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La libertad y su repercusión en la felicidad

Primero que nada, la libertad es la capacidad de obrar sin


impedimentos, de autodeterminarse, lo que supone la posibilidad de
elegir tanto los fines como los medios que se consideren adecuados
para alcanzar dichos fines.

En la medida en que podemos aplicar el término a distintas facetas de


la realidad podemos hablar de distintos tipos de libertad: moral,
jurídica, política, religiosa, de pensamiento, etc...

La posibilidad de que el individuo pueda sustraerse o no a la cadena


determinística de los fenómenos naturales ha provocado no pocas
discusiones en torno a la realidad de dicho concepto y su significado,
caso de aceptar su realidad, dando lugar a numerosas concepciones,
por lo general muy matizadas, de lo que sea la libertad.
La Idea de libertad está repartida y como refractada en el conjunto de
estos conceptos particulares, acepciones o determinaciones. Sólo por
la mediación de estas determinaciones y a través de la confrontación
crítica de las mismas, puede intentarse una reconstrucción
sistemática. Esta reconstrucción de una Idea de Libertad es la tarea de
la filosofía. La Idea de libertad sólo se manifiesta, porque sólo se
desarrolla también, abriéndose camino a través de los fenómenos, de
los diferentes conceptos de libertad que, a su vez, están determinados
en el curso de los procesos históricos, culturales y sociales. Por tanto,
la Idea de libertad sólo puede analizarse a través de esas
concreciones suyas por cuya mediación, además, seguirá
determinándose en lo sucesivo. La Idea de libertad, si es que puede
ser establecida, deberá extraerse de esa nebulosa; y no
necesariamente como un “común denominador” a todas sus partes, o
como una “integración armónica” de todas ellas, sino acaso como una
reconstrucción de algunas partes a partir de otras, o de todas a partir
de terceros componentes que puedan demostrarse que actúan en
aquellas partes.
Cuando somos libres, entendemos que la alegría de nuestra vida
depende de todas y cada una de las decisiones que diariamente
elegimos. Por este motivo, la capacidad de elección es una de las
herramientas más poderosas que existen para conocer la verdadera
posibilidad de vivir alegres y en plenitud, como nunca antes
imaginamos. No obstante, existen diferentes impedimentos que hacen
un tanto más compleja esta comprensión, como por ejemplo:
 Tener o no tener pareja no influye en nuestra capacidad de
conocer la felicidad, porque esta última reside en el interior de
cada individuo y no al lado de nadie.
 Contar con un trabajo mejor pagado tampoco repercute
necesariamente en nuestra capacidad de ser felices. La
autentica felicidad reside en sentir la libertad de que estamos
haciendo aquello que realmente queremos hacer.

Los hay, sin ir más lejos, que consideran que no se puede alcanzar
aquello que no se puede entender. Otros por el contrario desisten
debido a la dificultad que entraña superarse a ellos mismos y
conquistar ese bienestar que tanto merecieron.

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