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17/07/20
Shane Morris
¿Qué está pasando ahí fuera? ¿Alguien podría haber predicho hace un año que estaríamos
donde estamos ahora? Términos y conceptos que creíamos muertos hace mucho tiempo,
como "marxismo" y "las masas", han sido revividos para un bis polémico. Términos más
nuevos como "marxismo cultural" y "teoría crítica" dominan ahora el discurso social, incluso
dentro de la Iglesia.
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¿Qué vamos a hacer con todo esto? Tenemos muchas personas que se llaman marxistas
culturales que niegan que tal cosa exista, mientras que los defensores de la teoría crítica
descartan a sus propios críticos por estar mal informados. ¿Son estos ideales herramientas
útiles para el compromiso cultural cristiano, o deberían devolverse felizmente al basurero de
la historia?
Glenn Sunshine ofrece una perspectiva histórica sobre las tensiones y discusiones de nuestro
tiempo. Él y Shane Morris del Colson Center analizan algunos de los elementos del diálogo
cultural reciente, aclarando el significado y las definiciones involucradas.
Esa tendencia nos lleva en última instancia a los tipos de movimientos que estamos viendo
en el mundo de hoy en los que la gente rechaza cualquier tipo de significado trascendente y,
en cambio, impulsa sus propias agendas porque la única realidad que ven es el poder.
Entonces, lo que debe hacer, desde esta perspectiva, es afirmar el poder para controlar la
cultura de modo que pueda moldearla de la manera que desee.
Encontrará que algunas personas que son marxistas con frecuencia se describen a sí
mismas como socialistas o algo así. Pero lo que realmente estamos viendo en este momento
es lo que se ha descrito como neomarxismo, a veces llamado marxismo cultural,
técnicamente llamado teoría crítica.
La idea aquí es que entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, los marxistas se
preguntaban: “Con todo el caos que ha ocurrido, ¿por qué no ha ocurrido la revolución del
proletariado? ¿Por qué la clase trabajadora urbana no se ha levantado y tomado el control
de esta producción? "
Un comunista italiano llamado Gramsci dijo que la razón tiene que ver con la cosmovisión.
La cosmovisión de la burguesía, de las clases propietarias, había contagiado a las clases
bajas para que compraran esta mentira que las mantenía oprimidas. Gramsci llamó a esto
la hegemonía. La solución aquí es crear una contrahegemonía, una cosmovisión
alternativa que aumente la conciencia de las clases trabajadoras para que se den cuenta de
su opresión y se levanten. En última instancia, esto nos llevará a la Escuela de Frankfurt, la
Nueva Izquierda, cosas así.
Esto nos lleva directamente a la política de identidad hoy en día, donde la política de
identidad se basa en la idea de que hay algunas personas que son opresores y algunas
personas que están oprimidas. Entonces, tienes la interseccionalidad que se alimenta de
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otras cosas.
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