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“El recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad contendrá:

1.La mención de la ley, decreto o resolución no judicial cuya inconstitucionalidad se cuestiona y su


vinculación con el derecho que se estima lesionado.

2. El precepto constitucional que se considera infringido.

3. La fundamentación de la inconstitucionalidad y la relevancia que tendrá la norma legal


impugnada en la decisión del proceso.

A su vez el art. 61 de la mencionada Ley, refiriere la oportunidad de solicitar se promueva este


recurso, señala que el mismo podrá ser presentado por una sola vez en cualquier estado de la
tramitación del proceso judicial o administrativo, aún en recurso de casación y jerárquico, antes de
la ejecutoria de la sentencia.

Dentro del marco normativo desarrollado precedentemente, se establece que el legislador ha


previsto los siguientes requisitos de contenido para la procedencia del incidente de
inconstitucionalidad: a) Debe ser promovido dentro de la tramitación de un proceso judicial o
administrativo por la autoridad encargada del proceso, ya sea, el juez, tribunal o autoridad
administrativa, de oficio o a solicitud de alguna de las partes que intervienen en el proceso; b) La
mención de la disposición legal cuya constitucionalidad se cuestiona y el precepto constitucional
que se considera infringido; c) La existencia de duda razonable y fundada sobre la
constitucionalidad de la disposición legal aplicable al caso concreto y la vinculación necesaria entre
la validez constitucional de la norma con la decisión que deba adoptar la autoridad judicial o
administrativa; es decir, para la procedencia de este recurso no basta con cuestionar la
constitucionalidad de la disposición legal sino que además la misma tenga que ser necesariamente
aplicada a la resolución del caso concreto a ser dilucidado dentro del proceso judicial o
administrativo; y, d) La presentación del incidente hasta antes de la ejecutoria de la sentencia por
una sola vez…” (las negrillas son nuestras).

A efectos de lo indicado por la referida Sentencia Constitucional, que refiere que no todos los
preceptos que son parte de la Constitución Política del Estado, tienen el mismo carácter,
naturaleza ni tampoco tienen que ser desarrollados por el legislador ordinario, realiza una
descripción de los tipos de normas que contiene la Constitución Política del Estado, señalando:
“Resulta imprescindible para la resolución del presente recurso, establecer doctrinalmente, la
clasificación de las normas que contiene la Constitución Política del Estado. Así, siguiendo a Néstor
Pedro Sagüez (Teoría de la Constitución, Astrea, Buenos Aires, 2001, pag. 261), se debe manifestar
que no todas las reglas constitucionales tienen idéntico vigor formal. Pueden distinguirse: a) las
cláusulas declarativas; b) las cláusulas programáticas (de cumplimiento discrecional o de
cumplimiento obligatorio para el legislador); y c) las cláusulas operativas (permisivas, preceptivas y
prohibitivas).

a)Cláusulas declarativas, son las que efectúan declaraciones casi siempre genéricas y que,
contrariamente a lo que algunos autores sostienen, no se agotan con el simple acto de la
declaración, pues tales cláusulas tienen como fin, cuando menos, de invalidar una norma inferior
que las contradiga, además que significan pautas para el comportamiento jurídico del legislador,
ya que éste debe someterse al hecho ideológico constitucional, marcado a menudo por esas
normas constitucionales declarativas. Del mismo modo, son útiles para interpretar el resto de las
normas constitucionales y la normativa infraconstitucional.

b)Cláusulas programáticas, La cláusula constitucional programática es aquella no operativa, o no


autoaplicativa, también se la llama de efecto diferido. En concreto, para funcionar requiere el
dictado de otra norma, de inferior jerarquía u ordinaria, que la reglamente o instrumente. Por eso
las normas programáticas han sido juzgadas como "bajo condición suspensiva", la condición es el
dictado de esa norma infraconstitucional, que entonces monitoriza a las reglas constitucionales
programáticas convirtiéndolas en operativas.

En efecto, las normas que pueden catalogarse como encargos al legislador, son normas
constitucionales de eficacia limitada que, dada la previsión explícita o implícita en ella contenida,
resulta de obligatorio y concreto desarrollo para que cobre eficacia plena. Por ejemplo, el art. 136
de la CPE, luego de señalar cuáles son los bienes de dominio originario del Estado, dispone que
será la ley -instrumento normativo emitido por el Legislativo- que establezca las condiciones de
dicho dominio; en otro ámbito, en el Régimen Cultural, cuando en el art. 184 la CPE dispone que el
personal docente es inamovible, encarga al legislador determinar, mediante ley, las condiciones
para esa inamovilidad; o, en cuanto al Régimen de las Fuerzas Armadas, en el art. 214 de la CPE,
dispone que los ascensos en esa institución serán otorgados conforme a ley; o, para dar otro
ejemplo más, se encuentra otro encargo al legislador en los arts. 220, 221, y 222 de la CPE, del
Régimen Electoral, cuando la Constitución Política del Estado dispone que el legislador regule, a
través de ley, la votación de los ciudadanos extranjeros en elecciones municipales, los requisitos
para ser candidatos, y la organización de partidos políticos, agrupaciones ciudadanas y pueblos
indígenas.

c)Cláusulas Operativas, frente a las normas programáticas, las operativas son autoaplicativas: se
efectivizan sin necesidad de una norma complementaria o inferior que las regule o implemente
para entrar en funcionamiento. Las normas operativas son de distinta índole, según el tipo de
conducta a que hagan referencia.

a.Normas permisivas. Facultan a los particulares o a la autoridad pública, a realizar, o no,


determinadas conductas. Las reglas enunciativas de los derechos personales, son, por lo común,
normas constitucionales permisivas, en tanto los particulares pueden ejercer o no el derecho en
cuestión, por ejemplo, el derecho a ser o no propietario; a practicar o no un culto religioso.

b.Normas preceptivas. Son las que imponen a los particulares o agentes públicos, determinados
comportamientos. Son deberes de acción. Por ejemplo, en el art. 10 de la CPE, en cuanto a la
aprehensión de un delincuente in fraganti por parte de cualquier persona, aún sin mandamiento,
dispone el deber de conducir al aprehendido inmediatamente ante autoridad o juez competente.
Las normas preceptivas no requieren de desarrollo alguno, son mandatos de acción de los que no
puede sustraerse nadie al ser imperativos, y de hacerlo, deberá estar a las consecuencias de su
inobservancia al mandato constitucional. Dicho de otra manera, las normas preceptivas no
precisan de desarrollo legislativo, pues se aplican por si solas, así, el art. 2 de la CPE, no requiere
de una ley para generar los tres órganos del Estado; de igual modo, el art. 59.5ª y 7ª de la CPE no
precisa de norma legislativa que reconozca esas atribuciones, pues el órgano Legislativo, no sólo
puede ejercerlas en forma directa, sino que está obligado a hacerlo, pues es su función, así como
los demás órganos deben respetar tal ejercicio.

c.Normas prohibitivas. Son las que impiden realizar determinados actos a la autoridad pública o a
los particulares, es decir que enuncian deberes de omisión. Así se tiene, entre otras de este tipo, la
prohibición de toda especie de torturas, coacciones, exacciones o cualquier violencia física o
moral, que determina el art. 12 de la CPE” (las negrillas son nuestras).

Siguiendo este entendimiento, también la SC 0039/2006 de 22 de mayo, señaló: “La


inconstitucionalidad por omisión entonces, está referida a los casos en que la Constitución impone
al legislador la necesidad de dictar normas de desarrollo constitucional y éste no lo hace, lo que se
denomina inconstitucionalidad por omisión legislativa, o contra los actos negativos del legislador
en el desarrollo de las normas programáticas o normas incompletas de la Constitución, las que
para su aplicación o eficacia requieren necesariamente de una ley que las desarrolle. La
inconstitucionalidad por omisión, puede darse también en otros supuestos como la denominada
inconstitucionalidad por omisión normativa, que se da por una deficiente o incompleta regulación
de un instituto que origine la ineficacia de una norma constitucional. Dicho de otro modo, la
inconstitucionalidad por omisión puede ser sometida a control de constitucionalidad, cuando
existiendo las normas de desarrollo constitucional, éstas no desarrollan en su totalidad la norma
constitucional; empero, la norma constitucional que resultare ineficaz por causa de la omisión
normativa, deberá ser una norma programática, vale decir una que requiera desarrollo legislativo,
ya que las normas constitucionales preceptivas u operativas, son aplicables por sí solas, y no
precisan ser reconocidas, desarrolladas, o imperativamente exigidas por ninguna norma inferior,
pues la Constitución tiene fuerza normativa, y sus preceptos son de aplicación obligatoria” (las
negrillas agregadas).
A efectos del juicio de constitucionalidad en casos de haberse demandado la inconstitucionalidad
por omisión legislativa, es necesario precisar que no todos los preceptos de la Constitución Política
del Estado, tienen el mismo carácter, naturaleza, por lo que conforme se ha desarrollado en el
Fundamento Jurídico III.2 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional, doctrinalmente, no todas
las reglas constitucionales tienen idéntico vigor formal, pueden distinguirse entre cláusulas
declarativas, programáticas, y operativas, ésta constituye una cláusula operativa, auto aplicativa, la
cual debe ser efectivizada sin necesidad de una norma complementaria o inferior que la regula o
simplemente, siendo de aplicabilidad incondicional para su cumplimiento y ejercicio, toda vez que
reconoce facultades, y no depende de la emisión de otras leyes o de la formulación de políticas de
gobierno, más por el contrario, es directamente justiciable, es decir, invocables ante tribunales, es
así que el art. 109.I de la CPE, les reconoce su directa aplicabilidad otorgando de iguales garantías
para la protección de los derechos señalados y garantizados por el Estado cuando señala: “Todos
los derechos reconocidos en la Constitución son directamente aplicables y gozan de iguales
garantías para su protección“ y de una interpretación del art. 109.II, estos derechos sólo pueden
ser establecidos y limitados por ley, toda vez que siendo directamente aplicables, implícitamente
se establece la posibilidad de limitación de los mismos en casos que así lo determine la ley.

Ahora bien, respecto al derecho vulnerado en estudio, debemos señalar que “la aparición de los
derechos sociales ha puesto una notable variante en el contenido de los derechos fundamentales.
Principios originalmente dirigidos a poner límite a las actuaciones del Estado se han convertido en
normas que exigen su gestión en el orden económico y social; garantías pensadas para la defensa
de la individualidad, son ahora reglas en las que el interés colectivo ocupa el primer lugar. Así, los
derechos económicos, sociales y culturales se sustentan en los valores de libertad, igualdad y
fraternidad. Libertad entendida como la posibilidad de acceso a los medios necesarios para
satisfacer necesidades, poseedores de determinados bienes que hagan posible el pleno desarrollo
de la personalidad. Igualdad en el sentido del trato igual a situaciones iguales o trato diferenciado
en situaciones distintas, según sea el caso: De ese modo, en los derechos civiles la igualdad era
entendida como 'igualdad ante la ley', en los derechos económicos, sociales y culturales la
igualdad es entendida como igualdad de los bienes materiales básicos para una existencia digna. Y,
solidaridad, entendida como sinónimo de justicia social. De lo anterior, se puede decir que se trata
de derechos en los que el valor justicia forma una nueva dimensión, dado que la justicia como
igualdad abstracta ante la ley, se pasa al concreto concepto de justicia social… En consecuencia (…)
son derechos que consideran a la persona en su situación real y concreta que no es solo esa
entidad jurídica que se denomina ciudadano o ciudadana, sino ser humano, de manera que a
través de los derechos económicos y sociales se puede lograr la “personalización de los Derechos
Humanos, puesto que protege a la persona situada en una determinada circunstancia”.

Por su parte, en el contexto de la realidad nacional, uno de los pilares del modelo constitucional
boliviano, se refleja precisamente en el art. 109 de la CPE, el cual plasma los principios de igualdad
jerárquica de todos los derechos fundamentales, incluidos claro está los derechos económicos,
sociales y culturales, así como su directa aplicabilidad y por ende, su directa justiciabilidad,
postulados que tal como se desarrolló supra, forman parte de la ideología de este “modelo
constitucional de la justicia e igualdad”.

En ese orden, conviene recordar que el art. 109 de la norma constitucional, en su parágrafo
primero, de forma taxativa señala: “Todos los derechos reconocidos por la Constitución, son
directamente aplicables y gozan de iguales garantías para su protección”. En este contexto y bajo
el criterio de interpretación referente a la “unidad constitucional”, el art. 13.III de la CPE, indica
que “La clasificación de los derechos establecida en esta Constitución no determina jerarquía
alguna ni superioridad de unos derechos sobre otros”(las negrillas son nuestras); se colige que
este aspecto, precisamente constituye el primer eje de ruptura con los modelos constitucionales
contemporáneos, siendo que a la luz del modelo constitucional boliviano, todos los derechos,
incluyendo los derechos económicos, sociales y culturales, tienen la misma jerarquía, por lo que,
éstos últimos, dejan de ser cláusulas constitucionales programáticas y son por tanto directamente
aplicables y directamente justiciables.

En merito a lo expuesto precedentemente, se concluye que el derecho a la remuneración o salario


justo, equitativo y satisfactorio, establecido por el art. 46.I. de la CPE, constituye un derecho
autónomo, y por lo tanto directamente justiciable.

Sobre la temática planteada la SCP 0365/2012 de 22 de junio, precisó: “En ese orden, conviene
recordar que el art. 109 de la norma constitucional, en su parágrafo primero, de forma taxativa
señala: 'Todos los derechos reconocidos por la Constitución, son directamente aplicables y gozan
de iguales garantías para su protección'. En este contexto y bajo el criterio de interpretación
referente a la 'unidad constitucional', el art. 13.III de la CPE, indica que 'La clasificación de los
derechos establecida en esta Constitución no determina jerarquía alguna ni superioridad de unos
derechos sobre otros' (las negrillas son nuestras); se colige que este aspecto, precisamente
constituye el primer eje de ruptura con los modelos constitucionales contemporáneos, siendo que
a la luz del modelo constitucional boliviano, todos los derechos, incluyendo los derechos
económicos, sociales y culturales, tienen la misma jerarquía, por lo que, éstos últimos, dejan de
ser cláusulas constitucionales programáticas y son por tanto directamente aplicables y
directamente justiciables.

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