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Contenidos
Primero
Segundo
Tercero
Cuarto
Quinto
Sexto
Séptimo
Octavo
Noveno
Décimo
Undécimo
Duodécimo
Décimo tercero
Décimo cuarto
Décimo quinto
Vistos:
Por sentencia de doce de agosto de dos mil trece, el tribunal de primera instancia rechazó la
demanda, argumentando que si bien la diligencia de examen comparativo de ADN del actor –
imputado en la causa criminal- con las muestras existentes en las prendas de la víctima, fue
decretada con un “retraso formal” por la Fiscalía Local de T. teniendo en cuenta la privación de
libertad que afectaba al demandante, dicha demora no puede estimarse como una conducta
arbitraria que únicamente haya obedecido a la mera voluntad o capricho de la Fiscalía, toda vez
que es un hecho cierto que la formalización del actor y su prisión preventiva se fundaron no sólo
en el reconocimiento de la víctima –el que se mantuvo incluso después de los resultados de la
prueba de ADN- sino que en el reconocimiento de dos testigos –quienes habrían visto al
demandante en compañía de la afectada momentos antes de perpetrarse la agresión sexual
denunciada-, de modo que no existía un solo indicio de participación –dichos de la ofendida-
que podía desvanecerse con los resultados del referido examen de ADN. Por lo demás, señala
el juez a quo, esta diligencia al ser solicitada por la defensa del imputado, fue acogida por el
órgano investigador.
Apelada que fuera esta sentencia por el actor, la Corte de Apelaciones de Concepción por
decisión de diecisiete de abril de dos mil catorce la confirmó, con costas.
El tribunal de alzada sostuvo que en autos no existían antecedentes que permitieran calificar de
arbitraria ni injustificadamente errónea la actuación del Ministerio Público en la causa criminal
seguida en contra del demandante. Agregó que independiente de la necesidad de practicar el
examen de ADN, existía en el expediente investigativo otras diligencias que perjudicaban al
imputado, tales como la denuncia de la víctima, reconocimiento fotográfico y en rueda de presos,
declaración de testigos, peritajes médicos, todos elementos de convicción que hicieron
necesarias las medidas cautelares impuestas al entonces imputado. De manera que aun
cuando existió efectivamente demora en la práctica de dicha diligencia, ese retardo no puede
calificarse de “injustificadamente erróneo o arbitrario”.
Considerando:
Primero
Que el recurso de nulidad formal encuentra su fundamento en la causal contemplada en el
artículo 768 N° 4 del Código de Procedimiento Civil por haber incurrido la sentencia en el vicio
de ultrapetita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, por cuanto la sentencia de
primera instancia al desestimar la demanda no condenó en costas al actor, no recurriendo de
apelación el demandado, Fisco de Chile. Sin embargo, el fallo de segundo grado condenó al
demandante al pago de las mismas.
Segundo
Que el artículo 766 del Código de Procedimiento Civil dispone –en lo que interesa- que el
recurso de casación en la forma se concede contra las sentencias definitivas y contra las
interlocutorias cuando ponen término al juicio o hacen imposible su continuación.
Tercero
Que la circunstancia de radicarse en la sentencia definitiva el pronunciamiento relativo a las
costas no le permite participar de la naturaleza de esta resolución, desde que no constituye
parte o sección alguna de la cuestión controvertida en el pleito, sino que se trata de una sanción
que la ley autoriza imponer a determinados litigantes; y como tampoco constituye una sentencia
interlocutoria que ponga término al juicio o haga imposible su continuación, no resulta
procedente su impugnación por medio de este arbitrio, pese al error en que incurrió la Corte de
Apelaciones de Concepción al declarar a favor del Fisco un derecho a cobrar costas que no
pidió al tribunal de alzada.
Cuarto
Que en atención a lo expuesto, habrá de rechazarse el recurso de casación en la forma
presentado en este proceso.
Quinto
Que mediante este recurso de nulidad de fondo se denuncia, en primer término, la infracción de
los artículos 3° y 5° de la Ley N° 19.640, Orgánica Constitucional del Ministerio Público.
Conforme al primero de estos preceptos, la investigación de los ilícitos penales por dicho
organismo debe ser objetiva y ocuparse con igual celo no sólo de los hechos y circunstancias
que funden o agraven la responsabilidad del imputado, sino también los que le eximan de ella,
la extinguen o la atenúen. A su vez, continúa el recurrente, la norma del artículo 5°, en la que se
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sustenta esta demanda, da cuenta que el Ministerio Público debe actuar sin errores
injustificados ni actuar de manera manifiestamente arbitraria.
Como segundo error de derecho, el recurso explica que la mora significa incumplimiento y el
“retraso formal” que consigna la sentencia es incumplimiento, y como tal no se trata de un hecho
sin significación jurídica. Indica que el artículo 1494 del Código Civil –aplicable en la especie
por lo dispuesto en el artículo 4° del mismo texto legal- habla que el plazo tácito es aquel
indispensable para cumplir con la obligación, y si bien es cierto que la ley no ha dispuesto un
término para realizar la diligencia de ADN, resulta evidente que esta prueba debe efectuarse tan
pronto como el Ministerio Público cuente con los elementos para disponerla.
Señala que establecido como hecho inequívoco ese retraso en la realización del examen de
ADN, la carga de justificar tal retraso recaía en el Ministerio Público, puesto que así lo dispone el
inciso primero del artículo 1698 del Código Civil. En este sentido, menciona que de acuerdo al
artículo 1547 inciso tercero del mismo cuerpo legal, la prueba de la diligencia o cuidado
incumbe al que ha debido emplearlo.
En otras palabras, como el Ministerio Público debía actuar con celo, esto es con diligencia y
cuidado en la investigación de todo aquello que exculpaba al demandante, y habiéndose
acreditado que aquél actuó con retraso al estar el imputado privado de libertad, le incumbía al
ente persecutor la prueba de justificar las razones de esa tardanza, cuestión que no sucedió,
puesto que el demandado no justificó las razones por las que retardó la realización del examen
de ADN por 124 días mientras el imputado mantenía su libertad restringida.
Finalmente, como último yerro el recurso señala que a consecuencia de los errores anteriores,
se resolvió en contra del mérito del proceso, lo que era obligatorio conforme al artículo 160 del
Código de Procedimiento Civil, renunciándose a ejercer la autoridad que se ha entregado a los
tribunales de justicia de acuerdo al artículo 10 inciso primero del
Código Orgánico de Tribunales, vulnerando el espíritu general de la legislación y la equidad
natural en cuanto a la responsabilidad del Estado y el rechazo a la impunidad.
Sexto
Que para una adecuada comprensión del asunto cabe consignar los siguientes antecedentes de
este proceso:
a.- Con fecha 19 de enero de 2009, Carabineros mediante un parte denuncia da cuenta a la
Fiscalía Local de T. que ese día una persona de sexo femenino de 32 años de edad había sido
víctima de un ataque sexual. Se indica que la afectada les señaló que mientras caminaba por
una calle de esa comuna se acercó un individuo de aproximadamente unos 60 años, quien
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luego de seguirla, la tomó del brazo llevándola a un sitio eriazo, donde premunido de un arma
blanca la despojó de sus pantalones y ropa interior, para luego intentar penetrarla por vía
vaginal, lo que no logró por la resistencia de la víctima, debido a lo cual la colocó de cubito
abdominal y la penetró en la zona anal.
b.- Iniciada la investigación por la Fiscalía Local de T., el 3 de junio de 2009 el fiscal adjunto le
solicita al Juzgado de Garantía de T. que decrete una orden de detención en contra de M.Á.S.R.,
de 50 años a la sazón, como supuesto autor del delito de violación antes reseñado. La solicitud
de detención se sustentó en la declaración de la víctima y de dos testigos, todos quienes lo
reconocieron en un set fotográfico. Esgrimió además el fiscal, que el imputado se había
trasladado a otra región puesto que estaba en conocimiento de que había sido reconocido.
c.- Con esa misma fecha, el tribunal accedió a dar la orden de detención, siendo S.R.
aprehendido en la ciudad de Tocopilla el 5 de junio de 2009. Es formalizado en Tomé el 8 de
junio de ese año, luego de haber sido llevado desde Tocopilla por un carro de Gendarmería,
ordenándose además su prisión preventiva.
e.- El día 9 de noviembre de 2009 es cambiado el arresto domiciliario por las medidas
cautelares de firma mensual y arraigo nacional, además de la prohibición de ingresar a T..
g.- Con fecha 24 de julio de 2009, la defensa del imputado pidió la práctica de un peritaje de
ADN, a partir de las muestras encontradas en la ropa interior de la víctima para su comparación
con el ADN del actor. Accediendo a ello la Fiscalía, dicha prenda fue enviada el 8 de agosto de
2009 al Servicio Médico Legal para que se informara si las muestras detectadas en el calzón
correspondían a semen y sangre humana. Con la respuesta afirmativa de dicha institución, se
decretó la diligencia probatoria de ADN el 24 de septiembre de 2009, tomándose muestras del
imputado el 28 de octubre de ese año.
h.- Los resultados de esta pericia fueron recibidas por la Fiscalía Local de Tomé el 13 de julio de
2010, el cual concluyó que la muestra extraída desde el calzón de la víctima presentaba un perfil
genético de sexo masculino distinto al encontrado en las muestras del imputado.
i.- El día 27 de julio de 2010, el Ministerio Público solicitó el sobreseimiento definitivo del
imputado por la causal del artículo 250 letra b) del Código Procesal Penal, el que es declarado
por el Juzgado de Garantía de T. con igual fecha, quedando sin efecto las últimas medidas
cautelares que le habían sido impuestas.
Séptimo
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En consecuencia, para decidir acerca del recurso de casación en examen, resulta necesario
dilucidar si la actuación del Ministerio Público puede ser calificada de injustificadamente
errónea o arbitraria.
Octavo
Que es claro que la norma transcrita establece un estatuto especial de responsabilidad
extracontractual en que el título de imputación es el de “conductas injustificadamente erróneas o
arbitrarias” del Ministerio Público.
Por tanto, habrá de aclararse dicho concepto jurídico. Con este fin es útil traer a colación las
expresiones que han sido utilizadas por esta Corte Suprema en distintos fallos para calificar este
mismo concepto también empleado por la Constitución Política en el artículo 19 N° 7 letra i), a
propósito de la responsabilidad del Estado por error judicial, señalándose que ello ocurre
cuando se produce: a) un error inexplicable; b) desprovisto de toda medida que lo hiciera
comprensible; c) falto de toda racionalidad; d) sin explicación lógica; e) un error grave, exento de
justificación, sin fundamento racional, inexplicable; f) un error craso y manifiesto, que no tenga
justificación desde un punto de vista intelectual en un motivo plausible; g) actuación adoptada
insensatamente; y h) motivado por el capricho, comportamiento cercano al dolo (“Tratado de
Responsabilidad Extracontractual”, E.B.B., Editorial Jurídica de Chile, primera edición, 2007,
página 524).
Es decir, se trata de un título de imputación mucho más restrictivo que el de los supuestos
generales de la responsabilidad administrativa o de falta de servicio. Como ha manifestado el
citado profesor B., haciendo referencia al error judicial, este tipo de responsabilidad responde
más bien a un modelo de culpa o negligencia grave.
Esto implica que debe excluirse de tal tipo de conductas cuando se proceda con un margen de
error razonable. En otras palabras, el error o arbitrariedad debe ser manifiesto en la conducta del
Ministerio Público, contrario a la lógica, a los dictados de la experiencia y a los conocimientos
sobre la materia a la cual versa o bien que derive de la sola voluntad o del capricho del órgano
persecutor.
Noveno
Que la afirmación precedente encuentra respaldo en la historia fidedigna del establecimiento del
artículo 5° de la Ley N° 19.640, en orden a que se decidió fundar esta última disposición en el
precepto constitucional consagrado en el artículo 19 N° 7 letra i). Es así como se señala:
Estado debe responder por el daño que cause a las personas en su actividad, u
omisión, en su caso. Nuestra Constitución Política lo consagra en el artículo 38,
inciso segundo, en lo que concierne a las acciones u omisiones de la
Administración, y en el artículo 19 N° 7 letra i), en cuanto a las resoluciones
judiciales que afecten el derecho a la libertad personal y a la seguridad individual, en
la forma que allí se señala.
Al efecto, creyó que una fórmula era establecer la obligación del Estado de
indemnizar los daños causados por el Ministerio Público por acciones u omisiones
arbitrarias, ilegales o manifiestamente erróneas. Estos conceptos no son novedosos
en nuestro ordenamiento constitucional, ya que han experimentado un importante
período de decantación en institutos como el recurso de protección y la propia
responsabilidad por la actividad jurisdiccional antes aludida.
La Comisión aceptó ese criterio, que guarda concordancia con la responsabilidad del
Estado por su actividad jurisdiccional, la cual procede respecto de aquella resolución
que sea ‘injustificadamente errónea o arbitraria’, sin perjuicio de que esta última se
encuentra constitucionalmente restringida a los casos que hayan redundado en el
sometimiento a proceso o condena del afectado. No obstante, le preocupó que, al
mencionar los actos, queden excluidas las omisiones en que incurra el Ministerio
Público. Por tal motivo, optó por hacer referencia a ‘las conductas’, en el entendido
de que, de esta forma, se está comprendiendo tanto a las acciones como a las
omisiones de este organismo
Décimo
Que ha quedado entonces claramente establecido que en lo que dice relación con la calificación
de “injustificadamente errónea” requerida para acoger la demanda, no basta con que el proceder
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del ente persecutor sea meramente equivocado, inexacto o desacertado, sino que también debe
estar falto de justificación. Y que, a su vez, la conducta arbitraria del Ministerio Público, supone
que ésta sea antojadiza o que esté dirigida por la irracionalidad.-
Dicho lo anterior, del examen de los antecedentes fácticos reseñados en el fundamento sexto de
esta sentencia es posible concluir que el comportamiento imputado al Ministerio Público no
puede ser conceptuado como injustificadamente erróneo o arbitrario.
Undécimo
Que, en efecto, la prisión preventiva que dispuso el Juzgado de Garantía de T. respecto del
demandante, a petición del Ministerio Público –privación de libertad en que hace recaer su
censura el recurrente-, se apoyó en supuestos que satisfacían los requisitos materiales exigidos
por el Código Procesal Penal para decretar dicha medida cautelar. Por una parte, existían
antecedentes suficientes que justificaban la existencia del delito que se investigaba –cuestión
no controvertida- y, por otra, existían también antecedentes que permitían presumir
fundadamente la participación del imputado como autor, cómplice o encubridor de ese delito.
Cabe traer a colación que se contaba con la declaración y reconocimiento de la víctima y de dos
testigos presenciales de las circunstancias anteriores a la agresión sexual, evidencias todas que
apuntaban al demandante. Estos elementos de convicción legitimaron la solicitud de prisión
preventiva que pidió el ente persecutor, aun tratándose de la medida más gravosa, la que tuvo
que ser debidamente ponderada por un tribunal de justicia que finalmente accedió a ella, y
respecto de la cual, no se dedujo recurso alguno para impugnarla.
De modo que el actuar del Ministerio Público se basó en los antecedentes que constaban en la
pesquisa llevada a cabo, las que resultaban, no sólo para él sino también para el órgano
jurisdiccional, absolutamente relevantes para imponer la prisión del imputado.
Duodécimo
Que, por otra parte, una vez determinado que existían muestras suficientes para la realización
del examen de ADN, éste fue decretado por la Fiscalía Local de Tome, acogiendo así una
petición de la defensa del inculpado que sólo se vino a presentar a fines de julio de 2009, es
decir, cuando el actor ya llevaba casi dos meses privado de su libertad.
Décimo tercero
Que si bien es innegable que el fiscal a cargo de la investigación pudo haber adoptado las
medidas pertinentes para la práctica inmediata del examen de ADN, al contar con muestras en
Por consiguiente, la prisión preventiva que experimentó el actor con ocasión de la investigación
del delito de violación no se debió a la tardanza en llevarse a cabo la prueba pericial de ADN,
sino que se fundó en evidencias probatorias que razonablemente aparecían suficientes para
decretarla.
Décimo cuarto
Que de ello se sigue que no es posible dar por establecido que la actuación reprochada al
Ministerio Público y la privación de libertad del actor haya existido una relación de causalidad
que permita concluir que de no haber existido dicha demora, el demandante no habría quedado
en prisión preventiva o habría obtenido antes su libertad, desde que la decisión de privarlo de la
misma se basó en elementos probatorios que le otorgaban plausibilidad.
Décimo quinto
Que contrariamente a lo que aduce la parte demandante, correspondiéndole a ésta rendir
prueba suficiente e idónea para acreditar la concurrencia de los requisitos propios de la acción
intentada, no lo hizo, y por el contrario, de la surgida del demandado se desprenden elementos
de juicio para estimar que el proceder del Ministerio Público no puede ser definido en los
términos descritos por el artículo 5° de la Ley N° 19.640.
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 764, 765, 766, 767, 768, 805 y 806 del
Código de Procedimiento Civil, se rechazan los recursos de casación en la forma y en el fondo
interpuestos en lo principal y primer otrosí de la presentación de fojas 181 en contra de la
sentencia de diecisiete de abril de dos mil catorce, escrita a fojas 174.
Se previene que el Ministro señor Pierry, en relación al considerando octavo de este fallo, tuvo
en particular presente que la falta de servicio admite graduaciones. En realidad la cuestión es a
la inversa: no toda falta es sinónimo de falta de servicio, que consiste precisamente en aquella
falta que es susceptible de comprometer la responsabilidad del Estado. La falta misma que
puede constituirla admite graduaciones y, en algunos casos, la falta de servicio solo existe
cuanto la falta cometida ha revestido ciertas características de gravedad. Esta distinción es de
enorme importancia tratándose de la responsabilidad extracontractual del Estado.
En el Código Civil, toda falta, incluso ligera, basta para comprometer la responsabilidad propia,
según los términos de su artículo 2314, y por el hecho ajeno, según el artículo 2320. En relación
con ciertas actividades administrativas, en cambio, el derecho administrativo, particularmente el
francés, subordina la responsabilidad del Estado y por lo tanto la “falta de servicio”, a la
No se trata de una falta de servicio grave, sino que mejor dicho, para que exista falta de servicio,
la falta ha de ser grave. Esto es precisamente lo que el legislador ha hecho en la ley N° 19.640,
Orgánica Constitucional del Ministerio Público, que para comprometer la responsabilidad del
Estado por las actuaciones del Ministerio Público, exige que ellas sean “injustificadamente
erróneas o arbitrarias”, lo que en principio equivale a que la falta sea grave.
La exigencia de una falta grave para comprometer la responsabilidad del Estado se utiliza en
diversos tipos de actividades estatales, como la actividad penitenciaria, cierta actividad de
control, lucha contra incendios, actividad material de policía, esta última con varias limitaciones,
actividad médica.
La jurisprudencia francesa distingue entre aquellas actividades donde siempre será necesaria la
existencia de una falta grave para comprometer la responsabilidad del Estado, y aquellas como
la actividad de policía, donde habrá de estudiarse, caso a caso si se exige una falta grave o
basta una falta simple.
El concepto mismo de la falta grave, en relación con la falta simple, difícilmente puede estar
definido legalmente, y será la jurisprudencia la que lo irá estableciendo, siendo por ello que la
distinción es difícil de precisar, particularmente para Chile, donde no ha existido ninguna
aplicación de la institución. Sin embargo, su justificación resulta evidente y necesaria, y la
relación entre una y otra es paralela a la distinción que formula la Ley de Bases Generales de la
Administración del Estado entre la falta de servicio y la falta personal. Recordemos que la falta
personal se define únicamente por la gravedad de la conducta de un funcionario, pudiendo una
conducta acreedora de sanción disciplinaria no ser considerada como falta personal, sino que
como falta de servicio, atendido que no reviste caracteres de extrema gravedad.
La existencia de la distinción entre falta grave y falta simple encuentra su justificación en que
ella permite al juez reconocer la existencia de una falta, sin llegar a establecer la
responsabilidad civil, lo que de otra manera no podría hacer sin recurrir a negar simplemente la
existencia de la falta, lo que podría resultar a todas luces absurdo, pero a lo que el juez podría
inclinarse, atendida la dificultad de la actividad del órgano público.
Es precisamente la dificultad de la actividad del Ministerio Público, al igual que las otras
actividades donde se aplica la distinción, lo que hace que ciertas faltas puedan ser excusables.
La no existencia de la distinción entre falta grave y simple, podría impedir que el Ministerio
Público actuara eficaz y prontamente, para no poner en riesgo su responsabilidad civil.
Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Prado y la prevención, redactada por su autor.
Rol Nº 12.451-2014.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema integrada por los Ministros Sr. Rubén
Ballesteros C., Sr. Pedro Pierry A., Sra. Rosa Egnem S., y los Abogados Integrantes Sr. Alfredo
Prieto B., y Sr. A.P.P. No firman, no obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la
causa, el Ministro señor Ballesteros por haber cesado en sus funciones y el Abogado Integrante
señor Prieto por estar ausente. Santiago, 26 de enero de 2015.
En Santiago, a veintiséis de enero de dos mil quince, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.