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MÓDULO 10:

EL PROCESO DE COACHING
EDUCATIVO.

1ª PARTE
El proceso de Coaching Educativo

INDICE

1 QUE ES COACHING Y QUE ES COACHING EDUCATIVO. ..................... 3

2 EL ACOMPAÑAMIENTO DEL COAH-EDUCADOR: ................................. 5

3 CAJA DE HERRAMIENTAS DEL COACH EDUCATIVO: .......................... 7

3.1 Presencia: ............................................................................................ 7

3.2 Escucha Consciente: .......................................................................... 8

3.3 Superar los juicios: ........................................................................... 10

3.4 Mente de principiante: ...................................................................... 11

3.5 Preguntas poderosas: ...................................................................... 11

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El proceso de Coaching Educativo

1 QUE ES COACHING Y QUE ES COACHING EDUCATIVO.

Definir el Coaching a veces se hace complicado por la multitud de


definiciones que se dan al respecto según las personas que lo ejercen,
según las instituciones que las dan, según el tipo de coaching que se lleva a
cabo, según quien hable. Pero a pesar de ello, hay una forma sencilla de
explicar que es el coaching:

El coaching es una conversación entre dos personas (coach y


coacheé) en el que el coach alienta a la reflexión al cocheé a través de
preguntas poderosas que le invita a tomar conciencia de cuáles son sus
motivaciones y sus límites. Decide así qué es lo que quiere y traza una
ruta para conseguirlo.

En el coaching el trabajo de indagación lo hace el cocheé. El coach hace de


acompañante a través de preguntas que le ayudan a enfocarse, a poner luz
en aspectos de lo que no era consciente o en los que no había centrado su
atención.

La pregunta es la linterna que ayuda al coach a dar luz al coacheé. Pero la


pregunta no está hecha para que sea contestada, si no que la pregunta está
hecha para invitar al cocheé a la reflexión, a explorar otros aspectos no
contemplados. Invita a abrir caminos, a enfocar direcciones.

El coaching educativo es un proceso en el que los educadores no solo


actúan como educadores, padres o profesores, sino como coach.

Cuando los que ejercen la labor de coach-educador son los padres, hemos
de tener claro que no vamos a tener la misma oportunidad que un coach y
dedicarle una hora completa a su cocheé, ya que es difícil que un hijo de 10
años o de 16 años, se siente una hora con su padre para llevar un proceso
de coaching.

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El proceso de Coaching Educativo

El coaching educativo ayuda a los educadores a tomar las herramientas


necesarias para que la comunicación con sus hijos o con sus alumnos, o
educandos sea eficaz y de pie a futuras conversaciones reales desde el ser.

El coaching educativo ayuda a los educadores a mirarse en el


espejo que son los niños, para poder cambiar aquellos aspectos que
ellos consideren necesarios en pro al bienestar personal, familiar o del
grupo.

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2 EL ACOMPAÑAMIENTO DEL COAH-EDUCADOR:

El coaching educativo, lo puede ejercer tanto:

El padre o madre hacia sus hijos.


Un profesor hacia sus alumnos.
El coach-educador hacia cualquier miembro de la familia (padres, niños
o adolescentes).

Es importante destacar que muchas veces los padres acuden a un coach


educador para que “le cambien” su hijo, bien porque no se entienden, o
porque el hijo tiene una conducta conflictiva, o por cualquier dificultad que
como padre quiere que se supere.

Los padres acuden al coach-educador para su hijo y no para ellos mismos.


En este momento es importante hacerle saber al padre la importancia de
acompañar el proceso de coaching de sus hijos, con sesiones propias
individualizadas, para así convertirse en el faro de luz que guie a sus hijos.

Esto se debe porque los hijos no son más que el reflejo de sus padres, la
mayoría de las veces los hijos lo que hacen es modelar a los padres tanto
en la gestión emocional como en las conductas asociadas a ellas.
Normalmente estas conductas de deben a emociones estancadas y mal
gestionadas que el niño ha ido aprendiendo a lo largo de la vida.

Es tan importante o más que los padres sigan su propio proceso


de profundización y cambio que sirva de auto indagación y modelo a
su hijo; así como el trabajo que se haga paralelamente con el hijo.

Como padre, el trabajo de padre-coach, es un trabajo 24 horas al día, 365


días al año. Es un trabajo de acompañamiento, de sostener a su hijo, de
guiar, actuar a la vez como padre y educador.

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Como padre-coach utilizamos todo nuestro saber para llevar a nuestro hijo
de la mano y enseñarle el camino. Le guiaremos en su andar, pero será
nuestro hijo el que tenga que dar sus propios pasos.

Lo mismo pasa con el profesor que ejerce de coach con sus alumnos. Deja
de ser un profesor que solo enseña la materia o lo que dice el curriculum. El
profesor que ejerce de coach, antes ha tenido que desplegar su propio
proceso de indagación personal y cambio, para vivir, trabajar y educar
desde el Ser. Acompañando a sus alumnos en sus propios procesos de
indagación y cambio.

Este proceso no solo se tiene que dar one to one, entre profesor-alumno.
Este proceso se puede llevar también a cabo en las horas lectivas, mientras
explica y da la materia. La diferencia con otro profesor está en el “desde
dónde” explica la clase, es el “estar consciente” de lo que hace, de lo que
pasa, de lo que dice, lo que siente. Es ir sembrando semillas en cada uno
de sus alumnos, que tarde o temprano germinaran y darán sus frutos.

Para poder llevar a cabo este acompañamiento es necesario disponer de


una caja de herramientas sin la cual no podríamos desarrollar nuestro
trabajo.

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3 CAJA DE HERRAMIENTAS DEL COACH EDUCATIVO:

3.1 Presencia:

La presencia no es más que estar en lo que estás con los 5 sentidos.

Si estamos presentes no estamos divagando, ni saltando del pasado al


futuro, si no que tenemos nuestro diálogo interno sosegado. Es desde esta
presencia donde podemos ejercer nuestro papel de coach.

Si estamos con nuestros hijos, alumnos o educandos estamos con ellos. No


estamos dándole vueltas a un problema o esperando una llamada, o
pensando que decir, o pendiente del partido de la tele. Estamos con ellos en
cuerpo y alma, entregado a nuestra labor de educador y de coach.

Desde esta presencia podremos desplegar todas las demás herramientas


que necesitamos para llevar a cabo el proceso de coaching.

Si no estamos presente, si divagamos, si vamos y venimos, si nos


atormenta nuestro diálogo interno, nuestras inseguridades, nuestros juicios.
Si nuestro ego se pone por delante, impidiéndonos presenciar la perspectiva
de lo que ES, no podremos ejercer nuestra labor de acompañar, por lo que
seguramente:

Como coach no habremos avanzado en el proceso con nuestro cliente.


Como educador, hemos podido echar a perder una gran oportunidad
para que el niño brille con su propia luz.

La presencia se entrena con la atención plena, tomando conciencia


de nuestros pensamientos y dejándolos ir.

Es importante para estar presente y vivir en el presente: no aferrarnos a los


pensamientos, no forzarnos a soltarlos, no enjuiciarnos por tenerlos.
Simplemente es estar atento para vivir la experiencia de lo que haces en el
momento que lo haces.

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Estar presente es un trabajo de entrenamiento, ya que estamos


acostumbrados al automatismo.

Una forma de volver al presente, al aquí y al ahora: es el cuerpo, prestar


atención a la respiración, prestar atención a cualquier parte del cuerpo, a las
piernas, si las tienes tensionadas o no, a que partes del cuerpo sientes
tensión, etc.

3.2 Escucha Consciente:

La escucha consciente transciende a la escucha activa, es una escucha 360


grados, que envuelve al coach y al cocheé.

Para la escucha consciente es necesario una previa preparación, una


disposición, para ello preparamos la sala o el lugar donde vamos a tener la
conversación, si tenemos oportunidad podemos hacer algunos ejercicios de
relajación para acallar nuestro dialogo interno y traer nuestra presencia.

La escucha consciente es una escucha libre de juicios en el que


activamos todo nuestro ser.

Escuchamos con nuestros oídos, con nuestros ojos, con nuestras manos,
con nuestras células, con todo nuestro cuerpo. Y no solo escuchamos lo
que nos dicen a través de las palabras y del tono de voz, sino a través de
los gestos, de la mirada, del cuerpo, de las células. ¡Todo habla! y nos da
información sobre lo que nos dicen conscientemente y sobre lo que nos dice
inconscientemente, a través de su cuerpo.

Este tipo de escucha consciente no implica solamente escuchar al cliente o


al hijo, o alumno si no que implica también una escucha hacia dentro. Lo
que quiere decir que mientras escuchamos a nuestro cliente, hijo o alumno
estamos atento a que pensamientos, emociones y sensaciones surgen
dentro de nosotros, mientras el otro se expresa, esto nos ayudará a
observar qué pensamientos, emociones o sensaciones propias pueden
distorsionar el proceso de coaching. Para evitar dicha distorsión es

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importante poner todos estos pensamientos, emociones o sensaciones un


paso atrás, quitándole protagonismo. Aunque tomando consciencia de lo
que acontece, para así sumergirse en el proceso de escucha de lo que nos
están contando.

En el proceso de escucha consciente es importante observar


“desde donde” escuchas.

Para ello es fundamental tomar conciencia del “para qué” escuchamos.


Existen multitud de “para qué” escuchamos:

Para acoger.
Para comprender.
Para defender una idea.
Para ser útil al crecimiento del otro, etc.

Pueden convivir varios en una misma conversación, es importante tomar


conciencia de ellos, para saber desde que lugar estás llevando la
conversación, para conocer “desde dónde” escuchas.

Dentro de una sesión de coaching entre el coach y el cocheé es más fácil


estar centrado y preparado para este tipo de escucha consciente. Pero
cuando ejercemos como padre-coach es más difícil, ya que las
interferencias existen, el hermano mayor o menor que interrumpe, el
teléfono que suena, el lugar, los ruidos, la espontaneidad con la que
aparecen estos momentos.

Por lo tanto, para tener una escucha consciente con tu cliente, alumno o
educador es fundamental sacar todas nuestras perturbaciones internas.
Esto lo podemos hacer respirando 3 veces abdominalmente. Te ayudará a
traerte al aquí y al ahora, para iniciar esta escucha consciente que se
requiere. Además el niño aprenderá esta forma de atender al otro.

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3.3 Superar los juicios:

Estamos muy acostumbrados a utilizar el juicio. A enjuiciar cualquier cosa


que nos dicen. Esto no es más que poner una etiqueta a algo desde
nuestros valores y sistema de creencias. También nos enjuiciarnos a
nosotros mismos, desde nuestro diálogo interno.

En un proceso de coaching incorporamos el juicio cuando


traducimos lo que nos dicen desde nuestro mapa.

Las personas sienten y valoran lo que les suceden desde su propio mapa
del mundo, desde su propio sistema de creencias y valores, que se han ido
forjando desde la más tierna infancia. Y el coach ha de respetar y valorar
esa visión propia que tiene la persona, su cliente. Ha de valorar desde el
mapa de su cocheé y no desde su propio mapa.

Es fundamental escuchar sin juicios y desde el mapa de la otra


persona.

Llegado a este punto debemos abandonar los juicios y el significado que yo


le doy a lo que la otra persona está diciendo, ya que entonces estoy tiñendo
su realidad con la mía. A esto se llega indagando en sus emociones, en sus
opiniones, en sus posibles soluciones y no en las nuestras.

Esto sucede cuando por ejemplo un niño nos cuenta que se quiere comprar
una moto y nosotros entramos a valorar su peligrosidad, o su precio, desde
nuestro mapa.

Como educador es más difícil no enjuiciar y no teñir nuestra realidad con la


del niño, ya que las líneas que las separan son muy finas. Pero hemos de
hacer todo lo posible para conseguirlo, ya que así entenderemos realmente
a nuestro hijo, alumno o a nuestro cocheé pudiéndole así acompañar en su
proceso.

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Esto conlleva trabajar con la mente de principiante.

3.4 Mente de principiante:

Cada encuentro con nuestro cocheé o con nuestro hijo o alumno es una
oportunidad única y así lo hemos de vivir, dejando atrás nuestras
perspectivas, nuestras vivencias similares, nuestras anticipaciones.

En casa sesión o en cada conversación, nos pondremos el sombrero de


“mente de principiante”. Y actuaremos sin condicionantes, escuchando a
nuestro hijo, alumno o a nuestro cocheé como si fuera la primera vez que lo
hacemos.

Dejaremos atrás lo que haya pasado en encuentros anteriores para atender


a su aquí y ahora, a su realidad, a sus emociones, a sus circunstancias
personales. Y desde nuestra mente de principiante abordaremos y
profundizaremos en lo que nos dice.

3.5 Preguntas poderosas:

Las preguntas poderosas son importante para poder sacar a la luz aquello
que está oculto en la sombra y para que tanto el coach-educador como el
hijo, alumno o cocheé vayan tomando perspectiva.

A través de nuestras preguntas nos convertimos en linternas y vamos dando


luz y perspectivas para que nuestro hijo, alumno o nuestro cocheé vaya
haciendo su propia toma de conciencia.

Cuando hablamos de dar luz, podemos enfocar a diferentes sitios, según lo


que queramos indagar o iluminar.

Las preguntas han de ser:

Abiertas, ya que así nos permite reflexionar sobre lo que nos han
preguntado.
Breves, centradas en lo que queremos saber.
Constructivas y neutrales, fuera de cualquier ironía o sarcasmo.

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Existen diferentes enfoques:

Enfocar hacia arriba:


Buscando una visión general, una mayor perspectiva. Esto lo
podemos hacer para indagar si lo que nos está describiendo tiene la
raíz en algo más amplio a la descripción del hecho en sí mismo.

Enfocar hacia abajo:


Buscamos el detalle, profundizaremos para conocer los detalles. Esto
lo podemos hacer preguntando a través de las respuesta que nos da
nuestro interlocutor, para así conocer los detalles sobre lo que
sucede y en qué momento. Esto nos ayuda a aclarar que es lo que
pasa exactamente.

Enfocar hacia los lados:


Buscamos comparar lo que nos cuenta en otros contextos similares.
Esto lo hacemos para saber si lo que le ocurre, solo es en esta
situación o le ocurre en otras circunstancias.

Ejemplo: “No quiero ir más a clase de piano”,

Si enfocamos hacia arriba:

Buscaremos una mayor visión, preguntaremos sobre las clases de piano en


general:

- Coach: “¿Que te hace pensar que no quieres ir más a clase de piano?”.

- Niño: “Me aburro”.

Si enfocamos hacia abajo:

Buscaremos el detalle, preguntaremos sobre la clase de piano de ese día:

- Coach: “¿Que ha pasado en clase de piano para que te aburras?

- Niño: Nada, en general me aburre ir a piano.

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Si enfocamos lateralmente:

Buscamos saber si esto le pasa solo en esta circunstancia o contexto, o le


pasa en más circunstancias.

- Coach: ¿Dónde más te aburres?

- Niño: “No sé, también me aburro en clase de lenguaje y en general en


todas, aunque menos”

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