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LA OPOSICIÓN POLÍTICA AL RÉGIMEN

El sistema de la Restauración encontró diversos sectores sociales e ideológicos que hicieron más aguda la crisis de fin de
siglo.

En 1876, Carlos VII dejaba España tras haber sido derrotado en la Tercera Guerra Carlista. Dentro del carlismo surge una
nueva etapa representada por Cándido nocedal, quien llegó a presentarse a las elecciones de 1891 en el Partido
Integrista.

Los nacionalismos se originaron en la Revolución Liberal. Concretamente, el nacionalismo catalán se inicia en 1830 con
la “Reinaixença”, movimiento cultural y literario que no adopta tintes políticos hasta la I República, cuando el
federalismo se convirtió en la base del catalanismo político. Durante la Restauración, el republicanismo federal catalán
siguió como modelo de oposición con Valentí Almirall, pasando por los defensores de una Cataluña singular dentro de
una España plural (Unión Catalanista de 1891). Fue el catalanismo conservador quien acabó imponiéndose en 1890
gracias a intelectuales como Prat de la Riba, defensor de un nacionalismo burgués. Un año después se crea la Lliga
Regionalista, el primer gran partido catalán.

El nacionalismo vasco, sin embargo, tiene sus orígenes en 3 principios: el fuerismo, las guerras carlistas y la
industrialización. El líder militar carlista Sabino Arana fundó en 1894 el “Euskaldun Batzokiza”, una sociedad católica
muy cerrada, núcleo del futuro PNV. Arana reivindicaba la raza, la lengua y las costumbres tradicionales, con un claro
carácter xenófobo hacia los inmigrantes que llegaban de toda España (por el auge de la industria). Otros nacionalismos
de menos peso como el gallego o el valenciano se mantuvieron en un tono literario y cultural hasta el siglo XX.

Tras el fracaso de la I República el republicanismo derivó en 4 corrientes que intentaron unirse sin éxito: el Partido
Posibilista de Emilio Castelar, más moderado y cuya base social eran las clases medias y la burguesía que apoyó la
revolución de 1868; el republicanismo radical de Ruiz Zorrilla y Nicolás Salmerón (líder del Partido Centralista),
inspirado en el kraunismo y en los principios de la Institución Libre de Enseñanza; y el Partido Federal de Pi i Margall,
único partido republicano que se mantuvo unido hasta 1931.

El movimiento obrero estuvo representado fundamentalmente por el PSOE, fundado en 1879 por Pablo Iglesias y
legalizado en 1881 durante el gobierno de Sagasta. En 1888 se fundó la UGT, sindicato socialista. Aún así, la ideología
más influyente era el anarquismo, introducido durante el Sexenio por el italiano Giuseppe Fanelli. Su oposición a toda
forma de poder, la acción violenta y el ataque a las instituciones del Estado hicieron de él una seria amenaza. La Mano
Negra sembró terror en Andalucía en la década de 1890, el rey Alfonso sufrió un atentado y Cánovas fue asesinado a
manos de un anarquista italiano en 1897.

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