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PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA LA INTERRUPCIÓN POR RECONOCIMIENTO

DE DERECHO EXPRESO O TÁCITO

Auto Supremo: 12/2016

Sucre: 14 de enero 2016


Al respecto corresponde  señalar primeramente que en relación a la
interrupción de usucapión, Planiol citado en la obra “Tratado de Los Derechos
Reales” de Arturo Alessandri R. y otros, hace referencia a dos tipos de
interrupción de la prescripción: 1) La interrupción natural de la prescripción,
que está ligada a la pérdida o interrupción material de la posesión y en los
casos en que dicha pérdida genera efectos interruptivos de la
prescripción; 2) La interrupción civil de la prescripción, que está relacionada a
la actividad desplegada del que se pretende verdadero dueño de la cosa, que
sale de su pasividad, y expresa, ante el poseedor y por medios legales, su
inequívoca intención de no abandonar el derecho de propiedad que afirma
tener, oponiéndose a la posesión de aquél.

Para que opere la interrupción Civil de la prescripción adquisitiva, quien


considere tener derecho de dominio sobre el bien debe accionar judicialmente
sobre el poseedor, a efectos de hacer valer respecto a él, el derecho que
pretende oponiéndose a la posesión que aquel ejerce. En tal entendido toda
vez que el recurrente reclamo que el inmueble de propiedad de su familia
habría sido gravado en reiteradas ocasiones y en consecuencia se habría
interrumpido el término de la prescripción, el Tribunal de Alzada sustento su
decisión en lo dispuesto por el art. 1503 del CC., que dice: "I. La prescripción
se interrumpe por una demanda judicial, un decreto o un acto de embargo
notificados a quien se quiere impedir que prescriba, aunque el Juez sea
incompetente",  es decir que cuando la norma alude al término demanda,
debemos entender que en un sentido amplio hace referencia a todas aquellas
peticiones judiciales que importen una manifestación de la voluntad de
mantener vivo su derecho, es decir que de manera inequívoca demuestren la
intención de no permanecer en inactividad o silencio respecto a su derecho;
sin embargo para que ese acto sea efectivo se requiere que el mismo: 1) sea
deducido ante un órgano jurisdiccional; 2) debe demostrar inequívocamente la
voluntad de ejercer su derecho de propiedad deduciendo oposición a la
posesión del poseedor; y 3) debe ser notificado a quien se quiere impedir que
prescriba.

En tal entendido se tiene que este Supremo Tribunal a través de diversos fallos
ha orientado que no toda acción o controversia judicial genera el efecto
interruptivo de la prescripción adquisitiva, sino sólo aquellas que conlleven los
tres requisitos enunciados, y siempre que a través de aquella se demuestre de
manera inequívoca la intención de oponerse a la posesión, pues, pueden
existir múltiples pretensiones relativas a otros aspectos que si bien evidencian
litigiosidad entre partes, empero no interrumpen la posesión, toda vez que
para que esto suceda la pretensión opuesta al poseedor inequívocamente debe
estar orientada y dirigida a repulsar esa posesión, aspecto que no se observa
en el hecho de que los demandados hayan gravado en reiteradas
oportunidades el bien inmueble de su propiedad, pues no se observa forma
alguna en que dichos gravámenes repulsen la posesión de los demandantes.

Por otra parte, si bien el recurrente acusa que debió aplicarse el art. 1505  del
CC., aspecto que tiene relación con su reclamo respecto a que existiría error
de derecho en la apreciación de las pruebas, pues la prueba acompañada en el
proceso seria a todas luces precisa y cabal, prueba que consistiría en: i) el
reconocimiento expreso del derecho propietario que los demandantes habrían
hecho en la propia demanda; ii) la notificación con el incidente de nulidad a
los demandantes que fue declarado probado y que habría permitido reconocer
que los demandantes si conocían quienes eran los propietarios; iii) el
reconocimiento expreso por la demandante que participo como testigo en otro
proceso en el que habría reconocido el derecho propietario de los demandados;
y iv) el gravamen registrado en la partida y matricula correspondiente al
inmueble en cuestión, por lo que debería aplicarse el art. 1505 del CC; a esto
corresponde señalar que si bien es evidente que las reglas de interrupción
previstas por el art. 1505 del CC, es decir por el reconocimiento expreso o
tácito del derecho que haga el deudor a favor del acreedor, conforme estipula
dicho artículo, es aplicable tanto a la usucapión ordinaria o quinquenal como
a la usucapión extraordinaria o decenal.

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