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(Organizacion de los Estados Americanos y el Prograna de Naciones Unidas para el Desarrollo( OEA-
PNUD),Nuestra Democracia, Fonde de Cultura Econimica Mexico,)
Según la oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito ( UNODC) por sus siglas en inglés,
el 36% los homicidios a nivel mundial se producen en las Américas. ("Global Study on Homicide
2013",pags.33 y 34.).
De la región de América latina solo argentina, México, Bolivia, Chile, Costa Rica, Nicaragua, Perú y
Uruguay, tienen tasas nacionales por debajo de os 10 homicidios por cada 100.000 habitantes ,aunque
la tasa se incrementa en función de la localidad, área del país. (PNUD,Informe Regional de Desarrollo
Humano, Seguridad Ciudadana con Rostro Humano,Diagnostico y Propuestas para America
Latina,pag.48, 2013-2014.) .
Ante tal contexto en oren global y continental, según un “Ranking” de las ciudades más violentas del
mundo, la abrumadora mayoría de ellas (47 de un total de 50) se ubican en el continente americano,
en particular en América latina: 19 se encuentran en Brasil, 10 en México, 5 en Colombia, 4 en
Venezuela, 4 en Estados Unidos, 3 en Sudáfrica, 2 en Honduras y 1 en los siguientes países: El
Salvador, Guatemala y Jamaica. Ver: las 50 ciudades más peligrosas del mundo en 2014.
El panorama en México es difícil, con presencia de criminalidad considerada como tradicional, la
criminalidad mayormente conocida es el robo que alcanza el 60% de las conductas delictivas, sin
embargo, los delitos que compete su prevención e intervención a las autoridades federales como el
narcotráfico van en constante aumento. Dicha criminalidad tiene un eje central: el Narcotráfico.
En el aspecto cultural, se ha ido instalando una verdadera cultura del narco, que hoy es una forma de
vida, existen por ejemplo narco-corridos, música tradicional que explica este estilo de vida, hablando
del poder que produce narcotráfico y de las proezas de los narcotraficantes; así también los programas
de televisión y casi la totalidad de los medios de comunicación. Uno de los efectos finales más
lamentables es que hoy, no es infrecuente que las niñas y los niños digan que de grandes quieren ser
narcotraficantes o quien sr sicarios. De igual manera, para muchos de las y los jóvenes, su perspectiva
de vida exitosa es esta, vincularse al narcotráfico pues constituye un garante de acceso rápido y fácil
a bienes, satisfacciones, placer y poderío.
Se refiere al periodo de adolescencia como un momento de desarrollo humano que comprende entre
los 10 y 19 años (OMS 2020).
El concepto jurídico de niñez considera, que es niño aquel que está en un rango menor a los 12 años,
y por adolescente, el que está entre los 12 y 18 años (CNDH, 2018), aceptada y sugerida a nivel
internacional por la UNICEF comité español,2006.
La participación de los menores en conductas criminales con consecuencias graves ha sido tal. Que
el Estado (Sánchez-Galindo, 2017), se vio en la necesidad de crear centro de reclusión para ellos
(Bayron Guareño 2005), y que ha llevado un alza estadísticamente.
Según el último censo (2016) realizado en México por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
en México, en el año 2015, ingresaron 7.785 adolescentes a los sistemas carcelarios de las entidades
federativas.
En México, algunas escuelas han sido vulneradas por la criminalidad y la violencia, lo que genera una
dinámica inédita que impone a los colectivos escolares el desafío de desplegar una respuesta
pertinente con pocos referentes y pobres orientaciones. Y es que rara vez se reconocen las
consecuencias de la violencia vinculada al crimen organizado en los procesos de educación formal;
no es tema de interés para los analistas ni para quienes dictan la política pública al respecto. Además,
en el campo de la investigación educativa, la violencia escolar en general está referida al acoso entre
pares y se encuentra auto contenida en discursos que pronto se traducen en estrategias de atención
en una escala micro.
Algunas escuelas mexicanas han quedado atrapadas en el fuego cruzado de grupos antagónicos
(criminales frente a criminales, o criminales frente a fuerzas de seguridad), otras han sufrido amenazas
y extorsiones, y algunas más han atestiguado hechos de sangre en las inmediaciones del edificio
escolar, pero esta no es la única forma en que la violencia entra en la escuela (la primera fase de este
estudio fue publicada en Conde, 2011). La cultura de la calle, caracterizada por el desprecio y la burla
a lo que la escuela representa, y la normalización de la violencia tienen mayor capacidad de
penetración y conllevan graves consecuencias en la convivencia escolar, en el sentimiento de
seguridad de la comunidad educativa, así como en las condiciones para el aprendizaje. Rojas (2008,
p. 8) describe la cultura de la calle en relación con los significados, modos de vida, lenguaje,
valoraciones y formas de interacción de las pandillas. No se relaciona necesariamente con las
personas que viven y trabajan en la calle.
Una maestra confrontó a una pandilla que dentro de la escuela robaba a sus compañeros el dinero
que se les repartía de la cooperativa escolar. Cuando los enfrentó, uno de ellos le dijo: "Mira hija de la
chingada, te vas a morir, estás muerta". Otros maestros le recomendaron tomar en serio la amenaza,
ya que el último maestro que recibió una similar estuvo tres meses en cama por una golpiza de sus
alumnos. La maestra se cambió de escuela. Es comprensible que situaciones como estas debiliten la
autoridad de maestros y directivos, en particular cuando, además de la amenaza o la agresión, el
alumno se empodera gracias a la impunidad que prevalece en el entorno y, en ocasiones, al apoyo de
sus familias.
Cuando la escuela es atrapada por el miedo y por el sentimiento de inseguridad, maestros y directores
esperan algún tipo de intervención psicológica y de protección por parte de las autoridades, lo que en
ninguna de las escuelas estudiadas se encontró. Ante este vacío, se suspenden clases ante rumores,
amenazas y enfrentamientos en las inmediaciones, a pesar de que la Secretaría de Educación Pública
ofreció otras recomendaciones en el Manual de seguridad escolar (SEP, 2011) o ante la falta de
condiciones de seguridad, los maestros cumplen su horario en la sede de la supervisión escolar. Esta
vulnerabilidad provoca que los niveles de estrés y malestar profesional alcancen niveles críticos, pues
además de exponer su integridad física y su vida, los maestros tienen la responsabilidad de proteger
al alumnado.
El coronel José Herrera Chávez afirma que la medida es urgente porque de 2010 surgieron indicios
de adolescentes que pretenden emular a Edgar “N” quién es identificado por las autoridades como el
“Ponchis” detenido por militares en diciembre de 2010 tras ser acusado de pertenecer a una célula del
cártel de los Beltrán Leyva y de cometer por lo menos 5 asesinatos.
A partir del 2010 la presencia de alumnos violentos o con signos de ejercitar el bullying contra sus
compañeros se convirtió en tema de atención para Instituto de Educación Básica del Estado de
Morelos (IEBEM), y cuya directora de Educación Media y Normal Judhit Peña Flores, dio cuenta de
cuatro casos de agresión estudiantil, con el saldo de igual número de muertos.
"sabemos de dos casos en planteles de bachilleres en los municipios de Cuautla y Cuernavaca y uno
más en la secundaria 9 de la colonia Flores Magón, donde afuera de la escuela otro menor perdió la
vida”, informo Peña Flores. a ello se suma el deceso de un alumno en la secundaria dos, de la colonia
AltaVista en Cuernavaca.
BIBLIOGRAFIA:
Trabajos citados
(s.f.). Ver: las 50 ciudades más peligrosas del mundo en 2014.
oas.org. (s.f.).
Organizacion de los Estados Americanos y el Prograna de Naciones Unidas para el Desarrollo( OEA-PNUD),Nuestra
Democracia, Fonde de Cultura Econimica Mexico,. (s.f.). 182.
PNUD,Informe Regional de Desarrollo Humano, Seguridad Ciudadana con Rostro Humano,Diagnostico y Propuestas para
America Latina,pag.48. (2013-2014.).
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo(PUND),Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014.
Seguridad Ciudadana con Rostro Humano: Diagnostico y Propuestas para America Latina,pag.47. (s.f.). 47.