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Rosa Viejo
por Sylvia Bofill
Personajes
Margarita
Cecilia
Lucía
Emilia
Charlotte
Carmen
Mario
Reynaldo
Ricardo
Armando
Mesero
El Hombre Gordo
La Mujer Esbelta
Gerardo
Sylvia Bofill.2004
sbofill@gmail.com
(787)800-9652
(787)790-7975
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
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Lucía- ¡Margarita! ¡Margarita, para de cantar y dime cuánto ganamos hoy!
¡Margarita! ¿Me estás escuchando? ¡Yo no me jodí toda la vida para que
tú estuvieses pensando en pajaritos preñados todo el día. ¡Margarita!
¡Margarita! ¡Ayuda tu madre, por Dios santo! ¿Contaste cuánto dinero
hicimos hoy? Tengo que saber cuánto hicimos para saber cuánta tela tengo
que comprar mañana. Solo tengo dos manos, ¿sabes? Debería darte
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
vergüenza dejar a una vieja como yo con todo este trabajo. ¿No estás
pensando en abandonar a tu madre, verdad? Cuando naciste todo el mundo
en la familia se puso contento de que eras una niña porque los hombres
siempre abandonan a sus madres. Pero desde el minuto que te agarré entre
mis brazos sabía que tenías alma de hombre. Recuerdo que pensé: “Lucía,
con esta niña las vas a pagar toditas”. ¡Margarita, para de cantar!
¡Margarita! ¡Malcriada! ¡Contéstale a tu madre cuando te habla! Te debí
haber pegado con una vara de rosa como mi madre me hizo a mí. ¡Eso te
haría respetarme! Cantar no te va poner dinero en tu bolsillo. Yo no te
llené la barriga cantando. A mí me hubiese encantado ser una cantante,
pero no pude. ¡Y yo era una cantante magnífica! ¡Margarita! ¡Margarita,
para de cantar! Margarita, ¿estás fumando de nuevo? ¿Pero, tú no sabes
el daño que eso te hace a tu voz? No seas cruel con tu madre, tú sabes que
a mí me encanta que tú cantes. Nunca he faltado ni a uno de tus
conciertos. Siempre estoy en primera fila gritando: “¡Esa es mi nena!
¡Esa es mi nena! Pero en la vida no se puede hacer siempre lo que uno
quiere. Si estuviésemos forrados de chavos como tu amiga Carmen, pues
claro que te dejaría cantar. Te dejaría viajar por todo el mundo cantando,
pero esa no es nuestra realidad. No te avergüences de asumir quien eres.
¡Margarita! ¡Para de cantar, Margarita! ¡Avanza y baja! ¡Para de cantar
Margarita! Soñar no te va llevar a ningún lado. Tienes que entender tu
lugar en este mundo y eso es todo. Tratar de ser quien no eres sólo te va a
hacer ser infeliz. ¡Margarita! ¡Margarita!
Carmen- Pasado mañana tengo concierto. Traté de quedarme unos días más por la
operación de mami pero no pude. Se supone que estuviese ensayando con
la orquesta hace una semana. No sé como lo voy a lograr... Voy a estar
bien perdida...
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Margarita- He escuchado que hay unas montañas enormes que tienen una
particularidad muy extraña. En plena nieve crecen unas flores silvestres
de colores chillones...
Margarita- No puedo...
Carmen- Claro que puedes, sólo unos días. Lo vamos a pasar bien... como en los
viejos tiempos. Te hace falta un descanso... y te encantaría la música.
Van a ir orquestas de diferentes partes del mundo...
Margarita- No puedo...
Carmen- (Un poco irritada) Bueno, vamos a pedir rápido porque tengo poco
tiempo...
Margarita- ¿Qué? ¿Pero tan pronto? Esto es increíble, no tenemos tiempo ni para
darnos un trago.
Margarita- Si fuera como antes, cuando éramos pequeñas. ¿Te acuerdas cuando
corríamos bicicleta todo el día por la playa? ¿Cuál era esa canción ridícula
que cantábamos?
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Margarita- No. Lo dejé todo. Ahora estoy desde las siete de la mañana hasta las
cinco de la tarde escuchando la cantaleta de mi vieja. (Pausa. Mira a
Carmen) No me mires con esa cara, que no todo el mundo es como tú que
puede viajar todo el tiempo y olvidarse de su familia...
Carmen- No es justo. Tú no sabes todo lo que he tenido que pasar esta semana. He
estado viviendo en ese hospital miserable. Pensaba que se me iba morir.
No es mi culpa que me tenga que ir. Es mi trabajo, soy músico y tú
también lo eres...
Margarita- Es que, ojalá yo pudiese despegarme de las cosas como tú. Mami me hace
sentir como si yo fuese una egoísta...
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Margarita- Este mesero se está tardando mucho. Creo que voy a cambiar mi orden.
¡Mesero, tráigame un vaso de olvido!
Carmen- Me tengo que ir. Te llamo tan pronto llegue. ¡Qué mierda, todavía no
hemos pagado!
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Margarita- (Gritándole a Carmen que ya casi está fuera del escenario) ¡Pero no te
olvides de decirme si realmente existen las flores chillonas en plena nieve!
Escena 2
Armando - Mírala allí. Se ve tan bella. Su pelo cobrizo brilla en el sol. (Respira
lentamente)Ummm jaaah. O.k. O.k. O.k. Todo está bien. No voy a
llorar. (Respira) Um jah. Hoy voy a hablar con ella. No llores. (Respira)
Umjah. El doctor Rodríguez me dijo que cuando uno quiere llorar lo que
hay que hacer es escuchar su propia respiración. (Respira más
lentamente)Ummmmmm jaaaaaa. Estoy respirando. Estoy respirando con
el mar. No puede ser tan difícil. Hola, me llamo Armando. (Se seca el
sudor de su frente con su pañuelo) Lo más seguro es que ni me miraría.
Mi físico es tan raro. Lo más seguro que piensa que soy un estúpido.
(Empieza a respirar bien rápido) Um ja. Um ja. Esto es tan ridículo.
Quiero llorar. (Todo su cuerpo empieza a sudar, se seca el sudor de sus
manos, sus piernas, su cabeza, sus oídos con su pañuelo) La última vez
que la vi me derramé el vaso de agua encima de mis pantalones. No voy a
llorar. No voy a llorar. Tienes que ser fuerte. Um jah. (Rompe a quejarse
como un niño) Mami me haría una sopita de plátano bien rica para que
me sintiera mejor.(Pausa) ¡Qué pendejo soy! ( Mira hacia abajo y ve a
Charlotte caminando por la orilla del mar) Mírala. Um ja. ¡Ve a donde
ella! Um ja. Um jaj. ¡Relájate! Um ja. Um ja. ¡Relájate! ¡Ella no te ve!
¡Ella está lejos! ¡No es gran cosa! ¡Sólo tienes que ir a donde ella! ¡Se está
yendo! Está entrando en el restaurante. Se fue. ¡Me siento mejor ahora!
( Respira lentamente)Uuummmmmmm jaaaaaaaaaaaaa...
(Se seca el sudor con su pañuelo y respira calmadamente de
nuevo)Uuuuuuuuuum jaaaaaaaaaaaam. Me siento mejor ahora. Estoy
mejor cuando estoy solo. Estoy mejor solo. Ummmmmm jaaaaaaaa.
Pero después me pongo tan triste porque estoy solo...
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Escena 3
(En el bar- restaurante. El mesero prende la
bombilla de la mesa de Cecilia y Ricardo
que están mirando sus menús.)
Ricardo- Quieres que las cosas se pongan bien feas, para tener una excusa para
dejarme...
Cecilia- ¿Eso es lo que estás haciendo, verdad? Empujando las cosas a sus límites.
Pues...no está funcionando.
Ricardo- No te quiero...
Cecilia- Nos queremos, tal vez demasiado. Eso me hace aguantar cosas que no
debería...
Ricardo- Esto es patético. No nos aguantamos, pero tampoco puedo vivir sin ti...
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Cecilia- No quiero…
Cecilia- Tenemos cena con mis padres mañana. ¿Te veo a las seis?
Coro de meseros -
Él la quiere. Ella lo quiere, pero son terriblemente estúpidos. Sus padres
veían demasiadas telenovelas cuando eran chiquitos.
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(Reynaldo sonríe)
Margarita- ¿Cómo está el ACTOR? Me han dicho que estas hecho una estrella...
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Reynaldo- De actuar...
Reynaldo- De actuar...
Reynaldo- Vamos a ordenar, el mesero viene por ahí. Mesero, ¡un vaso de aire por
favor!
Margarita- No sé. Tengo ganas de hacer algo estúpido. Tengo ganas de hacer
algo que nunca he hecho...
Reynaldo- Pues lo estás haciendo. Te estas comportando como una niña de diecisiete
años.
Margarita- Ojalá lo fuese. Era mucho más feliz entonces. No pensaba tanto...
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Margarita- Siempre te has cagado antes de salir a escena. Dios mío, se me olvidó lo
melodramático que eras. ¿Eres actor?
Reynaldo- Tu sabes que yo no creo en nada pero creía en el teatro. Era el único
espacio que era mío y ahora he perdido algo...
Reynaldo- Sigo teniendo un sueño que veo un árbol gigantesco con flores blancas.
Todo el mundo en la calle está afuera embobado mirándolo y a su vez
riéndose. Cuando me acerco a él me doy cuenta que las flores blancas son
mis calzoncillos colgando de las ramas del árbol. Mi intimidad colgando
allí al frente de todo el mundo...están sucios y apestosos. Yo no quiero
que nadie huela mis calzoncillos en el escenario...
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Margarita- Te he extrañado. No tengo nadie con quien hablar ya. Todos mis amigos
se han mudado o están viajando y yo estoy aquí estancada...
Reynaldo- ¿Quieres decir que ya no tienes a tu mejor amigo para hacerle pasar
vergüenzas? (Pausa. Sonríe) Siempre es bueno verte. A pesar de todo me
siento bien cómodo contigo. Extraño eso.
Margarita- Tenía que pasarte en algún momento. Siempre habías sido el fuerte, el
optimista, el arriesgado. ¿Ahora que vamos a ser, dos loosers?
(Reynaldo se ríe)
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Escena 4
(En el banquito encima del risco. Se oye el
sonido del mar. El Hombre Gordo tiene una
voz aguda y la Mujer Esbelta tiene una voz
grave. Están vestidos de rosa. Ambos están
lamiendo una paleta rosa enorme durante
toda la escena)
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M Esbelta- No hay nada como hacer algo que uno sabe que no debería...
H Gordo- Límpiate, flaquita, que tienes toda tu baba por tu boca, tu nariz, tus oídos...
M Esbelta- No me reprimas esta felicidad. Esto solo pasa de vez en cuando. ¿Viene
alguien?
H Gordo- Nadie...
M Esbelta- Tú también...
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H Gordo- ¿Tanta felicidad no te puede enfermar? ¿No tenemos que buscar una razón
para estar tristes?
M Esbelta- No, Gordi eso lo hacemos todos los días...Ahora lame, antes que se acabe.
¿Viene alguien?
H Gordo- No...
H Gordo- (Mira ambos lados para ver si viene alguien) ¡Ay sí, que riiiiico!!!
M Esbelta ¡Rrrrriiico!!
H Gordo- ¡Rrriiiico!!
H Gordo- ¡Que riiiiico! ¡Mira espérate, Flaquita!!(Mujer Esbelta sigue diciendo para
sí “¡Que rico!” porque no oye al Hombre Gordo) ¡Por ahí viene alguien!
(Salen corriendo)
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Escena 5
Mesero- No señor, estoy seguro que es usted. Me dijo, dale el trago al señor
escuálido, bien insignificante, el que pasaría más desapercibido. Ese es
usted. Mire viene para acá... ¡Buen provecho!
(Mesero se va)
Charlotte - Me lo imaginé...
(Charlotte se sienta)
Charlotte - Pues claro que quiero. (Se ríe) Por eso te invité al trago...
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Charlotte - Es muy directo. Revela demasiado de mí. A los hombres les gusta que las
mujeres hablen en códigos. Tú sabes...tengo que hacerme
interesante...inteligente...refinada...para que me hagas caso. Es un juego
tan aburrido.
Charlotte - Eres lindo. (Pausa. Se queda mirándolo fijamente a los ojos. Armando
se pone nervioso) ¿Por qué vienes aquí, si no bebes nada?
Charlotte - Que raro. A mí me gusta leer a solas. Me distraigo demasiado cuando hay
gente alrededor mío. No puedo parar de observarlos. Se hacen más
interesantes que mi libro. Ah, creo que tienen jugos naturales aquí,
¿quieres que te pida uno?
Armando - Odio las frutas. Y casi nunca bebo jugos. Bueno, solo si son
concentrados. Nunca he comido una fruta...
Charlotte - ¿Nunca has comido una fruta? Eso es absurdo. Es la primera vez que he
escuchado eso en mi vida. Estamos en el trópico. ¿Cómo puedes vivir
sin comerte un mangó o una acerola? En Rusia siempre me daban antojos
de comerme un mangó y tú pudieras comerte uno todos los días...
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Armando - A veces...
Armando - Sí, a veces. Pero sólo me las bebo en jugo, cuando han sido procesadas.
Armando - Es la primera vez que comer una fruta me ha sonado tan delicioso.
Armando - Ehhhh....
Charlotte - Estoy cansada de ser alguien que no soy, ¿entiendes? ¿Por qué esperar
para decirte algo que ya estoy sintiendo? ¿Nos vamos?
Armando - Ehhh...Sí...
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Margarita- Una amiga del conservatorio. Ella me encanta, pero está con ese tipo.
Siempre está encojonado con el mundo sin ninguna razón.
Margarita- ¡Hola! ¿Cómo estás? Estoy aquí poniéndome al tanto con un viejo
amigo. Reynaldo, esta es Cecilia y ...
Ricardo- Sí...
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Cecilia- Sí, a mí me pasa lo mismo que a Margarita, soy tan mala con los
nombres...
(Margarita se incomoda)
Cecilia- Sí, claro. (Mira a Ricardo para aprobación. Ricardo vacila) Solo por un
ratito...
Cecilia- (Lo interrumpe) Ricardo toca con un grupo de jazz. Es bien bueno,
deberías escucharlo...
(Ricardo vira sus ojos)
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Ricardo- Nunca he estudiado. ¿Así que tienes que escupir todos mis títulos para
justificarme frente tus amigos?
Cecilia- Sólo quería que escucharan tu música...A veces eres tan receloso con tu
trabajo...
Ricardo- La nena de mami y papi no puede ser vista con...(se queda callado
buscando la palabra) A ver, ¿cómo me describirías a mi? Claro, ¿pero
cómo va estar con un tipo como yo? ¿Siempre has ido a escuelas buenas,
de riquitos. Es fácil cuando mami y papi te lo hacen todo, ¿verdad?
Ricardo- (Se ríe)¿No te sientes bien? Eso es una excusa perfecta. Porque podrías
haber dicho “Vámonos, estás portándote como un pendejo”, pero ahí todo
el mundo se daría cuenta que algo anda mal entre nosotros. Es una
cuestión de palabras. No me siento bien es más sutil, más respetuoso.
Siempre has tenido un dominio del lenguaje, Cecilia. Eso es algo que yo
no tengo...Yo soy muy brusco...
Ricardo- No me había dado cuenta de eso, pero tengo suerte de tener a Miss
Intelligent a mi lado para decírmelo...
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Ricardo- Ah, pero no seas mal educada...(Al Mesero) ¡Cuatro tragos por
favor!
Cecilia- Me voy...
Ricardo- (De forma juguetona) Ay, Cecilia, no te vayas... Esto se estaba poniendo
tan bueno...
Margarita- Cecilia, ¿cómo te va en tus planes con el coro? ¿Ya mismo se van para
Viena, no?
Cecilia- Me voy en una semana. Me pone triste que no vas vayas con nosotros.
Realmente haces una diferencia cuando estás cantando. Tu solo siempre
hacía que se me pararan los pelos.
Ricardo- Está modelando desnuda. ¿Que pensarían tus padres de eso, ah?
La nena de mami y papi desnuda al frente de millones de pintores
verdes...millones de artistas babeándose por una nalguita suave. ¿Te
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tienes que sentir querida, verdad? Quieres que todo el mundo vea lo bella
que eres. Siempre te ha gustado ser el centro de la atención...
Cecilia- (Mira a Margarita buscando aprobación) Habla como si la gente sólo fuera
a verme desnuda. Es una clase de dibujo y además si no fuera porque
necesitaba...
Ricardo- Estoy seguro que les alegras el día. Te apuesto que después de la clase
te ofrecen unos pesitos por un trabajito extra...
Cecilia- Estás enfermo. Me voy. Fue bueno verte Margarita. Mucho gusto
Reynaldo. (A los dos) Perdón por esto...
Reynaldo- Sí, de hecho nosotros nos estábamos yendo cuando los vimos...
Ricardo- No se vayan por mi. No dejen que yo les dañé su fiestecita. Perdonen mis
palabras. Soy un bruto. Cecilia sabe que no soy bueno con las
palabras...siempre digo lo que pienso en voz alta. Y se me olvida que no
se puede decir todo lo que uno piensa. Es sentido común. Todo el mundo
sabe eso..yo todavía no lo he aprendido. Perdonen mi sinceridad. Se me
olvida que es mejor mentir para caer bien...
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Emilia- ¿Qué estas esperando? ¡Muévete, carajo! ¡No te estás moviendo! ¡Nunca
vamos a salir de aquí con ese ritmo! ¡Dame el dinero, yo pago! ¡Nunca
vamos a salir de aquí con ese ritmo! ¡Eres como este país! ¡Que no se
mueve! ¡No se mueve!
Coro de Meseros -
Por favor, por favor. Todo el mundo siéntese. Tengan paciencia. Vamos
a atenderles ya mismo. Todavía no es hora. (La acción se congela. El
coro le habla a la audiencia) ¿Se sienten ansiosos? ¿Todavía están
esperando? Todavía hay muchas cosas que se tienen que decir. ( A las
mesas) Las cuentas se entregarán al final.
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Escena 6
M Esbelta- MUUUUA...
H Gordo- Nadie...
M Esbelta- GUGUGUGUGUGU...
M Esbelta- Yo tampoco...
M Esbelta- Nadie...
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H Gordo- (El sigue gozando de sus caricias pero después se da cuenta que alguien
viene) ¡Espérate, para! ¡Allí viene alguien!
(Salen corriendo)
Escena 7
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Reynaldo- Perdóname, llevo fuera del closet más tiempo que tú....
Mario- Te apuesto que nadie aquí puede darse cuenta de que somos novios...
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Mario- Lo sé. Lo sé. Te dieron una pela. Por eso lo hice debajo de la mesa, por
tu paranoia obsesiva...
Reynaldo- No es obsesiva...
Mario- No tiene que ver con lo que la gente piensa. Tiene que ver con
como
tú me haces sentir. No te estoy pidiendo mucho. Quiero dejar de sentirme
como si estuviera haciendo algo malo. Estoy cansado de esto...
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Escena 8
(En el risco. Armando prende el micrófono)
Armando - Nunca pensé que esto me pasaría. No puedo parar de reírme. Me siento
como un idiota. Me levanto, miro al techo y me río. Me pongo mis
medias y me río. Como y me río. Ayer mi mamá me contaba lo sola que
se sentía y no podía parar de reírme. Leí en primera plana del periódico
“Avión se estrella encima del techo de una casa” y empecé a reírme del
alivio de que Charlotte no estaba en ese accidente. Creo que tengo hasta
arrugas en mis cachetes de extrema felicidad. Antes me encerraba en el
cuarto por una semana cuando llegaba la semana de San Valentín para
evitarme la experiencia de vomitar cada vez que veía un peluche con un
corazón rosado. Y ahora quiero regalarle todo (Saca un caracol rosado de
su bolsillo) Encontré este caracol rosado a la orilla del mar y se lo quiero
dar después en el momento apropiado. (Se queda callado y sonríe por un
largo tiempo) ¡Esto es patético! Pero me siento tan bien sintiéndome
patético. En toda mi vida nunca me había dado cuenta de tantas mujeres
preñadas o de la cantidad de niños que hay en esta cuidad. No creo en el
amor. Pero hoy Charlotte me hizo querer comerme una fruta.
Armando - (Se queda admirándola y observándola) Sí, bella. (Mira al mar) Este es mi
lugar favorito. (Pausa. Los dos se quedan mirando al mar un rato)
¡Vámonos!
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Charlotte - ¿Qué hago? Me estoy desesperando. Nunca he pasado tanto tiempo con
alguien en mi vida. Él ya tiene su cepillo de dientes en mi baño. Nunca
he tenido un novio que me haya durado más de un mes y ese era mi
record. Yo siempre los dejo antes de que tengan tiempo de darse cuenta
que ya no quieren estar conmigo. Esta es la primera vez que alguien me
trata tan bien. Demasiado de bien. No estoy acostumbrada a esto. Es la
primera vez que alguien me acepta como realmente soy. (Sorprendida)Yo
le gusto. Realmente le gusto. Estoy acostumbrada a que sea tan difícil y
me pregunto si por eso me gustaba. Y ahora todo es tan fácil. ¿Será que
he estado en tantas relaciones jodidas, que no puedo amar o ser amada?
(Pausa) Tal vez no puedo ser feliz( Pausa) Pero tanto cariño me está
dando una claustrofobia terrible. A mí me gusta sentir que tengo una
página en blanco al frente mío todos los días. (Pausa) Lo voy a joder todo.
Siempre lo jodo todo. Siempre digo lo que no se supone. Es mi virtud y
mi defecto. La primera vez que tuve sexo con un muchacho bien guapo
me preguntó si me había venido rico y yo le contesté “en verdad no” y
nunca me habló de nuevo. Siempre jodo las cosas. Es cuestión de tiempo.
Escena 9
(El mesero prende la bombilla de la mesa de
Ricardo y Cecilia. Cecilia tiene puesta unas
gafas de sol)
Cecilia- Algo dulce. Algo que me haga olvidar lo miserable que estoy....
Ricardo- Pues yo quiero algo amargo, porque la miseria no se va con una varita
mágica. Pero claro, la negación es la droga más exquisita...
Cecilia- Pues algunos decidimos estar siempre amargados para joderle la vida a los
demás...
Cecilia- No quiero que nadie vea mis ojos. Todavía tengo ese aruñazo.
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Ricardo- Eso no hubiera pasado si mis uñas no hubiesen estado tan largas…
Ricardo- ¡Yo no te di! ¡No puedo creer esto! ¡No te di! Fue un accidente….
Cecilia- ¿Un accidente? Me estabas agarrando con tanta fuerza que yo podía sentir
tus uñas en mis brazos, ¿eso un accidente?
Ricardo- Nada tiene que ver contigo. Todo soy yo. Yo soy el malo. ¿Y tú actitud?
Cecilia- Es difícil tener una actitud cuando estás durmiendo. Tú sólo querías
acostarte conmigo pero yo estaba cansada y por eso me arrancaste las
sábanas de encima.
Ricardo- Esto es tan denigrante. Yo nunca he tenido que rogarle a ninguna mujer
en mi vida para que se acueste conmigo. No te voy a preguntar de nuevo.
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Cecilia- No vires la tortilla. Tú siempre tienes que tener lo que tú quieres cuando
tú lo quieres. Yo estaba durmiendo pero tengo que levantarme para
atenderte.
Ricardo- Siempre cambias el orden de las cosas. Así no fue como pasó. ¿Qué fue lo
primero que te dije?
Ricardo- ¿Ahora te quieres callar? Como siempre. Justo cuando estamos hablando
de algo important...
Ricardo- (Gritando) ¡No me importa! ¡No me importa lo que todo el mundo piensa!
¡Que se joda!
¡Que se joda todo! ¡No me importa un carajo lo que piensan tus amiguitos
sobre mí!
Emilia- ¡Avanza que no tenemos todo el día! ¡Tengo hambre! Mira, nos podemos
sentar aquí en esta mesa. Está regada pero eso no es nada. ¡Mesero!
¡Mesero!
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Emilia- ¡Ay, que bueno que llegó rápido! ¡Estas tripas están bien descontentas!
Mire joven, yo quiero... ¿Es usted el que me va servir el trago?
Mesero- Sí señora...
Emilia- Pues bien, yo quiero que me sirva un plato con satisfacción, pero como a
mí me gusta todo con un poco de pique, vas a agarrar la botella de piqué y
con mucha precaución...¿Está escuchando joven?
Emilia- Con mucha precaución vas a permitir que sólo una gota de pique le caiga
al plato...sólo un toque...como cuando un cura católico bautiza un
bebé...suave...una gota...y al lado quiero exactamente seis paquetes de
azúcar, ni uno más, ni uno menos...
Emilia- Viejo, te están hablando. (Lo dice más alto, se le acerca al oído derecho
porque Gerardo no escucha por el oído izquierdo) ¡Viejo! ¡Qué te están
hablando, ¿qué quieres?
Gerardo- No sé...
Gerardo- ¿Qué?
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Gerardo- No me apure, que no puedo pensar...(Mira el menú) Ah, sí, joven...( Mira
al joven a través de sus espejuelos con mucha ternura) Oye Vieja, ¿éste no
tiene un parecido a nuestro hijo? ¡Que Dios lo bendiga!
Gerardo- Ah, sí. (Vuelve a mirar al menú con sus espejuelos enormes) Creo...que
quiero un plato grande con afirmaciones...lleno de muchos sis. ( Empieza
a menear su cabeza como si estuviese diciendo que sí)
Gerardo- ¡Mesero! ¡Perdone, joven! Todavía no sé. Es que hay tantas cosas ricas
aquí. Deme un tiempito...
Emilia- Pues comerás solo, porque cuando llegue mi comida no voy a esperarte.
No voy a dejar que se me enfríe por tu indecisión y falta de carácter ...
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Emilia - No. Estoy diciendo que eres una lapa. ¡Eres un perezoso!
Mario- No. Quiero ver una película. Creo que voy a ir a la tanda
temprana.
Mario- Tal vez. Tú probablemente vas a querer ver algo profundo. Yo quiero ver
algo light…algo rosita…reírme de algo estúpido…
Reynaldo- ¿Qué se supone que signifique eso, que no tengo sentido del humor?
Reynaldo- Probablemente...
Mario- Pensándolo bien, vamos a ordenar. Quiero algo que me ponga feliz antes
de ver la película. ¡Mesero! ¡Dos vasos con estupidez!
Reynaldo- ¡No! Yo quiero ordenar algo distinto. Necesito pensar. ¡Mesero! ¿Puede
traerme un vaso con claridad!
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Mario- Ves lo que te digo. Tú nunca cedes. Yo sólo quiero reírme un ratito
...cambiar nuestro ritmo…(Pausa. Alegremente) Hoy mientras estaba
sentado en el banquito al pie del risco, me recordé de cuando vi un grupo
de hormigas que atravesaban una grieta que había en la acera, cargando un
pedazo de “popcorn”. Les tomó toda la vida...
Mario- Y estaba asombrado de cuán bien todas trabajaban juntas, haciendo una
simple función sin discutir ni nada, sin preocupaciones...
Mario- ¿Cómo tú sabes? Tú nunca has sido una hormiga. Tal vez tienen una
forma “hormiguística” de hablar o de preocuparse…
Reynaldo- Así que tú solución al mundo es que todos dejemos de pensar. Qué
inteligente...
Reynaldo- Maquiavelo.
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Reynaldo- ¿Tú solución a la miseria del mundo y a este país es que seamos
hormigas? Tremendo, vamos a creernos algo que no somos. Vamos a
crear un mundo rosita que nunca va a existir...
Mario- Creo que voy a tomar el día libre mañana. Voy a buscar trabajo
otro día....
Mario- ¿Sabes qué? (Emocionado)Voy a darme una caminata por la orilla del
mar. De ahora en adelante va a ser diferente. Y después creo que voy a ir
al cine...
Mario- No. Voy a ir solo. Vas a arruinar mis deseos de ser una hormiga. Te veo
en casa después...
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Ricardo-
Por fin estoy a solas. Pues no, Cecilia. No me gusta el color rosita,
¿entiendes? No me gusta. Es de niñas mimadas. Niñitas como tú, que se
lo dieron todo. Es un mundo de fantasía. Cecilia, me gusta tu poesía, me
enamora tu poesía. Pero no me la puedo creer, porque el mundo no es así.
Yo me crié de otra forma. Yo he visto demasiadas cosas que no me
hubiese gustado ver. Yo estoy seguro que si estuvieses en mis zapatos
unos segundos no serías tan soñadora. Sueñan los que tienen la
oportunidad de soñar. No sé porque a mí nunca se me dio esa
oportunidad. O tal vez esa oportunidad vino cuando te conocí. No me
estoy haciendo la víctima, Cecilia, pero es que no puedo ver rosita,
¿entiendes?. Miro el mar y veo su inmensidad, pero no la puedo sentir, no
la puedo vivir, es como tener un plato de comida al frente tuyo y no poder
comértelo. Abre los ojos, Cecilia, no estamos en un mundo de hadas.
Despierta.(Cierra los ojos) Despierta. Mis ojos no ven rosa.
(Apaga el micrófono)
Escena 11
Carmen- Llegué justo para el funeral. Se murió tan inesperadamente. Hablé con
Mami ayer...( Pausa, le da sentimiento)... y parecía que estaba bien...
Margarita- Lo siento...
Carmen- Mami se veía tan bella en su ataúd. Yo sé que suena raro, pero uno
siempre piensa que se van a ver pálidos o morbosos. Pero se veía como si
estuviese soñando. Nunca la había visto así...las flores rosas que agarraba
en sus manos la hacían verse tan joven...me sentí hasta feliz por ella...
Margarita- ¿Estás segura que no quieres quedarte unos días extras? Yo estoy segura
que la orquesta entendería...
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Carmen- No puedo quedarme más tiempo, todo me recuerda a ella. Regresaré, pero
necesito más tiempo...
Carmen- No tienes que decir nada. Nada que digas va cambiar este sentimiento
de... (Pausa. Se queda callada tratando de buscar la palabra) No sé ni
como nombrarlo.(Pausa) Vamos a cambiar el tema. Me haría bien pensar
en otra cosa por unos segundos...
Carmen- Nos conocíamos antes de nacer. Nuestras madres caminaban juntas por el
parque cuando todavía estábamos en sus panzas...
Margarita- Tú eres la única persona que conozco que me ha visto crecer por tantas
etapas...
Margarita- ¡Y yo lo adoraba! ¿Tú sabes que se casó y tiene dos hijas? Me lo encontré
aquí el otro día y me enseñó las fotos de sus nenas…
Carmen- No lo puedo creer. ¿Dos nenas? (Pausa) ¡Dios mío! ¿Te acuerdas de su
mejor amigo? ¿Cuál era su nombre?
Margarita- ¿Pablo?
Carmen- Sí, Pablo. ¿Te acuerdas cuando le diste un puño en la cara porque me
insultó? Tenías un carácter tan fuerte. Todo el mundo te tenía miedo...
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Carmen- No seas tan dura contigo misma. Todavía te veo así de fuerte...
Margarita- ¿De verdad? Sólo estás diciendo eso para que no me sienta mal...
Carmen- Yo te admiro...
Carmen- Sabes Margarita, te iba llamar hace unos días antes de que pasara todo este
revolú con Mami, porque hay una cantante que se tiene que ir de la
orquesta y van hacer audiciones en una semana. Creo que serías la
persona ideal...todavía yo no he escuchado nadie cantar como tú...
Margarita- No sé que decir, excepto que puedes contar conmigo para lo que sea, si
necesitas hablar, lo que sea...
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Carmen- Me tengo que ir. Te llamo tan pronto llegue. ¡Qué mierda, todavía no
hemos pagado!
Margarita- (Gritándole a Carmen que ya casi está fuera del escenario) ¡Ay, se me
olvidó preguntarte si realmente existen las flores chillonas en plena nieve!
Escena 12
(La Mujer Esbelta y el Hombre Gordo se
sientan en el banquito al pie del risco. La
Mujer Esbelta tiene un envase con “whip
cream” rosado. Ellos se lamen los dedos
llenos de “whip cream” durante toda la
escena. Están tan felices que la escena
parece moverse en fast forward)
H Gordo- (Se ríe en un tono agudo)
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
M Esbelta- Tú también...
H Gordo- ¿ No te puede enfermar tanta felicidad? ¿No tenemos que buscar una razón
para estar tristes?
M Esbelta- No, Gordi eso lo hacemos todos los días...Ahora lame, antes que se acabe.
¿Viene alguien?
H Gordo- No...
H Gordo- (Mira ambos lados para ver si viene alguien) ¡Ay sí, que riiiiico!!!
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
M Esbelta- ¡RRRRiiico!!
H Gordo- ¡RRRIIIIIIICO!!
H Gordo- ¡Que riiiiico! ¡Mira espérate, Flaquita!!(Mujer Esbelta sigue diciendo para
sí “¡Qué rico!” porque no escucha al Hombre Gordo) ¡Por ahí viene
alguien!
(Salen corriendo)
Escena 13
(En el banquito al pie del risco. Reynaldo
prende el micrófono)
Reynaldo-
Escena 14
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Mesero- Un plato con indecisión bien calientito y un plato con satisfacción. ¡Buen
provecho!
Emilia- Ya era hora mijo, se tardaron mucho. Por poco me muero aquí.
Gerardo- Vieja, hay que cogerlo con calma, hay que gozárselo...
Emilia- Lapa...
Emilia- Lapa....
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Mario- (Lo interrumpe irritado) ¡Yo no te pedí esto! Yo te pedí algo sencillo.
Sencillo. Te estás burlando de mí, ¿verdad?
Mario- Estás haciendo esto por ti. Yo no te pedí ver tus bolas. ¡Yo las veo todas
las noches!
Escena 15
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Ricardo- ¡Margarita!
Mesero- (Le habla a la audiencia) Ricardo camina hacia su mesa. Margarita sigue
mirando para el otro lado...
Margarita- Sí...
Ricardo- Cuando alguien te llama por tu nombre, aunque tú no sabes quien te está
llamando, uno mira. Es instintivo. Me estabas ignorando. Pero está bien.
Yo ignoro a la gente todo el tiempo. Nos han presentado ya dos veces.
¿Recuerdas? Yo soy el novio de Cecilia...
Margarita- Te voy a ser franca. No te puedo ni mirar. No soy una persona difícil, me
llevo bien con mucha gente, pero no te puedo ni mirar...
Margarita- Seguro. Por un segundo por poco pensé que eras un tipo chévere. Pensé:
“Tal vez no es un pendejo arrogante”, pero tenía razón desde el
principio...lo eres...
Margarita- No. Gracias. No puedo beber más. He estado aquí demasiado tiempo...
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Ricardo- ¿Por qué sencillamente no dices que no quieres beberte un trago conmigo?
Margarita- Siempre está pensando en los demás en vez de en ella misma y pues, eso
te puede hacer muy infeliz...
Ricardo- Hablas con tanta convicción. Tal vez estás hablando de ti misma...
Ricardo- ¡Espérate, no te vayas! Voy a parar de ser tan listo. Necesito hablar con
alguien...y como eres amiga de Cecilia.(Pausa) ¿Te tomarías un trago
conmigo?
Margarita- (Se queda callada por un segundo) Bueno, que carajo, debería ya mudarme
a este sitio...
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Margarita- ¿Y?
Margarita- Ya veo…
Ricardo- ¡No! Sí. Los dos lo hacíamos. Ella lo hacía de otra forma. No es así de
sencillo.
Margarita- No hay persona que me saque más de mis casillas que mi mamá...Puede
decirme la estupidez más grande y exploto...
Ricardo- Mi madre fue mi primera novia... “¿por qué te gusta esta música?”, “¿por
qué te vistes así?”, “¿por qué no te gusta estar rodeado de gente?,¿sabes?
Ricardo- A mí por eso me gusta estar solo. Así nadie te molesta o hiere. Puede ser
un mecanismo de defensa pero me había funcionado bastante bien. Y
después conocí a Cecilia y ella me las derrumbó todas. Ahora no sé ni
como actuar...Ya no sé ni en lo que creo...¿Nunca te ha pasado?
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Ricardo- Lo sabía. Aquella vez que nos conocimos en la playa sabía que eras una
solitaria como yo. Estabas rodeada de gente pero sabía que estabas sola...
Ricardo- Está bien. Está bien. No tienes que sacar tus garras. (Pausa) Yo sé que ella
es tu amiga...
Ricardo- La amo...
Ricardo- Ya la perdí…
Margarita- Eres rápido. (Pausa) Tal vez. (Pausa) Ahora te puedo mirar un poquito
más...
Ricardo- No…
Ricardo- Ese dolor cuando te levantas por las mañanas y te sientes vacío...te
levantas sintiendo que tu vida es una mierda...
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Ricardo- (Asombrado, titubeando) Perdón... No quería herirte. No eres tú. Soy yo.
Tus ojos me recordaban a mí mismo. No eres tú...
Margarita- Me levanto por las mañanas y no quiero seguir. Yo sé que hay gente que
está más jodida que yo, debo estar agradecida. Mi vida está bien...pero no
es lo que yo esperaba. Soy una cobarde. Voy a morir siendo una
cobarde...
Ricardo- Mira, yo no te conozco bien, pero te puedo decir que no eres una
cobarde...para nada. ¡Mesero, una servilleta con serenidad, por favor!
Margarita- Lo que más amo hacer en este mundo, no lo hago. Me quejo de mi mamá
como una excusa para no admitir que tengo miedo de que no lo voy a
lograr, de que tal vez no soy lo suficientemente talentosa...
Margarita- Gracias.
Escena 16
( En el risco. Mario prende el micrófono)
Mario- Las hormigas me caen bien. Son muy parecidas a mí, ellas viven en
comunidad y a mi me encanta compartir con las personas. Las hormigas
son pequeñitas, pequeñitas, pequeñitas pero diligentes. Su olfato es tal,
que una vez huelen algo dulce, en un segundo están allí, devorándose el
postre. Son bien sabias, pueden reconocer la felicidad en un instante.
Porque todavía no he conocido a un niño que no le guste los dulces. Las
hormiguitas son pequeñitas, pequeñitas, pequeñitas pero con sus dos
antenas lo escuchan todo. Las hormiguitas son pequeñitas, pequeñitas,
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pequeñitas pero bravas, sin que te des cuenta te pican en el lugar menos
esperado y mientras más te rascas más grande se hace la roncha. Ayer a
mi me picó una hormiga. Y estuve bien feliz de que me picara una
hormiga. Ese picazón me ha despertado.
Escena 17
Armando - (Respira nerviosamente) Umm jaa. (Se seca el sudor de su frente con su
pañuelo) No me puedo concentrar. Estoy preocupado de que todo el
mundo nos está mirando...
Charlotte - Quiero sentir tus pies desnudos (Armando se quita sus zapatos y después
sus medias) Hace demasiado calor, ¿por qué usas medias gruesas?
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Armando - Ummmjaaaa….
Charlotte - SHHH…
(Se siguen acariciando los pies. El mesero
prende la bombilla de la mesa de Ricardo.
Reynaldo entra al restaurante)
Reynaldo- ¿Qué?
Ricardo- Vamos a decir que no me gusta adornar las cosas. Las cosas son como son
y ya. No me gusta crear falsas expectativas.
Ricardo- Así que me escuchaste. Tal vez te gustaría conocerme, pero una vez lo
hicieras, no te caería muy bien...
Ricardo- (Se ríe) Nunca pensé que me compararían con una rosa. (Pausa) Tú has
sido hincado...
Reynaldo- Pero yo seguiré siendo el mismo pendejo de siempre, porque siempre voy
a desear la rosa, no es suficiente mirarla. Siempre querré que su belleza
me enamore y me haga olvidar sus espinas...
Ricardo- No, eso es peligroso porque siempre tienen espinas. Por eso yo
sencillamente no las deseo. ¿Sabes una cosa?, sin conocernos, creo que
nos entendemos bastante bien...
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Sylvia Bofill, Rosa Viejo, 2004
Reynaldo- Yo tampoco…
Ricardo- Creo que he encontrado un amigo. ¡Mesero dos vasos con amistad, por
favor!
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Emilia- ¿Cansado de qué? ¿De tener tu fondillo sentado todo el día? Dale, viejito,
baila conmigo...
Gerardo- Eh....
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M Esbelta- Mira Gordi, hay una fiesta abajo en el restaurante. ¿Quieres bailar
conmigo?
H Gordo- Ehhh...
H Gordo- ¡Dale!
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H Gordo- ¡Flaquita! ¡Flaquita! (La Mujer Esbelta no lo oye porque está entretenida
bailando) ¡Flaquita!
Mesero-
Emilia- Todo iba tan bien. ¡Qué porquería de hombre! ¡Vamos a casa a buscar el
dinero! ¡Que te muevas, carajo!(Le da nuevamente en la cabeza con su
cartera) ¡Que te muevas!
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Emilia- Todo iba tan bien. ¡Qué porquería de hombre! ¡Vamos a casa a buscar el
dinero! ¡Qué te muevas, carajo!(Le da nuevamente en la cabeza con su
cartera) ¡Qué te muevas!
Ricardo- Yo me paso mucho aquí. A veces solo vengo para escuchar la música que
ponen. El mesero tiene buen gusto. Tal vez nos veremos aquí de nuevo..
Si se da, se da...
Reynaldo- Claro, creo que me daré la vuelta. Me voy a quedar en el país por mucho
más tiempo del que pensaba....Nos vemos...
Armando - (Se seca el sudor de su frente) Umm jaa. Estás teniendo dudas...era muy
perfecto para ser verdad...
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Escena 18
H Gordo- ¿Qué?
H Gordo- No sé...
M Esbelta- Dale...
H Gordo- No sé...
H Gordo- Dale...
M Esbelta- Dale...
H Gordo- No sé...
M Esbelta- Dale...
M Esbelta- Dale...
H Gordo- Dale...
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Escena 19
Mesero- Yo me acuerdo de ti. Tu novio rompió el último par de vasos finos que
me quedaban…
Cecilia- Perdón…
Mesero- No tienes porque pedirme perdón. Esto pasa todo el tiempo aquí. (Se ríe)
Oye, pero el estaba furioso. Si hubiésemos visto esa escena en una
película dirían que era el cliché del macharan latino. Pero los clichés
vienen de la vida ¿no? (Para de reírse porque se da cuenta que a Cecilia no
le da gracia)
Cecilia- Me alegra que estés filosofando sobre mis problemas. Debe ser muy
entretenido. ¿Me puedes traer la cuenta, por favor? Es tarde. Yo debería
irme...
Cecilia- No debería…
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Cecilia- Es dulce…
Cecilia- Mi pecho se siente caliente como si fuera a llorar pero no de tristeza, sino
por sentir demasiado. Como cuando algo te conmueve y no encuentras las
palabras para expresar ese sentimiento...Yo daría lo que fuera por sentir
esto todos los días...
Cecilia- De felicidad…
Cecilia- Sí. Muchas veces me han llamado así o me han dicho que soy ingenua.
Se creen que soy una bobita sencillamente porque me gusta ver las cosas
del lado positivo.
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Mesero- Yo lo sé...
(Pausa)
Apagón
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