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Prefacio

Robert

MALTHUS
Primer ensayo sobre
la población

Este Ensayo debe su origen a una conversa­


ción con un amigo, en torno al ensayo del señor
Prólogo:
John �fa)·n.,rd Keyncs
Godwin sobre la avaricia y la prodigalidad, pu­
blicado en su Enquirer. En la discusión se abordó
el tema general del progreso futuro de la socie­
dad; el propósito inicial del autor fue simplemente
explicar por escrito sus opiniones a su amigo.
pensando poderlo hacer así con más claridad que
en una simple conversación. Pero a medida que
el tema se abría ante él, se le ocurrieron ciertas
Ideas con las que no recordaba haber tropezado
111tcriormente, y pensando que sobre un tema de
tinto interés general cualquier destello de luz, por
muy insignificante que fuese, se acogería ron
buena volutad, decidió preparar sus ideas en for­

.,
ma que permitiera su publicación .
Sin duda, este ensayo podría haber sido com­ peculaciones sobre el progreso futuro de la
pletado con un mayor número de datos ilustra­ sociedad, sin ánimo de encontrarlas quiméricas,
tivos de su argumento general. Pero una larga y pero no ha adquirido tal dominio sobre su enten­
casi total interrupción debida a determinados dimiento que le permita creer lo que desea sin de­
asuntos particulares, unida, por otra parte, al de­­ mostración alguna, ni rechazar lo que pudiera
seo (quizá imprudente) de no retrasar la publica­ serle desagradable cuando va acompañado de
ción mucho más de lo inicialmente previsto, pruebas.
El cuadro de la vida hwnana que aparece en
impidieron que el autor prestara al tema una
este ensayo está impregnado de melancolia; pero
atención exclusiva. Piensa, sin embargo, que los
el autor tiene conciencia de que estos sombríos
hechos que presenta evidencian suficientemente
tintes están en la realidad y no provienen de un
la verdad de sus opiniones respecto al progreso estado de espíriru decaído o de un carácter más
de la humanidad. o menos amargado. La teoría del espíritu trazada
Cuando el autor contempla ahora esta opinión, a grandes rasgos en los dos últimos capítulos ex­
le parece que para demostrarla basta una declara­ plica de forma satisfactoria, a su mcx:lo de ver,
ci6n general, junto con una somera visión de con­ la existencia de la mayorfa de los males de la vida;
junto de la sociedad. los lectores dirán si es igualmente aceptable para
La necesidad de que la población se reduzca los dcmi!s.
al nivel de los medios de subsistencia es una ver· Si consiguiese llamar la atención de loo hom­
dad evidente, reconocida ya por muchos autores; bres mM capaces . sobre lo que considera ser el
pero lo que ninguno ha hecho ( que recuerde el principal obstáculo en el camino del perfecciona­
autor) es investigar en particular sobre los me­­ miento de la sociedad, y contribuyese asl a su eli­
dios a través de los cuales la nivelación se pro­ minación. aunque sólo fuese en el plano teórico,
duce; y es al estudiar loe'mcdios de conseguirla, se retractaría, con sumo agrado, de sus actuales
cuando aparece, en su opinién, el principal obs­ opiniones, hallando motivos de profunda alegria
táculo en el camino de todo progreso imr.rtantt en el reconocimiento de su error.
de la sociedad. Espera el autor que en a discu­
sión de tan interesante problema nadie podr4 du­ 7 de junio de 1798
dar de que obra exclusivamente por amor a la
verdad, sin prejuicio alguno contra ninguna cate­
gorla de1erminada de hombres ni de opiniones.
El autor confiesa haber leido algunas de las CS·
que la humanidad ha llegado al borde de un pe­
riodo ee el que han de producirse importanúsi­
mos cambios, los cuales, en cierta medida, serán
decisivos para el destino futuro de la sociedad hu­
mana.
Se ha dicho que el hombre se halla frente a una
lltcrnativa: o marchar adelante con creciente ve­
locidad hacia mejoras ilimitadas y hasta ahora in­
concebibles o ser condenado a una perpetua os­
cilaci6n entre la felicidad y el infortunio, perma­
neciendo siempre, pese a todos los esfuerzos, a
distancias inconmensurables del objetivo soñado.
Sin embargo, a pesar del ansia con la que todo
omigo de la bumaníded debe anhelar el fin de esta
dolorosa espera y el ardor con que un espíritu
Los grandes e imprevisibles descubrimientos de abierto saludaría cualquier rayo de luz suscep­
tible de aclarar su visión del porvenir, no puede
los últimos años en la filosofla natural; la cre­
uno sino lamentarse al ver cuán alejados unos de:
ciente difusión de la cultura general, gracias a la
otros se mantienen los escritores al abordar esta
extensión del arte de imprimir; d espíritu inves­
trasccndcntalisima cuestión. Sus argumentos no
tigador, ardiente y libre, que prevalece en son objeto de un examen mutuo y sincero. Inclu­
el mundo culto e incluso en el mundo inculto; la so en el plano teórico, el problema es planteado
nueva y extraordinaria claridad que ha sido pro­ desde ángulos tan distintos que no parece: cercano
yectada sobre la vida polltíca, deslumbrando y un acuerdo.
asombrando a los m4s entendidos y, especialmen­ Quienes defienden cl presente orden de cosas
te, aquel tremendo fenómeno surgido en el hori­ tienden a considerar la secta de filósofos especu­
zonte político, la Revolución francesa, que, como lativos, ora como a un grupo de insidiosos y as­
un cometa en llamas, parece destinado sea a tutos picaros que predican la benevolencia y tra­
inspirar con una vida nueva y vigorosa sea a zan seductores cuadros de una sociedad más di­
abrasar y destruir la mermada población de la tie­ chosa, tan sólo para poder destruir mejor las ins­
rra; todo ello ha cootribu.i.do a suscitar en la tituciones existentes y dejar campo libre a sus
mente de muchos hombres de talento la idea de a.apees y ambiciosos proyectos, ora como a irrcs­
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ponsables y alocados entusiastas cuyas necias es­ M de la verdad. Con la mirada fija en una socie­
peculaciones y absurdas paradojas oo merecen la dad mú feliz, cuyas dichas describe con los mú
a1enci6n de ningún hombre rawnable. attactivos colores, se entrega sin vacilar a los vi·
Quienes sosdenen la perfectibilidad del hom­ tuperios mú mordaces contra toda insúrución vi­
bre y de la sociedad sienten, a su vez, por el de­ ptc, sin aplicar su talento a considerar los me­
fensor de las instituciones presentes un desprecio dÍO$ mejores y mú seguros de suprimir los abusos,
no menos acusado. Le tildan de ser esclavo de en aparente inconsciencia de loo tremendos obs­
los prejuicios mú miserables y estrechos; le acu­ tikulos que amenazan, incluso en teoría, el progre­
san de defender los abusos de la sociedad actual lO del hombre hacia la perfección.
únicamente para continuar beneíiciéndose de ellos. Es una verdad establecida en ftlosolla que toda
Le describen, bien como un individuo que prosti­ teoeía correcta acaba siempre por hallar su con­
tuye su inteligencia a sus intereses, bien como un fumación experimental. Se producen, no obstan­
desgraciado cuya capacidad mental no le permite te, en la pr,ctica tantos roces y tantas nimias cir­
alcanzar nada grande y noble ni ver mú allá de cunstancias, casi imprevisibles incluso para las
sus narices y para quien están, evidentemente, ve­ mentes más comprensivas y penetrantes, que son
dadas las luminosas ideas de los beneísctores de acasos los temas respecto a los cuales se puedan
la humanidad. decretar correctas teorías que no hayan sufrido la
En este ambiente de enemistad, la causa de la prueba de la experiencia. Pero antes de ser pro­
verdad no puede menos de sufrir. Los argumen1os btda, una teoría no puede ser honradamente pre­
de peso, por una parte y por otra, no tienen la 1e11tada como probable, y menos aún como corree­
posibilidad de ejercer la influencia que merecen. 1:1, mientras todos los argumentos contra ella no
Cada uno prosigue con su propia teoría, sin pre­ hayan sido objetivamente sopesados y clara y con­
ocuparse de enmendarla o mejorarla atendiendo a lUDdcntementc refutados,
lo expuesto por sus contradictores. He leido, con sumo agrado, algunas de las es­
El amigo del presente es lado de cosas ­coedena pcmlaciones sobre la perfectibilidad del hombre
todas las especulaciones polhicas en conjunto. Ni y la soáedad. Me he sentido tteonlortado y delei­
siquiera se digna examinar las bases sobre las cua­ lldo por el cuadro encantador que oos presentan.
les se postula la perfectibilidad de la sociedad. Ardientemente deseo tan felices perfcccionamien­
Y menoo aún hace el esfuerzo de apooer, honra­ lOI. Pero veo el camino hacia ellos erizado de
da y cabalmente, lo que coosidera err6neo en di­ pndes y, a mi juicio, insuperables dificultades.
chas teor!as. MI propósito no es otro sino señalar estas dificul­
El fil6sofo especulativo también ofende la cau­ l.ldcs, afirmando, al mismo tiempo, que, lejos de
regocijarme en ellas como causa de triunfo sobre IOI sea deliberada. Más bien deberla dudar de la
los amigos de la innovación, nada podría produ­ ,,.J.idcz de argumentos que, si bien a mí me pa­
cirme mayor agrado que ver estas dificultades to­ recen irrefutables, son, sin embargo, considerados
talmente superadas. como despreciables por hombres de semejante ca­
El principal argumento que pienso esgrimir no tqorfa. Sin embargo, a este respecto, debemos
es ciertamente nuevo. El principio sobre el que se coofcsar que todos somos demasiado propensos
asienta fue ya explicado, en parte, por Hume, y 11 error. Si yo viese que a un hombre se le oíre­
más ampliamente por el doctor Adam Smith, Tam­ da reiteradamente un vaso de vino, sin que éste
bién el señor Wallace lo ha utilizado aplicándolo le prestara atención alguna, me inclinada a pen­
al tema que nos preocupa, pero sin el vigor ni la ur que el hombre era ciego o descortés. Una íí­

fuerza debidos, y probablemente habrá otros es­ losol!a más justa debería enseñarme más bien a
critores que hayan abundado en lo mismo y que pensar que mis ojos me engañaban y que aquel
yo desconozco. Por consiguiente, no hubiera pen­ olrecimiemo no era realmente tal y como yo lo
sado siquiera en presentar de nuevo este argu­ ¡,ercibla.
mento, aunque, en todo caso, pienso enfocarlo Al entrar en d tema, debo advertir que he cx­
desde un ángulo distinto de aquellos desde los duido deliberadameme toda mera conjetura, es
cuales lo ha sido hasta ahora, si hubiese sido ge­ decir, toda suposición cuya probabilidad de rea­
nuina y satisfoctoriamentc refutado. lización no tenga una sólida base filosófica. Su­
El motivo de esta negligencia, por parte de los pongamos que un escritor me dijera que, en su
defensores de la perfectibilidad humana, no es opinión, el hombre acabará por convertirse en
fácil de explicar. No puedo poner en duda el ta­ avestruz. No podría llevarle propiamente la con­
lento de hombres como Godwin y Condorcet. No traria. Pero antes de pretender convencer a cual­
quiero tampoco dudar de su sinceridad. A mi mo­ quier persona razonable tendrá dicho escritor que
do de ver, y probablemente al de la mayoría de demostrar que los cuellos de los hombres se han
los demás, las difiruhades para llegar a una socie­ Ido olargando gradualmenle, que sus labios se han
dad perfecta parecen insuperable,. Sin embargo, Ido endureciendo y haciéndose más salientes, que
estos hombres de reconocida inteligencia y sabi­ S. forma. de sus piernas y de sus pies se va mo­
durfa apenas se dignan mencionarlas y prosiguen diflcando día a día, y que su pelo está empezando
sus especulaciones con el mismo ardor y 1a mis­ I transformarse en plumas. Y mientras la pro­
ma inquebrantable confianza como si estas dJfi­ t.bllídad de tan asombrosa conversión no pueda
cultedcs no existiesen. No tengo, ciertamente, de­ demostrarse, es pura pérdida de tiempo y despil­
recho a decir que su ceguera ante estos :ugumcn­ forro de elocuencia explayarse sobre la felicidad
miraré, por el momento, a decir que los mejores
del hombre convertido en avesrruz, destacar su
nueva habilidad tanto para volar como para co­ 1rgumcntos en pro de la pedectibilidad del hom­
rrer, describirle en su nueva condici6n, despre­ bre se desprenden de la contemplación de los gran­
ciativo de todos los lujos mezquinos y exclusiva­ des progresos que ha realizado desde el estado
mente dedicodo a cosechar los elementos impres­ u.lvajc en que se hallaba inicialmente y de la di­
cindibles de la vida, resultando as( ligera la par­ ficuhad que hay en afirmar en qué punto se de­
te de trabajo correspondiente a cada hombre y
�cndd este proceso. Pero precisamente, en lo que
IC refiere a la extinción de la pasión entre los se­
amplia y abundante, en cambio, su parte de ocio.
Creo poder honradamente sentar los dos pos­ xos, hasta ahora el progreso ha sido nulo. Parece
tulados siguientes: existir hoy con la misma fuerza que tenía hace dos
Primero: el aJimcnro es necesario a la existencia mil o cuatro mil años. Hay excepciones individua­
del hombre. les, como las ha habido siempre. Pero como el
Segundo: la pasí6n entre los sexos es necesaria número de esas excepciones no parece aumentar,
y se mantendrá prácticamente en su estado actual, ti deducir simplemente de la existencia de una
Estas dos leyes, que han regido desde los tiem­ excepción que ésta se va a convertir eventualmen­
pos mils remotos del conocimiento humano, apa­ te en ley y la ley en excepción, scrfa indudable­
recen como leyes lijas de la naruraleaa, y no ha­ mente una manera de argumentar muy poco filo­
biéndose jamás observado en ellas el menor cam­ 16fica.
bio, no tenemos razón alguna para suponer que Considerando aceptados mis postulados, afir­
vayan a dejar de ser lo que hasta ahora han sido, ­ que la capacidad de crecimiento de la pobla­
salvo que se produjcta un acto directo de poder ción es infinitamente mayor que la capacidad de ,>­'
por pa.rte del Ser que primero ordenó el sistema II tierra para producir alimentos para el hombre.
del Universo y que por el bien de sus criaturas U poblaci6n, si no encuentra obstárulos, au­
continúa ejccuta.ndo, conforme a leyes fijas, to­ menta en progresi6n geométrica. Los alimentos
das sus diversas operaciones. tan sólo aumentan en progresi6n aritmética. Bas­
No creo que ningún autor haya supuesto que 11 con poseer las más elementales nociones de nú­
sobre esta tierra el hombre pueda llegar a vivir tner'OI para poder apreciar la inmensa diferencia
sin alimento. Pero lo que sf ha supuesto el señor I favor de la primera de estas dos fuerzas.
Godwin es que la pasión entre los sexos pueda Para que se cumpla la ley de nuestra natura.le­
eventualmente extinguirse. Como él mismo ha •, según la cual el\ alimento es indispensable a
presentado esa parte de su trabajo como una sim­ II vida., los efectos de estas dos fuerzas tan des­
ple desviación al campo de las conjeturas, me li­ lplales deben ser mantenidos al mismo nivel.
Esto implica que la dificulrad de la subsisten­ tud está en 11 resistencia a todas las tentaciones
cia ejerza sobre la fuena de crecimiento de la del mal.
población una fuerte y constante presión restric­
Esta natural desigualdad entre las dos fue=
riva. Esta dificulrad tendré que manifestarse y ha­
de la población y de la producción en la tierra, y
aquella gran ley de nuestra naturaleza, en virtud
cerse cruelmente sentir en un amplio sector de la
humanidad.
de la cual los efectos de estas fuerzas se mantie­
nen constantemente nivelados, constituyen la
En los reinos animal y vegetal la naturaleza ha
esparcido los gérmenes de vida con enorme abun­
aran dificultnd, a mi entender, insuperable, en el
comino de la perfectibilidad de la sociedad. To­
dancia y prodigalidad. Ha sido, en cambio, rela­ dos los dem.ís argumentos, comparados con éste,
tivamente parca en cuanto al espacio y el alimen­ IOl1 de escasa y secundaria significaci6n. No veo
to necesarios a su conservación. Los gérmenes de manera por la que el hombre pueda eludir el pe­
vida contenidos en este trozo de tierra, dada una lO de esta ley, que abarca y penetra toda la na­
aHmentación abundante y espacio donde exten­ !utalcza animada. Ninguna pretendida igualdad,
derse, lleg¡rrfan a cubrir millones de mundos al ninguna reglamentaci6n agraria, por muy radical
cabo de unos pocos miles de años.Lanecesidad, que sea, podrá eliminar, durante un siglo siquiera,
esa imperiosa ley de la naruruleza, que todo lo 11 presión de esta ley, que aparece, pues, como
abarca, se encarga de restringirlos manteniéndo­ decididamente opuesta a la posible existencia de
los dentro de los limites prescritos. Tanto el rei­ w,a sociedad cuyos miembros puedan todos tener
no de las plantas como el de los animales se con­ una vida de reposo, felicidad y relativa holganza
traen bajo esto. gran ley restrictiva, y el hombre, 1 no sientan ansiedad ante la dificultad de pro­
por mucho que ponga a contribución su razón, veerse de los medios de subsistencia que nccesi­
tampoco puede escapar a ella. Entre las planw bn ellos y sus familias.
y los animales, sus efectos son el derroche de si­ Por consiguiente, si las premisas son justas, el
mientes, la enfermedad y la muerte prematura. llrllJmento contra la perfectibilidad de la masa de
Entre los hombres, es la miseria y el vicio. La II humanidad es terminante.
No he hecho más que esbozar las líneas gene­
primera, la miseria, es W'l4 consecuencia absolu­
tamcntc necesaria de esta ley. El vicio es una con­ n1es del argumento¡ lo examinaré ahora con más
detalle y podrá observarse Que la experiencia, ver­
secuencia sumamente probable y que, por lo tan·
1% abunda por todas partes, pero quizá no debe­
cladcra fuente y fundamento de todo conocimkn­
ríamos considerarlo como consecuencia absoluta­ 10, confirma invariablemente su veracldad.
mente Inevitable. La verdadera prueba de la vir­
Instituido o no el matrimonio legal, la natu­
ralcu y 11 virtud prescriben al hombre unirse
tiendo aún joven a una sola mujer. Suponiendo
que existiere la libcrwl de cambiar de mujer en
el caso de una elección desafortunada, esta liber­
tad no afectarla al volumen de población micn­
lras estos cambios no adquiriesen por su frecuen­
cia un carácter realmente vicioso; pero estamos
ahora suponiendo la existencia de una sociedad en
la que el vicio es casi desconocido.
En un Estado, por tanto, de gran igualdad y
virtud, donde prevaleciesen costumbres simples y
pura, y en el que los medios de subsistencia fue­
ran tan abundantes que ningún sector de la so­
Y a dije que la población, si no se pone obs­ clcdad tuviese dificulwles en proveerse con hol­
úrulos a su crecimiento, aumenta en progresión 1"1'!1, la fuerza de crecimiento de la población se
geométrica, en tanto que los alimentos necesarios efcrcerla sin trabas y el aumento de la especie hu­
al hombre lo hacen en progresión aritmética. auana sería, evidentemente, mucho más rápido que
&aminemos si esta afirmación es correcta.
en ningún período conocido del pasado.
Creo que se me concederé que hasta el presen­ En los Estados Unidos de América, donde los
te no ha existido ningún Estado {por lo menos medios de subsistencia han sido más abundantes,
que nosotros conozcamos) en el que las costurn­
las costumbres más puras y, por consiguiente, los
1118trimonios mis fícilcs y precoces que en cual­ /
br,s fuesen tan puras y los medioo de subsistencia
quiera de los palses modernos de Europa, la po­
tan abundantes, que los matrimonios tempranos
liL,ción resulta haber doblado en el curso de vein­
pudieron efectuanc sin obotliculo alguno, por no
existir el temor, en las clases inferiores, a no
dclnco allos.
Este ritmo de aumento ha sido alcanzado sin
poder asegurar una vida decente a sus familiu, y
en Ju clases altas a ver rebajarse su nivel de vida. t¡ue la fuerza de la población se haya ejercido en
plenitud. Tiene el mérito, sin embargo, de co­
Por tanto, no sabemos de ningún Estado en el
rraponder a una experiencia real y, por tanto, lo
que la fuerza de crecimiento de la población haya edoptaremos como regla; sentaremos, pues, el
podido ejercerse con absoluta libertad.
prbtcipio de que la población, cuando no lo impi­
"
de ningún obstáculo, va doblando cada veinticin­ Podemos, pues, afirmar que tos medios de sub­
co años, creciendo así en progresión geométrica. listencia aumentan en progresión aritmética. Com­
Consideremos ahora cualquier territorio, por paremos ahora los efectos de estas dos leyes de
ejemplo, esta isla, y veamos cuál podría ser el rit­ aumento.
mo de aumento de su producción de víveres. Em­ La población de nuestra isla es actualmente de
pczaremcs considerando el actual régimen de cul­ unos siete millones; supongamos que la pr00.uc­
tivos. •ci6n actual baste para mantener esta población.
Si admitimos que con la mejor administración abo de los primeros veinticinco años la po­
posible, parcelando la tierra y dando el máximo n sería de catorce millones, y como el ali­
o habrla también doblado, bastada.asuma­
impulso a la agricultura, se puede conseguir do­
nutención. En los veinticinco años siguientes, la
blar la producción al término de los primeros
población sería ya de veintiocho millones y el ali­
veinticinco años, creo que nadii:.· podrá acusarnos
inento disponible correspondería a una población
dt· excesiva parquedad.
de tan sólo veintiún millones. En el período si­
Pero lo que ya es imposible suponer es que icnre la población serla de cincuenta y seis mi­
en los veinticinco años siguientes la producción ones y las subsistencias apenas serían suficientes
vaya a cuadruplicarse. Sería contrario a todas nues­ para la mitad de esa población. Y al término del
tras nociones sobre la fecundidad de la tierra. Le primer siglo la pobloción habria alcanzado la ci­
más que podríamos concebir es que el aumento fra de 112 millones mientras los víveres produ­
en esos segundos veinticinco años llegase a igua­ cidos corresponderían al sustento de treinta y
lar nuestra producción actual. Adoptémoslo como '.dnco millones, quedando setenta y siete millones
nuestra segunda regla, aunque cierta.mente es� tic seres totalmente privados de alimento.
bien lejos de la realidad, y admitamos que, mer­ Una gran emigración lleva necesariamente im­
ced n enormes esfuerzos, la producción total de pllcita alguna forma de inlorrunio en el país de­
la isla pueda registrar cada veinticinco años a1:1­ iertado. Pues pocas personas habrá que abando­
mentos equivalentes a la producción actual. El 1111 sus familias, sus relaciones, sus amigos y $U
més entusiasta de los soñadores no puede, "creo lleno natal para instalarse en un pals desconocido
yo, imaginar un ritmo de aumento mayor. Al cabo , de clima extraño sin que lo justifique una situa­
de unos cuantos siglos, cada acre de nuestro suelo ddn de profundo malestar en el lugar en que se
se habría convertido en un jardln. IIIC\lentran o la esperanza de hallar considerables
Pero esta progresión es evidentemente arit­ ""11JIS en el lugar de destino.
mética. Pero para generalizar aún miS.s nuestra argu·
mentación y evitar que los aspectos parciales de los medios de subsistencia mediante la constante
la emigración puedan interferir en ella, conside­ acción de la poderosa ley de la necesidad refre­
remos la tierra en su coniunto, y supongamos que nando el impulso de la mayor de estas fuerzas.
todos los obstáculos al crecimiento de la pobu,. Nos queda ahora por examinar los efectos de
ción fuesen universalmente suprimidos. Si las sub­ nu. acción restrictiva.
sistencias que la tierra, en su conjunto, suminis­ Respecto a las plantas y a los animales, la cues­
tra al hombre aumentasen cada veinticinco añal tión es simple. Uno, y otros son impulsados por
en una cantidad igual a la que actualmente pro­ el poderoso instinto a multiplicar su especie, sin
duce, significarla que la capacidad productiva de que este instinto sea detenido por ningún racio­
la tierra sería absolutamente ilimitada y su ritmo cinio o reparo acerca del sustento de la prole.
de incrc:memo muy superior al que podríamos con­ Siempre que existe libertad tenemos la fuerza ge­
cebir como susceptible de ser alcanzado por el neradora en acción y los efectos de la excesiva
esfuerzo de la humanidad. lbundancia son destruidos posteriormente por la
Estimando la población del mundo, por ejem· (1ha de espacio y de alimento, tan frecuente en­
plo, en mil millones de seres, la especie humana tre las plantas y los animales, y, asimismo, entre
crecería como los números: 1, 2, 4, 8, 16, 32, 6­1, estos últimos, por la lucha a muerte que se libran
128, 256, 512, etc., en tanto que las subsistencia entre ,r.
lo harían romo: 1, 2, 3, 4, .'5, 6, 7, 8, 9, 10¡ et­ Los efectos de este obstáculo son mucho más
cétera. Al cabo de dos siglos y cuarto la pob! .. complejos en el hombre. El también se halla im­
ción sería a los medios de subsistencia como 512 pulsado a multiplicar su especie por un instinto
es a 10; pasados tres siglos la proporción sed. Do menos potente, pero la voz de la razón le de­
de 4.096 a 13 y a los do, mil años la diferencia tiene en su impulso. ¿ No estará trayendo al mun­
sería prdcticamente incalculable a pesar del enoe­ do seres a quienes no pueda, tal vez, asegurar el
me incremento de la producción para entonces. IUllellto? En un régimen de igualdad la cuestión
No hemos asignado !fmite alguno a la produe­ IID pr.esenta dificultades. Pero en el estado actual
ción de la tierra. La hemos concebido como sus­ • 11 sociedad surgen otras consideraciones. ¿ Le
ccptible de un aumento indcfínido y capaz de re. 111,Ugará el aumento de familia a reducir su posi­
basar cualquier límite que se le fije, por muy ddn en la vida? ¿Se encontrará con más dificul­
grande que éste sea; sin embargo, la fuerza de lldea de las que ya tiene? ¿Tendrá que trabajar
la población es de un orden superior y, por con­ ... ? Y si su familia es ya numerosa, ¿podd, con
siguiente, el crecimiento de la especie humana úni· • tlfuerzo agotador, hacer frente a los nuevos
camcnte podrá mantenerse nivelado al aumento de
... tOI?, ¿podrá evitar que sus niños anden .an­
drajosos y llenos de miseria, pidíéndole un poa muchos de dios se verán abocados a la más an­
que no pueda darles?, ¿y no se verá quizá en la ¡ust.iosa miseria. Por ser el oúmero de trabaja­
irritante necesidad de hipotecar su iDdcpcndcncla dores superior a las posibilidades de absorción del
y tener que recurrir al brazo salvador de la .,.. mercodo laboral, el precio del trabajo tenderá a
ridad? disminuir, mientras que los precíoe de los produc­
Estas consideraci.oncs están destinadas a evitar, tos alimenticios tenderán a subir. El obrero se
y sin duda alguna lo evitan, que muchos hom­ verá, pues, obligado a trabajar más para ganar lo
bres, en los países civilizados, se dejen llevar por mismo. Durante este período de escasez son tan­
el aguijón de la naturaleza, y tomen mujer CUID• 111 las dificultades que hay que vencer para man­
do aún son muy jóvenes. Y esta reatricci6n con­ tener una familia que los matrimonios se hacen
duce al vicio casi por necesidad, aunque no de menos frecuentes y la población deja de aumentar.
forma ineludible. Sin embargo, en todas las socie­ Mientras tanto, el bajo precio y la abundancia de
dades, incluso en las de costumbres más viciosas, la mano de obra, y, asimismo, la necesidad de
la tendencia hacia el enlace virtuoso es tan fuer. erear nuevos puestos de trabajo, Incita a los cul­
te, que se observa una presión constante hacia d. tivadores a aumentar el número de sus braceros,
aumento de la población. Esta presión tiende, eoe I roturar nuevas parcelas y a abonar y mejorar las
no menos constancia, a hundir a las clases inferio­ c¡ue ya tienen ,en cultivo, de tal suerte que even­
res de la sociedad en la miseria y a evitar toda tualmente la producción de alimentos alcanza de
permanente mejora considerable de su siruaci6n. Ducvo la proporción respecto a la población que
ICllla al iniciar nuestro análisis. El obrero vuelve
Veamos en qué forma parecen producirse es­
I vivir en condiciones de relativo confort, con lo
tos efectos.
1:1111 la tensión restrictiva de la poblacióa se afloja
Supondremos que los medios de subsistencia .. nuevo, volviendo a iniciarse el mismo proceso
en un país determinado son los justos para ase­
lkemativo de progreso y retroceso de la felicidad
gurar el holgado sustento de la población. La cons­ .. ,m,ne.
tante fuerza de crecimiento de la población, que,
como hemos visto, actúa incluso en las sociedades Este tipo de oscilación no será advertido por
más viciosas, hace que el número de habitantes • observador superficial e incluso al més pers­
aumente �s de prisa que los medios de subsistes,. plcu le será dificil calcular su periodicidad. Pero
M creo que ningún hombre reflexivo que estudie
cía. El alimento que aseguraba el sustento de sie­
te millones de personas tendrá que distribuirse la cuestión con la debida profundidad ponga en
ahora entre siete y medio u ocho millones. Lo. .i.id. d hecho de que esta oscilación existe en
pobres vivirán, por consiguiente, mucho peor, y IDdc,i los po!ses viejos aunque, bajo el efecto de
influencias oblicuas, aparezca con mucho mcnoe rablcmente a elucidar la manero de actuar de esta
relieve y regularidad que en mi descripción ID­ constante !uena restrictiva de la población y de­
terior. mostraría, pobablcmente, la existencia de ese mo­
Son muchas las razones por las cuales esta vimiento de progreso y retroceso, el que hacíamos
oscilación no ha ten.ido una confirmación experi­ anteriormente referencia, aun cuando la pcricxlici­
mental decisiva y ha sido menos evidente de !., dad de este movimiento ha de ser necesariamente
que se podía suponer. irrc¡¡ular, bajo la influencia de una gran diversidad
Una razón principal es que las historias de la de causas de interrupción tales como la implanta­
humanidad escritas hasta la fecha son historia ción o el hundimiento de ciertas industrias manu­
tan sólo de las clases superiores. Disponemos ele factureras, el espíritu más o menos emprendedor
muy pocos relatos históricos fidedignos que des­ de los agricultores, la abundancia o escasez de las
criban las costumbres y los quehaceres del sector cosechas, J115 guerras y las pestes, las «leyes de
de la humanidad en el que principalmente se pro­ pobrcs» ( poor laws), el invento de nuevos pro­
duce este movimiento oscilatorio de progreso J ccroa de fabricación que permiten reducir la mano
retroceso. Una historia de este tipo relativa a Ull de obra sin una ampliación proporcional del mer­
pueblo y a un periodo determinado exigirla, para cado de salida de esta mercancía y, en particular,
ser realmente satisfactoria, la atención constante la diferencie entre el precio nominal y el pre­
y minuciosa de una mente observadora durante cio real del trabajo, circunstancia ésta que quizá
toda una larga vide. Algunas de las cuestiones I Ns que ninguna otra conuibuye a que ese mo­
invesdgar sedan, por ejemplo, la proporción en­ •imiemo de oscilación pase inadvertido.
tre el número de matrimonios y el número de Ocurre muy pocas veces que el precio nominal
adultos, la relación entre la extensión del vicio eo del trabajo descienda universalmente, pero bien
las costumbres y las restricciones matrimoniaJa, tabemos que con frecuencia se ha manten.ido in­
el estudio comparativo de la mortalidad infantil ..,.Jado, mientras subía gradualmente el precio
en los sectores más desamparados de la poblaciór¡ nominal de los productos alimenticios. Esro, en
y en los de vida m:ís holgada, las variaciones en la pnlctica, representa una disminución real del
el precio real del trabajo, y, finalmente, las di­
precio del trabajo, y, en los períodos en que es­
ferencias visibles en la situación de las clases d ... to ocurre, las condiciones de las capas inferiores
heredadas, desde el punto de vista de su felicidad ele lo comunidad se hacen cada vez más insopor­
y del grado de comodidad de su vida, en diferen­ &lhles. Pero los agricultores y capitalistas se en­
tes ocasiones dentro de un mismo período,
riquecen gracias al bajo precio real de su mano
Una historia así enfocada contribuiría conside­ de obra. Sus crecientes capitales les permiten cm­
picar a un mayor número de trabajadores. Al au­: una gran parte de la humanidad, en el caso de
mentar la demanda de trabajo, subirá necesaria­ existir desigualdad entre los hombres, bien sobre
mente el precio del mismo. Pero la falta de li� todo ella si todos los hombres fuesen iguales.
tad en el mercado laboral, que se observa mú o La tcorla sobre la cual se asienta la verdad de
menos en todas las comunidades, o por las leyet cata posici6n me parece tan extremadamente cla­
parroquiales o como consecuencia de esa facili. ro que no logro imaginarme qué parte de la mis·
dad para ponerse de acuerdo que tienen los riCOI ma pueda ser refutada.
y les falta a los pobres, tiende a evitar que la su­ Que la poblaci6n no puede aumentar sin que
bida del precio del trabajo se produzca en el nr,. aumenten los medios de subsistencia a una pro.
tural momento y lo mantiene bajo por algún ticn> posici6n tan evidente que no requiere deroostra­
po, quizá hasta un año de mala cosecha, cuando ci6n.
el clamor de los trabajadores es demasiado a­ Que la poblaci6n aumenta invariablemente
truendoso y su indigencia demasiado manifiesta cuando dispone de los medios de subsistencia lo
para poder seguir resistiéndola. demuestra ampliamente la historia de todos los
La verdadera causa del aumento del precio del pueblos que han existido en la tierra.
trabajo queda, pues, oculta, y los ricos pueden Y que la fuerza superior de crecimiento de la
así presentar este aumento como un gesto de con> poblaci6n no puede ser frenada sin producir mi­
pasión y de condescendencia hacia los pobres, para teria o vicio lo atestigua con harta certidumbre
mitigar los efectos de una mala cosecha, de tal la considerable dosis de estos dos amargos ingre­
suerte que al volver la abundancia no Vacilan en dientes en la copa de la vida humana y la persis­
manifestar la menos razonable do las quejas: que tencia de las causas f!sicas que parecen haberlos
el precio del trabajo no vuelve a caer, cuando UD producido.
poco de reflexión les hada comprender que la su· Pero a fin de afianzar aún más la valides de
bida de este precio se hubiera producido mucho atas tres .F eo.•)()Sidones, examinemos los difcrcn­
antes de no haber sido demorada por su injuata ta estados por los qu,: la humanidad ha pasado
conjura. en su trayectori 1 histórica. Pienso que un breve
Pero si bien es verdad que con sus maniobra r.e¡,aso de estos estados bastará �ra convencernos
desleales los ricos contribuyen con frecuencia a di que estas proposiciones son verdades íncontro­
prolongar situaciones particularmente angusrioua yenJblcs.
para los pobres, no es menos cierto que ninguna
forma posible de sociedad es capaz de evitar la
acción casi constante de la miseria, bien seo sobre
que las de la caza; se ha observado a menudo
cómo en familias instaladas a proximidad de las
colonias europeas y en las que, por consiguiente,
se han ido introduciendo formas de vida más fi­
rlles y más civilizadas, las mujeres llegan a criar
cinco, seis y más hijos, en tanto que en estado sal­
vaje son pocas las familias en las que oo de uno
o dos hijos alcancen la edad Dllldura. Lo mismo
se hl observado entre los hotentotes instalados a
proximidad de El Cabo. Estos hechos confirman
11 superioridad de la fuena de crecimiento de la
�ladón sobre la que determina el aumento de las
111bsistcneias en les pueblos de cazadores y nos
muestran la pujanza con la que esta fuerza actúa
cuando puede hacerlo libremente.
Eo el estado más primitivo de la humanidad, en Falta por dilucidar si esta fuena puede ser re­
el que la caza era la principal ocupaci6n del hom­ frenada para que sus efectos se mantengan al ni­
bre y la única forma de adquirir alimento, con ,cl de los medios de subsistencia sin que inter­
loo medios de subsistencia esparcidos sobre gran­ vengan la miseria y el vicio.
des extensiones de territorio, la densidad de la Los indios de Norteamérica, considerados ce>
poblaci6n era necesariamente escasa. Se dice que mo pueblo, no son precisa.mente libres ni iguales.
la pasión entre los seJ1.us es menos ardiente entre En toda la información que tenemos sobre ellos, y
los indioo de Norteemérica que en cualquier otra por cierto sobre la mayoría de los demás pueblos
de Ju razas humanas. Sin embargo, a pesar de primitivos, la mujer aparece aún mós esclavizada
esta apat!a, el crecimiento de la poblaci6n psrece por el hombre que el pobre por el rico en los pal·
habe.r sido, incluso en este pueblo, siempre supe­ III dv'lizados. Una mitad de la población se nos
rior al aumento de las subsistencias. Esro � pnecnta actuando como ilotas de la otra mitad, y
ser debido al aumento relativamente rapido de la WfflOI a la miseria, que frena el crecimiento de la
poblaci6n que se produce cada vez que una de SUI ,ablación, abrumando, como es de ley, principal·
tribus se instala sobre algún territorio fértil y poe­ mente, a los estamentos inferiores de la sociedad.

.
de obtener su alimento de fuentes más fruct!feru Ll lníancia, en este estado primitivo, necesita cui­
dldot particulares que las mujeres no pueden pres­
1arlc, estando condenadas a suhir las molestias y los señores de los paf ses civilizados y, por la otra,
sinsabores de frecuentes desplazamicritos, ron la las mujeres, los niños y los ancianos de los países
constante y agobiadora preocupación de tener primitivos con las clases inferiores de las comu­
siempre todo dispuesto para recibir debídamerse nidades civilizadas.
a sus tiránicos esposos. Estas dura, labores, reali­ Pienso que de esta breve reseña, o mejor di·
zadas tanto durante el embarazo como con el niño cho, de la información que tenemos sobre la vida
atado a la espalda, no pueden menos de provocar de los pueblos cazadores, podemos deducir que si
frecuentes abortos y, al mismo tiempo, sirven pa­ su población es escasa, es debido a la escasez de
ra seleccionar los niños más robustos, que serán alimentos; que esta población aumentaría en cuan­
los únicos en llegar a la edad madura. Si añadi­ to los alimentos fuesen más abundantes y que des­
mos a estas penalidades sufridas por las mujeres cartando el vicío, que no existe en los pueblos sal­
el azote de las incesantes guerras tribales, y la vajes. tiene que ser la miseria 1a que reprima la
frecuente oblignción en que se encuentran de fuerza superior de la población y mantenga sus
abandonar a sus padres, ancianos y desvalidos, CÍL"CtOS al nivel de los medios de subsistencia. Tan­
violando asf los sentimientos más primarios de to la experiencia del pasado inmediato como la
su naturaleza, tendremos un cuadro de la vida observación de la realidad presente nos muestra
en aquella época, marcado con el sello del dolor que este freno actúa, salvo en contadas excepcio­
y de la miseria. Al estimar el grado de felicidad m.'S de alcance local o temporal, con carácter per­
alcanzado por un pueblo salvaje, no debemos fi­ manente en todas las naciones salvajes, y la teoría
jar nuestra mirada tan sólo sobre el guerrero en nos indica que probablemente actuaba hace mil
la flor de la vida; es uno entre un centenar, es años con casi la misma fuerza y lo hará dentro
el señor, el hombre afortunado, el favorecido por de otros mil con una fuerza no muy superior.
la suerte; pero cuántos intentos frustrados hasta Respecto a las costumbres y formas de vida de
lograr producir este ser privilegiado;' protegido una sociedad dedicada al pastoreo, estado siguien­
por sus genios guardianes contra los peligros in­ te de la humanidad, nuestra ignorancia es aún ma­
numerables que amenazaban su infancia y su ju­ yor. Pero la historia pasada de Europa y de los
ventud. El verdadero criterio de comparaci6n en­ más hermosos países del mundo nos demuestra que
tre dos naciones está, creo yo, en enfrentar cada tampoco los pueblos pastores pudieron eludir el
grupo de cada una de ellas con aquel al que pa­ azore de la miseria por escasez de alimentos. Fue
rece responder en la estructura de la otra. As(, d hambre el aguijón que impulsó a los pastores
por ejemplo, pueden compararse, por una parte, escitas a abandonar sus poblados nativos, como
los guerreros salvajes en la flor de la vida con lobos hambricn1os en busca de sus presas. Mo­
vidas por esta misma fuerza 111rrolladora, multi­ una movilidad aún mayor. Las tribus ocuparon
tudes de búbaro, se fueron reuniendo proceden­ territorios cada vez más amplios, extendiendo la
tes de todos loo puntos del hemisferio norte. desolación a su alrededor. El hambre aguijó a los
Dejando ttas de s( un rastro profundo de terror miembros menos afortunados de la sociedad y fi­
y de muerte, sus masas congregadas oscurecieron nalmente, la impooibilidad de mantener comuni­
el ool de Italia y hundieron al mundo entero en las dades humanas tan numerosas fue demasiado evi­
tinieblas de una noche universal. Estos tremen­ dente para ser resistida. Jóvenes fueron lanzados
dos efectos, sufridos tan profundamente y du­ de la comunidad de sus padres y aleccionados pa­
rsaee tanto tiempo en la parte mú hermosa de ra explorar rrucvas regiones y conquistar con sus
la tiena, oo tuvieron mú au..,a que la s��io­ espadas mejores lugares para instalarse con sus
ñdad de la fuerza de crecimiento de la población familias. «Ante ellos tenían al mundo entero para
respecto a loa medios de subsistencia. · escoger». Con la angustia de su presente infortu­
Se &abe que un territorio dedicado al pastoreo nio, con la esperanza de un porvenir más risueño
no puede mantener al mismo número de habitan­ y animados por un intrépido espíritu emprende­
tcs que si estuviese cultivado, pero lo que les da dor y aventurero, estos hombres valientes fácil­
a las nacioocs de pastores su enorme poderlo es la mente se convertían en formidables adversarios
Íllcultad que tienen de movimiento y la necesidad de quienes pretendieran oponerse a ellos. Los pa­
en la que se encuentran con frecuencia de ejercer clíicos moradores de los países invadidos ofrecían
esta facultad para buscar los nuevos pastos que poca resistencia ante el empuje de hombres im­
n<ecs!tan sus reses. Una tribu con mucho gana­ pulsados por tan perentorios motivos. Pero cuan­
do tenla en él una base de alimentación abundante. do el choque se producía con otras tribus semc­
En caso de absoluta necesidad, siempre tenla el [antes I la contienda se convertía en una lucha fe­
recurso de devorar incluso a loo animales de vicn­ roz por la existencia, en W1 combate desesperado
tre, Las mujeres vivían con mú comodidad que a vida o muerte.
en loa polsca de cuadotts. Los hombres, con la En estas salvajes contiendas, muchas tribus ha­
fuerza de su unidad y la confianza de disponer brán sido totalmente exterminadas; algunas de
de putoa para sus ganados manteníéndoee en mo­ ellas probablemente por el hambre y la miseria.
vimiento, sentían probablemente muy pocos te­ Las que tuvieron mejor estrella crecieron y se con­
mores respecto al sustento de sus íamilias. La virtieron en tribus poderosas que, a su vez, des­
comhinadón. de estas favorables circunstancias tacaron a sus elementos jóvenes y de espíritu más
pronto plOVOCÓ su natunl e invariable efecto de aventurero en busca de territorios aún más férti­
aumentar la población. Fue cntooccs '­aria les. El prodigioso derroche de vidas humanas pro­
ducido por estas luchas perpetuas por el espacio y perícxlos tenía necesariamente que ser escasa en
el alimento era ampliamente compensado por la relaci6n con la superficie del territorio, visto el
enorme fuerza de crecimiento de la población, ac­ carácter imprcxluctivo de algunas de las regiones
tuando, prácticamente, sin freno ni trabas, gra­ ocupadas; pero el ritmo en que se sucedían los
cias a la forma de vida migratoria. Las tribus que seres humanos debió ser sumamente rápido, y tan
emigraron hacia el sur, a pesar de tener que lu­ pronto como algunos caían ba]o la guadaiia de la
char constantemente para poder establecerse en guerra o el hambre, otros surgían, en números
estas regiones m:is fértiles, crecieron rápidamen­ crecientes, para ocupar sus plazas. Entre estos
te tanto en número como en fuerza, merced a la audaces e impróvidos bárbaros, la población cre­
abundancia de sus medios de subsistencia. De es­ cía probablemente sin el obstáculo que supone, en
ta suerte, al cabo de cierto tiempo, todo el te­ los Estados mcxlernos, el temor a las dificultades
rritorio, desde las fronteras de China hasta las futuras. La permanente confianza en los benefi­
costas del mar Báltico, fue poblado por diversas ciosos efectos del cambio de lugar, la constante
razas de bárbaros, valientes, robustos y empren­ expectación de futuros botines, la facultad, in­
dedores, avezados a las privaciones y ansiosos de cluso, en último extremo, de vender a los hijos
combatir. Algunas tribus conservaron su inde­ como esclavos, y añadido a esto la indiferencia na­
pendencia. Otras se alinearon bajo el estandarte tural del carácter bárbaro, todo contribuía a la
de algún jefe búbaro que las condujo de triunfo superabundancia de una poblaci6n que el ham­
en triunfo, y lo que es aún más imponante, ha­ bre y la guerra se encargaban luego de frenar.
cia regiones donde abundaba el trigo, el vino y Cuando impera la desigualdad de condiciones,
el aceite, esos productos tan deseados y que cons­ como muy pronto ocurre en las sociedades de
tituían la mejor recompensa a sus esfuerzos y pastores, la desgracia provocada por la escasez de
sufrimientos. Un Alarico, un Atila, un Gengis alimentos recae principalmente sobre los miem­
Khan y los jefes que les rodeaban comhatlan tal bros más desafortunados de la sociedad. Y gene­
vez por la gloria, por la fama de sus conquistas, ralmente quienes más han de sufrir serán las mu­
pero lo que realmente puso en movimiento la gr.an jeres, expuestas eventualmente a ver sus hogares
marea migratoria del Norte, y lo que continuó im­ saqueados durante la ausencia de sus esposos y
pulsándolo en diferentes épocas contra China, Pcr­ sometidas a continuos desengaños en la espera de
sia, lraUa e incluso Egipto, fue la escasez de ali­ su regreso.
mentos y la desproporción entre la población y los Pero si bien no conocemos suficientemente la
medios de subsistencia. historia detaJJada e íntima de estos pueblos para
La población absoluta en cualquiera de estos poder detcrmínar con exactitud sobre qué sector
ffl:ala principalmente la angustia de la falta de
ollmentos y en qué medida afectaba a la sociedad
en su conjunto, creo que podemos afirmar, basán­
donos en toda la información que tenemos sobre
las naciones de pastores, que su poblaci6n aumen­
tó c.ada vez que como consecuencia ele la emigra­
ción o de cualquier otra causa aumentaron los me­
dios de subsistencia; pero la miseria y el vicio in­
tervinieron para detener este aumento de la po­
blación y mantener ésta al nivel de los medios de
subsistencia.
Pues, independientemente de las viciosas cos­
tumbres que respecto a las mujeres puedan haber
mantenido entre ellos, y que siempre han actuado
como freno al aumento de la población, hay que
reconocer, creo yo, que la guerra en s( es ya un Al examinar, desde el punto de vista que nos
vicio, y su efecto la miseria, y nadie puede poner interesa, el siguiente estado de la humanidad, o
en duda la miseria que entraña la falta de ali­ sea, el estado combinado de pastoreo y cultivo, en
mento. el que, con alguna variación en las proporciones,
deberán permanecer siempre las naciones más ci­
vilizadas, tendremos la ayuda de lo que a diario
vemos a nuestro alrededor, de nuestra experiencia
directa, de los hechos que continuamente se ofre­
cen a la obscrvaci6n de todos nosotros.
A pesar de las exageraciones de algunos viejos
historiadores, no creo que pan ningún hombre
sensato pueda caber la menor duda de que la po­
blación de los principales países de Europa, Fran­
cia, Inglaterra, Alemania, Rusia, Polonia, Sucda
y Dinamarca, es hoy mucho mayor que nunca lo
fue en tiempos pasados. La causa evidente de estas
exageraciones es el aspecto formidable que adqulc­
n
re una nación por poca población que tenga, cuan­ rior en los tiempos de Julio César a la que es en
do se agrupa y se desplaza entera en busca de nue­ la actualidad, la cuestión quedaría Inmediatamente
vos parajes. Si a esta tremenda apariencia aña­ zanjada.
dimos que con cierta frecuencia se repetían em.i­ Cuaodo se nos asegura que China es el país más
gracioncs similares, no nos sorprenderá mucho que fértil del mundo, que casi todo su territorio está
en los atemorizados países del Sur se tuviese la en cultivo, y que una gran proporción del mismo
impresión de que las regiones del Norte eran ver­ produce dos cosechas al año, y, por añadidura,
dadcros hormigueros humanos. Examinando eho­ que el pueblo vive con gran frugalidad, podemos
ra la cuestión más de cerca y con mejor criterio, deducir con certeza que su población tiene que
podemos asentar que tal inferencia no era menos ser inmensa, sin preocupamos en hacer encuestas
absurda que la de un hombre de este país que, sobre las costumbres y hábitos de las clases infe­
encentrándose conaínuamente en la carretera con riores ni sobre los medios de estimular los matri­
rebaños de vacas procedentes del Norte y del país monios precoces. Pero estas encuestas son, sin
de Gales, llegara a la inmediata conclusión de que embargo, de enorme importancia, y la historia de­
esas regiones eran las más productivas del reino. tallada y minuciosa de las costumbres del pueblo
La razón por la cual la mayor parte de Europa bajo de China sería de máxima utilidad si quere­
tiene ahora una población mayor que en el pasado mos cerciorarnos de cómo actúan los obstáculos
está en la laboriosidad de sus habitantes, merced que impiden el excesivo crecimiento de la pobla­
a la cual estos países producen hoy una mayor ción, cuáles son los vicios y cuáJcs los padcdmíen­
cantidad de medios de subsistencia. tos que impiden que la población desborde el cau­
Pues creo que puede afirmarse, sin temor a ce que le señala la limitada capacidad alimenticia
equivocación, que considerando una extensión de del país.
territorio suficiente para poder incluir la ímpor­ Hume, en su ensayo sobre la populosidad de las
tación y la exportación, y concediendo cierta fle­ naciones antiguas y modernas, en el cual ­según
xibilidad para el predominio de los hábitos de lujo dice­­ ha entremezclado el estudio de las causas
o de frugalidad, la población mantiene una propor­ con el de los hechos, no parece darse cuenta, pese
ción constante respecto a la cantidad de alimen­ a su usual poder de penetración, de lo poco con­
tos que la tierra produce. En la controversia sobre vincente que son algunas de las causas que pre­
la población más o menos abundante de las nadir senta como base de sus estimaciones sobre la po­
nes antiguas y modernas, si se pudiese determinar blación de las naciones antiguas. Si alguna infe­
con precisión que la producción media de los paf­ rencia se desprende de tales causas, más bien ser­
ses en cuestión, tomados en su conjunto, era infc­ viría a refutar sus conclusiones¡ aunque tratan­
dose de Hume debo, naturalmente, poner mucho no constituye un argumento decisivo, ya que
cuidado antes de permitirme disentir de las opinio­ existen muchos países con pocos habitantes y cuya
nes de UD hombre que en estas cuestiones es, sin población es, no obstante, estacionaria. Para ser
duda, el menos propenso a dejarse engañar por las rigurosamente correctos en nuestras afirmaciones,
primeras apariencias, Si descubro que en un de­ lo que sí podemos decir es que el número de per­
terminado periodo de la historia antigua el estímu­ sonas solteras en proporción al número total de
lo a constituir una familia era particularmente habitantes, en perfodos distintos y en el mismo
fuerte, que, por consiguiente, prevalecían los ma­ o en varios Estados, nos permite apreciar si la
trimonios precoces y eran poco frecuentes los ca­ población en estos períodos aumenta, se mantiene
sos de celibato, podré tener la seguridad de que la estacionaria o disminuye, pero no puede servir·
población en esa época aumentaba rápidamente, nos de criterio para juzgar sobre su magnitud ah·
pero no de que era ya muy abundante, sino tal soluta.
vez lo contrario, pues solamente con una pobla­ Existe, sin embargo, una circunstancia señala·
ción escasa puede quedar un margen de espacio y da en casi todos los informes que se reciben de
de alimentos para un número mucho mayor. Si China, que resulta difícil conciliar con este argu­
descubro, en cambio, que en ese periodo las difi­ mento. Se nos dice que los matrimonios precoces
cultades con que tropezaban las familias eran di­ son una regla muy general en todos los sectores
fíciles de superar y, por consiguiente, abundaban de la población china. Sin embargo, el doctor
los solteros de ambos sexos y escaseaban los ma­ Adam Smith supone que la población china es es­
trimonios precoces, mi deducción será que la po­ tacionarla. Estas dos circunstancias parecen irre­
blación se mantendría estacionaria y siendo pro­ conciliables. Evidentemente, es muy poco proba­
bablemente muy numerosa en proporción con la ble que la población esté aumentando rápidamen­
fertilidad de la tierra dejaba muy poco margen te. Cada acre de terreno ha estado en cultivo des­
de espacio y alimentos para poder aumentar. Hu­ de hace tantos años que es difícil que su rendi­
me parece considerar que el número importante miento anual pueda aumentar mucho. Tal vez la
de criados, sirvientas y otras personas que per­ afirmación respecto al carácter generalizado de
maneeen solteras en los Estados modernos es un los matrimonios precoces no esté suficientemente
argumento que contradice la idea de que en es· demostrada. Si lo damos por cierto, la única ma­
tos Estados la población es numerosa. Yo más nera de eludir la dificultad, de acuerdo con nues­
bien llegarla a una conclusión contraria y lo con· tro conocimiento acrual del tema, será suponer
sídcraria como un argumento que tiende a de­ que el exceso de población producido necesaria­
mosrrar la abundancia de esa población, si bien mente por la preponderancia de los matrimonios
precoces queda suprimido por el hambre que pe­ pa, lo que serviría igualmente,para cualquier otro
riódicamente se extiendé por el país y por el há­ de ellos, podemos contestar a esta pregunta se­
bito, probablemente más extendido de lo que a los ñalando los dos obstáculos que impiden su cre­
europeos se les confiesa, de abandonar a los ni­ cimiento natural: la aprensión ante las dificulta­
ños en los momentos de apuro. Respecto a esta des que supone el mantenimiento de una familia,
bárbara costumbre, es dificil no observar que no lo que actúa como obstáculo preventivo; y el ham­
puede haber prueba IMS definitiva de la angustia bre y las privaciones sufridus por la infancia en
terrible que sufre la humanidad. a causa de la las clases humildes, que actúa como obstáculo po­
falta de alimento que la existencia de una costum­ sitivo.
bre que viola el más natural de los principios del Tomaremos el ejemplo de Inglaterra, uno de los
corazón humano. Tengo entendido que este pro­ Estados más florecientes de Europa, seguros de
ceder era usual en las naciones antiguas, y no que las observaciones que hagamos podrán apli­
cabe duda de que m.ís bien tendía a aumentar la carse con escasas variaciones a cualquier otro país
población. que tenga un crecimiento de población relativa­
Al examinar los principales Estados de la Eu­ mente lento.
ropa moderna se observa que si bien su población El obstáculo preventivo parece ejercer su ac­
ha crecido considerablemente desde los tiempos ción, pdcticamente, en todas las capas sociales in­
en que se dedicaban al pastoreo, su ritmo de cre­ glesas. Hay hombres, incluso de las clases más al­
cimiento aaual es lento, y en vez de doblar su ias, que huyen del matrimonio simplemente por
población cada veinticinco años tardan en hacer­ el temor a sostener una familia a su cargo, lo que
lo ahora de trescientos a cuatrocientos años o mu­ les obligaría a reducir sus gastos y privarse de
cho más. Algunos pal.ses tienen una población algunas de sus caprichosas diversiones. Estas con­
completamente estacionaria y otros, incluso decre­ sideraciones son quizá triviales, pero no hay que
ciente. La causa de esta lentitud acrual en el cre­ olvidar que a medida que vamos descendiendo
cimiento de la población no está, por cierto, en los sucesivos escalones sociales, los motivos y el
un enfriamiento de la pasión entre los sexos. Te­ Iundumcuto Je esta aprensión y de este reparo
nemos motivos suficientes para pensar que esta preventivo son cada vez de más peso.
propensión natural existe hoy con el mismo vigor Un hombre de profesión liberal pero cuyos in­
que en otros tiempos. ¿ Por qué, entonces, sus gresos sean escasamente suficientes para permitir­
efectos no se traducen en el rápido aumento de le vivir entre genllemen, comprende perfectamen­
la especie humana? Examinando de cerca la si­ te que si se casa y tiene familia se verá obligado,
tuación de la sociedad en cualquier pafs de Euro­ si quiere hacer vida social, a alternar con agricul­
tares modestos y pequeños comerciantes. Pero la minuit lo que hacen es agudizar la aprensión de
mujer que un hombre educado escoge como es­ los mú prudentes.
posa tendrá los mismos gustos y los mismos sen­ A los hijos de los comerciantes y de los labra­
timientos que él y estará también acostumbrada dores se les aconseja no casarse, y generalmente
a un trato social totalmente distinto a aquel al se ven obligados a seguir este consejo, mientras
que habrfa de reducirse una vez casada. ¿Puede no tengan c,tahlccido algún negocio o adquirida
un hombre consentir en someter al objeto de su una labranza que les permita mantener a su fa­
cariño a condiciones tan contrarias probablemente milia. Y, a veces, cuando consiguen esto, llevan
a sus gustos e inclinaciones? El descenso de dos o ya recorrida buena parte de su vida. La falta de
tres peldaños, particularmente en este sector de In labranzas es motivo de constantes quejas en In­
escala social, donde termina la educación y empie­ glaterra. Y Ja competencia en toda dase de ne­
za la ignorancia, es considerado por la opinión gocios es tan enorme que es imposible que todos
general como una desgracia grave y real que nada tengan buen éxito.
tiene de fantástica o quimérica. Si la sociedad ha El labrador que gane dieciocho peniques al día
de ser deseable, tiene, indudablemente, que ser y consigue vivir, estando soltero, con un m(nimo
una sociedad libre, igual y recíproca, en la que los de confort, vacilará uo poco antes de decidirse a
beneficios sean conferidos y también recibidos, y repartir entre cuatro o cinco un sustento que ape­
no como la constituida por relaciones de depen­ nas es suficiente para él. Estará, tal ve:r.1 dispues­
dencia como las que unen al empleado con su pa­ to a sacrificar su comodidad y a trabajar mú a
trón y al pobre con el rico. cambio de poder compartir la vida con la mujer
No cabe duda que estas consideraciones evitan que ama, pero, por poco que piense, tendrá que
que muchos jóvenes de nivel social relativamente comprender que el día en que tenga una familia
elevado se dejen llevar por sus inclinaciones y numerosa y sufra una racha de mala suerte, ni su
contraigan matrimonio en edad temprana. Otros, frugalidad ni todo el esfuerzo físico que quiera
impulsados por una pasión tal vez más fuerte o desplegar en su trabajo podril preservarle de la
por un entendimiento más débil, vencen estos desgarradora sensación de ver a sus hijos pasar
obstáculos¡ y sería ciertamente lamentable que la hambre, o evitarle tener que sacrificar su indepen·
gratificación de tan deleitable pasión como d amor dcncia recurriendo a la asistcnda pública. El amor
virtuoso no compensase a veces con creces todos a la independencia es un sentimiento que segura­
los males que la acompañan. Pero debemos recor­ mente nadie quisiera arrancar del corazón del
dar, muy a pesar nuestro, que generalmente las hombre, pero hay que reconocer que más que
consecuencia de estos matrimonios, más que dis­ ninguna otra, la ley de beneficencia inglesa parece
estar calculada para ir debilitando gradualmente las clases de la comunidad. La misma observación
este sentimiento y, en última instancia, eliminarlo podría hacerse con respecto a los demás pafses an­
totalmente. tiguos. Las consecuencias de estas restricciones al
Los criados que viven en las familias de la alta matrimonio las vemos con harta evidencia en los
sociedad tienen que vencer, para casarse, tremen­ vícios que se han ido extendiendo por todas las
dos obstáculos. Poseen todo lo que puedan nece­ partes del mundo> arrastrando continuamente a
sitar y gozan de una vida que en cuanto a con­ ambos sexos a las desdichas más inextricables.
fort poco tiene que envidiar a 1a de sus amos.
Su trabajo es fácil y su alimentación es opulenta
comparada con la de los trabajadores. La sensa­
ción de dependencia que podrían tener es atenua­
da por su confianza en Poder cambiar de amo si
alguna vez se sienten ofendidos. Frente a su si­
tuación de comodidad presente, ¿qué perspecti­
vas les ofrece el matrimonio? Sin conocimientos
ni capital que les permita montar un negocio o
instalar una granja, e incapaces por falta de cos­
tumbre, de ganar el sustento con un trabajo ma­
nual diario, el único recurso que parece hrindár­
seles es el de trabajar en una miserable taberna;
lo que, ciertamente, no ofrece perspectivas agra­
dables para el ocaso de su vida. Disuadidos y
acobardados por las perspectivas poco risueñas
que se abren ante ellos, la aplastante mayoría de­
ciden permanecer solteros sin moverse de donde
están.
Si este esbozo de la situación de la sociedad
inglesa se aproxima a la realidad, y no creo que
sea exagerado. se me conceded que el obst.irulo
preventivo al incremento de la población en este
país actúa, aunque con fuena variable, en todas
des, viviendo en tugurios malsanos y obligados a
realizar duros trabajos impropios de su edad.
Esta elevada mortalidad entre los hijos de los po­
bres es patente en todas Jas ciudades. Ciertamen­
te, no alcanza las mismas proporciones en las zo.
nas rurales, pero la cuestión no ha sido aún estu­
diada con la suficiente atención para poder afir­
mar que incluso en el campo el número de niños
pobres muertos cada año no es proporcionalmen­
te superior al de los niños de las clases medias o
altas. Parece diflcil suponer que la mujer de un
jornalero agrícola, madre de seis hijos, a quien en
ocasiones le falta incluso el pan, va a estar siem­
pre en condiciones de suministrar a todos sus hi­
jos el alimento y las atenciones indispensables pa­
ra vivir. Los hijos y las hijas de familias campe­
El obstáculo positivo al incremento de la po­ sinas no se asemejan siempre, en la vida real, a
blaci6n, es decir, el que reprime un aumento ya esos querubines sonrosados descritos en las nove­
iniciado, se limita principalmente, aunque quizá las. Quienes han vivido bastante en el campo no
no exclusivamente, a los estamentos inferiores de pueden haber dejado de observar las frecuentes
la sociedad. Este obstáculo no es quizá tan evi­ dificultades de crecimiento que sufren los hijos
dente como el anterior, y para demostrar clara­ de los campesinos y lo mucho que tardan en al­
mente su fuerza y su eficacia acaso fuesen pre­ canzar su madurez. Muchachos que aparentan te­
cisos más datos de los que obran en nuestro po­ ner catorce o quince años tienen con frecuencia
der. Pero quienes se preocupan de examinar las dieciocho o diecinueve realmente. Y entre los mo­
estadísticas relativas a la mortalidad infantil ob­ zos que se ven en el campo arando, lo cual es, sin
servan generalmente que de la totalidad de los duda, un ejercicio saludable, son pocos los que
niños que mueren cada año, una parte totalmente tienen buena musculatura, circunstancia que s6lo
desproporcionada procede de familias que pueden puede ser atribuida a la carencia o insuficiencia
suponerse incapaces de suministrar a sus hijos la de una alimentación sana.
a1imentaci6n y los cuidados que requiere la infan­ Para poner remedio a los frecuentes infortu­
cia; niños expuestos a toda suerte de penalida­ nios del pueblo, fueron instituidas en Inglaterra las
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leyes <le pobres ( poor laws),· pL'ro es de temer ne para la cena diaria. Esta' condusíón sería, sin
que si bien estas leyes han aliviado un poco la in­ embargo, muy falsa. Los tres chelines y medio
tensidad de algunas desgracias de carácter indivi­ añadidos al jornal de cada obrero no aumentaría
dunl, en cambio han extendido el m.aJ general so­ la cantidad de carne producida en el país y actual­
bre una superficie mucho mayor. Es un tema de mente no hay suficiente carne para que todo el
frecuente conversación y mencionado siempre en mundo pueda acceder al reparto. ¿ Cuál sería la
términos de gran sorpresa que a pesar de la in­ consecuencia' La competencia entre los compra­
mcnsidad de la suma recogida anualmente en In­ dores en el mercado provocaría la rápida subida
glaterra para asistencia a los pobres, continúe del precio de la carne, que de los seis a siete pe­
siendo tan penosa su suerte. Algunos piensan en niques que cuesta hoy pasaría a costar dos o tres
posibles desfalcos, otros afirman que los sacrista­ chelines la libra, y no se distribuiría la carne en
nes e inspectores se gastan la mayor parte del di­ un mayor número de partes que en la actualidad.
nero en francachelas. Todos coinciden en que en Cuando un artículo escasea y no puede distribuir­
una forma u otra esos fondos son objeto de una se entre todos, aquel que presenta el título de
pésima administración. Con casi tres millones de más valor, o sea, el que ofrece más dinero, es el
libras reunidas todos los años para los pobres, que se lleva la mercancía. Si suponemos que la
¡c6mo es posible · ­se preguntan­ que no se competencia entre los compradores de carne se
haya logrado mejorar su suerte? Sin embargo, prolongara durante un tiempo tan largo que per­
pienso que cualquiera que ahondara un poco en mitiera un gran aumento de la cría anual de ga­
el tema comprcnderfa que lo realmente pasmoso nado, ha}' que tener en cuenta que este aumento
sería que la situación fuese distinta de la que cs. sélo puede conseguirse a costa del trigo, lo cual
Mi opinión es que incluso una contribuci6n uni­ representa un inccrcambío sumamente desventa·
versal de dieciocho chelines por cada libra, en lu­ jaso, ya que es bien sabido que el país no podría
gar de cuatro, no alteraría la situaci6n. Expondré entonces mantener la misma población; cuando la
un caso que espero aclare el sentido de mis pa­ subsistencia es escasa en proporción al número de
labras. habitantes, poco importa que los miembros més
Supongamos que merced a una suscripci6n efec­ desafortunados de la sociedad reciban dieciocho
tuada entre los ricos, los dieciocho peniques die­ peniques o cinco chelines. En un caso como en
rios que perciben ahora 1os trabaiadores se con­ el otro, tcndrén que resignarse a recibir la parte
virtieran en cinco chelines; podríamos, quizá, peor y la más pequeña.
imaginarnos que su vida en estas condiciones sería Se dirá, tal vez, que el mayor número de com­
confortable y que no les faltaría un filete de car­ pradores para cada artículo servirfa de incentivo
a la industria y conducida a un aumento de la pro­ dificultades de la vida, y éstas recaen, por ley na­
ducción global de la isla. Esto puede, hasta cier­ tural, sobre sus miembros menos afortunados.
to punto, ser verdad. Pero el csdmulo que estas A primera vista puede parecer extraño (y, sin
imaginarias riquc:z.as darían al aumento de la po­ embargo, estoy convencido de que es cierto) que
blación compensarla con creces el aumento de pro­ no pueda yo, con mí dinero, sacar de la miseria a
ducción, de tal suerte que la mayor producción un desgraciado y darle la posibilidad de vivir mu­
habría de repartirse entre un número proporcional­ cho mejor, sin empeorar proporcionalmente la
mente aún mayor de personas. En todo esto estoy suerte de otros miembros de su clase. Si de la can­
suponiendo que la cantidad de trabajo realizado tidad de alimentos que consumimos en mi casa
no ha variado. En rc.alidad, tal no seria el caso. quito una parte y se la doy al pobre, entonces sí
Al recibir cinco chelines en vez de dieciocho pe­ le beneficio sin que esto repercuta más que en per­
niques, el jornalero se imaginaría ser relativamen­ juicio mío y de mi familia, para quienes, quizá, el
te rico y capaz de entregarse al ocio durante mu­ sacrificio no sea insoportable. Si pongo en cultivo
un trozo de terreno que hasta entonces estaba yer­
chas horas o días. Esto conduciría a una inmediata
mo y le doy al pobre la cosecha obtenida, enton­
y seria disnúnuci6n de la actividad productiva y
ces beneficiaré no s6lo al pobre, sino a todos los
al cabo de poco tiempo, no solo la nación sería
miembros de la sociedad, ya que lo que él ante­
mis pobre, sino que las propias clases inferiores riormente consumfa va a pasar ahora al fondo co­
se encontrarfan en una situación aún más angus­ mún, probablemente con parte de la nueva pro­
tiosa que cuando tan sólo percibían los dieciocho ducci6n. Pero si me limito a darle dinero, supo­
peniques diarios. niendo que la producción del país no cambie, le
La colecta de dieciocho chelines de cada libra, doy en la práctica un título que le permite adqui­
entre los ricos, incluso distribuidas en la forma rir una parte de esta producción, mayor que la
más acertada, tendría un efecto muy parecido al que anteriormente adquiría; y esta parte mayor
caso anterior; en realidad, ningún tipo de contri­ no puede obtenerla sin que disminuyan las panes
huci6n por pane de los ricos, particularmente en de los demás. Evidentemente, este efecto, tratiin­
dinero, puede evitar de forma prolongada la re­ dese de casos individuales, es pequeñísimo y to­
currente miseria de las clases inferiores de la so­ talmente inapreciable; pero no deja por ello de
ciedad. Grandes cambios pudieran, sin embargo, existir, lo mismo que muchos otros efectos, que,
ocurrir. Los ricos pueden convertirse en pobres y como algunos de los insectos que revolotean a
algunos de los pobres en ricos, pero sobre una par­ nuestro alrededor, escapan a nuestra tosca percep­
te de la sociedad deben necesariamente recaer las ción,
Suponiendo que la cantidad de alimentos en ción del dinero de la sociedad. Si aumenta la pro­
un país determinado permanezca la misma duran­ ducción de alimentos en un pafs habitado desde
te muchos años seguidos, es evidente que éstos hace tiempo, lo hace con regularidad y lentitud
tendrán que ser repartidos de acuerdo con el va­ y no puede responder a bruscas solicitudes; las
lor del titulo ( 1) de cada individuo, o sea, según variaciones en la distribución del dinero de la so­
la cantidad de dinero que puede permitirse gastar ciedad se producen, en cambio, con cierta frecuen­
para la adquisición de esta mercancía tan univer­ cia, y están individualmente entre las causas que
salmente anhelada. Por tanto, es una verdad de­ motivan las continuas variaciones que observamos
mostrada que los titulo, de un grupo de personas en los precios de las provisiones.
no pueden aumentar de valor sin que disminuya Las poor­laun inglesas tienden a empeorar la
el valor de los tltulos de algún otro grupo de per­ situación general de los pobres en las dos formas
sonas. Si los ricos hiciesen una suscripción y en­ que acabamos de ver. En primer lugar, tienden
tregasen cinco chelines diarios a quinientas mil evidentemente a aumentar la población sin incre­
personas sin restringir su propio consumo, no ca­ mentar las subsistencias. Los pobres pueden ca­
be duda de que, como estas personas vivirán na­ sarse, aunque las probabilidades de poder man­
turalmente mejor y consumirán una mayor canti­ tener a su familia con independencia sean escasas
dad de provisiones, quedarán menos alimentos a o nulas. Puede decirse que estas leyes, en cierta
distribuir entre los restantes, y, por consiguiente, medida, crean a los pobres que luego mantienen,
d título de cada persona perderá de su valor, o, y como las provisíones del país deben, como con­
lo que es igual, con el mismo número de piezas secuencia del aumento de población, distribuirse
de plata se podrá adquirir una menor cantidad de en partes más pequeñas para cada uno, resulta
subsistencias. evidente que el trabajo de quienes no reciben la
Todo aumento de la población sin incremento ayuda de la beneficencia pública tendrá un p<>·
proporcional cid alimento producirá el mismo der adquisitivo menor que antes, con lo cual.ere­
efecto, reduciendo el valor del título de cada in­ cerii. el número de personas obligadas a recurrir
dividuo. El alimento tendrá que ser distribuido a esta asistencia.
en raciones más pequeñas y, por consiguiente, una En segundo lugar, la cantidad de provisiones
jornada de trabajo permitirá la adquisición de una consumidas en los asilos por un sector de la so­
cantidad menor de provisiones. El precio de los ciedad que, en general, no puede ser considerado
artículos alimenticios aumentará cada vez que la como el más valioso, reduce las raciones de los
población crece con más rapidez que los medios miembros más hacendosos y merecedores, obligan­
de subsistencia o cuando se modifica la disrribu­ do de esta manera a algunos a sacrificar su indc­
pendencia. Si los pobres de los asílos viviesen me­ medida, como enemigo de todos sus compañeros.
jor que en la actualidad, eslJl nueva disuibución No me cabe la menor duda de que las leyes de
del dinero de la sociedad tenderla a empeorar de beneficencia inglesas han contribuido a elevar el
manera aún más notable la si tu.ación de quienes precio de W subsistencias y a rebajar el precio
no viven en ellos, por provocar el aumento del real del trabajo. Han contribuido, por tanto, a
precio de las provisiones. empobrecer a esa clase de la población que no
Afortunadamente para Inglaterra, el espíritu de posee mis que su trabajo. También es dificil su·
independencia permance vivo entre los campesi­ poner que no hayan contribuido poderosamente
nos. Las poo,­laws estiin decididamente calculadas a engendrar esa negligencia y esa carencia de fru­
para matar este espíritu. In ­han conseguido en galidad que se observa en los pobres, tan contra­
parte, pero si lo hubiesen logrado de manera tan rias al carácter y actitud de los pequeños comer­
completa como podía preverse, su perniciosa in­ ciantes y labradores. El trabajador pobre siempre
fluencia no hubiera podido permanecer oculta du­ parece vivir «de la mano a la boca», utilizando
rante tanto tiempo. esta expresión vulgar. Su atención, centrada en
Por muy duro que pueda resultar en ciertos ca­ sus necesidades inmediatas, rara vez se preocupa
sos individuales, la pobreza dependiente debería del porvenir. lnduw cuando se le presenta al­
ser considerada vergonzosa. Este estímulo parece guna posibilidad de ahorrar, pocas veces la apro­
ser absolutamente necesario para promover la fe.. vecha.; en general, todo lo que le sobra después
licidad de la gran masa de la humanidad, y cual­ de satis.facer rus necesidades del momento va a
quier intento de carácter general para debilitarlo, puar, hablando en general, a la taberna. Las poor­
por muy caritativa que sea su aparente intención, Iaws inglesas aminoran, puede decirse, tanto la
derrotaré siempre su propio propósito. Inducir a posibilidad como la voluntad de ahorrar en el pue­
los hombres a casarse sín más perspectiva que la blo sencillo, debilitando as( uno de los principales
de la asistencia pública y a sabiendas de que sus incentivos de la laboriosidad y la templanza, y,
probabilidades de poder mantener a su fasnilia por tanto, de la felicidad.
con independencia son mJnimas o incluso nulas, Los patronos de W manufacruras se quejan
es, no sólo tentarles indebidamente a atraer so­ siempre de que los salarios altos desquician a sus
bre ellos y sus hijos la desgracia y la dependencia, obreros; sin embargo, es difícil concebir que es­
sino también animarles a que inconscientemente tos hombres no ahorrarían parte de sus elevados
perjudiquen a todos los que pertenecen a su mis­ salarios, con vistas al futuro sostén de sus fami·
ma clase. El obrero que se casa sin poder man­ lías, en vez de gastarlo en borracheras y libeni­
tener a su familia puede ser considerado, en cierta naje, si no pudiesen contar con la asistencia públi­
ca en caso de accidentes. La prueba de que el po­ ven{ necesariamente menguado al suprimir uno
bre empleado en una manufactura considera esta de los principales obstáculos a' la pereza y a la
asistencia como justificación suficiente para gas­ disipación y al estimular a los hombres a contraer
tarse el salario completo y disfrutar ,in pensar en matrimorúo a sabiendas de que sus posibilidades
el mañana, la tenemos en el número de familias de poder mantener a su familia con independencia
que, al venirse abajo alguna factorla importante, son escasas o nulas. Todo obstáculo al marrimo­
recurren inmedía.amente a la asistencia pública, rúo debe ser, indudablemente, considerado como
aun cuando, tal vez, los salarios que estuvieron un factor de infelicidad. Pero como en virtud de
percibiendo mientras funcionaba la factoría, bss­ las leyes de nuestra naturaleza es necesario que
tantc superiores a los que nonnalmentc se pagan exista algún tipo de obstáculo que frene el creci­
en la agricultura, les hubieran permitido ahorrar miento de la pobladón, es preferible que este obs­
lo bastante para poder aguantar hasta encontrar ticulo consista en la aprensión ante las dificultades
algún nuevo cauce para_ su laboriosidad. que supone mantener a una familia y el temor a la
Hay hombres para quienes la perspectiva de pobreza dependiente, a que después de fomentar
que, en caso de muerte o enfermedad, sus mujeres este crecimiento sea necesario que la miseria y la
e hljos tengan que vivir de la asistencia pública, enfermedad acudan a reprimirlo.
no les alarma al punto de disuadirlos de ir a la
Hay que recordar siempre que existe una esen­
taberna; pero quiztl vacilarían en continuar derro­ cial diferencia entre los alimentos y aquellos pro­
chando sus ingreros si supieran que en cualquiera ductos manufacturados cuyas materias primas
de catos casos sus familias posarían hambre o ten­
abundan. Una demanda de estas mcrcanclas ori­
drían que depender de la caridad pública. En Chi­
na, donde el precio del trabajo, tanto real como
gina siempre su producción en la cuantía que se
desea. La demanda de alimentos no tiene en ab­
nominal, es muy bajo, los hijos se hallan obliga­
soluto esta misma potencia creadora. En un país
dos por la ley a mantener a sus ancianos y desvali­
en el que todas las tierras fértiles están cultiva­
dos podres. No pretendo determinar si una ley en
este sentido serla aconsejable o no en nuestro país. das serán precisas ofertas muy elevadas para que
Pero, en todo caso, considero sumamente impropio los labradores se decidan a abonar terrenos de los
atenuar, mediante la creación de instituciones que que durante años no podnln secar provecho. Pero
generalizan la pobrcza dependiente, la sensación mientras las perspectivas de futuras ventajas ad­
de vergüenza que por las mejOttt y mil humanas quieren la firmeza suliciente para servir de es­
razones dcbcrlan siempre acomp.iiarla. timulo a este tipo de empresa agrlcola, y durante
El caudal de felicidad de la gente humilde se el tiempo que la nueva producción necesita para
su desarrollo, su falta puede causar grandes estra­
gos. La demanda de una mayor cantidad de sub­ quienes se esfuerzan por mantenerse por sus pro­
sistencias es, salvo algunas excepciones, constante pios medios.
y universal; y, sin embargo, ¡con qué lentitud se Estos males derivados de las poor­laws son, en
responde a ella en loo países ocupados desde hace cierta medida, irremediables. Si se ha de prestar
tiempo! asistencia a cierta clase de gente, habré que pre­
Las poor­laws de Inglaterra fueron, indudable­ ver algún poder capaz de distinguir entre las di­
mente, instituidas con los más caritativos propé­ versas solicitudes de asistencia, y también de ad­
sitos, pero hay fuertes motivos para pensar que no ministrar los bienes de las instituciones creadas a
han tenido éxito en sus intenciones. Mitigan, cier­ este fin, pero toda interferencia excesiva en los
tamente, algunos casos de miseria particularmente asuntos personales es una forma de tiranía, y con
agudos, pero el estado de los pobres acogidos a el tiempo el ejercicio de este poder resultari in­
la asistencia pública, considerado en todos sus as­ cluso irritante para quienes tengan que recurrir
pectos, no está, ni mucho menos, libre de la mi­ a esta asistencia. La tiranía de los jueces, sacris­
seria. Tal vez una de las principales objeciones a tanes e inspectores es objeto de constantes que­
estas leyes es que para asegurar esta asistencia que jas por parte de los pobres, pero la culpa no la
reciben algunos pobres, a quienes se hace un fa. tienen, en realidad, tanto estas personas, que pro·
vor bastante dudoso, se somete a todas las clases bablementc antes de entrar en sus funciones no
humildes de Inglaterra a un conjunto de leyes eran peores que los demás, como la propia naru­
irritantes, improcedentes, tiránicas y totalmente raleza de estas instituciones.
incompatibles con el cspfritu genuino de la Cons­ El mal se ha extendido, tal VC?., ya demasiado
titución. Todo este asunto de las colonias, incluso
con las actuales enmiendas, es totalmente contra­
para poderlo remediar, pero, por mi parte, estoy
cada vez más convencido que de no haber existido
rio a los principios de libertad. La persecución
nunca estas poor­laws se hubieran dado, quizé, al­
por la parroquia ( •} de los hombres cuyas fami­
lias han de pasar probablemente a su cargo y de gunos casos más de miseria partkularmente se­
las mujeres pobres a punto de dar a luz, consti­ veros, pero el caudal global de felicidad entre la
tuye una forma de tiranía, a Ia vez, indigna y odio­ gente humilde serla hoy mucho mayor de lo que cs.
sa. Y Ja obstrucción continua ejercida por esas le­ El proyecto de ley de Mr. Pitt, parece haber
sido redactado con intenciones caritativas, y el
yes en el mercado del trabajo, contribuye perma­
nentemente a dificultar aún más la situación de clamor que ha levantado en contra de su aproba­
ción me parece en muchos aspectos mal orientado
(•) En tianpo de Me.hhus 11 p,uroqui, n, el or¡aniano C'D· y poco razonable. Pero hay que reconocer que
car¡ado de la uinm:i• púbLca (N. Jet T.). posee, en alto grado, el grande y radical defecto
de todos los sistem .. de este tipo: el de estimular ra conseguir debilitar y destruir las instituciones
el aumento de la población sin aumentar los me­ relativas a los gremios, aprendizaje, etc., que ha­
dios de subsistencia disponibles y, por consi­ cen que el trabajo agrícola esté peor pagado que
guiente, empeorar las condiciones de quienes no el trabajo en las manufacturas y en el comercio.
cstjo asistidos por las parroquias; en una pala­ Pues un país no podrá jamás producir la cantidad
bra, el defecto de aumentar el número de pobres. de alimentos que necesita, mientras existan estas
Suprimir las privaciones de las clases inferio­ diferencias a favor de los artesanos. Estos es­
res de la sociedad es, ciertamente, una tarea di­ timulas a la agricultura, además de asegurar al
ficil. La verdad es que la presión de la miseria en mercado una mayor abundancia de trabajo saluda­
esta parte de la comunidad es un mal tan profun­ ble, permitirían, aumentando la producción del
damente arraigado que no hay inventiva humana campo, elevar el precio comparativo del trabajo y
capaz de alcanzarlo. Si tuviese que proponer al­ mejorar las condiciones del trabajador. Al en­
gún paliativo, y paliativos son lo único que la na­ contrarse en mejores condiciones, y sin la pers­
ruraleza del caso admite, serfa, en primer lugar, la pcctiva de una eventual asistencia parroquial, se
total derogación de todas las actuales leyes de hallaría con más capacidad y mejor disposición
asistencia parroquial. Así, por lo menos, los cam­ para entrar en alguna asociación que le asegurase,
pesinos ingleses recobrnrfan la independencia y la a él y a su familia, contra las enfermedades.
libertad de acción que hoy diflcilmente puede de­ Finalmente, para J05 ca505 de extrema miseria,
cirse que posean. Esto les permitida establecerse podrían establecerse asilos financiados merced a
sin entorpecimientos alll donde viesen la perspec­ una contribución territorial recaudada en todo el
tiva de una mayor abundancía de trabajo y un reino, y que fuesen gratuitos para personas de to­
mejor precio del mismo. El mercado laboral que­ dos los condados e incluso de todas la.s naciones.
daría libre y desaparecerían los obstáculos que en La vida en estos asilos sería dura, y se obligaría
la actualidad impiden, a veces durante un tíempo a trabajar a quienes pudiesen hacerlo. Sería suma­
considerable, que el precio del trabajo se eleve mente aconsejable que estos asilos no fuesen con­
en función de la demanda. siderados como confortables retiros donde cobi­
En segundo lugar, se podrían conceder primas jarse en los períodos difíciles, sino más bien co­
por la roturación de nuevas tierras y estimular, mo centros en los que los casos de miseria y des­
por todos los medios posibles, el desarrollo de la amparo más angustiosos pudiesen encontrar algún
agricultura, frente a las manufacturas, y del cul­ alivio. Una parte de estos centros, y otros expre­
tivo con preferencia al aprovechamiento de los
samente construidos a tal fin, podrían ser dedi­
cados a una finalidad sumamente provechosa y
pastos. Todo el esfuerzo debería concentrarse pa­
de la que se ha hablado con cierta frecuencia: la viviendas, actúan necesariamente como un obs­
la de ofrecer un lugar en el que toda persona, na­ táculo constante a la población incipiente.
cional o extranjera, pudiese en todo momento dar A estos dos grandes obstáculos al crecimiento
una jornada de trabajo y cobrar por ella el precio de la población que encontramos en todos los paí­
establecido en el mercado. Indudablemente, mu­ ses viejos y que he llamado obstáculo preventivo
chos casos tendrían que quedar a cargo de la ca­ y obstáculo positivo, es preciso añadir las costum­
ridad individual. bres viciosas en el comportamiento con las mu­
Un plan de este tipo, con la derogación de to­ jeres, las grandes ciudades, las manufacturas in­
das las leyes de asistencia parroquial actuales co­ salubres, el lujo, la peste y la guerra.
mo medida previa, parece ser la mejor manera de Todos estos obstáculos pueden muy bien resu­
aumentar el caudal de felicidad de la gente hu­ mirse en dos: miseria y vicio. Y la prueba de que
milde de Inglaterra. Evitar la reaparición de la éstas son las verdaderas causas del lento aumento
miseria cstií, desgraciadamente, fuera del alcance de la población en todos los Estados de la Euro­
del hombre. Con el vano intento de alcanzar lo pa moderna, la tenemos en el aumento compara­
que por la propia naturaleza de las cosas es im­ tivamente rápido que se produce invariablemente
posible, estamos sacrificando beneficios, no sólo cada vez que estas causas han sido suprimidas en
posibles, sino seguros. Decimos a la gente humil­ una medida importante.
de que, sometiéndose a un código de tiránicas re­
glamentaciones, puede rehuir para siempre la mi­
seria, y esta gente se somete a ellas. Cumple su
parte del contrato, pero nosotros no lo cumpli­
mos¡ es más, no podemos cumplirlo, y, así, los
pobres sacrifican el bien precioso de la libertad
y no reciben nada a cambio cuyo valor pueda equi­
pararse.
Creo que, a pesar de la institución de las poor­
laws en Inglaterra, se puede decir que, conside­
rando el estado de las clases inferiores en su con­
· nto, tanto en las ciudades como en el campo,
¡u
os padecimientos que sufren a causa de la falta
de una alimentación adecuada y suficiente, de la
dun,za de sµ trabajo y de la insalubridad de sus
de Méjico, Perú y Quilo. La tiranla, la supersti­
ci6n y los vicios de la madre patria fueron intro­
ducidos con gran abundancia en sus colonias. La
Corona exigía impuestos exorbitantes. Las más
arbitrarias restricciones fueron impuestas a su co­
mercio. Y los gobernadores no se quedaban atrás
en su rapiña y exacciones, tanto en beneficio pro­
pio como en el de su señor. Sin embargo, pese a
todas estas dificultades, la población en estas co­
lonias creció rápidamente. La ciudad de Lima,
fundada después de la conquista, tenia, según
Ulloe, cincuenta mil habitantes hace unos cin­
cuenta años. La ciudad de Quito, que antes de
la colonización era un pequeño poblado indio, nos
la presenta Ulloa como una capital con aproxima­
damente la misma población que Lima. Se dice
Se ha obscrvndo universalmente que todas las que· Méjico úenc actualmente cien mil habitantes,
nuevas colonias establecidas en países salubres, en lo cual, incluso descontando la exageración de los
los que abundaba el espacio y el alimento, tienen autores españoles, representa una población cinco
una población que crece a un ritmo asombrosa­ veces mayor que la que tenía en tiempos de Moc­
mente rápido. Algunas de las colonias de la anti· tezuma.
gua Grecia no sólo alcanzaron en un tiempo muy En la colonia portuguesa del Brasil, goberna­
corto, sino que sobrepasaron a su madre patria, da casi con la misma tiranía, se calcula que habrfa,
tanto en poder como en habitantes. Y sin remon­ hace treinta años, unos seiscientos mil habitantes
tarnos a tiempos tan remotos, los establecimientos de origen europeo.
europeos en el nuevo mundo evidencian la verdad Las colonias francesas y hulandesas, pese a es­
de una afirmación que no creo haya sido jamás tar sometidas al gobierno de compañías mercan­
puesta en duda. La abundancia de tierras fértiles tiles exclusivas, que, como señala con mucha ra­
baratss, o incluso gratuitas, es un factor de pobla­ zón el doctor Adam Smith, es el peor de todos lo,
ción de enorme potencia, capaz de vencer todos gobiernos posibles, no dejaron de prosperar en
los obstáculos. No creo que puedan haberse dado condiciones sumamente desfavorables.
casos de colonias peor dirigidas que las españolas Pero, sin duda, fueron las colonias inglesas de
106
Norteamérica, que constituyen hoy d poderoso las cuatro provincias de Nueva lngl,uerra en el
pueblo de los Estados Unidos de América, las nño 1643 fue de 21.200 (2). En los años siguien­
que realizaron los más rápidos progresos. A la tes, se supone que fue mayor el número de los
abundancia de tierras Iérriles que encontraron, lo que descriaron que el de los nuevos que fueron
mismo que los colonizadores españoles y portu­ llegando. En el año 1 760, la población de estas
gueses, los ingleses supieron añadir un mayor provincias alcanzaba ya el medio millón. Se ha·
grado de libertad y de igualdad. Aunque no sin bfa, pues, duplicado cada veinticinco años. En
algunas restricciones en su comercio exterior, dis­ Nueva Jersey la población se duplicó cada vein­
pusieron de una absoluta libertad en la gestión de 1idós años; y en Rhode Island, en un tiempo aún
sus asuntos internos. Las instituciones políticas menor. En los establecimientos del interior, donde
que prevalecieron eran favorables a la expropia­ los habitantr.:s se limitaron a la agricultura y se
ción y división de la propiedad. Las tierras que desconoda el lujo, la pobbción se dobló en no
no fuesen rultivadas por su propietario en un más de quince años, lo cual supone un ritmo de
plazo de tiempo limitado eran declaradas de Ji. crecimiento realmente extraordinario (3). A lo
bre concesión a cualquier otra persona. En Pen­ largo de la costa, donde l6gkamente aparecieron
silvania no exisúa el mayorazgo, y en las provin­ los primeros establecimientos, la población dobló
cias de Nueva Inglaterra el primogénito solamente por períodos de unos treinta y cinco años; y en al­
tenía derecho a una doble parte. El diezmo no gunas ciudades marítimas se dio, incluso, el caso
existía en ningún Estado y los impuestos eran casi de que la población se mantuviese estacionaria.
desconocidos. Teniendo en cuenta el precio extra­ Estos hechos parecen indicar que la población
ordinariamente bajo de la buena tierra, el capital crece exactamente en la proporción en que son
no podía invertirse de forma más ventajosa que eliminados los dos principales obstárulos a su
en la agricultura, que, además de suministrar la crecimiento: la miseria y el vicio; no puede ha­
mayor cantidad de trabajo saludable, aporta a la ber, por tanto, un criterio más justo para apreciar
sociedad los productos que ésta más necesita y la felicidad y la inocencia de un pueblo, que la
aprecia. rapidez de su crecimiento. La insalubridad de las
La consecuencia de este conjunto de circunstan­ ciudades, donde tantos se ven obliga.dos a habitar,
cias favorables fue la rapidez, probablemente sin por la naturaleza del oficio que ejercen, debe ser
precedente en la Historia, del crecimiento de la considerada como una forma de miseria, y cual­
población. En todas las colonias del Norte, la po­ quier pequeño obstárulo al matrimonio que pro­
blación se duplicó en veinúcinco años. El número ceda del temor a las dificultades que supone el
de personas que se establecieron inicialmente en mantenimiento de una familia, puede también ser
clasificado bajo ese mismo epígrafe. En una pala­ bitames no es destruida por el temor o por la
bra, es difícil concebir un obstárulo al crecimien­ tiranía, las subsistencias aumentarán rápidamente,
to de la población que no pueda incluirse en la rebasando las nc.:esidadcs de la escasa población,
descripción de alguna forma de miseria o de vicio. y la invariable consecuencia de esto sed que la
La población de los trece Estados de América población, que quizá :rnteriormente se mantenía
del Norte se estimaba, antes de la guerra, en unos casi estacionaria, empezará inmediatamente a
tres millones. Nadie piensa que Inglaterra sea crecer.
ahora menos populosa por la emigración del re­ La fértil provincia de Flandes, que con tanta
ducido número de antepasados que dieron origen Irccuenc¡a ha sido el teatro de las gm:rras més des­
a aquellas cifras. Al contrario, es sabido hoy que tructivas, ha resurgido siempre a los pocos años
un cierto grado de emigración es muy favorable de restablecerse la paz, tan fructífera y populosa
a la población de la madre patria. Se ha observado como siempre. El propio Palatinado levantó ca­
que particularmente las dos provincias españolas beza después de los execrables estragos causados
de donde salieron la mayor parte de los emigran­ por Luis X l V. Los efectos de la terrible peste de
tes a América se hicieron más populosas como con­ Londres en 1666 no eran ya perceptibles quince
secuencia de esta emigración. Cualquiera que haya o veinte años después. Según nos informan, los
sido el número inicial de emigrantes británicos vestigios de las hambres más destructivas en Chi­
que tan rápidamente creció en las colonias de Nor­ na y en el Indostán, no tardan en desaparecer.
teamérica, preguntémonos por qué en Gran Bre­ Incluso es dudoso que las plagas que periódica­
taña, en ese mismo tiempo, un número idéntico mente arrasan a Turquía y Egipto influyan mu­
de personas no mostró el mismo aumento. La gran cho en el nivel medio de su población. Si la po­
causa evidente que se puede aducir es la escasez blación de estos países es actualmente inferior a
de espacio y de alimentos o, en otras palabras, lo que era antes, <..­S probable que más bien se
la miseria. Y en cuanto a que esta causa es mucho debo al régimen de tiranía y de opresión al ·que
mris fuerte incluso que el vicio, lo evidencia, creo están sometidos, y al consiguiente dcsénlmo que
yo suficientemente, la rapidez con la cual, incluso prevalece en la agricultura, que a las pérdidas oca­
países ya viejos, se recuperan de las desolaciones sionadas por las plagas. Las más tremendas con­
de la guerra, la peste o los azotes de la naturaleza. vulsiones de la naturaleza, tales como erupciones
Se encuentran entonces, durante un breve período. volcánicas y terremotos, si no se repiten con tal
en situación análoga, en cierta medida, a la de los frecuencia que provoquen la huida de los habitan­
Estados nuevos; y el efecto responde siempre a tes o la destrucción de su espíritu de trabajo, tie­
lo que podía preverse. Si la laboriosidad de los ha­ nen escasas repercusiones sobre el volumen medio
de la población de cualquier Estado. Nápoles y
toda la zona que rodea el Vesubío continúan sien­
do muy populosas, no obstante las repetidas erup­
dones del volcán. Y Lisboa y Lima se hallan aho­
ra, probablemente, casi en el mismo estado, res·
pecto a poblaci6n, que antes de los últimos terre­
motos.

Merced a la particular atención prestada a la


limpieza urbana, parece que por fin la peste haya
sido expulsada de Londres. Pero no es improbable
que entre las causas secundarias que producen las
epidemias y períodos agudos de enfermedades fi.
guren d hacinamiento de la población y su ali­
mentación malsana e insuficiente. Me ha inspirado
esta observación el examen de algunas tablas de
Mr. Susmilch, extractadas por el doctor Price en
una de sus notas al postscripJum de la controver­
sia respecto a la población de Inglaterra y país de
Gales. Estas tablas son consideradas como muy
correctas, y si tuviesen un carácter más general,
contribuirían considerablemente a esclarecer las
diferentes maneras de reducirse la población y evi­
tar un crecimiento excesivo y superior al aumento
de las subsistencias, en cualquier país. Extractaré
11)
una parte . de estos tablas, con los comcmarios del
doctor Price.
. la salud pública? La ma�a de la población se hu·
hiera visto, en este supuesto, condenada a una
vida más dura, hacinada en alojamientos cada vez
E.'I U kCISO DE PJ.llSIA 'l EN t.L DUCADO DE LITUANJA
,.,,,............. más reducidos e inadecuados, y no L"'S ciertamente
improbable que éstas hayan sido algunas de las
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En1� Mau1­ di';J'I ru­ ta'I rn­
Pr<Y.T.eJ:O Milla! ­,lcnh)t D1011I01 rimb
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causas naturales que produjeron esos tres años de
o::llilClM drr101 mortandad. Estas causas pueden producir tales
JO .1i':r>'I hJlfl li02
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}7/10
1:S0/100
180/100
efectos sin que la población del país afectado, con­
} JiA)1 hu11 17.S!i ZSJ92 19.1,.. :s.m ,<l'rn 1­4a/10.1 siderada en valor absoluto, tenga que ser particu­
.. N. 8. En 170'J y 1710, la pntc se llcv6 a 247.7JJ h�biuntes larmente elevada y vivir en hacinamiento. Incluso
de este paf5; y co 17)6 y 17J7, hubo v:1ri:H epidemias que 1am­
b1fo 1mpidicroo el 1umcn10 de la pobleciéo.e en un pafs de escasa población, si ésta crece antes
que aumenten las provisiones y de que se cons­
Se puede observar que la proporción má� ele­ truyan más viviendas, los habitantes sufrirán, in­
vada entre nacimientos y entierros se produjo en evitablemente, la falta de alimentos y la carencia
los cinco años que siguieron a la gran p�te. de superficie habitable. Si durante los ocho o diez
años próximos los matrimonios ingleses fuesen
más prolíficos, o incluso si hubiese un mayor nú­

­ mero de matrimoníos que lo normal, sin que au­


Prcece­
I
Propo<·
Entlt• Miotrl­ r�n ,na· ción n1­
Promedio wt11al nxiJoi am1m­ cU.Ulm· mentase el número de viviendas disponibles, en
lD1/ �tri· rm/rn­, vez de cinco o seis serían siete u ocho las personas
momDI tiCU'CII
6 111:tM ku,,
1702 ,.w 4M.7 J.810
J9/t1111n1100
)6/10 140/100 hacinadas en cada cabaña; y esto, añadido a las
& .&. huta t70I
6 � huu 17216
7..U:S
t.02,.627
4.208
2.Ul
1.87'
.J9/ JO UO/lOO dificultades de una vída cada VC'l más dura, ten­
­4 .tio. hu1a 17'6 u.767 7.l81 2.7:f7 0110 1.J7/100 dría, probablemente, un efecto muy desfavorable
•N. B. En este cuo la po!>l.aci6n parece r.. ber Uepdo caa.i sobre la salud de la gente humilde.
a duplku1­e en CUJCCCfll.a y JMS año,, al oo h2beT padcado JÚD·
auna c­pidcmí• de �1anci1 ,wccprihk de interrumpir el ere­ F..� Nt.UMlllUt l>E 8RA.''>l>E.._IIU1tCO
rimien10; pero lo, era años qu.e sigukron al úhimo pc­r'.odo ooo­ Prop0r­ P,opo,.
1kkrldo (huta 17'j) fu.eroo e,ño, en los que abuoduon tanto
lu cnlcrmrdidc:s, que d«aycron loa nacimiento, a 10.229 y � N«i. ED1ic· M&lri· d:!n o• � u&­
ll'IOO:ot clflim­. rl111Cen­
el� el número de co1ic­m>1 • 1'.068.• l01!m1u1­ ,lóllfcn­
moniOI tierl'OI
, tAo. h11a 1101 , ... ,, J.481 1.4J.ó J1110 u,1100
¿ No es probable que en este caso el número ' &no. bu11 1726 7.012 4.l},t 1.71.J 40/10 J64/JOO
' lb huta 17'6 7.m ,.'67 1 891 ,t2/ IO t,tJ/100
de habitantes haya crecido con más rapidez que cN. B. l.&I cp:demia prevalecieron dcrecre M:i1 IDOI, dc,d,c
los alimentos y servicios precisos para garantizar 11'6 • 1741, frenando el crecimiento de 11 pobl.riOO ••
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Ú1 t1 DlJCAOO DC MA.GD'EIUAGO

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"''""' """"·
ciente producción de un país y la creciente deman­
da de trabajo mejoren de tal manera las condícío­
nes del jornalero. que éste se sienta animado a

..,.
I01/11»1rl,
contraer matrimonio, es probable que la costum­
' "'­ lu.l1' 1102 6.4JI
7 .,'K)
4.10) 1 681 """"
Ni/10 )'6/100 bre de casarse joven continuará incluso cuando
1 l.ltffl hl.m. 1717
) � )iw.a J7� '·'"I
s.oss >.0761
2.19)
)6/10 1421100
40/10 109/100
la población del país haya rebasado la incremen­
tada producción, apareciendo entonces los perío­
.N. B. Les ai"ios 17}.8, 1740, 1710 y n,1 h:c­ron ptrttc'uJu­
11K"nk c,usóldos i!c cnkmwd•dn.• dos de enfermedad y epidemias, como consecuen­
cia natural e incluso necesaria. Pienso, por tanto,
Para una mayor información sobre este tema que aquellos países donde en ocasiones las subsis­
consúltcnsc las tablas de Mr. Susmilch. Los ex­ tencias aumentan a un ritmo suficiente para ser
tractos que he tomado son suficientes para mos­ un estímulo al aumento de la población, pero no
trar Ja reaparición, aunque en períodos irregula­ para responder a todas sus exigencias, son más
res, de las épocas en que abundan las enfermeda­ propicios a las periódicas epidemias que aquellos
des, y parece muy probable que la escasez de es­ cuya población se mantiene nl nivel de la produc­
pacio y de alimentos haya sido una de las prin­ ción media.
cipales causas que las han motivado. Pero, probablemente, la observación contraria
Se desprende de estas tablas que la población podría también aparecer justa. En los países so­
de estos países creció a un ritmo tal vez excesivo metidos a enfermedades periódicas el aumento de
para Estados ya viejos, y eso a pesar de las rachas la población o el exceso de los nacimientos sobre
de enfermedades que prevalecieron durante cier­ los entierros será mayor, durante los intervalos en­
tos años. Sin duda, el cultivo mejoraba, y esto era tre estos períodos, que lo usual, caeleris paribus,
un estímulo al matrimonio. Pues los obstáculos al en países menos expuestos a estos desórdenes. Si
crecimiento de la población parecen haber sido en­ la población media de Egipto y Turquía se ha
tonces más bien de tipo positivo que de tipo pre­ mamenído casi estacionaria durante todo el siglo
ventivo. Cuando ante la perspectiva de una ere­ pasado, es probable que en los intervalos entre
ciente abundancia en un país determinado la fuerza sus plagas periódicas los nacimientos deben haber
represiva de la población queda, en cierta medida, superado a los entierros en mayor proporción que
eliminada, lo más probable es que los efectos de en países como Inglaterra y Francia.
estas circunstancias se hagan aún sentir muchos La proporción media de nacimientos a entierros
años después de que la causa de todo ello haya en un país, para un período de cinco a diez años,
cesado. O, paro ser más concreto, cuando la ere­ no nos ofrece, pues, un criterio adecuado para juz­
gar los progresos efectivos de su población. Esta nacimientos superaron a Ios entierros en la propor­
proporción refleja, ciertamente, el ritmo de creci­ ción de 124 a 100, mientras en el segundo la
miento durante esos cinco o diez años; pero no proporción fue solamente de 111 a 100. El doc­
podemos, ni mucho menos, deducir cuál fue d tor Price piensa que los registros del primer pe­
ritmo de crecimiento en los veinte años anterio­ ríodo no son muy fidedignos, pero que, probable­
res, ni cuál si.:rá en los veinte años siguientes, El mente, en este caso, las proporciones que arrojan
doctor Price observa que Suecia, Noruega, Rusia no son incorrectas. Por lo menos existen varios
y el reino de Nápoles tienen una población en rá.­ motivos para suponer que el exceso de nacimien­
pido crecimiento¡ pero los extractos de los regis­ tos respecto a los entierros sería superior en el
tros que nos da no abarcan períodos suficiente­ primer período. Dentro del natural progreso de
mente prolongados para que este hecho quede es­ la población en cualquier país, la extensión de tie­
rablecido. Es muy probable, sin embargo, que Sue­ rra fértil puesta en cultivo sed, caeteris pari­
cia, Noruega y Rusia tengan una población que bus (5), lógicamente superior en los primeros pe­
esté creciendo, pero no al ritmo que se desprende ríodos que en los ulteriores. Y un aumento pro­
de la proporción de nacimientos a entierros du­ porcionalmente mayor de la producción anual será
rante los breves períodos considerados por el doc­ invariablemente seguido de un aumento propor­
tor Price. Durante un período de cinco años, ter­ cionalmente mayor de la población. Pero aparte
minado en 1777, la proporción de nacimientos a de esta importante causa, que justificaría un ma­
entierros en el reino de Nápoles era de 144 a 100 yor exceso de nacimientos sobre las defunciones
(4), mas existen motivos para suponer que esta al final del reinado de la reina Isabel que a me­
proporción indicaría un aumento mucho mayor del diados de este siglo, no puedo menos de pensar
que se encontraría que ha tenido verdaderamente que los ocasionales estragos de la peste en el pri­
Jugar en aquel reino durante un periodo de cien mer período han debido tener cierta tendencia a
añoa. incrementar esta diferencia. Si se hubiesen tomado
El doctor Short comparó los registros civiles los valores medíos correspondientes a períodos de
de muchos pueblos y ciudades mercantiles de In­ dícz años en los intervalos entre los retornos de
glaterra, correspondientes a dos períodos: el pri­ la peste, o si se hubiesen eliminado del cllculo por
mero abarcando desde la época de la reina Isabel su cardcter accidental los años azotados por esta
hasta mediados del siglo pasado, y el segundo des­ terrible enfermedad, los registros civiles nos da­
de diversos años de finales del siglo pasado hasta dan, sin duda, una proporción de nacimientos a
la mitad del siglo actual. Comparando estos ex­ entierros mucho más elevada de la que correspon­
tractos se observa que en el primer período los de al crecimiento medio real de la población. En
los años que siguieron inmediatamente a la gran arrolladora exterminase a dos. millones de ingle­
peste de 1666, es probable que el exceso de na­ ses y a seis millones de franceses, no cabe la me­
cimientos sobre los entierros fuese muy superior nor duda de que, una vez superada la terrible con­
a lo normal, particularmente si damos por buena moción sufrida por la población, la proporción de
la opinión del doctor Price, según la cual la po­ nacimientos a entierros sería muy superior a la
blación de Inglaterra era mayor en los tiempos de actual tanto en un país como en el otrc.
la Revolución ( tan sólo veintidós años después de En Nueva Jersey la proporción de nacimientos
la gran peste) que en la actualidad. a entierros, tomando el promedio de los siete años
En 169) el señor King determinó la proporción que terminan en 1743, fue de JOO a !OO. En Fran­
Je nacimientos a entierros en la totalidad del rei­ cia e Inglaterra la proporción más elevada que se
no, Londres excluido, en 115 a 100. El doctor haya alcanzado es de 117 a I OO. Por muy grande
Short establece esta proporción a mediados de y sorprendente que sea esta diferencia no creo
este siglo en 111 a 100, incluyendo a Londres. que nuestro asombro deba llevarnos a atribuirla
En Francia esta proporción era en los cinco años a una milagrosa intervención divina. Sus causas
anteriores a 1774 de 117 a 100. Suponiendo que no son ni remotas, ni ocultas, ni misteriosas; es­
estas cifras no se alejen demasiado de la realidad tán a nuestro alcance, en torno nuestro y abiertas
y que las variaciones que puedan registrar estas a la curiosidad de cualquier mente investigadora.
proporciones en algunos períodos no sean muy im­ De acuerdo con el espiriru filosófico más liberal
portantes, observaremos que las poblaciones de cstii el suponer que no cae una sola piedra ni cre­
Francia y de Inglaterra se han acomodado perfec­ ce una sola planta sin la acción inmediata del po­
tamente al nivel medio de la producción de cada der divino. Pero sabemos por experiencia que es­
país, El desaliento provocado por las dificultades tes operaciones de lo que llamamos la naturaleza
para el matrimonio, las viciosas costumbres que se han producido, casi invariablemente, según unas
esto acarrea, las guerras, el lujo, la despoblación leyes fijas. Y, desde que el mundo existe, las cau­
silenciosa pero evidente de las grandes urbes, las sas del crecimiento y de la merma de la población
habitaciones demasiado angostas y la alimentaci6n han sido probablemente tan constantes como cual­
insuficiente de muchas gentes pobres, evitan que quiera de las leyes de la naturaleza que conoz­
la población rebase los medios de subsistencia, y camos.
si se me permite utilizar una expresión que sin La pasión entre los sexos parece haber sido tan
duda a primera vista perecerá cxt.rafia, hacen in­ invariable en todas las épocas que puede ser con­
necesarias las grandes y devastadoras epidemias siderada en términos matemáticos como una can­
que eliminen la población sobrante. Si una peste tidad dada.La gran ley de la necesidad, que impide
un crecimiento de la población, en cualquier país, a vivir con raciones alimenticias reducidas al mí­
desproporcionado a las subsistencias que puedan nimo. Estos países habrán conocido períodos en
ser producidas o adquíridas, es para nosotros una los cuales la población crecía permanentemente
ley tan clara, tan evidente para nuestro sentido sin que aumentaran los medios de subsistencia,
lógico y tan totalmente confirmada por la expe­ China parece ser un ejemplo típico. Si nos fiamos
riencia de todos los tiempos que no podemos po­ de la información que recibimos de aquel país, las
nerla en duda ni un solo instante. Cierto es que clases inferiores de la población, acostumbradas a
los di fo.rentes métodos adoptados por la naturaleza vivir con la menor cantidad posible de alimentos,
para impedir o reprimir el exceso de poblaci6n aceptarían con gusto cualquier bazofia que los
no aparecen tan seguros ni tan regulares, pero obreros europeos no comedan aunque estuviesen
aunque no podamos predecir siempre el método muriéndose de hambre. La ley china que autoriza
lo que sl podemos es predecir el hecho. Si la pro­ a los padres a abandonar a los niños ha tenido co­
porción entre nacimientos y entierros durante unos mo principal consecuencia el forzar el aumento de
años refleja un incremento de la población muy la población. Una nación en estas condiciones tie­
superior, proporcionalmente, al aumento de la pro­ ne necesariamente que estar sujeta a hambres.
ducción, del pafs o adquirida, podemos tener la Cuando un país tiene una población tan abundan­
certidumbre de que, a menos de haber emigración, te, en rclaci6n con los medios de subsistencia, que
las dcfuocioncs pronto rebasarán a los nacimien­ la prcxlucción media es apenas suficiente para man­
tos; por lo tanto, el aumento registrado durante tener en vida a sus habitantes, cualquier deficien­
esos breves años no puede ser considerado como cia debida a una mala cosecha tiene repercusiones
el aumento medio real de la población del país. fatales. Es probable que la extrema frugalidad de
Si no hubiese otras causas de despoblación, los los hindúes contribuya en cierta medida a las te­
países se verían, sin duda alguna, sometidos a pe­ rribles hambres del lndostán.
riódicas pestilencias y hambres. En América, donde la retribución del trabajo es
FJ único criterio seguro para apreciar un au­ actualmente tan generosa, las clases inferiores pue­
mento real y permanente de la población de un den reducir considerablemente su nivel de vida
país, es el incremento de los medios de subsisten­ en los años de escasez, sin que esto suponga para
cia. Incluso este criterio puede ser objeto de cier­ ellos una gran calamidad. El hambre alll parece
tas ligeras variaciones, pero son variaciones que casi inconcebible. Se puede prever que ron el au­
podemos fácilmenle apreciar. En algunos países mento de la población de América los trabajadores
la población parece haber sido forzada, es decir, serán eventualmente retribuidos con mucha me­
que la gente ha sido acostumbrada gradualmente nos liberalidad. En este caso, el número de ha­
bitantes seguid creciendo de manera permanente, población. Todo intento de alcanzar este propó­
sin aumento proporcional de los medio, de sub­ sito por cualquier otro medio es vicioso, cruel y
sistencia. tiránico y en una situación que goce de una tolera­
En lo, diferentes Estado, de Europa, donde ble libertad está, además, condenado al fracaso.
prevalecen costumbres tan diversas de pafs a país, Es posible que fonar un aumento de la población
la proporción entre el número de habitantes y la sea aparentemente ventajoso para los gobernantes
cantidad de alimentos consumida tiene que ser y los ricos de un Estado, ya que esto permite re­
muy variable. Los trabajadores del sur de Ingla­ ducir el precio del trabajo y por ende los gastos
terra están tan acostumbrados a comer pan de fina militares y navales y los costes de los productos
harina de trigo que prefieren pasar verdadera ham­ destinados a los mercados exteriores, pero todo in­
bre antes que someterse a la forma de vida de los tento de este género debe ser observado con la
campesinos escoceses. Tal vez con el tiempo, y máxima atención e impugnado con toda energía
bajo la constante presión de la dura ley de la ne­ por los amigos <le los pobres, particularmente
cesidad, se vean reducidos a una vida análoga a cuando se presenta bajo el engañoso disfraz de la
la de las clases inferiores de China, lo cual per­ caridad y con la probabilidad de ser acogido gra­
mitiría al país, con la misma cantidad de alimento, cias a ello con alegría y cordialidad por la gente
sostener a una población mayor. Pero este cambio 1'umilde.
será siempre sumamente <liffcil y según la espe­ Yo absuelvo totalmente al señor Pitt de toda
ranza de tocio amante de la humanidad, inútil. siniestra intención al introducir en su proyecto de
Nada es hoy día tan común como oír que hay que ley sobre los pobre. la cláusula por la que se con­
estimular el aumento de la población. Si la tenden­ ceda un chelín semanal a los trabajadores por
cia de la sociedad el crecimiento es tan grande cada hijo que tengan por encima de tres. Confieso
como lo vengo pretendiendo, puede parecer ex· que antes de la presentación de este proyecto al
traño que este crecimiento no aparezca cuando Parlamento, e incluso durante un cierto tiempo
es repetidamente solicitado. La verdadera razón es después, pensé que esta regulación sería altamente
que este estímulo a incrementar le poblaci6n se beneficiosa, pero desde entonces he rdlex.ionado
desarrolla sin preparar los fondos necesarios para mucho sobre esta cuestión, llegando al convenci­
sostenerlo. Auméntese Ja demanda de obreros agrí­ miento de. que si su propósito es mejorar la suerte
colas promoviendo el cultivo, incrementando de de los pobres, lo que va a conseguir será precisa­
esta suerte la producción del pals y mejorando la mente lo contrario de lo que se propone. No ob­
situación del labrador, y desaparecerán todas las servo en esta ley la menor tendencia a incremen­
aprensiones ante el correspondiente aumento de la tar la producción del país, pero s( a aumentar la
población¡ la consecuencia necesaria e inevitable convirtiesen en la hortaliza favorita de las gentes
no puede ser otra sino la distribución de una mis­ humildes y si la misma extensión de tierras que
ma cantidad de productos en un mayor número la que hoy produce trigo fuese dedicada al cultivo
de panes, y, por tanto, que con el trabajo de un de la patata, el país podría soportar una población
día se comprará una cantidad menor de provisio­ mucho mayor, y en la práctica acabará muy pronto
nes y empeorad, por consiguiente, la situación de teniendo que hacerlo.
los necesitados. La felicidad de un pals no depende en absolu­
He mencionado algunos casos en los que la po­ to de si es pobre o rico, joven o viejo, abundante
blación puede aumentar de manera permanente o escasamente poblado; depende de la rapidez de
sin que haya un incremento proporcional de los su crecimiento, del grado en el que el aumento
medios de subsistencia. Pero es evidente que la anual de su producción de alimentos se aproxima
discrepancia, en diferentes Estados, entre la can­ al libre crecimiento anual de su población. Esta
tidad de alimentos y el número de personas que aproximación es siempre mayor en las nuevas co­
se nutren de ellos, no puede pasar de un cierto lonias, donde la laboriosidad y la técnica de un
valor limite. En cualquier pals en el que la po­ país viejo son aplicadas a las tierras baldías y férti­
blación no está decreciendo en valor absoluto la les de uno nuevo. En otros casos, la juventud o
canúdad de alimentos disponibles debe ser sufi­ vejez de un Estado no es, en este aspecto, de mu­
ciente para mantener y reproducir la raza de los cha importancia. Es probable que los alimentos
trabajadores. de Gran Bretaña se repartan hoy entre los habi­
En igualdad de las demás circunstancias se pue­ tantes con la misma abundancia que hace dos mil,
de afirmar que la población de un pals está en tres mil o cuatro mil años. Y existen motivos pa­
función de la cantidad de alimentos humanos que ra pensar que tanto las pobres y poco habitadas
produce; y su felicidad, determinada por la gene­ regiones montañosas de Escocia como la rica y
rosidad con la cual estos alimentos son distribui­ populosa provincia de Flandes sufren de los mis­
dos, o, lo que viene a ser lo mismo, por la canti­ mos males causados por el exceso de población.
dad de productos que el trabajo de un dfa es sus­ Supongamos un pueblo que jamás haya sido
ceptible de adquirir. Los países trigueros tienen invadido por otro más avanzado y que se haya
mayor población que los ganaderos y los produc­ ido civilizando siguiendo el curso natural de su
tores de arroz, mayor que los trigueros. Las tie­ desarrollo; desde el momento en que su produc­
rras de Inglaterra no son adecuadas para el cul­ ción pudiese considerarse como igual a uno hasta
tivo del arroz, pero si pueden dar patatas; y el aquel en que pudiese considerarse como igual a
doctor Adam Smith observa que si las patatas se un millón, o sea, en el transcurso de muchos sí­
glos, no habrá habido ni un solo período en el y en todos los Estados, en los que el hombre ha
que se pudiera decir que la masa de la población existido, o actualmente existe,
estuvícse libre de las penas que directa o indirec­ ­ el crecimiento de la población está necesa­
tamente ocasiona la. escasez de alimentos. En to­ riamente limitado por los medios de subsistencia,
dos los Estados de Europa, y desde que tenemos ­ la población crece invariablememe cuando
datos de ellos, millones y millones de existencias aumentan los medios de subsistencia, y
humanas han dejado de existir por esta simple ­ la superior fuerza de crecimiento de la po­
causa¡ aunque, quizá en algunos de estos Estados, blación es contenida por la miseria y el vicio para
el hambre no se haya manifestado jamás en forma que la población efectiva se mantenga al nivel de
generalizada. los medios de subsistencia.
El hambre parece ser el último y el más terri­
ble recurso de la naturaleza. La fuerza de creci­
miento de la población es tan superior a la capa­
cidad de la tierra de producir el alimento que ne­
cesita el hombre para subsistir, que la muerte pre­
matura en un.a u otra forma debe necesariamente
visitar a la raza humana. Los vicios humanos son
agentes activos y eficaces de despoblación. Son la
vanguardia del gran ejército de destrucción¡ y
muchas veces ellos solos terminan esta horrible ta­
rea. Pero si fracasan en su labor exterminadora,
son las enfermedades, las epidemias y la pestilen­
cia quienes avanzan en terrorífica formación se·
gando miles y aún decenas Je miles de vidas hu­
manas. Si el éxito no es aún completo, queda to­
davía en la retaguardia como reserva el hambre:
ese gigante ineludible que de un solo golpe nivela
la población con la capacidad alimenticia del
mundo.
Todo indagador concienzudo de la historia de
la humanidad reconocerá que en rodas las épocas
tar su producción. Si éste fuese realmente el caso
y se pudiera instaurar en otros aspectos un her­
moso sistema de igualdad, no creo que debiéra­
mos dejarnos desalentar en la perserución de ese
sistema por la contemplací6n de tan remotas di­
ficultades. Sucesos tan distantes bien pueden de­
jarse en manos de l.a providencia; pero la verdad
es que si el argumento expuesto en este ensayo
es correcto, las dificultades no son a largo plazo,
sino de carácter inminente e inmediato. En cual­
quier periodo durante todo el proceso de desarro­
llo del cultivo, desde el momento actual hasta que
toda l.a tierra estuviese convertida en un vergel,
la angustia causada por la falta de alimento estaría
presionando de manera constante sobre toda la
hum.anidad, si existiese un régimen de igualdad.
Quien haya llegado a las evidentes conclusio­ Aunque la producc:i6n de la tierra aumentara to­
dos los años, la población crecería a un ritmo m'5
nes anteriores a través del examen de lo. situa­
ción pasada y presente de la bumanidad, no pue­ rápido, y serla necesario que este exceso de pobla­
ción fuese reprimido por la acción periódica o
de menos de causarle verdadero asombro ver que
constante de la miseria y el vicio.
los escritores que han tratado de la perfectibili­
dad del hombre y de la sociedad, y que han tenido Según dicen, Condorcet eruibió su obra Esquis­
en cuenta el argumento del exceso de población, se d'un tableau bistorique des progr�s de l'es_orif
lo aborden siempre con enorme Iígereaa, como si humain, bajo la presión de aquella cruel proscríp­
las dificultades que implica se hallaran a grande, ci6n en la que concluyó sus días. Sí este escritor
y casi inconmensurables distancias. El propio no abrigaba la esperanza de ver su obra conocida
Mr. Wallacc, a quien este argumento pareció de durante su vida, despertando el interés de Fran­
tanto peso que dcstrula todo su sistema de igual­ cia en su favor, su comportamiento constituye un
dad, oo crel.a que las dificultades originadas por ejemplo único de fidelidad de un hombre a unos
esta causa pudiesen surgir antes que la tierra en­ principios que tan dolorosamente la experiencia
ten estuviese convertida en un vergel y se hu­ diaria y su propia vida se encargaban de desmen­
bieran agotado todas las posibilidades de incrcmcn­ tir. Contemplar el espíritu humano en una de la,
no
naciones más cultas del mundo y, pasados unos esta clase de hombres, y después de señalar la
cuantos miles de años, verlo envilecido por la fer­ precaria eltuaclén de estas familias totalmente de­
mentación de tan repugnantes pasiones como el pendientes de la vida y de la salud de su jefe ( 6),
temor, la crue1dad, la malicia, la venganza, la am­ dice con toda razón: «Existe, pues, una causa ne­
bición, la demencia y la insensatez, capaces de cesaria de desigualdad, de dependencia y aun de
deshonrar al pueblo más salvaje de las épocas más miseria, que amenaza sin cesar a la clase más nu­
bárbaras, debió ser un tremendo golpe asestado merosa y �tiva de nuestra sociedad». La dificultad
a sus ideas acerca del progreso necesario e inevi­ está cierta y cabalmente planteada, mas, en mi opi­
table del espíritu humano; y el hecho de haber­ nión, la manera como pretende el autor eliminarla
lo resistido es la mejor prueba de la fuera de su resultaría totalmente ineficaz.
convicción en la verdad de unos principios des­ Aplicando a este caso el cálculo sobre la proba­
mentidos por las apariencias. bilidad de vida y sobre el interés del dinero, pro­
Esta publicación póstuma no es más que el es­ pone establecer un fondo que asigne a los ancia­
bozo de una obra mucho más amplia que Condor­ nos una asistencia dimanada, en parte, de sus pro­
cet deseaba se emprendiera. Carece, como es na­ pios ahorros anteriores, y, en parte, de los que
tural, de los detalles y ejemplos indispensables suministraron los individuos muertos antes de ha­
para demostrar la verdad de cualquier teoría. Bas­ ber podido recoger el fruto de tales sacrificios.
tarán unas observaciones para mostrar cuán con­ Este mismo fondo, u otro análogo, se dedicaría a
tradictoria resulta su teoría cuando se aplica a la la asistencia de las viudas y huérfanos y a sumí­
realidad y no a una situación imaginaria, nisuar un capital a estos últimos, cuando estén
En la última parte del libro trata Condorcet del en edad de formar una nueva familia, de suerte
progreso futuro del hombre hacia la perfección y que puedan desarrollar su laboriosidad. Observa
dice que, comparando en las diferentes naciones que estos e,tablccimientos deben ser constituidos
civilizadas de Europa la población actual con la en nombre y bajo la protección de la sociedad.
extensión del territorio, y considerando en ellas Yendo aún mis lejos, dice que med.iante una jus­
su agricultura y su industrie, la división del tra­ ta aplicación de los cálculos se pueden hallar me­
bajo y los medios de subsistencia, se ve cuán im­ dios de conservar un estado de igualdad aún más
posible seda conservar los mismos medios de sub­ absoluto evitando que el crédito sea el privilegio
sistencia, y por ende la misma población, sin que exclusivo de las grandes fortunas, sin por ello de­
haya un cierto número de individuos que no ten­ bilitar su base, y haciendo que el progreso de la
gan otros medios de satisfacer sus necesidades que industria y la actividad comercial !C'aJ1 menos de­
su laboriosidad. Reconocida, pues, la necesidad de pendientes de los grandes capitalistas.
Tales establecimientos y cálculos pueden pare­ trar con qué mantener convenientemente a una
cer muy prometedores sobre el papel, pero apli­ familia, bien pronto casi todos fundarían una, y
cados a la vida real resultarán completamente va­ si ademés la generación naciente estuviese al abrí­
nos. El señor Condorcet admite la necesidad de go de la «destructiva helada» de la miseria, la
que en cada Estado haya una clase de personas población aumentarla rápidamente.
que vivan exclusivamcntedc su trabajo. ¿Qué ra­
El señor Condorcet parece tener plena concien­
2ÓD puede haberle llevado a esta conclusión? Una
cia de esto, y después de describir otras mejoras,
sola es imaginable: la comprensión de que para
dice:
asegurar la subsistencia a una población numerosa
«Pero en este progreso del trabajo y de la fe­
era menester una cantidad de trabajo que no se
licidad cada generación gozará de placeres aún
realizarla si faltase el aguijón de lo necesidad. Mas
m,s extensos, y, por consiguiente, en virtud de
si con este tipo de institución se elimina este aci­
la constitución física de la estructura humana, re­
cate al trabajo, si los perezosos y negligentes go­
gistrar, un aumento en el número de individuos.
zan del mismo crédito y de la misma seguridad en
¿No llegará, pues, un periodo en el que se enfren­
cuanto al sostén de sus mujeres y familias que los
ten estas leyes, tan necesarias una y otra? Cuan·
laboriosos y activos, ¿podemos contar con que los
do el aumento del número de personas exceda al
hombres desplieguen para la mejora de su situa­
de sus medios de subsistencia, el necesario resul­
ción eso actividad febril que hoy constituye el re­
tado será la continua disminución de la felicidad
sorte principal de la prosperidad pública? Si hu­
y de la población, que serfa un movimiento real.
biese que realizar una investigación para examinar
mente retrógrado, o al menos una especie de oSCÍ·
las reclamaciones de cada individuo y determinar
!ación entre el bien y el mal. En sociedades que
hasta qué punto se había esforzado por vivir de
hayan llegado a este extremo, é no será esta osci­
su trabajo y si merecía o no la asistencia que so­
lación una causa permanente de miseria periódi­
licitaba, serfa poco menos que una repetición en
ca? ¿No marcará el límite a partir del cual toda
mayor escala de los poor laun inglesas y conduci­
mejora resultará impooible? ¿No indicará el tér­
ría a la completa destrucción de Jos verdaderos
mino de la perfectibilidad de la raza humana, tér­
principios de libertad e igualdad.
mino que puede alcanzar en el curso del tiempo,
Pero además de esta gran objeción a estas ins­ pero jamás rebasar?• Y luego añade:
tituciones, y suponiendo por un momento que no
«Nadie duda que este tiempo está aún muy dis­
contribuyesen a frenar la laboriosidad productiva, tente de nosotros, pero ¿lo alcanzaremos un día?
aún quedaría por resolver 1:1 principal dificultad.
Tan imposible es pronunciarse a favor como en
Si todo hombre tuviese l:t seguridad de cncon­
contra de la futura realización de un arontcci­
miento que sólo se reproducirá en una era en que tonces los ridículos prejuicios de la superstición
la raza humana habrá logrado mejoras que en el habdan dejado de proyectar sobre la moral esa
presente apenas podemos concebir.» austeridad corrupta y degradante, hace alusión, o
El señor Condorcct describe justamente lo que a un promiscuo concubinato, que evitaria la fe­
puede ocurrir cuando el número de personas lle­ cundidad, o a otro tipo de solución no menos an­
gue a exceder a los medios de subsistencia. La tinatural. Pretender resolver asl Ia dificultad sig­
oscilación que menciona se producirá seguramente nificaría, sin duda, en la opinión de Ia mayorfa de
y será, sin duda, un manantial permanente de mi­ los hombres, destruir esa virtud y esa pureza de
seria peri6dica. En lo único que difiero del señor costumbres que los partidarios de la igualdad y
Condorcet es en la consideración de la época en de la perfecribilidsd del hombre profesan consí­
la que podrá apLicarsc a la raza humana. derar como la finalidad y el objetivo de sus miras.
El señor Condorcet piensa que tan sólo podrá
ser aplicable en una época sumamente lejana. Si
la relación entre el natural awnento de la pobla­
ción y el aumento de los alimentos se aproxima
a la que he establecido, se puede decir, por d
contrarío, que la época en que el número de per­
sonas sobrepasa a sus medios de subsistencia ha
llegado ya hace tiempo, y que esta necesaria osci­
lación, esta permanente causa de miseria. peri6d.ica,
ha existido desde los tiempos primeros a que se
remonta la historia, existe al presente y continua­
d existiendo siempre, a no ser que se produjese
algún cambio decisivo en la constitución flsica de
nuestra naturaleza.
El señor Condorcet, sin embargo, continúa di­
ciendo que incluso en el supuesto de que llegase
esta época, que él ve tan lejana, la raza humana.
y los defensores de la perfectibilidad del hombre,
no deberían por dio alarmarse. Procede luego a
elíminer la dificultad en una forma que confiese
no comprender. Habiendo observado que pAta en­
mismo, <le la destrucción de las dos grandes cau­
sas de Ja degradación del hombre ­la miseria y
el exceso de riqueza­, de la eliminación gradual
de las enfermedades hereditarias y contagiosas,
merced a un mejor conocimiento de nuestro orge­
nismo, que el progreso de la razón y del orden so­
cial hace más eficaz; de todas estas consideraciones
infiere el señor Condorcet que, sin alcanzar la
inmortalidad absoluta, el tiempo entre el naci­
miento y la muerte natural del hombre se hará
cada vez más largo, y, careciendo de límite, puede
perfectamente ser calificado por la palabra indefi­
nido. Pasa luego a definir esta palabra, que según
él significa ora el constante acercamiento a una
extensión ilimitada, sin alcanzarla jamás, ora un
aumento en la inmensidnd de las edades hasta una
La última cuestión que el señor Condorcct pro­ prolongación superior a cualquier cantidad asig­
pone para ser examinada es la perfectibilidad or­ nable.
gánica del hombre. Observa que si las pruebas Pero seguramente la aplicación de este térml­
presentadas hasta ahora, y que de su acción mis­ no, en cualquiera de las dos acepciones, a la dura­
ma han de recibir nueva fuerza, son suficientes ción de la vida humana es totalmente contraria a
para establecer la indefinida perfectibilidad del los principios de una sana filosofía y plenamente
hombre sobre el supuesto de las mismas facultades injustiflcable por la experiencia de las leyes na­
naturales y la misma oraaníaacién que actualmente turales. Las variaciones provocadas por diferen­
posee, ¿:cuánta será la certeza y cuál la extensión tes causas son esenclalmen ... l· distintas del acrecen­
de nuestra esperanza si esta organización, e inclu­ tamiento regular y sin posible retroceso. La dura­
so estas facultades naturales, son susceptibles de ción media de la vida humana variará, en cierta
mejora? medida, según sean el clima sano o malsano, la
Del progreso de la medicina, de una alimenta­ a.lime.ntación saludable o dañina, las costumbres
ción y vivienda mis saludables, de una forma de virtuosas o viciosas, y por otras causas, pero te­
vida que aumente la Iueraa corporal a través del nemos serios motivos para dudar que se haya re­
ejercicio Iísíco, sin perjuclicarb por el exceso del gistrado el más mínimo aumento perceptible en
1)8
la duración de [a vida humana desde los tiem­ sopor o buscando su diversión en desatinados sue­
pos m.is remotos de la auténtica historia del hom­ ños y extravagantes fantas(as.
bre. Es cierto que en todos los tiempos los prejui­ La constancia de las leyes de la naturaleza y
cios han influido siempre: en contra de esta su­ la relación de los efectos con las causas son el
posición, pero sin darles demasiado crédito, en fundamento de todo conocimiento humano, aun­
cicrtu medida estos pn.:juicios tienden a dcmos­ que ni mucho menos quiero con ello decir que el
rrar que no ha habido progresos notables en sen­ mismo poder que ideó y puso en aplicación estas
tido contrario. leyes no pueda cambiarlas todas «en un instante,
Se dirá, tal vez, que el mundo es aún tan joven, en un abrir y cerrar de ojos». Semejante cambio
tan totalmente en su infancia, que no puede espe­ puede, indudablemente, producirse. Lo único que
rarse que aparezca tan pronto una difercocia. pretendo decir es que es imposible preverlo por
Si esto fuera así seria el fin de toda la ciencia deducción razonada. Si en la ausencia de tcxio pre­
humana; habríamos acabado con todos los razona­ vio síntoma o indicación perceptible de mudan­
miemos de los efectos a las causas. Pcxirfamos ce­ za podemos deducir que un cambio va a produ­
rrar nuestros ojos ame el libro de la naturaleza, cirse, con el mismo derecho podríamos hacer cual­
puesto que de nada ya nos iba a servir leerlo. Las quier aserción y considerar tan irrazonable que
conjeturas más doscabdladas e improbables po­ se nos contradiga cuando afirmamos que la luna
drían ser presentadas con la misma certeza que las va a chocar mañana con la 1iett11 como cuando ase­
teorías más justas y sublimes, basadas sobre es­ guramos que el sol saldrá a la hora usual.
merados y reíterados expcrímentos. Podríamos re­ Respecto a la duración de la vida humana, no
tornar, una vez más, al amíguo modo de filosofar, perece que desde los tiempos más remotos del
que consistla en amoldar los hechos a las exigen­ mundo hasta nuestros dias haya habido el menor
cias de los sistemas en vez de establecer los sis­ síntoma o irulicio permanente de una prolonga­
temas en función de los hechos. La grande y só­ ción creciente (7). Los perceptibles efectos del cli­
lida teoría de Newton se situaría en pie de igual­ ma, de las costumbres, de la dieta alimenticia y
dad con las extravagantes y disparatadas hipótesis de otras causas sobre la longc:vidad de la vida han
de Descartes. En una polabra, si las leyes de la servido de pretexto para afirmar su duración in­
naturaleza son tan volubles e inconstantes, si se definida. Y el movedizo cimiento sobre el que
puede afirmar y creer que van a cambiar, cuando descansa la argumentación es que, como el lfmite
durante siglos y siglos han permanecido inmuta­ de la vida humana es indefirudo, como no se le
bles, el espíritu humano carecerá del aliciente puede fijar un término preciso y decir, hasta allí
necesario para investigar, quedando en inactivo se llegará exactamente, pero no más allá; por con­
siguiente, su prolongación puede extenderse eter­
esta palabra. Aunque no me halle en este ejem­
namente y ser justamente calificada de indefinida
plo en condiciones de marcar el límite a partir
o ilimitada. Pero la falacia y el absurdo de este
del cual es imposible toda mejora, lo que s( pue­
argumento quedan patentes con un ligero exa­
do con suma facilidad es mencionar un punto al
men de lo que el señor Condorcet llama pcrfecli­
que no se llegará. No tendría el menor escrúpulo
bilidad orgánica, o degeneración, de las razas ve­
en afirmar que aunque el proceso de selecci6n
getales y animales, que según él puede ser con­
durase eternamente, la cabeza y las patas de estas
siderada como una de las leyes generales de la
naturaleza. ovejas jamás llegarían a ser tan pequeñas como
la cabeza y las patas de una rata.
Se me ha dicho que los ganaderos están conven­
Por consiguiente, no puede ser cierto que, en­
cidos de que a través de la cruza se puede alcan­
tre los animales, algunos de los vástagos adquiri­
zar cualquier grado de refinamiento, y para ello
rán las cualidades de los padres preferidas, pero
se basan en un axioma en virtud del cual algunos
en mayor grado, o que los animales sean infini­
de los vástagos poseerán en mayor grado las cua­
tamente perfectibles.
lidades favorables de los padres. En la fomosa
El progreso de una planta salvaje, hasta con­
raza de ovejas leicestersbire, por ejemplo, el ob­
vertirse en una hermosa flor de jardin, es, tal vez,
jetivo sería conseguir ovejas de cabeza pequeña
más notable e impresionante que lo que ocurre
y patas cortas. Procediendo de acuerdo con estos
en el reino animal¡ sin embargo, incluso aquí se­
axiomas ganaderos. parecería lógico suponer que
rla el colmo del absurdo pretender que este pro­
se debería poder llegar a que las cabezas y las
greso es ilimitado o infinito. Uno de los rasgos
patas se convirtiesen en cantidades evanescentes,
más evidentes del mejoramiento es el aumento del
pero esto es un tal disparate que podemos tener
tamafio. Merced al cultivo, la flor ha ido paula­
la seguridad de que las premisas del axioma no tinamente creciendo. Sí el progreso fuese real­
son correctas y que existe, en realidad, un límite
mente ilimitado podría crecer hasta el infinito, lo
en el proceso, aunque no lo veamos ni podernos
cual es un disparate tan burdo que podemos c,i
decir exactamente dónde se encuentra. En este
tar seguros de que entre las plantas, lo mismo
caso, el punto extremo de la mejora, es decir, el
que entre los animales, el mejoramiento tiene un
punto en el que el tamaño de las cabezas y de
límite, aunque no sepamos exactamente dónde se
las patas alcanza su valor mínimo, puede consi­
encuentra. Es probable que los jardineros que se
derarse como indefinido, lo cual es muy diferente
de poder considerarle como ilimitado o infinito, disputan los premios de floricultura habrán apli­
cado abonados más fuertes sin obtener el espe­
según la aceptación que el señor Conclorcet da a
rado éxito. Al mismo tiempo, serla una persona
sumamente presuntuosa quien pretendiese: haber nos son totalmente desconocidas. Nadie puede de­
visto el clavel o la anémona más bella que jamás cir por qué tal planta es anual, por qué la otra
pueda ser producida. Lo que sí podría afirmar, es bienal, mientras hay algunas que duran siglos.
sin embargo, sin el menor peligro de ser desmen­ El problema entero en todos estos casos, tanto
tido por los hechos futuros, es que ningún cla­ en las plantas como en los animales, y también en
vel ni ningur,J anémona llegarán por el cultivo la raza humana, es una cucsti6n de experiencia,
a tener las Jimensionc.:s Je una gran col; y aún y si afirmo que el hombre es mortal es porque de
podrían asignarse tamaños mucho mayores que el manera invariable, a lo largo de todos los tiem­
de una col. Ningún homhrc puede decir que ha pos, la experiencia ha mostrado la mortalidad de
visto la mayor espiga de trigo o el mayor roble aquellos materiales que constituyen su cuerpo vi­
que pueda jamás produci rsc; pero cualquiera pue­ sible.
de fácilmente y con absoluta seguridad fijar un De dóooc niion11 sinu del saber previo.
grado de magnitud que: esas plantas no alcanza­
Los sanos principios Iiloséficos no me permiten
rán. En todos estos casos, es preciso establecer
modificar mi opini6n respecto a la mortalidad del
una cuidadosa Jistinción entre un progreso ili­
hombre sobre la ticrrn, en tanto no se me demues­
mitado y un progreso cuyo límite está simple­
tre claramente que la raza humana ha realizado y
mente indefinido.
csré realizando decididos progresos hacia una ilí­
Se dirá tal vez que 111 razón por la cual las plan­
mirada duraci6n de la vida. Y la principal raz6n
tas y los animales no pueden aumentar de tama­
que me ha hecho traer a colación estos dos ejem­
ño de manera ilimitada es que se romperían bajo
plos de los reinos vegetal y animal fue la de expo­
el efecto de su propio peso. Yo contesto: ¿Cómo
rcr e ilustrar, dentro de mis posibilidades, la fa­
sabemos esto si no es por Ja experiencia>: por la
lacia de ese argumento, que pretende deducir un
experiencia que tenernos respecto a la resistencia
de estos cuerpos. Yo sé que al clavel se le rom­
progreso ilimitado, simplemente porque se ha pro­

l
ducido una mejora parcial cuyos límites no pueden
perla el tallo mucho antes de alcanzar las dimen­
ser determinados con precisión.
siones de una col, pero esto lo sé únicamente por No creo que nadie pueda dudar de la capaci­
haber experimentado la debilidad y falla de soli­
dad de mejora que, en cierto grado, poseen las
dez de los materiales que forman el ralle del cla­ plantas y los animales. Se ha progresado ya de ma­
vel. Existen muchas substancias en la naturaleza nera clara y decidida en este terreno, y, sin embar­
que, siendo del mismo tamaño, serian capaces de
go, creo que resultaría sumamente ridículo decir
soportar una flor del tamaño de una col. que este progreso no tiene límites. En cuanto a la
Las causas de la mortalidad de las plantas aún vida humana, a pesar de las grandes variaciones
a que está sujeta por diversas causas, hay motivos tos importantes defectos de conformación de que
para dudar que desde que existe el mundo se haya adolecía la familia. No creo que sea necesario,
comprobado claramente la menor mejora orgáni­ para demostrar de manera más completa la im­
ca en la constitución de nuestro cuerpo. Por tan­ probabilidad de ver jamás al hombre acercarse a
to, las bases sobre las cuales se asientan los ar­ la inmortalidad en la tierra, hacer notar el peso
gumentos a favor de In perfectibilidad orgánica muy considerable que cualquier aumento de la
duración de la vida añadiría. a nuestro argumento
del hombre son de una insólita: endeblez y que­
sobre la población.
dan reducidos a meras conjeturas. No se puede
El libro del señor Condorcct puede conside­
decir, sin embargo, de ninguna manera, que sea
rarse no sólo como un bosquejo de las opiniones
imposible conseguir en los hombres, mediante el
de un hombre fomoso, sino de las de muchos es·
cuidado en la formación de las descendencias, un
critorcs franceses al comienzo de la Revolución.
cierto grado de mejora análogo al que hemos
Desde este punto de vista, y aunque sólo sea un
constatado en los animales. Puede dudarse que esbozo, parece digno de atención.
la inteligencia se transmita por herencia, pero el
tamaño, la fuerza, la belleza, la constituci6n y
quizá, incluso, la longevidad, son en cierta medida
hereditarias. El error no consiste en suponer po­
sible una pequeña mejora. sino en confundir un
pequeño grado de perfccnbilidnd, cuyo límite no
puede determinarse, con una mejora realmente·
ilimitada. Por lo demás, como la raza humana no
podría mejorarse en esta forma sin condenar al
celibato a todos aquellos individuos menos per­
fectos, no es probable que este medio de perfec­
cionamiento pueda generalizarse; en realidad, no
conozco más intento serio en este sentido que el
de la antigua familia de los Bíckerstaffs, que, se­
gún parece, tuvo grandes éxitos en el blanqueo
<le la piel y en el aumento de la estatura de su
estirpe, gracias al acierto en los matrimonios y,
en particular, merced al muy atinado cruce con la
lechera Maud, que permitió la corrección de cier­

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