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ROMA

A diferencia de las otras culturas de su época, Roma desarrolló un culto especial respecto del
Derecho, sus fundamentos fueron lo que en la historia se conoce como “ Naturalis Ratio” es decir
la razón natural propia del ser humano; de donde se desprende el “ius nature” es decir el derecho
natural del cual derivan las justas sobre el tema de la esclavitud, la consanguinidad y el derecho de
la propiedad.

Por otro lado el Derecho Natural reconocida por la cultura griega producto de las discusiones
filosóficas se descubre por la cultura romana como un descubrimiento de la cotidianidad y el
sentido común, pasando de practicas pretorianas a jurisprudenciales hasta perfeccionarse como
Derecho Romano.

Los romanos consideraron como base para su experiencia los términos DERECHO y JUSTICIA, sin
llegar finalmente a separarlas una de otra en su practica natural del derecho, tal y como lo
manifiestan pensadores filósofos de esta era, Celso que celebra entre lo bueno y justo; Ulpiano
que asegura que es la justicia el dar a cada uno lo que le corresponde y finalmente Ciceron quien
acude ala conciencia como mecanismo de medir y elegir entre lo bueno y justo.

La experiencia de los JURISCONSULTOS enriquecieron el Derecho Romano, pues este no era mas
que un ejercicio en el que se consultaba a los sabios o filósofos sobre un problema particular hasta
entonces no normado y cuya conclusión y dictamen sentaba las bases para una nueva norma.

El Derecho Civil y Derecho Pretoriano fueron finalmente firmes fudamentos, el Civil derivaba de las
tradiciones y costumbres y el Pretoriano de lo que dictaminaba este nivel de autoridad territorial
romana, pudiendo en algun momento ser influenciado el Civil por el Pretoriano.

La riqueza del derecho romano radica en su vinculación directa con la naturaleza humana y su
dinámica social.

El Derecho Romano es entonces la base de las manifestaciones y practicas del Derecho en el


mundo occidental, del que Guatemala forma parte.
EL CRISTIANISMO.

Deriva de la experiencia y cosmovisión Israelita o judía, planteando al ser humano como el


elemento principal ante el plano de la implementación del derecho.

Fundamentada en el monoteísmo da al hombre una posición de privilegio ante del derecho pues le
suma el elemento de dignidad, considerando el origen del hombre desde la misma divinidad.

El cristianismo vino a ejercer un fuerte efecto ante el derecho romano, puesto que aunque
inicialmente el cristianismo fue perseguido por el gobierno romano, posteriormente este la adopta
y por ende debe de y se obligado a considerarlo en todas las practicas de convivencia social
incluidas en estas el derecho.

Frases como “Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios” y “Debemos obedecer a
Dios antes que a los hombres” hacen eco ante las practicas derivadas de la antigua vida politeísta
romana y la centra en dos principios: La fe y la Conciencia donde el Derecho debe separarse del
Estado y de la Iglesia, pero funcionar en un ámbito general que afecte a ambos contextos.

El hecho de acercar el pensamiento del derecho a la teología reconociendo que la justicia viene de
Dios, así como el mismo hombre son en todo caso las condiciones que permiten un reencuentro
con el Derecho visto desde la perspectiva del cristianismo como una facultad que deriva de Dios
mismo.

El derecho natural entonces se ve conmovido y es retomado únicamente durante la época del


renacimiento cuando el derecho natural tuvo un florecimiento, que, sin embargo, no logra
sobreponerse al peso que el cristianismo ya había conseguido, pues en épocas antiguas el
individuo reconocía como única autoridad al estado y su deber único era servir a este. Con la
llegada del cristianismo la figura de un Dios al que se cree por fe y a quien se debe temor y
acciones justas dejan al estado en una segunda posición respecto de su superioridad sin embargo
le permite mantener su nivel de autoridad para el control social.
PATRISTICA:

Se desarrollo durante los primeros siglos del cristianismo y definió la influencia de este sobre el
derecho romano.

Pensadores como San Agustín en su obra “La Ciudad de Dios” manifiesta ya dos Derechos
Naturales, el Derecho Natural Primario que no considera la figura de Dios y el Derecho Natural
Secundario que considera el efecto de la gracia de Dios sobre los hombres. Quien aseguró que, en
los primeros días del hombre, este no necesito de legislación para su actuar sino que la justicia era
parte de su naturaleza, sin embargo el pecado le vicio de practicas que le obligo a crear un sistema
que contuviera sus instintos y le acercara a su conciencia caída, a este ejercicio lo denominaba
Derecho Positivo. Las diferencias entre el derecho natural y el positivo los uniformiza en su frase,
“ley que no es justa no es ley”.

La riña del estado ante la iglesia fue entonces mucho de la labor desarrollada en su filosofía por
Agustín quien marco el rumbo para las nuevas prácticas políticas.

Manifiesta que el Estado al estar a expensas del pecado no puede en ningún momento ser
garantía de la justicia por lo que abre la oportunidad para la revolución como derecho de reclamo
ante un estado afectado por el demonio y que limita el alcance de la Ciudad de Dios.

Martín Lutero por su parte, influenciado por los pensamientos de San Agustín ve al súbdito como
entidad de pecado alejada de la justicia y al estado como el elemento de castigo demonizado al
que denomina Derecho Natural anti-demonio, agregando a su concepción palabras como rebeldía
y venganza como elementos que dentro del derecho provienen de la influencia cristiana agustina y
patrística.
LA ESCOLASTICA:

Su mayor exponente es Santo Tomás de Aquino, básicamente retoma el pensamiento o filosofía


clásica que durante la edad media estuvo escondida, su lucha era armonizar lo dogmático con lo
religioso. En Grecia su principal exponente fue Aristóteles.

Hábiles armonizadores de la filosofía clásica con el dogma religioso reconstruido los escolásticos
han logrado mantener sus acuerdos y descubrimientos hasta nuestros días.

Suma teológica fue la mayor obra de Santo Tomás de Aquino y en ella identifica las siguientes
leyes:

Ley eterna: La de naturaleza divina y conocida según cada manifestación y jamás de manera total.

Ley natural: Una participación de lo divino con la razón humana.

Ley divina: Revelada por Dios a través de las escrituras santas.

Ley humana: es prescrita por la razón en función del bien común.

Finalmente, Santo Tomas de Aquino enuncia: La cosa y razón del Derecho es el Objeto de la
Justicia. Su experiencia propone la época de mayor madurez del Derecho Natural teológico,
pudiendo llegar en cierto nivel a equilibrar los conceptos de Razón, Fe, Derecho Natural y Política,
su audacia le ha ganado también ser etiquetado como profano.

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