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El Héroe, su amada y sus demonios.

El Héroe caminó durante nueve días al Sur.

Su amada estaba extraviada hacia el Este, Sola por cinco días

Al jinete le tomó dos días a caballo encontrarla caminando sin rumbo al Sur.

Atrajo su atención tratando de regresar con ella al Oeste durante tres días.

Del Sur vio venir dos jinetes perdidos, buscando un lugar donde sea seguro acampar.

Optó por acompañarlos por tres días, regresando al Este.

Dos días después, camino al Sur, los jinetes se separaron del Héroe, los jinetes tomaron el camino del
Oeste y el jinete el camino del Este.

Durante dos días el Héroe con su amada se dirigieron al Este, esperando encontrar su destino.

A los dos días, se dieron cuenta que estaban dirigiéndose al Sur y recordaron ver una vieja abadía
camino al Oeste desde donde estaban.

Dos días después, viajando al Oeste, encontraron la viaje abadía. Al entrar les ofrecieron posada y
agua, lograron descansar.

Llegaron dos forasteros del Sur, de igual manera esperando ser ayudados, Pero por su aspecto solo les
dieron un consejo. Y les mandaron del lugar. Estos forasteros se dirigieron hacia el Sur, los monjes
advirtieron al Héroe que no deben ir para ahí, ya que podría correr riesgo su amada.

Decidieron los dos, tomar camino al Este, esperando llegar pronto a su castillo.

Durante dos días se dirigieron al Sur, pues el camino serpenteaba la montaña que los llevaría de regreso
a casa.

Al segundo día de caminar al Este escalando la montaña, el Héroe y su amada divisaron un campamen-
to de Trolls hacia el Norte desde lo alto de la montaña.

Creyeron que sería mejor idea ir dos millas al sur por los bosques, para bordear.

Al llegar al final del bosque, se encontraron finalmente con el río, que sabían que viajando durante dos
días al Oeste, podrían cruzar a salvo las aguas.

Al llegar al puente, divisaron cuatro guerreros que venían del sur, supusieron que por su aspecto
habrían eliminado cualquier mal de todo su camino, y que no correrían riesgo alguno al cruzar el río
ahora ellos.

Luego de haber cruzado las aguas, decidieron ir a la vieja taberna de Alkeron, que se encontraba dos
kilómetros al Oeste desde donde estaban, justo en el cruce de caminos mercantil que venía del mercado
del Norte.

A la Mañana siguiente, el Héroe y su amada decidieron ir al sur, pues su castillo se encontraba hacia
allá, sabían que si se dirigían al Sur por un día.

Y luego viraban al Oeste durante cinco días más, volverían al camino del sur que los regresaría a su
ruta.

Efectivamente, el Camino fue encontrado y lo tomaron nuevamente dos días al Sur desde donde
estaban.

Del Este vieron aproximarse un grupo de cinco enanos, que advirtieron al Héroe que el camino al Sur
estaba bloqueado, Y que si quería llegar al castillo, debería ir por donde ellos han venido. Decidieron
escuchar a los enanos, pues ellos saben mucho de bloqueos, y una advertencia de su parte era de mucha
utilidad.

Al tomar el trayecto que los enanos advirtieron, se dieron cuenta que efectivamente existía un sendero
que bordeaba desde donde ellos vinieron, y que si viajaban durante cuatro días al Sur, podrían casi
estar en la entrada del castillo.

Pasados los días de viaje al sur, el Héroe y su amada finalmente podían ver el castillo a la distancia y
yendo colina abajo por dos kilómetros hacia el Este, llegarían a la entrada Norte de la fortaleza.

Cinco Hombres huían del Norte hacia la dirección del Héroe, tenían una mirada de terror en sus ojos, y
lo único que repetían era que por causa de que el Héroe dejó su castillo, un mal terrible ha azotado
estas tierras. Un demonio devorador de sangre y con aspecto espantoso ha estado haciendo rituales
para lograr apoderarse de este lugar. El demonio había traído con él un grupo de monjes, los cuales
estaban negociando la vida eterna con este demonio a los aldeanos, y muchos de ellos ya habían caído
ante sus chantajes.

El Héroe dejo a su amada con aquellos hombres, que ofrecieron cuidar de ella mientras él se encargaba
de este demonio. El Héroe cargó con furia ante ellos. Cuando parecía haberlo conseguido, no se percató
de que dos de los esbirros más poderosos de este demonio habían sido enviados al Este, y ahora estaban
de regreso. Atacaron al Héroe y casi inconsciente, lo llevaron ante la presencia de su amo, donde sería
torturado y chantajeado con la finalidad de que sea el sirviente de este demonio en estas tierras que
ahora le pertenecían. Sus últimas palabras fueron ¡Si amo Daegon!

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