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Génesis 2:18 

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré


18 

ayuda idónea para él.

La Biblia deja claro que este propósito divino en la creación de la mujer en ninguna manera la
hace a ella un ser inferior. La mujer cristiana debe ser una ayuda a su marido físicamente,
emocionalmente, mentalmente y espiritualmente. Ella es el complemento del hombre. Ella
debe ser su ánimo y aquella que le conforta.

Necesitamos tener en cuenta que el rol como esposas tiene el potencial de hacer o deshacer a
nuestros esposos

Proverbios 12:4 
La mujer virtuosa es corona de su marido;

Mas la mala, como carcoma en sus huesos.

Proverbios 31:11-12
11 
El corazón de su marido está en ella confiado,
Y no carecerá de ganancias.
12 
Le da ella bien y no mal
Todos los días de su vida.
Proverbios 31:28
28 
Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;
Y su marido también la alaba:
1) Respétalo. “En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí
mismo, y que la mujer respete a su marido”,  Efesios 5:33. 

2) No le critiques ni le ridiculices.

3) Sé agradecida y expresa esa gratitud de diferentes maneras.

4) Dile lo que admiras de él y dile que lo amas. Estamos muy equivocadas cuando
pensamos que los hombres no necesitan oír que les amamos.

5) Pon atención a los pequeños detalles, algún regalo inesperado, alguna cena sorpresa, etc.

6) Arréglate para él, no descuides tu aspecto físico.


7) Busca tiempo para estar a solas con él. 

Si tienen hijos, intenta pasar tiempo con él en intimidad. Hemos de invertir tiempo en nuestra
pareja a lo largo de la vida, en todas las etapas del matrimonio, desde el principio. Si nos
volcamos en nuestros hijos como lo más importante de nuestra casa, la pasaremos mal cuando
llegue el tiempo del nido vacío, por eso debemos lograr una unidad y acoplamiento para poder
disfrutar de la convivencia en la madurez. Tenemos toda una vida para trabajar la relación, para
disfrutar de nuestra pareja a lo largo del matrimonio hasta que los dos seamos viejos. Una de
las imágenes más hermosas para mí es ver a una pareja de ancianos paseando tomados de la
mano.

8) Ora por él y con él.  

Sé que es difícil empezar si no tienes esa costumbre, pero sería bueno que lo hablaras con tu
pareja y buscaran un tiempo de leer la Biblia y orar juntos cada día. Mi esposo y yo antes de
casarnos, cuando ya estábamos comprometidos y en el colegio bíblico, decidimos empezar a
orar juntos y comenzar cada día poniendo al Señor primero y encomendando nuestras vidas en
manos de Dios. ¡Esto no tiene precio! Descubrimos la Palabra de Dios juntos, comentamos las
obras de Dios y oramos a Dios por los asuntos o problemas familiares o de iglesia. Debemos
buscar construir nuestro hogar sobre la Roca, que es Cristo y su Palabra.

9) Sé una mujer sumisa.

“Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor”, Efesios 5:22.

“Mujeres, estén sujetas a sus maridos, como conviene en el Señor”, Colosenses 3:18.

“Asimismo ustedes, mujeres a, estén sujetas a sus maridos b, de modo que si algunos de
ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la
conducta de sus mujeres ”, 1Pedro 3:1.

Como mujeres cristianas, este es el mandato del Señor. Reconozco que es un tema complicado,
pero hay que ponerlo en práctica. Creo que muchas veces se ha malinterpretado, y muchos
hombres han sido machistas o déspotas con sus mujeres usando este principio como excusa.

Quiero dejar claro que sumisión no es subyugación. Es un asunto que tiene que ver con los
diferentes roles dados por Dios al hombre y a la mujer. El hombre es nuestra cabeza como
Cristo es la cabeza de la iglesia.      
10) No descuides las relaciones sexuales.

1 Corintios 7:3-5 
El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer

con el marido.

La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni


tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.

No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo


consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a


juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra
incontinencia.
“Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer lo cumpla con
el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y
asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No se
priven el uno del otro, excepto de común acuerdo y por cierto   tiempo, para dedicarse a
la oración. Vuelvan después a juntarse, a fin de que Satanás no los tiente por causa de
falta de dominio propio”, 

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