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Trayectorias

ISSN: 2007-1205
trayectorias@uanl.mx
Universidad Autónoma de Nuevo León
México

GONZÁLEZ GAUDIANO, EDGAR JAVIER


Campo de partida. Educación ambiental y educación para el desarrollo sustentable: ¿tensión o
transición?
Trayectorias, vol. VIII, núm. 20-21, enero-agosto, 2006, pp. 52-62
Universidad Autónoma de Nuevo León
Monterrey, Nuevo León, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=60715248006

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Reflexiones para una agenda ambiental
DOSSIER
Camp
ampoo de par tida
partida
Educación ambiental y educación
para el desarrollo sustentable: ¿tensión o transición?

EDGAR JAVIER GONZÁLEZ GAUDIANO

DIEZ AÑOS DE CONSTRUCCIÓN en el proyecto de la humanidad, en la inviolabilidad


Y DISEÑO del sujeto humano y en una concepción de un mun-
do social e histórico ordenado por fundamentos ab-

D
esde su legitimación como campo peda- solutos, entre otros rasgos. Se trata de discursos ins-
gógico, la educación ambiental (EA) se ha critos dentro de la corriente esencialista que admite
encontrado en un permanente antagonis- la subjetividad metafísica; es decir, considera al suje-
mo, o al menos divergencia, de enfoques to como origen y fundamento del sentido (De Peretti,
y posturas teóricas y metodológicas. Ha arropado nu- 1989; Barnes, 1996).
merosos discursos, desde sus vínculos con la ense- En otras palabras, en nombre de la EA se ha
ñanza de la ecología (como una rama de las ciencias justificado una pluralidad enorme de discursos que
naturales) y la educación para la conservación hasta simultáneamente han apuntalado y minado una per-
los enfoques con fuertes cargas en la dimensión cívi- cepción social favorable de su campo1. Este resulta-
ca, en la formación ciudadana (González Gaudiano do contradictorio suele presentarse en campos emer-
y De Alba 1996; Mrazek, 1996, 1997), la educación gentes que congregan adscripciones múltiples y
moral y ética; la dimensión política (Robottom, diversas (Reid, 2003). Esto es, al igual que ocurre en
1987), desde el análisis crítico de la globalización, la otros campos simbólicos en constitución, la EA ha
inequidad social y la relación norte–sur, así como la sido un punto de confluencia de especialistas y prac-
dimensión rural (Altieri, 2004; Toledo y Castillo, ticantes no sólo provenientes de las ciencias sociales
1999), por citar algunas muy representativas. Todo y humanas, así como de las naturales y exactas, sino
ello coexistiendo con enfoques ligados al conocimien- de las más disímbolas actividades y creencias.
to científico (Jenkins, 2003; Castillo, 2000; Castillo, Sin embargo, en esta compleja trayectoria ha
Ruvalcaba y Martínez, 2002), pero también con sido evidente la intención de hegemonizar el campo
aproximaciones a filosofías orientales (Guha y Mar-
tínez-Alier, 1997; Guha, 2000), así como con el vas- 1
La pluralidad discursiva es frecuente dentro del campo de lo
to espectro de la ecoespiritualidad (Berry, 1988; social. Sin embargo, en el caso de la EA se incrementa aún más
Scharper, 1998; Hallman, 1994). por la diversidad existente, incluso del propio concepto, deriva-
do, entre otros aspectos, de las variadas definiciones de lo que es
Asimismo, muchos de los discursos identifica-
el medio ambiente. Encontramos concepciones que ven al am-
dos en la EA se encuentran fuertemente asociados a biente como naturaleza, recursos naturales, sistema, y ambiente,
un modo de concebir la realidad que busca la verdad desde el punto de vista local y global, y como problema, entre
otros (Sauvé, 1997b).
universal y cree en el camino de plenitud y progreso,

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de la EA por parte de aquellas aproximaciones liga-


das al ambiente verde con el foco puesto en la esco-
Muchos de los discursos
larización y en la racionalidad instrumental, por en- identificados en la EA se
encuentran fuertemente
cima de corrientes críticas (Hart, 1993) y, por ende,
mucho más políticas, comprometidas con los com-
plejos problemas socio ambientales de nuestro tiem-
po. El propio Programa Internacional de Educación
asociados a un modo de
Ambiental (UNESCO-PNUMA, 1975-1995) contribu- concebir la realidad que busca
la verdad universal y cree en el
yó de manera intensiva a esta pretensión, cuya serie
de publicaciones valoró y dio voz a las experiencias
y perspectivas de representantes de los países cen-
trales. Esta relación centro-periferia ha tensionado
camino de plenitud y progreso,
la constitución del campo de la EA, pero al mismo en el proyecto de la
humanidad, en la
tiempo ha sido la impronta de su discursividad diná-
mica, plural, precaria, compleja y contradictoria.
De igual modo, la década entre 1995 y 2005
ha visto surgir a la educación para el desarrollo sus-
inviolabilidad del sujeto y en
tentable (EDS) bajo el signo de la polémica, toda vez una concepción de un mundo
social e histórico ordenado por
que se ha visto inmersa entre quienes la asumen como
un estadio superior de la EA con reales y potenciales
contribuciones a la resolución de los problemas de
hoy; es decir, como una construcción que permite
fundamentos absolutos.
superar los limitados alcances de la EA (Fien, 1993; siones y en los procesos de desarrollo comunitario,
Tilbury, 1995), y proyectar los procesos educativos entre muchos otros logros, magros o no dependien-
a un plano donde puedan ser superadas las ideolo- do de su momento y contextos particulares, debe-
gías ambientales que se encuentran larvadas en la EA rían considerarse consumados, y entonces orientar
(Huckle, 1983); y quienes perciben a la EDS como los esfuerzos hacia las propuestas de la EDS, en las
algo distinto, aun borroso y en sintonía con los dic- cuales el medio ambiente es sólo uno más de un
tados del neoliberalismo y el pensamiento único amplio conjunto de temas y problemas que no sabe-
(Sauvé, 1997a)2. mos cómo articular entre sí3. Propuestas que se tor-
Hoy, muchos se preguntan si los resultados nan aún más difusas cuando se quieren trasladar a
obtenidos durante estos años en el fortalecimiento los terrenos de decisiones de política y metas edu-
ambiental del currículo en las escuelas y universida-
des, en la actualización docente, en materia de cultu-
ra ambiental, en la formación de tomadores de deci- Brundtland es la más conocida, en 1995 un estudio de la UICN
ya reportaba la existencia de más de 70 definiciones (Trzyna,
1995).
3
La UNESCO definió la educación para el desarrollo sustenta-
2
El debate sobre el concepto de desarrollo sustentable surgido en ble a partir de un listado de diez temas entre los que se encuen-
1987 con la presentación del Informe de la Comisión Mundial tran reducción de la pobreza, equidad de género, promoción de
del Medio Ambiente y del Desarrollo (1988), titulado Nuestro la salud, conservación y protección del ambiente, transformación
Futuro Común, y también conocido como Informe Brundtland, rural, derechos humanos, entendimiento intercultural y paz, pro-
ha repercutido también en la noción de la educación para el desa- ducción y consumo sustentables, diversidad cultural y tecnolo-
rrollo sustentable. Aunque la definición aportada en el Informe gías de la información y la comunicación (UNESCO, 2004).

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cativas, de procesos de enseñan- las que difieren: el análisis políti-


za-aprendizaje, de conocimiento co versus el análisis filosófico. No
y de vinculación con el conjunto necesariamente incompatibles.
social amplio, por mencionar Smyth (1995: 18) ubica a
algunos. Aunque hay que admi- la EA en el marco de un mundo
tir sin ambages que la EDS ha re- de cambios sumamente rápidos
posicionado los procesos educa- y condiciones inestables, bajo un
tivos, en el marco de las políticas creciente stress que lo torna vul-
internacionales y nacionales, en nerable, sobre todo al ataque de
un álgido momento en el que los “oportunistas con muy diferen-
asuntos ambientales han perdido tes agendas”. Se trata de una
progresivamente vigor y actuali- postura fuertemente política que
dad. cuestiona los esquemas inge-
La discusión sobre la vi- nuos e intencionados que sue-
gente y conflictiva relación en- len reducir el medio ambiente a
tre la EA-EDS durante 1995 y representaciones demasiado re-
2005, es el motivo de este tra- cortadas, sobre todo aquellas
bajo. Dos artículos publicados que lo conciben como un sim-
en distintos momentos de la bre- ple depósito de materias primas
ve pero significativa historia de para sostener los procesos de
la revista británica Environmen- desarrollo, lo cual constituye la
tal Education Research, servirán razón por lo que debe ser pro-
como ejes de este comentario: el tegido, en tanto base material de
de John Smyth (1995) y el de dichos procesos. Esta concep-
Michael Bonnett (2002). Sin ción ha sido el leit motiv de la
embargo, dadas las cualitativas confrontación entre desarrollis-
diferencias entre ambos, resulta tas y ambientalistas. La historia
sumamente complicado articu- reciente ha mostrado con bas-
lar en un argumento sendas con- tante claridad quiénes son y
tribuciones, por lo que se anali- dónde están los oportunistas de
zan por separado. Para iniciar, los que habla Smyth, cuáles han
solamente habría que decir que sido los argumentos para justi-
los dos coinciden en que el de- ficar intervenciones interesadas
sarrollo sustentable es un térmi- en violentar todos los principios
no problemático, sujeto a una internacionales de convivencia,
variedad de interpretaciones y no por la promoción de la liber-
con sustantivas contradicciones tad, ni por el fortalecimiento de
internas, que requieren mucho la democracia, tampoco por la
más exploración (Bonnett, justicia social y el respeto a la
2002). Los puntos de partida y persona humana, sino, en este
las vías de esa exploración son momento básicamente, por la

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posesión de reservas petroleras y la ocupación de las Rio y después de Johannesburgo, y de muchas otras
rutas geopolíticamente estratégicas. reuniones cumbre sobre habitat, mujer, población,
Smyth agrega que la idea del desarrollo sus- educación, pobreza, inter alia, se ha ampliado en el
tentable requiere de un mayor esclarecimiento y un mundo la brecha entre el desarrollo y el subdesarro-
uso cuidadoso, y menciona que no deja de llamar la llo: los pobres son aún más pobres, y los ricos más
atención la popularidad de que goza entre gobier- ricos, sobre todo las grandes corporaciones interna-
nos, empresarios de industrias y reconocidas orga- cionales y los capitales financieros. Pero también
nizaciones; incluso es popular entre los países en durante esos años, el deterioro ambiental ha crecido
desarrollo que creen ver ahí las posibilidades de un dramáticamente. Según la Evaluación de los Ecosis-
mundo más justo en los intercambios comerciales y temas del Milenio (Millennium Ecosystem Assessment,
la distribución de la riqueza. No es de extrañar que 2005), la cantidad de agua extraída de los ríos y la-
la sustentabilidad sea la bandera de las grandes cor- gos para el riego, el uso doméstico y la industria se
poraciones mundiales y de los gobiernos a ellas aso- duplicó en los últimos 40 años; de 1980 a la fecha se
ciadas, así como de las grandes organizaciones ha perdido aproximadamente 35% de los manglares
conservacionistas “no lucrativas” que se ven benefi- y se destruyó 20% de los arrecifes del mundo y 20%
ciadas con sus contribuciones. Lo que extraña es la ha sido seriamente degradado o destruido; las activi-
expectativa ingenua de quienes piensan que con base dades humanas generan ahora más nitrógeno bioló-
en la sustentabilidad puede construirse un mundo gicamente disponible que el que producen todos los
solidario y equitativo. procesos naturales juntos, y más de la mitad de todo
En 1992, el PNUD publicó su tercer informe el fertilizante a base de nitrógeno producido hasta
de desarrollo humano. En ese año, el informe fue ilus- ahora se ha aplicado desde 1985; por lo menos un
trado por la gráfica conocida por su forma como la cuarto de las poblaciones de peces marinos, están
“copa de champagne” que mostraba la enorme des- siendo sobreexplotadas, entre muchos otros datos.
igualdad en el consumo mundial de los recursos na- Frente a tal panorama de insustentabilidad, la
turales, financieros, energéticos, etc. 82.7% de estos economía y el consumismo han crecido a niveles
recursos era consumido por 20% de la población más nunca vistos, a partir de un nuevo rasgo del way of
rica, mientras que sólo 1.4% por el quintil más po- life de occidente, centrado en un modelo adquisitivo
bre4 (PNUD, 1992). En 2001, según el PNUD, había individual que ha sido introducido en todo el mun-
4,000 millones de personas en el mundo que sobre- do, ofreciendo la ilusoria emancipación del sujeto
vivían con dos dólares diarios o menos. Esta es la (Peters, 2005). En base a lo anterior es posible reco-
verdadera relación proporcional entre el desarrollo y nocer que en estos tres conjuntos sobrepuestos de la
el subdesarrollo. En el periodo de catorce años post- economía, la sociedad y el ambiente, con los cuales
se suele representar la idea del desarrollo sustentable
4
en forma genérica y al margen de definiciones, lo
Por cierto el índice de desarrollo humano del UNDP no con-
templó inicialmente factores ambientales, solamente económicos, que al final prevalece, en forma abrumadora, es la
de educación y salud. En los años sucesivos, fueron incorporán- racionalidad económica (Stevenson, 2002: 191).
dose criterios de ajuste por desequilibrios regionales internos,
desigualdades de género en el acceso a la educación y otros servi-
Citando a Pezzey (1998), Smyth (1995: 11)
cios, etc. Así fue como hasta 2001, se adicionó el factor de sus- acepta que el opaco concepto de desarrollo susten-
tentabilidad ambiental representado por los valores de emisiones table “es útil para forjar un consenso para promover
de dióxido de carbono y eficiencia energética, como un elemento
a considerar en la evaluación del desarrollo humano y de la cali- el desarrollo sustentable pero también obscurece los
dad de vida (PNUD, 2001). temas políticos, filosóficos y técnicos que todavía

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permanecen sin resolver” y denuncia que estos tér- riamente limitada. Smyth pregunta: “¿Necesitaremos
minos se han “convertido en la propiedad de un una crisis internacional de algún tipo para posicionar
sacerdocio ambientalmente ilustrado presentado mejor esto en la agenda política?”
como símbolos de bondad a ser iluminados, no ex- En cuanto a la identidad, Smyth señala que la
plicados”, por lo que advierte que los “educadores educación acorde con la Agenda 21 está sufriendo
deberían asegurarse en sus propias mentes que sa- una crisis de identidad, reflejada en las actuales difi-
ben lo que están diciendo, y que los otros también lo cultades sobre cómo denominarla: educación am-
saben, porque hay mucha gente alrededor de quie- biental, educación para el desarrollo sustentable, para
nes apoyan la falta de claridad sobre las implicacio- la sustentabilidad, o alguna de las otras variantes exis-
nes de un estilo de vida globalmente sustentable, que tentes. “Los educadores están en peligro de perder
no lo están”. sus bases de entendimiento común sobre los térmi-
¿Cómo educar bajo esta perspectiva? La ma- nos empleados para describir el ambiente, el desa-
yor contribución a los procesos educativos sería rrollo y la sustentabilidad: lo cual debilita la presión
develar los intereses que se encuentran enquistados para la reforma educativa” (Smyth, 1998: 18).
en los discursos de sustentabilidad; desenmascarar En uno de sus más conocidos y mejor logra-
los discursos que pregonan las “buenas nuevas” al tiem- dos párrafos, parafraseando a Winston Churchill,
po que, en los hechos, desangran y saquean continen- Smyth (1998: 15) afirma que: “Si la educación am-
tes enteros; deconstruir la supuesta posibilidad de tras- biental significa una educación largamente confina-
cender hacia un nuevo estadio civilizatorio, mientras la da al ambiente verde, entonces ciertamente podría
pobreza, el hambre y la degradación ecológica cam- ser el principio del fin. Pero si se adopta una mirada
pean por doquier. De ahí que Plant (1995: 261) apun- holística del ambiente, como originalmente se preten-
ta hacia “la naturaleza contenciosa del desarrollo sus- día, y se desarrolla entre la gente la perspectiva de
tentable”, así como a la necesidad de “promover una vida mejor, más rica, menos amenazada, un
enfoques de la educación ambiental que valoren y mundo más seguro, entonces simplemente podría ser
respondan críticamente a las realidades económicas el final del principio y nos equipará para el futuro
y políticas”. con una visión más clara que nos sostendrá y condu-
En un trabajo posterior, Smyth (1998) reco- cirá hacia delante” (cursivas de González-Gaudiano).
noce que la EA congruente con los objetivos de la En una perspectiva cualitativamente diferente
Agenda 21, está generando preocupación en varios y en un discurso poco común en la discusión entre la
aspectos, pero principalmente en dos de ellos: su EA y la EDS, Bonnett (2002: 4) afirma que la esencia
estatus y su identidad. A nivel de estatus dice que de la sustentabilidad “es intrínseca a la auténtica con-
continúa siendo relativamente bajo, tanto en el con- ciencia humana” por lo que empleada “como un
texto internacional como en el nacional, pese a sus marco mental no alude sólo al tema de las actitudes
frecuentes referencias; asimismo, existe una pobre hacia el ambiente, sino que representa una perspec-
representación de los educadores, tanto gubernamen- tiva sobre el conjunto de las más fundamentales con-
tales como no gubernamentales, en los procesos de sideraciones éticas, epistemológicas y metafísicas para
planeación a ellos asociados y en las negociaciones, describir al ser humano; una perspectiva que es tan-
y una casi nula prioridad en los presupuestos; bajo to teórica como práctica en cuanto a lo que preocu-
nivel de compromiso de los profesionales (practitio- pa esencialmente respecto de las prácticas antrópicas,
ners), y quienes están de manera entusiasta dedica- así como las concepciones y valores en ellas imbui-
dos en lo individual poseen una influencia necesa- das”. Se trata de una postura filosófica hacia una

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noción de sustentabilidad contraria al término utili-


tarista y economicista que se ha analizado arriba, al
El planteamiento de la
que Bonnett define como “desarrollo sustentable sustentabilidad como un
marco mental podría hacer
como política”. El planteamiento de la sustentabili-
dad como un marco mental podría hacer importan-
tes contribuciones al proceso educativo intentando
restituir la relación cultural y afectiva con la natura-
importantes contribuciones
leza, relación extraviada en el camino del proceso al proceso educativo
intentando restituir la
civilizatorio dominante, sobre todo porque los pro-
cesos escolares al sobrestimar la dimensión cogniti-
va de los procesos pedagógicos han dejado de lado el
componente afectivo donde subyace la posibilidad
relación cultural y afectiva
de la formación de valores. También es importante con la naturaleza, relación
extraviada en el camino del
ante la necesidad de una interpretación radical, que
recupere concepciones no-instrumentales de esa des-
acreditada noción llamada desarrollo 5 (UNESCO,
1978).
proceso civilizatorio
No obstante, hay discrepancias con Bonnett en dominante.
su búsqueda de las esencias de lo humano y de la
verdad que han sido dos de los motores que han guia- la mayoría de las aproximaciones a la sustentabili-
do el pensamiento moderno surgido de la Ilustra- dad. Sin embargo, si “la conciencia es el espacio donde
ción. No es claro qué quiere decir Bonnett con “au- las cosas ocurren y la precisa calidad de espacio cons-
téntica conciencia humana”, para poder pensar si la ciente en cualquier momento está condicionada por
sustentabilidad es intrínseca a la conciencia humana estas cosas en su devenir (con todas sus significacio-
o no. Es de valorarse el esfuerzo de Bonnett por arti- nes culturales)” (Bonett 2002: 18), ¿podemos hablar
cular cultura con sustentabilidad, porque la cultura de una auténtica conciencia humana con la miríada
es precisamente una de las principales carencias de de expresiones culturales que existen? Lejos del
relativismo cultural donde todo vale, al menos debe-
5
Una de las vertientes del debate sobre el desarrollo sustentable rían reconocerse las múltiples interpretaciones cul-
está asociada al cuestionamiento crítico sobre la noción de desa- turales del mundo.
rrollo por estar ante todo entrelazada a la dimensión económica, Desde hace unas décadas se ha venido pro-
lo que a su vez remite al viejo conflicto entre economía y ecolo-
gía. García (2004: 146) afirma que el desarrollo sustentable es duciendo un descentramiento radical que niega un
una noción que se resiste a todos los intentos de elaboración teó- privilegio epistémico o histórico tanto a la noción
rica consistente con los datos empíricos y que, a efectos prácticos cartesiana tradicional de una subjetividad individual
resulta (en el mejor de los casos) equívoca. Nació del tardío reco-
nocimiento de que los límites naturales sí existen y que el igno- “centrada”, transparente, como al ideal humanista
rarlos puede conducir a poner en riesgo la existencia misma de la de un sujeto racional, autónomo y responsable (Peters
vida sobre la Tierra. En el mismo sentido, Sachs (2000) sostiene
y Lankshear, 1995). Por lo mismo, ha crecido la ten-
que el desarrollo sustentable es un episodio más de la larga serie
de intentos de apuntalar la gastada y conflictiva noción de desa- dencia a pensar como Luke (2003: 246), en el senti-
rrollo. Saldívar (1998: 35) por su parte señala que sin considerar do de que: “Para cultivar una sensibilidad ecológica,
los criterios ambientales “el crecimiento económico se ha con-
vertido en un verdadero mito y en una gran ilusión, amén de que
uno debe revitalizar las ricas tradiciones de la teoría
ya constituye un desastre.” social crítica”.

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¿TENSIÓN O
TRANSICIÓN?

Una profusa literatura ha surgido


sobre el desarrollo sustentable, la
que también califica prácticamente
todos los discursos, proclamas y
programas institucionales (Plant,
1995: 254-255). Ser sustentable es
un signo de los tiempos que co-
rren, si bien Tilbury (1995: 198)
señala que “aunque esta literatura
ha estado de acuerdo con la edu-
cación para la ‘sustentabilidad’, ha
fallado en delinear la esencia del
nuevo foco y ha evadido pregun-
tar acerca de cómo difieren res-
pecto de los anteriores enfoques
de la educación ambiental”, y se-
ñala que la educación ambiental
para la sustentabilidad difiere de
la EA en que se enfoca más insis-
tentemente “en desarrollar víncu-
los más estrechos entre la calidad
ambiental, la ecología y lo socio-económico y los hi- ilusión de que se participa en la construcción de so-
los políticos que se entretejen entre sí”. No obstante, luciones sin hacerlo (ver Sterling, 2005).
esa fue una de las recomendaciones de Tbilisi que no Pero no toda la EA es así, por fortuna el campo
fueron aplicadas por haber puesto el acento en el am- no es uniforme. Por supuesto que esa EA debiera ser
biente verde y en la racionalidad instrumental, de tal sustituida, pero por qué hacerlo con aquella educa-
forma que castró las posibilidades de que esa EA pudie- ción de otro tipo que se resistió de diferentes formas
ra contribuir a cuestionar radicalmente el estado de cosas a ser deglutida por el status quo. Para esa EA es que
existente6. Un severo tratamiento para convertir a la Tilbury (1995) aduce la paradoja de que si bien la
EA en una educación light, acorde con el status quo, educación es actualmente reproductora de las rela-
construida en base a medidas preempacadas, desar- ciones de explotación del ambiente, el desarrollo sus-
ticuladas, puntuales, inmediatistas, individualizadas, tentable no puede alcanzarse sin una educación para
ejecutables desde los distintos espacios de las esferas el cambio.
pública y privada y que, además, proporcionan la ¿Es este movimiento hacia la sustentabilidad
un giro paradigmático como dice John Fien (1995)
6
Aunque en una perspectiva más amplia en términos del o el desarrollo sustentable es un oxymoron (Meira
ambientalismo en la EA, el continuum no debería ser visto sola- Cartea, 2005), un fetiche (Bifani, 1992), una cortina
mente en función de sus variados tonos de verde, o que es tan
ecocéntrico o antropocéntrico (Gough et al., 2000). de humo (Turner, 1997), o un eslogan (Stables, 2006;

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Jickling & Spork, 1998)? Contribuyendo a esta di-


versidad de calificativos, podría decirse también que
Para contrarrestar el elusivo
se trata de un significante vacío7, un gran mito con maximalismo de la EDS hay
que reforzar la prioridad
pretensiones de convertirse en una meta narrativa
salvacionista. Ciertamente, hay “aproximaciones de
la educación ambiental que ignoran los asuntos de
justicia y sustentabilidad ecológica y son guiadas por
política de la EA,
una racionalidad tecnocrática y metas conductistas intensificando el desarrollo de
capacidades y estimulando la
surgidas de una ciencia occidental reduccionista y
de los enfoques desarrollistas occidentales” (Fien,
1995: 27). Pero cabe preguntar si se habla de la mis-
ma EA, como si fuera un corpus homogéneo, y de
convergencia de los educadores
igual forma, si no es la EDS precisamente más sus- ambientales con aquellos otros
de los campos que han sido
ceptible a la racionalidad tecnocrática, a las metas
conductistas y a los enfoques del libre mercado y el
neoliberalismo; finalmente, si la EDS no contribuirá
aún más a la fragmentación y desarticulación de cam-
afines y complementarios a
pos de intervención pedagógica, donde lo ambiental nuestra labor, en los asuntos
clave del campo ambiental.
ha sido reducido a su mínima expresión.
El campo de la EA, según el concepto de cam-
po en el sentido de Bourdieu (1990) como el espa-
cio social regulado en el que se enfrentan posiciones
y disposiciones (habitus) respecto de aquello que los manera discontinua. Asimismo, ha sido diverso y
participantes reconocen como su capital simbólico, desigual pero productivo, y está inscrito en este mo-
implica acuerdos y desacuerdos, conceptos unifica- mento de inestabilidad y debilitamiento de políticas
dores, tensiones, expectativas, percepciones. Este sobre lo ambiental, en lo que parece ser una escalada
campo de la EA, al menos en México y en América para desplazar lo ambiental del conjunto de priori-
Latina, se ha incrementado progresivamente pero de dades mundiales.
Se sostiene que para contrarrestar el elusivo
maximalismo de la EDS hay que reforzar la prioridad
7
Significante vacío es el concepto para hacer inteligibles algunas política de la EA, intensificando el desarrollo de ca-
asunciones discursivas. Los sistemas discursivos son abiertos y
más que estar articulados a una esencia se estructuran en rela- pacidades y estimulando la convergencia de los edu-
ción a la carencia de una esencia. Esta carencia, esta vaciedad, es cadores ambientales con aquellos otros de los cam-
lo que diferentes sistemas discursivos intentan llenar. La función pos que han sido afines y complementarios a nuestra
de llenado se lleva a cabo mediante significantes vacíos, que son
capaces de articular varios significados (por ejemplo, demandas labor, en los asuntos clave del campo ambiental. El
sociales, valores políticos, y así sucesivamente), para parar tem- desarrollo sustentable dista mucho de tener una ins-
poralmente el flujo de significación y así estabilizar parcialmente titucionalidad funcional, aceptada con credibilidad
un campo. Estos significantes son capaces de articular varios sig-
nificados porque reducen sus vínculos con un significado parti- y con argumentos, pero mientras esto ocurre se re-
cular y de ese modo viene a representar un “valor universal” (Esta quiere promover la refundación de procesos educa-
es una imposible y siempre inadecuada representación porque la
tivos que bien o mal han contribuido a que transite-
carencia de esencia no es solamente un accidente sino la condi-
ción propia de cualquier sistema) (Buenfil-Burgos, 2000). mos hacia una diferente percepción de la magnitud,

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complejidad y responsabilidad de lo que ocurre, so- social sin mediación alguna, como lo está haciendo
bre todo si dicha refundación tiene como origen ve- la propuesta de la UNESCO para la instrumentación
leidades de organismos internacionaless8, puede re- de la EDS durante la Década 2005-2014 (UNESCO,
sultar muy peligroso ante los críticos rezagos del 2004). Por ello será posible observar una tensión
desarrollo y la agudización de las expectativas socia- permanente no sólo durante el decenio, sino hasta
les. En suma, no pueden imputársele a la EA los ma- cuando la EDS empiece a mostrar sus limitaciones y
gros resultados de las políticas ambientales, sociales problemas de diverso tipo y sea desplazada por al-
y económicas, y con eso justificar la imposición de gún otro concepto que pueda discursivamente fun-
oscuros neologismos, para con ello postergar el in- cionar para seguir encubriendo el ejercicio del po-
evitable enfrentamiento decidido de los riesgos y der, un “nuevo y paradójico eslogan político”
amenazas del presente y los que están tocando a la (Stables, 2006: 159), no sin antes recibir una gran
puerta. cantidad de nuevas definiciones y significados reci-
Sin embargo, existe el convencimiento de que clados los que podrán ser analizados, interpretados
el Decenio de la Educación para el Desarrollo Sus- y debatidos a la luz de su iterabilidad9. Por todo ello,
tentable (2005-2014) es una oportunidad para eva- el campo estará tensionado pero también estará en
luar críticamente el quehacer de los educadores am- transición porque, a final de cuentas, toda tensión
bientales, así como para reforzar las debilidades y discursiva es constitutiva de la identidad de cualquier
superar los sesgos que están a la vista. Se requiere campo.
regresar a los puntos de partida, a los pronuncia-
mientos que dieron origen al campo, revisarlos para BIBLIOGRAFÍA
actualizarlos; un aggiornamento para ponerlos a punto
con los tiempos que corren. De la misma manera, Altieri, M. A. (2004), “Linking ecologist and traditional farmers in
the search for sustainable agriculture”, en Frontiers in Ecology
pueden aprovecharse contribuciones que se han he- and the Environment, 2 (1), pp.35-42.
cho desde la EDS y que tienen mucho sentido. Por Barnes, T. J. (1996), Logics of dislocation. Models, metaphors, and
ejemplo, Tilbury (1995) insiste en que hay que dejar meanings of economic space, New York: The Guilford Press.
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de poner el acento en la educación como un proceso Bifani, P. (1992), “Desarrollo sustentable, población y pobreza:
curricular para verla más como un proceso social; Algunas reflexiones conceptuales”, en Conferencia magis-
coincidiendo con Tilbury, es algo que hay que hacer tral en el Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental,
Guadalajara, México. Noviembre.
para no seguir atrapados en los rituales estereotipados Bonnett, M. (2002), “Education for sustainability as a frame of
de la escolarización. Esto ha sido ya señalado innu- mind”, en Environmental Education Research, 8 (1), pp. 9-
20.
merables veces, pero pareciera que hay una especie
Bourdieu, P. (1990), Sociología y cultura, México: Grijalbo-Cona-
de fuerza centrípeta que vuelve a concentrar el foco culta.
en la dimensión curricular. Para luchar contra esto, tam- Buenfil-Burgos, R. N. (2000), “Globalization, education and
discourse political analysis. Ambiguity and accountability
bién se necesitan otras vías de pensar el currículo. in research”, en International Journal of Qualitative Studies
La crisis ambiental es social antes que ecológica, in Education, 13 (1), pp 1-24.
pero eso no conduce a subsumir lo ambiental en lo Castillo, A. (2000), “Communication and utilization of science in
developing countries: the case of Mexican ecology”, en
Science Communication, 22, pp. 46-72.
8
Se alude aquí a la política de la UNESCO por imponer el con-
cepto de EDS, para lo cual extendió el certificado de defunción
9
de la EA en 1997 durante el proceso preparatorio de la Confe- Fue Derrida (1982) quien formuló la idea de iterabilidad como
rencia de Tesalónica, ignorando incluso los acuerdos surgidos en una repetición circular que se recrea a sí misma introduciendo
contrario en la misma (UNESCO, 1997). algunos cambios que alteran su planteamiento previo.

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Reflexiones para una agenda ambiental

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