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A la ida del inspector, la muchacha se vistió de la misma forma en que aparecía en la

fotografía de Wilson: con pantalones claros muy ajustados a las piernas, y unas botas que
parecían ser de montar; tambien llevaba traje y un pañuelo rojo oscuro envolviendo su cuello.
Leona, de un sorbo bebió la sopa que le había preparado Wilson, y gracias al Ford que conducía
el mayordomo, exactamente en media hora estuvieron en la escena del crimen

El encapado y húmedo cielo, le daba lúgubres y siniestros aires al lugar. Wilson


estacionó su auto afuera de una casa muy antigua, únicamente bajaron Leona y Abraham. La
joven mientras cruzaba la calle, con total hipocresía ante la idea de entrar a una escena del
crimen, iba comiendo unas deliciosas trufas hechas con chocolate belga que había sacado de
casa antes de partir. La entrada del lugar estaba altamente custodiada por policías, los
periodistas aún no llegaban a escena, era probable que Astor quería llamar la atención lo
menos posible. Las autoridades ya estaban enteradas de la llegada de la muchacha y de – lo
que parecía ser – su compañero, por tal razón, no tuvieron problemas al entrar. El interior
parecía el de una casa abandonada, las cortinas estaban cerradas, y el polvo cubría todo a su
paso. Decenas de pequeños adornos estaban por doquier, sin contar los molestos cuadros que
de forma excesiva cubrían casi todas las paredes. Era extraño, como dentro no había casi
ningún policía

- ¿Cómo comes en un momento como este? – le pregunta Abraham


- ¿Acaso los muertos tienen apetito?

La ya conocida cara del inspector Astor, se aproximó ante ellos, siendo seguido por un joven de
con camisa arremangada y chaleco de vestir, y un oficial de la policía

- Señorita Leona – Dice saludando – por fin llegó


- ¿Ella es Leona? – pregunta un muchacho junto a Astor
- Sí, yo soy Leona ¿Acaso te tienes algún problema con eso?
- No le haga caso – le dice Astor a la muchacha– él siempre se comporta así. Leona,
te presentó a Jasón Todd, el mejor médico forense de Demert

Todd era un muchacho con un rostro serio e inexpresivo, parecía tener alargadas
facciones delicadas, que siempre se veían molestas; su cabello era relativamente corto y
oscuro, y sus ojos azules, solo expresaban una fría mirada de disgusto

- Ja, no pareces la gran cosa – dice Todd – como hablaban tanto de ti, creí que tal
vez serías, no sé, por lo menos un poco más alta – dice riendo
- Leona, con su misma mirada indiferente y despreocupada de siempre, mira a
Jasón y le responde – Ahora entiendo porque nunca han podido atrapar al asesino
- No te creas la gran cosa ¿Cuántos años tienes? ¿14? ¿15? Solo eres una niña
- Muchas veces hay niños que hablan como adultos, y adultos que hablan como
niños, y por lo visto, pareces ser un espejo de mis palabras.
- Ja, no soporto a la gente tonta que se cree inteligente
- Pues tu madre lo hizo por mucho tiempo
Jasón Todd no dijo palabra alguna, pero era notorio que no le agradaba que alguien
venga a hacer su trabajo y lo dejase como un incompetente. El médico simplemente se limitó a
cruzar sus brazos, y oír lo que seguiría en la conversación

- ¿Dónde está la escena? – pregunta Leona


- Vamos, síganme, está arriba

Los 4, subieron unas crujientes y empolvadas escaleras de madera – a excepción del


policía que seguía a Astor, que quedó cuidando abajo - hasta llegar a una pequeña habitación.
Lo primero que notó Leona, fue que la cerradura de la puerta estaba rota desde afuera. Una
vez entraron, la habitación estaba escasamente amoblada, lo único que rellenaba aquel
espacio, era una cama, la cual parecía tener a alguien durmiendo debajo de sus ropas, ni si
quiera parecía muerto. El otro mueble en la habitación, era una vieja silla de madera, que
estaba lo suficientemente cerca de la cama, como para tocarla; sobre la silla, se encontraba un
pocillo tranparente lleno de agua, y dentro de las profundidades de este, yacía inerte una llave
dorada, y junto a ella, un pálido y cercenado dedo meñique. La única ventana que había se
encontraba cerrada, gracias a un pestillo sobre ella

- Supongo que no han tocado nada


- Nada. Tal como nos dijo usted – responde Astor
- Bien ¿Quién es la victima?
- Es un hombre de 75 años de edad, su nombre era Richard Parker. Vivía solo, su
única hija lo venía a ver una vez a la semana debido a que vivía muy lejos, en las
cercanías de La Lalush. Ya confirmamos su domicilio y coartada, además ella fue
quien llamó a la policía
- ¿Eso quiere decir que no encontró el cuerpo por su cuenta? – pregunta la joven
- No lo hizo. Los que encontraron el cuerpo fuimos nosotros, la policía. La hija de
Parker, dijo que nadie le abría la puerta; según los testigos estuvo golpeando
cerca de una hora, pero nadie le abrió, por eso se preocupó
- Esto ¿A qué hora sucedió?
- La mujer llegó aquí a las 7 de la mañana, y nos llamó cerca de la 8 con 15. ¡Ah,
casi lo olvido¡ tambien se preocupo, porque dijo haber visto salir humo por
debajo de la puerta
- ¿Humo? – pregunta sorprendida - ¿Cómo era el humo?
- No lo mencionó, pero la mujer creyó que se trataba de un incendio, y como los
primeros en llegar fueron la policía, por supuesto derribamos la puerta y
entramos a la habitación del viejo. ¡Ah, ahora recuerdo¡ los policías que
derribaron la puerta, dijeron que el resto de la casa estaba intacto, pero que un
peculiar “vapor”, se desprendía por debajo de la puerta de esta habitación
- Eso quiere decir que el “humo” que vio la hija de Parker, era de color blanco. Un
vapor blanco desprendiéndose por debajo de la puerta. Interesante…
- ¿Puedo si quiera determinar la causa de muerte? – pregunta Todd, molestó,
sintiéndose frustrado y menospreciado
- No. Yo me encargare de eso. En realidad – dice riendo – ni si quiera se que haces
aquí ¿Quién te invitó? Tú y tus sentimentalismos solo me estorban en la
investigación

Todd, nuevamente permaneció en silencio, pero su mirada de cólera hacia la


muchacha, lo decía todo; se podría decir que sentía algo de envidia. Leona por su parte, como
un robot, no parecía afectarle nada, su rostro parecía no tener expresión, las únicas veces que
sonreía, era casi siempre para lanzar un chiste cínico

La muchacha dio un hondo suspiró, y comenzó a investigar. Primero se acercó a la


víctima, la tomó por los hombros y la dio vuelta para que quedara mirando fijo a su rostro.
Leona – usando uno guantes negros que ya traía puestos – introdujo sus dedos en la boca de la
víctima, y comenzó a revisar con meticulosidad

- El rigor mortis, indica que la víctima falleció hace aproximadamente 7 horas y


media, a eso de las 4 de la mañana. La causa de muerte es asfixia
- ¿Cómo estas tan segura? – pregunta Todd, desde un rincón de la habitación con
los brazos cruzados
- Si no me crees, ven a verlo con tus propios ojos. Aquí en esta zona – dice
refiriéndose a los labios de la víctima – está demasiado seca, y con un extraño
color morado

El cuerpo de la víctima era frio y duro, como un mueble, pero debido a la piel llena de
arrugas, se sentía extraño al tocarlo. Sin embargo, Leona sin ninguna asco, iba manoseando el
cadáver como si estuviera jugando con una muñeca. La muchacha revisaba de a poco el cuerpo,
hasta incluso se atrevía oler parte de él. Cuando llegó a la zona de los brazos, esta dice:

- Miren – dice sosteniendo el brazo frio brazo de la víctima – le falta el dedo


meñique. Pero el corte es un poco raro, además no hay sangre en la sabana esto
probablemente es debido a que la sangre ya estaba coagulada cuando lo hizo.
Estoy más que segura que el asesino le cortó el dedo a la victima una vez ya
muerta. Basándome en eso y en el rigor mortis puedo inferir que el culpable dejó
esta casa, entre las 5 a 5:30 de la mañana.

Leona, con una completa insensibilidad, continuó revisando el cadáver por todas
partes, pero nada le pareció fuera de lo usual. Una vez, la muchacha terminó con el cuerpo,
siguió revisando la escena en busca de pistas. Abraham Eichhorst, al igual que Astor y Jasón, se
limitaba a mirar con curiosidad las intrépidas acciones de la Leona. La joven le quitó el pestillo a
la ventana y la revisó por dentro y afuera,

- Es imposible – dijo en voz alta, con la cabeza afuera de la ventana

Leona, posteriormente enfocó su mirada en el recipiente de vidrio. La muchacha se


arrodillo y sin tocarlo lo observó por todas partes, y cuando pareció no obtener ninguna
respuesta, sin decir palabra alguna y para espanto de todos, metió su mano al recipiente con
agua , y sin sacar la llave o el dedo dentro de este, sacó su mano y se llevó un poco de agua a la
boca

- Esta fría – dice en voz alta

Nadie supo que decirle, nadie se atrevía a decirle algo, ella parecía estar muy segura
de sus acciones y el cómo realizarlas. Después de probar el agua, la joven si levantarse del
suelo, vuelve a meter su mano en el recipiente y esta vez saca una pequeña llave dorada
dentro de este

- Esta llave no pertenece aquí – dice mientras la miraba con cuidado


- ¿A qué te refieres? – pregunta Astor
- Estoy segura de que si buscan en toda la casa, no encontraran un candado o
cerradura que abra con esta llave
- ¿Por qué estas tan segura?
- Porque la marca de esta llave es “Keys And Son”. Una marca exclusiva de
candados que usualmente se encuentran en las casa de la aristocracia, no en una
pocilga polvorienta como esta
- ¿Estas seguras? ¿Cómo sabes eso?
- Porque todos los candados y llaves en mi casa tienes la misma marca

Leona se metió la llave en un bolsillo de su chaqueta, y sin pudor o asco alguno, con la
misma mano con la que estaba comiendo aquella trufa hecha de chocolate belga, metió su
mano al recipiente, y ahora sacó el dentro de este

Un dedo meñique, corte preciso, y muy bien conservado, similar como el que le
falta a la víctima anterior – dice mientras lo sostenía en sus manos –
probablemente sea el de una mujer, si observamos bien, aún conserva un poco
de esmalte de pintura color… lila, muy usado por las mujeres jóvenes, con una
edad aproximada de entre 20 a 30 años. ¿Cómo se llamaba Jasón? Si mal no
recuerdo, tú fuiste el único forense que pudo identificarla
- Charlotte Evans, 22 años – responde Todd – estudiante de arquitectura. Fue
descuartizada en 15 pedazos que después esparcieron por en la orilla del lago
Varném
- Qué lindo, además solo te pedí el nombre. En fin, conociendo a nuestro asesino,
debemos estar más que seguros que este dedo pertenece a Evans.

La muchacha se levantó del suelo, estiró sus brazos cortos, se quitó sus guantes, y
ahora con las manos desnudas, volvió a sacar una trufa que guardaba en uno de sus bolsillos.
Leona comenzó a comer chocolate como si nada, en plena escena del crimen

- Creo que termine – dice mientras comiendo


- ¿Cómo que “terminé”? – pregunta Astor
- “terminé”, quiere decir que algo se acabó, y no volverá a empezar
- ¡Ya sé lo que significa¡ ¿Entonces quieres decir que ya resolviste el caso?
- Sí, me atrevería a decir que sí. Pero antes tengo una pregunta. Este no es el
dormitorio principal de la víctima. La casa es vieja, pero no carece de dormitorio,
sin embargo la victima esta aquí ¿Dónde está su dormitorio principal?

Los 4, siendo dirigidos por Astor, avanzaron algunos metros por la casa, hasta que
legaron a un lindo dormitorio muy bien amoblado, con varias ventanas, y una muy buena
iluminación, la habitación no conservaba el más mínimo parecido con la anterior, donde murió
la víctima. Sin embargo, la cama estaba desordenada, como si alguien hubiese estado
durmiendo en la allí por un tiempo. Leona, al igual que en otras ocasiones, terminó de comer
su chocolate y sonrió de un manera extraña. A pedidos de la muchacha, todos nuevamente
regresaron a la habitación con el cadáver

- Muy bien, todas las piezas del rompecabezas ya están en su lugar y la imagen que
me muestran es muy clara. Les explicare que fue lo que sucedió.

Leona se posicionó al medio de la habitación, como si fuese a dar un discurso,


mientras los demás hombres la miraban atentos, sin perder la concentración

- Había alguien con la víctima, alguien por quien la victima sentía cierto… afecto.
Ese “alguien”, que en realidad en el asesino, dejó a nuestro querido señor Parker
– dice irónicamente – durmiendo tranquilamente en aquella cama. Parker
confiaba en él, él creía que no lo traicionarían. El asesino esperó, sentado en esa
misma silla, a que la víctima se durmiese. Posteriormente, cuando Parker por fin
se durmió, el asesino cerró la ventana, y acercó la silla lo más posible a la cama de
Parker, luego bajó las escaleras hasta la cocina y llenó un pocillo con agua
caliente, después subió de nuevo volvió a la habitación, y colocó el pocillo sobre
la silla. Y es aquí donde viene lo complicado. El asesino fue inteligente, usó algo
que no suele dejar rastros…
- ¿Y que fue eso?
- Muy simple, hielo
- ¿Hielo? – preguntan todos
- Si, como lo oyeron, hielo. Pero este no era el típico hielo que se consigo al
congelar agua; este era el que comúnmente se conoce como “hielo seco”. El hielo
seco es básicamente dióxido de carbono en estado sólido, este se mantiene a una
temperatura media de 70 grados bajo cero. Una vez que hace contacto con algo
tan caliente como era el agua dentro de ese recipiente, este comienza a
evaporarse y liberar gigantescas cantidades de Co2 a la atmosfera, pero ahora en
estado gaseoso, y como todos sabemos esto resulta ser venenoso para el
organismo. El asesino lo único que debió hacer, fue cerrar la puerta detrás de él, y
esperar a que la victima lentamente comience a caer presa de la “muerte dulce”.
Y es así, amigos míos, como se cometió este asesinato
- Tienes mucha imaginación – dice Jasón – pero ¿Dónde están las pruebas de lo que
dices?
- Ah, eso es muy simple, no me sorprende viniendo de ti. El agua estaba demasiado
helada cuando la bebí, esto a causa de la bajísima temperatura del hielo seco.
Como el mismo Astor dijo: los policías y la hija de Parker, vieron salir lo que
parecía ser vapor ¿Qué crees que era eso? ¿el infierno naciendo de esta casa? No.
Aquello era la prueba más irrefutable que lo que te digo es verdad, aquello era el
vapor del hielo seco, acumulado dentro del lugar; por supuesto que cuando hizo
contacto con el exterior, este desapareció de inmediato

Por algunos segundos, todos se quedaron sin palabras. Lo que decía Leona, no parecía
ser posible, pero a la vez, tenía mucho sentido, todo encajaba a la perfección, no obstante, la
muchacha se sentía intranquila con el asesinato, había algo que le preocupaba

- El asesino debió de esperar a que la victima muriese para entrar nuevamente y


cortarle el dedo. Alrededor de media hora, solo media hora – decía tocándose la
barbilla
- ¡Oh, es cierto¡ - dice Astor – hace un rato dijiste algo parecido
- Eso es… interesante – dice ella

Leona, después de su pequeño discurso, dejó a Todd y a Astor, y sin preguntarle, se


sacó al anglosajón fuera de la habitación. La muchacha, al igual que una niña, jalaba de la
manga de la camisa de Abraham para que este se moviera. Finalmente la joven se detuvo en
una habitación relativamente lejos de donde se encontraban los demás

- Abraham, necesito que regreses con Wilson a casa y le pidas que saque la camilla
metálica del sótano
- ¿Qué? ¿Y eso para qué?
- Solo hay un hospital en Demert, capacitado para realizar autopsias, y no pienso ir
a ese lugar. No me cuestiones, solo hazlo y ve. Después te explicare todo

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