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1. El movimiento obrero.

El movimiento obrero es un movimiento social que consiste en las actividades de las agrupaciones
de empleados fabriles que se movilizaron en un plan de lucha para lograr obtener derechos y
condiciones laborales que hasta entonces no habían tenido.
Todo esto aconteció a partir de que se produjera la Revolución Industrial en el siglo XVIII y se
impulsara el capitalismo como modelo económico.
2. Causas que impulsaron los primeros movimientos.
El movimiento obrero surgió a partir del gran cambio social, político, técnico y económico que
supuso el desarrollo de la industrialización en Inglaterra. A partir de la industrialización se produjo
un éxodo masivo de los campos a las ciudades a causa de la ley de los Enclosures que dejaron a una
cantidad muy elevada de campesinos sin tierras que cultivar. Las ciudades se convirtieron enseguida
en la única salida para todos aquellos pequeños agricultores, ahora sin medios para subsistir.
Los señores burgueses colocaron sus naves y minas a las afueras de los núcleos urbanos, y
los campesinos que decidían obtener un empleo allí, construían sus viviendas en torno a la gran
fábrica. Así se creaban los primeros barrios obreros.
En primer lugar, la sociedad de clases, cada vez más injusta, se dividía en la clase burguesa
y la clase obrera. Las diferencias entre ambas clases eran evidentes: las viviendas burguesas,
magníficas y situadas en barrios estéticos y dotados de infraestructuras, contaban con todas las
comodidades y lujos. Otra suerte corrían los obreros de las fábricas, que vivían en barrios sin agua,
luz o alcantarillado, en viviendas, a menudo compartidas con más de una familia. No tenían ningún
tipo de organización mínima y fue foco de todo tipo de enfermedades. Por culpa de la pobreza y la
explotación en la que eran obligados a sobrevivir, se fomentó el alcoholismo y la prostitución, que a
su vez era también núcleo de graves enfermedades como la gonorrea, la sífilis y otras infecciones de
transmisión sexual.
La situación del proletariado en el ámbito laboral era aún peor. Las jornadas de trabajo
oscilaban entre las doce y las catorce horas diarias, por un salario precario que apenas les daba para
subsistir. Los capataces tenían permiso para agredir a los empleados y las penalizaciones por
perjudicar a la producción para salvarse de algún accidente, en ocasiones incluso mortal, eran muy
severas. Los dueños de las fábricas veían a los obreros como entidades sustituíbles y prescindibles,
y por supuesto miraban siempre por pagar el mínimo sueldo por el triple de trabajo. Un ejemplo de
ello era el trabajo femenino e infantil.
Sin embargo, a pesar de todas estas injusticias y explotaciones que sufría la clase obrera, el
proletariado no tenía ningún tipo de protección social. Su trabajo peligraba en todo momento: en
caso de enfermedad o accidente laboral, el empleado era despedido sin ninguna indemnización o
derecho.
3. Ideologías que ayudaron el desarrollo de los movimientos.
Mientras la clase obrera sufría las injusticias del capitalismo, una serie de pensadores y filósofos
comenzaron a movilizarse con sus ideas y sus propuestas en favor del proletariado.
En primer lugar señalamos el Socialismo Utópico, filósofos influidos por el ilustrado
Rousseau y se desarrollaron entre 1815 y 1848. Babeuf, Blanqui, Fourrei, Caber y Owen fueron los
protagonistas del utopismo y propusieron ideas como la creación de una sociedad perfecta e ideal,
en la que todos se relacionasen en paz y en claves de igualdad. Se oponían a las acciones violentas,
por lo que rechazaban las revoluciones o las huelgas; sin embargo, denunciaron y desenmascararon
los perjuicios del capitalismo aunque no realizaron ningún análisis profundo de las causas.
Por el contrario, Karl Marx y Friedrich Engels examinaron minuciosamente la sociedad
capitalista indagando en sus contradicciones y planteando soluciones y medios para destruirla. El
socialismo científico era mucho más pragmático y realista, esforzándose por entender aquello que
querían aniquilar para hacerlo de la forma más inteligente.
Karl Marx público en 1848 el famoso Manifiesto comunista. En este documento se
denunciaba al capitalismo por basar sus ganancias en la propiedad privada y la explotación,
defendía la organización obrera y la revolución para conquistar el Estado y proponía implantar un
gobierno obrero sin clases y acabar con el liberalismo económico y la propiedad privada.
Por último, los anarquistas coincidían con Marx en la abolición del capitalismo y las ideas
socialistas, sin embargo, diferían en el método. A pesar de ser tan cercanos, llegaron a ser
irreconciliables antagonistas. Proudhon y Bakunin fueron los máximos exponentes de este
pensamiento, y su área de mayor influencia se situaba en las zonas menos industrializadas—España,
Italia y Rusia—. El anarquismo rechazaba cualquier tipo de gobierno o autoridad, y por otro lado,
defendía la revolución como la única vía para llevar a cabo los cambios sociales y políticos
necesarios, aceptando el uso de la violencia. Algunos fueron recordados como autores de muchos
atentados terroristas que se llevaron acabo en la época por su ideología agresiva y salvaje. En
España, entre los atentados más graves se encontró el de 1906 en el centro de Madrid contra el rey
Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia y en 1912, el asesinato de José Canalejas, presidente del
gobierno, en un tiroteo en Puerta del Sol.
4. Movimientos obreros.
La primera etapa fue la denominada ludismo. Esta fue la más desordenada y radical de todas, que
abarcó desde 1800 hasta 1830. Bajo el descontento de los trabajadores por las condiciones laborales
que atribuían al hecho de emplear maquinaria moderna, se empezó a crear una revuelta popular que
culminó en el asalto a las fábricas para destruir las máquinas. Finalmente, en los puntos donde el
movimiento era más fuerte y radical, el gobierno se vio obligado a actuar.
Casi a la vez que el ludismo, surgió el primer movimiento político de trabajadores, el
cartismo, que estuvo activo desde 1838 hasta 1848. Comenzó a raíz del documento que enviaron al
Parlamento Británico—Carta del Pueblo—en el que pedían el sufragio universal masculino y la
participación activa de la clase obrera en la vida política. Esta iniciativa, aunque buena, pronto se
vio disuelta a raíz de la Revolución de 1848, además de las separaciones internas entre moderados y
radicales.
A medida que el movimiento fue desarrollándose, fueron apareciendo otro tipo de
organizaciones que, a pesar de ser en su mayoría clandestinas, apostaban por una solución más
pacifista. Estas fueron las primeras asociaciones de Socorros Mutuos, que se centraron en ofrecer
protección a los artesanos y ayuda a los trabajadores y a sus familias.
5. Organizaciones surgidas por la causa obrera.
En primer lugar surgieron los sindicatos, asociaciones de trabajadores que velaban por los intereses
de los obreros. Se ocupaban de asistir a los trabajadores en caso de enfermedad o paro y actuaban
como representantes de los colectivos obreros para exigir mejoras o dar la cara ante injusticias
laborales. Estos sindicatos se valieron de las huelgas. En España triunfó primero el UGT (1888), y
más tarde el CNT (1910).
A pesar de la buena labor sindical, muchos obreros solo veían posibilidad de cambio en la
inclusión política. Así nacieron los partidos obreros socialistas. En Gran Bretaña, el Partido
Laborista (1906), y en España, el PSOE (1879).
Sin embargo, en 1864 se convocó una reunión en Londres de partidos obreros, sindicatos,
entidades socialistas, anarquistas y todo tipo de asociaciones obreras. Esta organización se
denominó Primera Internacional, y surgió como medida para luchar conjuntamente contra el
capitalismo y por la defensa obrera. No obstante, los partidarios del marxismo se opusieron a los
partidarios del anarquismo, convirtiéndose en enemigos casi irreconciliables. Esta situación llevó a
la disolución de la Primera Internacional en 1876.
La Segunda Internacional tuvo su comienzo en 1889, y estuvo compuesta en su mayoría por
partidarios del socialismo. Sus principales objetivos fueron la mejora de la calidad de vida de los
obreros, así como del trabajo y las jornadas laborales, y ejercer de representación política para toda
la clase obrera. Fue en esta organización en la que se fijaron algunos símbolos del trabajo
legítimamente, como es el Primero de Mayo. A pesar de todo, en el siglo XX sufrió una división
entre los socialistas moderados y los más radicales.
6. Consecuencias del movimiento obrero.
En primer lugar, consiguieron reducir la jornada laboral a ocho horas. El primer país que lo
estableció legalmente fue España, en la Huelga de la Canadiense en 1919, a partir del despido
injustificado de siete empleados de un departamento de la compañía La Canadiense, en Barcelona.
De esta insignificante situación, toda la ciudad catalana se unió a la causa por las condiciones tan
injustas por las que tenían que pasar los trabajadores.
Sin embargo, esta no fue la única medida que lograron obtener los obreros tras su lucha
contra el capitalismo, entre otras se encuentra la obligación de los empresarios a asegurar a sus
empleados (Seguridad Social), cuya ley fue aprobada en 1883 en Alemania; además del derecho a
baja por enfermedad y maternidad, prohibición del trabajo infantil, salarios mínimos, finiquitos en
los despidos, entre otros, y más adelante, obtuvieron derecho a días de asuntos propios, vacaciones
reguladas por la ley, pagas extra, etc.

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