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Sociología
Modulo 1: Ciencia y Sociología. Problemáticas epistemológicas.
El pensamiento de lo social para ser considerado sociológico debe satisfacer ciertos requisitos: los de la ciencia. La discusión
sobre el carácter científico de la sociología esta centrada en la propia identidad de este conocimiento. Si la sociología no puede ser
diferenciada de cualquier doctrina partidaria, del conocimiento del sentido común, o del pensamiento filosófico o religioso, su
identidad como una forma de conocimiento diferenciada podría ser cuestionada y cuya validez sería imposible de establecer.
En el ámbito de las ciencias sociales el carácter científico del conocimiento es problemático, sujeto a controversias y debates.
El surgimiento de la sociología en el siglo XX aparece estrechamente vinculado al modelo naturalista de ciencia, ya que Comte
utiliza el término positivismo para referirse a la aplicación de los métodos científicos propios de las ciencias naturales al estudio
de lo social.
Comte intenta crear la ciencia de lo social siguiendo el modelo de las ya fundadas ciencias de la naturaleza. También intenta
fundamentar que el conocimiento científico es la mejor manera de conocer.
Para Comte la sociología desde el momento en que aparece esta lógicamente e históricamente fundada. Para él esta es la reina de
las ciencias, la que tendrá una función reordenadora del caótico orden social resultado del proceso pos revolucionario. A través de
la aplicación de los métodos de las ciencias naturales deberá buscar las leyes que gobiernan los fenómenos sociales para
fundamentar la política positiva.
De este modo vemos en su pensamiento una estrategia para legitimar a la sociología como ciencia, lo que intenta a partir del
modelo de ciencia.
Postulados básicos del modelo naturalista de ciencia:
a) Unicidad de la ciencia, b) la realidad es objetiva, c) la ciencia se distingue de la no-ciencia, d) la ciencia es acumulativa,
e) la ciencia es un conocimiento empírico, f) la teoría científica se estructura deductivamente, el científico es un observador
desinteresado, h) el contexto de descubrimiento es diferente del contexto de justificación, y por último, i) los conceptos
científicos son precisos.
Cualquiera sean las críticas de que es objeto, no se pueden desconocer hoy los méritos que la ciencia ha tenido y tiene como
estrategia de conocimiento ya que:
a) Provee de claridad y rigor al proceso de conocer, a partir de su insistencia en la necesidad del test empírico y de la
comunicación pública e intersubjetiva.
b) Admite la falibilidad (engaño) del conocimiento, proveyendo de un modelo de conocer basado en una suerte de
escepticismo organizado. Es así que la ciencia proveyó de un poderoso instrumento de crítica a la superstición y al
prejuicio proponiendo el conocimiento empírico para guiar la acción.
c) La concepción naturalista de ciencia constituye una cosmovisión poderosa que repudia el caos y provee la certidumbre
racionalista de que el mundo social, así como el natural, puede ser comprendido a través de descripciones y explicaciones
sistemáticas y más aún predicho y “racionalmente” dominado.
d) La ciencia como conocimiento fáctico que se valida empíricamente no ha podido ser superada y a pesar de la legitimidad
de muchas de las críticas de la que es objeto, no se ha generado aún un modelo alternativo de conocimiento que la
trascienda en sus méritos y que evite sus defectos.
e) Existe una disparidad (diferencia) entre el concepto de teoría empírica propuesto por los representantes del modelo
naturalista en sociología y los logros obtenidos por ellos a través de procesos de investigación concretos.
El positivismo estaba guiado por un optimismo histórico que resultaba de la fe en el progreso. Basada en los principios
positivistas, sus conocimientos habrían de ser utilizados para pacificar conflictos sociales y constituir la sociedad sobre bases más
racionales.
La critica idealista e historicista:
El tema central de los debates estaba referido a la posibilidad o no de aplicación del modelo naturalista de ciencia al análisis y
explicación de los estudios humanos.
Dilthey (historicismo alemán) se oponía a la aplicación del concepto naturalista de ciencia a lo social, argumentando que existía
una demarcación entre las ciencias de acuerdo a su objeto, proponiendo una clasificación entre las ciencias de la naturaleza y las
ciencias del espíritu.
Las ciencias del espíritu tienen por objeto lo cultural y lo social, el mundo humano., por lo que los objetos son únicos y
sumamente variables.
Las distintas proposiciones del idealismo e historicismo convergen en un punto central: la distinción entre ciencias naturales y
ciencias del espíritu.
Para Rickert la diferencia esta dotada por la presencia o ausencia de una relación de valor.
La síntesis weberiana
La propuesta de Max Weber gira en torno a la necesidad de superar el dualismo en el debate entre los postulados empíricos del
positivismo y la interpretación y comprensión del idealismo. Más precisamente Weber se avoca a buscar el modo en que la
comprensión encuentra su verificación empírica y se traduce en una explicación causal específica. De allí que defina a la
sociología como: la ciencia a la que compete la comprensión interpretativa de la acción social y, por lo tanto, la explicación causal
de su curso y sus consecuencias.
Es así que Weber propone para las ciencias sociales un doble proceso de justificación; a) la conexión de sentido y b) la conexión
causal, como diversos momentos del análisis sociológico.
Weber rechaza la separación que hace la postura idealista (el mundo humano y el mundo natural) a distintos tipos de ciencias (del
espíritu y de la naturaleza). Weber afirma que la imputación causal y la verificación empíricas no son exclusivas de las ciencias
naturales, sino que, las búsquedas de las causas que condicionan un acaecer de un fenómeno es un dato indispensable para que una
interpretación pase a ser una explicación comprensible valida.
De acuerdo con el historicismo Weber sostiene por un lado la interpretación del sentido de la acción social, sin abandonar la
pretensión científica del positivismo de arribar a un conocimiento causal empíricamente fundado. Por otro lado, la sociología
comprensiva no aspira a la enunciación de leyes dotadas de validez universal, sino que sus proposiciones serán determinadas
“probabilidades típicas”. Aunque Weber no logro, con su aporte, superar las posturas dualistas.
La repuesta fenomenológica:
La crítica idealista e historicista planteo la distinción den conocimiento de la naturaleza del conocimiento de lo social partir de la
especificidad de objeto social y cultural. Postulando la interpretación o compresión como método de análisis propio de los
fenómenos sociales y culturales.
Husserl: la critica al empirismo naturalista: la concepción naturalista de ciencia parte del supuesto de que la realidad es extrema y
que existe un mundo fáctico dado e independiente de la conciencia de los sentidos humanos, el que puede ser directamente
conocido a través del método científico. Husserl ataca esta visión a partir de sus propios supuestos. Ya que no es posible para él
conocer y medir un mundo externo y real cuando los seres humanos solo conocen a través de su conciencia, la que a su vez es
estructurada por el mundo vital cotidiano.
La crítica es a partir de la tradición intelectual que tiene sus raíces en Hegel y Marx. Entre sus más conspicuos miembros se
encuentran Max Horkheimer y Jürgen Habermas.
La desconexión entre teoría y práctica
El foco de la crítica es la concepción del positivismo tradicional del científico desinteresado (principio de objetividad). La escuela
de Frankfurt (representantes neomarxistas) niega, o al menos cuestiona, varios de los supuestos del positivismo, como: la
distinción entre “hecho” y “teoría”, entre “ser” y “deber ser” y entre “teoría” y práctica”. Más precisamente, la escuela de
Frankfurt, crítica la separación entre teoría y praxis.
Habermas crítica el abandono que han hecho las ciencias positivas del concepto griego de teoría, que consideraba, que el
conocimiento estaba hecho para educar al ser humano, emancipándolo de la esclavitud que le imponía la Doxa u opinión, como
consecuencia de prescripciones metodológicas que postulan la neutralidad valorativa ha sido eliminado como un supuesto de la
teoría científica.
Para Habermas las ciencias se han tornado ideológicas y lejos de proveer a la liberación se han tornado instrumentos de
manipulación y dominación.
En la propuesta fenomenológica falta, para los críticos, una idea de praxis.
La escuela de Frankfurt crítica, más precisamente, la separación entre teoría y praxis.
• Crítica: esfuerzo intelectual y eventualmente práctico que no se satisface con aceptar impensadamente y por mero hábito las
ideas, acciones y condiciones sociales prevalentes.
El interés práctico de la teoría crítica es el mejoramiento de la existencia humana, el que se realizaría a través de un aumento de
auto conciencia y de la comprensión de las condiciones sociales y políticas existentes. De acuerdo a la escuela crítica, la ciencia
tal como la conciben los positivistas, no solo no provee a esta dimensión crítica, sino precisamente opera en sentido contrario.,
contribuye a su manipulación por los centros de poder, volviéndose ideológica.
La crítica de Habermas en este párrafo a la concepción naturalista y empíricista se focaliza en sus consecuencias sociales. Es una
crítica al poder tecnocrático y a la contribución que la ciencia hace a él proveyendo conocimientos que contribuyen a la
manipulación de los individuos.
• Techne: la producción de artefactos y la maestría o el dominio del experto en cumplimiento de tareas objetivadas.
• Praxis: acción transformadora conciente, práctica social y política.
Según Habermas el positivismo reduce toda práctica social y política a práctica tecnológica. Por lo que todo problema de acción
social es percibido y defino científicamente como un problema técnico, alejando así la toma de decisiones de quienes están
involucrados en el problema en sí.
El propósito de los teóricos críticos es restituir a la ciencia esa dimensión crítica, reinterpretándola como Theoria, tal como la
entendían los griegos clásicos.
El modelo consensual primero esta íntimamente unido al surgimiento de la sociología como ciencia autónoma. Y segundo
constituirá el modelo sociológico dominante a través de la versión durkheimiana.
Durkheim
Su contribución al modelo consensual se puede sintetizar en: 1) su visión de la sociedad como una entidad sui generis y del orden
social como un orden normativo, 2) la distinción entre lo “normal” y lo “patológico” y el supuesto de que hay puntos de equilibrio
sobre los que se desarrolla el normal funcionamiento de la sociedad y 3) la distinción entre causa y efecto.
1. La sociedad como una entidad sui generis y el orden social como orden normativo:
Durkheim prevalece el todo sobre las partes, lo que da a lo social el carácter de externalidad frente al individuo. Este parte de la
idea de que la sociedad es un todo moral, que posee una entidad psíquica, lo que llama “conciencia colectiva”.
Dicha conciencia colectiva consiste en la totalidad de creencias y sentimientos comunes de los ciudadanos medios de una sociedad
dada. Por lo que lo social se distingue por su carácter general, supraindividual, exterior y coactivo.
Durkheim encaró la tarea de atribuirle, a la sociedad, un objeto claro y único, no reducible a otras realidades. En primer lugar hay
que tratar a los fenómenos sociales como “cosas” y en segundo lugar que los fenómenos sociales solo pueden ser explicados por
otro fenómeno social. Estas afirmaciones habrían de ser muy importantes para legitimar a la sociología y para, en el contexto de la
época, distinguirla de la psicología. Durkheim a tribuye a la sociedad un carácter psíquico, mental, moral e ideal.
Pero la sociedad no es la mera suma de esos estados mentales individuales, no es en tal manera subjetiva.
La sociedad es supraindividual: es “otra cosa”, es algo externo y objetivo, algo que esta ahí fuera del individuo.
Durkheim enfatiza la existencia de la sociedad como tal, como una realidad sui generis independiente de las conciencias
individuales y sujetas a sus propias leyes.
La concepción de Durkheim puede ser enrolada dentro del idealismo que se opone a una visión materialista de la realidad social.
La esencia misma de la vida social, tal como la entiende este autor, es la interacción simbólica entre seres humanos generadora de
una comunidad social. “No es posible crear una sociedad sin crear ideales”.
Durkheim parte de la idea de consenso: la conciencia colectiva.
• Solidaridad mecánica: se caracteriza por una marcada homogeneidad entre los miembros del todo social, ya que sus
individuos se asemejan notablemente en sus ideas, valores y creencias. Lo que hace que la conciencia colectiva sea muy
fuerte e independiente frente al individuo, eliminando o reduciendo sensiblemente su individualidad. Cuando un individuo
viola las instituciones grupales, la reacción social es drástica, represiva. De ahí que el derecho típico de estas sociedades sea
el derecho penal.
• Solidaridad orgánica: se caracteriza por la heterogeneidad y la disimilitud entre los individuos, alcanzada por efecto de
diversas fuerzas estructurales. En estas sociedades hay mayor división del trabajo lo que genera variedad de experiencias
sociales para los individuos, y por lo tanto mayor individualidad. Ella se refleja en el modo de reaccionar frente a las
violaciones del estatus quo, que será ya no dominantemente represivo, sino restitutorio, busca restaurar el orden social
alterado. Lo cual explica el mayor desarrollo que alcanza en este tipo de sociedad el derecho privado, en particular el civil,
frente al derecho penal.
Lo normal y lo patológico.
Se suele definir lo normal por ausencia de patologías, y por otro lado suelen ser objetos de definiciones de morales. La afirmación
de que un fenómeno social es normal o patológico se ve reducido a una simple apreciación moral.
Durkheim comienza por considerar la distinción entre los que es socialmente normal y patológico como un problema empírico.
Para lo cual utiliza un concepto estadístico, el de la media o promedio. Para este autor el estado normal de una sociedad esta dado
por el promedio del fenómeno. La patología es interpretada como una desviación, por aumento o disminución, de tal media o
promedio. Cuando la frecuencia de un fenómeno reflejada en las tasas estadísticas no excede lo que son las tasas frecuentes de ese
fenómeno dentro de esa sociedad, ni se reduce, se puede concluir que es normal. Por Ej.: un delito determinado.
Esta definición tiene problemas, ya que es difícil establecer cuales son las tasas normales de un fenómeno en una sociedad dada,
pero tuvo una importancia teórica ya que proveyó de una solución no moralista al problema de la normalidad/patología. También
desplazo las interpretaciones psicologistas, fisiologistas y psiquiátricas sobre la patología social imperante hasta ese momento y
finalmente, porque habría de resultar de gran influencia en el desarrollo de la teoría funcionalista.
Para Durkheim la patología social tiene por lo menos tres características fundamentales: es a) relativa, b) normal y c) funcional.
Lo patológico es un problema empírico, no moral y esencialmente relativo ya que cada sistema social tiene sus estados
patológicos propios.
Para Durkheim no hay fenómenos esencialmente patológicos, malos y negativos. En segundo lugar un comportamiento
considerado como patológico en un sistema social puede ser considerado como normal en otro. En tercer lugar, la relatividad de la
patología social implica que las causas de la misma no pueden buscarse en aspectos inherentes a la misma o al actor social, sino en
factores externos a ellos.
Durkheim afirma que fenómenos como el delito y el suicidio si existen en toda sociedad y se mantiene dentro de un promedio
habitual es porque cumplen una o más funciones.
El delito: contribuye a generar reacciones sociales en su contra, lo que favorece un mantenimiento de los límites de lo que es y no
es un comportamiento socialmente aceptable. También favorece el cambió social.
Causa y función
“cuando se intenta explicar un fenómeno social, es necesario investigar separadamente la causa eficiente que lo produce, y la
función que cumple”
Aunque la distinción no resulta tan fácil de mantener porque Durkheim da prioridad analítica al todo sobre las partes y porque
concibe a las partes como produciendo consecuencias que favorecen los estados normales del sistema.
Sin embargo no se puede afirmar que Durkheim logra un claro éxito en su intento por distinguir causa y función y entre análisis
causal y análisis funcional.
Un ejemplo que da Durkheim es:
La división del trabajo social: éste entiende que las causas de la división del trabajo son el incremento poblacional y la densidad
moral, y define como su función la integración de la sociedad. El transito a la solidaridad orgánica puede explicarse a grandes
rasgos como sigue: a) el aumento de la densidad poblacional produce un aumento en la densidad moral, es decir mayores
contactos y e interacciones personales entre los individuos; b) mayor densidad moral genera mayor competencia entre aquellos, lo
que amenaza, de manera inconsciente, la integración del orden social; c) la competencia por los recursos genera mayor
especialización de tareas; c) lo que produce la necesidad de independencia; e) que a su vez incrementa la predisposición para
aceptar obligaciones reciprocas generando una interdependencia funcional: la solidaridad orgánica.
La densidad física y la densidad moral son causas de la división del trabajo, cuya función es la integración social. En esto habría
un razonamiento teleológico implícito.
Postulados fundamentales:
Parsons: su funcionalismo fue entre 1950 y 1970. La obra de Parsons puede versos como un gran proyecto para producir un
sistema de conceptos que sirviesen inicialmente para la clasificación del mundo real, para después generar sistemas de
proposiciones estables a fin de explicar los hechos del mundo real. La obra de Parsons es muy extensa y dada la envergadura de su
proyecto, él no alcanza a concluirlo.
Merton: para evitar el riesgo del empirismo (acumulación sin sentido teórico de datos empíricos) y el riesgo de la gran teoría al
estilo Parsons, Merton propone una salida intermedia: la elaboración de teorías de alcance medio. Este es más escéptico que
Parsons con respecto a la elaboración de una teoría de alcance universal. Es así que sus sugerencias fueron aceptadas por muchos
de los miembros de la comunidad sociológica enrolados dentro del modelo de consenso.
A.G.I.L.: adaptación, logro de metas, integración y mantenimiento de pautas, estos son los cuatro requisitos funcionales según
Parsons.
a) Adaptación: que el sistema se provea de los recursos ambientales necesarios, lo cual implica cierto orden.
b) Logro de metas: establecer prioridad entre las metas del sistema y movilizar los recursos del sistema para su logro.
c) Integración: coordinar y mantener interrelaciones viables entre las unidades del sistema. Mantener la integridad del
sistema de valores., el correspondía al proceso de socialización del individuo.
d) Mantenimiento de pautas y manipulación de tensiones: las presiones que favorecen a la integración pueden resultar de
dos fuentes: externas presiones culturales originadas fuera del sistema y las internas presiones motivadas sobre los
miembros de la sociedad.
El primer problema consiste en lograr que los actores sociales desarrollen características apropiadas para la integración y
el segundo en manejar las tensiones internas y conflictos de los actores del sistema social.
Para Parsons los cuatro requisitos son universales. Merton, con referencia al imperativo de integración, como requisito para la
supervivencia del sistema, abandona el supuesto de que es universal y dado, en cambio lo trasforma en un problema empírico,
preguntándose ¿Cuál es el grado de integración de un sistema? ¿Qué tipos o formas de integración existen? Con lo cual reencausa
el análisis funcional y dirige la atención del análisis funcional a subsistemas sociales más inclusivos.
Karl Marx
Tanto Marx como Weber tienen como interés común la explicación del capitalismo occidental, aunque con diferentes enfoques. El
enfoque de Marx y de Weber de la historia y de la vida social es materialista y su análisis es a nivel macro social.
El pensamiento de Marx es un buen ejemplo de teoría crítica orientada por una intensión liberadora y emancipatoria.
Su método adoptado es dialéctico y materialista lo cual implica rechazar la idea de causación lineal y las explicaciones idealistas.
Lo cual se ve reflejado aquí: “… el primer hecho histórico es la producción de la vida material en sí. El segundo punto es que
una vez satisfecha la primera necesidad, la acción de satisfacerla y el instrumento ya adquirido de esta satisfacción hacen surgir
nuevas necesidades: y esta producción de nuevas necesidades es el primer hecho histórico.”
Las clases sociales: estratificación y conflicto
Marx parte de concebir al todo social como un sistema estructurado, ve al orden social primariamente como una estructura de
desigualdad. Por lo que el sistema social es entonces estratificado.
La estratificación social, la desigualdad básica en la sociedad es por clase, las cuales están definidas por la propiedad-no
propiedad de los medios de producción. La coexistencia de las clases esta caracterizada por una permanente tensión y oposición. A
primera vista parece que lo que constituye a los trabajadores, capitalistas y terratenientes en las tres grandes clases sociales es la
identidad de los ingresos y las fuentes de ingresos.
La lucha de clases es el motor de la historia. La existencia de dominación y opresión entre ellas es la causa del cambio social.
“una clase oprimida es una condición vital de toda sociedad basada en el antagonismo de clases. La emancipación de una clase
oprimida implica la creación de una nueva sociedad. Y para que una clase social oprimida se emancipe, es necesario que las
fuerzas de producción y las relaciones existentes no puedan seguir subsistiendo unas junto a las otras...”
Etapas de modo de producción:
a) La sociedad asiática: se caracteriza por la relación de dependencia entre súbdito y soberano.
La primera forma de propiedad es la tribal (los hombres viven de la caza y la pesca, de la ganadería y el nivel más elevado
de la agricultura. Por lo que la estructura social es una prolongación de la familia, jefes patriarcales, miembros de las tribus
y esclavos).
b) Sociedad antigua: esta se caracteriza por la esclavitud como modo de producción. La segunda forma es la propiedad común y
estatal de la antigüedad. En esta subsiste todavía la esclavitud. Junto a la propiedad común comienza a desarrollarse la
propiedad privada mobiliaria y, más tarde, la inmobiliaria. Los ciudadanos solo tienen poder sobre los esclavos
trabajadores.
c) Sociedad feudal: la relación de producción es la servidumbre caracterizada por la contradicción entre señores y siervos. La
clase productora que tiene enfrente es el pequeño campesinado sometido a servidumbre. La propiedad consistía en el
trabajo de cada individuo. El capital de los artesanos individuales y la estabilidad de su número dieron lugar a la aparición
de los oficiales y los aprendices y crearon en las ciudades una jerarquía similar a la del campo. Las principales formas de
propiedad eran la territorial y la propiedad del trabajo individual, con un pequeño capital. La organización de la clase
dominante estaba encabezada por un monarca.
d) Sociedad capitalista: corresponde a la dominación de la clase proletaria por la capitalista, y un modo de producción regido por
la propiedad privada y el trabajo asalariado. Los mercados crecían sin cesar y las demandas también. El puesto de la clase
media industrial fue ocupado por los industriales millonarios, los jefes de verdaderos ejércitos industriales, los burgueses
modernos.
Para el modo de producción capitalista será necesario además el surgimiento de la clase proletaria que asegure la producción
de riqueza. Lo cual, según Marx, este proceso se completa con la aparición del trabajador libre.
¿Cómo es posible el orden social, si toda sociedad se caracteriza por la desigualdad y la lucha de clases? El orden social es posible
por la existencia de la dominación de una clase sobre la otra.
Estructuras y superestructuras
El conjunto de las relaciones de producción de los hombres forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la
cual se levanta la superestructura jurídica y política y a las que corresponden determinadas formas de conciencia social... El ser
social de hombre determina su conciencia.
En síntesis, las relaciones de producción son la estructura sobre las cuales se asienta la superestructura cultural.
Esto tiene consecuencias, en primer lugar se afirma una relación causal en la cual la producción de las ideas depende de la
producción materia; en segundo lugar, cada clase social tiende a percibir la realidad de manera particular a través de sus propias
formas culturales; y en tercer lugar, que la superestructura tiene una función ideológica, ya que tiende a reflejar los intereses de las
clases dominantes y a justificar el orden de cosas existentes del cual se beneficia.
Marx-Engels en ideología alemana: la clase que es la fuerza material dominante, es, al mismo tiempo, la fuerza intelectual
dominante. La clase que controla los medios de producción material controla los medios de producción mental; por lo que las
ideas de los que no disponen de los medios de producción mental están sometidos a las de la clase dominante. Las ideas
dominantes son la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes. Los individuos que componen la clase dominante
poseen una conciencia, por lo tanto piensas. Mientras dominan como clase dominan en toda la extensión y también dominan
como pensadores, como productores de ideas, y regulan la producción y la distribución de las ideas de su época.
Ideología:
La ideología es “falsa conciencia” porque no revela la realidad tal cual es, sino que la mitifica en beneficio de los intereses de la
clase dominante. Las ideas como ideología sirven al doble propósito de a) idealizar los intereses de la clase dominante, son así la
expresión ideal de las relaciones materiales dominantes. Y b) ocultar la realidad tal cual es la existencia de un sistema de
desigualdad y dominación.
Lo que oculta el vínculo de las ideas son los intereses dominantes. Las ideas dominantes son presentadas como representando el
interés general y no el interés particular de una clase, la dominante. De ahí también su falsedad, Marx Engels oponen a la noción
de ideología (falsa conciencia) la noción de conciencia, la que revolucionaria y cuya existencia presupone la existencia de una
clase revolucionaria. Las ideas revolucionarias son liberadoras y también se arrogan la representatividad de los intereses generales
de la sociedad. Denuncian primero y remplazan después la concepción ideológica. Esto será así hasta tanto no se eliminen las
bases mismas de la dominación de clase. La conciencia verdadera se adquiere cuando el dominado comprende las causas de la
situación de dominación en la cual él se encuentra en la posición más desventajosa. A través de este proceso una clase en sí se
transforma en una clase para sí.
La superestructura no es mero resultado de la estructura material, tiende a justificarla y puede decirse que es constitutiva de la
realidad social.
Weber
Rescate de la subjetividad del actor. (Acción social)
El punto de partida del análisis weberiano es la acción social dotada de sentido, individuos inmersos en relaciones sociales que
interactúan entre sí.
Por acción social Weber entiende: una conducta humana siempre que el sujeto o los sujetos de la acción la vinculen a un sentido
objetivo.
Es una acción orientada hacía otras. El sentido es: sentido intencionado subjetivamente de los sujetos de la acción.
Weber en sus trabajos ofrece un enfoque macrosocial. A pesar de reconocer la importancia de la subjetividad del actor parte del
supuesto de los procesos y estructuras sociales que estudia en sus análisis concretos.
Racionalización:
Weber focaliza su atención en el capitalismo, éste ofrece una perspectiva multivariable de tal proceso. La propuesta Weberiana
para la explicación de estos procesos difiere de la de Marx.
Primero, no pretende elaborar leyes generales del devenir histórico. O sea que no hay en tal sentido pretensión de gran teoría.
Weber adopta una perspectiva historicista, pues presta gran atención a la singularidad histórica.
Segundo, tanto para Marx como para Weber, el conflicto produce cambio social. Aunque no esta fundado en exclusivamente en las
condiciones económicas. Weber ofrece una explicación multivariable del cambio social, apartándose del materialismo histórico de
Marx-Engels.
Tercero, Weber no concibe el desenvolvimiento histórico en etapas, ni vemos en su teoría direccionalidad en el cambio social. No
hay necesariedad histórica ni determinismo.
Se puede afirmar que en el mundo moderno ha habido un desplazamiento de lo tradicional a lo racional y tal como Weber lo
expresa un creciente proceso de racionalización.
Cuarto, al responder a la pregunta ¿hacía donde cambia la sociedad? Weber, en contraposición con Marx, ofrece una visión
pesimista, ya que para él el mundo avanza hacía un creciente desencantamiento resultado del proceso de racionalización de todos
los ámbitos de la vida social.
Para Weber la racionalidad que define a las nuevas sociedades es una racionalización de “medios” a “fines”. El proceso de
racionalización implica la constante penetración de este tipo de racionalidad en que cada vez mayores ámbitos de la vida social
con la consecuente destrucción de las formas tradicionales. Si bien la racionalización tiene efectos liberadores, crea a su vez
nuevas formas de dominación. Lo que limita las opciones del individuo, quien tiende a verse atrapado en la caja de hierro de una
racionalidad estrecha. Weber no ve potencialidades revolucionarias en esta nueva situación. De ahí su desencantamiento y
pesimismo.
En Weber las interacciones simbólicas entre individuos constituyen la realidad que se oculta detrás de las macroestructuras
sociales. Aunque este no hace un uso fiel de la metodología que él mismo propone, ni sigue estrictamente sus propios supuestos
teóricos y se inclina más por el análisis histórico enfocando macro procesos y macro estructuras sociales. Pero en otras palabras
Weber abre el camino para una tarea interpretativa micro social focalizada a nivel de las relaciones interpersonales cara a cara y de
la interacción simbólica. Alfred Schutz enfatizará más tarde la necesidad de desarrollo de una teoría interaccionista que él
intentara elaborar a partir del enfoque fenomenológico de Husserl.
Collins señala que este paradigma (microinteraccionista) el “el más caótico”, quizás por las profundas divergencias que existen
entre sus representantes y por cierto grado de incertidumbre al que se arriba tras haberlo recorrido, en particular por su alto grado
de relativismo implícito. Es este, sin lugar a dudas, el más subjetivista y antiestructuralista de los tres modelos, características que
son llevadas a posiciones extremas por algunos de sus representantes, al punto de negar toda existencia objetiva de la realidad
social. En este modelo la realidad es presentada como algo ilusorio y existente solo en la mente de los actores sociales. De existir,
la realidad social objetiva esta más allá de nuestra percepción inmediata, envuelta y encubierta por las interpretaciones que
hacemos de ella. En este supuesto se funda la novedad de este modelo, así como vulnerabilidad frente a las críticas de otras
perspectivas teóricas.
El paradigma interaccionista tiene el gran mérito de haber reparado en aspectos ignorados por los otros paradigmas
sociológicos.
Cultura y sociedad
Si bien los conceptos de cultura y sociedad refieren a distintos fenómenos, en la realidad se encuentran íntimamente ligados.
Cuando hablamos de “sociedad” nos referimos a la trama de relaciones sociales existentes en determinado lugar y en un momento
histórico particular. Cuando hablamos de “cultura”, nos estamos refiriendo a las diversas producciones surgidas de esa trama de
relaciones sociales. Es decir que, si bien analíticamente podemos separar ambos conceptos, en la vida real se presentan
simultáneamente, ya que no es posible pensar una sociedad sin cultura, ni una cultura que no corresponda a una sociedad.
Algunos pensadores sostienen que la cultura comprende tanto elementos materiales como inmateriales.
En muchas ocasiones se ha considerado también a la cultura como todo lo que no corresponde a la naturaleza. La cultura se
apodera siempre de todas las prácticas humanas, aún de aquellas que están vinculadas a supuestas necesidades naturales, dándoles
un carácter histórico y social particular.
Que la cultura sea una producción social y no individual queda evidenciado en uno de sus elementos más importantes: la lengua.
Ninguna persona creó la lengua que hablamos: se trata de una creación colectiva, cuyo origen se pierde en el tiempo.
El ejemplo de la lengua nos sirve también para señalar otros aspectos de la cultura. Por un lado, ésta resulta fundamental para la
comunicación entre las personas, y por lo tanto, para la existencia de la sociedad. Por otro, es evidente que estos elementos, al
igual que la lengua, no permanecen inmutables: están en permanente proceso de transformación, aunque en periodos cortos de
tiempo no lo advirtamos.
Diversidad cultural:
Desde un punto de vista, muchas veces nos sorprende gratamente encontrar grupos sociales que piensan distinto, que poseen otras
creencias, otros valores, otra lengua... Pero también es cierto que las diferencias culturales frecuentemente constituyen un factor
importante de conflictos y hasta de enfrentamientos armados.
Podríamos decir que las reacciones negativas ante la diferencia cultural son casi tan antiguas como el hombre.
Y es que en realidad, los seres humanos tendemos generalmente a “naturalizar” los elementos que forman parte de nuestra cultura.
Y al encontrarnos con otra forma de vida, nos cuesta mucho relativizar nuestra perspectiva y entender que existen otras maneras
de ver el mundo.
A esta situación suele denominársela “etnocentrismo”. Por este vocablo, suele designarse la tendencia de todo grupo social a
considerar sus propias prácticas y formas de pensar como universalmente válidas y correctas, con lo cual las diferencias culturales
son a menudo consideradas como fruto del error, de la ignorancia o la incapacidad para vivir adecuadamente. El etnocentrismo,
como bien señala Cuche, puede derivar en formas extremas de intolerancia cultural, religiosa o política, pero también suele
manifestarse de manera más sutil y racional.
La antropología cultural opuso a estas perspectivas etnocéntricas la “relatividad de las culturas”, es decir, la imposibilidad de
ordenar bajo un mismo criterio a las diferentes sociedades y el error de considerar jerárquicamente a las distintas culturas. Desde
el relativismo cultural, se sostiene que cada elemento particular de una cultura (una idea, una práctica, una tradición, una forma de
pensar, etcétera) debe ser analizado en el contexto de esa misma cultura, sin pretender evaluarla a partir de los parámetros de
quien está investigando.
De todas formas, esta problemática está lejos de ser resuelta.
Cultura y socialización
La cultura es adquirida en sociedad. Es evidente que un niño recién nacido no posee ni maneja los elementos que componen la
cultura de su contexto social. A medida que va creciendo, el niño va incorporando progresivamente las pautas de conducta, las
normas, los valores, las ideas y representaciones fundamentales del grupo social al cual pertenece. Y por supuesto, un elemento
fundamental que le permitirá desarrollar su intelecto y comunicarse con los demás: la lengua.
El proceso mediante el cual el niño incorpora los elementos de la cultura de la sociedad en la que nace suele denominarse
“socialización”. Como se puede advertir, el concepto hace referencia al proceso mediante el cual el individuo se transforma,
progresivamente, en un ser social, capaz de convivir en un grupo y de relacionarse con los demás.
El proceso de socialización ha sido estudiado por muchos investigadores y desde distintas perspectivas teóricas.
La perspectiva de Sigmund Freud
Sus investigaciones en psiquiatría, particularmente en torno al origen de las neurosis, lo llevaron a formular determinadas teorías
que constituyeron el fundamento de lo que hoy conocemos como “psicoanálisis”.
Según este médico vienés, los seres humanos experimentan determinadas necesidades, manifestadas en forma de impulsos, que
procuran ser satisfechas. El niño recién nacido, a diferencia del adulto, busca satisfacer inmediatamente estas necesidades: buscará
comer o dormir simplemente cuando tiene hambre o sueño, sin importar el horario o el lugar en donde se encuentre.
Sin embargo, a medida que va creciendo, el niño irá dándose cuenta que no todas sus necesidades pueden ser satisfechas
inmediatamente ni de cualquier modo.
Una de las necesidades a las cuales Freud dedicó singular atención es a la de satisfacción erótica. En el caso del niño, ésta se
manifiesta en la necesidad de un contacto corporal, afectivo y placentero con los demás. En los primeros años de vida, este
impulso del bebé es satisfecho generalmente a través del contacto con sus progenitores. Ahora bien, sostiene Freud, si se
permitiese que este vínculo permaneciera y se desarrollara, a medida que el niño madurase físicamente, terminaría sintiéndose
atraído sexualmente por el progenitor del sexo opuesto. Sin embargo esto no sucede, ya que el niño aprende a reprimir los deseos
eróticos hacia sus padres.
Cabe aclarar que este proceso tiene lugar de manera inconsciente en el niño, aunque las formas en que se desarrolle y resuelva
serán determinantes de su conducta en la adultez.
Estas ideas desarrolladas por Freud, si bien tuvieron mucha influencia en la evolución de la psicología, también fueron muy
criticadas.
Pero más allá de las críticas, lo que aquí nos interesa destacar de estos análisis es la particular perspectiva sobre como se
desarrolla el proceso de maduración en el niño. Para Freud, este proceso se caracteriza fundamentalmente por el control de los
impulsos, control que resulta indispensable para poder vivir en sociedad. Y es por esto que el concepto de “represión” adquiere
particular importancia en su teoría. Para esta perspectiva, el proceso de socialización es en gran medida un proceso de represión de
los impulsos naturales del ser humano, represión que puede ser entendida como el “costo” que paga todo sujeto para poder vivir
en sociedad.
La formación de la personalidad según George Mead
Para Mead, los seres humanos tenemos la capacidad de adoptar el papel de otros, de asumir la mirada de otros. Tempranamente,
los niños despliegan esta capacidad fundamentalmente a través de la imitación y del juego.
En esta primera etapa, el niño intenta asumir el papel de los otros más cercanos, a los que Mead denominará el “otro
significativo”. De esta manera, comenzará a desarrollar una autopercepción, una mirada de sí mismo, pero a través de las personas
que le rodean.
Posteriormente, a medida que el niño va ampliando su ámbito de relaciones, podrá ponerse en el lugar de un número mayor de
personas. Asimismo, en estas actividades, el niño también incorporará la idea de que existen reglas y normas que hacen posible los
juegos, lo cual resulta también fundamental en la socialización del mismo.
Por último, en una tercera etapa (ya entrando en la adolescencia) el chico no solo despliega la capacidad de ponerse en el lugar de
otras personas individuales, sino que se encuentra en condiciones de asumir la perspectiva de su comunidad, la cual Mead
denominará “el otro generalizado”. Este “otro generalizado” está constituido por las ideas, los valores, las normas y las creencias
fundamentales que rigen en su comunidad.
Como podemos advertir, para Mead el proceso de maduración de toda persona está caracterizado por el desarrollo de esta
capacidad de ponerse en el lugar del otro, y mirarse a sí mismo desde la perspectiva del otro. Por lo cual, la personalidad se va
construyendo a través de las interacciones con los demás. Y en este sentido podemos decir que la personalidad es una
construcción social.
Para Mead la personalidad está compuesta por dos elementos: el “yo” y el “mi”. El “yo” corresponde al elemento no socializado
de la personalidad, al sustrato espontáneo del individuo. El “mi” es el “yo socializado”, es decir, el elemento de la personalidad
que va construyéndose a partir de las interacciones con los demás. Por tal motivo, todo individuo posee varios “mi”, producto de
las distintas imágenes que va desarrollando en las distintas interacciones.
Tanto para uno como para otro, el entorno social cumple una función determinante en el proceso de desarrollo y maduración del
individuo.
Agentes de socialización
Los sociólogos suelen denominar “agentes de socialización” a aquellas instituciones o tramas de relaciones en donde tienen lugar
los procesos de socialización.
Un primer ámbito de socialización es sin dudas la familia. Todo individuo nace en una trama de relaciones de la cual obtiene los
elementos básicos de la cultura.
Otro agente de socialización, de suma importancia en las sociedades modernas, lo constituye la escuela. En este ámbito el niño
incorpora determinados conocimientos (generalmente programados por el estado) que resultan fundamentales para su eficaz
inserción en la sociedad. También tiene lugar una socialización no programada o espontánea, ya que el niño se encontrará con
otros chicos, con los cuales establecerá relaciones informales que lo modificarán y colaborarán en su maduración.
También los grupos de pares con los cuales el chico tomará contacto a medida que sale del entorno familiar constituyen un
importante agente socializador que contribuirán al desarrollo de su personalidad.
Asimismo, en los últimos años, los investigadores coinciden en señalar a los medios masivos de comunicación (televisión, cine,
radio) como importantes ámbitos de socialización.
Sociedad e individuo
En realidad, el proceso de socialización no culmina con el arribo a la adultez. Constantemente estamos siendo “socializados”.
La sociedad, como hemos visto, influye generalmente más de lo que suponemos en nuestra forma de pensar y de obrar. Esta es
una afirmación fundamental del pensamiento sociológico. El individuo no existe aislado de su contexto, “impermeable” a las
influencias de su entorno.
¿Significa esto que el ser humano “no es libre”, que simplemente es un producto modelado por la sociedad en la cual ha nacido?
Algunas posiciones teóricas terminan dando una respuesta positiva a este interrogante. Sin embargo, creemos que esta posición es
demasiado extrema y de poca utilidad. Es cierto que la cultura determina en gran medida nuestro actuar, y por lo tanto resulta
difícil sostener la idea de que somos seres “absolutamente libres” e independientes de nuestro entorno. Pero también es necesario
destacar que la cultura nos permite, a través del proceso de socialización, construir un sentido de individualidad y formar una
personalidad única, diferente a la de los demás.
Cultura y derecho
El derecho, como un tipo particular de sistema normativo, que comprende tanto un conjunto de normas como aquellas
instituciones encargadas de su elaboración, interpretación y aplicación, y los procedimientos establecidos para efectuar tales
acciones, evidentemente también se encuentra influido e inmerso en la cultura de una sociedad. Y en la medida que las normas y
procedimientos reflejan determinadas ideas, valores y creencias de esa sociedad, podemos afirmar que el derecho constituye un
elemento importante de toda cultura. Sin embargo, la relación entre cultura y derecho resulta a veces problemática y ha dado lugar
a diferentes reflexiones.
Según Sumner, la primera experiencia de la humanidad es la necesidad. Para procurar responder a estas demandas elementales el
hombre ensaya particulares acciones, guiado originalmente por el criterio “placer – dolor”: a través de los diferentes intentos,
terminará adoptando las prácticas que le retribuyan placer, tendiendo a descartar aquellas otras que sean fuente de dolor. A estas
prácticas adoptadas Sumner las denominará “usos”.
Esta búsqueda de satisfacción a las necesidades se realiza de manera grupal. De este modo los usos se transforman en
“costumbres”, es decir, en formas compartidas de hacer algo. Estas constituyen los “folkways” de una sociedad.
Cuando sobre algunos de estos “folkways” se aplica un juicio valorativo, relativo al bienestar del hombre o de la sociedad, los
mismos se transforman en “mores”, es decir, en afirmaciones que establecen lo positivo o lo negativo de determinadas prácticas
según se consideren buenas o malas para la sociedad.
Por último, algunos “mores” pueden transformarse en normas jurídicas, es decir, en componentes del derecho, cuando se establece
como garantía de su cumplimiento la fuerza del aparato estatal.
Podemos observar que existe una continuidad, una línea evolutiva que vincula los usos, las costumbres, los mores y el derecho en
una sociedad determinada.
Savigny esbozaba un análisis equivalente, al sostener que el Derecho, al igual que la lengua, constituye una de las expresiones
fundamentales del “volksgeist”, es decir, del espíritu de un pueblo. Por tal motivo, refleja las particularidades de una cultura,
forjada en el devenir histórico de cada sociedad.
Las ideas de Sumner como las de Savigny, expresan los reparos y preocupaciones que en muchos juristas provocó la particular
evolución del derecho moderno.
Los códigos modernos reflejan, ante todo, una gran racionalización de la vida jurídica, al pretender fijar principios generales y
específicos que permitan abarcar de manera apriorística todas las conductas posibles susceptibles de regulación jurídica, con
independencia del contexto histórico y social en el que fue redactada la norma.
Savigny decía que el Derecho es una de las manifestaciones fundamentales del espíritu popular (volkeist), es por eso que se ve
reflejado la idiosincrasia de la cultura que se da a lo largo de la historia de ese pueblo.
Savigny era un opositor a la codificación moderna, al decir, que ésta se oponía a las normas jurídicas existentes que eran producto
de reglas consuetudinaria y precedentes judiciales, ya que se basaban en principios generales y específicos que abarcaban a priori
todas las conductas posibles susceptibles de regulación jurídica, olvidándose del contexto histórico y social en que fue hecha la
norma.
Savigny propone que el legislador debe ser el representante del volkeist, de la cultura de la sociedad y alejarse de los problemas
del mundo moderno ya que al haber tanta división de tareas, lo que genera diversidades de clases sociales, hace que cada clase
tenga diferentes ideas, valores y prácticas, lo que dificulta buscar un espíritu popular que reúna a todas las clases de esa sociedad.
De esta manera se establece un fuerte vínculo entre derecho y cultura.
Por último Karl Marx se centra en la idea de la existencia de desigualdades económicas dentro de una sociedad. Sostiene que
cultura y derecho son elementos que conforman la superestructura de una sociedad, construida sobre una estructura que determina
todas las instituciones que funcionan en una sociedad.
Según él, la estructura de una sociedad se forma por las relaciones económicas de producción, esto significa, que está formado por
vínculos establecidos entre los hombres para producir los distintos bienes en una sociedad. Vínculos que son desiguales ya que
son relaciones de explotación.
La superestructura está determinada por la estructura, para ponerlo más claro, la cultura y las instituciones de una sociedad
dependen de las formas en que se organiza la producción económica. Por lo que la posición dominante es que va a imponer las
ideas, valores y formas institucionales que beneficien a la clase dominante.
Entonces para concluir se puede decir, que el derecho es parte de la cultura de una sociedad, que están determinadas por las
relaciones de producción económica de una sociedad. Y como en el sistema capitalista, la explotación es moneda corriente, el
derecho va reflejar los intereses de la clase que domina. Esto es porque la cultura, las costumbres de esta sociedad así lo impuso.
Cultura legal
El jurista Friedman ha introducido el concepto de “cultura legal” para referirse al conjunto de ideas, opiniones, valores y actitudes
que los ciudadanos sostienen acerca del derecho en una sociedad.
La cultura legal no solo hace referencia a los conocimientos que las personas poseen acerca de las normas y los procedimientos
del sistema jurídico, sino también a los sentimientos y actitudes que mantienen en relación al mismo.
La cultura legal no hace referencia a los conocimientos “correctos” que las personas poseen del derecho. Un conocimiento
inexacto o erróneo, y hasta el desconocimiento de alguna norma, son elementos que corresponden a la cultura legal de una
sociedad y que constituyen datos a tener en cuenta sobre su relación con el derecho.
Algunos investigadores han señalado la necesidad de diferenciar la “cultura legal interna” de la “cultura legal externa”. La primera
de éstas hace referencia a las ideas y valoraciones que sobre el sistema jurídico mantienen los profesionales del derecho. El resto
de la población se encuentra influida por una “cultura legal externa”.
Las investigaciones realizadas sobre la cultura legal han demostrado que el común de la sociedad tiene ideas equivocadas o
directamente ignora muchas de las normas y de los procedimientos que componen el orden jurídico de su comunidad. Esta
constatación empírica corrobora las tesis que afirma la significativa distancia que muchas veces existe entre el orden jurídico y la
experiencia cotidiana de la gente común en las sociedades modernas.
Resulta pertinente destacar que muchas veces la cultura legal de una sociedad presenta diferencias significativas en función del
grupo social analizado.
La “cultura legal” predominante en una sociedad (es decir, los conocimientos, las actitudes y las valoraciones que las personas
mantienen respecto del derecho) puede ayudarnos a entender por que motivos los ciudadanos recurren (o no) al sistema jurídico,
en que circunstancias, de qué modo y con qué expectativas.