1- La empatía: es una cualidad de la inteligencia que nos permite ponernos
en la situación del otro a la par que intentamos pensar y entender como la otra persona. La empatía tiene mucho que ver con la inteligencia emocional que nos ayuda y nos permite reconocer y expresar nuestras emociones conociéndonos mejor nosotros mismos. Podemos decir que una persona es empática cuando se pone fácilmente en el lugar del otro sin que exista comunicación al respecto y tan solo con ver su comunicación no verbal. Cuando nos referimos al lenguaje verbal estamos haciendo referencia a la manera como nos comunicamos teniendo en cuenta los aspectos como el tono y volumen de la voz, gestos de la cara, el cuerpo y las manos, postura y distancia, sonrisa, contacto visual, contacto físico. Podemos ver que una buena gestión de nuestras emociones nos permite tener una buena comunicación y empatizar con nuestros semejantes. Ejemplo: que el zapato te viene grande, ello ocasionará que te cueste mucho andar normalmente porque en todo momento estarás pendiente de si pierdes o no el zapato, lo que conlleva que no te fijes por dónde caminas incluso puedes tropezar, en tanto que si el zapato te va pequeño, puede que andes a pequeños pasos pensando que al caminar los zapatos darán de si y en nada los habrás ajustado a tus pies cosa que no suele pasar a menudo y entonces, tus pies serán una masa llena de ampollas en las que no entrará ni tan siquiera tu zapato habitual. 2- La resiliencia: hablamos de la capacidad de los individuos para recuperarse de las situaciones o dificultades dentro del ambiente laboral que le generan estrés; aprendiendo de sus experiencias, manteniendo una actitud positiva y adaptándose a los cambios. Las personas resilientes poseen características principales saben aceptar la realidad tal y como es, tiene una profunda creencia en que la vida tiene sentido y además presentan habilidades como la de que son capaces de identificar de manera precisa las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro, son capaces de buscar nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr más éxito y satisfacción en sus vidas. Ejemplo: Nelson Mandela. El primer presidente surafricano negro alcanzó la presidencia de la república luego de un tortuoso camino de lucha política y social que lo hizo dar a la cárcel durante 27 años. Un evento de esta magnitud habría hecho desistir a cualquiera, pero Mandela perseveró hasta salir de la cárcel, encabezar un movimiento político alternativo y ganar las elecciones libres con un proyecto de reconciliación racial y política que sacó a Sudáfrica del Apartheid.