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LA CONCEPCIÓN DE LA JUSTICIA EN EL

PENSAMIENT
PENSAMIENTOO CRISTIANO 1

Padre Álvaro Eduardo Betancur Jiménez

Mirando el presente desde Dios

La observación cuidadosa de la realidad nos permite identificar unas


situaciones que podríamos llamar de injusticia y que constituyen un grito
a Dios por parte de los que la padecen, como sucedió en la dolorosa
época de la esclavitud de Israel en Egipto:

«Dijo Yahveh: ‘He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído la queja contra
sus opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a librarlos de los egipcios,
a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa…’» Ex 3,7-8.

SÍNTESIS ABSTRACT
El artículo presenta la concepción de la This article presents the conception of the
fe cristiana sobre la justicia, desde el christian faith about justice, from the
contexto de las situaciones de inequidad; context of the situations of inequity; it
recorre los diversos momentos de la passes through the different moments of
historia de la revelación: Antiguo the history of the revelation: old testament,
Testamento, Nuevo Testamento, new testament , systematic theology ;
teología sistemática, mostrando los showing the advances and limitations of
avances y limitaciones de la reflexión; the reflection . It ends mentioning some
termina mencionando unos rasgos de la features of the social, political and
situación social, política y económica economical situation that demand a
que reclaman un mayor compromiso de bigger commitment by the christian
los cristianos con la justicia y a la vez people with the justice and at the same
una renovación de la perspectiva con la time a renovation of the perspective with
que se ha de mirar. which it has to be looked at.

DESCRIPTORES: DESCRIPTORS:
Justicia, Cristianismo y justicia, Justice, Christianity and justice, Moral
Teología moral, Moral bíblica, Virtudes- theology, Ethics - Bible, Virtues - justice,
justicia, Cristianismo y política. Christianity and politics.

1
El presente artículo contiene la conferencia que sobre el tema se dictó en el mes de mayo de 2005 en el encuentro
regional de Pastoral Social del Eje Cafetero, que preparaba el Congreso Nacional sobre la Reconciliación.

5
Estas situaciones las podríamos tros una situación de injusticia en
presentar a partir de los siguien- todas partes: familia, barrio, etnias
tes hechos: y minorías, realidad social y eco-
nómica, relaciones de género.
Situación social de inequidad, ca-
racterizada en nuestro país y nues- Por otro lado, el estilo de la prác-
tra región por la existencia de un tica política entre nosotros
alto porcentaje de personas que distorsiona y niega una auténtica
están en condición de pobreza participación a gran parte de los
(52.28 % en Colombia en el año ciudadanos, a la que tienen dere-
1998) o de pobreza extrema cho, lo que conduce a que las or-
(22.03% 2 ), frente a un mínimo ganizaciones políticas (partidos y
porcentaje de personas que tienen movimientos) no representen los
más de lo que necesitan y concen- intereses de la población y amplios
tran la mayor parte del ingreso y sectores de la sociedad no puedan
del patrimonio (Montoya, 2001 p. tomar parte en la toma de las de-
453-467). cisiones relacionadas con la vida
pública; la corrupción3, el aprove-
La inequidad se manifiesta espe- chamiento personal del poder y
cialmente en el hecho de la falta otros fenómenos van en desme-
de oportunidades de desarrollo dro de la justicia y la equidad.
personal para un alto porcentaje
de la población: trabajo, cultura- Injusticia en la familia, represen-
educación, recreación, desarrollo tada en la paternidad-maternidad
de potencialidades y capacidades, irresponsable, el maltrato infantil,
etc. la discriminación de la mujer, del
niño o del anciano; la trata de blan-
Esta situación de inequidad trae cas y el tráfico de personas. Dis-
como consecuencia que muchas criminación en las relaciones hom-
personas no puedan satisfacer sus bre – mujer en el campo social,
necesidades básicas: alimentación, laboral, político; en la participación
vivienda, educación, salud, recrea- y la asignación de liderazgos.
ción, y que en consecuencia exis-
ta un grave deterioro de la calidad La violencia producida por la de-
de vida. Se configura entre noso- lincuencia común o los grupos ar-
2 Para el Eje Cafetero puede verse: PNUD. Un pacto por la región. Eje Cafetero. Manizales, PNUD, 2004.
3 La corrupción tiene en el país unas dimensiones gigantescas y unas consecuencias inconmensurables en términos de
desarrollo económico y social. En el año 2000 la apropiación indebida de dineros públicos se calculaba en 900 millones
de pesos diarios. A. A. V. V. Colombia un país por construir. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2001.

6
mados y las situaciones conexas nos y obrar de manera que el fuer-
con estos fenómenos, como el te no oprima al débil» (Fucek,
desplazamiento forzoso. Hay mu- 1990, p. 785.).
chas víctimas de la violencia que
aspiran que se les haga justicia y Pero la noción de justicia en Oc-
se reparen las heridas que aquella cidente es el resultado del encuen-
les ha causado. tro de tres vertientes; la hebreo-
cristiana, la greco romana y la ger-
La injusticia produce deterioro y mánico eslava. La vertiente greco
descomposición sociales, pobreza, romana proviene a su vez de una
inseguridad, conflictos, violencia. doble fuente, la filosófica y la jurí-
Es en este marco en el que se ubi- dica; la filosófica está representa-
can las siguientes reflexiones so- da por el pensamiento de Platón,
bre la justicia en el pensamiento quien la definía como «dar a cada
social cristiano o doctrina social uno lo que le corresponde» y
de la Iglesia4. Aristóteles, para quien es «la vir-
tud por la cual se actúa escogien-
FUNDAMENTOS do lo justo»; pero en últimas la
DEL CONCEPTO podemos identificar con el pen-
DE JUSTICIA samiento jurídico de Ulpiano (170-
228 d. C.), quien entre los siglos
El concepto de justicia se remon- II y III definió la justicia como la
ta muy atrás en la historia; ya en «constans et perpetua voluntas
el segundo milenio a. C. por ejem- suum unicuique tribuendi»
plo, el código de Hammurabi (ca (Bonora, 1988, p. 980) 5. Nótese
1717 – 1665 a. C.), pretendía re- que se trata de una voluntad, y en
gular las relaciones entre los miem- consecuencia una cualidad perso-
bros de una sociedad. De nal constante y permanente, es
Hammurabi se dice que fue «de- decir, se trata de una actitud del
signado por los dioses para admi- individuo, que lo motiva y en efec-
nistrar la justicia en el país, para to lo mueve a tributar, atribuir o
‘dar justicia al pueblo’, para pro- dar a cada quien lo suyo (el
teger a las viudas y a los huérfa- «suum»). Esta noción de justicia
4 Con estos nombres se designa el corpus doctrinal que contiene los conceptos y principios sobre la vida social que
emanan del Evangelio. Este corpus se ha ido construyendo a lo largo de la historia, pero como reflexión sistemática tiene
su origen en los pronunciamientos magisteriales de León XIII, y en particular la Encíclica Rerum Novarum de 1891.
Recientemente la Iglesia, a través del Pontificio Consejo Justicia y Paz, publicó un «Compendio de la Doctrina Social de
la Iglesia» en el que consigna las principales enseñanzas del cristianismo sobre la vida sociedad. En nuestro medio fue
editado por la Conferencia Episcopal de Colombia el presente año 2005, Bogotá, 566 p.
5 «La voluntad constante y perpetua de atribuir a cada uno lo suyo». El autor dice que el «suum» se entiende como «un
conjunto de derechos humanos». Obviamente, los derechos que le corresponden a alguien de acuerdo con la ley y la
condición política y social.

7
se mueve, por tanto, en el ámbito ma del derecho positivo e implica
de las relaciones interpersonales. más derechos para la persona.
Qué es el «suum» (lo suyo), es algo
definido por los hechos, en este LA SAGRADA ESCRITURA
caso, la estructura jurídica y social
de la sociedad. Bien podríamos EL ANTIGUO
decir que es justo aquello que le TESTAMENTO
corresponde y pertenece a alguien
por disposición de la ley, condi- Antes de abordar directamente la
ción social o costumbre conside- noción de justicia en el A. T. con-
rada pertinente. La justicia, en con- viene hacer alusión a una concep-
secuencia, está subordinada a la ley ción fundamental de la teología
y se define a partir de ella y supo- moral, la doctrina social de la Igle-
niéndola. sia y la antropología cristiana: se
trata de la afirmación de la gran-
La Edad Media heredó, como se deza del ser humano y de su con-
dijo, esta noción y en la teología dición de nobleza y superioridad
moral la definió en los mismos tér- frente a toda la creación. El ser
minos de Ulpiano. Así, para Tomás humano es «imagen y semejanza»
de Aquino (1225-1274) es una de de Dios (Gen 1,26s) y de ese ca-
las virtudes cardinales (con la tem- rácter brota el concepto de la dig-
planza, prudencia, fortaleza) y es la nidad de la persona, principio éste
mayor entre las virtudes morales; la fundamental, tanto en la teología
define como «habitus secundum de la justicia como en las declara-
quem aliquis constante et perpetua ciones sobre los derechos del
voluntate ius suum unicuique hombre y la mujer; en efecto, por-
tribuit» (el hábito según el cual uno, que el ser humano tiene una con-
con constante y perpetua voluntad, dición de superioridad y de no-
da a cada cual su derecho); el obje- bleza, es sujeto de derechos
to propio de la justicia es el dere- inalienables, que han de ser respe-
cho (que es natural y positivo)6. En tados tanto por los individuos,
Tomás se repite la definición tradi- como por las sociedades y los Es-
cional de Ulpiano, pero se introdu- tados. De la noción de dignidad
ce el ahora concepto cristiano de de la persona humana brota la
derecho natural, que está por enci- exaltación de sus derechos, como
6 «la justicia es una virtud, porque ‘la virtud humana es la que hace bueno al acto humano y bueno al hombre mismo, lo
cual ciertamente es propio de la justicia; pues el acto humano es bueno si se somete a las reglas de la razón, según la cual
se rectifican los actos humanos. Y puesto que la justicia rectifica los actos humanos, es notorio que hace buena la obra
del hombre, y, como dice Cicerón, por la justicia reciben principalmente su nombre dos hombres de bien’ (Suma Th.
II-II, q. 58, art 3)». MIFSUD, 1994. p. 180.

8
bien se puede ver en las distintas concepto vinculado siempre a la
declaraciones de los organismos idea de relaciones sociales armo-
internacionales; de ella brotan niosas que dan origen a un bien-
también los principios nucleares de estar, a un ‘orden’ comunitario»
la doctrina social relativos a la (Bonora, 1988, p. 981).
igualdad sustancial de todos los
seres humanos y a la destinación Obviamente, la razón de ser de
universal de los bienes. esta obligación con la comunidad
(ser fieles, solidaridad) está en el
La noción bíblica de justicia tiene hecho de que en y por la alianza
su origen y modelo en el ambien- con Yahveh, el pueblo ha queda-
te profano: al rey le corresponde do comprometido con la justicia;
la actividad de administrar la jus- de ahí que podamos decir que la
ticia, es decir, de garantizar que justicia es en primer término «fi-
se respete el derecho de cada uno, delidad/lealtad» con Yahveh, en-
y en especial de los pobres y los tendiendo por «primer término»
oprimidos. El rey tiene que ser jus- no algo «más importante que»
to; aquellos que no tienen ningu- (porque la justicia con la comuni-
na esperanza, se ponen en los bra- dad es igual de importante) sino
zos del rey. la fuente de la obligación del cre-
yente con el pueblo: la justicia con
La experiencia israelita de la fe atri- los miembros de la comunidad y
buyó este concepto a Dios: el rey con la comunidad en su totalidad
justo es Yahveh. La justicia defi- es un deber que el pueblo ha con-
ne en el Antiguo Testamento dos traído con Yahveh en el momen-
realidades: por un lado, la lealtad to de la alianza.
con la comunidad, y «por otro
lado, la justicia bíblica indica tam- Para comprender cabalmente el al-
bién la condición óptima de la co- cance y la matriz de donde surge
munidad, un estado de salud co- y se nutre el concepto de justicia
munitario, por el que el individuo en la Escritura, es importante dar
se encuentra viviendo dentro de una mirada al significado de las re-
una red de relaciones públicas ar- laciones de Yahveh con Israel: Is-
moniosas y saludables»; por tan- rael ha sido rescatado gratuita-
to, sedaqah puede traducirse mente por Dios de la opresión de
como fidelidad con la comunidad los egipcios y en el desierto ha
o la solidaridad con la comunidad. sido constituido como pueblo de
«Se trata, pues, de un término/ la nada de la esclavitud; Dios le ha

9
concedido ser su aliado, y en esa trata de la rectitud de una actitud
alianza, al tiempo que se han esta- dentro de la relación bilateral de
blecido unas relaciones de Israel carácter personal Yahveh-Israel-
con Yahveh, se han fundado unas individuo 7.
relaciones del pueblo entre sí, de
tal manera que ya no es una Podríamos decir, en consecuencia,
montonera de esclavos sino un que la alianza (por la que Israel es
pueblo constituido, vinculado por pueblo) genera en los miembros
lazos profundos y vigorosos, con derechos y deberes frente a la co-
un destino común y unos sueños munidad y a cada uno de sus inte-
compartidos. Es la relación que grantes: la lealtad a esa situación es
Dios ha establecido con el pueblo la justicia; si se observa bien y se
la que aúna, vincula y cohesiona a reconoce el carácter de la alianza
los israelitas entre sí. en el contexto semita, que genera-
ba un parentesco entre los aliados
De la alianza brotan unas obligacio- (Yahveh se convierte en pariente
nes y unas posibilidades. La alianza de Abraham y de sus descendien-
ha evidenciado los derechos de Dios tes), la relación que se ha produci-
frente a su pueblo y ha generado do entre los israelitas es una rela-
las prerrogativas del pueblo gracias ción de fraternidad, la cual debe ser
a Yahveh. La justicia consiste en la respetada por todos y muy parti-
lealtad para con Dios y la lealtad para cularmente frente a los pobres.
con la comunidad: por la alianza se
ha sellado una relación con Dios que En efecto, así como el rey es el de-
genera unos compromisos y, a la vez, fensor-protector de los pobres y
una relación de los aliados entre sí, oprimidos y así como lo es Yahveh
que igualmente genera obligaciones; el rey de Israel, así también a quie-
la fidelidad a esas obligaciones es la nes se les concedió la alianza y se
justicia: fidelidad a Yahveh acogién- les hizo parte de un pueblo les co-
dolo como único Señor y cumplien- rresponde el compromiso de la
do su voluntad, y fidelidad para con defensa de los derechos de los dé-
el pueblo actuando de tal manera biles, de los pobres, las viudas, los
que permanezca y se fortalezca la huérfanos, los oprimidos; la re-
comunidad creada por la alianza. Se flexión sobre esta obligación evo-
7 «La justicia veterotestamentaria es relacional, ante todo en clave comunitaria (Yhwh-Israel), en la que se incluye a cada
miembro de la comunidad… Se basa en la alianza, y no en la relación entre las leyes absolutas y las acciones concretas del
pueblo y del individuo». FUCEK, 1990, p. 786. En la misma línea se expresa SEEBASS, H. cuando afirma que «la
concepción veterotestamentaria de la justicia no se basa en la concordancia de las acciones humanas con determinadas
normas jurídicas que tienen un carácter absoluto, sino en la adecuación de un comportamiento dentro de una relación
bilateral. Por eso, la justicia de Dios se manifiesta en un obrar dignote él con respecto a su pueblo, es decir, en su acción
salvífica y liberadora (Is 45,21; 51,5s; 56,1; 62,1)», 1983, p. 403.

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lucionará hasta significar que todos portamientos quebrantan la justicia
en Israel (el rey, los jefes, los miem- que, como ideal del pueblo de la alian-
bros del pueblo en general) deben za y obligación de sus integrantes, ca-
ponerse del lado de las víctimas en las racteriza las relaciones con Dios.
situaciones de injusticia8. El pueblo en
su conjunto y cada uno de sus inte- Una conducta así genera, todo en ra-
grantes está llamado a participar de la zón de la alianza gratuita que Dios ha
justicia de Dios, practicando la justi- concedido, una situación de bienes-
cia y la lealtad9. tar y de relaciones armoniosas que en
su conjunto se puede llamar «justicia»;
En este contexto se entiende la obli- es decir, la conducta justa crea la justi-
gación que tiene Israel en su conjun- cia como salvación comunitaria y
to y cada uno de sus miembros, de como shalom10, paz.
proteger a los más vulnerables, los
pobres, y respetar sus derechos: pues- Un recorrido por la historia de Israel
to que Israel es aliado de Yahveh, y nos permitirá percibir cómo se va
por esa alianza se han tejido los lazos desarrollando el concepto de justicia
que lo cohesionan como pueblo-co- y cómo va ganando en profundidad
munidad, es deber de sus miembros y alcance.
velar porque se preserven la justicia y
el derecho de todos, en particular de Abraham es declarado justo (Gn 15,6:
los más indefensos. El atropello a los «Y creyó él en Yahveh, el cual se lo
derechos de los pobres es una ofensa reputó por justicia») porque, en las
contra la alianza con Yahveh y una relaciones interpersonales con Yahveh,
fisura amenazante de la unidad del ha sido leal y confiado, se ha abierto
pueblo; lo mismo podría decirse de la con disponibilidad a la comunión con
negligencia en el cuidado de los más Dios; en el episodio de la cueva, cuan-
débiles, porque el pacto con Yahveh do Saúl queda desarmado ante Da-
implica la solidaridad. Ambos com- vid (I Sam 24,1ss11), éste es recono-
8 «La violación del derecho de pobre es una herida todavía mayor, inflingida a la comunidad fraterna que liga a Israel; es
una afrenta personal hecha a Yhwh, creador de la solidaridad de la alianza; es perversión de la justicia (Am 5,7; Is 10,1s; Jer
22,13-17), de la que Yhwh es la garantía… (Yhwh) es el defensor del pueblo fundado por él y querido como comunidad
de hermanos». FUCEK, 1990, p. 787.
9 «Así pues, Israel como comunidad y cada uno de sus miembros, está llamado a la participación de la justicia de Dios (Sal
24,5), siguiendo especialmente a Yhwh en su cuidado de los hermanos pobres y pequeños, ya que son los amados y
protegidos particularmente por Yhwh». FUCEK, 1990, p. 788.
10 «En todo el A. T. hebreo, la paz (shalom) designa fundamentalmente el bienestar en el más amplio sentido de la palabra
(Jue 19,20), la dicha (Sal 73,3), incluso en relación con los impíos; la salud corporal (Is 57,18; Sal 38,4), la tranquilidad (Gen
26,29, al irse; Sal 4,9 al acostarse; Gen 15,15, y otros muchos, al morir), el entendimiento pacífico entre los pueblos y los
hombres (1 Re 5,26; Jue 4,17; 1 Cr 12,17.18), la salvación (Is 45,7; Jer 29,11), entendida también como una realidad estable
(Jer 14,13)». BECK, 1983, p. 309.
11 Entre el rey Saúl y su soldado David se desató un conflicto que los llevó al enfrentamiento armado; en una ocasión en
que David está escondido en una cueva, coincide que también el rey acamó cerca y «entró a la cueva para hacer sus
necesidades»: quedó, pues, en las manos de David, quien, en lugar de matarlo, lo deja ir: David es justo porque respeta la
relación comunitaria que hay entre los dos por ser ambos miembros del pueblo de la alianza.

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cido como justo porque respetó la al pueblo a volver por los fueros
relación comunitaria que existía en- de la justicia y el respeto a los dere-
tre los dos (Von Rad): «Que Yahveh chos de todos, en particular de los
juzgue y sentencie entre los dos», pobres y no reducir el compromi-
dice David, y Saúl responde: «Más so que le corresponde en la alianza
justo eres tú que yo…». a la celebración de sacrificios, fies-
tas y solemnidades fastuosas y
En el Deuteronomio se determina meramente religiosas: «¡Que fluya,
que el deber del rey es practicar el sí, el derecho como el agua y la jus-
derecho (mishpat) y la justicia ticia como arroyo perenne!» (Am
(sedaqah), es decir, garantizar un 5,24). El profeta sale en defensa de
próspero orden social y una orde- los pobres y denuncia los atrope-
nada vida comunitaria 12. En este llos de quienes los explotan y so-
sentido se entiende el papel de la meten: «Escuchen esto los que pi-
ley, la torah; no se trata simplemen- sotean al pobre y quieren suprimir
te de unas órdenes o unos manda- a los humildes de la tierra dicien-
mientos, sino de unas instrucciones do: ‘¿Cuándo pasará el novilunio
dadas por Yahveh para garantizar para poder vender el grano, y el
el «ordenamiento comunitario»; «es sábado para dar salida al trigo, para
justo aquél que observa la torah, no achicar la medida y aumentar el
tanto y no sólo porque obedece una peso, falsificando las balanzas de
ley, sino porque realiza su fidelidad fraude, para comprar por dinero a
a la comunidad, obedeciendo y los débiles, al pobre por un par de
practicando la torah»( Bonora, 1988, sandalias, para vender hasta el sal-
p. 894). Pero el israelita no obedece vado del grano?» (Am 8,4-6). De-
la torah por sus propias fuerzas, sino nuncia, igualmente, «la orgía de los
porque Yahveh lo hace capaz. sibaritas», es decir, el lujo y el de-
rroche de las clases altas que dis-
En los profetas del siglo VIII la jus- frutan indiferentes de su opulen-
ticia adquiere una todavía más ex- cia ante las privaciones y el ham-
plícita significación social-comuni- bre de los más pobres (Am 6,1-7).
taria: Amós denuncia a los que vio- Amós proclama que Dios vengará
lan el derecho y echan por tierra la las injusticias cometidas contra los
justicia: «Ustedes convierten el de- pobres: «Ha jurado Yahveh por el
recho en veneno y en ajenjo el fru- orgullo de Jacob: ‘Jamás he de olvi-
to de la justicia» (6,12) y conmina dar todas sus obras’ « (Am 8,7).

12 «hacer valer el derecho (mishpat), es decir, un próspero orden social, y la justicia (sedaqah), es decir, una ordenada vida
comunitaria: Sal 72,1; Sal 89,15; 97,2; 85,12-14)» BONORA 1988, p. 894.

12
La denuncia de Amós brota de su ción penitencial religiosa, sino en la
fe y de su vocación como profeta práctica de la justicia y el derecho.
de la alianza, que fue sacado de
Técoa, en el Sur y llevado a cumplir Isaías denuncia otras dos formas de
su ministerio en el Reino del Norte: injusticia; la primera de ellas, aparen-
de su fe en la alianza y de los com- temente inocente o que refleja com-
promisos de justicia que ella genera; portamientos que pasan desaperci-
el rigor de su crítica no es un rasgo bidos (porque «a nadie le estoy ha-
primordialmente de su tempera- ciendo daño»); me refiero a la críti-
mento ni de una ideología personal ca al lujo y el despilfarro de las cla-
que lo diferenciaría de los otros pro- ses ricas y en particular de las muje-
fetas: la llamada a realizar la justicia res aristocráticas de Jerusalén: «Dice
y el derecho nacen de la entraña Yahveh: ‘Por cuanto son altivas las
misma de la fe israelita y del cono- hijas de Sión, y andan con el cuello
cimiento del corazón mismo de estirado y guiñando los ojos, y an-
Yahveh. dan a pasitos menudo y con su ca-
minar hacen tintinear las ajorcas»
En la misma época, Isaías invita a la (3,16ss); su infidelidad consiste en
fidelidad a la alianza practicando el que no se sienten solidarias de su
mishpat y la sedaqah: «Guardad el pueblo ni cumplen con el compro-
derecho, practicad la justicia, por- miso de la alianza, que implica la fra-
que mi salvación está para llegar y ternidad y la preocupación por los
mi justicia para manifestarse» (Is pobres; es decir, esa negligencia e
56,1); «Por amor de Sión no me he indiferencia, que permite convivir al
de callar, no descansaré por Jerusa- lujo escandaloso con la miseria de
lén, hasta que no despunte como la los pobres, es in-justicia; el olvido
aurora su justicia y flamee su salva- del huérfano y de la viuda, es in-
ción como antorcha. Verán tu jus- justicia.
ticia las naciones y todos los reyes
tu gloria» (Is 62,1). Yahveh no es indiferente ante esa
afrenta que constituye vivir en el lujo
El profeta es testigo de la situación y el derroche frente a la miseria de
de injusticia que se vive en el Sur, los pobres; por eso el profeta mani-
similar a la que Amós enfrentó en el fiesta el juicio de Yahveh anuncian-
Reino del Norte. Nuevamente ad- do que «quitará el adorno de las ajor-
vierte que la fidelidad y lealtad con la cas, los solecillos y las lunetas; los
alianza no se realiza en el fasto del aljófares, las lentejuelas y los casca-
culto externo, ni en la mera humilla- beles; los peinados, las cadenillas de

13
los pies, los ceñidores, los pomos de revoltosos y aliados con bandidos.
olor y los amuletos, los anillos y aretes Cada cual ama el soborno y va tras
de nariz; los vestidos preciosos, los los regalos. Al huérfano no hacen
mantos, los chales, los bolsos, los es- justicia, y el pleito de la viuda no
pejos, las ropas finas, los turbantes y llega hasta ellos» (1,21ss).
las mantillas» (Is 3,18-23; véase tam-
bién Is 31,9ss). Es de esa manera La crítica profética a la injusticia se
como el profeta muestra el incon- funda en el hecho de que Israel tie-
formismo de Yahveh ante el lujo de ne el compromiso de ser justo, de
las opulentas. proteger a los débiles y de garanti-
zar que los frutos de la tierra de la
La segunda, la injusticia de los go- promesa son para todos, y eso com-
bernantes y los jueces que «decre- promiso brota de ser el pueblo alia-
tan decretos inicuos… excluyendo do con Yahveh.
del juicio a los débiles» (Is 10,1ss).
Por el contrario, el que merece ha- Los profetas de la época del exilio13,
bitar en la casa de Yahveh, es el que ante la corrupción escandalosa de
practica la justicia: «El que camina en Judá y luego ante la catástrofe nacio-
la justicia y habla rectamente, el que nal del destierro, condenan el peca-
rechaza una ganancia arrancada a do del pueblo y de sus jefes y de-
la fuerza, el que sacude su mano para nuncian la desaparición de la fideli-
no aceptar el soborno, tapa sus oí- dad comunitaria. Es el caso de Jere-
dos para no oír intrigas de sangre y mías, que reprocha con toda severi-
cierra sus ojos para no ver el mal; dad al rey Joaquín porque como ca-
ése morará en un lugar excelso» (Is beza del pueblo «ha edificado su casa
33,15-16; cfr. Ez 18,5-9). Isaías de- (su linaje y su país) sin justicia y sus
nuncia la descomposición de Jeru- pisos sin derecho» (22,13ss), de ma-
salén: corrupción, asesinatos, explo- nera muy diferente a su padre Josías
tación del pobre, no se hace justicia que «practicaba la justicia y la equi-
al huérfano ni a la viuda. «¡Cómo se dad… juzgaba la causa del cuitado y
ha hecho adúltera la villa real! Sión del pobre» (v.v. 15-16).
estaba llena de equidad, justicia se
albergaba en ella, pero ahora asesi- Jeremías es el símbolo del justo que
nos. Tu plata se ha hecho escoria. por su justicia y por su crítica des-
Tu bebida se ha aguado. Tus jefes, carnada de la infidelidad es perse-

13 El exilio o destierro constituyó para Israel la mayor de las desgracias: una parte importante de la población, entre la cual
estaban principalmente los líderes políticos y religiosos, fue llevada cautiva a Babilonia por el rey Nabucodonosor a
comienzos del silgo VI a. C. Allí permaneció durante cincuenta años: sin rey, sin tierra, sin templo, sin autonomía como
pueblo.

14
guido y torturado; ante la contu- El segundo y el tercer Isaías contri-
macia del pueblo, el profeta ve im- buyen de manera decisiva en la in-
probable la conversión de Judá y troducción de esta perspectiva: Dios
empieza a plantear que la justicia quiere engrandecer la torah-orden
sólo puede ser obra de Dios a tra- nuevo; al decir de Bonora (1988, p.
vés de su Mesías: él restablecerá la 986-987) «este es el sueño de Dios,
justicia y el derecho: «Mirad que su voluntad: que su acción salvífica,
días vienen –oráculo de Yahveh- dirigida a crear una sociedad nueva
en que suscitaré a David un Ger- (justicia), se concrete en la historia
men justo: reinará un rey pruden- visiblemente; por eso ha dado a Is-
te, practicará el derecho y la justi- rael la torah, una ordenación comu-
cia en la tierra…» (Jer 23,5). La es- nitaria nueva».
peranza defraudada en que Judá
se convierta y restaure la justicia, Por eso, entre los principales rasgos
se va transformando en la espe- del Mesías, está la justicia y la res-
ranza de que Dios regale como un tauración del derecho: el Mesías
don le convivencia comunitaria de- «lealmente hará justicia, no desma-
bidamente ordenada 14. yará ni se quebrará hasta implantar
en la tierra el derecho» (Is 42,3-4).
De esta forma, se va creando la Ya al proto Isaías había señalado lo
convicción de que la sociedad mismo: el Mesías «juzgará con justi-
nueva cimentada en la justicia no cia a los débiles y sentenciará con
puede ser más que fruto de la in- rectitud a los pobres de la tierra…
tervención salvífica de Dios15. En justicia será el ceñidor de su cintu-
el clima del exilio se va elaboran- ra…» (Is 11,4.5).
do la perspectiva escatológica de
la justicia: será obra de Dios y La reflexión sapiencial explicita un
sólo será realidad al final de la his- elemento nuevo en la teología de la
toria. Esta escatologización de la justicia: ante la desilusión frente a la
justicia jugará un papel muy im- posibilidad de que los reyes huma-
portante en la elaboración pos- nos instauren la justicia, se procla-
terior de la teología de la justicia ma que Dios es el único rey justo
y llegará a constituir un rasgo ca- (Sal 4,2; 103,6; 35,28), y su justicia
racterístico de la reflexión siste- «es la fuente de una vida individual
mática posterior. y comunitaria próspera, buena, fe-
14 «La convivencia comunitaria debidamente ordenada, la lealtad y la solidaridad aparecen como un don salvífico del Dios
justo». BONORA, p. 986.
15 «Así pues, se fue haciendo cada vez más clara en los profetas la convicción de que una sociedad nueva, es decir, la justicia,
no puede ser más que el fruto de una intervención salvífica de Dios» BONORA 1988, p. 986.

15
liz» (Bonora, 1988, p. 987). Pero la jus- discernimiento y recta comprensión
ticia divina que resplandecerá en el de las relaciones comunitarias.
pueblo de la alianza no se refiere pri-
mordialmente a una justicia EL NUEVO TESTAMENTO
distributiva sino a la función que
Yahveh ejerce liberando a los débiles, La predicación de Jesús: en Mateo,
a los oprimidos y a los pobres; se ro- la justicia consiste en hacer la vo-
bustece, en consecuencia, la idea de luntad del Padre (7,21.24.26). Pero
que Dios es el garante de los dere- no se trata sólo de una obligación
chos de los pequeños y las víctimas e religiosa, sino que implica creer en
intervendrá para hacer justicia, esto el anuncio de Jesús y ponerlo en
es, para reivindicarlos en medio de un práctica. «Para Mateo, la justicia es
mundo que los ha maltratado. querer vivir como Jesús en una so-
ciedad nueva, en la que la regla es
Por ello, la literatura sapiencial iden- Jesús mismo. El camino de la justi-
tificará la justicia con la sabiduría: la cia es por tanto una nueva ordena-
sabiduría es la cualidad característi- ción social, que se contrapone a to-
ca del rey, pero deberá ser poseída dos los proyectos humanos de so-
por todos los miembros del pueblo ciedad» (Bonora, 1988, p. 990.); la
para que, conociendo con el saber justicia es el camino comunitario nue-
mismo de Dios y aprendiendo a vo de aquellos que siguen a Jesús.
discernir justamente, actúen confor-
me al derecho. En efecto, la ofusca- En las bienaventuranzas, la justicia
ción del entendimiento por la infi- ocupa un lugar de importancia: «En
delidad, es decir, por darle la espal- la cuarta bienaventuranza Mateo
da a Dios y a su sabiduría, ha sido insertó su tér mino clave
la causa de la incapacidad para sa- δικαιοσυνε, como objeto de te-
ber qué es la justicia hasta el punto ner hambre y sed. Hay tres posibili-
de «acechar al justo porque resulta dades exegéticas: δικαιοσυνε
incómodo», esto es, de perseguirlo, puede designar 1. una conducta
condenarlo y declararlo infame. Pero humana, 2. un don divino o poder
llegará el día en que Yahveh les re- de Dios, 3. en la combinación de
galará la sabiduría para que conoz- ambas interpretaciones, el orden de
can con el conocimiento justo de la alianza de Dios como don y ta-
Dios y se comprometan con la jus- rea» (Luz, 2001, p. 293-294).
ticia. Si notamos bien, con la re-
flexión sapiencial se está afianzan- El exegeta Ulrich Luz, de confesión
do la concepción de la justicia como evangélica, dice que «la alternativa tie-

16
En su comentario a Mt 5,10, el au-
tor completa su percepción:
«δικαιοσυνε designa una conduc-
ta humana. Sólo por una conducta
humana –y no por simple anhelo
de justicia (divina)- se puede ser
perseguido. La justicia implica la
praxis cristiana y la profesión de fe
en Jesús: la persecución por la justi-
cia en v. 10 y la persecución por ‘mi
causa’, for mulada también
redaccionalmente en v. 11, se inter-
pretan recíprocamente: la confesión
de Cristo se manifiesta en las obras
(7,21-23; 25,31-46)»( Luz, p. 300).

Son, por tanto, «dichosos» los que


tienen hambre y sed de justicia, es
decir, los que se comprometen con
la justicia, pertenecen al nuevo or-
ne que resolverse claramente, a mi den que Jesús ha inaugurado y per-
juicio, a favor de la primera exége- tenecerán también en el futuro es-
sis: la antiguoeclesial-católica . El tér- catológico al Reino consumado: aun
mino δικαιοσυνε puede entender- en medio de la persecución y vícti-
se en todos los pasajes mateanos mas de la injusticia, ellos pueden ale-
como conducta humana y en algu- grarse porque Dios está con ellos y
nos tiene que entenderse así» (Luz, garantiza que su causa triunfará so-
2001, p. 294). El tener hambre o sed bre la injusticia de los opositores al
puede significar tanto ‘anhelar’ reino. Si asociamos estas
como ‘esforzarse por’, de acuerdo bienaventuranzas con la del versí-
con textos tanto judíos como culo 5,7, podremos concluir que tra-
helenísticos; «de este modo se man- bajar por la justicia y por la paz son
tiene la estructura actitudes correspondientes: la paz
veterotestamentaria de la ‘justicia’: es fruto de la justicia, de la que Dios
justicia es la conducta ordenada por regala como un don y de aquella con
Dios en virtud de la alianza» (Luz, la que se comprometen los discípu-
2001, p. 295). los de Jesús.

17
En Marcos no está presente el con- Para S. Pablo, la justicia de Dios es
cepto de justicia y en Lucas significa la acción salvadora a favor de los
el que es fiel a la comunión con Dios hombres; la salvación no es conquis-
y con los hermanos. En el tercer ta humana, sino gracia; el Dios de
evangelio, Jesús es reconocido como Jesucristo no es un Dios que exige,
«un hombre justo» por el centurión premia y castiga, sino un Dios que
que observa sorprendido su muerte da y perdona. La fe es depositarse
a manos de las autoridades judías y confiado en Dios y acogerlo como
romanas (Lc 23,47). Pero es impor- salvador. Pero esa justificación no
tante notar que en Lucas hay una sólo es una declaración, sino que
crítica a la situación de inequidad en implica al don del Espíritu que nos
la posesión de los bienes materiales transforma. «La justicia de Dios es
y una especie de reivindicación del la voluntad eficaz divina de una li-
derecho de los pobres a alcanzarlos, beración integral del hombre con
a tal punto que en el discurso de las vistas a una comunión con Dios y
bienaventuranzas (Lc 6; el discurso con los hermanos. Justificados, los
aparece, como vimos, en Mateo 5) cristianos forman una sociedad nue-
llama «dichosos» pobres (6,20) y ad- va y visible, el cuerpo de Cristo…
judica por el contrario un «ay» a los Como cuerpo de Cristo y como es-
ricos (6,24); el evangelio tiene como posa suya, la comunidad cristiana
destinatarios privilegiados a los po- debe vivir nuevas estructuras de re-
bres (Lc 4,18) y ellos, en la persona laciones entre los cristianos y de és-
de los pastores16, son los que reciben tos con el resto de la humanidad»
la primicia del nacimiento de Jesús (Bonora, 1988, p. 992).
(Lc 2,8ss). Igualmente, en el cántico
que pone en boca de María de Los rasgos de esta comunidad son
Nazareth (Magnificat), describe la descritos por Pablo en muchos tex-
grandeza de Dios y las señales de su tos, pero sobresale Rom 12,9-21.
intervención salvadora como reivin- Pablo insiste que los creyentes de-
dicación de los pobres y los humil- ben vivir sin «acomodarse a este
des: «…dispersa a los soberbios de mundo» (12,2), vivir en el Espíritu y
corazón y enaltece a los humildes, a no en la carne (Gal 5,13-25). Pablo
los hambrientos los colma de bienes conserva también el sentido hebreo
y a los ricos los despide vacíos…» de justicia como fidelidad, solidari-
(Lc 1,46ss). dad y lealtad con la comunidad,
16 En la «pirámide social» israelita, los pastores ocupaban el último lugar; por ello son prototipo de los pobres o, mejor, de
los ‘postergados’, como bien señala Fitzmyer 1986, p. 194-207. El tercer evangelista (Lucas) presenta a Jesús como aquél
en quien se cumple la justicia de Yahveh: él, por fin, es decir, en los últimos tiempos, hace justicia a los que han sido
maltratados y desconocidos.

18
«pero con una fuerte acentuación pensas de su precaria forma de co-
ontológica y una insoslayable refe- nocer y desvirtuaron así el sentido
rencia a la acción salvífica de Dios auténtico tanto del mundo como
en Jesucristo» (Bonora, 1988, p. 993). del ser humano. La justicia-injusti-
cia aparece, entonces aquí, en la lí-
Los creyentes, es decir, los que han nea de la reflexión sapiencial: la jus-
aceptado el proyecto de Jesús y se ticia es el sano criterio para discer-
han acogido a la salvación ofrecida nir y apreciar la grandeza del ser
por él, sólo viven ya para Dios: han humano y la divinidad de Dios; re-
roto con el mundo y con su lógica, y nunciando a ella, no sólo se han ce-
por tanto se han comprometido con rrado al conocimiento de Dios, sino
la «nueva lógica» de la justicia de al conocimiento auténtico del hom-
Dios; «han entrado al servicio de la bre y al reconocimiento de su dig-
justicia» (literalmente, «esclavos» de nidad y grandeza, y por ello se han
la justicia en el sentido de que ya no envilecido: sin justicia, se pierde no
son esclavos-servidores del mundo sólo la noción de Dios sino la no-
injusto, sino que han aceptado otro ción de lo humano.
«Señor»: el Dios de la justicia; Seebass,
1983, p. 409). Concluye Bonora con una síntesis
del concepto bíblico de justicia:
En la carta a los Romanos Pablo «…la justicia es la garantía de un es-
expone el fundamento de la justifi- pacio de relaciones que edifican y
cación y de la revelación del Padre conservan la comunión-comunidad
en Jesucristo. Señala el apóstol que de los hombres con Dios y entre sí.
«la cólera de Dios se revela desde el Por tanto, la justicia de Dios coinci-
cielo contra toda impiedad e injus- de con su acción salvífica, median-
ticia de los hombres que aprisionan te la cual Dios crea su familia y la
la verdad en la injusticia»; la razón sociedad nueva de los que creen en
de ese aprisionamiento es que los él, haciéndolos justos, es decir, ca-
romanos pudieron conocer a Dios paces de comunión, liberándolos del
por la creación; pero su razonamien- pecado que es egoísmo y violencia,
to se ofuscó y su conocimiento se impedimento para la comunión con
entenebreció, es decir, no acepta- Dios y con los hermanos» (Bonora,
ron saber con la sabiduría de Dios, 1988, p. 993).
sino que divinizaron la naturaleza y
las obras de las manos humanas: de La justicia es, por lo que vemos, un
esa forma, en lugar de saber con la compromiso de todos los discípu-
sabiduría de Dios, quedaron a ex- los de Cristo y de la comunidad

19
eclesial. Una observación adicional El Siervo-Jesús es la revelación de
debe ser tenida en cuenta en nues- la justicia divina, anunciada por los
tras reflexiones: profetas; en él se ha ensañado la
crueldad de un mundo injusto, de
La obra, pasión y muerte de Jesús se una forma extraordinaria, así como
comprendió en la primitiva comuni- tantas veces el sistema de injusti-
dad cristiana y en su teología, a la luz cia ha molido a los pobres y a los
de la figura del «justo perseguido», a oprimidos; las consecuencias de un
la que hicimos breve alusión cuando mundo injusto, que acumula injus-
hablamos de Jeremías, y a la luz de ticias tantas y tan brutales, es la
los poemas del Siervo de Yahveh: muerte: esa muerte es la que Jesús
Jesús es el justo, la manifestación ple- ha asumido para liberar al mundo
na y definitiva de la justicia divina de las consecuencias de su propia
regalada a la humanidad como un injusticia. Por eso «en sus llagas
don; pero el mundo, entendido hemos sido curados». Ahora se tra-
como el sistema que se cierra en su ta de que, redimidos y liberados,
injusticia, no sólo lo rechaza sino que arrancados de las fauces agresivas
lo ejecuta como un «no justo», como y codiciosas de la «amartiosfera»17,
un criminal; su muerte representa, que como una fiera nos aprisiona-
entonces, la recusación obstinada y ba, nos comprometamos con la
enceguecida de la justicia divina, el justicia otorgada por Dios como
colmo de la injusticia del mundo. Je- un regalo que ha de ser desplega-
sús carga las consecuencias de la in- do en la sociedad.
justicia, como el Siervo de Yahveh:
«Despreciable y desecho de los hom- LA PRIMERA
bres, varón de dolores y sabedor de COMUNIDAD CRISTIANA
dolencias, como uno ante quien se
oculta el rostro, despreciable, y no le La justicia y sus implicaciones, fue
tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran vivida en el seno de la primera co-
nuestras dolencias las que él llevaba y munidad cristiana en la forma de
nuestros dolores los que soporta- solidaridad, en la actitud de compar-
ba!… Él ha sido herido por nuestras tir los bienes y en la valoración
rebeldías, molido por nuestras culpas. novedosa de las relaciones entre los
Él soportó el castigo que nos trae la creyentes. El creyente sabe que es
paz y con sus cardenales hemos sido un «hermano» y que por tanto debe
curados» (Is 53,3-5). ser solidario con los más pobres,
17 Este concepto es de José María González Ruiz; proviene de la expresión griega amartía (pecado): el pecado se ha
enseñoreado a tal punto del mundo, que ha constituido una especie de «sistema» con sus leyes, poderes y lógicas; este
sistema aferra y envuelve a los seres humanos de tal manera que los pone al servicio del mal, de la injusticia.

20
compartir los bienes y evitar que los ración de la esclavitud como insti-
más pobres pasen penurias, y tratar tución (o como forma de organi-
de forma diferente tanto a los po- zación social), pero sí una transfor-
bres como a los esclavos. La comu- mación radical de la condición de
nidad cristiana aparece así como amo y de esclavo.
una pequeña sociedad alternativa
que, a diferencia del mundo circun- LA TEOLOGÍA MORAL
dante, el imperio de nobles y plebe-
yos y la sociedad desigual e Es suficientemente conocido el
inequitativa, vive en su seno la fra- pensamiento de los Padres de la
ternidad18, la caridad y la justicia. Iglesia sobre la justicia como exi-
gencia de la caridad. Compartir los
La primera comunidad, tan peque- bienes es una demanda de la cari-
ña en el inmenso y apabullante dad y de la justicia; desde esas
mundo imperial, no pretende cam- mismas exigencias pierden legiti-
biar la sociedad entera ni inspirar midad la opresión, el atropello, el
un nuevo modo de organización abuso de autoridad y la inequidad.
de esa sociedad en su conjunto, No hay propiamente una elabo-
pero sí vivir de una manera distin- ración sistemática de una reflexión
ta en conformidad con el precioso sobre la justicia; ésa será obra de
don divino de la justicia; funciona, la Edad Media.
al decir de Schillebeeckx (1982, p.
545-546) como «un huerto» sepa- La teología moral construyó el
rado en el que florece un nuevo tipo concepto de justicia en la Edad
de relaciones. El esclavo Onésimo Media a partir de la elaboración
(véase la carta de Pablo a Tito, ver- greco romana de la justicia. Las
sos 8-21) sigue siendo esclavo, pero limitaciones de la época no per-
ahora ya no es tratado como es- mitieron recoger toda la riqueza
clavo sino como hermano; a su vez, del pensamiento bíblico y una
él no mira al amo como dueño, sino sobrevaloración del pensamiento
igualmente como hermano; no era jurídico y filosófico condujo a una
posible en el momento, conceptualización valiosa pero
culturalmente hablando, una supe- ahora insuficiente.
18 «Estos cristianos (de la primera época) ven claramente que ‘llevar una vida santa y buscar en primer lugar el reino de Dios’
no es sólo una cuestión intimista ni significa meramente una renovación interior (aunque a menudo se interpreta el
Nuevo Testamento en términos de salvación individualista)… En este sentido, los cristianos interpretaron correctamente
el anuncio de Jesús sobre el reino inminente de Dios. Sin embargo, las circunstancias no consentían a esta minoría
cristiana modificar, ni siquiera parcialmente, la estructura social de la época. Se suele olvidar, sin embargo, que los
cristianos lo hacen siempre que pueden, es decir, dentro de su comunidad. La construyen como una nueva sociedad, con
estructuras y relaciones justas, donde deben quedar superadas las desigualdades entre hombre y mujer, judío y no judío,
esclavo y libre… Los cristianos neotestamentarios quieren construir realmente un mundo nuevo en el ámbito reducido
de sus propias comunidades». Schillebeeckx, 1982, p. 545-546.

21
La justicia se divide en general o bienes; la praxis no puede ser sólo
legal y particular, puesto que la re- un hábito personal ni tampoco
lación con el otro se produce sólo una praxis social, sino un tra-
como miembro de una comuni- bajo por la construcción de una
dad o como individuo. La justicia sociedad más equitativa.
particular puede ser conmutativa
(la relación de los individuos en- LA JUSTICIA EN
tre sí) o distributiva (las relacio- LA DOCTRINA SOCIAL
nes del todo social con los indivi- DE LA IGLESIA
duos). Amparado en el principio
de que el bien común prima so- El corpus doctrinal que llamamos
bre el particular, S. Tomás da la doctrina social de la Iglesia es de
primacía a la justicia legal sobre la origen relativamente nuevo. Usual-
particular. Tomás marcó profun- mente se coloca el inicio de esa ela-
damente el pensamiento de los boración en la encíclica Rerum
autores morales sobre la justicia y Novarum del Papa León XIII. En
el derecho (de justitia et de iure). relación con la justicia, se pueden
distinguir tres momentos funda-
Mifsud (1994) señala que hay unos mentales. Es necesario advertir que
factores que han provocado un re- la aparición de ese corpus doctrinal
planteamiento de la perspectiva significa ya el reconocimiento de la
aristotélico tomista: la preponde- insuficiencia de la teología moral tra-
rancia otorgada a la justicia dicional en relación con el tema de
conmutativa sobre la distributiva, la justicia: ya no es sólo una virtud
la tendencia a considerar lo justo personal ni se reduce a la clásica dis-
en relación con el orden existen- tinción entre justicia general o legal
te, la visión excesivamente jurídi- y particular, con sus dos formas de
ca (todo ello, característica del pen- justicia conmutativa, distributiva.
samiento tomista) y la compleji- Han surgido problemas nuevos, ta-
dad del mundo contemporáneo. les como la cuestión obrera, la difu-
El pensamiento contemporáneo sión del marxismo como propues-
interroga: la voluntad no puede ser ta de una forma de organización de
sólo la individual sino también la la sociedad, el capitalismo salvaje, los
de la sociedad y del Estado; el «de- nuevos conflictos tanto internacio-
recho suyo» (ius suum) no es sólo nales como intranacionales y, pos-
el ya poseído, sino aquél al que tie- teriormente, la cuestión de las rela-
ne derecho en razón del principio ciones internacionales y el
de la destinación universal de los neoliberalismo. Todo eso hace de la

22
justicia una cuestión de mayor en- Los tres momentos a que hacemos
vergadura y transforma nuestra per- relación son, en primer término, el
cepción de la misma. que va desde el inicio de la doctrina
social con León XIII hasta la segun-
Al decir de Campanini (1982, p. da guerra mundial; en esta reflexión
213), son tres los aspectos que han se identifica la justicia social con la
determinado una renovación de la justicia distributiva y legal: regula las
teología de la justicia y la superación relaciones entre los superiores y los
de la noción clásica de la misma: por súbditos dentro de una nación o
un lado, la relacionada con el con- Estado; no se advierte que la justicia
cepto de la «voluntas», que ya no es trasciende los estados y tiene que ver
sólo la voluntad de cada individuo, con las relaciones internacionales y
sino la de la sociedad en su conjun- tampoco su conexión con el con-
to; en segundo lugar, «un examen cepto de solidaridad.
nuevo del concepto de suum, que
no es ya solamente aquello a lo que Esta estrechez se superó «después
cada uno ‘tiene derecho’ en cuanto de la segunda guerra, durante los
que lo posee y se le reconoce como últimos decenios, ligado sobre todo
poseído, sino también a lo que cada a los grandes progresos que se han
uno debería tener o poseer para ser efectuado al menos en cuatro (tres)
completamente persona y para con- terrenos: en los medios de comuni-
tribuir a determinar un orden social cación social… en una nueva men-
auténticamente justo» y en tercer talidad, que considera nuestro glo-
lugar, «una comprensión más pro- bo como una ‘aldea’, como una sola
funda de la última finalidad de la jus- casa para todos los hombres… en
ticia» en la línea de la convivencia la sensibilización de la Iglesia por el
civil. problema de la ‘justicia social’, con
acentuaciones siempre nuevas de su
De esta forma, la justicia empieza a doctrina social que, superando los
definirse como «el cumplimiento confines de las naciones y de los
concreto en una situación determi- continentes, hizo que no sólo los
nada de la exigencia fundamental de cristianos, sino toda la humanidad
afirmar la dignidad y el derecho de de buena voluntad vea y reconozca
la persona y de contribuir simultá- la Iglesia católica como guía en este
neamente a la satisfacción de las terreno» (Fucek, 1990, p. 808.). Es
necesidades de la humanidad»19. el segundo momento.

19 DÍEZ ALEGRÍA, citado por CAMPANINI, 1982, p. 213.

23
El tercer momento lo constituye el es una cuestión que implica las es-
magisterio de Juan Pablo II y los do- tructuras sociales, las relaciones en-
cumentos de las Conferencias tre las naciones, las consecuencias
Episcopales después del Concilio Va- del desarrollo tecnológico, el
ticano II, especialmente los de los macroproblema de los modelos eco-
obispos latinoamericanos. Como nómicos y de la participación políti-
cuestiones centrales de esta etapa ha- ca de los ciudadanos.
bría que señalar las relacionadas con
el trabajo humano, la pauperización La teología y la pastoral de la justicia
de miles de seres humanos, las hoy debe hacerse en el marco más
inequitativas relaciones entre los paí- amplio de los principios fundamen-
ses que nos presenta el panorama tales de la doctrina social de la Igle-
doloroso de naciones sia: la dignidad de la persona huma-
superdesarrolladas y subdesarrolladas, na, la igualdad fundamental de los
el despertar de los oprimidos y la or- seres humanos, la subsidariedad, el
ganización de los pobres para recon- destino universal de los bienes, el
quistar sus derechos, la guerra fría y desarrollo como nuevo nombre de
su replanteamiento después de la caí- la paz y la fecunda reflexión sobre la
da del muro de Berlín, la poderosa libertad y la liberación.
influencia del marxismo y posterior-
mente su disolución con la conse- En la teología de la justicia es impor-
cuencia de que queda un sistema que tante, digámoslo finalmente aunque
pretende ser el fin de la historia, el sólo sea una breve mención, reco-
neoliberalismo. Por otro lado, las nue- ger dos intuiciones fundamentales de
vas formas de injusticia, relaciona- la escritura: por un lado, la dimen-
das con la amenaza de la vida de los sión escatológica de la fe cristiana que
que aún no han nacido, la reivindi- confiesa que la justicia plena viene
cación de los derechos de la mujer y de Dios y que sólo se realizará total-
de las minorías, el desplazamiento mente en el horizonte del reino con-
forzoso y, de manera relevante en sumado; esta perspectiva convierte
este complejo contexto, la cuestión a la comunidad eclesial en una ins-
de las víctimas. tancia crítica que, sin marginarse del
compromiso con la excusa de que
La justicia ya no es sólo una virtud «la meta no está en esta tierra, es un
personal que afecta las relaciones más cielo que está más allá», somete todo
o menos inmediatas, ni se reduce en sistema y toda realización provisio-
el campo social a los deberes del Es- nal de la justicia por perfecta que ella
tado con los más pobres; la justicia sea, a la evaluación crítico-profética

24
que cuestiona, lanza hacia un futuro 1. La implementación de los mo-
mejor y transforma. delos económicos

Por otro lado, la comprensión de la Me refiero al hecho de que la cues-


justicia como un saber que discierne tión de la justicia no se refiere única-
con el saber de Dios y no sólo con el mente a la que tiene que ver con las
saber de los hombres, como una cla- relaciones entre individuos, sino que
ve hermenéutica que nos permite hoy reviste un carácter de mucho
conocer la hondura de la dignidad mayor alcance: hay proyectos eco-
del ser humano; esto nos permite nómicos que encierran dentro de su
proclamar a los creyentes que una propia lógica la exclusión y la
justicia entendida sólo como obra de inequidad. Proyectos regulados por
los hombres es insuficiente, puede unas reglas de juego tales que los
convertirse en sistema autoritario y pobres pierden y los propietarios
sin la referencia teológica, es decir, ganan; que se institucionaliza la
sin Dios, pierde su autenticidad en inequidad como algo normal y ne-
el sentido de que cuando una socie- cesario. Por ello, la cuestión de la jus-
dad pierde la noción de Dios, pierde ticia implica una visión crítica de ta-
la noción de sí misma y de la digni- les modelos y la imaginación creativa
dad del ser humano. Eso nos per- de modelos no excluyentes. Esta ta-
mitirá a los creyentes (de cualquier rea tiene en las universidades, y en
confesión o religión) reclamar, en la particular en las universidades católi-
discusión sobre la justicia y en la cas y sus facultades de economía,
praxis de la justicia, un legítimo lugar una prioridad indiscutible.
porque poseemos una sabiduría que
de veras aporta a la construcción de 2. El conflicto armado, la búsqueda
un mundo más humano. de la paz y la solución pacífica de
los conflictos
LAS TAREAS 3. La reconciliación sobre la base de
DE LA COMUNIDAD la búsqueda de la justicia, el res-
ECLESIAL HOY peto a los débiles y la reparación
de las víctimas
No será posible hacer un desarrollo 4. La cuestión de las víctimas
amplio de este tema. Sólo presento
algunas consideraciones relacionadas La descomposición y las atrocidades
con nuestro contexto regional y con que reviste la acción armada de los
la responsabilidad de las comunida- grupos guerrilleros ha llevado a algu-
des eclesiales: nos reducir el problema a un asunto

25
de orden público o delincuencial. No 5. La participación política: la me-
obstante, sigue siendo cierto que en diación política de la justicia
la raíz de este problema está la situa- 6. La cultura ciudadana y la construc-
ción de injusticia, inequidad y violen- ción de una sociedad civilizada
cia institucionalizada. Ser agentes de
la paz implica, por tanto, la búsqueda En consonancia con los plantea-
de la justicia: tal como hemos apre- mientos anteriores, la cuestión de la
ciado en el recorrido por la sagrada justicia, que continúa indudable-
Escritura y el pensamiento social cris- mente siendo también un asunto de
tiano, la paz (shalom) supone la cons- las relaciones entre las personas, ad-
trucción de condiciones de equidad quiere un carácter político: no es
y justicia en la sociedad. posible garantizar la justicia sin abor-
dar sus implicaciones políticas, esto
La reconciliación y, en su marco, to- es, las atinentes a un nuevo ordena-
dos los proyectos de diálogo, han de miento de las relaciones económi-
inspirarse en la voluntad de hacer la cas y sociales.
justicia. Si bien es cierto que la vio-
lencia y la guerra son responsabili- 7. La comunidad eclesial como sig-
dad de los agentes armados, no es no de comunidad justa
menos cierto que también es respon- 8. La pastoral social
sabilidad de quienes, aun sin empu- 9. El anuncio de la justicia
ñar fusiles, con su actitud de defensa 10.La opción preferencial por los
insensata de sus privilegios, mantie- pobres y los procesos de
nen situaciones de injusticia que son pauperización
el terreno abonado para las «revolu-
ciones explosivas de la desespera- Finalmente, la cuestión de la justicia
ción» (Medellín, Paz, Nº 17)20. para los creyentes, implica construir
en el seno de las comunidades
Por otro lado, en el conflicto arma- eclesiales unas relaciones de equidad
do está un sinnúmero de víctimas y solidaridad que las constituyan en
sin poder que reclama la reparación. modelo y anuncio del mundo que
El evangelio de la justicia llama de queremos construir. A estas comuni-
manera especial a los creyentes a dades les corresponde desarrollar una
constituirse en defensores de las víc- pastoral social de gran alcance, que
timas y reivindicadores de sus de- incluya la lucha por la justicia, la de-
rechos vulnerados. fensa de los derechos de todos, en
20 Es el documento de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en el cual están contenidas sus
conclusiones. Todo el documento «Paz» y el que aborda el tema de la justicia, ofrece reflexiones sumamente ricas sobre
el tema.

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particular de los más pobres; la for- sombras, la promesa del Señor se
mación política de los creyentes para cumplirá: «Saldrá un vástago del
que ejerzan su derecho y deber de tronco de Jesé, y un retoño de sus
participación con inteligencia y firme- raíces brotará. Reposará sobre él el
za. En este sentido, cobra especial espíritu de sabiduría e inteligencia…
importancia el criterio evangélico de Justicia será el ceñidor de su cintura,
preferencia por los pobres, las vícti- verdad el cinturón de sus costados.
mas y los débiles. Serán vecinos el lobo y el cordero, y
el leopardo se echará con el cabrito,
El compromiso con la justicia impli- el novillo y el cachorro pacerán jun-
ca el cuestionamiento vigoroso de tos, y un niño los conducirá… Na-
toda agresión, exclusión e inequidad. die hará daño, nadie hará mal en mi
Pero es también anuncio gozoso que santo Monte» (Is 11,1-2.5-6.9).
llena de esperanza y consuelo, que
pacifica y desarma los espíritus, que A manera de conclusión, dejemos
infunde confianza y pureza de cora- que nuevamente resuene la Palabra
zón: el anuncio gozoso de que, no del Señor, para que inspire nuestro
obstante los signos dolorosos y las compromiso con la justicia:

«Vuestras manos están de sangre llenas: lavaos, limpiaos,


quitad vuestras fechorías delante de mi vista,
desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien
buscad lo justo, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda ...»
(Is 2,16-17).

Para que «fluya, sí, el derecho como agua y la justicia como arroyo perenne»
(Am 5,24).

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NOAMERICANO. La Iglesia en la actual transformación de América Latina
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