Está en la página 1de 34

COLECCIONES

Feminismo y

Teología Cristiana

Una oportunidad de encuentro

Carla E. Ferreyra, M. Celeste Palladino,

Silvina Repullo y Chiara D. Sumavil


COLECCIONES

¡Esperamos que esta publicación sea de tu agrado!

Desde la Asociación Civil Ecclesia Joven hemos decidido publicar

estas “Colecciones Siempre Reformándose” con el afán de difundir

gratuitamente escritos, artículos, ensayos y pensamientos de diferentes

autores y autoras que nos acompañan en el viaje de compartir buena

literatura. Queremos seguir comprendiendo, junto a ustedes, más

profundamente a la Iglesia y los temas que a ella conciernen.

El nombre de estas “Colecciones” proviene del movimiento de reforma

doctrinal y eclesiástico que comenzó hace 500 años, cuyo lema es: “la

iglesia reformada, siempre reformándose conforme a la Palabra de

Dios”. Creemos que no se trata de un simple lema sino de una idea rectora

que debe primar en la iglesia actual y de todos los tiempos.

Los escritos que componen esta serie están destinados a la reflexión

teológica para fines prácticos. Con ellos abordaremos una gran variedad

de temas vinculados a la fe cristiana que nos ayuden a tener una mirada

integral y contextualizada de la iglesia y sus prácticas.

El equipo de redacción está conformado por teólogos, artistas,

profesionales y líderes cristianos de diversas corrientes de pensamiento.

Nuestro mayor anhelo es que este proyecto literario sea útil para inspirar

a los creyentes a vivir una vida centrada en Cristo de manera integral.

Ecclesia Joven

¡Gracias por descargar este libro!

Consultá nuestro catálogo de e-books gratuitos en:

www.siemprereformandose.com.ar

Esperamos tus opiniones y comentarios.

2
COLECCIONES

Feminismo y

Teología Cristiana

Una oportunidad de encuentro

Carla E. Ferreyra, M. Celeste Palladino,

Silvina Repullo y Chiara D. Sumavil

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons

Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

3
- FEMINISMO Y TEOLOGÍA CRISTIANA -

CONTENIDO

¿Cómo empezar a hablar del tema?

Una breve introducción 5

¿Qué es el feminismo?

Escuchar un grito de vida 8

¿Qué es la Teología Feminista?

Construyendo relaciones de hermandad 11

¿Existe un feminismo cristiano?

Romper el tabú 14

¿Cuáles son sus búsquedas?

El sueño de una Iglesia de iguales 17

¿Cuáles son sus logros?

Lo que nos anima a caminar 20

¿Cuáles son sus límites?

Advertencias para no ser islas 22

¿Cuáles son los desafíos?

Una propuesta de esperanza es posible 25

Conclusión

Oportunidades para seguir dialogando 28

4
¿CÓMO EMPEZAR A HABLAR DEL TEMA?

Una breve introducción

“Yo venía haciendo lo que 'debía' estar haciendo, y entonces,

inesperadamente, me desperté. Choqué con la desigualdad (...) y este

choque lo cambió todo”. Sue Monk Kidd

Hablar de teología y de feminismo, en muchos espacios

cristianos resulta impensable hasta el día de hoy. Los

medios de comunicación masivos, los prejuicios, la

generalización y el desconocimiento han llevado a que

muchas personas consideren que el feminismo es malo,

incluso “anticristiano”. Nosotras, mujeres, amigas y

hermanas por elección, proponemos en estas páginas una

reflexión que muestre otro rostro del feminismo: el de las

mujeres cristianas que hacemos teología feminista porque

la vivimos profundamente vinculada a nuestros valores

evangélicos.

Del modo más sencillo posible hemos buscado sintetizar y

explicar algunos conceptos claves respondiendo preguntas

que surgen a menudo cuando hablamos de estos temas.

Nuestro actual pensamiento es fruto de un camino que

hemos ido recorriendo primero solas, luego en

comunidad, junto a otros, mientras que nos nutrimos de la

reflexión de muchas teólogas feministas que nos

precedieron. Somos conscientes de que posiblemente en

algunos años, miremos estas palabras y pensemos en todo

lo que faltó… pero es un acercamiento, un primer paso

para quienes quieren iniciarse en estos temas.

5
No es necesario haber estudiado teología para comprender

lo que queremos compartir, porque creemos que el hecho

de que haya distintas personas pensando la fe cristiana

desde diferentes perspectivas, es parte de una buena

noticia que deseamos que se conozca y crezca.

Queremos aclarar que algunas de nosotras transitamos en

el pasado el momento de decir: “no soy machista ni

feminista”, como si habláramos de lo mismo en veredas

opuestas. Pero la vida y el Dios de Amor en el que

creemos, nos condujeron a cuestionar nuestras creencias,

repensarnos y encontrar en el feminismo un espacio de

liberación para todas las personas, donde responder de

algún modo a tantas injusticias cotidianas. Mientras que el

machismo, en sus múltiples formas, nos lastima hasta la

muerte, principalmente a las mujeres pero también a los

varones, el feminismo nos recuerda que todos tenemos la

misma dignidad.

Las feministas no luchamos “contra varones” sino a favor

de la igualdad, de un compañerismo real por el cual

acceder a los mismos derechos y oportunidades.

Profundizaremos sobre estos temas, pero lo aclaramos

porque entendemos que descubrir esto es parte de un

proceso.

Agradecemos de todo corazón a quienes se tomen un

tiempo de leernos y pensar con nosotras, incluso sintiendo

recelos sobre el feminismo pero con la intención de abrir

6
un diálogo. Esta es la teología en la que creemos, la que

dialoga, la que se deja interpelar por muchas voces, la que

primero escucha sinceramente antes de buscar una

respuesta de modo casi mecánico. Por ello, cada sección

de este pequeño libro fue armada en conjunto. Quien lea

notará que mezclamos sin temor distintos estilos de

escritura y diferentes formas de expresarnos, porque pese

a que cada una eligió algunas secciones para desarrollar,

todas las secciones las compartimos, debatimos,

construimos juntas… porque de esta manera es más

hermoso pensar, creer, vivir.

7
¿Qué es el feminismo?
Escuchar un grito de vida

“El feminismo no es un movimiento monolítico: es, más bien, un

caleidoscopio de puntos de vista y de perspectivas acerca de cómo lograr

el desarrollo de esa plena humanidad tan deseada”.

Nancy Bedford

Desde que las mujeres hemos sentido las consecuencias de

sistemas sociales y políticos desiguales, en los cuales por

el hecho de ser mujeres fuimos víctimas de la injusticia, la

marginación y la exclusión, han aparecido movimientos

de respuesta que podemos englobar en la categoría

feminista. El feminismo surge de la experiencia de

mujeres, que como consecuencia de la violencia y la

discriminación, nos organizamos en torno a un ideal de

relaciones igualitarias, en la búsqueda de una verdadera

promoción humana de mujeres y de varones, y sobre todo

de reconocimiento de nuestros derechos y de

visibilización de nuestras realidades.

Si bien estos movimientos se manifiestan a lo largo de la

historia, con más o menos fuerza, tomaron mayor

protagonismo en la época moderna. A partir de entonces,

el feminismo se ocupa de reivindicar la situación de las

mujeres desde los distintos ámbitos en donde sufrimos las

consecuencias de los privilegios de varones. Los

movimientos feministas resultan impulsados con múltiples

perspectivas. Así, actualmente se identifican con

8
diferentes adjetivos que caracterizan las tendencias que

los engloban: liberal, radical, de la diferencia, de la

liberación, antirracista, ecológico y muchos otros.

Además, adoptan una determinada característica a raíz del

lugar en que nos encontramos las mujeres y por ello

aparecen cualidades únicas en cada parte del mundo.

Recientemente ha surgido un interés renovado en los

movimientos feministas. Esto tiene lugar, en parte gracias

a la comunicación y a las posibilidades que ofrece la era

digital, pero también gracias a la toma de conciencia cada

vez mayor de mujeres y varones acerca de la necesidad de

erradicar todo tipo de violencia contra las mujeres y

grupos minoritarios. Estas violencias atentan contra

nuestra dignidad más esencial y se encarnan en todas las

formas de abuso posible culminando con la dramática

realidad del feminicidio: el homicidio sistemático de las

mujeres por el hecho de ser mujeres. En Latinoamérica,

este drama forma parte de la vida cotidiana de muchas

hermanas nuestras y su visibilización se convierte cada

vez más en una necesidad urgente.

Para comprender mejor el feminismo, o más propiamente,

los movimientos feministas, queremos destacar un

concepto que resulta sumamente valioso e iluminador: la

sororidad. Este término deriva de la palabra soror, que

significa hermana, pero nos conduce a una realidad que se

enriquece con el compromiso social y práctico entre

mujeres. La sororidad es un vínculo que se entiende como

9
experiencia de sostenimiento, compañerismo, solidaridad,

encuentro, promoción. A partir de éste, las mujeres

establecemos una alianza en la búsqueda de un cambio de

vida y una transformación del mundo en clave de justicia

y liberación. Nuestras relaciones sororas intentan terminar

con la competencia y la desconfianza impuestas por una

tradición marcadamente masculina. Buscamos realizar una

identificación en nuestras experiencias comunes de vida y

fortalecer lazos de colaboración en la realización personal

plena de unas y otras. Es un vínculo comprendido desde

un aporte común de ideales y búsquedas, pero también de

un aporte particular, que respete la individualidad y

promocione aquello que nos hace únicas. Nos recuerda

que no estamos solas, nos descubre fuertes, nos da la

esperanza que muchas veces se nubla.

10
¿Qué es la Teología

Feminista?
Construyendo relaciones de hermandad

“Ellas se identifican con Jesús porque Él se identifica con ellas”.

Ana María Tepedino

La teología feminista es una de las tantas formas que

existen de comprender el mensaje de Dios con una

perspectiva de igualdad entre mujeres y varones. Pero,

¿qué queremos decir con esto? La teología feminista

realiza una crítica y una propuesta a las realidades

contradictorias que vivimos las mujeres: por un lado, el

mensaje humanizador e inclusivo del Reino de Dios que

predicó Jesús, pero por otro, sociedades e iglesias donde

los vínculos no son vividos plenamente de manera

igualitaria entre varones y mujeres. No queremos

quedarnos en esta actitud crítica sino que la teología

feminista también es una propuesta profética, de

esperanza, y es por ello que buscamos nuevas formas de

vivir nuestra fe y nuestro vínculo con Dios.

Cuando hablamos de teología, entendida como el discurso

sobre Dios, hay que comprender que no existe una única

manera de realizarla, ni tampoco un único modo de hacer

teología feminista. Aunque hay antecedentes previos,

junto a los movimientos feministas antes mencionados

florecen las primeras reflexiones teológicas sobre las

11
mujeres y sobre lo femenino. En un primer momento esta

teología fue realizada por varones: pastores y sacerdotes,

eran los únicos que tenían espacio en el pensamiento

teológico. Luego, muchas mujeres consideradas como

"pioneras" fueron alzando sus voces cada vez más fuertes,

ocupando lugares influyentes hasta que comenzaron a

hacer sentir su presencia: las experiencias y los roles de

mujeres debían ser reflexionados principalmente por ellas

mismas.

Así fue como empezaron a desarrollarse las teologías

feministas, entendidas principalmente como la búsqueda

de igualdad. Aspiran a la esperanza de la realización del

Reino de Dios en la Tierra, en donde todas las formas de

vida sean posibles, encontrándonos un Dios que es Padre-

Madre y nos ama incondicionalmente.

La reflexión teológica de muchas mujeres surge de la

propia experiencia de fe: la vida en la comunidad, los

grupos de discipulado, parroquiales, grupos de oración,

entre otros. Partimos desde nuestro lugar como mujeres,

hijas, madres, amigas y hermanas para luego re-pensar

toda la teología. Es por ello que podemos hablar de una

teología contextual: desde nuestras vivencias, de la idea

de Dios, del vínculo con Jesús, del modo de relacionarnos,

para luego reinterpretarlo impulsadas por el Espíritu, de

un modo liberador y sanador.

Las teologías feministas tienen una intencionalidad

profundamente ligada al Evngelio, ya que buscan ser

12
profundamente ligada al Evangelio, ya que buscan ser

“Buena Noticia” para todas las personas. Buscan

visibilizar las realidades de los grupos excluidos y ofrecer

herramientas para que cada uno de ellos pueda recuperar

su voz en las reflexiones religiosas y en la sociedad. Por

ello, mujeres y varones quieren ser parte de un cambio

profundo. Creemos firmemente en un modo de hacer

teología que promueva a todas las personas integralmente,

construyendo vínculos de hermandad.

13
¿Existe un feminismo

cristiano?
Romper el tabú

“Si el cristianismo es fundamentalmente consecución e identificación

de y con Jesucristo; si en esto consiste la salvación y la plena

realización de los deseos del corazón humano, ¿Cómo puede la mujer

encontrar su lugar ahí, en plena fidelidad a su condición femenina?

¿Cómo no sentirse ciudadana de segunda clase en el Reino?”. 

M. Clara Bingemer

En base a lo compartido anteriormente podemos estar de

acuerdo en que la búsqueda del feminismo cristiano no

tiene objetivos distintos a los que el mismo Jesús tuvo

durante el desarrollo de su ministerio. Él se mostró

cercano a todas las personas. Por eso entendemos y

asumimos nuestra mirada feminista en completa armonía

con su mensaje de salvación. El problema es que muchas

veces las comunidades nos alejamos de los caminos que

Jesús dejó marcados.

A lo largo de la historia, las teólogas feministas hemos

tenido que enfrentar tradiciones y prácticas asumidas

como cristianas, y hasta lecturas de la Biblia, que nos

ponen en segundo lugar o nos califican como personas

inferiores. Afirmamos que para Dios no hay clases de

personas y es por esto que creemos que nos acompaña en

nuestra búsqueda de plenitud y realización como mujeres.

14
Darnos cuenta que muchas veces las voces de autoridad

de las iglesias tienen un discurso que compromete nuestro

desarrollo, nos exige una respuesta: permanecer y cambiar

nuestras tradiciones y comunidades cristianas, o romper

con ellas.

Como consecuencia, existen diversos tipos de teología

feminista según se vinculen, o no, a la tradición cristiana y

de acuerdo a diferentes contextos o dimensiones sociales

y/o religiosas:

Teología feminista cristiana reformista:

Estas mujeres mantienen su relación con la tradición

cristiana a la que pertenecen, ya sean católicas o

protestantes. Su principal rasgo distintivo es el intento de

buscar cambios dentro de las estructuras existentes.

Teología feminista cristiana reconstructiva:

Comparten con la anterior el compromiso fuerte con la

tradición cristiana y con el mensaje cristiano como

revelación para ellas, pero no comparten las respuestas

que da el grupo anterior a la posición secundaria que

viven las mujeres en las iglesias. Las teólogas de este

grupo visualizan una transformación en profundidad de

conceptos y prácticas, no sólo de las iglesias, sino también

de la sociedad.

15
Teología feminista radical o revolucionaria:

Este grupo está compuesto por teólogas que sostienen una

cultura centrada en las mujeres y pueden ser descritas

como “post-cristianas” o “thea-logas”. En su mayoría,

estas teólogas participaron en iglesias cristianas, pero su

conciencia feminista las ha llevado a concluir que el

lenguaje y simbolismo del cristianismo es

irremediablemente “machista” y no hay esperanza de

reforma o transformación. Ven como inútil todo esfuerzo

por mantener un diálogo con estas tradiciones. Al

considerarse post-cristianas se alejan del cristianismo y

mantienen lo que definen como una espiritualidad

feminista centrada en las mujeres.

A partir de aquí, nos concentramos en la descripción de

los dos primeros grupos que son los que, de alguna

manera, buscan que las palabras y las experiencias de las

mujeres puedan ser tenidas en cuenta en las iglesias

existentes.

Cabe la mención, aunque sea de forma sintética, que los

feminismos cristianos, como todo movimiento, se van

multiplicando y personalizando cada vez más. Así se

establecen diferencias que responden a características

étnicas, sociales, contextuales. Porque no es lo mismo ser

una mujer blanca en Estados Unidos que una mujer

trabajadora del campo en Perú, ninguna experiencia de

mujer es igual a otra.

16
¿Cuáles son sus búsquedas?
El sueño de una Iglesia de iguales

“Su comunidad de la mesa era inclusiva, y las mujeres (...)

compartían la alegría de la próxima venida del Reino de Dios”.

Elizabeth Johnson

Desde la práctica concreta de nuestro rol intentamos dejar

en evidencia la forma de interpretar algunos textos

bíblicos que tratan a las mujeres como inferiores o las

dejan de lado. Para esto, quienes hacemos teologías

feministas realizamos:

a) Un análisis histórico crítico serio de los textos

bíblicos y su contexto (análisis literario, retórico, fuentes,

tradición y redacción) intentando dar respuestas e

interpretaciones que sean liberadoras y “buenas noticias”

para las mujeres.

Este análisis se realiza para evitar hacer una conexión

lineal y errónea en la que un texto, que fue escrito hace

más de 2000 años para una audiencia en particular y con

intenciones particulares, pueda ser utilizado para fines de

dominación en la actualidad. Es el ejemplo de textos

como: “la mujer calle en la congregación” (1 Cor 14: 34);

la mujer “como vaso frágil” (1 P 3: 7); “las casadas estén

sujetas (sumisas) a sus esposos” (Ef 5: 22); “la mujer sólo

se salvará por ser madre” (1 Tim 2: 15). También en

tradiciones negativas acerca del rol de las mujeres

17
asociado a la figura de Eva, en los relatos del Génesis (1

al 3), o tradiciones que intentan infundirnos culpa por

identificar nuestros cuerpos de mujeres con un signo de

tentación y caída.

b) Una recuperación de tradiciones “olvidadas” que

presentan a las mujeres bajo una mirada diferente. Ésta

anima la posibilidad de una verdadera transformación de

las iglesias, donde puedan desarrollar roles públicos

protagónicos.

Al estudiar los textos del Antiguo Testamento se ha

llegado a la conclusión que en distintas etapas sociales y

políticas de Israel las mujeres y varones tenían roles más

paritarios dentro de la sociedad. Estos estudios se centran

en la recuperación de tradiciones olvidadas de mujeres

sabias, juezas y profetizas (2 Samuel 14: 20, Jueces 4), o

también en la figura de la mujer en Cantares y relatos

como el de Rut.

En textos del Nuevo Testamento, los estudios realizados

sobre los orígenes cristianos permiten reconocer que en el

cristianismo más primitivo, conocido como “movimiento

de Jesús”, las mujeres gozaban de una participación más

plena en la comunidad. En ella eran recibidas con libertad

y eran valoradas como personas. También eran

promovidas a ocupar funciones públicas, saliendo de lo

tradicionalmente asociado a su condición de mujeres

(reservado al ámbito doméstico), para ser miembros

18
protagónicos de la comunidad. En estas tradiciones un

grupo importante de mujeres, mencionadas en los relatos

de la pasión, es el que forma parte del círculo de

discípulos. Fueron quienes siguieron a Jesús en el

desarrollo de su ministerio desde Galilea hasta la Cruz y

en el anuncio de su Resurrección (Mc 15: 41; Mt 27: 55;

Lc 8: 1-3; Jn 20: 14-18; entre otros).

En los relatos de Hechos y en las Cartas Paulinas,

encontramos mujeres que fueron líderes y partícipes de las

comunidades y la expansión del cristianismo, que

fundaron y sostuvieron iglesias en sus casas. Como

ejemplos podemos nombrar: Ninfa de Laodicea (Col 4:

15); Apia que dirige la Iglesia de Colosas (Flm 1: 2);

Lidia en Filipos (Hch 16,15); Febe la diaconisa de la

Iglesia de Cencreas (Rom 16: 15); además de mujeres, que

junto a sus esposos, fundaron comunidades, como es el

caso de Priscila y Aquila (1 Cor 16: 19; Hch 18: 1-3 y 18-

26); y también tenemos el caso de Junia, llamada

“apóstol” en Rom 16: 7 a quien durante mucho tiempo los

intérpretes consideraron varón.

La búsqueda principal de estos estudios bíblicos es

recuperar el mensaje de Jesús, quien suscitó una

comunidad en la cual: “Ya no importa el ser judío o

griego, esclavo o libre, varón o mujer; porque unidos a

Cristo Jesús, todos somos uno solo”. Vino a ofrecernos a

todos y todas por igual la abundancia de vida y nos

advirtió que aunque “entre los paganos los gobernantes

de los gentiles se enseñorean de ellos, entre ustedes no

debe ser así” (Gál 3: 28; Jn 10: 10; Mt 20: 25-26).

19
¿Cuáles son sus logros?
Lo que nos anima a caminar

“Libertad (...) significa para nosotras algo así como un soplo de aire fresco

que penetra con más intensidad todas las partes de nuestro ser y nos

permite vivir de otra manera”.

Ivone Gebara

Como expresa el título, no podríamos estar hablando de

un camino sin tener la certeza de ir descubriendo en él,

con esperanza, los logros que se van generando. Esas

pequeñas conquistas causan un profundo impulso en

nuestras teologías y en nuestras propias vidas.

A menudo nos cuesta identificar lo que se considera como

un logro, ya que nos centramos en  lo que aún falta, lo que

sigue discriminando, alejando, lastimando. En esta

oportunidad creemos pertinente señalar brevemente

algunos cambios positivos y profundos alcanzados gracias

a las teologías feministas.

Un gran logro que podemos visualizar es la conformación

de espacios y encuentros de formación, y programas de

estudios que incentivan y animan a muchas mujeres en el

ámbito de la teología. En ellos se genera un diálogo con

otras disciplinas como la psicología, la sociología, la

antropología, la historia, entre otras, permitiendo

enriquecer las miradas feministas. A su vez, las teologías

feministas han propulsado la elaboración de reflexiones

20
teológicas-pastorales, trascendiendo y eliminando barreras

de etnias, culturas y religiones, para favorecer un

significativo intercambio.

Como antes mencionamos, los nuevos estudios e

interpretaciones bíblicas han permitido la valoración de

las mujeres y el descubrimiento de un mundo de imágenes

y símbolos femeninos. Así se reivindicaron los nombres

de aquellas mencionadas en la Biblia y que en muchas

ocasiones fueron desplazadas y olvidadas.

Desde el plano eclesial, las mujeres fuimos tomando de a

poco un lugar. Esto lo vemos reflejado en una mayor

participación en ministerios y oficios. En la tradición

protestante encontramos la ordenación de mujeres al

pastorado y diaconado, mientras que en la Iglesia Católica

hay un crecimiento naciente, una semilla de renovación

que trae mayor cantidad de mujeres presentes en la vida

de la Iglesia en diferentes lugares.

En el ámbito académico, participamos como estudiantes y

profesoras en materias teológicas, en distintos institutos y

universidades. Las mujeres asumimos cargos de gestión y

somos mencionadas en las citas bibliográficas. Esto es una

valoración a nuestra capacidad de reflexión científica.

Todos estos logros se fueron haciendo posibles gracias a

numerosas mujeres que no se dieron por vencidas frente a

las adversidades.

21
¿Cuáles son sus límites?
Advertencias para no ser islas

“Si  la  teología  quiere  ser  un  ejercicio  de  libertad  y 

liberación,  entonces nuestros  ojos  deben

estar aún más  abiertos”.

Nancy Pineda Madrid

En esta sección queremos referirnos a las tentaciones en

las que algunas teólogas feministas han caído y nosotras

percibimos como posibles límites. Son cuestiones a las

que tenemos que estar particularmente atentas para no

perder el horizonte hacia el cual caminamos, y al que

queremos ir acompañadas sin excluir a nadie.

Un primer peligro es quitarle mérito a las personas que

alcanzaron lugares importantes aunque no se consideran

feministas. En la teología como en otros ámbitos de la

sociedad, algunas han tomado otras posiciones o prefieren

ser reservadas, porque reconocerse como feministas puede

traer consecuencias negativas en sus trabajos, o

simplemente porque no quieren identificarse de esta

forma. Detrás de cada teóloga hay un gran esfuerzo por

haber permanecido en un ámbito que era reservado solo

para varones. Debemos apreciar y celebrar todas las

formas en las que distintas hermanas han pensado y vivido

la fe.

Otro aspecto a tener en cuenta, es la necesidad de ser

22
fieles a nosotras mismas y no reproducir los modelos

teológicos ya conocidos, ya sea por miedo o por buscar

aceptación o respeto de nuestros colegas varones. Muchas

veces nos cuesta optar por nuestros múltiples estilos o

compartir vivencias exclusivamente nuestras que

podríamos vincular perfectamente con la espiritualidad y

reflexión teológica. Debemos valorar que con nuestras

originalidades enriquecemos la teología tradicionalmente

masculina.

No menos importante, es el peligro (ahora sí: ¡peligro!),

de seguir hablando de una teología que suponga que todas

nosotras tenemos las mismas características o que hay un

único modelo de mujer al cual todas debemos aspirar.

Aunque pongamos el título de feminista, si nuestra

teología responde a sólo un grupo de mujeres, no podemos

confundirnos y hablar de “todas”. La empatía es la base de

nuestra sororidad cristiana y sin ella nuestra visión es

reducida, aislada, débil.

Podemos nombrar también el límite tan conocido de hacer

de nuestra lucha “a favor”, una lucha “en contra” de otras

personas. El mandamiento del amor nos mueve e

interpela, y nuestro aporte no puede ser nunca desde la

confrontación hostil. No podemos olvidar que Jesús es

nuestra esperanza, el que nos sostiene en esta vocación e

impulsa a no desistir cuando todo cuesta, cuando lo

doloroso aparece y cuando amar a nuestros prójimos y

prójimas como Él nos amó nos resulta difícil.

23
En sintonía con esto, y para concluir, no podemos pensar

que los varones no tienen espacio en las teologías

feministas. Necesitamos también de nuestros colegas,

como verdaderos compañeros de Camino, Verdad y

Vida.  La tentación de la desesperanza nos puede llevar a

pensar que ese camino compartido es imposible, pero

nuestra esperanza nos sostiene, acompaña y no nos quiere

solas como islas, sino en verdadera comunión con todas

las personas.

24
¿Cuáles son los desafíos?
Una propuesta de esperanza es posible

“Sin embargo, tantísimas veces los cristianos se conforman con los

lugares seguros, en todos los sentidos, en lugar de asumir, en el Espíritu

Santo, el riesgo de transitar caminos nunca recorridos”.

Margit Eckholt

Las mujeres teólogas que nos precedieron, así como las

que hoy en día hacen sus aportes, nos han abierto un

camino a las que emprendemos la tarea de hacer teologías

con una perspectiva feminista, y aún tenemos grandes

desafíos por delante. Esperamos poder delinear algunos

objetivos que nos movilizan a la hora de pensar y

emprender nuestra labor teológica.

En primer lugar, podemos mencionar la necesidad de

permanecer en actitud de apertura y escucha a nuevas

experiencias de mujeres. Algunas nos ponen en un lugar

común, las unas con las otras, pero también es cierto que

en el dinamismo propio de la vida y de la historia, pueden

aparecer nuevos cuestionamientos, nuevas preocupaciones

y nuevas esperanzas. Como teólogas debemos permanecer

permeables y atentas para acercar también a aquellas

mujeres con realidades diversas a las nuestras. En esta

tarea, además se vuelve cada vez más necesario la

integración de todas aquellas personas que se sienten

excluidas de nuestras comunidades.

25
El segundo desafío es la promoción de las mujeres en las

iglesias reconociendo nuestros logros y visibilizando los

roles que desarrollamos en ellas. Crear espacios teológicos

y pastorales que nos realicen como cristianas, como

mujeres preocupadas por las realidades de nuestras

comunidades y permanecer en la búsqueda de nuevos

lugares donde ofrecer nuestras perspectivas y aportes

comunitarios e individuales.

Además, se vuelve necesario que nuestra tarea teológica

no quede sólo en ideas, sino que nos lleve a la práctica

concreta. Todo aquello que elaboramos con pensamiento

crítico y aportamos en los ámbitos de estudio, debe verse

reflejado en el compromiso social. Las personas que

asumimos esta teología tenemos que, no sólo

involucrarnos en nuestras comunidades eclesiales, sino

también en la sociedad toda. Nuestra colaboración en la

toma de conciencia de quienes nos rodean sigue siendo

sumamente indispensable sobre todo cuando nos

referimos a la necesidad de poner un freno a las violencias

que las mujeres sufrimos día a día.

Finalmente, podemos observar la importancia de hacer

conocer, en nuestros espacios y fuera de ellos, las

diferentes teologías feministas y sus búsquedas, siempre

en consonancia con el mensaje evangélico y con el

seguimiento de Jesús. Una de las tareas de nuestra

perspectiva feminista es poder alcanzar aquellos lugares

donde estas teologías son dejadas de lado. De este modo,

26
podremos seguir en el camino del conocimiento de Dios y

de las realidades de mujeres y varones, aspirando al

reconocimiento de nuestros derechos en verdadera

igualdad.

27
Conclusión
Oportunidades para seguir dialogando

“En la medida en que la iglesia, en todas sus manifestaciones, llega a ser

un lugar donde es experimentado el hogar de la libertad, entonces se

convierte en un signo de la casa de Dios”.

Letty Russell

Si es la primera vez que lees un texto con la palabra

“feminismo” esperamos que te haya servido. Más allá de

que te consideres como feminista o no, deseamos que

puedas sumarte a trabajar por una Iglesia en la que seamos

iguales en dignidad, donde todos y todas podamos

experimentar la plenitud del Reino de Dios. Si te interesó

este texto porque ya te considerás feminista, queremos

animarte a que continúes con la tarea de capacitación

sobre estos temas y de prevención sobre cualquier tipo de

violencias.

Nos gustaría presentar la oportunidad y la posibilidad de

que muchas otras mujeres, y también los varones

interesados en el reconocimiento de nuestros derechos

igualitarios generen en sus propias comunidades espacios

de reflexión y de experiencias compartidas. En estos

espacios seguros puede promoverse la realización plena

de unas y otros, construyendo en conjunto lugares más

justos y comprensivos, que permitan el intercambio

comunitario. De este modo, se vuelven apoyo y sostén de

aquellas y aquellos que quieren proyectar una comunión

de vida plena e integradora.

28
Agradecemos especialmente a las teólogas feministas que

con su trayectoria nos fueron y nos siguen abriendo

camino. Desde las primeras estudiantes de Teología, las

primeras docentes mujeres con una cátedra en la facultad,

hasta las primeras que obtuvieron sus licenciaturas y

doctorados. Son un motivo de esperanza e inspiración en

nuestro caminar teológico.

Muchas mujeres adherimos a la teología feminista

cristiana y amamos a nuestras iglesias pese a sus

limitaciones. Apostamos a seguir construyendo desde

adentro un cristianismo y una sociedad en la que todas las

personas tengamos vida en abundancia. Una vida en la

que desempeñemos libremente nuestras vocaciones y

podamos verdaderamente poner nuestros talentos al

servicio del Reino. Una vida en la que, por fin, nos

amemos entre todas las personas como Jesús nos amó.

29
Bibliografía recomendada:

Queremos compartirte algunos recursos para seguir

profundizando en estos temas:

Virginia Azcuy (2001) El lugar teológico de las

mujeres. Proyecto 37.

Nancy Bedford (2019) “El feminismo teológico como

parte del seguimiento”, Recuperado de: Revista

Diálogos.

Ma. Pilar Aquino y Elsa Támez (1998) Teología

Feminista Latinoamericana. Quito: Abya-Yala.

Blog Teologanda: Te recomendamos ingresar a la

sección “Textos de Autoras” (se actualiza cada 15

días) y a la sección “Biobibliografías” para conocer

más sobre la vida de algunas teólogas y sus

pensamientos.

30
SOBRE LAS AUTORAS

El camino de la teología, como cualquier camino, es más

enriquecedor si lo transitamos acompañados. Hace un par

de años decidimos vivir a diario el itinerario de fe como

hermanas. Encontramos en nuestras tradiciones, católica y

protestante, más que un obstáculo, una posibilidad de

riqueza y complementación.

En la construcción de una fe artesanal y rústica nos

encontramos con el feminismo en distintas etapas y

procesos de nuestras vidas. Esto nos movilizó a buscar un

espacio donde poder ser comprendidas y aceptadas, un

lugar que abrazara nuestras dudas no como amenazas,

sino como motivo de celebración e impulso para la tarea

teológica. Así llegamos al Programa de Estudios,

Investigaciones y Publicaciones Teologanda. En

Teologanda, rodeadas de mujeres fuertes y valientes,

teólogas por vocación y maestras en el camino de la fe, se

nos propuso conformar un taller donde dar nuestros

primeros pasos en la producción teológica.

En este taller, que tenía como objetivo la promoción

académica (trabajar la comprensión de textos, debatir

corrientes de teología, conocer autoras, etc), encontramos

una comunidad que nos dio la posibilidad de ensayar

respuestas, hacernos preguntas y crecer en muchos

aspectos. Ésta publicación colectiva, es fruto de este

recorrido.

31
SOBRE LAS AUTORAS

Carla E. Ferreyra: es Profesora y

Bachiller en Teología por la Pontificia

Universidad Católica Argentina y se

encuentra realizando su tesis de

Licenciatura en Derecho Canónico.

Pertenece a la diócesis de Lomas de

Zamora del conurbano bonaerense, donde vive con su esposo

Alejandro y su hija Macarena. Participa del Programa de

Estudios, Investigaciones y Publicaciones Teologanda.

carlaeferreyra@gmail.com

María Celeste Palladino: es Profesora en

Teología y Licenciada en Teología

Sistemática por la Pontificia Universidad

Católica Argentina, donde cursa

actualmente el segundo año de la

Maestría en Teología con Especialización

en Sagradas Escrituras. Participa del Programa de Estudios,

Investigaciones y Publicaciones Teologanda. Docente en nivel

secundario, terciario y seminario catequístico. Neuquina residente

en CABA, comparte la vida con su compañero Alexis y su bebé

en camino.

celepalladinonqn@gmail.com

@celepalladino

32
SOBRE LAS AUTORAS

Silvina Repullo: es Profesora en Ciencias

Sagradas por el Seminario Internacional

Teológico Bautista; Bachiller en Teología

por la Pontificia Universidad Católica

Argentina, donde se encuentra realizando

su tesis de Maestría en Teología con

Especialización en Sagradas Escrituras. Participa del Programa de

Estudios, Investigaciones y Publicaciones Teologanda. Está

casada con Pablo y vive en la Ciudad de Buenos Aires.

silrepullo@gmail.com

@silrepullo

/silrepullo

Chiara Sumavil: es Profesora en Ciencias

Sagradas por el Instituto Superior Padre

Elizalde; Estudiante de la Licenciatura en

Teología Sistemática por la Pontificia

Universidad Católica Argentina. Es

Coordinadora de Pastoral y docente del

nivel secundario en la Diócesis de San Justo y participa del

Programa de Estudios, Investigaciones y Publicaciones

Teologanda.

chiarisumavil@gmail.com

@chiaritasumavil

chiarysumavil

32
COLECCIONES

Feminismo y

Teología Cristiana

Una oportunidad de encuentro

Carla E. Ferreyra, M. Celeste Palladino,

Silvina Repullo y Chiara D. Sumavil

También podría gustarte