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Artículos
En torno a la
clase obrera peruana*

Pedro Galín
El movimiento obrero peruano, tras Subrayando la excepcionalidad de
su tradición anarcosindicalista de comien- los cambios de lealtad y tratando de ex-
zos de siglo, se identificó en forma amplia- plicar el laborismo de la clase obrera in-
mente mayoritaria con el APRA. Esta iden- glesa, dice Hobsbawm: si la clase obrera,
tidad se modificó entre fines de los 60 y los como en el caso británico, "se adhiere a
70: el movimiento obrero, agrupado ma- un movimiento en su mayor parte constitui-
yoritariamente en la CGTP y en federacio- do dentro del molde pre-marxist&... la leal-
nes independientes, ha proclamado su iden- tad y la inercia teórica que extrae de su ex-
tidad con posiciones marxista-leninistas. periencia espontánea mantendrán sus adhe-
Las elecciones de 1978, 1980 y 1983 con- siones tradicionales y, a menos que se pro-
firman ía nueva lealtad: la correlación entre duzcan catástrofes bastantes extraordina-
clase obrera y voto por ía izquierda marxis- rias (y en tal caso, tampoco de un modo
ta es muy consistente 1 . Sin embargo, este fácil o rápido), seguirá aferrándose a ellas"
cambio de lealtad no parece haber sido ob- y agrega, reflexionando en torno a las mo-
jeto de investigación que reconozca su ex- dificaciones de la identidad política en el
cepcionalidad: ninguna cíase obrera latinoa- movimiento obrero europeo: "Ño se han
mericana ha registrado un cambio de iden- estudiado seriamente los factores que con-
tidad política, Baste recordar al peronismo, dicionan un cambio de lealtad... Cabe su-
el PRI, el trabalhismo, el MNR boliviano, gerir brevemente tres de tales factores: la
ÁD en Venezuela. escisión organizativa, el surgimiento de una
región nueva o de una nueva generación no
*l Este texto es un producto preliminar de ta condicionados por las lealtades de las viejas,
investigación "Urbanización y Sectores Populares y un fracaso o abdicación espectacular por
Urbanos", que se desarrolla en el instituto de parte del viejo movimiento. O bien una
Estudios Peruanos, Los errores que aquí puedan
existir son, desde luego, de exclusiva responsabili- combinación de las tres condiciones" 2 .
dad del autor. ¿Qué combinación de condiciones
4 ARTICULOS

podría explicar el cambio de lealtad de la período durante el que la proporción del


clase obrera peruana? Desde luego una res- empleo secundario en el total del empleo
puesta a esta interrogante sólo podrá ser en el Perú cayó más de un 2°¡o.
intentada con seriedad después de una in- Debe considerarse que en el cuadro
vestigación que siga todas las reglas del arte. 1, sin embargo, se incluyen todas las cate-
Aparentemente las dos últimas menciona- gorías ocupacionales: empleadores, cuenta
das por Hobsbawm podrían guiar la formu- propia, empleados y obreros. Asumiendo
lación de hipótesis. El surgimiento de una que las proporciones de empleados y em-
"nueva" clase obrera, en la década de los pleadores no importan diferencias significa-
60 y 70, parece componer una generación tivas entre los países, cabe considerar el
no ligada por las lealtades de la anterior. La peso de los independientes en la manufac-
alianza del APRA con Prado y con Odría tura. Entre 1950 y 1970 éstos bajaron su
en los 60, probablemente tuvo efectos dele- proporción en el empleo industrial peruano
téreos sobre la identidad apristas de algunos de la mitad a un tercio 3 , y hacia 1981 al
sectores de la vieja clase obrera, aunque los 28.5°/ó4. Esta proporción era decididamente
textiles continuaron la vieja tradición. No alta en el contexto regional: ocupaba el
pareció observarse, por el contrario, ningu- cuarto puesto (superado sólo por Ecuador,
na escisión importante en el seno de la co- Guatemala y Bolivia) entre 14 países lati-
rriente aprista del movimiento obrero. noamericanos. En resumen, el peso del em-
De otro lado, el cambio de lealtad pleo manufacturero es considerablemente
se produce hacia la izquierda marxista leni- bajo, ha caído en la última década y la pro-
nista, en un conglomerado único en Améri- porción de independencia es alta. Signos
ca Latina y quizás en el mundo: comunis- generalmente asociados al "atraso" del de-
tas ortodoxos y maoístas, "nueva izquier- sarrollo industrial y de rémora en la confi-
da" de orientación castrista, y otras corrien- guración de una clase obrera moderna.
tes marxistas. La complejidad de la izquier-
da peruana es comparable a algunas euro-
peas, pero su influencia en el movimiento
obrero es probablemente única. 2. Grande y pequeña industria
Otro de los factores que más fre-
En este texto se intentará abordar cuentemente se mencionan para indicar las
ciertas características socio-demográficas peculiaridades de la clase obrera peruana es
y discutir ciertas ideas corrientes sobre la el que se refiere a la relación entre grande y
clase obrera peruana que podrían contri- pequeña industria, lo que influiría tanto en
buir a explicar este cambio de lealtad y las los niveles de remuneración y productivi-
características de la nueva identidad, aun- dad como en lo relativo a la conciencia de
que, desde luego, el aporte es limitado y clase y el atraso de la industria.
parcial: sólo un análisis histórico podrá dar
cuenta de esta excepcionalidad. Así, se indicaba hacia fines de los
60, que aun cuando las empresas textiles
fueran de las más grandes entre las diversas
1. El tamaño de la clase obrera ramas, eran (en términos mundiales) pe-
¿Es la clase obrera peruana particu- queñas. El tamaño de estas fábricas, se
larmente pequeña?. ¿Se trata de un islote sostenía, no habría favorecido el surgimien-
rodeado de masas agrarias y no proleta- to de una moderna fuerza de trabajo in-
rias?. En algunas interpretaciones se ha in- dustrial5.
sistido en respuestas afirmativas, que tende- Esta conclusión parecería discuti-
rían a explicar ciertas peculiaridades de la ble, ya que debe tenerse en cuenta que la
clase obrera peruana. En el cuadro 1 puede concentración de la industria manufactu-
observarse que la PEA del sector secundario rera peruana, medida por eutropía del em-
del Perú, comparada con una serie de países pleo es más alta que la de los países indus-
latinoamericanos para los cuales se cuenta trializados, si se comparan normalizando de
con información, ocupa un lugar bastante acuerdo con el tamaño de los países. Este
relegado. Lo más significativo pareciera ser fenómeno es común a la mayoría de ios
el retroceso operado en la década del 70, países latinoamericanos 6 .
Galín: En t o r n o a la clase o b r e r a p e r u a n a 5
6 ARTICULOS

Es decir, que para la época que Cha- Habría que tener en cuenta, ade-
plin formulaba aquellos comentarios, la cla- más, que ajustando las cifras con los 30,000
se obrera peruana tenía índices de concen- trabajadores de la industria manufacturera
tración más altos que la de los países indus- que, aproximadamente, trabajan en empre-
trializados, ajustando los datos por tamaño sas muy grandes no registradas en las esta-
relativo de las economías: proporciones dísticas del Ministerio de Industrias (básica-
más altas del número total de trabajadores mente, SIMA, conserveras y SIDERPERU)
se concentraban en las empresas más gran- un 457o de los asalariados de la industria
des. manufacturera estarían empleados en em-
Blanes, por su parte, consideraba presas de más de 200 trabajadores. De otro
que se había producido en los últimos años lado, un tercio de los asalariados industria-
de los sesenta un doble movimiento: "de- les estaría ubicado en empresas de menos
puración de las formas de producción (más de 5 trabajadores. Esto es, que la importan-
capitalistas) y concentración del empleo en cia numérica de los trabajadores asalariados
los sectores del gran capital". Además su- ocupados en la industria artesanal es consi-
pone que se ha dado en la sociedad peruana derable.
un crecimiento rápido del proletariado in- Las cifras anteriores se refieren sólo
dustrial. Agregaba que en el sector artesa- a la industria, pero la concentración en la
nal de producción predominaba su carácter minería es considerable 8 , y lo mismo ocurre
disperso, al que se podría incluir eñ una en electricidad y petróleo. En consecuen-
nueva función del ejército industrial de re- cia, no podría alegarse una peculiaridad sig-
serva clásico: la de reproducir a las clases nificativa por la escasa concentración de la
populares en su conjunto 7 . clase obrera, más bien es característico lo
De acuerdo a los cálculos de Blanes, opuesto.
no se habría producido una modificación
en la concentración de la industria entre
1963 y 1973. Por el contrario, en los últi- 3. Migrantes y clase obrera
mos años se observa una cierta tendencia a ¿La clase obrera peruana está com-
la reconcentración, según resulta de datos puesta principalmente de migrantes rurales,
más recientes, pero sin recuperar el nivel de que aún conservan buena parte de las carac-
concentración de 1963 (Cuadro 2). terísticas campesinas de su origen?. La ver-

Cuadro 2

Personas ocupadas por establecimiento según tamaño


(porcentajes)

1963 19 73 1979
Número
Personas Establ. Empleo Establ. Empleo Establ. Empleo

5 - 19 65 12 69 19 75 22
20 - 200 31 46 28 47 22 41
200- + 4 42 3 34 3 37
Total 100 100 100 100 100 100

FUENTE: Para 1963 y 1973: OU' e INP, elt. por Blanes, op.cit. Para 1979, Estadísticas Industriales delMIT, cifras
provisorias.
G a l í n : En t o r n o a la clase o b r e r a p e r u a n a 7

sión de una clase obrera predominantemen- De otro lado, debería tenerse en


te migrante de origen rural fue dominante cuenta que un campesinado extenso es uno
durante la década pasada. Buena parte de de los ingredientes que explicaría el radica-
los estudios sobre migración sostuvieron lismo de los movimientos obreros español,
que la migración era de origen rural, a la italiano y francés 13 . No toda influencia o
vez que las proyecciones sugerían un cons- proximidad "campesinas" parecen ser sig-
tante incremento del flujo migratorio 9 . nos de conservatismo o atraso del movi-
Los datos del Censo de 1981 indi- miento obrero. Por ejemplo, en el caso de
can un descenso sustancial de! flujo migra- los obreros de Toquepala, su reciente ori-
torio hacia Lima: se ha reducido en números gen puneño zona pobre que descartaba el
absolutos y en términos relativos la pobla- "retorno al campo"— ha sido mencionado
ción migrante se ha reducido del 45°/o al como un factor decisivo en los orígenes de
40^0 de la población total en el último pe- su radicalismo político 14 .
ríodo intercensal.
De otro lado, la encuesta más repre-
sentativa sobre migraciones (conceptuando 4. Movilidad ocupacional
como migrantes urbanos a los que provie- Los estudios de la década del 60 in-
nen de pueblos de más de 2,500 habitantes sistían en que la muy baja movilidad inter-
y considerando el último lugar de residen- firmas de los obreros peruanos era una de
cia y no el de nacimiento) concluye que en sus peculiaridades. Chaplin consideraba que
el período 1970-1978 el 74^o de los mi- era uno de los obstáculos importantes para
grantes a Lima tiene procedencia urbana10. la modernización 15 , Briones y Mejía habían
Aunque no se cuenta con datos precisos observado que sólo el 13.6^0 del total de
sobre la clase obrera, parece plausible con- los obreros de Lima Metropolitana tenían
siderar que también dentro de ella la pro- en el empleo una antigüedad menor de un
porción de migrantes rurales es escasa, aun- año 16 . El estudio (más reciente) de Román
que seguramente mucho mayor si se consi- de Silgado verificó igual tendencia entre los
dera el lugar de nacimiento. obreros migrantes: el 60°/o tenía más de
Observando más específicamente a cinco años en el empleo 17 .
los obreros industriales, se advierte que el La escasa movilidad interfirmas pa-
68^0 de los obreros eran migrantes, hacia rece, de acuerdo a los últimos datos dispo-
mediados de la década anterior 11 . nibles, haber cambiado profundamente: en
Los obreros de esa época eran pre- 1982 una cuarta parte de los obreros tenían
dominantemente migrantes antiguos: casi menos de un año de antigüedad, y sólo el
el 90^0 tenía más de 6 años de antigüedad. 53°/o superaba los tres años 18 , fenómeno
Datos más cercanos a la época actual indi- asociado sin duda, al incremento del tra-
carían que los migrantes recientes se incor- bajo eventual.
poran preferentemente como obreros antes De otro lado, sería innecesario re-
que como independientes 12 . Esta constata- cordar que, en la perspectiva marxista, la
ción no desvirtuaría la anterior, en tanto el estabilidad en el empleo no es un factor de
flujo migratorio desciende rápidamente: los remora, sino por el contrario un poderoso
nuevos obreros migrantes no alcanzan a al- aliciente para la formación de una avanzada
terar la predominancia de los antiguos. conciencia de clase 19 . Es probable que ese
Resumiendo, podría afirmarse que factor de "concientización" se haya ate-
si bien los obreros son predominantemente nuado considerablemente en los últimos
migrantes, su origen inmediato es urbano, años, debido al aumento de la rotación en
tienen una antigüedad considerable en la el empleo.
migración, y que ios nuevos migrantes tam-
bién ingresan ai mercado de trabajo como
obreros. El peso de los migrantes campesi- 5. La participación femenina
nos en la clase obrera es, en consecuencia, entre los obreros
relativamente pequeño o mediado por ante- Estudios disponibles desde hace
riores experiencias urbanas. años han indicado que la participación fe-
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menina en el trabajo asalariado (sin contar abordaron el problema de la universalidad


el servicio doméstico) es muy baja: en tan- de las leyes psicológicas formuladas para
to que en el Perú sólo el 27. l°/o de las mu- poblaciones de países industrializados. Al
jeres activas trabajaban como obreras y examinarse 1 1 casos de estudios locales re-
empleadas, la tasa llegaba a superar los dos levantes a la hipótesis de que, a diferencia
tercios en Colombia, México y Brasil, y al- del trabajador norteamericano, al peruano
canzaba a los tres cuartos en Argentina 20 . ie gusta el modo autoritario de supervisión,
Por otra parte, la participación femenina revelaron que mientras más autoritario es
tiende a disminuir en la industria en razón el supervisor, menor es la satisfacción de
de la mayor velocidad del crecimiento de sus subordinados y que el supervisor ideal
las industrias de bienes intermedios, capital es descrito por los trabajadores como no
y consumo duradero, que requieren perso- autoritario. En un estudio sobre personal
nal con calificación generalmente inacce- de la industria gráfica nacional, se observó,
sible a las mujeres 21 . Datos más recientes al mismo tiempo que actitudes antiautori-
permiten ratificar que la participación fe- tarias, mayor satisfacción cuanto mayor
menina entre los obreros industriales es
iniciativa desplegaba el jefe, demostrando
muy baja en términos regionales. En el
así una capacidad similar a la del trabajador
Cuadro 3 puede observarse que la partici-
pación femenina llega sólo a la mitad de la anglosajón para discriminar entre el autori-
observable en Venezuela y Panamá y es la tarismo del jefe y su iniciativa directiva.
tercera parte de la de El Salvador. Otra En otros dos trabajos se exploró la hipó-
originalidad de la clase obrera peruana: tesis humanista, confirmada en la población
su excepcional "masculinidad". general norteamericana de que "la satis-
facción laboral es una función directa del
grado en que el puesto permite al trabaja-
dor poner en juego habilidades valoradas;
Cuadro 3 la hipótesis fue confirmada entre los em-
pleados y entre los obreros del sector grá-
Participación femenina entre los obreros fico nacional" 22 . En conclusión: "los ha-
industriales en varios países llazgos empíricos sugieren consistentemen-
latinoamericanos (°/o) te que el trabajador peruano es similar a
sus colegas del resto del mundo, al menos
psicológicamente; ello no descarta la posi-
Países (año) °/o ble existencia de características idiosincrá-
ticas pero las sitúa en el plano de aquello
El Salvador (1980)* 43.65 que debe probarse para continuar mere-
ciendo atención" 23 .
Panamá (1980)* 22.85 En consecuencia, esta supuesta
Venezuela (1981)** 26.70 peculiaridad psicológica debería ser susten-
tada más seriamente. Hasta entonces, los
Perú (1981)** 13.44 datos existentes aconsejarían rechazarla.

7. 0 nivel de los salarios


FUENTE: *OIT, Anuario de Estadísticas del Trabajo.
1932. El ingreso per cápita en el Perú ha
** INE, Censos Nacionales, Vi II de Población, sufrido ún claro retroceso en la última dé-
III de Vivienda, 1981. cada. Con los datos de 1983 a la vista se
observa que ha retrocedido a ios niveles de
hace 15 años. En el ranking de la región en
6. La idiosincracía psicológica la última década lo superaron Brasil, Ecua-
de los trabajadores peruanos dor, Colombia, Paraguay y República Do-
Algunas hipótesis corrientes tende- minicana 24 . Por otra parte, es conocido que
rían a reconocer rasgos idiosincrátícos en la distribución del ingreso es elitaria y que
los trabajadores peruanos. Los trabajos em- este carácter se ha acentuado en los últimos
píricos que pusieron a prueba esta hipótesis años.
G a l í n : En t o r n o a la clase o b r e r a p e r u a n a 9

Ahora bien, estos son sólo datos gasto total mínimo, tanto personal como
indirectos acerca de la posición de la clase del hogar, incluye consumos de otros bie-
obrera. Para apreciarlo más directamente en nes que, en conjunto, representan un valor
un contexto regional, se ha optado por esti- equivalente al de estos últimos. Los resul-
mar la relación entre ias necesidades básicas tados se presentan en el Cuadro 4. Como
del hogar y el salario industrial. Para ello, puede verse, el salario industrial promedio
se ha elaborado cifras presentadas por del Perú hacia 1977 apenas superaba las
PREALC 25 . En ese estudio se optó por esti- necesidades básicas, ocupando un puesto
mar el gasto mínimo en consumo elaborado "intermedio-bajo" entre los países consi-
para varios países de América Latina por derados: estaba notoriamente por debajo
Oscar Altimir 26 , consistente en la determi- de México, Brasil, Costa Rica y Argenti-
nación de un consumo mínimo de alimen- na27, prácticamente equilibrado con el sa-
tos que satisfaga los requerimientos energé- lario chileno, y por encima de Ecuador y
ticos básicos por persona, ajustado en lo Colombia. Proyectando la misma canasta
posible a las preferencias nacionales de los de 1970 y comparándola con el salario in-
consumidores y a la producción nacional, dustrial de 1983 28 la cobertura de necesi-
con un costo mínimo para 1970. Para con- dades básicas llegaría sólo a i.06. Es de-
siderar la canasta familiar se consideró el cir, que el salario medio industrial, apenas
tamaño mínimo de las familias correspon- superaría el presupuesto mínimo de la fa-
dientes a los tres deciles más bajos de in- milia obrera.
gresos. Finalmente, se consideró que el Estos cálculos parecen confirmar
una visión corriente largamente difundida:
la estrechez del salario promedio peruano,
que está apenas por encima de la reproduc-
Cuadro 4 ción física.

Salarios y necesidades básicas


en algunos países de América Latina
(índices) Los obreros de ingresos más bajos.
Desde luego, se advierten grandes
1970 1970 1977 disparidades de ingresos entre los obreros:
Países Sm/Nb el 27°/o gana menos o alrededor del salario
Si/Nb Si/Nb
mínimo. El perfil de estos obreros es sin-
gular: más de la mitad (52°/o) tienen me-
Perú 0.63 1.22 1.19 nos de 25 años, su nivel de educación for-
Argentina 1.21 1.80 1.36 a mal es más elevado que el de los obreros
que ganan más que el mínimo. Asimismo,
Brasil 0.64 2.05 2.54 b estos trabajadores no presentan diferencia-
Colombia 0.32 0.98 0.80 les en razón del sexo ni la condición migra-
Costa Rica 0.82 1.37 1.75 toria 29 . Estos datos parecerían poner en
cuestión una serie de ideas corrientes fuer-
Chile 0.45 1.12 1.18 temente arraigadas. En primer lugar, la
Ecuador 0.40 0.80 0.93 correlación positiva entre educación e in-
México 1.04 2.12 2.64 gresos que fuera supuesta con energía en la
década anterior, parecería descartada a la
luz de los indicadores mencionados. De
FUENTE: Elaboración propia de datos de PREALC, Asa-
lariados de bajos ingresos y salarios mínimos en otro lado, la indiferencia al factor migra-
América Latina, San tiago de Chile, 1980. ción de los obreros de más banjos ingresos,
a
Mínimo obrero. b 1974. c 1976. sugiere que la simple condición migratoria
*DGE, Sueldos y salarlos, Encuestas de Establecimien- es insuficiente para apreciar heterogeneida-
tos, No. 8, 1983. des de ingresos: sería necesario matizarlo
Sm = Salario mínimo. con el origen rural o urbano de los mis-
Si = Salario industrial. mos30.
Nb = Necesidades básicas (por hogar).
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La indiferenciación por sexo entre te por debajo de ios independientes, in-


los obreros que ganan alrededor del míni- cluso en la mediana (el uso de ésta permite
mo también es sorprendente, pero debe atenuar el sesgo introducido por los ingre-
aclararse que entre los que ganan menos sos más altos de los profesionales en el pro-
que el mínimo se observa una sobreconcen- medio de los independientes) (Cuadro 5).
tración femenina. De todas formas, este
dato matizaría ciertas afirmaciones corrien-
tes en t o r n a al ingreso femenino y exigiría
profundizar en torno a él. Cuadro 5

Niveles de ingresos mensuales de obreros


La clase obrera como aristocracia y trabajadores independientes 1982
Ya se ha visto que los ingresos de
los obreros son muy bajos. Sin embargo, el Promedio Mediana
tema de la clase obrera como aristocracia
Lima Metropolitana (soles) (soles)
de los sectores populares es de antigua rai-
gambre y cuenta con distintas versiones.
Por ejemplo, D. Chaplin dice que: "la clase Obrero privado 112,267 95,609
baja urbana masculina está dividida entre
una élite proletaria y una masa marginal" 31 . Obrero público 102,274 80,320
Por otro lado, desde una perspecti- Independiente 106,244 82,812
va que privilegia la participación política,
se ha indicado que el elitismo de los obre-
FUENTE: DGE, Encuesta de mano de obra en Lima Me-
ros frente a otros trabajadores con menor tropolitana, julio, 1982.
calificación, o respecto a los obreros agrí-
colas, hace que "sirva como frenador del
respaldo revolucionario que caracterizó a La desventaja de los independientes
los obreros industriales en los países euro- respecto de los obreros privados debería ser
peos" 32 . atenuada, ya que un 5.270 más de indepen-
En los últimos años los niveles de dientes que obreros de empresa privada tra-
desigualdad entre las clases populares se bajan menos de 35 horas semanales, por lo
han ido atenuando al homogeneizarse los que la diferencia global de ingresos estarían
ingresos hacia abajo. Figueroa indica que aproximadamente en un 1 0 % , consideran-
esta distribución de la desigualdad se expli- do los salarios horarios. Por otro lado, los
ca por una caída de los ingresos que fue independientes tienden a subdeclarar sus in-
mayor en el "sector moderno": "El cambio gresos más frecuentemente, en la medida
más importante en la desigualdad se ha da- que pueden ocultarlos más fácilmente.
do entre ganancias e ingresos provenientes A la luz de estos datos, no parecería
del trabajo. Entre los trabajadores ha dis- sustentable la hipótesis que los obreros
minuido la desigualdad; el ingreso prome- componen la "aristocracia" de los sectores
dio en el sector moderno bajó en una pro- populares: las diferencias de ingresos por
porción mayor a la ocurrida en el sector categorías ocupacionales son ínfimas, supe-
tradicional. Por otro lado, la línea de po- rando apenas los márgenes de error de las
breza para 1980 indica que más gente está encuestas de uso más frecuente.
por debajo de ésta comparada con la situa-
ción de 1974; más aún, las nuevas familias
incorproadas a esta condición son básica- La aristocracia de la clase obrera,
mente urbanas" 33 . subproletariado y eventuales.
Analizando los promedios y media- En ciertas perspectivas, se ha insis-
nas de ingresos de los obreros públicos y tido en el carácter aristocrático de los tra-
privados y de los trabajadores independien- bajadores de las grandes empresas, obreros
tes para julio de 1982 puede verse que los privilegiados frente a sus colegas de las em-
obreros del sector público están ligeramen- presas más pequeñas.
Galín: En t o r n o a la clase o b r e r a p e r u a n a 11

En primer lugar, habría que tomar Además, deberían considerarse ios


con la reserva del caso la tesis acerca de la ingresos por participación en la Comunidad
aristocracia obrera. Hobsbawm encuentra Industrial, de valores muy variables según
algunas exageraciones en el razonamiento ramas, tamaños y períodos, pero segura-
de Lenin, considerando como sustentabies mente más importantes en las grandes em-
y defendibles aquellas posiciones de éste presas. Sin embargo, los factores institucio-
que se refieren al "economicismo", "sus es- nales mencionados por Torre y Jelin pare-
critos de í 914-1916 son algo menos satis- cen haber impedido el surgimiento de una
factorios". La única categoría de "aristó- aristocracia obrera: los obreros de las gran-
cratas" identificada es la de los funciona- des empresas conforman la capa más radi-
rios de los sindicatos 34 . calizada de la clase obrera.
De otro lado, la tesis de la aristocra- La preocupación por la aristocracia
cia obrera debería ser examinada a la luz de obrera quizás no se encuentre completa-
algunos aportes más recientes: no debe su- mente justificada si se tiene en cuenta el
ponerse una relación directa entre la situa- nivel muy bajo de los salarios, incluidos los
ción objetiva y las orientaciones y conduc- mejores. Quizás más atención merecería la
tas obreras, debiendo tenerse en cuenta el situación de los trabajadores peor remune-
papel que juegan los sistemas de adminis- rados, aquellos que perciben alrededor del
tración de las empresas, los sindicatos y los salario mínimo.
partidos políticos, y el del intervencionis- Al parecer esta capa de obreros pue-
mo estatal. En América Latina el papel de de encontrarse también en las empresas
estas variables habría impedido el surgi- grandes: analizando la Encuesta de Hoga-
miento de una fuerte aristocracia obrera o res, se observa que uno de cada cuatro obre-
de las condiciones para que se consolide 35 . ros que ganan menos del salario mínimo
De todas formas, la existencia de una capa trabajan en establecimientos de más de 50
de obreros de ingresos considerablemente trabajadores 37 .
superiores es innegable. Blanes ya había lla- Este sector de obreros particular-
mado la atención sobre los diferenciales de mente subremunerados parece componerse
ingresos entre empresas grandes y chicas3®, sustancialmente de eventuales y abarcar a
y los últimos datos de las encuestas a esta- un porcentaje apreciabíe del total de obre-
blecimientos parecerían indicar que la bre- ros: quizás hasta el SO^o. Están ubicados
cha tendería a ampliarse (Cuadro 6), en empresas de todos los tamaños, no cuen-
tan con negociación colectiva y, en muchos
casos, ni siquiera Seguro Social/ Esta capa
Cuadro 6 de trabajadores alejados de la organización
sindical, a menudo clandestina, parecen
Relación entre las remuneraciones del componer una suerte de "subproletariado"
estrato de cien y más trabajadores y el de por ingresos, organización, protección legal
y, sustancialmente, por ía muy alta rota-
10-24, en la industria manufacturera, ción en el empleo, mecanismo al que recu-
(período febrero 1980/febrero 1981) rren los empleadores para evitar que los
obreros alcancen la estabilidad 38 . Desde lue-
Febrero Sueldos Salarios go. ésta no es una peculiaridad.peruana. La
regla en los orígenes de la industrialización
1980 ha sido el contrato por tiempo determina-
1.63 1.43
do, que acarreaba la consiguiente inestabili-
1981 1.58 1.52 dad. Por otra parte, su extensión en los paí-
1982 1.58 1.54 ses industrializados es notable. En Francia,
por ejemplo, se estima que existen entre
1983 1.72 1.71 800,000 y 1'500,000 trabajadores clandes-
tinos y los fenómenos de subcontratación,
FUENTE: DGE, Encuesta de sueldos y salarios de esta-
trabajo a tiempo parcial y de duración de-
blecimientos de diez y más trabajadores. terminada se incrementan constantemen-
12 ARTICULOS

te 39 . Sin embargo, parece constituir un ras- es generalmente más rentable. De allí que
go peculiar del Perú la conjunción de em- se observe la tendencia a que la jornada
pleo precario, organización sindical y nego- extraordinaria de los eventuales tienda a ex-
ciación colectiva por empresa, y salarios tenderse más que la de los estables. Los
muy bajos, a la vez que su extensión inusir obreros se encuentran, de otro lado, am-
tada. Parecería que el tema de este subpro- pliamente dispuestos y generalmente pre-
letariado debiera merecer más atención que sionan para obtener horas extraordinarias,
el más usual de la "aristocracia obrera", incluso particularmente prolongadas, en ra-
tanto por parte de las organizaciones sindi- zón de los bajos salarios. Generalmente, só-
cales y el Estado, como de los estudiosos. lo los trabajadores que realizan jornadas ex-
traordinarias particularmente prolongadas,
superan considerablemente el salario de
La jornada de trabajo subsistencia. En algunos casos, particular-
La extensión de la jornada y su mente el de los mecánicos de banco o de
acondicionamiento calificarán decisivamen- taller, el estilo y nivel del desarrollo tecno-
te las peculiaridades de la clase obrera. lógico condicionan la escasez de determina-
dos especialistas, en tanto los mecánicos de
El promedio de horas trabajadas en
"banco" o "taller" serían el enlace entre el
la industria que registran las últimas encues-
gran cambio tecnológico importado y su
tas son particularmente altas: más de 50
modificación, ajuste y adecuación a las
horas semanales. Esto coloca al Perú entre
características nacionales, el "cambio me-
los países de jornada más larga entre los la-
nor" 40 .
tinoamericanos. Para una comparación con
an país desarrollado, vale indicar que en Es- Ahora bien, la jornada de trabajo
tados Unidos las jornadas son un tercio más muy extensa, se apareja con otros fenóme-
cortas, a pesar que allí las estadísticas regis- nos de sorprendente modernidad. La exten-
tren las horas pagadas (que son más que las sión del trabajo por turnos en la industria
efectivamente trabajadas, pues incluyen las es superior al de Japón en 1968 y Francia
ie enfermedad, vacaciones, etc.). en 1963. A la vez, se advierte que el núme-
La tendencia a una extensión ex- ro de trabajadores empleados en los segun-
cepcional de la jornada de trabajo parece dos y terceros turnos es sorprendentemente
impulsada por factores de diverso tipo: en bajo.
primer lugar vale indicar que la legislación Por otra parte, la alta utilización de
peruana autoriza la prestación de la jornada turnos se ve acompañada de jornadas par-
extraordinaria más larga entre 14 países la- ticularmente prolongadas: dobleteo y "tri-
tinoamericanos analizados: 7 horas diarias. plete" de turnos, turnos estables de 12 ho-
Por otra parte, el costo relativo de las horas ras41. Es decir, que pueden observarse no
extraordinarias no es, en promedio, más sólo jornadas promedio prolongadas, sino,
alto que el de las horas de la jornada nor- con relativa frecuencia, jornadas extraordi-
mal (de acuerdo a los datos estadísticos dis- nariamente prolongadas, en especial en las
ponibles), y sin distinguir trabajadores esta- grandes empresas.
bles de eventuales. Esto se debe a que las
sobretasas por horas extras no se computan
para el pago de otras bonificaciones. El tipo de cambio técnico
Si el puesto a cubrir, la especialidad En relación a la modernización y
del mismo, la productividad relativa permi- renovación técnica de la industria peruana,
ten contratar trabajadores eventuales, se se ha producido un debate, en especial, re-
opta por éstos ya que los costos relativos ferido a la capacidad instalada ociosa. De
directos son algo menores que ios de la acuerdo a las estimaciones de Schidlowsky
hora extraordinaria del obrero estable. En y Wicht los precios relativos de trabajo y
otros casos, se trata de optar entre horas capital habrían inducido una sobrecapitali-
extraordinarias de los eventuales y el con- zación en los comienzos de la década de
trato de nuevos trabajadores también even- 1970 43 . Por el contrario, Fitzgerald sos-
tuales. En este caso, la primera alternativa tiene que "aunque se dispone de pocos da-
G a l í n : En t o r n o a la clase o b r e r a p e r u a n a 13

tos confiables sobre activos fijos, puede En resumen, parece observarse una
afirmarse que, midiendo la intensidad de modernización escasa en relación a otros
capital en activos por trabajador o activos países de América Latina, una utilización
por unidad de producto, ésta aumentó has- rara de los métodos fordistas, aún en las in-
ta 1965, disminuyendo posteriormente a dustrias de punta y la preservación de con-
medida que se utilizaba el exceso de capa- siderables áreas que utilizan métodos de
cidad" 43 . trabajo arcaicos.
En un sentido coincidente, se han
pronunciado Iguíñiz 44 y el trabajo recien-
te y muy documentado de Vega Centeno: El nivel relativo del salario
"hasta 1970 el capital creció más que el Ya se ha observado más arriba el
trabajo y... la divergencia de las tasas se nivel absoluto de los salarios.
modifica bruscamente en el quinquenio si- Sería interesante ahora medir el ni-
guiente. Comparando el caso peruano con vel relativo del salario en relación al pro-
el brasileño y el argentino, se observa que ducto. Desde luego no será ésta una medida
el ritmo de crecimiento es más rápido en la de la tasa de plusvalor (mide precios y no
industria peruana, pero este crecimiento ha valores con los consabidos problemas de la
sido mayormente influido por el incremen- transformación), pero parece un indicio in-
to en el uso o en la dotación de factores y teresante que debería ser explorado con
en menor medida por factores de produc- más minuciosidad.
tividad. El esfuerzo de creación de capaci- De acuerdo a estos cálculos, hacia
dad o de capitalización ha sido muy impor- 1977, la relación producto industrial por
tante en los tres países, pero mientras que trabajador/salario por trabajador en el Perú
en el Perú ésta ha sido sobre todo en exten- era la tercera más alta de la región: sólo era
sión y por ello la alta tasa de crecimiento superada por la Argentina (en 1976 los sa-
del factor trabajo, en los otros países ha larios se habían reducido sustancialmente)
sido más en profiindidad,,As. y apenas por el. Brasil, que, como ya se ha
La renovación técnica retrasada en visto, han observado cambios técnicos mu-
comparación con otros países latinoameri- cho más profundos; A la vez, se verifica el
canos y la modernización detenida de los continuo crecimiento de la productividad
70, han sido examinados por algunos estu- por trabajador, a pesar que lo sustancial de
dios de caso. En la industria automotriz, la renovación técnica que habían observado
hacia comienzos de la década por lo menos, Vega Centeno y Fitzgerald se habría frena-
"el paso de la unidad se hace manualmente do hacia 1965. Con las reservas de estas
sobre unas plataformas rodantes, sólo Mo- mediciones indirectas, podría sugerirse que
tor Perú y Chrysler tienen bandas corredi- el incremento se debería a la extensión de
zas que permiten el traslado de las unidades la jornada, la intensificación de los ritmos
mecánicamente" 46 . Es decir que aún en las o la reducción de los salarios: formas ar-
ramas de punta no estaría operando el mé- caicas del desarrollo industrial. Desde la fe-
todo fordista clásico: la cinta transporta- cha de estas mediciones, el retroceso de la
dora. Esta característica de las ensamblado- producción y el empleo industriales, pare-
ras había sido advertida también por Fitz- cerían sugerir que no se habrían registrado
gerald, quien indica que el aparente aumen- modificaciones sustanciales.
to de la productividad podría estar ocultan-
do simplemente la utilización de más insu-
mes por trabajador 47 . La utilización de mé- Plusvalor absoluto y superexplotación.
todos arcaicos en otras agrupaciones de la Los datos y las cifras presentados
rama metalúrgica ha sido indicada en otro permitirían una exploración preliminar de
trabajo de Vega Centeno, es el caso del la- un tema famoso en el análisis de la clase
minado y fabricación de ollas, con la técni- obrera latinoamericana: el plusvalor abso-
ca del repujado, trabajo realizado a mano 48 . luto y la superexplotación de la clase obre-
Más atrasado aún es el trabajo de los mata- ra. La polémica más relevante probable-
rifes, a los cuales se les paga en especie49. mente es la entablada entre Cardoso y
14 ARTICULOS

Serra, de un lado, y Ruy Mauro Marini, entraran en el consumo obrero la tasa de


del otro. plusvalía sería infinita, y del análisis de la
De acuerdo a los dos primeros, "Ma- canasta de consumo obrera, surge que los
rini propone una ambiciosa teoría para ex- productos industrializados cubren por lo
plicar la dialéctica de la dependencia por la menos el 63°/o del ingreso monetario de
necesaria superexplotación del trabajo en los obreros (p. 205). "Lo que sucede es
la periferia, fuente para él, del intercambio que, aunque excluida del mercado interno,
desigual" 50 . Estos autores cuestionan tanto la clase obrera de los países no desarrolla-
teórica como empíricamente este supuesto, dos no deja de consumir mercancías capi-
consideran que se observa y es teóricamen- talistas. La exclusión se refiere a nuestro
te posible la producción de plusvalía rela- entender, fundamentalmente a los "nuevos
tiva, considerando que la compresión sala- productos", (p. 203). Pero aún éstos en-
rial en la proporción en que ocurrió (en el tran dentro de la canasta de consumo, cuyo
Brasil del "milagro") no se debió exclusiva- impacto en un contexto de reducción del
mente a una lógica inexorable de la econo- salario real "produjo una verdadera dege-
mía del "capitalismo dependiente" la cual neración del nivel de vida obrero en San
habría obedecido ciegamente a la represión Pablo" (p. 209)... Los nuevos productos
política que efectivamente se dio y que introducidos mediante la sustitución de im-
anuló las posibilidades de organización y portaciones tienden, en cierto modo, a re-
protesta de los sectores populares. O sea, definir las condiciones de reproducción de
que la superexplotación y más específica- la fuerza de trabajo. En la medida en que
mente la plusvalía absoluta como forma de estos "nuevos productos desplazan a otros
acumulación no constituyen una ley inevi- más antiguos, su consumo pasa a volverse
table del capitalismo dependiente: "No está obligatorio... Dado el gran valor inmovili-
fuera de propósito admitir que alguna re- zado en equipamiento de consumo, repre-
distribución del ingreso (o contención de su sentado por los principales "nuevos produc-
desigualización) derivada de la presión po- tos", una caída del salario monetario sólo
pular, hubiera podido o pueda provocar en puede ser enfrentada mediante la reduc-
una determinada coyuntura cíclica un cier- ción de los gastos corrientes. Falta agregar
to margen de reajustes (dinámico) de la es- que, en la medida en que el capital todavía
tructura productiva sin fracturar la espina puede producir fuerza de trabajo, el estran-
dorsal del capitalismo". gulamiento de su reproducción no se pre-
senta como un obstáculo al funcionamien-
Marini rechaza esta interpretación to de la economía. Se reproducen de esta
de su tesis y sostiene que sus críticos in- manera, en los países no desarrollados, con-
cürrén en la "confusión habitual entre su- diciones similares a las de la primera fase de
perexplotación y plusvalía absoluta" 51 . Ar- la revolución industrial, cuando el capital
gumenta, en cambio, que la superexplota- efectivamente devoraba generaciones ente-
ción, amén de la extensión de la jornada de ras de trabajadores" (p. 210).
trabajo, se han expresado: a. en función de
la caída del salario mínimo y la explota- La sugerente interpretación de Sin-
ción inmisericorde de la mujer y el menor; ger debería ser observada en el contexto
b. "la rebaja del salario por debajo del valor brasileño de crecimiento espectacular de la
de la fuerza de trabajo" 5 2 . industria y de un salario industrial medio
Paul Singer había interpretado las que, como ya se ha visto en ef Cuadro 4,
afirmaciones de Marini, en su 'Dialéctica de excede ampliamente las necesidades básicas
la dependencia' en una forma similar a la de de la familia obrera. De otro lado, debería
Cardoso y Serra: "Ruy Mauro Marini toma tenerse presente que plusvalor absoluto y
como un punto central de su análisis la in- relativo no son fenómenos contrapuestos,
capacidad por parte del "capitalismo de- sino combinados, con predominio de uno
pendiente" de América Latina para integrar u otro 54 .
a la clase obrera en el mercado interno 53 . Ahora bien, a la luz de los datos
Teórica y empíricamente rechaza la tesis presentados más arriba, ¿está la clase obre-
de Marini: si los productos industriales no ra peruana sometida'fundamentalmente a la
G a l í n : En t o r n o a la clase o b r e r a p e r u a n a 15

extracción de plusvalor absoluto? Teniendo en cuenta las estimacio-


En todo caso, aunque se carece de nes corrientes, y el hecho que entre la PEA
datos concluyentes, algunos parecen indicar de más de 15 años sólo el 43.77o es asala-
que podría arriesgarse una hipótesis afirma- riada (de acuerdo al censo de 1981), es ra-
tiva por: el nivel de salarios medios indus- zonable estimar que la tasa de sindicaliza-
triales que apenas supera el de reproduc- ción de los asalariados alcanzaría al 30°/o.
ción física; la jornada de trabajo muy ex- La tasa de sindicalización en otros países
tensa, incluso en comparación con países indicaría que esta proporción no es baja:
de desarrollo relativo similar; el crecimien- en Alemania Federal, 357o; Bélgica, 74°/o;
to de la industria fundamentalmente en Austria, 607o; Gran Bretaña, 477o; No-
base al factor trabajo o una menor utiliza- ruega, 47°/o; Suecia, 797o; Estados Uni-
ción del capital, con renovación técnica re- dos, 227o; Argentina (1964), 307o 59 . Estos
lativamente atrasada y en algunos sectores datos, que comparan conjuntos homogé-
métodos arcaicos de trabajo. neos (población sindicalizada y sindicali-
zable) no resultan desfavorables para el
movimiento obrero peruano: superaría las
La tasa de sindicalización tasas de Estados Unidos, casi se equipara
Es una idea corriente señalar el ca- con las argentinas y alemanas y cede sola-
rácter minúsculo de la organización sindi- mente frente a las de algunos países euro-
cal. Por ejemplo, suele repetirse que sólo peos, de larga tradición sindical. En todo
el 87o de la PEA está sujeta a negociación caso, si el movimiento sindical peruano es
colectiva. Sugiriéndose que los trabajado- débil, no lo es por su cobertura. Más bien
res sindicalizados son una minúscula mi- parecería necesario indagar sobre su par-
noría privilegiada frente a la gran masa de ticular debilidad originada en la organiza-
desempleados, marginales,, informales, etc. ción por empresa, las bajísimas cotizacio-
Estas afirmaciones tienen el incon- nes de los trabajadores, la casi inexistencia
veniente de sustentarse en datos que por de infraestructura en la mayoría de las or-
problemas institucionales no incluyen a ganizaciones, la casi total ausencia de li-
los sindicatos no formalmente reconocidos, cencias sindicales completas (salvo banca-
pero que tienen una vida muy activa y ne- rios y algún otro gremio) y la carencia de
gocian colectivamente "de hecho". Por funcionarios. Se trata, más bien, de una de-
ejemplo, no se cuenta al SUTEP ni al re- bilidad orgánica y financiera, más que de
ciente y poderoso proceso de sindicaliza- amplitud de la cobertura.
ción de los empleados públicos. Amén de
ello, los mismos datos están afectados de
omisiones importantes, porque no registran
los sindicalizados que negocian cada dos Este texto se inició mencionando
años: la Federación de Tejidos del Perú, una evidente peculiaridad de la clase obrera
por ejemplo, en 1982. Los datos usuales peruana: el cambio de identidad y el radi-
de unos 400,000 sindicalizados 55 , deben ser calismo.
revisados. La importante investigación que Ahora bien, ¿qué influencia tienen
está dirigiendo Denis Sulmont aún no se en aquella identidad radicalizada los per-
encuentra concluida, pero sus estimados files ilustrados?. La imagen de una clase
llegan a alrededor de un millón de trabaja- obrera pequeña, concentrada, de salarios
dores, o sea, el 44°/o de los asalariados56. bájos, largas jornadas, extracción de plus-
Probablemente esta estimación sea exage- valor absoluto, en un país en que el campe-
rada ya que se ha identificado sindicaliza- sinado sigue teniendo importancia, parece
dos con protegidos por la negociación co- compatibilizarse fácilmente con aquél radi-
lectiva57. Un trabajo de 1968, antes de la calismo. Sin embargo, en tanto que las pri-
gran expansión sindical de los setenta, es- meras características son compartidas, la
timaba que el 397o de los obreros y el última es exclusiva. De otro lado, la conso-
20°/o de los empleados de Lima estaban lidación de ese radicalismo se observó a co-
sindicalizados58. mienzos de la década anterior, cuando los
16 ARTICULOS

salarios alcanzaron sus más altos niveles ce insuficiente para describir a un sujeto
históricos. Una secuencia de mecanicismo histórico tan singular como insuficiente-
simple, superexplotación-radicalismo, pare- mente explorado.

NOTAS

1/ Ver, Rafael Roncagliolo, ¿Quién ganó? Elec- y, Lüdolfo Paramio, Por una interpretación revi-
ciones 1931-1980, DESCO, Lima, 1980; y, Fer- sionista de la historia del movimiento obrero euro-
nando Tuesta Sobrevilla, Elecciones Municipales. peo, FLACSO, 1981.
Cifras y escenario político, DESCO, Lima, 1983. 14/ Rosa Silvia Arciniega Arce, Relaciones labora-
2/ E.J. Hobsbawm, Trabajadores. Estudios de les y sindicalismo en Toquepala, 1957-1968, Me-
Historia de la Clase Obrera, Editorial Crítica, moria para obtener el grado de bachiller en Cien-
1979, 342-343. cias Sociales, Lima, agosto, 1980.
3/ Norberto E. García, Industria manufacturera 15/ David Chaplin, op.cit., 219.
y empleo (América Latina 1950-1980), OIT 16/ G. Briones y J. Mejía, El obrero industrial,
PREALC, Trabajo Ocasional/49, Santiago de Chi- IIS-UNMSM, Lima, 1964. 34-35.
le, setiembre, 1982, cuadro 5. 17/ Manuel Román de Silgado, De campesino a
4/ INE, Censos Nacionales 1981: VIII de Pobla- obrero. El caso de los obreros de origen rural en
ción y III de Vivienda, Resultados de Prioridad, la industria limeña. CIUP, Lima, 1981.
Nivel Nacional, cuadro 11. 18/ Pedro Galín, "La extensión del trabajo even-
5/ David Chaplin, The Peruvian Industrial Labor tual", CIAT-EFE, 1983, policopiado.
Forcé, Princeton University Press, 1967, 212-213. 19/ Ver, por ejemplo, la discusión y bibliografía
6/ Patricio Meller, "El patrón de concentración citada en José Nun, "La industria automotriz ar-
industrial de América Latina y Europa Occiden- gentina: estudio de un caso de superpoblación flo-
tal", Desarrollo Económico, No. 72, enero-marzo, tante", Revista Mexicana de Sociología, No. 1,
1979 (la medición de este autor corresponde al pe- 1978.
ríodo 1963-1968) y F.L. Pryor, "An international 20/ Delma del Valle, Factores determinantes de la
comparison of concentration ratios", The Review participación de la mujer en el mercado de trabajo,
of Economics and Statistics, mayo, 1972. AMIDEP, seminario "Investigaciones Sociales
7/ José Blanes, Desarrollo de los sectores sociales Acerca de la Mujer", Lima, diciembre, 1977.
urbano-industriales en el Perú: 1950-1976, tesis 21/ Gabriela Villalobos e Hilda Mercado, La ma-
Magister en Ciencias Sociales, Pontificia Universi- dre trabajadora en los sectores populares: el caso
dad Católica, Lima, 1978, 314-316, mimeo. de las obreras industriales y ambulantes, AMIDEP,
8/ Más de 50,000 obreros se encuentran emplea- Lima, 1977.
dos en la grande y mediana minería, en tanto que 22/ Federico León, "La investigación psicológica
sólo unos 3,000 en la pequeña. Boletín de la So- del trabajo y las organizaciones en el Perú: 1956-
ciedad de Minería, 1981. 1981", Socialismo y Participación, No. 19, 61-62.
9/ Ver, por ejemplo, Narda Henríquez, "Migra- 23/ Federico León, 60.
ción y problemática urbana", Problemas poblacio- 24/ CEP AL, Notas sobre la economía y d desarro-
nales peruanos, AMIDEP, Lima, 1980; Martínez llo en América Latina, No. 387-388, diciembre,
H., El éxodo rural en el Perú, 1973 y "Migraciones 1983.
internas en la región norteña", El Norte Peruano: 25/ OIT-PREALC, Asalariados de bajos ingresos
realidad poblacional, AMIDEP, Lima, 1982. y salarios mínimos en América Latina, Investiga-
10/ DGE, Industrialización, empleo y migraciones ciones sobre empleo, No. 8, Santiago de Chile,
internas en el Perú, Proyecto MT-FNUAP, Lima, 1980.
1980. 26/ Oscar Altimir, Un método para el trazado de
11/ Ibid. líneas de pobreza en América Latina, CEP AL, San-
12/ Juan Nunura, La inserción de los migrantes en tiago de Chile, 1976.
el mercado de trabajo urbano: el caso de Lima Me- 27/ En la parte aparentemente más correcta, a pe-
tropolitana, DGE-FNUAP-OIT, seminario "Pobla- sar que la caída del salario real fue muy brusca en
ción y Empleo en Lima Metropolitana", 1983. los años de la dictadura militar argentina, a veces
13/ La relación ha sido observada por autores tan se han exagerado algunos cálculos. Ver, Alvaro
disímiles como Seymour Martin Lipset, Sindicatos Orsatti, "La nueva distribución funcional del in-
y estructura social: análisis comparativo, separata greso en la Argentina", Desarrollo Económico, No.
de la Revista de Estudios Políticos, Madrid, s./f.; 91, octubre-diciembre, 1983.
G a l í n : En t o r n o a la clase o b r e r a p e r u a n a 17
28/ Dirección General de Empleo (DGE), Encues- 47/ Ibid., 356.
tas de establecimientos, No. 8, 1983. 48/ Máximo Vega Centeno, Creación de empleo,
29/ DGE, Empleo y salarios en el Perú, (Versión elección de tecnología y condiciones de trabajo,
Preliminar), Serie Apuntes, No. 6, diciembre, PUC-CC.SS., seminario Balance de estudios urbano
1982, 23. -industriales, Lima, 1982.
30/ Hsto parece indicar la Encuesta de Migración 49/ Jesús Aguilar, Régimen y condiciones de ira-
y fcmpleo de 1978, analizada por Juan Nunura, bajo de los matarifes de Lima Metropolitana, CJAT,
op.cit. II Seminario de Especialistas en Condiciones de-
31/ Ibid., 229. Trabajo, Lima, 1983.
32/ Manuel Román, De campesino a obrero, CIUP, 50/ José Serra y Fernando H. Cardoso, As desven-
febrero, 1981, Primera Edición, 119. turas da dialética da dependéncia, Estudios Cli-
33/ Adolfo Figueroa, "El problema distributivo en BRAP, No. 23, Sao Paulo, 1979.
diferentes contextos socio-políticos y económicos. 51/ Ruy Mauro Marini, "Las razones del neodesa-
Perú 1950-1980", Desarrollo Económico, No. 86, rrollo (respuesta a F.H. Cardoso y J. Serra)", Re-
julio-setiembre, 1982. vista Mexicana de Sociología, E/78, p. 85.
34/ E.J. Hobsbawm, "Lenin y la aristocracia obre- 52/ Ibid., 94.
ra", Revolucionarios. Ensayos contemporáneos, 53/ Paul Singer, Economía política del trabajo.
Ed. Ariel, pp. 184-185. Elementos para un análisis histórico estructural del
35/ Elizabeth Jelin y Juan Carlos Torre, "Los nue- empleo y de la fuerza de trabajo, en el desarrollo
vos trabajadores en América Latina: una reflexión capitalista, Siglo XX Editores, México, 1980, 199.
sobre la tesis de la aristocracia obrera", Desarrollo 54/ Hemos intentado una conceptualización en
Económico, No. 85, vol. 22, abril-junio, 1982. "Notas sobre dictadura y extensión de la jornada
36/ Blanes, 264. de trabajo. El caso argentino 1976-1980", Estu-
37/ DEG, op.cit., Serie Apuntes No. 6, diciembre dios Andinos, No. 19, 1983, 71-84.
1982, 24. 55/ Vale indicar que los trabajadores sujetos a ne-
38/ Pedro Galín, La dimensión del trabajo even- gociación colectiva son mucho más que los sindica-
tual, CIAT-EFE, 1983. lizados, ya que, en principio, los pactos son aplica-
39/ Guy Gaire, "Précarisation des emplois et ré- bles a todos los trabajadores de la empresa, salvo
gulation du marché du travail", Sociologie du algunas excepciones.
travail, 2/82, pp. 135-158. 56/ Isabel Yepes y Denis Sulmont, Trabajo en
40/ Pedro Galín, "Las horas extraordinarias en el cifras, PUC-CC.SS., Serie Proyección Social, mayo,
Perú", CIAT-OIT, en vías de edición. Respecto a 1983, 97 y ss.
las categorías de "cambio mayor" y "menor", ver 57/ Esta observación fue formulada por Edgar
Vega Centeno, Crecimiento, industrialización y Flores en el Seminario-Taller La organización sin-
cambio técnico, Perú 1955-1980, PUC, Lima, dical, cobertura e incidencia en la fijación de po-
1982. líticas sociales, mayo 3, 1984.
41/ Pedro Galín, Condiciones del trabajo por tur- 58/ Andrew Leninger, Información sobre sindica-
nos en la industria peruana, GIAT-PIACT, Lima, tos del área Lima-Caliao, SEHR, Encuesta de ho-
1983. gares, Lima, 1968.
42/ Daniel M. Schydlowsky y Juan J. Wicht, Ana- 59/ Los datos de la PEA asalariada han sido calcu-
tomía de un fracaso económico: Perú 1968-1978, lados en base a OIT, Anuario de Estadísticas del
CIUP, Lima, octubre, 1979, 4a. edición. Trabajo, 1982; las tasas de sindicalización de los
43/ E.V.K. Fitzgerald, La economía política del países europeos de Jean Daniel Reynaud, Les syn-
Perú, 1956-1978. Desarrollo económico y rees- dicats en France, Sueil, París, 1975, citado por J.
tructuración del capital, Instituto de Estudios Pe- Samuel Valenzuela, Movimientos obreros y siste-
ruanos, Lima, 1981, la. edición, p. 367. mas políticos: un análisis conceptual y tipológico,
44/ Javier Iguíñiz, "Razones y falacias de la ex- Desarrollo Económico, No. 91, vol. 23, octubre-
portación no tradicional", Análisis, No. 7, enero- diciembre, 1983; la tasa de sindicalización de Es-
abril, 1979, 103-104. tados Unidos de Thomas Ferguson y Joel Rogers,
45/ Máximo Vega Centeno, Crecimiento, indus- Le monde diplomatique en español, setiembre,
trialización y cambio técnico. Perú 1955-1980, 1979; y, la de Argentina de Juan Carlos Torre, La
Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo tasa de sindicalización en Argentina, Desarrollo
Editorial, Lima, 1983, 152-153. Económico, No. 48, vol. 12, enero-marzo, 1973, y
46/ Miguel F. Pérez, Percepción política de los di- Los sindicatos en el gobierno, 1973-1976, Centro
rigentes de la industria automotriz, tesis, PUC, Editor de América Latina, Buenos Aires, 1983.
Luna, 1972.

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