Está en la página 1de 3

CONCLUSIÓN MUJERCITAS

A partir del capítulo 15 nos vemos sumergidos en las últimas catástrofes


para las señoritas. Las señoritas March se encontraban bastante disgustadas
y desanimadas con la llegada del invierno; el mes de noviembre les parecía
bastante aburrido. Fue entonces cuando Laurie y la madre de las chicas
interrumpieron su aburrimiento. La madre se preguntaba por qué tardaba
tanto en llegar la carta de su padre y entonces, antes de pedirle a Laurie que
fuera a revisar el correo, llegó Hanna con un telegrama de aquellos que se
les enviaban oficialmente a las familias de los hombres que habían ido a la
guerra. El padre se encontraba gravemente enfermo según el telegrama, por
lo que la señora March tuvo que ir a cuidarlo. Todos tomaron la noticia con
gran preocupación y tristeza. El señor Brooke dijo a la señora March que la
acompañaría y Laurie, el señor Laurence, Hanna y las chicas ofrecieron
todo el apoyo para que nada le faltara al señor March y para que todo
estuviera en orden en casa. Incluso Jo decidió vender su cabello y entregó
el dinero a su madre. Todos la admiraron por ello ya que había dejado ir su
única vanidad. Y Jo a pesar de estar tan preocupada por su padre, y tan
triste por lo de su cabello, lo hizo de corazón y se mantuvo fuerte frente a
todas. A la despedida de la señora March, las chicas se mantuvieron
tranquilas y contuvieron las lágrimas para no preocupar a su madre, y en el
tiempo en que ella no estuvo se encargaron de cumplir con cada una de las
tareas que les habían dejado. Le enviaron a su madre cartas frecuentemente,
lo que mantuvo la estancia de la señora March más amena, ya que la
recuperación del señor era bastante lenta.

Mientras el tiempo pasaba, el ánimo de las chicas fue disminuyendo y


permitiendo que regresaran a sus viejas costumbres. Solamente Beth se
había mantenido firme en sus tareas, cumpliendo cada una e incluso
algunas de las de sus hermanas. Beth visitaba a los Hummel todos los días
como le había pedido su madre, pero el bebé de aquella pobre familia había
enfermado, por lo que pidió a sus hermanas mayores que fueran a verlos
para hacer algo para ayudarlos, ya que ella no sabía qué hacer. Como
ninguna accedió formalmente, ella fue. Pero de regreso subió a hurtadillas
y Jo la descubrió en la habitación de su madre con un aspecto terrible.
Resultó que el bebé estaba enfermo de fiebre escarlatina y había muerto en
el regazo de Beth. Jo la consoló y al darse cuenta que tenía fiebre hizo que
Laurie trajera al doctor. Llamó a Hanna para que la ayudara a resolver la
situación, y cuando se confirmó que tenía la fiebre escarlatina, decidieron
enviar a Amy a la casa de la tía March. A pesar de la oposición de Amy,
Laurie logró convencerla. Jo decidió cuidar de Beth y después de pedirle el
consejo a Hanna decidieron no contarle a su madre sobre la enfermedad de
Beth.

Meg dejó de ir a la casa de lo la familia King por miedo a contagiarles, y


con el apoyo de todos en casa, Beth sobrellevaba su enfermedad. Laurie
visitaba a Amy con frecuencia y la sacaba a pasear, y todo parecía, aunque
algo desanimado, ir bastante bien, Hasta que la fiebre de Beth empeoró, a
tal grado que no podía reconocer a sus hermanas. Jo, Hanna y Meg vieron
necesario informar a la madre, pero Laurie y el señor Laurence, se
adelantaron en ello por lo que ella ya venía en camino. Todo parecía traer
un aire de esperanza, sin embargo, debido al mal clima su madre se retrasó.
Y el doctor llegó para avisar que esta era una noche crucial con la que Beth
podría mejorar o empeorar, y que vendría a verla entonces. Durante la
noche Meg y Jo no pudieron dormir estando tan pendientes de su hermana,
y afortunadamente, de un momento a otro durante la madrugada, notaron
que la fiebre se había ido. Lloraron de alegría y recibieron a su madre en la
mañana.

Mientras tanto Amy estaba pasando muy mal rato en casa de la tía March
haciendo todos los recados y siendo educada como hace 60 años. Laurie y
la sirvienta de la tía March, Esther, eran quienes la ayudaban a divertirse y
a hacer sentir a Amy más cómoda. Esta experiencia hizo que Amy tomara
conciencia y decidiera crear su propio testamento, como el de su tía, del
cual Esther le había contado, demostrando como podía ahora desprenderse
de sus pertenencias.

Por fin la paz volvió a reinar entre los March, Beth estaba recuperándose
preciosamente. Amy recibió la excelente noticia y la visita de su madre, le
contó todo lo que vivió en casa de la tía y sus buenas intenciones para
liberarse del egoísmo. Cuando la señora March regresó a su casa tuvo una
conversación secreta con Jo, en la cual Jo le interrogó sobre los
sentimientos del señor Brooke a Meg, y su madre le dijo que él mismo se lo
había confesado. Y que no dijera nada a su hermana y la permitiera decidir
a Meg por sí misma al llegar sus 20’s.
Laurie logró sacarle el secreto a Jo y le hizo una broma a Meg
escribiéndole una carta en nombre del señor Brooke, como venganza por
tratar de ocultárselo. Jo trajo a Laurie para dar una explicación. Después se
creó una gran discusión en casa de los Laurence, ya que Laurie no podía
darle a su abuelo ninguna explicación sobre lo ocurrido.

Jo se enteró de ello y fue a aceptar la disculpa de Laurie, quien le contó lo


que sucedió con su abuelo, entonces Jo les ayudó a reconciliarse. Pasaron
varias semanas tranquilas y Beth, quien había quedado un poco débil del
corazón iba mejorando poco a poco. El señor March anunciaba que
regresaría a principios de Año Nuevo. Todos ayudaban con los preparativos
navideños y Jo y Laurie le entregaron una preciosa muñeca de nieve a Beth
como regalo. Todo salió preciosamente y el padre de las chicas por
sorpresa, llenándolas de besos y palabras de amor. A los días siguientes
Meg se notaba algo extraña por el asunto del señor Brooke, después de la
broma de Laurie, había cambiado al notar sus sentimientos por Brooke.
Éste entonces le confiesa su amor, y aunque al principio Meg lo rechaza,
después de que su tía March le habla del bien que hizo ya que casarse con
el señor Brooke sería una tontería, Meg lo defiende de tal forma que se da
cuenta de lo enamorada que estaba. El señor Brooke, que estaba
escuchando, le agradeció por defenderlo y le volvió a pedir que lo aceptara,
accediendo Meg esta vez. Todos celebraron por el futuro compromiso, y
aunque a Jo no le parecía tanto este matrimonio, se podía notar sin lugar a
dudas que en la casa de los March yacía la felicidad.

También podría gustarte