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Quaderns de Psicologia | 2014, Vol.

16, No 1, 201-212 ISNN: 0211-3481

 http://dx.doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1195

La historia de la psicología en clave crítica. Juicios y prejuicios


en el análisis de la psicología de la “mujer universitaria” en
Argentina a comienzos del siglo XX
The history of Psychology in critical key. Judgements and prejudices regarding
the analysis of psychology in “women who attended University” in Argentina in
the early twentieth century

Ana Elisa Ostrovsky


Universidad Nacional de Mar del Plata

Resumen
La historiografía de la psicología a nivel internacional ha incorporado en las últimas décadas
diversas perspectivas críticas que han cuestionado el uso de la categoría ―mujer‖ como dato
universal, esencialista y ahistórico. Simultáneamente se ha advertido el papel de la discipli-
na en la conformación de histórica de los géneros y se ha enfatizado el carácter normativo y
normalizador que la misma ha ejercido históricamente como portadora de un discurso sobre
las diferencias legitimado científicamente. En el presente trabajo se realizará una reseña
de dichos aportes y se ejemplificará dicha perspectiva crítica en un caso particular. Pun-
tualmente se mostrará la relación entre valores de diverso linaje en los desarrollos teóricos
sobre la ―psicología de la mujer universitaria‖ a comienzos del siglo pasado en Argentina.
Palabras clave: Historia; Psicología; Género; Valores; Argentina

Abstract
The historiography of psychology has incorporated at international levels, during the past
decades, several critical perspectives that have questioned the use of the category “wom-
an” as an universal, essencialist and non-historical fact. Simultaneously, the role of the
discipline in the historical shaping of gender has been detected, and the normative and
normalizing nature of it has served historically as the bearer of a speech of differences
that has been scientifically legitimated. The present paper will offer an overview of these
contributions and will exemplify such critical perspective in a given case. Specifically, it
will show the connection between different lineage values in the theoretical developments
regarding “psychology of university woman” in the beginning of the last century in Argen-
tina.
Keywords: History; Psychology; Gender; Values; Argentina

Introducción tegoría ―mujer‖ como constructo ahistórico,


mostrando el papel de la disciplina en la nor-
Diversos desarrollos de la historiografía de la malización de los géneros. Se ha debatido el
psicología a nivel internacional en los últimos rol de la psicología en el sostenimiento de só-
treinta años han cuestionado el uso de la ca- lo dos géneros ―naturales‖ y su sintonía con
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los tradicionales pares antitéticos (masculino- El presente trabajo, que recorta teorizaciones
femenino, activo-pasivo, razón-emoción, ac- sobre la ―psicología de la mujer universitaria‖
ción-reacción). Asimismo dicha historiografía a comienzos del siglo pasado en Argentina, se
a la par que ha mostrado aportes desestima- nutre de la mirada crítica de los trabajos ci-
dos por las historias canónicas, ha elucidado tados y los estudios feministas sobre el papel
los desarrollos femeninos que cuestionaron los de los valores en ciencia.
lugares instituidos y no fueron sistematizados
dentro de la ―galería de autores‖ o ―grandes Los valores
hombres‖ de la psicología escrita siempre en Desde los aportes reseñados, que representan
clave masculina (Denmark, 1979; Furumoto, un listado más ejemplificatorio que exhausti-
1987; 1992; Garcia Dauder, 2005; 2010a; Gi- vo, nos adentramos en la compleja relación
ménez, 2007; Herrero, 2003; Russo y Den- entre ciencia y valores. La filósofa e historia-
mark, 1987; Scarborough y Furumoto, 1987; dora de la ciencia Sandra Harding en su Cien-
Winkler, 2007). cia y Feminismo (1986/1996 pp. 28-51) señaló
Consecuentemente, desde una perspectiva la presencia de valores en cuatro aspectos de
crítica en historia1 a la par que se rescataron las relaciones sociales propias de la ciencia:
y se ponderaron aportes femeninos, se con- en la división del trabajo, en la diferencia en-
templaron los mismos en el marco del status tre quienes idean las investigaciones y quie-
social de las mujeres, en contextos sociales nes las llevan a cabo, en los grupos beneficia-
situados y no como casos aislados o ―notas de dos y en las políticas científicas. Por otra par-
color‖ de la historia de la psicología. En algu- te, Alyson Wylie y Lynn Nelson Hankinson
nos trabajos incluso se observó la relación en- (2007), analizaron la presencia de valores en
tre feminismo y psicología elucidando los en- ciencia mostrando como a menudo la ―mejor
cuentros y desencuentros entre ambos y la ciencia‖, está estructurada por valores e in-
mirada sobre la ―mujer‖ y el ―varón‖ que tu- tereses que presentan sesgos sexistas y an-
vo y tiene la psicología con su consecuente drocéntricos, reproduciendo sistemáticamen-
poder disciplinador e incluso performativo te los condicionantes del sistema sexo-
(García Dauder 2010b; Kendler, 2003; Pujal género.
Llombart y Amigot Leache, 2010; Rutherford, Las citadas autoras afirman que los valores
Vaughn‐Blount, y Ball, 2010; Saavedra y No- contextuales, los generales del contexto so-
gueira, 2006; Shields, 2007). En otros trabajos ciohistórico, y los epistémicos, los valores
sensibles a la categoría género, entendida respecto de la ―buena ciencia‖ como objeti-
como un conjunto de prácticas interrelacio- vidad, parsimonia y replicabilidad interactúan
nadas que en un momento histórico definen lo constantemente condicionando las preguntas
masculino y lo femenino estructurando rela- formuladas, las observaciones realizadas, la
ciones de poder (Scott, 1993), se ha indagado interpretación de los resultados y las hipótesis
la relación de la psicología con la política y la generadas en el marco de los programas de
transmisión de valores. De esta forma, Victo- investigación.
ria Pérez y Esperanza Bosch Fiol, en España
han mostrado como el poder de la disciplina En sintonía, Elizabeth Anderson, ejemplifi-
se presentó en la conformación del estereoti- cando en los trabajos feministas sobre el di-
po de mujer sumisa fomentado por el fran- vorcio, propuso un análisis minucioso de los
quismo, a la par que se efectuaban verdade- valores tomando su carácter epistémico y par-
ras tipologías patologizantes de mujeres no ticularmente la influencia bidireccional que
acordes al mismo, como los ensayos sobre la existe entre los juicios fácticos y los juicios
―psicología‖ de las mujeres republicanas (Pé- normativos (Anderson, 2004). Así, señaló que
rez y Bosch Fiol, 1998; Pérez y Guzmán, 2008) los juicios de valor, son susceptibles de acep-
tarse o rechazarse sobre la base de la eviden-
cia empírica demarcando usos legítimos y
1
La perspectiva crítica en historia de la psicología no re- usos no legítimos de valores en ciencia. La
presenta una única posición sino un conjunto de desarro- carga valorativa sería legítima cuando no se
llos que aproximadamente desde mediados de los años desestima la evidencia empírica que podría
setenta del siglo XX, cuestionaron el modo ―tradicional‖
de hacer historia, mostrando nuevos objetos, enfatizando contradecirla, (por ejemplo cuando no se
el carácter socialmente situado del conocimiento psicoló- desestima los ejemplos de mujeres que no
gico y enfatizando la historicidad misma de las categorías ―encajan‖ con las descripciones psicológicas
psicológicas otrora naturalizadas (v. Danziger, 1984).

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propuestas); mientras que el uso no legítimo Sarsfield de 1869, código inspirado entre
de valores se produce cuando éstos son incor- otras fuentes en la carta francesa de 1804, se
porados sin soporte empírico alguno de mane- establecía la inferioridad legal femenina al
ra dogmática. De ésta forma, el análisis de la equiparar a la mujer al menor de edad nece-
actividad científica debería tomar en cuenta sitado de la tutela del padre, hermano o ma-
los valores éticos y políticos, siendo tal presen- rido. El Art. 55 inciso 2º fijaba la situación ju-
cia una constante en todos los contextos cientí- rídica de la mujer casada estableciendo que
ficos y no sólo en los contextos de descubri- era incapaz de hecho y estaba bajo la repre-
miento y aplicación como comúnmente se tien- sentación su esposo. Ella no estaba autorizada
de a admitir. jurídicamente para administrar ni para dispo-
ner de sus bienes, ya sean propios o adquiri-
Si tomamos dichas herramientas en nuestra
dos durante el matrimonio, tampoco podía
área, podríamos desde una mirada crítica
realizar contratos, ni estar en juicio, ni dis-
analizar qué tipo de valoraciones estuvieron
poner de los bienes a título oneroso o gratuito
inmersas en las teorías sobre la psicología de
ni ejercer trabajo alguno sin la autorización
la mujer en Argentina.
del esposo (Vélez Sársfield 1969/1869).Por
La cuestión de la mujer en Argentina otra parte, la mujer soltera tampoco tenía
mejor suerte, se establecía el requerimiento
Las mujeres, sobre todo la mítica ―mujer‖ fue de la autorización paterna para el manejo de
objeto de problematización e intervención en bienes, y al igual que la casada, estaba afec-
los comienzos del siglo XX en Argentina. tada por variadas incapacidades de derecho
Creemos que justamente porque ellas no de- ya que no podía ser ni tutora, ni curadora, ni
tentaban ningún espacio ni función por natu- testigo (Barrancos, 2000).
raleza, hacia finales del siglo XIX se necesitó
fundamentar tales constructos empleando la .Paralelamente, a la par de los procesos de
prestigiosa retórica científica. En Argentina, ―mistificación‖ de la mujer hogareña, el sur-
como en el común de los países en proceso de gimiento del Feminismo de Primera Ola en
modernización, la cuestión de la mujer se ins- Argentina ponía de manifiesto la situación de
talaba por poderosas razones. En principio, desigualdad y parcialidad que afectaba a las
como señaló Jacques Donzelot, es dable ob- mujeres contrariando visiblemente las bases
servar en la organización de los estados mo- ilustradas de libertad, igualdad y fraternidad
dernos la necesidad de contener y controlar que habían inspirado los emblemas estatuta-
problemas capaces amenazar el orden social rios de los países libres. En efecto, hacia fina-
en una suerte de alianza entre médicos y pe- les del siglo XIX y principios del XX, con el
dagogos (varones) en representación del Esta- aluvión inmigratorio como telón de fondo,
do, y mujeres-madres en representación de surgieron grupos de mujeres organizadas y au-
las familias (Donzelot, 1977/1979). Dichas toimpulsadas para el logro de un objetivo co-
alianzas, que se fueron profundizando a lo mún como el Consejo Nacional de Mujeres de
largo del siglo XIX y se potenciaron con los 1901, la Unión Gremial Femenina de 1903, la
cambios en la intimidad acaecidos luego de la Asociación de Universitarias Argentinas de
Segunda Revolución Industrial y la consolida- 1904, la Liga Feminista Nacional de 1909 y la
ción de la familia nuclear burguesa, reforza- Liga Nacional de Mujeres Librepensadoras,
ron la asociación de la mujer a la maternidad, fundada en el mismo año (Bellota y Matesanz,
la intimidad, el espacio privado y el mundo de 1990; Flecha García, 1993; García, 2006;
los afectos. Korhn Loncarica, 1993).
Este reforzamiento de la mujer hogareña a lo Dentro del anarquismo cabe destacar la breve
largo del siglo XIX en Argentina ha sido subra- pero contundente participación femenina en
yado entre otras por Dora Barrancos (2000) y la prensa gráfica a partir del periódico anar-
Lucía Gálvez (2007 pp. 9-45) quienes afirma- co-feminista La Voz de la Mujer (Feijóo y Mo-
ron que las postrimerías del XIX marcaron un lineux, 1986/2007), editado por Virginia Bol-
franco retroceso para las mujeres argentinas ten, que en sus dos años de vida 1896-97 se
respecto a los márgenes de libertad que ha- encargó de pregonar el amor libre, denunciar
bían mostrado desde su activa participación la explotación de las obreras y la reducción
en las gestas independentistas. Particular- de las mujeres a la condición de objetos de
mente en las páginas del Código Civil de Vélez los placeres masculinos: ―Queremos hacer

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comprender a nuestras compañeras que no del proceso de organización del país como es-
somos tan débiles e inútiles cual creen o nos tado moderno. En dicho marco, con el positi-
quieren hacer creer los que comercian con vismo como telón ideológico de fondo, se
nuestros trabajos y nuestros cuerpos― (Noso- abrieron los primeros laboratorios de psicolo-
tras a Vosotras, 1896, p. 5). Sus redactoras, gía experimental como el de Víctor Mercante
algunas anónimas y otras con mayor visibili- en San Juan en 1891 y el de Horacio Piñero en
dad como Pepita Guerra, María Calvia Teresa 1898, y se fundaron publicaciones dedicadas a
Marchisio y Josefa Martínez eran en su mayo- temáticas psicológicas como los Archivos de
ría mujeres trabajadoras inmigrantes Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal:
(Calzzetta, 2005). 1902:1911, los Archivos de Pedagogía y Cien-
cias Afines: 1906-1914, los Anales de Psicolo-
De lo aludido se desprende que nos ubicamos
gía 1910-1914 y la Revista de Filosofía, Cultu-
en un periodo donde ―la cuestión femenina‖
ra, Ciencia y Educación: 1915-1929. Asimismo
estaba en plena ebullición. Se trataba de un
surgieron cursos de psicología en distintas ca-
momento sin precedentes respecto a la lucha
rreras universitarias como el dictado por Er-
y la organización femeninas que particular-
nesto Weigel Muñoz en la Facultad de Dere-
mente había cobrado visibilidad en las activi-
cho y Ciencias Sociales de la Universidad de
dades organizadas en conmemoración del
Buenos Aires en 1895 y el de Hora-
Centenario de la Revolución de Mayo 2. (Valo-
cio Piñero en la Facultad de Filosofía y Letras
bra, 2008). En el marco de los festejos del
de la Universidad de Buenos Aires en 1905, a
Centenario, en 1910, se organizó el Primer
la par que se establecían espacios abocados a
Congreso Femenino Internacional propiciado
la materia como la Sociedad de Psicología de
por la Asociación de Universitarias Argentinas.
Buenos Aires (Klappenbach, 2006). La psicolo-
El evento se centró en la presentación de
gía en manos de dichos profesionales era una
proyectos de conquista y ampliación de dere-
psicología naturalista, monista y práctica,
chos privados y públicos que iban desde el di-
abocada a la resolución de los problemas na-
vorcio hasta la protección de las mujeres tra-
cionales. (Rossi, 2006; Talak, 2010; Vezzetti,
bajadoras. Paralelamente se realizó el Primer
1988, pp. 9-34; Vilanova, 1996; 1998; Vilano-
Congreso Patriótico de Mujeres, organizado
va y Di Doménico, 1999).
por el Consejo Nacional de Mujeres de perfil
más conservador e identidad religiosa católica Como mencionamos en líneas precedentes, el
que bregaba por temáticas tradicionales como problema de ―la mujer‖ no podía estar ajeno
la beneficencia en la protección de la infancia a la misma. Alguno autores, como el pedago-
y el papel femenino en la conducción de los go Rodolfo Senet y el jurista Carlos Octavio
destinos de la nación (Barrancos, 2002). Bunge le dedicaron libros enteros como el cu-
rioso ¿Es superior el hombre a la mujer? (Se-
La “psicología de la mujer net, 1912) o Educación de la mujer (Bunge,
universitaria” en Argentina en los 1904), otros le consagraron artículos como La
comienzos del siglo XX Mujer Moderna (Mercante, 1908) y varios au-
Ante el citado panorama no fue casual que tores incluyeron en sus estudios tanto ensayís-
renombrados personajes de la psicología del ticos como empíricos la cuestión de la mujer
momento dialogaran en dichos años con el (Ingenieros, 1904/1956; Mercante, 1912;
feminismo, problematizaran la superioridad o 1918; Ramos Mejía, 1899/1977; Senet, 1907;
inferioridad femenina y establecieran el perfil 1909).
de la ―mujer moderna‖. Si bien había matices en los mismos, la carac-
En efecto, hacia fines del siglo XIX y sobre to- terización de la ―psicología de la mujer‖ tenía
do en el primer cuarto del siglo XX, en Argen- notas comunes. En efecto, más allá de la me-
tina, como en diversos países de la región, se dicina endocrina y ginecológica, fue particu-
había recepcionado la ―nueva psicología‖ em- larmente el evolucionismo la matriz interpre-
pírica norteamericana y europea en el marco tativa por excelencia en todos los referentes.
Los autores, citando a Darwin y Spencer arti-
2
cularon los conceptos de progreso y evolución
En mayo de 1810, en Buenos Aires, entonces capital del
Virreinato del Rio de La Plata, se produjeron una serie de
atribuyéndoles a las sociedades complejas
movimientos que culminaron con la ruptura de los lazos una mejor especialización y diferenciación de
con España y el proceso de surgimiento del Estado Argen- sus órganos. En ocasiones dichas nociones
tino.

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evolucionistas apelaban a mediciones crea- de los surcos del lóbulo frontal (Bunge, 1904, p.
38).
neométricas propias de la antropología crimi-
nal positiva de Cesare Lombroso y Enrico Ferri En los aspectos volitivos se consideró a la mujer o
para sostener la superioridad del varón blanco impresionantemente tenaz o muy lábil, mientras
que en la esfera afectiva se destacó su sugestio-
civilizado en desmedro del niño, el salvaje y nabilidad y por ende su tendencia a la mimesis.
la mujer (Scarzanella, 2003). De ésta forma, Ella, si lo quiere a él, adoptará por instinto las
el dimorfismo sexual pensado como un a prio- apariencias de una intelectualidad que carece
ri biológico se mistificaba extrapolándose al (Bunge, 1904, p. 50).
terreno humano mediante el establecimiento Una característica común de tales argumentos
de funciones sociales específicas dictadas por es la presentación de observaciones cotidia-
―la naturaleza‖ de los sexos en su aporte a la nas como autorizadas demostraciones cientí-
evolución social (Ostrovsky, 2012). ficas. Consecuentemente los autores elabora-
A las mujeres, vigilantes de la vida, supues- ban sus conclusiones partiendo de la psicolo-
tamente pasivas en la actividad sexual y cui- gía de la ―solterona‖: ―Las aberraciones en el
dadoras por excelencia, les correspondía la campo afectivo emocional de las solteronas es
conservación de la herencia, mientras que los regla casi constante‖ (Senet, 1912, p. 150), la
varones, innovadores, activos y arriesgados mentalidad de la joven casadera francesa ob-
eran los encargados del progreso y del cam- servada en un viaje: ―Hace poco ejercicio, lo
bio. Ellas mirarían al pasado y ellos al futuro. que suele producirle clorosismo y exacerbarle
―Por acentuación de los caracteres específi- la histeria‖. (Bunge, 1902, p. 209), las pro-
cos la ―involución‖, lo conservador, lo estáti- pensiones de las niñas contempladas en la es-
co, lo femenino, se objetiva al procrear, cuela: ―La niña que con su admirable lucidez
mientras que la ―evolución‖, lo avanzado, lo nos engañara en primer grado, mostrándonos
dinámico, lo masculino, se subjetiva al ideali- aptitudes que no presumíamos en el varón, se
zar.‖ (Camaña, 1916, p. 96). infantiliza, no avanza, queda atrás, abandona
el campo de la lucha psicogénica al sexo fuer-
Los primeros serían más propensos a los cam- te.‖ (Mercante, 1904, p. 367); y las mucha-
bios y mutaciones, mientras que las segundas chas observadas en la calle y la confitería.
se mostrarían proclives a conservar el tipo
medio de la especie: ―El hombre y la mujer Cabe destacar que la psicología del momento,
son a las funciones de la especie, lo que la que reflejaba los debates sociales y políticos
impulsión e inhibición son a las funciones del sobre el status de las mujeres, especialmente
individuo‖ (Senet, 1912, p. 1). estudiaba a la niña entendida como la futura
madre-ama de casa y se debatía sobre el tipo
A nivel intelectual, ello se traducía en una de instrucción que debía recibir acorde a sus
distribución estadística normal donde las mu- características psicofísicas. Las conclusiones
jeres ocupaban los estratos medios y los varo- eran desiguales pero había unanimidad en
nes los extremos representados por los genios considerar como beneficiosa y saludable para
y los idiotas, siendo la mujer más perceptiva el progreso social su educación en los niveles
en desmedro de la capacidad de elaboración iniciales. La madre moderna debía saber pre-
característica del cerebro masculino. ―De los parar sus alimentos según normas higiénicas,
nueve años en adelante, la aptitud de los va- transmitir a sus hijos el amor a la lectura y
rones para el razonamiento abstracto es de procurar criar a los mismos atenta a nociones
una positividad, en absoluto superior a la de básicas de puericultura. Debía ser una mujer
las mujeres‖. (Mercante, 1911, p. 367). Con sensata, moderna, científica, alejada de la
relación al tamaño y forma del cerebro, se ignorancia y las creencias supersticiosas. (Bál-
destacó su condición inferior y su menor vo- samo, 1907; Guillén, 1904; 1908; Palma,
lumen cerebral entendido este como un indi- 1901).
cador de menor inteligencia:
En cambio, la mujer en las aulas superiores
Tiene también el cráneo de la mujer ciertos ca- generaba algunas suspicacias. Como observa-
racteres infantiles ente los cuales están la estre-
chez de la parte facial, y según Ecker, el mayor mos, las primeras mujeres universitarias, a la
desarrollo de las protuberancias frontales y parie- sazón médicas como en otros países (Palermo,
tales. El peso del cerebro es pues menos en la 2006), habían fundado en 1904 la Asociación
mujer… (…)…. Hay además otros notables carac- de Mujeres Universitarias. En publicaciones
teres de inferioridad en el cerebro femenino, y
un menor número de interrupciones en los giros ampliamente difundidas como el Monitor de

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la Educación Común, órgano difusor del Con- tegridad física y mental de las mujeres y el
sejo Nacional de Educación aparecían pasajes ―suicidio de la raza‖ que implicaba la modifi-
tanto optimistas como menos auspiciosos res- cación de los roles. El autor, quien paradóji-
pecto a sus capacidades. Dentro de los prime- camente no fue tan duro con sus colegas mu-
ros: jeres (Diehl, 1986), fue criticado en el artícu-
La mujer posee incuestionablemente condiciones
lo de Julia Caillat: Las escuelas mixtas en los
superiores a las del hombre para la educación en Estados Unidos de 1908, el cual proclamaba el
todos los grados —¿y por qué no confesarlo?— a régimen mixto coeducativo en todos los nive-
todas las edades de la vida, desde la cala infantil les como el más natural y armónico para el
hasta las cátedras universitarias, la prueba está
tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo: la
desarrollo social (Caillat, 1908). Para Carlos
mujer puede ser excelente profesor de facultad, Octavio Bunge, escritor de variadas páginas
doctor en medicina y abogado (Examen de los sobre psicología y miembro de la Sociedad de
Maestros, 1883, p. 148. El subrayado es nuestro). Psicología de Buenos Aires, la ―mujer univer-
Sin embargo… sitaria‖ aunque no era la mejor contribuyente
a la raza, debía ser pragmáticamente acepta-
Existiendo como existe, una relación directa en-
tre las funciones intelectuales y físicas; siendo
da:
aquellas, en general, más enérgicas en un orga- No creo que se propenda a degenerar a la mujer,
nismo vigoroso, natural parece que la mujer no o más bien dicho, a facilitar su degeneración, por
puede poseer, por razón de su constitución mis- el hecho de facilitarle el ejercicio de las profe-
ma, un conjunto de facultades mentales tan po- siones llamadas viriles. Pueden entonces aprove-
derosas como el hombre, y ser susceptible, por charse a las mujeres universitarias o acaso no hay
consiguiente, de igual desarrollo y perfección mal que por bien no venga (Bunge, 1904, p. 64 el
(Maestros y Maestras, 1886, p. 6). subrayado es nuestro).
En sintonía, en el periódico quincenal La Edu- El mismo autor, al examinar el tema, entre-
cación, dependiente de la Asociación Nacional mezcla una mentalidad científica abierta a la
de Educación se presentaba el artículo La mu- prueba empírica con afirmaciones incuestio-
jer-madre y la mujer-doctora: nuevo estudio nables:
sociológico de Withers Moore, presidente de
El modo científico de encarar el problema sería
la Asociación de médicos ingleses, que nom- más bien presentar claramente las diferencias fi-
braba los perjuicios de la educación superior sio-psicologicas de los sexos y luego deducir de
para la salud de las mujeres. Los fantasmas ellas en cuales ramos o actividades puede ser de
eran el encogimiento del pecho, la debilidad mayor provecho social la aplicación exclusiva de
uno u otro sexo, a bien su aplicación simultánea y
física, la amenorrea y la temida esterilidad de qué manera se aprovecha mejor. (Bunge,
(Moore, 1886). Otro artículo con perfiles des- 1904, p. 31).
favorables a la educación femenina fue La
Y perdone el bello sexo esta cruda realidad de los
instrucción superior de la mujer. La opinión fenómenos biológicos. Pues dura lex- y nunca más
de los médicos (1887) que reafirmaba la an- que cuando se trata de una ley de la naturaleza-
tedicha posición rechazando sentimentalismos sed lex! (Bunge, 1904, p. 49 cursivas del origi-
3
y apelando a la supuesta cientificidad de las nal)
observaciones médicas: De manera similar, Víctor Mercante, pedagogo
Los médicos se ocupan poco de las discusiones y fundador del primer laboratorio de psicolo-
abstractas sobre los derechos de las mujeres. gía en el país, confiaba más en las inevitables
Ellos se atienen a la observación de su clientela, leyes de la naturaleza que en los impedimen-
sus conclusiones son en todas partes las mismas:
se está en camino de arruinar la salud de la mu- tos humanos: ―El orden que la naturaleza ha
jer. (La instrucción superior de la mujer. La opi- establecido en el Universo seguirá su curso. Si
nión de los médicos, 1887, p. 358). la mujer so debe construir puentes o escribir
El argumento que se centraba en la salud de óperas, es inútil que se lo prohibamos.‖ (Mer-
la mujer comúnmente se conjugaba con la faz cante, 1920, p. 383). El mismo autor empero
sociológica evolucionista sobre el papel feme- creía que aunque universitarias, las capacida-
nino en el desarrollo social. La idea de me- des de las mujeres eran intelectualmente in-
noscabar la misión natural de la mujer, su lu-
gar en la evolución y su papel en el progreso. 3
La expresión Dura lex, sed lex proviene del Derecho
Son ya conocidas las nefastas conclusiones Romano, siendo su traducción literal ―Ley dura, pero es
que esgrimía el psicólogo estadounidense G. ley‖. Se utiliza para aseverar tautológicamente que por
Stanley Hall respecto al menoscabo de la in- más dura que sea la ley, no puede dejar de ser ley y de
allí su inevitabilidad.

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feriores. En consecuencia: ―La mujer será una de julio de 1908 (García, 2011). El mismo ha-
excelente química, una buena farmacéutica, bía sostenido la inferioridad moral e intelec-
preparadora, o hasta una catedrática, mien- tual de la mujer tras equipararla evolutiva-
tras no se le exija a su cerebro la solución de mente al niño y al salvaje. De ésta forma, en
un problema que importe una nueva ley, una la revista de la asociación denominada El Li-
nueva teoría, un nuevo concepto‖ (Mercante, bro se debatió el tema sin llegar a una con-
1908/1920, p. 382). clusión homogénea. En sus páginas, un actor
de la psicología del momento, Carlos Rodrí-
En el mencionado congreso organizado por la
guez Etchart, autor de variados trabajos (Ro-
Asociación de Mujeres Universitarias, la doc-
dríguez Etchart, 1908, 1909, 1910, 1911),
tora Ernestina A. López, en su discurso inau-
miembro de la Sociedad de Psicología de Bue-
gural contradecía las palabras del reconocido
nos Aires y quien en 1912 estuviese a cargo
pedagogo:
del segundo curso de Psicología en la Facultad
El trabajo femenino como el del hombre puede de Filosofía y Letras de la Universidad de
aplicarse a empresas diversas y también a espe- Buenos Aires, lo presentaba de ésta forma:
culaciones elevadas del espíritu. Dejemos de lado
la teoría tan traída a cuento de la inferioridad Hay circunstancias en que los servicios de uno de
mental de la mujer, basada en absurdas deduc- los sexos debe preferirse á los del otro, como
ciones que se han querido fundar en las dimen- cuando se prepara á los hombres para la guerra ó
siones del cráneo y el peso del cerebro. La Fisio- á las mujeres para el hogar doméstico, ó se trata
logía ha dado su desmentida a tal argumentación. de educar adultos o niños (Rodríguez Etchart,
(López, 1911, p. 43). 1908, p. 786).

El colega de Víctor Mercante, Rodolfo Senet, Cabe destacar que dichas conclusiones se
quien fuera su colaborador en la Sección Pe- producían luego de páginas donde el autor re-
dagógica de la Facultad de Ciencias Jurídicas conocía que la psicología moderna no había
en la Universidad Nacional de La Plata, soste- llegado a mostrar diferencias cualitativas im-
nía que las mujeres podían estudiar, pero con portantes entre los sexos, encontrando más
resultados con distintos y diferente gratifica- bien matices cuantitativos con relación a la
ción personal. De ésta forma, si llevaban ade- sensibilidad y la irritabilidad. También escri-
lante una carrera primaría la obligación y no bió en dicho número Alicia Moreau, (1908),
el amor a la ciencia o las letras: reconocida feminista y socialista argentina.
La mujer sólo como excepción es capaz de crear, La misma, ya titulada de maestra, fue estu-
de sacar conclusiones propias, de inducir algo diante en la Facultad de Filosofía y Letras
nuevo de los hechos de que disponga. Las aptitu- donde trabajó como ayudante en el laborato-
des que están en juego en el descubrimiento son rio de psicología del Dr. Horacio Piñero en
en ellas pobres, por esta circunstancia es por lo
que se encuentra escasísimo número de mujeres 1905 luego de asistir a su curso de Psicología
descubridoras. (Senet, 1912, p. 157). Experimental. Moreau años más tarde fue una
Si no fuera por esas excepciones sumamente ra-
de las pocas mujeres que ingresaron a la Fa-
ras, podría afirmarse que las reacciones estético cultad de Medicina de la Universidad de Bue-
intelectuales no existen en la mujer. La solución nos Aires culminando sus estudios en 1914 con
de problemas trascendentales científicos, socia- diploma de honor. Su opinión en 1909 es con-
les, políticos, económicos, etc. no entra en el
campo de la actividad femenina. […] Lo común es
secuentemente favorable a la educación su-
que encentren a las ciencias sumamente áridas, perior femenina, cuestión que trabajará en
fastidiosas y aburridoras, y no alcancen a com- sus obras La emancipación civil de la mujer
prender como el estudiarlas puede constituir un (1919) y La mujer y el socialismo (1933). En
placer, cuando ellas lo hacen obligadas por las
exigencias de una carrera. (Senet, 1923, p. 180).
todos los casos cuestionó la idea de un ―tipo
mental‖ femenino y enfatizó los determinan-
Que las mujeres pudiesen o no acceder y tes sociales que impiden que las mujeres
prosperar en los estudios ―superiores‖, como desarrollen plenamente sus capacidades.
observamos, iba de la mano de la cuestión de
la defendida o atacada ―inferioridad‖ de la Otra mujer, la también pedagoga Raquel Ca-
mujer. En efecto, en 1908 en la Asociación maña, se destacó por un sostenido compromi-
Nacional del Profesorado, entidad que nu- so con el feminismo y la problemática de las
cleaba docentes de enseñanza secundaria y mujeres, participando desde su mirada socia-
también universitarios, se trató el tema que lista del Primer Congreso Femenino del Comi-
había sido abierto tras la visita al país del té Pro-Sufragio Femenino, en 1907. Sus refle-
criminólogo italiano Enrico Ferri a mediados

Quaderns de Psicología | 2014, Vol. 16, No 1, 201-212


208 Ostrovsky, Ana Elisa

xiones evolucionistas de cariz lamarkiano 4 a la capacidades femeninas para la educación su-


par que afirmaban la inferioridad femenina la perior. Apoyados en el evolucionismo y el di-
hacen optimista: morfismo sexual algunos pensaban que las
Establecida la actual inferioridad femenina no
exigencias del estudio entorpecerían la misión
cabe preguntarse por qué no nació un solo genio procreativa natural de las mujeres. Otros
entre las mujeres. Ingenieros, al estudiar la psi- fundamentaban en el peso y medida cerebral
cología del hombre de genio, establece que el la precaria inteligencia femenina aunque no
genio es un alto equilibrio, que la obra genial sólo
puede ser realizada por un cerebro mejor que los
por ello descartaban su educación superior
demás. Si la herencia sexual ha colocado hasta (Acaso no había que ser Lavoisier para ser
ahora a la mujer en condiciones de inferioridad farmacéutica). Para Carlos Octavio Bunge o
cerebral ¿cómo extrañarse de que no haya un solo Víctor Mercante, varones en puestos acadé-
genio femenino en la historia de la humanidad?
Cabría la misma extrañeza ante la no producción
micos importantes, la biología era la lex, lo
de genios masculinos entre razas semi-salvajes inevitable. De ésta forma paradójicamente
artificialmente civilizadas. Un lento proceso evo- tenían una posición favorable a la educación
lutivo a través de varias generaciones…proveerá a de las mujeres sosteniendo una especie de re-
la mujer de un cerebro equivalente en potencia
al cerebro masculino (Camaña, 1916, p. 191).
zo laico al estilo ―Que el hombre no prohíba
lo que la naturaleza ya sentencio‖. Con simi-
La pedagoga, pese a sostener un modelo infe- lares argumentos y otros valores Raquel Ca-
riorizante y racista propio de variados pasajes maña y Alicia Moreau, feministas y socialistas,
de ciencia de su época, confiaba en la capa- pensaban que el cerebro femenino era pe-
cidad mimética de las mujeres para acceder a queño, pero afirmaban que la biología era
las universidades: ―Las leyes de la imitación lentamente maleable por las condiciones so-
entrarían en juego si con entera libertad se ciales, siendo la mejora de la condición fe-
ofrece a la psiquis femenina todas las oportu- menina la posibilidad de acceso a una mejor
nidades para su integral desarrollo. La emula- constitución física y mental. Ernestina López,
ción sexual hará el resto‖. (Camaña, 1916, p. activista por la educación universitaria, ro-
36). Inclusive señalaba: ―Cualquier persona tundamente descartaba cualquier inferioridad
que experimentó en las facultades un régimen basada en las dimensiones craneométricas por
mixto advierte que en igualdad de circunstan- considerarlas acientíficas. Sus argumentos, di-
cias la mujer aprende con mayor facilidad que reccionados políticamente hacia la emancipa-
el hombre y da exámenes más brillantes‖ ción de la mujer en todos los planos, se apo-
(Camaña, 1916, p. 111). yaban en la fisiología y la ausencia de rigor
científico de las mediciones citadas.
Palabras finales
Así, aunque ser mujer per se no garantizaba
Como observamos, las citas se inscriben en un
una opinión favorable ni menos sexista de las
colorido universo valorativo, las mujeres apa-
capacidades femeninas, no es menos cierto
recen limitadas, imitadoras, infantiles, tena-
que aquellas mujeres que accedieron a teori-
ces, capaces…. En los argumentos hay afirma-
zar en las primeras décadas del siglo pasado
ciones políticas, y opiniones personales amal-
previamente habían luchado contra variados
gamadas con los valores epistémicos de la
prejuicios y obstáculos sociales. No eran mu-
buena ciencia de la época en tanto los citados
jeres-madres-hogareñas sino mujeres partici-
ejemplos no se mostraron como conversacio-
pando en la arena pública, con voz y escasos
nes de sobremesa, sino como demostraciones
derechos en materia civil y política. En cam-
portadoras de verdad publicadas en textos
bio los varones, ya sean dudosos, optimistas,
disciplinares. Cada referencia encontraba en
resignados o pragmáticos, teorizaban desde
la psicología del momento elementos para
su lugar de privilegio epistémico y social: eran
sostener sus posiciones favorables o no a las
todos ellos catedráticos y no tenían que pedir
permiso a sus mujeres para hablar en público
4
Nos referimos al evolucionismo de Jean-Baptiste La- ni ejercer sus profesiones.
marck (1744-1829), que postulaba la heredabilidad de las
modificaciones adquiridas y por ende la posibilidad de De ésta forma, la ciencia psicológica, ciencia
modificar la herencia a través de la experiencia de varia- joven, era una herramienta poderosa en la
das generaciones. Dicha posición, luego descartada por su
falta de respaldo científico, les propiciaba a los teóricos
conformación de las imágenes de lo natural y
herramientas para pensar cambios sociales que modifica- lo antinatural en materia de género, en la re-
sen la supuesta base orgánica de las problemáticas socia- gulación de las esferas por donde debían tran-
les.

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ANA ELISA OSTROVSKY


Profesora Titular de la Cátedra Historia Social de la Psicologia, Universidad Nacional de Mar del Plata.
Investigadora Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y técnicas. CONICET con
sede en el IIEGE (Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género. Facultad de Filosofía y Letras, Uni-
versidad de Buenos Aires).

DIRECCIÓN DE CONTACTO
anaelios@hotmail.com

FORMATO DE CITACIÓN
Ostrovsky, Ana Elisa (2014). La historia de la psicología en clave crítica. Juicios y prejuicios en el
análisis de la psicología de la ―mujer universitaria‖ en Argentina a comienzos del siglo XX. Quaderns
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HISTORIA EDITORIAL
Recibido: 12/03/2014
1ª Revisión: 28/04/2014
2ª Revisión: 26/05/2014
Aceptado: 28/05/2014

http://quadernsdepsicologia.cat

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