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LUIS ARROYO

DELITOS CONTRA
LA HACIENDA PUBLICA
EN MATERIA
DE SUBVENCIONES

NIPO: 051-87-005-2
MINISTERIO DE JUSTICIA
ISBN: 84-505-5397-0
D.L.: M-10181-1987 CENTRO DE PUBLICACIONES
Imprime: H. de E. Minuesa, S. L. MADRID, 1987
Ronda de Toledo, 24. 28005 Madrid.
A Francisco Muñoz Conde

texto

Texto elaborado en el marco del Programa de investigación


sobre «Delitos socio-económicos» de la Comisión Asesora
de Investigación Científica y Técnica del Ministerio de Edu-
cación y Ciencia (CAICYT), dirigido por el Profesor Doctor
Marino Barbero Santos.
NOTA DEL AUTOR

Esta monografía sobre el fraude en materia de subvenciones públicas constituye el trabajo


de investigación presentado al concurso para la provisión de la Cátedra de Derecho Penal de
la Universidad de Castilla-La Mancha, juzgado por los profesores Barbero Santos, Gimbernat
Ordeig, Beristáin !piña, Mir Puig y Quintero Olivares. A todos ellos agradezco el acceso a la
Cátedra, así como a todos cuantos con su estímulo, su crítica y su amistosa comprensión lo hi-
cieron posible y, en particular, a mi mujer, Carmen, y a mi hijo Luis.
El estudio sobre el fraude en materia de subvenciones ha sido realizado en el marco del
Proyecto de investigación sobre los delitos socio-económicos que, patrocinado por la
CAICYT, dirige mi Maestro don Marino Barbero Santos y en el que se integran también mis
compañeros Ignacio Berdugo y Juan Terradil/os. El trabajo se ha realizado en su mayor parte en el
Instituto de Derecho Penal Económico y Criminología de la Universidad de Friburgo de Brisgovia
(Alemania Federal), acogido a la generosa hospitalidad científica y también familiar de su Di-
rector, principal monografista del tema, don Claus Tiedemann, hospitalidad con la que nos
honra desde hace años a un ya largo elenco de penalistas españoles. A su cordialidad se suma
la del personal del Instituto, los Doctores Sieber y Dannecker, y las señoras Wihler, Bau-
mann, Brandt y Kiippele. Todos ellos han sido de inestimable ayuda en mis estancias en la
Universidad de la Selva Negra. Nada habría sido igual sin el privilegio de la amistad brindada
a mí y a los míos por el Doctor Claus Schmeltzer y su esposa, Beate, de Merzhausen, a quienes
adeudo mi acercamiento a la sociedad y a la cultura alemana, así como el conocimiento del
mundo de los negocios en los que aparece el fenómeno objeto de estudio.
El del fraude en materia de subvenciones es tema inédito entre nosotros, de aquí las limita-
ciones de esta primera monografía y, quizá, su posible mérito. Ya en prensa ha aparecido un
amplio comentario de Carlos Martínez Pérez, que he podido tener en cuenta en las notas.
Tampoco son muchos los estudios extrapenales sobre las subvenciones; a tal efecto he tomado
como base en la valiosa monografía del administrativista de la Universidad de Zaragoza Ger-
mán Fernández Farreres, quien tuvo la amabilidad de proporcionarme el original mientras es-
peraba su publicación.
Mi agradecimiento también a don César Albiñana, director del Instituto de Estudios Fisca-
les, por la atención prestada a mi manuscrito y, por último, a don Fernando Pastor, Secreta-
rio General Técnico del Ministerio de Justicia, que ha tenido a bien acoger este trabajo entre
las publicaciones del Ministerio.
Albacete, 23 de febrero de 1987.
INDICE
PARTE PRIMERA
Página

l. INTRODUCCION
l. El fenómeno subvenciona! .. .. .. .. ... .. .. .. . .. . .. .. .. .. . .. . .. .. . .. . .. .. . .. .. .. .. .. 17
2. Instrumentos de intervención del Estado en la economía .. .. .. .. .. .. .. .. .. 18

II. CONCEPTO DE SUBVENCTON PUBLICA


A. Elementos subjetivos: subvención pública a particulares ............... 23
B. Elementos objetivos .............. ... .. .. ... .... .. .. ..... ...... .. .. .. .. ............ 23
1. Atribución patrimonial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2. No devolutiva o «a fondo perdido» .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. . .. . . .. .. .. .. .. .. 24
a) beneficios fiscales .. . .. .. .. .. .. .. .. . .. .. . .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . . . 25
b) devolución de impuestos .. .................. ......... .... .. .. ......... 26
c) créditos subvencionados .. .. .. .. .. . .. .. .. .. . .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. 27
3. Afectación a un fin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

111. EL FRAUDE EN MATERIA DE SUBVENCIONES. FORMAS DE AP A-


RICION Y DIFICULTADES PARA SU PREVENCION
l. J<.:I sistema subvencional como factor criminógeno. Exposición al peli-
gro y necesidad de protección del patrimonio subvenciona! . .. .. .. .. .. .. .. 31
2. Dañosidad social del fraude de subvenciones ... .. ........................ .... 32
3. Formas de aparición ............................................................... 33
4. Sistema de control y sanciones administrativas .... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 36
IV. FRAUDE DE SUBVENCIONES EN LOS PAISES DE LA CEE
l. Tratamiento del fraude de subvenciones en los ordenamientos naciona-
les •.•.....•.........•................................................................... 41
2. Subvenciones comunitarias y fraude .. .. .. .... ......... .. ... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 42
l. Política subvenciona! de la CEE .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 42
2. Fraude de subvenciones comunitarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
3. Política criminal de la CEE y del Consejo de Europa en materia de
fraude de subvenciones .. ...... .. .... .. .. .. ...... .. ...... .. .. .. .... .. .. .. .. .... .. .. 43

V. EL FRAUDE DE SUBVENCIONES EN EL CATALOGO DE DELITOS


ANTERIOR A LA REFORMA DE 1985
l. Fraude de subvenciones y malversación de caudales públicos............. 47
2. Fraude de subvenciones y apropiación indebida .. .... .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..... 48
3. Fraude de subvenciones y delito fiscal .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ...... .. .. .. .. .. .. .. 48

11
Página Página

VI. EL FRAUDE DE SUBVENCIONES Y EL DELITO DE ESTAFA V. Obtención fraudulenta de subvenciones y desgravaciones públicas ... .. .. .. .. . 105
Introducción ............................................................................. . 51 l. Obtención falseando las condiciones requeridas para la concesión ...... 106
l. La conducta engañosa .................................. : ........................ .. 55 2. Obtención con ocultamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
l. Supuestos de la inexistencia de conducta engañosa ................... . 55 3. Relación entre falseamiento y ocultación con la obtención de la sub-
2. Engaño bastante .............................................................. . 56 vención . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
3. El engaño por omisión ...................................................... . 57 4. Consumación y formas imperfectas .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. . .. .. . .. . 109
2. Error de la víctima ................................................................. . 60
VI. Incumplimiento de las condiciones de la subvención con alteración sustan-
3. Acto de disposición patrimonial ............................................... .. 63
64 cial de sus fines .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. . 111
4. Perjuicio patrimonial ............................................................ ..
5. Dolo de engañar y error sobre los elementos normativos del tipo ...... .. 70 l. Desarrollo de una actividad subvencionada con fondos públicos .. .. . 112
6. ¿Creación de un delito imprudente? ........................................... . 73 2. Incumplimiento de las condiciones establecidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
3. Alteración sustancial de los fines de la subvención.......................... 114
VII. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS PARA LA CONSTRUCCION DE 4. Relación entre alteración de los fines e incumplimiento. El momento
UN DELITO DE OBTENCION O DISFRUTE FRAUDULENTO DE consumativo . .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. . .. . .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. . .. .. . .. .. .. . .. .. .. .. .. . .. 116
SUBVENCIONES
VII. Tipo subjetivo ............................................................................ . 116
l. Formulación de la conducta engañosa ........................................ . 79
2. Renuncia al elemento error ...................................................... . 80 E~<?URSU~:.El er~o~ sobre los elementos normativos del tipo. Entre dog-
3. ¿Mantenimiento del perjuicio patrimonial? ................................. .. 81 mahca y pohhca criminal ............................................................. .. 119
4. El marco penal de la nueva figura de delito .................................. . 83 l. Introducción ....................................................................... .. 119
5. Incriminación de la conducta imprudente ................................... .. 84 2. Luces y sombras de la teoría de la culpabilidad en el Derecho Penal
económico ........................................................................... . 120
RECAPITULACION ................................................................. .. 85 3. Lo peculiar del error sobre los elementos normativos del tipo. El ejem-
plo del deber tributario .......................................................... .. 123
4. Recapitulación ..................................................................... . 126
PARTE SEGUNDA VIII. Penalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
EL DELITO DE OBTENCION Y DISFRUTE FRAUDULENTO IX. Autoría y participación .. . .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. . .. .. . .. . .. .. .. .. . 128
DE SUBVENCIONES PUBLICAS
l. Problemas que se plantean en el marco de la división del trabajo ... . .. .. 129
l. 0 Responsabilidad del partícipe no cualificado .. ................. ....... 129
Introducción ................................................................................. . 89 2. º Responsabilidad de aquellos en cuyo nombre se actúa............... 130
l. El bien jurídico protegido en el delito de obtención y disfrute fraudulento 2. Participación de terceros ajenos a la relación social del beneficiario de
de subvenciones públicas .............................................................. . 89 la subvención .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. . .. .. . .. .. . 131
1. La Hacienda Pública como bien jurídico ..................................... . 89 X. Unidad y pluralidad de delitos......................................................... 132
2. Bien jurídico de los delitos fiscal y contable .................................. . 93
3. Bien jurídico del delito de obtención y disfrute fraudulento de subven- XI. Concursos . . . .. .. .. . .. .. . . .. .. .. . . . . . .. . . .. . . . . .. .. . . . . . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
ciones ................................................................................. . 94
l. Fraude de subvenciones y falsedad documental .. . .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. 134
Il. Subvenciones y desgravaciones públicas como objeto de la acción .......... .. 96 2. Fraude de subvenciones y delito de estafa . .. .. .. . .. . .. .. . .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. 137
1. Subvenciones públicas ............................................................ . 96 3. Fraude de subvenciones y delito fiscal.......................................... 139
2. Desgravaciones públicas .......................................................... . 96
BIBLIOGRAFIA . ...... .. .. ........ ..... .. .. .. .... .. ..... ... ... .. . .. ........... ......... 141
III. Sujeto activo ............................................................................ . 99

IV. Problema de la posición dogmática de la cuantía mínima y de sus conse-


cuencias ................................•.•.........................•.............•........• 100
1. Determinación de la cuantía ..................................................... . 101
2. La cuantía mínima como condición objetiva de la punibilidad ..... .. 101
3. Consecuencias para el tipo subjetivo y para la punibilidad de las formas
imperfectas ......................................................................... :. 104
13
12
PARTE PRIMERA
l. INTRODUCCION

1. EL FENOMENO SUBVENCIONAL

El fenómeno subvenciona! aparece como un elemento esencial de la actividad


económica general con la profunda transformación del Estado que trae consigo la
crisis del Estado liberal. Su origen se encuentra en las técnicas de fomento que apa-
recieron ya en el propio seno del Estado del liberalismo económico. Pero su afirma-
ción y desenvolvimiento tienen lugar sobre todo con el nuevo papel que, tras la II
Guerra Mundial, adopta el Estado en el sistema capitalista (1). La intervención del Es-
tado en la economía se convierte en pieza fundamental del sistema y de su supervi-
vencia (2), y las constituciones lo consagran en la adjetivación del Estado como
Estado Social. La subvención aparece como una de las formas esenciales de esa in-
tervención del Estado en la economía.
La subvención es, pues, en comparación con otros institutos jurídicos, una insti-
tución novedosa, lo que explica el déficit de su elaboración legislativa y doctrinal.
En 1961, NIEVES BORREGO iniciaba su trabajo sobre la subvención, señalando
que hasta aquel momento ni había sido objeto de estudio unitario, ni se había depu-
rado su naturaleza jurídica (3), pero todavía en 1983, FERNANDEZ FARRERES,
en la inttoducción a su vasta monografía, afirma que la temática de las subvencio-
nes apenas ha sido objeto de análisis en la doctrina jurídico-administrativa de nues-
tro país, y tampoco entre los especialistas de Derecho presupuestario o de Derecho
financiero (4). Se carece de un marco normativo que con carácter general trate las lí-

(1) Acerca del papel del Estado en el capitalismo actual, vid. RODRIGUEZ BEREIJO, La Ley de
presupuestos en la Constitución española de 1978, en «La Hacienda Pública en la Constitución
española», Madrid, 1979, pp. 159 y ss.; con ult. referencias y con indicaciones sobre las consecuencias
para el derecho penal patrimonial, SGUBBI, Uno Studio su/la tutela pena/e del patrimonio, Milán, 1980,
pp. 272 y SS.
(2) Sobre la evolución histórica del fenómeno subvencionador, vid. SCHEUING, Les aides financié-
res publiques. París, 1974, pp. 34-47.
(3) Cfr. NIEVES BORREGO, J., Estudio sistemático, consideración jurídico-administrativa de la
subvención, en «RAP», 1963, p. 18; en nota 2 pueden verse referencias a las pocas aproximaciones al te-
ma con las que se contaba en nuestra doctrina.
(4) FERNANDEZ FARRERES, La subvención. Concepto y régimen jurídico. Madrid, 1983, p. 26.

17
neas directrices y los principios básicos del régimen jurídico de las subvenciones (5), tres grandes grupos: A) Intervenciones generales (régimen de empleo laboral siste-
así como de un número de decisiones de los tribunales suficiente para permitir una ma tributario, dispositivos de precios, régimen. monetario y financiero, socialÍzacio-
elaboración jurísprudencial (6). A su vez, la institución es objeto de intereses distin- nes); B) Intervenciones individualizadas (órdenes, dispensas, autorizaciones, conce-
tos que dificultan una configuración doctrinal unitaria. Por una parte, el régimen siones, adjudicaciones de beneficios y privaciones; reverso de las anteriores), y C)
jurídico de la subvención interesa desde la óptica del Derecho Administrativo, en or- Actuaciones propias (inversiones propias, prestación de servicios, adquisiciones, re-
den a la regulación de las relaciones entre Estado y ciudadano y de los derechos de tribuciones, producción).
éste frente al primero. Por otra parte, interesa al Derecho financiero, en tanto que En una consideración guiada por el interés de la protección penal de la Hacienda
instrumento capital de realización del gasto público. pública, de todo el catálogo de intervenciones públicas reseñadas, sólo deben tenerse
Con estas limitaciones hemos de ocuparnos del fenómeno subvenc¿ional y del en cuenta aquellas que comportan adquisición de recursos o ingresos para la propia
fraude en esa materia en el ámbito del Derecho penal, tras la introducción en el Có- Hacienda, o bien realización de gasto público. En la primera variante se trata de las
digo del nuevo delito del actual artículo 350. Particularmente compleja es la tarea de actuaciones tributarias, que encuentran su específica tutela penal en los delitos fisca-
comprender una nueva figura delictiva cuando el propio objeto de la conducta puni- les y de contrabando. En la segunda variante, realización de gasto público, es nece-
ble, la subvención, está por definir y delimitar conceptualmente en una sede norma- sario distinguir dos grupos de casos, aquellos en los que el gasto público se realiza
tiva primaria administrativa o financiera, lo que se compadece poco con la pretendi- directa y exclusivamente por la propia Administración y sus órganos -los relativos a
da naturaleza secundaria del Derecho penal. No está de más recordar que la intro- las «actuaciones propias»-, y aquellos que comportan la participación de terceras
ducción en Alemania de la figura delictiva que nos ocupa fue acompañada precisa- personas, de particulares no funcionarios, lo que acontece en los casos de las deno-
mente de una Ley de subvenciones en la que, al menos, se fijaba el concepto Ycarac- minadas por el autor citado «atribuciones de beneficios». La necesidad de distinguir
terísticas de la institución a efectos penales. El modo de proceder entre nosotros, estos dos grupos deriva de que la intervención penal resulta invevitablemente dife-
además de comportar inseguridad jurídica, corre el riesgo de que el concepto de sub- renciada. En el primer grupo se agota la misma en los delitos de malversación de
vención, en general, se acuñe desde la perspectiva penal, que es necesariamente dis- caudales públicos, pues son exclusivamente funcionarios públicos los que realizan
en su totalidad el comportamiento correspondiente a las actuaciones propias, y son
tinta de la función del Derecho administrativo o financiero.
únicamente ellos quienes pueden lesionar el interés (patrimonial) de la Hacienda pú-
Por todo ello, parece conveniente comenzar por una exposición de las for- blica. Por el contrario, en las llamadas atribuciones de beneficios, además del fun-
mas de intervención del Estado en la economía y por situar dentro de éstas a las téc- cionario que las concede, interviene necesariamente el particular que las recibe, y la
nicas subvencionadoras, para posteriormente delimitar su concepto, recurriendo conducta de éste último, lesiva del interés de la Hacienda pública, sólo podrá ser ob-
tanto a criterios extrapenales como a los que derivan de la propia técnica jeto de represión penal por vías distintas del delito de malversación de fondos públi-
penal y de la existencia en el Código de instrumentos diversos de intervención: deli- cos y, concretamente, a través de las figuras delictivas de la estafa y del fraude de
tos fiscales, estafa, malversación de caudales públicos, etc. subvenciones (8).
El objeto de nuestro interés radica, en consecuencia, en el concepto adjudicación
de beneficios. Se trata de diversos procedimientos para proporcionar a los particula-
2. INSTRUMENTOS DE INTERVENCION DEL ESTADO EN LA ECONO- res determinados beneficios financieros, sometiendo a los mismos al compromiso de
MIA. ajustar sus conductas a las condiciones que la propia Administración estipula. Estos
beneficios pueden ser de muy diversa clase:
El Estado interviene en la economía a través de un amplio sistema de instrumen-
tos. MARTIN MATEO (7) ofrece un cuadro de tales intervenciones, que divide en 1. Subvencionales: asignaciones monetarias o en especie a fondo perdido, servi-
cios gratuitos, etc.
2. Fiscales: exenciones, bonificaciones, desgravaciones en materia tributaria.
(5) Ob. cit., p. 35; también J. PASCUAL GARCIA, Las subvenciones del Estado y organismos 3. Financieros: ventajas para la financiación de las actividades económicas de
autónomos en el ordenamiento presupuestario, en «Presupuesto y gasto público», 7 (1980), p. 147. La si- los particulares: anticipos sin interés, préstamos privados de regulación especial, bo-
tuación no parece exclusiva de nuestro país; vid. referencias a otros países europeos en FERNANDEZ
FARRERES, ob. cit., p. 45, nota 33.
nificaciones de interés, avales, etc.
(6) Cuyo reducido número se explica por la preferencia de los particulares afectados por resolver sus
conflictos en la materia evitando el enfrentamiento con la Administración subvencionadora Ya liberarse
de las técnicas habituales de control del gasto público. Vid. al respecto BULLINGER, en Subventionen
in Gemeisamen Markt, Colonia, 1978, p. 202, en el informe general sobre los países europeos. (8) Sobre la aplicación del catálogo de delitos mencionados se volverá más adelante con deteni-
miento.
(7) Vid. Derecho público de la economía, Madrid, 1985.

19
18
4. Laborales: autorización de regímenes especiales de contratación laboral y de
Seguridad Social, que suponen reducción de costos.
5. Aseguratorios: sistemas de contratación de seguros públicos interesantes, en
orden a riesgos de explotación, sistemas de cambios y exportación, etc.
6. Otros: como los inmobiliarios, cesión de medios de investigación, informa-
ción, etc.
El conjunto de medidas contenidas en el catálogo de «atribuciones de benefi-
cios» constituyen lo que en términos generales se denominan ayudas financieras del
Estado a los particulares (9). De ellas, algunas deben quedar al margen de nuestra
consideración por razones de técnica penal, por ejemplo, las atribuciones de benefi- 11. CONCEPTO DE SUBVENCION PUBLICA
cios mediante medidas fiscales, pues el fraude en esta materia está tipificado en el
Código Penal como delito fiscal (disfrute indebido de beneficios fiscales). Otras de
las medidas enunciadas pueden carecer de relevancia penal directa, como las que La doctrina viene empleando un concepto amplio y otro estricto de subvención
constituyen regímenes especiales de contratación laboral, pues no comportan una pública. En el primer sentido se entiende por tal toda ayuda o favorecimiento económi-
atribución patrimonial de la Hacienda a los particulares (10). Las restantes merecen co que se realiza por la Administración pública a órganos de la misma o a particulares.
una consideración pormenorizada que debe realizarse al interpretar el exacto conte- Del concepto estricto existen tantas definiciones como autores han abordado el te-
nido de los términos «subvenciones públicas y desgravaciones», que emplea el artí- ma.
culo 350 del Código Penal.
La más elaborada de las definiciones que ofrece la doctrina española es la de
FERNANDEZ FARRERES, para quien la subvención es una «atribución patrimo-
nial a fondo perdido, normalmente una suma dineraria, sin obligación de devolver
por el beneficiario, que una Administración pública realiza a favor de otra Adminis-
tración Territorial distinta o, más frecuentemente, a favor de particulares, afectada
o vinculada a un fin por el que se otorga» (11).

La definición expuesta es resultado de una reflexión guiada desde el interés del


Derecho administrativo o, mejor aún, por la preocupación de asegurar al máximo
los derechos e intereses del particular en su relación con la Administración subven-
cionadora, acomodando ese régimen jurídico resultante al marco jurídico propio de
los actos y las relaciones administrativas. Por ello, en la obra del autor citado se dis-
cuten con vehemencia las configuraciones de la subvención como donación de dere-
cho privado, o como donaciones modales de derecho público, y se afirma su natura-
leza jurídica de «acto administrativo necesitado de aceptación>>. Lo que está en
cuestión en esta discusión es, en definitiva, si la relación subvenciona! es de derecho
civil o de derecho administrativo y, en consecuencia, cuál sea la posición jurídica,
los derechos y acciones que corresponden al particular y a la Administración, y, en
caso de conflicto, cuál sea el orden jurisdiccional competente, civil o contencioso-
administrativo (12).
(9) El término «ayuda financiera» se ha consagrado legislativamente en la reciente Ley de incentivos
territoriales (L. 50/1985, de 23 de diciembre, «B.O.E.» 3 enero 1986). En su artículo 3 se determina que A su vez, la naturaleza jurídica de la subvención y sus modalidades experimenta
son ayudas financieras a los efectos de esta Ley las subvenciones, cualesquiera que sea la forma que adop-
ten o el concepto por el que se concedan y las bonificaciones de la cuota empresarial de la Seguridad So- modulaciones diferentes si la cuestión se analiza desde el punto de vista del Derecho
cial.
(1 O) Puede tenerla en tanto que conducta empresarial posterior lesiva de derechos laborales tutela-
dos en el art. 499 bis C. p. Vid. ARROYO ZAPATERO, Los delitos contra los derechos de los trabajado-
res (art. 499 bis C. p.), en «RED Trabajo», 15 (1983), pp. 353 y ss. (11) Cfr. FERNANDEZ FARRERES, ob. cit., passim.
(12) Cfr. FERNANDEZ FARRERES, ob. cit., p. 584.

20 21
A) ELEMENTOS SUBJETIVOS: SUBVENCION PUBLICA A PARTICU-
Tributario, cuyo interés es el de determinar qué atribuciones patrimoniales están su-
LARES.
jetas o exentas, y en qué medida, a un determinado gravamen fiscal (13).
Así, desde la óptica penal, la primera depuración a que hay que someter el concep-
Interés de conocimiento distinto a los anteriores es sin duda el que afecta al régimen to de subvención ofrecido por FERNANDEZ FARRERES es la relativa a los elemen-
jurídico de las Comunidades Europeas. El artículo 92 del Tratato de la CEE estable- tos subjetivos de la relación subvenciona! (16). En efecto, a tenor del literal del artícu-
ce el principio de incompatibilidad con el Mercado Común de las ayudas concedidas lo 350, sólo son objeto de consideración las subvenciones públicas, es decir, subven-
por los Estados o por medio de recursos estatales, sea cual fuera la forma que revis- ciones otorgadas por la Administración Pública y financiadas con cargo a fondos pú-
tan, y que amenacen con falsear la competencia, favoreciendo a determinadas em- blicos (17) presupuestarios, que son exclusivamente los de la Administración del Esta-
presas o producciones. A su vez, el artículo 4 del Tratado de la CECA establece igual do, de las Comunidades Autónomas y de las Entidades Locales, y, a partir de 1986,
principio y refiriéndose tanto a ayudas como a subvenciones. también los propios de la Comunidad Económica Europea, pues sólo tales entidades
Sin embargo, los propios Tratados establecen importantes excepciones al princi- constituyen las Haciendas Públicas y, además de otras razones, sólo el patrimonio de
pio general y someten las ayudas y subvenciones a un férreo sistema de control sobre las mismas es objeto de tutela penal en el Título VI del Libro 11. Por todo lo expuesto,
las ayudas y subvenciones de los Estados. El interés comunitario, en orden al con- quedan excluidas del concepto de subvención todas aquellas atribuciones patrimonia-
cepto de ayuda o de subvención, es un interés material: son ayudas o subvenciones les gratuitas financiadas por entes o personas privadas, con independencia de cuál sea
todas aquellas medidas que un Estado puede conceder para aligerar las cargas que la denominación que al respecto emplee el ente otorgante (18).
normalmente gravan el presupuesto de una empresa, para favorecer empresas o pro- Debe precisarse, no obstante, que lo relevante es el origen presupuestario público
ducciones, y que afecten a intercambios comerciales y puedan falsear la libre compe- de la financiación de la subvención y no la naturaleza del órgano encargado de la ges-
tencia (14). tión (19). La gestión que puedan realizar órganos particulares por encargo de la Ad-
ministración Pública es gestión de caudales públicos mientras no se realice la definiti-
Así el propio Tribunal de Justicia de las Comunidades, en su sentencia de 23 de
va atribución a los particulares, es decir, la transmisión de la propiedad sobre el objeto
febrero de 1961, define la subvención como «prestación en metálico o en natura
patrimonial. En estos supuestos la conducta de apropiación sería constitutiva de apro-
acordada (con cargo a recursos públicos) para el mantenimiento de una empresa al
piación indebida o malversación de caudales, según la condición del autor.
margen del pago por el comprador o el usuario de los bienes o servicios que produ-
ce» (15). Esta definición restringe los términos de la que hemos empleado como A su vez, el círculo de los destinatarios de la subvención pública, que en general
punto de partida en dos extremos: se trata de subvención pública a particulares, y, puede ser, bien otro ente público, bien un particular, debe reducirse a estos últimos en
dentro de éstos, exclusivamente, a agentes económicos -subvenciones económicas, lo que se refiere al delito del artículo 350 del Código Penal. Las razones de ello radican
frente a los conceptos de subvención social o cultural-, puesto que son estos los en que el valor patrimonial atribuido a otro ente público (vgr. Haciendas locales) sigue
únicos objetos de interés de la CEE, en orden a la libertad de mercado. Coincide ple- siendo caudal público, no hay transimisión de la propiedad, sino mera transmisión de
namente con lo anterior en las notas centrales del concepto de subvención: atribu- la titularidad de la gestión, y la lesión del interés de la Hacienda Pública se tipifica ex-
ción patrimonial gratuita o a fondo perdido, en tanto que es sin contraprestación clusivamente en los delitos de malversación de caudales públicos.
equivalente. En conclusión, en lo que sigue nos hemos de referir exclusivamente a subvenciones públicas, es decir fi-
nanciadas con cargo a fondos públicos, atribuidas a personas o empresas privadas.
Quiere advertirse con todo lo expuesto que, a efectos penales, el perfil definitivo del
concepto de subvención, en el tipo penal del artículo 350 del Código, ha de depender
también del «interés penal», que no es otro que el de la tutela del bien jurídico de B) ELEMENTOS OBJETIVOS DEL CONCEPTO DE SUBVENCION
que se trate, en el marco de los instrumentos punitivos de tutela con los que cuenta el
Derecho penal. En definitiva, es a partir de la investigación del bien jurídico como l. Atribución patrimonial
se han de resolver dos problemas: primero, qué atribuciones patrimoniales constitu-
yen subvención en sentido típico, y segundo, a qué atribuciones patrimoniales será La subvención es en primer lugar una atribución patrimonial. La subvención es un
acto jurídico por medio del cual la Administración proporciona a un particular una
aplicable el delito del artículo 350a y cuáles, y en qué casos, los delitos de apropiación
indebida, el delito fiscal, el de la estafa o el de malversación de caudales públicos.
(16) Vid. ob. cit., pp. 133 y ss.
(13) Vid. un ejemplo en ob. cit., pp. 273 y ss., relativo al caso de las subvenciones a fondo perdido
(17) Así se expresa la L. O. del Tribunal de Cuentas, art. 13.ld): «Subvenciones con cargo a fondos
de la Ley de 13 de noviembre de 1957, para la construcción de viviendas de renta limitada.
públicos».
(14) Vid. al respecto SCHEUING, Les aides.. ., cit., pp. 266 y ss.
(18) V. gr. las concedidas por una Caja de Ahorros.
(15) Vid. en GÓTZ, en BÓRNERiBULLINGER, Subventionen in Gemeisamen Markt, cit.,
(19) Así, TIEDEMANN, Leipziger Komm, 264, n. marg. 24.
pp. 385 y SS.

22 23
ventaja o un beneficio de carácter patrimonial que se manifiesta a través de un despla-
zamiento patrimonial (20). vención. Esta devolución no es contraprestación, sino sanción por incumplimiento
Contenido de la atribución patrimonial que comporta la subvención puede ser de la carga jurídica que acompaña a la subvención.
cualquier auxilio o prestación, directo o indirecto, valorable económicamente. Con
Consecuencia de la nota de gratuidad es la exclusión del concepto estricto de
independencia de que la subvención sea generalmente una suma dineraria, el concepto
subvención de las atribuciones patrimoniales devolutivas (vgr. los anticipos, incluso
de atribución patrimonial admite también las subvenciones en especie y, en general,
cuando reciben formalmente el calificativo de subvenciones, como las llamadas sub-
todo beneficio determinante de un enriquecimiento en el beneficiario, siempre y cuan-
venciones reintegrables). A este respecto debe estarse a la naturaleza concreta de la
do se produzca un efectivo desplazamiento patrimonial de bienes. La atribución pue- atribución patrimonial de que se trate (24).
de ser tanto dineraria como in natura. Entre estas últimas se cuentan, por ejemplo, te-
rrenos, semillas, maquinarias, materias primas, etc. (21). De la calificación de la subvención como atribución patrimonial a fondo perdido
se deriva la exclusión de tal concepto de otras figuras como la exención fiscal, la de-
Cuestión discutida es la naturaleza de aquellas ayudas que comportan no la atribu-
volución de impuestos y las figuras crediticias, sobre las que nos detendremos en
ción de una suma de dinero, sino la evitación de un gasto, y a las que se suele denomi-
particular.
nar subvenciones indirectas. A este respecto es preciso distinguir dos variantes: los su-
puestos en los que no hay transmisión patrimonial alguna, sino mero ahorro de gasto, a) Beneficios fiscales.
y aquellos en los que la transmisión patrimonial se produce de inodo efectivo, acom-
pañada de un ahorro de gasto, es decir, la subvención se concreta en una diferencia La exención total o parcial de cargas fiscales se excluye del concepto de subven-
del precio, entre el precio de mercado y el precio a que se proporciona el bien en cues- ción como consecuencia de no darse en las figuras de beneficio fiscal un efectivo
tión (22). desplazamiento patrimonial, no hay traslación material de recursos (25), aunque
tanto en uno como en otro caso se produzca un empobrecimiento del patrimonio
En los supuestos de mero ahorro de gasto no nos encontramos ante subvencio- público, un gasto público (por gasto efectivo o por reducción de ingresos) y un enri-
nes, sino ante exenciones y desgravaciones tributarias, de Seguridad Social, etc. Sí quecimiento del peculio particular (por incremento material o por ahorro de gasto).
son subvenciones los restantes supuestos, pues en ellos el bien se transmite efectiva-
mente, consistiendo la subvención en la diferencia de precio, pues es en ese valor en La exclusión de los beneficios fiscales se produce, además, como consecuené:ia
el que el patrimonio público se empobrece y en el que se enriquece el patrimonio de la propia Ley penal que incrimina el fraude en esta materia como delito fiscal,
particular. propio en el artículo 349 del Código Penal. Ahora bien, la cuestión ofrece mayor in-
terés en relación a figuras que operan con la misma dinámica de las exenciones fisca-
2. No devolutiva o «a f ando perdido». les, pero que no requieren la realización del hecho imponible de un tributo, que no
están conectadas a una obligación tributaria, como es el caso, por ejemplo, de las
La subvención es una atribución patrimonial no devolutiva. Este es el rasgo exenciones totales o parciales de las cargas de Seguridad Social. Estas figuras que
esencial de la subvención y sobre el que recae acuerdo doctrinal unánime. Aquí par- comportan la exención total o parcial de una carga de contenido patrimonial im-
ticipa la subvención del concepto de donación: carácter gratuito, «a fondo puesta por la Ley no pueden dar lugar en caso de fraude a delito fiscal. Al no consti-
perdido». En efecto, al igual que en la donación, el carácter gratuito de la subven- tuir tampoco subvenciones, no serían susceptibles de quedar cubiertas por los deli-
ción determina que para el beneficiario no nazca obligación alguna de devolver lo tos contra la Hacienda Pública si no estuviera prevista expresamente su punición
percibido ni tener tampoco que «contraprestarn, en sentido técnico-jurídico, que se- en el tipo penal, y esto es lo ~ue ocurre precisamente en el artículo 3~0'. al situar a las
ría lo propio de un régimen bilateral y sinalagmático (23). Cuestión distinta a la del desgravaciones junto a las subvenciones como conceptos, pues, d1stmtos, aunque
carácter devolutivo de la subvención en el sentido expuesto, es decir, como obliga- cercanos. Sobre estas cuestiones volveremos más detenidamente, al ocuparnos del
ción jurídica, es la devolución que de la misma se puede exigir como consecuencia concepto de desgravación en el tipo objetivo del delito.
del incumplimiento de las cargas que el beneficiario haya asumido al aceptar la sub-

(20) Cfr. FERNANDEZ FARRERES, ob. cit., p. 78. (24) Cfr. ob. ult. cit., pp. 110 y ss. Vid., p. ej., las ayudas previstas en el Reglamento sobre Patrimo-
(21) Cfr. NIEVES BORREGO, Estudio sistemático, cit., pp. 48 y ss. Como ejemplo V. L. 4 enero nio Forestal del Estado de 30 de mayo de 1941 que pueden adoptarse como auténtica subvención (a fondo
1977 de fomento forestal: subvención en semillas y plantas. perdido) o como anticipo reintegrable. Como supuesto de subvención que se convierte en anticipo por in-
(22) V. gr. en el fomento a la construcción puede operarse con una cesión de suelo gratuita o bien a cumplimiento del beneficiari~\ vid. ayudas a viviendas de protec.~ión oficial en el Texto refundido de.12.de
bajo precio (inferior al de mercado). noviembre de 1976 y de anticipos que se concretan en subvenc10n, ver R. D. 1.400/1977, de 2 de Jumo,
(23) Cfr. FERNANDEZ FARRERES, ob. cit., p. 107. sobre vivienda rural.
(25) Vid. GONZALEZ SANCHEZ, Los beneficios fiscales y su consideración jurídica de !{as/os pú-
blicos, en «Presupuesto y Gasto Público», n. 0 5 (1980), p. 67.
24
25
b) Devolución de impuestos. c) Créditos subvencionados.
La devolución de impuestos consiste en una transferencia dineraria que la Admi- El sistema crediticio público es también un instrumento de ayuda financiera del
nistración tributaria realiza a favor de un particular que precisamente ha ingresado Estado a la actividad económica de los particulares, y el crédito es ayuda financiera,
en el Tesoro Público una cantidad equivalente (26). tanto cuando se proporciona en condiciones y con intereses de mercado a empresas
que no pueden obtener éstos en el mercado financiero, como sobre todo cuando el
La devolución de impuestos, sea cual sea la razón de la misma y siempre sin ser
crédito público se proporciona con tasas de interés inferior al del mercado o con
conforme a derecho, es decir, sin infracción de la legalidad por el contribuyente o la
otras condiciones más favorables que las de éste (31). Y la modalidad de crédito ofi-
Administración, no supone enriquecimiento alguno para el particular, pues la su-
cial de precio inferior al del mercado es necesario tenerla en cuenta, pues si el présta-
ma dineraria que se le reingresa le era debida por la Hacienda, y ésta, a su vez, tam-
mo o mutuo es un contrato bilateral y sinalagmático de carácter devolutivo y como
poco se empobrece, pues dicha suma constituía el contenido de una deuda, de una
tal no participante de los caracteres esenciales de la subvención, en su versión de
obligación legal. La devolución se realiza precisamente a causa de un título devoluti-
préstamo de interés inferior al de mercado se trata en propiedad de un instituto mix-
vo, el de la obligación tributaria, respecto de la cual el contribuyente cumplió en ex-
ceso. to, un crédito subvencionado, en donde la subvención consiste en la diferencia del
precio del mercado respecto del interés a que se somete el préstamo público. Las vías
La devolución de impuestos puede deberse a tres causas: se pagó un impuesto to- de subvención del crédito son muy variadas, así la primera y más elemental viene
tal o parcialmente ilegal, porque devino injusto o por establecerlo así la Ley (27). constituida por la prestación directa del crédito con interés reducido por parte de un
Cuando se obtiene fraudulentamente una devolución de impuestos se realiza una instituto de crédito oficial, cuyas «pérdidas» -diferencias entre el interés percibido
elusión del tributo, en tanto que con ella el particular se financia el pago del mismo. y el de mercado- se compensan a posteriori con transferencias a la entidad oficial
Ahora bien, no hay delito fiscal, sino estafa -y en su caso concurso de ambos de partidas previstas en los Presupuestos Generales del Estado (32), lo que podemos
delitos-, cuando lo obtenido mediante la devolución de impuesto es de superior va- denominar crédito oficial en sentido propio. Un segundo grupo de supuestos lo
lor a la deuda tributaria que corresponda al sujeto y, en todo caso, cuando quien ob- constituyen las técnicas mediante las que, tras un concierto entre la Administración
tiene la devolución de impuestos, ni realizo el hecho imponible, ni tributó por él en y las entidades de créditos privadas, éstas suministran a los particulares los présta-
momento alguno, y logra la devolución mediante una maquinación o falsedad (28). mos con interés reducido, y la Administración transfiere directamente a tales entida-
El problema que en relación a la subvención se plantea en este punto es el de la des la diferencia entre la cuota del interés concedido y la correspondiente al interés
existencia de algunas figuras denominadas de «devolución de impuestos», que no del mercado (33), lo que se conoce como crédito subvencionado en sentido propio.
son tal en realidad, sino subvenciones encubiertas. El caso más relevante es el de la También, por último, los supuestos en los que la Administración asume un porcen-
llamada «desgravación fiscal a la exportación» (29), consiste ésta, en teoría, en la taje de la cuota de interés del crédito obtenido por el particular de entidades finan-
devolución total o parcial de las cantidades satisfechas por los impuestos indirectos, cieras privadas y le transfiere directamente al particular la cuota correspondiente a
que a lo largo del proceso de elaboración y comercialización han gravado el precio los puntos de interés que la norma subvencionadora determine (34). La versatilidad de
de las mercancías que se exportan. Pero en la práctica se produce un desajuste entre estas técnicas es tal que en ocasiones la misma norma autoriza la sustitución de la
el volumen de la desgravación que efectivamente se acuerda. Cuando esta última subvención de intereses por la subvención directa de capital (35).
magnitud es superior a la primera, la desgravación con devolución comporta una
En todos los supuestos mencionados, crédito oficial a intereses inferiores a los
auténtica atribución patrimonial gratuita, es decir, una auténtica subvención. Sin
del mercado, crédito subvencionado, subvención de intereses, etc., hay una auténti-
embargo, este efecto subvencionador desaparece por completo con la introducción
del sistema del impuesto del valor añadido que comporta la desaparición de la des-
gravación a la exportación como institución autónoma (30).
(31) Cfr. SCHEUING, Les aides financiéres públiques, cit. p. 81; ZULEEG, en Subventionen in
Gemeinsamen Markt, cit. p. 23. Para la doctrina española, recientemente, DIEZ LEMA, Subvenciones y
(26) Vid. al respecto CORRAL GUERRERO, El derecho del contribuyente a la devolución de im- crédito oficial, Madrid, 1985.
puestos. Madrid, 1977. (32) Vid. varios autores, Crédito oficial, IEF, Madrid, 1971.
(27) V!d. tipología y fundamento en CORRAL GUERRERO, ob. cit., pp. 280-287. (33) Vid., p. ej., Ley de 16 agosto 1983 de subvención de créditos a la exportación (L. 11/1983),
(28) Vid. al respecto PEREZ ROYO, Los delitos y las infracciones en materia tributaria, Madrid, art. 2. 0 : La subvención a que se refiere el artículo anterior cubrirá la diferencia entre el coste de mercado
1986, pp. 101Ys.Y191 Yss., si bien se inclina por ampliar el concepto de beneficio fiscal y castigarlo como de los recursos necesarios para financiar la operación de exportación y el producto que la entidad finan-
delito del art. 349. ciera obtenga como consecuencia de la misma, más el margen porcentual anual sobre la cuantía del
(29) Vid. definición y regulación legal en el Decreto de 16 de abril de 1970. Sobre la institución v. mismo.
PEREZ ROYO, La desgravación fiscal a la exportación, Sevilla, 1969. (34) Vgr. la Ley 8/1985 del Parlamento de Navarra, art. 4.a).
(30) Vid. al respecto PEREZ ROYO, Los delitos y las infracciones.. ., cit., pp. 106 y s. (35) Vid. el mismo precepto citado en la nota anterior.

26 27
ca subvención, una atribución patrimonial a fondo perdido que radica no en el prés- La nota de afectación del fin de la subvención excluye del concepto de tal diversas
tamo, que es devolutivo por su propia naturaleza, sino en la diferencia entre la cuota instituciones como, por ejemplo, aquellas atribuciones particulares no devolutivas
de interés de mercado y la cuota de interés privilegiado estipulado; diferencia cuya que vienen a cubrir, a compensar o indemnizar ciertas cargas que los particulares
cuantía es financiada con fondos públicos y que no es devolutiva, sino a fondo per- tienen que cumplir por imperativo legal (41). Igualmente, la necesaria relación de
dido (36). Cuando FERNANDEZ FARRERES rechaza la calificación jurídica de causalidad entre subvención y actividad del beneficiario excluye aquellas atribucio-
subvención a estas figuras, lo hace porque lo que, desde del punto de vista del Dere- nes que se otorgan, se ofertan o prometen con posterioridad a la acción de particu-
cho Administrativo, le interesa determinar es la naturaleza jurídica de la relación en- lar. Asimismo, por carecer de la nota de afectación de la atribución patrimonial a la
tre tomador de préstamo y prestatario, y el régimen jurídico -civil o realización de una actividad futura (respecto de la norma subvencionadora), se ex-
administrativo- que han de seguir los contenciosos que se produzcan en esa rela- cluyen todas aquellas ayudas, auxilios, subsidios, incluso denominadas subvencio-
ción que él, con razón desde ese interés, afirma contractual civil (37). Pero si se segre- nes, que la Administración otorga a determinados particulares en atención a la si-
ga el problema del capital del préstamo del de la financiación del interés del mismo, tuación objetiva en la que se encuentran, con un carácter social, de ayuda a sectores
puede y debe definirse la subvención del interés como auténtica subvención, como sociales necesitados (42).
atribución patrimonial pública a fondo perdido, y esto es lo que interesa desde la La afectación a un fin y el correlativo deber del beneficiario de hacer o dar desti-
perspectiva penal y del bien jurídico protegido, para lo que lo relevante es la exis-
no específico a lo otorgado en la actividad subvencionadora es precisamente la única
tencia de esa atribución patrimonial pública a fondo perdido, la naturaleza de esa de las notas típicas de la subvención explícitamente incorporadas al tipo penal del
atribución como gasto público sin contraprestación equivalente (38). Esta naturale-
artículo 350, al referirse a el que «en el desarrollo de una actividad subvencionada ...
za material de subvención del crédito oficial, y de los incluso formalmente denomi-
incumpliere las condiciones establecidas, alterando sustancialmente los fines para lo
nados créditos subvencionados, explica el porqué la Ley General Tributaria (refor-
que la subvención fue concedida».
ma de 1985) contempla sistemáticamente de modo conjunto los institutos de la sub-
vención y del crédito oficial cuando establece la pérdida del derecho a obtenerlos co-
mo sanción tributaria (39).

3. Afectación a un fin.
Fundamento y fin de la institución de la subvención es la pretensión pública de
obtener un determinado comportamiento por parte del beneficiario de la misma: la
adecuación de la actividad de éste a los fines públicos que la Administración preten-
de conseguir, garantizar y tutelar, precisamente a través de la subvención. La sub-
vención pretende, pues, una finalidad y el cumplimiento de la misma constituye la
carga jurídica que el beneficiario ha de realizar (40). Esta afectación a un fin de la
subvención comporta una suerte de relación causal entre la atribución patrimonial
no devolutiva y la actividad futura del beneficiario.

(36) En este sentido GOTZ, en Subventionen in Gemeisamen Markt, cit., p. 389; TIEDEMANN,
Leipziger Kommentar, 264, núm. marg. 27, con ulteriores referencias. También en este sentido, DIAZ LE- (41) Se trataba de lo que se han denominado subvenciones indem.nizatorias. V. g:. las previstas en la
MA, ob. cit., p. 23, n.3 y p. 25, n. 5. Ley 38/1972, de 22 de diciembre, de protección del ambiente atmosférico, que lo prev~ para comp~nsar la
(37) Ob. cit., pp. 127 y ss. y especiales de la 132. carga económica no soportable por el particular obligado coactivamente por l~ propia Ley a reaiizar de-
(38) En los comentarios al nuevo precepto sólo se pronuncian sobre el problema y en sentido afirma- terminadas actividades. Vid. ampliamente FERNANDEZ FARRERES, ob. cit., pp. 199 Y ss .• Y 232.
tivo de la tesis expuesta, pero sin acompañar fundamentación, LO PEZ de ARRIBA, Examen del Proyec- (42) V. gr., las ayudas previstas en el Fondo Nacional de Asisten~ia Social (O. 1O ~b;il d~ 1980) a fa-
to de L.O. de reforma del Códi!fo penal en materia de delitos contra la Hacienda Pública. en «Impues- vor de ancianos enfermos disminuidos o incapacitados para el trabajo que pueden d1stmgmrse a su vez
tos», 1, 1985, p. 173; e IBAÑEZ CASADO, Delito fiscal-delitos contra la Hacienda Pública», en de auténticas sdbvencione~ previstas en la misma norma, como las previstas para la adquisición o cons-
«RD-FHP», 1985, p. 570. Cfr. con los mismos resultados LAMARCA PEREZ, Observaciones sobre los trucción de residencias para los anteriores por parte de particulares. En el mismo sentido, .las ayudas del
nuevos delitos contra la Hacienda Pública, en RDFHP» 178 (1985), p. 762. En contra, MARTINEZ PE- Fondo Nacional de Protección al Trabajo, v. gr., para jubilaciones anticipadas o las previstas en la Ley
REZ, en Comentarios a la legislación penal, VII, 1986, pp. 323 y s. Básica de Empleo en sus arts. 25, 26, 27, etc., o las «subvenciones» a los partidos políticos para la finan-
(39) Vid. arts. 80.3, 81.1.b, 84 y 85.3.a. ciación de los gastos electorales, que se determinan automáticamente en ?ase al número de escaños Yvo-
(40) Vid. FERNANDEZ FARRERES, ob. cit., pp. 232 y ss. tos obtenidos. Vid. sobre todo esto, FERNANDEZ FARRERES: ob. cit., p. 235 Y nota.

28 29
111. EL FRAUDE EN MATERIA DE SUBVENCIONES. FORMAS DE
APARICION Y DIFICULTADES PARA SU PREVENCION

l. EL SISTEMA SUBVENCIONAL COMO FACTOR CRIMINOGENO. EX-


POSICION AL PELIGRO Y NECESIDAD DE PROTECCION DEL PATRI-
MONIO SUBVENCIONAL.
El propio sistema subvenciona! se ha llegado a definir como un factor altamente
criminógeno por sí mismo, pues en la medida en que consiste en la posibilidad de
obtener una prestación sin contraprestación equivalente, tan sólo en base a los crite-
rios abstractos de las normas subvencionadoras, propicia el que se tienda a aparen-
tar falsamente el cumplimiento de tales criterios abstractos (43). Se carece así en el
fenómeno subvenciona! del mecanismo de prevención más natural del fraude: La
posibilidad de que quien realiza un pago pueda ver, comprobar y recibir la contra-
prestación que se obtiene. En la relación subvenciona! no existe de salida la posibili-
dad de asegurar la percepción de la contraprestación. Esta situación peculiar, obten-
ción de dinero en base tan sólo al cumplimiento de criterios abstractos, es extraordi-
naria y no encuentra paralelo en la vida económica (44).
La Hacienda Pública subvencionadora y su patrimonio se encuentra por todo
ello en una situación de singularísima exposición al peligro en comparación con la
posición que ocupan las partes en el tráfico económico privado de carácter bilateral
o sinalagmático. Y esta especial exposición al peligro fundamenta una necesidad de
protección del patrimonio subvenciona! mayor que la que requiere el patrimonio
particular en las relaciones de intercambio, necesidad de protección que en términos
lógicos debe satisfacer mediante la construcción de especiales controles administra-
tivos en el procedimiento subvencionador y mediante un sistema preventivo sancio-
nador eficaz.
Pero, además del mencionado carácter criminógeno del fenómeno de la subven-
ción, es preciso tener en cuenta un elemento sobreañadido que viene a agravar la si-
tuación de exposición al riesgo y a incrementar la necesidad de protección. Se trata
de que el ingente sistema subvencionador se ve inevitablemente masificado y, en

(43) Cfr. TIEDEMANN, Subventionskriminalitcit, cit., p. 358.


(44) GÓTZ, Bekampfung der Subventionserschleichung, Colonia, 1974, pp. 2 y ss.

31
consecuencia, automatizado. Resulta imposible una comprobación sistemática del que responde la subvención, que en términos generales es el fomento del equilibrio y
cumplimiento de los presupuestos y condiciones de los cientos de miles de concesio- desarrollo económico. En segundo lugar, y en la medida en que el patrimonio sub-
nes de subvenciones, pues aun contando con suficientes recursos personales y mate- venciona! es limitado, se lesiona la libertad de decisión económica del Estado dentro
riales, el tiempo que requeriría la fiscalización previa de cada subvención tendería a de los límites presupuestarios en los que pueda desenvolverse (47).
retrasar la concesión de la misma y, a su vez, a poner en peligro la propia política Observando el fenómeno del fraude desde el punto de vista de los operadores
subvenciona! con los consiguientes conflictos económicos y políticos (45). Por estas económicos leales al ordenamiento subvenciona!, el comportamiento fraudulento
razones la Administración se encuentra materialmente obligada por una suerte de lesiona la capacidad competitiva de los operadores que no llegan a obtener subven-
«principio de confianza» respecto de la buena fe de los solicitantes y beneficiarios de ciones, o las obtienen reducidas, como consecuencia de haber sido detraída fraudu-
las subvenciones. Desde el plano de estos últimos se ha de convenir que se encuen- lentamente una parte del patrimonio subvenciona! total por los beneficiarios no legi-
tran correlativamente en una posición material a la que el ordenamiento jurídico timados.
puede imputar un particular deber de actuación de buena fe -superior al que rige
las relaciones contractuales bilaterales-, un particular deber de garantía y lealtad al Por otra parte, y desde el punto de vista del orden económico, al operar el fenó-
sistema subvenciona!. meno subvencionador sobre todo en el ámbito de la competencia entre los operado-
res económicos, el fraude de subvenciones constituye un factor criminógeno sobre
Las mencionadas causas de la especial exposición al peligro del patrimonio sub- añadido al propio del sistema subvenciona! antes mencionado: el desequilibrio en la
venciona! y la correlativa y exacerbada necesidad de protección tiene consecuencias competencia que supone la obtención fraudulenta de una subvención, incita a los demiís
importantes en el ámbito penal, particularmente en los órdenes de cosas (46). En operadores económicos en competencia a recurrir también al fraude, desarrollándo-
·primer lugar en el plano de la argumentación político-criminal, a los efectos de justi- se así, también en este ámbito (48), el denominado «efecto de espiral» que se estima
ficar una tutela del patrimonio subvenciona! de la Hacienda Pública más enérgica característico de la delicuencia económica (49).
que la que el ordenamiento otorga al patrimonio particular frente al fraude, en don-
de la justificación no deriva sólo de razones utilitarias, sino también valorativas, en
tanto que la conducta fraudulenta del destinatario de las subvenciones presenta un 3. FORMAS DE APARICION DEL FRAUDE DE SUBVENCIONES.
mayor desvalor de acción que la conducta fraudulenta lesiva del patrimonio común. Las modalidades de conductas orientadas a la obtención y disfrute fraudulento
Esa más enérgica protección puede plasmarse en una mayor penalidad para los per- de subvenciones se adecúan a las técnicas administrativas de concesión de las mis-
juicios patrimoniales, un adelantamiento de la protección penal a la fase previa, a la mas. Con independencia de la multiplicidad de variantes formales, determinada por
producción efectiva del daño patrimonial y una incriminación de conductas impru- la carencia de un marco legal general y homogéneo para las diferentes clases de sub-
dentes antipatrimoniales, entre otras. En segundo lugar, exposición al peligro y ne-
venciones, las técnicas subvencionables pueden sintetizarse en dos formas básicas
cesidad de protección, tienen consecuencias en el plano dogmático y hermenéutico,
que denominaremos subvenciones ex ante y ex post, cuyas dinámicas interesa conocer
por ejemplo, y como se verá más adelante, en la interpretación de elementos de la es-
para poder proyectar sobre ellas los tipos penales y, en particular, las dos alternati-
tafa, como la conducta engañosa, lo bastante del engaño, el error de la víctima y los
vas típicas previstas en el artículo 350 (49 bis).
problemas de la conducta omisiva.
a) Por subvenciones ex post pueden entenderse aquellas que -previstas legal-
mente con anterioridad a la realización de supuesto de hecho que las da lugar- se
2. DAÑOSIDAD SOCIAL DEL FRAUDE DE SUBVENCIONES. conceden y hacen efectivas una vez que el beneficiario de la subvención ha realizado
La dañosidad social del fraude de subvenciones se plasma en primer lugar en el los presupuestos, condiciones o fines de la misma. Se denominan también, por ello,
perjuicio patrimonial que sufre la Hacienda Pública, perjuicio respecto del cual se subvenciones automáticas. Como ejemplos pueden servir los siguientes:
carece en España de cualquier clase de estimación. Caso J. ° Caso de las subvenciones a la exportación que se financian y conceden
Pero, además del daño patrimonial, el fraude de subvenciones lesiona la política con cargo a los programas de política agrícola de la CEE. Así, se subvenciona con
subvenciona! del Estado, lo que se plasma en primer lugar en la frustración del fin a
(47) Vid. al respecto TIEDEMANN, Subventions Kriminalitá't, cit., p. 315, consideración de la que
el autor extrae importantes consecuencias para la identificación del bien jurídico.
(48) Cfr. GÓTZ, ob. cit., p. 3.
(45) Vid. al respecto GÓTZ, Bekiimpfung ... , cit., pp. 6 y ss.; TIEDEMANN, Subventions Krimina-
(49) Vid. BAJO FERNANDEZ, Derecho penal económico aplicado a la actividad empresarial, Ma-
litá't, pp. 360 y SS.
drid, 1978, pp. 51 y ss., con ulteriores referencias.
(46) Sobre la relevancia dogmática y político-criminal de estos criterios. Vid. HASSEMER (Rai-
mun), Schutzbedurftigkeit des Opfer und Strafrechtsdogmatik, Berlín, 1981. (49 bis) Para la distinción, ver SCHETTING, Rechtspraxis der subventionierung, 1973, p. 130.

32 33
una determinada cantidad la tonelada de mantequilla que se exporta a países no co-
ello despide a cinco trabajadores, incumpliendo así parte de las condiciones de la
munitarios. Para obtener la subvención, el exportador necesita tan sólo presentar
subvención y el fin de generación de empleo (50).
una solicitud en modelo oficial, declarando el volumen de lo exportado, y acompa-
ñarla de un documento de la aduana de salida certificante del hecho exportador y Caso 4. º: En el ámbito de la reconversión industrial y en los programas de Zo-
del volumen de mercancía exportada. De modo automático -en el sentido de no nas de Urgente Reindustrialización se concede, entre otras ayudas, subvenciones pa-
discrecional-, la autoridad financiera concede y transfiere la subvención al solici- ra la realización de inversiones dirigidas al cumplimiento de un plan o programa de
tante. Pues bien, en estos supuestos el fraude puede producirse de varias maneras, objetivos y medios que resulte aprobado por la autoridad encargada al efecto (51).
alternativa o acumulativamente: a) La mercancía sale efectivamente del circuito de Presentado y admitido por una Sociedad Anónima «X» un plan de este tipo, en el
la Comunidad, la certificación aduanera es verdadera, pero una vez en el país terce- que se solicita la subvención por valor de veinte millones de pesetas para la inversión
ro, la mantequilla es reimportada al mismo o distinto país comunitario por una em- en bienes de equipo de nueva tecnología, la Sociedad Anónima obtiene la menciona-
presa extranjera concertada con la empresa comunitaria. b) La mercancía que se de- da subvención. Posteriormente los órganos directivos de la Sociedad deciden aplicar
clara exportada no se exportó en absoluto o se exportó en parte, pero se consigue el 50 por 100 de Iá subvención obtenida a la mejora tecnológica de una sociedad fi-
obtener una certificación aduanera por el valor de lo falsamente declarado. c) La lial «Z», que se encuentra en un momento crítico pero que ni tiene vinculación pro-
mantequilla que se exporta efectivamente en la cantidad declarada resultó ser una ductiva con la beneficiada de la subvención, ni con el plan de reconversión, y ni si-
mantequilla deteriorada, no apta para el consumo humano: no se trataba, pues, de la quiera está ubicada en la zona declarada de urgente reindustrialización.
mantequilla cuya exportación se pretendía subvencionar con la finalidad de mante-
nimiento de precios interiores del producto. Como puede verse en lo expuesto, el procedimiento subvenciona! presenta una es-
tructura diferente en las subvenciones ex ante y ex post. En las subvenciones ex post
Caso 2. º: Subvenciones al arranque de viñedos. Con la finalidad de promocio- la sub.vención se concede por una actividad realizada, realización que se declara cier-
nar la reconversión de cultivos de vid en otro producto agrícola en una zona, se sub- ta en la solicitud del particular y que se suele hacer acompañar de una certificación
venciona el arranque de cepas en una determinada cuantía por cepa arrancada. El
oficial acreditativa del cumplimiento de las condiciones o presupuestos de hecho de
empresario agrícola solicita la subvención correspondiente al arranque de mil cepas
referencia. En estos supuestos el fraude, de existir, es previo a la concesión. El bene-
y: a) Presenta la correspondiente y veraz certificación del arranque, pero, tal y como ficio patrimonial se obtiene mediante una declaración falsa del solicitante, cuya apa-
tenía planeado, replanta el mismo terreno con nuevas cepas, en vez de aplicarlo a cul-
riencia de veracidad da lugar al acto administrativo por el que la subvención se otor-
tivo distinto. b) Solicita la subvención, declarando como arrancadas más cepas de ga, declaración falsa que se acompaña de certificaciones oficiales falsificada~, o
las que realmente lo fueron, acompañando una certificación falsificada, o bien legí- bien falsas, si se encuentran en connivencia con el funcionario encargado de la ms-
tima pero falsa.
tancia administrativa correspondiente.
b) Por subvenciones ex ante se entiende aquellas que se concedan para
En las subvenciones ex ante los elementos del fenómeno subvenciona! son una
que, una vez hechas efectivas, el beneficiario realice una determinada actividad
declaración-compromiso de actuación futura, la concesión ante la acreditación de
para que, una vez hechas efectivas, el beneficiario realice una determinada actividad
los presupuestos y la aprobación del programa compromiso, y un incumplimiento
que constituye el fin de la subvención. El solicitante cumple los requisitos a que se
posterior de este último, incumplimiento que puede estar ab initio en el plan del
somete la concesión de la subvención, pero, una vez recibida ésta, no lleva a cabo la
autor, o bien aparecer en la voluntad del beneficiario tras haber obtenido la subven-
actividad a cuya realización se vinculaba, solicitando la subvención y que constituía
ción.
la finalidad de la misma. Se traba, pues, de subvenciones en las que el presupuesto
o condición de la misma es una conducta futura del beneficiario, posterior a la per-
cepción de la subvención. Como ejemplos valgan los siguientes: Las expuestas son las estructuras básicas del sistema subvencionador y, correlati-
vamente, de la posible conducta fraudulenta de obtención y/o disfrute fraudulento.
Caso 3. º: En aplicación del programa del Fondo de Solidaridad para el Empleo, Naturalmente las variantes prácticas de la técnica subvenciona! proporcionan combina-
con la finalidad de creación de puestos de trabajo mediante fundación de nuevas ciones de ambas modalidades y variantes muy diversas de cada una de ellas, pero lo ex-
empresas, y contando con un proyecto o iniciativa empresarial aprobado como via- puesto puede bastar para una aproximación a la problemática penal que el fraude de
ble por la autoridad laboral, la creación de la nueva empresa se subvenciona con subvenciones plantea.
hasta dos millones de pesetas por puesto de trabajo estable creado. El solicitante de
la subvención presenta un proyecto que comporta la creación de quince puestos de
trabajo estable, y reuniendo todos los requisitos al efecto, le es concedida la subven- (50) Vid. normativa aplicable en R. D. 180/1985, 13 febrero y O. M. de 21 de febrero 1985.
«B.O.E.» 27 febrero.
ción de treinta millones de pesetas. Puesta en marcha la empresa, a los seis meses de (51) Vid. normativa general en Ley 27/1984, 26 julio.

34
35
La exposición más afinada de las diferentes variantes se dificulta por la carencia carácter provisional se encomienda a la Intervención General del Estado: «la inter-
de un muestrario de casos de la experiencia española en la materia. Pero un tal vención y comprobación material de las inversiones y de la aplicación de las subven-
muestrario no está registrado, ni en los repertorios de jurisprudencia penal, ni admi- ciones que reciban las entidades públicas y privadas ... » (artículo 2, l.º, d). ), e,
nistrativa de nuestro país. igualmente, fiscalización material es el control financiero de las empresas destinata-
rias de las subvenciones, créditos y avales del Estado, previsto en el artículo 18 de la
Si existe algún control de la Administración española al respecto, éste es, para Ley General Presupuestaria, y en el artículo 4. 0 , 2, del Real Decreto de 19.78 citado.
quien escribe, deconocido. Altos funcionarios de la Administración interrogados al Al parecer, este control financiero se ha verificado respecto de empresas pnvadas por
efecto han manifestado que se carece de cualquier informe o análisis oficial por el vez primera en el ejercicio de 1985 y solamente a dos receptores respectivamente de
momento. once mil millones y ochocientos setenta y cinco millones respectivamente (53).
Más allá de nuestras fronteras el panorama no es sustancialmente mejor. Se
cuenta únicamente con el repertorio de 70 casos, recogido y elaborado cuidadosa- Este sistema de control, con el que coincide el previsto en la regulación del régi-
mente por TIEDEMANN, en 1974 (52). men de algunas subvenciones, necesita de una instrumentación de personal Ymedios
de la que carece, con lo que se hace imposible un control real de las numerosísimas
solicitudes que se presentan y conceden (54).
4. EL SISTEMA DE CONTROL Y SANCIONES ADMINISTRATIVAS.
Pero es más, aun estimando que mucho es lo que debe y puede hacerse para ins-
A pesar de lo expuesto, frente al daño para el erario público y para el orden eco- trumentar el necesario control, es preciso tener en cuenta que la naturaleza y dimen-
nómico que comporta el fraude en materia de subvenciones, no existe un sistema co- siones del fenómeno subvenciona! no permiten un control exhaustivo. Pues, como se-
herente de control sobre la concesión de la aplicación debida de las subvenciones y ñala TIEDEMANN la dimensión del control encuentra sus límites en criterios de
de prevención y sanción del fraude. cálculo de costes (55). Estas circunstancias comportan un incremento sobreañadido
de la exposición al riesgo de la Hacienda en el fenómeno subvenciona! y de correlati-
La carencia de un sistema de control general se reconoce implícitamente en la
va necesidad de protección sancionadora.
Ley de Presupuestos generales del Estado para 1985 (Ley 50/1984), en cuya disposi-
ción adicional decimoquinta se dispone que «las ayudas y subvenciones concedidas Sin embargo, la protección sancionadora que ofrecen las normas subvenciona-
con cargo a los Presupuestos Generales del Estado ... lo serán con arreglo a criterios doras es sumamente débil. Hasta tiempo bien reciente las disposiciones legales con-
de publicidad, concurrencia y objetividad en la concesión. A tales efectos y por los cretas suelen prever como única sanción por incumplimiento de las condiciones y fi-
Ministerios correspondientes se establecerán, caso de no existir, y previamente a la nes de la subvención la mera pérdida y reintegro total o parcial de la
disposición de los créditos, las oportunas normas reguladoras de la concesión». subvención (56), sin llamada legislativa a normas generales sancionadoras (57).
La Ley General Presupuestaria (de 4 de enero de 1977) prevé en su artículo 80 un Fue el Decreto-Ley de 3 de octubre de 1966 sobre medidas en orden al gasto pú-
sistema general de control aplicable a las subvenciones «ex ante», al disponer que blico y represión al fraude fiscal, la primera disposición aplicable a la generalidad de
«cuando las órdenes de pago libradas con cargo a los Presupuestos Generales del Es- las subvenciones que contiene una cláusula sancionadora administrativa: «La apli-
tado correspondan a subvenciones en favor de Entidades Públicas o privadas, Em- cación de la subvención a usos distintos de los previstos al concederla se sancionará
presas o personas en general, sus perceptores vendrán obligados a justificar, en la administrativamente, como si se tratase de defraudación tributaria, imponiéndose la
forma que reglamentariamente se determina y ante el Ministerio de Hacienda, la sanción del tanto al triple de la subvención, sin perjuicio del reintegro de su impor-
aplicación de los fondos recibidos». El desarrollo reglamentario a que se alude no se te» (artículo 4. º). En ese momento histórico las infracciones tributarias de defrau-
ha producido y se aplica el Decreto de 26 de julio de 1964, que, a su vez, remite para
la determinación del modo de justificación al Reglamento de Ordenación de Pagos
de 24 de mayo de ¡ 1891 ! El sistema diseñado en los anteriores preceptos sólo puede (53) Vid. «El País» de 16-8-1985.
ofrecer, y en el mejor de los casos, un control formal de la aplicación y cumplimien- (54) Sobre todo lo expuesto, vid. ampliamente FERNANDEZ FARRERES, ob. cit., pp. 745 y ss.
to de fines de la subvención, a pesar de que a la fiscalización material haga referen- (55) Cfr. Subventions Kriminalitiit, cit. p. 360.
cia el Real Decreto 1124/1978, de 12 de mayo, regulador de las funciones que con (56) Significativo ejemplo por la dimensión subvenciona! que comportó en su época es el de la Ley
de protección y fomento de las industrias de interés preferente de 2 diciembre 1963: «En caso de incum-
plimiento de las condiciones establecidas el Gobierno podrá privar a las empresas de los beneficios conce-
didos, incluso con carácter retroactivo, si el incumplimiento revistiese caracteres de gravedad» (art. 9).
(52) TIEDEMANN, Subventionskriminalitat' in der Bundesrepublik, Reinbek bei Hamburg 1974; (57) Así, todavía el R. D. 13 febrero 1985 de regulación del Fondo de Solidaridad con el Empleo,
vid. más ampliamente infra capítulo sobre Derecho comparado. art. 14: la O. M. 27 junio 1985, «B.O.E.» 3 agosto; 26 junio 85, 7 agosto.

36 37
dación eran las más graves de las tres clases que contemplaba la Ley General Tribu- ción general de las subvenciones, pues contempla como exclusivas ayudas financie-
taria -al margen del régimen especial de las de contrabando-, y se sancionaban ras a las subvenciones, «cualquiera que sea la forma que adopten o el concepto por
con multa del tanto al triplo del beneficio ilícitamente obtenido o disfrutado (58). el que se conceden» y a las «bonificaciones de la cuota empresarial de la Seguridad
La previsión del Decreto-Ley de 1966, como se deduce de su literal, se refería de to- Social». El tenor literal de su artículo 7 es el siguiente: «l. El incumplimiento, por
dos modos únicamente a las denominadas subvenciones ex ante, es decir, a los frau- razones imputables al beneficiario, de las obligaciones impuestas como consecuencia
des posteriores a la obtención de la misma plasmadas en el incumplimiento del desti- de la concesión de los incentivos previstos en la presente Ley, así como el falsea-
no o finalidad que determinó la concesión, y no, también, a la obtención fraudulen- miento, la inexactitud o la omisión en los datos suministrados que hayan servido de
ta de la subvención misma. base para la citada concesión, dará lugar a la pérdida total o parcial de dichos bene-
ficios, al consiguiente reintegro de los mismos, con abono de los intereses de demora
La reforma del Código Penal en materia de delito fiscal (artículo 319 del Código que correspondan, y a una multa del tanto al triple de la cuantía de dichos benefi-
Penal), operada en 1977 (59), no contempló el problema de los fraudes de subven- cios, en función de la gravedad del incumplimiento y sin perjuicio de la aplicación,
ciones, fijándose tan sólo en la elusión de tributos y en el fraude sobre beneficios fis- cuando proceda, de los preceptos sobre el delito fiscal. 2. La Administración podrá
cales, y es al filo de la interpretación del nuevo artículo 319 cuando surge en nuestra ejercitar la acción de responsabilidad contra los Administradores de las empresas in-
doctrina la primera discusión al respecto y las primeras propuestas de incrimina- fractoras por los daños ocasionados al Estado».
ción. El tratamiento del fraude de subvenciones seguía, pues, de modo exclusivo en el
ámbito de las infracciones administrativas tributarias. A la luz de las cláusulas de referencia puede decirse que solamente en nuestros
días comenzamos a contar con un sistema general de determinación de los supuestos
Ahora bien, con el Real Decreto-Ley 9/1981, de 5 de junio, sobre reconversión de hecho constitutivos de la infracción de las normas subvencionadoras y con un ca-
industrial, hace aparición una cláusula que desde entonces ha venido acompañando
tálogo de consecuencias jurídicas de la misma.
todas las Leyes relativas a las ayudas financieras. En esta cláusula se dispone que «el
incumplimiento de las obligaciones a que se hayan comprometido las empresas en
los planes y reformas de la reestructuración dará lugar en todo caso a la pérdida de Así, en primer lugar se determinan claramente las dos hipótesis básicas de ilici-
tud: 1. ª «incumplimiento, por razones imputables al beneficiario, de las obligacio-
los beneficios obtenidos y a una_multa del tanto al triplo de la cuantía de dichos be-
nes impuestas como consecuencia de la concesión de los incentivos» (subvenciones y
neficios cuando ésta no supere la cantidad de dos millones de pesetas, siendo aplica-
desgravaciones) y 2. ª «El falseamiento, la inexactitud o la omisión en los datos su-
ble, en su caso, cuando proceda, lo previsto en el delito fiscal». Esta cláusula se re-
ministrados que hayan servido de base para la concesión». En segundo lugar, las
produce en la Ley 21/1982, de 9 de junio, que sustituye al Decreto-Ley citado (60), y
consecuencias jurídicas son: 1. ª «pérdida total o parcial de los beneficios conce-
en otras posteriores, como la Ley 27 /1984, de 26 de julio, que regula el nuevo régi-
didos y el consiguiente reintegro de los mismos, con abono de los intereses de demo-
men de la reconversión y reindustrialización (61), y en otras disposiciones posterio-
ra que correspondan», 2. ª «multa del tanto al triple de la cuantía de dichos benefi-
res, si bien se aprecian ciertas incoherencias en la fijación de las consecuencias jurí-
cios, en función de la gravedad del incumplimiento» y 3. ª «aplicación, cuando pro-
dicas por parte de las disposiciones generales de rango inferior (62). La última y más
ceda, de los preceptos sobre el delito fiscal». Esta tercera referencia constituye pro-
depurada previsión de la cláusula de referencia se contiene en la Ley 50/1985, de 23
de diciembre, de incentivos regionales para corrección de desequilibrios económicos piamente una mera llamada legislativa y no una cláusula penal en sí misma, al modo
de las de la técnica llamada de las Leyes penales en blanco «al revés», en las que la
interterritoriales, de singular relevancia entre otros órdenes, en materia de regula-
parte «en blanco» de la norma es precisamente la previsión de la pena (63). Por esta
razón, no resulta problemática la referencia al «delito fiscal». Debe tenerse en cuen-
(58) Sobre el sistema de infracciones y sanciones tributarias anterior a la reforma de 1985, vid. PE- ta, por otra parte, que el Proyecto de la Ley 50/1985 que se comenta es anterior a la
REZ ROYO, Infracciones y sanciones tributarias, Madrid, 1972; sobre las de defraudación, vid. pp. 125 Ley que introdujo el delito de fraude de subvenciones, por lo que difícilmente podía
y SS. referirse a él.
(59) Vid. RODRIGUEZ MOURULLO, El nuevo delito fiscal, en «REDF», 1977, pp. 703 y ss.
QUINTERO OLIVARES, El nuevo delito fiscal, en «RDFHP», n.º 137 (1978), pp. 1313 y ss.
(60) Si bien con lo que parece ser una errata cuando sustituye la expresión '.<siendo aplicable» por Con todo, la existencia de un sistema coherente de sanciones es solamente uno de
«siempre aplicable». los elementos necesarios para la prevención del fraude de subvenciones. Otros y más
(61) Vid. arts. 33 y 34.
(62) Pues en algunos casos se retrocede al sistema de referencia exclusiva a la pérdida y reintegro de
los beneficios; así, la O.M. de 21 febrero de 1985, sobre los programas del Fondo de Solidaridad en el
Empleo y O. M. 13 de junio 1985, de fomento de la minería. Reproducen las tres consecuencias jurídicas (63) Podría decir igualmente, de modo más simple, «sin perjuicio de las responsabilidades penales
del incumplimiento; p. ej., la O. M. de 24 de junio de 1985, sobre reconversión del sector textil. en que hubiera podido incurrirn.

38 39
principal.es son ~l ~isponer d~ un~ Administración subvencionadora coordinada y
~on medws Y cntenos para f1scahzar la concesión y empleo de las subvenciones e
I~cluso con carácter previo, un sistema coherente de producción de normas subven~
c10nadoras Y de ordenación del procedimiento de solicitud y concesión. Todo ello
son pr,esupuestos de una política criminal eficaz, pero para su desarrollo detenido
no es este el lugar apropiado (64).

IV. FRAUDE DE SUBVENCIONES EN LOS PAISES DE LA C.E.E.

1. TRATAMIENTO DEL FRAUDE DE SUBVENCIONES EN LOS


ORDENAMIENTOS NACIONALES.
En relación al derecho comparado de los países comunitarios del sistema penal
«continental» aplicable a los fraudes en materia de subvenciones, deben distinguirse
dos grupos de países: los que disponen tan sólo de los tipos penales comunes de tute-
la del patrimonio (tipo común de estafa) y los que disponen de tipos especiales para
la incriminación de los fraudes de subvenciones. Entre estos últimos se cuentan ex-
clusivamente la República Federal de Alemania y Portugal, que han llevado a cabo
la introducción de tales tipos muy recientemente (1976 y 1984, respectivamente). En-
tre los primeros se cuentan todos los restantes, mereciendo una expresa referencia
Francia e Italia (65).
Francia cuenta con el delito común de estafa en el artículo 405 de su Código Pe-
nal, bajo el cual se estima que, en principio, quedan cubiertos los fraudes de subven-
ciones (66). Sin embargo, para su efectiva aplicación surgen similares problemas a
los del 528 español -habida cuenta de su similar estructura (67)-, y aun mayores,
habida cuenta de las características que el tipo exige a la conducta engañosa, o <das
maniobras fraudulentas», lo que comporta una definición muy estrecha, mayor di-
ficultad de apreciación del dolo, exclusión de las formas omisivas de los medios en-
gañosos y, en consecuencia, reduce las expectativas de punición (68).
Al margen del artículo 405 del Código Penal, no existen otras normas penales
susceptibles de aplicación, salvo en materia de subvenciones relativas a la exporta-
ción e importación respecto de las cuales los tipos del Código de aduanas, que son
de responsabilidad objetiva, pueden operar como «tipos de recogida», sin embargo,
con una pena solamente de multa y de arresto hasta tres meses (69).

(65) Un análisis sobre los fraudes de subvenciones relativas a la exportación e importación y a suco-
bertura penal en Francia e Italia puede verse en BRUNS, Der Strafrechtliche Schutz, cit. pp. 48 y ss.
(66) Cfr. DELMAS-MARTY, La déliquence d'affaires dans le cadre des rég/es communautaires, Li-
lle 1978, p. 139.
(67) Vid. QUINTANO, Tratado, 11, p. 580.
(68) Cfr. TIEDEMANN, Subventionskriminalit(it, cit., p. 353, nota 120.
(69) Cfr. TIEDEMANN, Wirtschaftskriminalitá't, !, p. 91; BRUNS, Der Strafrechtliche Schutz,
(64) cit., p. 54.
Pueden verse al respecto las obras citadas de GÓTZ y TIEDEMANN, con copiosas referencias.

40 41
., h ocu ado a las instancias comunitarias, Y han
Italia incrimina la estafa en el artículo 640 del Código Penal, en el que se contie- frute fraudulent~, cuest10n, q¡·u·e ªn~;: ell~ los de carácter criminológico (72).
ne además un tipo cualificado para los casos en los que se comete en perjuicio del sido objeto de diversos ana 1s1s, e
' d 1 d . r de 1976 a 30 de junio de 1977,
Estado u otro ente público, cualificación que se corresponde con la atribución de un Un informe re.alizado sobr~ el pen~seºes a~/;~~ tiempo, encontró irregularida-
valor superior al de los particulares, de singular interés en la materia que nos ocupa. sobre las subvenc10nes concedidas eln , P m1'embros que afectaban a fondos en
Pero los problemas para su aplicación al fraude de subvenciones radican en los ele- · ados por os paises
des en 171 casos, comumc . d nte 903 400 000 pesetas), en don-
monto d?, se cree, 7 .227 .2 3 ~ ECU (aX~º ~~:so:~; ). SegÓn es.timaciones r:iás gene-
2 3
mentos básicos del concepto típico de estafa y que, por lo que al respecto estima la
doctrina italiana (70), coinciden con los que se plantean en el Derecho español y que de todavia se desconocia el importe20 or 100 de las subvenciones se obtienen por
han sido anteriormente reseñados. ' rales se cree que entre un 1O Y un P
quien no tiene derecho a ellas (74).
teria de subvenciones comunitarias se ha de
2. SUBVENCIONES COMUNITARIAS Y FRAUDE. La represión de los fraudes ~n ma . les pues la Comunidad carece de un
. , d lo ordenamientos nac1ona , .
1. La política subvenciona! de la CEE. reahzar a traves e s . más tras varios años de debate, han renunc1a-
orden sancionador penal_ propio~; es el ~mbito que le sería más propio -el de De-
Un elemento esencial del funcionamiento de las Comunidades Europeas viene do con buenas ra~o~es a su creac1?~a~~uestión está prevista en el tratado de la Comu-
constituido por el fenómeno subvencionador (71), que a su vez, trae causa de diver- recho penal econom1co-, pues, m . 1 a la técnica legislativa comunitaria
sos factores. En síntesis puede decirse que las subvenciones de la CEE sirven a dos , nidad, ni se considera adecuada la matena pena
funciones fundamentales: a) por una parte, una de carácter compensatorio de pre- y a la de su instrumentación (75). .
cios, que opera subvencionando la exportación de mercancías a países terceros en la res ecta a las subvenciones, no debe perderse de vista
diferencia de los más elevados precios interiores respecto de los menores de países Por otra part~, .Y en lo que p orlas instituciones de los países miembros, Y
que éstas se adm1mstran en concreto p bl supra nacional» es únicamente, en
terceros. Se trata en términos simples de una desgravación a la exportación, de una
en los países miembros, con lo que ~l p;o em;o~ales la defraudación de los fondos
reducción total o parcial de la carga tributaria que soportan las mercancías produci-
principio, el de que e? los orden~m1~n os tna~en penalmente como la de los fondos
das en el interior de la Comunidad, reducción que no se opera con la técnica del be- subvencionales de ongen comumtano se ra
neficio fiscal -reducción directa de la deuda fiscal al tiempo de la tributación por el
nacionales.
productor y, en su caso, por el exportador-, sino con la de la subvención: realizada
la exportación al país tercero se transfiere al exportador una cantidad en cuantía que
viene establecida por la Comisión conforme a criterios relativos al tipo de mercancía POLITICA CRIMINAL DE LA e.E.E. y DEL CONSEJO DE EUROPA EN
3
y al país (grupo de países) de destino, y que tiende a corresponder -pero no necesa- · MATERIA DE FRAUDE DE SUBVENCIONES.
riamente- al impuesto previamente pagado, a modo de devolución>>, pero sin que lo
sea exactamente, pues en la determinación de uno y otro concepto operan categorías En este sentido la Comunida~ lim~ta peres~::~~ ele~bj~t~~~t~~c~~~~:~~~~~:~
se .ª
diversas. b) La segunda función a que sirven las subvenciones comunitarias es la es- legislaciones .nacionales ,en mater:aa~ci~º1;~1::oració; de un Proyecto de Tratado
dora en particular' Y as1 se ha 11 ~ . d las Comunidades Europeas en vistas de
trictamente promociona! del desarrollo y la producción interior, en la que aparecen
como subvenciones en sentido estricto y cuyo campo de aplicación más importante modificativo de los trata~~s const~tut~~rse 1:
rotección penal de los intereses finan-
adoptar una reglamentac10n c~mun s b e l~ persecución de las infracciones a las
es el de la agricultura.
cieros de las Comunidade~, as1 como s~ r p ecto de Tratado al que acompaña
2. Fraude de subvenciones comunitarias. disposiciones de los menc10nados trata os. roy

El ámbito de las subvenciones comunitarias es, como el de las nacionales, campo . k . . f¡'ta"t cit . BRUNS Der Strafrechtficher
MANN Subventwns rm11na , ., ' . d
abonado para la realización de conductas delictivas tendentes a su obtención y dis- (72) Vid. ad~~ás de TI~ DE ' r" d'e Landwirtschaft, Berlín, 1980, con referencias a 1a o-
Schutz der europmschen Mm ktordnungen J ur 1
cumentación comunitaria. . E Informe general n.o 11, Bruselas y Luxemburgo,
(73) Comisión de las Comunidades uropeas, . 95 98
(70) Vid. al respecto ROMANO, Diritto pena/e in materia economica, riforma del codice, abuso de . ., ¡ ana por BRUNS ob. cit., PP· Y · • . n
p. 198, citado en la ed1c10n a em ,d l d ·oit pénaf des communautes europeennes, e
finanziamenti pubbfici, en PEDRAZZI y otros, «Comportamenti economicé e legislazione penale», Mi- (74) Vid. JOHANES, De nouveffes tendences ans e , .
lán, 1979, pp. 183 y ss., especialmente 204 y ss.
'-'Rev. Inst. Droit Penal», 1971, p ..90. 1 . ·e et dispositions pénafes, cit., especialmente
(71) Vid. en general SCHEU!NG, Les aides financiéres púbfiques aux entreprises privées en droit (75) Vid. R!NOLDI, Dommne communau au
fram;ais et européen, París, 1974, pp. 250 y ss., y BORNERíBULLINGER, Subventionen in Gemeinsa-
pp. 206 y SS.
men Markt, Colonia, 1978.
43
42
fácilmente comprensible por todos los interesa-
un protocolo, en cuyo artículo 14 se prevé que «en cada estado miembro, las dispo- disposiciones coherente y c?mplet?~rídico suficientemente flexible como para hacer
siciones penales (76) concernientes a las infracciones que tiene por objeto y conse- dos y, por otra parte, un sistema. J to genérico que concreta en anexo en
frente a la criminalidad económica», co,nc~p uyo núm 3 contempla la «obten-
cuencia: a) la disminución ilícita de sus propios ingresos y b) la percepción ilícita de . . materia econom1ca en c ·
sus propias subvenciones, restituciones, o ayudas financieras públicas, serán igual- una lista de mfracc10nes en . , d f dos concedidos por el Estado o por las orga-
ción fraudulenta o malversac10n e on
mente aplicables a las acciones u omisiones que tienen por objeto o consecuencia: a)
la disminución ilícita de los ingresos que constituyen recursos propios de las Comu- nizaciones internacionales (80).
¡ expuesto en materia comunita-
nidades y b) la percepción ilícita de subvenciones, restituciones, ayudas financieras
públicas u otras prestaciones («montants») financiados, incluso directamente, por el
s1. se quiere formular unas conclusiones
.
so b re o
ria podrían proponerse las sigmentes: . ,
presupuesto de la Comunidad. A su vez el artículo 15 establece esta misma cláusula . ., om orta un incremento sustancia.! del feno.me-
de equivalencia respecto de la presentación de documentos o declaraciones falsas 1. La mcorporac10n a l~ c.EE cd p mpaña de la exigencia de un s1ste-
ante autoridades comunitarias (77). no subvenciona! con la pecuhandad ~oq~: ~~ ~~~recta adjudicación y aplicación de
ma adecuado de control, tanto respec t de las nacionales habida cuenta de la
Este texto, que refleja la opinión de las instituciones comunitarias, si bien no ha · . nitarias como respec o ' .
las subvenc1??es co~u 'b,Td d t tal o parcial entre subvenciones comumta-
concluido su tramitación, presupone que en cada país miembro existen disposicio- reglamentac10n de mcompat1 I I a es o
nes penales adecuadas a la efectiva represión de las conductas que son su objeto. rías y nacionales. .
Cuales sean y como sean en concreto tales disposiciones es algo que pertenece a la li- 2 Este control debe ser también un cont:ol penal, en correspondencia con la
bre disposición de los estados miembros. Así, el Tribunal de Justicia de las Comuni-
. l . . l de los fraudes de subvenc10nes.
dades tiene declarado que «el artículo 5 del Tratado de la CEE, obligando a los Es- natura eza cnmma
tados miembros a tomar todas las medidas generales y particulares para asegurar la o a los fondos subvencionales nacionales deben protegerse penalmente
3 . J un t . .
ejecución de las obligaciones derivadas de las disposiciones de las Instituciones de la . d e 1gu
. aldad los fondos comumtanos.
en pie · 1
Comunidad, deja a los Estados miembros la elección de las medidas apropiadas, . . nada por las Comumdades a
comprendiéndose en ello la elección de las sanciones, inclusive las penales» (78), pe- 4. En aras de la armonización legl1sla~1vta!~~~~gprotección penal que se intro-
., . l debe adecuarse a os sis e
ro en cualquier caso persiste el deber de adoptarlas y adoptarlas de modo leal al Tra- regulac1on nac10na , d 1 Comunidad Económica Europea.
tado, es decir, de modo que ofrezcan una protección real y no aparente. Entre otras ducen recientemente en otros paises e a
razones como derivación de los principios de igualdad y de proporcionalidad (79).

Por su parte, y en el mismo sentido de lo anteriormente expuesto, el Consejo de


Europa en su Recomendación núm. (81) 12 del Comité de Ministros a los Estados
miembros sobre la criminalidad en materia económica adoptada el 25 de junio de
1981 insta a los gobiernos a que «revisen la legislación aplicable a la actividad eco-
nómica, teniendo en cuenta la necesidad de promover, por un lado, un conjunto de

(76) En el artículo l. 0 -3 del protocolo se establece que <da expresión "sanción penal" incluye las
sanciones aplicadas por una autoridad administrativa, con la condición de que tengan abierta una vía de
recurso ante una instancia judicial. La expresión "derecho penal" y toda expresión que incluya el térmi-
no "penal" será interpretada en consecuencia».
(77) El texto fue adoptado como Proyecto de Tratado (se trata de tres proyectos, uno para cada una
de las Comunidades, pero de contenido coincidente) por la Comisión de las Comunidades Europeas
(«JOCE», n. ° C 222, de 22 de septiembre 1976, pp. 2 y ss.) y asumido por el Parlamento Europeo por Re-
solución de 1979 («JOCE» n. ° C 39, 12 febrero 1979, pp. 30 y ss.). Texto y comentario pueden verse en RI-
NOLDI, Domaine communautaire et dispositions pénales, cit., pp. 239 y ss.
(78) Resolución de 2 de febrero de 1977, asunto 50176, en «Recueil», 1977 (!),p. 137. Puede verse
también en RINOLDI, ob. cit., p. 194.
(79) No en vano la Corte de Justicia realiza un control de proporcionalidad de las sanciones impues-
.. ellana de Bretal Vázquez en «Boletín de legislación extran-
tas en los estrados nacionales por infracciones en materia económica, pretendiendo con ello un cierto gra-
(80) Vid. textos ofici~les y traducc10n ~a~t 18, pp. 266 y ss.
do de homogeneidad en las sanciones entre los sistemas jurídicos nacionales. Vid. al respecto PEDRAZ- jera» (Congreso de los Diputados), !983, .
Zl, Droit communautaire et droit pénal, cit. p. 77.
45
44
V. EL FRAUDE DE SUBVENCIONES EN' EL CATALOGO DE
DELITOS ANTERIOR A LA REFORMA DE 1985
Las conductas constitutivas materialmente de fraude de subvenciones son sus-
ceptibles, en buena parte y en principio, de ser captadas por el tipo de la estafa. A
los problemas que en este orden se plantean dedicaremos el siguiente capítulo, pues
justifican y esclarecen la interpretación del nuevo delito del artículo 350. Pero el
fraude de subvenciones presenta similitudes con otras figuras de delito que conviene
sean aclaradas, entre otras razones, porque sirve a resolver los problemas de concur-
so de leyes y de delitos a que da lugar el artículo 350.

1. FRAUDE DE SUBVENCIONES Y MAL VERSACION DE CAUDALES


PUBLICOS

Como bien advierte CORDOBA (81) la conducta de disfrute fraudulento de sub-


venciones presenta característica~ que la aproximan a los delitos de malversación. La
propia Exposición de Motivos de la Ley Orgánica 2/1985 así lo señala al indicar que
el nuevo delito del artículo 350 «quiere sancionar específicamente la malversación o
distracción de los fondos públicos que perciben los particulares». Ahora bien, el pa-
rentesco no va más allá de la morfología de la conducta externa del autor y tan sólo
en la hipótesis de disfrute posterior a la concesión de la subvención, puesto que ni el
patrimonio atribuido al beneficiario es caudal público, ni el beneficiario es funcio-
nario ni tiene la cualidad que atribuye al sujeto activo el delito de la malversación
impropia (artículo 399).

En efecto, las subvenciones públicas otorgadas no constituyen caudales públi-


cos, pues han perdido tal carácter al incorporarse al patrimonio del beneficiario par-
ticular como consecuencia jurídica natural del acto subvencionador. En este punto,
la subvención no es diferente de la donación modal en sentido civil, por lo que trans-
mite el dominio y su titular no es ya el Estado, sino el particular beneficiario (82).

Esta clasificación del caudal de la subvención como caudal privado y no público

(81) Cfr. CORDOBA, El nuevo delito fiscal, en "R J Cat.», 1985, pp. 921 y 939.
(82) Cfr. DIEZ-PICAZO, Sistema de Derecho Civil, 11, Madrid, 1984, p. 393.

47
se refuerza con el texto de la Ley Orgánica del Tribunal de Cuentas. El Proyecto de nio a través de la renuncia total o parcial del tributo (85). La Hacienda Pública se
este texto legislativo establecía una definición del sector público, que permitía dedu- empobrece igual, pero en el beneficio fiscal, a diferencia de lo que ocurre en la sub-
cir tanto que las subvenciones otorgadas seguían siendo fondos públicos, como que vención, no hay desplazamiento patrimonial, lo que excluye al fraude de beneficios
constituían sector público todos los particulares que resultasen beneficiarios de ta- fiscales del ámbito de los delitos patrimoniales de apoderamiento, como, por ejem-
les subvenciones (83). A fin de evitar ambas hipótesis, el proyecto fue modificado plo, la estafa.
en los términos que hoy prevé el artículo 4 de la ley, del que se deduce por expresa
exclusión, que ni la subvención otorgada es fondo público ni quien disfruta la mis- La doctrina mayoritaria ha entendido (86) que, a su vez, los fraudes de subven-
ma es, por ello, sector público. La fiscalización de las subvenciones percibidas por ciones quedan fuera del delito fiscal, pues, en efecto, la atribución subvenciona! y su
particulares, por parte del Tribunal de Cuentas, se fundamenta únicamente en la posible obtención o disfrute ilícito nada tiene que ver jurídicamente con la existencia
propia disposición legal (artículo 3, dos) y no en la condición de efecto público de la de los presupuestos de hecho de un tributo, cuyo pago se elude directamente, o a tra-
subvención ya otorgada. vés del recurso a un beneficio fiscal. El bien jurídico lesionado por ambas conductas
En la hipótesis de fraude de subvenciones el delito de malversación de caudales es el mismo: la Hacienda Pública, pero el delito fiscal está reservado exclusivamente
a la tutela de la Hacienda en su función de recaudación tributaria, y el fraude de
públicos sólo podrá entrar en juego cuando el autor principal lo sea el funcionario
subvenciones por sí misino no comporta impago o reducción de la deuda tributaria
encargado de la Administración subvencionadora, bien porque el acto subvencional
derivada de impuestos. La cuestión habrá de retomarse para ulteriores precisiones a
se conceda a sí mismo -directa o indirectamente- la subvención, bien porque actúe
los efectos de diferenciar entre beneficio fiscal y desgravación, elemento este últi-
de común acuerdo con el particular beneficiario, todo ello en los límites que más
mo del tipo del artículo 350.
adelante se precisarán al analizar los problemas de participación.

2. FRAUDE DE SUBVENCIONES Y APROPIACION INDEBIDA.


Las mismas consideraciones materiales que emparentan el fraude de subvencio-
nes con la malversación pueden llevar a asimilar a aquél a la apropiación indebida.
Sin embargo, y por las mismas razones, tampoco se constata aquí dicho parentesco
en términos estrictamente jurídicos, pues la apropiación indebida consiste esencial-
mente en la apropiación de un bien del que el autor dispone por un título devolutivo,
y la subvención es una atribución patrimonial cuyo carácter fundamental es el de
que además de transmitir la propiedad es una atribución no devolutiva, o «a fondo
perdido», como se significó en su momento.

3. EL FRAUDE DE SUBVENCIONES Y DELITO FISCAL.


El artículo 349 (319 antiguo) incrimina el disfrute ilícito de beneficios fiscales co-
mo medio genérico de realizar el fraude fiscal (84), es decir, la reducción fraudulen-
ta de la deuda Tributaria. Beneficios fiscales y subvenciones son ayudas financieras
del Estado y cumplen materialmente idéntica función: la atribución de fondos públi-
cos a los particulares. Pero entre una y otra institución hay una diferencia en el mo-
do de realizar técnicamente dicha atribución y que en derecho es sustancial, pues
mientras las subvenciones comportan un incremento efectivo del patrimonio del particu-
lar, los beneficios fiscales suponen una mera merma de la recaudación del tribu-
to, en cuanto consisten en una renuncia del Estado a un incremento de su patrimo-
(85) Cfr. HACK, Probleme des Tatbestands Subventionsbetrug, Berlín, 1982.
(86) Vid. RODRIGUEZ MOURULLO, El nuevo delito fiscal, cit., p. 716, y MARTINEZ PEREZ,
(83) Vid. al respecto, sobre el texto del Proyecto, FERNANDEZ FARRERES, La subvención, cit., ob. cit., p. 253. BAJO FERNANDEZ, ob. cit., p. 564, se inclina por la opinión contraria por razones
pp. 758 y SS. político-criminales que sólo DEL POZO ARNA U (Anotaciones sobre el delito fiscal, en «Medidas vigen-
(84) Cfr. MARTINEZ PEREZ, El delito fiscal, Madrid, 1982, p. 250. tes de reforma fiscal», 1, Madrid, 1977, pp. 389 y ss.) admite plenamente.

48 49
VI. EL FRAUDE DE SUBVENCIONES Y EL DELITO DE ESTAFA

INTRODUCCION
La obtención y disfrute fraudulento de subvenciones presenta similitudes morfo-
lógicas con las conductas de estafa común. Por esta razón la primera de las reaccio-
nes frente a estas conductas fraudulentas por parte de los operadores jurídicos de
cada país ha sido recurrir a la aplicación de los tipos de estafa presentes en cada Có-
digo penal continental. Sin embargo, las primeras experiencias y la reflexión cientí-
fica han llevado a proponer la incorporación a los Códigos de preceptos penales es-
pecíficos, independientemente del tipo común de estafa y, en algunos casos, como
en Alemania Federal, Portugal y España, se ha llegado al ounto de incornorarlo
efectivamente, ya sea al propio Código, ya en una Ley especial de delitos económi-
cos, como ha acontecido en Portugal.
Sin embargo, tal decisión legislativa no es del todo pacífica en general y, menos
aún, sus previsiones concretas (87); por ello resulta necesario abordar como primer
interrogante la cuestión de si el tipo común de estafa es o no instrumento para abor-
dar la represión del fraude en materia de subvenciones. Si así fuere debería rechazar-
se la creación del tipo especial, tanto por razones de economía legislativa como para
evitar los numerosos problemas que conlleva siempre la convivencia de los tipos es-
peciales junto con los comunes, o los efectos distorsionadores de la aparición de
nuevos bienes jurídicos no suficientemente diferenciados de los ya tradicionales.
Pues bien, la respuesta a tal interrogante debe ser en principio negativa, pues la
subsunción de las conductas de fraude de subvenciones en la figura de la estafa plan-
tea dificultades considerables en relación con todos y cada uno de sus elementos típi-
cos. Son particularmente evidentes en la hipótesis de fraude que hemos denominado
«disfrute fraudulento» de subvenciones, pues quien decide aplicar fraudulentamen-
te los fondos recibidos una vez que los obtuvo de modo -objetivo y subjetivo-
conforme a derecho no realiza en absoluto la conducta típica de estafa: adquisición
de un beneficio patrimonial mediante un acto de disposición del otorgante determi-

(87) Así ha sido criticada entre nosotros -con referencia al art. 371 del Proyecto de 1980- por
STAMPA y BACIGALUPO, La Reforma del Derecho penal económico español, Madrid, 1980,
pp, 52 y 55.

51
nado por conducta engañosa previa del receptor de la subvención. Es estos supues- ja de Pandara. Pero es más, la inseguridad acerca de la naturaleza punible de las
tos lo que el autor realiza es una «malversación» de la subvención obtenida, conduc- conductas que rondan el fraude -inseguridad que se plasmaría también en el espa-
ta atípica en todos los supuestos en los que el autor es un particular (88). cio de las subvenciones- determinaría, a su vez, una mengua sustancial de la efica-
cia preventiva general del tipo de estafa (92).
Por lo que se refiere a las conductas de «obtención fraudulenta» de la subven-
ción las dificultades se extienden a la afirmación de la concurrencia de conducta en- Por otra parte no deja de tener interés en una consideración político-criminal el
gañosa, del error por parte del órgano subvencionador y del daño patrimonial. Tales sentido y las fuerzas de impulso de la mentada ampliación histórica de campo de ac-
obstáculos traen causa de factores diversos. Se trata en unos casos de dificultades de ción del delito de estafa, que en apretada síntesis puede formularse como sigue.
prueba de la realización de los elementos típicos del engaño y del error, consecuen-
cia de las peculiaridades de los procedimientos subvencionadores. En otros se trata La configuración casuística del delito de estafa propia de los primeros Códigos
de dificultades de naturaleza puramente dogmática, como es el caso del daño patri- Penales europeos, que se mantiene aún hoy en Francia y sólo en 1983 ha sido deste-
rrada en España, es consecuencia de la voluntad del legislador burgués preindustrial
monial (89).
-y de la doctrina jurídica dominante (93)- de no entorpecer un tráfico mercantil
A su vez, la pretensión de captar mediante el tipo de estafa las conductas de frau- necesariamente arriesgado, pero que se realizaba primordialmente en un mercado de
de en materia de subvenciones comporta necesariamente una ampliación indefinida, numerosos operadores económicos, pero situados entre si en relaciones de cierta
por vía de interpretación, de los requisitos clásicos de la afirmación de cada uno de igualdad, y con pautas de comportamiento comercial sujetas a fuerte control social
los elementos propios de la estafa. Debe decirse, con todo, que tal fenómeno no es de la ética del capitalismo originario, la «ética protestante» (94). Hasta bien entrado
nuevo en relación a este delito, pues el tipo de estafa, bien por su formulación ca- el presente siglo la única ampliación de relieve del campo de la estafa se produce
suística cuando este es el caso en la legislación de que se trate, bien cuando se cuenta también en forma casuística: la incriminación del fraude de energía eléctrica, y en él
con un concepto general, pero con elementos conceptuales bien delimitados, es ob- encontramos ya los datos relevantes para la evolución posterior que se ha podido de-
jeto de presiones ante las necesidades de protección patrimonial que aparecen en el nominar como de desbordamiento de los límites del delito de estafa. En efecto, el
tráfico económico propio de la sociedad post-industrial: fraudes en materia de con- cambio de concepción en la jurisprudencia y en la conciencia jurídica de los legisla-
sumo de energía, respecto de máquinas automáticas, de los modernos sistemas de dores nacionales se produce al paso de la concentración de la actividad económica
pago, y de crédito -desde el crédito masificado al organizado mediante sistemas en un reducido número de operadores económicos -entre ellos el propio Estado
automáticos, como las tarjetas de crédito- el propio campo de las subvenciones, convertido en agente económico- que se enfrentan no ya a otros operadores de si-
etcétera. milar poder, sino a la amplia masa de individuos carentes de todo poder distinto del
de adquirir los bienes y servicios producidos por aquellos: los consumidores. Es en
Por supuesto, estas conductas de fraude pueden llegar a ser cubiertas por el tipo
el período del denominado capitalismo monopolista cuando aparecen con más fuer-
común de estafa mediante la mencionada ampliación de sus presupuestos por vía
za las tendencias a la expansión del delito de estafa y, precisamente, como instru-
hermeneútica. Ahora bien, ya NAUCKE (90) advirtió hace años, y recientemente
mento de defensa de los agentes económicos frente a los consumidores convertidos
TORIO entre nosotros (91), de los riesgos de un proceder de tal clase, pues el des-
en hipotéticos autores. Tendencias que se plasman originariamente por vía jurispru-
bordamiento de los elementos típicos de la estafa supone una lesión del principio de
dencia! y más tarde, pero no siempre, por vía legislativa. Es significativo de esta ten-
legalidad y con ello, además, se genera un alto grado de inseguridad jurídica en to-
dencia el que los temas discutidos en la estafa suelen coincidir con los fenómenos
dos los sectores de la vida económica, más allá de los campos concretos que en cada
propios de la sociedad industrial y masificada: las estafas de polizonaje, la de pres-
momento tiene el intérprete delante de sí, abriéndose en este modo una suerte de ca-
taciones gratuitas, estafa de máquinas automáticas, de subvenciones, de créditos,
etc., y de todos ellos el más revelador de la tendencia apuntada y el más rico en pro-
(88) Variante de la conducta fraudulenta que los autores citados en la nota anterior no toman en
cuenta en absoluto, como advierte MARTINEZ PEREZ, Acerca de la conveniencia de crimina/izar el
fraude de subvenciones en el Derecho penal español, en volumen homenaje a López-Rey, Crime and Criminal
Policy, Roma, 1985, p. 461.
(89) Lo señala MUNOZ CONDE como justificación de la aparición del nuevo delito en el Proyecto (92) Vid. NAUCKE, ob. cit., pp. 216-219.
de 1980, La ideología de los delitos contra el orden socioeconómico en el Proyecto de Ley Orgánica de (93) Que entre nosotros se plasma en la repugnancia a la doctrina del pasado siglo produce la cláusu-
Código Penal, en '-<C. P. Crim.», 16 (1982), p. 129. la del '-<engaño semejante» del viejo art. 529.1. Vid. GROIZARD, Código Penal, T. VII, p. 92. Vid. tam-
(90) Vid. Zur Lehre vom strafbaren Betrug, Berlín, 1964, especialmente pp. 126-129. bién G. ROMERO, El tipo objetivo de estafa, cit. pp. 27 y 41.
(91) Vid. TORIO, Acción y resultado típico en la estafa procesal, en libro homenaje a Antón Oneca, (94) Un agudo análisis sobre sus características puede verse en la obra, ya clásica, de SOMBART El
Salamanca, 1982, p. 880. burgués, Madrid, 1972. '

52 53
porcionar indicios de lo contradictorio desde el punto de vista de los valores sociales minación de los fraudes de subvención plantea en cada uno de los elementos del deli-
que tal tendencia representa es el de la estafa de crédito (95). to de estafa.
Por otra parte es de interés señalar que los mismos factores generadores de la ex- 1. Conducta engañosa.
pansión del ámbito de la estafa han sido capaces de provocar un movimiento contra-
rio, restrictivo de dicho ámbito, respecto de determinadas conductas. En otro lugar El primero y fundamental elemento del delito de estafa es el engaño, la conducta
he mantenido que la creación del delito fiscal representa en realidad no una amplia- engañosa. En expresión de ANTON: \<Una simulación o disimulación capaz de indu-
ción de la intervención del Derecho Penal, sino una retracción del campo operativo cir a error a una o varias personas» (99). La decisión de intitular el apartado con re-
del delito de estafa y, en definitiva, un privilegio para el defraudador ferencia a la '.<conducta engañosa» se fundamenta en que tal expresión permite me-
tributario (97). jor significar que el engaño está integrado por dos elementos ( 100), el primero de ca-
rácter objetivo, la afirmación de una falsedad o la negación mentirosa de algo ver-
Lo expuesto en tan breve síntesis y, desde la preocupación por el logro de una· dadero, y el segundo de carácter subjetivo, la voluntad de causar error en otro.
política criminal orientada al componente social de la idea del Estado de Derecho A uno y otro nos referimos a continuación, si bien se advierte que el primero
que consagra la Constitución española, estimo que abona la tesis contraria a la am- de ellos plantea dos cuestiones distintas, la de los casos en los que es dudosa la exis-
pliación por vía hermenéutica de los límites de la estafa para abordar nuevas necesi- tencia de la conducta engañosa como tal y la de si constituye engaño típico la con-
dades de control penal y que se ha fundamentado anteriormente en las exigencias del ducta omisiva. En cuanto al elemento subjetivo de la estafa se plantean básicamente
principio de legalidad y en la garantía de la eficacia preventiva general de los tipos tres problemas en el ámbito de las subvenciones: dificultades para la afirmación del
penales que pretenden combatir el fraude. Toda ampliación debe hacerse por vía le- dolo de engañar y del ánimo de lucro injusto y, correlativamente, el del tratamiento
gislativa, configurando ,tipos específicos para los concretos problemas que se preten- del error sobre los elementos normativos del tipo.
den abordar, pues sólo de este modo resulta posible una discusión ajustada Y un
control político de las decisiones criminalizadoras de nuevas conductas, a fin de evi-
tar, cuando menos, que la caja de Pandora convierta en autores típicos a los sectores 1. Supuestos de inexistencia de conducta engañosa.
sociales especialmente necesitados de protección frente a los grandes operadores En materia de fraude de subvenciones y en casos en que éste puede afirmarse rea-
económicos. Dicho de otro modo, se trata de evitar, parafraseando a MAURACH, lizado materialmente, se presentan supuestos en los que lo discutible es ya si en mo-
el que si \da figura de la estafa, en sentido lato, es en no pocos aspectos producto ge- do alguno existe una conducta engañosa.
nuino del liberalismo capitalista y burgués del siglo XIX» (98), el actual tipo de inter-
pretación de la estafa sea el producto genuino del neocapitalismo de nuestro tiempo. Se trata de casos en los que los presupuestos de la concesión de una subvención
está formulado de modo puramente formal, sin referencia a los fines concretos a
Ahora bien, las anteriores reflexiones político-criminales y sus conclusiones no los que se afecta la subvención. Este es el caso, por ejemplo, de las subvenciones al
permiten eludir la tarea de análisis dogmático detenido del interrogante del que se ha establecimiento de empresas en zonas deprimidas (101). En tales supuestos el fin de
partido. No sólo porque las consideraciones dogmáticas resultan decisivas para una la subvención es la creación de industrias con la consiguiente producción de mercan-
valoración técnica de la decisión de crear un tipo autónomo de fraude de subvencio- cías, creación de puestos de trabajo, etc. Sin embargo, la concesión de la subvención
nes y de cada uno de los elementos que lo integran, sino también porque tales consi- se hace depender de la mera creación de la empresa y lo que el receptor hace es crear
deraciones alumbran los diversos problemas que el nuevo delito plantea. una filial de otra principal situada fuera de la zona protegida, y cumple así los presu-
puestos formales de la subvención, aunque mantenga la producción de bienes exclu-
A tales efectos procedemos en lo que sigue a analizar los problemas que la incri- sivamente en la empresa situada fuera de la zona protegida y dedique la nueva filial
a simples tareas administrativas. En un caso como este resulta evidente que la obten-
ción de las subvenciones contradice el fin de la misma, sin embargo, no cabría apre-
(95) Vid. al respecto la crítica de TORIO a la incriminación específica de fraude crediticio en Estafa
ciar una conducta engañosa, habida cuenta de que para la concesión de la subven-
de crédito y abuso punible de letras de cambio en la reforma del sistema penal, en «Estudios penales Y cri- ción era condición bastante el establecimiento de la empresa filial en la zona protegi-
minológicos», vid. Santiago de Compostela, 1982, pp. 87 y ss.
(97) Un sugerente estudio en el sentido expuesto de la evolución histórica de la legislación Y la dog-
mática de la estafa en Alemania, paralela a la del sistema económico, puede verse en FABRICIUS, Be- (99) Cfr. ANTON ONECA, Estafa, cit., p. 61.
trug, Betrugsbegrijfe und gese/lschaft/iche Entwicklung, Franfurt, 1985. (100) Cfr. G. ROMERO, El tipo objetivo de estafa, cit., p. 93.
(98) Cfr. MAURACH, Besonderer Teil, Munich, 1953 (!.ª ed.), p. 234. Modificó la expresión en (101) Se trata del caso n. 0 63 del catálogo de TIEDEMANN (SubventionskriminalitG't, cit.,
las siguientes edicicmes. pp. 261 y SS.).

54 55

1
da, y, si esto es lo que el autor afirma en su solicitud, nada de falso, de contrario a la
realidad o al texto de la norma subvencionada hay en ello. samente se presentó para obtener el lucro indebidamente apetecido»; pues bien, en
las conductas que nos ocupan, si juzgamos la diligencia de la Administración para
Obviamente, es en estos casos la propia norma subvencionadora el principal fac- efectuar tal comprobación con el mismo rasero que se emplea acertadamente para
tor que permite eI fraude, pero, rebus sic stantibus en esta materia, la intervención juzgar la de los particulares, habremos de afirmar que la Administración sí dispuso
penal del tipo de estafa fracasa ya en su primer elemento, determinando la impuni- de la ocasión y momento mencionado. Sin embargo, examinadas las cosas desde el
dad. plano de la realidad administrativa determinada por la masificación y automatiza-
ción de los procedimientos subvencionadores, habremos de concluir que la Admi-
2. Engaño bastante nistración no pudo actuar de otra manera, es decir, con la diligencia de un «buen
operador económico privado». La afirmación aquí de la estafa comportaría una
En la doctrina y la jurisprudencia perviven dos concepciones -subjetiva Y particularización del elemento «engaño bastante», que amplía los límites del tipo de
objetiva- de conducta engañosa. Para la primera es engaño en el sentido del tipo estafa y abre la vía a otras ampliaciones ad hoc.
cualquiera que determinó efectivamente un error en el tercero, aunque tal error no
se hubiere producido en un tercero mínimamente diligente; dicho de otro modo, es 3. El engaño por omisión.
engaño típico todo aquel que produce un error. Para la concepción objetiva, por el
contrario, es engaño todo aquel que resulta objetivamente apto para producir error, La cuestión de si el engaño por omisión realiza el elemento «conducta engañosa»
y es objetivamente apto cuando en términos generales el destinatario medio del mis- del tipo de estafa es en nuestra doctrina sumamente discutida. Lo que permite enten-
mo -objetivamente, mínimamente diligente- corre el peligro de incurrir en él a der también como discutible la calificación como estafa de las conductas del toma-
juicio ex ante de un observador objetivo, estimándose que carece de tal aptitud dor de la subvención que en su solicitud no manifiesta la existencia de circunstancias
cuando el destinatario del engaño, empleando una diligencia común en el examen de que, de haber sido conocidas por el órgano subvencionador, la habría impedido.
la proposición de autor, estaría en condiciones de descubrir la falsedad.
La doctrina aborda la cuestión en primer lugar excluyendo de la zona problemá-
En la doctrina tradicional esta cuestión se identificaba como un problema de la tica las llamadas conductas o acciones concluyentes, omisiones a las que se atribuye
relación causal entre engaño y error, y en donde la concepción subjetiva menciona- un carácter activo (103).
da se identificaba con la de quienes se decidían por la equivalencia de
La mencionada técnica permite resolver afirmativamente la punibilidad de los
condiciones (102). La reforma de 1983 lo ha situado en su correcto lugar -el de la fraudes de subvenciones que se realizan mediante el engaño omisivo, entendiendo
conducta engañosa en sí -al configurar el elemento como «engaño bastante», lo que
que la presentación de la solicitud que calla la no concurrencia de alguna de las con-
permite estimar a la concepción objetiva como la más acorde con la ley vigente.
diciones de su otorgamiento lleva de modo implícito la afirmación (falsa) de su exis-
En términos generales la concepción subjetiva de la conducta engañosa no mere- tencia. Sin embargo, no existe un criterio seguro -ni creo que pueda lograrse- pa-
ce aceptación por ampliar excesivamente el ámbito de protección, más allá incluso ra definir lo que sea conducta concluyente y, por ende, corre peligro la efectiva per-
de las necesidades objetivas de tutela de las víctimas. secución del fraude subvenciona! a que nos referiamos. Es más, el expediente de la
«conducta concluyente» deja por completo irresuelto el problema de fondo, el del
Ahora bien, la mencionada concepción objetiva, que merece mantenerse en ge- valor del engaño omisivo (104) si no es que sirve para negar su tipicidad pura y sim-
neral como correcta, comporta en los fraudes de subvenciones un efecto de despro- plimente (105).
tección del patrimonio público, pues la Administración subvencionadora ni actúa, La tesis afirmativa se fundamenta por algunos autores (106) en que nuestro Có-
ni puede actuar en un tráfico subvenciona! masificado con la diligencia con la que en
digo reconoce la estafa por omisión en el artículo 531, 2. 0 (disponer de cosa como li-
general se comportan los operadores económicos privados e incluso otras instancias
bre, sabiendo que estaba gravada), lo que permitiría un reconocimiento general de
de gestión económica de la propia Administración. En términos de la sentencia de
la tipicidad del engaño omisivo. Sin embargo, el valor que pueda tener el menciona-
23 de enero de 1935, para la afirmación de la estafa es necesario que «el supuesto en-
gañado no haya tenido ocasión ni momento para comprobar la certeza de lo que fal-
(103) Vid. ANTON, ob. cit., p. 64, para quien se trata de «una acción que de modo implícito lleva
consigo la afirmación falsa de un hecho». El mismo autor recuerda que FRANK llamaba a estas omisio-
(102) Vid. recientemente en el sentido de la teoría objetiva y, acertadamente, planteando el proble- nes -.<callar cualificado».
ma del engaño bastante como de imputación objetiva y no de relación causal GOMEZ BENITEZ, Fun- (104) Así lo deja ANTON, p. 7.
ción y contenido del error en el tipo de estafa, en '.<ADP», 1985, pp. 333 y ss., especialmente 338. (105) QUINTANO, Tratado, II, p. 600; BAJO, Comentarios, 1168, 1184 y 1255.
(106) Ultimamente, G. ROMERO, ob. cit., pp. 103 Y ss.

56 57
do artículo depende de la naturaleza o fundamento que se atribuya a la estafa espe- no también a la falta de diligencia de la propia víctima, lo que permitiría negar la
cial y al privilegio punitivo que se le otorgaba hasta la reforma de 1983. En efecto, si imputación del error, y el subsiguiente acto de disposición perjudicial, a la conducta
el fundamento de la figura privilegiada radicaba precisamente en contemplar una engañosa del autor y negar así la realización de la estafa. Ahora bien, de ser acepta-
«conducta engañosa por omisión» (107), la consecuencia lógica a deducir es que el da la tesis de GROIZARD, lo único que alcanzamos es desplazar el problema desde
engaño por omisión no equivale en ningún caso al engaño activo, no es engaño típi- la conducta engañosa al elemento «error», de tal modo que lo que habría que colegir
co (108) y que sólo es punible precisamente porque se ha tipificado expresamente, sin es que los errores de la víctima, en cuya génesis interesa su propia falta de diligencia
ni siquiera (109) equipararse valorativamente a la estafa genérica, pues se acompaña- o descuido, no dan lugar a responsabilidad por el delito de estafa, salvo en el caso
ba de una pena inferior a la prevista para ésta, por todo lo cual cabría afirmar que previsto así especialmente, es decir, en el artículo 531, 2. º, lo que tiene graves conse-
no es punible otra conducta engañosa por omisión que no sea la prevista en el men- cuencias para el fraude de subvenciones (113).
cionado artículo 531, 2. 0 (110). Regresando al terreno estricto de la «conducta engañosa» y frente a la tesis radi-
calmente contraria al engaño por omisión representada por QUINT ANO, cabría
Esta tesis podría verse neutralizada si se llegara a entender que el fundamento del
afirmar desde la doctrina general de las conductas omisivas la equivalencia del enga-
tipo autónomo y privilegiado del 531, 2. 0 radicaba no en una singularidad respecto
ño omisivo al activo en todos los supuestos en los que hubiere un deber jurídico de
del elemento común «conducta engañosa» de la estafa propia, sino respecto del ele- impedir el nacimiento o la pervivencia de un error en el que va a efectuar un acto de
mento «error». Así, GROIZARD (111) estimaba que el trato privilegiado -tras la
disposición patrimonial (114).
reforma de 1983 habríamos de decir simplemente «especial»- se explicaba porque
el error en el que la víctima de esta conducta delictiva incurre es consecuencia de Esta tesis que mantiene un relevante sector doctrinal es sustentada por la juris-
una falta de diligencias por su parte, pues al tratarse de bienes registrables las posibi- prudencia con cierta generalidad, tan sólo en el ámbito de aplicación del artículo
lidades de engaño -de incurrir en error- son menores, siendo impropio de un dili- 531, 2. º, lo que resulta paradógico, pues el T .S. se esfuerza en encontrar fuentes de
gente padre de familia adquirir un inmueble sin examinar los títulos del poseedor, a deberes jurídicos de actuar, impidiendo el error como, por ejemplo, la tan discutida
lo cual sirven con eficacia los Registros de la Propiedad (112). «buena fe», en un precepto penal cuya especialidad consiste precisamente en impo-
Con la moderna dogmática podíamos decir que en este supuesto nos encontra- ner -legalmente- un deber de informar (115). De todo punto aisladas aparecen
mos con error, que no es imputable únicamente a la conducta engañosa del autor, si- dos sentencias que afirman el engaño en comisión por omisión: ocultar la insolven-
cia para solicitar un préstamo (T.S., 25 de noviembre de 1970) y suscribir un seguro
sin declarar el accidente ya habido (T.S., 6 de diciembre de 1974) (116).
(107) Aunque BAJO (ob. cit., p. 1256) estima que nos encontramos ante un supuesto de engaño ac- También afirma el Tribunal Supremo la tipicidad de la conducta omisiva en ca-
tivo (de acción concluyente). sos de polizonaje (117) en los que el sujeto actúa de modo totalmente clandestino, es
(108) Por esta razón es por la que alguna sentencia ha manifestado que en esta figura no es exigible
decir, en los casos en los que la doctrina afirma que no hay engaño alguno (118).
el "engaño», como la de 3-X-1939, que recuerda QUINTANO, ob. cit., p. 828.
(109) Este segundo argumento es independiente del anterior, pues la equiparación de penas que ha
establecido la reforma de 1983 no afecta a la conclusión que a continuación se propone. Tampoco lo
Sobre la base de todo lo expuesto puede estimarse que la hipótesis teórica de afir-
afectaría la sustitución del privilegio por la agravación de la pena, como ocurre en el proyecto de 1980 mar la comisión del engaño por omisión y castigar así los fraudes de subvenciones
(art. 259) y en la PANCP 1983 (art. 254), con un rigor punitivo para el que, acertadamente, HUERTA en los que el autor se comporte de tal modo, no parece que pudiera tener perspecti-
TOCILDO no ve razón alguna, salvo la de prevención general, que conduciría a quebrar el principio de
proporcionalidad. Vid. HUERTA TOCILDO, Protección Penal, cit., p. 120.
vas prácticas.
(110) Así dice QUINT ANO: las puras conductas omisivas de callar defectos o vicios de las cosas, a
no ser que se trate de los concretos gravámenes a que se refiere el párrafo segundo del art. 531, no parecen (113) Vid. infra.
susceptibles, por regla general, de encuadrarse en la estafa, dando lugar tan sólo a las responsabilidades (114) Así, ANTON, ob. cit., p. 64; MIR PUIG, adiciones al 59 de JESCHECK, Tratado, p. 872; G.
civiles»; Cfr. ob. cit., p. 600; también MUÑOZ CONDE, Parte Especial, 5." ed., p. 244. Por su parte, si ROMERO, ob. cit., p. 107; GONZALEZ RUS, Los intereses económicos de los consumidores, Madrid,
tuviere razón BAJO al opinar que el fundamento de la •.<impropiedad» del 531.2. 0 radica en que se trata 1985, pp. 282 y ss. La doctrina alemana lo admite así ampliamente. Vid. LACKNER, ob. cit., números
de un engaño activo o una acción concluyente, lo que habría que deducir es que o el art. 531.2. 0 no tenía marg. 97 y 107 al 263 y ult.; MASS, Betruf!, veni'bt durch Schweif!,en, Giessen, 1982.
sentido alguno (por contemplar ya un engaño activo) o bien su sentido era el de excluir en general la puni- (115) Así, T. S. 23-VI-1981, 4-II-1983 y 1-III-1983, G. ROMERO estima que el art. 531 "es simple-
bilidad de toda acción concluyente que no fuese la allí precisamente tipificada, con lo que se llega a un re- mente un mandato de acción que impone el deber de informar, pero no se trata de un tipo penal», Cfr.
sultado todavía más negativo para la incriminación de un engaño por omisión. ob. cit., p. 116.
(111) Vid. GROJZARD, ob. cit., VI, pp. 643 y ss. (116) Supuestos que BAJO entiende son de engaño activo por acción concluyente; Cfr. ob. cit., pp.
(112) Dicho sea esto con la salvedad de que para GRO!ZARD también se trataba de bienes inmue- 1184 y SS.
bles en el n. º 2 del 531, lo que después no se ha entendido así, Cfr. ANTON, ob. cit., p. 78, y HUERTA (117) T. S. 15-V!-1981, C. L. 855.
TOC!LDO, ob. cit., pp. 119 y ss. (118) Cfr. ANTON, ob. cit., p. 65; BAJO, ob. cit., p. 1169.

58 59
2. El error de la víctima. del elemento estricto de ((error inducido» (125). De este modo, se prescinde de exigir
la prueba procesal positiva de que la víctima fue inducida a una falsa representa-
El error es una representación mental que no responde a la realidad y que ha de ción, y con ello se desnaturaliza el elemento típico dogmáticamente acuñado.
haber sido causado o faducido por la conducta engañosa del agente (119).
Pero aún en la hipótesis de aceptar que tal ausencia de representación es equiva-
El problema central es aquí, como indica ANTON, el «averiguar si la conducta lente a una representación falsa, a un error, conforme a la dogmática de la estafa no
del agente ha sido o no causante del error o, lo que es lo mismo, si fue realmente en- sería posible imputar tal error a la conducta engañosa o, al menos sería algo suma-
gañosa». Esto es lo que el artículo 528 de la reforma de 1983 ha venido a exigir ex- mente discutible, pues en estos casos la disposición patrimonial perjudicial que
presamente con la fórmula «engaño bastante». Esta característica liga el engaño al adopte la víctima sería consecuencia no sólo de un error sobre el presupuesto de la
error en una relación que supera a la mera causalidad. Con ello se requiere una rela- subvención, sino también a la conducta (megligente» de la propia víctima, comporta-
ción de imputación -valoración normativa- del error al engaño (120). miento que impide afirmar la imputación objetiva del curso causal al autor, es decir,
impide afirmar el (<engaño bastante» (126).
Pues bien, la afirmación de la concurrencia del elemento «error» quiebra en va-
rios supuestos que aparecen con frecuencia en la fenomenología de las subvencio- 2. 0 Ahora bien, cuando no cabe recurso siquiera a las singulares técnicas am-
nes: pliadoras del elemento cie la estafa mencionadas es en los supuestos de administración
informática de la concesión de subvenciones, pues no hay aquí persona alguna indi-
1. ° Cuando en la víctima no se da error alguno, cuando ésta actúa de modo
vidualizable, sino una máquina (127). Equiparar la máquina al hombre sería una
ciego, sin reparar en la conducta engañosa del agente; como manifiesta ANTON, la
ficción no soportable en Derecho Penal, por lo que habría que renunciar al castigo
ignorancia, es decir, la falta de representación de los hechos, no es error causado
del fraude material o recurrir al aquí más dudoso expediente que sigue la jurispru-
por la conducta engañosa del agente, único que puede dar lugar a la estafa (121).
dencia española de castigar como hurto el fraude a las máquinas
Esta ausencia de error concreto de la víctima es un hecho frecuente en el fenóme- automáticas (128) (129).
no subvencionador, habida cuenta de que en determinadas subvenciones éstas se so-
licitan y se conceden en forma masificada y el órgano correspondiente no llega a 3. 0 Por último merece señalarse que la experiencia de la represión del fraude de
comprobar la efectiva concurrencia, en la realidad o en la mera solicitud, de los pre- subvenciones en Alemania permite constatar que no pocas veces el acusado alega
supuestos de la subvención. El funcionario actúa en la ((creencia general de que todo que el órgano subvencionador conoce la existencia de numerosos fraudes y los tole-
está en orden» (122), lo que no es un comportamiento caprichoso, sino determinado ra (130), lo cual plantea un problema no dogmático, sino de prueba procesal de la
por la técnica masificada de la gestión de la subvención de que se trate, que por ra- existencia del error, que sobre la base de (dn dubio pro reo» lleva en la práctica a la
zones económicas, de tiempo o de personal, no resulta sustituible por un procedi- absolución (131).
miento de investigación concreto, sino todo lo más por un sistema de control por
((muestreo» (123).
(125) El expediente no se acomoda a lo que mantiene la doctrina española y generalmente la }uri:'-
Para salir al paso de este problema precisamente en el ámbito de la obtención prudencia para un caso similar a estos efectos: el del polizonaje. Al margen de la ausencia del pcr.1u1c10
fraudulenta de subvenciones (124) y otras prestaciones análogas la Jurisprudencia patrimonial, estima ANTON (ob. cit., p. 66) que no hay error cuando el po.!izón li.mita s~1 conduc.ta a
alemana se ha inclinado por no exigir ese concreto error de la víctima y se satisface ocultarse, o se entra a los toros escalando un muro, pues su conducta clandestma sera el ob.1eto del hipo-
tético «error del revisor o portero», pero nunca su causa. En el mismo sentido, BAJO, ob. cit., p. 1169.
con afirmarlo en los supuestos de la mencionada creencia de que ',\todo está en or- Nuestra Jurisprudencia no vacila en castigar en estos casos, aunque, como ocurre en la sentencia 15 de ,iu-
den», de que el sujeto se comporta conforme a lo que le obliga en la disposición re- nio de 1981 (polizonaje), ni siquiera se esboza el problema de la existencia o no de error.
guladora de la subvención, operando esta actitud de la víctima como un sustitutivo (126) Así, VILA MAYO, Consideraciones acerca del engaño en la estafa, en «La Ley» 1984 (3), p.
968; BAJO, Comentarios, cit., p. 1168, si bien no sitúa el problema en la relación de imputación, sino en
la de causalidad; G. ROMERO, ob. cit., pp. 147 y ss.
(127) Cfr. TIEDEMANN, ob. cit., p. 304.
(119) Cfr. ANTON, ob. cit., p. 65. (128) Vid. RODRIGUEZ RAMOS, Aspectos penales de los apoderamientos de dinero indebido y
(120) Cfr. TORIO, Acción y resultado, cit., p. 899.
abonado por error, en «C. P. Crim.», 18 (1982), pp. 513 Y ss.
(121) Vid. G. ROMERO, ob. cit., pp. 140 y SS. (129) A no ser que acepte como propone BAJO que en estos casos se emplea error bastante para in-
(122) Vid. TIEDEMANN, Subventionskriminalitát, cit., p. 303.
ducir a error al que construyó la máquina, ob. cit., p. 1197.
(123) Como comienza a ocurrir entre nosotros con el sistema de ·.<intervención» de los pequeños, pe- (130) Normalmente, por razones políticas respecto del sector, v. gr. agricultores.
ro masivos gastos administrativos. (131) Cfr. TIEDEMANN, ob. cit., p. 304. Acertadamente afirma que en estos supuestos en los que
(124) BGHS tr. 2, p. 325, caso de "Deputatkohle», carbón que se entrega por el empresario a sus se prueba la tolerancia ni siquiera cabe castigar la tentativa de estafa.
mineros para el propio consumo y que éstos vendían a terceros.

61
60
Este supuesto en el fraude de subvenciones es materialmente idéntico al fraude dencia, y resulta obvio que la protección de la función subvencionadora del Estado
del mendigo, en las hipótesis en las que quien ejerce la «liberalidad» lo hace con «gra- no puede relegarse a ese albur.
tuito beneficio de la duda» sobre la realidad de la aparentada necesidad, como seña-
la QUINTANO (132), y con la finalidad fundamental de quitarse de en medio la Por todo lo expuesto, debe estimarse una interpretación extensiva, que vulnera
molesta presencia. El sujeto no incurre en error alguno, «tolera» el fraude (133). el literal de la Ley, el castigar como estafa los fraudes de subvenciones en los que no
hay error alguno, o éste es imputable a falta de diligencia del órgano subvenciona-
Recientemente GOMEZ BENITEZ ha introducido entre nosotros una concep- dor, o se trata de una Administración informatizada. El respeto al principio de le-
ción elaborada en Alemania sobre la función y contenido del error en el tipo de esta- galidad ha de conducir necesariamente a la impunidad.
fa que rechaza su carácter de elemento autónomo y su tradicional identificación co-
mo estado psíquico de desconocimiento del perjuicio patrimonial injusto. Esta tesis
3. El acto de disposición.
reconvierte al error en un momento puramente referencial del juicio de imputación
objetiva, es decir, para decidir si una determinada conducta constituye un engaño Tercer elemento de la estafa es la realización por el engañado, a consecuencia de
objetivamente idóneo para producir error en otro, y en donde resulta irrelevante la su error, de una acción u omisión que causa la disminución del propio patrimonio o
concreta realización del error en la víctima, elemento que se sustituye en lo concreto del de un tercero (135).
por la valoración de las necesidades de protección de la víctima, a cuyos efectos se
cuentan de modo determinante sus probabilidades de autoprotección. En el ámbito del fraude de subvenciones el acto de disposición viene constituido
por el de concesión de la subvención y la entrega efectiva del dinero o la especie en
La función que esta tesis pretende y consigue es «evitar indeseadas restricciones que aquella consista. El órgano administrativo es a la vez el engañado y el disponen-
exageradas del tipo de estafa» (134). En realidad, los casos en cuestión no resultan te. El perjudicado no es ni el funcionario ni el órgano, sino la Hacienda Pública, lo
tan indeseables o, dicho de otro modo, nada hay tan político criminalmente indesea- que no plantea problema toda vez que no se requiere identidad entre disponente y
ble como ampliar radicalmente el campo de acción del tipo de estafa. En efecto, la perjudicado (136).
nueva tesis sirve para resolver buena parte de los problemas de incriminación de los
fraudes de subvenciones a que se ha hecho referencia, pero resulta que también «re- Unicamente puede plantearse problema en la hipótesis de utilización indebida de
suelve» la criminalización de la «estafa de polizonaje», la «estafa del mendigo», etc. la subvención correctamente obtenida. En estos casos, si se afirma previamente la
conducta engañosa y el error, lo que como se ha visto resulta cuestionable, el órgano
Puede reconocerse que GOMEZ BENITEZ enarbola un argumento más mante- subvencionador realiza un acto de disposición omisivo que causa su perjuicio patri-
nible en el ordenamiento español que en el alemán, pues, en el literal del artículo 528 monial: omite reclamar la devolución de la subvención concedida.
de la reforma de 1983, cabe la tesis tradicional y la nueva («cometen estafa los que
con ánimo de lucro utilizan engaño bastante para producir error en otro, inducién- La doctrina española es pacífica en la admisión del comportamiento omisivo co-
dole a realizar un acto de disposición ... ». Ahora bien, como el propio autor citado mo forma típica de la disposición patrimonial de la estafa (137). Tal consenso care-
reconoce, recordando a ROXIN, las propuestas dogmáticas, es decir, aquí, la deci- ce, sin embargo, de toda consecuencia práctica (138), desconociéndose sentencia al-
sión por una u otra tesis -en tanto ambas encuentren acomodo en el literal de la guna sobre tales supuestos, que tienen lugar con gravísimas consecuencias para el
Ley- responde a valoraciones político-criminales, y como he mantenido al iniciar patrimonio público, pues se trata de estafas en las que tras la conducta engañosa se
estas consideraciones, estimo que ni el principio de legalidad, ni el de efectividad de da un error determinante de un acto de disposición, consistente en la omisión de re-
la prevención general aconsejan la interpretación extensiva -aunque no sea más clamación de las cantidades adeudadas en los supuestos en los que el empresario
que extensiva del '<tipo de interpretación»- de la estafa. -por mantenernos en el ámbito del Derecho Penal económico- no hace entrega a
la tesorería de la Seguridad Social de la «cuota patronal», o la Hacienda Pública de
Por otra parte, y para terminar, aun dando por buena la tesis criticada, con ello los impuestos adeudados, mediando, naturalmente, conducta engañosa previa, co-
sólo se resolverían '<teóricamente» los problemas que impiden hoy castigar como es- mo, por ejemplo, declaración falsa del número de trabajadores en plantilla o decla-
tafa numerosos fraudes de subvenciones. Para resolverlos practicamente sería nece-
sario un largo camino para hacer dicha tesis mayoritaria en la doctrina y la jurispru-
(135) Cfr. ANTON, ob. cit., p. 66.
(136) Cfr. G. ROMERO, ob. cit., pp. 177 y ss., con referencias doctrinales y jurisprudenciales,
(132) Tratado, Il, cit., p. 603. v. gr. S. 29-IV-1982.
(133) El «fraude del mendigo» plantea otro problema, el de la relevancia del conocimiento de la víc- (137) Cfr. ANTON, ob. cit., p. 66; BAJO, ob. cit., p. 1170.
tima del daño patrimonial que a sí misma se produce y que se analiza más tarde. (138) En Alemania, salvo NAUCKE, ob. cit., p. 215, la doctrina es también unánime, pero allí sí
(134) Cfr. GOMEZ BENITEZ, Función y contenido del error en el tipo de estafa, cit., p. 344. tiene consecuencias prácticas. Vid. por todos LACKNER, L. K., cit., núms. margs. 97 al 263.

62 63
rac10n igualmente falsa relativa al hecho impunible por el tributo de que se ~n nuestra do~trina y _jurisprudencia, en la que si bien no aparecen supuestos de
trate (139). Sobre estas bases resulta improbable que la Jurisprudencia aplique el ti- estafas de subvenc10nes, s1 lo hacen estas dos últimas (143), no se manifiesta inconve-
po de estafa a estos fraudes de subvenciones ex post (140). niente alguno para afirmar la estafa en los casos en los que la víctima es consciente
de qu~ su prestación reduce su patrimonio sin contraprestación alguna, es decir, es
Lo mismo cabe afirmar respecto de los fraudes relativos a la obtención de des-
consciente de la gratuidad de su acción y de la disminución patrimonial (144). En
gravaciones, cuya estructura es similar a la conducta anterior: la Administración
tén:ninos abstractos puede decirse que esta característica es común a todas las pres-
prescinde de reclamar lo que el particular le adeuda como consecuencia de una carga
tac10nes unilaterales, que se realizan sin contraprestación patrimonial, pero con la
establecida por la Ley. Al no reclamar como consecuencia del engaño operado por motivación de que sirvan a un determinado fin.
aquél dispone perjudicialmente de su patrimonio, que no se incrementa material-
mente en lo que corresponde a lo que el particular está obligado jurídicamente. Pues ?ien, ~n este tipo de supuestos, cuando la prestación viene determinada por
un error mduc1do por un engaño respecto de la realidad de una necesidad, la doctri-
4. El perjuicio patrimonial. na alemana cuestiona desde antiguo la existencia del perjuicio patrimonial, lo que
ha dado lugar a un complejo desarrollo dogmático conocido como teoría de la
El último y más esencial de los elementos de la estafa es el perjuicio patrimonial,
«~\\ eckverfe~lung>~ (frustración del fin de la prestación patrimonial), que sirve a
por el que se entiende la disminución del patrimonio del engañado y disponente o
afirmar la existencia del daño patrimonial y, en consecuencia, la punibilidad del
del de un tercero a quien alcanza directamente el acto de disposición (141).
grupo de estafas mencionadas, y que enlaza por otra parte y por otras razones con la
construcción moderna del concepto personal de patrimonio (145).
A primera vista no parece que deban surgir problemas en orden a este elemento
al abordar los fraudes de subvenciones, pues resulta evidente que la Administración En principio carece de sentido introducir un problema teórico de un ordena-
experimenta una disminución de su patrimonio al conceder una subvención o una miento foráneo cuando no existe para ello, entre nosotros, un interés práctico en el
desgravación, y tanto si lo hacen como consecuencia de engaño de otro o no, pues la mismo: en la práctica de los tribunales ni la estafa de mendigo ni la de subvenciones
subvención es conceptualmente una entrega de dinero o especie sin contraprestación han aparecido en absoluto y la de las cuestiones no ha suscitado el menor proble-
económica equivalente. Sin embargo, el mismo hecho de la gratuidad de la subven- ma. Sin embargo; este capítulo se cerraría apresuradamente si no se reflexionara so-
ción da origen a dificultades com-o consecuencia del tratamiento que la doctrina da a bre las causas de esa ausencia del problema, pues bien pudiera ocurrir que nuevas
la afirmación del daño patrimonial en los casos en los que la víctima del engaño es circunstancias políticas y jurídicas planteen como real lo que hoy es sólo un quebra-
consciente de que con su acto de disposición disminuye su patrimonio. En efecto, la dero de cabezas teutónicas.
posición de la víctima en las hipótesis de obtención fraudulenta de subvenciones se
caracteriza por el hecho de que al conceder la subvención es, a la vez, consciente de En efecto, por lo que respecta a la estafa del mendigo no puede extrañar la
que reduce, perjudica, su patrimonio. En la misma característica coinciden otros ausencia en la jurisprudencia del T. S., pues no hay experiencia de limosna alguna a
dos tipos de estafas, la del mendigo y la de las cuestaciones: al acceder a dar la li- mendigo (verdadero o falso) que haya superado la cuantía que en cada mome~to his-
mosna como consecuencia de creer erróneamente en la necesidad del agente, el li- tórico ha separado la falta del delito de estafa y, lo que es más importante, el proble-
mosnero es consciente de que con ello reduce su patrimonio: de igual modo lo es ma de los mendigos verdaderos y falsos se ha solucionado siempre en nuestra historia
quien entrega el donativo a quien realiza una cuestación para un falsa causa (142). no mediante el Código Penal, sino mediante el llamado segundo Código: Las Leyes de
Vagos (146).

(139) El no ingreso de la «cuota obrera» o del impuesto sobre la renta retenido a los trabajadores se
tratan por nuestra jurisprudencia como apropiación indebida.
(140) Que el engañado realice el acto de disposición de modo consciente o inconsciente -y este últi- (~4~) Vid. ANTO:t:r, ob. cit., p. 66; QUINTANO, ob. cit., pp. 602 y ss. En la jurisprudencia apare-
mo sería el caso en los supuestos que nos ocupan- es irrelevante, conforme a la doctrina mayoritaria. cen umcamente sentencias sobre fraudes en cuestiones benéficas. Vid. infra, nota.
Véase LACKNER, ob. cit., núms. margs. 98 al 263. No se debe confundir esta cuestión con la dogmática- (144) S~lvo erro~ por mi parte: creo que sólo RODRIGUEZ DEVESA se manifiesta expresamente
mente posterior de la conciencia de la lesión patrimonial, que a lo que afecta es al concepto de patrimonio en contra. Vid. ob. cit., p. 485; le sigue GONZALEZ RUS, Los intereses, cit., p. 296.
y su daño. No distinguen adecuadamente, v. gr., ANTON, ob. cit., p. 66, y G. ROMERO, ob. cit., . (145) Vid. para la estafa en general LACKNER, L. K., núms. margs·. 164 y ss. al pár. 263. En espe-
pp. 172 y ss. Vid. en apartado que sigue. cial, para el problema en el fraude de subvenciones, TIEDEMANN, Subventions Krimina!iúit, cit.,
(141) Cfr. BAJO, ob. cit., pp. 1170 y ss. pp. 308 y ss.; HACK, Probleme .. ., cit., pp. 41 y ss.
(142) Vid. al respecto MOHRBOTTER, Der Bettel -Spenden- und Subventionserschleichungs- (146) Por limitarnos a la época moderna, desde la Ley de Vagos de 9 de mayo de 1845 hasta el núm.
betrug Ein Beitrag Zum modernen Vermogensbegnff, en «GA», 1969, pp. 225 y ss.; RUDOLPHI, Das 6 de la vigente Ley de Peligrosidad Social. Un cuidado estudio de la suerte penal de vagos y mendigos
problem der sozialen Zweckverfehlung beim Spendenbetrug, en «Festschrift fÜr U. Klug», Colonia, puede verse en TERRADILLOS BASOCO, Peligrosidad Social y Estado de Derecho Madrid 1981 pp
35 y SS. ' ' ' .
1983, pp. 315 Y SS.

64 65
Tampoco puede extrañar la ausencia de casos de fraudes de subvenciones en por otra razón que por la de la exigencia al respecto de las instituciones de la Comu-
nuestra jurisprudencia, pues el fenómeno subvencionador aparece Y se desarrolla nidades Europeas (151).
bajo el Franquismo y su nota fundamental es la carencia más absoluta de control
c) Por último, la definición de estafa que, tras la reforma de 1983 hace el artí-
administrativo, por lo que malamente podían llegar denuncias a los Tribunales de
culo 528, vincula al juzgado a la comprobación en el caso de todos sus elementos y
justicia penal. La singularidad de los gobiernos de la transición -el llamado «des-
también, por ello, el del perjuicio patrimonial, y en ese contexto del futuro pudiera
gobierno» como instrumento político- (147) tampoco permitió el ejercicio práctico de
ser que se prestara atención a dos manifestaciones brevísimas de penalistas españo-
tal control, aunque es bien cierto que se establecieron las bases legislativas del mis-
les estudiosos de la estafa que por su trascendencia merecen reproducirse; por su
mo (148). Los nuevos impulsos legislativos y políticos, sobre todo con el ingreso en
parte QUINT ANO, al comentar el problema del engaño en los fraudes de caridad
dice que, en los supuestos en que se explotan sentimientos liberales de ayuda e~
la CEE, determinaría un radical cambio de rumbo, del que forma parte el nuevo ar-
tículo 350 de la Refotf.l!a de 1985.
emergencias de necesidad pecuniaria fingidas o meramente exageradas, «en princi-
Por último, las razones de la falta de problemas en orden al castigo de los frau- pio p~ed~ afirmarse no tener tal cualidad, ni ser suficientes para entrañar el engaño
const1tut1vo de estafa, por cuanto que su gratuidad no requiere una contrapresta-
des en materia de cuestaciones radica en que en ninguno de los casos resueltos por el
ción determinada, limitándose a aprovechamientos unilaterales, por así decir, de
Tribunal Supremo se ha abordado la cuestión del daño patrimonial, satisfaciéndose
una situación que puede ser incierta y que se aduce como cierta, pero que no crea un
con la afirmación del engaño, a lo cual ha contribuido quizá decididamente el que
vínculo obligacional de ninguna especie para el dador de la subvención, quien que-
tales comportamientos, en lo que se refiere a la conducta del sujeto activo, se subsu-
dan en plena libertad de creer y obrar. Si así lo hace, es por cuenta y riesgo de su
mían en una de las figuras especiales de estafa del antiguo 529: aparentar empresa
propia credulidad, y la tesis propicia a la incriminación( ... ) creo que( ... ), sobre to-
imaginaria (núm. 1) (149), lo que, ligado a la ausencia de una definición legislativa
general de la estafa, ha permitido al T. S., como en otras muchas ocasiones y respec- do, no toma en cuenta que la limosna, aún en un amplio sentido, no constituye nun-
to de otros tipos legales de estafa (150), eludir la toma en consideración del daño pa- ca un efectivo perjuicio para quien la da, que subjetivamente cumple un deber moral
trimonial, satisfaciéndose todo lo más con la afirmación del enriquecimiento. o religioso, y se tiene por pagado mediante dicha satisfacción de orden interno tan-
to si el que la recibe la destina a reales o fingidas urgencias, como si la dilapida en
A la vista de lo expuesto puede decirse que los factores que determinan la ausen- francachelas» (152). Continúa el autor que nos ocupa refiriéndose a la sentencia en
cia en nuestra jurisprudencia de casos de estafa de mendigo, de subvenciones y de la que se condena al sacerdote que obtuvo donativos para una imaginaria fundación
problemas para castigar los fraudes en cuestaciones benéficas han desaparecido: benéfico-docente en América (T. S., 20 de enero de 1962), explicando la condena ex-
clusivamente en razón de la alegación de la supuesta empresa, y ejemplifica con la
sentencia de 19 de febrero de 1962 su afirmación, de que la condena no prospera sin
a) Las medidas de seguridad predelictuales y los estados peligrosos «mendici-
tal alegación en el sujeto activo. Concluye todo ello manifestando que en liberalida-
dad» y «vagancia», desaparecen de nuestro sistema penal, por lo que a los mendigos des de signo no precisamente caritativo, pero sí amistoso, se ha seguido muy parecido
falsos habrá que perseguirlos (si se considera prudente) por falsos y no por mendi- criterio, computándose como estafas al mentirse no la necesidad, sino un predetermi-
gos, es decir, mediante el tipo del 528. nado fin, como en la sentencia de 26 de enero de 1961, en que se fingió la urgencia de
una fianza. Pues bien, si se depuran las palabras de QUINT ANO de la confu-
b) Los fraudes en materia de subvenciones se van a controlar, aunque no sea
sión de referencias conjuntas al engaño y al perjuicio, lo que de ellas se deduce
claramente son dos tesis: Las prestaciones, gratuitas y unilaterales, que no
crean vínculo obligacional de ninguna especie para el dador, no constituyen
nunca un efectivo perjuicio para quien la da, y no son punibles más que cuan-
(147) Vid. Alejandro NIETO, La organización del desgobierno, Barcelona, 1984.
(148) Así, la Ley General Presupuestaria de 1977, arts. 17, 18, 79 y 80 y Decreto de 12-V-1978, sobre do se aparente por el agente un predeterminado fin. En otras palabras, las li-
intervención general del Estado, art. 2.1.d. No debe olvidarse, empero, que el procedimiento para la jus- ?1?s.nas, d~naci?nes, subvenciones obtenidas mediante engaño no constituyen per-
tificación por el subvencionador todavía se realiza por el Reglamento de Ordenación de Pagos de 1891. JUICIO .Pa.tnmomal y son m~teria de estafa solamente cuando se prestaron para el
(149) Así, expresamente, la S. 12-XII-1981, C. L. 1474, p. 776, sobre el caso de la «Entidad Bene-
factora del Subnormal». Los considerandos se limitan a abordar la cuestión del engaño y la del delito
cumphm1ento de un determmado fin, cuya consideración fue el motivo determinan-
masa.
(150) Como ocurre en los casos en que se aplica el tipo de estafa al polizonaje (Cfr. T. S. 15 junio . .051) Así, por ejemplo, la Ley 50/1985, de 23 de diciembre, de incentivos regionales, que adapta su
1981 ), como advierte justamente para este supuesto RODRIGUEZ DE VESA, ob. cit., p. 478; Y en general, regimen al de la ~EE, en su a:t. 7. 0 contiene una remisión al delito fiscal para los incumplimientos de las
para todas las sentencias en las que lo que se obtiene fraudulentamente es la prestación de un servicio; vid. normas subvenc1onadoras. Vid. también O.M. 24 de junio de 1985 («B.O.E.» 7 de agosto).
G. ROMERO, ob. cit., pp. 245 y ss., con copiosas referencias de jurisprudencia, y también p. 251. (152) Cfr. QUINTANO, Tratado, Il, cit., pp. 602 y ss.

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te de la prestación, y tal fin no se cumple porque tal cosa no estuvo nunca enlamen- Para resolver el problema de la ausencia de daño patrimonial en las prestaciones
te de quien recurrió falsamente al mismo para enriquecerse. gratuitas afectadas a un fin se ha formulado la teoría de la «frustración de la finali-
A su vez, RODRIGUEZ DEVESA, al hacer referencia a la relación n,ecesaria en- dad» motivadora de la prestación («Z\\ eckverfehlung» ), es decir, frustración de la
tre los diversos elementos de la estafa, manifiesta: «finalmente, ha de tenerse en finalidad motivadora del acto de disposición, en la que se localiza el perjuicio patri-
cuenta que el perjuicio patrimonial y el acto dispositivo han de estar relacionados monial, teoría que manifiestamente comporta una ampliación sustancial del último
entre sí y con el engaño, de tal manera que el sujeto pasivo no se percate, a causa del elemento típico de la estafa. Ampliación que ha sido objeto de crítica por todos
engaño, de la nocividad del acto de disposición», esta frase sólo afectaría en princi- aquellos que estiman que la misma comporta una normativización del daño patri-
pio al problema abordado anteriormente: si el dador de la subvención se percata de monial, con la que se abandona la base del concepto económico de patrimonio
que el solicitante ni cumple, ni puede cumplir, las condiciones de la subvención y, a (156), transforma al tipo en un tipo que protege la mera libertad de disposición so-
pesar de todo la concede, no hay estafa, pues no hubo error, aunque hay bre el patrimonio, se lesiona el principio de legalidad y se genera inseguridad jurídi-
engaño (153). ca, además de incrementar la pérdida de eficacia preventiva general del tipo de esta-
fa.
Ahora bien, lo que si afectaría directamente al tema del perjuicio patrimonial es
lo que se lee de inmediato al anterior texto: si el engañado realiza el acto de disposi- Estas consideraciones;'sumadas a la conciencia de necesidad de proceder con se-
ción con la consciencia de que le perjudica (porque si no mediara engaño también riedad a la represión de los fraudes de subvenciones, han llevado en primer lugar a la
hubiera dispuesto de su patrimonio a título gratuito o contra un equivalente sin va- propuesta de creación de un tipo especial de fraude de subvenciones, una estafa
lor económico) no hay estafa. «Dicho de otra manera -continúa el autor- es nece- «impropia» en terminología hispana, que prescinda de la exigencia de un daño pa-
sario que el engaño sea de tal índole que oculte al perjudicado el carácter nocivo de trimonial en el sentido de la estafa. Pero, es más, rechazando que el tipo de estafa
su acto de disposición (fórmula de FRANK)» (154); de este segundo párrafo lo que común pueda operar legítimamente como tutelador de la mera libertad de disposi-
se deduce es que en prestaciones gratuitas o con contraprestación sin valor económi- ción de los particulares, estima TIEDEMANN que precisamente en la tutela del pa-
co no hay daño patrimonial objetivo si de ello es consciente el sujeto pasivo y, por trimonio público, de la Hacienda Pública, lo que se ha de proteger es precisamente
ello, no hay estafa. Sólo hay estafa si como consecuencia del engaño desconoce que esa libertad de disposición del Estado sobre los fondos públicos para cumplir las ta-
a su acto de disposición minorador del patrimonio no va a seguir una contrapresta- reas a que tal patrimonio está legal y constitucionalmente afectado (157).
ción de valor económico, y en conclusión, sólo hay estafa si el engaño tiende a ocul-
tar a la víctima que lo que realiza es una prestación gratuita. Por ello, si decide con- Por otra parte, otros autores han estimado que, aún dando por bueno que el tipo
ceder una limosna, una donación o una subvención, haya engaño o no en la motiva- común de estafa pudiera aplicarse a los supuestos de frustración del fin de la sub-
ción que le indujo a ello, no hay estafa. No hay en el resto del texto elementos que vención, con ello no se evitaría que queden impunes -lo que no les parece político
puedan permitir constatar si el autor es coherente en la solución de los casos afecta- criminalmente deseable- otros supuestos en los que el fin de la subvención puede
dos con su argumentación, que toma de FRANK, pues nada dice de la estafa del llegar a cumplirse, si bien, el receptor de la misma carece de los presupuestos o ca-
mendigo, de la de cuestaciones benéficas y de las subvenciones, que en rigor con sus racterísticas a que la subvención está legalmente condicionada, casos estos en los
presupuestos habrían de ser impunes. que, cuando menos, hay una lesión del interés de los demás solicitantes de la subven-
En los breves colorarios que se han hecho seguir a los textos RODRIGUEZ DE- ción que reunían las condiciones y no la obtuvieron (158). De este modo se afirmó la
VESA y QUINT ANO se puede advertir que la represión de los fraudes de subven- idea de que lo que se habría de crear no era tanto una estafa «impropia», sino un de-
lito autónomo respecto de la estafa, al margen de los delitos contra el patrimonio,
ciones mediante el tipo de estafa puede encontrar serios obstáculos en la comproba-
un delito de obtención o empleo fraudulento de subvenciones públicas, en el que la
ción del último de los elementos que la caracterizan: el daño patrimonial. Quizá por
no exigencia de daño patrimonial no sería una «impropiedad» frente a la estafa co-
ello ahora parezca sensato recurrir a la elaboración dogmática del problema que la
mún, sino la consecuencia lógica de que el tipo no sirve a la protección del bien jurí-
doctrina alemana ha llevado a cabo al verse confrontada con la trilogía de estafas
que ahora nos ocupan (155).
wussten selbstschadigung beim Betrug, en «GA», 1971, pp. 161 y ss., que, sin embargo, no ha encontra-
do eco en Alemania.
(153) RODRIGUEZ DEVESA, Parte Especial, p. 485. (156) Cfr. TIEDEMANN, Subventions Kriminalita't, cit., pp. 309 y ss., y en Wirtschaftsstrafrecht,
(154) Y llama en su apoyo, en nota 47, además, a Merkel, Binding y otros clásicos alemanes de don- cit., 2, pp, 91 y SS.
de parte esta concepción. (157) Cfr. ob. cit., p. 106. También AMELUNG, Rechtsgiiterschutz, cit. p. 376.
( 155) Una aguda crítica de la teoría que da origen al problema que nos ocupa y que niega que la con-
(158) Ver, por ejemplo, las opiniones de BLE( LAMPE y GÓHLER en «Protokol», cit., pp. 2508,
ciencia de la disminución patrimonial excluya el daño puede verse en ELLSCHEID, Das problem der be- 2511, 2519 y 2649, respectivamente.

68 69
dico «patrimonio», sino a uno de nueva planta: la Hacienda Pública y, en particu- ha de ser injusto (164), y es injusto -antijurídico- el enriquecimiento cuando no
lar, el gasto público. existe para el mismo pretensión jurídicamente fundamentada en el derecho mate-
rial (165).

5. Dolo de engañar y error sobre los elementos normativos del tipo.


En orden al ámbito del fraude de subvenciones interesa plantear las consecuen-
cias de que el solicitante crea erróneamente que reúne.las condiciones presupue~~as
El dolo de la estafa consiste en la conciencia y voluntad de engañar a alguien, para la subvención, es decir, cree erróneamente que tiene derecho a la subvenc1on,
causando un perjuicio patrimonial, quedando excluido el dolo cuando el autor cree y, por lo tanto, yerra sobre la antiiuricidad del beneficio patrimonial pretendido.
verdaderas sus manifestaciones (159). En relación a las subvenciones se exige que el
autor conozca que no cumple las condiciones de la subvención y, a pesar de ello, La cuestión de como deba tratarse el error del autor sobre la antijuicidad del
afirme su cumplimiento presentando la solicitud, con lo que realiza el engaño a con- provecho patrimonial depende de la posición que se atribuya a la exigencia de anti-
ciencia. Ahora bien, ocurre que las disposiciones sobre subvenciones suelen descri- juricidad en el sistema de la estafa.
bir los presupuestos de las mismas mediante conceptos normativos, por lo común de Pues bien, la jurisprudencia y la doctrina mayoritaria alemana estiman que la in-
carácter jurídico, que, además presentan cierta complejidad e indefinición (160). justicia del enriquecimiento es un elemento específico del tipo. de la estafa Y no un
mero elemento general del delito (antijuricidad), por lo que tiene que ser captado
El dolo sólo puede afirmarse si el autor ha captado correctamente los respecti-
por el dolo del autor y, en consecuencia, el entendimiento erróneo del sujeto de ~ue
vos conceptos de la norma sancionadora y su relevancia jurídica. Pues en los casos tiene derecho a un beneficio económico (la subvención) constituye un error de tipo
de elementos normativos del tipo, la afirmación del dolo exige la captación por el o, por lo menos, un error sobre los presupuestos de una causa de justificación que
autor no sólo del mero conocimiento del hecho a que se refieren, sino de su relevan-
analógicamente se trata como un error de tipo (166).
cia jurídica, conocimiento que se exige en el grado de la «valoración paralela en la
esfera del profano» (161). Si el autor actúa desconociendo tal circunstancia incurre El resultado que la mencionada ubicación sistemática de lo injusto del lucro de-
en un error sobre un elemento (normativo) del tipo, que en ausencia de tipo impru- termina es la impunidad del sujeto, pues no existe delito imprudente de estafa. Así
dente de estafa determina la impunidad, la cual habría de decretarse no sólo en los en nuestro caso, resulta impune el sujeto que yerra sobre los presupuestos de la con-
casos de efectividad de error, sino en los de imposibilidad de prueba suficiente de cesión de la subvención, estimando que las cumple, y que, en consecuencia, le co-
que el autor conoció efectivamente el sentido del elemento (requisito o presupuesto) rresponde en derecho.
de la subvención (162).
Para llegar a otro resultado sería necesario estimar que la antijuicidad del enri-
Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en el caso de la subvención a la exportación a quecimiento no es elemento del tipo de la estafa, sino una mera referencia a l.a .ª~~i­
países no comunitarios, en donde el concepto empleado es «país tercero». El autor juicidad general, de tal modo que el error sería en este caso un error de pro~1b1c10n
puede alegar que no captó que el mencionado concepto significaba propiamente que entre nosotros llevaría a la pena inferior en grado'. cor:io ~stablece el ar~1culo 6,
país no comunitario y en consecuencia solicitó la subvención, creyendo cumplir la bis a 111 tras la reforma de 1983. Esta tesis, que es mmontana en Alemama (167),
condición impuesta. La no correspondencia entre la condición y la solicitud, es de- podría alcanzar en el terreno concreto de la estafa mayor consenso entre nosotros,
cir, el engaño objetivo, no está cubierta por el dolo, desconoce que realiza un enga- habida cuenta de que allí es un elemento escrito del tipo de la estafa y, aquí, un mero
ño al presentar su solicitud (163). elemento del ,<tipo de interpretación». Sin embargo, la cuestión no se zanja.r,ía fáci~­
mente, pues afecta a un problema teórico de fondo que no encuentra .soluc1on. paci-
A su vez, conforme manifiesta ANTON, «además del dolo general, es necesaria fica. En este sentido conviene recordar, por lo que respecta a las posibles actitudes
en la estafa el ánimo de lucro injusto para el mismo engañador o para un tercero».
Quiere esto decir, entre otras cosas que «el enriquecimiento perseguido por el sujeto
(164) Cfr. ANTON, ob. cit., p. 70.
(165) Cfr. LACKNER, LK, cit. núms. margs. 275 y 283 al pár. 263. .
(159)Cfr. ANTON, ob. cit., p. 70. (166) Vid. sobre ambas alternativas y sobre el tratamiento general LACKNER, L.K., ~tt., 263,
(160)Cfr. EBERLE, Der Subventionsbetrug, cit., pp. 5 y ss. núms. margs. 287 (con nota 438) y 288. Otros autores solucionan el problema, llegando a los mismos re-
(161)Cfr. JESCHECK, Tratado, II, cit., p. 400; RUDOLPHI, SK, cit., núm. marg. 21 al pár. 16.1. sultados de impunidad, estimando que en estos casos no hay dolo de causar perjuicio patrimonial; Yasí,
(162)Cfr. TIEDEMANN, Subventionskriminalitiit, cit. p. 302. SCHONKE-SCHRODER-CRAMER, cit., 263, núm. marg. 175. .
(163)Se trata del caso n. 0 16 de la relación de TIEDEMANN, ob. cit., pp. 120 y ss. (caso de la ex- (167) WELZEL, Das Deutsche Strafrechl, II ed., Berlín, 1969, pp. 82 y ss., y 377; HIRSCH, Die
portación de canales de cerdo). Lehre van den negativen Tatbeslandsmerkmale, 1960, p. 281, y en «Zst\1» 84 (1972), pp. 394 Y ss.

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doctrinales, que el delito fiscal en su redacción anterior a la reforma de 1985 (artícu- imprudente en la obtención fraudulenta de subvenciones, es decir, tipificar como
lo 319) contenía una referencia similar a la que se comenta: disfrute «ilícito» de bene- delito lo que materialmente sustituyen casos de error vencible de tipo, que en la ac-
ficio fiscales. En opinión de RODRIGUEZ MOURULLO no se trata de un elemen- tualidad son impunes, por inexistencia de un tipo prudente de estafa, y dar respuesta
to valorativo del tipo, sino una característica que se identifica con el juicio mismo de así también a los problemas que presentan los supuestos de división del trabajo. Nos
antijuricidad y, por lo tanto, un error sobre esta característica no es un error de tipo, referimos en lo que sigue al problema de la conducta imprudente y su tipificación.
sino un error de prohibición (168).
6. ¿Creación de un tipo imprudente?
Al problema teórico del error sobre la adecuación a derecho de la obtención de la
subvención se añade al problema práctico de su prueba procesal, el de, con indepen- Los obstáculos materiales a la punición de los fraudes de subvenciones derivados
dencia de la realidad del error, contradecir al acusado que alega haber obrado en la de la exclusión del dolo en los supuestos de error sobre los elementos normativos del
creencia errónea. tipo -los conceptos jurídicos reguladores de los presupuestos de la concesión de la
subvención-, en los de conciencia errónea de tener derecho a la subvención que ex-
Tras la suspensión de la «presunción de voluntariedad» se exige la prueba del do- cluye el ánimo de lucro injusto, y en los supuestos de división del trabajo, así como
lo, siquiera mediante indicio (169). De este modo la antedicha alegación del acusa- las dificultades prácticas de prueba del dolo y del ánimo de lucro queJlevarían a la
do, no contradicha en el material probatorio, de que como consecuencia de la com- absolución de seguirse por los Tribunales el principio pro reo, han sugerido la crea-
plejidad de la norma subvencionadora, o de su poca claridad, no ha llegado a enten- ción de un tipo de obtención indebida de subvenciones mediante una conducta im-
der que careciera de derecho a la subvención, debe llevar inevitablemente a la im- prudente. Al respecto, TIEDEMANN ha llegado a decir que la cláusula de incrimi-
punidad (170). Y en opinión de TIEDEMANN, tales casos se presentan con fre- nación de la conducta imprudente en el fraude de subvenciones constituye la piedra
cuencia en los fraudes de subvenciones (171). de toque irrenunciable de la reforma (172).
Otro grupo de casos plantea también problemas para la apreciación de la con- La cuestión merece una reflexión detenida, pues, entre otras razones, no es ex-
ducta dolosa: los supuestos de división del trabajo. La división y jerarquización de clusiva del fraude de subvenciones, sino de todo el Derecho Penal económico (173),
funciones en las estructuras empresariales complejas da lugar a problemas específi- y así, en particular, del delito fiscal.
cos de determinación de la autoría y de la participación, pero, además, a difi-
cultades del tipo subjetivo: un colaborador del empresario que solicita la sub- Que no se haya planteado entre nosotros no es de extrañar, como consecuencia
've~ción prepara incorrectamente -dolosa o imprudentemente- la solicitud que del subdesarrollo de la teoría de las consecuencias del error (de tipo y de prohibi-
el empresario responsable presenta formalmente sin conocimiento de las carencias ción) en la jurisprudencia, anclada hasta hace bien poco tiempo en la técnica del
de que adolece. El responsable que presenta la solicitud no es punible por estafa, error de hecho -error de derecho-. Ahora bien, tras la reforma de 1983 la juris-
pues desconoce la falsedad de las declaraciones que la solicitud contiene, es decir, prudencia ha de enfrentarse al problema y, aún más, si desaparece la cláusula gene-
realiza la conducta engañosa de forma no dolosa. Sin duda puede haber actuado im- ral de imprudencia del actual artículo 565. A partir de este momento desaparecerá la
prudentemente, infringiendo el cuidado debido en la comprobación del trabajo de base que ha fundamentado históricamente la argumentación de que los tipos porta-
su colaborador, pero esa imprudencia no es típica. También puede ocurrir que lo dores de un elemento subjetivo del injusto (v.g. ánimo de defraudar) no son suscep-
anterior sea meramente «alegado» en defensa por el responsable, con lo que nos en- tibles de realización (típica) imprudente, y la cuestión de la responsabilidad por rea-
frentaríamos a un mero problema de prueba. lización imprudente del tipo objetivo del catálogo de delitos de la parte especial de-
jará de ser un problema de interpretación para convertirse en un puro problema de
Tampoco es punible el colaborador, pues el autor de la conducta objetivamente política legislativa, para cuya resolución se ha de atender a los criterios generales de
engañosa es el responsable que firma y presenta la solicitud de la subvención. criminalización.
La consecuencia a la que se llega por algunos autores desde las consideraciones Retornando a la propuesta de adosar al tipo de fraude de subvenciones una cláu-
expuestas sobre las dificultades de afirmación del dolo de engañar y del ánimo de lu- sula de imprudencia conviene abordar en primer lugar los argumentos contrarios a
cro, injusto es afirmar la conveniencia político-criminal de incriminar la conducta la misma. En este sentido se ha objetado:

(168) Cfr. RODRIGUEZ MOURULLO, Comentarios a la Legislación Penal, II, cit., p. 276. (172) Cfr. Protokoll, cit., p. 2469, y LK, 264, n. 0 101. También en su A T, p. 88, manifiesta que la
(169) Cfr. BAJO, ob. cit., p. 1175. nueva figura delictiva quedaría privada de todo valor para una efectiva persecución del fraude de subven-
(170) Cfr. EBERLE, ob. cit., pp. 9-10. ciones si no se impone pena a la comisión imprudente.
(171) Vid. ob. cit., p. 306. (173) Vid. TIEDEMANN, AT, cit., pp. 87-91.

72 73
a) Supone una ruptura de la no incriminación de las lesiones imprudentes del eventual bajo la regla del atenuante del artículo 9, 4. º {177). Sin embargo, sociológi-
patrimonio Y comporta por ello un arbitrario privilegio del patrimonio público fren- camente resulta inexacta la regla general de que «a menos imprudencia, más dolo
te a la tutela ofrecida al privado. eventual» y viceversa. El dolo eventual tiene una historia política, como pusieron de
b) Supone una lesión del principio de culpabilidad, habida cuenta del reducido manifiesto LIEPMANN y LISZT en la Alemania de los años veinte (178). Los crite-
grado de injusto que comportan los delitos contra el patrimonio (rango del bien jurí- rios que rigen tradicionalmente su aplicación (Teoría del consentimiento) tienden a
dico) Y de la leve reprochabilidad que generalmente merece la conducta imprudente. resolverse, como advirtió GIMBERNAT, en el de la buena o mala pinta del acusa-
c) Asimismo, se lesiona el principio de culpabilidad, porque el sentido material do (179). Por último, en la práctica de los tribunales los delincuentes económicos re-
de la incriminación no sería otro que eludir las exigencias de prueba de la conducta sultan refractarios a la categoría del dolo eventual y propensos a recibir las califica-
dolosa, por lo que se produce materialmente una vulneración de la presunción de ciones de reprochabilidad más leves (180). Por todo ello no resulta aventurado su-
inocencia. Por todas estas razones un sector doctrinal rechaza la incriminación de la poner que en el futuro el dolo eventual encuentre amplia acogida jurisprudencia!,
conducta imprudente y se propone su configuración como infracción administrati- salvo precisamente en los delitos económicos. Podemos por tanto prescindir del últi-
va (174). mo de los argumentos y concentrarnos en los restantes.

A los argumentos anteriores podría anadirse otros dos particularmente relevan- El argumento que denuncia la ruptura de la tradicional restricción de la tutela
tes para nuestro ordenamiento: penal del patrimonio a los ataques dolosos y, en consecuencia, ve en la especial in-
criminación de la obtención imprudente de subvenciones un privilegio rechazable en
d) Ni siquiera la tipificación del delito fiscal incorpora una cláusula de impru- la tutela del patrimonio estatal parte de una doble «petitio principi», la de que patri-
dencia, es más, se excluye expresamente con la exigencia de ánimo de defraudar. monio privado y patrimonio público son valores iguales y la de que nos encontra-
e) Por último, en sentido político-criminal del todo opuesto a los argumentos mos en orden a la nueva figura delictiva ante una protección exclusivamente del pa-
anteriores, debe tomarse en consideración la posibilidad de un efecto privilegiante trimonio. El fundamento del rechazo de esta tesis puede encontrarse en las conside-
de la cláusula de imprudencia. raciones iniciales sobre el bien jurídico: el patrimonio «público» es, en abstracto, de
mayor valor que el «privad0>>, no porque «sea de todos», sino porque está afectado
Comenzando por el último de los argumentos, debe recordarse que, como ha se-
al fin de las necesidades colectivas, por lo que el «privilegio» no sería tal, sino adecua-
ñalado BUSTOS (175), la reforma de 1983 y la supresión prevista de la cláusula del
ción al mayor valor del bien jurídico «Hacienda Pública». Por otra parte, el menta-
actual 565 abre perspectivas de reconocimiento práctico al dolo eventual por la ju-
do argumento desconoce la existencia de delitos patrimoniales imprudentes, como
risprudencia, anclada hoy esterilmente entre la tesis que considera que coincide con
la culpa consciente castigada en el 565 como imprudencia temeraria -y, por lo tan- en el caso de la quiebra '<culpable» (artículo 521 del Código Penal). Asimismo, se
to, no lo trata como auténtico dolo-, y la tesis que ligaba el dolo eventual a los deli- castigan los daños imprudentes, como falta (artículo 600) y como delito si superan
las 30.000 pesetas (181). A su vez, y precisamente en un delito contra el patrimonio
tos cualificados por el resultado, confundiendo nuestro T. S. la posible ,<ratio legis»
público como es el de malversación de caudales, se encuentra una de las pocas cláu-
de tales preceptos con una presunción ,duris et de iure» de dolo eventual (176). Pues
bien, resulta probable que, en el futuro, al enfrentarse los tribunales a supuestos en sulas especiales de imprudencia que contiene nuestro Código Penal (artículo 395).
los que aparezca debilmente el dolo y encuentre cerrada la vía de recurrir a la cláusu- Mayor transcendencia, por su relevancia constitucional, tienen las argumenta-
la del actual 565 tiendan a recurrir al concepto de dolo eventual para evitar la impu- ciones que versan sobre la lesión del principio de culpabilidad y que denuncian que
nidad. Este fenómeno respondería a la necesidad político-criminal apreciada en el la cláusula de imprudencia constituye un delito de sospecha que tiene por función el
fraude de subvenciones, en relación a los supuestos de error sobre elementos norma- facilitar la prueba procesal (182). En efecto, la técnica de crear tipos «de recogida»,
tivos del tipo Y de dificultades de prueba. Sobre esta base, la inclusión en el nuevo
delito de subvenciones del tipo imprudente vendría a resultar una solución privile-
giada para el delincuente económico, habida cuenta de que comportaría una menor (177) Como propone, entre otros autores, BUSTOS, Política criminal y dolo eventual, cit., p. 326.
pena que el delito doloso, inclusive en la hipótesis de que en adelante se trate el dolo (178) Vid. referencias en BUSTOS, ob. cit., p. 309.
(179) Cfr. ob. cit., p. 186.
(180) Así, en «accidentes» de trabajo punibles, se califican casos de manifiesto dolo eventual como
imprudencia temeraria y los de temeraria como simple antirreglamentaria. Vid. ARROYO ZAPATERO,
(174) Cfr. CORDOBA, Comentarios, III, cit. p. 1019. La protección penal de la seguridad en el trabajo, Madrid, 1981, p. 226.
(17~)_Cfr. Política criminal y dolo eventual, en «R. Jea. Cat.», 1984, pp. 309 y ss., y El principio de (181) Cfr. MUÑOZ CONDE, 5. ª ed., 1985, p. 321, si bien propone su supresión (p. 322). Se man-
culpab1l1dad en el anteproyecto de nuevo Código Penal, en «Documentación Jurídica», 1983, p. 88. tienen en la PANCP 1983, art. 267, igualmente la quiebra imprudente, art. 256.1.
(176) Cfr. GIMBERNAT, Acerca del dolo eventual, «Estudios de Derecho Penal», 2. ª ed. Madrid, (182) Como problema para todo el derecho penal económico, vid. ARROYO ZAPATERO, El De-
1980, p. 198, en nota 87. recho penal económico en Alemania, cit., p. l 13.

74 75
con la única finalidad de eludir las dificultades de prueba de realización del tipo sub- nación de su realización imprudente. Tal opinión, que rechaza en consecuencia la
jetivo del delito más grave, resulta contraria al principio de culpabilidad, o, rectius, aplicación hoy del artículo 565, es mayoritaria en la doctrina y la deduce de la pre-
al principio de reprochabilidad proporcional, cuando el tipo de recogida prevé una sencia en el tipo doloso del elemento subjetivo, ánimo de defraudar (188). Pero lo
pena de gravedad similar a la del delito doloso principal (183). Sin embargo, no hay que es hoy opinión doctrinal discutible se consolida con status legis en los proyec-
tal lesión cuando la pena del tipo imprudente de recogida no es comparable a la del tos de reforma del Código de 1980 y 1983, en los que no hay ni delito fiscal ni de
tipo doloso (184). Ahora bien, como señala la RACK (185), la legitimidad de la in- subvenciones imprudentes.
criminación de la lesión imprudente de un bien jurídico debe resolverse ~l margen de Ahora bien, el argumento doctrinal de carácter técnico (presencia de un ánimo
las consideraciones sobre la «pena de sospecha», en el juicio acerca de si la conducta subjetivo que representa un plus respecto de la «malicia» del artículo 565) no es es-
en cuestión presenta las características del injusto imprudente punible. En mi opi- trictamente un argumento valorativo, es decir, un argumento que permita deducir si
nión este juicio ha de resolverse afirmativamente en los supuestos críticos menciona- en la conducta imprudente del deudor tributario o del tomador de la subvención hay
dos antes: en todos ellos puede haber una grave lesión del deber de cuidado que el materialmente suficiente gravedad de injusto que fundamente el merecimiento de
sistema subvencionador impone a los particulares solicitantes respecto del bien jurí- pena. Tampoco lo hay en el argumento sobre el Derecho Penal proyectado y en el
dico «patrimonio público» o «hacienda pública». Particular deber que se exa~pera futuro probablemente vigente, pues se trata de una decisión legislativa, y tales deci-
en los supuestos de subvenciones no facultativas, es decir, en las que el subvenciona- siones no son siempres y exclusivamente decisiones de valor, sino también decisiones
dor está vinculado a la concesión de la misma, en cuanto el solicitante cumpla con de utilidad, político-criminales, y si hay en nuestro Código Penal una figura delicti-
sus presupuestos. Pero incluso cuando se trata de subvenciones facultativas, tal de- va preñada de «utilidad político-criminal» y alejada de toda consideración de valor,
ber de cuidado debe afirmarse para quien libremente se inserta en un proceso sub- de la idea de la justicia igual, ésta es la del delito fiscal, aunque no sea más que por el
venciona! y se compromete con el Estado a la consecución de un fin, recibiendo de límite de la cu.antía de los actuales cinco millones a los que se restringe su punibili-
éste gratuitamente una prestación económica. Esta característica permite estimar el
dad.
deber de cuidado del tomador de la subvención de rango mayor y comprometedora
en mayor medida que la propia del deudor tributario que fundamenta el delito fis- Por otra parte, el argumento que se critica adolece de un segundo defecto, como
cal, pues en la relación tributaria existe materialmente una relación contraprestacio- es el de equiparar el grado de injusto del delito fiscal y el del delito de subvenciones,
nal entre pago de impuesto y prestación de servicios por el Estado y el deber tributa- ya que, como se ha señalado, los deberes del sujeto activo de ambos delitos respecto
rio es igual para todos e irrenunciable (186). Por otra parte, y en relación con nues- del bien jurídico son de distinto rango en uno y otro delito, lo que implica un distin-
tro Derecho, debe tenerse en cuenta que al menos un sector doctrinal estima que ca- to desvalor de acción entre uno y otro, a lo que precisamente parece responder la op-
be la realización imprudente del delito fiscal, por rechazar la presencia de particula- ción del legislador de 1985 al establecer una cuantía mínima de cinco millones en el
res elementos subjetivos del injusto (187). delito fiscal frente a los dos millones y medio en el fraude de subvenciones.
Como conclusión de todo lo expuesto puede afirmarse que la conducta impru-
Con lo últimamente señalado se puede abordar la crítica del rechazo a la cláusula dente del tomador de subvenciones, a la hora de comprobar la correspondencia de
de imprudencia que se fundamenta en que nuestro delito fiscal no conoce la incrimi- sus condiciones con las realmente exigidas por la norma subvencionadora, compor-
ta una lesión del deber de cuidado que se autoimpone al incorporarse voluntaria-
mente al procedimiento subvencionador, ligándose con el Estado y la Hacienda Pú-
(183) La técnica no es desconocida en nuestro Derecho; su expresión más clara se encuentra, además blica en un compromiso sobre la finalidad subvenciona!, y que el incumplimiento de
de en los clásicos delitos sospecha, en la legislación antiterrorista, donde el delito de colaboración con
bandas armadas sirve a través de lo elevado de la pena a tratar materialmente como autores a los cómpli-
tal deber de cuidado y el correlativo perjuicio patrimonial para la Hacienda Pública
ces y a los simpatizantes como cómplices. Vid. ARROYO ZAPATERO, Terrorismo y sistema penal, en comporta materialmente un grado de injusto suficientemente merecedor de pena.
«Reforma Política Y Derecho». Madrid, 1985, p. 187, y para la situación anterior a la L. O. 9/1984, en Resuelto el juicio de valor en este sentido debe rechazarse el reproche de que lesiona-
C. P. Crim. 15, 1981, p. 410. ría el principio de culpabilidad o el de igualdad de trato de los delitos patrimoniales.
(184) Lo que algunos autores reprochan al precepto del SEGB es precisamente su elevado marco pe-
nal. Cfr. SCHUBARTH, Strafrechtswissenschaft und Gesetzgebung im Wirtschafsstrafrecht, «ZStW», Resta únicamente por decir si, mereciendo la pena criminal la conducta que nos ocu-
92 (1980), pp. 100 y SS. pa, la misma resulta conveniente o necesaria, cuestión que, en mi opinión, se ha de
(185) Probleme des Tatbestands .. ., cit., p. 125. resolver también positivamente, pues dicha necesidad coincide con lo que hemos de-
(186) En este sentido, la exposición de motivos de la Ley Alemana, vid. en TIEDEMANN, Sub.,
p. 335. Cfr., afirmativamente, HACK, ob. cit., p. 123. El argumento tiene en Alemania un particular va-
lor, habida cuenta de que la Ley Tributaria castiga como contravención la reducción del impuesto por im-
prudencia grave (AO, 378). (188) CORDOBA, Comentarios al Código Penal, III, p. 1019; RODRIGUEZ MOURULLO, Co-
(187) Cfr. RODRIGUEZ DEVESA, Parte Especial, 1983, p. 943. mentarios a la legislación penal, lI, cit., pp. 275 y 277.

76 77
nominado problemas del tipo subjetivo: impunidad en los supuestos de error impru-
dente sobre los elementos del tipo doloso, de creencia errónea de tener derecho a la
subvención y en los supuestos de división del trabajo.
Quedaría, pues, ahora por resolver únicamente en la propuesta, si dicha incrimi-
nación de la imprudencia debe abarcar todos los grados de ésta o, por el contrario,
debe restrinjirse a la imprudencia más grave o temeraria, como se ha decidido en
Alemania Federal y en Portugal. La solución de «lege ferenda» en nuestro Derecho
debe acomodarse a la estructura proyectada para los delitos imprudentes, distin-
guiendo así la P ANCP entre imprudencia grave y leve. Sobre esa base, y existiendo VII. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS PARA LA CREACION
en el ámbito que nos ocupa una estructura de infracciones y sanciones administrati- DE UN DELITO DE OBTENCION O DISFRUTE
vas, puede prescindirse de la imprudencia leve y restringirse la incriminación de la FRAUDULENTO DE SUBVENCIONES
imprudencia en las subvenciones a la grave, actualmente conocida como temeraria.
Este sería en todo caso el criterio coherente con la puesta en vigor del texto de la A lo largo del capítulo se ha venido analizando, por una parte, la im~?si?ilida?
PANCP, la cuaf prevé únicamente la incriminación de la imprudencia grave dentro de castigar los fraudes de subvenciones mediante las figuras de la ~?robac1on mde?1.-
de los delitos económicos, entre los que pueden denominarse «económico- da y de malversación de caudales públicos y, por otra parte, las d1f1cultades dogmat1-
patrimoniales» (189). cas e incoveniencias político-criminales a tal fin del delito de estafa, fundamentán-
dose la necesidad de crear legislativamente un delito especial para el fraude de sub-
La experiencia alemana ha puesto de manifiesto, en opinión de KAISER, que la venciones. Criminológica y dogmáticamente, esta conducta y la de la estafa presen-
incriminación de la conducta imprudente ha permitido una efectiva intervención pe- tan gran similitud, por ello la construcción del nuevo precepto debe realizarse a
nal en el fraude de subvenciones (190). partir de las insuficiencias que se han detectado respecto del delito común de estafa.
Se trata en definitiva de examinar en qué medida se han de modificar en el nuevo
precepto los elementos constitutivos del delito común de, e~tafa: fo_rmulac.ión ~e la
conducta engañosa, renuncia al elemento del error de la v1ct1ma, dano patnmomal y
cláusula de imprudencia.

1. FORMULACION DE LA CONDUCTA ENGAÑOSA.


Los dos problemas que plantea el elemento «conducta engañosa» del tipo de es-
tafa son el de la inseguridad jurídica acerca del objeto del engaño y el del engaño por
omisión.
1. Objeto del engaño -de la contradicción entre declaración del sujeto y la
realidad- son los presupuestos de la concesión de la subvención. A su vez interesa
formular el tipo de tal modo que el engaño haya de versar sobre las condiciones ma-
teriales de la subvención, es decir, las relevantes para el cumplimiento del fin de la
misma, excluyendo una consideración puramente formal.
Lo que el tipo debe prohibir es falsear la declaración respecto de las condiciones
relevantes de la concesión de la subvención y para la realización de su finalidad.
La referencia a este objeto particular del engaño puede hacerse básicamente de
(189) Cfr. el cuadro de infracciones imprudentes de la PANCP elaborado por RUIZ VADILLO, en
«Documentación Jurídica», 37140 (1983), pp. 123 y ss., con un comentario crítico sobre los defectos con-
dos formas. Una, casuística, describiendo en el tipo penal o en la norma subvencio-
ceptuales y sistemático de que adolece en ciertos supuestos. nadora de que se trate una relación de circunstancias o presupuestos de la subven-
(190) Subventions- und Kreditbetrug, Bonn, 1984, p. 107. ción, vgr., engaño respecto de la naturaleza, cantidad, calidad y país de destino res-

?8 79
pecto de las subvenciones a la exportación. Sin embargo, tal proceder es incovenien- parte esencial del juicio acerca del merecimiento de tutela penal de la causación el
te de todo punto, pues o bien se crea un tipo penal de compleja y larga redacción, perjuicio patrimonial mediante engaño. La renuncia al elemento error en el fraude
con riesgo siempre de ofrecer lagunas, o bien la relación de las circunstancias rele- de subvenciones comporta correlativamente una reducción de la exigencia de pro-
vantes se realiza en cada una de las disposiciónes legales subvencionadoras, lo que a piedades criminales de la conducta punible. Sin embargo, este minus se ve compen-
su vez resulta inviable, habida cuenta de la proliferación de las mismas y la diversi- sado por las especiales características del patrimonio que es afectado en el fraude de
dad de fuentes de su creación (CEE, ESTADO, CC.AA., etc.). subvenciones: la naturaleza pública del patrimonio subvenciona!, su afectación legal
a fines colectivos, la disposición organizativa abierta a los particulares para su ob-
Con la alternativa expuesta se incurriría en la técnica del casuismo y, en su caso, tención y cumplimiento de los mencionados fines colectivos, que implica un mayor
en la dispersión legislativa que precisamente se acaba de suprimir en la Reforma de riesgo frente al abuso, ligado además al carácter gratuito de la prestación que com-
1983, como consecuencia de los resultados tan insatisfactorios a que ha llevado histó- porta un particular deber de fidelidad inexistente en las relaciones habituales y one-
ricamente. Es preferible, por ello, la creación de un tipo penal que concentre global- rosas entre particulares, más allá de la «buena fe» comercial. Todas estas caracterís-
mente la captación de las conductas fraudulentas y, dentro del mismo, que la rela- ticas neutralizan y compensan, en la gradación del injusto del fraude de subvencio-
ción de circunstancias o presupuestos determinantes de la subvención y sobre los nes respecto de la estafa, la renuncia al elemento error, con lo que no merece aten-
que debe versar el engaño se resuelva mediante una fórmula abstracta: engaño sobre ción el hipotético reprocbe de trato igual de materias con ((propiedades criminales»
«las condiciones relevantes para la subvención», con lo que se cubre las condiciones diferentes.
relevantes para la concesión y las relevantes para la finalidad de la subvención, for-
mando un todo unitario. Cuales sean éstas en concreto es algo cuya determinación
debe relegarse a la interpretación judicial respecto de cada clase de subvención, cuyo 3. ¿MANTENIMIENTO DEL ELEMENTO DEL PERJUICIO
sentido será coincidente con el del órgano subvencionador, y con el de los solicitan- PATRIMONIAL?
tes, pues éstos han de pertenecer necesariamente al ámbito de relación económica
propio de la subvención de que se trate (así, agricultor, exportador, etc.). La expe- El interrogante planteado resulta inevitablemente equívoco, pues, como se expu-
riencia profesional del solicitante en cuestión es base en principio suficiente para po- so en su momento, en relación a la estafa se emplean dos conceptos bien distintos de
der imputarle el conocimiento de.cuales sean las condiciones materialmente relevan- daño patrimonial en las disposiciones patrimoniales unilaterales o con contrapresta-
tes para la subvención. ción económica equivalente.

2. A su vez y junto al problema objeto de la conducta engañosa, se abordó en su Para quienes, como la doctrina mayoritaria alemana, entienden que en las pres-
lugar el de las características de la conducta engañosa típica, en relación, por una taciones patrimoniales unilaterales el daño no se produce con el desplazamiento pa-
parte, a la distinción entre el engaño de la maquinación engañosa y la mera mentira, trimonial que reduce el patrimonio del disponente, sino solamente más tarde con la
y, sobre todo, la mentira y el engaño por omisión. frustración del fin de la prestación, prescindir de la exigencia de daño patrimonial
comporta prescindir tanto de la frustración del fin como de la mengua patrimonial
El modo de resolver estos dos problemas no es otro que el de hacer expresa refe- que comporta la disposición patrimonial. Para este sec;tor doctrinal el prescindir de
rencia a lo que se pretende evitar: el proporcionar al órgano subvencionador informa- la frustración del fin es una necesidad imperiosa, pues, de otro modo, no sería puni-
ción incorrecta o incompleta relativa a los presupuestos de la concesión de la sub- ble la conducta de quien solicita la subvención sin reunir los requisitos de la misma,
vención en condiciones tales de inducir -objetivamente- a error. pero luego la aplica de tal modo que cumple la finalidad de la subvención, pues en
tal supuesto, no infrecuente en la práctica subvenciona! (191), no podría en su con-
2. RENUNCIA AL ELEMENTO ERROR. cepción estimarse producido el daño patrimonial propio de la estafa. Sin embargo,
Las dificultades para la apreciación del error típico de la estafa en la dinámica sí lesiona en tales casos -aunque de modo irrelevante para la estafa- lo que se de-
subvencionadora, que derivan de su propia organización, masificación, imposibili- nomina la libertad de disposición patrimonial del Estado a los efectos de la planifi-
dad de un estricto control previo a la concesión, computerización, etc., aconsejan cación y de la intervención en la economía, así como el interés concurrencia! de los
prescindir en la formación del nuevo tipo de la exigencia de error, bastando, como operadores económicos efectivamente legitimados para acceder a la subvención y
en el delito fiscal, que la conducta del agente (la conducta engañosa, sea objetiva- que ven frustrada su pretensión y su interés patrimonial con la concesión de la mis-
mente capaz en abstracto de inducir a error. ma a los no legitimados.

El error inducido a la víctima es un elemento constitutivo e irrenunciable del in-


justo de la estafa común, tuteladora del patrimonio de los particulares, pues forma (191) Así la solución legislativa alemana y_ portuguesa.

80 81
Por todo ello, para la orientación doctrinal expuesta la creación de un tipo de 4. EL MARCO PENAL DE LA NUEVA FIGURA DE DELITO.
fraude de subvenciones con la estructura de delito de peligro es una consecuencia ló-
La determinación legal de la pena que el nuevo delito ha de incorporar constitu-
gica ineludible.
ye el último elemento esencial de técnica legislativa para obtener la constitución de
Sin embargo, desde la concepción que sitúa el daño patrimonial en las prestacio- una nueva figura delictiva coherente con la presencia de otros delitos patrimoniales
nes unilaterales en el mero desplazamiento patrimonial sin contraprestación econó- en el Código y coherente con el principio de proporcionalidad de la tutela de los bie-
mica equivalente, es decir, en el acto de disposición por el que se concede la subven- nes jurídicos.
ción y que se transfiere el correspondiente valor patrimonial a libre disposición del
particular solicitante, concepción que es la dominante en España, no parece necesa- En lo anterior se ha significado que se trata en la nueva figura de mantenerla co-
rio el prescindir del elemento del perjuicio patrimonial en el delito, es decir, cuando mo delito patrimonial de resultado. Las modificaciones sugeridas en el tipo doloso
se produce el desplazamiento patrimonial y el valor económico llega al poder del de- respecto del correspondiente de estafa no comportan una desvalorización del grado
fraudador, entra en juego la pena del delito consumado. Cuando, por el contrario, de injusto de la conducta en comparación con la desvalorización que merece la con-
el desplazamiento patrimonial pretendido con la conducta engañosa no llega a pro- ducta genérica de causación de perjuicio patrimonial mediante engaño. Y, aún si se
ducirse por causas ajenas a la voluntad del agente, porque el órgano subvencionador pudiera mantener la tesis contraria, de que el prescindir de la exigencia de un error
descubre la falsedad de la solicitud, responderá aquel por tentativa o frustración del efectivo en la víctima, la incorporación de la conducta omisiva y de la decisión por el
delito en cuestión. Si se llegase a introducir la incriminación de la realización impru- incumplimiento de los fines de la subvención con posterioridad a la obtención de la
dente del tipo objetivo, como se propone más adelante, quedarían fuera de la cober- subvención, comportan una minoración de las propiedades criminales de la conduc-
tura penal los supuestos en los que la conducta engañosa se realice en clave impru- ta punible, un menor desvalor de la conducta típica respecto del desvalor de la con-
dente -vgr. en los casos de error vencible de tipo-, pero no se llega a obtener la ducta de la estafa común, este minus puede verse compensado, como ya se ha seña-
subvención (192). lado antes, en el mayor desvalor del resultado, que supone el fraude de subvenciones
fundamentado en el mayor valor del patrimonio público frente al privado.
Ahora bien, si lo dicho hasta ahora es válido para la variante de obtención frau- Por todo ello el marco penal de la nueva figura ha de ser al menos igual al marco
dulenta de subvenciones, se requiere corrección o complemento para las hipótesis en penal de que está dotada. Una decisión contraria -marco penal inferior al de la es-
las que el sujeto obtuvo la subvención de modo conforme a derecho, pero a poste- tafa común- comportaría un tratamiento desigual arbitrario, pues se vendría a tu-
riori decide aplicar la subvención a fines distintos a los que esta venía afectada y, en telar con menor energía la lesión del patrimonio público que la del patrimonio priva-
consecuencia, frustra la finalidad perseguida por la decisión subvencionadora. La do.
estructura de esta conducta poco tiene en común con la estafa -desplazamiento pa-
trimonial mediante engaño-, pues aquí el desplazamiento se produjo sin engaño y Cuestión distinta sería la del marco penal para un delito de mero peligro para el
es sólo a posteriori -a modo de dolo subsecuens- cuando opera el engaño al dejar patrimonio subvenciona!, cuyo marco mínimo habría de ser inferior al mínimo
al órgano subvencionador en desconocimiento de que el tomador de la subvención de la estafa común, en aras del principio de proporcionalidad. No necesariamente
deja de cumplir las condiciones de la misma y decide incumplir la afectación del fin habría de ocurrir los mismo con el marco superior de la pena, pues si se quieren evi-
que le es propia. En esta modalidad de fraude sí que se requiere ineludiblemente la tar enojosos problemas de concurso de leyes habría de llegar, cuando menos al mis-
tipificación expresa de un resultado delictivo distinto del perjuicio derivado del des- mo grado máximo de la pena de estafa común, para que el delito cubriera así tam-
plazamiento patrimonial: la frustración del fin. Ahora bien, este resultado no susti- bién la hipótesis de causación efectiva de resultado lesivo.
tuye al perjuicio patrimonial ordinario a modo de un adelantamiento de la protec-
ción, sino que presupone aquél y presenta una estructura similar a la de malversa- Naturalmente la constitución de un nuevo delito, de las propiedades de la con-
ción de caudales públicos (193). ducta típica y del grado de pena, no es sólo trasunto de ideas de justicia o rectius de
proporcionalidad entre los desvalores de conducta y de resultado de la nueva figura
respecto de las con ella emparentadas que existen en el Código. Los intereses políti-
cos criminales pueden y deben jugar un papel en la decisión legislativa. Así, por
ejemplo, en la Ley alemana y en la portuguesa el incremento de la intervención pe-
(192) Cabe también la tentativa imposible. Sobre las formas imperfectas, vid. infra. p.109 Y ss.
nal no se ha considerado conveniente para todo el ámbito de las subvenciones, sino
(193) Vid. Sobre la relación del fraude de subvenciones con la malversación de caudales, supra, solamente para aquellas que sirven a la Promoción económico-empresarial, exclu-
p. 47 y s. yendo así las subvenciones sociales y culturales. Esta decisión no deja en la impuni-

82 83
dad los fraudes en materia de esta clase de subvenciones, sino que su persecución se segmentados por la división del trabajo y, por último, en los casos de dificultad pro-
mantiene en el campo de la estafa común. batoria de la presencia del dolo mismo.

Acontece, sin embargo, que a veces la decisión político-criminal no trae cuenta La cláusula de imprudencia debe limitarse a la de carácter grave o temeraria y
suficiente de que los delitos se crean en un marco preestablecido como en la Parte debe abarcar tanto la conducta de obtención antijurídica de la subvención como la de
Especial del Código Penal y se producen resultados no pretendidos y distorsionado- disfrute posterior contrario a su fin normativo.
res. Esto es lo que ha podido ocurrir en nuestro artículo 350, en donde la limitación
del ámbito de la nueva figura de delito se ha establecido mediante el sistema de una RECAPITULACION
cuantía mínima de valor defraudado. Quizá se ha pretendido el mismo objetivo
político-criminal que en la Ley alemana o portugesa, limitar la intervención penal · Como conclusiones de todo lo expuesto para la formulación de un tipo autóno-
especial a los fraudes de subvenciones cuantiosas, propias de la vida empresarial o mo que incrimine el fraude de subvenciones pueden ofrecerse ahora sintéticamente
económica. Pero aquí, como en otros ámbitos, el sistema de las cuantías, junto a las siguientes:
otros problemas -particularmente en materia de error- plantea el problema de la l. El tipo debe referirse a una conducta del solicitante de la subvención que fal-
posible impunidad de la obtención y disfrute fraudulento de subvenciones públicas see u oculte total o parcialmente la información que proporciona en su solicitud el
por valor inferior a dos millones y medio de pesetas (194). hecho de que no reúne las condiciones relevantes para la concesión de la subvención
Por lo que respecta a la penalidad del delito imprudente que se propugna ha de y para el alcance de su finalidad.
ser dotado, como es lógico, de un marco penal distinto e inferior en su límite máxi- II. No debe requerirse un error efectivo en la Administración subvencionado-
mo al límite mínimo pensado para la realización dolosa de la conducta antisubven- ra, basta con exigir que la información falsa o incompleta sea idónea para inducir a
cional. Aunque si se renunciara al principio consagrado del artículo 565, el marco
error.
superior del delito imprudente y el inferior del delito doloso podrían más que super-
ponerse. Ill. No necesariamente se ha de prescindir del resultado de efectivo perjuicio
patrimonial, es decir, de la efectiva concesión de la subvención.
El marco penal de la nueva figura delictiva dolosa ha de ser por lo expuesto
cuando menos el mismo que el del delito común de estafa. Ahora bien, a este respec- IV. La formulación típica debe prever expresamente la conducta de quien ob-
to debe tenerse en cuenta que la figura de la estafa introducida por la Reforma de tuvo lícitamente la subvención y sólo posteriormente incumple las condiciones y fi-
1983 está dotada de un complejo sistema de determinación de la pena. Se trate o no nes a que la misma venía normativamente afectada.
en los supuestos previstos en el artículo 529 de subtipos penales -con sus conse- V. El nuevo tipo debe incriminar la conducta de quien obtiene una subvención,
cuencias en orden al error y a la participación-, sí se puede convenir en que el mar-
infringiendo con grave imprudencia el cuidado debido en la comprobación de la
co mínimo y máximo de las distintas hipótesis de desvalor de la conducta de estafa
concurrencia de las circunstancias y condiciones relevantes para la subvención y, co-
significadas por la pena se sitúa en un mes y un día y en los doce años, respectiva- rrelativamente, la de quien por grave imprudencia también incumple las condiciones
mente. Quiere esto decir, respecto de una punición coherente del fraude de subven- de la subvención una vez obtenida lícitamente.
ciones, que el nuevo tipo debe tomar en consideración la existencia en el Código de
diferentes grados de injusto en la conducta defraudatoria, cuyo desconocimiento
podría resultar arbitrario.

5. ¿INCRIMINACION DE LA CONDUCTA IMPRUDENTE?


La conveniencia de la incriminación de las conductas gravemente imprudentes
en la obtención y disfrute de subvenciones se fundamenta en el interés político de
evitar la impunidad en los supuestos en los que no se puede afirmar la realización
dolosa del tipo imprudente como consecuencia de la presencia de un error sobre los
elementos normativos del tipo (presupuestos de la subvención), de la actuación del
autor con creencia errónea de tener derecho a la subvención, de comportamientos

(194) Vid. infra, p. 137 y s.

84 85
PARTE SEGUNDA
EL DELITO DE OBTENCION Y DISFRUTE
FRAUDULENTO DE SUBVENCIONES PUBLICAS

INTRODUCCION
La Ley Orgánica 2/1985, de 29 de abril, crea en el Libro 11 del Código Penal un
nuevo Título con la rúbrica de «Delitos contra la Hacienda Pública», en el que junto
a la reformulación del genuino delito fiscal del antiguo artículo 319, ahora 349, in-
troduce ex novo un delito relativo a las subvenciones públicas, el 350.

El artículo 350 contiene en realidad dos tipos diferentes, el primero relativo a la


obtención fraudulenta de subvenciones públicas (350, l) y el segundo al disfrute
fraudulento de subvenciones lícitamente obtenidas (350, Il), para los que se dispone
una misma penalidad (350, III). En lo que sigue se analizan ambos, procurando tra-
tar conjuntamente los problemas comunes y distinguiendo entre ambos de modo ne-
to tan sólo las modalidades típicas de acción de cada uno de ellos.

l. EL BIEN JURIDICO EN EL DELITO DE OBTENCION Y DISFRUTE


FRAUDULENTO DE SUBVENCIONES PUBLICAS.

l. La Hacienda Pública como bien jurídico.


La nueva figura delictiva ha sido ubicada en el Título VI del Libro II, intitulada
«Delitos contra la Hacienda Pública», junto con la nueva formulación del delito fis-
cal y la figura que se ha denominado ((delito contable». El concepto de Hacienda
Pública aparece así como denominador común del objeto de protección de las tres
figuras delictivas.
Una base para la definición del bien jurídico protegido en el nuevo Título podría
haberse encontrado en la elaboración científica del delito previsto en el artículo 319.
Pero la cuestión del bien jurídico del delito fiscal ha estado mediatizada por la posi-
ción sistemática que ocupaba el mismo en el Código Penal hasta la reforma de 1985.
La ubicación del delito entre las falsedades no ha facilitado la indagación y, por otra
parte, la configuración del delito fiscal, como delito de resultado lesivo patrimonial
ligado a otros problemas de la descripción típica, tampoco ha permitido que aflora-

89
sen con claridad problemas que en el mismo subyacen (1). Las últimas aportacio~es ción de recursos, gestión y aplicación o gastos de los mismos para la realización de
sobre el texto del artículo 319 llegaron únicamente a definirlo como un delito plurio- los cometidos económicos que le competen; por otra parte, Hacienda Pública es la
fensivo en el que los objetos de protección eran, en primera línea, el patrimonio del Administración financiera en acción: los procedimientos legalmente establecidos de
Erario Público (2) y, de modo indirecto, el orden económico (3). Tal elabora- actuación para la obtención de ingresos, su gestión Y gasto.
ción carecía de perspectivas, tanto sistemáticas como críticas y no facilita la recep- De todas estas dimensiones del concepto de Hacienda Pública no todas ni en to-
ción dogmática de la innovación legislativa del delito contable y de subvenciones. La da su extensión interesan al Derecho Penal. Por ejemplo, nada interesa al Derecho
propia decisión legislativa se produce en un vacío de elaboración conceptual y
Penal la Deuda Pública, que es uno de los recursos fundamentales .de la H~ci~nda.
político-criminal de tales delitos y, quizá como consecuencia de ello, incorpora de- Pero, lo que es más importante, no todo lo que in~eresa de la i:ac1enda Pubhca al
fectos y antinomias que no debían haber aparecido. Derecho Penal interesa desde la exclusiva perspectiva de los dehtos «contra la Ha-
La intitulación como delitos contra la Hacienda Pública proviene del Proyecto cienda Pública». En efecto, por ejemplo, en cuanto a los ingreso~ de la ~~c.ien­
de 1980, en donde constituía el Capítulo VII del Título dedicado a los delitos contra da sector de las conductas que lesionan la función recaudatona, se t1p1f1can
el orden socio-económico, en donde junto al delito fiscal se incluía como novedad el co~o delitos de contrabando y su correspondiente Ley especial. A su vez, rea-
de subvenciones. A su vez, la Propuesta de 1983 incorporó a los anteriores y bajo lizada la función recaudatoria, los bienes obtenidos son caudales públicos y la
idéntica intitulación a los delitos de contrabando. La introducción del delito conta- acción ilegal sobre ellos puede ser constituti~a de delito de n:ialve:sación -si se
ble por la Ley de reforma de 1985 es, pues, lo único de la misma que carecía de pre- trata de funcionarios- o de cualquier otro dehto contra el patnmomo, como hurto
cedente legislativo o en los trabajos preparatorios. 0
estafa. En este sentido Jos delitos de malversación de caudales públicos son tam-
bién delitos contra Ja Hacienda Pública, y también son tales los delitos de hurto o es-
La denominación de Delitos contra la Hacienda Pública no venía acompañada
tafa que recaigan sobre objetos constitutivos de la Hacienda o Patrimonio Público.
de una elaboración conceptual previa. En la doctrina se había utilizado únicamente
como término referencial para la sistematización del orden legal de delitos y su con- En definitiva el catálogo de delitos mencionados tienen en común la tutela del
tenido sustancial no había pasado de ser identificado, a lo más, como se ha indicado patrimonio públÍco, pero lo que caracteriza específicamente a los. ~elito~ fi.scales Y
antes, con el concepto de patrimonio del Erario Público. de subvenciones frente a esas otras modalidades posibles de actuac10n delictiva con-
La tarea de determinar el contenido y los perfiles del bien jurídico a que hacen tra la Hacienda Pública y su patrimonio es que tutelan de modo singular las funcio-
referencia los términos de Hacienda Pública ha de realizarse, pues, ex novo, lo que nes características de la Hacienda: la función tributaria (la recaudación de ingresos
resulta agravado por el hecho de que, al margen del Derecho Penal, ni siquiera en el públicos mediante los Tributos) y lafunción financiera o de realiz~ción del ~asto pú-
terreno de la Ciencia del Derecho financiero, que es el propio de la Hacienda Públi- blico, a través de la concesión de beneficios fiscales y de subvenciones (4 bis).
ca, el concepto de la misma resulta unívoco. Como señala SAINZ DE BUJAN- La especialidad de la tutela penal que proporciona los delitos fiscales Y. de s~b­
DA (4), el concepto de Hacienda Pública presenta una doble dimensión, según se venciones no se asienta tan sólo en la pretensión abstracta de tutelar las dos func10-
considere en una perspectiva estática o dinámica. A una consideración estática res- nes de la Hacienda Pública que se han indicado, sino, sobre todo, en instrumentar la
ponde la definición del objeto que constituye la Hacienda Pública que realiza el ar- intervención penal de modo adecuado a las formas singulares que ado~tan la~ con-
tículo 2. º de la Ley General Presupuestaria: «La Hacienda Pública está constituida ductas lesivas del bien jurídico, patrimonio público, cuando éste se actua en dimen-
por el conjunto de derechos y obligaciones de contenido económico, cuya titulari- siones de recaudación tributaria y de gasto público, pues tales modalidades de con-
dad corresponde al Estado y a sus organismos autónomos». El segundo de los senti- ducta no resultan captadas en modo suficiente por las figuras tradicionales de los
dos es funcional y se refiere a la administración y gestión de la misma, lo que com- delitos contra el patrimonio.
porta tanto la adquisición de los recursos -ingresos públicos-, su gestión interna
-administración en sentido abstracto- y su aplicación o gasto. En este sentido la Lo hasta ahora expuesto requiere una justificación más detenida, a cuyos efectos
Hacienda Pública merece una doble consideración, subjetiva y funcional: por una nos ocupamos ahora de los problemas siguientes:
parte es el sujeto agente de la actividad financiera del Estado, es decir, de la obten- a) Los delitos contra la Hacienda Pública como delitos contra el patrimonio o
Erario Público.
(1) Los advertía, p. ej., BACIGALUPO, El delito fiscal en España, en RFDUCM, 56 (1979), pp. 79 b) Desvalor de acción y resultado en los delitos ~ontr~ la Hacienda Pública en
y SS.
relación con el de los delitos comúnes contra el patnmomo.
(2) Vid. MARTINEZ PEREZ, El delito fiscal, Madrid, 1982, especialmente pp. 209 y ss.
(3) RODRIGUEZ MOURULLO, El nuevo delito fiscal, en REDF 1977, p. 707; CORDOBA, Co-
mentarios'. III, p. 1008; BAJO FERNANDEZ, Derecho penal económico, Madrid, 1978, p. 556. (4 bis) Una construcción similar a efectos del delito fiscal ofrece PEREZ ROYO, Los delitos Y las in-
(4) Vid. SAINZ DE BUJANDA, Lecciones de Derecho Financiero, Madrid, 1982, p. 3. fracciones, cit., pp. 64 y ss.

91
90
· 1 · obre todo el que los delitos que nos ocupan se refieren de modo directo
El objeto de los derechos y' obligaciones de contenido económico que constituye nia , sino, s , · · p · bl'
a determinadas funciones de la Hacienda Pública o de1 Patnmomo u 1co.
la Hacienda Pública, son sus bienes patrimoniales, el Erario Público. El objeto de pro-
tección de los delitos contra la Hacienda Pública es, pues, en una primera aproxima- 2. Bien jurídico de los delitos fiscal y contable.
ción, el patrimonio público (5). En este sentido el objeto de protección de estos deli-
tos no sería algo diferente del propio de los delitos comunes contra el patrimonio. Conforme a lo expuesto, puede decirse que el delito fiscal genuino d~l artículo
Sin embargo, una consideración más detenida a las características singulares que re- 349 se refiere básicamente a la función recaud~toria de in.greso~ d~. la Hac1en~a m~­
viste la tutela penal de este patrimonio público respecto de la que se ofrece al patri- diante los tributos. El delito fiscal protege el sistema de fma~ciac10n del Eran o .Pu-
monio de los particulares pone de manifiesto algo distinto. blico que se instrumenta a través de la obligación jurídica umla~eral, .qu~.es el Tnbu-
to. y en las expresiones «función recaudatoria» y «sistema. de fmanciac1on » no debe
La configuración de delitos específicos contra el Erario Público sólo podría jus- verse una mera licencia literaria, sino un contenido matenal, un elemento. que pro-
tificarse en razón de ofrecer al mismo una protección más enérgica que la que la porciona una base común al delito fiscal y al hasta ahora menos comprendido ~e .los
ofrecida con carácter general al patrimonio de los particulares. En definitiva, los de- delitos que incorporó la reforma de 1985: el delito co~table (6). E.n ef~ct?, defm1d?
litos contra la Hacienda Pública habrían de ser unos delitos cualificados contra el · 'd'ICO del deli'to fiscal meramente como Hacienda
. ]Uf! o Erano Publico,
patrimonio público, y cualificados en atención a un mayor desvalor objetivo o sim- e1b len . lb' el deh-
. .
to contable aparece como una conducta típica del.peligro ab~tracto para e . 1en JUfl-
bólico de la lesión del patrimonio de titularidad pública, cualificación que podría es- dico patrimonio, pues al menos (7) en sus dos pnmeras var~antes .n.o requiere resul-
tablecerse de modo técnicamente más complejo y adecuado, incorporando al Códi- tado lesivo patrimonial alguno. Sobre esta base se ha podido cnt1car P?r algunos
go una cláusula de agravación genérica para todos los delitos (comunes) patrimonia- autores (8) la inclusión en el Código de este delito, en tanto que proporciona t.ut.ela
les en los casos en los que el patrimonio afectado fuere de carácter público. punitiva a una mera puesta en peligro del patrimonio, lo que no sucede en el Cod1go
Sin embargo, podemos observar, por una parte, que en el Código nci se ha recu- en ningún otro caso.
rrido una tal técnica de agravación general o cualificación de las penas de los delitos
patrimoniales, en los supuestos de carácter público del bien objeto del delito, y, por
Ahora bien, si se toma en consideración el bien jurídico d~ !ºs
delitos co~tra .la
Hacienda Pública en el sentido funcional antes apunta~o: func10~ recaudatona, sis-
otra parte, que los llamados delito¡¡ contra la Hacienda Pública no reproducen ni tema fiscal, resulta evidente que las conductas constitu~1vas d~. delito conta~~e no son
captan todas las modalidades de conductas lesivas del patrimonio, tipificadas en los meras puestas en peligro del Erario Público, sino efectiva les1on de la func10n rec~~­
delitos de esta clase. datoria 0 del sistema fiscal, en tanto que tales conductas comportan una grav~ difi-
El elemento diferencial no puede, pues, estar solamente en la cualidad pública de cultad para la función de inspección y rec.aud~ción'.y el em~leo c~stos? de mas m~­
los objetos sobre los que recae la acción lesiva del patrimonio público. dios personales y materiales de I~ inspecc1ó~ ~1~anc1er.a. As.1 el deht.o flscal en senti-
do abstracto, en tanto que reqmere un peqmcio patnmomal efectivo -una ~euda
Es más, en otro sector del catálogo de delitos de la Parte especial, cuyas conduc- tributaria impagada superior a cinco millones de pesetas-: tutela la Ha~~enda
tas recaen también sobre bienes patrimoniales públicos, como son los delitos de mal- Pública en su integridad patrimonial efectiva, en el resultad? fmal de su f~n.c1on re-
versación de caudales, puede observarse que tampoco es la cualidad pública del ob- caudatoria, mientras que el delito contable, en cuanto se refiere a las cond1c1ones de
jeto de la acción la que fundamenta la incriminación especializada, sino un elemento determinación y comprobación de las bases imponib~es, af~cta a la fas~ central de la
distinto, como es la condición del sujeto activo de funcionario encargado de la ad- función recaudatoria: la determinación de las bases 1mpombles a traves de una con-
ministración o gestión de caudales públicos. tabilidad veraz.
Puede decirse como consecuencia de lo expuesto que la indagación del bien jurí-
dico de los delitos contra la Hacienda Pública no puede agotarse en su definición co-
mo Patrimonio o Erario Público, pues la misma no proporciona información sufi-
ciente o justificadora de la existencia como delitos autónomos de los denominados
delitos contra la Hacienda y de los de malversación de caudales públicos. · b 't' sen CORDOBA El nuevo delito fiscal, en «RJCat» 1985, pp. 936 Y ss.;
(6) Veanse acer as en 1ca • · . · • ¡·
POLAINO, El delito fiscal. Secuencias fallidas de una reforma penal, en «Estud10s pena1es Ycnmmo o-
Una reflexión más detenida permite observar que lo materialmente diferencial icos» IX, Santiago de Compostela, 1985, pp. 199 Y ss. . .. ,.
5
1
entre unos y otros delitos no es tanto o sólo la cualidad pública del objeto patrimo- g (7)' Las conductas previstas. en los aparta~os e Yd ~a;npoco re~m~f~s c o:ifl~~e~ :;~~g~[~~~~\ºd~f¡=
trimonial para la Hacienda Pública y menos au? un perJm~I~ supenor
to fiscal, aunque por lo común lo lleven consigo a la practica.
(8) Cfr. STAMPA, Análisis .. ., 1985, p. 137.
(5) Así, MARTINEZ PEREZ, en ob. cit., p. 209, con referencias.
93
92
3. El bien jurídico en el delito de obtención y disfrute fraudulento
de subvenciones. Pues bien, para poder adoptar una decisión acerca de. las alternativas expuestas
es preciso atender a las características particul~r~s .~el tip~ pe~al que ~os ocupa,
A su vez, en esta perspectiva que supera la mera consideración patrimonial del pues es a lli, donde ha de resolverse la correcta defimc10n del amb1to
· · ,y sentido
d 1 · de pro-
bien jurídico de la Hacienda Pública, el delito de subvenciones puede entenderse que tección del bien jurídico según se trate, ya que la mera de~omi?ac10n e mismo, no
afecta además de al patrimonio público como tal, a la función de aplicación del pa- ·
strve , que a expresar - en te'rminos de
mas . HONIG-
. la «smtesis» con la que se trata
trimonio, al gasto público y, específicamente, al gasto público en su dimensión de de captar en forma comprimida el sentido y fm de un precepto penal.
función o sistema subvenciona!.
En tal sentido es previsto atender, en primer lugar: a q~e. el artículo. 350 ha sido
Lo hasta ahora expuesto permite asentar sobre bases más seguras la hipótesis cons t rm'd o com 0 deli'to de resultado ' en donde éste se identifica en la pnmera
· , · ded las

formulada inicialmente: en relación a la Hacienda o Erario Público, el Código Pe- modalidades típicas con el perjuicio patrimonial que comporta la ob.te~~10n m. e 1-
nal protege tanto su patrimonio en sí mismo como las funciones que desarrolla: el da de una atribución patrimonial pública y en la segunda, en ~l pe_r.1~ic10 p~tnm.o­
gasto público y su presupuesto material, la función recaudadora, y esta hipótesis nial que supone para la Hacienda Pública el disfrute de una atnbucuon pa~nmomal
proporciona elementos de juicio para mejor comprender el bien jurídico específico afectada a un fin que se frustra de modo sustancial con el compo:~amien~o del
del delito de obtención y disfrute fraudulento de subvenciones. autor, at n'buc10n
·' p atrimonial que sólo se confiere
. en
. aras de tal. afectac10n
· p, bl' de fm.
t t En
1
este sentido el bien jurídico resulta en sentido estncto el Patnmo~10 u ico, u e a-
do frente a su lesión efectiva y no frente a la sola puesta en pehgro.
La subvención es Patrimonio Público afectado a fines. Su consideración como
objeto específico de protección penal sólo puede tener por sentido -si se ha de pre- En segundo lugar el Patrimonio Público se tutela en el d~lito del art~culo 350 con
tender coherencia con el conjunto del Código- lo siguiente: a) proporcionar una penalidad distinta pero similar a la que se oto_rga medi~nte el dehto de estaf~.
una protección a dicho patrimonio al menos de igual energía y valor simbólico a la Pues atendida la cuantía del objeto de la acción típica del articulo 350, el marco m1-
que goza el Patrimonio Privado; b) ofrecer una tutela cualificada en atención a nimo y máximo que correspondería por aplicación de los artículos 538 y 529, 7. ª,es el
su cualidad pública, frente a los ataques que al mismo dirijan los particu- de la prisión menor, a lo que se añade la multa proporci~nal del tanto al sextuplo de
lares; c) acumulativamente a la anterior, la incriminación especial del fraude la cuantía de la subvención obtenida o disfrutada. Tan sol~ ~n la pena de multa,, pre-
de subvenciones puede fundamentarse en la específica tutela de la función de vista en el artículo 350, podría atisbarse un desvalor punitivo mayor en el articulo
ese patrimonio afectado a fin que es el subvenciona!. Como alternativa a esta doble 350 que en el de la estafa común (10).
protección sólo cabe pensar coherentemente en una incriminación autónoma que
atienda exclusivamente a la tutela de la función subvenciona!, relegando la protec- En definitiva, a la luz de las dos consideraciones e~puestas ~uede afirmarse que
ción del Patrimonio Público como tal a la que ofrecen los delitos comunes, particu- el bien jurídico protegido de modo específico en el dehto del articulo 350 no e: otro
larmente el de estafa.
que el del patrimonio, que se tutela con penalidad similar a la de la ~stafa. con; un.' es
decir sin particular consideración al mayor valor material de} patn~omo pubhc~,
en ta~to que patrimonio afectado a fines sociales. Si esto es as1, la razon de. la ap~;1-
Resultaría arbitraria una intervención penal que privilegiara los atentados al pa-
trimonio y a la función suvencional, vgr., mediante una figura de delito autónoma
ción concreta del nuevo delito del artículo 350 ha de encontrarse en una d1mens10n
que excluyera la aplicación del delito común subyacente -en nuestro caso el de la
diferente a la del bien jurídico en sentido estricto.
estafa- y previera una pena inferior a aquélla con la que se incrimina éste. Dicho de
otro modo, lo que resultaría arbitrario desde el punto de vista del bien jurídico es Esa dimensión diferente a que se alude se encuentra, como .se p:~cisará al anali-
que se tomara en consideración el carácter público del patrimonio, con la finalidad de . zar los tipos en particular, en la necesidad de adecuar la conm~n~c1on penal t.utela-
otorgarle una protección penal más leve. Este sería el caso si la obtención y disfrute dora del patrimonio frente al fraude a las esp~ciales caracten~t1cas que re~1~te la
fraudulento de subvenciones disfrutara de una protección penal menor de la que el conducta antipatrimonial en la relación subvenc10n~l e~tre particular y Adm1mstra-
Código ofrece al Patrimonio Privado mediante el tipo de estafa, en tanto que la con- ción, características que llevan al legislador a prescm~i~ de algu~o de lo.s elei:ientos
ducta prevista, tanto en uno como en otro delito, ofrecen similares características de generales del delito de estafa y a prever de mo?o espec.1fJ~o la les10n patn~o.mal me-
desvalor de acción y de resultado (9).
diante una conducta puramente omisiva: el mcumphm1ento de las cond1c1ones de
afectación del fin de la subvención.
(9) Consideración ésta que resultará de utilidad para valorar la función del requisito de la cuantía
mínima.
(10) Sobre la comparación de penas, Vid. infra, p. 137 Y ss.
94
95
La. decisión del l~~islado~ podría haber sido otra, comportando una mutación mental es diferenciar este concepto del artículo 350 del de beneficio fiscal del artícu-
del ~bjeto de p~otecc10n, o bien una protección privilegiada del bien jurídico patri- lo 349 bis.
momo en atención a ~u di~ensión p~blica, ya mediante una penalidad mayor para El campo más común de aplicación de esta técnica es el del sistema fiscal, en
~I menoscabo del patnn,iomo, ya mediante una pena específica para su puesta en pe- donde aparece junto a otras instituciones entre sí relacionadas e incluso coinciden-
ligro (11). No ha sido as1, pero no puede desdeñarse tales alternativas en la reforma pe- tes. Dentro del concepto general de desgravación expuesto pueden integrarse los
nal en curso.
cuatro modos de excepcionar la carga fiscal que el artículo 79, b), de la Ley General
Tributaria recoge expresamente al tipificar infracciones en la materia: «disfrutar u
11. SUBVENCIONES Y DESGRAVACIONES PUBLICAS COMO OBJETO DE obtener indebidamente beneficios fiscales, exenciones, desgravaciones y devolucio-
LAACCION. nes». En realidad no se trata de cuatro técnicas diferentes, sino de cuatro términos
que la dispersa legislación tributaria emplea sin rigor sistemático. Ahora bien, en
En la apr?ximación al .objeto de estudio que se ha realizado en la primera parte términos abstractos podría decirse que beneficios fiscales son el concepto más gene-
de es~e trabajo, .se ha analizado y depurado el concepto de subvención pública, que ral, que abarca a la exención y a la desgravación, y en donde la exención comportaría
constituye el Objeto de la acción en los dos tipos que contiene el artículo 350. Proce- una liberación total de la carga tributaria y la desgravación una liberación parcial.
deremos a analizar una sintesis de lo allí expuesto para analizar después con más de- La devolución no es cosa oistinta que la devolución de todo o parte del impuesto ya
talle el concepto de «desgravación», también objeto de la acción pero sólo del tipo pagado por el contribuyente con anterioridad a obtener el beneficio fiscal, es decir,
de la obtención fraudulenta. ' la exención o la desgravación.
l. Subvenciones públicas. Lo que resulta evidente es que la Ley General Tributaría no distingue una grave-
dad diferente en las conductas referidas con los diferentes términos, sino que preci-
~or subvenci~nes pú~licas hemos entendido la atribución patrimonial a fondo samente equipara en sanción lo que entre ellos pueda haber de desigual. En términos
perdi?~· en ~~peci~ o ~n dmero, sin obligación de devolver por el beneficiario, que la de la sistematización expuesta, el desvalor de la obtención o disfrute indebido de
Admmistrac10n Publica otorga a particulares, afectada a un fin por el que se otor- una u otra clase de reducción de la deuda tributaria es materialmente idéntico. Pre-
ga (12). cisamente por ello el nuevo artículo 349 del Código Penal emplea un único concepto
~n base a tal definición se ha podido precisar la naturaleza subvenciona! de algu- -el más general en lo tributario- de beneficio fiscal, cuyo desvalor de acción Yde
resultado -en lo que representa la cuantía mínima de cinco millones de pesetas-
n.~s mstrun;entos financieros públicos. Así, se ha excluido del concepto de subven-
equipara valorativamente a efecto de pena. Carece pues de sentido a fines sanciona-
cion del arti:ulo 350 a los ,beneficios fiscales, a las devoluciones de impuestos y, a su
dos una distinción entre los diversos términos empleados.
vez, se ha afuma~~ el caracter de subvención de los créditos subvencionados (13). A
to?o ello nos remitimos ahora para pasar a precisar el concepto de desgravación pú- Unicamente podría merecer tal atención la hipótesis de la devolución y tan sólo,
blica.
exclusivamente, en los supuestos en los que lo que se devuelve es más de lo adeuda-
do tributariamente, es decir, cuando el contribuyente defraudador hace algo más
2. Desgravación pública. que «pagarse» el tributo mediante la devolución. En este caso el sujeto mediante su
conducta fraudulenta, además de <<eludir el tributo», y correlativamente reducir los
El concepto de desgravación pública ofrece dificultades para su segura determi-
ingresos públicos provoca un acto de disposición patrimonial de la Hacienda Públi-
nación. En principio debe entenderse por tal toda reducción de una carga de conte- ca con el que perjudica su patrimonio real y efectivo, hay una efectiva «salida de ca-
nido económico impuesta por la Ley con carácter general a los ciudadanos que reali- ja», que integraría en todos sus términos el tipo de estafa común. Esta es la única hi-
cen determinado supuesto de hecho, reducción que se opera por la Administración pótesis de las cuatro mencionadas en las que la conducta presentaría propiedades
como consecuencia de haber sido así dispuesto también en una norma general en materiales distintas de las de obtener o disfrutar fraudulentamente beneficios
atención a la concurrencia de determinadas circunstancias. Pero el problema funda- fiscales, lo que no ocurre en ningún caso con la desgravación.
Pero es más, habida cuenta de la técnica empleada por el propio tipo penal del
(11) Enmienda 22 G.P. Mixto, Dip. Pérez Royo. V. '.<Diario de Sesiones del Congreso» n.º 254 artículo 349 bis, en el que se concentran todas las hipótesis fraudulentas que tienen
Comisión de Justicia, pp. 8003 y ss., y n. 0 179, Plenos, pp. 8235 y ss. '
(12) Vid. supra, p. 23 Y ss. Se trata de la definición de FERNANDEZ FARRERES, depu-
por objeto una deuda tributaria, es decir, todas las modalidades de elusión del Tri-
rada a efectos penales. buto, incluidas dentro de éstas todas las que consisten en obtener o disfrutar indebi-
(13) Vid., respectivamente, supra, pp. 25, 26 y 27. damente de un beneficio fiscal, y por lo tanto, también, una desgracación, a la des-

96 97
gravación a que se refiere el artículo 350, junto al término subvención, no puede ser tegran un patrimonio público (18). De interés a este respecto es la ya citada Ley
una desgravación tributaria. (14). 50/1985, 23 de diciembre, de incentivos regionales, en la que como ayudas financie-
ras pública·s contempla en exclusiva y conjuntamente a las subvenciones y a las boni-
La conclusión expuesta permite resolver un problema, pero deja abiertos otros.
ficaciones de la cuota empresarial de la Seguridad Social, técnicas formalmente dis-
Así, no debe preocupar la diferencia de cuantía mínima de valor defraudado, previs-
tintas y de dinámica patrimonial diferente, pero que la propia Ley unifica desde el
ta en el artículo 349 bis (cinco millones), y en el 350 (dos millones y medio), pues no
punto de vista material mediante el concepto general de la subvención neta equiva-
supone antinomia alguna (15), ya que el artículo 350 no se extiende a las desgrava-
lente (artículos 3, 1 y 2).
ciones sobre Tributos. A su vez, el concepto de desgravación queda liberado de las
limitaciones a que le somete el Derecho Tributario, en particular la de contraponerlo La desgravación en tanto que técnica de ahorro de gasto, es decir, que opera sin
al de exención, y se recupera la posibilidad de entenderlo, conforme al criterio ex- desplazamiento patrimonial desde el patrimonio público hacia el particular, presen-
puesto al comenzar este apartado: reducción ope legis de una carga financiera im- ta modalidades de obtención y disfrute distintas a las propias de la subvención, por
puesta por la Ley. lo que su análisis se amplía al analizar las modalidades de conducta típica.

Lo que no queda resuelto es la determinación de a qué cargas financieras distin- III. SUJETO ACTIVO.
tas de las Tributarias se refiere el concepto de desgravación del artículo 350.
El sujeto activo se define en el tipo de la obtención fraudulenta por la referencia
Algún.autor ha creído entender que la irrupción del término encontraba su razón a «el que obtuviere una subvención, falseando u ocultando» y en el tipo del incum-
en la desgravación a la exportación (16), espacio en el que habían presentado histó- plimiento por la de «el que en el desarrollo de una actividad subvencionada, incum-
ricamente manifestaciones de fraude. Ahora bien, como se expuso en su pliere las condiciones establecidas».
momento (17), con la introducción del Sistema del Impuesto del Valor Añadido, la
desgravación a la exportación no es en sí misma nada distinta de una desgravación 1. El primero de los tipos circunscribe la condición de autor al que obtiene la
Tributaria y, por lo tanto, resulta ajena al tipo del artículo 350. subvención o la desgravación, es decir, al titular del beneficio, que resulta plena-
mente identificado en el acto administrativo de la concesión y que puede ser una per-
Pues bien, como consecuencia de todo lo expuesto puede decirse que el concepto sona física o una persona jurídica.
de desgravación pública del artículo 350 se refiere a todas aquellas reducciones de
cargas financieras públicas que no constituyen tributos y, correlativamente, benefi- Al margen de esta última variante, que se resuelve en su caso mediante el artículo
cios fiscales. Formulándolo en términos positivos creo que puede decirse que al me- 15 bis, sobre la responsabilidad de quien actúa en nombre de una persona jurídica,
nos uno de los espacios a los que resulta de aplicación el concepto es el de las cargas el problema que el tipo plantea es el de la posible excisión entre quien obtiene la sub-
de la Seguridad Social. Desgravaciones públicas serían, pues, entre otras, las desgra- vención y quien realiza el falseamiento o la ocultación.
vaciones que la Ley establece en relación a las cotizaciones a la Seguridad Social, La falsedad y la ocultación son conductas que se instrumentan con la solicitud de
pues son estas cargas financieras impuestas por la Ley con carácter general y que in- la subvención; quien solicita es quien, al afirmar la concurrencia de circunstancias
inexistentes o al callar las que concurren, falsea u oculta en el sentido del tipo. Esta
conexión implica que el sujeto activo ha de ser aquél en quien concurre la doble con-
(14) En las aportaciones doctrinales se presentan propuestas de interpretación, pero más para distin-
dición de solicitante y de obtenedor de la subvención.
guir cuando se aplica uno u otro artículo que para distinguir entre uno y otro objeto de las respectivas fi- Sobre esta base puede pensarse en los casos en los que el solicitante opera con da-
guras delictivas. Así, LAMARCA PEREZ (ob. cit., pp. 763 y ss.) propone la aplicación del art. 350 en
los supuestos en los que la desgravación se obtiene mediante engaño y, en caso distinto, la del 349 bis.
tos falsos y ocultos, cuya falsedad o existencia desconoce, pero que han sido efecti-
OCTAVIO DE TOLEDO propone una técnica similar que atiende a los medios de comisión: si el modo vamente falseados u ocultados por un tercero, quien sólo será en la práctica quien
indebido de obtención de la desgravación es uno de los previstos en el art. 350 se aplicará éste, y en otro actúa en interés de aquél. Pues bien, salvo que el solicitante-beneficiario de la sub-
caso, el 349 bis (Cfr. Las nuevas figuras delictivas de fa Reforma de 1985: El fraude de subvenciones Y el vención conozca el falseamiento u ocultación realizado por el tercero, no puede afir-
delito contable, cit., pp. 172 y ss.) Estimo que estas y otras propuestas ofrecen menor seguridad en sus re-
marse que el falseamiento u ocultación le sea atribuible y, en consecuencia, si obtie-
sultados que las tendentes a diferenciar netamente entre beneficio fiscal y desgravación a efectos penales,
como se propone en el texto. (18) Cfr. ALONSO OLEA, Instituciones de Sep,uridad Social, Madrid, 1983, p. 305: «realmente el
(15) Tal y como denuncia POLAINO, El delito fiscal, cit., pp. 188 y ss. patrimonio de la Seguridad Social es un patrimonio del Estado, pese a la declaración de la Ley de la Seguridad
(16) Cfr. FERREIRO LAPATZA, Las infracciones tributarias en fa reforma de fa LGT, en Social, art. 48;.sólo que no es común de éste, sino patrimonio afectado a un fin especial». Vid. también Ley
«RJCat», 1985, p. 902. General Presupuestaria, arts. 5, 51.2, 147 y ss. También parece decantarse por esta tesis PEREZ ROYO,
(17) Vid. supra, p. 26, y PEREZ ROYO, ob. cit., pp. 104 y ss. ob. cit., p. 107 y nota 144.

98 99
ne la subvención no es «quien obtiene la subvención falseando u ocultando las con- sino que se establece un ulterior requisito, el de que la cuantía del importe exceda de
diciones».
los dos millones y medido de pesetas.
Tal hipótesis se plantea de forma crítica en aquellos supuestos en los que el suje-
Abordaremos en primer lugar los criterios de determinación de la cuantía y, des-
to confiere su representación a un mandatario que es quien, en su representación,
pués, el problema de la naturaleza jurídica de la misma.
solicita la subvención, realizando en plena autonomía la declaración portadora de la
falsedad o del ocultamiento. Si el sujeto confiere dicha representación «a ciegas»,
l. Determinación de la cuantía.
confiando en el comportamiento, conforme a Derecho de su representante -o así
lo alega en juicio- el representado solicitante no reúne las características del autor La determinación de la cuantía de la subvención no presenta problemas particu-
típico y ni su conducta, ni la del representante, realiza el tipo del artículo 350 l. lares cuando se trata de subvenciones directas en metálico. Para las subvenciones en
especie se ha de atender al precio del mercado del objeto en cuestión, por ejemplo,
Corolario de lo expuesto es que el delito de obtención fraudulenta de subvencio-
suelo urbano. Igualmente para los créditos subvencionados, en los que la cuantía de
nes y desgravaciones es un delito especial, lo que, por una parte, provoca problemas
la subvención se ha de determinar por la diferencia entre el importe de la cuota de
de impunidad y, por otra, plantea dificultades específicas para el tratamiento de la
interés de mercado, del principal, del préstamo y la cuota del interés realmente esta-
participación. Se trata sin duda de un efecto no querido por el legislador, pero que
blecido por el crédito ofisial.
no encuentra solución más que de lege ferenda, a lo que serviría la introducción de
términos tan breves como los siguientes: «El que obtuviere para sí o para un tercero Particularmente compleja resulta la determinación de la cuantía de las desgrava-
una subvención ... », fórmula esta acuñada, por lo demás, en legislaciones extranje- ciones. Materialmente el problema es el mismo que en la defraudación tributaria,
ras (19). pues el importe de la desgravación se ha de computar sobre la base de una carga fi-
nanciera (allí, tributos), que puede ser de devengo periódico o no. Deben aplicarse
2. El tipo del incumplimiento de las condiciones de la subvención no plantea, en consecuencia para determinar la cuantía las mismas reglas que prescribe al efecto
por el contrario, problemas como los señalados en el tipo anterior, pues el legislador el artículo 349, párrafo segundo (20), y no por analogía, sino por identidad técnica
ha empleado una descripción objetiva, criminológica, de la conducta punible, des- de la materia de regulación, ya que es el modo que corresponde en derecho para la
provista de connotaciones de deber jurídico que pudiera implicar una restricción de determinación de la deuda frente al Estado que fundamenta toda carga financiera,
los autores a aquéllas que revistieren una determinada condición: beneficiario o titu- se trate de tributos o no.
lar de la subvención. Sujeto activo puede ser todo aquél que en el desarrollo de una
actividad subvencionada esté en posición de determinar el incumplimiento de una A su vez, en los supuestos de desgravaciones que operan mediante devolución, la
condición y, correlativamente, la frustración del fin, es decir, tanto el beneficiario determinación de la cuantía de las mismas se identifica con los mismos criterios sim-
como sus encargados o colaboradores pueden resultar autores del delito. Ahora ples de las subvenciones directas en metálico.
bien, en la medida en que la posición material de impedir el cumplimiento de la con-
dición requiere un poder de decisión sobre la actividad que se realiza, los terceros 2. La cuantía mínima como condición objetiva de punibilidad.
punibles serán quienes disfruten de un poder de representación o de dirección, com-
La restricción de la intervención penal frente a una conducta mediante la intro-
partido con el titular de la subvención.
ducción de una cuantía mínima de valor económico del objeto de la misma es una
técnica aplicada en todo el ámbito del Derecho penal económico español, técnica
IV. PROBLEMA DE LA POSICION DOGMATICA DE LA CUANTIA que tiene su origen en el sistema de cuantías tradicional de nuestros delitos contra el
MINIMA Y DE SUS CONSECUENCIAS. patrimonio, si bien en estos cumplía y, en menor medida tras la reforma de 1983, si-
El artículo 350 exige que la subvención o desgravación obtenida fraudulenta- gue cumpliendo una función de diferenciación de los grados de penalidad
mente, o la subvención cuyas condiciones de aplicación se incumplen de igual modo, -distinción falta-delito y, dentro de éste, clase de pena- y no de exclusión de puni-
lo sean por valor superior a dos millones y medio de pesetas. bilidad, como es el caso del Derecho penal económico.
Ambos tipos se estructuran, pues, como delitos de resultado y, aún más, no bas- Si bien el sistema de cuantía mínima se emplea en los distintos delitos de contra-
ta con el resultado nuclear de las acciones típicas -obtención e incumplimiento-, bando, en los delitos monetarios y en el delito fiscal, sólo en relación a este último se
ha suscitado discusión acerca de la naturaleza de tal requisito y de las consecuencias
(19) MARTINEZ PEREZ mantiene precisamente la caracterización contraria a la expuesta, confi-
gurando el tipo de la obtención como delito común y la del incumplimiento de las condiciones como deli-
. (20) Vid. al respecto RODRIGUEZ MOURULLO, en Comentarios a la Legislación Penal, T. II,
to especial. Ver ob. cit., p. 347. cit., pp. 272 y ss., y PEREZ ROYO, ob. cit., pp. 135 y ss.

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que se derivan de aquellas que se le atribuyan. Se trata de decidir si la cuantía es un ni en su existencia ni en su gravedad, subsistiendo el carácter antijurídico del mismo,
elemento objetivo integrante de la infracción penal, del tipo de injusto, o si, por el aunque no concurra tal condición, hecho que no se castiga sin la concurrencia de la
contrario, es una mera condición objetiva de penalidad. misma tan sólo y exclusivamente por razones de oportunidad política-criminal (26).
Si se afirma que es un elemento objetivo del tipo de injusto, la consecuencia es- La condición opera, en consecuencia, restringiendo la punibilidad de la conducta a
triba en que el dolo del autor ha de extenderse a la conciencia de que la cuantía de la los supuestos en los que la condición concurre, haciendo impunes todos los restan-
subvención o desgravación que se obtiene, o de la subvención cuyas condiciones se tes (27). Pues bien, si se proyectan estas consideraciones sobre la exigencia de una
incumplen, es superior a los dos millones y medio de pesetas. Si por el contrario se cuantía mínima para el castigo del fraude fiscal y del fraude de subvenciones, no
afirma que es una mera condición objetiva de la penalidad, el dolo no ha de cubrir puede por menos que afirmarse que el fraude alcance o no las cuantías especificadas
dicha cuantía y basta con que el autor sepa y quiera obtener una subvención o des- en los respectivos tipos carece de relevancia para constituir lo injusto del hecho. La
gravación. Las consecuencias en el plano teórico son sustancialmente diferentes y la prohibición de la elusión de tributos se mantiene incólume por debajo de los cinco
práctica judicial puede ofrecer numerosos problemas, pues no será dificil en muchos millones de pesetas y se castiga como infracción tributaria. La única y exclusiva ra-
casos que el reo alegue desconocimiento de la exacta cuantía, lo que ocurrirá sobre zón de su presencia en el tipo del delito fiscal estriba en el propósito político-
todo cuando el monto de la subvención no sea fijo y determinado ex ante, sino que criminal del legislador de no hacer intervenir al Derecho Penal, sino en los casos más
resulte de una posterior determinación en base a un algoritmo que opere sobre mag- graves de elusión dolosa de tributos, que los fija hoy en cinco millones de pesetas, y
nitudes ex ante inciertas. A su vez, un sector doctrinal entiende que no caben las for- los fijaba ayer en los dos millones (28). Que la fijación de las cuantías mínimas en
mas imperfectas en los tipos construidos con una condición objetiva de punibilidad. delitos económicos obedece a puras razones de política criminal se evidencia en la
diversidad de cifras que al respecto se fijan en otros delitos económicos, como en el
Pues bien, en relación al delito fiscal, la primera opinión doctrinal al respecto caso de los de contrabando y los monetarios (29).
fue realizada por PEREZ ROYO, afirmando la naturaleza de condición objetiva de
punibilidad (21). En contra se manifestó RODRIGUEZ MOURULLO (22) por en- Otro tanto ocurre con el fraude de subvenciones, y aún mayor evidencia, pues
tender que la cuantía era una característica del resultado típico y que, como tal, debe aquí la exigencia de cuantía mínima es una novedad rigurosa frente a la configura-
ser abarcada por el dolo. Sin embargo, esta última opinión incurre en unapetitio ción del delito en el Proyecto de 1980 y en la PANCP de 1983. Lo injusto del hecho
principi, pues lo que aduce como fundamentación no es otra cosa que el resultado está descrito en términos similares en las tres versiones del precepto, coincide, pues,
de una argumentación, que precisamente no ha llegado a adverar. en las tres las mismas propiedades criminales de la conducta. La única diferencia radica
en que el precepto vigente ha incorporado, lo que no es otra cosa que una condición
Sobre las condiciones objetivas de punibilidad existe una amplia elaboración y objetiva de penalidad y por razones de política criminal, como manifiestan los legis-
consenso en lo que se refiere a sus consecuencias dogmáticas (23), sin embargo, el ladores en la génesis de la norma (30).
problema fundamental es el de identificar en los preceptos legales lo que realmente
sean tales condiciones objetivas (24), lo que sólo puede resolverse por vía de inter- Lo injusto del delito, del 350, se agota en la obtención de subvenciones, falsean-
pretación, proyectándo el concepto y características de la institución sobre el precep- do u ocultando las condiciones requeridas y, en el disfrute de aquéllas, incumplien--
to de que se trate. Así, por condiciones objetivas de punibilidad en sentido estricto o do las condiciones establecidas y frustrando su finalidad. La cuantía de más de dos
propias (25) se entienden aquellas que no condicionan la prohibición de un hecho, millones y medio que debe alcanzar la subvención para que la conducta resulte puni-
ble es una condición puramente objetiva de su punibilidad.
(21) Sin acompañar fundamento de la opinión, vid. La represión del fraude tributario y el nuevo (26) Cfr. MIR PUIG, Derecho Penal, cit., p. 122; QUINTERO OLIVARES, Introducción al Dere-
delito fiscal, en «Medidas urgentes de reforma fiscal», Madrid, 1977, vol. I, p. 162. En igual sentido, BA- cho Penal, cit. p. 183.
CIGALUPO,_El delito fiscal en Espaíia, en «REDUC», 56 (1979), p. 93, desde el concepto de tipo penal; (27) Y porque restringe y no fundamenta la punibilidad es por lo que su ajenidad para el dolo o la
también MUNOZ CONDE, Derecho penal, Parte Especial, 5. ª ed., 1983, p. 756, y en la 6. ª, 1985, imprudencia no afecta al principio «de culpabilidad», Cfr. TIEDEMANN, Wirtschaftskriminalitiit, 1,
p. 738. A.T., cit., p. 236.
(22) En Comentarios a la Legislación Penal, II, 1983, p. 277, y anteriormente en «REDF», 15/16 (28) En el Proyecto de 1980, art. 370, en 3 millones y en la PANCP 1983, art. 298, de nuevo, en 2
(1977). millones.
(23) Vid. al respecto, con referencias, JESCHECK, Tratado, cit., II, pp. 762 y ss., y MIR PUIG, (29) Un millón y dos millones, respectivamente. El Proyecto de 1980 lo fijaba en 1y2 millones, res-
Derecho Penal, 1985, cit., pp. 121 y ss. Sobre su presencia en el Derecho penal económico, si bien en for- pectivamente, para cada delito, y la PANCP de 1983, en 2 millones para ambos.
mas distintas a la de cuantía, vid. TIEDEMANN, Wirtschaftskriminalitat, cit. I, pp. 231 y ss. (30) Vid. intervención del Ministro de Justicia, Ledesma Bartret, en «DSCD», Pleno, núm. 179,
(24) .Cfr. SCHÓNKE-SCHRÓDER-LENCKNER, StGB Komm., núm. marg. previo al pár. 13. 1985, p. 8230. Inclusive se emplea la denominación de condición objetiva de punibilidad, por los Diputa-
(25) Para distinguirlas de las que, en vez de restringir la punibilidad, permiten castigar un hecho que dos de la mayoría; vid. CUESTA MARTINEZ, en «DSCD», Comisión de Justicia e Interior, n.º 254,
no sería punible conforme a las reglas generales del injusto y a las que se califica de impropias, vid. p. 8004. Así, MUÑOZ CONDE, Parte Especial, 6. ª ed., 1985, p. 738. En contra, MARTINEZ PEREZ,
JESCHECK, ob. cit., pp. 765 y ss. Comentarios .. ., cit., VII, pp. 264 y ss.; OCTAVIO DE TOLEDO, ob. cit., p. 177.

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3. Consecuencias para el tipo subjetivo y para la punibilidad de las pueda suponer la operación ilegal para la Hacienda Pública, pues éste se determina
formas imperfectas. por el arancel que correponda a la mercancía en cuestión, y que depende no del va-
La consecuencia más relevante que se deriva de la naturaleza de la cuantía como lor de la misma, sino de su naturaleza a efectos arancelarios. Otro tanto ocurre con
.condición objetiva de punibilidad es que no es preciso que la misma sea abarcada los delitos monetarios, pues en estos se condiciona la pena a que la cuantía de la ope-
por el dolo del autor (31). Por lo tanto, un error al respecto es irrelevante. ración sea superior a dos millones, cuantía que no es equiparable de modo necesario
a la del perjuicio que la operación monetaria pueda suponer para el bien o bienes ju-
Algunos autores afirman también que la presencia de la condición objetiva de rídicos que la Ley de Control de Cambios tutela.
punibilidad impide la apreciación de las formas imperfectas, tentativa y frustra-
ción (32). Tal opinión no necesariamente debe compartirse. ·La posibilidad de la in- En definitiva, la condición de punibilidad de que la subvención o desgravación
criminación de las formas imperfectas de los delitos que incorporan una condición sea de un importe superior a los dos millones y medio de pesetas es una condición re-
objetiva de punibilidad ha de resolverse por vía de interpretación, respecto de cada lativa al tipo de subvención y no a la cuantía del perjuicio que la misma pueda com-
figura de delito en concreto, atendiendo a las características del fin de política crimi- portar al obtenerse fraudulentamente, por lo que siendo el objeto de la conducta
nal a que la restricción de la punibilidad responde. fraudulenta una subvención o desgravación de esa cuantía, tanto da que la misma se
obtenga o sólo se intente "ºbtener para la realización del tipo -consumado o
En este sentido entiendo que la finalidad a que responde la cuantía mínima en los
intentado- del articulo 350 del Código Penal. Si la subvención que se obtiene o se
delitos contra la Hacienda Pública es la de restringir la intervención penal a los su-
pretende obtener fraudulentamente es superior a la cifra mencionada ha de afirmar-
puestos en los que la deuda Tributaria o la subvención es de elevada cuantía, y no a
se el delito consumado o intentado, porque es frente al fraude de ese tipo de subven-
los supustos en los que el perjuicio efectivamente producido alcance el monto patri-
ciones frente al que el legislador pretende intervenir con el Derecho Penal. Por el
monial de referencia. La atención a la cuantía de la .deuda Tributaria no sólo resulta
significativa respecto de la dimensión del perjuicio patrimonial, sino también y an- contrario, si la subvención que el sujeto obtiene o pretende obtener es de cuantía in-
ferior a dos millones y medio, no se da la condición objetiva de punibilidad, y el úni-
tes que eso, de las características del supuesto de hecho Tributario, de la posición
co instrumento sancionatorio es el administrativo.
material del autor en la vida económica. En las subvenciones, por su parte, la cuan-
tía de la misma es significativa de la naturaleza misma de la subvención, hasta el Correlativamente, la conducta no será punible como tentativa, cuando el sujeto
punto de poder entenderse que una subvención de más de dos millones y medio es en crea erróneamente perseguir una subvención superior a dos millones y medio, que, a
términos generales una subvención «económica», destinada a empresas que operan la postre, resulta de menor valor (33).
en la producción o en los servicios, y que excluye de su ámbito a las subvenciones
llamadas «Sociales» o «culturales». De este modo, la cuantía mínima podría servir a
cumplir la misma función selectiva del campo de intervención penal que en Alema- V. OBTENCION FRAUDULENTA DE SUBVENCIONES Y
nia cumple la incriminación reducida a las subvenciones concedidas a «empresas o DESGRAVACIONES.
explotaciones», o a las <<Unidades productivas» de la Ley portuguesa. La primera de las modalidades típicas es la que se ha denominado obtención
En el sentido expuesto, la cuantía de la subvención, como nota caracterizadora fraudulenta de subvenciones, que, a su vez, contempla dos modalidades de conduc-
de la misma, se desvincula de la idea de monto del perjuicio económico que suponga ta: obtención mediante falseamiento de las condiciones requeridas y obtención me-
una obtención fraudulenta. Esta escisión entre naturaleza del objeto de la acción y diante ocultamiento de las condiciones que la hubieren impedido.
montante del perjuicio patrimonal no es nueva ni artificiosa. Se recoge expresamen- Mientras la primera consiste en un comportamiento activo plasmado en una de-
te en otros delitos económicos que se acompañan de una condición objetiva de puni-
claración falsa, oral o escrita, o en la presentación de una declaración acompañada
bilidad consistente en una cuantía económica. Así, la Ley de Contrabando, cuyo de documentos falsos o falsificados, la segunda consiste en un comportamiento pu-
bien jurídico protegido es la Hacienda Pública y que en buena parte se tutela frente
ramente omisivo, consistente en el no desvelar la concurrencia de circunstancias
a la elusión de las deudas fiscales a que dan origen las operaciones de importanción contrarias a la norma subvencionadora. El tipo cubre así las dos hipótesis teóricas
y exportación, entre otras, establece como condición objetiva de punibilidad el que de conducta engañosa, con independencia de que en la práctica puedan ambas pre-
el valor de los géneros o efectos que son objeto del mismo sea de un millón de pese- sentarse cumulativamente en un mismo hecho subvencionador.
tas o más, cuantía ésta que no tiene relación directa con el perjuicio efectivo que
(31) Cfr. MIR PUIG, Derecho Penal, cit. p. 123.
(32) Cfr. MUÑOZ CONDE, Derecho Penal, Parte Especial, cit., p. 741. También en este sentido se (33) Cfr. JESCHECK, Tratado, cit. 11, p. 764. Tal supuesto no será infrecuente, toda vez que las
manifiesta MARTINEZ PEREZ, Comentarios, cit., pp. 265 y 347. Esta tesis es la que induce a PEREZ subvenciones admiten variación entre lo que se solicita y lo que realmente se concede, particularmente en
ROYO a renunciar a la calificación como condición objetiva de punibilidad, v. ob. cit., p. 133. lo que se refiere a subvenciones no tasadas que se conceden discrecionalmente, al menos en parte.

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1. Obtención falseando las condiciones requeridas para la concesión. otras condiciones, que no se trate de personas ligadas con un vínculo de parentesco
con el empresario beneficiario de la subvención o que ocupen puestos de alta direc-
Por falsear las condiciones debe entenderse la declaración falsa acerca de la con- ción en la empresa; realizar las contrataciones con trabajadores inscritos en las co-
currencia de las condiciones requeridas por la norma subvencionadora que se plas- rrespondientes oficinas de empleo (es decir, desempleados) (34). En el ámbito de la
ma en la instancia-formulario de solicitud. Declaración falsa es aquella que afirma o reconversión del sector del acero, el desenganche y precintado de instalaciones o su
niega las condiciones positivas o negativas de la subvención, en contradicción con la cierre, desmontaje o venta al exterior de las mismas (35). En las subvenciones a Em-
realidad. Se trata de una falsedad ideológica plasmada en un documento. presas de determinados tráficos marítimos (36) las distancias navegadas y las tonela-
La expresión abarca tanto la afirmación como cierta de hechos que no lo son, das métricas transportadas, entre otras.
como la de juicios de valor o cualidades que no se adecúan con la realidad o con los Por accidentales deben entenderse aquellas que vienen requeridas por la norma
propósitos reales del solicitante de la subvención. Lo relevante es que la afirmación subvencionadora como presupuestos de la concesión, pero sin conexión con la fina-
realizada por el solicitante no se corresponda con la realidad y resulte por ello obje- lidad pretendida. Así, por ejemplo, las normas subvencionadoras más recientes exi-
tivamente engañosa. A tal efecto es indiferente que la falsedad sea radical o que se gen que el solicitante (37) se halle al corriente de sus obligaciones tributarias que de-
trate de una inexactitud en los datos aprotados por el autor. Desde el punto de vista berá acreditarse previamente a la percepción de la subvención (38), o, además, alter-
del tipo, tanto si la declaración es inexacta, es decir, parcialmente falsa, como si lo nativa o cumultativamente, de las obligaciones con la Seguridad Social (39). Se trata
es por completo, debe afirmarse el falseamiento, siempre y cuando resulte objetiva- en estos casos de condiciones irrelevantes para la obtención del fin subvenciona!,
mente engañosa, siendo este el caso, cuando si la declaración hubiera sido exacta la pero que la norma las establece como condiciones para la concesión, hasta el pun-
Administración habría denegado la subvención. to de que de no concurrir impiden ésta. Pues bien, estas condiciones, junto con las de-
La falsa declaración puede venir acompañada -en tanto así lo requiera el proce- nominadas esenciales, integran el conjunto de condiciones '1relevantes para la sub-
dimiento subvencionador de que se trate- de documentos acreditativos de la concu- vención>> sobre las que debe proyectarse el falseamiento.
rrencia de requisitos de la subvención, emitidos por instancias administrativas, 2. Obtención con ocultamiento.
-vgr., certificaciones de aduanas- o particulares. Tales documentos pueden ser
verdaderos y legítimos o pueden serlo falsos o falsificados, lo que da lugar a posibles Se trata en realidad de una variante omisiva de la conducta engañosa, cuya ver-
concursos que se analizan más adelante. sión activa es la de falseamiento. Su incriminación en tanto que engaño por omisión
hubiera presentado dificultades paralelas a las que se ofrecen en el delito de estafa,
El falseamiento debe referirse a circunstancias relevantes para la concesión de la tal y como se analizó en su momento (40), a pesar de que puede afirmarse un deber
subvención, entendiéndose por tales las que, de no concurrir en la realidad, tal Y co- de decir verdad ante la Administración sancionadora, fundamentado en general en
mo se declara, determinarían una resolución negativa de la solicitud. No basta, pues el propio instituto de la subvención, como en numerosas normas subvencionado-
cualquier falsedad o mentira. Tal restricción, que se contiene expresamente en la ras (41), que hubiere bastado para equiparar el engaño por silencio al engaño acti-
modalidad típica de ocultamiento, debe entenderse exigida no sólo por coherencia vo. La precisión típica resuelve expresamente el problema al contemplar la creación
con ésta, toda vez que el ocultamiento es una modalidad, si bien omisiva, del falsea- por el propio precepto penal de un deber de manifestar expresamente la verdad en
miento, sino también como consecuencia de la estructura general del tipo que re- el proceso subvencionador.
quiere una conducta engañosa susceptible en términos objetivos de inducir a error a
la Administración y dar lugar a una concesión de la subvención contraria a sus pre-
(34) R, D, 180, 1985, 13 l'ehrero ( <B,0,E->> 15 l'chrero) y O, M. 21febrero1985 ( <B.0,E.» 27 fehre-
supuestos legales y a los fines pretendidos con la misma. ro).
(35) R. D. 917, 1982, 26 marzo ( •B.O.E"' 12 mayo), art. 4.º
En este sentido es necesario precisar que las ',1condiciones» a que hace referencia (36) O.M. 12 agosto 1985 (<B.O.E.» 7 septiembre).
el tipo pueden ser de dos clases, que pueden denominarse esenciales y accidentales, (37) Así, con carácter general aplicable a todas las sub\'cncioncs públicas la O.M. de Economía,.
juicio que puede hacerse a partir de los presupuestos y fines de la subvención. Así, Hacienda de 15 de abril de 1985.
(38) Vid., p. c.i., O.M. Industria y Energía de 31 de .iulio 1985, <B.O.E.» 3 agosto, 4.º .
por esenciales, deben entenderse aquellas cuya exigencia es consecuencia de consti- (39) Vid. O.M. Traha.io y Seguriclacl Social de 21febrero1985 (•B.O.E.» 27 febrero). Sub\'cnc1oncs
tuir elementos del presupuesto de hecho de la subvención, sin las cuales no existiría a cargo del Fondo ele Solidaridad para el Empico, arts. 3.º.l.a; 6.ºa; 8.º.4h.
posibilidad de que el otorgamiento de la atribución patrimonial sirviera a la conse- (40) Vid. supra, pp. 57 y ss. . . .
(41) E! falseamiento, la inexactitud o /a omisión en los datos sum1111strados que hayan sen·1clo ele ha-
cución del fin de fomento a que la subvención responde. A modo de ejemplo de tales se para Ja concesión ele la subvención constituyen causas genéricas de nuliclacl dd acto subvenciona.!, V: .gr.
condiciones pueden citarse las que siguen: Así, para las subvenciones a las nuevas Ley 50. 1985, ele inccnti\'OS regionales, art. 7.1; Le\' 27. 1984, sohre rccomcrs1ón y re111clustnal17ac10n,
contrataciones, con cargo al Fondo de Solidaridad con el Empleo, se requiere, entre art. 33.3.

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Por ocultamiento debe entenderse la simple omisión de manifestar la existencia error alguno en la Administración, porque no ha llegado a comprobar Ja
de un hecho o cualidad relevante para la subvención. Si en términos generales po- declaración-solicitud o por estar automatizado el procedimiento, o porque el autor
dría aceptarse que el concepto de ocultamiento conlleva un cierto matiz de maquina- alega que la Administración conocía la realidad a la que respondía su solicitud (42).
ción activa, no es menos cierto que eso es precisamente lo que ocurre en el proceso
subvencionador, en el que el silencio, el mantener a la Autoridad subvencionadora El tipo de obtención fraudulenta se satisface, pues, con la presencia de una con-
en el desconocimiento del hecho o cualidad en cuestión, se produce en el marco de ducta objetivamente engañosa, es decir, susceptible de inducir a error en la conside-
una conducta activa de declaración y manifestaciones contenidas en el formulario r~ción de un observador objetivo ex ante, seguida del acto de disposición patrimo-
de la solicitud, hasta el punto de que por lo común la presencia de la omisión en tal mal que es el otorgamiento de la subvención, sin que entre uno v otro elemento ha va
contexto activo permitiría considerar a la no declaración de toda la verdad como de mediar un efectivo error en el órgano subvencionador. -
',<acción concluyente» engañosa. A lo dicho nada obsta la referencia en la variante de la ocultación a las condicio-
El ocultamiento va referido aquí a la existencia de condiciones previas a la con- nes sobre las que calló el solicitante y que de haber sido conocidas por el órgano ad-
cesión, condiciones que deben ser relevantes en el sentido expuesto en el apartado nistrativo la habrían impedido. Este recurso a un juicio hipotético se proyecta única-
relativo a la modalidad de falseamiento. Esta exigencia de relevancia de las condi- mente sobre la conducta omisiva como medio de significar la idoneidad para producir
ciones ocultas viene establecida por el propio precepto penal cuando dispone que se err.or, es decir, para afirmar el carácter objetivamente engañoso de la conducta típica
trate de las condiciones ',<que la hubiesen impedido», es decir, que, de conocer su Ysm que pueda reconducirse a exigir que, en concreto, se haya producido un error de-
existencia, la Administración resolvería denegando la subvención solicitada, lo que terminante del acto de concesión.
sólo prodría suceder, en principio, porque afectara al c.umplimiento de las condicio- 4. Consumación y formas imperfectas.
nes expresas o implícitas a las que se somete normativamente la concesión de la sub-
vención, en donde el juicio de valor ha de referirse a los presupuestos y fines de la A) El delito se consuma con la obtención de la sub\·ención o la descrm ación.
subvención de que se trate. La obtención a que se refiere el tipo expresamente es elemento portador del momen-
Atendiendo a la práctica subvenciona! de organizar la solicitud mediante un for- to consumativo y que configura a aquél como delito de resultado. La identificación
mulario oficial, quiere decir todo lo anterior que realiza el tipo no solamente frente de este momento requiere diferenciar los supuestos de la subvención v de la descra-
a lo que expresamente se pregunta en el formulario, sino la omisión de manifesta- vación, toda vez que suponen, en principio, procedimientos técnicamente diferen-
ción de cualquier otro extremo que, aun no siendo objeto de pregunta en el formula- ciados.
rio, resulta relevante, por impedir su efectiva concurrencia la concesión de la sub- a) La subvención se obtiene mediante un procedimiento rogatorio: una \C/
vención. prevista por la Ley, se solicita por el particular, por lo común, mediante un formula-
En este ámbito se puede presentar con facilidad una creencia errónea o descono- rio oficial dispuesto al efecto, en el que se han de realizar por el solicitante las mani-
cimiento por parte del sujeto acerca de la relevancia de la condición respecto de la festaciones y declaraciones que en él se contemplan y que hacen referencia a la iden-
que omite manifestarse, campo abonado para el error -real o aparentado en el tificación del mismo y a la conducta de los requisitos v condiciones que la norma
proceso- relevante, que excluiría el dolo, pues la relevancia de la condición es fuera subvencionadora establece como presupuestos de su concesión.
de toda duda un elemento normativo del tipo. El procedimiento concluye con un acto administrativo de concesión al que se
acompaña de una orden de pago, que se comunica al particular solicitante, lo que
3. Relación entre falseamiento y ocultaciún con la obtención de la subvención.
comporta la puesta a su disposición del caudal subvenciona!. La cuestión de interés
La cuestión hace referencia a si se requiere una particular relación entre la con- aquí es determinar si el acto subvenciona! se perfecciona con la puesta a disposición
ducta engañosa, plasmada en el falseamiento y la ocultación, y la obtención de la del patrimonio subvenciona! o, en un momento posterior, cuando el beneficiario de
subvención. El tipo no incorpora elemento alguno que comporte la exigencia de una modo efectivo recibe el patrimonio subvencional v puede disponer de él. lo que tiene
relación de causalidad entre conducta engañosa y resultado, cual podría haber sido que ver con la incierta naturaleza jurídica de la subvención.
la expresión '.<mediante» acompañando a los términos falseamiento u ocultación. La
Así, se puede entender que, al modo de las donaciones, el acto subvenciona! se
razón de tal ausencia se debe sin duda al propósito de eludir en el delito nuevo la re-
perfecciona desde que el «donante» conoce la aceptación del «donatario» (artículo
lación propia del delito de estafa entre conducta engañosa y acto de disposición pa-
62~) o, con la doctrina administrativa que configura la subvención como un acto ad-
trimonial a través del error producido en lavíctima, relación que, como se expuso al
analizar los problemas que plantea el tipo de estafa, tiende a frustrar la incrimina-
ción de la obtención fraudulenta de subvenciones, a consecuencia de que o no hay (42) Vid. supra, pp. 60 y ss.

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ministrativo unilateral necesitado de aceptación (43). En este sentido podría esti- ción reconoce el derecho a la devolución y pone a disposición del solicitante el mon-
marse que la subvención se obtiene cuando una vez que ha sido otorgada el benefi- to de la misma, al igual que sucede en la subvención.
ciario manifiesta su aceptación. Ocurre, no obstante, que puede entenderse también B) La determinación de la frustración y la tentativa resulta aquí tan dificultosa
que la aceptación va implícita en la solicitud presentada, al menos cuando los térmi- como en la estafa común (46). Aplicando los criterios jurisprudenciales allí acuña-
nos de lo concedido coinciden con lo solicitado. dos puede entenderse que la tentativa se agota con la presentación de la solicitud
A mi entender, y toda vez que el tipo del artículo 350 ha sido co~struido como contenedora de la falsedad u ocultamiento, es decir, con la mera realización de la
delito de resultado patrimonial perjudicial y, en consecuencia, 'de modo similar al de conducta engañosa (47). El momento de la frustración es el del descubrimiento del
la estafa en este punto, por obtención de la subvención debe entenderse el desplaza- engaño, determinante de la resolución negativa de la solicitud, que por tanto no lle-
miento patrimonial con efectiva disponibilidad por el particular de la atribución pa- ga a otorgarse de modo efectivo, o, aún otorgada, impide el acto de pago, no llegan-
trimonial, un momento posterior, en defintiva, al del otorgamiento de la misma e, do el autor a alcanzar la disponibilidad sobre el caudal subvenciona!.
incluso, al de la posible manifestación de aceptación. Cosa distinta sería si el tipo se En las hipótesis de desgravación lo que varía respecto de lo anterior es el espacio
hubiese construido como delito de peligro, como el párrafo 264 del St. GB. Y que, de la frustración. En el caso de la desgravación ex ante, la frustración se determina
precisamente por ello, no requiere la obtención de la subvención, sino que se satisfa- por el descubrim.iento de la falsedad y correspondiente paralización del expediente
ce con y a la mera solicitud engañosa (44). hasta el momento en que se produciría el efecto liberatorio del pago, es decir, el tér-
b) La desgravación, como se ha expuesto, es un acto administrativo por el que mino del plazo de cumplimiento de la carga o gravamen, por ejemplo, el de la liqui-
se levanta al particular una carga financiera a la que en principio está obligado legal- dación de la cotización a la Seguridad Social. En los casos de desgravación ex post o
mente. Supone un ahorro de gasto del patrimonio particular correlativo al empobre- con devolución, la frustración alcanzaría hasta el momento de puesta a disposición
cimiento del Erario Público. La diferencia esencial con la subvención consiste en del autor de la cuantía de la devolución.
que no hay en la desgravación desplazamiento patrimonial alguno en el sentido ma-
terial, sino precisamente ausencia de tal desplazamiento patrimonial. En consecuen- VI. INCUMPLIMIENTO DE LAS CONDICIONES DE LA SUBVENCION
cia, para determinar el momento de la obtención será preciso recurrir a un elemento CON AL TERACION SUSTANCIAL DE SUS FINES.
diferente de el desplazamiento, que es el significativo en la obtención de la subven-
El párrafo segundo del artículo 350 incrimina con igual pena a la prevista para la
ción.
obtención fraudulenta a quien en el desarrollo de una actividad subvencionada con
Dos son a tal efecto los criterios de posible relevancia: primero el momento de la fondos públicos, cuyo importe supere los dos millones y medio de pesetas, incum-
concesión formal de la desgravación, es decir, el momento en el que se produce el pliere las condiciones establecidas, alterando sustancialmente los fines para los que
acto administrativo que declara haber lugar a la desgravación y segundo, el momen- la subvención fue concedida.
to posterior a la concesión en el que la misma produce sus efectos liberatorios de la
carga jurídica subyacente, es decir, el momento del pago o cumplimiento de la carga Se trata en esta figura de una modalidad típica en la que, a diferencia de la pri-
establecido por la Ley con carácter general y del que la desgravación libera al benefi- mera, que prevé el artículo 350, la conducta fraudulenta aparece con posterioridad a
ciario. Hasta ese momento legal de liquidación de la deuda no hay obligación de pa- la obtención de la subvención. Responde así el artículo 350 a la existencia de las sub-
go para el particular y, por lo tanto, el patrimonio de la Hacienda no resulta menos- venciones que hemos denominado subvenciones ex ante, es decir, aquellas en las que
cabado. Esta razón debe llevar a la conclusión de que el momento de la obtención de la carga a cuyo cumplimiento responde la subvención ha de cumplirse con posterio-
la desgravación debe situarse en el momento del efecto liberatorio de pago que la ridad a la concesión de la subvención, es decir, la atribución patrimonial pretende
desgravación comporta (45). una actividad futura por parte del particular beneficiario. La concesión se somete a
En las desgravaciones ex post, es decir, aquellas cuya concesión no supone una la concurrencia de condiciones y circunstancias que han de darse en el solicitante en
liberación del pago, sino una devolución de lo ya pagado por el particular, la obten- el momento de la solicitud -al igual que en el tipo de la obtención fraudulenta-,
ción efectiva de la desgravación se produce en el momento en el que la Administra- pero además se requiere de aquél el compromiso de realización de una actividad a la
que se ha de aplicar el caudal subvenciona!.
(43) Vid. VI LLAR PALAS!, Las técnicas administrativas de fomento ... , cit., p. 69; FERNANDEZ La especial previsión de esta conducta responde a exigencias estrictamente pena-
FARRERES, ob. cit., pp. 412 y ss.
(44) Así lo pretendía tambíén la enmienda núm. 22 al Proyecto de Ley (Grupo Mixto).
les. Se trata de la variante del fraude subvenciona! que estaba por completo ajena al
(45) En esta modalidad, el momento de la obtención es paralelo al de la elusión del pago de tributos
mediante disfrute indebido de beneficios fiscales. Vid. PEREZ ROYO, Los delitos y las infracciones .. ., (46) Vid. al respecto QUINTANO RIPOLLES, Tratado, II, 2.ª ed., 1977, cit., pp. 610 y ss.
cit., p. 175. (47) Cfr. MUÑOZ CONDE, Parte especial, cit., p. 248.

110 111
tipo de estafa, por aparecer aquí la conducta fraudulenta -tanto en su dimensión La segunda alternativa consiste en estimar que es «actividad subvencionada»
objetiva de incumplimiento, como subjetiva del dolo de defraudar- con posteriori- tanto la que se realiza mediante la ayuda financiera de subvenciones en sentido es-
dad al acto de disposición patrimonial de la víctima. tricto, como mediante desgravaciones no tributarias, en el entendimiento de que el
giro empleado en la descripción típica -actividad subvencionadora frente al de
Son tres los elementos de esta modalidad típica: desarrollo de una actividad sub- subvención- hace referencia al resultado material del auxilio financiero público
vencionada, incumplimiento de las condiciones establecidas y alteración sustancial más que a la concreta y determinada categoría jurídica de la subvención y, en defini-
de los fines de la subvención.
tiva, comporta una conexión al doble presupuesto de hecho de delito del 350, cuyo
tipo, contenido en el párrafo segundo, es conceptual y político-criminalmente com-
l. Desarrollo de una actividad subvencionada con fondos públicos, cuyo plemento extensivo del tipo del primero de los párrafos del artículo que nos ocupa.
importe supere los dos millones y medio de pesetas.
Por actividad subvencionada debe entenderse aquella a la que está afectada la 2. Incumplimiento de las condiciones establecidas.
subvención, de conformidad con la norma reguladora y a cuya realización se com- En las subvenciones ex ante, son muy variados los procedimientos a través de los
promete el beneficiario de su concesión. La actividad puede venir financiada total o cuales se establecen las condiciones de aplicación de la atribución patrimonial. Des-
parcialmente con cargo a la subvención, basta que el importe de la subvención sea de el punto de vista preventivo, cuanto más detalladamente se establezca el sistema
superior a los dos millones y medio de pesetas, con independencia del valor total de de condiciones y compromisos del beneficiario, mejor se asegura el cumplimiento del
la financiación de la actividad en cuestión.
fin de la subvención y se evita el fraude.
Es de resaltar que el tipo no requiere que la aplicación indebida de la subvención El sistema más frecuente para las subvenciones de cierta envergadura es el de
lo sea en un monto determinado y, mucho menos, superior a la cuantía de los dos condicionar el otorgamiento de la subvención a la presentación de un proyecto o
millones y medio. Lo relevante a estos efectos no es la cuantía de lo indebidamente programa, que ha de ser previamente aprobado en base a criterios de viabilidad e in-
aplicado, sino que, sea cual fuere ésta, comporte la frustración del fin subvenciona!. terés, bien por la propia autoridad subvencionadora, bien por una entidad diferen-
De este modo elude el tipo de dificultades de valoración y determinación de lo mal- te.
versado, que sólo en contados casos puede estimarse con certeza, como, por ejem-
plo, cuando una determinada suma de los recursos financieros que la subvención Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en los programas de reconversión, en los que,
comporta y que no se han fungido con el resto de los recursos financieros de la em- para acceder a las subvenciones y demás ayudas, las empresas deben elaborar un pro-
presa son aplicados en una empresa distinta que nada tiene que ver con la beneficia- grama que determine y concrete el cumplimiento de las condiciones establecidas en
ria de la subvención a efectos de los fines de ésta (48). el plan de reconversión, programa que ha de ser aprobado conjuntamente por el Mi-
nisterio de Industria y Energía, ·y los de Economía y Hacienda, y Trabajo y Seguri-
Debe resaltarse que no hace referencia esta modalidad típica a actividades que dad Social, previamente informado por la Comisión de Control y Seguimiento que
gocen de la ayuda financiera de las desgravaciones, vgr., respecto de las cuotas em- existe para cada sector de reconversión (49).
presariales a la Seguridad Social, lo que plantea un problema de posible incongruen-
cia con el primero de los tipos del artículo 350. Caben al respecto dos alternativas, la En un orden de menor complejidad puede citarse el sistema de aplicación del
primera es la de entender que el incumplimiento de las condiciones a que se somete Fondo de Solidaridad para el Empleo a los programas de apoyo salarial a nuevas
el disfrute de tales desgravaciones carece en todo caso de relevancia penal, lo que contrataciones (50), consistentes en la subvención parcial de los costes salariales de
comportaría un arbitrario privilegio para el fraude en esta materia frente al trato contrataciones que se realicen al amparo de los conciertos con el Ministerio de Tra-
que se dispone para su obtención fraudulenta y que se encuentra en contradicción bajo. Entre los presupuestos que han de cumplir las empresas solicitantes se pueden
también con el sistema de consecuencias jurídicas de las normas subvencionadoras, distinguir condiciones previas a la concesión y condiciones posteriores, que implican
donde, como es el caso de la Ley 50/1985, de incentivos regionales, establece igual. un determinado comportamiento de futuro de la empresa. El incumplimiento de las
sanción administrativa y con llamada a responsabilidad <1por delito fiscal», tanto primeras mediante falseamiento u ocultación queda cubierto por el primero de los
para el fraude en el disfrute de subvenciones en sentido estricto, como en el de boni- párrafos del 350 y el de las segundas por el segundo de ellos. Como ejemplo de estas
ficaciones de la cuota empresarial de la Seguridad Social. últimas sirve el previsto en el artículo 6 c, de la OM., de 21 de febrero citada, con-
forme al cual el empresario asume el compromiso de mantener el nivel de empleo

(48) Por ejemplo, la empresa periodística beneficiaria de una subvención de las destinadas a Ja reno-
vación de Ja tecnología de prensa, transfiere todo o parte de la misma a una empresa distinta de cuyo ca- (49) Vid. arts. 5 y 6 de la Ley 27/ 1984, de 26 de julio, sobre reconversión y reindustrialización.
pital participa y que se ocupa en el sector agrícola. (50) V. O. 21 febrero 1985, «B.O.E.» 27 febrero.

112 113
ral, y que, por tal razón, no resulta aplicable al juicio sobre subvenciones concretas
que resulte de las nuevas contrataciones subvencionadas, viniendo obligado a cubrir y determinadas, que son objeto de la intervención penal en el artículo 350.
las plazas vacantes si se produjera una baja, salvo en los casos de fuerza mayor.
Ahora bien, en no pocas ocasiones el fin de la subvención no resulta identificable
Lo expuesto nos permite ahora diversas precisiones a efectos penales. En primer de modo suficiente y en otros aparece con más de una finalidad, y cuando éste, el ca-
lugar sólo pueden ser objeto de responsabilidad penal los incumplimientos imputa- so, no necesariamente responde la variedad a criterios de escalonamiento entre ellos,
bles al beneficiario de la subvención, en donde se excluyen todos aquellos determi- por lo que en el caso concreto puede ocurrir que uno de ellos se alcance plenamente
nados por fuerza mayor. De igual modo se excluyen aquellos incumplimientos que, y el otro se frustre por completo (54). A su vez, y cuando el fin resulta identificado,
en su caso, pudieran resultar haber sido autorizados por la autoridad administrati- el disfrute indebido de la subvención, es decir, con incumplimiento de las condicio-
va (51). nes de la misma, no necesariamente afecta al fin de la subvención (55). La referencia
El incumplimiento de la condición es un elemento normativo del tipo que se re- al fin de la subvención resulta insatisfactoria en muchos casos y resulta deseable de
suelve en una valoración judicial, que puede tener como fundamento consideracio- lege ferenda su sustitución por otro criterio que, aún inevitablemente valorativo,
nes puramente descriptivas (reducción del número de empleados), o normativo- ofrezca menos dificultades.
jurídicas (definición de lo que pueda ser fuerza mayor impeditiva del incumplimien- Tal propósito inspiraba la enmienda número 15 al Proyecto de Ley, por la que se
to). pretendía sustituir la referencia típica hoy presente por la expresión «incumpliere las
El sujeto ha de incumplir dolosamente las condiciones en cuestión, lo que impli- condiciones establecidas, destinando la subvención a un fin sustancialmente distinto
ca un adecuado conocimiento del contenido y significado de la condición. En este de aquél para el que fue concedida» (56). Sin embargo, tal variante no resulta útil
sentido, el de las condiciones establecidas que impliquen una valoración normativo- más que en supuestos en los que la subvención se ingrese en caja separada de la gene-
jurídica en un campo propicio a la aparición del error de creer que se está cumplien- ral del beneficiario, pues en otro caso resulta difícil averiguar si lo destinado a un fin
do adecuadamente la condición o, alternativamente, de que el incumplimiento resul- distinto es el caudal de la subvención u otros recursos financieros con los que cuenta
ta autorizado, vgr. por concurrir en el caso de fuerza mayor, lo que conduce a resul- el beneficiario y cuya aplicación ordinaria modifica al contar con la subvención.
tados bien diferentes, según se configure dicho error como error de tipo o de prohi- A pesar de lo expuesto, en no pocos supuestos el fin de la subvención resulta ple-
bición. namente identificable, como es el caso de las relativas al favorecimiento de nuevas
contrataciones de trabajadores con carácter estable o al proceso de reconversión.
3. Alteración sustancial de los fines de la subvención. Casos representativos son los expuestos como ejemplos (números 3. ºy 4. º)en el ca-
pítulo destinado a las formas de aparición del fraude (57).
No basta para realizar el tipo el incumplimiento de la condición o condiciones, lo
que si resulta suficiente, por el contrario, para la responsabilidad civil y administra- En todo caso, y como criterios de determinación de la alteración sustancial de los
tiva (52). Requiere el artículo 350 que junto al incumplimiento se produzca una alte- fines, entiendo que no existe otro procedimiento aplicable que valorar el grado de
ración sustancial de los fines de la subvención. Este elemento opera restrictivamente incumplimiento de las condiciones en cada caso. Este criterio del grado de incumpli-
sobre el ámbito del incumplimiento punible y no fundamentando éste, por lo que su miento es por otra parte, el acuñado por las normas subvencionadoras más recientes
posible indeterminación no afecta al principio de seguridad jurídica. para determinar el ilícito administrativo y la graduación del mismo. Así, el artículo
34 de la Ley 27/1984, sobre reconversión, establece que el incumplimiento dará lu-
La determinación de lo que pueda representar una alteración sustancial del fin gar a una multa del tanto al triplo de los beneficios recibidos «en función de la gra-
presupone una identificación del fin de la subvención concreta, lo que además de va- vedad del incumplimiento» y, en el mismo sentido, se pronuncia el artículo 7 de la
riar en cada una de ellas, no siempre resulta fácil de determinar. Suele distinguirse a Ley 50/1985, de incentivos regionales (58).
tal efecto entrefin primario y fin último de cada subvención (53), fines ambos que
han de diferenciarse por vía de concreción del fin general y abstracto de las subven- (54) Cfr. BORCHERS, en Protokolf, cit., p. 2484.
ciones, que no es otro que el de fomento de la actividad económica, social o cultu- (55) Cfr. GÓTZ, ob. cit., p. 7.
(56) Enmienda n. 0 15 Grupo Socialista del Congreso. El D. L. 8/1966, 3 octubre, sobre medidas
contra el fraude fiscal tipificaba como ilícito administrativo «la aplicación de la subvención a usos distin-
tos de los previstos al concederla», art. 4, y en igual sentido el R. D. 180/1985, sobre el Fondo de Solida-
(51) Lo que está previsto en algunas normas subvencionadoras, v. gr. R. D. 1.665/1980, 6 de junio, ridad, si bien emplea como criterio alternativo el del incumplimiento.
art. 12. (57) Vid. supra, p. 33 y ss.
(52) Vid. FERNANDEZ FARRERES, La subvención ... , cit., pp. 424 y ss. .. (58) Así, también el R. D. L 1981, 5 junio, primero de los relativos a la reconversión, la Ley
(53) Vid. GÓTZ, Beká'mpfung .. ., cit., pp. 6 y ss.; TIEDEMANN, Subventionskriminalitat, cit., pp. 21/1982, que sustituye a aquél; vid. referencias supra, p. 32 y nota 62.
312 y SS.

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4. Relación entre alteración de los fines e incumplimiento. ha hecho así y, en consecuencia, su afirmación resultaría arbitraria y, con ello, sus
El momento consumativo. consecuencias restrictivas del ámbito de lo punible, v. gr., la exclusión -por esta ra-
Incumplimiento de las condiciones y frustración del fin deben encontrarse en re- zón ya- de la incriminación de la comisión imprudente o del dolo eventual.
lación causal. Si la frustración del fin no puede imputarse al incumplimiento de las Por otra parte, los tipos del artículo 350, no admiten la incriminación de su co-
condiciones subvencionales, el incumplimiento no es punible. Ahora bien, esa rela- misión imprudente, en el juego de la cláusula abierta del artículo 565. Con indepen-
ción causal o de imputación del fin ha de ser posterior en el tiempo al incumpli- dencia de que los tipos carez~an de particular elemento subjetivo del injusto, parece
miento. El momento consumativo es el del incumplimiento, del que la frustración que el empleo de los términos «falsear» y «Ocultar» son portadores de un significan-
del fin ha de ser una característica. te de intencionalidad que excluye la tipicidad de la imprudencia. Este resultado es,
además, coherente con la exclusión de la imprudencia en los otros dos delitos contra
la Hacienda Pública incluidos en el nuevo Título, al menos en la interpretación que
VII. EL TIPO SUBJETIVO.
se ha hecho doctrinal y jurisprudencialmente del viejo delito fiscal (61 ), y también
El dolo requiere el conocer y querer (aceptar) la realización de la situación obje- del nuevo (62). Aunque algún autor ha mantenido que resulta posible la incrimina-
tiva por el tipo de injusto. Así, en el tipo de la obtención fraudulenta el autor debe ción de la conducta en el tipo del incumplimiento de las condiciones y del fin de la
conocer que el objeto de su pretensión es una subvención o una desgravación públi- subvención (artículo 350, 11) (64) creo que tal tesis sólo es mantenible desde un ex-
ca, y que la obtiene afirmando falsamente la existencia de las condiciones que la clusivo literalismo, que no resulta coherente ni con el primero de los tipos, ni con el
norma subvencionadora establece como presupuesto, o bien al ocultar circunstan- conjunto del Título. Bien es verdad que afirmar o negar la aplicación del artículo
cias que, de ser conocidas por la autoridad subvencionadora, habría determinado la 565 al tipo objetivo de los delitos del Libro 11 (65) comporta siempre una cierta dosis
denegación de su solicitud. de arbitrariedad hermenéutica. Por esta razón, la labor del intérprete sólo tiene -y
debe tener- sentido para «restringir» la aplicación de la cláusula abierta del men-
En el tipo de disfrute fraudulento el autor ha de saber que actúa en el marco de
cionado precepto y no para fundamentarla. La decisión a favor de la incriminación,
una actividad subvencionada con fondos públicos y que su comportamiento, sus
al menos en los delitos nuevos, sólo puede ser adoptada de modo seguro por el legis-
decisiones, supone el incumplimiento de las condiciones establecidas por la norma
lador, y aquí no lo ha hecho, ni tampoco esta prevista en el Proyecto de 1980, ni en
subvencionadora y 'el acto de concesión, de modo tal que altera sustancialmente el
fin de la subvención, es decir, que frustra de modo sustancial el objetivo al que la la Propuesta de 1983.
misma está afectada. El problema fundamental que a los efectos de afirmación del dolo se plantean es
el de que los dos tipos se constituyen fundamentalmente mediante elementos
En todo caso, y definida la exigencia típica de la cuantía como condición objeti-
normativos-jurídicos, es decir, elementos que aluden a una realidad determinada
va de punibilidad, el dolo del autor no necesita alcanzar el conocimiento y voluntad por una norma jurídica (66) o, en expresión de ENGISCH, a hechos que sólo pue-
de obtener la subvención por valor de más de dos millones y medio de pesetas. El co- den pensarse e imaginarse bajo el presupuesto lógico de una norma jurídica (67). A
nocimiento o no del indicado valor de la subvención es irrelevante para afirmar la su vez, ambos son leyes penales en blanco (68), en tanto la definición del contenido
realización del tipo subjetivo del delito (59). de algunos de sus elementos se remite a una disposición legal de naturaleza
Para la tesis contraria, que estima que la cuantía constituye una característica del -administrativa- y rango -generalmente inferior a la Ley- distinto a la norma
resultado típico, el dolo del autor debe extenderse a la cuantía mínima en cuestión. (61) Vid., por todos, MARTINEZ PEREZ, El delito fiscal, cit., pp. 311 y ss., con referencias.
A tal efecto, los problemas que tal exigencia pueden plantear se solucionan en parte (62) Vid. LAMARCA PEREZ, Observaciones, cit., pp. 789 y ss.; CORDOBA RODA, El nuevo de-
ál entender bastante el dolo eventual para afirmar la comisión dolosa, lo que resulta lito fiscal, cit., pp. 65 y ss.; MUÑOZ CONDE, El error en el delito de defraudación tributaria del art. 349
posible, a su vez, por carece el tipo elemento subjetivo del injusto en sentido estric- C. P., en «ADP» 1986, pp. 379 y ss.
(64) Cfr. POLAINO NAVARRETE, El delito fiscal .. ., cit., p. 193. Por el contrario, en el sentido
to. del texto, MARTINEZ PEREZ, Comentarios.. ., VII, pp. 341 y ss., aunque considera punible la impru-
En efecto, nada indica, en los tipos del artículo 350, la existencia de un particular dencia iuris.
(65) Vid. TORIO LOPEZ, Sobre los límites de la ejecución por imprudencia, en «ADP», 1972, pp.
ánimo de lucro o enriquecimiento injusto. El legislador podría haberlo requerido ex- 53 y SS.
presamente. V. gr., mediante una alusión al propósito de ',<defraudar» (60). No lo (66) Cfr. MIR PUIG, Derecho Penal, Barcelona, 1985, 2.ª ed., p. 172.
(67) Vid. JESCHECK, Tratado, I, Barcelona, 1981, p. 365, sobre la elaboración conceptllal de es-
te concepto. Vid. últ., SCHLUCHTER, /rrtum über Tatbestandsnerkmale im Strafecht, Tubinga,
(59) Vid. supra, p. 103 y s., con referencias doctrinales. 1983, pp. 3-26. También JAKOBS, Strafrecht. Allgemeiner Teil, Berlín, 1983, pp. 235 y ss.
(60) Como es el caso del art. 349 (delito fiscal), aunque aun y así, resultaría discutible si el verbo sig- (68) Vid. al respecto MIR PUIG, Introducción a las bases del Derecho Penal, Barcelona, 1976, pp.
nifica algo más que la frustración de una expectativa fundada en Derecho o en una relación de confianza. 47 y SS.

116 117
penal, como son las condiciones a que se somete la concesión y, en su caso, el disfru-
sunción jurídica (71). Así, bastaría para afirmar que el sujeto sabe que obtiene una
te de la subvención o la desgravación (69). Son elementos normativos jurídicos los
subvención si puede afirmarse que sabe que recibe al menos en parte, una atribución
conceptos de «subvención y desgravación públicas» y la referencia al «desarrollo de
patrimonial gratuita.
una actividad subvencionada». Su comprensión requiere el recurso, más que a otros
preceptos jurídicos, a conceptos generales de Derecho. Los términos «falsean> y A su vez, para la afirmación del dolo basta su aparición en forma de dolo even-
«ocultan> son aparentemente descriptivos, pero, en realidad, para determinar su tual: el sujeto acepta el riesgo de que sus datos no cumplan en absoluto las condicio-
sentido es preciso referirlos a conceptos jurídicos como son las «condiciones» reque- nes legales y presenta la solicitud a pesar de sus dudas.
ridas o impeditivas. «Condiciones» y «fines» son términos referenciales en blanco
Ahora bien, más allá de lo que es la valoración del profano y del comportamien-
de concretas disposiciones legales y actos administrativos de aplicación de aquellas,
to con dolo eventual, no puede afirmarse el conocimiento, sino el error, la creencia
-cuyo tenor integra el tipo penal hasta el punto de que sin su exacto conocimiento el
errónea de que cumple con las condiciones de la subvención. ¿Cómo ha de tratarse
precepto carece de todo sentido.
esta clase de error?, ¿se trata de un error de tipo o de un error de prohibición?. Las
De todos ellos, en efecto, el elemento nuclear es el de las condiciones de la conce- consecuencias jurídicas que, en aplicación del artículo 6, bis, del Código Penal, se
sión y de la aplicación de la subvención. Si el solicitante desconoce una condición a derivan en uno u otro caso son radicalmente diferentes, toda vez que el artículo 350
la malinterpreta, los datos a efecto de su cumplimiento difícilmente pueden es- incrimina tan sólo conductas dolosas.
tar en su conciencia falseados u ocultos. El solicitante ofrece los datos que en su
Al analizar los problemas de aplicación del tipo de estafa a los fraudes de sub-
opinión cumple las condiciones en el modo que las conoce o interpreta y por ello no
vención, se advirtió ya de que en este ámbito el error sobre estos elementos normati-
existe contradicción -falsedad o engaño- entre los datos que proporciona y «sus»
vos suelen tratarse como un error de tipo que -ausente tipo imprudente de estafa-
condiciones, aunque sí se de la discrepancia entre ellos y las condiciones legales im-
determina la impunidad, lo que hace fracasar la intervención penal hasta el punto de
puestas. A su vez, en la hipótesis de incumplimiento posterior a la obtención, si el
que se ha podido decir que la solución político-criminalmente adecuada a este pro-
beneficiario desconoce o malinterpreta las condiciones de aplicación de la subven-
blema es la verdadera piedra de toque del delito de subvenciones (72). Para abordar
ción, carece de conciencia de que las incumple.
el problema en este delito debe permitirse un excursus sobre el error en los delitos
La comprensión incorrecta de las condiciones relevantes para la obtención y dis- económicos en general y su tratamiento doctrinal, pues la solicitud al problema par-
frute de la subvención es un fenómeno de gran frecuencia en la práctica subvencio- ticular del error en los delitos del artículo 350 sólo puede adoptarse con éxito desde
na!, como se pone de manifiesto en la valoración que TIEDEMANN hace del mate- puntos de vista generales y mayoritarios sobre el error en el ámbito de los delitos
rial criminológico por él analizado (70). Fenómeno que trae causa de la complejidad económicos y, especialmente, sobre los elementos normativos del tipo.
de las normas subvencionadoras, por su empleo muchas veces inevitable de concep-
tos abstractos y de carácter jurídico, pero también de un comportamiento poco dili- EXCURSUS: EL ERROR SOBRE LOS ELEMENTOS NORMATIVOS DEL
gente del solicitante, que no se proporciona la información y asesoramiento que co- TIPO. ENTRE DOGMATICA Y POLITICA CRIMINAL.
mo lego puede necesitar.
l. Introducción.
Por supuesto, no se requiere por parte del autor un conocimiento exacto de to-
dos los términos de la subvención, ni siquiera que sepa exactamente que lo que soli- Se puede convenir con ZIPF en que la delimitación entre el error sobre elementos
cita y obtiene es una subvención (v. gr., toma un crédito oficial a interés reducido y normativos del tipo y el error de prohibición es hoy el problema menos resuelto de
cree que no se trata de una subvención). El Derecho Penal se satisface con que el su- toda la doctrina del error (73), tal situación se deriva principalmente, sin duda, de
jeto capte los términos de la subvención en la medida en que puede hacerlo un pro- las dificultades que ofrece el propio concepto de elemento normativo del tipo. Suele
fano, con que capte el significado de los mismos de un modo paralelo a la valora- afirmarse por la doctrina que la diferencia entre elementos descriptivos y normati-
ción que el legislador hace en sus definiciones. No se exige, pues, una estricta sub- vos del tipo radica en que los primeros describen objetivamente un hecho o situa-
ción, mientras los segundos requieren para su comprensión un complemento valora-
tivo a proporcionar por el intérprete, por el operador del Derecho, incluyéndose en-
(69) Sin embargo, a los efectos del dolo y su exclusión, el problema es materialmente el mismo para
el complemento de la norma penal en blanco y para el elemento normativo, y también debe ser el mismo
su tratamiento. Cfr. MAIWALD, Unrechstkenntnis und Vorsatz im Steuerstrafrecht, Heidelberg, 1984,
(71) Cfr. JESCHECK, Tratado, i, p. 400.
pp. 15 y ss., con referencias.
(72) Cfr. TIEDEMANN, en LK, núm. marg. 101 al pár. 264.
(70) Vid. Subventionskriminalit{it, cit., pp. 302 y ss., y 326.
(73) Cfr. MAURACH;ZIPF, Strajrecht, AT, Vol. 1, 5.ª ed., Munich, 1977, p. 557.

118
119
tre los mismos los llamados conceptos jurídicos propios, los referidos a valores y los
1983, es hoy entre nosotros doctrina dominante, y no sólo por la fuerza de la Ley.
referidos a sentido (74). Sin embargo, una definición de esta clase no es el resultado
Pero si bien puede afirmarse esa actitud positiva de la doctrina respecto de los efec-
final del largo proceso abierto con el «descubrimiento» de elementos normativos en
tos de dicha regulación en general sobre el núcleo clásico del derecho punitivo, la fir-
el tipo objetivo, sino una etapa intermedia, en la que inciden nuevos «descubrimien-
meza de tal actitud quiebra cuando las consecuencias de la regulación, prevista en el
tos» de la mano principalmente de las aportaciones de la Hermenéutica: los hechos, artículo 6, bis, a), se proyectan sobre el ámbito de los delitos que algunos llaman
objetos y circunstancias -elementos o circunstancias del hecho, del tipo-. Así, di-
«artificiales», como, por ejemplo, los económicos.
ce JESCHECK que «se comprende que también en los elementos normativos se ha-
lla normalmente en juego un momento de realidad aprensible por los sentidos, por La historia de la aparición de la 'teoría de la culpabilidad en Alemania es, a la
lo que también se encuentran en relación con el mundo de los hechos (75). vez, la historia de las tentativas de su restricción. Lo mismo a ocurrido en España de
inmediato a su consagración legislativa. Ilustrador resulta al respecto la inquietud
La discusión sobre el tratamiento del error sobre los elementos normativos del ti- que muestra BAJO FERNANDEZ al abordar el problema del error en los delitos
po se ha incrementado de forma sensible en los últimos tiempos. Las contribuciones monetarios (77). La discusión se ha producido tan sólo en la doctrina alemana, don-
de DARNSTADT, BACKES, SCLÜCHTER, MAIWALD, LÜDERSEN y JAC- de la regulación del error hoy vigente entre nosotros tiene ya tradición y a ella nos
KOBS (76) son suficientemente ilustrativas del interés que el tema despierta hoy. Se remitiremos en lo que sigue.
trata sin duda de un problema esencialmente dogmático, ligado a las premisas siste-
máticas de los dos grandes paradigmas penales que hoy todavía se enfrentan. Sin La discusión que nos ocupa trae causa de las consecuencias que comporta la re-
embargo, abordar el tratamiento del error sobre los elementos normativos exclusi- gulación del error evitable de prohibición, de conformidad con la teoría de la culpa-
vamente en el plano dogmático puede llevar a obtener resultados bien defendibles en bilidad: se castiga la conducta, que se sigue considerando dolosa, con la pena del de-
la discusión teórica, pero destinados al más rotundo fracaso en su aceptación prácti- lito doloso, a lo más, atenuada, mientras que en la situación anterior, en la que regía
ca por los operadores jurídicos y, sobre todo, por la jurisprudencia. Conviene, pues, la teoría del dolo, el error vencible de prohibición llevaba consigo la impunidad, sal-
tener bien presente el marco cultural político-criminal en el que se desenvuelve la vo que existiere delito imprudente. La diferencia entre la regulación del párrafo 17
discusión y que no es otro que, precisamente, el del Derecho Penal económico. Aun- StGB y la del artículo 6, bis, a), del Código Penal, estriba en que en el primero la
que el problema de los elementos normativos en orden al tratamiento del error sobre regla es la aplicación de la pena del delito doloso y, sólo excepcionalmente, la pena
los mismos se plantea teóricamente en iguales términos en el resto del Derecho Penal atenuada.
especial y en el propio Código Penal «común», los puntos críticos de la teoría aflo- El problema se deriva de que la regulación del error de prohibición del StGB y
ran con más fuerza en el ámbito de los delitos económicos -se encuentren en el Có- del Código Penal comporta una intervención más amplia de la pena criminal en los
digo o en leyes especiales-, y queda aquí sometida la teoría general a la presión de comportamientos económicos antijurídicos que con la teoría del dolo, pues se casti-
las ideologías político-criminales implícitas o explícitas de los operadores jurídicos. gan más elevado número de conductas antijurídicas y con pena más elevada (78), ya
Conviene por ello abordar en primer lugar los avatares de la <\teoría de la culpabili- que con ésta última sólo se castigan las conductas de error vencible de prohibición
dad» en el Derecho Penal económico. si, como se ha dicho, existe tipificación de su comisión imprudente, lo que es en ex-
tremo infrecuente en los delitos económicos.
2. Luces y sombras de la teoría de la culpabilidad en el
Derecho Penal económico. Ante semejantes resultados surge en algunos autores cierta inquietud que induce
a proponer que en Derecho Penal especial y en el económico en particular deben re-
La «teoría de la culpabilidad» como solución a los problemas del error, cuyas gir reglas particulares para el tratamiento del error de prohibición por entender que
consecuencias se han convertido en derecho positivo español con la reforma de (por lo menos) aquí la pena del delito doloso, aunque sea atenuada, sólo está justifi-
(74) Cfr. JESCHECK, Tratado, i, pp. 365 y ss.
cada en los casos en los que el autor conoce positivamente la norma prohibiti-
(75) Cfr. JESCHECK, Tratado, i, p. 366.
(76) DARNSTÁDT, Der lrrtum iiber normative Tatbestandsmerkale im Strafrecht, en «Jus», 1978,
pp. 441 y ss.; BACKES, Die Abgrenzung von Tatbestands- und Verbotsirrtum im :steuerstrafrecht, en
(77) Cfr. BAJO FERNANDEZ, en «Comentarios a la legislación penal», IV, Delitos Monetarios,
«Steuer und Wirtschaft», 1982, pp. 253 y ss.; SCHLÜTER, Jrrtum iiber normative Tatbestandsmerkma-
Madrid, 1985, p. 96. Más comedidamente CEREZO MIR, La regulación del error de prohibición en el
le im Strafrecht, Tubinga, 1983, y la misma, Irrtumsiehre im Steuerstrafrecht, en Wistra», 1985, pp. 1 y
C. P. español y su trascendencia en los delitos monetarios, en «ADP», 1985, pp. 277 y ss., especialmente
ss. y 94 y ss.; MAIW ALD, Unrechtskenntnis und Vorsatz im Steuertrafrecht, Heildelberg, 1984; LÜ-
p. 284 in fine.
DERSSEN, Die Parteispendenproblematik in Steuerrecht und Steuerstrafrecht Vorsatz und Irrtum, en
(78) Una comparación de los marcos de intervención penal que cada teoría proporciona puede verse
«Wistra», 1983, pp. 224 y ss. Ult. TISCHLER, Verbotsirrtum und Irrtum über normative Tatbestand- en ZUGALDIA ESPINAR, El tratamiento jurídico-penal del error en el art. 20 del PLOCP 1980, en
smerkmale, Berlín, 1984, aparecido en 1986. «CPCrim.», 15 (1981), pp. 519 y ss,

120
121
una empresa y una profesión, al que el Estado impone especiales deberes y pautas de
va (79). Esta inquietud se manifiesta en la generalidad de los autores, con indepen-
comportamiento (82) y para lo cual, a diferencia de pretéritos liberalismo políticos-
dencia de su adscripción sistemática, hasta el punto de que en la discusión doctrinal
económicos, no solamente está legitimado el Estado social y democrático de Dere-
más que un debate entre dos concepciones sistemáticas del injusto lo que hay es un cho, sino que, más aún, está obligado a ello como consecuencia de los mandatos que
debate ideológico Ypolítico-criminal acerca de los límites de la intervención penal en la Constitución le impone en orden a la garantía y promoción de los derechos
la protección de los bienes jurídicos propios del Derecho Penal económico. Y esto es económicos-sociales. Desde este punto de vista carece de fundamento la negativa a
así hasta el punto que se trastocan los papeles entre los partidarios de la teoría del
legitimar al Estado, tanto para castigar conductas económicas cuando no concurre
dolo Y de la culpabilidad a la hora de precisar sus consecuencias para el Derecho Pe- el conocimiento efectivo de la prohibición, como, si se acepta esto, para castigarla
nal económico, proporcionando los primeros, cuando sensibles a las necesidades de
incluso con pena cercana a la de la «culpabilidad plena».
prevención general en este ámbito, expedientes hermenéuticos y de !egeferenda que
amplían la intervención penal, y los segundos los correspondientes que la restrin- Incluso carece de justificación teórica suficiente la decisión legislativa por la va-
gen (80). riante de castigar obligatoriamente con la pena atenuada, tal y como dispone el pá-
rrafo tercero de nuestro artículo 6, bis, a), pues, como señala JAKOBS, la atenua-
Ahora bien, lo que interesa de tan peculiar fenómeno es que la tendencia general ción obligatoria hace de la culpabilidad un mero derivado de procesos
de la doctrina que proporciona consecuencias restrictivas para la intervención penal psíquicos (84).
en los.delitos económicos tiende a agudizarse en la aplicación de la Ley por parte de
los Tnbunales, lo que resulta difícil de evitar como resultado de componentes socio-
lógicos de la administración de Justicia bien conocidos (81). 3. Lo peculiar del error sobre los elementos normativos del tipo.
El ejemplo del deber tributario.
L~s consideraciones expuestas quieren servir de advertencia frente a empeños
En el estado actual de tratamiento legal de los problemas del error y de su inter-
doctnnales que, en un esfuerzo de elaboración dogmática, pretendan mantener o
pretación doctrinal se entiende que el dolo debe extenderse a todos los elementos del
ampliar la intervención penal en el ámbito de los problemas que plantea el trata-
tipo de injusto y que la conciencia de la antijuridicidad no afecta al dolo, sino a la
miento del error, como es el caso de alguno de los autores que luego se mencionan.
culpabilidad. El error vencible o invencible sobre los elementos del tipo excluye el
El empeño, en lo que se limite a propuestas técnicas y no se pronuncie por reformas
dolo, mientras que el error sobre la antijuridicidad, sobre la prohibición de la con-
legislativas está destinado al fracaso y, aún más, pueden servir de coartada para
ducta deja subsistente el tipo doloso y sólo excluye o atenúa la culpabilidad del suje-
quienes en modo alguno pretenden tal ampliación y, mucho menos, por vía de nue-
vas cláusulas legislativas. to, según la vencibilidad o no de dicho error.
El esquema anterior hace crisis, sin embargo, en aquellos supuestos de significa-
Ahora bien, no creo que deba compartirse la preocupación mayoritaria por el ción jurídica, de modo tal que no se puede afirmar el dolo sin que el sujeto conozca
exceso de intervención que pueda comportar la teoría de la culpabilidad y por la exas- tal signif~cación jurídica, lo que vale tanto como decir que conozca lo antijurídico
peración. de la sanción penal contra la infracción de deberes de vigilancia, de cuidado de su obrar. Si el autor desconoce la significación jurídica del elemento del tipo, des-
º.del de mformarse de la -excesiva, quizá- producción normativa, asegurada me- conoce, a su vez, la antijuridicidad de su conducta, pero su error es ya un error so-
diante la pena del dolo (atenuada o no), pues no parece estar justificada precisamen- bre el tipo que excluye el dolo y la aplicación del tipo doloso y su correspondiente
te allí donde se proyecta con más fuerza: el Derecho Penal económico. En efecto el pena. La falta de conciencia de la antijuridicidad afecta en estos supuestos al dolo
destinatario de esta producción normativa no es aquí el ciudadano abstracto, o, di- del tipo y no tan sólo a la culpabilidad.
cho de otro modo, el ciudadano medio o el «profano» (82), sino bien al contrario;
se trata de un destinatario cualificado material y jurídicamente por el ejercicio de El supuesto más representativo del problema expuesto es el del conocimiento del
deber jurídico de tributar en el delito fiscal, y que se presenta cuando el sujeto desco-
noce la norma que impone el deber tributario para un supuesto de hecho o cuando
(79). Vid. referencias en JESCHECK, Tratado, l, cit., p. 414. La crítica es particularmente aguda en interpreta la norma incorrectamente. El desconocimiento o la interpretación erró-
Alemania. Toda ve~ que allí la atenuación de la pena del delito doloso es excepcional.
. (80) Vid. ª';1P~tas referencias a los mencionados expedientes en mi trabajo El Derecho penal econó-
n11c? en la .Re(lubl1ca Fe~eral de Alemania; en BARBERO SANTOS (Ed.), La reforma penal: Delitos (82) Que es lo que fundamenta los reparos de algunos autores desde el punto de vista del principio
soc10-econom1cos, Madrid, 1985, pp. 111 y ss. Este fenómeno da lugar a lo que JAKOBS llama teorías de culpabilidad, cfr. por ejemplo, TORIO LOPEZ, El error evitable de prohibición en el Proyecto del
«elásticas», vid. ob. cit., p. 452. C.P., en «La reforma penal y penitenciaria», Santiago de Compostela, 1980.
~81) V!d-. al respecto, ampliamente, MUÑOZ CONDE, La ideología de los delitos contra el orden (83) Como acertadamente señala JESCHECK, Tratado, l, cit., p. 631.
s?c1?-econon11co en el Proyecto de Ley Orgánica del Código Penal, en «CPCrim.», 16 (1982), pp. 107 y (84) Cfr. JAKOBS, ob. cit., p. 452.
s1gmentes.

123
122
nea excluye el dolo y, en ausencia de tipo imprudente, se cortocircuita la interven- Frente a las soluciones intermedias sólo caben dos alternativas, dentro del para-
ción penal, produciéndose como resultado la impunidad (85). digma de la teoría de la culpabilidad, que pueden qued~r representadas en el á~bito
A lo largo de la historia de la evolución dogmática, se han elaborado criterios co- empleado como ejemplo, el del delito fiscal, por la tesis de WELZEL y la reciente-
rrectores y diferenciadores para la comprensión de los elementos normativos y para mente expuesta por MAIWALD.
las soluciones al problema del error sobre ellos, criterios que provienen de preocupa- En esencia el planteamiento de WELZEL es el siguiente: solamente si el autor
ciones de diverso orden, desde las puramente gnoseológicas hasta las más orientadas conoce la norma que impone el deber de tributar por un hecho puede afirmarse que
al desnudo terreno de la aplicación de la Ley y sus consecuencias, o dicho de otro el autor sabe que elude el tributo, solamente si conoce la norma reguladora del bene-
modo, desde la evolución de la teoría de las normas hasta la de las teorías sobre el ficio fiscal puede afirmarse que el autor sabe q.ue dis~ruta indebida~ente de ~n .be-
error. Y así, y como síntesis del estado de cosas, puede decirse lo siguiente: En pri- neficio fiscal. La norma que impone el deber tnbutano pertenece al tipo de lo InJUS-
mer lugar, el problema se ha ampliado a la mayor parte de los elementos típicos, en- to como elemento del mismo y el error sobre la misma es un error de tipo que exclu-
tendiéndose ahora que sólo limitada parte de los mismos son puramente descriptivos ye el delito doloso (91).
y susceptibles de ser captados por los sentidos y, estando en su mayoría dotados de
una significación social de sentido, lo que les hace solamente comprensibles median- MAIWALD parte de la argumentación de WELZEL y la modifica sustancial-
te el conocimiento intelectual, el conocimiento de su significación más allá de su mente. Una síntesis de su posición podría ser la siguiente: efectivamente cuando el
substrato material (86). De este modo, se afirma que en los casos de elementos cuyo autor desconoce por completo que es deudor tributario no se da lugar al dolo, pe:o
contenido se define por una norma, la antinormatividad es presupuesto y contenido toda vez que pueda afirmarse que el autor, en una valoración paralela (a la del l~g1s­
del dolo (87). lador) en la conciencia del profano capta que se haya vincu.lado por un deber tnbu-
tario, todas las restantes concepciones erróneas de que el suJeto adolezca afectan ex-
En segundo lugar, históricamente se han venido elaborando criterios que tienden clusivamente a la conciencia de la antijuridicidad. Dicho de otro modo: todo error
a restringir las exigencias de valoración -desconocimiento de la valoración- por de subsunción, en tanto que el mismo induzca al autor a creer qu.e su conducta ~s
parte del autor respecto de los elementos normativos. Así, la de limitar el grado de permitida, es un error de prohibición (92). Pero llega aú? más leJo.s: ~J convenci-
conocimiento que de los mismos ha de tener el autor al propio de una «valoración miento de la existencia de la pretensión tributaria proporc10na por s1 mismo la con-
paralela en la esfera del profano» (MEZGER) o de un «juicio paralelo en la concien- ciencia de que existe el deber de pagar los impuestos y con ese conocimiento esta li-
cia del autor» (WELZEL), la teoría de los «conceptos complejos» (v. HIPPEL y gado siempre ya la completa conciencia de la antijuridicidad cu~ndo n? cumple con
FRANK) y la de los «elementos especiales del deber jurídico» o de la antijuridicidad su deber tributario y, viceversa, el desconocimiento del deber tnbutano es u? ~r:?r
(WELZEL) (88) o, últimamente, la del «análisis teleológico-reductivo» construida sobre la prohibición en su conjunto del hecho y, con ello, es un error de proh1b1c1on
por SCHLÜCHTER (89). que ha de tratarse como tal (93).
Todas estas construcciones, en la medida en que partan en materia de error del En definitiva las dos tesis expuestas producen resultados antitéticos: o 1\lod0>> es
paradigma de la teoría de la culpabilidad, tienen como finalidad rescatar para el error de tipo 0 «todo» es error de prohibición, rechazando las alternativas interme-
error de prohibición (para la culpabilidad) un terreno que se ha perdido por obra de dias antes mencionadas.
la expansión del error de tipo (del tipo subjetivo). Pero sus resultados son poco se-
guros y sus argumentaciones en exceso tortuosas (90),_ insatisfactorias de todo punto En este sentido se ha pronunciado recientemente MUÑOZ CONDE (94). Supo-
para servir a una eficaz política criminal. sición puede sintetizarse como sigue: El error sobre la existencia de una deuda tri?u-
taria 0 sobre deberes formales de información debe ser tratado o como error de tipo
0 como error de prohibición -con lo que rechaza las teorías diferenciadoras.-, lo
(85) Vid. por todos FRANZE/GAST/SAMSON, Steuerstrafrecht, Munich, 1985, p. 160, con refe- que dogmáticamente resulta posible. Ahora bi~~·. la s.oluci~~ a dicha alter~at1va ~o
rendas. se puede prejuzgar asignando una u otra pos1c10n s1stematlca al deber tnbutano,
(86) Vid. HASSEMER, Fundamentos, cit., pp. 221 y ss. porque el mismo es tanto presupuesto del tipo como de la antijuridicidad. Su cono-
(87) Vid. JAKOBS, Strafrecht, cit., pp. 239 y ss.
(88) Vid. sobre todo ello ampliamente y con las referencias SCHLÜCHTER, lrrtum ... , cit.,
pp. 65-75.
(89) Vid. particularmente pp. 115-117. Afirma el dolo cuando en presencia de un elemento normati- (91) Vid. WELZEL, frrtumsfragen im Steuerstrafrecht, en '.<NJW», pp. 486 Y ss. Se mantiene hoy
vo el autor ha captado -al menos con dolo eventual- el componente de relación con el bien jurídico de como doctrina dominante. Cfr. JAKOBS, cit., p¡:i. 234 Y 238.
dicho elemento normativo. (92) Cfr. Unrechtskenntnis .. ., cit., p. 26.
(90) Así, vid. la plasmación que SCHLÜCHTER hace de su construcción sobre el delito fiscal: lrr- (93) Cfr. ob. cit., p. 24.
tumslehre im Steuerstrafrecht, cit., y la construcción de BACKES, Die Abgrenzung.. ., cit. (94) El error en el delito de defraudación tributaria del art. 349 C. P., en «ADP», pp. 379 Y ss.

124 125
del derecho. En primer lugar uno de carácter técnico-proce.sal: En un derech? .penal
cimiento es a la vez presupuesto del dolo del tipo y de la conciencia de la antijuridici- fundamentado en la presunción de inocencia (98~ que reqmer~.la prueba positiva de
dad. Sobre esta base y las dos alternativas que de ella se derivan -tratamiento como todos los elementos objetivos y subjetivos del delito, la alegac10n. del acusa?~ de que
error de tipo o como error de prohibición- se inclina por tratar tales errores como desconocia · o mal'm t erpre to' la norma adquiere mayores oportumdades
. . de ex1to pro-
, .
errores de tipo y, en consecuencia, por la impunidad (criminal), decisión que funda- · 1 Tri'bunal admita que obró con creencia erronea de actuar 11c1-
cesal, es d eclf, que e . . · 1
n factor cultural o ideo1og1co: as conv1cc1ones· ·
menta en razones dogmáticas y político-criminales. Por razones dogmáticas entanto tamente. En segund o 1ugar' u . , . ·· 1
que el carácter secuencial de las diversas categorías sistemáticas de la teoría del deli- ,· · · 1 domi'nantes son proclives a reduclf 1a mtervenc10n pena
po1It1co-cnmma es . . · 1 1 1
to obliga a tratar el error en el primer nivel: el tipo, sin esperar a tratarlo en el pos- del Estado en materia de comportamientos econom1cos contran~s. a as eyes, o
trero de la culpabilidad. Por razones político-criminales porque entienden que la in- ue levanta «puentes de plata» a las con~truccion~s . dogmat1c~s favorables
q 1 · 'd d De todo ello debe ser consciente el mterprete onentado a las
tervención penal con la pena del dolo atenuada, debe reservarse para aquellos casos a a 1mpum a . .. •· · · 1d
· d t 1modo que si se participa de la opimon po 1It1co-cnmma e que
de abierta discrepancia del ciudadano frente a los deberes que impone el Estado, es consecuencias, e a ' . 'bl b
1 Derecho penal debe intervenir ante los comportamientos de error venc1. e so re
decir, para los casos de incumplimiento intencional, relegando los demás casos de
incumplimiento más o menos negligentes para el ámbito de las sanciones adminis- ~os elementos normativos de los tipos de los delitos eco~ón;icos y, en particular, .~e
los delitos fiscales y de subvenciones, la respuesta del mte~pre~e ~ebe ser tamb1en
trativas. Ambas argumentaciones integran lo que el autor llama una «Teoría del
.· · · 1 • que dogma'tica· de fegefierenda ha de mcnmmarse el compor-
error orientada a 'las consecuencias» (95). po l1t1co-cnmma mas · · f d
tamiento imprudente del deudor tributario y del tomad~r de subvenc10nes, a i.n e
Todo lo dicho refleja la situación en la escena de los autores que se mantienen en ue los tipos imprudentes operen como «tipos de recogida» de las conductas d1sva-
paradigma de la teoría'. de la culpabilidad en materia de error. Pero de idénticas al- ~osas Y lesivas de la Hacienda Pública que, a pesar de. ~u grave~ad, no son cap:ad~s
ternativas no escapan quienes operan desde paradigmas distintos, como, por ejem- orlos actuales tipos dolosos legales y de <dnterpretac10m> dommante ..Esta sera, sm
plo, entre nosotros, MIR PUIG y BUSTOS RAMIREZ. El primero, desde el para- ~uda, la tarea fundamental en «la reforma de la reforma» de los delitos contra la
digma de la función motivadora de la norma, para quien la posibilidad de conocer el Hacienda Pública.
significado de hecho para el Derecho condiciona el injusto, por lo que el error sobre
los elementos normativos del tipo debería tener como consecuencia la impunidad,
salvo que existiere un tipo imprudente o una cláusula de incriminación de la impru- VIII. PENALIDAD.
dencia de derecho (96). En el extremo opuesto, en cuanto a los resultados para el El artículo 350 conmina con igual pena las dos modalidades típicas qu~. incrimi-
tratamiento del problema que nos ocupa, podría situarse a BUSTOS, quien, recien- . · · menor y multa del tanto al séxtuplo de la cuantía de la subvenc10n o <les-
na: pns10n
temente, a partir de una distinción entre (des)conocimiento de los elementos de la in- gravación obtenida o disfrutada fraudulentamente (99).
fracción y creencia (diferente) sobre la licitud del obrar que, además, conecta con la
redacción legal del artículo 6, bis, a), del Código Penal, llegaría a resolver los pro- La determinación de la pena privativa de libertad se rije por las reglas generales
blemas del tratamiento del error de prohibición en el paradigma de la teoría de la del artículo 61 y la de multa, cuya cuantía mínima es de 2.500.001 ~.esetas, po.r la
culpabilidad, es decir, castigando con la pena atenuada del delito doloso (97). del artículo 63 a cuyos efectos el tribunal podrá fijarla en la extens10n que estime
adecuada, en ;onsideración no sólo a las circunstancias atenuantes y agravantes del
4. Recapitulando lo expuesto: el modo mayoritario doctrinalmente de resolver hecho, sino principalmente al caudal o facultades del culpable.
el problema del error sobre los elementos normativos del tipo, particularmente en Al igual que en el delito fiscal del artículo 349 (100), dispone .el ~rtículo 350 ~u.e
los delitos económicos, es el de considerarlo un error de tipo que excluye el dolo, lo <<además de las penas señaladas, se impondrá .ªl res~~nsable la perdida de la pos1b1-
que, en ausencia de tipo imprudente, comporta la impunidad, la restricción de la in- lidad de obtener subvenciones públicas o crédito oficial y d~l d~recho a gozar de .be-
tervención penal, relegando la materia al mero ilícito administrativo. neficios e incentivos fiscales durante un período de tres a seis anos». Se trata aqm de
Este resultado al que se llega desde los presupuestos dogmáticos dominantes y, ·· ·d MESTRE DELGADO Desarrollo jurisprudencia de la pre-
(98) Sobre el estado de Ja cuest10n, v1 . •
también, desde nuevos paradigmas se ve, a su vez, reforzado como consecuencia de
sunción de inocenc;ia, en. ;'A~P», 1.~~l~d~x· ;~: :n~~~ndo se encuentra materialmente justificada, no se
dos factores que inciden sobre lo anterior, sobre todo a la hora de aplicación judicial (99) E~ta eqmparac10n e pum 1 .. ! de seis meses a tres años o multa de seis a veinticuatro
producía m en el Proyecto de 1980 (pns10f d . doce meses) ni en la PANCP de 1983 (prisión de
meses/prisión de seis meses a dos ~ños o ?1~ ta e seis a ) Vid arts 371 y 299 respectivamente.
(95) En referencia a Ja terminología de HASSEMER, Fundamentos, cit. i meses a dos años/multa de seis a vemtlcuatro meses ' · : •
ses (lOO) Vid. sobre ello LAMARCA PEREZ, Observaciones .. ., cit., pp. 791 y ss., y MARTINEZ PE-
(96) Vid. Derecho Penal, Parte General, cit., pp. 542 y ss.
(97) Vid. BUSTOS, El tratamiento del error en la reforma de 1983: art. 6 bis, a, en '.<ADP», 1985, REZ, Comentarios .. ., cit., pp. 285 Y ss.
pp. 703 y SS., esp. pp. 707 y SS.
127
126
· · f d lenta ¡0 que reviste particular interés cuando se trata
algo distinto a penas accesorias, como se evidencia en el hecho de que su duración tribuye a su o b tenc10n rau u , .
no guarde relación con la que sería pena principal y que merecen más bien la califi- de un funcionario de la Administración subvenciona!.
cación de medidas o consecuencias accesorias del delito. Su fundamento radica no
l. Problemas que se plantean en el marco de la división del trabajo.
sólo en razones preventivas, sino también en la consideración de la particular rela-
ción entre autor y Administración: quien no observa un comportamiento «leal» con · ¡ · frecuente de las ayudas financieras públicas de elevada
El sustrato matena mas .
la Hacienda Pública no debe beneficiarse de las ayudas financieras públicas. uantía viene constituido por las actividades empresanal.es, las c~a'.es s~. 11 evan a ca-
e , . d d' · · · del trabaJ· 0 que imphcan part1c1pac1on de perso-
Estas medidas están previstas como sanciones tributarias en el artículo 80 de la bo a traves de sistemas e 1v1s10n ' d 1
· !dad de poderes de decisión como, sobre to o, en p anos
Ley General Tributaria, reformado por la Ley 10/1985, para las infracciones tribu- nas tanto en p 1ano d e 1gua
tarias, pero también para las infracciones propias de las normas subvencionales, co- de subordinación y jerarquía (103).
mo, por ejemplo, en los artículos 4 y 5 del Decreto Legislativo de 3 de octubre de · de la exigencia típica de autores cualificados son
Los problemas que se d envan . . .
1966, de medidas en orden al gasto público. Su previsión en el Código Penal resuel- , · l · · t . 1 o La responsabilidad de quien no siendo sujeto cua11-
ve problemas a la hora de una correcta aplicación del principio del ne bis in ídem, bas1camen~e os s1gmben eds. o.tro que sí lo es 2 º La responsabilidad de quienes se
ficado actua en nom re e · ·
pues de otro modo obligaría a, tras el procedimiento penal, a seguir el procedimien- abstienen materialmente de actuar, haciéndolo directament? ??cargados o rep~e;~~-
to administrativo para aplicar tan sólo estas medidas o sanciones complementarias ntes de los mismos o bien personas de igual poder de dec1s10n; se trata, en e .1m-
de la sanción principal, que es la multa. ~~va, del problema d~ la responsabilidad de las persona~ ?~ cuyo non:~;e se actua Y
No resuelve la legislación penal vigente un problema que aparece de modo espe- de la medida en que pueden responder a título de com1s1on por om1s1on.
cífico en los delitos económicos cuando se prevén medidas accesorias como las que
nos ocupan: la aplicación de estas medidas accesorias a la persona jurídica o física 1. 0 Responsabilidad del partícipe no cualificado.
en cuyo nombre y favor actúa quien resulta condenado como persona física. Tal co- El primero de los problemas expuestos está resuelto en el artículo 15, bis, de la
sa pretendía el Proyecto de Ley en su versión original, al disponer que las mismas se Reforma de 1983, cuando se trata de personas q~~ obran en nombre de una r:ersona
aplicarían al responsable o a la persona por el representada (101). La cuestión alum- jurídica que es la que en principio resulta Ja cuahf1cada por el elemento d~l l!po (ob-
bra el debate acerca de la aplicación de medidas de seguridad a las personas jurídi- tenedor de la subvención) (104). Como es sabido, sin razón que lo exphque, en el
cas (102), debate que no se esclarece sino por vía de establecer en el propio Código, procedimiento legislativo se excluyó del campo de aplicación de.!~ cláusula, el de !,os
con carácter autónomo, un catálogo de «consecuencias accesorias» del delito, tal ente obra en nombre de otra persona f1S1ca (105). Estos ca-
supues t os en 1os qu e el ag
y como hace la Propuesta de Anteproyecto de 1983, en el Título VII del Libro 1,
sos ofrecen las variantes siguientes:
donde, sin embargo, las consecuencias que nos ocupan no resultan contempladas.
· · ¡ Ita y el que solicita la subven-
1 o Un tercero falsea las cond1c10nes o as ocu , . . . ,
., . . lo aprovecha. En este caso, tanto s1 el sohc1tante lo hace
IX. AUTORIA Y PARTICIPACION. c10n ¡~presta su anuencia:.urídica responde como autor ejecutor, pues tanto si fal-
Al hacer referencia al sujeto activo se ha mantenido que el tipo de la obtención sea por s1 mismo como SI
id
para SI o pa~a una perso~ hace m~diante tercero al solicitar la subvención a la que
' • · t d sus térmi
fraudulenta está construido como delito especial, en tanto que el círculo de autores incor ora la falsedad o el ocultamiento realiza la conduc~a t1p1ca en o os 1-
típicos está limitado a las personas que obtienen la subvención, mientras que el tipo
del disfrute fraudulento no exige especiales características a la figura del autor. Es,
pues, respecto del tipo de la obtención fraudulenta donde se plantean más graves
P
:::
¡ Ita en tanto que no es m puede ser obtenedor de a
~~~~:~c~~r~~~~ ~~:1: a:~ocr~ p~es el hecho principal es obtener la subvención fal-
seando.
problemas, los cuales se derivan sobre todo de los supuestos de división funcional Responderá en consecuencia bien como cooperador necesario o cómplice del de-
del trabajo dentro de la esfera de dominio del hipotético titular de la subvención y
de aquellos otros en los que un tercero del todo ajeno al titular de la subvención con- lito del artículo 350.

(103) Lo que se conoce como división del trabajo horizontal y vertic~l. nombre de otro, en
(101) Vid. texto en BOCG, Congreso, Serie A, 114, 11 de septiembre, igualmente en el párrafo rela- (104) Vid., últimamente, OCT A V!O DE TOLEDO, Las actuacwnes en
tivo al delito fiscal. Se suprime al aceptarse la enmienda número 29 (Grupo Popular) que aducía como
fundamento que «sin responsabilidad no puede haber pena». «ADP», 1984, pp. 24 y ss., cAonPArei~~~ia~os delitos contra los derechos de los trabajadores (art. 499
(102) Vid. al respecto, BARBERO SANTOS, Las medidas de seguridad en el Proyecto de Código (105) Cfr. ARROYO z .' SS
bis), en «Rev. Esp. Derecho del Trabajo» 15 (1983), PP· 360 Y ·
Penal, en «Marginación social y derecho represivo», Barcelona, 1980, pp. 200 y ss., con referencias.
129
128
2. 0 En la hipótesis anterior, si el solicitante ignora el falseamiento de las condi- que la necesidad desaparece cuando las leyes permiten fundamentar es~ecíficos de-
ciones o su ocultamiento por el tercero, no hay hecho principal típico, pues no se beres de garantía, que es lo que ocurre en numerosas normas subvenc10nadoras.
realiza el tipo subjetivo del artículo 350, y el tercero solamente podrá responder, en
Así las disposiciones legales que establecen el régimen jurídico de determina-
su caso, por falsedad documental.
das subvenciones fundamentan expresamente para el solicitante-titular de la subven-
3. 0 A iguales resultados se llega si el tercero actúa como representante legal de ción un deber de manifestar la verdad en las solicitudes de las subvenciones (110),
persona física y, además de falsear u ocultar las condiciones, solicita la subvención así como de poner en conocimiento de la autoridad subvencionadora las desviacio-
por sí mismo como tal representante y a favor de la persona física que desconoce el nes que puedan producirse en el curso de la actividad subvenc.ion.ada respecto las ?e
falseamiento u ocultación. Ni la persona física es autor, por ausencia de hecho pro- condiciones impuestas (111). Estas características pueden atnbuJrse a la propia na-
pio doloso, ni puede serlo el tercero, pues no siendo autor típico no realiza el tipo turaleza jurídica de la subvención y, por ello, puede afirmarse qu.~ el tomador
objetivo en su integridad. -individual 0 colectivo, en el caso de las sociedades- de una subvenc1on se encuen-
tran en una posición de garantía frente a la administración su~vencional resp~cto de
conductas peligrosas para el bien jurídico que puedan provemr de sus subordmados
2. º Responsabilidad de aquellos en cuyo nombre se actúa. y, en su caso, de sus iguales (restantes miembros del consejo de administración. de
Las personas en cuyo nombre se actúa son en los casos de personas jurídicas los una sociedad), de tal manera que su omisión puede equipararse a la c?nducta activa
socios que participan directamente en el órgano de dirección de la misma (v. gr. el di- del que solicita fraudulentamente una subvención o incumple del mismo modo las
rector general, el consejero delegado respecto del Consejo de Administración). En condiciones y fines de la misma.
los casos de personas físicas se trata de las personas representadas por el agente. Con todo, el grupo de casos que nos ocupa plantea otro problema que no en-
El supuesto más crítico viene constituido cuando el representado conoce el com- cuentra solución de /ege lata: cuando el superior omitente actúa no dolosamente, pe-
portamiento delictivo del representante y, a pesar de ello, omite toda actuación ten- ro su desconocimiento de los hechos trae causa de una conducta negligente respecto
dente a impedirlo. El problema se plantea sólo si no resulta posible considerarlo del cuidado 0 vigilancia que debe respecto de los que actúan bajo su ámbito social
autor material del hecho principal, lo que se produce en el caso de que el represen- (empresarial) de dominio. La carencia de un tipo ~ue in~rimine l~ conducta impr~­
tante no sólo falsea, sino que llega a presentar por sí mismo la solicitud fraudulenta. dente del tomador de la subvención las relega a la 1mpumdad, fenomeno que contn-
buye a fundamentar la conveniencia político-criminal d: introducir en 107 delito~ re-
Para resolver este problema algunas de las figuras de delitos especiales económi- lativos a las subvenciones un tipo imprudente (112), as1 como de un delito autono-
cos, anteriores a la reforma de 1983, al abordar el problema del que actúa sin ser mo de infracción del deber de vigilancia en la empresa.
autor típico, acompañan una cláusula de imputación de responsabilidad al superior
jerárquico que, conociendo los hechos, no los hubiere impedido. En este sentido se
prevén cláusulas en los artículos 319.3, antiguo (106), 499 bis (107), y artículo 7.3 2. Participación de terceros ajenos a la relación social de dominio
de la Ley de Control de Cambios (108). Lo que dichos preceptos establecen, con me- del beneficiario a la subvención.
jor o peor fortuna, es una cláusula de incriminación expresa de la comisión por omi-
Los terceros que pueden participar materialmente en la conducta de obtención y
sión, lo que trae causa, fundamentalmente, de la ausencia y en el Libro 1 del Código
disfrute fraudulento de subvenciones pueden ser también totalmente ajenos al ámbi-
de una cláusula general al respecto (109). Bien es verdad que una tal cláusula resulta
to de dominio del solicitante-beneficiario de la subvención. El caso de mayor trans-
necesaria en los supuestos previstos en los delitos que se han citado, por la dificultad
cendencia es el de la participación del funcionario que proporciona una certificación
de fundamentar deberes de garante para las personas de que se trata, en el marco de
falsa relativa a los presupuestos de hecho que integran las condiciones para la obten-
las relaciones jurídicas en que las mismas se desenvuelven. Pero no es menos cierto
ción de la subvención.
En estos supuestos el funcionario puede participar, en primer lugar, de modo in-
(106) Vid. RODRIGUEZ MOURULLO, El nuevo delito fiscal, en «Comentarios a la Legislación
penal», II., cit. pp. 285 y ss.
(107) Vid. ARROYO ZAPATERO, Los delitos contra los derechos de los trabajadores (art. 499 (110) Así, la Ley 50/1985, de incentivos regionales, cuando en su art. 7 sanciona el falseamiento, la
bis), cit. pp, 359 y SS. inexactitud o la omisión en los datos facilitados. Igualmente en el art. 34.3 de la Ley 27/1984, de recon-
(108) Vid. BAJO FERNANDEZ, en «Comentarios a la Legislación Penal», IV, Delitos monetarios, versión industrial. Vid. textos supra, p. 38 Y s.
Madrid, 1985, pp. 223 y ss. (111) V. gr. el art. 33.1 de la Ley 27/1984 citada. .. . . .,
(109) Así, la «Propuesta Alternativa de Parte General del Código Penal» del Grupo Parlamentario (112) En este sentido, TIEDEMANN, Subventionskriminalitat, cit. espe. pp. 350 Y ss.; vid. tamb1en
Comunista, en su art. 5, vid. en '«CPCrim.» 18 (1982), p. 620.
supra, p. 73 y ss.

130 131
consciente, expidiendo una certificación sobre un hecho sin comprobar su exacta ve- de pesetas. El fraude punible requiere, pues, como mínimo, una subvención o des-
rificación (113). La responsabilidad del funcionario se agota aquí en el ámbito disci- gravación por el valor indicado, lo que excluye la aplicación del precepto a aquellos
plinario, salvo de admitirse la punibilidad de la falsedad imprudente. supuestos en los que el valor de lo obtenido sólo llega a la mencionda cuantía, su-
Si el funcionario, de común acuerdo con el solicitante de la subvención y me- mando el importe de dos o más subvenciones cuya cuantía individual represente un
diante precio, comete folsedad en la certificación, faltando a la verdad en los hechos valor inferior a los dos millones y medio de pesetas. La obtención fraudulenta de
cuya adveración se encuentra en el ámbito de su competencia, responderá por false- subvenciones por valor inferior al típico constituyen meras infracciones administra-
dad en documento público del artículo 302 del Código Penal y por cohecho del ar- tivas, aunque sumadas entre sí representen más de dos millones y medio de pesetas y res-
tículo 385. pondan, incluso, a un plan preconcebido. El problema de la «infracción administrativa
continuada» que se plantea en los delitos económicos, cuya penalidad se condiciona
Cuando el funcionario interviniente pertenece a la administración subvenciona- a una cuantía mínima, no ha sido resuelto por el legislador más que en lo que se re-
dora y es a él a quien corresponde resolver sobre la concesión de la subvención soli- fiere a los delitos de contrabando (115)~ El artículo 69, bis, no resulta de aplicación
citada, y lo hace a conciencia de que el solicitante falsea u oculta las condiciones re- a estos supuestos, pues tiene como presupuesto la realización de más de una infrac-
levantes para la subvención, el funcionario responderá en todo caso por malversación ción penal, y ninguna se ha producido si no alcanza lo defraudado la cuantía de más
de caudales públicos del artículo 394, en tanto gue con su comportamiento consiente de dos millones y medio de pesetas.
que otro sustraiga los caudales que tiene a su cargo o disposición por razón de sus
funciones. Tratándose de las subvenciones de la cuantía prevista en el artículo 350, El artículo 69, bis, se aplicará en consecuencia en los supuestos en los que en eje-
corresponderá la pena de reclusión menor (artículo 394, 4. º) y la de inhabilita- cución de un plan preconcebido, o aprovechando idéntica ocasión, el autor obtenga
ción absoluta. En estos casos el funcionario participa en la realización del delito del fraudulentamente dos o más subvenciones, o desgravaciones por más de dos millo-
artículo 350 con una contribución esencial, pero en virtud del principio de especiali- nes y medio cada una, castigándose como responsable de un delito continuado con
dad responderá autónomamente por los delitos de malversación mencionados, cuya la pena prevista en el artículo 350, en cualquiera de sus gradDs, que podrá ser
aumentada hasta el grado medio de la pena superior (prisión mayor).
pena capta de modo pleno el desvalor de su conducta y el del resultado de la misma.
En el mismo supuesto de funcionario, cuya función consiste en otorgar o dene- Resulta discutible si es de aplicación en estos supuestos lo que el artículo 69 bis
gar la subvención solicitada tras la correspondiente comprobación de sus presupues- dispone para las infracciones contra el patrimonio, pues aun si se afirma que el ar-
tos, si resuelve positivamente la solicitud sin comprobar de modo mínimamente dili- tículo 350 es un delito -cuando menos- contra el patrimonio de la Hacienda Públi-
gente la concurrencia de los mismos, podrá responder del delito de malversación de ca, puede mantenerse que lo previsto en el párrafo en cuestión del artículo 69 bis es
caudales por negligencia inexcusable del artículo 395 del Código Penal (114). de exclusiva aplicación a los delitos del Título XIII, del Libro II, del Código
Penal (116), constituyendo la otra tesis una interpretación odiosa, pues la imposi-
ción obligatoria de la pena superior en grado, en toda su extensión, comportaría
X. UNIDAD Y PLURALIDAD DE DELITOS. una penalidad más grave que la que resulta de la aplicación del primer inciso del ar-
La formulación diferenciada de las conductas típicas de obtención de subvencio- tículo 69 bis.
nes y desgravaciones y de disfrute fraudulento requiere una aproximación también 2. 0 A pesar de la estructura diferenciada respecto del tipo anterior que presen-
diferenciada para el problema de la unidad delictiva que, sin embargo, merece una ta el disfrute fraudulento, no ofrece éste desviaciones respecto de lo antes dicho, en
solución idéntica. orden al problema de la unidad delictiva.
1. º En el primero de los tipos de conducta punible viene constituida por la ob- Aparentemente la descripción típica podría abarcar subvenciones diferentes que
tención de una subvención o desgravación pública en más de dos millones y medio individualmente fueran de cuantía inferior a los dos millones y medio, siempre que

(113) V. gr. el funcionario de aduanas certifica la exportación de una mercancía, cuando en realidad (115) L. O. 7/1982, 13 julio, art. 1.2: «Cuando el contrabando por cuantía superior a un míllón de
el vehículo de transporte salió sin carga alguna o con otra distinta. pesetas se realice fraccionadamente en distintos actos de inferior importe cada uno, tendrán el carácter de
(114) La responsabilidad de los funcionarios encargados de vigilancia y control en el ámbito de las delito continuado si existe unidad de propósito y así se infiere de la identidad de su autor y de los medios
actividades económicas adolece de un grave déficit de elaboración doctrinal, jurisprudencia! e inclusi- utilizados en su comisión». Vid. al respecto VIVES ANTON, en Comentarios a la Legislación Penal, III,
v~. legislativa. Vid. al respecto: HORN, Strafbares Fehlverhalten van Genehmigungs- undAusfsichtsbe- Delitos e infracciones de contrabando, Madrid, 1984, pp. 231 y ss.
horden?, en «NJW», 1981, pp. 1 y ss., y RUDOLPHI,Problemeder strafrechtlichen Verantwortlichkeit (116) DIAZ PALOS (En Comentarios a la Legislación Penal, V., l.º, Madrid, 1985, p. 489) se incli-
van Amtstragern fiir Gewa'sserverunreinigungen, en «Fest. fÜr DÜnnebien< pp. 561 y ss. na por la interpretación amplia de la infracción patrimonial, más allá de los delitos contra él.

132 133
De entre las modalidades que puede ofrecer el comportamiento falsario del agen-
en su conjunto superasen dicha cifra, pues el párrafo segundo del artículo 350 se re-
te, la primera, en un orden de complejidad creciente, es la de solicitud que incorpora
fiere a la «actividad subvencionada cuyo importe supere» los dos millones y medio.
a su contenido manifestaciones falsas, bien por afirmar como cierto lo que no lo es,
Si esto fuera así, quedaría cubierto por el tipo penal alguno de los supuestos que he-
bien por ocultar algún extremo, produciendo igual efecto que lo anterior. Tal con-
mos denominado infracciones administrativas continuadas y, correlativamente, la
acumulación de disfrute fraudulento de subvenciones superiores a los dos millones y ducta realiza de modo pleno el tipo de la falsedad en documento público u oficial
por particulares del artículo 303, pues oficial ha de reputarse la solicitud-instancia
medio no dejarían de constituir un único delito, no dando lugar a concurso real o
destinada a incorporarse a un expediente administrativo y que ha de dar lugar a un
continuado alguno. Sin embargo, no es esto así. También el tipo del disfrute fraudu-
acto de esta naturaleza, con consecuencias jurídicas para el solicitante y para terce-
lento tiene como unidad básica la subvención individualizada en más de dos millo-
ros (117). Alternativamente, de no aceptarse tal opinión, debe entenderse que la
nes y medio, pues es a una única subvención a la que se refieren «las condiciones con las
que la subvención fue concedida» y «el fin para el que la subvención fue concedida», y conducta de referencia realizaría en todo caso el delito de falsedad en documento
privado, pues la falsedad ideológica es reconocida como típica en los documentos
que se ha de ver sustancialmente alterado. Por último, es también a la cuantía de
privados cuando hay deber jurídico de declarar la verdad, es decir, cuando se san-
una única subvención a la que atiende la pena pecuniaria: multa del tanto al séxtu-
ciona legalmente la obligación de declarar la verdad de los hechos vertidos en un do-
plo «de la misma», es decir, de la subvención en cuestión.
cumento (118), que es precisamente lo que ocurre en la relación subvenciona! (119).
Afirmado lo anterior no hay inconveniente en aceptar que la falsedad ideológica
XI. CONCURSOS. queda subsumida en el tipo del artículo 350, toda vez que constituye el único medio
a través del cual la subvención puede obtenerse y, como tal medio, está incorporado
La propia exposición de motivos de la Ley que introduce los delitos contra la literalmente al tipo: falseando u ocultando. Ahora bien, lo anteriormente afirmado
Hacienda Pública advierte en relación a la creación del delito del artículo 350 que se tiene consecuencias prácticas cuando la conducta falsaria del solicitante de la sub-
incriminan los fraudes de subvenciones ((sin perjuicio de que, en virtud de las reglas vención no llega a realizar el tipo penal del artículo 350, por no ser la subvención de
generales sobre el concurso, las conductas incriminadas puedan, en casos determi- cuantía superior a dos millones y medio de pesetas. En tal caso el autor respondería
nados, ser acreedoras de la aplicación de otros preceptos». Si se atiende a las carac- por el delito de falsedad, al menos. en documento privado, con la pena de prisión
terísticas criminológicas de los fraudes de subvención, puede estimarse que los deli- menor (artículo 306).
tos a que se puede dar lugar, junto con el de subvenciones, son, fundamentalmente,
los de estafa y los de falsedades. A su vez, y como consecuencia de que el artículo A iguales resultados debe llegarse cuando el solicitante, además de declarar fal-
350 sitúa como objeto de la acción a las desgravaciones junto a las subvenciones, samente, presenta documentos públicos falsos o fals(ficados que acreditan -en
puede darse lugar a un concurso de leyes entre este delito y el delito fiscal. falso- la concurrencia o ausencia de una condición relevante para la subvención,
siempre que hayan sido falsificados por otro. Cumplidos los elementos del artículo
350, quedará en éste subsumida la conducta que por sí sola realiza el tipo del artícu-
En todo caso debe advertirse que los posibles concursos se plantean sólo nece- lo 304 (usar a sabiendas con intención de lucro un documento público falso o falsifi-
sariamente con el primero de los tipos del artículo 350, es decir, con el de la obten-
cado).
ción fraudulenta de subvenciones y desgravaciones. El tipo del disfrute fraudulento
de subvenciones en ningún caso puede entrar en concurso aparente con el de estafa, Cuestión distinta se plantea cuando el solicitante de la subvención.fa/s(ficó por sí
pues carece de la comunidad de elementos con éste que permita visos de tal aparien- mismo el documento público que acompañó a su solicitud (v. gr. una certificación de
cia. Tampoco las falsedades aparecen con este segundo tipo del artículo 350 en la re- aduanas relativa a un acto de exportación que da lugar a subvención). Integra el tipo
lación de necesidad con la que se presenta en la obtención fraudulenta de subvencio~ de la falsedad del particular en documento público en su integridad y sin que afloren
nes. Por todo ello, en lo que sigue nos referimos a los problemas concursales que las dificultades que caracterizan a la falsedad en la declaración propia del particular
plantea el tipo de la obtención fraudulenta. solicitante y a que antes se ha hecho referencia. Se realiza aquí de modo pleno la le-
sión del bien jurídíco de la fe pública, cuyo contenido material es independiente de
1. Fraude de subvenciones y delitos de falsedad documental. la infracción de cualquier deber de decir verdad, sobre lo que se sitúa la polémica

El tipo de la obtención fraudulenta de subvenciones, primera modalidad del artí- ( 117) Vid. al respecto CASAS BARQUERO, El delito de.falsedad en documento privado, Barcelo-
culo 350, se realiza por lo común mediante una falsedad documental. El solicitante na, 1984, pp. 238 y ss., con referencias.
de la subvención declara en el documento-instancia la existencia de circunstancias (118) Cfr. CASAS BARQUERO, El delito de falsedad; cit. pp. 184 y ss.
inexistentes u omite declarar la de aquellas que realmente existen. ( 119) Como se ha expuesto anteriormente, vid. supra, p. 37 y ss. con textos legales.

135
134
anterior, y de la intención de perjuicio patrimonial. La falsificación por sí mismo de En lo que se refiere al de obtención fraudulenta, para que hubiese de dárseles la
un documento oficial no es ya ni el único medio de cometer el delito del artículo 350, razón habría que poder afirmar que, no sólo en teoría, sino también en las concep-
ni el único delito que se puede cometer, al menos a las luces de un observaqor objeti- ciones generales de jurisprudencia, la falsedad ideológica ínsita en la declaración-
vo ex ante. Falsificación y obtención fraudulenta de subvenciones son delitos con solicitud falseando u ocultando circunstancias que realiza el que obtiene la subven-
distinto bien jurídico lesionado y conectados entre sí por una relación medial que da ción, integra de modo efectivo el delito de falsedad. Y tal afirmación no puede ha-
lugar a un concurso ideal entre ambos delitos. cerse porque ningún caso llegó a los tribunales y porque, aun así, habría de estar re-
suelto, no sólo por quien esto escribe, el problema de si se trata de documentos oficia-
El del concurso de los delitos de falsedades con el de la obtención fraudulenta de
les o privados y, en el último caso, si hay o no un deber de decir verdad que extraiga
subvenciones es, pues, el problema fundamental, agravado por las dificultades espe-
a la falsedad ideológica de la impunidad que la caracteriza en los documentos priva-
cíficas que plantean las falsedades lucrativas.
dos. Muchas son, pues, las condiciones que tendrían que darse para que ST AMPA y
BACIGALUPO tuvieran razón en el único 50 por 100 que desde el principio se les
Debe advertirse en primer lugar que no puede recaer en materia de subvenciones
podría conceder a modo de hipótesis, y todo ello tampoco parece probable a la vista
el lastre de una tradición que niega tipicidad falsaria a las declaraciones específica-
de las reacciones del sistema judicial que la criminología detecta respecto del delito y
mente destinadas a la administración tributaria (120). Tan arbitraria obra de «des-
el delicuente económico (124).
penalización>> carece de todo fundamento salvo el puramente fáctico de privilegiar a
los autores de un espacio de criminalidad no marginal, sino bien cercano a la condi- 2. Fraude de subvenciones y delito de estafa.
ción material de los operadores jurídicos. Pero incluso dando por bueno los argu-
mento de quienes dicha tesis mantienen, es preciso afirmar que sus presupuestos no El artículo 350 se crea para afrontar con eficacia el fraude de subvenciones, toda
concurren en la obtención fraudulenta de subvenciones, pues la declaración que rea- vez que el delito de la estafa adolecía al respecto de graves insuficiencias (125). Por
liza el solicitante de la subvención no es, como en lo tributario, una declaración obli- esta razón el delito del artículo 350 aparece respecto del de estafa como una regula-
gada bajo la conminación de sanciones, equiparable a las que hace el inculpado ante ción especial y autónoma (126). La doctrina alemana sitúa al delito de subvenciones
la autoridad judicial (121 ). Se trata, por el contrario, de una declaración plenamen- en relación de especialidad con el de estafa (127). Sin embargo, no creo que tal opi-
te espontánea, motivada en exclusiva por el propósito de obtener gratuitamente de nión sea acertada ni para el derecho alemán ni para el español. Si la relación de espe-
la administración una atribución patrimonial a fondo perdido. cialidad concurre cuando un precepto penal reúne todos los elementos de otro y sólo
se diferencia de él en el hecho de que por lo menos contiene un elemento adicional
Tras lo expuesto conviene salir al paso de una opinión doctrinal que pone en que permite contemplar el supuesto de hecho bajo un punto de vista
cuestión la existencia del delito del artículo 350, por entender suficiente el efecto in- específico (128), resulta evidente que no puede afirmarse tal relación de especialidad
criminador de los delitos de falsedades. En efecto, STAMPAy BACIGALUPO recha- en los delitos que nos ocupan, pues el delito del artículo 350 tiene sólo alguno de los
zaban la creación del delito de subvenciones en el proyecto de 1980, en atención a que elementos de la estafa (conducta engañosa y perjuicio patrimonial), careciendo de
nuestro código incrimina ampliamente la falsedad ideológica -mentira documen- elementos que en ésta son esenciales (el error de la víctima). En mi opinión, la rela-
tal- (122) sin las restricciones que presentan otros códigos, como el alemán, en ción que existe entre ambos delitos es la de subsidiariedad: el delito del artículo 350
donde -y por tal razón-sí resultaba necesaria novedad semejante (123); sin em-
es por su regulación específica la ley primaria, que retrocede ante el tipo del artículo
bargo, la opinión vertida por los autores citados carece de todo fundamento en lo
que se refiere al tipo del disfrute fraudulento de subvenciones, pues la falsedad no 350 y, a su vez, recupera su vigencia cuando, dándose todos los elementos de la mis-
pertenece a la esencia de la modalidad típica del disfrute fraudulento; el incumpli- ma, falta alguno de los que caracterizan el delito del artículo 350 (129).
miento de las condiciones de la subvención puede realizarse sin mediación de falsea- Ahora bien, el problema fundamental que se presenta en nuestro derecho es el de
miento alguno.
si es aplicable el delito de estafa cuando no se realiza el tipo penal del artículo 350,

(124) GARCIA PABLOS, Problemas actuales de la criminoloRía, Madrid, 1984, rr. 182 y ss.
(125) Vid. supra, p. 51 y ss.
(126) Cfr. LACKNER, en LK, núm. marg. 331 al párr. 263.
(120) Vid. RODRIGUEZ MOURULLO, El nuevo delito fiscal, en ,,comentarios a la Legislación (127) Cfr. TIEDEMANN, en LK, núm. marg. 134 al párr. 264; SAMSON en SK, núm. marg. 101 al
Penal», 11, cit., pp. 288 y ss. párrafo 264.
(121) Argumento de QUINTANO, Tratado, III, cit. p. 884. (128) Cfr. JESCHECK, Tratado, 11, cit., p. 1035.
(122) Vid. La reforma del derecho penal económico español, Madrid, 1980, pp. 52 y 55. (129) La doctrina alemana trata el concurso en realidad como si de relación de subsidiariedad se tra-
(123) Cfr. TIEDEMANN, Subventionskriminalitá't, cit., p. 335. tare, como se verá ahora.

136 137
por no cumplirse la condición objetiva de punibilidad, y se dan en el hecho todos los tipo principal (artículo 350) y del subsidiario (artículo 528/529, 7. ª)son iguales en lo
elementos que constituyen la estafa. que respecta a la privativa de libertad, pero el principal incorpora un plus de pena al
En el derecho alemán se plantea igual problema, como consecuencia de que el ti- prever la de multa junto a la de prisión menor.
po de fraude de subvenciones se limita a las subvenciones económicas, lo que hace
surgir la duda acerca de si el tipo de estafa es aplicable a fraudes de subvenciones so- 3. Fraude de subvenciones y delito fiscal.
ciales, culturales, etc., o en otros supuestos en que no llegan a darse todos los ele-
mentos del párrafo 264. Pues bien, la solución que la doctrina mantiene de modo Ambos delitos pueden aparecer en relaciones diversas. Debe advertirse, en pri-
unánime es la de que el hecho de que el objeto de la acción sea una subvención y no mer lugar, que en lo que a las desgravaciones se refiere y c~mo se ha pr~cisado ante-
cualquier otra ventaja patrimonial no produce bloqueo alguno a la aplicación riormente, del artículo 350 se excluyen todas aquellas que tienen por obJeto una car-
ga tributaria, que son las que integran el concepto de beneficio fiscal y respecto a las
de otros preceptos penales, como, sobre todo, el de estafa (130). Se trata, en defini-
tiva, de la solución que corresponde a una relación de subsidiariedad entre fraude de cuales el del artículo 349 es de aplicación exclusiva y excluyente (132).
subvenciones y estafa. Ambos delitos pueden aparecer en concurso real o ideal, según los casos, habida
A los mismos resultados debe llegarse en derecho español: si el autor realiza to- cuenta que determinadas normas subvencionadoras disponen la concesión tanto de
dos los elementos del injusto del artículo 350, pero no alcanza la subvención el valor subvenciones como de beneficios fiscales para el cumplimiento de un mismo presu-
de más de dos millones y medio de pesetas, se aplicará el delito de estafa del artículo puesto de hecho (133). Así, el falseamiento de una de las condiciones rel~vantes ~~­
528, siempre y cuando se den en el caso todos los elementos de éste (131). También re- ra la obtención de ambas ayudas financieras realizadas en la correspondiente solici-
sultará de aplicación el artículo 528, si no se comparte la tesis mantenida en el texto de tud puede dar lugar -en concurso ideal- a la obtención fraudulenta de una st~b­
que caben las formas imperfectas, en relación con el artículo 350, castigándose éstas vención y de un beneficio fiscal. Una misma acción realiza dos tipos penales y lesio-
como estafas intentadas o frustradas. na dos bienes jurídicos o, mejor, lesiona el bien jurídico Hacienda Pública -~n las dos
El delito de estafa opera, pues, como delito de recogida, como tipo subsidiario, funciones a que responde la dicotomía de los artículos 349 y 350: la func1on recau-
respecto de el del artículo 350. No podía ser de otra manera, pues el 350 viene a col- datoria de la Hacienda en el caso de los beneficios fiscales y la función del gasto Yla
. mar algunas de punibilidad que ofrece el artículo 528 y, de no admitirse el juego de integridad patrimonial de la Hacienda en el de las subvenciones .
este artículo cuando no se dan todos los elementos del 350, incluida la condición ob- Si beneficio fiscal y subvención no están conectados normativamente como en la
jetiva de punibilidad, el artículo 350 vendría en realidad a privilegiar el fraude de
subvenciones frente a las estafas comunes y, en definitiva, a crear espacios de impu-
:1
hipótesis anterior, la obtención fraudulenta de subvenciones y delito fisca!. ~pa~e­
cerán en concurso real. Así, por ejemplo, el empresario que obtiene un beneftc10 lts-
nidad superiores a los existentes con anterioridad a la reforma de 1985. cal en base a normas y presupuestos de reconversión y, a la vez, obtiene una subven-
En el sistema de relación entre la estafa y el fraude de subvenciones que se man- ción en base a normas de fomento de empleo y sus presupuestos.
tiene, interesa precisar lo referente a las penas que corresponden en uno y otro caso.
El artículo 350 dispone la aplicación de la pena de prisión menor y multa del tanto al
séxtuplo del valor de subvención fraudulentamente obtenida. La pena correspon-
diente al delito de estafa cuando concurre una muy cualificada de las circunstancias
del artículo 529 es la de prisión menor. En el supuesto de estafa respecto de una sub-
vención en más de dos millones y medio podría estimarse realizada la circunstancia
7. ª del artículo 529 (cuando revistiere especial gravedad, atendido el valor de la de-
fraudación), circunstancia que puede entenderse como muy cualificada si se atiende,
además de a la cuantía, a la función colectiva del sistema subvencionador y a la es-
pecial posición de deber del beneficiario, en tanto que receptor de una prestación
gratuita por parte de la Administración. En términos generales, pues, las penas del

(130) TIEDEMANN, LK, núm. marg. 134 al párr. 264; LENCKNER en SCHÓNCKE SCHRÓ-
DER, StGB Komm; núm. marg. 87 al pár. 264.
(131) A similar solución se inclina MARTINEZ PEREZ, Comentarios .. ., cit., p. 352, con la singu-
laridad de que llega a asumir la posibilidad de concurso ideal entre estafa y el delito del 350, lo que estimo
que debe rechazarse en la construcción propuesta de una relación se subsidiariedad. (132) Vid. supra, p. 25 y s., y 39. ., . . . .,
(133) Así la Ley 27 /1984, 26 julio, sobre reconvers10n y remdustnahzac1on, arts. 8 Y 9.

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!
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SE TERMINO DE IMPRIMIR
ESTE LIBRO,
«DELITOS CONTRA
LA HACIENDA PUBLICA
EN MATERIA
DE SUBVENCIONES»,
EL DIA 9 DE ABRIL DE 1987,
EN LOS TALLERES GRAFICOS DE
H. DE E. MINUESA, S. L.
RONDA DE TOLEDO, 24. 28005 MADRID

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