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Manfred Max-Neef1
1. Antecedentes e introducción
2. Aclaración de conceptos
2.1 Disciplinariedad
2.2 Multidisciplinariedad
2.3 Pluridisciplinariedad
2.4 Interdisciplinariedad
Gráfica 1
Disciplinariedad
(especialización en aislamiento)
Multidisciplinariedad
(Sin coorporación)
Pluridisciplinariedad
(Coorporación sin coordinación)
Interdisciplinariedad
(Coordinación desde un nivel conceptual más elevado)
Gráfica 2
Interdisciplina de valores
Ética
Planificación Política
Interdisciplina normativa
Políticas
Medicina
Agricultura
Gráfica 3
Matemá- Sociolo-
tica Física Química Geología Suelos Ecología Fisiología Genética Economía
gía
2.5 Transdisciplinariedad
mar. Lo que este nivel no nos dice es si nuestras capacidades deberían imple-
mentarse. Frecuentemente el peligro es que hagamos las cosas simplemente
y exclusivamente porque sabemos cómo hacerlas. El lenguaje organizador de
este nivel es la cibernética, y hace énfasis sólo en las propiedades mecánicas
de la naturaleza y de la sociedad.
El nivel normativo pregunta y responde la cuestión: “¿es esto lo que
queremos hacer?”. En las sociedades democráticas, las preguntas normalmente
se someten a votación. Un buen ejemplo es la aplicación de las valoraciones
ambientales de impacto que se originaron como consecuencia del movimiento
medioambiental.
Se pueden identificar resultados positivos similares como resultado del
movimiento feminista. Éste y otros son ejemplos claros de personas que tienen
la capacidad de influir directamente para que aquello que deseen que ocurra en
su entorno. El lenguaje organizador de este nivel es la planificación.
El nivel de valores pregunta y responde: “¿Qué deberíamos hacer?” o,
mejor aún, “¿Cómo deberíamos hacer lo que deseamos hacer?”. Este nivel va
más allá del presente y de lo inmediato. Apunta a generaciones que aún ven-
drán, hacia el planeta como un todo y a una economía “como si la gente fuera
lo más importante”. Al hacer explícita la preocupación global para la especie
humana y la vida en general, el lenguaje organizador, como sugiere Schultz,
debería ser una suerte de ecología profunda.
No es necesario decir que no existen universidades transdisciplinarias.
En el mejor de los casos hallamos esfuerzos interdisciplinarios en vigencia,
pero fundamentalmente son experiencias aisladas que no se hallan integradas
dentro de la estructura universitaria. Los departamentos, los institutos y facul-
tades siguen organizándose en torno de disciplinas aisladas.
Además, en tanto la influencia del discurso económico convencional
incremente la creencia en la eficiencia del mercado, es claro que se excluirán
los juicios éticos, políticos y de valores, o se descartarán en el camino. Se pre-
sume que la economía, tal cual se sigue enseñando en las universidades, es una
ciencia libre de valores. De hecho, el argumento sustenta que la “intromisión”
de los valores distorsiona el proceso económico.4
4 Observando más de cerca, ésta es una presunción bastante sorprendente pues si así fuera,
el proceso económico estaría determinado por leyes naturales en lugar de ser el resultado
de la acción humana.
los cimientos de la transdisciplinariedad 199
Por lo tanto, no debería sorprender por ejemplo, que los esfuerzos por
vencer la pobreza tiendan sistemáticamente a fracasar. Al contrario de tales
asunciones ingenuas, debería ser obvio que si no se explicitan los principios
éticos y los valores que deberían conformar una sociedad orientada hacia el
bien común, no se podrán diseñar con éxito políticas que sean coherentes con
el desafío. De hecho, las políticas denominadas de erradicación de la pobre-
za, que tanto abundan en todo el mundo, por lo general no son políticas sino
simples mecanismos que estimulan la actividad económica bajo la asunción
de que la simple activación llevará a la solución del problema. Si la equidad
y los componentes del bien común de hecho se especificaran en términos de
propósitos concretos (como políticas) en lugar de quedarse como retórica para
los tiempos de elecciones, el rol asumido del mercado como orientador supremo
de la actividad económica se limitaría a aquello para lo cual es realmente útil
y eficiente, es decir, no para vencer la pobreza.
Para resumir, y retomando la pirámide transdisciplinaria, nos daremos
cuenta que la mayoría de nuestras acciones no son más que combinaciones
entre niveles inferiores.
En términos de comportamiento, nuestra pirámide carece de cabeza, y en
tanto no le pongamos una, no podremos confrontar exitosamente las grandes
problemáticas de nuestro siglo nuevo.
“¿Cómo hacer esto?” Ciertamente no es fácil. Primero, es casi imposible
cambiar radicalmente la estructura de la universidad. Las resistencias internas
pueden resultar imbatibles, ya que las rencillas dentro de las cuales se construye
el prestigio académico se defenderán vigorosamente contra cualquier cambio
estructural.
Resulta bastante sorprendente si nos damos cuenta que hace casi 300
años atrás, Leibniz expresó esta hostilidad hacia las universidades, pues su
organización en términos de facultades impedía la expansión del conocimiento
a través y más allá de las disciplinas. El cambio es necesario y, a pesar de todas
las dificultades existentes, sólo puede venir desde dentro de la universidad,
mediante la acción y la cooperación entre académicos ilustrados. De hecho,
podemos detectar que tal proceso ya se encuentra en efecto aquí y allá.
200 Ciencias, diálogo de saberes y transdisciplinariedad
3. La epistemología de la transdisciplinariedad
como propone Goethe. En este último sentido, uno debe reconocer con ho-
nestidad que los innovadores en todos los campos, ya sea en las ciencias o las
artes, muchas veces se apoyan en la intuición para llegar a una solución para
los problemas que les ocupan. Sin embargo, lo raro es que cuando comparten o
exhiben sus resultados a sus colegas, existe la tendencia de reducir los hallazgos
que expresan a aproximaciones reduccionistas y racionales.
Pareciera que prevalece una rara forma de timidez, en el sentido que
confesar la contribución de la intuición pueda percibirse y ridiculizarse como
si fuera una exposición indecente que no es válida para un verdadero científi-
co. Einstein, quien podía darse el lujo de estar por encima y más allá de esta
timidez, declaró que “la mente intuitiva es un don sagrado y la mente racional
es un sirviente fiel. Hemos creado una sociedad donde honramos al sirviente
y olvidamos el don”.
“Cuando Niels Bohr, el ilustre físico danés, recibió un título de nobleza
del rey de Dinamarca, como tributo a sus contribuciones trascendentales a la
ciencia y la cultura de su país y del mundo, se le pidió que haga sugerencias
para el diseño de su cota de armas. Él solicitó colocar en el centro el símbolo
taoísta del ying y el yang y, debajo, la oración: Contraria sunt Complementa.
A través de este acto, reveló la esencia de la verdad más trascendental que su
sabiduría le permitió entender”. (Mallman et al., 1979)
“En tanto la naturaleza participa en el ser del mundo, uno también tiene
que asignar una dimensión ontológica al concepto de la realidad. La naturaleza
es una fuente inmensa, inagotable de lo desconocido que justifica la existencia
misma de la ciencia. La realidad no es meramente una construcción social, el
consenso de una colectividad o una suerte de acuerdo intersubjetivo. También
tiene una dimensión transubjetiva, al grado que un simple hecho experimental
puede arruinar la teoría científica más hermosa” (Nicolescu, 2000).
Por nivel de realidad entendemos una serie de sistemas que son invaria-
bles al respecto de la acción de ciertas leyes generales.
Una vez más, la física cuántica revela que las entidades cuánticas se
hallan subordinadas a las leyes cuánticas que difieren radicalmente de las
leyes a las que se somete el mundo macro físico. Una vez más, como señala
Nicolescu, “dos niveles de realidad son distintas si, al pasar de uno a otro,
existe una ruptura en las leyes y una ruptura en conceptos fundamentales
como, por ejemplo, la causalidad” (Nicolescu, 2000). Hasta ahora, no se halló
una formalización matemática rigurosa que interprete el tránsito de una a otra
realidad (hasta podríamos decir de un mundo a otro). Sin embargo, existen
indicaciones matemáticas en el sentido que el tránsito del mundo cuántico al
mundo macro físico no es continuo. La discontinuidad que se manifiesta en
el mundo cuántico también se manifiesta en la estructura de los niveles de la
realidad.
De ello –y esto es fascinante– podemos extraer que coexisten al menos
dos mundos.
La coexistencia de dos mundos, tal cual revela la ciencia hasta ahora,
coincide con muchas visiones similares que emergen de algunas religiones,
tradiciones y creencias cuando se trata de buscar en lo más profundo de nuestro
universo interno. La creencia en mundos paralelos es algo que yo personalmente
expreso de la siguiente forma: “existe un mundo que uno debe ver para creer,
y existe otro mundo en el cual uno tiene que creer para ver”.
Varios filósofos del siglo XX especularon en torno a distintos niveles
de percepción de la realidad y de realidades multidimensionales. Entre éstos
hallamos a Husserl. El filósofo anglo-alemán Karl Popper y el neurobiólogo
John Eccles, galardonado con el premio Nobel, especularon juntos durante los
últimos años de su vida acerca del enigma entre el cerebro y la mente (Rodríguez,
2004). Finalmente propusieron una teoría filosófica acerca de tres mundos. El
Mundo 1 contiene todos los objetos y los estados físicos, incluyendo el cerebro.
204 Ciencias, diálogo de saberes y transdisciplinariedad
El lema de Niels Bohr era Contraria sunt complementa. Esto quiere decir: “Día
y noche, partícula y onda, sol y luna, masculino y femenino, razón y emoción,
lógica e intuición, materia y espíritu, pragmatismo y misticismo, disciplina y
transdisciplina, no como dicotomías sino como complementos que convergen
y se fusionan sin perder sus identidades”.
El Occidente definió su cultura caminando por un solo lado del camino:
los humanos, confundidos por el sol y el día, impusieron la razón y la lógica;
los cimientos de la transdisciplinariedad 205
1. El axioma de la identidad: A es A.
2. El axioma de la no contradicción: A no es no A.
3. El axioma del medio excluido: No existe un tercer término T que sea,
simultáneamente, A y no A.
5 Creo que este enunciado de Nicolescu (2000) merece reconocerse como una ley. Éste
es el caso para la Segunda Ley de la Transdisciplinariedad que se propone más adelante.
los cimientos de la transdisciplinariedad 207
5.3 La complejidad
en este sentido por más de veinte años. Entre otras cosas, él propone una re-
formulación radical de nuestra organización del conocimiento, considerando
su creciente complejidad. La idea es desarrollar una suerte de pensamiento
recursivo7 es decir, un pensamiento que es “capaz de establecer bucles de
retroalimentación en términos de conceptos tales como totalidad/parte, orden/
desorden, observador/observado, sistema/ecosistema, de tal forma que per-
manecen simultáneamente complementarias y antagonistas” (Morin, 1992).
A primera vista, la propuesta de Morin parece ser una tarea imposible.
Sin embargo, una vez que entendemos e integramos, dentro de nuestra forma
de ver el mundo, los distintos niveles de realidad y su lógica asociada del
medio incluido, tanto la visión y la forma en que se debe proceder se hacen
claras. El principio fundamental es no separar los polos opuestos de las muchas
relaciones dipolares que caracterizan los comportamientos de la naturaleza y
de la vida social. Tal separación, normal dentro del pensamiento racional y su
lógica lineal correspondiente, es de hecho artificial, ya que ni la naturaleza ni
la sociedad humana funciona en términos de relaciones monopolares. Nuestra
insistencia en simplificar artificiosa e ingeniosamente nuestro conocimiento
de la naturaleza y las relaciones humanas es la fuerza tras las disfunciones
crecientes que provocamos en las interrelaciones sistémicas de tanto los eco-
sistemas y la fibra social.
Como ya señalamos, el discurso desarrollado hasta ahora en este ensayo
es más accesible (aunque no unánimemente) para aquellos involucrados con las
ciencias naturales, especialmente la física cuántica y la biología, que a quienes
cuyo límite del conocimiento se halla dentro de las ciencias sociales.
El caso más preocupante es el de la economía (que se halla comprometida
tercamente con la razón lógica) pues, al ser una disciplina que, en la práctica,
6. Resumen y conclusión
7. Coda
Dijo Lao Tzu hace 2.500 años atrás:
Treinta radiales comparten el núcleo de la rueda;
Es el vacío en el centro que la hace útil. Moldea la arcilla en una vasija;
Es el espacio interno que la hace útil.
Cortar puertas y ventanas para el cuarto, son los vacíos que lo hacen útil. Así
el bien viene de lo que ahí se encuentra, la utilidad viene de lo que no está ahí.