por a el arco positivo menor de todos ellos A M,
se tendrá para los demás las cuatro series siguientes:
<*•> 2ir-j-a, 4 ir-He, etc.
2'^—a, 4«—a, 6u— ae, etc.
—«'J-f-a, —47t-(-a, —6i:-f-«, etc.
—a> —2it—a —4it — a, etc.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 304 —
Todos ellos comprendidos en las fórmulas 2 k r. -j- a, 2/¿ TT a
siendo k, lo mismo que antes, un entero cualquiera.
Si el coseno dado es negativo, las fórmulas anteriores queda
también subsistentes.
P r o b l e m a III.—Hallar los arcos que tienen la misma tangente
Si la tangente dada es positiva se toma sobre A T, y la
recta TO corta á la circunferencia en los dos puntos M\ Jf"
que serán los extremos de todos los arcos positivos ó negativos
que, teniendo su origen en A, tengan la tangente dada; y recí-
procamente. En su virtud, si a es el arco positivo menor de todos
ellos, se tendrá AB3Í"=ZTZ+OL, AB'3l=2ic—*j AB'M"=n—^
por lo cual los arcos buscados serán:
a, 2it-j-a, 4r_|_aj etc.
Tx-j-a, 3ir-f-a, ÓTT-Í-CÍ, etc.
—2^+a, —4Ti+aJ —6^+ot, etc.
—7t-|-a, —37r-}-a, —5it-)~a, etc.
Todos estos arcos están comprendidos en la formula ¿rc-j-a,
siendo k, lo mismo que antes, un entero cualquiera.
P r o b l e m a IV.—Hallar los arcos que tienen la, misma cotangente.
De un modo análogo al anterior se hallará que todos ellos
están comprendidos en la fórmula kiz-{-a.

§. S5."—Fórmufias t r i g o n o m é t r i c a s f u n d a m e n t a l e s .

11. Las primeras fórmulas trigonométricas, origen y funda-


mento de todas las demás, expresan las relaciones simples que
existen entre las lineas trigonométricas de un arco: y su determi-
nación es muy sencilla del modo siguiente.
Sea el arco Alf (flg. 1); llamándole a y al radio r, se tiene:
MP=sena, AT=tga, MQ=OP=cosa; BS=cota.
El triángulo rectángulo MOP, da 3ÍP"+OP — OM , ó sea
(1) sen 2 a~\- eos2 a=rí.
Los triángulos semejantes OMP y OTA , O M Q y OSB dan
MP OP MQ_OQ sena cosa eos a _sen«
~TA=aA' BS=OB' bien
"ti7=~' cot7~~7~'
De cuyas proporciones se sacan fácilmente las fórmulns:
rsen« reos a
(2) tsa— -, cota= . (3)
v ;
" eos a sen a
12. Las tres fórmulas precedentes se han obtenido conside-
rando un arco A M positivo y menor que un cuadrante; pero es
fácil generalizarlas, atendiendo á la significación de los signes de
los arcos y de las líneas trigonemétricas. Si sólo se atendiese á
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 305 —
los valores absolutos, dichas fórmulas serian evidentemente ge-
nerales, pues en todas las posiciones del extremo M del arco,
sus líneas trigonométricas formarán triángulos rectángulos se-
mejantes, que darán relaciones idénticas á las expuestas: ex-
cepto el caso particular en que el punto M sea un extremo de
los diámetros A A' ó BB'\ pero entonces so verifican evidente-
mente dichas fórmulas. Falta sólo comprobar si los signos que
pueden tener las líneas, y su legítima significación, están de
acuerdo con los resultados de las mismas fórmulas.
La primera sen2 a + eos2 a = r2 subsiste la misma necesa-
riamente, cualquiera que sea el signo de sen a y eos a;, puesto
que no contiene más que cuadrados.
Las otras dos dan los valores de la tangente y la cotangen-
te en función del seno y el coseno del mismo arco. Desde 0o á
90° el seno y el coseno del arco a son positivos, y las fórmu-
las (2) y (S) dan valores positivos para tg a y cot a. Desde 90°
á 180° sen a queda positivo, y eos a se hace negativo; dichas
dos fórmulas dan entonces valores negativos para tg a y cot a:
en lo que están conformes las fórmulas y la construcción gráfica.
Desde 180° hasta 270° se verifica la misma confirmación ante-
rior; y cuando el arco está comprendido entre 270° y 360" se con-
firman los resultados como en el primer cuadrante.
Si se supone que el arco exceda de la circunferencia entera,
será 360° + a, y su seno y su coseno tendrán los mismos valores
y los mismos signos que sen a y eos a; por lo cual, las fórmu-
las (2) y (3) darán para la tangente y la cotangente de 360° -f- a,
los mismos valores y con los mismos signos de tg a y cot a.
Por último, si el arco a fuese negativo, el seno cambiaría de
signo, el coseno conservaría el mismo, y las fórmulas (2) y (3)
harían que la tangente y la cotangente cambiasen de signo: lo
que también está conforme con la construcción gráfica.
13. Las tres fórmulas generales (1) (2) (3) contienen las cin-
co cantidades r, sen a, eos a, tg a, cot jn, y resuelven en ge-
neral el problema de hallar tres de ellas, cuando sean conocidas
las otras dos : si r es conocido, resultan los cuatro siguientes:
Problema I.—Dado el seno de un arco hallar su coseno, su tan-
gente y su cotangente.

La fórmula (i) da eos a=±Vr2—sen5a; y las otras dos ecua-


ciones (2) y (3), sustituyendo en ellas el valor anterior, dan
rsena . V>_,sen - a
tga¿=± — cot a = ± -
2 3
VV —sen a sen a
20
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 306 —
Escolio.—El cálculo da, como se vé, dos valores iguales y de
signo contrario para cada una de las incógnitas; lo que está de
acuerdo con la notación adoptada y los convenios establecidos-
pues á un seno dado OQ (fig. 2) corresponden: los dos cosenos
iguales y de signo contrario OP y OP', las dos tangentes igua-
les y de signo contrario AT y AT', y las dos cotangentes igua-
les y de signo contrario JB S y BS'.
Problema II.—Dado el coseno de un arco, hallar su seno, m
tangente y su cotangente.
De un modo análogo al anterior se obtiene sucesivamente
sen a=± V r 2 —eos 2 a,
rV'r 2 —cos 2 a reos a
tga=dt , cotiz-
eos a Vr*—eos2 a
Los dos valores iguales y de signo contrario que tiene cada
incógnita, se justifican como en el problema anterior.
Problema Ilt.—Dada la tangente de un arco, hallar su seno, s%
coseno y su cotangente.
, , K. , . *" 2 sen 2 a , , . tg 2 a sen 2 a
La fcrmula 2 da tg 2 a— — , ó bien — r = —, que se
v
' cos s a r2 cos 2 a ^
[í" s -f-tg ;!
a_sen !! a4-cos 2
ó! r2
i i ^S'J<1 ~~ sen 2 a ~~sen 2 a[, , , .¿
trasforma en / ,2 ° 2, de donde result
¡ r + t g a sen 2 a+cos 2 a r2 '

sena

rcosa
de las cuales resu-ta c o t a = =-
sena tga
Problema IV.—Dada la cotangente de un arco, hallar su se»
su coseno y su tangente.
De igual modo que en el* problema anterior se halla
r2 r cota r2
sena=— • cosa= • tga=——.
±V>2+cotaa dz\/r«+cot a a
14. El radio r del círculo á que pertenecen los arcos cuy
líneas trigonométricas se consideran, es completamente arb
trario, y puede atribuírsele el valor más conveniente. Para simf
pliflcar las fórmulas, conviene suponer r=l, lo que convierte laí
fórmulas (1) (2) (3) en las siguientes:
sen a eos a
sen2a4-cos2a=l, tga— , cota= ••
° eos a sen a
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 307 -
Los valores nume'ricos de las líneas trigonométricas son
ahora las razones de sus longitudes respectivas á la longitud del
radio r, que se toma por unidad; el cálculo de estas tres fórmu-
las dará resultados más simples que el de las tres primitivas;
pero es necesario saber cómo se restablece el radio r en dichos
resultados, cuando cualquier clase de consideraciones lo exige.
Para ello, sean s e n ' a , t g ' a , eos'a y c o f a los valores de
las líneas trigonométricas de un arco a, cuyo radio es r, y sean
s e n a , t g a , cosa, cota los valores de las mismas línea3
siendo el radio 1; la evidente relación entre los senos, dará
sen' a sen a , . , . , ,,
r 1 - = s e n a , y del mismo modo en las otras lineas
tg'a eos'a cofa
se tendrá = tg«, =cosa, = cota.
r r r
Luego sustituyendo, en cualquier fórmula trigonométrica,
los primeros miembros de estas igualdades en vez de los segun-
dos, se tendrá restablecido el radio en dicha fórmula; y obser-
vando que entonces pueden suprimirse los acentos, que sólo han
servido para indicar la oportuna diferencia, resulta que
Para restablecer el radio r en una fórmula, obtenida en el su-
puesto de ser el radio 1, se sustituye cada linea trigonométrica por
su razón al radio r.
Asi, por ejemplo, la fórmula s e n a = — , restn-
±\/l+-tg2a
bleciendo en ella el radio r, se cambia en la siguiente:
tga
sena r r sena tga
" — z z z z z z ? ó sea = —, y por
r r
± \/i + ^lf ±\/r2-htg2a
2
r
MÍ.- rtga
ultimo, sena = —-
± \/r2 + t g a a
Escolio.—Las fórmulas que resultan después de restablecer
el radio, son necesariamente homogéneas; porque sus términos
son desde luego fracciones, cuyos dos términos tienen el mismo
grado; y para que desaparezcan los denominadores, hay que
multiplicar todos los términos por la misma cantidad, lo cual
hace que la homogeneidad siga subsistente. De aquí resulta que,
para restablecer el radio en una fórmula, obtenida en el supuesto
de que fuese igual á 1, basta hacer la fórmula homogénea, mul-
tiplicando cada término por la potencia conveniente del radio r.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 308 -
15. Además de las fórmulas (i), (2) y (3) que establecen las
relaciones entre las líneas trigonométricas de un arco, son tam-
bién fundamentales las que expresan las relaciones que existen
entre las líneas trigonome'tricas de dos arcos cualesquiera y las
correspondientes á la suma ó la diferencia de los mismos arcos;
su fundamento es el siguiente
Problema.—Dados los senos y cosenos de dos arcos, hallar el sena
y el coseno de la suma y de la diferencia de los mismos arcos.
Sean AB=a, BC=BD=b (íig. 3) los dos arcos dados; si SQ
Fig. 3.
trazan las perpendiculares BE, CG, DH al ra-
dio O A, y la cuerda QD perpendicular á OB se
tendrá AC=a-\-b, AD=a—b, BE—-sena,
OE=cosa, CF=senb, FO=cosb, CG—sen(a-j-b)t
OG=CQs[a-\-b), DII=sen(a—b), OH=cos[a—b)-
Si por el punto F se trazan las rectas FJÍ
y FiV perpendiculares respectivamente á CG
y O A, trazando además, por el punto D la
recta DP perpendicular á FN, la igualdad de loa
triángulos rectángulos DPF y FMCdará DP-FM, FP=CM,
y resultará:
sen {arfb)=CGh=MG-\-MC=FN+MC.
sen {a—b)=DH=FN—FP=FN—MC.
eos (a-\-b)=O G= ON—NG=ON—MF.
eos \a—b)=011= 02V-H NH= O N+MF.
Los triángulos semejantes FON y BOE, BOE y FCJJánn
FN_OF FN eos b sen aoos b
ó bien que da FN=
BE~0~B sen a r
ON OF ON eos b eos a eos b
-r-r, ó bien que da OiV=
OE~OB cosa r
MQ GF MQ eos b cos asen b
ó bien que da MCz
OE~~OB ees a r
MF CF MF sen b sen a sen b
—"TTK, ó bien que da MF-
BE~OB sen a r
Y sustituyendo estos valores en las expresiones anteriores
haciendo á la vez el radio r = l, para simplificarlas se tiene
sen (a + b) = sen a eos b + eos a sen b. (4)
sen (a — b) = sen a eos b — eos a sen b. (5)
eos (a + b) = eos <z eos b — sen a sen b. (6)
eos (« — b) = eos a eos b -f- sen a sen b. (7)
16. Las cuatro fórmulas precedentes se han obtenido en el
caso particular de ser positivos los arcos a j b, siendo ade-
más a-\-b < 90°; á la vez en la segunda y cuarta se supone b < a.
Para generalizarlas, se puede adoptar el siguiente método:
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 309 —
Si las fórmulas (4) y (6; subsisten para todos los valores po-
sitivos de a y b, lo mismo sucederá con las fórmulas (5) y (7) que
se deducen de las primeras; pues añadiendo al arco a — b un
número n de circunferencias, tal que se tenga 2 « i r > ¿ , el
arco a -j~ 2 n ir — b será la suma de los dos arcos positivos .
a y 2 n n — b; y en su virtud se tendrá por hipótesis:
sen (a-\-2nic — b) = sen a eos (2n ir — b)-\- sen (2nir — b) eos a,
eos [a-\-2nr: — b) = cos a eos (2ni: — b) — sen «sen (2nTT — b);
pero según lo expuesto (8) se tiene :
sen (a +• 2 n ir — b) = sen [a — 5), eos (2 n —irb) — eos b,
sen (2 n u — b) = — sen b, eos (a -f- 2 n ir— b) = eos (o — b);
( sen (« — b) = sen a eos b — sen b eos a,
luego resulta por fin | c o g (fl _ ¿ ) = c Q s a c o s 5 + s e n fl g e n ^
Por consiguiente, toda la cuestión queda reducida á demos-
trar la generalidad de las fórmulas (4) y (6) para dos arcos po-
sitivos cualesquiera: lo cual comprende los dos casos siguientes:
1.° Suponiendo a < 90°, b < 90°, y a-\- b > 90°, los comple-
mentos a' y V de los arcos a y b serán positivos, y á la vez será
la suma a1 -f- b'<C 90°; y en su virtud se tendrá:
sen {a' -j- b') = sen a' eos b' -f- eos a' sen ¿'
eos {a' -f- 5') = eos a' eos 5' — sen a' sen 5'.
Pero se tiene sen a' = eos a, eos a' = sen a, sen 5' = eos b,
eos ¿' = sen b, por ser a' y b' complementos de a j b; y esto
hace que a'-\-b' sea suplemento de a-\-b, por lo cual
sen [a' 4- b') = sen (a -f- 5) y eos [ar -\-b') = — eos (a + i); y sus-
tituyendo estos valores en las expresiones anteriores, resulta
sen [a -\~ b) = eos a sen b -f- sen a eos 5
— eos (a + í) — sen a sen 5 — eos a eos ¿.
Luego las fórmulas (4) y (6) subsisten para este caso.
2.° Demostrada ya la existencia de dichas fórmulas para dos
arcos positivos cualesquiera menores que 90°, se puede ampliar
la demostración á las sumas de estos mismos arcos con cual-
quier número de cuadrantes á cada uno, por el método siguiente:
Agregando 90° á uno de los dos arcos se tendrá:
sen {90r)-}-a-\-b)=sen{90o-a~b)=cos{a-^-b}= cosacos b—señasen b;
pero se tiene eos a = sen (90o— a) =s sen (90°+a)
y sen a = eos (90o— a)=—cos(90 o -f-a); luego resulta
sen (90°-HH-i)= sen (90°+*) eos b -feos (90°+«) sen b.
Del mismo modo se t^pne:
eos (90°-j-a-\-b}=r. — sen(#-f¿)=—senacosí—sen ¿ c o s a , de don-
de resulta eos (90°+a-H&)=cos(90 a +a)cos¿=sen(90°+a)sen¿.
Con lo cual queda demostrado que las fórmulas (4) y (6) sub-
sisten para dos arcos a y b positivos cualesquiera.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 310 —
Si los dos arcos que se consideran son negativos, se \tendrá:
sen (—a—b)=—sen (a-f-í)= — sen a cosí—sen ¿cosa, 6 bien
sen(—a—J)=sen(—a)cos(—b)-\-sen (—b) cos(—a); del mismo mo-
do se tiene eos (—a—b) = eos [a-\-b) = eos a eos b — sen a sen b,
ó bien eos (a—§)=cos(—a)cos(—b)—sen(—a) sen (—b).
Por consiguiente, las fórmulas (4) y (6), y en su virtud tam-
bién los (5) y (7) son generales.
17. Obtenidas las fórmulas que dan los senos y cosenos de la
suma y la diferencia de dos arcos, se pueden obtener las que dan
las tangentes y cotangentes de la misma suma ó diferencia, en
función de las tangentes de dichos arcos, puesto que se tiene
sen [a-{-b) senteos b-\- eos asen b
eos (a-4-i) eos a eos o—sen «sen b
y dividiendo los dos términos por eos a eos b, se tendrá:
sen a eos ¿ e o s a sen b- sena sen b
eos a eos b eos a eos b cosa eos b tg a-\-tg b
eos a eos b sen a sen b 1 sena sen¿ '1—tgatg# '
eos a eos b eos a ce
cos eos b eos a ' eos b
luego resulta tg {a-\-b}- t g a + t g 5
1—tga tg b
tga—tg b
Del mismo modo se halla tg (a—b)-
l-¡-tgatgí
cos(a+£) , _ cosía—b)
Las formulas cot (a-{-01 = ;—r-r: y cot a—5) = ; -r,
v ;
aen(a~{-b} J v
' sen(a—b)
dan por un procedimiento análogo las fórmulas
cot a cot b—1 , , ,, cotacot5-J-l
cot(a+6)=——j—¡ — , cot a—5)==——7 1—.
v
cot b +- cot a ^ ' cot b — cot a
§. 3*°—Fórmulas t r i g o n o m é t r i c a s derivadas*
18. De las fórmulas obtenidas (15 y 17) se deducen las rela-
tivas á los arcos múltiplos y submúltiplos. rAsí, para hallar las
líneas trigonométricas del duplo de un arco, cuando se "conozcan
las de este arco, bastará hacer b = a en las fórmulas
sen (a+¿)=sen a eos í-f-sen b eos a
eos (a-K>)=cos a eos b—sen a sen b
tga-l-tgo , ,, cot a cot b—1
&v v ;
' 1—tgatgí cot6-|-cota
y se convertirán en sen 2 a=2 sen a eos a
eos 2 a—cos2a—sen2a
2 tga „ cot2a—1
tg2a=-^—r-?-» cot2a=-K—r—.
to
1—tgs« 2 cot a
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 311 -
Estas dos fórmulas dan sen 2 a en función de s e n a y eos a;
para tenerlas en función de una sola de esta3 líneas bastará sus-
tituir cosa por v i — s e n 2 a y sen a por v i — eos 2 a; así se tiene
ssn 2 ¿ = ± 2 sen a v i — s e n s a = ± 2 cosav 1—eos2 a ,
cos2« = l — 2 s e n 2 a = 2 c o s 2 a—1.
Si en las mismas íórmuias se hace b=2a, resulta:
sen 3a=sen a eos 2a-{-sen 2a eos a
eos 3<2=cos a eos 2a—sen a sen 2a
. Q tga+tg2a
tg
^"~l-tgatg2a;
que sustituyendo sen 2a, eos 2a, tg 2a por sus valores anterio-
res, y reduciendo, se obtendrá:
sen 3 a = 3 sen a—4 sen 3 a eos 3a—4 eos 3a—3 eos a

La cotangente del mismo arco se halla como la tangente.


De un modo análogo se pueden obtener los valores de sen 4 a,
eos 4a, tg 4 a y cot 4a.
1 9 . Para hallar las líneas trigonométricas de un arco mitad
de otro, cuando se conocen las de este, bastará hacer a = - ~ — en
las fórmulas que dan sen 2á, eos 2a, tg 2a, cot 2a; y en ellas se
A A A A
despejan las incógnitas sen - r - , cos-¡r-, t g - x - , cot -~- por ios
i ¿ i ¿
procedimientos más adecuados.
Asi, por ejemplo, si eos A es conocido, se podrán hallar el
seno y coseno de su mitad, resolviendo estas dos ecuaciones:
A A A A
cos 2 -^—f-sen 2 -~-=l cosa-~-sen2-~-=cosí,
para lo cual se observará que la primera es la suma y la segunda
la diferencia de las mismas cantidades, por lo cual se tendrá:
A y 1-f-cos^
•, que da eos -=¡- = ± r

„ A 1—COSÍ. A VI—eos A
seni — = - , que da s e n - g - ^ r t ;
A
A sen -=r~
2 /;
v/1—cosí
y por consiguiente, tg —
2 =• A l-\-cosA'
cos-g-
La cotangente del mismo arco se halla como la tangente.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 312 —
A A
Cuando sea conocido sen A, para hallar sen —¿r- y eos — se
¿ ¿
toman las dos ecuaciones conocidas siguientes:
A A A A
eos2-^--J-sen2-x-=l y 2sen -~- eos — = s e n 4 ,
Sumándolas primero y restándolas después, se tendrá:
i A A\2 ( A A \a ,
(eos -p >1 sen -~-\ = l + s e n 4 , Icos - ~ — s e n - ^ - y = 1 — s e n 4 ,
A A /— A A r —
cos-p--|-sen-p-=±:\/14-senA, e o s - 5 — s e n — = ± \ / l — s e n 4 ,
de donde resulta sen — = ± - \/ 1 + sen J. =p— \ / 1—sen A,

eos — = rfc—
¿
y/ 1 -\- sen A± —
¿
\/ 1 — sen 4 .
¿i

Para obtener el valor de tg -~ , conociendo el de tg A, se

sustituirá « p o r — en la fórmula q u e d a t g 2 « , y se tendrá:


A
2 t g
T 4 2 4
tg4 = ^.dbien tg*- + — t g - = l;
l-tg«-2-
ecuación completa de segundo grado, que resuelta da
tg ~=-~(-l±Vl + tg'A).
° 2 tg4 '
La cotangente del mismo arco se halla como la tangente.
A A
Escolio.—Si se quisiera hallar el valor de sen -¿r y el de eos -~ ,
A
conociendo los de sen A y eos A, bastaría sustituir a por -?- en
las fórmulas que dan sen 3 a y cos3#, que se cambiarán en
A A A A
sen 4 = 3 sen - ^ — 4 s e n 3 - i r , eos 4 = 4 eos 3 — 3COS-ÍT-
o o o o
ecuaciones de tercer grado, que una vez resueltas darán los valo-
res que se buscan. En general, la ecuación que determine los va-
lores de sen — , cuando se dé sen 4 , es del grado m ó del gra-
m
do 2 m, según que el entero m sea impar ó par; y la que determina
los valores de eos —, cuando eos 4 se conoce, es siempre del
m
grado m.
2 0 . Una do las principales causas de la derivación de fórmu-
las trigonométricas es la necesidad de que tengan formas ade-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 313 —
cuadas al cálculo logarítmico, especialmente las que se hayan
ds aplicar al cálculo numérico. Estas trasformaciones se redu-
cen á convertir las sumas y diferencias en productos y cocien-
tes, originando entre otras muchas,, las siguientes cuestiones.
P r o b l e m a I.—Convertir en productos la suma y la diferencia
de dos senos ó de dos cosenos.
Si las dos fórmulas (4) y (6) se suman primero y después se
restan ordenadamente se tendrá:
sen (a+b) + sen [a—b) =* 2 sen a eos b
sen (a+b) — sen [a—b) = 2 sen b eos a.
Del mismo modo, las dos fórmulas (5) y (7), sumadas prime-
ro y después restadas ordenadamente, dan:
eos (a+b) + eos (a—b) = 2 eos a eos b
eos (a+b) — eos [a—b) = — 2 sen a s<m b.
A+B , A—B
Haciendo a+b—A y a—b=B, sera ¿ = — — y b=z : sus-
tituyendo estos valores en las cuatro fórmulas obtenidas antes,
se convertirán en las siguientes:
sen A + sen B = 2 sen —¿z— eos — K ~
A+B A—B
sen A — sen B = 2 eos ? sen —^— '
A+B A—B
eos A + eos B = 2 ees —¿r— eos •—x—
A+B A—B
eos A — eos B = — 2 sen —0— sen —^—.
Escolio.—Si hubiera que convertir en producto la suma ó la
diferencia de un seno y un coseno, se tomaría en vez del arco de
uno de ellos su complemento, y quedaría reducido á la suma
ó diferencia de dos senos ó dos cosenos. Así, por ejemplo,
sen a 4-eos # = sen a-{-sen (90° — b) = eos (90° — a) -t-cos b.
P r o b l e m a II.—Convertir en producto la suma de los senos de
los tres ángulos de un triángulo.
Siendo A, By Cdichos tres ángulos, se tendrá A+B+(7=180°
y A + B = 180° — C; en cuya virtud resultarán:
sen A + sen B + sen C = 2 sen —^— eos ———(- sen (A+B)
A+B A—B ^ A+B A+B
= 2 sen —— eos ———(-yg sen —~— eos —~—
¿-b»/ 4—i? A+B\ C n A B
= ¿8>en—— I e o s — — + eos -75—1 = 2003 —x2cos -T- eos -„ ;
a ' " A B C
y por nn, sen 4 +• sen 5 -h sen C = 4 eos 7- eos -5- cos -9-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 314 —
Problema III.—Convertir en producto la suma de las tangente
de los tres ángulos de un triángulo.
Desde luego se tiene A 4- B -f- C = 180°, y por tanto
tg A-\- tg B
tg {A-\-B)=— tg (7, ó bien -, fo . .. n=— *g Q-, que se trasform¡
en tg A + tg B=— tg O -+- tg A tg B tg C, y per consiguiente
tg ¿ 4- tg B 4- tg C =*> tg 4 tg 5 tg O.
Problema IV.—Disponer para el cálenlo logarítmico el éí«»*1
mió m sen a + n eos a.
Desde luego se tiene m sen a + ÍÍ eos a = m (sen ¿H eos a).

Cualquiera que sea la cantidad — puede ser siempre tan-


n sen»
gente (9. 3.°) de un arco » , y se tendrá — = tg<p = :]
v
° ' ' J m &T
sen t¿r>eos
eos<pa •
y por tanto, será m sen a 4- ÍÍ eos a — m\ sen a.. A. -
' r \ eos cp
m
= (sen a eos 9 4- sen 9 eos a);
cos<p v r 7
«
w -'
y por fin, m sen a 4 - » eos « = sen ( a 4 - 9 )•
eos <p '
Para calcular esta fórmula, hay que determinar antes el án-
gulo auxiliar cp; lo cual exige que se restablezca el radio en la
n nr
expresión — = tg cp, que se convierte en tg <p = — , cuyo
valor se puede calcular por logaritmos.
21. En general para trasformar en producto el binomio «4-$,
cuyos términos contengan líneas trigonométricas cualesquiera,
se puede seguir el siguiente método:
/ b\ b
Desde luego se tiene a-\-b—a(1-i— J, que haciendo — = t g cp
/ sen <p\ a
se cambia en «4-¿=«(l4-tg ? ) = « 14- 1= (coscp4-sen-f),
;
°T/ \ cosípy cos<p r
'
y siendo cos<p4rsente=sen(90°—cp)4-sen<p=i=2seíi4:50cos(450*-<p),
2a sen 45° eos (45°—cp)
resulta a+o— .
coscp
De un modo análogo se trasforma en producto el bino-
mio a — b; y repitiendo convenientemente ambos procedimien-
tos, se puede convertir en producto el polinomio 3—bA-c—¿?-(-etc.
2 2 . Algunas veces después de convertir una expresión tri-
gonométrica en otra, que esté dispuesta para el cálculo loga-
rítmico, puede combinarse con otras y dar resultados más sen-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
cillos ó de aplicación más fácil. Así, por ejemplo, dividiendo
— 315 —
cada una de las cuatro fórmulas obtenidas (20. Probl. I) por cada
una de las siguientes, se tendrá:
i
sen A-j-sen B % T (a+s) senA-j-senB A-j-B
senA—sen£ , * ,._™' cosl-f-cosi?-g 2

sen 1-f-sen 2? B—A sen A—sen 2? A—B


cosí—eos 2? 2 ' cosl+cosi?- 2
sen A—sen B A±B cosA-\-cosB A\-B B—A
'Á ' ñ=—COt—r— , -Á 5 =C0t'—~— COt—jr— .
eos!—COSÍ? 2 cosí—COSÍ? 2 2
Cada una de estas fórmulas se puede traducir al lenguaje
vulgar, y la primera de ella3, que ha de tener aplicación impor-
tante después, origina el siguiente principio:
La razón de la suma de los senos de dos arcos á la diferencia de
los mismos senos, es igual á la razón de la tangente de la semisuma
de dichos arcos á la tangente de la semidiferencia de los mismos
arcos.
CAPÍTULO I I .

TABLAS TRIGONOMÉTRICAS.

§. 1.°—Construcción d s l a s títb.as.
2 3 . Después de haber consignado las principales relaciones
entre las líneas trigonométricas, y antes de establecer las que
existan entre los lados y los ángulos de los triángulos, para pro-
ceder á la resolución de estos, es necesario conocer bien un me-
dio seguro y breve de obtener, en el momento en que se necesite,
cualquier línea trigonométrica de u n arco dado, é inversamente
el respectivo arco de cualquier línea trigonométrica dada. Este
medio le constituyen las tablas trigonométricas.
TABLAS TRIGONOMÉTRICAS son unos estados ó cuadros orde-
nados por columnas de arcos correlativos, que tienen al lado sus
respectivas líneas trigonométricas. Desde luego se comprende la
imposibilidad de que unas tablas contengan todos los arcos ab-
solutamente, con todas las líneas trigonométricas de cada uno:
basta que contengan las cuatro líneas trigonométricas más
usadas que son, el seno, la tangente, el coseno y la cotangente;
pues si alguna vez se necesita emplear cualquiera de las otras,
las mismas relaciones que su defmicion establece con las prime-
ras, son suficientes para determinarla.
Con respecto á los arcos, debe observarse que, los del primer
cuadrante tienen para sus líneas trigonométricas todos los valo-

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 316 —
res absolutos de que estas son susceptibles; y por tanto, basta
determinar estos valores pr.ra los arcos menores que 90°.
Aun es posible reducir estos á la mitad, por la propiedad de
los arcos complementarios; pues se tendrá, por ejemplo, el seno
de 60° igual al coseno 30°.
Además es necesario designar el arco mínimo que ban de con-
tener las tablas, y el cual ha de ser la diferencia entre cada dos
arcos consecutivos de las mismas: este suele ser 1', otras veces
es 10" y otras es 1"; para fijar los razonamientos sucesivos se
supondrá que es 10".
Por consiguiente, la formación de las tablas trigonome'tricas
exige que se calculen los valores de los senos, tangentes, cosenos
y cotangentes de todos los arcos comprendidos entre 0o y 45°,
de 10'' en 10".
Por xíltimo, las relaciones entre las líneas trigonométricas de
un mismo arco facilitan los valores de todas ellas, cuando es
conocido el de una; por lo cual, sólo habrá que determinar por
el pronto los valores de los senos.
2 4 . Para varios arcos particulares se determinan fácilmen
los valores de sus líneas trigonométricas, teniendo presentes lVlJ
valores de los lados de los polígonos regulares inscritos en el
círculo, y atendisndo al principio siguiente:
El seno de un arco menor que la semicircunferencia es mitad de
la cuerda del arco duplo. Pues si el arco es AM (fíg. 2), prolon-
gando su seno MP hasta que encuentre á la circunferencia
en M'", serán á la vez (Greom. 80) MP mitad de MM'" y MA
mitad de MAM'".
Después del arco 0o cuyas líneas trigonométricas son bien
conocidas, los arcos particulares más notables del primer cua-
drante son los siguientes:
1.° Si el arco tiene 30°, la cuerda del arco duplo será el lado
del exágono, que es igual al radio r, y suponiéndole igual á la
unidad, se tendrá: sen 30° = eos 60°=-»-. El coseno de 30° será
el seno de 60°, que es la mitad de la cuerda de 120°, ó sea el lado
del triángulo equilátero inscrito, cuyo valor (Geom. 180. Cor. 2.°)
-1 Vli
V 3 , v se tiene : eos 30°= sen 6 0 r = De donde resulta,
2 _
tg30» = cot60» = csen
o s 30°
S ( ) 0 _ 1^ _ Vd
3

cot30» = tg°60<' = 5sen | g = V/3".


2 i30°

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 317 -
2.° Cuando el arco tenga 45°, su seno y su coseno son ¡gua-
les, y también lo son su tangente y su cotangente, pues dicho
arco es igual á su complemento. El seno de cualquiera de estos
es la mitad de la cuerda del cuadrante, que es el lado del cua-
drado inscrito cuyo valor (Geom. 179. Cor. 1.°) es r V 2 , y
V2
se tiene, sen 45° = eos 45° = — ; y de aquí resulta :
sen 45°
tg 45° = cot 45° = -£-. = 1..
6
eos 45°
3.° Si el arco tiene 18°, su seno será la mitad de la cuerda
de 36°, ó sea el lado del decágono regular inscrito, cuyo valor
(Geom. 181. Cor. 3.°) e s " " 1 " ^ ; y se tendrá, sen 18°==I¿Í*_1,

2
\/10+2/5
eos 18° = sen 72° = /l—sen 18°=- 4
4.° Las fórmulas que determinan el seno y el coseno de la
mitad de un arco, en función del seno de este arco dan :

V 3+\/5 l / 5 — v/5
sen 9'o , > —

V 3+/JT Vro-\/z>'
eos 9°= 1 .
4 4
5.° Las fórmulas que dan el seno y el coseno del duplo de un
arco en función del seno y el coseno de este arco darán :
V 10—2\/ 5
sen 36°=2 sen 18° eos i s l -
4
eos 3o°=cos218o—sen2 18°-•
1-f/s"
4
6.° También se tendrán, observando que sen 54° = eos 36°
y eos 54°=sen 36°, los valores siguientes:

l-f-sen54° / l — sen 54°


sen 27° = -
p* V5+/5 V/3-v/5

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 318 —
Estos cuatro últimos casos dan I03 senos y cosenos de todos
los múltiplos de 9 o . que han de tener las tablas; y por su medio
se hallan las tangentes y cotangentes de los mismos arcos-
pero la construcción de las tablas exige la determinación de los
valores de los senos de todos los arcos comprendidos entre 0o
y 45° de 10" en 10": su investigación estriba en los siguientes
2 5 . Principios fundamentales para determinar sen 10".
1.° Todo arco menor que un cuadrante es mayor que su seno y
menor que su tangente.
En efecto. El arco AM (fig. 4) es mayor que la cuerda AM,
Fig. 4. y como (Geom. 27. 1.°) es AM>MP, resulta que el
arco AM es mayor que su seno MP.
Además, trazando las dos tangentes ATj MD
se tendrán dos líneas convexas limitadas en los
mismos extremos; y por tanto la envuelta que es el
Nj>
arco A M será menor que la envolvente, que es la
línea quebrada AD-\-DM, y como (Geom. 27. 1.°) es
-^ DM<D T, resulta AD+ DT< AD + DT; y por
consiguiente, el arco AM es, con mayor razón,
menor que su tangente AF.
2.° Si un arco menor que un cuadrante disminuye, la razón del
arco á su seno disminuye también, y tiene por limite la unidad.
En efecto. Siendo el arco a menor que un cuadrante y mayor
a - \ - b . a .
que el arco b, se tendrá ;—m^ ; pues equivale a
1 r
sen (a-f-6) sena ^
esta desigualdad (a -f- b ) sen a — a sen (a -f- b ) > 0 ; ó bien
[a-\-b) sen a — a (sen a eos b -f- sen b eos a) > 0 ; que equivale á
a sen a (1 — eos b)~\~b sen a — a sen b eos a > 0 ; y como el pri-
mer término a s e n a ( l — eosb) es necesariamente positivo,
quedará satisfecha la desigualdad anterior, siempre que se
tenga b sen a — a sen b eos a > 0; lo cual, dividiendo por eos a,
que es positivo, se cambia en b tg a — a sen b > 0; y esto es evi-
dente, porque ha de ser b > sen b y tg a > a.
a a
Además, la razón está comprendida entre — ó 1
r
r sen a a
" sen
tg aa sen
tg aa eos1 a sena a
dido entre- 1perov . Cuando
— a disminuye,
; luego se aproxima
esta compren-
" ees a eos a
a la unidad, y puede acercarse á ella cuanto se quiera; pues
cuando el arco a llegue á ser 0, su coseno será 1; luego el
a
límite de es la unidad.
sen 4

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 319 -
3.° La diferencia entre un arco menor que un cuadrante y su seno
disminuye cuando el arco decrece, y es menor que el cuarto del cubo
del arco.
En efecto. Entre los dos arcos AM y AC [ñg. 4), cuyos
senos son M P y CQ,, trazando la MH, se tendrá la desigual-
dad , arco A C— C Q > arco A C— MP; puesto que se tiene
la desigualdad, arco AC— arco AM'j> C Q— 31P, 6 bien estn
otra, 2ÍVCO MC^> CH, lo que es evidente, puesto que ha de
ser arco M O > cuerda M O > MH.
a3
Además, siendo a el arco, se tendrá a — sen a <C-¿— > Presto
sen a
a . a , 2 a
que siendo tg — > - ¡ j - , sera > *-¡r- , y por tanto,
¿, 4> COS (l 4/ **
~2~
a . a a , . , a
sen -£- > — eos -^- , que multiplicando por 2 eos —¿>- da
a a
sen a > a eos 2 — , ó bien sen a > a (1 — sen 2 — ) . Y poniendo
¿ ¿
a a a-
-5- en vez de sen -¿r, se tendrá con mayor razón, sen «> a (1— -j-)

o bien s e n # > a —.
' 4
Por consiguiente, el error que se comete, al formar el arco en
vez del seno, es menor que el cuarto del cubo del arco.
2 6 . Para buscar el valor del seno de 10", suponiendo el radio
igual á la unidad; se determinará el valor del arco de 10", que
no puede exceder á su seno en la cuarta parte de su cubo, y en
su virtud se tendrá arco 180° = x== 3,14159265358979
y'comoes 180°=648000", serálO"——-=0,00004848136811
64800
luego 10" < 0,00005; y por tanto, el cubo de 10" tendrá ceros
para sus doce primeras cifras decimales, por lo menos; los cua-
les subsistirán en el cuarto de dicho cubo: luego las doce pri-
meras cifras decimales, por lo menos, son comunes en los valo-
res de 10" y de senlO". Luego sen 1 0 " = 0000 48481368
El valor de eos 10" se obtendrá sustituyendo el anterior
en la fórmula c o s ^ O " ^ j / l — s e n 2 1 0 " ; ó sustituyendo el arco
en vez del seno en la fórmula e o s 0 = 1 — 2sen 2 -75- , que da
10" 2
eos 10" == 1 — — - — = 0 ,

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 320 -
Determinados ya los valores de sen 10" y eos 10", se podrán
hallar por las fórmulas respectivas, los siguientes:
sen 20" = 2 sen 10" eos 10" , eos 20" = eos 2 10" — sen 2 10",
sen 30" = ser. 20" eos 10" + sen 10" eos 20",
eos 30" = eos 20" eos 10" — sen 20" sen 10",
etc. etc.
pero es preferible adoptar las siguientes fórmulas de Simpson.
27. Si en las fórmulas ya conocidas
sen (a + b ) + sen (a — b ) = 2 sen a eos b,
eos (« + 5)4- eos (a — b ) — 2 eos a eos b,
se hace a = mb, se convierten en
sen (m + 1 ) b = sen m b X 2 eos b — sen (m — l)b,
eos (m + 1 ) b — eos m b X 2 eos b — eos (m — 1) b. ,
La primera revela que cuando se conocen los senos de del
múltiplos sucesivos [m—1) 5 y mb del arco b, se tendrá el sen<
del múltiplo inmediato superior [m + 1) b, sumando el producto
del menor por —1 con el producto del mediano por 2 eos b. "
Se hallará del mismo modo según la otra expresión el valo:
de eos (m + 1) b.
Aplicando estas reglas á la cuestión principal de que se trata
teniendo ya los valores de los senos y cosenos de 0o y 10", h&
ciendo b = 10", y sustituyendo m por 1, 2, 3, etc., se tendrá
sen 20"=sen 10"x2 eos 10"—sen 0=2 sen 10" eos 10"
eos 20"=cos 10"x2 eos 10"—eos 0=2 eos210"—1
sen 30"=sen 20"x2 eos 10"—sen 10"
eos 30"=cos 20"x2 eos 10"—eos 10"
• sen 40"=sen 30"x2 eos 10"—sen 20"
eos 40"=cos 30"x2 eos 10''—eos 20"

28. Aunque este método es mucho más breve y expedito,


para obtener los senos y cosenos de los arcos nmltiplos de 10",
que el indicado antes, aun puede simplificarse mucho por las
siguientes observaciones.
El factor 2 ees 10" vale muy próximamente2,.porque eos 10"
es casi la unidad; y expresando por k la diferencia, se tendrá:
2 eos 10" = 2 — k;j sustituyendo en las fórmulas de Simpson
2 eos b por 2—k se convertirán en las siguientes:
sen (m+l)5=(2—k) sen mb—sen (m—)b
eos (m+l)5=(2—k) eos mb—eos (m—l)b , ó estas otras:
sen {m-\-l)ó—sen mb=sen mb—sen [m—1)5—k sen mb
eos (m+l)5—eos w5=cos mb—eos [m—1)5—k eos mb
Estas fórmulas no dan directamente como las de Simpson los
valores de sen (m + 1) 5 y eos (w+1)5, sino las diferencias

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 321 -
sen («i-f- 1) 5 — sen mí y eos (m + 1 ) b—C03 mb; pero agregando
á estas diferencias sen mi y eos w 5 respectivamente, se tendrán
aquellos valores. La ventaja de estas fórmulas está, en que di-
chas diferencias se componen de dos partes: la diferencia inme-
diata anterior sen mb — sen [m— 1) b ó eos mb— eos ( w - ^ L U ,
ya calculadas; y el producto—k sen mb, cuyo factor k^^m-
variable: por esta causa se abrevian mucho las operaciona^or-
mando separadamente los productos del pequeño número k pol-
las nueve cifras significativas.
Aplicando este método á la cuestión actual, se tiene
s e n 20"—sen 10"=sen 10"—sen 0—A sen 10"
sen 30"—sen 20"=sen 20"—sen 10"—k sen 20"
s e n 40''—sen 30"=sen 30"—sen 20"—k sen 30"
sen 50"—sen 40"=rsen 40"—sen 30"—A sen 40"
sen 1'—sen 50"=sen 50"—sen 40"—k sen 50"

Obtenidos así los valores de los senos y cosenos de todos los


arcos de las tablas, los de las tangentes pueden hallarse por la
sen a , , , 1 , eos a
fórmula tar a= ; y los de las cotangentes por cot a= .
° eos a sen a
29. Las tablas usuales no contienen los valores de las líneas
trigonométricas, sino los logaritmos de estos valores, que son
los empleados en la práctica; por esto las tablas trigonométricas
suelen ir unidas á las tablas de los logaritmos de los números.
Si el radio fuese la unidad, como se ha supuesto hasta ahora,
para simplificar las fórmulas, los senos y cosenos de las tablas
serian menores que 1, y tendrían logaritmos negativos: esto no
seria grave inconveniente, dándoles la forma de característica
negativa y mantisa positiva, para utilizarlos en el cálculo; pero
se han querido evitar estos logaritmos, adoptando por radio la
décima potencia de 10, ó sea la unidad seguida de diez ceros.
Así el logaritmo del radio es 10; y el arco 10", que es el menor
de las tablas, tiene todas sus líneas trigonométricas mayores
que 1, y por tanto, con logaritmos positivos; pero antes de
hallar los logaritmos de los valores de los senos y cosenos, hay
que multiplicar estos valores por 10 10 , y si ya estuviesen halla-
dos los logaritmos, en el supuesto de ser el radio 1, habría que
añadir 10 unidades á la característica de cada uno de ellos.
Teniendo los logaritmos de los senos y cosenos, las fórmulas
, 10 10 sen« 10 10 co3¿ , ,
£ a ~ „„„,.— y c ° t 0 = darán para los otros,
J r
cosa sena '
log t g a = l o g s e n a + 10—log eos a = log sen a - h e t o log eos a,
logcota = log cosff-f 10—log Biblioteca sen a — log
Universitaria UPM-eos «-{-cto
E.T.S.I. Montes log sen a.
21 .
>¿>

§. &»°—¡Disposición y u s o de l a s t a b l a s .

30. Una vez determinados los logaritmos de los senos, cose-


nos, tangentes y [cotangentes de todos los arcos que las tablas
lian de contener, se ordenan por columnas, que se correspondan
con la de los arcos, y resultan formadas las tablas. Estas tendrán
cinco columnas principales: la de los arcos, y las de los logarit-
mos de las cuatro líneas trigonométricas citadas; pero además
de estas cinco, tienen también otras columnas auxiliares con
las diferencias entre cada dos logaritmos consecutivos, para los
mismos usos que tienen las columnas de diferencias las tablas
de logaritmos de los números.
Dichas columnas son lo puramente esencial en las tablas
trigonométricas, y todas concuerdan en ello. La disposición
especial que las distingue, puede variar en algunos puntos accii
dentales de mayor ó menor conveniencia práctica, y debe tenei;
siempre su explicación descriptiva, como prólogo indispensable
á las mismas: por esta razón, se omiten aquí las descripciones
de todas ellas, que, sin duda alguna, suple ventajosamente 1
viva voz, con las tablas á la vista.
Sin embargo, no deben omitrse estas dos observaciones
l.H Si los grados se marcan en la parte superior é inferior de'
cada página, y los minutos en la primera y última columna, se-]
gun que el arco sea menor ó mayor que 45°, á fin de utilizar las]
ventajas de los arcos complementarios; el orden de columnas erti
ias líneas trigonométricas ha de ser seno, tangente, cotangente j>
coseno, para que al invertirlos poniendo los complementos, re-
sulten en el mismo orden. 2. a La columna de las diferencias de
los logaritmos de las tangentes, sirve también para las diferen-
cias de los logaritmos de las cotangentes; y por eso suele titu-
larse diferencias comunes; puesto que si a y a' son dos arcos
1 1 *
cualesquiera, se tiene tg a = —-—, tg a' = —r—, que dan,']
cot d cotí & a
tga cota' . , , ,
- — - = —r—, luego log tg a — log tg a = log cot a — log cot a.
kg a cot a i
3 1 . Uso DE LAS TABLAS.—El uso general de las tablas trigo-i
nométricas se reduce á las dos cuestiones siguientes: :\
P r o b l e m a I.—Hallar per medio de las tablas el logaritmo de\
cualquiera de las líneas trigonométricas de un arco dado. i
Este problema comprende en general tres casos: que el arcoj
dado esté en las tablas, que se halle comprendido entre dos con-j
sacutivos de ellas, y que sea mayor que 96°.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 323 —
1.° Si el arco dado se halla en las tablas, la disposición de
estas, indicará el modo de hallar en ellas inmediatamente el lo-
garitmo de la línea que se pida. Así se tiene
log ser. 27° 43' = 9,667546 , log eos 57° 34' 30" = 9,7293229,
log tg 79° 51' 4 0 " = 10,7475657, log cot 83° = 9,089144.
2.° Si el arco dado está comprendido entre dos consecutivos
de las tablas, consistirá en que el arco tenga segundos y las ta-
blas no den más que minutos, ó en que tenga un número de se-
gundos menor que 10" y las tablas los aprecien de 10" en 10", ó
en que tenga fracciones de segundo: en cualquiera de estos
casos, para la cuestión ide'nticos, hay que recurrir á las colum-
nas de las diferencias, y operar de un modo análogo al indica-
do (Alg. 123. Prob. I, caso 2.°) para los logaritmos de los nú-
meros: se admite que las diferencias de los logaritmos de las
líneas trigonométricas son directamente proporcionales á las
diferencias de los arcos; y esta proporción, sin ser exacta, da en
general el resultado con aproximación suficiente. Así por ejem-
plo, para determinar log. sen 38° 45'16" con unas tablas que
sólo tengan grados y minutos, se ejecutará la operación siguiente:
log sen 38° 45' =9,796521 Dif. para 1"; 262
para 16" 4192 .
log sen 38° 45' 16" =9,796563
Para determinar log tg 26° 24' 38",6 con unas tablas en que
los arcos crezcan de 10" en 10", se ejecutará la operación
siguiente:
leg tg 26° 24' 30" =9,6959941 Dif. para 10"; 529
para 8" 4232
para 0,6 3174
log tg 26° 24' 38",6 =9,6960396
Para determinar log cot 63° 35' 21",4 con estas mismas ta-
blas se tendrá
log cot 63° 3 5 ' 3 0 " =9,6959941 Dif.; 529
pala — 8" 4232
para — 0,6 3174
log cot 63° 35' 21 ",4 =9,6060396
3.° Si el arco dado es mayor que un cuadrante, se le restará
el número mayor de cuadrantes que contenga, y quedará redu-
cido á un arco menor que un cuadrante: el cual se hallará en
uno de los casos anteriores. Hallado el logaritmo de la línea que
se pida, se tendrá el valor absoluto de esta línea, y este valor

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 324 —
precedido del signo correspondiente, según lo expuesto (9. 4.°)^
será la verdadera línea trigonométrica pedida del arco dado.
Problema II.—Rallar por medio de las tablas el arco corres-
pondiente á una línea trigonométrica, cuyo logaritmo se da.
Todos los casos que este problema comprende se reducen ¿
dos; que el logaritmo dado esté en las tablas; y que no esté en
ellas, pero se halle comprendido entre dos consecutivos de las
mismas: cuando exceda los límites de los logaritmos de las ta-
blas el problema es imposible.
1.° Si el logaritmo dado se halla en las tablas, la disposición
de estas dará inmediatamente el arco, como se vé en ios si-
guientes casos:
log sen a— 9.667546 da .#=27° 43'
log eos x— 9,7293229 da «=57° 34' 30"
log tg £=10,7475657 da x= 79° 5 1 ' 40"
log cot x= 9,089144 da #=83°.
2.° Si el logaritmo dado no está en las tablas, y se halla com-
prendido entre dos consecutivos de las mismas, su arco corres-
pondiente lo estará también entre los que correspondan á dichos
dos logaritmos: bastará, pues, determinar la cantidad de arco
que debe agregarse al menor de ellos, para tener resuelto el pro-
blema. Esta cantidad se determina por la supuesta proporciona-
lidad entre las diferencias de los arcos y las de los logaritmos de
sus líneas trigonométricas, como se vé en I03 siguientes casos;

log sen ^=9,796563


para 9,796521 38° 45' Dif; 2,62
resto 42 :2,62 16"
£=38° 45'16"
log tg x= 9,6960396
para 9,6959941 26°24'30" Dif; 529
l.or resto 4550 : 529 8"
2.° resto 3180:529 0,6 ;
3=26° 24'38, "6 l
log cot ¿5=9,6960396
para 9,6960470 63° 35'20" Dif; 529
l.er resto 740 : £29 1" ;
;i
2.° resto 211 : 529 0,398
£=63° 35' 21, ''4

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 325 —

CAPÍTULO III.

RESOLUCIÓN DE TRIÁNGULOS.

¿j. 1 . " — R e l a c i o n e s e n t r e l o s l a d o s y l o s á n g u l o s
de los triángulos rectilíneos.

32. Para realizar el fin práctico especial de la. Trigonometría


rectilínea, que es la resolución de los triángulos rectilíneos, sólo
falta ya establecer las indispensables relaciones que ligan los la-
dos y los ángulos de estos triángulos. Estas relaciones son de
dos clases: unas particulares para los triángulos rectángulos, y
otras generales para todos los triángulos rectilíneos. Tanto las
primeras como las segundas se reducen á dos teoremas, cuyos
enunciados se simplifican suponiendo el radio igual á la uni-
dad: si las tablas trigonome'tricas que se usen para las aplicacio-
nes están calculadas con otro radio, se puede fácilmente (13)
restab^cer este en los resultados.
A fin de simplificar la notación, fijándola á la vez de un
modo uniforme, se conviene en expresar por A, B, C, los ángu-
los de todo triángulo y por a, b, c, sus lados opuestos: si el trián-
gulo es rectángulo, A expresa el ángulo recto y a la hipotenusa.
3 3 . La resolución de los triángulos rectángulos estriba en
los dos principios siguientes, siendo el radio la unidad.
Teorema I.—En todo triángulo rectángulo, cada cateto es igual
ül producto de la hipotenusa por el seno del ángulo opuesto al cateto.
En efecto, Sea ABC(fig. 5), un triángulo rectángulo en A;
trazando desde uno cualquiera C de sus FÍ<?. 5.
otros dos ve'rtices, con un radio cualquiera ¡j
CD, considerado como ol radio r de las ^^J1
tablas , el ajso DE y su seno DP, que
será también el seno del ángulo C; la se-
mejanza de los triángulos ABC y PDC A1 E I P "
, , BA DP c sen C J J _, t . ,
dará •ñr> = 77Tr ° bien — = ; de donde, naciendo r — l,
B C CD a r
resulta c — a sen C.
Corolario.—En todo triángulo rectángulo, cada cateto es igual al
producto de la hipotenusa por el coseno del ángulo que forma con el
cateto. Puss siendo complementos los ángulos B y C, será
«en C= eos B; y por tanto, se tendrá c = a eos B.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 326 —
Teorema II.—En todo triángulo rectángulo, cada cateto es igual
al producto del otro cateto por la tangente del ángulo opuesto al
primero.
En efecto. La tangente EF del arco ED, también lo será del
ángulo C; y los triángulos semejantes ABC y EFC darán
AB EF x c tgC , . ,
~Tp~~F~p > o ~J~'==' ' c l u e n a c i e n ( io r = l, da c = btg C.
Corolario.—En todo triángulo rectángulo, cada cateto es igual
al producto del otro cateto ¡por la cotangente del ángulo opuesto á
este. Pues siendo B j C complementos será tg C=cot B.
Escolio.—Este segundo teorema se puede deducir del pri-
mero; pues las dos igualdades que aquel comprende, c=asen Q
c
y b=a eos C, dan -7- •= tg C, ó bien c=b tg C.
34. La resolución de los triángulos oblicuángulos se apoya
en los dos principios siguientes, siendo el radio la unidad.
Teorema I.—En todo triángulo rectilíneo, los lados son direc-
tamente proporcionales á los senos de los ángulos opuestos.
En efecto. Sea un triángulo cualquiera ABC (fig. 6); trazan-
Fig. 6. do la circunferencia circunscrita , los ra-
dios O A, OB y 0(7, la circunferencia
concéntrica A'B'C con un radio cual-
quiera considerado como el radio r de
las tablas, y las rectas A'B', B'C, A'C\
los triángulos ABC y A'B'C serán se-
BC AC AB
mej antes y darán j ^ , = JTQ¡ = ñTg, •
Trazando la recta O M perpendicular á
B'C, la mitad MB' de la cuerda B' C
será el seno del ángulo B'OM=B'A'C, que tienen por medida
la mitad del arco B'C, luego será B'3í=sen A, j B'C'=2sen A.
Por la misma razón será A1 C = 2 sen B y A'B' —2 sen C
BC 'ÁC AB a b e
Luego -_ .= ^ ñ =x ~, o bien .= „— 7, -
&
2sen¿ 2sen¿? 2sen(7 senA senB senC
Corolario.—En todo triángulo rectilíneo, la suma y la diferen-
cia de dos cualesquiera de sus lados son directamente proporcionales
á las tangentes de la semisuma y la semidiferencia de sus ángulos
a b a-\-b sen^-fsen.5
opuestos. Pues la proporción ••.= £ da-—:= -.——-¿;
r r
sen A sen B a—o sen A—sen ir
M-B A+B
senA-\-senB t g 2 1L a+ b g 2
yJ como es - -= -. 5-, resulta r== :75-*
senA—senB A—B a—b A—B
tg o—
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 327 —
Teorema II.—En todo triángulo rectilíneo, el cuadrado de un
lado es igual á la suma de los cuadrados de los otros dos, menos el
duplo del producto de estos por el coseno del ángulo que forman.
En efecto. Sea A BO (fig. 7) un triángulo cualquiera; trazando
desde uno de sus ve'rtices B la perpendicular BD m^ ?>'
al lado opuesto A C, se tendrá (Geom. 128): si el B"

ángulo A es agudo, ~B(?=A C¿~hA B*—2ACx AD, / 1 \


ó bien a2=b2-{-c2—2bxAD; pero el triángulo Vi/s I Xt
D
rectángulo BAD da A D = c eos A; luego re- *'
salta a* = b2-\-c2— 2bccos A. Ax
Si el ángulo A es obtuso ('segundo caso), se ^/ / ¡
t i e n e a 2 = 5 2 - f - c 2 + 2 * X ^ Z > ; pero el triángulo ^ / ¿__]•
rectángulo BAD da AB=c eos #4Z>; y como el ,] A »
ángulo BAD es suplemento del ángulo A del triángulo, sus
cosenos serán iguales y de signo contrario; por lo cual, se tiene
AD——ecos .4; luego resulta a2—b2-*rc2—25 c eos A.
Escolio.—El teorema primero se puede deducir de este
segundo; pues la última fórmula #2 = ¿2-J-c2—2 b ecos A
da eos A=—¿r-¡ ; y como es sen 2 A = 1 — eos2 A, se tendía
¿be
( b2 -f- c2 — a2 )2 _ 4 ¿3 c2 — ( 5 a +c % — aa )2
sen A _ l — 4ó2c2 — 462c¡1

Efectuando los cálculos y reduciendo, será


, 2a2b2-\-2a2c2-{-2b2c2—a*—¥—&
sen 2 ^L=
4¿2c2
sen2 A 2a2b2-\-2a2c2+2b2c2—a"—54—c4
y por fin
a2 4«262c2
Pero el segundo miembro de esta igualdad es simétrico res-
pecto á las letras a, b, c; es decir, permanece el mismo cuando
se sustituye a por b y b por a, ó a por c j c por a; luego resulta
s e n M sen 2 J? sen 2 C sen A sen B sen C
_ ^ = - 1 5 _ = _ r _ > y por tanto - — = _ = — .
También se puede deducir el teorema segundo del primero,
como se vé á continuación.
senA sen O sen A senB
Las dos proporciones =* y =—-—, dan

_ vc oou
sen ya.
A u sen /i /
sen G'= , sen i ? = ; y la fórmula eos 2?= y 1 — sen 2 5
a a 'J
, , ^ ±y/a 2 —5 2 sen 2 JL
dará eos 5 = — .
a
Por otra parte, siendo A+B+ (7=180°, se tendrá (8 y 14)
sen (7=sen ( J á-|-5)=sen A eos i?4-sen i? eos A.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 328 -
Y sustituyendo en esta expresión por sen C, sen B y eos B
sus valores anteriores, se tendrá:
caenA sen Aya2—Psen2A bsenAcosA . .
=± 1 , que suprimiendo
senil
el factor común , será c=±\/a?—Psen8A-\-b eos A , cuyo
cuadrado es a-—3 sen A=(c—b eos iá) =c —25c cosA-H 2 cosM,
2 2 2 2

y por fin a2=52-f-cs—2 b ecos A.


3 5 . Los dos teoremas referentes á los triángulos rectángulos
están comprendidos en el primero de los oblicuángulos, pues
si en la fórmula -= se supone A—9Q0, se tendrá:
sen A sen B
sen.4=1 y resultará a= = , • que da b=a senB: primero de
seni? u
aquellos teoremas, del cual se deduce el segundo (33. E s c ) .
De todo el análisis anterior resulta que las tres fórmulas
¿* —5 2 +c 2 —25c eos A
b*=a2+c*—2accoaB
ca = a 2 -f-5 2 —2a5cos O
resuelven el problema general de la trigonometría rectilínea;
pues contienen los tres lados y los tres ángulos de un triángulo,
y de ellas se pueden deducir todas las otras relaciones entre los
lados y los ángulos de un triángulo rectilíneo.

§. S5.°—IXesoluoion de l o s t r i á n g u l o s r e c t á n g u l o s .
Las fórmulas establecidas (33) facilitan la resolución de los
triángulos rectángulos en todos los casos posibles, que son los
cuatro siguientes:
3 6 . P r i m e r caso.—Resolver un triángulo rectángulo dados
sus dos catetos.
Dados b y c se hallará el ángulo B por la fórmula b=c tg B
„ b 10 10 ¿
que da tg B=—; restableciendo el radio, t g i ? = ; y por
logaritmos, log tg B = log b +• 10 — log c = log b -+- cto loge.
Después se tendrá (7=90°—B; y es de advertir que, al buscar
en las tablas el arco correspondiente al log tg i?=log cot C, sa
hallan á la vez estos dos ángulos.
En seguida se hallará la hipotenusa a por la fórmuH
10 to 5
9=0 sen B, que restableciendo el radio da a= r, v por loga-
sen B *
ritmos, log a=log 5-j-lO—log sen 5 = lcg 5+-cto log son B.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 329 -
Como comprobación, se puede determinar a por el teorema
de Pitágoras que da a = \/V-f-c2.
37. Segundo caso.—Resolver un triángulo rectángulo cono-
ciendo la hipotenusa y un cateto.
Si a y b son conocidos, el ángulo B se hallará por la 10fórmula
10 5
b=a sen B, que restableciendo el radio da sen 3=—— y por
logaritmos, log sen B= log b -f- cto log a.
El otro ángulo agudo será {7=90"—B; y se halla á la vez
que B, pues log sen .#=log eos C.
El cateto c se obtiene por la fórmula c—a sen C, que resta-
bleciendo el radio y tomando logaritmos da:
log c— log a + log sen C—10.
Como medio de comprobación se puede determinar c por el
teorema de Pitágoras, que da c=\i a^—b2 = \/{a-\-b) {a—b); y por
log (a4-*)-h log (a—i)
tanto, log c= 5 •
38. Tercer caso.—Resolver un triángulo rectángulo dados un
cateto y un ángulo agudo.
Conocido un ángulo agudo de un triángulo rectángulo, se
conoce también el otro, que es su complemento.
Si el cateto dado es b, el otro cateto se hallará por la fórmu-
la c = b cot B, que restablecisndo el radio y tomando logaritmos
da, log c = log b 4- log cot B —10.
La hipotenusa a se hallará por la fórmula y —a sen i?, que
da, log a = log b •+- cto log sen B.
Se podrá determinar también la hipotenusa a por el teorema
de Pitágoras, después de hallado el cateto c.
39. Cuarto caso.—Resolver un triángulo rectángulo conocien-
do la hipotenusa y un ángulo agudo.
El otro ángulo agudo será el complemento del dado.
El cateto b se hallará por la fórmula b = a sen B, que da
log b = log a 4- log sen B — 10.
El otro cateto c se hallará de igual modo, por la fórmula
c = a sen C, que da log c = log a -f log sen C—10.
El teorema de Pitágoras puede servir de comprobación.
Como ejercicio de los cuatro casos anteriores, eligiendo los
datos adecuados para obtener los resultados correspondien-
tes, puede servir un triángulo rectángulo cuyos lados son:
0=589 *, 251, S=543m,924, c=226 m ,635,
y los ángulos agudos, B=07° 22' 48",48 £7=22° 3 r 11",52.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 330 —

§. 3*° — R e s o l u c i ó n de los t r i á n g u l o s
oblicuángulos»

Las fórmulas establecidas (34) facilitan la resolución de los


triángulos rectilíneos en todos los casos posibles, que son los
cuatro siguientes.
40. P r i m e r caso.—Resolver un triángulo rectilíneo, dados un
lado y dos ángulos.
El tercer ángulo será el suplemento de la suma de los dos
dados; por lo cual, se hallará fácilmente y se tendrán conocidos
los tres ángulos A, B y 0.
Si el lado conocido es «, se hallarán los otros dos lados b y c
a
b a c
por las formulas r=> ^ y -= ^ , que dan
sen A sen B sen A sen O
a sen B a sen O
b C==
-~^A ' le^T ' y p o r lo aritmos
e '
log b = log a -f- log sen B + cto. log sen A —10
log c — log a + log sen C + cto. log sen A —10.
4 1 . Segundo caso.—Resolver un triángulo rectilíneo dados
dos lados y el ángulo comprendido.
Si los datos son a, b y C, los otros dos ángulos tendrán
por suma A-\-B=180°—O. La diferencia de estos mismos dos án-
{A—B)
gulos se hallará por la fórmula — r T = , A • m > Que da
r
' a-\-b , {A-\-B) ^

log tg 4 (A-B)=log (a-b)+ log tg { ( A + B ) - l o g (a+b);


y da á conocer la mitad de la diferencia A — B. Conocida la
suma y la diferencia de los ángulos A y B, el mayor de ellos,
que será el opuesto al mayor de los dos lados dados, es igual á
la semisuma más la semidifrrencia; y el otro será igual á la se-
misuma menos la semidiferencia.
a c
El tercer lado c se hallará por la fórmula -.= -x, que da
r
sen A sen O
log c = log a -f- log sen Q— log sen A.
Escolio.—Se puede hallar también el valor del lado c direc-
tamente en función de los datos a, b y O por la fórmula
c , = a » + ¿ s ~ 2 a í c o s (7, que da c = \/a2-\-b2 — 2abeos O; pero
esta expresión no tiene forma adecuada para el cálculo logarít-
mico, y es necesario trasformarla en otra que la tenga.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 331 —
Q
Para ello se sustituye eos O por 1 — 2 sen 2 -~ , y se tiene

C
-Va' + bi — 2ab(l — 2 sen"

-[a—b. ..
(a-b)
Designando por 9 un ángulo auxiliar tal que sea la cantidad
O
4absen 2 -re-
conocida- = t g 2 9 , el valor de c se cambiará en
c—(a — b)\/l-\-tgs<f ; pero se tiene
sen 2 9 eos2 9 4- sen2 9 1
1
eos 2 9 eos 2 9 eos2 9
luego resulta c~ , que restableciendo el radio da,
u
eos 9
logc = ¿(a — b) + 1 0 i f - l o g c o s 9 = log(« — b )H-cto. logeos».
4 2 . Tercer caso. — Resolver un triángulo rectilíneo, dados
dos lados y el ángulo opuesto á uno de ellos.
Si los datos son a, bj A, el ángulo B se hallará por la fórmula
a b
ieñ~lc=s"ieñ~5 ' q u e d a ' loS sen B=log b-\-log sen A — lcg a.
Después se hallará el tercer ángulo C por la expresión
(7=180°—(A-j-B); y por tíltimo, el lado c se hallará por la fórmula
a c
señ~l = s"éñT y ' que d a
' l o g C = l o g a + Íog s e n C
~ log S n A
^ '
Discusión.—El ángulo B se ha determinado por su seno; y
suponiendo que sea > r ó sea log b-}-log senA—log«<10,
las tablas darán para B un ángulo B' menor que 90°; pero su
suplemento 2?"—180°—B' tendrá el mismo seno que B', y ambos
podrán servir para valores de B. El ángulo C podrá tener enton-
ces estos dos valores C'=180°—[A+B') y C"=180°—(A-{-B''),
que debiendo ser ambos positivos, será necesario que B' y B"
satisfagan á las condiciones ,4 + 5 ' < 1 8 0 o y ^ - j - 5 " < 1 8 0 ° . ELI
este caso el tercer lado c tendrá estos dos valores positivos.
asenC" asenC"
y c" = • :—•; v la cuestión tendrá dos solu-
sen a l -
ciones, siempre que los valores B' y B" obtenidos para el án-
gulo B satisfagan á las condiciones citadas. Es, pues, necesario
examinar los casos en que estas condiciones se cumplan.
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 332 -
1.° Si el ángulo dado .4 es obtuso ó recto, será A-\-B" > 180°
y el valor B" será inadmisible: para que B' sea aceptable, es
necesario y suficiente que se tenga A-\~B' <^ 180°, ó bien
2?'<180°—A, y por tanto, s e n i ? ' < s e n A y b < a. Por consi-'
guiente, cuando el ángulo dado A sea obtuso ó recto, el proble-
ma no puede tener más que una solución; y para que la solución
única sea posible, es necesario y suficiente que el lado opuesto a
sea mayor que el otro lado dado b.
2.° Si A es agudo se tendrá A-f-i? < 180°; y por tanto,
el ángulo B' será siempre aceptable. La otra condición, que es
A+B" <180°, origina lassiguientes:A<180°—B", s e n A < s e n 5 " ;
y por tanto, a < b. Por consiguiente, para que el problema ten-
ga dos soluciones, es necesario que el lado a opuesto al ángulo
dado 4, sea menor que el otro lado dado b; esta condición es su-
ficiente, siempre que sea sen B < r.
3.° Cuando sea sen B = r se tendrá B' — B" = 90°; las con-
diciones A-\-B'<C 180° y l + J " < 180° se reducen á la condi-
ción única A < 90°: luego en este caso el ángulo A debe ser
agudo, y el problema tiene una sola solución. Es el caso segun-
do de los triángulos rectángulos.
4.° Si resulta sen B > r, por ser log b -\- log A—log a > 10,
el problema será imposible; porque ningún seno puede ser
mayor que el radio; y revela que los valores de los datos a, b
y A son incompatibles para la formación de un triángulo.
La discusión precedente concuerda en todas sus partes con
la discusión geométrica del mismo problema (Geom. 116. E s c ) .
Pues siendo MAN = A y A C — b (fig. 8), A y C serán dos ve'rti-
Fig. 8. ees del triángulo pedido, y el tercer vértice
My
será la intersección de la recta A N con la
circunferencia que tenga su centro en C y
por radio a. Para que estas dos líneas se
encuentren, es necesario que el radio a sea
t por lo menos igual á la distancia CD del
punto C á la recta A N: distancia que en el
triángulo rectángulo CAD tiene por ex-
b sen A
presión : luego la posibilidad del
B¡'^^^j3__Jp%~7~7i> problema exige que a no sea menor que
b sen A , . b sen A
—« o bien que no sea mavor -me r.
b sen A
Suponiendo que sea <> será CD < a, y la circunfe-
rencia cortará en dos puntos á la recta A iV, prolongada si es
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
- 333 -
necesario; pero estas dos intersecciones no satisfarán á ia cues-
tión, si no están ambas en la misma recta A 2v". En este supuesto
si el ángulo A es obtuso, uno de los puntos de intersección B"
estera en la prolongación de ANj será inadmisible; y para que
el otro B' sea conveniente, deberá ser DB > D A; y por tanto,
CB' > O A ó a > b. Si el ángulo. J. es recto, los puntos B' y B"
equidistarán de A, que coincide con D, los dos triángulos CAB'
y CAB" serán iguales, y el problema tendrá uua sola solución,
siempre que a sea mayor que b: cuando esto no se verifique el
problema será imposible. Si el ángulo A es agudo, el triángulo
CAB' satisfará el problema; y para que haya otra solución, será
necesario que sea D B" <^DA, y por tanto, QB <^CA ó bien A <¿.
h sen a ,
Por último, cuando sea CD—a ó bien = r, la circunfe-
a
rencia será tangente en D á la recta A N, y el problema tiene una
solución única, si el ángulo A es agudo: si A es obtuso ó recto,
el problema es imposible.
Escolio.—Se puede hallar también el valor del tercer lado c
directamente en función de los datos a,bj A por la fórmula
a2=b2-{-c2—25c cosy4, ó sea c2—2 b eos Axc=a2—b2; ecuación de
segundo grado, que resuelta da
c=^b eos A±V a2+b2 {eos2 A—l)—b eos A±\/a2—b2 sen* A.
Estos dos valores de c deben ser reales y positivos, lo cual
exige que a2 sea por lo menos igual á b2sen2A; es decir, que
¿sen A bsenA
no sea mayor que r: suponiendo <>, los dos valo-
res de c serán reales y desiguales.
Falta ahora investigar en qué casos serán positivos.
Si es A > 90° será eos A<^0, y en este caso se debe tomar el
radical con el signo -f- solamente; la condición antes indicada
beosA-\-\/a2—5asen2.4>0, dará sucesivamente estas otras:
/a 2 —bfien a A>— beosA, a2—b2 sen2 A>b2 eos2 A = b* {l—sen2 A)
—ja—¿i2sen2 A, que da a2yb2, ó sea a>5.
Si es 4=90° será eos A—Q, senA=l y c=\/«2—5-sen2,
que da a > b.
Si es JL<90° será eos A>0, y el valor bcosA->r\/a2—b*sen*A
satisfará al problema. Para que el otro bcosA—y/a?—53sen2-4
también le satisfaga, es necesario que sea\/«2—b2 se^A^bcosA,
ó bien a2— ¿2sen2.4<52cos3 i , queda «2<¿2(sen2.4-}-cos2,4,y0<5.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 334 -
Oírece, pues, este análisis los mismos resultados obtenidos
en la discusión anterior de este problema.
Para hacer calculable por logaritmos la expresión anterior
c=b eos l ± v « ! — b 2 sen2A, conviene reducir su segundo miem-
bro £ un producto y, para ello, desde luego se tiene :
4/ Psen*A
Q=b e o s A ± o \ ¡ 1 . Si este radical es real, la fracción i
°2 i
que contiene debe ser menor que 1, y habrá necesariamente un •
b sen J. • J , .
ángulo <p tal, que se tenga sen<p= ; y entonces se tendrá:
j 5 2 sen 2 A J , . 1 • ,
\ 2
' 1 -——]/\—sen <p=cos<p; al mismo tiempo, la igual-
, , bsenA asencp '
dad sen v = da b= i ; y sustituyendo en el valor de c
a sen A J J

asenepcosil asen? cosA±acoscpsenA


se tendrá c= —.— ±a cos<p= -. ,
sen A ' sen .4.
,,,. asen[v>±A)
v por ultimo c = —.—.
sen A
4 3 . Cuarto caso.—Resolver un triángulo dados sv.s tres lados.
Uno cualquiera de sus ángulos A se obtiene2 per la fórmula
¿2_|_ c 2—a
az=zb--\-cl—2bccosA, que da c o s A = — ñ j ; expresión que
debe trasforinarse en otra más acomodada al cálculo logarítmico.
Para ello se restan sus dos miembros de la unidad, y se tiene:
b2JrC"—a1
1 —eos A=\ •=-, : el primer miembro es desde luego
2bc °
se trasformaA en A
2bc 2bc 2bc
2 s e n 2 - ~ - , puesto que cosA=l—2 sen 2 -~-\ el segundo miembro
2 [a-\-c—b)(a-}-b—c)
2 2 2
luego resulta s e 2bc—¥—c
n ~ = = \ / +a' a —{b~c) (a-\-c—b)[a+b—c).
-^-^—^'^J —-•. Haciendo la suma
2bc
a~{-b-\-c=2p, lo que equivale á expresar por p el semiperímetro
del triángulo, se tendrá a-\-c—b=-2[p—b) y a-{-b—c=2[p—c)
que sustituyendo en la fórmula anterior, resulta por fin
A . / {p—b). jp—c)
sen
2 =V Ve '
Del mismo modo se obtienen para los otros dos ángulos B j C

>ea
~2~ V Te ' 2 V ab
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
Si en vez de restar de la unidad los dos miembros de la ecua-
ción que se ha trasformado, se agregan ambos miembros á la
unidad, se tendrá, 14- eos A = l-\ ¡ ^ — ; y por un proce-
dimiento análogo al anterior se obtendría la fórmula
A 1
i /p{p—*)
eos 2 — V •W be
Del mismo modo se obtendrán para los otros dos ángulos BjC,
B
cosT J
V ac 2 V ab
Dividiendo por estas tres fórmulas respectivamente las tres
anteriores, se tendrá :

fc
^ 2 V p{p—a) ' 2 V p[p—b) '
tr C=IAP-*)(P-6)
4 V p(p—c) '
Hallados los tres ángulos A, B y C, han de satisfacer á la
condición A-{~B-+-C=180°; lo que puede servir de comproba-
ción á los cálculos anteriores:
Como ejercicio de los casos anteriores, eligiendo los datos
adecuados para obtener los resultados correspondientes, puede
servir un triángulo oblicuángulo cuyos lados son
«=5467,48, b z= 5784,59, c = 3677,88;
y los ángulos .4=66° 18'42", 5 = 75°39'47",6, tf=38°l'30",4.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


EJEMPLOS
DE APLICACIONES PRÁCTICAS DE LA TRIGONOMETRÍA RECTILÍNEA:

Las aplicaciones prácticas más usuales de la Trigonometría


rectilínea se reducen á la resolución de triángulos, que se supo-
nen formados en el terreno, por las rectas que unen determina-
dos puntos del mismo: dichas rectas constituyen los lados y di-
chos puntos los vértices de tales triángulos. Su resolución re-
quiere dos clases de trabajos: unos que se llaman de campo, y
tienen por objeto adquirir los datos necesarios para resolver los
triángulos; y otros llamados de gabinete, que se reducen á efec-
tuar los cálculos que la resolución exige. Los trabajos de campo
se ejecutan mecánicamente con instrumentos adecuados para la
medición de distancias unos, y de ángulos otros: aquí se omite
la descripción de todos ellos, porque debe suplirse con la presen-
cia de los objetos y la exposición de su uso. Los trabajos de ga-
binete sólo necesitan como medios las fórmulas correspondientes
y las tablas logarítmicas y trigononométricas.
Suponiendo que se sabe medir con la exactitud conveniente
la distancia accesible entre dos puntos del terreno, y el ángulo
que forman en un punto del mismo dos visuales dirigidas desde
dicho punto á otros dos cualesquiera, se procede á resolver los
siguientes problemas prácticos.
1.° Determinar la posición de un punto B del terreno respecto á
otros dos puntosfijosAi/ C (fíg. 7).
Se mide la distancia AO así como los ángulos que forman con
ella las visuales AB y CB, dirigidas desde sus extremos al
punto B\ y entonces se conocerán en el triángulo AB O un lado
y los dos ángulos contiguos: resuelto este triángulo (40) se ten-
drán los valores de AB y CB; distancias del punto B á los dos
puntos fijos A y C, que determinan la posición de aquel.
Se podrá después resolver el triángulo BDA rectángulo en D;
puesto que en él se conocen la hipotenusa AB y el ángulo agu-
do D A B; y en su virtud, obtener el valor de B D y el de A i>,
datos que servirán también para lijarla posición del punto B
respecto á la recta AO. Si el ángulo A fuese obtuso, la perpen-
dicular BD seria exterior al triángulo ACB, y en ve^ del ángulo A
de este triángulo formaría parte del triángulo rectángulo AB D
el suplemento de A.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


- 337 -
2.° Determinar una distancia A B visible en el terreno y accesi-
ble por uno solo de sus extremos A (fig. 7).
Se mide una base A C en terreno accesible y que tenga uno de
sus extremos en el punto A; se miden los ángulos A y O que di-
cha base forma con la distancia pedida A B y con la visual OB,
que une los extremos de ambas; y entonces se conocerán en el
triángulo ABC un lado y los dos ángulos contiguos. Se resuelve
este triángulo (40) y se tendrá el valor de AB.
Si por las circunstancias del terreno fuera fácil elegir la ba-
se AC perpendicular á la distancia pedida AB, ó á la visual OB,
el triángulo ABO seria rectángulo en A ó en (7, y se resolve-
ría (38) con más facilidad.
3.° Determinar una distancia AB visible sobre el terreno é in-
accesible toda ella (fig. 9).
Se mide una base cualquiera CD en el terreno accesible, y los
ángulos que esta base forma con las visuales di-
rigidas desde sus extremos á los de la distancia
pedida. A _--—••-"/]
Entonces se conocerán un lado C D y los dos ^.
ángulos contiguos en el triángulo ACD, que se re- j \ ,
solverá (40), y se tendrá el valor de AC: del mismo ' ,\
modo se conocerán un lado CD y los dos ángulos { /
contiguos del triángulo BOD, que se resolverá ! / \f
como el anterior, y se tendrá el valor de B C: por 0~ n
fin en el triángulo ACB se conocerán dos lados AC
y B€j el ángulo comprendido ACB=ACD—BCD. Se resolverá
este triángulo (41), y se tendrá el valor de AB.
4.° Determinar una altura visible AB (fig. 10), que tiene su pié
accesible.
Se mide una distancia BC que tenga un extremo B en el pié
accesible de la altura; y en el punto O se — _
miden los ángulos que la vertical CZíov-
ma, con la visual C A dirigida al extremo
inaccesible de la altura, y con la base me-
dida BC. Entonces se tendrán conocidos en
el triángulo ABC un lado OB y dos ángulos JJ
el ACB^ZCB — ZCA y el BAC^ACZ, por
alternos internos entre las verticales BA y CZj la secante AC:
una vez resuelto este triángulo (40), se tendrá conocido el valor
de la altura pedida AB.
Guando por las circunstancias del terreno pueda elegirse la
base BO de modo que sea horizontal, bastará medir dicha basje,
y el ángulo que forma con la visual CA; pues entonces el trián-
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes 22
— 338 -
guio CBA será rectángulo en B, y se conocerán en él un ca-
teto BC y un ángulo agudo C; resuelto este triángulo (38) se
tendrá el valor de la altura AB.
5.° Determinar una altura AB (flg. 10) visible, cuyo pié es in-
accesible.
Se mide en el terreno accesible una base cualquiera CD, des-
de cuyos extremos se vean los de la altura AB, y se miden los
ángulos que esta base forma con las visuales dirigidas á los ex-
tremos de la altura; con lo cual se conocerán un lado y los dos
ángulos contiguos en el triángulo CAD, lo mismo que en CBD;
y resueltos (40) darán los valores de las cuatro visuales O A
y CB, DA y DB; en su virtud, se conocerá en cualquiera de los
dos triángulos CAB 6 DAB un ángulo y los dos lados que le
forman, y resuelto cualquiera de ellos (41) se tendrá el valor de
la altura pedida AB.
Si las circunstancias del terreno permiten que la base CD
esté situada en un plano vertical, que pase por la altura A B,
bastará resolver el triángulo CAD como antes, para tener cono-
cida la visual CA 6 DA; y después, en el triángulo CAB se co-
nocerá el lado CA, el ángulo medido ACB y el ángulo BAC=ACZ
que se puede pedir, y resuelto este triángulo (40), dará la al-
tura pedida AB, que también puede obtenerse por el trián-
gulo BAD, que está en igual caso que el anterior.
Si además permitiesen las condiciones del terreno que la
base CD situada en un plano vertical que pase por la altura, es-
tuviese en el plano horizontal que pasa por B, bastaría resolver
el triángulo oblicuángulo ADC del mismo modo que antes, y
después cualquiera de los dos triángulos rectángulos BAC 6 BAD
como en el caso anterior.
6.° Determinar la distancia vertical B B' entre dos puntos del
terreno A y B, siendo uno de ellos A accesible y el otro B visible so-
lamente (fig. 11).
Se pide la diferencia de alturas de los dos puntos AjB, sobre
cualquier plano horizontal más bajo que
%s
' ' ambos, 6 sea la proyección vertical BB' de
¡ü ^ K la recta AB, á lo cual se llama distancia
! / ! \. vertical entre estos dos puntos.
¡ / | \. Para determinarla, con las condiciones
!A.--'' , 1^ \ ^ de este caso, siendo accesible el punto in-
ferior A, se mide una base A C terminada
en e3te punto, y los ángulos que forman con ella las visuales di-
rigidas desde sus extremos al punto B: así se conocerá un lado
y los dos ángulos contiguos del triángulo A3C, que resuelto
Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes
— 339 -
dará el valor de AB. Midiendo ahora el ángulo BAZ, que la rec-
ta AB forma eon la vertical del punto A; ó el ángulo BAB', que
la misma recta AB forma con la horizontal AB', que pasa por el
punto A y está situada en el plano vertical que contiene á dicha
recta AB; se conocerá en el triángulo rectángulo BAB' la hipo-
tenusa y un ángulo agudo: una vez resuelto este triángulo (39),
se tendrá conocido el valor de BB', que es la distancia verti-
cal pedida.
Si el accesible de los dos puntos dados es el superior B, la
base medida será BC; y en el triángulo oblicuángulo BCA se co-
nocerá, como antes, un lado y los dos ángulos contiguos: en el
triángulo vertical rectángulo ABB' se conocerá por los mismos
medios que antes la hipotenusa 3A y un ángulo agudo ABB';
con lo cual, se podrá resolver este triángulo y determinar la al-
tura vertical pedida BB'.
7.° Determinar la distancia horizontal AB' (fig. 11) entre dos
punios del terreno, siendo uno de ellos accesible y el otro visible so-
lamente.
Se pide la proyección horizontal AB' de la recta AB, á lo
cual se llama distancia horizontal entre los puntos A y B.
Para determinarla se emplea el mismo procedimiento ante-
rior, y resuelto el triángulo rectángulo vertical ABB', se tendrá
conocido el víilor de su cateto horizontal AB'; que es la distancia
horizontal pedida.
Si el punto accesible es el superior B, el mismo procedi-
miento dará el valor del cateto horizontal A B' del triángulo
rectángulo vertical AB'B.
Este triángulo rectángulo, que tiene por hipotonusa la recta
inclinada AB, y por catetos la vertical BB' y la horizontal AB',
determina la relación que existe entre una recta inclinada y sus
dos proyecciones horizontal y vertical: siempre que se conozcan
dos de estas tres rectas, quedan conocidas la tercera y la incli-
nación de la hipotenusa; y recíprocamente, siempre que se co-
nozca esta inclinación y una de aquellas tres rectas, se podrán
conocer las otras dos.
8.° Determinar la distancia vertical BB' entre dos. puntos in-
accesibles Á.yB (fig. 12), pero visibles.
Se mide una base cualquiera OD y los ángulos que esta for-
ma con las visuales dirigidas á uno de los puntos dados 3; y
resuelto el triángulo BCD, en que se conocen un lado y los dos
ángulos contiguos, se tendrán los valores de los otros dos la-
dos BO y BD. En el triángulo rectángulo vertical CBB", cuyos
catetos son la vertical BB" del punto B y la horizontal OB" del

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 340 -
punto 0, que corta á la anterior, se conocerá la
hipotenusa CB y su inclinación BCB", que puede
medirse en el punto C; resuelto este triángulo,
se tendrá el valor del cateto BB", que es la dis-
tancia vertical entre los puntos B y Q. Igual
operación con el punto A dará la distancia vertical
AA'—B'B" entre los puntos A y (7; la diferen-
At^ cia BB'=BB"—B'B" entre estas dos distancias
verticales será la distancia vertical BB' pedida.
9.° Determinar la distancia horizontal AB' entre dos puntos in-
accesibles AyB (fig. 12), pero visibles.
Medida una base cualquiera CD y los ángulos que esta forma
con las visuales dirigidas desde sus extremos á los puntos
dados, se determina como antes la distancia vertical BB' entre
dichos dos puntos; después se determina la distancia inaccesi-
ble AB;j conociendo en el triángulo rectángulo ABB'lh hipo-
tenusa AB y un cateto BB', se podrá resolver este triángulo y
obtener el valor del otro cateto ABr que es la distancia horizon-
tal pedida.
10. Determinar la proyección horizontalB' de un punto B de-
terminado en el terreno con respecto á otros dos puntos fijos A y C
(fig. 13).
Suponiendo primero que los dos puntos fijos A y C están en
una recta horizontal AC; se hallará la
distancia vertical entre los puntos AjB
6 C j 2?, y se tendrá la altura BB' del
punto B sobre su proyección horizontal B'.
Después se determinará la distancia
horizontal AB' entre los puntos Ay B, así
como la distancia horizontal OB' entre
los puntos C y B; con lo cual, quedará
determinada la posición del punto B' res-
pecto á la recta AC.
Si los puntos A y O no están en una
horizontal (2.a posición) se determinará primero la distancia
horizontal A C y la vertical CC entre estos dos puntos, y se ten-
drá determinada la proyección del punto C en el plano horizon-
tal que pasa por A. Hallando como antes la distancia horizontal
(72?"= C'B' entre los puntos C y B, así como la distancia hori-
zontal AB' entre los puntos Ay B, se tendrá determinada la po-
sición del punto B\ proyección horizontal del punto B: la dis-
tancia vertical BB' entre los puntos A y B será igual á la
distancia vertical BB" entre los puntos Cy B más la distancia

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 341 —
vertical O0'=B"B' entre los puntos A y O, j determinará la
posición del punto B respecto á B'.
11 Determinar la posición de un punto M del terreno en el pla-
no ó mapa del mismo, conociendo los ángulos a y 6 que forman las
visuales dirigidas desde dicho punto á otros tres puntos A, B, C del
terreno situados en dicho plano ó mapa (fig. 14).
Suponiendo que el punto M está dentro del ángulo BAO y en
su plano, se podrá resolver el pro-
blema poruña construcción gráfica;
para lo cual se trazarán sobre las
rectas AB y A O, los segmentos ca-
paces de los ángulos dados a y 6, y
los arcos de estos segmentos, que
tendrán común el punto A, se cor-
tarán en otro punto M, que es el
pedido. Si los arcos de dichos seg- A"
mentos coinciden, el problema es indeterminado: lo que suce-
derá cuando los ángulos a y 6 sean respectivamente iguales á
los ángulos O y B del triángulo ABO. Si dichos arcos son tan-
gentes en A, el problema será imposible.
Para resolver la cuestión trigonométricamente, hay que de-
terminar los valores de los dos ángulos MBA —oa y MOA — y,
en cuya virtud se pueden obtener todas las partes del cuadri-
látero A B MO. Desde luego se tiene # 4 - * / = 360°— (A-f-ce-f-6);
y por otra parte,
sen* AM sen y AM csenx b sen y
sen a ~ ~7~ y ^ T £ — T"> d e donde resulta •= /,
sen a c sen 5 0 sen a sen 6
ó híPt. c s e n x sen a sen * i sen a . c sen 6
bien
«¡¡£7=8^6 d ¿ S n T " c ü e ¥ 6 ' q u e h a C l e n d o l e ¥ 7 ~ r f '
número que se calcula fácilmente por logaritmos, se tendrá
s e n " 7 i = T ' e c u a c i o a ^ e da sucesivamente s e n s—sen y g—rf
seny
* senaH-seny í-frf'
tg—5-2
L . __ bJZ? f„ *—y ^—¿ a-f y
g
t g *+» *+* ' *T"-,í+3 • t g "2™ ' y p o r ÜU
'
e
2

Esta fórmula dará el valor de la semidiferencia de los ángu-


M ál 'giulafl . ¿wlCa is0eima 0i sl au Bmuam ma daeg al am sbeoms i dei sf e cr oe nn oc ci iad}a « e™
asera de ellos
l otrQ . ,
a la semisuma menos la semidiferencia.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


— 342 —
x—y O
El valor de tg —^— tomará la forma — cuando se tenga á
la vez d=b y ¿ + a - f - 6 = 1 8 0 ° : este caso particular es el mismo
examinado antes, en que ios arcos de los segmentos coinciden
porque los ángulos dados son a*=BMA y 6 = CMA. Pues siendo
A+B+0=l®S°=A-\-a-\-Z será B+ C = a + 6 .-^además, sien-
, , T , , . c sen o sen 6 b sen B
dorf=5,obien = 5 , ó sea =—= - , se tendrá
sena sena c sen O "°"uia
sen 6 4- sen a sen B-\- sen (7 ^ 2 _ ^ 2
Ó ;
senS-sena^senií-senC 6-a ^=^ ycomoes

5-}-(7 6 + a 5— O 6 — a .
_ _ — — _ _ — , s e r á — 5 — = 0— , y por tanto, B—o y C^a.

Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes


Biblioteca Universitaria UPM- E.T.S.I. Montes

También podría gustarte