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prematuros. Introducción.
Introducción
En estudios anteriores sobre el desarrollo inicial de los niños
prematuros, se ha encontrado que estos pueden presentar
diferencias en relación con los niños nacidos a término en
diferentes áreas desde el comienzo del desarrollo. Así, se ha
encontrado que los niños prematuros presentan peor maduración
neuroconductual que los niños nacidos a término en
todas las dimensiones evaluadas por la escala Brazelton
(NBAS) (Wolf y cols., 2002), y que estos peores resultados
cuando son neonatos predicen, en parte, peores resultados
en etapas posteriores, incluido el desarrollo del lenguaje a
los 5 años (Ohgi y cols., 2003; Allen, 2008). Sin embargo, en
otros estudios no se ha encontrado una di cultad neuroconductual
generalizada de los niños prematuros, ni siquiera en
aquellos de más bajo peso al nacer o menor edad gestacional
(EG) (Pérez-Pereira y cols., 2010). Es posible que diferencias
en la selección de las muestras (unas incluían a bebés con
trastornos adicionales, mientras que otras no) o la intervención
temprana que se lleva a cabo en las unidades de neonatos
tengan in uencia en los resultados hallados.
Investigaciones anteriores sobre desarrollo del lenguaje
de los niños prematuros hasta los 30 meses de edad (que es
el foco de interés de esta investigación) han hallado resultados
controvertidos.
En una de las primeras investigaciones realizadas, Menyuk,
Liebergott, Schultz, Chesnik y Ferrier (1991) no encontraron
diferencias entre un grupo de 26 niños prematuros y
27 nacidos a término; 12 de los niños prematuros tenían menos
de 1.500 g de peso. Se estudió a la mitad de los niños
desde el nacimiento y la otra mitad desde los 9 meses, y en
todos los casos, hasta los 3 años. Los autores recogieron
muestras del lenguaje en las casas de los niños participantes
cada 2 meses; además, las madres llevaban un diario del
desarrollo léxico de sus hijos, a quienes también se evaluó
periódicamente con pruebas diseñadas por los autores. Finalmente,
se evaluó a los niños con diversas pruebas estandarizadas
al nal del estudio (3 años de edad). El desarrollo
cognitivo de los dos grupos fue evaluado periódicamente
con pruebas estandarizadas (véase Menyuk, Liebergott y
Schultz, 1995, para una detallada descripción de los instrumentos
empleados en esa investigación). Menyuk y cols.
(1991) no encontraron diferencias en los patrones de evolución
léxica, ni en comprensión ni en producción, ni tampoco
en la dimensión cognitiva entre los niños prematuros (PR) y
los nacidos a término (NT). Tampoco hubo diferencias entre
el grupo de NT y de PR en la evaluación nal realizada con
pruebas estandarizadas de lenguaje. Solamente se encontraron
diferencias entre los niños NT y los PR de muy bajo
peso (MBP) (< 1.500 g) en dos medidas del lenguaje al nal
del estudio (3 años): la puntuación obtenida en el Sequenced
Inventory of Communicative Development (Hendrick,
Prather y Tobin, 1984) para lenguaje receptivo y expresivo.
Sin embargo, la puntuación de los niños de MBP estaba dentro
del intervalo normal en estas dos medidas. Aunque Stolt,
Haataja, Laoinleimu y Lehtonen (2009) comentan que el
grupo de NT del estudio de Menyuk y cols. (1991) presentaba
un desarrollo léxico por debajo de las normas aportadas
por Fenson y cols. (1994) a partir del Communicative Development
Inventory (CDI), hay que tener en cuenta que las
medidas empleadas por Menyuk y cols. (1991) eran diferentes
del CDI, por lo que no serían aplicables los datos normativos
del CDI. En el análisis de regresión aplicado, Menyuk y
cols. (1991) observaron que, mientras que para los niños